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Poco sabe del entendimiento quien ignora que no solo es la más elevada facultad del alma, sino también aquella
cuyo ejercicio entrega mayor y más constante placer.
El entendimiento es como el ojo, el cual juzga de los objetos solo por su propio mirar … cuando tal persona pone
a trabajar su propio entendimiento para buscar y seguir la verdad, no dejará de sentir el placer del cazador,
cualquiera sea la presa que logre.
- Cuando se trata de una noción novedosa, es preciso examinarla por todos lados.
El tratado tiene por finalidad ser útil es expresado de manera fácil, para que sea inteligible
para el mayor número de personas.
De las ideas:
De la solidez:
- Idea: todo aquello que la mente percibe en sí misma, o todo aquello que es el objeto
inmediato de percepción, den pensamiento o de entendimiento.
- Cualidad: la potencia para producir cualquier idea en la mente reside en el objeto.
- Cualidades primarias: las cualidades en los cuerpos son, primero aquellas enteramente
inseparables de la materia, cualquiera sea el estado en que se encuentre.
o a esas cualidades las llamo cualidades originarias o primarias de la materia, las
cuales producen en nosotros las ideas simples de:
solidez
extensión
forma
movimiento
reposo
número
- Cualidades secundarias: son cualidades tales que en verdad no son nada en los objetos
mismos, sino potencias para producir en nosotros diversas sensaciones por medio de
cualidades primarias:
Colores
Sonidos
Sabores
La premisa de este razonamiento es verdadera. Pero no se sigue de eso que esté fuera de lugar,
como sostiene Alexander, evaluar sus premisas, argumentos e inferencias, en el contexto de
justificación.
¿Cómo divulga el empirismo las teorías científicas paradigmáticas? Buscando describir el impacto
que ellas tienen en la concepción global del mundo y el lugar que en el corresponde a los seres
humanos.
Tal tarea supone la evaluación critica tanto de las premisas de las teorías como la identificación
de sus consecuencias para la referida concepción global.
Mackie sostiene que la distinción entre las cualidades primarias y las cualidades secundarias está
basada, parcialmente, aunque no por completo, en la física. Esta distinción sería un tópico de la
física del siglo xvii, que tuvo significado filosófico entonces y que lo sigue teniendo en el siglo
xx.
La interpretación de Mackie contiene un error de envergadura que empaña sus méritos. La frase
con la cual Locke define las cualidades primarias habla de la materia en general y no de un cuerpo
en particular. Este es el error de la interpretación de Mackie.
Mackie cayó en este error quizá por olvidar la distancia que media entre la forma gramatical y la
forma lógica de las proposiciones.
Locke no podría estar hablando de las cualidades primarias de un cuerpo especifico cuando
sostiene que las cualidades primarias son la que “el cuerpo” conserva en todos sus estados.
En términos de Mackie, para Locke las cualidades primarias serían las que un cuerpo especifico
conservaría en todos sus estados. Por su errónea identificación de la materia con un cuerpo,
Mackie objeta a Locke diciendo que las formas y tamaños determinados, así como las demás de
una cosa material son tan alterables como su color determinado.
Locke no buscaba distinguir entre las cualidades primarias y secundarias de cada cuerpo material,
sino, por el contrario, distinguir dos tipos de cualidades de la materia en general.
La mera discusión precedente es una ilustración más de la viabilidad y el interés de debates acerca
de la teoría corpuscular de la materia en el contexto de justificación.
Line de interpretación inaugurada por Berkeley, Locke cometería un error categorial, esto es
compara cosas de distinta naturaleza, en este caso, ideas o experiencias, todas las cuales están en
la mente, con cualidades, todas las cuales están en los cuerpos o, si se prefiere, en la materia.
- Tesis de Orellana: sí es posible defender la tesis del parecido de Locke:
Locke no pretende comparar ideas con cualidades, su intención es, contrastar el comportamiento
de las ideas o experiencias asociadas con las cualidades primarias como un todo con las ideas o
experiencias asociadas con las cualidades secundarias como un todo.
Es una comparación entre dos clases de experiencias, esto es, entre cosas de una misma
naturaleza o tipo.
Sí la teoría corpuscular de la materia fuera correcta, sería imposible percibir las cualidades
secundarias. Al pasar al nivel microscópico, las ideas o experiencias asociadas a las cualidades
secundarias desaparecerían, al menos en sus modalidades habituales. Y, por tanto, las ideas o
experiencias asociadas a las cualidades secundarias a nivel macroscópico no tendrían ideas o
experiencias a las cuales parecerse en el nivel microscópico, por la sencilla razón de que estas no
existirían.
Pudiera objetarse a esta conclusión que, si bien no es posible acceder a las cualidades secundarias
a nivel microscópico mediante las modalidades habituales de la percepción, sí sería posible
hacerlo por medio del tacto. Esta observación no refuta la tesis del parecido.
La situación es completamente distinta respecto de las cualidades primarias. Todas las esferas,
sin importar su tamaño, se nos presentan como esferas de una manera determinada por la
modalidad sensorial en cuestión. Si tuviéramos ojos más sensibles podríamos ver más y mejor.
Pero esta mejoría tiene un límite, y este está impuesto por la teoría corpuscular de la materia.
Según Locke, si la teoría corpuscular de la materia fuera correcta, entonces los ojos son por
necesidad macroscópicos.
Los cuerpos materiales, aun si son partículas o corpúsculos, tienen cualidades primarias. Y esto
explica por qué, según se sostuvo hace un momento, las cualidades primarias de las partículas
serían accesibles mediante la modalidad sensorial táctil.
Mientras las ideas o la experiencia táctil de una esfera macroscópica se parecerían a la de una
esfera microscópica, tal cosa no ocurriría con las ideas o experiencias asociadas con las cualidades
secundarias.
Podemos decir que, si las ideas de las cualidades primarias sí se parecen a las cualidades primarias
que están, como sostiene Locke, en los cuerpos. Sin importar si están en el nivel macroscópico
o en el microscópico, el tipo de experiencia asociado con las cualidades primarias es el mismo.
Existe una conexión conceptual entre el mundo material, la percepción sensorial y la posibilidad
de la autoconciencia. Llamemos sentido primario a toda modalidad de la percepción que sea
capaz de soportar pensamiento auto-consiente y sentido secundario a los que no serían por sí
solos suficientes para tales propósitos.
Todas las modalidades sensoriales serian variantes del tacto, esta conclusión, por cierto, es la
cara epistemológica del supuesto físico o metafísico básico de la teoría corpuscular de la materia:
que los corpúsculos o partículas solo actúan por impulso, es decir, golpeándose unos a otros.
La gran ventaja de las ciencias matemáticas sobre las ciencias morales, es que las ideas de las
ciencias matemáticas al ser sensibles, son siempre claras y precisas, la mínima distinción entre
ellas es inmediatamente perceptible, y los mismos términos expresan siempre las mismas ideas,
sin ambigüedad ni variación.
Las impresiones más sutiles de la mente, las operaciones del entendimiento, las múltiples
alteraciones que las pasiones provocan, aunque en efecto distintas en sí mismas, fácilmente se
nos escapan cuando la reflexión las examina.
Sin embargo, si se observa con mayor atención sus ventajas y desventajas casi se compensan, y
acaban reduciéndose a una simple situación de igualdad.
Si bien las ideas morales, a falta de un cuidado extremo, son propensas a caerse en la oscuridad
y confusión, sus inferencias resultan siempre mucho más cortas, y los pasos intermedios, muchos
menos numerosos que los de las ciencias.
El principal obstáculo, por tanto, a nuestro avance en las ciencias morales o en la metafísica
radica en la oscuridad de sus ideas y en la ambigüedad de sus términos.
No hay en metafísica ideas mas oscuras e inciertas que las de poder, fuerza, energía o conexión
necesaria. Objetivo del autor verificar la posibilidad de encontrar un significado preciso a
esos términos.
Ppio. Todas nuestras ideas no son más que copias de nuestras impresiones.
Nos es imposible pensar en algo que previamente no hayamos sentido.
Las impresiones o sentimientos originales (de los cuales son copia las ideas) son fuertes y
perceptibles. No admiten ni la más pequeña ambigüedad. No solo se colocan ellas mismas a
plena luz, pueden arrojar luz también sobre sus correspondientes ideas. De tal forma que, en las
ciencias morales, las ideas más simples y diminutas se puedan agrandar tanto como para que
cagan fácilmente bajo nuestra aprensión.
Para conocerle del todo una idea, deberemos examinar su impresión, y para encontrar con mayor
certeza su impresión, es preciso buscarla en todas las fuentes de las que pueda tal vez derivarse.
- Respecto a la causalidad.
A través del examen externo, nunca podremos descubrir un solo caso de poder o conexión
necesaria alguna, ni cualidad que ligue el efecto a la causa, como consecuencia infalible. Pero si
el poder o energía de alguna causa se dejara descubrir por la mente podríamos prever el efecto,
incluso sin tener experiencia alguna.
En realidad, no hay parcela alguna de materia que, por sus cualidades sensibles, permita descubrir
cualquier poder o energía, o darnos pie a imaginar que pudiera producir algo, o ser seguida por
algún otro objeto que pudiéramos denominar su efecto.
La escena del universo se encuentra en continua agitación y un objeto sigue a otro en una
sucesión ininterrumpida; pero el poder o fuerza que mueve a toda la maquina se nos oculta por
completo y no se muestra en ninguna de las cualidades sensibles del cuerpo.
Ya que los objetos externos no nos ofrecen ninguna idea de poder o conexión necesaria, veamos
si esta idea se deriva de la reflexión sobre las operaciones de nuestras propias mentes y si es copia
de una impresión interna.
Se puede decir que en todo momento somos conscientes del poder interno, al sentir, por el
simple dominio de nuestra voluntad, podemos mover los órganos de nuestro cuerpo o dirigir las
facultades de nuestra mente.
Respecto a la volición sobre los órganos del cuerpo, esta influencia, como podemos observar, se
llega a conocer solo por experiencia. Y de que el movimiento de nuestro cuerpo sigue las ordenes
de nuestra voluntad somos solo conscientes, pues estamos lejos de saber los medios a través de
los cuales esto sucede.
Pues, en primer lugar, hay en toda la naturaleza algún principio más misterioso que la unión del
alma con el cuerpo. En segundo lugar, no somos capaces de mover todos los órganos del cuerpo
con plena autoridad. En tercer lugar, aprendemos de la anatomía, que el objeto inmediato del
poder en el movimiento voluntario no es el miembro mismo que se mueve, sino ciertos
músculos, nervios, quizá algo más diminuto y desconocido.
Podemos concluir que nuestra idea de poder no se copia de ningún sentimiento o consciencia
de poder interno en que nos movamos.
La mayor parte de la humanidad, por largo habito, suponen percibir justo la fuerza o energía de
la causa gracias a la cual esta se conecta con su efecto y alcanza siempre la infalibilidad de su
operación. Sin embargo, los filósofos que llevan su escrutinio un poco más lejos, de inmediato
perciben que, hasta en los sucesos más familiares, la energía de la causa es tan ininteligible como
en los más inusuales, y que únicamente aprendemos por experiencia la conjunción frecuente de
objetos, sin ser capaces de captar nada parecido a la conexión de ellos.
Sucumbiendo algunos filósofos a los principios del vulgo, concluyen que la deidad es la causa
inmediata de la unión entre cuerpo y alma, que la volición está determinada por nuestro hacedor,
que nuestra concepción de las ideas no es más que revelación. Así de acuerdo con estos filósofos,
todo está lleno de dios.
En primer lugar, me parece que esta teoría de la energía y la actividad universales del ser supremo
es demasiado atrevida para lograr alguna vez convencer con ella a un hombre que estuviese
suficientemente enterado de la debilidad de la razón humana y de los estrechos límites en los
que se encuentra confinada en todas sus operaciones. Aunque podemos jactarnos de que somos
guiados en cada paso que damos, por cierta índole de verosimilitud y experiencia, podemos estar
seguros de que tal experiencia fantástica no posee autoridad alguna cuando la aplicamos a
materias que caen enteramente fuera de la esfera de la experiencia.
En segundo lugar, no percibo fuerza alguna en los argumentos en que se funda esta teoría.
Ignoramos la forma en que los cuerpos interactúan entre sí, por la tanto, ignoramos así mismo
la forma en la cual mente suprema opera sobre sí mismo o sobre nuestros cuerpos. Si nuestra
ignorancia fuera, una buena razón para rechazar cualquier cosa, seriamos llevados hacia ese
principio que niega toda energía, tanto al ser supremo como la más grosera materia.
No hay en toda la naturaleza, ni un caso de conexión que podamos concebir, pues no hemos
podido tener idea de lo que se presenta tanto a nuestros sentidos externos como internos.
Sin embargo, cuando un tipo particular de suceso siempre se ha dado conjuntado con otro en
todos los casos, no podemos tener muchos reparos en predecir uno a partir de la aparición del
otro. Suponemos que hay alguna conexión necesaria ente ellos.
Parece, entonces que esta idea de conexión necesaria entre sucesos se origina por acumulación
de casos similares ocurridos. Sin embargo, no hay diferencia entre lo que ocurre con una
acumulación de casos y un caso aislado, excepto que después de una repetición de casos
similares, la mente es conducida por habito, tras la aparición de un suceso, a esperar la de su
acompañante habitual.
Esta conexión, esta transición habitual desde un objeto a su acompañante usual, es el sentimiento
o impresión a partir del cual nos formamos la idea de poder o conexión necesaria. Esta es la
única diferencia entre un caso, del cual no podemos obtener la idea de conexión y una
acumulación de casos que si la permite.
Lo único que ha cambiado para que se dé lugar a esta idea es un sentimiento de que los sucesos
están conectados, por tanto, esta conexión reside en nuestro pensamiento, en nuestra
imaginación.
Nuestros pensamientos e investigaciones se entregan siempre a esta relación, y aun así, tan
imperfecta, es imposible ofrecer una definición precisa de causa.
Conforme a esta experiencia podemos definir la causa como; un objeto seguido de otro, donde
todos los objetos similares al primero son seguidos de objetos similares al segundo. La aparición
de una causa transporta siempre la mente, por transición habitual, a la idea de efecto. Otra
definición; es un objeto seguido de otro, cuya aparición siempre conduce el pensamiento hacia
ese otro. Ambas definiciones son extraídas de circunstancias ajenas a la causa, no podemos lograr
una definición más precisa.
Podemos considerar la relación causa y efecto bajo cualquiera de estos dos enfoques, pero, más
allá, ni una sola idea de ella tenemos.
En síntesis:
Kant
ESQUEMA DE LA ARGUMENTACIÓN
I. Punto de partida: Hay juicios sintéticos a priori sobre el espacio y el tiempo. (Existe la
matemática pura).
II. Cuestión trascendental: ¿Cómo tiene que ser mi representación del espacio y del tiempo para
poder hacer sobre ellos juicios sintéticos a priori?
III. Solución: 1. El carácter a priori de tales juicios solo se explica si del espacio y el tiempo
tenemos una representación a priori, no empírica. 2. El carácter sintético de tales juicios solo se
explica si del espacio y el tiempo tenemos una intuición, no un concepto.
IV. Consecuencias: 1. El espacio y el tiempo, en tanto que intuiciones puras, solo pueden ser
formas de la sensibilidad, es decir, algo subjetivo e ideal. 2. Las cosas tal como se me dan (como
phaenomena) no son tal como son en sí mismas (como noumena).
ESQUEMA DE LA ARGUMENTACIÓN
― en sentido formal (como totalidad de las reglas de una experiencia posible): es posible
mediante la propiedad de nuestro entendimiento de pensar mediante reglas. (Cf. Kant, Crítica
de la razón pura, A 64-292/B 89-349 y Prolegómenos, §§ 14-26)
De estas propiedades de nuestra sensibilidad de nuestro entendimiento no cabe dar ulterior
razón, porque sin ellas es imposible la experiencia y el pensamiento.
2. Según esta respuesta, la posibilidad de la experiencia en general es lo mismo que las leyes
universales de la Naturaleza. Pero, ¿cómo es posible esta concordancia?
a) Las leyes se toman de la Naturaleza por medio de la experiencia (lo cual, según Kant, se
contradice a sí mismo).
b) La Naturaleza se deriva de las leyes de la posibilidad de la experiencia en general y es lo mismo
que la mera legalidad universal de la última. Es decir, el entendimiento prescribe sus leyes a la
naturaleza. (Sistema de epigénesis de la razón pura, KANT)
c) Solución intermedia: las leyes de la Naturaleza han sido puestas originariamente en nosotros
por nuestro Creador (lo cual, según Kant, no puede justificarse). (Sistema de epigénesis de la
razón pura, Crusius)] (Cf. Kant. Crítica de la razón pura, B 166-168).
¿Que entiende Kant por metafísica? En la obra de Kant aparecen 4 sentidos fundamentales de
metafísica: