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EL PAPEL DE LAS

AMPAS Y LAS
FAMILIAS ANTE
LA PREVENCIÓN
DEL CONSUMO
DE DROGAS
Trabajando por una
sociedad más proactiva
y preventiva

Financiado por:

confederación española de asociaciones de padres y madres de alumnos


Puerta del Sol, 4 y 6º A y 28013 MADRID y Teléfono 91 701 47 10 y Fax 91 521 73 92
Email: ceapa@ceapa.es y www.ceapa.es confederación española de asociaciones de padres y madres de alumnos
EL PAPEL DE LAS AMPAS Y LAS FAMILIAS ANTE
LA PREVENCIÓN DEL CONSUMO DE DROGAS
Trabajando por una sociedad más proactiva y preventiva

confederación española de asociaciones de padres y madres de alumnos


Autoría:
Asociación Vagabundo
Javier Martín Nieto

Ilustraciones:
Isidre Monés Pons

Coordinan:
Jesús María Sánchez Herrero
Nuria Buscató Cancho
Isabel Bellver Vázquez-Dodero

Edita:
CEAPA
Puerta del Sol, 4 - 6º A
28013 MADRID

Primera edición:
Mayo 2013

Maquetación:
IO Sistemas de Comunicación

Imprime:
IO Sistemas de Comunicación
Enrique Granados, 24
28523 MADRID

JUNTA DIRECTIVA DE CEAPA:


Jesús Mª Sánchez Herrero, Jesús Salido Navarro, Nuria Buscató Cancho, Eusebio Dorta González,
Juan Manuel Jiménez Lacalle, José Pascual Molinero Casinos, Elena González Fernández, Carmen
Aguado Cabellos, Nieves Natalia García Pérez, Juan Antonio Vilches Vázquez, José Luis Lupiañez
Salanova, Emilia Ruiz Acitores, Silvia Caravaca Mesalles, Mustafá Mohamed Mustafá, Ascensión
Pinto Serrano, Lois Uxio Taboada Arribe, José Luis Pazos Jiménez, Andrés Pascual Garrido
Alfonso, Virginia Pelluz Huertas, Petra Angeles Palacios Cuesta, Ana Moya Díaz.
Índice
¿Qué es prevenir? 5

Las drogas una responsabilidad compartida 6

El enorme poder de las AMPAS y las familias


para prevenir el consumo de drogas 7

El papel de las ampas ante la prevención 8

El papel de la familia ante la prevención 26


EL PAPEL DE LAS AMPAS Y LAS FAMILIAS ANTE LA PREVENCIÓN DEL CONSUMO DE DROGAS

¿Qué es prevenir?
Prevenir es ejercer un control sobre el contexto, sobre las causas, llevando a cabo ac-
tividades que reduzcan las posibilidades de que aparezca el daño o el problema que
nos preocupa. En definitiva, se trata de actuar antes, para reducir las consecuencias y
no tener que actuar solamente sobre el síntoma.

Por ejemplo, si pensamos en cómo podemos prevenir enfermedades ligadas al so-


brepeso es muy fácil visualizar en qué consiste la prevención. Nuestra medicina ac-
túa prioritariamente sobre el síntoma. Cuando una persona obesa tiene un problema
cardiaco se interviene para paliar la artería obstruida o el problema concreto que
haya surgido. Pero, en realidad, la medicina ya lleva varios años incidiendo que la
salud no es solo ausencia de enfermedad sino que se trata de una actitud preventiva
y proactiva por parte de la persona que a través de sus hábitos de alimentación o
su actividad deportiva puede mantenerse sana y prevenir así enfermedades futuras
asociadas con malos hábitos.

Por eso, cuando hablamos del consumo de drogas debemos abandonar el modelo
reduccionista que solo quiere intervenir sobre el síntoma de las mismas. Por ejem-
plo, cuando nos referimos solo a la labor policial, a los correctivos sobre las personas
que venden drogas, a sanciones al alumnado que fuma en el colegio, o, en el ámbito
familiar, a intervenir solo con el castigo cuando vemos que nuestro hijo o hija ha con-
sumido alcohol u otras drogas.

Estas medidas son necesarias, muy necesarias, pero las más importantes tienen que
ver en cómo todos los agentes sociales aportamos nuestro grano de arena para que
las drogas no sean necesarias para aquellas personas que han decidido consumirlas.
A diferencia de la salud, donde es principalmente la persona la que debe tener una
actitud preventiva y proactiva, en el tema de las drogas es la sociedad en general,

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Trabajando por una sociedad más proactiva y preventiva

y muy especialmente las familias y las escuelas, las que deben mostrar una actitud
sólida no ya como individuos sino como grupos sociales.

Este encarte tiene como objetivo concienciar a las familias sobre su papel en la preven-
ción y aportar algunas pistas sobre cómo pueden llevar a cabo acciones preventivas.

Hablar de prevención de drogas es complejo, porque las causas que empujan a las
personas a crearse dependencias y a buscar soluciones a sus problemas personales en
las drogas son también complejas. Podemos encontrar multitud de factores que impul-
san a un consumo problemático de las drogas. Desde la necesidad de protagonismo y
rebeldía de un adolescente, la incapacidad para enfrentarse a sus compromisos o frus-
traciones de un adulto, la intención de escapar de su situación social de un marginado
social, la pretensión de encontrar una solución al estrés de un trabajador, la búsque-
da de identidad de grupo de los jóvenes alrededor del botellón, etc. En definitiva, las
drogas son un problema multifactorial que, por lo tanto, no se puede solucionar con
gestos aislados o acciones puntuales sino con la confluencia de acciones de todos los
agentes sociales y, por supuesto, con el protagonismo de las familias.

En este encarte vamos a intentar aportar una mirada abierta que nos dé una visión
global sobre lo que las familias y las AMPAs pueden llevar a cabo para ser agentes
preventivos.

Las drogas una responsabilidad compartida


Antes de continuar, nos gustaría aclarar que la responsabilidad de prevenir el consu-
mo de drogas es un tema que nos atañe a todos y todas. No solo a la familia y a la es-
cuela sino también a nuestros responsables políticos, a los profesionales de la salud,
a las estrategias económicas, judiciales y administrativas ante los movimientos de
capitales asociados al narcotráfico, a los jueces y fiscales, a las fuerzas de seguridad

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EL PAPEL DE LAS AMPAS Y LAS FAMILIAS ANTE LA PREVENCIÓN DEL CONSUMO DE DROGAS

del estado, a los banqueros, a las entidades hosteleras, a los vecinos de un Centro
de Atención a Drogodependientes, a los responsables del Fondo Monetario Interna-
cional, a los técnicos de Servicios Sociales, a los recursos de atención a la Infancia,
a las empresas tabaqueras, alcoholeras y farmacéuticas, etc. Todos ellos tienen que
ver con la realidad de las drogas y las drogodependencias en nuestra sociedad, todos
ellos son agentes que pueden actuar preventiva o nocivamente, reducir o ampliar los
daños que las drogas pueden originar.

Si en este encarte no mencionamos a otros actores no es porque los olvidemos o los


excluyamos de la génesis de soluciones sino porque deseamos centrarnos en los cam-
pos desde los que los padres y madres podemos actuar con mayor eficacia y utilidad.

El enorme poder de las AMPAS y las familias


para prevenir el consumo de drogas
Las AMPAs son asociaciones familiares que desarrollan su actividad dentro de los es-
pacios escolares. Por ello, tienen una gran capacidad de actuación como mediadoras
hacia los colectivos que representan y hacia la infancia y la adolescencia.

Como asociaciones de padres y madres participantes en la dinámica de los centros


escolares, aportan sus iniciativas a la promoción de programas sobre educación para
la salud, pudiendo ayudar a que la educación para la prevención del consumo de
drogas sea parte más integral de la educación y a que los planes de prevención estén
presentes en todas las etapas del proceso educativo.

Y, como representantes de los padres y madres del alumnado del centro, pueden
influir en la capacidad preventiva de las familias ofreciéndolas información y forma-
ción a través de cursos, campañas, escuelas de padres y madres, etc.

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Trabajando por una sociedad más proactiva y preventiva

Desde este doble rol como padres y madres de familias, y como participantes activos
en la comunidad escolar, los padres y madres de las AMPAs son un colectivo con un
gran potencial para actuar como promotores de actividades preventivas del consu-
mo de drogas desde los dos ámbitos: el escolar y el familiar.

Partiendo de esta capacidad queremos resaltar cuatro áreas desde donde las AMPAs
y las familias pueden ejercer una actividad preventiva privilegiada:

1. Las AMPAs y su participación en el centro: las actividades complementarias y


otras acciones en coparticipación con el centro.

2. Oferta de escuelas de padres y madres: programas de formación dirigidos a dotar


de competencias a los padres y madres como agentes preventivos de drogas.

3. Las AMPAs y su oferta de actividades extraescolares: el ocio educativo, e incom-


patible con el consumo de drogas, ofertado por las AMPAs.

4. El papel de la familia ante la prevención.

El papel de las ampaS ante la prevención

1º LAS AMPAS Y SU PARTICIPACIÓN EN EL CENTRO: LAS ACTIVIDADES


COMPLEMENTARIAS Y OTRAS ACCIONES EN COPARTICIPACIÓN CON
EL CENTRO

En el fenómeno de las drogodependencias se interrelacionan múltiples factores de


protección (autoestima, resistencia a la presión de grupo, autonomía, autocontrol,
etc). Todos estos factores se refuerzan a través del proceso madurativo de los hijos e

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EL PAPEL DE LAS AMPAS Y LAS FAMILIAS ANTE LA PREVENCIÓN DEL CONSUMO DE DROGAS

hijas. Por ello, es imprescindible la coherencia desde los principales agentes socia-
lizadores (familia, escuela ...) para lograr los objetivos de la prevención. Es necesario
que los padres y madres participen, no sólo trabajando en el ámbito de la familia,
sino también colaborando con el profesorado para hacer que los programas escola-
res sean más efectivos.

Es importante intervenir en edades lo más tempranas posibles. Las investigaciones


confirman que los hábitos y valores interiorizados en edades tempranas son más
sólidos y difíciles de cambiar. Por eso, es importante que las actividades preventivas
ofertadas por las AMPAs se dirijan principalmente a niños y niñas de los primeros
cursos de primaria.

La colaboración de los padres y madres en la escuela, participando en la educación


de los hijos e hijas y en la mejora de la institución escolar, es fundamental. Además,
es un derecho pero también es un deber que un padre o madre responsable no pue-
de desatender.

Para facilitarnos esta tarea nuestro sistema educativo prevé órganos y estructuras
institucionalizadas cuyo funcionamiento está previsto y regulado por leyes y regla-
mentos, principalmente:

♦♦ El Consejo Escolar: es el principal órgano de participación de los centros educa-


tivos, a través del cual los padres y madres pueden intervenir en el gobierno de
éstos.

♦♦ Las Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos: los padres y madres del cen-
tro pueden desarrollar proyectos a través de su asociación, mediar en el desa-
rrollo de los programas y trabajar en colaboración con la comunidad educativa.

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Trabajando por una sociedad más proactiva y preventiva

En este sentido, la legislación vigente reconoce el derecho de los padres y madres de


alumnos a asociarse en el ámbito educativo con los siguientes fines:

♦♦ Obtener ayuda en todo lo que concierne a la educación de los hijos e hijas.

♦♦ Colaborar en las actividades educativas de los centros.

♦♦ Participar en la gestión del centro.

Concretamente, en el ámbito de la prevención de las drogodependencias, las AMPAs


pueden suponer un importante recurso por:

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EL PAPEL DE LAS AMPAS Y LAS FAMILIAS ANTE LA PREVENCIÓN DEL CONSUMO DE DROGAS

♦♦ Realizar una labor coordinada con el profesorado, reforzando los mensajes pre-
ventivos.

♦♦ Ser un marco organizativo desde el que se pueden plantear actividades de for-


mación dirigidas a padres y madres del centro escolar.

♦♦ Colaborar con los equipos educativos en el desarrollo de actividades escolares o


extraescolares relacionadas con el tema transversal de educación para la salud.

♦♦ De una manera espontánea y no regulada, reunir informalmente a todos los sec-


tores de la comunidad educativa y crear grupos de trabajo para abordar proble-
mas concretos.

Estrategias que el AMPA puede llevar a cabo para promover la prevención del con-
sumo de drogas:

1. Realizar campañas. Uno de los aspectos más importantes de la prevención es


generar conciencia del problema en las familias y el alumnado. Muchos niños y
niñas, y también sus familias, necesitan ayuda para abordar el fenómeno de las
drogas pero no hacen la demanda. Es frecuente encontrarse chicos y chicas que
consumen de forma irresponsable, sobre todo en consumos de fin de semana, y
que están arriesgando sus vidas, por ejemplo, conduciendo bajos los efectos del
alcohol u otras drogas, o mezclando drogas cuyos efectos son nocivos, sin ninguna
conciencia del peligro que supone estas acciones. Por ello, es fundamental apro-
vechar los centros escolares para publicitar campañas de sensibilización donde
se informe de forma objetiva sobre los distintos tipos de drogas y sus consecuen-
cias para la salud y para la vida. Estas campañas deben diseñarse sobre la premisa
del “consumo responsable” y deben estar dirigidas principalmente a informar sin
reservas.

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Trabajando por una sociedad más proactiva y preventiva

Por otra parte, debe existir también una campaña específica dirigida a las familias
donde se ofrezcan pautas concretas sobre cómo actuar para fomentar un consumo
responsable en los hijos e hijas.

Para poder diseñar estas campañas podéis partir de materiales editados por la CEA-
PA (especialmente “Guía sobre drogas” editada por el Plan Nacional de drogas; y un
vídeo corto denominado “¿Y ahora qué?” editado por CEAPA; ambos materiales po-
déis encontrarlos en la página web: www.ceapa.es en los apartados de publicaciones
y vídeos).

2. Promover el desarrollo comunitario para poner en marcha proyectos conjuntos


de prevención. El AMPA puede ponerse en contacto con organizaciones, asocia-
ciones o instituciones de la zona que trabajen la prevención. Frecuentemente es-
tas organizaciones tienen ya en marcha algún tipo de red de asociaciones donde
ponen en común las acciones que llevan a cabo y desarrollan proyectos conjuntos
aprovechando las sinergias de cada una de ellas. El AMPA puede ser el mediador
entre estas redes y el centro escolar, de tal forma que las asociaciones tengan “la
llave” que les permita participar en el centro para llevar a cabo sus programas y
campañas. Para encontrar qué organizaciones trabajan en vuestras áreas podéis
acudir a la UNAD (Unión de Asociaciones de drogodependencias) e informaros.

3. Contactar con la red de profesionales de salud de vuestra zona. Para el diseño y


desarrollo de las campañas podéis contar con profesionales de la salud de vuestra
zona, centros de salud, servicios sociales, ONGs dedicadas a la prevención, etc.
Existen muchos profesionales especializados que tienen como una de sus fun-
ciones formar e informar a familias y jóvenes. Podéis contar con ellos y ellas para
charlas, asesoramiento, etc.

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EL PAPEL DE LAS AMPAS Y LAS FAMILIAS ANTE LA PREVENCIÓN DEL CONSUMO DE DROGAS

4. Ofertar actividades de sensibilización, concienciación e información en fechas


puntuales en coordinación con el centro escolar. Durante el año podéis diseñar
algunas actividades puntuales que incidan sobre temas de educación y preven-
ción para la salud ya sea aprovechando la existencia de días significativos, como
por ejemplo el día mundial de la salud, o coparticipando con el centro en el diseño
de acciones en horario de tutorías o como actividades complementarias (visita
a un hospital, charlas de personas que tengan una minusvalía fruto de un acci-
dente de tráfico producido como consecuencia del consumo de alcohol, etc.). Lo
importante es animar al equipo directivo del centro, a través del consejo escolar, a
incluir acciones puntuales de sensibilización a lo largo del curso.

5. Interceder con el centro para incluir materias curriculares asociadas con la salud.
Los padres y madres, a través del AMPAs, contamos con un vehículo idóneo para

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Trabajando por una sociedad más proactiva y preventiva

“influir” en el centro para que incluya actividades relacionadas con la educación


para la salud en el currículo de las diferentes asignaturas. Por ejemplo, el estudio
de las consecuencias sobre los organismos del cuerpo del consumo de las drogas
más frecuentemente usadas, como el alcohol o la marihuana, en los contenidos
de la asignatura de ciencias naturales; la inclusión de contenidos sobre el papel
de las drogas en las diferentes culturas en la asignatura de ciencias sociales; char-
las de debate y reflexión sobre el tabaco y el alcohol en horas de tutorías; etc. Se
trata de demandar que el tema de la prevención esté presente en el currículo de
forma transversal, garantizando así que los chicos y chicas reciben una formación
crítica y objetiva sobre el tema.

6. Fomentar la creación de una red local de colegios y/o AMPAs que trabajan con-
juntamente proyectos para la promoción de la educación para la salud. Podéis
impulsar que se pongan en contacto las AMPAs y/o centros de la zona para apro-
vechar así la sinergia de las actividades e iniciativas llevadas a cabo por cada una.
En esta red de centros es relativamente fácil invitar e incluir a profesionales de
la salud de vuestra zona que os asesorarán y programarán actividades que irán
rotando por los distintos centros, garantizando así que el proyecto se extiende a
lo largo de los años y se amplía al máximo de centros posibles.

7. Lograr que se integren proyectos concretos en los documentos fundamentales


de centro. Los miembros de las AMPAs somos siempre temporales, por eso es
importante que en nuestro paso por el centro escolar logremos que las iniciati-
vas se queden reflejadas en los documentos fundamentales del centro –proyecto
educativo de centro, programación general anual, proyecto curricular, etc.– garan-
tizando así su continuidad en el futuro.

8. Promover actividades y campeonatos deportivos intracentro e intercentros del


barrio o zona. El deporte es una actividad incompatible con el consumo de drogas

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EL PAPEL DE LAS AMPAS Y LAS FAMILIAS ANTE LA PREVENCIÓN DEL CONSUMO DE DROGAS

recreativas. Por eso es una excelente alternativa para trabajar la prevención. El


AMPA es un espacio privilegiado para promover actividades deportivas, liguillas,
campeonatos que fomentan la salud e introducen a los chicos y chicas en hábitos
incompatibles con el consumo de drogas.

9. Concienciar sobre la importancia de la alimentación. Muchas AMPAs son las res-


ponsables del funcionamiento del comedor escolar, un espacio idóneo para con-
cienciar que la salud personal está íntimamente ligada a la alimentación y a las
substancias que consumimos. Esta toma de conciencia la podrán aplicar los chicos
y chicas cuando en el futuro decidan consumir drogas, reconociendo así que todo
lo que introducen en su cuerpo tiene unos efectos sobre él.

10. Promover actividades de ocio alternativo. Las AMPAs ofertan talleres y activi-
dades a las que las familias no pueden acceder ya sea porque no existe oferta

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Trabajando por una sociedad más proactiva y preventiva

en su ámbito o porque no pueden pagar los altos precios del mercado. Clases de
instrumentos de música, talleres de manualidades (pintura, cerámica, etc.), taller
de teatro, etc. son actividades de ocio no consumista que introducen al niño o
niñas en espacios educativos alejados del consumo de drogas.

11. Acercar los recursos de la comunidad a las familias. La educación que se lleva a
cabo desde la familia no es la única que va a tener un peso importante en la pre-
vención del consumo de drogas del niño o niña. También es de vital importancia
el papel preventivo que tienen los diferentes actores de la comunidad (asocia-
ciones, centro, recursos, etc.). Por eso, es importante que los padres y madres se

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EL PAPEL DE LAS AMPAS Y LAS FAMILIAS ANTE LA PREVENCIÓN DEL CONSUMO DE DROGAS

acerquen a su comunidad y potencien así la implicación de sus hijos e hijas en la


misma. En muchas ocasiones esos padres y madres no conocen los recursos que
su barrio, pueblo o ciudad les brindan y eso hace que sea difícil que los chavales
se acerquen a los mismos y los utilicen. El AMPA puede ser un vehículo idóneo
para poner en contacto a las familias y al alumnado con todos los recursos so-
ciales, deportivos, etc. de la zona. Simplemente informando a las familias de los
recursos existentes y ofreciendo la forma de contacto.

Esa comunidad puede facilitar a los padres y madres una serie de recursos útiles
para la educación y el desarrollo de sus hijos e hijas. Cuando hablamos de recur-
sos comunitarios hablamos de, por ejemplo, las asociaciones de vecinos del ba-
rrio, los centros culturales, escolares, deportivos, las asociaciones juveniles, etc.
Un aspecto importante que brindan esos recursos está relacionado con la utili-
zación del ocio y el tiempo libre de los niños, adolescentes y jóvenes. El acceder
a esos recursos comunitarios también facilita a los niños y niñas el desarrollo de
sus habilidades sociales al relacionarse con otras personas. Estos dos aspectos
son muy importantes, actuando como factores de protección frente al consumo
de drogas. Estos recursos facilitan que los niños, adolescentes y jóvenes utilicen
su tiempo libre de una manera saludable, ampliando la cantidad y la calidad de
las actividades que pueden desarrollar en su tiempo de ocio. También posibili-
tan el facilitarles un grupo de iguales con el que se pueda relacionar y poner en
marcha una serie de habilidades que le ayudarán a su desarrollo personal.

Tampoco debemos olvidar el papel preventivo de las asociaciones juveniles, ya


que fomentan la relación, la participación social promoviendo disfrutar del ocio
con actividades saludables, con un fin determinado que escapa de los hábitos
consumistas de nuestra sociedad.

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Trabajando por una sociedad más proactiva y preventiva

2º PROGRAMAS DE FORMACIÓN DIRIGIDOS A LAS FAMILIAS PARA QUE


INTERCEDAN EN LA RELACIÓN CON LOS HIJOS E HIJAS

Uno de los puntos fuertes de un proyecto dirigido a prevenir el consumo de drogas


es formar a las familias a través de las escuelas de padres y madres sobre su rol acti-
vo como agentes preventivos.

A modo de guía, y con el objetivo de esbozar cuáles son los bloques temáticos que
debe abordar un programa integral sobre prevención de consumo de drogas, descri-
bimos a continuación algunas ideas clave sobre cada una de las áreas temáticas que
debe abarcar dicho programa de escuela de padres y madres sobre prevención de
drogas. Se entiende que cada uno de estos campos debería ser tratado con mayor o
menor profundidad en un programa. Lo ideal es que el AMPA busque profesionales
que puedan abordar los diferentes bloques temáticos.

En general, los programas de prevención sobre drogas suelen adolecer de hacer sólo
hincapié en alguna de sus variables. La más común es poner todo el peso de la inter-
vención en el apartado de la información sobre las drogas. Muchos proyectos de pre-
vención pivotan siempre sobre el postulado teórico de que la información es poder y
de que los individuos bien informados son capaces de tomar decisiones adecuadas.
Los escasos resultados de ese tipo de programas han demostrado reiteradamente
que cualquier programa de formación sobre prevención de drogas dirigido a las fa-
milias debe incluir más áreas temáticas.

A continuación describimos cuáles son los bloques necesarios para desarrollar un


proyecto de escuela de padres y madres como agentes de prevención.

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EL PAPEL DE LAS AMPAS Y LAS FAMILIAS ANTE LA PREVENCIÓN DEL CONSUMO DE DROGAS

Bloque 1: Información: “Informar es necesario pero no suficiente”

Como padres y madres debemos dar respuestas en el proceso educativo sobre qué
son las drogas y qué repercusiones tienen. Los medios de comunicación, el discurso
de los grupos de iguales o los estereotipos sociales alimentan discursos rotos, inten-
cionados -en el caso de la publicidad- que suelen asociar el consumo de drogas con
valores en alza, como ser joven, vivir la vida plenamente, vivir el presente, etc.

Por eso, es fundamental que los padres y madres asumamos la responsabilidad de


informar a nuestros hijos e hijas, desde la infancia y adaptándonos a su nivel evo-
lutivo, sobre qué son las drogas, qué beneficios y problemas conlleva su consumo,
para que los chicos y chicas puedan objetivar y tomar sus decisiones más libremente
desde el paradigma del consumo responsable.

Bloque 2: Comunicación intrafamiliar

Este apartado lo abordamos de forma extensa en el apartado “El papel de la familia”

Bloque 3: Las normas y el tratamiento de los conflictos. Autoridad y


organización Familiar

Las normas son necesarias para trabajar la responsabilidad y la autonomía perso-


nal. El consumo abusivo de drogas está muy ligado con la incapacidad de encontrar
límites a la realidad y la necesidad de sobrepasarlos en busca de una situación de
equilibrio.

Los padres y madres tienen el deber de establecer normas, poner consecuencias por
su incumplimiento y trabajar los conflictos con los hijos e hijas.

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Trabajando por una sociedad más proactiva y preventiva

Bloque 4: Educación en valores

Reconocer que como padres debemos tener un proyecto lo más explícito posible
sobre qué valores queremos inculcar en nuestra familia y saber cómo se pueden
inculcar es una de nuestras asignaturas pendientes.

Por valores debemos entender conceptos prosociales tales como solidaridad, justi-
cia, etc. y también valores intrapersonales como responsabilidad, voluntad y capa-
cidad de tomar decisiones. No debemos olvidarnos de que los valores promovidos
por el mercado y los medios de comunicación, tales como vivir el presente, el indi-
vidualismo, disfrutar emociones fuertes, placer como fin en sí mismo, son valores
que correlacionan con el consumo de drogas, y que, por lo tanto, es necesario que la
familia fomente otros valores que los contrarresten.

Bloque 5: Educación para el consumo y educación audiovisual

Diversas investigaciones han demostrado que el consumo recreativo de drogas está


ligado al fenómeno del consumismo. Los niños y niñas de hoy en día son educados
principalmente a través de la imagen. Vivimos en la cultura de la imagen pero, curio-
samente, muchos de nosotros somos “analfabetos” sobre el poder de la imagen para
transmitir valores y actitudes. Por ejemplo, apenas tenemos conciencia de cuánto
influye la publicidad en nosotros y nuestros hijos e hijas a la hora de definir estilos
de vida. Ser conscientes de los objetivos de un anuncio, de qué mensajes ocultos
está alimentando, de qué necesidades “artificiales” está creando, son instrumentos
de alfabetización visual que todos necesitamos urgentemente.

El consumo promueve la idea de que a través de lo que compro transformo mi vida.


El consumo de drogas responde a la misma asociación de ideas. Puedo transformar
mi malestar o acceder a estados de bienestar a través del consumo de algo que tiene

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EL PAPEL DE LAS AMPAS Y LAS FAMILIAS ANTE LA PREVENCIÓN DEL CONSUMO DE DROGAS

un efecto inmediato. Esta idea es profundamente contrapuesta a la idea de que solo


con el esfuerzo y la voluntad puedo cambiar y construir mi proyecto de vida. Por eso,
es importante que los padres y madres tengamos nociones sobre el funcionamiento
del lenguaje audiovisual y hagamos conscientes a nuestros hijos e hijas de los obje-
tivos de la publicidad.

Bloque 6: Habilidades para la vida. Aprendizaje de habilidades


sociales y emocionales

En la adolescencia y juventud el chico o chica tiene que abandonar la conforta-


bilidad y seguridad del hogar para ir encontrado su espacio en la sociedad. Tiene
que hacerse autónomo. En esas edades lo normal es ir sustituyendo la seguridad
de la familia por la seguridad del grupo de referencia y pertenencia. Así, normal-
mente, el adolescente sustituye el discurso sobre valores, actitudes y comporta-
mientos aprendidos en la familia por el discurso de su grupo. Y, en esa situación,
tendrá dificultades si no le hemos dotado de algunas habilidades sociales que
le ayuden a encontrar su identidad individual dentro del grupo. Hablamos de la
asertividad, la capacidad de tomar decisiones, la capacidad de negociar, la capa-
cidad de solucionar conflictos mediante la palabra, la capacidad de empatizar,
etc. Estos contenidos deben ir dirigidos a formar a los padres y madres, dotándo-
les de conocimientos y estrategias para saber transmitir habilidades socio-emo-
cionales a los hijos e hijas.

Bloque 7: Educación para el ocio y el tiempo libre

El consumo de drogas actual está íntimamente ligado al tipo de ocio. Un porcentaje


altísimo del ocio practicado por los jóvenes se articula en torno al consumo de dro-
gas en locales (bar, pub, discotecas, etc.)

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Trabajando por una sociedad más proactiva y preventiva

Darle importancia al ocio y saberlo gestionar, darle importancia a lo que hacemos en


nuestro tiempo personal, a lo que añadimos a nuestro desarrollo personal, es funda-
mental para que, como individuos, tomemos decisiones alternativas al consumo de
drogas.

La familia, como modelador de hábitos y valores, tiene un enorme poder para ofertar
y enseñar a los hijos e hijas maneras diferentes de disfrutar de ocios alternativos
desvinculados del consumo de drogas. Pero todo esto empieza porque padres y ma-
dres seamos conscientes de la importancia del valor ocio.

Bloque 8: Educación para la salud

La educación para la salud trata sobre la importancia de entender la salud como un


valor irrenunciable y como una responsabilidad de cada individuo. El consumo de
drogas legales e ilegales está íntimamente ligado a tener o no conciencia sobre el
funcionamiento de nuestro cuerpo y sobre la necesidad de cuidarlo. Las personas
que se introducen drogas para alterar su estado emocional adolecen de esta con-
ciencia. Los padres y madres debemos tener nociones sobre qué es la educación
para la salud y sobre cómo podemos trasmitirla a los hijos e hijas.

Bloque 9: Área adolescencia

Debemos manejar unos conocimientos mínimos sobre la etapa de la preadolescen-


cia y adolescencia para poder entender los cambios comportamentales de nuestros
hijos e hijas. Esto nos puede ayudar mucho a saber mantener un nivel de comunica-
ción óptimo y saber reconducir los conflictos y problemas que suelen sucederse en
esas edades donde el riesgo de comenzar el consumo irresponsable de drogas es
mucho mayor.

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EL PAPEL DE LAS AMPAS Y LAS FAMILIAS ANTE LA PREVENCIÓN DEL CONSUMO DE DROGAS

Bloque 10: Participación de la familia en el medio educativo y social

Muchos de los factores que están propiciando el consumo de drogas son exóge-
nos a la capacidad de intervención individual de la familia. Hablamos de la po-
sible permisividad de las leyes, de las acciones llevadas a cabo por las adminis-
traciones locales, de la legislación sobre la publicidad, de los tipos de programas
de prevención desarrollados, de la oferta pública de alternativas de ocio, de la
existencia de zonas verdes, del cumplimiento de la impartición de las transver-
sales en los centros. En fin, muchas de las acciones que podemos llevar a cabo
para prevenir el consumo tienen que ver con nuestras actividades aunadas como
colectivos asociados. Esta vertiente de la prevención también debemos abordar-
la para saber impulsar y diseñar proyectos preventivos desde las AMPAs o desde
otro tipo de asociaciones u organismos.

En definitiva, el fenómeno de las drogas es un tema multifactorial que sólo desde una
perspectiva de intervención global puede tener éxito. Por ello, es importante que las
familias reciban una formación que contemple el máximo de aspectos posibles.

3º L AS AMPAS EN SU OFERTA DE ACTIVIDADES EXTRAESCOLARES COMO


ACTIVIDADES PREVENTIVAS: EL OCIO OFERTADO POR LAS AMPAS

¿Qué se entiende por actividades preventivas realizadas desde las


AMPAs?

Entendemos por actividades preventivas del consumo de drogas realizadas en el ám-


bito educativo aquellas acciones, no tanto dirigidas directamente a reducir el consu-
mo de drogas a través de programas de información sobre conocimientos o habili-
dades concretas sobre drogas destinados al alumnado o a sus familias, sino aquellas,

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Trabajando por una sociedad más proactiva y preventiva

ya sean deportivas, culturales, medioambientales, etc., que promocionan conductas


que son incompatibles con el consumo o que no están asociadas al consumo.

Es decir, hacer prevención de drogas tiene más que ver con ofertar alternativas al
consumo y promocionar conductas saludables incompatibles con el consumo.

Desde esta perspectiva más amplia, y dentro del marco de la educación para la salud,
las asociaciones de padres y madres de alumnos y alumnas, a través de sus activida-
des extraescolares y complementarias, tanto periódicas como puntuales, realizan de
forma muy eficaz actividades preventivas de innegable calidad.

Muchas de las actividades diseñadas y ofertadas por las AMPAs no son ofrecidas por
ningún otro agente social, ni por las empresas privadas que no han encontrado ren-
tabilidad en su realización, ni por las administraciones educativas; lo cual hace aún,
si cabe, más valiosas y necesarias las actividades culturales y deportivas ofertadas
por las AMPAs.

En realidad, la deficitaria oferta de actividades de ocio y tiempo libre de calidad diri-


gida a la infancia, adolescencia y juventud españolas y, en contrapartida, la ingente
oferta de actividades de ocio ligadas al consumo de drogas legales ofertados por el
mercado, son la principal causa de que hayan aumentado las cifras de consumo y
hayan bajado las edades en los últimos años.

Por ello, es fundamental que los padres y madres que formamos parte de las AMPAs
seamos plenamente conscientes de la trascendencia de seguir ofertando activida-
des extraescolares: talleres, deportes, cursos, etc. intentando incidir cada vez más en
su finalidad educativa.

En definitiva, cada vez que, desde las más de 12.000 AMPAS de las escuelas públicas
españolas, ofertamos casi todos los días de la semana y, en ocasiones los fines de
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EL PAPEL DE LAS AMPAS Y LAS FAMILIAS ANTE LA PREVENCIÓN DEL CONSUMO DE DROGAS

semana, actividades lúdicas como fútbol, pintura, guitarra, baloncesto, teatro, etc. es-
tamos ofreciendo acciones preventivas del consumo de drogas que logran que miles
de chicos y chicas encuentren, a través de un ocio de calidad, maneras de ser felices
sin necesidad de acudir al consumo de ninguna droga.

Las actividades extraescolares que diseñan y desarrollan las AMPAs en los centros
son instrumentos idóneos para trabajar la prevención y ayudar al alumnado a in-
teriorizar habilidades intrapersonales e interpersonales que le serán de muchísima
valía en su vida laboral y personal.

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Trabajando por una sociedad más proactiva y preventiva

Si analizamos con detenimiento lo que supone para el desarrollo psicológico y social


de los niños y niñas estas actividades ofertadas por las AMPAs y, aún más, las que rea-
liza en colaboración con todo el equipo educativo del centro, podremos comprobar
que en ellas se ponen en juego muchas habilidades y creencias personales como el
esfuerzo, la disciplina, la capacidad de demorar el refuerzo, la asertividad, la perse-
verancia, la voluntad, la empatía, la capacidad de trabajar en equipo, la capacidad de
tolerar la frustración y hacer frente a los problemas; y que, además, dependiendo de
la forma en que aborde el tema cada AMPA, también se trabajan en profundidad, y
de forma vivencial, valores como la tolerancia, la colaboración, el respeto al prójimo
y la no violencia o discriminación.

Además, las AMPAs, a través de estas actividades deportivas, están ofertando un ocio
activo y de calidad, con componentes creativos y humanos que, en ningún caso, ofer-
ta el mercado a través de los ocios pasivos asociados al consumo: la televisión, las
videoconsolas, el cine, etc.

En definitiva, el trabajo realizado por las AMPAs por un ocio de calidad y por ense-
ñar valores y habilidades a los alumnos y alumnas es fundamental para prevenir el
consumo de drogas. Y, en ese sentido, es importante que seamos conscientes de
que cuando desde un AMPA ofertamos actividades extraescolares estamos hacien-
do prevención de enorme calidad.

El papel de la familia ante la prevención


Existe una intensa preocupación por parte de muchas familias acerca del desarrollo
de conductas problemáticas relacionadas con la salud y el consumo de drogas por
parte de sus hijos e hijas adolescentes, ya que las investigaciones actuales a nivel
local y nacional revelan que la juventud se inicia cada vez a edades más tempranas

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EL PAPEL DE LAS AMPAS Y LAS FAMILIAS ANTE LA PREVENCIÓN DEL CONSUMO DE DROGAS

en el consumo de drogas, y los medios de comunicación se hacen eco de las mismas


y de noticias relacionadas que, en muchas ocasiones, alarman a las familias.

Esta preocupación debe transformarse en actuaciones concretas. El papel que co-


rresponde a padres y madres es fundamental y nadie puede entrar en el hogar para
sustituirles.

Son muchos y variados los factores que intervienen en que pueda llegar a existir un
problema de abuso de drogas: capacidad para resolver conflictos, situación familiar,
grupo de amistades, autoestima, etc. Pero no intervienen de forma aislada, unos se
relacionan con otros, lo que hace que cada caso sea diferente. Por eso, no se puede
hablar de causas de drogodependencias ni de motivos concretos, sino sólo de facto-
res que en cada situación intervienen en distinta medida.

Desde las edades más tempranas la actuación de los padres y madres puede ayudar
a reducir la incidencia de estos factores de riesgo. Aunque, aparentemente, con la
llegada de la adolescencia la familia tiende a perder influencia sobre los hijos e hijas,
su papel no dejará nunca de ser vital. De hecho, la actuación de padres y madres será
decisiva en un momento tan importante para los adolescentes.

La labor fundamental de la familia es que los hijos e hijas lleguen a ser personas
autónomas. Para lograrlo, la actuación se debe centrar en que ellos y ellas se
sientan importantes en un doble sentido: “satisfechos” de pertenecer a la fami-
lia y “diferentes” de los demás miembros de la casa, con características propias.
Para lograrlo se requiere un doble papel: apoyar y controlar.

Además del apoyo y el control, existen otras cosas que se deben conocer y poner
en práctica en la familia respecto al consumo de drogas. Por ejemplo, el modelo
que ofrecen los padres y madres dentro del hogar será una influencia constante,
en especial en lo que se refiere al consumo de alcohol y tabaco.

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1º LA COMUNICACIÓN FAMILIAR

Un aspecto fundamental es la comunicación, por lo que se deben mantener cier-


tos hábitos positivos dentro de la familia. Así, por ejemplo, ante un posible con-
flicto, los padres y madres deben ser muy claros y precisos, tanto al expresar sus
motivos de preocupación o las causas de su enfado, como al explicar a los hijos e
hijas cómo esperan que se comporten. Además, hay que centrarse en el presente,
tratar sólo un tema cada vez y no mezclar las cosas.

No sólo se debe tener en cuenta una buena comunicación a la hora de resolver


conflictos, sino también en otros contextos de la vida cotidiana. Por ello, hay que

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escuchar con atención a los hijos e hijas, mostrar interés por sus preocupaciones
y comprender su punto de vista.

Por el contrario, existen una serie de hábitos negativos que deben evitarse en
toda situación de comunicación, como por ejemplo: generalizar, criticar a la per-
sona en vez de a la conducta, culpar, amenazar, reprochar, interrumpir a la otra
persona, etc.

2º LA PREVENCIÓN EN LA FAMILIA

Los padres y madres pueden prevenir problemas con las drogas en las familias
desde varios frentes en los que actuar como, por ejemplo, en la identidad de los
hijos e hijas, respecto a su grupo de amigos y amigas y respecto al barrio en que
viven.

La identidad de los hijos e hijas

Conseguir que los hijos e hijas tengan una identidad propia es la tarea más
importante de la familia. Para contribuir al fortalecimiento de la autoestima en
los hijos e hijas, los padres y madres pueden orientarles para que consigan lo
que se propongan, intentando que se marquen metas realistas. Por otro lado, es
bueno facilitarles que vivan las relaciones de familia como satisfactorias, con
normas adecuadas y dando responsabilidades, además de mostrarles siempre
apoyo.

Además, para fomentar la autoestima de los hijos e hijas es imprescindible co-


nocerlos. Al conocer sus capacidades y potencialidades específicas se les puede
reforzar y ayudar a reconocer lo que hay de especial en ellos.

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Otro papel importante de la familia es conseguir favorecer que los hijos e hijas
sean autónomos. Una persona autónoma es una persona capaz de dar sus pro-
pios pasos, de medir su actuación y de controlarla. Conseguirlo es un camino
progresivo, en el que padres y madres deben acompañar.

Algo fundamental para ayudar a que los hijos e hijas sean autónomos es cómo
se establecen las normas de la casa. Para ello será importante que los padres y
madres ocupen su papel y los hijos o hijas el suyo, sin confundirlos. Además, las
normas deben ser claras y bien definidas, saber qué se debe cumplir y qué pasa
si no se respeta, y constantes, que se razonen y en lo posible que se intenten
acordar con los hijos e hijas.

Otro factor importante a tener en cuenta es la capacidad de los hijos e hijas para
resolver los conflictos que tienen, con ellos mismos o con otros. Saber actuar en
situaciones de estrés -fuerte tensión- y ser capaz de tolerar la frustración -no
conseguir algo en el momento que se pretende- ayudará mucho a la hora de re-
solver conflictos. A esto se le llama autocontrol. Aquí también habrá que ir dejan-
do que los hijos e hijas se suelten progresivamente.

Algo clave en la formación de la identidad de los hijos e hijas es el hecho de que


empiecen a tener sus propias ideas claras. Las personas que tienen claro lo que
piensan respecto a su forma de ver la vida y, en concreto, en lo referente al uso
de drogas, son más difíciles de influir.

La influencia de la familia en lo que piensan los hijos e hijas es muy fuerte. En


este sentido, los padres y madres pueden ayudar transmitiendo sus propias ideas
con palabras y hechos en situaciones cotidianas, al mismo tiempo que acepten
que los hijos e hijas no piensen igual.

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EL PAPEL DE LAS AMPAS Y LAS FAMILIAS ANTE LA PREVENCIÓN DEL CONSUMO DE DROGAS

Respecto a su grupo de amigos y amigas

El grupo tiene una influencia decisiva en el desarrollo del o de la adolescente y su


influencia será creciente. Allí se iniciarán en el respeto, la igualdad y la diferen-
cia. La familia puede evitar que el grupo influya en exceso en el o la adolescente.

La familia debe favorecer que los hijos e hijas estén preparados para defenderse
cuando el grupo intenta influir en su actuación. Para ello, una estrategia buena
es que padres y madres sean críticos con la publicidad o con ofertas de consumo
de alcohol o tabaco. Es bueno también proporcionar momentos de comunicación
sobre la influencia del grupo y felicitar al hijo o hija cuando resista a esa influen-
cia de forma adecuada. Además, si existen influencias del grupo que no se consi-
deren positivas, se pueden negociar normas que puedan compensarlas.

Por último, los padres y madres pueden ayudar también a que los hijos e hijas to-
men decisiones responsables por sí mismos, valorando cuándo dejar en sus ma-
nos la decisión e intentando que reflexionen sobre los resultados de las mismas.

En el barrio que viven

Los adolescentes empiezan a descubrir por ellos mismos el barrio, buscando lu-
gares donde sentirse “en su medio”. Sin afán “policial”, los padres y madres pue-
de ser un elemento más de información y conocer el tipo de recursos existentes
en el barrio (sociales, deportivos, culturales…), así como los ambientes que fre-
cuentan los hijos e hijas.

Los padres y madres pueden supervisar el comportamiento de los hijos e hijas in-
terviniendo sobre el entorno que les rodea, bien por medio de acciones directas
-por ejemplo, inscribiendo al hijo o hija en una actividad extraescolar para evitar

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que dé vueltas por la calle al salir de la escuela- o bien por medio de instruccio-
nes concretas -por ejemplo, decirle “tienes que volver a casa inmediatamente
después de salir de la escuela”-.

Además, es bueno procurar saber dónde están y qué hacen en un momento deter-
minado y comprobarlo de vez en cuando, sin ocultar que se les está supervisando.

Eliminar la oferta de drogas de forma completa no es posible, pero sí disminuirla


y dificultarla. Actualmente existen leyes que prohíben a los establecimientos la
venta de alcohol y tabaco a menores y los padres y madres pueden contribuir a
que esta legislación se cumpla.

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También existen leyes sobre el uso de drogas en la escuela. Estas medidas deben
ser especialmente respetadas, en lo que los padres y madres también pueden
cooperar.

En el barrio existen instituciones que pueden tener algún tipo de actuación en


prevención de drogodependencias. Las familias pueden conocerlas, coordinarse
con ellas y participar, si existe la posibilidad.

3º HABLAR DE DROGAS EN LA FAMILIA

En el hogar debe existir un clima familiar que permita hablar del tema del con-
sumo de drogas y que los hijos e hijas saquen sin temor sus propias opiniones.
Preguntar en exceso o tener temas tabú, impide conocer sus puntos de vista, con
lo que nunca se conseguirá intervenir con acierto.

Además, la familia no debe perder nunca la capacidad de influir en los hijos e


hijas, que éstos tengan en cuenta su opinión como algo importante. La seguridad
que los padres y madres tengan sobre el tema hará que su opinión sea más valo-
rada. Para ello, mejor que mucha información es tener una información correcta.

Siempre que salga el tema será una buena ocasión para tratarlo, pero también es
positivo tener en ocasiones alguna conversación más seria o prevista. No todos los
momentos son iguales, hay “momentos especiales” en que las condiciones -inti-
midad, ruido, lugar en que se está…- son más adecuadas. También hay que ver si
existen situaciones de nerviosismo, de pérdida de control, de alteración… En defi-
nitiva, hay que evaluar si los hijos e hijas se encuentran en ese momento “abiertos”
a recibir opiniones de sus padres y madres y darlas en un clima franco y claro.

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La información que se dé a los hijos e hijas debe estar adaptada a su edad y forma-
ción. En general, entre los 10 y 13 años se puede hablar de drogas legales y a partir
de los 14 de drogas ilegales. Es aconsejable no eludir sus preguntas y no exagerar
los efectos negativos de las drogas, ya que al final valorarán menos esa opinión.

No es fácil saber con seguridad si los hijos e hijas están consumiendo alguna
droga. Espiarles, acentuar las sospechas o los interrogatorios puede hacer que se
cierren a hablar sobre el tema y nieguen la intervención de sus padres y madres.
Evitar esta situación es fundamental para atajar el problema con calma. Por eso
la familia debe intentar siempre mantener el diálogo con el hijo o la hija e intere-
sarse especialmente por conocer los motivos del consumo.

Ante una situación de consumo por parte de los hijos e hijas, es necesario coor-
dinarse con otros adultos que tengan contacto con ellos de forma más estrecha;
profesorado, monitores de asociaciones o actividades, etc.

No es aconsejable imponer una norma rígida demasiado rápido. Es preferible lle-


gar a algún acuerdo que dificulte de forma indirecta seguir consumiendo o que
estos consumos puedan llegar a ser problemáticos (manejos de dinero, horarios,
faltas a clase…).

Si se detecta que el consumo puede ser problemático es recomendable llegar al


acuerdo de buscar ayuda profesional.

Finalmente, en ocasiones existe la posibilidad de participar en algún curso de


formación para padres y madres sobre prevención de drogodependencias. Estos
cursos amplían la información y las posibilidades de actuar de forma adecuada.
Si se tiene acceso a alguno de ellos, es una vía siempre recomendable.

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4º P
 ROMOVER ACTIVIDADES DE OCIO SALUDABLE (OCIO
DIFERENTE A CONSUMO Y COMPRAR)

Cada día más familias reducen su tiempo de ocio a ir de compras en los grandes
espacios comerciales. El tener una agenda tan apretada de responsabilidades so-
ciales y laborales facilita que dejemos las compras para nuestro tiempo libre de
fin de semana, y que, aprovechando esta gestión, pasemos la mañana o la tarde
en torno a estas áreas que ofrecen, junto a las tiendas, lugares para comer o di-
vertirse. En definitiva, cada vez más, nuestro tiempo de ocio está más ligado al
consumo, cada vez más, el tiempo libre se está convirtiendo en sinónimo de ir de
compras.

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Trabajando por una sociedad más proactiva y preventiva

Este ocio ligado al consumo, que modelamos en nuestros hijos e hijas desde la
infancia a través de los hábitos de consumo familiares, fomenta que sea el acto
propio del consumo el que se convierta en el “leiv motiv” del propio ocio, y por
lo tanto provoca que las nuevas generaciones relacionen el ocio con comprar,
conseguir un objeto y no, como lo asociábamos en la anterior generación, donde
aún no existía un consumismo tan extendido, a la creación de relaciones o a com-
partir objetivos, etc.

El papel que juegan los padres y madres como modelos y como precursores en la
educación de la gestión del tiempo libre es muy importante. Enseñar a nuestros hijos
e hijas a hacer un uso de los recursos que nos ofrece nuestro entorno para realizar
actividades, desarrollar nuestros hobbies, incrementar nuestros lazos familiares y
de amistad, etc., será un aprendizaje fundamental para su desarrollo personal.

5º C
 ONSEJOS PARA HABLAR CON NUESTROS HIJOS E HIJAS
SOBRE LAS DROGAS

Entre otros muchos temas relacionados con la educación de los hijos e hijas, a
todas las madres y padres les preocupa especialmente el tema de las drogas.
Desde nuestro punto de vista, el elemento más importante que se debe cuidar
y mimar para poder ayudar a los hijos e hijas a hacer un uso responsable de las
drogas es la comunicación.

Cuando un hijo o hija empieza a tener su propia vida externa a la de la fami-


lia, es decir, cuando comienza a tener sus propios amigos y a tomar sus propias
decisiones sobre lo que quiere hacer, la comunicación será el único y esencial
instrumento para poder decirle lo que pensamos sobre las drogas y para poder
escuchar sus ideas y dudas.

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Es decir, el mejor síntoma de que un hijo o hija no consumirá drogas de forma


irresponsable en el futuro, sea la que sea la edad que tenga ahora mismo, es que
en la familia exista una comunicación fluida entre todos sus miembros.

Pero, ¿cómo se puede lograr tener una comunicación fluida en la familia?

La primera premisa básica para una buena comunicación, para poder mantener
una buena relación, es que el número de críticas debe ser mucho menor al núme-
ro de elogios.

De aquí, entonces, una primera reflexión: para mejorar la relación con los hijos e
hijas se debe reducir mucho el número de conductas que se critican y aumentar en
todo lo posible el número de conductas que se dejan neutrales o que se refuerzan.
Y en esta tendencia a juzgar, adjetivar, aconsejar o criticar las conductas está la
causa de por qué la comunicación entre padres e hijos adolescentes suele estar
bastante deteriorada. Por ello, los padres y madres deben reflexionar sobre qué
conductas de sus hijos e hijas son realmente importantes y cuáles menos sustan-
ciales, para que sólo las fundamentales sean motivo de juicios y recomendaciones.

Segunda premisa básica para una buena comunicación: para mantener una buena
relación duradera con alguien se debe mimar muchísimo el respeto.

Está afirmación es igual de cierta en la relación con los hijos e hijas. Solamente
guardando el respeto garantizamos que ellos, cuando llegue el momento de su
vida que ya no tengan la obligación de escucharnos, sigan haciéndolo.

Y recapitulando, en referencia a la propuesta original de este encarte, si el ele-


mento más importante para prevenir el consumo de drogas es la comunicación,
y si la comunicación se basa en dos principios básicos - el refuerzo y la crítica

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constructiva, por un lado, y el respeto, por otro- entonces, para hacer una buena
prevención de drogas debemos reflexionar sobre la forma en que nos comunica-
mos con los hijos e hijas, fijándonos especialmente en no intervenir en todas sus
conductas y en tratarlos siempre con el mismo respeto que lo haríamos con un
amigo (es decir, dejar fuera de nuestro catálogo de conductas los gritos, las ame-
nazas, las ironías, las acusaciones, las alusiones a su personalidad, etc.).

No olvidemos que a comunicarse se aprende desde niños y que debemos empe-


zar a hacerlo ya, y que lo que está en juego, cada vez que deterioramos la comuni-
cación, es nuestra capacidad de poder influir en ellos cuando nuestro consejo so-
bre sus decisiones sobre temas, como el de las drogas, sea realmente necesario.

A escuchar y a hablar se aprende y enseñarles que somos dignos de ser escucha-


dos y de escucharles es la labor preventiva más importante que debemos llevar
a cabo en la relación con nuestros hijos e hijas.

Está plenamente demostrado que las habilidades y competencias que pueden


ayudar a los hijos e hijas a prevenir el consumo de drogas se aprenden desde la
infancia y que es en el seno de la familia donde aprendemos a manejar nuestras
habilidades y emociones, en definitiva cómo aprendemos a tomar conciencia de
nuestro cuerpo y nuestra salud.

Una buena educación familiar previene el consumo de drogas fomentando desde


la infancia hábitos de salud, responsabilidad y autoestima, y ayudando a esta-
blecer una relación de confianza con los hijos e hijas que permita un clima de
diálogo sobre las drogas, sus efectos y consecuencias, contribuyendo así a la pre-
vención del consumo y a la construcción de una personalidad fuerte y crítica que
no dependa de ninguna adicción para desarrollarse plenamente.

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