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Universidad de Chile

Asignatura: La Crisis del Mundo Árabe, entre fundamentalismo


islámico y neocolonialismo.

Profesores: Eugenio Chahúan, Kamal Cumsille.

Colaborador: Ricardo Marzuka.

Prueba N°2,

Primer Semestre 2018.

Alessandro Ovalle Abarca.

Rut: 19.278.742-4

24 de Julio 2018.
Preguntas:

1) Mencione y explique al menos dos aspectos que considere relevantes sobre cómo
tiene lugar en la región árabe el cambio hacia el nuevo orden mundial post guerra
fría.

La Guerra Fría generó diversas consecuencias en el Medio Oriente que generan


repercusión hasta nuestros días. Tanto las políticas estadounidenses como soviéticas
hacia el Tercer Mundo durante la segunda mitad del siglo XX y su disputa por el orden
mundial, dejaron establecidas en el mundo occidental una visión de caos en torno la
región árabe.

Tras la caída de la Unión Soviética, la hegemonía mundial se inclinó hacia los Estados
Unidos de América. Esto generó grandes tensiones en el Mundo Árabe entre la multitud
de estados de la región. Cabe destacar que algunos apoyaban las políticas de occidente,
principalmente los árabes suníes representados por Arabia Saudita. Por otro lado, los
árabes persa-chiíes representados por Irán -cuya hegemonía en la región iba en
aumento- se mostraban en contra de los occidentales.

Entre los aspectos más importantes sobre el efecto del cambio en el orden mundial tras
la Guerra Fría en la región árabe, podemos mencionar la lucha encarnizada por el poder
entre los partidarios de los regímenes y los islamistas radicales, reemplazando a la
religión como el verdadero agente movilizador del gobierno. Es decir, la politización
del Islam, transformándose en un dispositivo de control social.

“(…) la instrumentalización de la identidad religiosa islámica sería promovida en todos


los campos para hacer recular la influencia creciente de la ideología socialista y
antiamericana en el mundo árabe y musulmán. Se habló de <<reislamización>> de estas
sociedades.”1

1
Corm, George. “Breve historia de Los Conflictos de Oriente Medio”. Revista de Humanidades y Economía La
Maleta de Portbou, pp. 38, 2014.
Este fenómeno lleva a los estados de la región árabe y el Magreb a vivir en constantes
momentos de desestabilidad política, donde los partidarios de las dos posturas
principales respecto al agente occidental, se sienten inseguros.

Las inseguridades llevan a los mandatarios a tomar decisiones muchas veces


desastrosas para la población de su país, quienes al fin y al cabo son los que más sufren
las consecuencias de la lucha de poder, que claramente toma el grado de lucha militar.

El segundo aspecto que debemos considerar, es la falta de integración regional y la


ausencia de cooperación entre los diferentes actores sociales y económicos.

Tras la invasión de Afganistán por parte de los Estados Unidos se inició el conocido
proceso de lucha internacional contra el terrorismo, factor clave en las relaciones
exteriores, que asocia inmediatamente el conflicto armado con los territorios de Medio
Oriente.

Esta falta de unidad entre países vecinos retrata a la perfección la actual situación del
Mundo Árabe, donde Egipto y Qatar tienen conflictos en relación a la organización de
los Hermanos Musulmanes, ambos se encuentran en una postura contraria a la de Irán,
quien protege el régimen de Al-asad en Siria. Al-asad apoya a los rebeldes palestinos
Hamás. Turquía, escéptico respecto al régimen militar egipcio, es aliado de los países
del Golfo Pérsico quienes al igual que Egipto están en contra del régimen de Al-asad.
Finalmente, la presencia del Daesh o Estado Islámico tanto en Siria como Irak, genera
conflicto en los países de los que inicialmente recibió apoyo.

Esta situación de alianzas confusas ejemplifica el conflicto de integridad regional y las


dificultades existentes para una eventual cooperación entre los estados árabes. Además
debemos sumar las relaciones de cada estado con las potencias occidentales. “Por otra
parte los dirigentes árabes jugaba – cada uno a su manera- la baza del valor estratégico
de sus regímenes para las potencias internacionales, presentándose como
imprescindibles para la estabilidad de sus propios países y del conjunto de la región”2

2
Amirah Fernández, Haizam. “Las múltiples crisis de Oriente Medio”, Revista Quaderns de la Mediterrànea
N°22, pp. 277, 2015.
En síntesis, el nuevo orden mundial ha generado consecuencias abrumadoras en Medio
Oriente, una zona donde la evolución histórica ha sido capturada en un bucle de
transición que parece no tener fin.

La violencia es una problemática que se vive día a día en los estados árabes, sus
sociedades se están desintegrando y las intervenciones que buscan una posible solución
a la situación se ven interrumpidas por otras con un objetivo totalmente contrario,
llegando a crear una crisis aún más grande que la caída del Imperio Otomano.

2) Refiérase a los sustentos sociales, políticos y económicos del surgimiento del islam
político como variable ideológica en el mundo árabe-islámico.

El islam, la religión fundada por el profeta Mahoma, es posiblemente el agente


movilizador de la sociedad árabe en todo aspecto de su vida. Tras la muerte del califa y
principalmente después de la creación del estado judío de Israel en Jerusalén, su
interpretación ha dominado la mente de la población a tal punto que la definición de
estado en Oriente Medio no está clara. Sin embargo, aunque el aspecto religioso está
muy presente en estas sociedades, las reivindicaciones y las ambiciones de los
islamistas son fundamentalmente políticas, afectando a las envolturas económicas y
sociales.

El islam político ha sido la herramienta utilizada por los islamistas para combatir los
regímenes que gobiernan sus respectivos países, valiéndose de distintos sustentos para
la obtención del poder necesario para su lucha.

Entre estos sustentos podemos encontrar el factor político, dentro del cual los
islamistas buscan ganar un espacio dentro del sistema, muchas veces sin considerar el
poder de las elites.

Es así como se generan dos tipos de posiciones por parte del islam, una primaria y otra
secundaria. La primera, una posición de resistencia contra los regímenes; la segunda, el
isla como una oposición política que negocia dentro del sistema, sin levantarse contra el
poderío de los regímenes.

No obstante, en la actualidad, con la creciente idea de democratizar los sistemas


políticos de Medio Oriente, los islamistas han optado en varias ocasiones el tomar una
posición primaria.

“(…) las relaciones sociales, económicas y, evidentemente, políticas, cuando se


establecen organizaciones jerarquizadas, son competitivas entre las elites, lo que lleva a
que se conviertan siempre en relaciones de poder y por el poder”3

Como indica Izquierdo, finalmente la relación entre el islam y los regímenes es una
relación de poder.

En el sustento social, inicialmente los islamistas apoyaban cualquier manifestación de


la población en contra de los regímenes, la movilización social fue una de las mejores
herramientas que utilizaron los partidarios del islam político para ganar su espacio de
poder. Además, el apoyo de la población -en su mayoría voluntario - quienes veían en
los islamistas unos portadores de la voz de los necesitados, de los verdaderos afectados
por la confusa situación del Medio Oriente y su relación con las grandes potencias.

El islam político genera una obligación consiente en la sociedad, no una sumisión


forzada como ocurre en los gobiernos democráticos occidentales. La solidaridad social
que presentaban los islamistas, generaba una unidad social, que tenía como objetivo
generar una unidad política, llevando a cabo el llamado Estado Islámico. Sin embargo,
los islamistas más ambiciosos dejaron de ver a la población como su igual, sino, como
un recurso. Llevando a cabo un proceso de reislamización de la sociedad directamente
ligada al islam político.

“Así, por ejemplo, el uso de la ideología para controlar a la población será un elemento
clave en la competición de las elites, lo que se reflejará en una competición muy dura

3
Izquierdo Brichs, Ferran. “Islam político en el siglo XXI”. Revista CIDOB d´Afers Inernacional N°93-94, pp. 14.
2011.
por imponer una u otra ideología y poder movilizar a la población como recurso en
beneficio de la acumulación de poder”4

Finalmente, el islamismo gana poder sobre las masas en base a un control ideológico, a
cambio pierde la transformación del estado, es decir, la visión del Estado Islámico.

Las movilizaciones que mencionamos líneas atrás, acarrean conflictos económicos, de


los cuales los islamistas consiguieron sustento en su camino al poder.

A finales del siglo XX, el precio del petróleo estuvo en constante declive, lo que
provocó una reacción en cadena, bajos salarios y disminución de las ayudas
gubernamentales provocaron revueltas en todo el mundo árabe sostenido por la
industria petrolífera. Los islamistas encabezaron estas protestas, ganándose el favor del
pueblo.

En síntesis, el islam político es una variable ideológica que nació para apoyar a las
sociedades del mundo árabe en la lucha por sus derechos y la opresión de los regímenes
imperantes. Sin embargo, no podemos hablar sólo de la ideología tras el islamismo,
sino, de actores, quienes muchas veces sólo buscaban acumular poder para asegurar sus
intereses personales, abandonando los ideales fundamentales de sus creencias.

“Las pocas experiencias en las que los islamistas han conseguido hacerse con parcelas
de poder, nos muestran que a pesar de las ideas la lucha por la acumulación de poder
acaba dominando y que tanto los planteamientos más democratizadores como los
controles sobre el gobierno son desmantelados por las elites que controlan el poder si
tienen capacidad para hacerlo”5

El mundo árabe seguirá encontrándose en un caos debido a la lucha de poder, los


islamistas si realmente quieren conseguir la estabilidad de sus estados deberán
abandonar sus ambiciones personales y pensar en el bien mayor, incluso si deben luchar
contra la democracia.

4
Íbid, pp.15.
5
Izquierdo Brichs, Ferran. “Política e islamismo: una aproximación a las distintas teorías del Islam político”,
Revista Nova Africa N°16, pp.31. 2005.

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