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Universidad Nacional Autónoma de México

Facultad de Estudios Superiores Iztacala

Carrera: Lic. en Psicología

Grupo: 2652

Ceja Hernandez Alejandra Carolina

Grimaldo Lozano Rocio

Mata Rodríguez Yazmín

Revilla Serrato Kenya

Silva Nuñez Alexia

LAS EMOCIONES A TRAVÉS DE LA COMUNICACIÓN NO VERBAL:


TRISTEZA, ALEGRÍA, MIEDO Y ENOJO
LAS EMOCIONES A TRAVÉS DE LA COMUNICACIÓN NO VERBAL: TRISTEZA,
ALEGRÍA, MIEDO Y ENOJO

Según Baron y Byrne (2005), el comportamiento social se encuentra a menudo influido


por diversos factores temporales, como los estados de ánimo, el cansancio, las
enfermedades, etc. Tales factores suelen ser objeto de interés debido a su efecto en la
conducta y el pensamiento, especialmente los factores emocionales.

Una de las maneras de indagar cómo se siente una persona en determinado momento y
obtener información sobre sus reacciones es prestando atención a las señales no
verbales del comportamiento: expresiones faciales, contacto visual, posturas, gestos y
movimientos corporales.

Las señales no verbales son difícilmente controlables a diferencia del lenguaje hablado,
por lo que ofrecen una buena fuente de información. La información transmitida por
dichas señales y el esfuerzo para interpretarlas constituyen lo que se conoce como
comunicación no verbal.

Díaz, (2010), menciona que al nivel conductual de la emoción habitualmente se


interpretan las emociones de las personas por las expresiones corporales, su tono de voz
y rostro. Algunos de los gestos están determinados por factores culturales y otras son
comunes a todo el mundo.

Uno de los canales principales de la comunicación no verbal son las expresiones faciales.
Mediante el rostro, se pueden expresar, claramente y desde temprana edad, al menos
seis emociones básicas distintas: rabia, miedo, alegría, tristeza, sorpresa y disgusto, y
en menor medida el desprecio (Baron y Byrne, 2005).

Rulicki y Cherny (2007), definen las emociones de miedo, alegría, tristeza y enojo, así
como su expresión corporal de la manera siguiente:

1) Miedo: Es un estado emocional negativo, aversivo, con una activación elevada que
incita a la evitación y el escape de las situaciones amenazantes. También implica una
inseguridad respecto a la propia capacidad para soportar o mantener una situación de
amenaza. Respecto a su expresión, las cejas se levantan y se aproximan, las arrugas de
la frente se forman en el centro, no en toda la frente, el párpado superior se eleva dejando
ver la esclerótica por arriba del iris, el párpado inferior se tensa y se eleva; la boca se abre
con los labios tensos hacia atrás.

2) La alegría es el sentimiento positivo, que surge cuando la persona experimenta una


atenuación en su estado de malestar, cuando consigue alguna meta u objetivo deseado
(cuyo logro no necesariamente tiene que ser esperado, puede tener un cariz inopinado) o
cuando tenemos una experiencia estética. Se manifiesta cuando se forman arrugas bajo
los parpados inferiores que se evalúan, pero no se tensan, se forman “patas de gallo” al
lado externo de las comisuras de los parpados; las comisuras de los labios se elevan, los
labios pueden permanecer cerrados o separarse mostrando los dientes, los pliegues
nasolabiales se acentúan y descienden por debajo de las comisuras labiales.

3) Tristeza. La tristeza es el sentimiento negativo caracterizado por un decaimiento en el


estado de ánimo habitual de la persona, que se acompaña de una reducción significativa
en su nivel de activación cognitiva y conductual, y cuya experiencia subjetiva oscila entre
la congoja leve y la pena intensa propia del duelo o de la depresión. Se puede identificar
cuando las comisuras internas de los ojos y el borde interno de las cejas se elevan; la piel
bajo las cejas forma un triángulo con el vértice hacia adentro y arriba; las comisuras de los
labios bajan y los labios tiemblan.

4) El enojo emerge cuando la persona se ve sometida a situaciones que le producen


frustración o que le resultan aversivas. Para la acción e a la acción, interrumpiendo los
procesos cognitivos que se hallan en curso, centrando la atención y la expresión de
afectos negativos en el agente que la instiga, presenta esquemas cognitivos de
evaluación negativa (hostil), favoreciendo la expresión de conductas motoras que tienen
como fin causar daño o destruir.

Las expresiones faciales no sirven tan sólo para comunicar las emociones, también
aumentan la emoción sentida y mandan señales al cuerpo para que emita una respuesta
consecuente.

Por su parte, James (1884) y Lange (1885), plantean que la emoción tiene lugar cuando el
individuo interpreta sus respuestas fisiológicas o secreciones físicas a los estímulos que
provocan la emoción, tales como el aumento del ritmo cardiaco y los espasmos
musculares. Esto conlleva que cada emoción diferente debe tener su propio patrón
psicológico (Díaz 2010).

Sin embargo, debe tomarse en cuenta que las emociones se presentan a menudo
combinadas y en distinta intensidad, por lo que aunque pueda haber un número limitado
de expresiones faciales básicas, el número de variaciones es enorme. A diferencia de lo
que antes se creía, hoy se sabe que las expresiones no son del todo universales, pues
existen diferencias culturales y contextuales en relación con su significado concreto, sin
embargo, las expresiones necesitan poca “traducción” en comparación con el lenguaje
verbal (Baron y Byrne, 2005).

Por otra parte, Castilla, (2000) menciona que la expresión de los sentimientos es una
exigencia del proceso emocional, la cual, para su función vinculante, posee un segmento
público. La vinculación es siempre bidireccional: va del sujeto al objeto con la pretensión
de que el objeto vaya al sujeto. El conflicto de la relación sujeto/objeto se soluciona si la
doble vinculación se logra.

Todas las actividades del sistema nervioso central tienden a convertirse en actuaciones o
a exteriorizarse, en el caso de los sentimientos. El problema con esto es que las
expresiones pueden entenderse de una u otra manera, ya que no basta la simple
observación, sino que hace falta la interpretación.
La expresión corresponde a la parte pública de la emoción y para el interlocutor no hay
garantía de que se corresponda con la parte interior. Pues la expresión de una emoción
no constituye la propia emoción, sino una imagen de ella. Los sentimientos básicos como
el miedo, la alegría o la furia, dan una imagen más esteriotipada y por ello más fácil de
interpretar. Un sentimiento complejo no tiene una expresión perfilada y muestra muchas
veces un diseño original de interpretación difícil.

La mayor parte de las interpretaciones de una expresión emocional son sesgadas, es


decir erróneas. La fuente de los malentendidos proviene no de un error meramente
cognitivo, sino de lo que Eugen Bleuler denominó catatimia, que es la incidencia de la
afectividad en la distorsión de los procesos de conocimiento.

El proceso comunicativo es un convenio, y como las demandas son reciprocas, por una
parte te expresa lo que sentimos y por otra la disponibilidad que tenemos ante las
demandas del otro. Así la solución del conflicto de la relación sujeto/objeto no depende de
sólo uno, sino de los dos. La expresión del sentimiento está entonces en función de lo que
podemos esperar del otro.

Por otro lado, Martín de Diego, Serrano, Conde y Cabello (2006), mencionan las
principales técnicas para el reconocimiento de emociones. Consideran los dos principales
canales para su estudio: las expresiones faciales obtenidas a partir de un video y las
expresiones léxico-fonéticas obtenidas de un discurso de audio.

En primer lugar, existe evidencia de que un amplio rango de características lingüísticas


tienen significado emocional. Existen ciertas variables que, por su propia definición son
específicas del discurso y serán más difíciles de detectar en el gesto o en la
representación facial del individuo. Por ejemplo, en la alegría puede observarse una
velocidad en la voz acelerada, mientras que en la tristeza es pausada, al igual que la
articulación; asimismo, la calidad de la voz es estridente, mientras que en la tristeza es
resonante.

En segundo lugar, como se ha visto anteriormente, los gestos faciales también tienen un
claro significado emocional. Sin embargo, el uso de imágenes estáticas limita la
capacidad de transmisión de emociones. Por el contrario, las aproximaciones dinámicas
han producido buenos resultados en la práctica.

Al respecto Aguilar y Ramírez (1997) mencionan que en los últimos años el uso de cintas
magnéticas grabadas con imágenes y sonido para el estudio de las emociones ha sido
ampliamente aceptado, debido a la utilidad que presentan para reproducir estados
emocionales, tanto positivos como negativos. Las escenas de telecomedias, al igual que
los segmentos de películas, presentan una gran ventaja en comparación con las
fotografías o las diapositivas en lo que respecta a la información que proporcionan al
observador. Específicamente, las escenas son dinámicas y las fotos o dibujos gráficos
son estáticos, Por lo tanto, con las escenas podríamos determinar con más realismo los
estados emocionales de los personajes y evocarlos mejor, por empatía o simpatía, en los
sujetos experimentales. Las escenas grabadas son análogas a la realidad ya que se
pueden escuchar conversaciones o monólogos, ver a los sujetos realizando actividades, y
el entorno cambiante que los rodea. En cambio, las fotografías o los dibujos sólo captan
una imagen congelada en el tiempo que nos informa parcialmente acerca de las
emociones que se experimentaban en un momento único.

Para el estudio de la identificación de los estados emocionales en una situación


experimental es necesario que los estímulos (escenas emocionales), hayan sido
previamente validados, ya que estos estímulos, funcionando como reactivo de una
prueba, tienen que proporcionar la suficiente información al sujeto observador para que
éste pueda responder con el estado emocional que sea más adecuado.

Precisamente, Aguilar y Ramírez (1997), realizaron un estudio para analizar 90 escenas


de telecomedias con contenido emocional, para seleccionar después dos que resultaran
ser las más representativas de las emociones de alegría, enojo, tristeza, miedo e
indiferencia. Para ello, los jueces fueron 56 estudiantes de psicología, del sexo femenino
con edades entre 19 y 25 años.

Las escenas presentadas estuvieron constituidas por audio y video, de tal manera, que la
inducción emocional estuvo dada por dos fuentes de información, por medio de dos
modalidades sensoriales: visual y auditiva. No se trató de analizar los efectos separados
de estos dos estímulos.

Se obtuvieron las dos escenas mediante un análisis de varianza de medidas repetidas de


90 (escenas) x 4 (emociones). Cada sujeto calificó, en cada escena con una puntuación
de 0 a 10 puntos, el grado en que las emociones de miedo, alegría, enojo y tristeza,
estuvieron presentes. Sin embargo, las escenas usadas para este experimento fueron
creadas bajo derechos de autor por lo que su reproducción requeriría de otros recursos. A
pesar de ello, se pudo constatar que la presentación de escenas es un medio confiable
para reconocer estados emocionales en otras personas.

A pesar de que las emociones recogidas en uno u otro medio (auditivo o visual) pueden
ser diferentes, actualmente se emplean en la investigación técnicas combinadas de
ambas fuentes de información (Martín de Diego, Serrano, Conde y Cabello, 2006).

Por otra parte, se han realizado diversos estudios para identificar las emociones en
distintos contextos. Lara y Moral (2008), realizaron un estudio, en el que uno de los
objetivos era observar la capacidad de comunicación y expresión a través del cuerpo de
las jugadoras de voleibol. Participaron 12 jugadoras de voleibol, con una edad promedio
de 20.92 años. El método de observación que se utilizó para realizar el trabajo fue la
observación en vídeo. Los resultados obtenidos de la investigación indicaron que sin ser
conscientes de ello, las jugadoras de voleibol se comunicaron y expresaron sus
sentimientos y emociones a través de su cuerpo y movimiento. Ganar una jugada y por
consiguiente un punto, conlleva un sentimiento de alegría que se manifestó mediante el
cuerpo abierto, formas simétricas, desplazamientos y movimientos rápidos, efusivos,
intensos, de mayor duración y con una sensación de ligereza. Por el contrario, perder la
jugada conlleva un sentimiento, más que de tristeza, de rabia y furia, manifestado en una
sensación de pesadez y hundimiento, en la que el sujeto prefiere la soledad y el
aislamiento y lo demuestra mediante el cuerpo cerrado, formas asimétricas, movimientos
y desplazamientos lentos, cortos y pesados.

Por su parte, Sierra y Mejía (2007), mencionan que la cara es el lugar privilegiado para
expresar o leer la emoción. Asimismo, algunas emociones se asocian con llanto
emocional, diferenciable del basal y del reflejo. Por lo tanto, se puede clasificar el llanto
emocional en de demanda y de ofrecimiento de ayuda.

Basados en estos principios, estos autores realizaron un estudio para evaluar la validez
de dicha tipología. Para ello, se construyeron materiales videográficos con mujeres y
hombres llorando por causas diferentes y que fueran representativos de los dos tipos de
llanto. Se compuso un primer grupo de cuatro videos a partir de archivos de programas de
noticias de televisión que incluyeron los rostros de dos mujeres y dos hombres filmados
en situaciones de la vida real mientras lloraban a causa de una situación personal
adversa. Este llanto se operacionalizó como llanto de demanda de ayuda.

Un segundo grupo de cuatro videos mostraba escenas de llanto generado en


circunstancias en las cuales los sujetos no solicitaban nada sino que, contrariamente,
parecían querer ofrecer algo. Este segundo tipo de llanto fue denominado llanto de
ofrecimiento de ayuda.

Un grupo de jueces clasificó el llanto expresado en esos rostros. Se calcularon tasas de


acierto de discriminación de llanto y se realizaron pruebas de chi-cuadrada por sexo.

Los resultados no apoyan la idea de una habilidad para distinguir dos tipos de llanto y son
explicados desde un punto de vista cultural. Si bien parece cierto que el llanto puede ser
causado por dos grandes causas (sufrimiento propio y ajeno), según lo indica el diseño
mismo de este estudio y la alta tasa de congruencia entre las emociones reportadas por
los sujetos de la expresión de la emoción y los sujetos del juicio de la emoción, aún no
resulta claro, a partir de los resultados obtenidos, si los seres humanos al llorar pueden
generar dos patrones de expresión facial diferentes que, a su vez, resulten discriminables
por un observador.

Una objeción al diseño de este estudio es que toda la información adicional a los rostros,
tal como la provista por la postura, la proxemia, las vocalizaciones y los quejidos, son
parte del lenguaje de la emoción, que, por tanto, debe ser leído como una unidad.

Un aspecto a considerar cuando se recogen emociones es la espontaneidad de las


mismas. La mayor parte de las bases de datos disponibles para el estudio de las
emociones están construidas para tal fin. Es decir, los gestos o el discurso asociado a
cada una de las emociones están representados por personas que, por indicación,
gesticulan o hablan de acuerdo a la emoción que les ha sido indicada. Obviamente, no
existe garantía de que el discurso o la gesticulación de esas personas sea la misma
información que recogeríamos de modo espontáneo (Martín de Diego, Serrano, Conde y
Cabello, 2006).
Como se ha constatado se han estudiado las emociones a partir de materiales
videográficos, sin embargo no hay información acerca de las características no verbales
que las personas toman en cuenta para identificar una emoción dentro de este marco.
Debido a lo anterior, la pregunta que surge es: ¿cuál es el valor comunicativo que posee
la conducta no verbal en la expresión de las emociones? El objetivo de esta investigación
es contrastar si por medio de la conducta no verbal se identifica una emoción.
REFERENCIAS

Aguilar, A. & Ramírez, B. (1997). Escenas televisivas: validación de su contenido


emocional. Revista latinoamericana de psicología. Vol. 29: (2), 287-301.

Baron, R. & Byrne, D. (2005). Psicología Social, España: Pearson Prentice Hall, pp. 40-
79.

Castilla, C. D. (2000). Teoría de los Sentimientos. España: Tusquest Editores, Cap. 4.,
pp. 61-75.

Díaz, O. A. (2010). Teorías de las emociones. Innovación y experiencias educativas. Vol.


29, 1-9.

Lara, A.J.; Moral, J.E. (2008). La expresión de las emociones de los deportistas
mediante el lenguaje corporal. The International Journal of Medicine and Science in
Physical Education and Sport. 4(4), 1-9.

Martín de Diego, I., Serrano, A., Conde, C. & Cabello, E. (2006). Técnicas de
reconocimiento automático de emociones. Revista Electrónica Teoría de la Educación.
Vol. 7: (2), 107-127.

Rulicki, S. & Cherny, M. (2007). CNV comunicación no-verbal: cómo la inteligencia


emocional se expresa a tráves de los gestos. Argentina: Granica.

Sierra, F. O. & Mejía, C. B. (2007). Función social de las lágrimas: una indagación
empírica sobre los tipos de llanto emocional. Universitas Psychologica. Vol. 6: (2), 295-
308.

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