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bendición de Dios.
1Samuel 12:14 Si temiereis a Jehová y le sirviereis, y oyereis su voz, y
no fuereis rebeldes a la palabra de Jehová, y si tanto vosotros como el
rey que reina sobre vosotros servís a Jehová vuestro Dios, haréis bien.
Le cuesta a Samuel retirarse para dejarle el lugar a Saúl, asemejándose así
a muchos fundadores o responsables que no saben dejar a otros, más jóvenes o
más competentes, el cuidado de prolongar y de desarrollar la obra que crearon.
Samuel aprovecha la oportunidad para recordar que ninguna autoridad puede
sustraerse a la ley de Dios, más aún cuando esa autoridad está encargada de llevar
a la práctica esa ley. Ojalá que ustedes y el rey que reine sobre ustedes lo sigan...
(14) Para Samuel el rey al igual que sus súbditos deberá obedecer fielmente las
exigencias de la Alianza; pero la historia nos mostrará que muy pronto los reyes de
Israel se creyeron dispensados de esa fidelidad. Apenas ascendido al trono,
Salomón dejará el palacio de su padre David, construido en la ciudad baja en medio
de las casas del pueblo, e irá a instalarse al lado del templo de Yavé. En adelante,
en la parte baja estará el pueblo y en la montaña santa Dios y el rey. ¡Todo un
símbolo! Incluso en la Iglesia se podrá ver a responsables que se comportan como
<príncipes de la Iglesia> y confunden responsabilidad con abuso de autoridad. <El
Hijo del Hombre no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida...> Pablo
retomará palabras de este discurso en Hechos 20,33.
Samuel iba a seguir sirviendo como profeta mientras viviera. Él iba a seguir
hablando palabra profética que Dios le revelara (gr. Rhema), e iba a seguir
enseñando al pueblo la Torá (gr. Logos). Sin embargo, a partir de ese momento, él
tomó un segundo plano en el liderazgo de Israel, pues ya tenían rey. Aun así,
Samuel aprovechó el momento para aclararles que la verdadera y máxima autoridad
de Israel no es el rey Saúl, sino el SEÑOR Dios de Israel.