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MONOGRAFIES D’ARQUEOLOGIA MEDIEVAL l POSTMEDIEVAL N°4 133- ¡44

La investigación sobre cerámica bajomedieval valenciana,

relectura de una bibliografía centenaria.

Javier Martí, Josefa Pascua]


S.I.A.M. (Ayuntamiento de Valencia)

Con motivo de nuestra participación en el semi- inicios, porque es bien clarificadora de la orientación

nario sobre Cerámica medieval i postmedieval en que han seguido los estudios desde entonces, y explica
incluso alguno de los problemas que todavía parecen
Catalunya, organizado por el Departamento de Historia
Medieval de la Universidad de Barcelona, los organiza- (des)centrar la atención de los investigadores.

dores del mismo nos invitaron a publicar un resumen de

las charlas allí expuestas. Dado que el tema de éstas, la


Antecedentes: un siglo de historiografía sobre cerá-
cerámica valenciana bajomedieval, ha sido objeto de
mica medieval valenciana
numerosas publicaciones, incluyendo varias síntesis re-

cientes, creemos ocioso incidir en una nueva recreación


A principios del siglo XX la cerámica medieval
de las técnicas artesanales, las fases de la producción o la
valenciana, en particular la loza dorada, comienza a ser
tipología de la misma, para todo lo cual aconsejamos
conocida por los estudiosos del momento. En una fecha
remitirse a la bibliografía al uso. En lugar de ello,
tan temprana como 1887 Gómez Moreno y González ya

Proponemos una relectura de los trabajos publicados


había publicado un primer trabajo bajo el título de La
hasta la fecha, una pequeña historiografía que nos permi-
cerámica hispano morisca. A su vez, en Europa es dada
ta contextualizar las investigaciones y valorar así su
a conocer gracias al trabajo de divulgación de eruditos,

orientación y aportaciones.
como el barón de Davillier (1861, 1879), y ala publica-
La ceramología medieval es, como sabemos, un
ción de los primeros catálogos, como el de la colección

Campo de investigación reciente, apenas inicíado algu- Godman, aparecido en 1901 .


nos años atrás. Los estudios sobre cerámica medieval
Las primeras aportaciones significativas corren a

valenciana, sin embargo, constituyen una excepción


cargo de dos autores, Guillermo de Osma y Albert van de
dentro de la disciplina, ya que se remontan a pnnc1pios
Put, quienes, desde enfoques muy diferentes, desarrolla-
de siglo, inscribiéndose en el contexto cultural del mo-
ron sendas líneas de investigación posteriormente segui-

mento. El guSto por los temas orientales que invade la


das por otros estudiosos del tema.
Pintura de género en la segunda mitad del XIX, puso de Guillermo de Osma publicó un primer trabajo
moda las grandes piezas de loza dorada naaaríes y sobre la loza dorada en 1906, en el que transcribe y
valencianas provenientes del mercado de antiguedades, comenta extensamente dos cartas de la reina María
las cuales fueron reproducidas con proluidad en escenas
(esposa de Alfonso V) a Pedro Boi], señor de Manises,
de ambiente morisco e imitadas en algunos “nf/res solicitando diferentes piezas de loza dorada; en el mismo
cerámicos tratando de recuperar las técnicas Y los “¡llos
trabajo el autor incluye un documento de 1405 que
medievales (Soler, Lerma 1996). La enorme aceptamón considera entonces la más antigua mención ala produc-
de em pintura, tanto en España como en Europa, tuvo su ción manisera de loza dorada, y a tenor de él propone una

p ar angón en el campo de l a cerámica, Clesl’m'tá’“!ose un


ginales, fruto aproximación cronológica, evidentemente precipitada.
WW interés por la adquisición de piezas on . ' La lectura de la obra denota el estado todavía precoz de
de la cual se forman ahora algunas de las principales la investigación, a pesar de que ya se señalan cuestiones

cole00iones, como la del Museo Victoria and Albert, la sobre las que volverá posteriormente, como la equiva-

de] Museo de Cluny o la del conde de Valencia de Don lencia de la expresiónobra de malica y obra de Manises.
Dos años después, en 1908, publicó Osma un

1909 del testar de Paterna, expoli segundo estudio, en el cual recopila numerosos docu-
en sucesivas campañas. de resultas de las cuales las mentos relativos a actos de compraventa de cerámica.

Piezas halladas fueron vendidas a mmm“ de donde procedentes del Archivo del Reino y del Municipal de
'

Pasaron a mstttuctones m
' ' uselsticas.

o de Valencia. Ello da pie al autor a analizar detalladamente

la terminología empleada. tanto en lo relativo a la forma


' la histori

Es interesante . al valenciana desde sus


Cerámica Medieval i Postmedievab MAMP, ""4
134

una enorme cantidad de loza verde y manganeso, azul y


y técnica decorativa de las piezas. como a las categorías
de la producción, o el coste de la misma, supliendo con
común, así como instrumentos cerámicos para la cochu.

ra; igualmente se localizaron estructuras del complejo


imaginación las dudas que le planteaban los textos. El
alfarero y hornos, pero no se conservó documentación de
autor adelantaba el inicio de la fabricación de loza

dorada al presentar un documento de 1362 con referen- los mismos. Los excavadores no publicaron más que

cia explícita a la obra de malica (así como a la produc- breves notas de los hallazgos (Almenar 1918), y hasta

ción azulejera en verde y manganeso, una serie todavía 1921 no se dieron a conocer los primeros resultados a

desconocida en ese momento). La obra denota conoci- cargo de Folch i Torres.

miento de las tipologías cerámicas‘, pero el autor no A pesar de la escasa divulgación en los medios

abandona la senda del documento escrito, limitándose a especializados, el descubrimiento causó un fuerte im-
asignar arbitrariamente denominaciones para algunas pacto entre los eruditos locales y marcó un cierto cambio
formas. Por último, estudia algunos aspectos relaciona- de rumbo en la investigación. Hasta aquí sólo se conocía

dos con la organización de la producción, como los la producción de loza dorada, gracias a la existencia de

contratos de asociación entre alfareros, la organización piezas de lujo en colecciones privadas. A partir de ahora
gremial o los contratos de fabricación y venta. Sobre se ampliaba el repertorio, incluyendo producciones de-

estos temas vuelve tres años después, en unas breves coradas en verde y morado y en azul, a la par que otras

Adiciones... a la misma obra (Osma 1911), en las que no decoradas, vidriadas o simplemente bizcochadas. El

aporta documentos relativos a compraventa de loza hallazgo permitía además identificar como patemeras

(opus album y opus picte) fechados entre 1317 y 1326. algunas piezas que venían apareciendo accidentalmente
Van de Put, por su parte, inició en 1903 la en Valencia y alrededores y cuya atribución era dudosa.

Pero además sirvió para poner en evidencia la adecua-


publicación de sus trabajos sobre loza dorada valencia-
ción del método arqueológico (tanto el trabajo de campo
na, los cuales se centraban en el estudio de las series

decorativas a través del análisis de los blasones heráldi- como el análisis ceramológico) para el estudio de la

cos representados en algunas piezas (Van de Put 1903a,


cerámica medieval, que hasta el momento se había

l903b, 1904, 191 I). Se trata en todos los casos de piezas conducido por los cauces de la documentación y la

de encargo, hechas para personajes de la nobleza o la iconografía. En los años siguientes al hallazgo del testar

realeza, con blasones conocidos. Con este método, Van hay noticias de excavaciones, más o menos controladas
de Put inició una de las vías clásicas de datación, poste- y en cualquier caso mal documentadas, en Paterna,
Manises y Valencia, que contribuyeron a aumentar la
riormente usada con prolijidad por otros investigadores.
masa de material cerámico en circulación y a llenar los
Si bien no llegó a desarrollar una teoría sobre la evolu-
bolsillos de algunos anticuarios (verdaderos promotores
ción de las diferentes series (cabe tener en cuenta que
del expolio), aunque no aportaron casi nada al conoci-
trabajaba sobre piezas de colección, la mayoría de ellas
miento científico.
excepcionales, no sobre materiales arqueológicos), puso
El trabajo de Folch i Torres, mucho más extenso
de relieve la existencia de muchos temas decorativos y
de lo que hace suponer su título, se publicó en 1921 a
los fechó correctamente. La mayoría de las dataciones
modo de presentación de los materiales adquiridos en los
apuntadas por Van de Put para piezas concretas siguen
años anteriores por la Junta de Museos de Barcelona a
aceptándose sin discusión en la actualidad y han servido
Gómez Novella (Folch 1921). Constituye la primera
de base para hipótesis más complejas. A partir de la
referencia extensa acerca de la cerámica decorada en
publicación de los trabajos de Osma, Van de Put se apoya
verde y man ganeso, además de ser el primer acercamien-
constantemente en ellos para articular un discurso más
to de orientación arqueológica al problema. Precisamen-
historícista y proponer una cronología de la producción.
Coetaneo a los trabajos descritos, y conocedor de te esa inspiración lleva a su autor a criticar con insisten-

ellos, Josep Font y Guma publicó en 1905 una recopila- cia, a pesar del lenguaje educado del texto, la falta de

ción de azulejos valencianos y catalanes, entre ellos una planimetrías o fotografías, así como de cualquier obser-
colección de su propiedad (Font y Guma 1905). Se trata vación sobre la estratigrafía del testar patemero, la cual

de una obra eminentemente descriptiva, en la que se nata de reconstruir a partir de indicaciones orales de los

analizan los revestimientos de edificios singulares (por excavadores. Igualmente critica la falta de datos sobre

los hornos excavados, algunos encontrados con su carga,


primera vez se estudian los azulejos de la cúpula del
convento de la Concepción de Toledo, de origen valen- los cuales, «segons les manifestacions del Sr. Novella,

ciano). Siguiendo la metodología de Van de Put, se no oferien cap particularitat quant al sistema de

descomponen e interpretan los azulejos de temática construcció i de funcionarnent, iguals al de tots els foms

heráldica, proponiendo una cronología para los mismos. primitius» (Folch 1921: IS). En compensación de la
En 1907 se produjeron los primeros hallazgos negligencia de los excavadores, Folch no se resiste a
cerámicos en el Testar de Paterna2 y un año después se publicar una sección de un horno estudiado en Fustat en
inició la excavación del yacimiento a cargo de José 1914 por L. Baroni, a manera de ejemplo.

Almenar, quién al parecer la tomó como asunto propio, Sin datos estratigráficos que le orienten, FolCh

asumiendo los costes de la empresa y la propiedad de lo hace una primera clasificación de los temas decorativos

hallado. A esta primera intervención siguieron otras de en verde y morado, constatando que existe una dable

Vicente Gómez Novella y posteriormente de Vicente filiación, musulmana —directamente emparentada con
Petit en terrenos colindantes, las cuales sacaron a la luz las produccionesdeMadinatllvirayMadinatAl-zahl’a"
La investigación sobre cerámica bajomedieval valenciana... ¡35

y románica, que en su opinión responde a un orden de echaban en falta algunas obras de referencia, como fue

sucesión cronológica. Para él, la producción se iniciaría el extenso artículo publicado algo después por Almela Y

en época islámica y proseguiría tras la conquista feudal Vives sobre terminología, en el que se recoge el léxico

sin mayor solución de continuidad que el comentado citado en la bibliografía publicada hasta ese momento.

cambio temático de las decoraciones. Según sus pala- así como una recopilación de vocablos y expresiones

bras, la producción «Vin a Valencia en els segles XII- tomadas directamente de los alfareros contemporáneos

XIII i XIV, fins que desapareix en introduir-se i pendre (Almela 1933).


velada allí la ceramica de reflex procedent de Malaga, En este ambiente de erudición entusiasta comien-

per a reviure a l’Arago fins als temps modems, en la za a publicar sus primeros trabajos Manuel González

ceramica de Terol». En cierta manera es, como vemos, el Martí. Muchas de las ideas así como de los materiales

primero que introduce la idea de que existe una sucesión empleados en la elaboración de su Cerámica del Levante
de series decorativas excluyentes (verde y morado - loza Español ya están presentes en estos primeros trabajos,
dorada), noción que arraigará en la investigación, lle- comenzando por la síntesis sobre cerámica medieval

gando a contaminar algunos planteamientos futuros. española que da a la imprenta en 1924 (González Martí,
Las décadas de los años 20 y 30 constituyen un 1924). Entre 1926 y 1929 publica varios artículos sobre
periodo especialmente fértil en la investigación histórica revestimientos cerámicos medievales, incluyendo un

estudio pormenorizado de los azulejos de la cúpula del


y arqueológica valenciana, y en este momento aparecen
diversos trabajos relativos a la cerámica bajomedieval. convento de la Concepción de Toledo (González Martí

Poco antes del libro de Folch, publicaba F. Almarche un 1926-28).


artículo dedicado a las marcas impresas en las cerámicas, El primer tomo de la Cerámica del Levante Espa-

en especial en los contenedores de transporte y en los rial hace su aparición en 1944, en un contexto bien

útiles de alfarero warras de enhomar, rodellr, etc), diferente al de apenas una década atrás debido a la

aspecto inédito, frecuentado posteriormente con cierta represión política de la posguerra, que condena al ostra-
asiduidad (Almarche 1918). El trabajo es poco más que cismo a algunos de los principales eruditos locales.

una recopilación de marcas, sin llegar a establecer filia- González Martí, quien demuestra buenas relaciones con

ción con los artesanos conocidos a través dela documen- el Régimen, consolida entonces su imagen de máximo

tación de archivo. Tras éste, publicó el mismo autor otro especialista en cerámica medieval, en especial a partir de
la creación del Museo Nacional de Cerámica en 1954,
trabajo dedicado a los sacarrats, tableros cerámicos
pintados usados para decorar las calles entre las vigas o cuya dirección asume y através del cual alcanza una gran

los aleros (Aimarche 1924). En el mismo analizaba la proyección internacional. No es casual que su Cerámica
decoración de diversas piezas procedentes de colección, del Levante Español constituya cita permanente, en

ocasiones exclusiva, entre la investigación extranjera


y entre ellos los hallados en 1889 en la mezquita de la

Xara (Chabas 1889), decorados con inscripciones en para referirse a las producciones medievales en la Penín-

árabe. sula. El propio carácter aglutinador de la obra, en la que

abarca desde el final del mundo antiguo hasta la baja


En 1922 publicaba Sanchis Sivera una síntesis de

la producción cerámica medieval valenciana en la Geo- edad media, incluyendo materiales valencianos pero

también aragoneses y catalanes, así como franceses e


grafía General del Reino de Valencia, conjugando datos
documentales propios y referencias a la bibliografía italianos, y el gran desconocimiento de las producciones
medievales de otras regiones, influyen en ello.
existente, así como en el conocimiento directo de las
Este primer tomo de su obra está dedicado a la
colecciones de Almenar, Novella y González Martí
(Sanchis Sivera 1922). Poco después volvía sobre el loza, Tras los primeros capítulos, centrados en la técnica

alfarera y en las producciones cerámicas altomedieval e


terna aportando nuevos datos de archivo (Sanchis Sivera,

1926) en forma de índice onomástico de alfareros, de islámica, el autor aborda de lleno el estudio de la produc-

cada uno de los cuales daba a conocer documenta o ción en verde y manganeso y en azul, clasificando los

diferentes temas decorativos a partir de la descripción


reEestas de ellos, en su mayoría contratos para la fabri-
Cación de loza o azulejos, todos ellos del XV. pormenorizada de ejemplares de su propiedad, de la
familia Almenar (hoy en día propiedad del Ayuntamien-
En estos años hacen su aparición, fuera del ámbi-
to valenciano. diversos trabajos referidos a la industria to de Valencia), o de la Junta de Museos de Barcelona.

En la loza azul distingue dos series, una caracterizada


cerámica medieval. por una parte, Folch i Torres publica
varios artículos sobre la colección de cerámica valencia- por decoraciones de dominante radial o bien por motivos

na de los Museos de Barcelona. volviendo a abordar esquemáticos, que atribuye a Paterna, y otra con motivos

algunos de los temas ya tratados (Folch 1926. 1928, afines a los de la loza dorada clásica, que considera
maniseros y posteriores a los anteriores. En
1931). A su vez. Gómez Moreno publica Cerámica
Medieval Española (Gómez Moreno 1924), resumen de respecta a la loza dorada, distin
. lo que

gue igualmente las pro-


ocho conferencias dictadas en la universidad de Barce- docCiones de Paterna de las de Manises, atribuyendo al
¡ona en 1922. En el extranjero. Ballardinidaaconocerel primer centro las piezas halladas en 1897 en Pula. Las
clasificadas como maniseras las divide en 22 grupos
hallazgo de Paterna en Italia en diversos cabal“ (en
“Mini Ballardini 192]). _ omainentales,dedicandoes ‘al ' -
La investigación sobre cerámica valenctana ine-
ellos. el llamado Estilo pm atenc'óndpnmmde

dieval comba a adquirir un com" kimi-¡MW Y 5°


I 36 Ceiamiru Medieval i Parmediqal, "AMP, ":4

con elementos como el árbol de la vida, animales


El único aspecto que suscitó polémica en la

enfrontados o canelas epigráñcas, el cual sitúa en la construcción de González Martí fue su convicción enla

primera mitad del XV. Los grupos restantes los trata más prioridad de la producción patemera frente a la de
someramente. asígnándoles cronologías correctas, aun- Teruel, cuestión que fue objeto de debate con diversos

que no siempre ajustadas. Finalmente estudia las deco- investigadores aragoneses. En 1951, Jaime Camana
raciones de los reversos de las piezas doradas. rebatía la opinión del valenciano argumentando que el

El autor dedica un extenso capítulo de este primer desarrollo del arte y la cerámica mudéjar había seguido

volumen, significativamente titulado «Ir-radiaciones de el ritmo de la conquista feudal, que se había resuelto de

la cerámica de Paterna y Manises», a estudiar las produc- norte a sur y no a la inversa, y que a finales del XII -antes,

ciones de Teruel y Manresa, a las que, de forma más o pues, de la conquista de Valencia— ya existía en Teruel
menos explícita, considera derivaciones de las valencia- una industria alfarera dedicada a la fabricación de mate.

nas, no pudiendo evitar incurrir en apreciaciones riales de construcción y cerámica culinaria de la que

chauvinistas de «calidad» estética o de factura. buenarnente pudo derivar una producción decorada

El segundo y tercer tomo de la Cerámica del (Camana 1951). Similares argumentos empleaban una
Levante Español, aparecidos mucho después del prime- década más tarde Almagro y Llubia en un extenso

ro (González Martí 1952a y b) están dedicados a estudiar trabajo dedicado a la industria alfarera turolense desde la
los revestimientos cerámicos aplicados en la construc- edad media a la actualidad, en el que se estudiaba la

ción. El primer capítulo es una recapitulación sobre el organización de la industria a partir de datos históricos y
empleo del ladrillo y el azulejo a lo largo de la historia, de archivo, y se describía la producción, agrupada por

donde incorpora materiales ya publicados entre 1926 y siglos, basándose en los restos cerámicos conservados
1929. Seguidamente estudia los alicatados, reseñando en colecciones particulares o hallados por los autores en

los principales ejemplos conocidos, y finalmente los excavaciones propias (Almagro y Llubia 1962). A tratar

azulejos, los cuales describe con gran profusión. En el polémico asunto del origen de la cerámica, dedicaban

particular, dedica especial atención a la clasificación de los autores un capítulo completo, en el que reiteraban los

los temas heráldicos, primeramente los referidos a insti- razonamientos de Caruana, añadiendo que, según el

tuciones y personajes eclesiásticos, siguiendo por los Repartiment de Valencia, las villas de Paterna y Manises
reales y nobiliarios (ya en el tercer tomo) y acabando con -carentes de tradición alfarera- habían sido entregadas

los emblemas gremiales. Este último tomo se completa tras la conquista a Artal de Luna, noble aragones, señor

con un estudio de los socarrats atendiendo a sus motivos además de Muel y Villafeliche (Almagro y Llubia 1962:

ornamentales, así como una interesante recopilación de 27), villas afamadas por su producción cerámica. Apo-

tablas góticas con representaciones de cerámicas y azu- yaban estos argumentos con ciertos hallazgos de cerámi-

lejos valencianos. ca verde y morada acompañados de monedas de J aimeI

El principal logro del monumental trabajo de (Almagro y Llubia 1962: 20 y 58), sin mayor indicación.
González Martí es el de mostrar ordenadamente una gran Los autores afirmaban incluso que la loza decorada en

cantidad de piezas que permiten repertoriar casi al com- verde y marrón se expande desde Aragón («iniciada no

sabemos ciertamente en qué lugar de Aragón») a las


pleto la producción cerámica bajomedieval valenciana.
Por fuerza, en una obra de estas características, el resul- tierras valencianas y catalanas y, más allá, al sur de

tado es desigual: están mejor tratadas las series verde y Francia e Italia (Almagro y Llubia 1962: 19-20).

morada y la azul, que la loza dorada (a excepción del Algunos años antes M. Olivar había buscado un
estilo persa), y apenas se presta atención alas produccio- punto de consenso con una obra dedicada al estudio de la

nes comunes. El autor pone escaso énfasis en considera- cerámica del siglo XIV en la Corona de Aragón (Olivar

ciones cronológicas, pero en general se trasluce un 1952). Es éste el trabajo de un experto documentalista a la

concepto evolutivo de la producción, que parece comen- par que buen ceramólogo, que compendia los conocimien‘

zar en Paterna con las series en verde y morado (siglos tos que en ese momento se tenían sobre la industl’ia

XIII y XIV), seguidas posteriormente por la loza azul y cerámica medieval en los diferentes centros productores,

la azul y dorada temprana (siglos XIV y XV), para tomar superando las visiones excesivamente partidistas. Rupee-
posteriormente el relevo Manises, de donde saldrán las to a la polémica entre Paterna y Teruel, adopta una [’05tura

últimas producciones en azul y las restantes series en ecléctica, afirmando la pertenencia de las cerámicas fl"
dorado —primero combinado con el azul y luego solo- . ambos centros a un tronco común derivado de la cerámlca

El esquema, brutalmente resumido, se asienta en dos verde y manganeso de época califal. Más en concreto.

criterios: por una parte, un orden de sucesión excluyente Olivar se plantea retóricamente que o bien aceptar“?s

de las series, y por otra, la existencia de dos únicos hipótesis, o concluimos que «los objetos cerámicos Pm‘a'
centros alfareros —Patema y Manises- con producciones dos procedentes de Paterna derivan de los fabricados en

diferentes. El autor conoce otros centros alfareros co- Teruel, o viceversa» (Olivar 1952: 39-40). En g

marcales, tanto por documentación de archivo como por elude pronunciarse sobre el tema, pero parece münarsc

hallazgos propios (González Martí 1944: 231; 1967), por un inicio precoz de la producción en Teruel. probable‘

mente en el siglo XIII, a la que se incorporalía Poco


pero no los integra en el esquema. Esta tesis fue aceptada
de buen grado por la investigación nacional y extranjera, después Paterna, principal centro fabril durante la genuina

que la ha venido aplicando sin mayores objeciones casi siguiente.


hasta el presente. Por lo demás, presenta datos interesantes sobre h
La ¡mysrigación rabne cerámica bajomedieval valenciana 137

organización de la industria en cada centro a partir de sentido se apoya bastante en las propuestas de Van de

fuentes propias o bibliográficas, describe correctamente Put), exponiendo finalmente un repertorio de formas. La
las producciones, y puntualiza con precisión detemúna- última parte del libro está dedicado al reflejo de Aragón,

dos aspectos, como la denominación cerámica de Cataluña y Sevilla.

Manresa, que considera infundada no habiéndose halla- En la misma línea del trabajo de Fronthingham.

do restos de alfarerías en el citado término, ola cronolo- pero más recientemente, Balbina Martínez Caviró (1982)

gía de la serie valenciana en verde y manganeso, de la ha publicado otra síntesis sobre la loza dorada, en la que

cual recuerda había sido hallado un ejemplar en el lote de establece un cuadro de elementos decorativos (no tanto

Pula, que le lleva a situar el final de la producción en la de grandes temas decorativos cuanto demicraelememos,

segunda mitad del XIV. Dedica un extenso capítulo a motivos de relleno más susceptibles a los cambios de

comentar los documentos existentes sobre los alfareros moda), proponiendo dataciones ajustadas para ellos. El
de Manises y sobre el probable origen nazarí de la trabajo se fundamenta sobre análisis iconográfrcos y
producción de loza dorada, opinión que comparte. No heráldicos, a pesar de lo cual ha sido profusamente usado

obstante, opina que los beneficios que obtenía la señoría por los arqueólogos para fechar sus materiales

en concepto de tasa sobre la producción son demasiado

reducidos como para suponer que se trataba de una

industria directamente auspiciada por la familia Boi]. La investigación sobre cerámica medieval valenciana

Frente a la opinión de González Martí, considera el en la actualidad

grupo de Pula como manisero y, en un alarde de intui-


Hasta los años 80, la investigación sobre cerámi-
ción, distingue un grupo arcaico anterior a aquél, con
ca medieval valenciana se había orientado en dos senti-
rasgos decorativos que lo emparentan directamente con
dos: por una parte estudios de archivo relativos a alfare-
las lozas malagueñas (Olivar 1952: 122-124).
ros y contratos mercantiles de éstos; por otra, análisis
El mismo año de la publicación de Olivar, apare-
estilísticos de las piezas. Las únicas excavaciones ar-
ce el tomo X deArs Hispaniae, a cargo de Joan Ainaud,

dedicado al estudio de la cerámica y vidrio desde época


queológicas realizadas se habían llevado a cabo sin el
mínimo rigor exigible y se carecía de datos estratigráñcos
medieval. En sus primeros capítulos el autor hace una
al respecto. Se había construido así un esquema general
recapitulación de la cerámica mudéjar valenciana. Des-
de las diferentes series y su cronología basado en para-
cribe las formas y temas decorativos de la cerámica
lelos iconográñcos y heráldicos, en análisis estilisticos y
verde y manganeso de Paterna, la cual circunscribe al
en una buena dosis de intuición. Visto desde la distancia,
siglo XIV, analiza brevemente la loza azul de Paterna y
es forzoso reconocer que muchas de las ideas posterior-
Manises, así como los socarrats, y pasa acto seguido a
mente reiteradas ya habían sido expuestas por Osma y
tratar la loza dorada, a la que presta mayor atención. En
Van de Put en los primeros años del siglo. Hacia media-
su opinión esta manufactura debió comenzar en Manises
dos de la centuria (publicada la obra de González Martí
en la segunda mitad del XIV. Apoyándose en referencras
y especialmente la de Olivar Daydí) el tema mostraba
iconográficas y heráldicas, muchas de ellas publicadaS claros síntomas de agotamiento ante la falta de nuevos
ya por Van de Put, así como en algunos datos arqueOIÓ'
datos y el anquilosamiento de los planteamientos
gicos, establece una clasificación de los principales
metodológicos. .
motivos decorativos, asignándoles cronologías ajusta- En la década de los '80 el panorama cambió
das al cuarto de siglo. El trabajo de Ainaud, centrado
significativamente. La nueva dinámica política del país
PIÍncipalmente en la loza dorada y en la azulelenar es un potenció el interés por la historia y puso en valor el
Correcto análisis de las diferentes series. Sigue 105 pasos
patrimonio como elemento de cohesión y autoañrmación
de Van de Put, pero se distancia del análisis singular de
política. Fruto de ello, muchos municipios iniciaron
la pieza para ir a estudiar los diferentes motrvos decora-
proyectos de recuperación de su pasado a través de la
tivos que caracterizan cada fase de la producción.
puesta en marcha de centros de investigación arqueoló-
Un año antes se había publicado en Nueva York
gica o cuanto menos la excavación de yacimientos
otra de las obras clave sobre la loza dorada peninsular, a
importantes existentes en sus términos. En 1982 se abrió
cargo de Alice Wilson Frothingham (195M quie“ ya de nuevo la excavación del testar de Paterna, y algo
había dedicado estudios al reflejo aragonés Y barcelonés. después se iniciaron los trabajos en Manises. La ciudad
La Obra dedica toda la primera parte al reflejo nazan. de Valencia se excavaba sistemáticamente desde 1981 y

para el cual sugiere un origen iraní (en. concreto relacio-


una
por todo el Estado proliferaban las actuaciones arqueo-
nado con los centros de Kashan y Rayl). y eStablemarti. lógicas.
clasificación cronológica de diferentes P1913" e" P Por otra parte. la arqueología había dejado atrás

cul" [03 llamados vasos de la Alhambra, entre iinales los lastres del coleccionismo y se había provisto de un

del XIII y el XIV a partir de análisis estrlísucos y


aparato metodológico mucho más riguroso, construido
formales. Posteriormente aborda la loza dorada valen- sobre la base del análisis estratigrático. En realidad, el
. _ _ uu

enana. la cual considera una denvwón de l? 22:30“ nacimiento en España de la arqueología de intervención

introducida por artesanos de origen murctal' ¡0' coincidió con el desarrollo a nivel europeo de la arqueo-
. ' tanto

ella, estudia las diferentes temáticas decorativas ( logia medieval y postmedieval. como lo prueba la fecha
de los anversos como de los “Verso” “opti: de aparición de las principales revistas especializadas en

alatinas dataciones a partir de piezas mmm


138 Cerámica Medieval i Pasrmedieval.- MAMP, n94

estas disciplinas. En esta línea, el inicio de congresos sobre la de Paterna.

internacionales sobre cerámica medieval perrnitió estu- En 1987 López Elum reflexionaba en un breve

diar los diferentes producciones desde una perspectiva artículo sobre la repercusión de la conquista feudal en el

ámbito de la cerámica, concluyendo que los Carnbios


nueva, confiriendo a cada problema su correcta dimen-

sión, y analizando los fenómenos de comercialización de experimentados por ésta fueron lentos y no se iniciaron
hasta el primer cuarto del XIV. En su opinión la produc_
productos o de difusión de técnicas alfareras en su escala
adecuada. ción cerámica bajomedieval valenciana «no es ni un

El punto de partida de la nueva orientación de la fenómeno de evolución interna de su artesanía tradicio-

ceramología bajomedieval valenciana se dio en el con- nal, ni un producto de raíces cristianas, sino el resultado
de la implantación en tierras valencianas de las cerámi-
groso de Siena, donde se presentaron dos trabajos al
cas que en aquellos momentos se fabricaban en el Reino
respecto. En el primero de ellos, a cargo de un abultado
de Mallorca» (López Elum 1987).
equipo de investigadores (Lermaet aiii 1984), se expuso
una sistematización de la loza decorada producida entre
Los trabajos de López Elum, a pesar de centrarse

los siglos XIII al XVI. Las tesis presentadas, forzoso es en aspectos materiales, revelan una perrnanente descon-

decirlo, bebían mucho de la tradición cerarnológica fianza hacia las fuentes de esta naturaleza, esto es, hacia

anterior, pero incorporaban los primeros datos proce- la arqueología, o quizá más bien hacia sus practicantes,

dentes de las recientes intervenciones arqueológicas, los arqueólogos. Sin embargo, creemos que los dos

razón por la cual no se establecían distingos entre la trabajos valencianos presentados el congreso de Siena
producción de Paterna y las de Manises, toda vez que las no sólo no eran contradictorios, sino que se complemen-

excavaciones de ambos centros estaban arrojando reper- tan a la perfección, a pesar de la insistencia de Elum por

torios semejantes. Lo más relevante del trabajo fue singularizar sus posturas. La tesis expuesta en 1987
quizás dar a conocer dos nuevas series cerámicas, la defendiendo una transición paulatina entre la produc-

verde y manganeso esquemátíca, una variante tardía ción alfarera islámica y la bajomedieval, no sólo es

dentro de su grupo (fechada en la segunda mitad del razonable desde el plano teórico, sino que se demuestra

XIV), caracterizada por la simplicidad delas decoracio- diariamente con la documentación y los hallazgos ar-

nes, en su mayoría de dominante radial; y la loza dorada queológicos, a pesar de algunas voces en contra que
de estilo malagueño, primera labor de reflejo luego comentaremos. La propuesta, sin embargo, de un

bajomedieval, con una fecha de inicio propuesta a prin- origen gamatí para la producción alfarera bajomedieval

cipios del XIV. Igualmente, se proponía una clasifica- es inaceptable si se refiere a la globalidad de la industria

ción de la loza azul en tres grupos sucesivos: arcaico, alfarera, pues como ahora veremos, el peso de la tradi-

clásico y pleno. El comienzo de la producción decorada ción local es más que destacado; por contra, si se refiere

se situaba, con escasa convicción, en la segunda mitad


exclusivamente a las cerámicas decoradas, probable-

mente una visión global de las producciones del Medite-


del XIII, a cargo de las primeras lozas en verde y marrón.

En ese mismo congreso, Pedro López Elum rraneo occidental entre los siglos XII al XIV le permitiría

demostraba la vigencia de la investigación basada en la sugerir otros centros de difusión al margen del nazarí.
A estudiar ese problema (esto es, la transición
documentación archivística, presentando un artículo en
entre la industria alfarera almohade y la bajomedieval)
el que enmendaba algunos errores de Guillermo de
desde todos los puntos de vista disponibles, incluyendo
Osma y de otros estudiosos de la primera mitad de siglo
el lexicológico, dedicamos un trabajo en 1988 conjunta-
(López Elum 1986). El autor analizaba diversos contra-
mente con Jaume Coll (Coll, Martí, Pascual 1988). El
tos para la producción de cerámica fechados entre 1325

objetivo era analizar los procesos de intercarnbio cultu-


y 1333, llegando a la conclusión que los témrinos que
ral a través del fósil arqueológico por excelencia, la
aparecen en ellos, opus aureum, opus album et pictum,
cerámica, y aprovechando el paradigma histórico más
opus maleche, opus terre pícte Manizes, son todos ellos
relevante de la etapa medieval, esto es, la conqlliSta
sinónimos y vienen a designar loza dorada. A pesar del

énfasis que pone López Elum en distanciarse de sus feudal de Valencia. De hecho, la conmemoración en ese

año del 750 aniversario del citado evento venía al pelo


predecesores, sus propuestas no se apartan delas defen-
didas por Osmau Olivar Daydí. Argumenta, como ellos, para rememorar un debate ya antiguo, cual es el de la

un origen granadino para la producción valenciana de


continuidad o ruptura de la cultura islámica tras la

reflejo metálico, aunque opina, como novedad, que ésta conquista, llevándolo al terreno de la arqueología. Se
fue el motor que provocó el desarrollo de las restantes partía dela hipótesis que la industria alfarera bajomedieval
series decoradas (verde y manganeso y azul). Por lo debía ser el resultado de la simbiosis entre la tradición

demás, insiste como aquéllos, en el predominio inicial alfarera almohade y la procedente de los territorios

de los artesanos de origen mudéjar o en la importancia cristianos aragonés y catalán. La comparación entre los

de la tradición indígena en la producción. Sitúa el inicio diferentes repertorios cerámicos demostró que la indus-

de la producción a principios del XIV, apoyándose en la tria alfarera bajomedieval, y por ende el mercado coetá-

inexistencia de menciones anteriores a cerámica deco- neo, habían aceptado de la tradición musulmana md”

rada en los aranceles aduaneros de la Corona de Aragón. aquellas formas y avances técnicos que suponía“ un
Por último, en su afán por polemizar con toda la incremento del repertorio de vajilla o una mejore de

historiografía anterior, rebate los argumentosdeAlmagro calidad, siempre y cuando ello no enuaba en Connie“,
directo con sus tradiciones culturales, como sucedía coll
y Llubia sobre la preeminencia de la cerámica de Teruel
140 Cerámica Medieval i Postmedíeval.- MAMI“. IM

, GRANADA
VALENCIA
l

2‘ "|le s.XIII I Referencias documentales de la

I producción de reflejo metálico

. i

l
i
l
Finales

¡malos
s.Xl|l

s, XIV
l
I Posiblemente. primeros 'Jarros de
la Alhambra" verde-marrón
Primeras cerámicas

halladas en
de

contexto
rellejo metálico

arqueológico
y

(Valancra)
.

l
1300}- —— ¡-
_ ' —l

Verde-marron de
l Rellejo metálico con repertorio Relojo metálico
"estilo clásico'
formal y decorativo propio ('estilo malagueño
primitivo“)

1 miteds,>óv
Reflejo metálico
('estilo malagueño
evolucionado“)

Primeros ejemplares

de reflejo metálico de
Loza azul de
'tipo Pula' hallados en
contexto fechado “estilo arcaico'

(Rougievs)

Reflejo metálico de Loza azul de Verde-marrón de

'Tlpo Pola" “estilo clásico' “estilo

osquemático'

2!
mitad
s.XlV

Series de transición

lmitaciones del Renaja metálico


Series Clásicas
reflejo metálico valenciano

Loza azul

Plena

anivellat per a construir darnunt la segona terrisseria. destrucción (con presencia de cerámica azul) una mone-

Pensem que la primera terrisseria estaría en da de Jaime II, con un margen de circulación entre 1291

funcionament durant al menys la segona meitat del s. y 1360. En opinión de Mesquida, «la couche infériere est
XIII. Seria abandonada a finals del XIII i reformada per done antérieure a ces dates, elle ne peut done dater que

a construir la segona terrisseria» (l) (Mesquida 1987, p. de la seconde metió du XIIIe siecle» (l) (Mesquida 1993,

14). Lamentablemente, la tendencia a contar por siglos p. 38)


(según la cual, cualquier estrato anterior a otro fechado, Es de esperar que futuros hallazgos monetarios

pongamos por caso, en el XIV, será del XIII) es frecuente en contextos cerrados o niveles de fundación o de aban-

entre los arqueólogos, pero ello no autoriza a confundir dono bien documentados vengan a enriquecer la polémi-
la vigencia de un edificio con la datación de la cerámica ca cronológica, pero por el momento los análisis de las

hallada en su nivel de destrucción, ni asociar series secuencias estratigráfrcas y las asociaciones de materia-
cerámicas a fases constructivas. les dentro de cada estrato, unido a la comparación con

El segundo caso nos lleva a un razonamiento


paralelos de otros yacimientos, son la fuente más sólida
similar. En la calle del Castillo se localizó un tramo del de que disponemos. Basándonos en ellos, propusimos

foso de la muralla islámica, colmado con cerámicas hace algún tiempo el siguiente esquema cronológico

decoradas en verde y manganeso, loza dorada de estilo (Martí 1994).


malagueño, esgrafiados bajomedievales, vidriados El esquema es deudor de las propuestas de Vicent

monocromos melados y cerámicas bizcochadas. Por Lerma en lo referente a la loza dorada de estilo malagut'

encima del mismo. restos de habitación y en su nivel de ño y a la serie plena de la loza azul, grupos incluidos en
Wim bajomedieval valenciana

la síntesis presentada al congreso de Siena y posterior

utor, junto a otros colabora- una de las cuestiones recurrentes de la ceramología


. A tenor de los datos reitera-
hlSpana, cual es la conexión de las series verde y manga-
neso de época califal-taifa con las series mudéjares. En

el estado actual de la investigación, sabemos que diver-

sos centros alfareros italianos comienzan a producir

maiolicas arcaicas desde las primeras décadas del XIII,

respondiendo a influjos técnicos que parecen venir del


área tunecina y siciliana, verdadero nexo de conexión
ellas emparentadas con grupos formales de tradición
entre el mundo islámico y el feudal, donde se fabrican
almohade, Junto con algunas formas innovadoras, algu-
cerámicas decoradas sobre cubiertas estanníferas duran-
nas de las cuales tendrán un gran desarrollo posterior,

te los siglos XI y XII. Fruto de ello es el florecimiento de


como las ollas, cazuelas y tapaderas en cerámica gris, o
un conjunto de centros fabriles, sin gularmente ligados a
los talladors y pitxers vidriados en verde o melado.
núcleos urbanos importantes, como es el caso de Pisa,
Aparentemente es la producción de una industria en fase Savona o Pavia en el norte, y Brindisi o Gela en el sur
de reconversrón, apegada todavía a sus tradiciones pero
(Berti, Gelichi 1995).
que comienza a introducir labores nuevas.
A su vez, en Francia está bien documentada la
Respecto a las asociaciones de las series decora-
presencia de importaciones magrebies e italianas (así
das entre sí, coincidimos en muchos puntos con las tesis
como otras hispánicas y orientales) durante todo el siglo
de Mesquida. La loza dorada de estilo malagueño co-
XIII a lo largo de la costa del Languedoc y la Provenza.
existe con la producción verde y manganeso (en nuestra
Quizás como una respuesta a la demanda del mercado,
opinión con su fase clásica), así como con los últimos en la segunda mitad de la centuria parecen comenzar su

esgrañados y gran variedad de cerámica monocroma y actividad los primeros talleres autóctonos de cerámica
bizcochada. A su vez, las primeras lozas azules y aún las
estannífera decorada, algunos de ellos conocidos y
series clásicas de esta producción conviven con la loza
excavados (como es el caso del de Sainte-Barbe en
dorada de estilo de Pula (y en nuestra opinión con las
Marsella), y otros tan sólo intuidos en tomo a Montpelier
verde y manganeso esquemáticas). En 1987 expusimos
o el valle del Ródano (Amouric, Demians, Vallauri

varios ejemplos de todas estas asociaciones en conjuntos


1995).
excavados en Valencia (Martí, Pascual, 1987), asocia- Parece definirse así un flujo de este a oeste (en

ciones que se corroboran reiteradamente en las interven- sentido antihorario) y por vía marítima, por el cual se

ciones arqueológicas en la ciudad. La datación del grupo trasmiten, arraigan y se reproducen los conocimientos
de Pula, fechado ampliamente entre el segundo cuarto y técnicos necesarios para la fabricación de cerámicas

finales del XIV (Berti, Tongiorgi 1974; Blake 1986), es decoradas —singularmente en verde y marrón, pero no

la clave para ordenar estas series a lo largo de la centuria. sólo- sobre vidriados de estaño. Con seguridad el proce-

Ello no impide, sin embargo, que la producción so fue de una complejidad mucho mayor, pues la inten-

de algunas de las series decoradas pudiera comenzar sidad de intercambios comerciales en esta esquina del

Mediterráneo durante el siglo XIII es de tal envergadura


algo antes, pero creemos inutil entrar en una polémica
estéril por adelantar o retrasar algunos años el “11‘30 de que, a buen seguro, las producciones más relevantes de

la fabricación, toda vez que, como señalamos, carece- cada taller eran conocidas de puerto en puerto. Según

mos de datos concluyentes. Queremos recalcar, sin em-


esto, la posibilidad de desarrollar o no una producción

autónoma en un taller determinado no dependería tanto


bargo, la existencia de una fase de la prodilfClÓn de
de la posibilidad de adquirir unos conocimientos ade-
cerámica bizcochada y vidriada anterior al micro de las
cuados (por imitación de las producciones o por instala-
series decoradas, fases ambas bien documentadas en la
ción de artesanos de otros centros), cuanto de la capaci-
ciudad de Valencia. Por otra parte, las fuentes de archi-
dad de asimilarlos, de la organización del taller o de la
vo, como es bien sabido, sitúan la primera referenCla a
configuración del mercado, factores en deñnitiva inter-
una Producción decorada —loza dorada, en concrei0- en
nos a cada centro.
1325 (López Elum 1984, p. 31), aunque la “mación de
Los talleres almohades valencianos tenían el ni-
cerámica común está documentada por estas misma:
vel técnico requerido, pero la conquista feudal supuso un
fuentes en 1285 (López Elum 1984, p. 69-71). En e
impacto enorme en la organización de la producción. A
Contexto actual de la investigación, el umbral del "55’
falta de conñrmarse la existencia o no de talleres islámicos
cientos es sencillamente una referencia cronológlca'con'
en Paterna (cuestión señalada por Mesquida en diferen-
Vencional para evitar ambigüedades y centrar la dlscu-
testrabajOS), ninguno de los conocidos en época almohade
sión en aspectos científicamente más rentables. n
sobrevivió a la conquista. La forma arbitraria de reparto
La discusión cronológica se ha quendo forzar“:
del territorio —Miquel Barceló (1985) no duda en usar la
ocasiones poniendo de manifiesto las temprafltzls,°r:s y
expresión «reparto del botín»—, con la consiguiente
1081318 de las producciones verde Y morado l ¡an
«incomprensión» de los conquistadores de la lógica
francesas. La reflexión acerca de “tos al r pos'acrÏas es en
rámicos
inherente a los sistemas productivos autóctonos (ya
. uccioneS V en“ . '

y sus relacrones con las prod manto srtúa el


fuera una explotación agrícola o un centro alfarero),
cual‘luier caso y
del máximo interés por c
' ' . to es! e
l unida a la caída de los mercados tradicionales debido al
Pmblema en su justa drmensrón espwgláteefrecupera desarmigo de la sociedad musulmana, a la huida de la
Mediterráneo occidental. Y porque. de re
La investigación sobre cerámica bajomedieval Vallinciana

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