Amor q e sana

Dick Winn

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ASOCIACION CASA EDrfoRA SUDAMERICANA
Avda. San Martín 4555
1602 Florida, Buenos Aires, Argentina

Asociación de Publicaciones Interamericana

Miami, Florida 33134, EE. UU. de N. A.

Publicaciones Interamericanas
Boise, Idaho 83707,.EE. UU. de N. A.
 Prefacio

Este libro devocional procura mostramos el amor de Dios tal como fue
manifestado en la persona de su Hijo, desde una perspectiva diferente.
El problema del pecado y la consiguiente separación de Dios nos molesta a
todos por igual. Ninguno de nosotros puede escapar de él por sus propios medios.
Nuestra situación seria desesperante, si no fuera porque Dios tomó la iniciativa de
salir a nuestro encuentro, como lo hizo con Adán y Eva en el Edén, para solucionar
nuestras dificultades.
Pero parte de nuestro problema es que no entendemos qué es exactamente el
pecado. Generalmente tenemos la idea de que son actos. Por otro lado, tampoco
comprendemos bien a Dios, y no sabemos realmente cómo es El. Intelectualmente
nos parece conocerlo, pero en la práctica damos evidencias de no captar claramente
sus intenciones para con nosotros. Nos cuesta damos cuenta de su AMOR QUE
SANA. El hace esfuerzos increíbles para sanar nuestra relación con El, que ha sido
rota. Y es esta relación, precisamente,. la nueva perspectiva que el autor procura
mostramos para que comprendamos a Dios y al pecado.
La lectura sistemática de las páginas de este volumen sin duda le abrirá nuevos
horizontes y le ayudará a comprender mejor al gran Médico que nunca perdió ·un
caso que se ha confiado enteramente en sus manos.

Los editores
 Título del original: His Healing Love, Review and Herald
Publishing Association, Hagerstown, !VID, 21740, Estados Unidos
de Nortearnérica, 1986.

IMPRESO EN LA ARGENTINA
Printed in Argentina

Primera edición, 198&(17.500 ejemplares)

Es propiedad. Queda hecho el depósito

que marca la ley 11.723.

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ISBN 950-573-098-5 (tapa dura)

ISBN 950-573-099-3 (tapa flexible)

Este libro se terminó de imprimir, mediante el sistema offset, el 21 de julio de

1986, en los talleres gráficos de la Asociación Casa Editora Sudamericana,
Avda. San Martín 4555, 1602 Florida, Buenos Aires, Argentina.

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 22 de noviembre

¿CUAN CALIENTE ES EL INFIERNO?

Elltos serún castigados con destrucción eterna, y serán arrojados lejos de la
presencia del Señor y de su gloria y poder. 2 Tesalonícenses 1: 9, versión
Dios habla hoy.

Si está leyendo esta meditación a la luz de una lámpara de mesa, deje que sus
ojos bajen de la lámpara misma hasta el cable eléctrico que sale de la base de ella.
Siga luego el cable hasta el enchufe en la pared. De allí tendrá que imaginar los
cables eléctricos que recorren su casa, atraviesan la población donde vive, cruzan
los campos y terminan (o comienzan) en una gran planta generadora de electricidad.
La lamparita da luz porque tiene una conexión ininterrumpida con la planta
generadora. Si los cables estuvieran cortados en alguna parte -si un árbol cayera
sobre los cables y los cortara, o si usted desenchufara la lámpara-, la luz se
apagaría. La lámpara no puede dar luz por sí sola.
De la misma manera, vivimos porque estamos en unión con el Dador de la
vida, nuestro Padre celestial. Aunque hemos cortado nuestra conexión con El, Dios
ha estado dándonos diariamente el don de la vida para que podamos elegir la
renovación de nuestra lealtad hacia El. Pero El no mantendrá indefinidamente a todo
el planeta con un plan de emergencia para sostener la vida. Dios tiene un gran
respeto por nuestra libertad; vendrá el día en que los que -rehusaron su generosa
invitación a la amistad recibirán lo que eligieron: la separación de El.
.Cuando usted desenchufa su lámpara, ésta no explota. La luz sencillamente se
extingue. Tampoco necesitamos golpear la lámpara enfurecidos para que no dé más
luz. Se apaga cuando se la desconecta. De la misma manera, cuando uno rompe la
relación con Dios, la vida cesa. Dios no necesita, enojado, destruirla. Ni tampoco
necesita hacer un milagro para mantener viva a la persona para que pueda al mismo
tiempo castigarla en forma indefinida. Estar separados del Dador de la vida es estar
muerto -eternamente.
La gente a quien Dios se dirigía en los tiempos bíblicos no siempre entendió
este principio de causa y efecto. Les era difícil apreciar lo destructor que es estar
fuera de armonía con Dios. Por ello los escritores bíblicos emplearon la imagen del
fuego consumidor para describir la certidumbre y totalidad de la destrucción de la
vida por la separación de Dios. Pero estar separado de Dios es, en sí mismo, lo peor
que podría pasarle a una persona. Dios no necesita encender los fuegos del infierno
para reforzar lo que ya es terrible.

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