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INDICE

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1. INTRODUCCION .............................................................................................................................. 1
2. ANTECEDENTES .............................................................................................................................. 2
3. MARCO TEÓRICO ........................................................................................................................... 3
3.1. Concepto de Poder ........................................................................................................................... 3
3.2. De la Dispersión a La Concentración de Poder ............................................................................. 4
3.3. La División de Poderes .................................................................................................................... 5
BIBLIOGRAFÍA......................................................................................................................................... 7

1. INTRODUCCION

El estado, como forma organizada del poder político, ha tenido presente desde sus más remotas
manifestaciones, la discusión de cómo han de organizarse las diversas facultades, funciones, o bien
los poderes, que en dicha organización radican. En el siguiente trabajo puede observarse como a
través del tiempo y la historia, las sociedades se desenvolvieron mediante sistemas de gobierno
absolutistas ya que la concentración del poder se encontraba en manos de un soberano, ya sea por
suscritos divinos o por la voluntad de la corte, y para contrarrestar esto se implementó la división
de poderes.

La división de poderes es un principio organizativo en algunas formas de gobierno en la cual


las potestades legislativa, ejecutiva y judicial son ejercidas a través de órganos estatales
autónomos, distintos e independientes entre sí. Es la cualidad fundamental que caracteriza a
la democracia, tiene como finalidad evitar la concentración del poder en una o pocas manos. Los
poderes de gobierno son independientes pero actúan coordinadamente (el poder ejecutivo puede
presentar un proyecto de ley, un juez de la corte suprema puede ser separado de su cargo por el
poder legislativo mediante juicio político, un embajador puede ser nombrado por el presidente pero
necesita acuerdo del senado). Esto pone al poder como centro de equilibrio, para lograr así una
correcta función del estado.

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2. ANTECEDENTES

Desde que aparecieron las primeras formas de organización social, se puede observar que en
las pequeñas comunidades existe un grupo reducido de personas que toman decisiones en relación
al resto, quienes deben cumplir la orden emanada de quienes deciden. Hay entonces una relación,
una relación mando-obediencia. Pero no se trata de una relación simple de carácter familiar,
profesional o laboral, sino de una relación compleja que de alguna manera afecta al grupo en su
conjunto. Según Platón, la decisión política se diferencia de las formas de decisión porque afecta
a la totalidad. Por su naturaleza colectiva, esta decisión es impersonal, algo parecido a los mandatos
y normas jurídicos, que son universales porque tienen validez para todos los miembros de una
sociedad, pero que las decisiones políticas emanadas de la autoridad, sean acatadas o no, dependerá
de una serie de factores objetivos y subjetivos existentes en un momento determinado.

Al lado de la decisión impersonal están las decisiones personales que recaen directamente sobre
un individuo o un reducido grupo de individuos. Es el caso del dictador, que ejerciendo todo su
poder, encarcela al opositor político. Se puede decir, entonces, que las decisiones de poder político
son, impersonales como personales y recaen sobre los individuos.

Aristóteles planteaba la supremacía de la ley como elemento de un gobierno que tiende al bien
de sus súbditos; sostenía que la ley es “la razón desprovista de pasión” (Sabine, 2009, p. 95).
Cuando el gobernante y el súbdito se encuentran en una situación determinada por ley, esto se
proyecta en la relación política, la cual permite la libertad y se reconoce dignidad al súbdito,
cuestión que no ocurre en un gobierno despótico.

Los griegos concebían el sistema jurídico como obra del legislador producto de inspiración de
las divinidades, el cual sería objeto de reformas en situaciones extraordinarias y circunstanciales.
Así, las funciones estatales eran dos: la de ejecutar, encomendada a los magistrados, y la de juzgar,
sin que existiera imposibilidad de que un mismo individuo integrase o ejerciera en ambas, no
habiendo una verdadera separación. Con estos elementos Aristóteles busca plantear una forma de
gobierno mixto que, evitando los extremos, logre incluir a los elementos oligárquicos y
democráticos, y que coexistan prudentemente.
La primera forma conocida de organización del Estado es declarada en el siglo II a.C. por Polibio,
escritor grecorromano, que siguiendo a Aristóteles afirma que cada forma de gobierno tiene una
virtud específica, ya sea monarquía, aristocracia o república, por lo que es aquella forma de
gobierno que conjugue las tres formas la que, en principio, al no excluirlas, no dota de demasiado
poder a ninguna. En ningún caso un elemento podría desequilibrar al sistema, puesto que actuaría
otro de los elementos para no permitirlo y hacer que se mantuviera en estado de equilibrio.

Esto puede observarse en Roma, ya que los distintos elementos se encontraban ajustados y en
equilibrio, lo que impedía que alguno de los estamentos representados institucionalmente
sobrepasara sus funciones, ya que, debido a la composición mixta, se permitía un natural
impedimento o frenos recíprocos, o bien colaboración. Esto institucionalizado mediante la facultad
de veto entre los magistrados o en el nombramiento de ciertas autoridades en los que debían
concurrir el Senado y los cónsules. Así, el gobierno monárquico se encuentra representado por los
cónsules, la aristocracia en el Senado y la democracia por las asambleas de la plebe.

Tanto en Grecia como en Roma se confirma la idea de la primacía del derecho sobre los
gobernantes, lo que se manifestaba en la generalidad de la ley. Esto da estabilidad orgánica a la
estructura del Estado y, a su vez, a la relación del Estado con sus ciudadanos. Aristóteles sostenía
que “la ley debe ser soberana en todos los asuntos, y los magistrados y ciudadanos sólo deben
determinar los detalles”, “lo único que puede hacer la ley es generalizar” (Vile, 2007, p. 25).

3. MARCO TEÓRICO

3.1. Concepto de Poder

La palabra poder tiene su raíz etimológica en el término latino “potere”, que deriva del latín
arcaico “posse”. La conjunción del verbo “posse”es el resultado de una complicada combinación
de “pottis ese” que siginifica ser capaz. De ahí se puede derivar que “tener poder” significa “tener
la capacidad de hacer algo”.

Existe una gama extensa de conceptos referidos al poder, y uno de ellos se refiere a la facultad
que alguien tiene para mandar o realizar una tarea o cosa. Puede ser una persona, un grupo o una
institución, los que posean esta capacidad de dominio, fuerza o supremacía sobre otras personas o
cosas.

En términos jurídicos, se puede atribuir el poder de una persona a otra (apoderado), con el
objetivo de que, en nombre del primero, pueda realizar actos en lugar de él, que consten en el
documento del apoderamiento. De esta forma, cualquier acto que realizará el apoderado, tendrán
los mismos efectos que si lo hubiera hecho directamente el poderante.

En el Derecho Político, el poder es el ejercicio regulado de la autoridad que conduce a una


división de la sociedad en gobernantes y gobernados. El poder presupone un ordenamiento
jerárquico y la existencia de distintas funciones. Entre los tipos de formas de ejercicio de poder se
encuentran: la gerontocracia (o poder de los ancianos), el poder feudal, el totalitarismo y la
democracia.

Max Weber realizó una distinción entre formas puras del poder desde el punto de vista de su
legitimidad: el poder legal, de carácter racional; el poder tradicional, creencia en la inviolabilidad
de la tradición; el poder carismático, creencia en la santidad, en la fuerza heroica o en los dotes
especiales de los gobernantes. Dentro del ámbito de un análisis sociológico, el poder consiste en
la capacidad de influir y controlar los actos de los demás, tanto individual como colectivamente.
Son diversos factores como el dinero, el status, los vínculos sociales, el prestigio etc., en los que
se basan y suele ser característico de unas clases determinadas.

3.2. De la Dispersión a La Concentración de Poder

El ordenamiento feudal europeo, especialmente en Inglaterra, no se establecía en orden a un


poder absoluto de tipo monárquico; esto debido a la organización piramidal y territorial del poder.
El rey feudal de la Alta Edad Media era expresión de un poder que no era ejercido en forma
absoluta, puesto que la sociedad se encontraba organizada, como explica Fernández Sarasola
(2003), a través de distintos grupos o estamentos sociales. Las funciones del rey se limitaban a
ejercer como supremo tribunal de apelación, por medio de la aplicación de iurisdictio, que es la
facultad de autorizar algún proceso judicial. La creación del derecho fue la palanca que incitó el
cambio, influido por el naciente dinamismo social producto del mercantilismo. Así, en Inglaterra,
la articulación del orden del poder se produce por la sucesión de distintos eventos: 1215, año en el
que se suscribe la Carta Magna; 1265, año consensual de nacimiento del Parlamento inglés, y
1287, año en que se estableció como modelo de composición de la Cámara baja (cámara de los
parlamentos).

El Parlamento permitía la incorporación representativa de las clases aristócratas bajas y de la


burguesía de ciudades libres. Respecto a las funciones, lentamente el Parlamento comienza a tomar
control sobre algunas materias, principalmente en materias tributarias. Por otro lado, en la época,
las Cortes de justicia establecieron los puntos básicos del ordenamiento del common law que es
el derecho común.

3.3. La División de Poderes

Hablando a nivel de Estado, esta división, se da a fin de que una sola persona o grupo de
personas no sea el único responsable o dueño de los poderes dentro del Estado, para tener un
equilibrio y correcto control de los mismos. Hay diferentes formas de administrar estados:
separación de poderes, separación de funciones y fusión de poderes son algunos de ellos.
La separación de poderes está en un nivel más alto, entre diferentes poderes independientes,
mientras que la separación de funciones es equivalente a la división de funciones dentro de un solo
poder.

La división de poderes exige distinta fuente de legitimación, o distinto acto legitimador de la


misma fuente, para cada uno de los poderes separados. Si el poder legislativo nombra al poder
ejecutivo y al judicial, no habrá separación ni división de sus poderes, puesto que el poder de
nombrar lleva consigo el de revocar. En la democracia representativa, no importa que todos los
poderes tengan la misma legitimación electiva con tal de que el pueblo nombre a cada uno de ellos
en elecciones separadas. En la separación de poderes ningún poder debe tener preponderancia real
o formal sobre los demás poderes, es decir, que de hecho y de derecho sean entre sí independientes.
Eso distingue a la separación democrática de poderes de la división funcional.
3.3.1 El sistema de División de poderes de John Locke

La División de poderes fue inicialmente teorizada en el Segundo Tratado sobre el gobierno civil,
un manuscrito político de 1690 escrito por el inglés John Locke donde distingue:

 Un Poder Legislativo que crea las leyes (el principal para Locke) ;

 Un Poder Ejecutivo que vela por la ejecución y aplicación de las leyes;

 Un Poder Federativo que conduce las relaciones internacionales, en particular el poder de


hacer la guerra, celebrar tratados, y establecer relaciones diplomáticas.

En su Tratado del gobierno civil retoma la teoría del estado de naturaleza, a la que caracterizaba
como una condición de libertad e igualdad. Inspirado en Hooker, Locke afirma:

“si yo causo un daño, he de esperar sufrimientos, porque no hay razón que obligue a los demás a
tratarme a mí con mayor amor que el que yo les he demostrado a ellos. De modo, pues, que mi
deseo de ser amado, me impone el deber natural de consagrarles a ellos plenamente el mismo
afecto. Nadie ignora las diferentes reglas y leyes que, partiendo de esa igualdad entre nosotros y
los que son como nosotros mismos, ha dictado la ley natural para dirigir la vida del hombre”
BIBLIOGRAFÍA

 Sabine, G. H. (2009). Historia de la teoría política (3a ed.). México: Fondo de Cultura
Económica.
 Vile, M. J. C. (2007). Constitucionalismo y separación de poderes. Madrid: Centro de
Estudios Políticos y Constitucionales.

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