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El suelo es la capa superior de la tierra donde se desarrollan las raíces de las plantas.
El suelo es esencial para el cafeto porque le facilita el anclaje y le proporciona el agua y
los nutrimentos necesarios para su crecimiento, desarrollo y producción.
Tiene su origen en la desintegración y descomposición lenta de las rocas, causada
principalmente por la acción del agua, la temperatura y los vientos. En algunas regiones
estos procesos se acompañan de cenizas provenientes de los volcanes. Con el paso del
tiempo las partículas formadas se mezclan con los residuos de animales y vegetales en
descomposición, dando origen al suelo o capa vegetal.
El suelo está compuesto por sustancias sólidas (orgánicas e inorgánicas), agua y aire.
Color
En términos generales, el color negro de los suelos indica un buen contenido de materia
orgánica. Los suelos oscuros son los mejores para el café y los cultivos, en general.
Textura
Está relacionada con el tamaño de los granos o partículas del suelo:
Estructura
Es la forma como se agrupan las partículas o granos del suelo y es determinante para el
crecimiento y penetración de las raíces.
Porosidad y permeabilidad
Al agruparse los granos o partículas del suelo para formar terrones, quedan entre ellos
espacios de tamaño variable denominados poros, que son ocupados por el agua y el aire.
Los suelos arenosos son de permeabilidad alta y los arcillosos de baja permeabilidad.
Los mejores suelos para el café son los francos, en los cuales la permeabilidad es
moderada
Profundidad efectiva
Se llama así a la distancia hasta donde las raíces de la planta pueden penetrar fácilmente en
busca de agua y alimento.
A mayor profundidad efectiva del suelo mejor será el desarrollo radical del cafeto.
En general, un suelo para cultivar café es profundo si permite la penetración de las
raíces hasta 80 centímetros.
La erosión ocasionada por las inadecuadas prácticas de desyerba del cultivo, disminuye
la profundidad efectiva del suelo.
En resumen los mejores suelos para el cultivo del cafeto son los francos, de buena
profundidad efectiva, con estructura granular, buena aireación y permeabilidad moderada.
Las más importantes son: pH o acidez, fertilidad, materia orgánica. Son determinadas en el
laboratorio mediante el análisis químico de suelos.
Grado de acidez o pH
Esta medida varía entre 1 y 14. Los suelos buenos para café deben tener una acidez
entre 5 y 5.5.
Al cafeto no le convienen suelos con valores de la acidez por debajo de 5 o por encima
de 5.5, pues se dificulta la nutrición del cultivo.
Fertilidad
Esta propiedad del suelo está estrechamente relacionada con la cantidad disponible de
nutrimentos para las plantas.
Los elementos nutritivos que el cafeto requiere en mayor cantidad son: Nitrógeno, Fósforo y
Potasio.
Un suelo que presente mediana a baja fertilidad se puede mejorar con la aplicación de
fertilizantes.
En general, se puede decir que para el cultivo del cafeto son más importantes las buenas
condiciones físicas del suelo que su fertilidad natural.
Materia orgánica
Está representada por los residuos descompuestos de plantas y animales. La pulpa de café
descompuesta aporta materia orgánica a los suelos. La materia orgánica tiene mucha
importancia para obtener una alta productividad del cultivo. Influye en forma decisiva en el
mejoramiento de las condiciones físicas del suelo, favorece la retención de humedad y es el
principal sustrato para el desarrollo de pequeños organismos que la transforman en una gran
fuente de alimento para el cafeto. Los suelos buenos para cultivar café deben tener contenidos
de materia orgánica mayores al 8%.
De acuerdo con varios trabajos citados por Escobar (1997), las condiciones que favorecen el
desarrollo de la lombriz de tierra son:
El pH óptimo entre 5.5 y 6.5, aunque pueden crecer en un rango entre 4.5 y 8.
La temperatura óptima varía entre 15 y 25oC.
La humedad: Indispensable para mantener su cuerpo frío y húmedo; toleran saturación
del suelo, pero con presencia de oxígeno.
Los artrópodos
En los artrópodos, los órdenes que se presentan con más frecuencia en los suelos son: Díptera
(moscas), Coleóptera (cucarrones o escarabajos), Collémbola, Arachnida (arañas), Himenóptera
(hormigas), Isóptera (termitas), Diplópoda (milpies) y Quilópoda (ciempiés); en los moluscos los
principales son Helicoidea (caracoles) y Limacoidea (babosas) (Pritchett, 1991; Cochran et al,
1994).
Nematodos
Son los animales pluricelulares más pequeños del suelo. Por su tamaño, durante sus
desplazamientos, no alcanzan a generar en él mayores disturbios. Son unos gusanos redondos o
cilíndricos que pueden ser o no visibles al ojo humano, en general microscópicos en forma de
hilos, se encuentran frecuentemente en casi todos los suelos, con una distribución espacial media
de 50 nemátodos por gramo de suelo seco (BUCKMAN & BRADY, 1977). Son el grupo animal
más abundante en el suelo, después de los protozoos. Suelen encontrarse en los primeros 10 a 15
centímetros del suelo (hacia abajo), predominando en ambientes húmedos y orgánicos donde el
pH es neutro y en la rizosfera; es decir, cerca de las raíces de las plantas (COYNE, 2000).
Microorganismos
Los organismos de este tipo presentes en
el suelo, se establecen generalmente en la
rizosfera (región del suelo influenciada por
la raíz, con alta cantidad de carbono
disponible).En este grupo estan incluidos.
Según el diámetro que presenten los fragmentos que conforman la roca, se distinguen:
Según cómo y dónde se enfría el magma se distinguen dos grandes tipos de rocas ígneas,
las plutónicas o intrusivas y las volcánicas o extrusivas.1
Basalto (roca volcánica); las líneas claras muestran la dirección del flujo de lava.
Las rocas volcánicas o extrusivas se forman por la solidificación del magma (lava) en la
superficie de la corteza terrestre, usualmente tras una erupción volcánica. Dado que el
enfriamiento es mucho más rápido que en el caso de las rocas intrusivas, los iones de los
minerales no pueden organizarse en cristales grandes, por lo que las rocas volcánicas son
de grano fino (cristales invisibles a ojo desnudo), como el basalto, o completamente
amorfas (una textura similar al vidrio), como la obsidiana. En muchas rocas volcánicas se
pueden observar los huecos dejados por las burbujas de gas que escapan durante la
solidificación del magma.
El volumen de rocas extrusivas arrojadas por los volcanes anualmente depende del tipo de
actividad tectónica:2
Textura[editar]
Artículo principal: Textura (petrología)
La textura de una roca ígnea se usa para describir el aspecto general de la misma en
función del tamaño, forma y ordenamiento de los cristales que la componen. En un
esquema simplificado se pueden distinguir hasta seis texturas ígneas:3
Textura vítrea. Las rocas con textura vítrea se originan durante algunas erupciones
volcánicas en las que la roca fundida es expulsada hacia la atmósfera donde se enfría
rápidamente; ello que ocasiona que los iones dejen de fluir y queden desordenados
antes de que puedan unirse en una estructura cristalina ordenada. La obsidiana es un
vidrio natural común producido de este modo.
Textura afanítica o de grano fino. Se origina cuando el enfriamiento del magma es
relativamente rápido por lo que los cristales que se forman son de tamaño
microscópico y es imposible distinguir a simple vista los minerales que componen la
roca. Es un ejemplo la riolita.
Textura fanerítica o de grano grueso. Se origina cuando grandes masas de magma
se solidifican lentamente a bastante profundidad, lo que da tiempo a la formación de
cristales grandes de los diferentes minerales. Las rocas faneríticas, como
el granito están formadas por una masa de cristales intercrecidos aproximadamente
del mismo tamaño y lo suficientemente grandes como para que los minerales
individuales puedan identificarse sin la ayuda del microscopio.
Textura porfídica. Son rocas con cristales grandes (llamados fenocristales)
incrustados en una matriz (llamada pasta) de cristales más pequeños. Se forman
debido a la diferente temperatura de cristalización de los minerales que componen la
roca, con lo que es posible que algunos cristales se hagan bastante grandes mientras
que otros estén empezando a formarse. Una roca con esta textura se conoce
como porfiroide.
Textura pegmatítica. Las pegmatitas son rocas ígneas de grano especialmente
grueso, formadas por cristales interconectados de más de un centímetro de diámetro.
La mayoría se hallan en los márgenes de las rocas plutónicas ya que se forman en las
últimas etapas de la cristalización, cuando el magma contiene un porcentaje
inusualmente elevado de agua y de otros volátiles como el cloro, el flúor y el azufre.
Textura piroclástica. Algunas rocas ígneas se forman por la consolidación de
fragmentos de roca (cenizas, lapilli, gotas fundidas, bloques angulares arrancados del
edificio volcánico, etc.) emitidos durante erupciones volcánicas. No están formadas por
cristales y su aspecto recuerda al de las rocas sedimentarias. La toba volcánica es un
ejemplo de este tipo de roca.
Las rocas plutónicas acostumbran a tener texturas faneríticas, porfídicas y pegmatíticas,
mientras que las rocas volcánicas son de textura vítrea, afanítica o piroclástica.
Composición química[editar]
Aproximación a la mineralogía de las rocas ígneas en función de su contenido en sílice.
Andesita.
Las rocas ígneas están compuestas fundamentalmente por silicatos (SiO44-); estos dos
elementos, más los iones aluminio, calcio, sodio, potasio, magnesio y hierro constituyen
aproximadamente el 98 % en peso de los magmas. Cuando éstos se enfrían y solidifican,
dichos elementos se combinan para formar dos grandes grupos de silicatos:3
Rocas félsicas o de composición granítica. Son rocas ricas en sílice (un 70 %), en
las que predomina el cuarzo y el feldespato, como por ejemplo el granito y la riolita.
Son, en general, de colores claros, y tienen baja densidad. Además de cuarzo y
feldespato poseen normalmente un 10 % de silicatos oscuros,
usualmente biotita y anfíbol. Las rocas félsicas son los constituyentes principales de
la corteza continental.
Rocas andesíticas o de composición intermedia. Son las rocas comprendidas entre
las rocas félsicas y máficas. Reciben su nombre por la andesita, las más común de las
rocas intermedias. Contienen al menos del 25 % de silicatos oscuros,
principalmente anfíbol, piroxeno y biotita más plagioclasa. Estas rocas están asociadas
en general a la actividad volcánica de los márgenes continentales (bordes
convergentes).
Rocas máficas o de composición basáltica. Son rocas que tienen grandes
cantidades de silicatos oscuros (ferromagnésicos) y plagioclasa rica en calcio. Son,
normalmente, más oscuras y densas que las félsicas. Los basaltos son las rocas
máficas más abundantes ya que constituyen la corteza oceánica.
Rocas ultramáficas. Roca con más de 90 % de silicatos oscuros. Por ejemplo,
la peridotita. Aunque son raras en la superficie de la Tierra, se cree que las peridotitas
son el constituyente principal del manto superior.
La siguiente tabla es una subdivisión simple de rocas ígneas, de acuerdo con su
composición y origen:
Composición