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Didáctica de la filosofía.

David Olarte Carrasco


Ensayo filosófico

Una mirada crítica al Curriculum respecto al lugar y sentido de la Filosofía


en la educación media.

Resumen

En la actualidad el rol fundamental de la filosofía en la enseñanza media está


opacado no solamente por el Curriculum que tiende a reforzar los conocimientos científicos
y técnicos, sino también por nuestra cultura postmoderna inmersa en la relativización,
donde la búsqueda de grandes verdades de los estudiantes tropieza con la sacralización de
las opiniones y la incapacidad de abstracción subjetiva. Los educandos están frente a un
peligro inminente, pues mientras más prime una educación enfocada en el sentido funcional
e inmediato, menos lugar habrá para la reflexión filosófica sobre los principios (valores,
creencias, trascendencias, etc.) en la agenda educativa. Frente a esta realidad acuciante cabe
interrogarse ¿Cuál es el lugar y el sentido de la filosofía en la educación media actual?
¿Qué debería fomentar una educación filosófica en los jóvenes? ¿Cuál es el rol del profesor
en el aprendizaje del ejercicio filosófico de los jóvenes de cara a su realidad? Estas
interrogantes guiarán el desarrollo del objetivo que me he planteado, lo cual es explicitar el
lugar y sentido de la filosofía en la formación de los jóvenes de nuestras escuelas
secundarias.
Introducción

En el presente trabajo pretendo indagar sobre el lugar y sentido de la filosofía en la


educación media actual, esto desde una mirada crítica al enfoque del Curriculum1 nacional
y el rol que debería jugar la educación filosófica en los jóvenes de cara a una sociedad que
se sumerge cada vez más en la relativización, debido a los procesos científicos y
tecnológicos. Para lograr este propósito planteo tres preguntas transversales que considero
fundamentales ¿Cuál es el lugar y el sentido de la filosofía en la educación media actual?
¿Qué debería fomentar una educación filosófica en los jóvenes? ¿Cuál debería ser el rol del
profesor de filosofía en el aprendizaje del ejercicio filosófico en los jóvenes? Así, la
indagación sobre la realidad actual que ocupa la filosofía en el curriculum y en la
formación de los estudiantes será el hilo conductor del objetivo del presente ensayo que es
explicitar el lugar y sentido de la filosofía en la formación de personas autónomas, con
pensamiento y juicio crítico.

En este sentido, en el presente trabajo primero ensayo una crítica al marco curricular
de filosofía actual poniendo énfasis en la incoherencia existente entre el discurso valórico
sobre la importancia de la filosofía y la presencia limitada de esta disciplina en la
educación de los jóvenes. En segundo lugar, pretendo explicitar el rol y sentido de la
filosofía en la formación de los jóvenes, esto a partir un análisis de los rasgos ideológicos
curriculares que se tejen en el Curriculum. Finalmente, a partir de esta indagación y
explicitación sustento dicho rol y sentido desde mi experiencia y la de muchos jóvenes que
han sido encuestados para este propósito.2 Además, en este punto pongo énfasis sobre el rol
del profesor en el desarrollo de la constitución del pensamiento crítico y autónomo de los
estudiantes.

1. El lugar de la filosofía en el Curriculum actual.

Quiero partir afirmando que el Curriculum es de por sí un documento filosófico, ya que


maneja un discurso de carácter apologético, es decir defiende una posición asumida por el
MINEDUC respecto al lugar y sentido de la filosofía en la educación actual de los jóvenes.
Asimismo, “es un documento filosófico, con fuerte contenido democrático porque procura

1
Desde aquí en adelante se entenderá el Curriculum como el Marco Curricular de Filosofía
2
Me refiero a las encuestas realizadas a jóvenes egresados de la enseñanza media, sobre el “Sentido y lugar
de la filosofía en la formación del educando”, por María Paz Acuña y David Olarte.
tomar en cuenta las posiciones de varios colectivos y personas […]” (Longón, 2006, 90),
como también acoge varias visiones ideológicas curriculares.

Con todo, es cierto que en el discurso del Curriculum aparece como fundamental el
rol de la filosofía en el desarrollo del aprendizaje de los jóvenes. Pues,

[…] contribuye a la formación de los estudiantes a través de un conjunto de


conocimientos y habilidades que permiten desarrollar una comprensión
rigurosa del ser humano y una capacidad de juicio autónomo, con el fin de
enriquecer espiritualmente a la persona (Curriculum, 2015, 113).

Sin embargo, si se afirma en el discurso la importancia de la filosofía para la


formación del desarrollo cognitivo y espiritual cómo es posible que seguidamente se nuble
el lugar que la filosofía debería ocupar. Pues, esta disciplina sólo “[…] se integra al
currículum en el último ciclo de la enseñanza media […]” (Curriculum, 2015, 113). Aquí se
halla ¡la mayor incoherencia radical! Pues, si se reconoce que la filosofía es imprescindible
debería incluirse un programa para toda la formación media. Más aún, la línea que sigue a
esa rotunda incoherencia, supone que antes del cuarto medio los jóvenes no se encuentran
en la capacidad de desarrollar una mirada reflexiva, crítica e integradora sobre sí mismos.
Ya que, la filosofía sólo se integra para la formación del educando cuando éste haya
“alcanzado ya un adecuado grado de madurez” (Curriculum, 2015, 113). Esta perspectiva
pareciera declarar que los educandos son incapaces de desarrollar “una comprensión
rigurosa del ser humano y una capacidad de juicio autónomo” (Curriculum, 2015, 113)
antes del cuarto medio, lo cual puede ser refutado por los estudios sobre el desarrollo del
aprendizaje en los adolescentes.

Dejando claro estos cuestionamientos, quiero afirmar que estoy de acuerdo con el
planteamiento del Curriculum sobre la indispensabilidad de la filosofía; sin embargo,
discrepo con el tiempo limitado que ocupa en la agenda educativa de nuestro país. Pues, si
la filosofía es fundamental para el desarrollo de un aprendizaje reflexivo e integrador del
conjunto de sus experiencias intelectuales y personales debería ser un proceso continuo en
el desarrollo del aprendizaje de toda la formación media. Desarrollar la capacidad de juicio
autónomo es un proceso largo en el cual la filosofía tiene mucho que aportar. En pocas
palabras, debería darse a la filosofía el lugar que le corresponde en la enseñanza media.
Precisamente, porque una educación filosófica trata de formar personas libres, críticas,
creativas, solidarias, pero sobre todo trata de contribuir en la constitución de sujetos
autónomos (cf. Longón, 2006, 103).

2. Rol y sentido de la filosofía en la Enseñanza Media

El discurso del Curriculum es sustancial para entender el sentido de la filosofía en la


formación de los educandos hoy. Como mencioné, al inicio del ensayo, este discurso toma
en cuenta las posiciones de varias visiones ideológicas curriculares. 3 Cuando digo que toma
en cuenta me refiero a que el Curriculum hace suya tres ideologías curriculares pero
interpretando y adecuándolo al enfoque y la visión de la educación nacional. Así, al asumir
cuidadosamente en su discurso estas ideologías curriculares pretende mostrar una posición
respecto al rol y sentido de la filosofía en la enseñanza medía, esto para responder a los
requerimientos de una relativización instaurada y atender los nuevos desafíos de la
educación donde los estudiantes tropiezan con la sacralización de las opiniones y la
incapacidad de abstracción subjetiva.

Entonces, en el discurso del Curriculum hay tres rasgos ideológicos curriculares que
operan de modo preponderante. El primer rasgo curricular es la Ideología Académica
Erudita. La influencia de esta ideología se evidencia en que el curriculum plantea que el
conocimiento otorga la capacidad de entender a través de un pensar reflexivo, como cultivo
de una actitud crítica, privilegiando así en la experiencia de los alumnos “el análisis de los
conceptos, el diálogo y la controversia entre distintos tipos de principios y fundamentos de
nuestros conocimientos” (Currículum 2005, p. 15).

Desde el punto de vista de los contenidos, este rasgo se evidencia en que el


Curriculum ha considerado exclusivamente “[…] la innovación de suprimir la historia de la
filosofía, ceñir 4° Medio a la ética y, en el plan especial para la formación humanística,
abordar la teoría del conocimiento y la lógica informal” (Oyarsún, 2006, 18). De hecho, al
haber suprimido el viejo encuadre histórico de la filosofía, se olvida la densidad histórica,
la cual es la raíz para asumir la densidad del problema filosófico llena de historicidad. Al

3
Estas ideologías están planteadas desde la perspectiva que presenta Schiro (2008) en su obra: Curriculum
Theory: Conflicting Visions and Enduring Concerns, California: SAGE Publications. Aquí, presenta el analisis
exaustivo de cuatro idiologías curriculares, a saber, Ideología Académica Erudita, Ideología Centrada en el
Estudiante, Ideología de Reconstrucción Social e Ideología de la Eficiencia Social.
respecto, considero que es necesario no abolir de modo arbitrario la densidad histórica del
pensamiento filosófico, pues para aprender a filosofar es fundamental una base sólida que
radica en aprender filosofía. Así, el ejercicio filosófico sobre la base de esta densidad del
pensamiento filosófico debe dar sentido al joven en la construcción de un juicio autónomo
sobre su entorno. Pues filosofar para el alumno debe constituir un proceso de ruptura con el
relativismo del mundo en que se sitúa, como también guiarlo al reconocimiento de verdades
comunes a todos, esto en diálogo con sus pares.

En segundo lugar, está el rasgo de la ideología Centrada en el Estudiante que


permite el crecimiento de cada uno de los educandos, desarrollando la capacidad de juicio
autónomo, y finalmente todo esto en armonía con sus propios atributos intelectuales,
sociales, emocionales, físicos y espirituales (cf. Schiro, 2008, 5). Desde luego, la
asimilación de esta ideología se manifiesta en la tarea de la filosofía que es contribuir en la
formación de los estudiantes a través de un conjunto de “habilidades que permiten
desarrollar una comprensión rigurosa del ser humano y una capacidad de juicio autónomo,
con el fin de enriquecer espiritualmente a la persona (Curriculum, 2015, 113).

A estas dos ideologías indispensables que influyen en el discurso del Curriculum y


ayudan a explicitar el rol y sentido de la filosofía de cara a nuestra cultura actual, hay que
añadir un tercer rasgo, la ideología de la Reconstrucción Social. La influencia de esta,
aunque menos explícita, es transversal a todo el discurso curricular de filosofía. Pues pone
mucho énfasis en el ámbito moral, ya que “la focalización en temáticas sobre moralidad
social y política apunta a la formación de una conciencia social de los estudiantes como
seres comprometidos con sus semejantes” (Currículum, p. 115).

La importancia que reviste esta dimensión ética para el desarrollo integral de los
estudiantes y la convivencia social termina siendo el eje articulador de la propuesta del
Currículum de filosofía. Así, el énfasis en la experiencia moral, lleva el supuesto de que
“no existe el buen individuo, la buena educación, la verdad o el conocimiento sin una
concepción sobre la naturaleza de la buena sociedad” (Schiro, 2008, 6). En otras palabras,
esta visión pone de manifiesto la crisis de una sociedad posmoderna inmersa en la
relativización, donde la construcción de identidad y búsqueda de principios y valores de los
estudiantes tropieza con la sacralización de opiniones y la incapacidad de abstracción
subjetiva en el aula y en su entorno social. ¿Será que el sentido de la filosofía, planteado
desde la perspectiva del Curriculum, radica en ser un instrumento de reconstrucción social?

Sostengo que no basta con que el enfoque curricular de filosofía sea una
herramienta de restauración para una sociedad en crisis, que su objetivo se reduzca a
brindar una educación con valores sociales, considerados deseables. Sino más bien, la
filosofía cobra sentido cuando encausa a los jóvenes a romper con la relativización, de
suerte que pueda desacralizar opiniones y salir de sí para encontrarse con los otros y
embarcarse en la construcción de su identidad y un pensamiento crítico, autónomo.

En consecuencia, estos tres rasgos ideológicos curriculares convergen en el discurso


del Curriculum para dar respuesta a una sociedad que se sumerge cada vez más en la
relativización, debido a los procesos científicos y tecnológicos. Ello se evidencia aún más
cuando se afirma que:

[…] la filosofía contribuye a la formación de una actitud reflexiva y crítica,


tanto respecto de las propias creencias como de las creencias de los demás.
Junto a estas habilidades, la filosofía hace un aporte al desarrollo de una
capacidad de juzgar en forma independiente. (Curriculum, 2005 p.115).

De aquí que, el sentido de la filosofía está en prestar importancia al desarrollo


personal y educativo del joven, en privilegiar la experiencia de los alumnos, el análisis de
los conceptos, el diálogo y la controversia entre distintos tipos de principios y fundamentos,
de tal modo que con estas habilidades el estudiante forje un pensamiento crítico y
autónomo.

3. Rol del profesor respecto al sentido de la filosofía hoy

Lo visto en la sección anterior se resume en el dilema ideológico existente dentro del


Currículum, lo cual se debate entre “enseñar filosofía” o “enseñar a filosofar” para forjar
una mejor educación acorde a la visión social y política. Al respecto sostengo que ambas
dimensiones son fundamentales donde enseñar filosofía tiene un rol de carácter
instrumental, puesto que no es posible filosofar omitiendo los conceptos y teorías
facilitados por la historia de la filosofía; y enseñar a filosofar, debería contribuir en la
formación de los jóvenes en la adquisición de “[…] una actitud reflexiva y crítica, tanto
respecto de las propias creencias como de las ciencias de los demás. Asimismo, debería
hacer […] un aporte al desarrollo de una capacidad de juzgar en forma independiente”
(Curriculum, 2015, 113).

Esta mirada es sostenido también por Tejedor, pues para él es indispensable


aprender a filosofar para construir racionalmente un pensamiento autónomo, fundamentado,
sistemático y autocrítico, como también es fundamental aprender filosofía reconstruyendo
los conceptos y las teorías, donde aprender filosofía ya es una forma de filosofar (cf.
Tejedor, 1994, 14). En este planteamiento, será fundamental el rol del profesor, esto sí no
exento de dificultades y desafíos. Pues su tarea radicará en ayudar al estudiante a liberarse
del relativismo, favoreciendo el contacto con la realidad, con su experiencia. Asimismo, a
buscar una verdad objetiva en lugar de afirmar su egocentrismo ante los demás. Es decir, a
superar la incapacidad de abstracción subjetiva. Así, el profesor debe conducirlos a que
sean capaces de percibir laguna verdad en común, de modo que abandonen la sacralización
de sus opiniones.

Esta propuesta también se alinea con la experiencia de los jóvenes en su encuentro


con la filosofía. Pues, muchos de ellos también destacan que aprender filosofía ya es una
forma de filosofar y que en este ejercicio es fundamental el rol de los profesores. Pues la
buena o mala experiencia de este encuentro dependerá en mayor medida no solo con lo que
se enseña (enseñar filosofía) sino cómo se enseña (enseñar a filosofar). Así, para una
estudiante “Se aprende a filosofar de forma dinámica. Que el profesor no se centre solo en
pasar la materia del curso, sino más bien que nos motive y sea didáctico y práctico”
(Briones, P. 2016). Lo didáctico y práctico no será otra cosa que buscar herramientas y
métodos pertinentes para motivar a los estudiantes a la construcción de un pensamiento
crítico y juicio autónomo.

En este sentido, el profesor tiene la tarea de

“[…] enseñar a pensar y ser más cultos, pues la filosofía te abre una cultura
nueva, se aprende a buscar la verdad de las cosas, a cuestionarse más la vida
y te enseña a ser más persona. Ayuda tener un pensamiento más crítico […]
interiorizando el pensamientos filosófico a través de los textos” (Briones p.
2016).
Es más, el rol del docente no solo será suscitar el deseo de aprender y abrir el
apetito cognoscitivo de los alumnos, sino sobre todo ayudar a sentir, valorar, criticar,
reflexionar y pensar por sí mismos; tal como afirma otra estudiante “pensar más cosas,
reflexionar más, sentirse más, no dejarse llevar solo con un pensamiento, sino seguir y
seguir pensando […], para comprender más de las cosas” (Vera, 2016). Esto a través de
distintos contenidos filosóficos y el acto mismo de filosofar.

En consecuencia, el rol del profesor es generar autonomía y emancipación en el


desarrollo del pensamiento crítico. Con todo, al profesor le compete una ardua “tarea de
personalización de la enseñanza” (Tejedor, 1994, 14). Pues cada alumno tiene un proceso y
desarrollo particular en la construcción de un pensamiento formal, autónomo.

Conclusión

El discurso del Curriculum es relevante para comprender el sentido de la filosofía en


la enseñanza media. Es más, creo que el discurso en sí cumple todas las expectativas de lo
que podría ser una educación filosófica adecuada y acorde a las exigencias de nuestro
tiempo. Sin embargo, este discurso falla en la implementación en cuanto que no da a la
filosofía el lugar que merece en la agenda escolar nacional.

Los tres rasgos ideológicos curriculares señalados han ayudado a explicitar el


enfoque del marco curricular de filosofía. Lo cual pone de manifiesto que la tarea de la
filosofía es facilitar el desarrollo de una comprensión rigurosa del ser humano y una
capacidad de juicio autónomo, esto con el fin de enriquecer espiritualmente a la persona.
Además, esto apunta a una intencionalidad mayor que va más allá de la sola formación de
los jóvenes, pues apunta a la formación de una conciencia social de los estudiantes como
seres comprometidos con sus semejantes.

En consecuencia, el sentido de la filosofía radica en enseñar a filosofar y motivar a


aprender filosofía de modo integrado, esto según el desarrollo personal del estudiante. Pues,
la filosofía ayuda a forjar un pensamiento crítico y con autonomía de juicio según el
desarrollo psicológico en el que se halla el aprendiz. En este sentido, según las capacidades,
habilidades y competencias del estudiante, la filosofía privilegia “[…] la experiencia de los
alumnos, el análisis de los conceptos, el diálogo y la controversia entre distintos tipos de
principios y fundamentos […]” (Curriculum, 2015, 115), para construir su propio
conocimiento y fundamento de sentido; de suerte que llegue a ser un ciudadano crítico y
coopere en la construcción de una nación mejor.

Referencias bibliográficas

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 Longón, M. (2006) Comentario sobre el documento filosofía en la educación


escolar chilena. Archivos nº 1, Articulaos, conferencias, ensayos.

 Longás, F. (2006) Filosofía vs Educación ¿un contrasentido de la Reforma


Educacional? Archivos nº 1, Articulaos, conferencias, ensayos.

 Schiro, S., (2008). Capítulo 6: Panorama comparativo de las ideologías curriculares


(trad. por Navarrete, A.). En Curriculum Theory: Conflicting Visions and Enduring
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 Tejedor, C., (1994). Capítulo 1: La enseñanza de la Filosofía. En Didáctica de la


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