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UNIVERSIDAD PARTICULAR

DE CHICLAYO

FACULTAD DE DERECHO
CARRERA PROFESIONAL DE DERECHO

EL CONVENIO DEL MAR

CURSO : DERECHO INTERNACIONAL PUBLICO


DOCENTE : DR. Hernández Canelo
ALUMNOS :
Carrasco Fuentes Elena
Carmona Bernal Andrea
Matallana Rivas Yumiko
Portilla Quiroz Mireya
Torres Pérez Berkley

CHICLAYO- PERU
2018
FACULTAD DE DERECHO –UDCH DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO

ÍNDICE

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FACULTAD DE DERECHO –UDCH DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO

INTRODUCCIÓN

Jules Verne decía : “El mar es todo. Cubre siete décimas del globo terrestre. Su
aliento es puro y saludable. Es un inmenso desierto, donde el hombre nunca está solo,
porque siente vida por todos los lados”, el mar ha tenido diversos Dioses, Proteus ,
Poseidón y en la actualidad el hombre, que constantemente lucha por su dominio .

El Mar y los océanos han servido a la humanidad, desde tiempos muy remotos para
diferentes usos: la comunicación y el comercio entre los pueblos, el descubrimiento
y conocimiento del planeta, el despliegue de la potencia militar de los pueblos, la
defensa de las costas y el territorio, las pesca, y mucho mas tarde, el aprovechamiento
de otros recursos económicos.

Así, desde los inicios de la sociedad internacional moderna, los estados fueron
precisando progresivamente a través consuetudinarias cuales eran sus respectivas
competencias sobre sus diversos espacios marítimos.

Durante el largo periodo el derecho internacional clásico el mar y los océanos se


dividieron básicamente en dos espacios:

- Un espacio de soberanía del estado ribereño ( MAR TERRITORIAL)

- Un espacio común, regido por el principio de libertad ( ALTA MAR)

En nuestra época el incremento y diversificación de los usos del medio marino,


impulsados por el crecimiento demográfico y económico y por el desarrollo de la de
tecnología, y los intereses que loes estados tienen en ellos, han hecho mas compleja
la ordenación jurídica de los mares y océanos, apareciendo otros espacios marítimos
como: La plataforma continental, la zona económica exclusiva, la zona internacional
de los fondos marítimos, etc.

Por todo ello en ésta oportunidad vamos hablar de la Convencion De Las Naciones
Unidas Sobre El Derecho Del Mar puesto que regula el espacio oceánico y su
utilización en todos sus aspectos: Navegación, Sobrevuelo, Exploración y
explotación de recursos, Conservación y contaminación, pesca y tráfico marítimo.
Determina las cuestiones del mar territorial, la zona económica exclusiva, la
contaminación marina, los Estados archipielágicos y la explotación de los fondos
marinos.

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LA CONVENCION DEL MAR

CAPÍTULO I
GENERALIDADES
1.1.- ANTECEDENTES
En primer lugar determinar hay que señalar al Derecho del mar como materia de estudio para el Derecho
internacional público desde tiempos remotos, incluso antes de que esta disciplina público-internacional
se configurase como un saber jurídico diferenciado. Siendo el Derecho internacional público una rama
jurídica construida en base a las prácticas y costumbres que las diferentes naciones expresan en sus
relaciones bilaterales, el Derecho del mar es uno de los más típicos ejemplos de recopilación de esas
prácticas consuetudinarias por parte de la comunidad internacional.1 Ese origen consuetudinario, explica
la uniformidad material y la simplicidad técnica de este derecho hasta la segunda posguerra mundial,
consecuencia de la convergencia de intereses de los Estados europeos en el uso del medio marino como
vía de comunicación para el comercio y la colonización.2

A inicios del siglo XVII, basado en principios de derecho romano, Hugo Grocio postuló la "doctrina del
mar libre" en su obra Mare Liberum (Mar Libre), según la cual los mares no podía ser sujetos de
apropiación, porque no eran susceptibles de ocupación, como las tierras, y por ello debían ser libres para
todos ("libertad de los mares").

Sin embargo, en el siglo XVIII Cornelius van Bynkershoek logró sentar el principio según el cual el mar
adyacente a las costas de un país quedaba bajo su soberanía. La extensión de esta franja marina cercana
al borde costero quedó entregada, en general, a la capacidad de control que el Estado podía ejercer sobre
ella. Por ello, el criterio utilizado para fijar su anchura fue la posibilidad de control desde la costa, que
permitió el surgiendo de la norma de las tres millas marinas, basada en la tesis de la "bala de cañón" (de
Galiani).

En el siglo XX muchos Estados expresaron la necesidad de extender el mar territorial, con el fin de
proteger los recursos pesqueros y mineros y aplicar medidas de control y fiscalización para evitar
contaminación del área.

Esta situación fue reconocida por la Sociedad de Naciones y por la Conferencia de La Haya sobre
Codificación del Derecho Internacional de 1930. En esta conferencia no se logró ningún acuerdo para
establecer la anchura para el mar territorial, aunque se reconoció la existencia de una zona contigua, de
una extensión máxima de 12 millas marinas.

A mediados del siglo XX, en el ámbito latinoamericano surge la tesis de las 200 millas marinas que se
vio precedida, entre otras, por la Declaración de Panamá de 1939, que establecía un mar territorial de
300 millas marinas de extensión; la Resolución VIII sobre Extensión del mar territorial, de la Segunda
Reunión de Consulta de los Ministros de Relaciones Exteriores de La Habana en 1940; la recomendación

1GIDEL, G. Le Droit Internacional Public de la Mer. 3 vol. París. 1932-1934.


2 DÍEZ DE VELASCO, M. Instituciones de Derecho internacional público. 11ª Edición. Madrid.
1997, p. 373.

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del Comité Jurídico Interamericano de 1941 de extender el mar territorial hasta las 12 millas marinas y
las declaraciones de 1945 del Presidente de Estados Unidos Harry Truman.

El 28 de septiembre de 1945, el Presidente Harry Truman declaró que que "el Gobierno de Estados
Unidos de América considera los recursos naturales del subsuelo y del fondo del mar de la plataforma
continental por debajo de la alta mar próxima a las costas de Estados Unidos, como pertenecientes a éste
y sometidos a su jurisdicción y control" y que se reservaba el derecho a establecer "zonas de
conservación en ciertas áreas de alta mar contiguas a las costas de Estados Unidos cuando las actividades
pesqueras han sido desarrolladas y mantenidas o pueden serlo en el futuro en una escala sustancial".

Las declaraciones del Presidente Truman constituyeron un detonante para diversas declaraciones
unilaterales latinoamericanas, emitidas al concluir la Segunda Guerra Mundial:

 Declaración del Presidente de México Manuel Ávila Camacho, de 29 de octubre de 1945.


 Decreto del Presidente de Argentina Juan Domingo Perón, de 11 de octubre de 1946.
 Decreto de Panamá, de 17 de diciembre de 1946.
 Declaración del Presidente de Chile Gabriel González Videla, de 23 de junio de 1947. Que por primera
vez establece una límite preciso (200 millas marinas).
 Declaración del Presidente del Perú José Luis Bustamante y Rivero, de 1 de agosto de 1947 (200 millas
marinas).
 Declaración de la Junta Fundadora de la Segunda República de Costa Rica, de 27 de julio de 1948 (200
millas marinas).
 Constitución Política de El Salvador, de 14 de septiembre de 1950 (200 millas marinas).
 Leyes de Honduras, de enero y marzo de 1950 (200 millas marinas).
 El Comité Jurídico Interamericano, el 30 de julio de 1952, presentó un Proyecto de Convención sobre
Mar Territorial y Cuestiones Afines, basando en la tesis de las 200 millas marinas.

Durante el mismo año, Chile, Ecuador y el Perú celebraron una Conferencia sobre Explotación y
Conservación de las Riquezas Marítimas del Pacífico Sur en Santiago de Chile, subscribiendo la
Declaración sobre Zona Marítima (o Declaración de Santiago de Chile) el 18 de agosto de 1952, en la
que proclamaron "la soberanía y jurisdicción exclusivas que a cada uno de ellos corresponde sobre el
mar que baña las costas de sus respectivos países, hasta una distancia mínima de 200 millas marinas
desde las referidas costas". Mientras otros países extendieron sus mares territoriales a 12 millas marinas.3

Hacia 1967 sólo 25 Estados mantenían el límite de la 3 millas marinas, 66 habían fijado un mar territorial
de 12 millas marinas y 8 habían fijado un límite de 200 millas marinas.

Tras la Declaración de Santo Domingo, en junio de 1972, los Estados del Caribe adhieren a la tesis de
las 200 millas de soberanía marítima. En tanto, el Consejo de Ministros de la Organización de la Unidad
Africana, en mayo de 1973, declara como "zona económica de cada Estado" a las 200 millas marinas

3Mosquera, S. (2004). El Perú y la convención del derecho del mar de las Naciones Unidas.
Revista Jurídica del Perú, 54 (59), 311-329.

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contiguas a sus costas y, en septiembre del mismo año, durante la Conferencia de Argel cerca de 75
Estados se suman a esta posición.

Posteriormente, entre los años de 1973 y 1982 se llevan a cabo, en Nueva York, 11 periodos de sesiones
con la finalidad de formular un documento que recoja y codifique de manera adecuada el derecho del mar;
finalmente, el 10 de diciembre de 1982 la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar
es firmada, en Montego Bay – Jamaica, por 117 Estados. Dos años después, en diciembre de 1984, la
CNUDM llevaba 159 firmas, pero solo 13 ratificaciones. La propia Convención exigía un mínimo de 60
ratificaciones para poder entrar en vigor y este número fue alcanzado recién el 16 de noviembre de 1994.
En este proceso codificador que tuvo cono resultado final la CNUDM, el Estado peruano, representado
por Alfonso Arias-Schreiber, jugó un papel especialmente relevante, siendo uno de los vicepresidentes de
la Tercera Conferencia. 4
Actualmente la CNUDM cuenta con 167 ratificaciones, compuestas por 163 Estados miembros de la
Organización de las Naciones Unidas, tres Estados no miembros y la Unión Europea.

La libertad de los mares entendida de forma absoluta hace que dicho principio experimente una
progresiva degeneración. En el S. XIX se denuncian ciertas prácticas abusivas sobre ese espacio
marítimo titularidad de todos los Estados; son comunes los casos de trata de personas, -los cuales se
resuelven por la vía consuetudinaria o convencional mediante la fiscalización de las actividades de
buques bajo otro pabellón-; es cada vez más frecuente el apresamiento de buques dedicados a la trata de
esclavos y la persecución penal de los negreros se convierte en un problema. Nacen de ese modo nuevos
problemas en relación al uso que se puede dar a ese espacio común y empieza a cuestionarse el control
que sobre el mismo debe ejercer la comunidad internacional. No obstante, no será hasta el siglo XX
cuando se tomen cartas en el asunto y la Sociedad de Naciones decida intervenir en ese ámbito.5

1.2.- CONFERENCIAS DE LAS NACIONES UNIDAS SOBRE EL DERECHO DEL MAR

1.2.1.- I CONFERENCIA
En 1956, las Naciones Unidas convocaron a la I Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Derecho
del Mar en Ginebra (Suiza). Dicha conferencia concluyó, en 1958, con la elaboración de cuatro
convenciones relativas a la regulación del mar, a partir de proyectos elaborados por la Comisión de
Derecho Internacional de la ONU:

 Convención sobre Mar Territorial y Zona Contigua, que entró en vigor el 10 de septiembre de 1964;
 Convención sobre Alta Mar, que entró en vigor el 30 de septiembre de 1962;
 Convención sobre Plataforma Continental, que entró en vigor el 10 de junio de 1964, y
 Convención sobre Pesca y Conservación de los Recursos Vivos de la Alta Mar, que entró en vigor el 20
de marzo de 1966.
Si bien, en su momento, fueron considerados un éxito histórico y lograron entrar en vigencia, su
aplicación fue bastante reducida, por el limitado número de Estados partes.

4 MANRIQUE MORENO, C., Derecho del Mar, Universidad Inca Garcilaso de La Vega Fondo
Editorial Derecho, Lima, 2004, pp. 55.
5 COLOMBOS, C.J. The Internacional Law of the Sea. 6ª Ed. Londres. 1967.

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1.2.2.- II CONFERENCIA
En 1960 se convocó a la II Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, que no produjo
ningún acuerdo internacional, pues ninguna de las proposiciones relativas a la anchura del mar territorial
alcanzó el quórum necesario de dos tercios.

1.2.3.- III CONFERENCIA


En 1967, la Asamblea General de Naciones Unidas crea el Comité para la Utilización con Fines Pacíficos
de los Fondos Marinos y Oceánicos más allá de los Límites de la Jurisdicción Nacional (o Comité de
Fondos Marinos), que se transformaría más tarde en el Comité de las Naciones Unidas que prepararía la
III Conferencia sobre el Derecho del Mar.

En diciembre de 1970, la Asamblea General de Naciones Unidas convoca a la III Conferencia de las
Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, que se realizaría desde diciembre de 1973 hasta 1982.

La III Conferencia se desarrolló en 11 períodos de sesiones. El primero se realizó en Caracas (Venezuela)


y el último en Nueva York (Estados Unidos), en el cual se aprobó la Convención de las Naciones Unidas
sobre el Derecho del Mar por 130 votos a favor, 4 en contra y 17 abstenciones, el 30 de abril de 1982.

El 10 de diciembre se realizó en Montego Bay (Jamaica), la ceremonia de la firma, tanto del Acta Final
de la III Conferencia como de la Convención sobre el Derecho del Mar. El mismo día que fue abierta a
la firma, la convención registró 119 Estados signatarios.

El 10 de diciembre de 1982 establecimos un nuevo hito en la historia del derecho. Por primera vez en
los anales del derecho internacional una Convención fue firmada por 119 países el mismo día en que fue
abierta a la firma. No sólo el número de signatarios constituye un hecho notable; es igualmente
importante que la Convención haya sido firmada por Estados pertenecientes a todas las regiones del
mundo, de Norte a Sur y de Este a Oeste, por Estados ribereños, Estados sin litoral y Estados en situación
geográfica "desventajosa"

Tommy T. B. Koh, Presidente de la III Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar

1.3.- IMPORTANCIA

La Tercera Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, es y ha sido en la Historia del
mundo la más numerosa en cuanto a la participación de Estados y gobiernos, y la de más larga
elaboración, en cuyo texto participaron delegados y expertos de más de 150 países, durante un tiempo
de más de nueve años, que no partieron de cero, sino que utilizaron como base de su trabajo, la labor
que adelantó entre los años 1967 a 1973 el Comité de Fondos Marinos y Oceánicos de las Naciones
Unidas, así como los textos de las Cuatro Convenciones de Ginebra sobre Derecho del Mar de 1958.

El Estatuto de la III Convención de las Naciones Unidas sobre Derecho del Mar es el fruto de tres décadas
de trabajo constante de la Comunidad Internacional, a través de la Organización de las Naciones Unidas,

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en cumplimiento de la misión que señala la Carta Constitutiva, de fomentar el desarrollo y la codificación


del Derecho Internacional.

Una de las grandes dificultades en la elaboración de esta Convención la constituyó la negociación de sus
320 artículos y siete anexos, todo ello realizado por la vía del consenso, es decir, que todos los Estados
participantes (150 aproximadamente), de diferentes criterios, intereses, razas, lenguas y costumbres,
tuvieron que ponerse de acuerdo, lo cual sin lugar a dudas constituyó una verdadera hazaña, teniendo en
cuenta la gran dificultad de conciliar posiciones antagónicas derivadas de los intereses propios de cada
Estado.

Esta característica, como se verá más adelante, no admite que algún Estado pueda presentar reserva
frente a alguno de los artículos que conforman este instrumento internacional, por consiguiente, se debe
aceptar la totalidad de su contenido.

En 1982, luego de una tarea casi interminable, se logró la aprobación del proyecto de Convención que
hoy en día es la Ley Universal del Mar, con 130 votos a favor, 17 abstenciones -la gran mayoría de los
países que conformaron la disuelta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, URSS, excluyendo a
Rumania y a la ex Yugoslavia-, así como España, Italia, Alemania, Holanda y Bélgica, y cuatro votos
en contra: Estados Unidos, Turquía, Israel y Venezuela, país éste que por razones que más adelante se
expondrán, fue prácticamente el único que la rechazó abiertamente, a pesar de que la Convención se iba
a denominar "La Convención de Caracas", en honor a la nación que acogió en su territorio esta iniciativa
en 1973.

Sin embargo, es importante aclarar que la actitud de estos 21 Estados, que con el correr de los años ha
ido cambiando favorablemente, no inquietó ni representó falta de respaldo a la Convención, teniendo en
cuenta la aceptación infinitamente mayoritaria de 130 Estados.

En algunos casos el voto contrario, o la abstención, puede llegar a ser interpretado como una cuestión
eminentemente táctica, como en su momento se apreció en la actitud de la ex Unión Soviética que
inicialmente la rechazó, para posteriormente anunciar su adhesión.

1.4.- DEFINICIÓN DE LA CONVENCIÓN DEL MAR

La Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CDM, o también CONVEMAR o
CNUDM) es considerada uno de los tratados multilaterales más importantes de la historia, desde la
aprobación de la Carta de las Naciones Unidas, siendo calificada como la Constitución de los océanos.
Fue aprobada, tras nueve años de trabajo, el 30 de abril de 1982 en Nueva York (Estados Unidos) y
abierta a su firma por parte de los Estados, el 10 de diciembre de 1982, en Bahía Montego (Jamaica), en
la 182.º sesión plenaria de la III Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar. Entró en
vigor el 16 de noviembre de 1994, un año después de la 60.ª ratificación (realizada por Guyana).

La Convención del Mar es, en esencia, una importante compilación de normas sobre las diferentes
cuestiones relacionadas con el uso y aprovechamiento del Mar y sus valiosos recursos, tanto vivos como
no vivos.

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Contiene previsiones sobre navegación de superficie y submarina, tendido de tuberías submarinas,


exploración y explotación de toda clase de recursos, pesca, conservación racional y utilización de
especies, investigación científica, preservación del medio marino, etc.

Uno de los aspectos tal vez de mayor importancia de esta Convención, lo constituye el hecho de definir
y reglamentar los siete espacios marinos, y en tal virtud, en este aspecto, prácticamente fusionó las
disposiciones ya codificadas de las cuatro Convenciones de Ginebra de 1958 sobre Mar Territorial,
Plataforma Continental, Pesca y Alta Mar.

Es decir, a lo que ya existía en esta materia, se le añadieron aspectos tan importantes como un Mar
Territorial de anchura variable, que puede llegar hasta las 12 millas, a voluntad del Estado Costero. Antes
de esta Convención, los Estados no habían logrado ponerse de acuerdo sobre la anchura del Mar
Territorial.

En cuanto a la Zona Económica Exclusiva, se acordó que esta fuera de 200 millas, incluyendo el Mar
Territorial de 12 millas, en la cual, al Estado Ribereño o Costero se le reconocían derechos exclusivos
para explorar y explotar los recursos del suelo y subsuelo marino.

Se reconoció geográficamente la existencia de un nuevo tipo de Estado, como es el Estado archipelágico,


conformado por un conjunto de islas; al unir los puntos extremos exteriores de cada isla, las aguas
ubicadas dentro de la figura geométrica formada por la unión de estos puntos quedan bajo el régimen
jurídico de aguas interiores.

De igual manera se creó una Zona Internacional llamada de los Fondos Marinos y Oceánicos, situada
más allá de las jurisdicciones nacionales, regida por una nueva entidad de Derecho Internacional de
composición más o menos similar a la de las Naciones Unidas. Esta Zona que sería explotada y explorada
como patrimonio común de la humanidad en beneficio especial de los países en vía de desarrollo,
incluyendo en ese beneficio los Estados mediterráneos o sin litoral.

Finalmente se puede mencionar como novedad de trascendencia, el hecho de que la Convención destinó
un Capítulo (XV) al tema de la solución de controversias, que constituye un código de normas destinadas
a la pronta, fácil y eficaz solución de controversias relativas a conflictos o disputas que se susciten en la
ejecución y desarrollo de la Convención, conflictos que pueden ser numerosos, y que por versar sobre
materia tan especial, requieren la existencia de foros y tribunales especializados.

La Convención contempla varios de estos foros y establece un nuevo tribunal, el Tribunal de Derecho
del Mar, que tiene su sede en la ciudad de Hamburgo. El organismo tiene también a su cargo, la
administración de la Zona Internacional y las labores de explotación y comercialización de los recursos
de la Zona -que se denominó "La Autoridad"-, que por decisión tomada en la primera conferencia tiene
su sede en Jamaica, país donde se firmó la Convención. Nicaragua ratificó la Convención del Mar en el
2001; Colombia aún no lo ha hecho; La Ley 10 de Agosto 4 de 1978 determina las normas sobre Mar
Territorial, zona económica exclusiva y otras disposiciones relacionadas con la materia aplicable en la
República de Colombia.

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El Perú mantiene la tesis de las 200 millas de dominio marítimo, -que no de mar territorial en una leve
pero significativa variación terminológica-, y lo hace independientemente de la nueva tendencia que
marca la evolución codificadora del Derecho del mar desde 1982. Lo cierto es que resulta realmente
curiosa la postura peruana, pues el Perú ha sido uno de los más activos participantes en el proceso de
elaboración de la Convemar6. Sin embargo, en el momento actual el Perú es, - junto con EEUU,
Venezuela e Israel- de los pocos países que no se han adherido a la Convemar. Es éste un asunto
irresuelto que tiene importantes implicaciones para los problemas que el espacio marítimo tiene en el
Perú en estos momentos.
1.5.- FACTORES DETERMINANTES PARA LA FIRMA DE LA CONVENCIÓN.- Con un telón
de fondo siempre político fueron factores :

o Económicos
o Estratégicos
o Tecnológicos

A) FACTORES ECONÓMICOS:

Tras el fin de la segunda guerra mundial y especialmente después de 1960, el segundo gran proceso de
descolonización de la historia ha supuesto el acceso a la independencia de pueblos antes sometidos a la
dominación colonial y que hoy se han constituido en estados independientes. Se trata en países en
desarrollo que impulsados por el principio de la soberanía permanente sobre los recursos naturales
impugnan un régimen (el resultante de las Convenciones de Ginebra de 1958) en cuya elaboración no
intervinieron y que reputan contrario a sus intereses.

La ampliación del Mar Territorial a 12 MM y el establecimiento de de una Zona Económica exclusiva


adyacente al mismo en que los estados ribereños ejercerían derechos soberanos sobre los recursos vivos
y no vivos del mar, del lecho y su subsuelo, son reivindicaciones que obedecen fundamentalmente e
estos factores.

B) FACTORES ESTRATÉGICOS:

Se trata de factores que hundían sus raíces en la precaria situación de paz a nivel mundial, sostenida por
el armazón de la llamada estrategia de la disuasión. Pues las dos súper potencias, Estados Unidos y La
Unión Soviética necesitaban la mayor movilidad posible de sus efectivos bélicos, movilidad que se veía
obstaculizada por el Derecho del Mar en vigor (Convenciones de Ginebra de 1958).

Así la pretensión de estas superpotencias era instaurar un nuevo régimen de libre paso y sobrevuelo.

Son también estos factores estratégicos los que han incidido en la regulación de la investigación
científica en la Zona Económica Exclusiva, pues si las súper potencial y las grandes potencias marítimas

6 GARCÍA AMADOR, F.V. “The Latin American Contribution to the Development of the Law of
the Sea”, (pp. 33-50), en American Journal of International Law. Vol. 68. 1974. Y también,
GALINDO POHL, R. “Latin American’s Influence and Role in the Third Conference on the Law
of the Sea”, (pp.65-78) en Ocean Development and International Law, vol. 7. 1979

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están interesadas en un régimen lo mas liberal posible, los estados ribereños tercermundistas pretenden,
por el contrario, la necesidad, de autorización por parte de el estado costero.

C) FACTORES TECNOLÓGICOS:

Se presentan vinculados a motivaciones económicas.

Si bien el régimen convencional de 1958 tuvo en cuenta la posibilidad de explotar los recursos del suelo
y subsuelo del mar en la plataforma continental, hoy, gracias al avance de la tecnología, resulta posible
el aprovechamiento de los recursos naturales que se encuentran en los fondos abisales de los océanos,
esto es a grandes profundidades y a largas distancias de la costa: los llamados nódulos polimetálicos.

Se hace así necesaria la regulación jurídica del aprovechamiento de los recursos de los fondos marinos
más allá de la jurisdicción nacional, como zona que fue declarada

"Patrimonio Común de la Humanidad" por la resolución de la asamblea general de las Naciones Unidas
25 (XXV).

1.6.- EL VIEJO DERECHO DEL MAR Y EL NUEVO DERECHO DEL MAR.- Para comprender
cuáles son las diferencias entre el viejo Derecho del mar y el Nuevo derecho del Mar, es necesario centrar
nuestra atención en la evolución del Derecho Internacional del Mar, en la que podemos distinguir tres
grandes fases:

1.- La que se extiende desde los inicios de la sociedad internacional moderna, hasta el fin de la Segunda
Guerra Mundial.

2.- La que empieza en esta ultima fecha y dura aproximadamente hasta la mitad de la década del 60.

3.- La que comenzada en tales años culmina en 1982 con la adopción de la nueva Convención sobre el
Derecho del Mar.

PRIMERA FASE.- Caracterizada por:

 En la primera fase prevalecieron los intereses de las comunicaciones y descubrimientos junto a otros de
orden comercial, militar y colonial.
 En ella el régimen jurídico de los mares y océanos se articuló sobre la distinción de dos espacios
marítimos: el mar territorial y alta mar.
 El primero tenía una extensión muy reducida, la exigida por razones de seguridad de las costas y el
territorio y tolerada por las grandes potencias marítimas.
 Más allá de mar territorial se extendía en alta mar, regido por el principio de libertad, lo que favorecía
los intereses de aquellas potencias.

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 Se trataba, efectivamente, de un régimen inspirado en la salvaguarda de los intereses de los estados


poderosos.
 Cabe destacar que durante esta fase el Derecho Internacional del Mar tuvo carácter eminentemente
consuetudinario.

SEGUNDA FASE.- Esta segunda fase se inicia en 1945 y en ella, junto a los intereses comerciales y
militares, adquieren especial relieve los intereses económicos. Así los mares y océanos ofrecen nuevas
perspectivas de aprovechamiento a la comunidad internacional, por un lado el crecimiento demográfico
hace de la pesca una fuente importante de subsistencia de la población, y por otro lado se descubren en
la plataforma continental importantes recursos energéticos. Surgen así importantes intereses
especialmente de los estados ribereños respecto de la pesca en alta mar, y en la plataforma continental.

Esta fase culmina con la celebración en Ginebra de la 1º Conferencia de la Naciones Unidas sobre el
Derecho del Mar (1958) en la cual se aprobaron cuatro Convenciones:

- Sobre el Mar Territorial y la Zona Contigua

- Sobre la Plataforma continental

- Sobre el Alta Mar

- Sobre la pesca y conservación de recursos vivos en Alta Mar

En esta conferencia no se llego, sin embargo, a un acuerdo sobre la extensión del Mar Territorial. Para
resolver este tema se convoco en 1960 a la 2º Conferencia de la Naciones Unidas sobre el Derecho del
Mar, en la cual tampoco pudo adoptarse una regla general en la materia.

TERCERA FASE.- El régimen resultante de estas Convenciones iba a sufrir el deterioro causado por
la aceleración histórica, y es así como a mitad de la década de los años 60’ comenzaron a presentar
síntomas de envejecimiento.

De esta manera, se llega en 1973 a la inauguración de la 3º Conferencia de las Naciones Unidas sobre el
Derecho del Mar que tras once periodos de cesiones deriva en 1982 en la adopción de la Convención de
las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar. Convención exhaustiva y revolucionaria en muchos
planteamientos y soluciones.

CAPITULO II
ZONAS MARITIMAS

2.1 Mar territorial


La Convención establece que todo Estado tiene derecho a establecer la anchura de su mar territorial
hasta un límite que no exceda de 12 millas marinas, medidas a partir de líneas de base determinadas de
conformidad con la misma Convención.

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Cuando las costas de dos Estados son adyacentes o se hallen situadas frente a frente, ninguno de dichos
Estados tiene derecho, salvo acuerdo en contrario, a extender su mar territorial más allá de una línea
media cuyos puntos sean equidistantes de los puntos más próximos de las líneas de base a partir de las
cuales se mida la anchura del mar territorial de cada uno de dichos Estados. Salvo que por la existencia
de derechos históricos o por otras circunstancias especiales, sea necesario delimitar el mar territorial de
ambos Estados en otra forma.

El término Mar Territorial fue fijado definitivamente en la Conferencia de 1982, en reemplazo de


términos como “aguas jurisdiccionales” o “territoriales”. La controversia en la delimitación de esta zona
fue la causa principal del fracaso de las Conferencias de 1930 y 1958, sin embrago, en la actualidad el
mar territorial no es solo una disposición de la CNUDM, sino también un elemento de costumbre en DI.
Consiste en una franja de agua adyacente a las aguas interiores, con una anchura de doce millas náuticas
medidas desde la línea de bajamar o la línea de base recta trazada siguiendo la dirección de general de
la costa. En esta zona el Estado ribereño está facultado para ejercer plenamente su jurisdicción, con
algunas escuetas excepciones provenientes del principio de libertad de comercio y navegación, como
será el derecho de paso inocente.7

2.2 Zona contigua


Establece una zona adyacente al mar territorial, designada con el nombre de zona contigua, con el objeto
que el Estado ribereño pueda tomar las medidas de fiscalización necesarias para:

Prevenir las infracciones de sus leyes y reglamentos aduaneros, fiscales, de inmigración o sanitarios que
se cometan en su territorio o en su mar territorial;
Sancionar las infracciones de esas leyes y reglamentos cometidas en su territorio o en su mar territorial.
La zona contigua no puede extenderse más allá de 24 millas marinas contadas desde las líneas de base a
partir de las cuales se mide la anchura del mar territorial.

2.3 Zona económica exclusiva

La Zona Económica Exclusiva (en adelande ZEE) fue uno de los desafíos8 de la Conferencia de 1982 y
desde entonces el concepto ha venido ganando más espacio y utilización en el ámbito de aplicación del
DIP. Consiste en una zona adyacente al mar territorial y que no pertenece a este, sino a alta mar. Esta
zona de máximo 200 millas marinas, medidas desde la línea base desde donde se mide el mar territorial
se caracteriza por tener un régimen jurídico en el que el Estado ribereño está facultado para ejercer
determinados derechos, pero terceros Estados también gozan de ciertos derechos y libertades.

Reconoce una zona económica exclusiva, como un área situada más allá del mar territorial adyacente a
éste, sujeta al régimen jurídico específico establecido en la Convención.

En la zona económica exclusiva, el Estado ribereño tiene:

7 DIEZ DE VELASCO, M., Instituciones de Derecho Internacional…, cit., pp. 478


8 MANRIQUE MORENO, C., Derecho del Mar..., cit., pp.76

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Derechos de soberanía para los fines de exploración y explotación, conservación y administración de los
recursos naturales, tanto vivos como no vivos de las aguas suprayacentes al lecho y del lecho y el
subsuelo del mar, y con respecto a otras actividades con miras a la exploración y explotación económica
de la zona, tal como la producción de energía derivada del agua de las corrientes y de los vientos;
Jurisdicción, con arreglo a las disposiciones pertinentes de la Convención, con respecto a:
El establecimiento y la utilización de islas artificiales, instalaciones y estructuras:
La investigación científica marina;
La protección y preservación del medio marino;
Otros derechos y deberes previstos en la misma Convención.
La zona económica exclusiva no puede extenderse más allá de 200 millas marinas contadas desde las
líneas de base a partir de las cuales se mide la anchura del mar territorial.

2.4 Plataforma continental


La plataforma continental es la prolongación natural de un continente, que queda cubierto durante los
periodos interglaciares como la época actual por mares relativamente poco profundos y golfos. La
plataforma nace, entonces, en la costa, y suele terminar en un punto de la comarca pendiente creciente
(llamado barrera continental). El fondo marino tras esta barrera es el talud continental. Tras el talud está
la elevación continental, que termina por unirse con el fondo marino profundo, la llanura abisal.

De acuerdo a la Convención, la plataforma continental de un Estado ribereño comprende el lecho y el


subsuelo de las áreas submarinas que se extienden más allá de su mar territorial y a todo lo largo de la
prolongación natural de su territorio hasta el borde exterior del margen continental, o bien hasta una
distancia de 200 millas marinas contadas desde las líneas de base a partir de las cuales se mide la anchura
del mar territorial, en los casos en fue el borde exterior del margen continental no llegue a esa distancia.
A su vez, el margen continental comprende la prolongación sumergida de la masa continental del Estado
ribereño y está constituido por el lecho y el subsuelo de la plataforma, el talud y la emersión continental.
No comprende el fondo oceánico profundo con sus crestas oceánicas ni su subsuelo.

Los puntos fijos que constituyen la línea del límite exterior de la plataforma continental en el lecho del
mar, deben estar situados a una distancia que no exceda de 350 millas marinas contadas desde las líneas
de base a partir de las cuales se mide la anchura del mar territorial o de 100 millas marinas contadas
desde la isobata de 2.500 metros, que es una línea que une profundidades de 2.500 metros.

La Convención, entre otras materias, establece una definición de Estado archipelágico y la forma cómo
éstos puede determinar sus límites.

Establece obligaciones generales para proteger el medio ambiente marino y la libertad de investigación
científica en alta mar. También crea un innovador régimen jurídico para la organización y control de las
actividades en los fondos marinos y oceánicos y su subsuelo fuera de los límites de la jurisdicción
nacional (sector denominado la Zona), declarados patrimonio común de la humanidad (la Zona y sus
recursos), y que está a cargo de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos, particularmente con
miras a la administración de sus recursos.

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Reconoce a los Estados sin litoral, es decir, que no tienen costa marítima, el derecho de acceso al mar y
desde el mar, sin estar sujeto a derechos de aduana, impuestos u otros gravámenes por parte de los
Estados de tránsito, con excepción de las tasas impuestas por servicios específicos prestados en relación
con dicho tráfico.

Entre otros, cubre los siguientes temas de Derecho del mar: límites de las zonas marítimas; zona
económica exclusiva; plataforma continental y alta mar; derechos de navegación y estrechos para la
navegación internacional; Estados archipelágicos; paz y la seguridad en los océanos y los mares;
conservación y gestión de los recursos marinos vivos; protección y preservación del medio marino;
investigación científica marina; y procedimientos para la solución de controversias.

CAPITULO III
ÓRGANOS ESTABLECIDOS EN VIRTUD DE LA CONVENCIÓN.

3. AUTORIDAD INTERNACIONAL DE LOS FONDOS MARINOS:

Es la entidad mediante la cual los Estados parte en la convención organizan y controlan las actividades
en la zona de los fondos marinos y oceánicos fuera de las jurisdicciones nacionales, de conformidad con
la Convemar, con miras a la administración de los recursos que allí se encuentran. Tiene su sede en
Kingston, Jamaica.

La misma esta compuesta por los siguientes órganos:

3.1 LA ASAMBLEA.
La Asamblea estará integrada por todos los miembros de la autoridad. La Asamblea celebrará un período
ordinario de sesiones cada año y períodos extraordinarios de sesiones cuando ella misma lo decida o
cuando sea convocada por el Secretario General a petición del Consejo o de la mayoría de los miembros
de la Autoridad.

3.1.1Facultades y funciones

a) Elegir a los miembros del Consejo.


b) Elegir al Secretario General entre los candidatos propuestos por el Consejo.
c) Elegir, por recomendación del Consejo, a los miembros de la Junta Directiva y al Director General de
la Empresa.
d) Establecer los órganos subsidiarios que sean necesarios para el desempeño de sus funciones.
e) Determinar las cuotas de los miembros en el presupuesto administrativo de la Autoridad con arreglo
a una escala convenida, basada en la que se utiliza para el presupuesto ordinario de las Naciones Unidas,
hasta que la Autoridad tenga suficientes ingresos de otras fuentes para sufragar sus gastos
administrativos.

3.2 EL CONSEJO
El Consejo estará integrado por 36 miembros de la Autoridad elegidos por la Asamblea.

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El Consejo funcionará en la sede de la Autoridad y se reunirá con la frecuencia que los asuntos de la
Autoridad requieran, pero al menos tres veces por año. La mayoría de los miembros del Consejo
constituirá quórum. El Consejo es el órgano ejecutivo de la Autoridad y estará facultado para establecer,
de conformidad con esta Convención y con la política general establecida por la Asamblea, la política
concreta que seguirá la Autoridad en relación con toda cuestión o asunto de su competencia.

Este a su vez esta conformado por dos órganos:

o Una Comisión de Planificación Económica;


o Una Comisión Jurídica y Técnica

3.3 LA SECRETARÍA.
La Secretaría de la Autoridad se compondrá de un Secretario General y del personal que requiera la
Autoridad Secretario General será el más alto funcionario administrativo de la Autoridad, actuará como
tal en todas las sesiones de la Asamblea, del Consejo y de cualquier órgano subsidiario, y desempeñará
las demás funciones administrativas que esos órganos le encomienden. El Secretario General presentará
a la Asamblea un informe anual sobre las actividades de la Autoridad. Secretario General será el más
alto funcionario administrativo de la Autoridad, actuará como tal en todas las sesiones de la Asamblea,
del Consejo y de cualquier órgano subsidiario, y desempeñará las demás funciones administrativas que
esos órganos le encomienden. El Secretario General presentará a la Asamblea un informe anual sobre
las actividades de la Autoridad.

3.4 LA EMPRESA.
Empresa será el órgano de la Autoridad que realizará actividades en la Zona, así como actividades de
transporte, tratamiento y comercialización de minerales extraídos de la Zona. En el marco de la
personalidad jurídica internacional de la Autoridad, la Empresa tendrá la capacidad jurídica. La Empresa
actuará de conformidad con esta Convención y las normas, reglamentos y procedimientos de la
Autoridad, así como con la política general establecida por la Asamblea, y estará sujeta a las directrices
y al control del Consejo. La Empresa tendrá su oficina principal en la sede de la Autoridad.

3.5 TRIBUNAL INTERNACIONAL DEL DERECHO DEL MAR:

Con sede en la ciudad de Hamburgo, Alemania, el Tribunal tiene competencia para resolver las
controversias y demandas que le sean sometidas, de conformidad con la Convención de las Naciones
Unidas sobre el Derecho del Mar. El Tribunal decidirá sobre dichas controversias y demandas, de
conformidad con la convención y otras normas del derecho internacional que no sean incompatibles con
ella.

3.6 SOLUCIÓN DE CONTROVERSIAS.


La Convención estableció un mecanismo obligatorio para la solución de controversias relativas al
derecho del mar. Cuando los Estados Partes no pueden resolver por sí solo las controversias derivadas
de la aplicación de la Convención, están obligados a seguir ciertos procedimientos definidos en la

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Convención, como es el recurso al Tribunal Internacional del Derecho del Mar. El Tribunal, cuya sede
se encuentra en Hamburgo (Alemania), es operacional desde 1996, dos años después de la entrada en
vigor de la Convención. Se puede ir tanto a conciliación, a arbitraje y al arbitraje especial, este último
es especial por que solo conoces casos de pesquería, investigación científica, navegación, contaminación
causada por buques y por vertimiento, protección y preservación del medio marino.

La demanda tiene que ser hecha por escrito y depositado en la Secretaria de Las Naciones Unidas.

CAPÍTULO IV
TRIBUNAL INTERNACIONAL DEL DERECHO DEL MAR

4.1.- SOLUCIÓN DE CONTROVERSIAS.

La Convención estableció un mecanismo obligatorio para la solución de controversias relativas al


derecho del mar. Cuando los Estados Partes no pueden resolver por sí solo las controversias derivadas
de la aplicación de la Convención, están obligados a seguir ciertos procedimientos definidos en la
Convención, como es el recurso al Tribunal Internacional del Derecho del Mar. El Tribunal, cuya sede
se encuentra en Hamburgo (Alemania), es operacional desde 1996, dos años después de la entrada en
vigor de la Convención. Se puede ir tanto a conciliación, a arbitraje y al arbitraje especial, este último
es especial por que solo conoces casos de pesquería, investigación científica, navegación, contaminación
causada por buques y por vertimiento, protección y preservación del medio marino.

La demanda tiene que ser hecha por escrito y depositado en la Secretaria de Las Naciones Unidas.

Así mismo el artículo 279 de la Convención, señala que los estados tienen la obligación de resolver las
controversias por medios pacíficos. Agrega que los Estados Partes resolverán sus controversias relativas
a la interpretación o la aplicación de la Convención por medios pacíficos de conformidad con el párrafo
3 del Artículo 2 de la Carta de las Naciones Unidas y, con ese fin, procurarán su solución por los medios
indicados en el párrafo 1 del Artículo 33 de la Carta.

La convención establece que antes de instar el procedimiento, las partes tienen la obligación de
intercambiar opiniones, así mismo cualquiera de los estados partes podrá invitar al otro a realizar un
procedimiento de conciliación.

4.2.- Elección del procedimiento.- Conforme al artículo 287 de la Convención, al firmar o ratificar esta
Convención o al adherirse a ella, o en cualquier momento ulterior, los Estados podrán elegir libremente,
mediante una declaración escrita, uno o varios de los medios siguientes para la solución de las
controversias relativas a la interpretación o la aplicación de la Convención:

a) El Tribunal Internacional del Derecho del Mar constituido de conformidad con el Anexo VI;
b) La Corte Internacional de Justicia;
c) Un tribunal arbitral constituido de conformidad con el Anexo VII;
d) Un tribunal arbitral especial, constituido de conformidad con el Anexo VIII, para una o varias de las
categorías de controversias que en él se especifican.

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Cualquiera de las cortes o tribunales mencionados será competente para conocer de las controversias
relativas a la interpretación o la aplicación de esta Convención que se someterá conforme a lo dispuesto
en la convención, así mismo la competencia se extiende a las controversias relativas a la interpretación
o la aplicación de un acuerdo internacional concerniente a los fines de la Convención que se le sometan
conforme a ese acuerdo.

4.3.- Medidas provisionales.- El articulo 290º de la Convención establece que si una controversia se ha
sometido en la forma debida a una corte o tribunal que, en principio, se estime competente, esa corte o
tribunal podrá decretar las medidas provisionales que estime apropiadas con arreglo a las circunstancias
para preservar los derechos respectivos de las partes en la controversia o para impedir que se causen
daños graves al medio marino, en espera de que se adopte la decisión definitiva.

Las medidas provisionales a que se refiere este artículo sólo podrán ser decretadas, modificadas o
revocadas a petición de una de las partes en la controversia y después de dar a las partes la posibilidad
de ser oídas. La corte o tribunal notificará inmediatamente la adopción, modificación o revocación de
las medidas provisionales a las partes en la controversia y a los demás Estados Partes que estime
procedente. Hasta que se constituya el tribunal arbitral al que se someta una controversia con arreglo a
esta sección, cualquier corte o tribunal designado de común acuerdo por las partes o, a falta de tal acuerdo
en el plazo de dos semanas contado desde la fecha de la solicitud de medidas provisionales, el Tribunal
Internacional del Derecho del Mar o, con respecto a las actividades en la Zona, la Sala de Controversias
de los Fondos Marinos podrá decretar, modificar o revocar medidas provisionales conforme a lo
dispuesto en este artículo si estima, en principio, que el tribunal que haya de constituirse sería competente
y que la urgencia de la situación así lo requiere.

Una vez constituido, el tribunal al que se haya sometido la controversia podrá, actuando conforme a los
párrafos 1 a 4, modificar, revocar o confirmar esas medidas provisionales.

4.4.- Procedimiento.- Cualquier corte o tribunal ante el que se entable una demanda en relación con una
de las controversias a que se refiere el artículo 297º de la convención resolverá a petición de cualquiera
de las partes, o podrá resolver por iniciativa propia, si la acción intentada constituye una utilización
abusiva de los medios procesales o si, en principio, está suficientemente fundada. Cuando la corte o
tribunal resuelva que la acción intentada constituye una utilización abusiva de los medios procesales o
carece en principio de fundamento, cesarán sus actuaciones.

Al recibir la demanda, la corte o tribunal la notificará inmediatamente a la otra u otras partes y señalará
un plazo razonable en el cual la otra u otras, partes podrán pedirle que resuelva la cuestión a que se
refiere el párrafo anterior Nada de lo dispuesto afectará al derecho de las partes en una controversia a
formular excepciones preliminares conforme a las normas procesales aplicables.

Las controversias que surjan entre Estados Partes con respecto a la interpretación o la aplicación de esta
Convención podrán someterse a los procedimientos establecidos en esta sección sólo después de que se
hayan agotado los recursos internos, de conformidad con el derecho internacional.

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Las decisiones dictadas por la corte o tribunal competente tienen carácter definitivo y fuerza obligatoria,
es decir deberá ser cumplida por todas las partes en la controversia. Tal decisión no tendrá fuerza
obligatoria salvo para las partes y respecto de la controversia de que se trate.

4.5.- TRIBUNAL INTERNACIONAL DEL DERECHO DEL MAR:

Con sede en la ciudad de Hamburgo, Alemania, el Tribunal tiene competencia para resolver las
controversias y demandas que le sean sometidas, de conformidad con la Convención de las Naciones
Unidas sobre el Derecho del Mar. El Tribunal decidirá sobre dichas controversias y demandas, de
conformidad con la convención y otras normas del derecho internacional que no sean incompatibles con
ella.

La competencia del Tribunal se extenderá a todas las controversias y demandas que le sean sometidas
de conformidad con la Convención y a todas las cuestiones expresamente previstas en cualquier otro
acuerdo que confiera competencia al Tribunal. Si todas las partes en un tratado ya en vigor que verse
sobre las materias objeto de esta Convención así lo acuerdan, las controversias relativas a la
interpretación o aplicación de ese tratado podrán ser sometidas al Tribunal de conformidad con dicho
acuerdo. El fallo será motivado y publico; los mismos tienen un carácter definitivo y obligatorio para las
partes.

El Tribunal Internacional del Derecho del Mar es un órgano judicial establecido en la Convención de las
Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar. Tiene su sede en la Ciudad Libre y Hanseática de Hamburgo,
Alemania. El Tribunal funciona de conformidad con las disposiciones de la Convención del Mar
(básicamente, Parte XV y la Sección 5 de la Parte XI) y de su Estatuto, que figura en el Anexo VI de la
Convención, desde 1996

4.5.1.- Composición.- El Tribunal se compone de 21 miembros independientes, elegidos entre personas


que gocen de la más alta reputación por su imparcialidad e integridad y sean de reconocida competencia
en materia de derecho del mar. Los miembros del Tribunal desempeñan sus cargos por nueve años y
pueden ser reelegidos.

4.5.2.- Características.- Podemos resaltar los siguientes aspectos:

o En la composición del Tribunal se busca garantizar la representación de los principales sistemas jurídicos
del mundo y una distribución geográfica equitativa.

o No puede tener dos miembros que sean nacionales del mismo Estado. Para estos efectos, toda persona
que pueda ser tenida por nacional de más de un Estado será considerada nacional del Estado en que
habitualmente ejerza sus derechos civiles y políticos. Asimismo, no puede haber menos de tres miembros
por cada uno de los grupos geográficos establecidos por la Asamblea General de las Naciones Unidas.

o Los miembros del Tribunal desempeñarán sus cargos por nueve años y podrán ser reelegidos; no
obstante, el mandato de siete de los miembros elegidos en la primera elección expirará a los tres años y
el de otros siete miembros a los seis años.

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o En cuanto a la incompatibilidades es necesario señalar que los miembros del Tribunal no podrán ejercer
función política o administrativa alguna, ni tener una vinculación activa con ninguna empresa que
intervenga en la exploración o la explotación de los recursos del mar o de los fondos marinos o en otra
forma de aprovechamiento comercial del mar o de los fondos marinos, ni tener un interés financiero en
dichas empresas.

o En cuanto a sus privilegios, en el ejercicio de las funciones del cargo, los miembros del Tribunal gozarán
de privilegios e inmunidades diplomáticos.

o El artículo 12 del Anexo VI de la convención, establece que el Tribunal elegirá por tres años a su
Presidente y su Vicepresidente, que podrán ser reelegidos. Así mismo, nombrará su Secretario y podrá
disponer el nombramiento de los demás funcionarios que sean menester.

o Todos los miembros disponibles participarán en las actuaciones del Tribunal, pero se requerirá un
quórum de once miembros elegidos para constituirlo.

4.5.3.-.- Estructura. El Tribunal ha constituido cuatro salas permanentes:

o Sala de Controversias de los Fondos Marinos, integrada por once miembros, y con competencia
exclusiva y preferente;
o Sala de Procedimiento Sumario, integrada por cinco miembros;
o Sala de Controversias de Pesquerías, integrada por siete miembros, y
o Sala de Controversias del Medio Marino, integrada por siete miembros.

Además, posee diversas Comisiones, que tienen como objetivo permitir llevar eficazmente sus tareas:
Comisión de Presupuesto y Finanzas, Comisión sobre el Reglamento y la Práctica Judicial, Comisión
sobre el Personal y la Administración, Comisión sobre Biblioteca y Publicaciones.

4.5.4.-.- Procedimiento.-

A) Iniciación de las actuaciones.- Las controversias serán sometidas al Tribunal mediante notificación
de un compromiso entre las partes o mediante solicitud escrita dirigida al Secretario. En ambos casos,
se indicarán el objeto de la controversia y las partes. El Secretario notificará inmediatamente el
compromiso o la solicitud a todos los interesados. El Secretario notificará también el compromiso o la
solicitud a todos los Estados Partes.
B) Medidas provisionales.- Con arreglo al artículo 290 de la Convención, el Tribunal y su Sala de
Controversias de los Fondos Marinos estarán facultados para decretar medidas provisionales.
C) Vistas.- El Presidente o, en su ausencia, el Vicepresidente dirigirá las vistas; si ninguno de ellos
pudiere hacerlo, presidirá el más antiguo de los miembros del Tribunal presentes. Las vistas serán
públicas, salvo que el Tribunal decida o las partes soliciten otra cosa.
D) Dirección del proceso.- El Tribunal dictará las providencias necesarias para la dirección del proceso,
decidirá la forma y plazos en que cada parte deberá presentar sus alegatos y adoptará las medidas
necesarias para la práctica de pruebas.

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E) Incomparecencia.- Cuando una de las partes no comparezca ante el Tribunal o se abstenga de


defender su caso, la otra parte podrá pedir al Tribunal que prosiga las actuaciones y dicte su fallo. La
ausencia de una parte o la abstención de defender su caso no constituirá un impedimento para las
actuaciones. Antes de dictar el fallo, el Tribunal deberá asegurarse no sólo de que tiene competencia en
la controversia, sino también de que la demanda está bien fundada en cuanto a los hechos y al derecho.
F) Mayoría requerida para las decisiones.- Todas las decisiones del tribunal se adoptarán por mayoría
de votos de los miembros presentes. En caso de empate, decidirá el voto del Presidente o del miembro
del Tribunal que lo sustituya.
G) Fallo.- El fallo será motivado y mencionará los nombres de los miembros del Tribunal que hayan
participado en su adopción. Si el fallo no expresa en todo o en parte la opinión unánime de los miembros
del Tribunal, cualquiera de éstos tendrá derecho a que se agregue al fallo su opinión separada o disidente.
El fallo será firmado por el Presidente y el Secretario. Será leído en sesión pública previamente notificada
a las partes en la controversia.

4.5.5.- SALA DE CONTROVERSIAS DE LOS FONDOS MARINOS

A) Composición.- La Sala de Controversias de los Fondos Marinos mencionada en el está integrada por
once miembros designados por la mayoría de los miembros elegidos del Tribunal de entre ellos. Los
miembros de la Sala serán designados por tres años y su mandato sólo podrá ser renovado una vez. La
Sala elegirá entre sus miembros a su Presidente, quien desempeñará el cargo mientras dure el mandato
de los miembros de la Sala.
B) Salas ad hoc.- La Sala de Controversias de los Fondos Marinos constituirá una sala ad hoc, integrada
por tres de sus miembros, para conocer de cada controversia que le sea sometida de conformidad con el
apartado b) del párrafo 1 del artículo 188 de la Convención. La composición de dicha sala será
determinada por la Sala de Controversias de los Fondos Marinos, con la aprobación de las partes. Los
miembros de una sala ad hoc no podrán estar al servicio de ninguna de las partes en la controversia, ni
ser nacionales de éstas
C) Derecho aplicables.- Además del artículo 293 de la Convención, la Sala aplicará:
a) Las normas, reglamentos y procedimientos de la Autoridad adoptados de conformidad con esta
Convención; y
b) Las cláusulas de los contratos concernientes a las actividades en la Zona, en cualquier asunto
vinculado con esos contratos.
D) Ejecución de las decisiones de la Sala.- Las decisiones serán ejecutables en los territorios de los
Estados Partes de la misma manera que las sentencias o providencias del tribunal supremo del Estado
Parte en cuyo territorio se solicite la ejecución.

CAPITULO V
REGIMEN ESTABLECIDO PARA EXPLOTAR LOS RECURSOS MINERALES EN
ALTAMAR

En lo referente a la zona económica exclusiva y ala plataforma continental puedo concluir que la primera
es la zona donde el Estado ribereño ejerce derechos de soberanía sobre los recursos vivos y no vivos y
jurisdicción con una extinción de hasta 200 millas marinas; es interesante un aspecto en la zona

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económica exclusiva que se da cuando el Estado ribereño no es capaz de explotar la totalidad de los
recursos naturales, en este caso deberá dar acceso a otros Estados sin litoral el excedente. En lo
concerniente a la plataforma continental es la que comprende el lecho y el subsuelo de la zona
submarinas también con una distancia de hasta 200 millas marinas.
Y por último en el caso del alta mar es un derecho comprendido para los Estados Ribereños como para
los Estados son litoral que tienen entre otros el derecho a la libertad de navegación, de sobrevuelo, de
tendido de cables y tuberías, de pesca etc.
La búsqueda de un ordenamiento jurídico internacional para el derecho del mar tiene una significativa
preeminencia; debido a que de esta forma se determinan los limites de la soberanía de los Estados esto
es bueno para que no haya invasión o explotación de los recursos naturales vivos o no vivos por parte
de otros Estado, pero existe la posibilidad de que un Estado subdesarrollado que cuente con mar
territorial no podría cuidar toda la extensión de su mar hasta el alta mar, debido a la extensión, en lo
referente a navegación de buques con fines ilícitos, pero si puede si puede en la medida de sus
posibilidades explotar sus recursos naturales vivos o no vivos.
En el nuevo Derecho del Mar, es fundamental comprender que los espacios marinos y submarinos se
dividen en siete categorías, determinadas por el grado de dominio estatal que sobre ellos se ejerce: el
Estado o la comunidad internacional.
Se plantean algunas cosas positivas en lo que implicaría el desarrollo tecnológico para explotar
supuestamente en forma racional y coordinado con los otros países los recursos del mar, pero fuera
bueno determinar que tan preparados estamos para hacer frente a ese reto si las gran mayoría de
profesionales o Universidades en el País no conocen ” el documento de adhesión? Lo importante es que
la gran mayoría por lo menos de las Instituciones publicas y privadas Académicas o de investigación
hasta ese momento, conozcan sin posiciones preestablecidas la ley de la Convemar y poder determinar
y estar claros de las obligaciones, compromisos y renunciamientos que implicaría para el país su
adhesión a lo que se llama La constitución de los mares. Debemos prepararnos para aquello para saber
explotar nuestros recursos para beneficio de nuestra nación y su gente y no para que sirvan para intereses
económicos poderosos externos o internos. Eso es precisamente lo que influye en el retraso y en lo que
se denomina subdesarrollo de los países latinoamericanos.

CAPITULO VI
¿EL PERU DEBE SUSCRIBIR LA CONVENCION DEL MAR?

Analicemos el Perú fue uno de los países en vías de desarrollo que participo en la elaboración de la
Convención De Las Naciones Unidas sobre el derecho del Mar. En 1947 las disposiciones en materia de
derechos del mar estaban reguladas por la doctrina del viejo derecho del mar; seguidamente el decreto
supremo Nº 781en virtud del cual se reconocen las 200 millas de mar territorial peruano estableciendo
la defensa de la tesis de las 200 millas para la Defensa Del Mar De Grau.

6.1.- La Constitución de 1993

La vida del país se interrumpió nuevamente con motivo del golpe de Estado de 5 de abril de 1992, que
propició desde el poder el presidente Alberto Fujimori. Fue en realidad un autogolpe, que no tenía más
que dos pretensiones: la primera, poder gobernar sin cortapisas ni controles; la segunda, crear una
estructura de poder autoritaria que permitiese la reelección inmediata del Presidente, a contrapelo de

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nuestra historia republicana, y que además estaba prohibida por la Constitución de 1979, bajo la cual él
fue elegido.

Por cierto, como siempre sucede en estos casos, se dijeron muchas cosas, y el mismo Gobierno declaró
que estaba comprometido en reorganizar, democratizar y moralizar al país. Para tales efectos, debía
desmantelar la institucionalidad heredada, y con ese motivo echó a la calle a los principales funcionarios
públicos y a los que estaban en instituciones fundamentales, como el Congreso de la República, el
Tribunal de Garantías Constitucionales, el Ministerio Público, el Poder Judicial, el Consejo de la
Magistratura, la Cancillería, etcétera. Se pregonaba un nuevo país y se echaba leña sobre el pasado. El
nuevo gobierno se dio, pues, a la tarea de reconstruir el país.

De modo inmediato habían dos aspectos muy importantes: el primero era reordenar la economía,
saneando las finanzas, y poniendo punto final a la inflación desbordada que se había heredado del
gobernante anterior. Y sobre todo, afrontar seriamente al terrorismo, al cual se había dejado avanzar en
los últimos años, en forma por demás irresponsable. Todo esto se inició, en realidad, a principios de los
años noventa, cuando Fujimori llegó al poder. Y por cierto, con la correspondiente sanción y apoyo
parlamentario (véase al respecto, mi ensayo La reforma del Estado en el Perú, en “Lecturas de temas
constitucionales”, Comisión Andina de Juristas, núm 12, Lima 1996).

El orden que necesitaba el país era interno, pero también externo. Había que renegociar la deuda externa
y, sobre todo, era necesario reinsertarse en el mundo económico internacional, para ser sujeto confiable
ante los grandes organismos financieros internacionales y ante la banca extranjera. Todo esto se inició
en aquel momento y continuó durante los siguientes años, en forma bastante exitosa.

En lo interno, se inició la reforma del Estado, que en realidad, es la reforma de la administración pública,
en el sentido que se inicia un proceso de replanteamiento de los fines del Estado, se cuestiona su
presencia en el mundo del mercado y se inician las grandes privatizaciones, que significa trasladar
grandes patrimonios a manos de particulares. Por otro lado, se aligeran los servicios públicos básicos,
muchos de los cuales son entregados en concesión, y se crean los entes reguladores que vigilarán la
transparencia de la competencia y que no se cometan los excesos que pudiera ocasionar la falta de ella.
Esto llegó al Perú a fines de los ochenta, pero sólo lo implementó el gobierno de Fujimori.

Pero el golpe de Estado de abril de 1992, trajo problemas de orden internacional, si bien contó,
inexplicablemente, con gran apoyo de la población. Y es que la comunidad internacional no veía con
buenos ojos un gobierno de facto, por lo cual, tras diversas presiones de organismos internacionales, y
en especial de la Organización de Estados Americanos (OEA), se decidió convocar a elecciones, y
previamente, el paso obligado de redactar una Constitución nueva, a la medida del Presidente. En
realidad, Fujimori nunca entendió lo que era una democracia representativa, ni tampoco le tenía afecto.
Muy por el contrario, creía en una democracia plebiscitaria, de consultas frecuentes al pueblo, como si
este cesarismo fuese en verdad la verdadera democracia. Pero su idea original no pudo llevarla a cabo,
motivo por el cual se convocó a una constituyente para que elaborase una nueva constitución, desde todo
punto de vista innecesaria, pero que era útil para poder continuar en el poder y contar con el aval
internacional (el golpe de Estado creó serios problemas, ya que incluso una serie de préstamos y
desembolsos se suspendieron, en tanto el Gobierno no se ajustara a determinadas reglas de juego). Por

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tanto, se imponía la convocatoria a una constituyente, que discutiese y sancionase una nueva
constitución, y además, que estableciese las reglas de juego que agradaban al Presidente. Ellas eran,
sobre todo, fortalecer la figura del Ejecutivo, permitir la reelección inmediata, y reducir el aparato del
Estado, para constitucionalizar lo que ya se había legislado. Y finalmente, como regalo político a las
masas, implantar la pena de muerte para los terroristas, cosa que la anterior Constitución no permitía (si
bien en la nueva Constitución, esto se consagró de tal manera que en la práctica lo hacía imposible, y
los hechos posteriores así lo han demostrado, pues nunca nadie en el Gobierno, hizo el menor esfuerzo
para sancionar leyes de desarrollo de la pena capital restaurada).

La Constituyente se instaló en enero de 1993 y sesionó hasta septiembre de ese año. Luego de ser
ratificada por un plebiscito dudoso (en la cual el Si ganó con un 52%, contra un 48% por el No), se
promulgó el 30 de diciembre de 1993, y entró en vigencia el 31 del mismo mes y año. En plenitud de
vigor, rige desde 1994.

Pero ¿Qué pasó en esta constituyente, cuyo rimbombante nombre oficial era Congreso Constituyente
Democrático? En realidad, no existía a ese momento una “necesidad constituyente”, ni nadie se encargó
de crearla. Se fue a la constituyente como quien llega a un ritual, para pasar un examen que obtenga
nota satisfactoria a nivel internacional, y nada más. Los debates fueron más bien opacos, poco intensos
y sin ningún brillo. No hubo, por parte del oficialismo, parlamentarios que tuviesen actuación destacada,
ni tampoco un papel preponderante. Tampoco hubo personalidades sobresalientes, ni temas que
galvanizaran a la opinión pública, si bien no faltó en la oposición gente sensata que luchó para impedir
tanto despropósito. En todo caso, huérfano de ideas, el oficialismo se dedicó a redactar la nueva
Constitución tomando como plantilla la Carta de 1979, a la que copiaron en cuanto a títulos, estructura
e instituciones. Si bien en sus grandes lineamientos es una copia muy mal armada. Con este proceder,
puede concluirse que no hay originalidad en este texto, que fue hecho para satisfacer a una dictadura en
ciernes, y que trae pocas innovaciones, tan pocas y tan pequeñas, que una reforma parcial de la
Constitución de 1979 hubiera sido más que suficiente (como es el caso de la reforma argentina de 1994,
hecha por consenso, y que dejó intacta la estructura básica de la vieja Carta de 1853).

Entre las escasas novedades introducidas, hay que señalar: i) un definido perfil ideológico del Estado,
superando la amplitud exuberante de la de 1979, explicable por la época, ii) refuerzo de la autoridad del
Presidente de la República, iii) replanteo de algunas estructuras del Estado, como haber introducido,
discutiblemente, la unicameralidad, iv) fuero militar autónomo, al que hace irrevisable por el Poder
Judicial, salvo en el caso de aplicación de la pena capital, que ya sabemos, que no se ha aplicado, v)
haber incorporado la pena de muerte en forma amplia, vi) haber introducido notables retrocesos en
materia internacional, en descentralización, etc.

Las novedades son, indudablemente, pocas; los aciertos, también y las contradicciones abundan. Pero
lo grave es que algunas de sus supuestas bondades, tan ampliamente pregonadas, no han sido cumplidas,
sino por el contrario, desmentidas por los hechos, como es el caso de la revocación o del referéndum,
negados por el oficialismo, en forma por demás desenfadada.

Ahora bien, en cuanto al trabajo en la Constituyente, éste se desenvolvió en forma parecida a la de 1979,
esto es, trabajo de comisiones, Comisión Principal y colaboración de expertos especialmente

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convocados. Fue un trabajo intenso, pero sin mayores sobresaltos, pues de antemano se sabía lo que se
quería. La llamada sociedad civil participó en esta oportunidad, si bien no lo hizo en forma masiva, ni
con entusiasmo, y lo mismo pasó con el problema del mar.

El dominio marítimo fue tratado ampliamente y de manera especial en la Comisión de Constitución, y


tuvo distinguidos invitados, entre ellos, el embajador Juan Miguel Bákula, quien concurrió solo y en
donde expuso brillantemente sus puntos de vista sobre el particular. Y en otro momento concurrieron
conjuntamente Andrés Aramburú Menchaca y Eduardo Ferrero Costa (sesión de 3 de mayo de 1993, que
se inserta en el apéndice). Lo importante de la presentación de ambos juristas, es que aquí se sentaron,
frente a frente, dos posiciones. La primera era la territorialista, defendida con brillo por Andrés
Aramburú Menchaca, y la otra, la no territorialista, por Eduardo Ferrero Costa, profesor universitario e
internacionalista de nota, quien había sido asesor jurídico de la Cancillería, y que luego, en 1998 llegaría
a ser Ministro de Relaciones Exteriores (época en la cual impulsó en el nivel interno, el interés por la
Convención, pero no pudo avanzar mucho, pues el problema con el Ecuador absorbió gran parte de las
energías de nuestra Cancillería por ese entonces). En fin, lo cierto es que en esa oportunidad ambas
posiciones fueron expuestas, pero lo más importante es que Aramburú Menchaca reconoció que lo más
conveniente en los actuales momentos, era repetir el texto que la Constitución de 1979, dedicaba al
dominio marítimo, no obstante que en su momento se opuso a él. Aramburú sostuvo que lo importante
del texto de 1979 era que constituía una norma flexible, que permitía mantenernos en una posición
adecuada y también una apertura para el día de mañana frente a la Convención del Mar.

Pero en esta oportunidad, Aramburú hizo una verdadera concesión que es muy importante. Declaró, en
efecto, que entre la zona económica exclusiva adoptada por la Convención y las 200 millas consideradas
como territoriales, casi no había diferencia. En realidad, eran prácticamente lo mismo, y agregó que si
alguna diferencia había, era únicamente que la concepción territorialista permitía una mejor defensa en
caso de guerra, que no existía en la concepción llamada zonista. Sin embargo, Ferrero acotó que la
Convención era un documento para tiempos de paz, y no para tiempos de guerra. Pero, Aramburú
contraargumentó algo que había dicho antes: que la Convención necesitaba el apoyo de las grandes
potencias, lo cual todavía no se había dado, y por otro, que había que esperar a que la Convención entrase
en vigencia para pensar en adherirse a ella (si bien Aramburú sostenía que nunca entraría en vigencia,
cosa que los hechos se encargaron de desmentir, pues entró en vigencia al año siguiente).

Finalmente, en el Pleno del 13 de julio de 1993, se aprobó por unanimidad el siguiente texto:

Artículo 54: “El territorio del Estado es inalienable e inviolable. Comprende el suelo, subsuelo, el
dominio marítimo y el espacio aéreo que los cubre.
El dominio marítimo del Estado comprende el mar adyacente a sus costas, así como su lecho y subsuelo,
hasta la distancia de doscientas millas marinas medidas desde las líneas de base que establece la ley.
En su dominio marítimo, el Estado ejerce soberanía y jurisdicción, sin perjuicio de las libertades de
comunicación internacional, de acuerdo con la Ley y con los tratados ratificados por el Estado.
El Estado ejerce soberanía y jurisdicción sobre el espacio aéreo que cubre su territorio y el mar
adyacente hasta el límite de las doscientas millas, sin perjuicio de las libertades de comunicación
internacional, de conformidad con la Ley y con los tratados ratificados por el Estado”.

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Como fácilmente puede advertirse, se trata de un artículo que recoge la problemática de las 200 millas
dentro del más amplio concepto de dominio marítimo, y en donde se trata también el espacio aéreo. El
texto es satisfactorio, pues recoge y glosa todo lo existente, si bien es cierto que una mejor técnica
legislativa hubiera hecho aconsejable distribuir todo ese abigarrado texto en tres artículos para darles un
mejor orden (como lo hizo la Constitución de 1979).

Señalemos que hasta la fecha este artículo permanece sin leyes de desarrollo, que bien podría pensarse
en iniciarla con la ley que fije las líneas de base, que son el punto de medición de las 200 millas.

Por eso, no es de extrañar que la Constituyente de 1993 no provocara ningún pronunciamiento, a favor
ni en contra. No hubo nada parecido a lo que se vio en el periodo inicial y esto puede entenderse por
varias razones. Señalemos algunas:

a) el tema fundamental del debate era la necesidad de la nueva Constitución; si valía la pena hacer una
nueva constitución o no,
b) también se discutieron muchos aspectos relacionados con los derechos fundamentales y con el extremo
de liberalizar toda la economía y desarticular el sector empresarial del Estado. Este fue un tema en el
cual hubo mucha sensibilidad en la población.
c) preocupación por temas puntuales, como la descentralización y las regiones, y sobre todo, la eliminación
de la educación gratuita, que fue uno de los puntos clave en el debate y que comprometió en algún
momento, el futuro de la nueva Constitución, y
d) La preocupación por la reelección presidencial inmediata y para una sola vez (lo cual fue más adelante
distorsionado con la llamada ley de “interpretación auténtica”).

En todo caso, lo que sí puede advertirse, es que al momento en que se debatió la Constitución en 1993,
la clase política no tenía la menor duda de que había que redactar un texto flexible y que la Convención
era un documento internacional al cual había que tener presente para el futuro y en su momento, adherirse
a ella. Adicionalmente, y por lo que pudo apreciarse en los medios, la opinión pública no tuvo ningún
pronunciamiento público ni ostensible a favor de ningún mar territorial, ni tampoco lo hicieron los
partidos políticos de la oposición (el oficialismo se mostró, por el contrario, muy permeable y muy
partidario de la Convención del Mar, si bien no hizo el menor gesto a favor de ella).

Opiniones que cuentan:

ÓSCAR MAÚRTUA DE ROMAÑA, Canciller de la República (Comisión de Relaciones


“La adhesión del Perú a la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar constituye una
prioridad de la Política Exterior y un preocupación central al iniciar mi gestión como Canciller de la
República. La Cancillería ha propiciado de una manera permanente y sostenida que el Perú sea parte de
este “Código Internacional del Mar”. (...) El Ministerio de Relaciones Exteriores ha remitido una
declaración que se depositará en la Secretaría General de las Naciones Unidas conjuntamente con el
instrumento de adhesión así como una propuesta legislativa sobre la compatibilidad de la Convención
con el régimen constitucional de nuestro dominio marítimo de 200 millas. La ley y la declaración
garantizarán aún más la intangibilidad de los intereses soberanos del Perú sobre su dominio marítimo.”

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EDUARDO FERRERO COSTA, Ex Canciller de la República “La Convención sobre el Derecho del
Mar y los intereses nacionales” En: Derecho del Mar: Análisis de la Convención de 1982.
“... la Convención del Mar representa actualmente la posición casi generalizada de la comunidad
internacional en relación a las instituciones del Derecho del Mar y es, en gran medida, un éxito en los
países en desarrollo porque representa el reconocimiento universal de la soberanía marítima hasta las
200 millas, a través de la zona económica exclusiva...”

“... al no pertenecer a la Convención del Mar, el Perú se encuentra de espaldas al mundo en desarrollo y
se ha marginado de la comunidad mundial en materia de Derecho del Mar, habiendo perdido un liderazgo
internacional que había obtenido hábilmente en este campo. La convención del Mar es hoy una realidad
indiscutible y no participar en ella es, pues, colocarse al margen del sistema internacional”.

“En resumen, la abstención no libera al Perú de sus obligaciones respecto de la Comunidad Internacional,
pero en cambio deja de recibir las ventajas de que gozan los estados miembros y, como consecuencia,
está excluido de:

1. Participar en la asamblea de los Estados parte de la convención, y seguir la evolución de sus normas.
2. Integrar el tribunal del derecho del mar, pero si puede ser llamado si es acusado de violar las normas
de la convención.
3. Formar parte de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos, que administra la exploración,
explotación y eventual aprovechamiento de sus riquezas.
4. Estar fuera del sistema de defensa que representa el tribunal especial arbitral de carácter técnico.
5. Por último, el Perú queda marginado de las posibilidades de exigir ayuda y cooperación técnica y
financiera, para el desarrollo de la investigación científica, la transferencia de tecnología, la defensa del
medioambiente marino y las acciones de preservación de las especies vivas, para evitar su depredación
por flotas extranjeras, entre otros beneficios”.

ALFONSO ARIAS SCHREIBER, Embajador (El Comercio, 09/11/94)


“La entrada en vigor, el 16 de este mes, de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del
Mar, con el manifiesto respaldo de la generalidad de los Estados, obliga ahora al gobierno peruano a
asumir finalmente la actitud que corresponde a la luz de la protección del interés nacional.

Las opciones al respecto no son sino dos: o mantener al Perú al margen del tratado, en la supuesta
creencia de que sus intereses marítimos pueden ser cubiertos por la legislación interna; o por el contrario,
adherir a la Convención, con el convencimiento de que sus disposiciones resultan indispensables para
resguardar esos intereses en el espacio oceánico.

La insuficiencia de la primera opción se pone al descubierto por el simple hecho de que, inclusive si se
atribuyese a nuestro dominio marítimo la naturaleza jurídica del mar territorial, su alcance terminaría en
las 200 millas, y quedarían por lo tanto desprotegidos los intereses del Perú que trascienden dicho límite
(...). En cambio, todas esas materias son objeto de disposiciones específicas que, gracias a iniciativas de
países como el nuestro, fueron incluidas en la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del
Mar para proteger precisamente aquel género de intereses”.

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ENRIQUE BERNALES BALLESTEROS


“Es altamente conveniente que (el Perú) sea parte de la Convención. Su actual no participación ha
causado de suyo algunos perjuicios tales como la ausencia en foros internacionales y en las asambleas
de los Estados parte, como en general el estar al margen de las decisiones mediante las cuales la
Convención ha entrado ya en una fase operativa”.

“Estando al análisis realizado (...) y a las conclusiones a las cuales se ha arribado, parece pertinente
recomendar a la Comisión de Constitución del Congreso de la República, y por su intermedio al conjunto
de este poder del Estado, que proceda a aprobar la adhesión del Perú a la Convención de las Naciones
Unidas sobre el Derecho del Mar, por ser compatible con la Constitución y con los intereses nacionales”.

RAÚL FERRERO COSTA,


“Es una lástima que hasta ahora no se haya suscrito la Convención del Mar, y no se hizo porque se pensó
que esto podría herir la susceptibilidad de algunos que consideraban que se afectaría el derecho soberano
del país. Sin embargo, la Convención no es contraria a la llamada tesis de las 200 millas”.

JAVIER VALLE RIESTRA,


“La tesis peruana de las 200 millas es el antecedente legal de la zona económica exclusiva de la
Convención del Mar y, por ende, no existe incompatibilidad entre la Constitución Política del Perú y el
texto de la CONVEMAR”.

Sólo adhiriéndose a la CONVEMAR, el Perú tendrá garantizados sus derechos de soberanía para dictar
las medidas necesarias conducentes a la conservación, protección y administración de los recursos vivos
y no vivos que se encuentran en la zona bajo jurisdicción nacional, así como también podrá asegurarse
que los Estados de pesca a distancia respeten dichas normas y las compatibilicen con las que se aplican
a la alta mar. Asimismo, el Perú podrá, a través de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos,
tomar parte en las decisiones relativas a la reglamentación de la minería oceánica, impidiendo que éstas
afecten nuestros intereses de país minero”.

“No es necesario reformar artículo alguno de la Carta Magna, toda vez que los instrumentos jurídicos
de aquel tratado no recortan la soberanía del Perú sobre nuestro mar. La CONVEMAR establece –para
los Estados ribereños – una zona económica exclusiva de soberanía y jurisdicción que se prolonga hasta
las 200 millas sobre los recursos minerales y pesqueros, tal como sostiene el decreto supremo de 1947
que estableció la tesis de las 200 millas marítimas, inclusive en una coyuntura planetaria absolutamente
diferente de la actual”.

CAPÍTULO VII

EL PERÚ Y LA CONVEMAR
7.1 . Contexto

Han transcurrido poco más de 23 años desde que se suscribió la Convención de Naciones Unidas sobre
Derecho del Mar (CNUDM 1982); que es la verdadera “Constitución de los Océanos”, convirtiéndose
en el principal instrumento jurídico arbitral internacional de resolución de conflictos; sobre usos y

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aprovechamiento del mar y de los recursos marinos. La CNUDM entró en vigencia plena en 1994. Sin
embargo a pesar de su universalidad este Convenio carece de la suscripción de los Estados Unidos de
América y por supuesto del Perú. La principal objeción de los EEUU destaca el régimen de los fondos
marinos, que declara las riquezas minerales de estos fondos “patrimonio común de la humanidad”. La
objeción peruana se basa en un nacionalismo –a mi juicio mal entendido- en el tema de la reivindicación
de las 200 millas de mar territorial. Para efectos de la aplicación de las normas y competencias nacionales
e internacionales, el Convenio del Mar, conforme al Derecho consuetudinario Internacional Marítimo,
así como elementos de la Declaración sobre Zona Marítima de Santiago, de 1952; de jurisdicción sobre
200 millas marinas del mar adyacente, así como el suelo y subsuelo respectivos, estableció la siguiente
zonificación:
1. Aguas internas
2. Mar territorial de doce millas náuticas
3. Zona contigua de hasta doce millas náuticas desde el límite del mar territorial
4. Zona económica exclusiva (ZEE)
5. Plataforma continental que puede extenderse más allá de las doscientas millas, pero no exceder las
trescientas cincuenta millas, dependiendo de la configuración del fondo marino
6. La alta mar
7. Los fondos marinos de la alta mar. En todas estas zonas, los estados tienen diferentes grados de
competencia y de responsabilidad, incluyendo en la alta mar, especialmente respecto a la preservación
contra la contaminación y el aprovechamiento sustentable de los recursos marinos y costeros Otro de los
logros de la CNUDM, es que respalda la solución obligatoria de controversias, por medios pacíficos.
Por ello, existe un capítulo dedicado a esta materia, en el cual se destacan los procedimientos de
conciliación y los judiciales. En general se puede afirmar que no existe disposición alguna en la
Convención que pueda generar una controversia y que no pueda ser resuelta por aquella.
Lamentablemente para los asuntos geopolíticos del Perú; principalmente referidos a sus fronteras
marinas y ahora de cara a los Tratados de Libre Comercio en especial al manejo del recurso atún; nuestro
país no adhiere a aquella. Es importante resaltar este tema, habida cuenta la necesidad se esclarezcan las
fronteras marítimas especialmente con Chile; quien sustenta que el caso es cerrado. En el tema de los
recursos vivos, como es el caso de la pesquería de atún; cualquier controversia surgida por los Tratados
de Libre Comercio, necesariamente tiene que ser resuelta por la Convención del Mar; tal como lo señala
la Convención Internacional sobre Diversidad Biológica en su artículo 22 inciso “b”. Es oportuno
mencionar que la Convención sobre Diversidad Biológica en su momento ha sido aprobada y ratificada
por el Congreso y Gobierno peruano; por lo que implícitamente Perú está adherido a la Convención
sobre el Derecho del Mar. En relación a la delimitación de las fronteras marítimas la Convención usa
para resolver los problemas limítrofes, la Línea Media; que le otorgaría al Perú una porción mayor de
mar territorial que la línea paralela usada hasta ahora, recuperando los casi 35000 km2 de su zona
económica exclusiva. Sin embargo, el usar la línea media no sería necesariamente aplicable, pues en
honor a la verdad es solución equitativa para el Perú, pero inequitativa para Chile; como es inequitativo
para el Perú la línea paralela. La Convención del Mar obliga a una solución equitativa a las partes. Que
no quepa la menor duda, la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, tiene mecanismos
como el de la línea media y la solución equitativa de la Zona Económica Exclusiva, que hacen factible
la solución a diferendos marítimos limítrofes de manera pacífica.

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7.2 VENTAJAS Y DESVENTAJAS PARA LA SUSCRIPCION DE LA CONVEMAR


7.2.1.-VENTAJAS:
i. El mundo carecía de una regulación jurídica a nivel internacional acerca del derecho del mar,
es así que aparece la CONVEMAR que facilita la comunicación internacional y promueva los
usos con fines pacíficos de los mares y océanos.
ii. El PERU tendría derechos exclusivos de Soberanía respecto de la exploración, explotación,
conservación y administración de los recursos vivos y no vivos.
iii. La suscripción de la CONVEMAR permitiría zonificar sumar con su soberanía y jurisdicción
hasta las 200millas repartidas en 12 millas de mar adyacente
iv. La adhesión de nuestro país a la CONVEMAR no resultaría inconstitucional puesto que el
termino dominio marítimo es flexible, es decir no acarrearía conflictos con nuestra Constitución
v. El Perú podría optimizar la solución de conflictos en caso de presentarse estos al firmar la
CONVEMAR recurriendo por ejemplo a los tribunales e instituciones de corte internacional
vi. En este contexto, las nuevas áreas de misión de las Armadas, en base a diversos escenarios
político-estratégicos, consideran la vigilancia de las aguas jurisdiccionales ante amenazas reales
y potenciales de flotas o embarcaciones que operen en éstas sin el debido consentimiento del
país ribereño; las actividades de investigación científica marina sin el conocimiento del Estado
afectado; la captura indiscriminada de las flotas pesqueras de aguas distantes en la Alta Mar
adyacente al Dominio Marítimo (Zona Económica Exclusiva ZEE en la CONVENMAR) y el
incremento progresivo de la contaminación de los mares; lo anterior, sin ninguna duda produce
efectos negativos al concepto del desarrollo sustentable que otorga el ecosistema marino y sus
vitales recursos al Estado Peruano.
vii. Además, existen nuevas amenazas como son la piratería, el incremento del narcotráfico por mar
y otras que atenten contra las normas establecidas en la Convención del Derecho del Mar y
también aspectos como el soporte al desarrollo, que incluye la investigación marina, la
cartografía náutica y la orografía submarina, la seguridad de la vida humana en el mar y el
rescate y salvamento de náufragos y buques, todo lo cual contribuirá notablemente al ámbito
socioeconómico de los Estados..
viii. En este escenario futuro, se estima necesario analizar el hecho que las futuras crisis que pueden
derivar en conflictos navales, serán causadas principalmente por la interpretación del Derecho
Internacional Marítimo en aspectos tales como la delimitación de los espacios marítimos, la
libertad de navegación, la pesca y la explotación de los suelos y subsuelos marinos; aspectos
todos considerados en la CONVEMAR, instrumento internacional del Derecho que protege
nuestros intereses nacionales.

7.2.2.- DESVENTAJAS
Las posturas más increíbles son:
i. Cercenarían parte de nuestro territorio marítimo argumentan el art. 3 de la CONVEMAR.
ii. Provocaría despojo de la soberanía peruana sobre las 200 millas de mar invocando a los art. 2
inc. 3, art 136, 137incs. 1,2 y 3.
iii. Sometimiento del Perú a la CONVEMAR obligándonos a cooperar con el desarrollo de otros
países más ricos en tecnología.
iv. Y con relación al tratamiento de los recursos vivos lo que conllevaría a no respetar nuestras
decisiones base legal art. 61de la CONVEMAR.

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v. En cuanto a nuestro ecosistema podría verse afectado por las exploraciones o en su caso las
explotaciones y esto generaría un perjuicio en la conservación para nuestro medio ambiente.

7. 3. Los Intereses Del Perú Y La Convención Del Mar

 PROTECCIÓN DE LOS INTERESES ECONÓMICOS NACIONALES


a) Mar Territorial (12 millas)
- Plena Soberanía
b) Zona Económica Exclusiva (188 millas)
Derechos de Soberanía respecto de la exploración, explotación, conservación y administración
de los recursos vivos y no vivos
c) Plataforma Continental (200 millas)
Derecho exclusivo de exploración y explotación de los recursos vivos y no vivos
d) Alta Mar (más allá de la milla 200)
Regula la explotación de: las poblaciones asociadas (anchoveta), especies altamente migratorias
(atún), poblaciones anádromas (salmón), especies catádromas (anguila) y mamíferos marinos
e) Zona Internacional de los Fondos Marinos (suelo y subsuelo de Alta Mar)
Patrimonio Común de la Humanidad
 PROTECCIÓN DE NUESTROS INTERESES EN LA NAVEGACIÓN
a) Derecho de paso inocente (mar territorial)
b) Derecho de libre navegación (a partir de la milla 12)
c) Derecho de paso (estrechos internacionales)
 PROTECCIÓN DE NUESTROS INTERESES EN MATERIA DE SEGURIDAD
a) Principio del uso pacífico del mar
b) Derecho de visita, inspección, apresamiento, persecución e iniciación de procedimientos
judiciales en la ZEE por parte del Estado ribereño
b) Derecho de visita, inspección, apresamiento, persecución e iniciación de procedimientos
judiciales en la ZEE por parte del Estado ribereño
d) Posibilidad de restringir régimen de navegación (artículo 311)
 PROTECCIÓN DE NUESTROS INTERESES EN MATERIA DE INVESTIGACIÓN
CIENTÍFICA Y TECNOLÓGICA
a) Derecho del Estado ribereño de regular actividades de investigación científica marina en su
MT, ZEE y en la Plataforma Continental
b) Fomenta el desarrollo de la capacidad técnica de los países en desarrollo
 PROTECCIÓN DE NUESTROS INTERESES EN LA DELIMITACIÓN MARÍTIMA
 PROTECCIÓN DE NUESTROS INTERESES MARÍTIMOS EN ORGANIZACIONES
DEL DERECHO DEL MAR
Autoridad Internacional de los Fondos Marinos
b) Tribunal Internacional de Derecho del Mar
3. Conclusión
a) El Perú se encuentra aislado del denominado Sistema Internacional del Mar
b) Nuestros intereses nacionales marítimos se encuentran desprotegidos

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7.4 La HAYA , Perú y la CONVEMAR

Pero la naturaleza de la línea costera peruano-chilena hace necesario un compromiso. Al trazar el


territorio marítimo de ambos países de forma equidistante a su línea de base nos damos cuenta que,
empleando este método, el territorio peruano rebalsa el chileno y viceversa. Previendo está situación,
el capítulo 15 de la CONVEMAR propone la “línea media”:
Según Chile, ese acuerdo es el “Convenio sobre Zona Especial Fronteriza Marítima”, firmado en Lima
en diciembre de 1954 por Perú, Ecuador y Chile. El convenio nace a raíz de un problema muy concreto:
La dificultad de los pescadores artesanales en reconocer la posición exacta de las fronteras marítimas.
Para hacerles la vida más fácil, se decide crear una
zona especial, a partir de las 12 millas marinas de la costa, de 10 millas marinas de ancho a cada lado
del paralelo que constituye el límite marítimo entre los dos países.
Perú sostiene que el convenio, al tratar el tema específico de la pesquería, no tiene la jerarquía suficiente
para fijar el límite territorial. Por otro lado, el texto deja en claro que el límite marítimo entre Perú y
Chile es constituido por el paralelo. El Perú, al firmar el convenio, lo reconoce implícitamente.
Efectuada la adhesión a CONVEMAR, el Perú podría acudir al “Tribunal Internacional del Derecho
del Mar” y presentar su reclamo de acuerdo a la sección cinco del Convenio.
Otra vía sería el Tribunal Internacional de Justicia, órgano de las Naciones Unidas (ONU) dedicado a
resolver diferendos entre países miembros de la ONU.

La Convención del Mar de 1982 (CONVEMAR) es justamente el instrumento que fija las normas que
el derecho internacional reconoce y aplica para la delimitación de los espacios marítimos bajo la
soberanía y jurisdicción de los Estados ribereños en todos los océanos del mundo.
En la Demanda peruana, cuando el Perú confirma su fundamento legal, menciona expresamente, entre
otros, a la CONVEMAR y sus normas para la delimitación marítima entre Estados con costas
adyacentes, cuando dice:
1. “Los principios y normas del derecho internacional consuetudinario sobre delimitación marítima,
tal como se encuentran reflejados en las disposiciones relevantes de la Convención de las
Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 1982 (“CONVEMAR”) y desarrollados por la
jurisprudencia de la Corte Internacional de Justicia y de otros tribunales, constituyen las
principales fuentes de derecho aplicables a la presente controversia”.
2. El principio rector principal sobre delimitación de la zona económica exclusiva y de la plataforma
continental entre Estados con costas adyacentes, recogido en los Artículos 74 y 83 de la
Convención, es que la delimitación se efectuará por acuerdo entre ellos sobre la base del derecho
internacional, a que hace referencia el Artículo 38 del Estatuto de la Corte Internacional de
Justicia, a fin de llegar a una solución equitativa. Según ha sido interpretado por la reciente
jurisprudencia de la Corte, este principio es básicamente similar al que rige la delimitación de los
mares territoriales de los Estados con costas adyacentes conforme al Artículo 15 de la
Convención, consistente en aplicar la equidistancia, teniendo en cuenta circunstancias especiales
cuando las hubiere”.
En esta afirmación legal que hace el Perú en su Demanda, deja en claro el reconocimiento expreso a los
distintos espacios marítimos (mar territorial, zona económica exclusiva y plataforma continental) que
conforman las 200 millas de los Estados ribereños; por tanto, el Perú NO se refiere, una vez más, a un
mar territorial de 200 millas.

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Debemos recordar también que el 5 de octubre de 1998, la ONU hizo un reconocimiento internacional,
según Informe SG Doc. A/53/456, pág, 17: “Un Estado latinoamericano, no parte de la Convención,
reclama un área singular de 200 millas náuticas, denominada Dominio Marítimo, reconociendo
expresamente la libertad de navegación y sobrevuelo más allá de las 12 millas. Por esta razón el área
marítima de dicho Estado está considerada en una categoría especial como otros, en lugar de ser
clasificado como un mar territorial que se extiende más allá de las 12 millas”.

Después de estos actos nacionales e internacionales, entre otros, cómo podemos desinformar a la
población peruana afirmando que al Perú le asiste un mar territorial de 200 millas.
El Perú ha solicitado a la Corte Internacional de Justicia que determine el curso del límite marítimo entre
los dos Estados conforme al derecho internacional, según lo indicado en su sustento legal, e igualmente
solicita a la Corte que reconozca y declare que el Perú posee derechos soberanos exclusivos en el área
marítima situada dentro del límite de 200 millas marinas de su costa y fuera de la zona económica
exclusiva y de la plataforma continental de Chile.
Como hemos apreciado, el curso del límite marítimo comprende el mar territorial, la zona económica
exclusiva y la plataforma continental y, como la Corte no puede actuar fuera del Derecho Internacional,
deberá definir en ese orden, el límite marítimo entre Perú y Chile teniendo en cuenta lo que establece
para cada caso la CONVEMAR, tal como lo ha solicitado también el Perú. Por tanto, el ser Parte de la
CONVEMAR sólo podría fortalecer la posición del Perú.
El Perú ha reconocido y mantiene vigentes acuerdos de carácter administrativo pesquero que desde 1952
han formado parte de las políticas de los países del Pacífico Sur para extender su soberanía y jurisdicción
sobre los recursos naturales hasta las 200 millas; en aquella época el mar territorial era preexistente y
los demás espacios marítimos, en vigor desde noviembre de 1994 con la CONVEMAR, no existían para
el derecho internacional; por tanto, entre otros aspectos sustentados por el Perú afirmando que estos
acuerdos no fueron para establecer las fronteras marítimas, la Corte no podría aceptar lo que sostiene
Chile, en el sentido de que esos acuerdos ya determinaron el límite marítimo entre ambos países hasta
las 200 millas, porque como se ha verificado para el derecho internacional, entre 1952 y 1969 sólo existía
el mar territorial.

Chile ejercía soberanía sobre el área marítima que el Perú reclamaba. Esto se verifica porque desde 1954
se habría generado, en base a arreglos provisionales de carácter práctico para que orienten las faenas
pesqueras en zonas adyacentes de los países, lo que en el ámbito diplomático se conoce como un modus
vivendi, instrumento que registra un acuerdo internacional de naturaleza temporaria o provisional que
luego deberá ser reemplazado por un acuerdo de un carácter más permanente.
Esta práctica también es recogida y legalizada por la CONVEMAR en sus artículos: 74 para la
Delimitación de la zona económica exclusiva y 83 para la Delimitación de la Plataforma continental
entre Estados con costas adyacentes, en el Párrafo 3 cuando estipula: “En tanto no se haya llegado al
acuerdo previsto en el párrafo 1 (…por acuerdo entre ellos sobre la base del derecho internacional …),
los Estados interesados, con espíritu de comprensión y cooperación, harán todo lo posible por concertar
arreglos provisionales (modus vivendi) de carácter práctico (línea del paralelo geográfico para orientar
las faenas pesqueras) y, durante este período de transición, no harán nada que pueda poner en peligro u
obstaculizar la conclusión del acuerdo definitivo. Tales arreglos no prejuzgarán la delimitación
definitiva”.

33
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Como se puede apreciar, la CONVEMAR contiene las normas que regulan el comportamiento de los
Estados durante la fijación de los límites fronterizos definitivos, los mismos que en el caso peruano-
chileno han sido solicitados ante la Corte Internacional de Justicia. Por tanto, adherir a la CONVEMAR
fortalecería la posición del Perú.

7.5. La CONVEMAR Y El Perú En El 2018

El Ministerio de Relaciones Exteriores informa que el Perú no ha ratificado la Convención del Mar que,
a decir de los opositores del tratado, reduciría la soberanía marítima de las actuales 200 a solo 12 millas,
convirtiendo el resto en una llamada “zona económica exclusiva”.
Mediante su cuenta de Twitter, la Cancillería ha precisado que la noticia que está circulando en redes
sociales no es cierta. “La noticia que está circulando en redes sociales no es cierta: el Perú no ha
ratificado la
El viceministro Javier Atkins enfatiza que la adhesión a la Convención del Mar, llamada también
Convemar, no está en la agenda de este Gobierno y agrega que la actividad pesquera artesanal es
prioritaria para el Ministerio de la Producción, así como para el Presidente de la República, Martín
Vizcarra.
El viceministro de Pesca y Acuicultura ha afirmado que la adhesión a Convención del Mar (Convemar)
no está en la agenda de este Gobierno”, en el comunicado publicado en el portal del Ministerio de la
Producción.

El embajador Allan Wagner ha señalado en su oportunidad que no es un buen momento para que el Perú
se adhiera a la Convención sobre el Derecho del Mar, ya que es un tema que divide a los peruanos.

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CONCLUSIONES

1. La convención de las Naciones Unidas sobre derecho del Mar constituye el ordenamiento jurídico del
nuevo Derecho del Mar dentro de la órbita del Derecho Internacional público, el cual tiene entre sus
objetivos facilitar la comunicación entre los estados ribereños así como lograr un orden económico que
beneficie a todos los estados miembros a través de la cooperación internacional.

2. El Perú en su desarrollo histórico ha proclamado su soberanía y jurisdicción sobre el mar adyacente a


sus costas hasta las 200 millas de mar territorial.

3. El Perú está quedando al margen del derecho Internacional marítimo, por no suscribir la CONVEMAR.
Ello en la medida que se está dando la espalda al mundo en desarrollo y nos automarginamos de la
comunidad internacional.

4. Al suscribir la CONVEMAR, el Perú podría tener acceso a los recursos de los fondos marinos en la zona
de alta mar, de la misma manera podría optimizar la solución de conflictos en caso de presentarse éstos.

5. La adhesión de nuestro país a la CONVEMAR no resultaría inconstitucional puesto que el término


dominio marítimo es un concepto flexible, es decir no acarrearía conflictos con nuestra Constitución
Vigente.

6. En la práctica el Estado peruano no ejerce plena soberanía sobre las doscientas millas marinas.

7. La propia Constitución Política define el dominio marítimo y dice que el Perú ejercerá soberanía y
jurisdicción hasta las 200 millas sin perjuicio de las libertades de comunicación internacional. Esto
significa que técnicamente se está calificando al dominio marítimo como una restricción a la soberanía
que se recoge adecuadamente en la propia Convención y que sólo se debe aplicar a partir de la milla 12,
más allá del mar territorial. Sin embargo, nuestra Constitución lo aplica desde la milla cero en toda la
extensión de las 200 millas. esto fue planteado así para permitir que el Perú se adhiera a la CONVEMAR
sin modificar la Constitución. “Cuando el Perú forme parte de la CONVEMAR vamos a recuperar
soberanía casi absoluta dentro de las 12 millas”.

8. Surge de esta manera el desafío de contribuir al rediseño de las políticas oceánicas nacionales a la luz
de los derechos y de las obligaciones que entrega la Convención del Derecho del Mar en un contexto
nuevo en el cual los factores políticos, diplomáticos, estratégicos y legales asumen cada vez mayor
relevancia, por cuanto la codificación del Derecho del Mar tiende al fortalecimiento de la paz, la
seguridad, la cooperación y las relaciones de amistad entre todas las naciones de conformidad con los
principios de la justicia e igualdad de derechos, promoviendo el progreso económico y social de los
pueblos.

9. Sin embargo, junto con los nuevos beneficios de orden político y económico que el nuevo régimen para
los océanos otorga a los países, aparecen también nuevas tareas, requerimientos y responsabilidades de

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todo orden, condicionantes que no pueden ser cumplidos o satisfechos mediante un simple cambio de
prioridad o énfasis, sino que implican que muchos Estados deban efectuar un cambio mayor de su visión
y su actitud hacia sus Armadas, que llevan a estas a su vez, a revisar de modo acabado sus planificaciones
estratégicas y operativas.

10. De aquí surge, entonces, el hecho que a las tradicionales áreas de misión de las Armadas modernas, se
ha sumado una nueva tarea que es la de planificar, diseñar, preparar y operar fuerzas navales para velar
por el cumplimiento de los derechos conferidos por la Convención del Mar y en todas las otras áreas en
las cuales el estado ribereño ejerce nuevas jurisdicciones.

11. El análisis prospectivo que realizamos permanentemente lleva a concluir que estas nuevas tareas
marítimas aumentarán su importancia en el futuro, sin que pierdan por esto vigencia las funciones
tradicionales del Poder Naval. No podría ser de otra manera, ya que la comunidad internacional no supera
todavía las tensiones y los conflictos que se originan por la existencia de Objetivos de Estado divergentes
y aún antagónicos, dentro del esfuerzo de convergencia global que caracteriza nuestros tiempos, en
donde los espacios oceánicos cobran especial trascendencia.

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ANEXOS
ANEXO I: EL MAR TERRITORIAL Y LA ZONA CONTIGUA
SECCIÓN 1. DISPOSICIONES GENERALES
Artículo 2
Régimen jurídico del mar territorial, del espacio aéreo situado sobre el mar territorial y de su lecho y
subsuelo
1. La soberanía del Estado ribereño se extiende más allá de su territorio y de sus aguas interiores y, en
el caso del Estado archipelágico, de sus aguas archipelágicas, a la franja de mar adyacente designada
con el nombre de mar territorial.
2. Esta soberanía se extiende al espacio aéreo sobre el mar territorial, así como al lecho y al subsuelo de
ese mar.
3. La soberanía sobre el mar territorial se ejerce con arreglo a esta Convención y otras normas de derecho
internacional.
SECCIÓN 2. LÍMITES DEL MAR TERRITORIAL
Artículo 3
Anchura del mar territorial Todo Estado tiene derecho a establecer la anchura de su mar territorial hasta
un límite que no exceda de 12 millas marinas medidas a partir de líneas de base determinadas de
conformidad con esta Convención
Artículo 4
Límite exterior del mar territorial El límite exterior del mar territorial es la línea cada uno de cuyos
puntos está, del punto más próximo de la línea de base, a una distancia igual a la anchura del mar
territorial.
Artículo 5
Línea de base normal Salvo disposición en contrario de esta Convención, la línea de base normal para
medir la anchura del mar territorial es la línea de bajamar a lo largo de la costa, tal como aparece marcada
mediante el signo apropiado en cartas a gran escala reconocidas oficialmente por el Estado ribereño.
Artículo 6
Arrecifes En el caso de islas situadas en atolones o de islas bordeadas por arrecifes, la línea de base para
medir la anchura del mar territorial es la línea de bajamar del lado del arrecife que da al mar, tal como
aparece marcada mediante el signo apropiado en cartas reconocidas oficialmente por el Estado ribereño.
Artículo 7
Líneas de base rectas
1. En los lugares en que la costa tenga profundas aberturas y escotaduras o en los que haya una franja de
islas a lo largo de la costa situada en su proximidad inmediata, puede adoptarse, como método para trazar
la línea de base desde la que ha de medirse el mar territorial, el de líneas de base rectas que unan los
puntos apropiados.
2. En los casos en que, por la existencia de un delta y de otros accidentes naturales, la línea de la costa
sea muy inestable, los puntos apropiados pueden elegirse a lo largo de la línea de bajamar más alejada
mar afuera y, aunque la línea de bajamar retroceda ulteriormente, las líneas de base rectas seguirán en
vigor hasta que las modifique el Estado ribereño de conformidad con esta Convención.
3. El trazado de las líneas de base rectas no debe apartarse de una manera apreciable de la dirección
general de la costa, y las zonas de mar situadas del lado de tierra de esas líneas han de estar
suficientemente vinculadas al dominio terrestre para estar sometidas al régimen de las aguas interiores.

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4. Las líneas de base rectas no se trazarán hacia ni desde elevaciones que emerjan en bajamar, a menos
que se hayan construido sobre ellas faros o instalaciones análogas que se encuentren constantemente
sobre el nivel del agua, o que el trazado de líneas de base hacia o desde elevaciones que emerjan en
bajamar haya sido objeto de un reconocimiento internacional general.
5. Cuando el método de líneas de base rectas sea aplicable según el párrafo 1, al trazar determinadas
líneas de base podrán tenerse en cuenta los intereses económicos propios de la región de que se trate
cuya realidad e importancia estén claramente demostradas por un uso prolongado.
6. El sistema de líneas de base rectas no puede ser aplicado por un Estado de forma que aísle el mar
territorial de otro Estado de la alta mar o de una zona económica exclusiva.
Artículo 8
Aguas interiores
1. Salvo lo dispuesto en la Parte IV, las aguas situadas en el interior de la línea de base del mar territorial
forman parte de las aguas interiores del Estado.
2. Cuando el trazado de una línea de base recta, de conformidad con el método establecido en el artículo
7, produzca el efecto de encerrar como aguas interiores aguas que anteriormente no se consideraban
como tales, existirá en esas aguas un derecho de paso inocente, tal como se establece en esta Convención.
Artículo 9
Desembocadura de los ríos Si un río desemboca directamente en el mar, la línea de base será una línea
recta trazada a través de la desembocadura entre los puntos de la líneade bajamar de sus orillas.
Artículo 10
Bahías 1. Este artículo se refiere únicamente a las bahías cuyas costas pertenecen a un solo Estado.
2. Para los efectos de esta Convención, una bahía es toda escotadura bien determinada cuya penetración
tierra adentro, en relación con la anchura de su boca, es tal que contiene aguas cercadas por la costa y
constituye algo más que una simple inflexión de ésta. Sin embargo, la escotadura no se considerará una
bahía si su superficie no es igual o superior a la de un semicírculo que tenga por diámetro la boca de
dicha escotadura.
3. Para los efectos de su medición, la superficie de una escotadura es la comprendida entre la línea de
bajamar que sigue la costa de la escotadura y una línea que una las líneas de bajamar de sus puntos
naturales de entrada. Cuando, debido a la existencia de islas, una escotadura tenga más de una entrada,
el semicírculo se trazará tomando como diámetro la suma de las longitudes de las líneas que cierran
todas las entradas. La superficie de las islas situadas dentro de una escotadura se considerará
comprendida en la superficie total de ésta.
4. Si la distancia entre las líneas de bajamar de los puntos naturales de entrada de una bahía no excede
de 24 millas marinas, se podrá trazar una línea de demarcación entre las dos líneas de bajamar y las
aguas que queden así encerradas serán consideradas aguas interiores.
5. Cuando la distancia entre las líneas de bajamar de los puntos naturales de entrada de una bahía exceda
de 24 millas marinas, se trazará dentro de la bahía una línea de base recta de 24 millas marinas de manera
que encierre la mayor superficie de agua que sea posible con una línea de esa longitud.
6. Las disposiciones anteriores no se aplican a las bahías llamadas “históricas”, ni tampoco en los casos
en que se aplique el sistema de las líneas de base rectas previsto en el artículo 7.
Artículo 11
Puertos Para los efectos de la delimitación del mar territorial, las construcciones portuarias permanentes
más alejadas de la costa que formen parte integrante del sistema portuario se consideran parte de ésta.

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Las instalaciones costa afuera y las islas artificiales no se considerarán construcciones portuarias
permanentes.
Artículo 12
Radas Las radas utilizadas normalmente para la carga, descarga y fondeo de buques, que de otro modo
estarían situadas en todo o en parte fuera del trazado general de límite exterior del mar territorial, están
comprendidas en el mar territorial.
Artículo 13
Elevaciones en bajamar
1. Una elevación que emerge en bajamar es una extensión natural de tierra rodeada de agua que se
encuentra sobre el nivel de ésta en la bajamar, pero queda sumergida en la pleamar. Cuando una
elevación que emerge en bajamar esté total o parcialmente a una distancia del continente o de una isla
que no exceda de la anchura del mar territorial, la línea de bajamar de esta elevación podrá ser utilizada
como línea de base para medir la anchura del mar territorial.
2. Cuando una elevación que emerge en bajamar esté situada en su totalidad a una distancia del
continente o de una isla que exceda de la anchura del mar territorial, no tendrá mar territorial propio.
Artículo 14
Combinación de métodos para determinar las líneas de base El Estado ribereño podrá determinar las
líneas de base combinando cualesquiera de los métodos establecidos en los artículos precedentes, según
las circunstancias.
Artículo 15
Delimitación del mar territorial entre Estados con costas adyacentes o situadas frente a frente Cuando
las costas de dos Estados sean adyacentes o se hallen situadas frente a frente, ninguno de dichos Estados
tendrá derecho, salvo acuerdo en contrario, a extender su mar territorial mas allá de una línea media
cuyos puntos sean equidistantes de los puntos más próximos de las líneas de base a partir de las cuales
se mida la anchura del mar territorial de cada uno de esos Estados. No obstante, esta disposición no será
aplicable cuando, por la existencia de derechos históricos o por otras circunstancias especiales, sea
necesario delimitar el mar territorial de ambos Estados en otra forma.
Artículo 16
Cartas y listas de coordenadas geográficas
1. Las líneas de base para medir la anchura del mar territorial, determinadas de conformidad con los
artículos 7, 9 y 10, o los límites que de ellas se desprendan, y las líneas de delimitación trazadas de
conformidad con los artículos 12 y 15 figurarán en cartas a escala o escalas adecuadas para precisar su
ubicación. Esas cartas podrán ser sustituidas por listas de coordenadas geográficas de puntos en cada
una de las cuales se indique específicamente el datum geodésico.
2. El Estado ribereño dará la debida publicidad a tales cartas o listas de coordenadas geográficas y
depositará un ejemplar de cada una de ellas en poder del Secretario General de las Naciones Unidas.

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ANEXO II: PROTOCOLO SOBRE LOS PRIVILEGIOS E INMUNIDADES DE LA


AUTORIDAD INTERNACIONAL DE LOS FONDOS MARINOS

Los Estados partes en el presente Protocolo, Considerando que en la Convención de las Naciones Unidas
sobre el Derecho del Mar se establece la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos, Recordando
que en el artículo 176 de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar se dispone
que la Autoridad tendrá personalidad jurídica internacional y la capacidad jurídica necesaria para el
desempeño de sus funciones y el logro de sus fines, Tomando nota de que en el artículo 177 de la
Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar se dispone que la Autoridad gozará en el
territorio de cada Estado parte de los privilegios e inmunidades establecidos en la subsección G de la
sección 4 de la Parte XI de la Convención y que los privilegios e inmunidades correspondientes a la
Empresa serán los establecidos en el artículo 13 del anexo IV, Reconociendo que para el funcionamiento
adecuado de la Autoridad de los Fondos Marinos se necesitan ciertos privilegios e inmunidades
adicionales, Han convenido en lo siguiente:

Artículo 1: Términos empleados. A los efectos del presente Protocolo:


a) Por "Autoridad" se entenderá la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos;
b) Por "Convención" se entenderá la Convención de las Naciones Unidas del Derecho del Mar de 10 de
diciembre de 1982;
c) Por "Acuerdo" se entenderá el relativo a la aplicación de la Parte XI de la Convención de las Naciones
Unidas sobre el Derecho del Mar de 10 de diciembre de 1982. De conformidad con el Acuerdo, sus
disposiciones y la Parte XI de la Convención se interpretarán y aplicarán conjuntamente como un único
instrumento. El presente Protocolo y las referencias que en él se hacen a la Convención se interpretarán
y aplicarán en consecuencia;
d) Por "Empresa" se entenderá el órgano de la Autoridad que se define en la Convención;
e) Por "miembro de la Autoridad" se entenderá:
i) Todo Estado parte en la Convención; y
ii) Todo Estado o entidad que sea miembro de la Autoridad con carácter provisional de conformidad con
el párrafo 12 a) de la sección 1 del Anexo del Acuerdo;
f) Por "representantes" se entenderá los representantes titulares, los representantes suplentes, los
asesores, los expertos técnicos y los secretarios de las delegaciones;
g) Por "Secretario General" se entenderá el Secretario General de la Autoridad Internacional de los
Fondos Marinos.
Artículo 2: Disposición general
Sin perjuicio de la condición jurídica y de los privilegios e inmunidades de la Autoridad y de la Empresa,
establecidos respectivamente en la subsección G de la sección 4 de la Parte XI y en el artículo 13 del
Anexo IV de la Convención, los Estados partes en el presente Protocolo reconocerán a la Autoridad y a
sus órganos, a los representantes de los miembros de la Autoridad, a los funcionarios de ésta y a los
expertos en misión para ella, los privilegios e inmunidades que se indican en él.
Artículo 3: Personalidad jurídica de la Autoridad
1. La Autoridad tendrá personalidad jurídica y tendrá capacidad jurídica para:
a) Celebrar contratos;
b) Adquirir y enajenar bienes muebles e inmuebles;
c) Ser parte en procedimientos judiciales.

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Artículo 4: Inviolabilidad de los locales de la Autoridad


Los locales de la Autoridad serán inviolables.
Artículo 5: Facilidades financieras de la Autoridad
1. La Autoridad no estará sometida a ningún tipo de controles, reglamentaciones o moratorias de índole
financiera y podrá libremente:

a) Comprar, por los cauces autorizados, monedas para sí o para disponer de ellas;
b) Poseer fondos, valores, oro, metales preciosos o moneda de cualquier clase y tener cuentas en
cualquier moneda;
c) Transferir sus fondos, valores, oro o monedas de un país a otro o dentro de cualquier país y convertir
a otra moneda cualquiera de las que posea.
2. La Autoridad, al ejercer los derechos establecidos en el párrafo precedente, tendrá debidamente en
cuenta las observaciones que formulen los gobiernos de los miembros de la Autoridad, en la medida en
que pueda darles efecto sin desmedro de sus propios intereses.
Artículo 6: Pabellón y emblema
La Autoridad tendrá derecho a enarbolar su pabellón y exhibir su emblema en sus locales y en los
vehículos que se utilicen con fines oficiales.
Artículo 7: Representantes de los miembros de la Autoridad
1. Los representantes de los miembros de la Autoridad que asistan a reuniones convocadas por ésta
gozarán, mientras ejerzan sus funciones y en el curso de los viajes de ida al lugar de reunión y de
vuelta de éste, de los privilegios e inmunidades siguientes:

a) Inmunidad judicial respecto de las declaraciones que formulen verbalmente o por escrito y de los
actos que realicen en el ejercicio de sus funciones, salvo en la medida en que el miembro que representan
renuncie expresamente a dicha inmunidad en un caso determinado;
b) Inmunidad contra detención o prisión y las mismas inmunidades y facilidades respecto de su equipaje
personal que se reconocen a los agentes diplomáticos;
c) Inviolabilidad de los papeles y documentos;
d) Derecho a usar claves y a recibir documentos o correspondencia mediante correo especial o en valijas
selladas;
e) Exención, para ellos y sus cónyuges, de las restricciones en materia de inmigración, de las
formalidades de registro de extranjeros y de la obligación de prestar cualquier servicio de carácter
nacional;
f) Las mismas facilidades respecto de las restricciones cambiarias que se reconozcan a los representantes
de gobiernos extranjeros de categoría comparable que se encuentren en misión oficial temporal.
2. A fin de que los representantes de los miembros de la Autoridad gocen de plena libertad de expresión
e independencia en el desempeño de su cometido, seguirán gozando de inmunidad judicial respecto de
todos los actos que hayan realizado en el desempeño de sus funciones aun cuando hayan dejado de ser
representantes de miembros de la Autoridad.
3. En los casos en que proceda aplicar algún tipo de impuesto en razón de la residencia, no se
considerarán períodos de residencia aquellos durante los cuales los representantes de los miembros de
la Autoridad que asistan a las reuniones de ésta hayan permanecido en el territorio de un miembro de la
Autoridad a los efectos del desempeño de sus funciones.

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FACULTAD DE DERECHO –UDCH DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO

4. Los privilegios e inmunidades no se confieren a los representantes de los miembros de la Autoridad


para su propio beneficio, sino para salvaguardar el ejercicio independiente de sus funciones en relación
con la Autoridad. En consecuencia, los miembros de la Autoridad tendrán el derecho y el deber de
renunciar a la inmunidad de sus representantes en todos los casos en que, a su juicio, ella obstaculizaría
la acción de la justicia, y siempre que tal renuncia no redunde en perjuicio de la finalidad para la cual la
inmunidad haya sido concedida.
5. Los vehículos de los representantes de los miembros de la Autoridad o que éstos utilicen tendrán
seguro contra terceros con arreglo a las leyes y reglamentos del Estado donde se utilicen.
6. Las disposiciones de los párrafos 1, 2 y 3 no serán aplicables a la relación que exista entre un
representante y las autoridades del miembro de la Autoridad del que aquél sea nacional o del que sea o
haya sido representante.
Artículo 8: Funcionarios
1. El Secretario General determinará las categorías de funcionarios a quienes se aplicará lo dispuesto en
el párrafo 2 del presente artículo y las presentará a la Asamblea. Posteriormente las categorías serán
comunicadas a los gobiernos de todos los miembros de la Autoridad. Los nombres de los funcionarios
incluidos en esas categorías serán dados a conocer periódicamente a los gobiernos de los miembros de
la Autoridad.
2. Los funcionarios de la Autoridad, cualquiera que sea su nacionalidad, gozarán de los siguientes
privilegios e inmunidades:

a) Inmunidad judicial respecto de las declaraciones que formulen verbalmente o por escrito y de los
actos que realicen en el ejercicio de sus funciones oficiales;
b) Inmunidad contra detención o prisión por los actos que realicen en el ejercicio de sus funciones
oficiales;
c) Exención del pago de impuestos sobre los sueldos, emolumentos y cualquier otro pago que reciban
de la Autoridad;
d) Inmunidad respecto de la obligación de prestar cualquier servicio de carácter nacional, si bien, en
relación con los Estados de su nacionalidad, esa inmunidad se limitará a los funcionarios de la Autoridad
cuyos nombres, por razón de sus funciones, figuren en una lista preparada por el Secretario General y
aprobada por el Estado interesado. Si otros funcionarios de la Autoridad fueran llamados a prestar
servicios nacionales, el Estado interesado concederá, a petición del Secretario General, las prórrogas
necesarias para evitar que se interrumpa la realización de trabajos esenciales;
e) Exención, para ellos, sus cónyuges y sus familiares a cargo, de restricciones en materia de inmigración
y de las formalidades de registro de extranjeros;
f) Los mismos privilegios respecto de las facilidades cambiarias que los reconocidos a los funcionarios
de categoría equivalente que pertenezcan a las misiones diplomáticas acreditadas ante los gobiernos de
que se trate;
g) Derecho a la importación libre de derechos de sus muebles y efectos en el momento en que ocupen
por primera vez el cargo en el país de que se trate;
h) Exención de la inspección de su equipaje personal salvo que hubiere motivos fundados para pensar
que ese equipaje comprende artículos no destinados al uso personal o cuya importación o exportación
está prohibida por la ley o sujeta a las normas de cuarentena de la Parte interesada. En tal caso, la
inspección se hará en presencia del funcionario y, en el caso del equipaje oficial, en presencia del
Secretario General o su representante autorizado;

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i) Las mismas facilidades de repatriación para ellos, sus cónyuges y sus familiares a cargo, que las
concedidas a los miembros de las misiones diplomáticas en tiempos de crisis internacionales.
3. Además de los privilegios e inmunidades que se indican en el párrafo 2, se reconocerán al Secretario
General, a quien lo represente en su ausencia y al Director General de la Empresa y a sus cónyuges e
hijos menores los privilegios y las inmunidades, exenciones y facilidades que se reconocen a los
enviados diplomáticos de conformidad con el derecho internacional.
4. Los privilegios e inmunidades no se confieren a los funcionarios para su propio beneficio sino para
salvaguardar el ejercicio independiente de sus funciones en relación con la Autoridad. El Secretario
General tendrá el derecho y el deber de renunciar a la inmunidad de un funcionario en todos los casos
en que, a su juicio, ella obstaculizaría la acción de la justicia y siempre que dicha renuncia no redunde
en perjuicio de los intereses de la Autoridad. En el caso del Secretario General, la Asamblea tendrá el
derecho de renunciar a la inmunidad.
5. La Autoridad cooperará en todo momento con las autoridades competentes de los miembros de la
Autoridad a fin de facilitar la buena administración de la justicia, velar por el cumplimiento de las
ordenanzas de policía e impedir abusos en relación con los privilegios, inmunidades y facilidades a que
se hace referencia en el presente artículo.
6. Los funcionarios de la Autoridad contratarán con arreglo a las leyes y reglamentos del Estado de que
se trate, un seguro contra terceros para los vehículos que utilicen o que sean de su propiedad.
Artículo 9: Expertos en misión para la Autoridad
1. Los expertos (aparte de los funcionarios comprendidos en el artículo 8) que desempeñen misiones
para la Autoridad gozarán de los privilegios e inmunidades que sean necesarios para el ejercicio
independiente de sus funciones durante el período que abarque la misión, que incluirá el tiempo de viajes
relacionados con las misiones. En especial, gozarán de:

a) Inmunidad de detención o prisión y de confiscación de su equipaje personal;


b) Inmunidad judicial de toda índole con respecto a las declaraciones que formulen verbalmente o por
escrito y a los actos que realicen en el desempeño de sus funciones. Esta inmunidad continuará aunque
hayan dejado de desempeñar misiones para la Autoridad;
c) Inviolabilidad de los papeles y documentos;
d) Para los fines de comunicarse con la Autoridad, el derecho a utilizar claves y a recibir documentos y
correspondencia por correo especial o en valijas selladas;
e) Exención de impuestos respecto de los sueldos, emolumentos y otros pagos que perciban de la
Autoridad. Esta disposición regirá entre un experto y el miembro de la Autoridad del cual sea nacional;
f) Las mismas facilidades con respecto a las restricciones monetarias o cambiarias que se reconozcan a
los representantes de gobiernos extranjeros en misión oficial temporal.
2. Los privilegios e inmunidades no se confieren a los expertos para su propio beneficio sino para
salvaguardar el ejercicio independiente de sus funciones en relación con la Autoridad. El Secretario
General tendrá el derecho y el deber de renunciar a la inmunidad de un experto en los casos en que, a su
juicio, ella obstaculizaría la acción de la justicia y siempre que la renuncia no redunde en perjuicio de
los intereses de la Autoridad.
Artículo 10: Respeto de leyes y reglamentos
Sin perjuicio de sus privilegios e inmunidades, todas las personas a que se hace referencia en los artículos
7, 8 y 9 tienen el deber de respetar las leyes y los reglamentos de los Estados partes en cuyo territorio

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ejerzan funciones relacionadas con la Autoridad o a través de cuyo territorio deban pasar en el ejercicio
de esas funciones. También están obligadas a no inmiscuirse en los asuntos internos de ese Estado.
Artículo 11: Laissez-passer y visados
1. Sin perjuicio de la posibilidad de que la Autoridad expida sus propios documentos de viaje, los Estados
partes en el presente Protocolo reconocerán y aceptarán los laissez-passer de las Naciones Unidas
expedidos a nombre de funcionarios de la Autoridad.
2. Las solicitudes de visado (cuando éste sea necesario) que presenten funcionarios de la Autoridad serán
tramitadas con la mayor diligencia posible. Las solicitudes de visado (cuando éste sea necesario) que
presenten funcionarios de la Autoridad que sean titulares de laissez-passer expedidos por las Naciones
Unidas estarán acompañadas de un documento en el que se confirme que el viaje obedece a asuntos de
la Autoridad.
Artículo 12: Relación entre el Acuerdo relativo a la sede y el Protocolo
Las disposiciones del presente Protocolo serán complementarias de las del Acuerdo relativo a la sede.
Cuando una disposición del protocolo se refiera al mismo asunto que una disposición del Acuerdo,
ambas se considerarán, en lo posible, complementarias, de manera que las dos serán aplicables y ninguna
limitará la eficacia de la otra. En caso de discrepancia, sin embargo, prevalecerán las disposiciones del
Acuerdo.
Artículo 13: Acuerdos complementarios
El presente Protocolo no redundará en modo alguno en detrimento de los privilegios e inmunidades que
haya reconocido o reconozca en lo sucesivo a la Autoridad cualquier miembro de ella en razón del
establecimiento en su territorio de la sede de la Autoridad o de sus centros u oficinas regionales, ni los
limitará en modo alguno. No se considerará que el presente Protocolo obste a la concertación de acuerdos
complementarios entre la Autoridad y cualquier miembro de ésta.
Artículo 14: Arreglo de controversias
1. Respecto de la aplicación de los privilegios e inmunidades reconocidos en el presente Protocolo, la
Autoridad tomará las disposiciones del caso para el arreglo satisfactorio de las controversias:

a) De derecho privado en que sea parte la Autoridad;


b) Que se refieran a un funcionario de la Autoridad o a un experto que forme parte de una misión de ésta
que en razón de su cargo oficial gocen de inmunidad, si el Secretario General no hubiera renunciado a
ella.
2. Las controversias que surjan entre la Autoridad y uno de sus miembros respecto de la interpretación
o aplicación del presente Protocolo y que no se resuelvan mediante consultas, negociaciones u otro
medio de arreglo convenido dentro de los tres meses siguientes a la presentación de una solicitud por
una de las partes en la controversia serán sometidas, a solicitud de una de las partes y para su fallo
definitivo y obligatorio, a un grupo integrado por tres árbitros:

a) Uno de los cuales será elegido por el Secretario General, uno por el Estado parte y el tercero, quien
lo presidirá, por los dos primeros árbitros;
b) Si una de las partes en la controversia no hubiese designado árbitro en el plazo de dos meses contados
desde la designación de árbitro por la otra parte, el Presidente del Tribunal Internacional del Derecho
del Mar procederá a efectuar el nombramiento. En caso de que los dos primeros árbitros no convinieran
en el nombramiento de un tercero dentro de los tres meses siguientes a sus nombramientos, el tercer

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árbitro será elegido por el Presidente del Tribunal Internacional del Derecho del Mar a solicitud del
Secretario General o de la otra parte en la controversia.

Artículo 15: Firma


El presente Protocolo estará abierto a la firma de todos los miembros de la Autoridad en la Sede de la
Autoridad Internacional de los Fondos Marinos en Kingston (Jamaica) del 17 al 28 de agosto de 1998 y,
posteriormente, en la Sede las Naciones Unidas en Nueva York hasta el 16 de agosto del año 2000.
Artículo 16: Ratificación
El presente Protocolo está sujeto a ratificación, aprobación o aceptación. Los instrumentos de
ratificación, aprobación o aceptación serán depositados en poder del Secretario General de las Naciones
Unidas.
Artículo 17: Adhesión
El presente Protocolo quedará abierto a la adhesión de todos los miembros de la Autoridad. Los
instrumentos de adhesión serán depositados en poder del Secretario General de las Naciones Unidas.
Artículo 18: Entrada en vigor
1. El Protocolo entrará en vigor 30 días después de la fecha en que se deposite el décimo instrumento de
ratificación, aprobación, aceptación o adhesión.
2. Respecto de cada miembro de la Autoridad que ratifique, apruebe o acepte el presente Protocolo o se
adhiera a él después de depositarse el décimo instrumento de ratificación, aprobación, aceptación o
adhesión, el presente Protocolo entrará en vigor 30 días después del depósito de su instrumento de
ratificación, aprobación, aceptación o adhesión.
Artículo 19: Aplicación provisional
El Estado que tenga la intención de ratificar, aprobar o aceptar el presente Protocolo o adherirse a él
podrá en cualquier momento notificar al depositario que lo aplicará provisionalmente por un período no
superior a dos años.
Artículo 20: Denuncia
1. Todo Estado parte podrá, por notificación escrita dirigida al Secretario General de las Naciones
Unidas, denunciar el presente Protocolo. La denuncia surtirá efecto un año después de la fecha de
recepción de la notificación, salvo que en ésta se indique una fecha ulterior.
2. La denuncia no afectará en modo alguno al deber de todo Estado parte de cumplir las obligaciones
enunciadas en el presente Protocolo que, con prescindencia de éste, le incumbieren con arreglo al
derecho internacional.
Artículo 21: Depositario
El Secretario General de las Naciones Unidas será depositario del presente Protocolo.
Artículo 22: Textos auténticos
Los textos en árabe, chino, español, francés, inglés y ruso del presente Protocolo serán igualmente
auténticos.
EN PRUEBA DE LO CUAL, los Plenipotenciarios infrascritos, debidamente autorizados, firman el
presente Protocolo.
ABIERTO A LA FIRMA en Kingston, del diecisiete al veintiocho de agosto de mil novecientos noventa
y ocho, en un solo original en los idiomas árabe, chino, español, francés, inglés y ruso.

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ANEXO III: PARTE XII PROTECCIÓN Y PRESERVACIÓN DEL MEDIO MARINO


SECCIÓN 1. DISPOSICIONES GENERALES
Artículo 192
Obligación general Los Estados tienen la obligación de proteger y preservar el medio marino.
Artículo 193
Derecho soberano de los Estados de explotar sus recursos naturales Los Estados tienen el derecho
soberano de explotar sus recursos naturales con arreglo a su política en materia de medio ambiente y de
conformidad con su obligación de proteger y preservar el medio marino.
Artículo 194
Medidas para prevenir, reducir y controlar la contaminación del medio marino
1. Los Estados tomarán, individual o conjuntamente según proceda, todas las medidas compatibles con
esta Convención que sean necesarias para prevenir, reducir y controlar la contaminación del medio
marino procedente de cualquier fuente, utilizando a estos efectos los medios más viables de que
dispongan y en la medida de sus posibilidades, y se esforzarán por armonizar sus políticas al respecto.
2. Los Estados tomarán todas las medidas necesarias para garantizar que las actividades bajo su
jurisdicción o control se realicen de forma tal que no causen perjuicios por contaminación a otros Estados
y su medio ambiente, y que la contaminación causada por incidentes o actividades bajo su jurisdicción
o control no se extienda más allá de las zonas donde ejercen derechos de soberanía de conformidad con
esta Convención.
3. Las medidas que se tomen con arreglo a esta Parte se referirán a todas las fuentes de contaminación
del medio marino. Estas medidas incluirán, entre otras, las destinadas a reducir en el mayor grado
posible:
a) La evacuación de sustancias tóxicas, perjudiciales o nocivas, especialmente las de carácter persistente,
desde fuentes terrestres, desde la atmósfera o a través de ella, o por vertimiento;
b) La contaminación causada por buques, incluyendo en particular medidas para prevenir accidentes y
hacer frente a casos de emergencia, garantizar la seguridad de las operaciones en el mar, prevenir la
evacuación intencional o no y reglamentar el diseño, la construcción, el equipo, la operación y la
dotación de los buques;
c) La contaminación procedente de instalaciones y dispositivos utilizados en la exploración o
explotación de los recursos naturales de los fondos marinos y su subsuelo, incluyendo en particular
medidas para prevenir accidentes y hacer frente a casos de emergencia, garantizar la seguridad de las
operaciones en el mar y reglamentar el diseño, la construcción, el equipo, el funcionamiento y la dotación
de tales instalaciones o dispositivos;
d) La contaminación procedente de otras instalaciones y dispositivos que funcionen en el medio marino,
incluyendo en particular medidas para prevenir accidentes y hacer frente a casos de emergencia,
garantizar la seguridad de las operaciones en el mar y reglamentar el diseño, la construcción, el equipo,
el funcionamiento y la dotación de tales instalaciones o dispositivos.
4. Al tomar medidas para prevenir, reducir o controlar la contaminación del medio marino, los Estados
se abstendrán de toda injerencia injustificable en las actividades realizadas por otros Estados en ejercicio
de sus derechos y en cumplimiento se sus obligaciones de conformidad con esta Convención.
5. Entre las medidas que se tomen de conformidad con esta Parte figurarán las necesarias para proteger
y preservar los ecosistemas raros o vulnerables, así como el hábitat de las especies y otras formas de
vida marinas diezmadas, amenazadas o en peligro.
Artículo 195

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Deber de no transferir daños o peligros ni transformar un tipo de contaminación en otro Al tomar


medidas para prevenir, reducir y controlar la contaminación del medio marino, los Estados actuarán de
manera que, ni directa ni indirectamente, transfieran daños o peligros de un área a otra o transformen un
tipo de contaminación en otro.
Artículo 196
Utilización de tecnologías o introducción de especies extrañas o nuevas
1. Los Estados tomarán todas las medidas necesarias para prevenir, reducir y controlar la contaminación
del medio marino causada por la utilización de tecnologías bajo su jurisdicción o control, o la
introducción intencional o accidental en un sector determinado del medio marino de especies extrañas o
nuevas que puedan causar en él cambios considerables y perjudiciales.
2. Este artículo no afectará a la aplicación de las disposiciones de esta Convención relativas a la
prevención, reducción y control de la contaminación del medio marino.

ANEXO IV: PERÚ NO SUSCRIBIRÁ CONVENCIÓN DEL MAR

Con el voto en contra del ministro de Justicia Max Arias Schreiber, el gobierno tomó la decisión de no
suscribir la Convención sobre Derechos del Mar, e instruyó al embajador peruano ante las Naciones
Unidas, Javier Arias Stella, para que se abstenga de firmarla.

La decisión final la adoptó el Presidente Fernando Belaunde, quien la comunicó ayer al Consejo de
Ministros.

El Primer Ministro Luis Pércovich Roca, al dar a conocer la determinación oficial, dio cuenta de la
posición discrepante que expuso el ministro de Justicia, favorable a la suscripción del convenio.

Él informó que se dejó constancia en las actas del gabinete de la opinión contraria del titular de Justicia
que consideró "muy respetable".

Arias Schreiber, al comentar la decisión gubernamental, precisó que se trata de una medida tomada
dentro de las facultades constitucionales. "Pero discrepo de ella", señaló:

"Mi posición favorable a la firma del convenio del Mar es producto del estudio y la profunda
meditación", dijo.

Añadió que la decisión del mandatario, ratificada por el gabinete, es respetable. "Pero mantengo mi
posición discrepante", insistió.

El plazo para la suscripción "ad referéndum" de la Convención sobre Derechos del Mar vence el próximo
domingo 9 del presente. La decisión del gobierno de no suscribirlo significará que el Perú no podrá
participar en ninguno de los organismos internacionales creados por el convenio que verán todo lo
relacionado con la explotación de los recursos marinos más allá de las doscientas millas marítimas.

Existe un nuevo plazo, fijado por la convención, para que los países puedan adherirse al mismo, pero en
condiciones desventajosas, según los expertos den derechos del mar.

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Pércovich Roca al referirse a los fundamentos que llevaron al gobierno a no firmar el acuerdo
internacional, dijo que se tuvieron en cuenta diversos aspectos, entre los cuales, el más importante, es el
de la soberanía territorial sobre el mar. "Este fundamento es plenamente compartido por el Comando
Conjunto de la Fuerza Armada", acotó.

Aludió a la declaración de Santiago, firmada en agosto de 1952 que se refiere a la soberanía y jurisdicción
exclusiva sobre las 200 millas marítimas.

Recordó que este documento fue ratificado y convertido en ley peruana en 1955.

Tras opinar que la Convención sobre Derechos del Mar afecta a la soberanía nacional, Pércovich, dijo
que el Comando Conjunto de la Fuerza Armada ha mantenido una posición invariable al respecto desde
1982.

Puntualizó que dicho punto de vista señala que si se firma la Convención se recortaría el territorio
nacional. En este sentido, añadió, se incumpliría la función de las Fuerzas Armadas.

Respecto a la propuesta para que se lleve a cabo un referéndum a nivel nacional para determinar si el
Perú se adhiere o no a la Convención, iniciativa de Javier Alva Orlandini, el Premier consideró que el
gobierno no está necesariamente obligado a convocarlo.

"En todo caso esa propuesta coincide con la posición adoptada por el gobierno pues pese a la abstención
del Perú queda la posibilidad de la adhesión a la convención", acotó.

Al conocerse la decisión de no firmar el Convenio, en el Congreso se produjeron reacciones de protesta.

El senador Enrique Bernales y candidato a la Primera Vicepresidencia por Izquierda Unida, consideró
que la medida es torpe y que demuestra falta de visión política.

"Volvemos a perder cien años de futuro", comentó, a la vez que se mostró partidario de la suscripción
del documento.

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BIBLIOGRAFÍA

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de una doctrina continental, Universidad de Piura, Piura, 1973.
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firma de CONVEMAR. 12 de marzo del 2015. Recuperado de

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22. Unidas sobre el Derecho del Mar y la legislación pesquera peruana, Univesidad San Martín
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23. RODRIGUEZ MACKAY, M., La necesaria adhesión del Perú a la Convención sobre el
Derecho del Mar y el fortalecimiento de sus intereses marítimos en el Sistema del Pacífico
Sur, Facultad de Derecho y Ciencias

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