You are on page 1of 160

¿Crisis? ¿Qué crisis?

El poder del optimismo


Daniel Martin
ÍNDICE

Atracción fatal 11
Visión global, acción personal 15
Actitudes contagiosas 18
¿Qué es la crisis? 21
Reconocer la realidad 24
Los multicaminos 28
Yo puedo 33
Superación personal 37
La crisis circunstancial 40
La crisis existencial 43
La crisis de valores 46
El valor de los valores 51
El temor a la crisis 55
Aceptar los riesgos 59
¿Consumir o vivir? 62
¿Actores secundarios o protagonistas? 65
El ámbito laboral 70
Estrategias en el trabajo 74
La ambición como motor 78
Una actitud positiva 81
El poder de decidir 84
La autoeducación 88
El equilibrio psíquico 93
La voluntad 98
La capacidad de expresión 101
La comunicación interpersonal 105
Los detalles 107
Las buenas relaciones 109
La amistad 113
Las críticas 116
Consciente e inconsciente 118
La armonía interior 123
Éxitos y fracasos 125
El entusiasmo 128
La confianza 132
El valor del dinero 135
Vida sana 140
Desarrollo personal 142
La risa 145
El poder del optimismo 148
Ni siquiera la gente que quiere ir al cielo quiere morir para
llegar allí. Y sin embargo la muerte es el destino que todos com-
partimos. Nadie ha escapado de ella. Y así tiene que ser, porque
la muerte es posiblemente el mejor invento de la vida. Es el
agente de cambio de la vida. Retira lo viejo para hacer sitio a lo
nuevo.
Ahora mismo lo nuevo sois vosotros, pero dentro de no
demasiado tiempo, de forma gradual, os iréis convirtiendo en lo
viejo, y seréis apartados. Siento ser tan dramático, pero es bas-
tante cierto. Vuestro tiempo es limitado, así que no lo gastéis
viviendo la vida de otro.
No os dejéis atrapar por el dogma que es vivir según los
resultados del pensamiento de otros.
No dejéis que el ruido de las opiniones de los demás ahogue
vuestra propia voz interior.
Y lo más importante, tened el coraje de seguir a vuestro cora-
zón y vuestra intuición. De algún modo ellos ya saben lo que tú
realmente quieres ser.

Steve Jobs. Cofundador de Apple.


¿Crisis? ¿Qué crisis?

ATRACCIÓN FATAL

Constantemente nos llega información que pone de relieve e


insiste en asegurarnos que estamos en crisis. Amigos, vecinos,
personas cercanas, datos estadísticos… todo indica que estamos
inmersos en una profunda crisis. Pero ¿nos hemos preguntado si
para nosotros realmente existe tal crisis y en qué consiste?
Claro, es posible que andemos faltos de dinero, con múltiples
agobios, con un trabajo precario o incluso sin él. Ésta no es una
buena situación y debemos tratar de mejorarla. La cuestión es
cómo lograr dirigir nuestra vida eficazmente incluso en momen-
tos en donde todo a nuestro alrededor parece desmoronarse.
En un país, cuando hay bonanza económica nadie habla de
crisis, pero es obvio que hay personas que la padecen aún en las
mejores circunstancias sociales y laborales. Cuando se habla
abierta y generalizadamente de crisis es porque ésta es evidente
en la sociedad, aunque también es evidente que hay personas
que no la sufren, aunque estas circunstancias sean a su alrededor
manifiestamente adversas.
Unos se sitúan en el lado de los que están en crisis aunque a
la mayoría les vaya bien, otros no padecen la crisis por mal que
vayan las cosas a la mayoría. Es como si dijeran: ¡No puede
haber una crisis mañana. Mi agenda está completa!
La bolsa zozobra, los precios aumentan sin cesar, las hipote-
cas suben, no tenemos un trabajo estable… Si todo esto puede
ser cierto, pero ¿podemos considerar que esto supone una crisis
en nuestra vida? Y si la respuesta es que sí, podemos preguntar-

11
Daniel Martin

nos cómo hemos llegado a esta situación y cómo podemos salir


de ella.
Pero quizá antes de hacernos este planteamiento, podemos
hacernos otra pregunta: ¿Se puede ser feliz a pesar de todas estas
circunstancias y de otras muchas aparentemente negativas? Yo
creo, categóricamente, que sí.

Hay tres clases de mentiras: las mentiras, las malditas


mentiras y las estadísticas.
Mark Twain. Escritor.

La crisis muchas veces adquiere tintes internacionales. Las


noticias de crisis se comunican y se retroalimentan entre sí gene-
rando un estado de continua y profunda inquietud que se insta-
la en el inconsciente colectivo.
Al igual que en los supuestos tiempos de bonanza se genera
la desenfrenada tendencia a consumir inconscientemente bajo el
influjo mediático, cuando llega la crisis se produce el desánimo.
Actualmente, en nuestra sociedad prima el consumismo por
encima de valores como la libertad, la verdad o la justicia, que
pasan incluso a ser motivo de mofa. Pero en realidad son estos
valores los que permiten que una sociedad esté formada por ciu-
dadanos críticos y no por vasallos consumistas, y que tenga
mayor implicación social y más capacidad de respuesta ante los
vaivenes de la vida.
Unas de las causas más decisivas en la aparición y el auge de
la crisis son la debilitación vital y la indiferencia. Esto es, plante-
arse continuamente cómo hacer algo sin decidirse a hacerlo o sin
tan siquiera proponérselo. Pero si la persona se compromete
consigo misma, y encuentra sus propios motivos para hacerlo,
sin aceptar ideas impuestas desde el exterior, aprende a mirar la
realidad de forma constructiva y a ser optimista.

12
¿Crisis? ¿Qué crisis?

Si no somos capaces de ver la realidad, cualquier atisbo de


cambio siempre acabará haciendo mella en nuestro ánimo y
desembocando en una crisis.
Ante ciertas situaciones de gran eco mediático surgen estados
anímicos sociales de gran trascendencia. Pero ¿es la crisis la que
causa estos estados anímicos o son estos quienes crean la crisis?
Los medios de comunicación, algunos conscientemente y otros
de forma inconsciente, se han plegado a contar lo que ciertos
intereses y grupos sociales quieren oír. Debemos aprender a dife-
renciar lo que se dice de la verdad, la ficción de la realidad y la
satisfacción de la insatisfacción.

Lo importante es no dejar de hacerse preguntas.


Albert Einstein. Físico.

Si pudiésemos evaluar el grado de bienestar de una sociedad,


cuál sería el nuestro en este momento. Probablemente de insatis-
facción o al menos no de satisfacción. Se supone que hay una cri-
sis bursátil, pero nos olvidamos que hace pocos años el valor de
la bolsa era muy inferior y nadie hablaba de crisis. ¿No será que
la ‘crisis’, principalmente, está en las cifras de grandes corpora-
ciones económicas que no se conforman con ganar menos y que
estas mermas acabamos pagándolas nosotros?
Hay gente que sólo se apunta a ganar. Nosotros también
podemos hacerlo aunque sin perjudicar a nadie, sin que otros
sean quienes paguen nuestro éxito.
Independientemente de esto, la realidad es que nos hemos
acostumbrado a vivir y a gastar de una forma mecánica, con lo
que una crisis puede ser la mejor oportunidad para replantear-
nos nuestras prioridades en la vida.

13
Daniel Martin

Aparte de todo esto, nunca he creído en las crisis como etapas


negativas de la vida. En todo caso, lo más cercano a una crisis
que en realidad he visto en la mayoría de las personas es la cri-
sis existencial. Y ésta es la causa de las otras crisis: económica,
familiar, laboral, etc.
De todas formas, está claro que para quien vive una determi-
nada situación como si fuese una crisis ésta es tan real como si
tuviese vida propia, y se convierte en acontecimientos reales e
ingratos, aunque generalmente subjetivos. Esta circunstancia
aflige a la mayoría de las personas en uno u otro momento de su
vida. Por tanto, en este libro usaremos la palabra ‘crisis’ para tra-
tar de aprender a superar estas etapas difíciles de la vida y para
prepararnos para cuando lleguen y, sobre todo, para atraer el
éxito y la felicidad a nuestras vidas.

14
¿Crisis? ¿Qué crisis?

VISIÓN GLOBAL, ACCIÓN PERSONAL

Una crisis no debe ser considerada como algo totalmente


negativo. En realidad, la crisis se genera y se siente en el ámbito
puramente personal como lema muchas veces de una sociedad
agotada. Si miramos hacia atrás, podemos comprobar que cuan-
do acaba una crisis en nuestra vida se ha ido forjando el naci-
miento de otra en un ciclo sin fin.
Es, pues, que la crisis es algo connatural en la vida y que no
hay que huir de ella, sino sacarle provecho. ¡Hagamos de la cri-
sis nuestra mejor aliada para vivir plenamente!

La vida es aquello que nos va sucediendo mientras


nos empeñamos en hacer otros planes.
John Lennon. Cantante.

Actualmente estamos bajo el influjo de una profunda crisis de


carácter circunstancial y asimismo estructural, cuyos efectos aún
no hemos percibido en su totalidad. Es la colisión de un futuro
incierto con un presente cambiante. Somos los causantes y las
víctimas, aunque no se trate sólo de una crisis económica, social
o ecológica, sino fundamentalmente de una crisis de valores.
La crisis afecta a la naturaleza, a la economía, a la ciencia y al
pensamiento. Los anteriores modelos están caducos y los nuevos
pierden su utilidad antes incluso de poder ser aplicados y no se

15
Daniel Martin

es valiente en emplear otras opciones que remedien la situación


provocada por un modelo ineficiente de globalización.
En el ámbito social, estamos sujetos a una sutil manipulación
dirigida a influenciarnos para conseguir determinados objetivos
económicos y políticos. Es la forma en la que ciertos estamentos
económicos se sirven de las personas para lograr aquello que les
interesa.
Actualmente, esta influencia se dirige hacia la colectividad
centrándose en el individuo, y se realiza especialmente a través
de los medios de comunicación de masas: televisión, radio y
prensa, que intentan persuadir a la población para lograr unos
determinados objetivos económicos, políticos, etc.
La manipulación a través de los medios de masas adquiere un
efecto hipnótico que dificulta que los afectados sepan que están
siendo utilizados. Es fácil comprobar cómo muchas personas
actúan o hablan haciendo o diciendo cosas con las que no están de
acuerdo y que en ningún caso harían si no estuviesen subyugados
por ese efecto hipnótico, que limita de forma evidente sus vidas.
No debemos permitir que esto nos ocurra, para lo cual debe-
mos pensar en nuestra integridad como personas y tratar de ser
libres en cualquier situación.

Nada viaja más rápido que la luz,


excepto las malas noticias.
Douglas Adams. Escritor.

La ética se encuentra con grandes dificultades ante las desi-


gualdades sociales, educativas y económicas y ante el progreso
científico descontrolado, y la sociedad contempla este nuevo
escenario mundial ajena a lo que realmente sucede y ante las
posibles alternativas.

16
¿Crisis? ¿Qué crisis?

La profunda desconfianza de la gente hacia las instituciones


y la incapacidad ciudadana de influir sobre ellas lleva a los per-
sonas a incomunicarse, siendo meros súbditos en un mundo ate-
nazado por los grandes intereses mercantiles.
Ante esta situación no podemos permanecer impasibles e
insensibles y menos aún dejar que nos impongan situaciones
que van en contra de nosotros mismos. Uno solo realmente poco
puede hacer si realmente cree que poco puede hacer, pero a lo
largo de este libro iremos viendo cómo podemos enfrentar la cri-
sis desde una óptica personal que tiene asimismo un gran efecto
social. Se ha podido comprobar en las últimas investigaciones
científicas el efecto contagio. Por poco que pueda parecer, lo que
hacemos tiene una amplia repercusión social y puede lograr dar
la vuelta a una situación de continua crisis personal y social.
Quizá nos sorprenderemos ante la sencillez de las recomen-
daciones que iremos planteando para afrontar escenarios habi-
tuales, pero, por ello mismo, fácilmente aplicables y comproba-
bles y, sobre todo, eficaces.

Se debe hacer todo tan sencillo como sea posible,


pero no más sencillo.
Albert Einstein. Físico.

Por tanto, la finalidad de los planteamientos de este libro no


es la de descubrir nuevas opciones para dominar la actual crisis
mundial, sino mostrar pequeñas prácticas para que cada cual
pueda hacer frente a situaciones adversas. Todo ello sin sucum-
bir en el empeño y poder lograr una vida feliz y plena a pesar de
los acontecimientos externos y, gracias a sus logros y actitudes
positivas, mejorar su entorno.

17
Daniel Martin

ACTITUDES CONTAGIOSAS

Es obvio que determinadas conductas pueden ser contagio-


sas. Esto es bien sabido. Ahora, los sociólogos Nicholas
Christakis y James Fowler de la Universidad de Harvard, lo han
comprobado en un estudio en el que han estudiado a lo largo de
treinta años las relaciones sociales de cinco mil personas.
Las redes de relaciones sociales determinan cómo nos senti-
mos, con quién compartimos nuestra vida, si nos ponemos o no
enfermos, cuánto dinero ganamos o si engordamos o adelgaza-
mos. Asimismo, en este estudio han constatado que también la
felicidad y el optimismo son contagiosos. Pero no sólo nos influ-
ye el entorno más directo sino que el amigo del amigo de un
amigo ejerce una influencia mayor en nuestro estado de ánimo
de lo que se podía pensar.
Esta es una de las causas del porqué muchas personas toleran
que sus deseos terminen incluso antes de intentar lograrlos.
Uno de los motivos más importantes nace de las actitudes
negativas y despreciativas de personas cercanas. Es obvio que la
opinión de la gente a la que no apreciamos no tiene el mismo
valor que la de amigos o familiares. Por ello, cuando una opinión
contraria parte de nuestro círculo más cercano su efecto en nues-
tra psique es mayor.
Así pues, nuestros amigos pueden ser nuestros peores enemi-
gos. Claro está, esto sucede cuando se comportan negativamen-
te. Este comportamiento puede ser consciente o inconsciente. Si
es el primer caso, y su actitud negativa es premeditada, lo mejor

18
¿Crisis? ¿Qué crisis?

es alejarse de ellos lo antes posible; si es inconsciente, hay que


tratar de hacerles ver su error y que dejen de desbaratar nuestros
sueños y, probablemente, los suyos propios.
Imaginemos que pensamos en dejar un trabajo por otro que
nos brinde la oportunidad de hacer una labor más gratificante.
Estamos emocionados ante esta estimulante y nueva posibili-
dad. Nos encontramos con un amigo y le contamos lo que nos
proponemos, y al acabar nos da una visión totalmente negativa
de nuestras aspiraciones. Es ese momento surge en nuestra
mente el peor enemigo: No puedo.
Cuando alguien nos da un montón de motivos por los
cuales no vamos a conseguir lo que deseamos, no debemos con-
siderar su opinión más que para reforzar nuestros objetivos. Es
normal encontrar pros y contras en cualquier faceta de la vida,
pero quien sólo ve dificultades no está siendo justo y quizá tam-
poco honesto.
No debemos dejar que nuestro ánimo se vea afectado por
una opinión mal interesada. Curiosamente, estas opiniones sue-
len proceder de personas que nunca se han atrevido a seguir sus
sueños.

Realmente soy un soñador práctico, mis sueños


no son bagatelas en el aire. Lo que yo quiero
es convertir mis sueños en realidad.
Mahatma Gandhi. Líder espiritual.

No debemos centrarnos en los motivos por los que fracasare-


mos, en los que tenemos para no hacer algo, sino en los que tene-
mos para sí lograrlo, en los que tenemos para conseguir el éxito.
Unos minutos de negatividad puede acabar con años de
ilusión.

19
Daniel Martin

El cuidado de nuestro círculo social se convierte en algo tan


importante para lograr el éxito o una vida feliz como el cuidado
de nosotros mismos, ya que de ello se deriva que podamos dejar
de fumar, mantenernos en forma o ser optimistas.
Los datos de las investigaciones sugieren que hay una
influencia decisiva en la salud debido a la socialización, al igual
que se contagian los malos comportamientos: la obesidad, la
infelicidad y el tabaquismo. Así que mantenerse saludable no es
sólo una cuestión de genes, dieta y ejercicio, sino que también se
fundamenta en la proximidad a otras personas sanas.
Las personas que viven cerca de personas optimistas son más
optimistas. Es decir, los hábitos y sentimientos de nuestro entor-
no son contagiosos. La respuesta a este fenómeno es la búsque-
da de la aceptación y la de compartir con otros creencias y con-
ductas comunes. Es una forma de ser comprendidos y acepta-
dos, de adaptación a ciertos ambientes y situaciones. No hay
más que ver cómo muchas personas empiezan a fumar para
integrarse en un determinado círculo, y también cómo lo dejan
cuando cambian de entorno social.
Pero lo más interesante de estos planteamientos es que
demuestran que la apuesta por una mayor sociabilidad vale la
pena, por un motivo muy sugestivo: la felicidad es más conta-
giosa que la infelicidad.

¿Puede un hombre sensato darse el lujo de ser pesimista?


Eso era un lujo para tiempos menos complicados.
Peter Ustinov. Actor y director.

20
¿Crisis? ¿Qué crisis?

¿QUÉ ES LA CRISIS?

En ocasiones vivimos épocas tranquilas y estables, en otras


asoman etapas menos apacibles en las cuales surgen nuevos
apremios e interrogantes sin respuesta. Esto es lo que podemos
denominar como crisis.
En estos casos, la persona necesita un tiempo de transición
entre etapas, pero no siempre es posible pasar de un escenario a
otro amoldándose eficazmente al cambio.
Estas situaciones inesperadas suelen provocar perturbaciones
emocionales y psicológicas que indican el principio de una crisis
y un acrecentamiento del sentimiento de vulnerabilidad.
La vulnerabilidad suele ir ligada al desconocimiento de las
capacidades y aptitudes que se poseen; es decir, de los recursos
que nos facultan para afrontar los retos cotidianos y para poder
hacer frente a los obstáculos y la forma de sortearlos, incluso
para lamerse las heridas tras no poder superarlos, situación para
la que debemos estar preparados para cuando suceda.
De cualquier forma, la vulnerabilidad de una persona ante
determinadas situaciones es relativa y está condicionada a
muchos factores: personales, sociales, etc. Esto es, todos somos
vulnerables en mayor o menor medida, en unas u otras circuns-
tancias y en aspectos personales diferentes. Cada persona pre-
senta una capacidad distinta en cuanto a su potencial para anti-
cipar, tolerar y restablecerse de una conmoción. Pero este poten-
cial es fácilmente mejorable mediante las técnicas adecuadas.

21
Daniel Martin

En estos momentos de vulnerabilidad se produce un desafío


en el equilibrio emocional de la persona que excede sus posibili-
dades de prepararse para enfrentarlo y es cuando surge real-
mente la crisis.
El problema más importante ante esta situación imprevista es
que las posibles alternativas le llenan de inseguridad y dudas,
especialmente si cree que ha perdido algo valioso para ella. La
vida se convierte en una situación de tensión continua a veces
suspendida por periodos de cierta estabilidad.
Cuando la vida cierra una puerta en ese mismo instante abre
otra: es la ley del cambio. Lo único que debemos hacer es estar
atentos a lo que sucede, pero si nos quedamos rumiando lo per-
dido dejamos de ver lo que podemos ganar.

Si quieres hacer algo grande en tu vida, debes recordar que


la timidez está sólo en la mente. Si piensas con timidez,
tus actos serán similares. Pero si piensas con seguridad,
actuarás de la misma forma. Por ello, nunca dejes que la
timidez conquiste tu mente.
Bill Gates. Fundador de Microsoft.

La crisis asoma en nuestro horizonte cuando un aconteci-


miento amenaza con perturbar nuestro equilibrio interior. Pero,
la gravedad de la situación se supedita a la capacidad de la per-
sona de acomodarse al cambio.
Esta capacidad de reacción está directamente ligada al desen-
volvimiento de la persona en escenarios emocionalmente cam-
biantes. En realidad, una crisis no es más que es un estado de
incapacidad personal para solventar un problema.
La crisis es algo esencial en la vida de toda persona, un punto
de inflexión en donde el trayecto actual deriva hacia otros sen-

22
¿Crisis? ¿Qué crisis?

deros, hacia algo nuevo. Podemos considerar a la crisis como un


enemigo que trastoca lo que tenemos o hacemos, o como un alia-
do para no estancarnos y traer progreso a nuestra vida.
Para evaluar nuestra capacidad de respuesta individual fren-
te a la crisis, debemos considerar distintos factores como son la
propia naturaleza de la crisis y sus efectos, así como nuestra per-
sonalidad. De esta manera podemos aprender a enfrentarnos a
una situación de tensión y estrés y a ser creativos, a hacer nue-
vos descubrimientos y a establecer nuevas estrategias.
Quien supera la crisis se supera a sí mismo, pero quien atri-
buye a la crisis sus fracasos y desdichas está yendo en contra de
su propio talento y respeta más a los problemas y su poder que
a su propio potencial y las soluciones que pueda crear.
Si somos capaces de tener perspectiva cuando estamos inmer-
sos en una crisis, veremos que tiene dos vertientes y que expre-
sa, por una parte, una dificultad y, por otra, una oportunidad.
De nosotros depende.

23
Daniel Martin

RECONOCER LA REALIDAD

Los caminos desaparecen, nuestras expectativas se destruyen,


no encontramos respuestas, todo carece de sentido. ¿Estamos en
crisis?
Las cosas suceden por algún motivo, pero en realidad poco
importa, la cuestión es si eso tan negativo va a ser provechoso
para nosotros o nos va a estancar en una espiral de infortunios.
Lo malo es que podemos llegar a pensar que por qué nos sucede
siempre a nosotros, lo bueno es que precisamente depende de
nosotros superarlo.
El reconocimiento de que algo no va bien es el primer paso
para situar y reducir el impacto del problema. La condición
imprescindible para poder afrontar un problema es percatarse
de su presencia y de su verdadera magnitud, de sus orígenes y
sus efectos.
Del examen de su magnitud estriba la dimensión que le con-
firamos y, por tanto, del esfuerzo que tengamos que hacer para
solventarla.

La formulación de un problema es más importante


que su solución.
Albert Einstein. Físico.

24
¿Crisis? ¿Qué crisis?

Antes de nada debemos determinar si la solución entra den-


tro de nuestra esfera de posibilidades o si nos es ajena. De ello
dependen las maniobras que podemos poner en marcha. De
cualquier forma, el primer paso es mostrarse de acuerdo en que
unas circunstancias determinadas están afectando negativamen-
te nuestra vida.
Eso tan adverso, tan injusto, tan insoportable, es real. Pero si
asumimos el papel de pobre de mí, hemos sido derrotados de
antemano. Entonces, sí, estamos en crisis.
Podemos aminorar el daño conociendo cuál es la causa. La
observación de la crisis nos permite precisar el problema y adop-
tar decisiones para superarla. En este contexto aprendemos a
percibir nuevos caminos, a activar recursos insospechados, ya
sean propios o ajenos, y a disminuir los efectos negativos.
No podemos afrontar todas las crisis de igual manera, ya que
existen diferentes tipos de crisis:

· Crisis relacionadas con la edad: nacimiento, infan-


cia, pubertad, madurez y senectud.
· Crisis accidentales: una separación, una pérdida,
una enfermedad, etc.
· Crisis circunstanciales: paro, jubilación, cambio de
trabajo, problemas económicos, etc.
· Crisis existenciales: ¿quién soy?, ¿a dónde voy?,
¿tiene sentido la vida?

De cualquier forma, las crisis tienen en sí mismas un princi-


pio y un fin en el tiempo, y aunque puedan representar un perio-
do de vulnerabilidad o inestabilidad pueden estimular la madu-
ración y el crecimiento personal.
Las crisis tienen una secuencia que si logramos reconocer será
de gran ayuda para superarla:

25
Daniel Martin

· Aumenta la sensación de estrés y la ansiedad.


· La forma habitual de actuar no surte el efecto esperado.
· Desarreglo emocional.
· Negación de la existencia de la crisis.
Pero, si ante la crisis somos capaces de exponer la situación,
de identificar sus pros y sus contras y de comprender las ideas y
sentimientos que nos invaden, estamos dando los primeros
pasos para salir de la crisis.
Claro que podemos pensar: “¿Qué hay de positivo en que me
hayan despedido?”. Bueno, quizás ahora tengamos más tiempo
para intentar otras opciones que antes no podíamos explorar por
estar inmersos en un trabajo absorbente.
Cuántas personas han encontrado un camino profesional
mejor y más satisfactorio tras ser despedidos de un trabajo que
no les aportaba demasiadas satisfacciones. La cuestión es cómo
nos enfrentamos a la nueva situación: derrotados o esperanza-
dos, y de si somos capaces de reconocer la realidad y el flujo de
los acontecimientos.
Un hombre sediento vagaba por el desierto hasta que llegó
junto a un vendedor de corbatas.
–Debería usted comprar una corbata, Tengo una que le que-
dará de maravilla.
–¡Quiero agua, no una corbata! –dijo, exasperado, el hombre
sediento.
–Debería comprar una corbata, señor.
–¡No quiero una corbata! ¡Quiero agua!
–Bueno, creo que debería comprar una corbata, pero de todas
formas encontrará un oasis en esa dirección, aunque cierran el
pozo a la caída del sol.
El hombre se alejó con la esperanza de encontrar agua en la
dirección que el vendedor de corbatas le había indicado. Un rato
después regresó hasta el vendedor de corbatas.

26
¿Crisis? ¿Qué crisis?

–¿Llegó al pozo, señor?


–Sí, pero no me dejan entrar sin corbata. Estoy a punto de des-
fallecer. ¿Puedes venderme una?
–Claro, pero está anocheciendo. Hasta mañana no podrá
beber.

Muchas veces nos obcecamos en solucionar una situación


acuciante sin prever los asuntos colaterales que pueden ser cla-
ves en la resolución del problema fundamental.
Una visión más amlia y la serenidad suficiente son los mejo-
res argumentos para afrontar con éxito gran parte de las crisis.

La serenidad es saber que tu peor intento no está


nada mal.
Johnny Miller. Golfista.

27
Daniel Martin

LOS MULTICAMINOS

Hace años acuñé el término multicaminos como método prin-


cipal de plantear los cambios que debemos hacer ante una crisis
y, en general, en nuestra vida cotidiana.
Los multicaminos son opciones que vamos abriendo en nues-
tro quehacer diario para que la vida sea más gratificante y diver-
sa.
Es una forma de abrir posibilidades, de ver nuevos horizon-
tes, de ser optimistas y de aprender a manejar con éxito cual-
quier circunstancia de la vida.
Los multicaminos nos mantienen más diligentes y activos,
además de que abren más posibilidades de lograr lo que preten-
demos que si nuestra actividad se centra en una única tarea.
Si nos limitamos a seguir una misma rutina, un mismo sende-
ro en la vida, antes o después, estaremos abocados a la crisis y al
fracaso.
Si todos los días hacemos lo mismo, nada cambiará, todo
seguirá igual. Incluso aunque nuestra actividad actual nos satis-
faga, los multicaminos permiten que esa misma actividad sea
más rica, más optimista, tenga más matices y esté preparada
para los cambios a los que ineludiblemente nos enfrentaremos.
Sin embargo, atención, un exceso de opciones puede ser tan
perjudicial como tener pocas.
Los multicaminos son claves para resolver cualquier crisis y
para lograr el éxito en cualquier faceta de la vida, pero tenemos
que saber medir cuál es nuestro punto de saturación a partir de

28
¿Crisis? ¿Qué crisis?

que el número de elecciones puede convertir un plan de vida


beneficioso en algo contrario y farragoso.
Para darnos cuenta del alcance de esta realidad, pensemos en
la cantidad de cosas cotidianas que nos hacen dudar. Por ejem-
plo, es frecuente encontrarse en blanco ante una extensa carta de
platos en un restaurante. ¿Por qué si tenemos apetito y conoce-
mos bien nuestros gustos respecto a la alimentación nos cuesta
tanto decidir?
Cuando tenemos clara la opción a elegir tenemos más con-
fianza en nosotros y somos más optimistas con el presente y el
futuro. Aunque la elección tiene la curiosa paradoja de que a
partir de un determinado número de opciones cuantas más se
sumen más difícil será poder decidir, además de que luego es
más fácil arrepentirse de la decisión adoptada.
A partir de ese punto crítico, cuanto mayor es el número de
posibilidades más se elevan las posibilidades de insatisfacción.
Cuando esto sucede, lo mejor es fijar con claridad cuál es el
objetivo e ir descartando todas aquellas opciones que no resuel-
van las dificultades que puedan surgir hasta dar con la buena.
Es la elección por defecto, antes de por acierto.
De acuerdo con el compositor Igor Stravinski, seguir un sólo
camino es retroceder. Sin embargo, el camino más corto para
hacer muchas cosas es hacer solamente una cosa a la vez.
Creemos posibilidades, pero hagámoslas de una en una.
Para empezar a recoger los enormes beneficios de los multi-
caminos, lo más eficaz es comenzar haciendo pequeñas labores,
sencillas y múltiples, que abran nuevas opciones y un abanico
más amplio de relaciones.

La tortuga puede hablar más del camino


que la liebre.
Khalil Gibran. Poeta y filósofo.

29
Daniel Martin

Muchas opciones, una sola a la vez, lo más sencilla posible y


con la actitud más serena que podamos.
Hemos de tener en cuenta que cuanto más compleja y prolonga-
da sea la tarea y cuanto más de prisa queramos acabarla y más tiem-
po nos ocupe, más probable será que la abandonemos o que la inte-
rrumpamos para hacer otras más fáciles o más rápidas de completar.
También debemos actuar conscientemente para disminuir la
necesidad de consumir o de acumular bienes. ¿Y si en vez de
dedicar tantas horas al día a tratar de ganar dinero empleásemos
alguna a tratar de mejorarnos a nosotros mismos? Y si dedicára-
mos un tiempo a relajarnos, a meditar y para prepararnos en
adquirir conocimientos o habilidades que a buen seguro nos
abrirán otros caminos que, a su vez, nos harán ganar más dine-
ro, si realmente es necesario y si queremos hacerlo, y sobre todo
estaremos más sanos y felices.
De esta manera una crisis tendrá menos efecto sobre nuestro
modo de vida y dispondremos de más tiempo libre para leer,
meditar, pasear o disfrutar de las relaciones humanas. Estas acti-
vidades son parte fundamental de nuestros multicaminos.
Cuanto menos gastamos, menos necesitamos ganar y tene-
mos menos necesidad de realizar trabajos que no nos sean grati-
ficantes. Esto nos lleva a poder trabajar menos y a simplificar la
vida. Podemos obtener el éxito sin llevar un estilo de vida carga-
da por tareas y proyectos dirigidos a ganar más. Cambiemos
agobio por tiempo para hacer lo que deseamos y veremos cómo
incluso las cosas empiezan a irnos mejor y nuestra vida se llena
de optimismo, felicidad y prosperidad.

Mientras simplificas tu vida, las leyes del universo


se simplificarán; la soledad no será soledad,
la pobreza no será pobreza, ni la debilidad debilidad.
Henry David Thoreau. Escritor.

30
¿Crisis? ¿Qué crisis?

Hay una serie de pautas que nos pueden ayudar a simplificar


nuestra vida. Pautas que podemos adoptar progresivamente. Un
pequeño cambio ahora puede suponer un gran cambio más ade-
lante. Es un proceso gradual que, como una bola de nieve rodan-
do por una ladera nevada, va creciendo y creciendo y descen-
diendo cada vez más rápido.
El éxito de plantearnos la vida a través de los multicaminos se
basa en una serie de pasos que debemos tener en cuenta para
mantener el equilibrio y no caer en el exceso: exceso de trabajo,
de tensión, de proyectos…

· Actuemos y pensemos de forma simple.


· Tengamos muchas opciones, pero hagamos una
sola cosa a la vez.
· Vayamos despacio (ya conoces el refrán: Vísteme
despacio que tengo prisa).
· Mantengamos el orden en todas las facetas de la
vida.
· Controlemos los gastos.
· Disfrutemos de lo que hacemos.
· Aprovechemos lo que tenemos.
· Seamos agradecidos con lo que sucede, con lo que
tenemos, con los demás.
· Dediquemos un tiempo concreto al trabajo. El tra-
bajo tiende a expandirse y a ocupar todo el tiempo
que le demos. Hay que ajustar el trabajo a un tiempo
predeterminado.

Si medimos la riqueza por la acumulación de bienes o de


dinero estamos falseando la realidad. La riqueza debe evaluarse
por la salud y la felicidad.
No todo debe ser trabajo, estudio, preparación. Bien sabemos
que los estudiantes que hacen pausas mientras estudian, y las

31
Daniel Martin

aprovechan para hacer otras actividades distintas recordarán


mejor lo que ha estudiado que los que estudian sin descanso.
Esto mismo sucede cuando trabajamos o nos concentramos en
algo sin interrupción o cuando hacemos pausas y somos capaces
de desconectar.
Las pausas son completadas por el cerebro para complemen-
tar lo incompleto, que, de hecho, recuerda mejor los trabajos
incompletos o interrumpidos que los finalizados.
La persona anticipa el final de todo lo que hace. El cerebro
trata de completar lo comenzado, quiere saber el final de lo que
sucede. Es lo que ocurre cuando vemos una película y el cerebro
va anticipando diferentes finales según la información que va
recibiendo.
Cuanto más trabajamos, más energía gastamos. De vez en
cuando podemos hacer una larga jornada de trabajo, pero debe-
mos considerar que estas largas jornadas laborales no incremen-
tan las posibilidades de éxito, sino que por el contrario suelen
reducirlas. Si lo que queremos es obtener el éxito, trabajar menos
puede parecer raro, pero muchas veces es una excelente estrate-
gia para lograr lo que queremos. Es más eficaz dedicar el tiempo
a preparar nuevas opciones y vislumbrar otros caminos.
Conforme vayamos practicando, veremos que somos más efi-
cientes con un menor gasto de energía.
Debemos mejorar la calidad del esfuerzo, no la cantidad.

Hay quien cruza el bosque y no ve leña para el fuego.


León Tolstoi. Escritor.

32
¿Crisis? ¿Qué crisis?

YO PUEDO

La vida es un camino en el que muchas veces nos encontra-


mos con situaciones inesperadas y con algunas circunstancias
que no podemos controlar.
Un despido, la pérdida de capacidad económica y muchas
otras situaciones difíciles pueden darnos la impresión de que
poco podemos hacer para arreglar las cosas.
“Lo he intentado todo”, “Es imposible”, “Nada me sale bien”,
etcétera, etcétera, son frases que fácilmente podemos haber
dicho o haber oído a alguien cercano en más de una ocasión. En
este contexto nada da el resultado que esperamos y las cosas no
mejoran a pesar de que lo intentamos y nos esforzamos lo más
que podemos.
Cuando esto sucede, es posible que la sola idea de volver a
intentarlo nos arredre y prefiramos seguir en una situación mala
a fracasar y quizás empeorar las cosas.
Es normal no querer esforzarse una y otra vez para recibir
finalmente otra decepción y podemos llegar a creer que no vale
la pena volver a intentarlo.
El resumen, finalmente, puede ser el siguiente: Así son las
cosas y nada, ni nadie puede cambiarlas.
A veces puede parecer razonable llegar a pensar así durante
un instante, pero la verdad es que no es cierto: nosotros pode-
mos hacer que se den las circunstancias favorables para que las
cosas cambien y vayan mejor, mucho mejor.

33
Daniel Martin

Lo principal es saber que podemos cambiar el rumbo de


nuestra vida, que sí podemos mejorar las cosas y que tenemos
las herramientas adecuadas: nosotros mismos.
Si creemos que somos incapaces, lo seremos; si nos considera-
mos inútiles, lo seremos. Pero en realidad estas creencias son falsas.

Gran parte de lo que llamamos razonamiento consiste en


encontrar argumentos para seguir creyendo lo que ya
creemos.
James Harvey Robinson. Historiador.

Generalmente, la causa de que digamos que no podemos


hacer algo procede de experiencias pasadas, de momentos en los
que todo lo que se emprendió no marchó bien. Sin embargo, lo
pasado, pasado está, y no debería tener en el presente más signi-
ficado que el de una enseñanza fructífera.
No importa el pasado, importa el presente, lo que hagamos
ahora. El tiempo pasado puede servir como experiencia, como
aprendizaje, pero nunca como punto de partida para el desánimo.
Los recuerdos de un tiempo pasado pueden servirnos de lec-
ción e inspirarnos coraje para seguir adelante con nuestros pro-
yectos, pero si lo que hacen es detener nuestro avance debemos
desembarazarnos de ellos para desarrollar nuestra capacidad de
superación.
Para lograrlo debemos asumir que las dificultades del pasado
probablemente ya no existen y por tanto no deben condicionar el
presente. Además, de que las que puedan presentarse en el futu-
ro aún no existen.
El ayer ha pasado, el mañana aún no ha llegado.
No negamos los fracasos, ni los errores cometidos, sencilla-
mente los usamos para mejorar nuestras decisiones. Todos pade-
cemos en distintos momentos dificultades, dudas, desilusiones y

34
¿Crisis? ¿Qué crisis?

fracasos, pero lo que distingue a los que acaban sobreponiéndo-


se de los que se rinden es el modo en que hacen frente a las
revueltas de la vida.
La derrota podría existir si fuese lo último que pudiésemos
hacer en la vida; y, seguramente, ni siquiera así. Pero, por suer-
te, la vida siempre nos da una nueva oportunidad. Sólo falta
aceptarlo. Si no conseguimos algo que queremos, obtenemos la
lección apropiada para ser más efectivo la siguiente vez. Así,
cambiamos una supuesta derrota por un éxito seguro.
Hay frases, incluso palabras, que marcan a quien las recibe y
a quien las pronuncia y pueden convertirse en el peor enemigo:
Yo no puedo.
Pero también las hay que son nuestro mejor aliado: Yo puedo.
¿Cuál de las dos empleamos con mayor frecuencia?: ¿Puedo
o no puedo?
La primera, abre el camino para lograr lo que deseamos, sin
restricciones; la segunda, cierra toda opción de conseguir el éxito
y nos encadena a las limitaciones que nosotros mismos nos
imponemos.
¡Yo puedo! Una simple exclamación con enormes connotacio-
nes triunfantes, que nos permite alcanzar cualquier meta que
pretendamos.
Podemos hacer muchas cosas, más de las que seguramente
creemos, pero eso no quiere decir que por el solo hecho de creer
que seamos capaces de hacer algo podamos hacerlo o que sea
fácil conseguirlo. Lo que sí es cierto es que la vida se orienta para
facilitar el camino de aquellos que confían en sus posibilidades.
De cualquier forma, nunca sabremos si podíamos o no, a no
ser que lo intentemos. Para acertar en la diana, lo primero es
saber que hay una diana y lo siguiente es disparar. Luego ya
veremos si acertamos o fallamos, y estudiaremos todas las varia-
bles que impidieron acertar en el centro o cómo podemos mejo-
rar el disparo para acercarnos lo más posible al éxito.

35
Daniel Martin

Entre el No puedo y el Si puedo hay una enorme abertura que


sólo puede ser cubierta por la intención. Sí, la intención de creer
en uno mismo, de arriesgarse a dirigir la mirada hacia lo que
realmente se desea.
Si no lo intentamos, no sabremos si lo logramos. Esta simple
frase es la diferencia entre el éxito o el fracaso en la vida.
A veces las cosas más simples, y en este caso más efectivas, no
se tienen en cuenta y en vez de dirigir nuestro interés hacia lo
que nos beneficia lo hacemos sobre los argumentos que nos per-
judican.
En estos casos, uno se da por vencido siquiera antes de inten-
tarlo, y puede estar toda una vida lamentándose por lo que pudo
haber sido y no pudo ser.
Démonos la oportunidad de que nuestros deseos se convier-
tan en realidad. Nada más triste que tener una meta en la vida y
no intentarlo. El pensamiento debe transformarse en acción, los
deseos deben pasar a la realidad. Hemos de intentarlo y dejar de
pensar en ello y ponernos a la faena, ¿si no cómo vamos a saber
si podemos hacer aquello que queremos hacer?

Si una persona es perseverante, aunque sea dura de


entendimiento, se hará inteligente; y aunque
sea débil se transformará en fuerte.
Leonardo Da Vinci. Artista y arquitecto.

36
¿Crisis? ¿Qué crisis?

SUPERACIÓN PERSONAL

La clave para vencer las situaciones adversas es ser mejores


personas. Para serlo, tenemos que tratar de superarnos en todos
los aspectos de la vida cotidiana y en todo aquello que realmen-
te nos motive. Aunque lo que más debemos desarrollar es el
aspecto humano, interesándonos por los demás y creando rela-
ciones constructivas y un ambiente enriquecedor en nuestro
entorno.
Si hacemos algo bueno por los demás, lo estamos haciendo
también por nosotros mismos. Además de poder experimentar
esta realidad en nosotros se ha comprobado científicamente que
ser solidario es una fuente de placer personal.
Según descubrieron investigadores de la Universidad Emory
de Atlanta en Estados Unidos, cooperar con otras personas pro-
voca una satisfacción personal.
Los investigadores hicieron participar a un grupo de mujeres
conectadas a un sistema de resonancia magnética para compro-
bar sus respuestas cerebrales en un juego con un menú de opcio-
nes. Las participantes debían elegir entre opciones ‘egoístas’ y
‘generosas’, y en las que elegían la cooperación, la solidaridad y
la generosidad se activaban zonas cerebrales destinadas al placer
y la satisfacción, que generan distintas sustancias orgánicas y
hacen que fluya más sangre hacia los centros de placer.
Es evidente que las personas solidarias y generosas se sienten
mejor que las egoístas y codiciosas. Y es que estamos diseñados
por la evolución para ser cooperativos y solidarios, y todo lo que

37
Daniel Martin

atente contra ello se traduce en insatisfacción y en desequilibrios


psicológicos.
Desde los tiempos de las cavernas, los hombres tuvieron la
necesidad de cooperar para sobrevivir a las dificultades que se
les presentaban y para que la especie subsistiera. Ahora de lo
que se trata es de subsistir como mejor persona, la mejor que
podamos ser.
Precisamente, una oportunidad que siempre está presente es
la de hacer algo puramente altruista. Puede parecer una forma
de actuar contraria a nuestros intereses, pero si somos capaces
de hacerlo veremos cambios significativos en nuestra vida. El
primero es que el respeto que tenemos hacia nosotros mismos
aumentará de forma considerable. Después, veremos cómo
nuestra capacidad para superar las tribulaciones que padecemos
a lo largo de la vida se eleva drásticamente.

Solamente una vida dedicada a los demás


merece ser vivida.
Albert Einstein. Físico.

Hay que desterrar la relación de dependencia con los demás


y con los pensamientos y las situaciones negativas. Y dejar de
lado que los problemas no tienen nada que ver con uno mismo
y que los culpables son los demás.
No es fácil aceptar que generalmente somos los causantes de
nuestras desdichas y fracasos. Cuántas veces actuamos como
niños pillados rompiendo un cristal de una ventana con la pelo-
ta. Echando a correr o culpando a otros del desaguisado.
Culpar a otros no es una buena idea. Primero, porque suele
ser falso y, segundo, porque nos perdemos las verdaderas causas
y el aprendizaje que conlleva conocerlas.

38
¿Crisis? ¿Qué crisis?

Lo que no debemos desdeñar es el análisis de nuestra propia


responsabilidad, reconocer los errores y tratar de que no ocurran
de nuevo.
Una de las características de la crisis es que aparecen viejos
conflictos que permanecían escondidos, pero si aprendemos a
situarnos mentalmente frente a la crisis con pensamientos posi-
tivos que activan la zona cerebral adecuada, los conflictos, sean
nuevos o no, no tienen tanta influencia en nosotros.
Cuando tenemos pensamientos negativos hacia otros se acti-
va en mayor medida la actividad en la zona derecha del cerebro.
Esto produce desasosiego, desánimo y emociones negativas
como los celos, la envidia y la ira. Sin embargo, si tenemos pen-
samientos favorables hacia los demás se acciona la zona izquier-
da que favorece las emociones agradables como la alegría, la
tolerancia y el respeto.
Esto, evidentemente, no se logra de un día a otro, sino que es
un trabajo de ejercicio mental que se desarrolla de la misma
forma que se desarrollan los músculos del cuerpo.
Ahora, veamos qué clase de crisis creemos que es a la que nos
enfrentamos y también la forma más eficaz de superarla.

39
Daniel Martin

LA CRISIS CIRCUNSTANCIAL

Las crisis circunstanciales suelen tener unos distintivos con-


cretos: son imprevistas y expeditivas. Y en épocas de crisis socia-
les son las que más impactan en las personas, ya que una de ellas
deriva del aspecto laboral.
La crisis circunstancial suele ser producida por un hecho
infrecuente, inesperado e impredecible, que provoca la interrup-
ción del modo de vida habitual de una persona, empujándola a
un estado de desorganización por no haber podido prever o res-
ponder a la situación o a sus derivaciones.
La profesión es una de las partes más importantes de nuestra
vida. Cuando surgen problemas en el ámbito laboral podemos
sentirnos marginados y entrar en una crisis aguda de efectos
impredecibles.
El trabajo ejerce de catalizador entre la persona y la sociedad
en que vive. Por ello, cuando se siente desplazada y poco consi-
derada ve en esta situación un reflejo de su vida en su conjunto.
Y una mala experiencia en un aspecto concreto de su vida se uni-
versaliza y todo parece negativo.
En el ámbito laboral, si la persona cree que está limitada y que
sus planes se truncan sin parar, efectivamente, no hay un futuro
propicio. Ante esta percepción podemos preguntarnos: ¿Qué
propósitos tengo en realidad y cómo llevarlos a buen fin?
Podemos elegir entre dejarnos llevar por los aspectos negati-
vos o enfatizar los positivos y las oportunidades que se abren
ante una crisis.

40
¿Crisis? ¿Qué crisis?

Los cambios ponen a prueba nuestra responsabilidad y nues-


tra madurez o al menos pueden suponer la posibilidad de
madurar y de progresar en el conocimiento propio.

Nosotros debemos ser el cambio que deseamos ver


en el mundo.
Mahatma Gandhi. Líder espiritual.

Hay personas que son capaces de adaptarse a lo que sucede,


por aparentemente traumáticos que puedan perecer los aconte-
cimientos, y exhiben una gran capacidad de resistencia y movi-
lidad. Estas personas, gracias a su actitud optimista, tienen la
capacidad de responder rápida y eficazmente, y se sitúan ante
las dificultades como si fuese un reto incitante. De ellas y sus for-
mas de situarse en la vida hay que aprender para no caer en el
desequilibrio psicológico, en la ansiedad, el desengaño o la
incertidumbre y quedar indefenso ante la crisis.
En realidad estamos hablando del comportamiento humano
para tratar de acercarnos al bienestar interior y a la búsqueda del
conocimiento propio.
Desde niños vamos acumulando límites, recelos, prejuicios y
creencias que forman parte de nuestras opiniones y criterios. Al
opinar sobre algo reflejamos nuestros propios conflictos, lo que
nos gusta, lo que nos incomoda, lo que nos beneficia, lo que nos
lastima. Somos nosotros quienes tenemos esas emociones y
depende de nosotros que éstas sean positivas o negativas. Pero,
claro, generalmente es más fácil lamentarse que pararnos y
observar en nuestro interior.
La mayor parte de los problemas que encontramos en nuestro
entorno no parten de los demás hacia nosotros, sino de uno
mismo consigo mismo.

41
Daniel Martin

A veces, al relacionarnos con otras personas surgen obstácu-


los que, si no se entienden correctamente, pueden crear barreras
en la forma de interaccionar con los demás e incluso pueden aca-
bar, de forma más o menos evidente, en una especie de conduc-
ta antisocial que es poco útil para manejarse en la vida y más en
situaciones de crisis.
La persona afable, abierta y comunicativa tiene más posibili-
dades de superar con éxito una situación difícil que otra áspera,
cerrada y poco comunicativa.

Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo.


Albert Einstein. Físico.

Gracias a ello, podemos prever y entender y, por tanto, exa-


minar nuestro comportamiento y qué podemos hacer para mejo-
rar la situación y a nosotros mismos. Es algo así como la prepa-
ración ante la crisis, el análisis cuando ésta llega y el procedi-
miento a seguir para superarla.
Así, la crisis no es equivalente a desastre sino que es una
etapa que podemos aprovechar para evolucionar y desarrollar-
nos interiormente. Al contrario de lo que pueda parecer, una cri-
sis, por lo que supone de ruptura de una rutina anterior, puede
ser una puerta al optimismo.

42
¿Crisis? ¿Qué crisis?

LA CRISIS EXISTENCIAL

Antes o después, prácticamente todas las personas se enfren-


tan a una crisis existencial. Este suceso puede ser el más influ-
yente e importante que podamos hallar a lo largo de toda nues-
tra vida.
La crisis existencial es uno de los sucesos más decisivos que
puede suceder en la vida de una persona. Es un momento de
inflexión que, si es adecuadamente aprovechado, puede dar un
sentido a su existencia y hacer que se perciba con una nueva
identidad o que piense de forma diferente.
La cuestión es si tratamos de ignorarla y permitimos que se
enquiste en nuestro interior o si la abordamos y tratamos de
resolverla.
Si logramos resolver la crisis existencial correctamente se pro-
ducen unos efectos beneficiosos que repercuten perennemente
en nuestro estado emocional y vital.
La crisis interior tiene su raíz en las preguntas no planteadas
o no respondidas: ¿Qué sentido tiene mi vida? ¿Qué hago yo
aquí? ¿Qué voy a hacer con mi vida? ¿Cuál es el objetivo de
vivir?, etcétera.
La pregunta suele ser consciente, concreta y personal, y no
puede ser ignorada ya que siempre está presente hasta que se
decide a abordarla. La pregunta no plantea cuestiones generales
o ambiguas si no que se trata de algo que nos atañe directa y per-
sonalmente.

43
Daniel Martin

La respuesta no suele ser concluyente, aunque abre la puerta a


un proyecto vital organizado desde ese nuevo lugar existencial.
Desde ese momento se plantea una forma de vida más equi-
librada, en donde los cambios emocionales son menos bruscos y
el paso cíclico del bienestar y la alegría a la tristeza y la angustia
es menos traumático.
Es obvio que una crisis tiene intensidades distintas en cada
uno de nosotros. No todos respondemos de la misma manera, ni
con la misma intensidad, incluso hay quien no la sufre.
Hay personas que sobrellevan las etapas negativas de forma
positiva, otras se lastran en el tiempo en una determinada situa-
ción y la prolongan a veces toda su vida como si fuese una peni-
tencia continua.
Asumiendo que no todas las personas tienen crisis existencia-
les de la misma manera y de la misma intensidad, la cuestión es
por qué unos triunfan y otros fracasan.

El que tiene por qué vivir, puede enfrentar


todos los cómos.
Frederic Nietzche. Filósofo existencialista.

No hay una edad determinada que nos haga más sensibles a la


crisis. Puede aparecer en la niñez, aunque es poco frecuente, o en
la senectud, en cualquier momento de la vida, especialmente
cuando la persona percibe ciertos cambios a los que no sabe amol-
darse. Entonces, surge con más virulencia la crisis existencial.
En estos tiempos en los que se habla constantemente de crisis,
las personas son más receptivas a dejarse atrapar por estados
emocionales que les conducen a la crisis personal. Pero no olvi-
demos que la resolución de la crisis puede tener una vertiente
positiva o negativa. La positiva es cuando nos sumamos al sen-

44
¿Crisis? ¿Qué crisis?

tido profundo que encierra y nos permite dar un giro a nuestra


intervención ante el problema y somos capaces de planificar y
realizar un proyecto vital de cambio. La negativa puede meter a
la persona en un hondo precipicio del que no puede salir.
Cuando se dan estas circunstancias negativas o cuando no
somos capaces de usar la crisis favorablemente, podemos tomar
varias medidas:

· Examinar los pensamientos negativos.


· Supervisar las relaciones entre lo que pensamos y
lo que hacemos.
· Diferenciar entre la evidencia y los pensamientos.
· Reemplazar los postulados negativos con propues-
tas más cercanas a la realidad.
· Ejercitarse en identificar y modificar las ideas que
inducen a deformar la realidad.

El resultado deseado en este tipo de crisis debe de ser el de


dar sentido a la vida a través del diseño y de la ejecución de un
proyecto vital. Si no se consigue, quiere decir que aún hay que
seguir ahondando hasta resolver la encrucijada vital.
En casi todas las personas, sólo se da una crisis existencial en
la vida. Así que, cuando llegue, aprovechémosla.

45
Daniel Martin

LA CRISIS DE VALORES

Es posible que aunque el tiempo pasado haya sido bueno,


cuando el presente es sombrío y el futuro confuso es difícil que
no surja la crisis. No podemos predecir lo que pasará, si el futu-
ro será favorable o no. Lo que sí podemos saber es que podemos
prepararnos para cualquier cosa que suceda. Es el presente lo
que nos permite estar preparados para el futuro.
Todos tenemos la expectativa de que el futuro sea generoso
con nosotros, pero también se suele tener incertidumbre con res-
pecto a lo que pasará. Más cuando el término ‘crisis’ forma parte
del vocabulario cotidiano, pero pocas veces se entiende como
una ocasión de mejorar y sí casi siempre de que las cosas vayan
a peor.
La crisis generalmente parece que nos obliga a tomar deci-
siones urgentes, y a veces así es. Por ello, hay que estar men-
talmente preparados, aunque la mayor parte de las ocasiones
esa urgencia es fruto del entorno, de las noticias negativas, de
las personas que nos rodean y de la forma que tenemos de
pensar, que se deja arrastrar más por lo negativo que por lo
positivo.
Es en el ámbito de las ideas y de las emociones aparejadas a
ellas donde vivimos en crisis. Pero la buena noticia es que los
pensamientos que generan las ideas dependen esencialmente de
nosotros. Si somos capaces de no olvidar esta realidad, la crisis
pierde su influencia sobre nosotros y triunfamos donde otros
fracasan.

46
¿Crisis? ¿Qué crisis?

Muchas veces tomar decisiones conlleva sufrimiento ya que


se tiene un sentido de pérdida ante lo que necesariamente deja-
mos atrás en los momentos de cambio que suceden de forma
constante. Asimismo, especialmente en estas situaciones, se pro-
duce la necesidad de responsabilizarnos de nosotros mismos y
de nuestras decisiones, y esto a muchas personas que no están
preparadas para afrontar los cambios les produce ansiedad y
angustia.

Ninguno de los copos de nieve de un alud se siente


responsable.
Stanislaw Jerzy Lec. Escritor.

La responsabilidad consiste en tomar decisiones de forma


consciente y aceptar las consecuencias de lo que hacemos. Ser
responsable es, pues, aceptar las consecuencias de las decisiones
que tomamos.
Pero no puede haber responsabilidad sin libertad. Si no
somos libres no podemos actuar con responsabilidad, y la ira, la
violencia, la ignorancia y el temor impiden a la persona ser cons-
ciente de sus actos y coartan su responsabilidad.
Para evadir la responsabilidad de nuestros actos es frecuente
proyectar la responsabilidad en los demás. Pero podemos mejo-
rar nuestra capacidad de ser responsables con pequeños hábitos:
responder a lo que nos hemos comprometido, hacer las tareas
según hemos acordado, ya sean laborales, familiares, etc., y refle-
xionar ante uno mismo sobre los aciertos y los errores.
Para mejorar nuestra responsabilidad debemos ser conscien-
tes de que de lo que hagamos se derivarán grandes cambios para
nosotros y para los demás. Quien es realmente responsable es
valiente, humilde y solidario.

47
Daniel Martin

Hace falta valor para ser dueño de los propios actos y respon-
der ante uno mismo y ante los demás de ellos, cuando se acierta
y cuando se falla.
Hay que ser humilde para pedir perdón cuando se produce el
error.
Hay que ser solidario para poder encontrar la armonía inte-
rior.
La prosperidad y la libertad surgen como una forma de
situarse en la vida. Muchas de nuestras capacidades yacen en
nuestro interior a la espera de mostrarse en su pleno esplendor.
Para ello hay que ser capaces de renunciar a lo que nos limita y
elegir lo que nos da mayores oportunidades de progreso.
La máxima eficiencia la logramos cuando estamos plenamen-
te presentes en todo lo que hacemos. La diferencia estriba en
vivir con superficialidad o, por el contrario, con profundidad,
con implicación, con participación. Para quien lo más importan-
te es el momento actual su percepción de la realidad se amplía
enormemente.
Hay que buscar el equilibrio entre las responsabilidades y los
deseos. Cuando se logra, aumentan nuestras virtudes, y nuestra
capacidad de ver la realidad mejora ostensiblemente. Al lograr
que la mente deje fluir las emociones sin quedarse estancada en
ellas, se eleva, por tanto, la libertad interior.
Pero esta libertad sólo puede ser ejercitada trascendiendo la
ignorancia y el desaliento. La ignorancia oscurece la mente, y se
vuelve incapaz de elegir correctamente. Y el desaliento es una

Si dices lo que piensas y no lo que otra persona piensa


por ti, estás en el camino de convertirte en un hombre
importante.
James Matthew Barrie. Novelista.

48
¿Crisis? ¿Qué crisis?

muestra de debilidad moral, que debe solventarse con la cons-


tancia.
El caos emocional es una muestra de debilidad moral, y uno
acaba más pendiente de lo que opinan los demás de lo que en
realidad son sus metas, sus deseos y opiniones, aunque general-
mente en este estado de confusión es difícil saber realmente lo
que se quiere.
Pero lo que no debemos perder de vista es que la única meta
con la que erraremos el tiro en la diana es con la que nos impon-
gan los demás. Nadie, ni siquiera los más allegados, los que más
queremos, pueden tomar esta decisión por nosotros, por muy
prometedora y razonable que pueda parecer.
Cuando esto sucede, y no somos capaces de decidir por nosotros
mismos, es más que probable que pasado el tiempo, años quizá, nos
arrepintamos de no haber sido capaces de tomar las riendas de
nuestra vida, aunque sea a lomos de un caballo desbocado aún sin
domar.
Es realmente triste descubrir tras años de esfuerzo que aque-
llo por lo que hemos luchado no nos hace felices. Pero la buena
noticia es que nunca es tarde, que siempre es el momento ade-
cuado, nuestro momento de entusiasmarnos, de ser optimistas y
de buscar nuestro éxito y satisfacción interior.
Debemos asumir que el camino más corto y más rápido no
siempre es el correcto. Por eso, muchas personas no logran sus
metas al no implicarse al cien por cien en sus objetivos.

La mitad de la vida es suerte; la otra mitad debe ser


disciplina, pues sin ésta no sabremos administrar
la buena suerte.
Voltaire. Escritor.

49
Daniel Martin

El éxito exprés no existe. De hecho, no hay más que ver a los


afortunados a los que les ha tocado una cuantiosa cantidad de
dinero en un juego de azar. Sí, el premio cambió sus vidas, pero
generalmente no para bien, sino todo lo contrario.
La suerte es un factor decisivo en la vida, pero aunque debe-
mos crear las circunstancias para atraerla, no debemos confiar-
nos ciegamente a ella.
Es bueno aprender de estas lecciones en cabeza ajena y dar-
nos cuenta de que para llegar a nuestras metas deberemos ven-
cer muchas dificultades, pero éstas no son tan severas cuando el
objetivo nos entusiasma.

50
¿Crisis? ¿Qué crisis?

EL VALOR DE LOS VALORES

Los valores engrandecen a la persona e intervienen de forma


decisiva en su progreso. Son una referencia en la vida y nos per-
miten ser mejores personas. Es obvio que un referente basado en
modelos de conducta positivos influye asimismo positivamente
en cada uno.
Nuestra forma de actuar está cimentada en los valores que
tenemos, pero conseguirlos precisa constancia y esfuerzo, no es
suficiente con pretender ser desprendido, cordial o emprende-
dor, es necesario ser constante.
La constancia es un valor en sí mismo que nos lleva a lograr
otros valores. No hay obstáculo que se resista a una persona
constante. Es el paso que nos lleva a dar otro paso hasta llegar a
la meta deseada superándonos como personas, y es la argamasa
de la honradez, la cordialidad, la tolerancia y la generosidad.
La tolerancia es uno de los valores esenciales para convivir y
tratar con otras personas. Gracias a la tolerancia conocemos y
aceptamos otras formas de pensar y de vivir distintas a las que
hasta ese momento tenemos.
La práctica de la tolerancia descarta la exclusión hacia otros
por tener una creencia, raza o cultura diferente a la nuestra, o un
estilo de vida o modo de actuar que no concuerda con el nues-
tro. Ser tolerantes hace más gratas las relaciones y la convivencia
con los demás, basándose siempre en el respeto.
La capacidad de valorar las situaciones y de actuar con la
necesaria prudencia supone conducirse con sensatez. La pru-

51
Daniel Martin

El problema del hombre no está en la bomba


atómica, sino en su corazón.
Albert Einstein. Físico.

dencia nos permite reflexionar y considerar las consecuencias de


nuestros actos y nuestras palabras y de su efecto en otras perso-
nas. Una persona prudente suele ser comprensiva y suele tener
confianza y seguridad en sí misma, y es el mejor sostén para los
demás.
La confianza es una de las más sutiles formas de lograr el
éxito. Pero no sólo se trata de la confianza en nosotros mismos,
sino también en otros. Una palabra de aliento o un gesto de con-
fianza pueden cambiar una vida y un destino. En la siguiente
historia podemos encontrar fusionadas la prudencia y la con-
fianza en los demás.
Nathaniel Howthorne llegó a su casa abatido y le dijo a
Sophia, su mujer, que era un fracasado, que lo habían despedido
de su trabajo en una oficina de aduanas. Pero ella, en vez de
echarle en cara lo sucedido, lo sorprendió con una exclamación.
–¡Ahora podrás escribir tu libro! –le dijo con alegría.
–Sí -contestó él, aún abatido-, ¿pero de qué vamos a vivir
mientras lo escribo?
Ante su asombro, ella abrió un cajón y sacó una cantidad con-
siderable de dinero.
–¿De dónde lo sacaste? -exclamó.
–Siempre he sabido que eres un hombre talentoso -le dijo-.
Sabía que algún día escribirías una obra maestra, así que cada
semana he ahorrado un poco del dinero que me dabas para la
casa. Así que aquí hay suficiente para que nos dure todo un año.
Gracias a la confianza nació una gran novela: La letra escarlata.
Otro de los valores fundamentales es la justicia. Esto supone

52
¿Crisis? ¿Qué crisis?

que debemos dar a cada persona lo que se merece y correspon-


de. Pero esto hay que hacerlo aunque no obtengamos nada a
cambio.
La justicia es la guía que nos hace ser responsables de nues-
tros actos y nos lleva a encontrar el comportamiento más recto
que podamos tener.
La justicia, la prudencia y la cordialidad son los patrones que
deben alumbrar nuestro camino y nos dan la fuerza necesaria
para afrontar la vida con optimismo.
La constancia y la fuerza son dos conductas muy asociadas
entre sí. La constancia necesita del vigor necesario para superar
los obstáculos que surgen en el camino hacia el éxito, pero el
vigor sin la persistencia necesaria se malogra.
Ser constantes es una actitud indispensable para lograr los
objetivos aparentemente más difíciles. Pocas veces el arranque
es suficiente para llegar, es preciso un esfuerzo mantenido. Para
ejercitar la constancia podemos hacer un ejercicio sencillo: finali-
zar las tareas que hemos comenzado.
La constancia nos permite saber que somos capaces de propo-
nernos cosas que están vedadas a quienes tienen estímulos efí-
meros y nos proporciona confianza en nosotros mismos. Saber
que poseemos la cualidad de perseverar es el mejor acicate para
seguir adelante.
La constancia implica reconocer que a veces nos equivocamos
de camino en nuestra elección hacia un objetivo y la posibilidad
de replantear los medios e incluso los fines.
Aunque pueda parecer difícil, ser constante se convierte en
algo grato que nos hace sentirnos mejores al hacer lo que es
correcto o lo que debemos hacer por difícil que pueda parecer.
Incluso, la constancia en reconocer nuestros errores y limitacio-
nes nos hace superarnos y estar siempre dispuestos a progresar.
Para ello hay que perseverar por lograr un temperamento
firme, capaz de salvar las dificultades que se cruzan en la vida.

53
Daniel Martin

Es decir, hay que tratar de ser a cada momento más íntegros


e intachables para mejorar nuestro lado más humano.
Auxiliar a los afectados por un tifón es algo muy loable, pero
esta posibilidad difícilmente se nos brindará en la vida, pero a
cada paso se manifiestan oportunidades y circunstancias de
obrar bien en pequeñas cosas que no son tan llamativas, aunque
no por ello menos importantes. Es en ese día a día, que podemos
lograr una realidad mejor para nosotros y para los demás.
Si somos solidarios con los que nos rodean, ellos lo serán con
nosotros; si somos amables con los demás, ellos lo serán con no-
sotros.

54
¿Crisis? ¿Qué crisis?

EL TEMOR A LA CRISIS

El temor forma parte de la naturaleza del ser humano. Todos


lo hemos sentido en alguna ocasión. La cuestión es que este
temor no se enquiste o surja en situaciones que no se relacionan
en realidad con el grado real de amenaza.
Conocer qué es lo que nos causa miedo y cuándo puede sur-
gir, sirve para saber cómo reaccionar cuando aparece la crisis.
El miedo es una reacción espontánea ante la percepción de
una amenaza, un peligro o una crisis. Esa percepción puede ser
real o imaginaria, y estar relacionada con el pasado, con el pre-
sente o con el futuro.

No pienso nunca en el futuro porque llega muy pronto.


Albert Einstein. Físico.

El pensamiento puede crear problemas en donde no existen y


lastrar el presente con situaciones futuras. Pero debemos saber
que este temor a lo que sucederá no se mantiene cuando nos
asentamos en el presente.
La influencia de un hecho pasado, que difícilmente podemos
invertir, no puede modelar nuestro presente. Y menos un aconteci-
miento que aún no ha sucedido. Una mente confusa suele anticipar
cosas negativas y, asimismo, inmersa en esa dinámica negativa,
suele encontrar esas mismas cosas en el pasado y en el presente.

55
Daniel Martin

Así, una y otra vez, la crisis se perpetúa en la mente, reprodu-


ciendo continuamente el padecimiento pasado. La solución está
en parar y ver que en realidad ese problema está en nuestro inte-
rior.
El hecho pasado no puede recomponerse, pero sí podemos
redimensionarlo en nuestro interior hasta tal punto de que ya no
sea un problema en la actualidad.
Si podemos solucionar en el presente el pasado qué no menos
podremos hacer con un futuro inexistente, que no es más que
una pérdida de tiempo y de energía, y especialmente dificulta
aprovechar el momento presente.

La diferencia entre el pasado, el presente y el futuro


es sólo una ilusión persistente.
Albert Einstein. Físico.

Uno de los peores efectos del miedo es que nos impide actuar
libremente, nos inmoviliza y hace que malgastemos energía y
que disminuya nuestra seguridad en nosotros mismos para
revolver las situaciones de crisis. Este sentimiento hace que nos
conduzcamos con reserva y sometidos a la tensión de una ame-
naza invisible.
Pero, asimismo, el temor es un mecanismo de defensa, que
nos permite evaluar los efectos de la crisis y nos hace ser pruden-
tes ante un peligro. El temor nos avisa de la posibilidad de un
peligro. La cuestión es ejercitarse en descubrir cuándo el peligro
es real y en qué medida supone una amenaza.
Hay que diferenciar entre un miedo lógico y objetivo, que es
el que sucede ante un peligro auténtico, y un temor desmedido.
Es, por ejemplo, el caso de una persona que teme enfrentarse a
un despido y permite que ese temor se convierta en patológico y

56
¿Crisis? ¿Qué crisis?

le lastre impidiéndole reaccionar ante una situación anticipada


pero supuesta.
Los temores no deben angustiarnos sino que hay que inter-
pretarlos como algo que forma parte de ineludible de la vida.
Pero muchas veces una experiencia negativa es la causa por la
que tenemos temor. Una experiencia traumática nos puede hacer
sentirnos indefensos por temor a que se vuelva a producir. La
forma de contrarrestarla es advertir su verdadera dimensión
actual.
Sin embargo, la preocupación tiene un aspecto favorable ya
que puede servirnos como acicate para reflexionar y buscar solu-
ciones a la crisis; es decir, ocuparnos de resolverla. Pero si se
transforma en una obsesión y hace que desvirtuemos la verda-
dera dimensión del problema se vuelve destructiva. No debe-
mos perder de vista que la preocupación aparece cuando hay un
problema que resolver y no hacerlo supone enquistarse en ella.

Una forma de liberarnos de la ansiedad y del miedo


es mediante ejercicios de respiración. Pongámonos
de pie con los brazos a lo largo del cuerpo inspiran-
do profundamente llenando los pulmones de aire
desde el estómago hasta los pulmones.
A continuación, tras retener unos instantes el aire,
levantemos los brazos hacia atrás de la cabeza exha-
lando el aire y vaciando completamente los pulmo-
nes.
Si repetimos varias veces al día este ejercicio en
series de al menos diez respiraciones consecutivas,
notaremos efectos positivos a los pocos días.

57
Daniel Martin

Cuando la crisis se mantiene, si no la afrontamos, llegará a


provocar otra clase de crisis seguramente más dañina: la de la
ansiedad.

¿Para qué repetir los errores antiguos habiendo tantos


errores nuevos que cometer?
Bertrand Russell. Filósofo.

La preocupación conlleva un estado anímico de tensión que


muchas veces trae problemas mayores que los que la preocupa-
ción trata de solventar. La solución es no preocuparse por lo que
hacemos, si no que hagamos lo que tenemos que hacer. De esta
forma no quedaremos atrapados por lo que hay que hacer, sim-
plemente lo hacemos.
No es la preocupación la que nos permite afrontar la crisis,
aunque puede ser el punto de inflexión para comenzar a ocupar-
se de ella.
Preocuparse no evita que suceda algo que tememos, y en esta
incertidumbre acabamos constantemente preocupados por lo
que pueda ocurrir.
Hay que aprender a adaptarse a los cambios y tratar de miti-
gar la ansiedad o el temor. Las nuevas situaciones son oportuni-
dades que sólo una imaginación negativa transforma en proble-
mas.
Hay cambios que ponen de manifiesto la medida de nuestra
verdadera capacidad. Si cambiamos nuestra forma de pensar sin
dejar que la imaginación negativa nos domine, la preocupación
se convierte en ocupación y deja de ser negativa, y nos permite
reflexionar, analizar aquello que nos preocupa y buscar las posi-
bles soluciones.

58
¿Crisis? ¿Qué crisis?

ACEPTAR LOS RIESGOS

Quien nada arriesga nada obtiene. Sí, posiblemente evitará


sufrir, pero permanecerá estancado en una vida insulsa y sin
sentido. Formarse, experimentar, transformarse, progresar y
vivir están sujetos al riesgo. Hay que dejar de lado el temor y la
esclavitud ante la libertad de decidir arriesgarse. Pensemos en lo
que podemos ganar, antes de en lo que podemos perder.
El riesgo forma parte de la vida. Darle la espalda es dejar de
lado uno de los aspectos más positivos de nuestras experiencias.
Pero no hay que lanzarse alegremente a ellos, sino medirlos y
asumir si nos conviene afrontarlos o no.
Aunque hay que asumir los riesgos, es importante reflexionar
siempre antes de actuar y pensar detenidamente las consecuen-
cias de nuestras decisiones y de las dificultades que implican. Es
este escenario inicial hay que contemplar otras alternativas que
nos permitan modificar o adaptar nuestro plan originario. Para
ello es necesario planear los pasos del momento presente y los
futuros, aunque luego varíen. Esta estrategia nos facilita la pro-
yección más allá del momento actual preveyendo alternativas
que puedan acomodarse a nuestros objetivos.
Planeemos cómo vamos a conseguir nuestro objetivo, y luego
hagámoslo. Las ideas son una poderosa energía.
Asumir los riesgos forma parte de la enseñanza de la vida, así
como de las determinaciones que hemos adoptado y aceptado
como parte del aprendizaje para lograr ser independientes.

59
Daniel Martin

Una de las claves del éxito radica en no darse nunca por ven-
cido y dar siempre un paso más allá del que habíamos previsto
y confiar en nuestras posibilidades.
Si se quiere triunfar no se debe perder el tiempo lamentándo-
se de las oportunidades perdidas, sino que se trata de aprove-
char las que surgen de nuevo.
Una visión fecunda y equilibrada sobre nosotros mismos nos
permite no entrar en el autoengaño y crearnos falsas expectativas
de nosotros y las circunstancias. Si asumimos nuestras fuerzas y
flaquezas nos reconocemos y aceptamos, poniendo a nuestra dis-
posición los mejores instrumentos para librarnos de la crisis.

Avance con confianza en la dirección de sus sueños


y esfuércese por vivir la vida que siempre ha imaginado,
y se encontrará con un éxito inesperado en unas
cuantas horas.
Henry David Thoreau. Poeta y filósofo.

Aceptarnos tal como somos no supone una claudicación ante


nuestros errores y defectos sino ser capaces de asumirlos y tratar
de mejorar. La autocrítica es favorable cuando trata de mejorar el
pasado y nos permite comprender la realidad y vencer las crisis.
Los sentimientos de negligencia o de conformismo ante nues-
tros errores nos someten a una baja autoestima paralizante, lo
que puede conllevar comportamientos autodestructivos. En
estos casos hay que observarse detenidamente para no entrar en
una espiral negativa difícil de traspasar.
Debemos evitar plantearnos dudas cómo: ¿Por qué todo
me sale mal? ¿Por qué no hago lo que tengo que hacer? He fra-
casado. Soy un inútil. No sirvo para nada…

60
¿Crisis? ¿Qué crisis?

Esta postura es contraria a nuestros intereses y a la realidad, ya


que no nos enfrenta al problema y sus circunstancias. Culparnos
es una actitud conformista, ya que al echarnos la culpa evitamos
la responsabilidad y nos autoincapacitamos para valorar cómo
volver a intentarlo con más probabilidades de éxito.
Los riesgos de la vida son más llevaderos si logramos adqui-
rir la capacidad de ver su lado irónico. ¿No somos responsables
de lo que hacemos? Entonces, cómo no tener una visión indul-
gente y risueña sobre los errores que cometemos cuando nos
enfrentamos a situaciones de riesgo.
Muchas veces no nos arriesgamos a exteriorizar nuestros sen-
timientos ni siquiera a mostrar nuestras ideas o sueños por
temor a quedar desprotegidos o a malograrlos. Pero, no debe-
mos olvidar que el mayor riesgo que podemos encontrarnos es
no arriesgar cuando merece la pena hacerlo.

No importa cuántos digan que no se puede hacer o


cuánta gente lo haya intentado antes; lo importante
es darse cuenta de que lo que sea que estés haciendo,
es tu primer intento.
Wally Amos. Fundador de Galletas Amos.

Asumir riesgos comienza por asumir que podemos cambiar y


volver a cambiar una y otra vez sin que ello suponga ningún
desastre en nuestra vida. Cada día podemos probar a introducir
cambios en nuestra rutina, pequeños cambios que nos irán
dando la posibilidad de hacer otros cambios más grandes sin
sufrir el tormento de las dudas.
Centrarnos en los asuntos presentes es una buena forma de
mantener la atención en lo que hacemos sin menoscabo de la
planificación de nuestros pasos futuros.

61
Daniel Martin

¿CONSUMIR O VIVIR?

¿Es incompatible una sociedad de consumo irresponsable con


vivir plenamente?
Es cierto que el consumismo se puede dar en cualquier edad,
pero los más jóvenes son presas más fáciles de una publicidad
ilusoria. Desde la infancia hasta la vejez se espolea a la gente a
que compre cosas indiscriminadamente. Pero no debemos olvi-
dar que tenemos la libertad de hacer lo que queramos.
Existen muchas opciones de llevar una vida estimulante, de
tener ideas, emociones y comportamientos satisfactorios sin
necesidad de dejarnos llevar por campañas bien dirigidas a
hacernos creer que necesitamos más y más cosas.
¿Realmente necesitamos tantas cosas? ¿Las necesitan quienes
viven con nosotros?
Esta supuesta necesidad acaba creando emociones encontra-
das y finalmente aparece la frustración, pues siempre hay una
meta mayor que lograr, siempre hay algo nuevo que comprar
aparentemente indispensable.
Vivimos inmersos en una sociedad de consumo en la que los
medios de propaganda nos inducen a consumir cosas innecesa-
rias y muchas veces contrarias a nuestro bienestar. Es el merca-

Cuida de los pequeños gastos; un pequeño agujero


hunde un barco.
Benjamín Franklin. Político e inventor.

62
¿Crisis? ¿Qué crisis?

do de la confusión, la inseguridad y la debilidad de ánimo del


consumidor.
Muchas veces, sin apenas percibirlo, caemos en la trampa de
la pasividad ante estos mensajes engañosos y consentimos per-
manecer bajo el influjo del consumismo y la superficialidad.
¿Necesitamos realmente adquirir aquello que a lo que nos incita
la publicidad? ¿Realmente lo queremos? ¿O en realidad desea-
mos parecernos a un modelo estandarizado por los intereses
mercantiles?
El consumo está bien siempre que sea un consumo responsa-
ble con nosotros mismos, con la sociedad y con el planeta. Para
lograrlo debemos observar y decidir lo que realmente necesita-
mos y deseamos, sin dejarnos manipular por la corriente consu-
mista. En caso contrario surge un estado continuo de insatisfac-
ción y frustración. Nuestra felicidad no depende de tener lo que
nos dicen que necesitamos sino de reflexionar sobre nuestras
necesidades y deseos verdaderos, y esforzarnos por conseguirlo.
Todo esto se resume en tratar de decidir por nosotros mismos,
en ser personas independientes capaces de desarrollar una acti-
tud crítica responsable y estar atentos ante todo tipo de manipu-
lación.
Estas actitudes son una muestra del nivel de felicidad y de
esperanza que indica la calidad del presente de una persona y el
mejor barómetro para predecir su futuro.
Para lograrlo debemos tratar de cuidar continuamente la
salud del cuerpo y las capacidades del alma. Para esto último
nada mejor que los entusiasmos que nos hacen abrirnos al
mundo, libres de prejuicios, ignorancia y los clichés absurdos
que lastran a las sociedades y a las personas.
No hay una meta definitiva, siempre hay nuevos logros que
conquistar, por lo que no podemos considerar al éxito como un
destino en sí, si no como una trayectoria vital. Nunca llegamos
al éxito final, ya que cada vez que alcanzamos un objetivo otro

63
Daniel Martin

se abre ante nosotros. Si no es así, estamos en una situación com-


prometida. El éxito puede ser el momento más peligroso si hace
que nos aletarguemos.
El exceso de confianza puede acabar con nuestra actitud
luchadora. Si llega ese momento debemos plantearnos cómo
podemos mejorar y buscar nuevos retos que nos hagan entregar
lo mejor de nosotros mismos.
Si somos conscientes de que depende de nosotros transmutar
nuestros miedos en victorias y que somos capaces de enfrentar-
nos a los males que nos afligen, entonces la vida se torna un
lugar accesible a nuestras capacidades. Pero las dificultades se
desarrollan infinitamente más si creemos que hay poco que
dependa de nosotros y que, por tanto, poco vale lo que hagamos.
Podemos elegir entre ser inválidos de nosotros mismos o ser
el elemento vital que afronta lo que sucede con valentía.

Es fácil tener confianza en ti mismo y disciplina cuando


eres un triunfador, cuando eres el número uno. Lo que
necesitas es tener confianza y disciplina cuando todavía
no eres un ganador.
Vincent Lombardi. Entrenador de fútbol americano.

64
¿Crisis? ¿Qué crisis?

¿ACTORES SECUNDARIOS O PROTAGONISTAS?

Es fácil dejarse llevar por el victimismo. Es una buena táctica


para ser desdichado. Cuando la persona se cree incapaz de supe-
rar las dificultades que se le presentan, puede dejarse llevar por
el desánimo o situarse positivamente ante ellas. Si es el desáni-
mo el que triunfa, entonces aparece el victimismo como una
forma de poner barreras contra la impotencia.
Desembarazarse de ese rol de víctima es algo muy saludable
ya que mengua la intensidad de las emociones de flaqueza que
lleva aparejada una vivencia traumática, como es una crisis. En
esa nueva concepción de uno mismo y de su realidad la persona
es capaz de proyectarse hacia el futuro con mayor ánimo y
puede trazarse nuevas metas con la motivación y la esperanza
necesarias para imponerse a cualquier trauma.

La gente muchas veces dice que la motivación no dura.


Bien, tampoco nos dura el baño que tomamos en la
mañana; por eso la recomendamos diariamente.
Zig Ziglar. Escritor.

La motivación es una forma de defensa de aquello que causa


dolor o simplemente malestar, especialmente cuando no se reco-
noce la responsabilidad personal y se proyecta esa imagen de
irresponsabilidad y victimismo hacia el exterior.

65
Daniel Martin

Para motivarnos y mantener la motivación hasta lograr lo que


deseamos debemos planificar con anterioridad los pasos a dar,
pero siempre tratando de mantener expectativas realistas. A par-
tir de ahí, hay que ser perseverante. Veamos los pasos a seguir.
Evidentemente, lo primero es fijar el objetivo. Lo segundo
establecer el plan.
Podemos comenzar apuntando lo que se quiere lograr; es
decir, el objetivo principal. Por ejemplo: "Quiero lograr un traba-
jo mejor remunerado". Debemos anotar los objetivos principales
que deseamos obtener. Podemos también establecer unos pla-
zos, pero deben ser creíbles para uno mismo, aunque es obvio
que unas metas precisan más tiempo y esfuerzo que otras.
No hay que preocuparse si la meta es ambiciosa, la cuestión
es que sea creíble para nosotros y también deseada. Pero debe-
mos tener en cuenta que cuanto más grande sea el objetivo esta-
blecido, más esfuerzo habrá que hacer para obtenerlo.
Nuestro plan debe ser concreto. Si es algo difuso es mucho
más difícil proyectarlo y conseguirlo, pero si es algo bien estable-
cido todo se confabula para dirigirse hacia él y lograr el éxito.
Podemos saber hacia dónde queremos dirigirnos, si es que
realmente queremos ir a algún lugar. Pero hay veces que nos es
más cómodo dejarnos llevar por las circunstancias como una
barca a la deriva.
Volviendo al victimismo, muchas personas ante las crisis
adoptan el papel de víctima para atraer la atención y la compa-
sión de los que le rodean. Se revelan débiles, agraviados o enfer-
mos para hallar sostén en otros y así sortear su responsabilidad
y no tener que esforzarse en buscar una solución a los problemas
que la vida les pone delante.
Esto no sólo sucede en cosas importantes sino que podemos
verlo en nosotros mismos en situaciones cotidianas: si me retra-
so en llegar a una cita, la culpa es del tráfico; si suspendo un exa-
men, el profesor me tiene manía... Estas disculpas, si no se atajan

66
¿Crisis? ¿Qué crisis?

a tiempo, acaban formando parte de las actitudes más corrientes


del día a día.
El primer paso para desembarazarse del victimismo es reco-
nocer nuestras actitudes sin lamentaciones y decidirnos a esfor-
zarnos con entusiasmo para que las cosas cambien y abandonar
la tendencia a culpar a los demás de los males que padecemos.
Los culpables siempre son otros de lo que sucede. Claro está
que son culpables de lo que sucede que no nos gusta, especial-
mente de la parte que no nos gusta o que no es como queremos
que sea para que se amolde a nuestros intereses. Esta actitud es
simplemente una falta de responsabilidad. Si queremos algo
debemos ser los primeros en adoptar las medidas oportunas
para lograrlo y si queremos cambiar algo lo primero es cambiar
nosotros.

Dar ejemplo no es la principal manera de influir sobre los


demás; es la única manera.
Albert Einstein. Físico.

Querer que los demás sean como nosotros queremos es una


muestra de intolerancia y sobre todo de inconsciencia. De
inconsciencia de la realidad del mundo y de nuestros verdade-
ros intereses.
La inconsciencia radica en la falta de conocimiento de cómo
actúa la mente. En ese desconocimiento se asienta el dolor, el
conflicto y el sufrimiento.
Para reconocer el victimismo en nosotros o en los demás,
podemos observar si se dan las siguientes situaciones:

· Deformación de la realidad. En estos casos la per-


sona exagera enormemente los problemas haciendo

67
Daniel Martin

especial hincapié en lo negativo. Es quien ve siempre


la botella medio vacía o incluso completamente
vacía. Esto lleva a una constante desconfianza del
mundo que le rodea.
· Recrearse en las lamentaciones. El victimista, ade-
más de hacer una montaña de un grano de arena,
trata de mostrarse como una victima ante los demás.
Es una forma de llamar a la atención para que le ten-
gan pena o simplemente le atiendan. Aunque
muchos vistimistas no se creen inicialmente su pro-
pio papel de víctimas con el tiempo acaban por
hacerlo y entran en una espiral autodestructiva de la
que es difícil salir. En estos casos realmente se con-
vierten en víctimas, pero en víctimas de sí mismos.
· Incapacidad de autocrítica. Cuando la persona es
incapaz de escuchar a quienes tienen una opinión
distinta a la suya está entrando en el papel victimis-
ta. Estas personas tienden a ver a los que no piensan
como él como enemigos.

Si queremos asegurar que lo que hagamos tenga las mayores


posibilidades de salir bien, cualquier paso que demos debe de
estar bajo el paraguas de la responsabilidad. La responsabilidad
conlleva tener confianza en uno mismo, ser capaces de opinar
libremente y de aceptar las críticas y, al mismo tiempo, de cono-
cer las propias limitaciones y reconocer las consecuencias de los
propios actos.
Para enfrentarse eficazmente a cualquier crisis que pueda
presentarse en nuestro camino es decisivo aprender a usar
correctamente el pensamiento y, por tanto, el comportamiento y
la expansión de nuestra comprensión del mundo y de nosotros
mismos.

68
¿Crisis? ¿Qué crisis?

Groucho Marx decía que la política es el arte de buscar pro-


blemas, encontrarlos, hacer un diagnostico falso y aplicar des-
pués los remedios equivocados. Esta frase de Groucho Marx se
puede aplicar en muchas ocasiones a la vida misma, pero tam-
bién podemos entender que en la vida nos encontramos con pro-
blemas aunque no los busquemos, y que podemos hacer un
diagnóstico certero y solventarlos eficazmente.
Aceptar la responsabilidad de que somos los causantes de
nuestros conflictos es el primer paso para liberarnos del victi-
mismo; el segundo es comprometernos a no quejarnos.
Renunciar al lamento debe convertirse en un hábito que, al igual
que dejar de fumar, es más efectivo hacerlo de golpe.

Las personas más infelices son


las que más temen el cambio.
Mignon McLaughlin. Periodista.

Veamos algunas pautas para liberarnos de nuestras ataduras


victimistas.

· Preguntémonos qué hacemos para que nos suceda


lo que nos sucede.
· Asumamos que no son otros los que deben de cam-
biar, sino nosotros.
· Estemos siempre listos para actuar.
· Mantengámonos serenos ante los conflictos para no
actuar inconscientemente.
· Estemos atentos a descubrir los indicios que nos
indican que vamos por el buen camino.
· Seamos flexibles como el junco ante los vientos de
la vida.

69
Daniel Martin

EL ÁMBITO LABORAL

En el terreno laboral hay que tratar de plantear el trabajo que


realizamos de modo que logremos la máxima eficiencia, al tiem-
po que tratamos de minimizar los problemas a los que nos
enfrentamos.
Lo principal es encontrar nuevas y más eficaces técnicas de
situarnos ante la vida en general y en el trabajo en concreto.
Muchas veces el desempleo lleva a la depresión y al desáni-
mo. Pero en la actual coyuntura socioeconómica de crisis estar
sin trabajo no debe significar estar parado, tal como se define ofi-
cialmente a quien ha perdido su puesto laboral.
En la mayoría de las ocasiones quedar sin trabajo no implica
tener pocas facultades profesionales sino que hay que buscar
nuevos horizontes en un espacio laboral restringido. Por tanto,
padecer sentimientos de culpa sólo arrastra a la depresión y a
agravar más la situación de crisis. El sentimiento de culpa nos
encierra en un estado de negatividad del cual hay que salir
mediante un esfuerzo aceptado positivamente.
No hay ninguna pérdida de dignidad por buscar trabajos dis-
tintos a los que hemos realizado en base a nuestra experiencia
laboral. Pero ante situaciones especiales, si somos capaces de
cambiar de rumbo podremos descubrir y desarrollar nuevas
capacidades ocultas por la rutina laboral. Veamos qué hacer:

· Evaluar nuestras capacidades e incapacidades,


ya sean materiales, personales, psicológicas, etc.

70
¿Crisis? ¿Qué crisis?

· Elaborar planes que sean beneficiosos y modifiquen


nuestra conducta.
· Llevar a cabo los planes mediante unos tiempos
predeterminados y unas fases bien establecidas.
Aunque podamos cambiarlas cuando lo creamos
oportuno estableciendo otras fases y tiempos más
acordes con nuestras posibilidades actuales.

Piensa en, y mira a tu trabajo como si lo hubiera hecho tu


enemigo. Si lo miras para admirarlo, estás perdido.
Samuel Butler. Novelista.

Debemos reflexionar sobre nuestras posibilidades desde la


propia subjetividad tratando de ser lo más objetivos posibles
para definir nuestras capacidades actuales y tratar de ver los
caminos que se abren en la vida cotidiana.
Hay que valorar varios elementos distintos, pero interrelacio-
nados:

· Conocimientos adquiridos. Es lo que hemos apren-


dido a base de enseñanza y adiestramiento. Es lo que
nos han enseñado y hemos asimilado según nuestro
grado de interés y capacidad de asimilación en un
momento determinado de nuestras vidas.
· Conocimientos potenciales. Es lo que podemos
aprender para utilizarlo a nuestro favor.
· Creencias. Muchas de nuestras creencias son erró-
neas e incluso falsas. Se suelen basar en ideas que
aceptamos desde nuestra parte emocional. Algunas
se refieren a nuestro ámbito personal y otras pertene-
cen al colectivo y suelen transmitirse de persona a

71
Daniel Martin

persona, de generación en generación, de grupos a


grupos.
· Opiniones. Éstas se basan en la mezcla de nuestros
conocimientos, experiencias y creencias. Es lo que
nos ha sucedido y la huella que ha dejado en noso-
tros.

Cuántas veces tenemos las cosas claras en nuestra mente y


argumentos más que sobrados para hacer algo, pero no lo hace-
mos. Es decir, nuestras opiniones, experiencia y aprendizaje no
determinan por sí mismos nuestro comportamiento. Somos seres
emocionales y, por tanto, contradictorios y a veces incluso antagó-
nicos con nuestros propios intereses, lo que hace que en muchas
ocasiones nos cueste tanto avanzar o lograr lo que queremos.
Efectivamente, a todo ello suelen anteponerse las emociones,
que pueden estar fundadas, asimismo, en los mismos baremos
que la razón, pero no se basan en ella, lo que conlleva serias difi-
cultades para definir el mejor camino a seguir para conseguir
nuestros propósitos y hacerlos reales en la vida cotidiana.

Si disponemos de cinco minutos para aliviar el


estrés, podemos sentarnos relajadamente con la
espalda recta en una silla. Pongamos las manos apo-
yadas en las piernas con las palmas hacia arriba.
Cerremos los ojos e inspiremos. Imaginemos que
estamos ante un océano en el que vertemos todos
esos síntomas que antes hemos descrito (ansiedad,
nauseas…) y todo lo malo que no queremos en nues-
tra vida. Visualicemos que el agua se lleva todo eso
hacia lo más profundo y nos libera de esas ataduras
de la mente.

72
¿Crisis? ¿Qué crisis?

Estos estados emocionales contradictorios crean visiones


erróneas de la realidad y dificultan la forma de integrarse eficaz-
mente en lo que sucede.
Muchos de los problemas físicos que afectan a las personas
tienen su raíz en la forma de afrontar la realidad: taquicardia,
palpitaciones, sensación de ahogo, dolor en el pecho, nauseas,
impotencia, alteraciones del ciclo menstrual, irritabilidad,
insomnio, ulcera de estómago, tensión arterial alta, etc.
La inquietud, la angustia o la irritación son perfectamente
comprensibles en determinados momentos de nuestra vida, pero
cuando se transforman en conductas habituales traspasan la nor-
malidad para convertirse en un serio problema que hay que aco-
meter con serenidad, energía y tenacidad.
Así iremos aprendiendo a modificar nuestros estados fisioló-
gicos y psicológicos condicionados por las circunstancias y por
nuestra falta de adaptación a los cambios.
Una de las claves para aprender a situarnos eficazmente en el
ámbito laboral es analizar nuestra conducta para establecer los
aspectos claves del proceso que da lugar al éxito:
· Comprobar el equilibrio entre la recíproca influen-
cia entre nosotros y la sociedad.
· Examinar el ambiente en donde se produce la inte-
racción.
· Valorar la influencia que tienen los demás sobre
nosotros.
· Valorar la influencia que tenemos sobre los demás.
· Aprender a diferenciar entre la realidad objetiva y
la realidad imaginada.
· Aprender de las experiencias pasadas y separar lo
que es útil de lo que no lo es.
· Prepararse ante la posibilidad de que surjan pro-
blemas.
· Determinar la identidad del problema.

73
Daniel Martin

ESTRATEGIAS EN EL TRABAJO

Muchas veces no es fácil encontrar el equilibrio entre las obli-


gaciones del trabajo profesional y la vida familiar y las relacio-
nes personales. Éste es un anhelo que pocas veces se logra si uno
no es capaz de establecer prioridades sin dejarse llevar por los
temores interiores. A pesar de intentarlo una y otra vez, muchas
veces se acaba sucumbiendo al empuje de la sociedad de consu-
mo, y el trabajo estresante acababa ganando la partida.
En este estrés continuado, el cariño y la amistad pierden a
favor de la tensión y el conflicto, y uno deja de relacionarse
abiertamente con los que le rodean, especialmente con los más
queridos. Esta actitud es realmente un problema decisivo en
nuestras vidas y en nuestra experiencia laboral.
Cuando nos relacionamos con los demás podemos contrastar
ideas, sentimientos, intereses y deseos. Ser sociable, ser buen
compañero, participar en proyectos solidarios son los factores
fundamentales para lograr un alto nivel de vida.
Las buenas relaciones con los compañeros de trabajo, con las
amistades, hijos y pareja son el origen de la satisfacción interior y
de la alegría y el optimismo, y el mejor revulsivo contra cualquier
forma de crisis.
Todos aspiramos interiormente al equilibrio psicológico y a la
autoestima. Esta aspiración sucede tanto en el ámbito individual
como en el colectivo. Queremos sentirnos valorados por nosotros
mismos y por los demás, pero muchas veces el problema surge
por la falta de capacidad de manejar los recursos que uno mismo

74
¿Crisis? ¿Qué crisis?

posee y por dejar de buscar estímulos internos y externos.


Para evaluar la situación social en el ámbito laboral hay que
considerar distintos aspectos:

· Dificultades y necesidades por un lado, y estímulos


y motivaciones por otro.
· Análisis de las correspondencias entre las personas
dentro de un grupo para lograr mejorar la eficiencia
y el rendimiento.
· El logro de los objetivos a partir de los propósitos
personales y los colectivos.
· El mantenimiento del equilibrio interior y la adap-
tación a las circunstancias.
· Aprender a tener autoestima y alcanzar el éxito.

Todo ello hace que tengamos más oportunidades para mani-


festar nuestras potencialidades como individuo y como colecti-
vo. Pero no hay que olvidar que el verdadero éxito, el éxito per-
manente radica en nuestro interior.
Una buena organización laboral puede ser fuente de enrique-
cimiento en el perfeccionamiento de la persona y factor decisivo
de bienestar. Para ello es fundamental conocer cuáles son las
aspiraciones y las motivaciones de cada una de las personas que
integran el grupo.
Pero puede suceder que el ambiente laboral no sea el adecua-
do o que nosotros no encajemos en él y debamos buscar nuevos
horizontes. Para hacerlo sin temor y sin lastres hay que com-
prender que una vieja etapa acaba y otra nueva comienza.

Sólo triunfa en el mundo quien se levanta y busca a las


circunstancias, creándolas si no las encuentra.
George Bernard Shaw. Escritor.

75
Daniel Martin

Cuando comenzamos a desligarnos de nuestros apegos, expe-


rimentamos un súbito estremecimiento y somos capaces de tras-
cender de las necesidades que creíamos esenciales. De esta
forma, conseguimos mitigar la agitación que produce el cambio,
que corresponde al encuentro con la iniciación al entendimiento
de la realidad.
Así, rompemos los vínculos con el temor al futuro y al cambio.
La aceptación del cambio es uno de los aspectos más impor-
tantes para superar la crisis, ya que influye en el propio compor-
tamiento.

No podemos resolver problemas pensando de la misma


manera que cuando los creamos.
Albert Einstein. Físico.

De esta forma somos capaces de entender que la mayoría de


los problemas tienen solución o al menos podemos enfocarlos
positivamente y elevar nuestra eficiencia ante las circunstancias
cambiantes y logramos el control interior y podemos orientar
nuestras facultades para aceptar cualquier dificultad.
En esa nueva comprensión de nosotros mismos somos capa-
ces de crear, innovar en nuevas realidades y profundizar en el
conocimiento de nosotros mismos y el escenario en que nos
movemos.
Los objetivos se abren ante nosotros si estamos preparados
para ir un paso más allá de lo que la mayoría va. Este paso extra
es lo que delimita el éxito del fracaso.
Los que se resignan suelen esperar algún cambio indefinido
que quizá surja sin su intervención. Los que no se resignan
ponen los medios para que se den las circunstancias favorables.
Entonces se promueve una valoración de la vida al comparar
las metas establecidas con los logros obtenidos.

76
¿Crisis? ¿Qué crisis?

Si hemos podido llevar a cabo el equilibrio entre lo que somos


y lo que queremos, podremos ser más efectivos y creativos en
beneficio del logro personal.
Debemos cambiar en nuestros conceptos obligaciones por
retos. Ir a la escuela o ir al trabajo no pueden ser tomados como
obligación sino como reto. Sólo con esa actitud seremos triunfa-
dores de nuestra propia vida.

77
Daniel Martin

LA AMBICIÓN COMO MOTOR

El deseo de mejorar y prosperar en el ámbito laboral es algo


natural y es una virtud cuando nos ayuda a ser mejores en lo que
hacemos. Pero cuando la persona es capaz de cualquier cosa por
lograrlo, se convierte en un problema para los demás y para él
mismo.
Hay que diferenciar a la persona ambiciosa de la manipula-
dora. La persona ambiciosa tiene más opciones de lograr pues-
tos de responsabilidad en cualquier ámbito. Suele prepararse
bien para ejercer su profesión, ya que siente deseos de llegar a
ser lo mejor de ella misma que pueda. Por el contrario, la perso-
na manipuladora no suele estar bien preparada y se aprovecha
de las virtudes de los demás para hacerlas aparecer como suyas.
La persona ambiciosa es capaz de afrontar situaciones difíci-
les bajo presión y también de tomar decisiones en cualquier cir-
cunstancia y de ver las oportunidades cuando se presentan e
incluso de generarlas ella misma cuando no se presentan.
Aunque la ambición puede ser una virtud, las personas ambi-
ciosas deben cuidar mucho los riesgos que toman, ya que su
naturaleza tiende al riesgo y pueden poner en peligro sus metas
y las de los demás con sus decisiones si no las han madurado
suficientemente. Por ello, deben mantener la atención sobre
varios aspectos:

· La reflexión previa a la acción.


· El cuidado de los detalles.
78
¿Crisis? ¿Qué crisis?

· El cuidado de las relaciones laborales.


· El aprendizaje constante.
En toda relación humana suele producirse una tendencia para
influir el uno en el otro para conseguir determinados fines. Esto
está bien si existe un cierto equilibrio, incluso cuando la ambi-
ción está presente. De hecho, la ambición puede ser un acicate
para progresar, una virtud que nos impulsa a superarnos, y ese
impulso puede ayudar al incentivo de otras personas que parti-
cipan en un proyecto común.

Sólo dos cosas contribuyen a avanzar; ir más aprisa


que los demás, y seguir el buen camino.
René Descartes. Filósofo.

La ambición es una cualidad que todos tenemos en mayor o


menor medida, ya que cualquier persona es interdependiente
con los demás. Todos influimos en los demás de forma natural y
sin premeditación.
La diferencia estriba en los deseos de cada cual. Unos desean
riqueza o poder, otros bienestar y comodidad, otros justicia y
libertad, y todos, a su manera, tratan de conseguirlo.
Dentro de estos deseos, la ambición noble y generosa eleva a
la persona y el deseo de superación conlleva responsabilidad y
satisfacción interior.
Ayudar a los demás siendo conscientes de sus necesidades, ya
sean económicas, de justicia, de cariño, etc., se encuadra dentro
de la ambición generosa que nos lleva a no saciarnos en esa satis-
facción de servicio. Es la ambición hacia la justicia social, hacia
el bien de los demás y, por tanto, hacia el nuestro propio.

79
Daniel Martin

Pero cuando la ambición se transforma en egoísmo y se trata


de lograr lo que se desea a toda costa se convierte en algo nega-
tivo e incluso patológico.
La necesidad a toda costa de alcanzar riqueza, poder o noto-
riedad acaba generando una espiral de metas cada vez más
grandes y peligrosas. Las aspiraciones de superación en el plano
material o emocional están bien, pero si se convierten en una
continua lucha por lograrlas acaban dominando al individuo y
anulando su verdadera personalidad.
Si bien las personas ambiciosas tienen más facilidad para
lograr sus metas, cuando la ambición es excesiva se convierte en
una obsesión por lograr a cualquier precio sus objetivos. Pero en
realidad estas personas no disfrutan con lo que consiguen y sien-
ten una constante insatisfacción a pesar de lograr más y más
metas. Su vida se convierte en una lucha permanente.
Estas personas sometidas a una ambición desmedida suelen
ser personas egoístas que no hacen nada que no les reporte
algún tipo de beneficio y, llegado el caso, son capaces de hacer
cualquier cosa con tal de lograr lo que ambicionan. En vez de
amistades tienen rivales. Cualquiera es un posible obstáculo en
su camino.
En el lado opuesto están las personas que carecen de ambi-
ción. Estas personas son conformistas y no quieren cambios que
trastoquen su vida y, por tanto, no hacen nada para mejorarla.
Son personas sin metas y sin aspiraciones que tiene un constan-
te miedo a la vida y a los cambios.
Nada mejor que una ambición generosa para encontrar el
equilibrio entre nuestros intereses y los de los demás. Este tipo
de ambición procura el beneficio mutuo y piensa tanto en lo que
recibe como en lo que da.

80
¿Crisis? ¿Qué crisis?

UNA ACTITUD POSITIVA

La depresión afecta a un número creciente de personas en las


supuestas sociedades del bienestar. Esto se debe a los estereotipos
y tópicos que hemos ido asumiendo como reales en nosotros mis-
mos, y que no son ni más ni menos que una falta de autoconoci-
miento.
La tristeza y el aislamiento social extenúan y retienen a las
personas en su pasado amargo, afirmándolas en su prisión de
barrotes hechos de amenazas y hostilidades del mundo exterior.
Si somos capaces de profundizar en las causas de ese estado
anímico, veremos cómo se sustenta sobre bases poco sólidas.

Creo que el propósito de la vida es ser útil, ser responsable,


ser compasivo. Es, sobre todo, ser alguien y contar,
defender algo, para que tu vida haya tenido significado.
Leo C. Rosten. Humorista.

Tratar de encontrar las explicaciones de lo que nos sucede,


teniendo en cuenta el pasado y sobre todo el presente, nos da
una visión amplia de nuestro futuro. Y si creemos que ese pasa-
do es oscuro y que el presente no es demasiado halagüeño, qui-
zás podamos comparar nuestra realidad con la de otras personas
que seguramente tendrán muchos más motivos para sentirse
mal. Esto no es resignación sino situar nuestra situación real y
objetivamente.

81
Daniel Martin

Ante estas situaciones aquellos que forman parte de un grupo


solidario afrontan mejor su estado depresivo que quienes se
sienten solos, ya que se perciben con mayor intensidad dentro de
la universalidad que forma la comunidad humana.
Podemos penar que nos hemos equivocado y que nuestra
vida podría ser mucho mejor si hubiésemos hecho otra cosa.
Claro que podemos pensar así, pero vivir supone equivocarse y
aprender de ello para seguir adelante y mejorar. Y en esta capa-
cidad de mejora radica la esperanza en un futuro más luminoso.
Pero, cuidado, pocas personas son capaces de admitir since-
ramente sus errores y, por tanto, de aprender de ellos. Por des-
gracia, a pesar de todas las ventajas que para uno tiene este reco-
nocimiento, demasiadas personas son incapaces de hacerlo. El
ego se impone para no ‘rebajarse’ y no despojarse de esa aureo-
la de infalibilidad con que muchas veces nos gusta rodearnos.
Debemos considerar el peso de las buenas razones para tener
una actitud positiva y ser optimistas, y para romper las dinámi-
cas destructivas para con nosotros y los demás.
Una actitud positiva no significa ser inconscientes ante los
sucesos que nos rodean, si no hacerla compatible con las adver-
sidades. Unas veces, tendremos que ser conscientes de nuestra
incapacidad para remediar los problemas; otras, podremos mini-
mizarlos; y, la mayoría, dependerá de nosotros el que sucedan o
no o que podamos solucionarlos.
Así pues, suceda lo que suceda, sigamos adelante. Seguir ade-
lante no significa negar la realidad ni olvidar lo sucedido, sino
entenderlo.
Lo principal que debemos entender es que las adversidades y
las crisis son inevitables. La cuestión es cómo nos enfrentamos a
ellas y cómo nos afectan.
Nuestra sociedad actual ha reducido en gran medida la capa-
cidad de respuesta a las adversidades y la persona se decepcio-
na con mucha facilidad. Este es el resultado de un supuesto esta-

82
¿Crisis? ¿Qué crisis?

do de bienestar que promete una infinidad de derechos y escon-


de las obligaciones y responsabilidades. En este engaño social es
normal que surja con más facilidad que antaño la depresión, el
estrés o la ansiedad.
En vez de tratar de eliminar la causa de estos problemas, se
alienta el uso de fármacos y sustancias paliativas, y se cronifican
los desequilibrios psicológicos.
Hay que volver a fomentar la cultura del esfuerzo y de la
voluntad que favorece la capacidad de adaptabilidad a las cir-
cunstancias.

Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú. Donde haya


un error que enmendar, enmiéndalo tú. Donde haya un
esfuerzo que todos esquivan, hazlo tú. Sé tú el que aparta
la piedra del camino.
Gabriela Mistral. Escritora.

83
Daniel Martin

EL PODER DE DECIDIR

Ser capaces de tomar decisiones es uno de los aspectos más


importantes de nuestra vida en todos los ámbitos. Muchas veces
tomamos decisiones en base a matices muy diferentes. Una deci-
sión es una valoración entre lo que creemos más favorable y lo
que no lo es.
Aprender a tomar decisiones es una labor continua. Ser capa-
ces de decidir es unos de los aspectos más determinantes que
tenemos para afrontar las crisis.
Hay que ser conscientes de que cualquier decisión que tome-
mos tendrá efectos posteriores. Por tanto, es importante conocer
nuestras aptitudes, nuestras limitaciones, cuáles son realmente
nuestros objetivos, en definitiva, conocernos a nosotros mismos.
Este conocimiento interior conlleva confianza y la seguridad
para tomar decisiones y darlas a conocer a otros. La confianza
nos lleva a tener más facilidad para conseguir cualquier meta.
Esforzarse por conocer el mayor número posible de opciones
y soluciones a una crisis evitando la impaciencia, hace que deci-
damos de forma serena y reflexiva. Son los multicaminos.
Pensemos que la impaciencia muchas veces no es más que
falta de perspectiva y de información. Si vamos en busca de tra-
bajo y en plena entrevista nos dicen de pronto que nuestro suel-
do va a ser de un céntimo de euro al día aunque cada día dobla-
remos esa cantidad, seguramente más de uno se sentiría insulta-
do y se marcharía sin más. A poco que reflexionemos nos dare-
mos cuenta de que habríamos perdido una gran oportunidad, ya

84
¿Crisis? ¿Qué crisis?

que tras un mes de trabajo estaríamos ganando varios millones


de euros al día.
En este contexto de reflexión y comprensión debemos consi-
derar que un poco más es a la larga un mucho más si somos
constantes. Así que cambiemos impaciencia por constancia y
veremos como nuestros deseos aumentan exponencialmente.

Si en la lid el destino te derriba, si todo en tu camino es


cuesta arriba, si tu sonrisa es ansia insatisfecha, si hay
faena excesiva y vil cosecha, si a tu caudal se anteponen
diques... date una tregua ¡pero no claudiques!
Rudyard Kipling. Novelista.

Uno de los lastres más importantes a la hora de decidir es el


miedo a lo desconocido, y ello limita la capacidad de discernir lo
que podemos hacer para salir de una situación problemática.
Precisamente, los impedimentos para identificar el origen del
problema que queremos solucionar impiden que podamos reco-
nocer la mejor opción.
Veamos unos ejemplos para aprender a tomar decisiones.

· Una decisión acertada no equivale a éxito. Aunque


si que es la mejor forma de conseguirlo, no olvide-
mos que no lo garantiza.
· Reunir la mejor información es la forma más apro-
piada para tomar una decisión con garantías.
Conforme dispongamos de más y mejor informa-
ción, seremos más capaces de analizar las posibles
alternativas.
· Excluir toda información que no sea relevante.
Muchas veces el exceso de información no deja ver lo

85
Daniel Martin

que realmente tiene importancia y se demora la toma


de una decisión acertada.
· Detallar sinceramente lo que queremos ayuda a
tomar la mejor opción.
· Analizar y reflexionar sobre los factores que están a
favor y los que están en contra, y examinar los posi-
bles efectos de cada opción.
· Estudiar detenidamente los resultados que preten-
demos lograr y qué probabilidad tenemos de alcan-
zarlos.
· Reconocer las posibles alternativas que se nos pre-
sentan.
· Usar una cierta prudencia y esperar el momento
adecuado.
· Esforzarse en la misma medida del valor de aque-
llo que queremos conseguir.

Podemos quejarnos y afligirnos, podemos considerarnos los


seres más desgraciados. Bien, puede que en un momento dado
esto incluso esté bien, pero contra el dolor y el desaliento no hay
más camino que colocarnos el mono de faena y ponernos manos
a la obra. Y la obra somos nosotros mismos.
Así podremos encumbrarnos sobre la desgracia y trascender-
la o girar sobre ella indefinidamente, regodeándonos de esa
situación. La elección es nuestra, sólo nuestra.

Recordar que voy a morir pronto es la herramienta más


importante que he encontrado para ayudarme a tomar las
grandes decisiones en la vida.
Steve Jobs. Cofundador de Apple.

86
¿Crisis? ¿Qué crisis?

Todo camino es una enseñanza, bien esté lleno de sufrimien-


to o bien de alegría.
Las puertas se abren a nuestro paso, pero para encontrarlas
debemos caminar. Sólo nosotros podemos decidir atravesarlas.
El arte de decidir se enseña en la escuela de la vida, y cada ins-
tante supone adoptar una nueva decisión. Y, como hemos visto,
aprender a decidir es uno de los mayores retos que podemos
asumir en nuestra vida.
¿Queremos ser responsables de nuestros actos o víctimas de
ellos? Podemos culpar a las circunstancias o a otros de lo que nos
sucede o admitir que lo que cosechamos es lo que sembramos.

87
Daniel Martin

LA AUTOEDUCACIÓN

En este proceso de aprendizaje que hemos comenzado vere-


mos que la autoeducación es un valor que no debemos dejar de
lado.
La autoeducación debe considerar puntos tales como:

· El proceso de aprendizaje.
· Aprender de las experiencias.
· No dar la espalda a las dificultades.
· Descubrir nuestras destrezas.
· Ejercitarse para ver las distintas estrategias.
El aprendizaje es una acción no una actitud pasiva. No basta
con esperar a que llegue la información y la formación que nos
hace aprender, sino que debemos ir a buscarla y tener la actitud
receptiva adecuada.
La mayor parte de las personas aprenden para desempeñar
una labor determinada, pero sin embargo pocas lo hacen para
lograr el éxito. La finalidad del aprendizaje debería de ser adqui-
rir la capacidad de hacer algo nuevo o de hacer algo de forma
diferente, más efectiva.
Con el aprendizaje también obtenemos nuevos conocimientos
o habilidades, incluso logramos mejores actitudes ante las cir-
cunstancias que pueden transformar nuestro modo de ser o de
hacer las cosas.

88
¿Crisis? ¿Qué crisis?

Es evidente que no se trata de almacenar datos y más datos


sobre algo, sino de conseguir conocimientos que nos faculten
para hacer algo más eficazmente.
Hay diferentes factores que nos facilitan el aprendizaje:

· La motivación.
· La capacidad de atención.
· La actitud.
· La organización.
· La comprensión.
· La insistencia.
La motivación es el deseo de lograr o hacer algo. Es cuando
sabemos con exactitud lo que esperamos obtener y de qué nos
servirá hacerlo.

Los obstáculos son esas cosas espantosas que ves cuando


apartas los ojos de tu meta.
Henry Ford. Fundador de la Ford Motor Company.

Debemos interrogarnos sobre los medios y el proceso a seguir


para obtener el éxito. Esto es parte del aprendizaje. Contestar la
pregunta: ¿Cómo nos va a ayudar a lograr el éxito hacer esto o lo
otro? ¿Cuáles son los pros y los contras?
Debemos relacionar lo que hacemos con lo que queremos, y
lo que queremos debe estar en consonancia con el interés y la
curiosidad.
La capacidad de atención está en relación a lo que logramos
aprender. La concentración es un factor decisivo para el aprendi-
zaje. Es el potencial de la mente de aprender y lograr el objetivo
que deseamos.

89
Daniel Martin

Buena parte de nuestra capacidad de atención no se utiliza,


sino que se desaprovecha cuando no existe el interés suficiente,
y los nuevos conocimientos y las ideas renovadoras se estancan
en los confines de la mente y se borran sin arraigar.
Si no logramos tener interés, podemos pensar para incenti-
varnos que gracias a este esfuerzo de aprendizaje lograremos el
éxito en lo que deseamos.
Si conseguimos despertar nuestro interés, éste irá en aumen-
to conforme avancemos en su conocimiento.
Para avanzar más eficazmente, debemos tratar de aislarnos
de todo aquello que pueda desviar nuestra atención. Esto forma
parte de la actitud correcta, de la toma de decisiones y de la par-
ticipación activa.
El aprendizaje es un proceso activo y participativo: aprende-
mos gracias a la acción y a la participación. De la resolución que
pongamos en pensar y trabajar las ideas que queremos aprender
se dará o no el éxito.
Soñar despierto no significa que nuestra mente se oriente a
intentar solucionar algo. Es la acción bien dirigida la que nos
pone en el camino correcto gracias a la participación de todos los
sentidos orquestados por la mente.
Es esta organización interna trasladada asimismo al exterior
la que permite que aprendamos con eficacia. Lo principal es
comprender la idea básica de lo que queremos y de los puntos
principales a ir desarrollando.
Lo mejor es hacer un resumen de lo que pretendemos para
luego ir desarrollando cada punto cuidadosamente. De esta
forma, podremos comprender mejor y entender el significado de
lo que queremos realmente.
La comprensión es la finalidad del aprendizaje, y se logra con
la organización, la actitud, el análisis y la síntesis.
Para poder llegar a una plena comprensión, la organización
es una parte importante. El caos no favorece la comprensión, que

90
¿Crisis? ¿Qué crisis?

equivale a entendimiento cuando la organización permite cono-


cer el significado, sacar deducciones y reconocer las ventajas.
Gracias a ello, podemos desarrollar mayor competencia, pre-
cisión y capacidad de comprensión.

Yo no temo al hombre que ha lanzado 10.000 patadas


diferentes, yo temo al hombre que ha lanzado una
patada 10.000 veces.
Bruce Lee. Experto en artes marciales.

La insistencia nos permite detectar los errores y aclarar las


dudas, pero, por si sola, la repetición no garantiza el éxito. Para
que sea provechosa hay que aplicar los principios de la motiva-
ción, la atención, la actitud, la organización y la comprensión.
Sólo poniendo en práctica todos estos preceptos la insistencia
garantiza el éxito.
Claro, que puede ser más fácil y menos expuesto no hacer
nada, y aceptar el desahogo que podemos obtener de nuestras
excusas cotidianas: no era el momento, iba a salir mal…
Esta actitud contrasta con quien quiere arriesgar y tratar de
salir triunfador: es el momento, saldrá bien…
La vida es cambio, crecimiento, riesgo y conlleva retos que
hay que afrontar sin amedrentarse y afrontar el día a día con
optimismo.
La respuesta está en comenzar con un paso, con una pequeña
acción, para dirigirnos hacia el objetivo deseado. Estos avances,
aunque sean pequeños, ponen en marcha el elemento unificador
del éxito: el entusiasmo, que abatirá todos los contratiempos que
aparezcan en el camino.
Hay que tener un sueño, un anhelo, pero además hay que
atreverse a dirigirse hacia él.
Vale la pena arriesgarse a perseverar por lo que queremos.

91
Daniel Martin

Vamos a ver ahora los métodos, técnicas y estrategias que


podemos usar.
El procedimiento a seguir no es más que un sistema de reglas
que determinan las posibles opciones que tenemos a nuestra dis-
posición.
Primero partimos de una determinada situación inicial y pre-
tendemos llegar a un objetivo predeterminado. El método no es
más que un medio para conseguir un objetivo, mediante la refle-
xión acerca de las distintas alternativas que se nos presentan
para lograr nuestro propósito.
Lo fundamental del camino elegido es que va dirigido a un
objetivo, y abarca las instrucciones y las acciones dirigidas al logro
de éste, gracias a la planificación y programación apropiadas.
Tenemos a nuestra disposición cuatro ingredientes funda-
mentales para llegar adonde queremos:

· Descripción del estado de nuestra situación actual.


· Descripción de lo que necesitamos para superar la
crisis.
·Enumeración de las intervenciones que deberíamos
de hacer para ayudar al proceso antes descrito.
· Evaluación de los resultados que vayamos logrado
en cada etapa: inicial, intermedia y conclusiva.

De esta manera iremos viendo cómo nos vamos transforman-


do desde el estado inicial, durante el camino recorrido y al llegar
a la meta propuesta.

92
¿Crisis? ¿Qué crisis?

EL EQUILIBRIO PSÍQUICO

La ansiedad ante los sucesos de la vida puede parecer un pro-


blema y de hecho lo es, pero también puede ser vista como una
señal de que hay que cambiar algo en nuestras vidas.
Cuando uno está inmerso en esa espiral de zozobra ante lo
que sucede, ante el futuro, no es capaz de tener la perspectiva
suficiente como para afrontar eficazmente las circunstancias
cambiantes que suceden cotidianamente.
Este estado de confusión interior obstruye la realización como
individuo en evolución y entorpece la posibilidad de darse cuen-
ta de que se puede salir de la crisis y ser feliz a poco que se deci-
da a hacerlo.

No hay razón para buscar el sufrimiento, pero si éste llega


y trata de meterse en tu vida no temas, míralo a la cara y
con la frente bien levantada.
Friedrich Wilhelm Nietzsche. Filósofo.

Muchas personas hacen del sufrimiento una forma de vida,


de modo que cuando les falta lo inventan y lo viven intensamen-
te, tanto como si fuese real. Y, claro está, acaba siéndolo. La ima-
ginación ejerce un enorme poder sobre nosotros, pero en nuestra
mano está dirigirla positivamente.

93
Daniel Martin

Por ello, ser consciente de la realidad es una herramienta muy


poderosa a nuestro favor, al igual que una imaginación construc-
tiva.

En los momentos de crisis, sólo la imaginación es más


importante que el conocimiento.
Albert Einstein. Físico.

El pensamiento positivo se puede lograr gracias a procedi-


mientos fácilmente aplicables, pues sólo el deseo de querer ser
más objetivos ya nos impulsa en la buena dirección.
Si somos capaces de estar al tanto de nuestros pensamientos,
podemos observarlos y asentarlos correctamente a nuestro favor.
En este nuevo escenario, conseguimos estar bien aunque lo
que vivamos sea dificultoso. Si cuando nos sucede algo que crea-
mos negativo, paramos y reflexionamos, es cuando comenzamos
a ser objetivos y a llevar las riendas de nuestra vida.
Así lograremos entender lo que sucede y lo que podemos
hacer para afrontarlo.
Podemos lograr el equilibrio psíquico en nuestro camino
hacia las metas que nos hemos propuesto mediante fórmulas
sencillas de aplicar:

· Seamos realistas. Vayamos paso a paso hacia nues-


tras metas.
· Concretemos qué vamos a hacer. Nada mejor que
una buena estrategia para lograr lo que queremos.
· Seamos constantes. La constancia es la mayor vir-
tud que podemos atesorar para salir de cualquier
crisis.

94
¿Crisis? ¿Qué crisis?

· Cultivemos la atención. Si estamos atentos a lo que


sucede podremos aprovechar las oportunidades que
van surgiendo en el camino.

Muchas veces las metas y ambiciones que uno se plantea son


ilusorias o están más allá de nuestros límites, al menos en ese
momento. Y tal vez oigamos “No tenemos límites”, pero sí, los
tenemos y conocerlos es muy importante para lograr cosas que
sin conocerlos nos podrían parecer imposibles.
Lo importante es saber dónde poner el esfuerzo y hacia dónde
dirigir la mente. Si lo hacemos en proyectos ilusorios, que no ilu-
sionantes, fracasaremos, o mejor dicho, ya hemos fracasado antes
de empezar ya que nos dirigíamos a un lugar inexistente.
Pero, en realidad, saber cuáles son esos límites no es tan
importante como saber cuáles son nuestras capacidades. Así que
hablemos más de capacidades que de límites. No hablemos de
dificultades, sino de posibilidades.
Y ahora, recapacitemos sobre lo que queremos realmente
hacer. Somos nosotros los que debemos hacerlo, nadie va a
hacerlo por nosotros.

La gota horada la piedra, no por su fuerza,


sino por su constancia.
Ninon de Lenclos. Cortesana.

Podemos saber quiénes hemos sido hasta ahora, y también


podemos reinventarnos.
Para vivir la vida, las hipótesis y las especulaciones pueden
estar bien, pero la realidad impone unas circunstancias que pue-
den arrastrarnos si no somos capaces de situarnos correctamen-
te en el flujo de la vida.

95
Daniel Martin

Cuando estas circunstancias no son las que deseamos pode-


mos creer que es por causa de nuestra ineptitud o de nuestra
incompetencia. Si hemos inventado esta falsa idea, podemos
reinventar otra forma de entendernos a nosotros mismos más
constructiva.
Si muchas veces creemos que nuestro cuerpo es un extraño y
un enemigo, especialmente cuando enfermamos o cuando no se
comporta como quisiéramos, que no menos creeremos de nues-
tra mente a la que no podemos ver.
Y nuestra mente está hecha de deseos conscientes e incons-
cientes. Pero los deseos no nos liberan, incluso habiéndolos satis-
fecho, sino que insisten y crean sufrimiento. Para liberarnos de
ellos hay que conocer los mecanismos que los crean y los man-
tienen y que nacen del inconsciente. Conocer los deseos y asu-
mirlos es el primer paso.
La vida no es un movimiento homogéneo sino que se mani-
fiesta en olas. A veces se está arriba, a veces abajo, en ocasiones
la corriente nos arrastra, otras somos capaces de remar con fuer-
za y salir de ella, otras nos dejamos llevar. Todo ello forma parte
del aprendizaje y de nuestra evolución personal.
Cuando de jóvenes nos dicen que debemos aprender a ganar-
nos la vida, a qué se refieren, qué vida queremos realmente
ganarnos. Lo que queremos en realidad es vivir bien. Pero, qué
es vivir bien. Cada uno de nosotros seguramente expondrá dife-
rentes opciones. Unos querrán ganar mucho dinero y adquirir
infinidad de cosas, otros no tener problemas y estar tranquilos;
otros, sin embargo, desearán llevar una vida consciente y plena,
y buscar el verdadero éxito en su vida y en la de los demás.
Desde niños se nos dice lo que podemos hacer y lo que no,
cuándo y cómo. Y viendo inconscientemente cómo actúan los
demás acabamos comportándonos de igual forma, como autó-
matas que obedecen las doctrinas establecidas.

96
¿Crisis? ¿Qué crisis?

Nosotros sabemos qué es el fuego y que si acercamos la mano


lo suficiente nos quemaremos. Eso lo hemos aprendido por
experiencia propia, nos hemos quemado alguna vez, o por
observación, hemos visto a alguien quemarse y no ha sido agra-
dable.
Hay cosas que razonablemente debemos asumir y otras que
debemos experimentar para decidir.
Es posible que al comenzar a percatarse de ello pase mucho
tiempo hasta que se consigue la liberación de la dependencia de
un mundo que nos constriñe y nos hace comportarnos anormal
y mecánicamente. En ese camino de autodescubrimiento vamos
paulatinamente reconociendo que nos merecemos más de lo que
hasta entonces hemos recibido y que al cambiar ese enfoque de
nosotros mismos el mundo a nuestro alrededor también cambia.
En este nuevo camino dejamos de atraer lo que nos perjudica
y vamos creando un inconsciente fuerte y una autoestima equi-
librada.
Si nos planteamos cuánto tiempo vamos a necesitar para
lograr este cambio, estamos limitándonos. No es cuestión de
tiempo sino de motivación. Así pues, la pregunta debería ser:
¿Tengo la suficiente motivación para cambiar? Si la respuesta es
sí, cada pequeño paso acabará convirtiéndose en un gran paso
hasta llevarnos hacia nuestras metas.

97
Daniel Martin

LA VOLUNTAD

La motivación y el entusiasmo son elementos favorables e


incluso indispensables para lograr el éxito, pero hay que tener
cuidado con la euforia en las épocas favorables y con el desáni-
mo en las desfavorables.
Es el equilibrio interior lo que nos permite no dejarnos llevar
por la euforia en las épocas favorables ni quedar prisioneros del
desánimo en las adversas. Y ese equilibrio se fundamenta en la
confianza en nuestros recursos, en la voluntad de seguir adelan-
te y en la coherencia ante lo que sucede.

Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor,


la electricidad y la energía atómica: la voluntad.
Albert Einstein. Físico.

La voluntad es lo que nos hace realizar algo con una intención


a pesar de los contratiempos y dificultades.
Nuestra voluntad se pone a prueba a cada momento, especial-
mente cada vez que nos enfrentamos a asuntos que no son de nues-
tro agrado. Sin embargo, la voluntad es más instintiva cuando lo que
hacemos nos atrae o esperamos lograr con ello algo que nos gusta. Es
más motivador limpiar la sala antes de la fiesta que después.
La voluntad es lo que nos hace seguir adelante cuando lo que
hacemos ni nos atrae, ni nos entusiasma.

98
¿Crisis? ¿Qué crisis?

No es fácil dar la espalda al ascendente negativo de la indo-


lencia y el conformismo. Reconociendo que la voluntad es un
factor decisivo en nuestras elecciones, más aún pueden llegar a
serlo las relaciones que establecemos a lo largo de la vida, y que
pueden arrastrarnos en una u otra dirección.
De forma sutil este entorno puede hacer que engordemos, que
tengamos hijos, que fumemos o seamos vegetarianos, incluso que
seamos más o menos optimistas y felices. Pero la voluntad es
como un músculo de nuestro cuerpo que podemos fortalecer con
el debido ejercicio y nos hace capaces de sobreponernos al influ-
jo de relaciones poco constructivas e incluso destructivas.

La verdadera educación consiste en obtener lo mejor de


uno mismo. La fuerza no proviene de la capacidad física,
sino de una voluntad indomable.
Mahatma Gandhi. Líder espiritual.

Para lograr fortalecer la voluntad podemos aplicar distintas


técnicas:

· Establecer nuevos y buenos hábitos. Es posible que


haya muchas cosas que nos guste hacer, pero que
debemos restringirlas o evitarlas si son perjudiciales
para nosotros o para los demás.
· Determinar prioridades. Debemos establecer un
orden de prioridades según su relevancia. De esta
forma sabremos decidir qué es más importante y qué
podemos dejar en segundo plano.
· Elevar el nivel de discernimiento. Reflexionar, estu-
diar e informarnos nos lleva a alcanzar una vida más
plena.

99
Daniel Martin

Trabajo, decisión, entrega y constancia fortalecen la voluntad


y nos resguardan de las dependencias, la ociosidad y los hábitos
perniciosos y abren la puerta a la lucidez.
La lucidez surge cuando se experimenta vivamente que lo
que hacemos tiene un sentido valioso para nosotros y los demás.
Sin lucidez se va perdiendo la libertad interior.
Hay hábitos y modos de actuar y de ser que permiten acomo-
darse al flujo de la vida y otros que, sin embargo, lastran a la per-
sona en una espiral de crisis sin fin, ya que la correcta adminis-
tración de una crisis debe partir de la voluntad personal de que-
rer vencerla o al menos de tratar de minimizar sus efectos.

A nadie le falta fuerzas; lo que a muchísimos les falta es


voluntad.
Víctor Hugo. Novelista.

100
¿Crisis? ¿Qué crisis?

LA CAPACIDAD DE EXPRESIÓN

Es fácil comprobar que quienes son capaces de establecer con


facilidad diálogos con otros, vencen las desdichas mucho mejor
que las personas que se aíslan. Ante circunstancias traumáticas
quienes cuentan sus temores y se sienten escuchados tienen más
probabilidades de superarlas.
Una de las claves para salir de una crisis es dialogar, saber
que uno es escuchado, pero también saber escuchar.
Un círculo comprensivo, aunque no necesariamente compla-
ciente ante las experiencias vividas y los sentimientos de incerti-
dumbre y desamparo, limita la sensación de angustia y depre-
sión.
Mediante el diálogo se puede transformar progresivamente el
pasado doloroso y los sentimientos desorientados en reconoci-
mientos lógicos y adaptables a la verdadera dimensión de la
situación actual.
Lo importante es tener un paisaje global de nuestra existencia
que nos permita ubicar correctamente las parcelas tristes de
nuestra vida. De esta manera disminuimos la intensidad de las
emociones descontroladas y disminuimos la oportunidad de que
nos envuelvan en su halo de dolor.
Existe un camino de doble recorrido: la esperanza atrae el
pensamiento positivo, y éste atrae la esperanza.
La esperanza en el mañana y la sensación de que controlamos
razonablemente nuestro proyecto vital y de que somos capaces
de dirigir la vida nos lleva a realmente poder hacerlo. Así, el

101
Daniel Martin

optimismo nos conduce hacia la autosuficiencia práctica y


somos más capaces de hacer frente a los problemas.
Esta sensación de control, aun siendo ilusoria, nos permite
transformar los obstáculos en caminos, fortalece la confianza en
el futuro y nos da más fuerza en el presente y la oportunidad de
meditar constructivamente sobre las experiencias pasadas.
Expresar lo que sucede en nuestro interior abre nuevas pers-
pectivas que se nos escapan cuando estamos encerrados en
n o s o t ros mismos. A muchas personas les da miedo exteriorizar
sus tristezas e insatisfacciones, incluso sus alegrías y gozos. No
debemos sentir vergüenza de nuestras angustias, inquietudes o
f rustraciones. Sentirlas no es algo negativo, pero tampoco pue-
den ser la excusa para no afrontar lo que sucede y esquivar la
búsqueda de soluciones.

Si tu intención es describir la verdad, hazlo con sencillez,


y la elegancia déjasela al sastre.
Albert Einstein. Físico.

Hablar de nuestras crisis tiene un efecto liberador de miedos,


angustias, arrebatos y sufrimientos. Se trata de un desahogo
emocional a través de un proceso de limpieza interior de las
cosas que nos abruman.
Pero su verdadero sentido radica en aumentar nuestra capa-
cidad de reacción ante una crisis, no en regodearnos en ella, ni
en atosigar a los demás con nuestras quejas.
Hablar de los problemas con sencillez, sin necesidad de andar
propagándolos a la menor ocasión, con personas de nuestra con-
fianza, es una forma de encontrar apoyos y de poder compartir
los problemas. Es evidente que la mayor parte de las veces esto
no va a solucionar la crisis, pero al compartir nuestra preocupa-

102
¿Crisis? ¿Qué crisis?

ción, lo que sentimos y pensamos, hacemos más llevadera la


situación y nuestra mente se deshace de parte de la presión y
puede buscar con más efectividad una salida.

Comienza a manifestarse la madurez cuando sentimos


que nuestra preocupación es mayor por los demás
que por nosotros mismos.
Albert Einstein. Físico.

Tenemos muchas herramientas a nuestra disposición: hablar


es una de ellas, aunque hemos de mantener la atención sobre lo
que decimos. El poder de la palabra es inmenso, tanto para el que
escucha como para el que habla. Las emociones están íntimamen-
te ligadas a lo que decimos. No lo despreciemos. Cuántas perso-
nas han cambiado su vida y su forma de relacionarse simplemen-
te cambiando su forma de hablar y de dirigirse a los demás: una
palabra entusiasta, una palabra compasiva. La elección de las
palabras nos hará sentirnos protagonistas de nuestras vidas.
Para crear una nueva realidad a las circunstancias que no
queremos, debemos admitir, e incluso agradecer, lo que sucede,
y actuar en consecuencia.
Ser abierto y comunicativo facilita las relaciones con los
demás y hace la vida más grata a uno mismo y a los que nos
rodean. Podemos pensar que las personas nacen o no con esta
capacidad, pero la realidad es que es algo que se puede trabajar.
Hablar y escuchar es una de las prioridades que debemos
establecer para seguir la senda del optimismo. El optimismo dia-
logante nos ayuda a liberar temores que nos estancan y nos per-
mite participar a otros nuestro estado de ánimo, esclarecer situa-
ciones equívocas y dar y recibir ánimo, amparo, ternura, amistad
y alivio.

103
Daniel Martin

Hablar conscientemente, pensando en lo que decimos, nos


permite dar un sentido coherente a las cosas, apreciarlas en su
verdadera medida y descifrar lo que realmente significa para
nosotros.
Una palabra cariñosa, amable y respetuosa con cualquier per-
sona es la puerta del éxito.

104
¿Crisis? ¿Qué crisis?

LA COMUNICACIÓN INTERPERSONAL

Gracias a la comunicación establecemos intercambios de


información, sentimientos e ideas con otras personas y colecti-
vos.
La comunicación es la forma de trasladar una determinada
información y de ser capaz de participar activamente en las rela-
ciones con los demás y de influir sobre ellos y viceversa, espe-
cialmente con quienes compartimos unos mismos intereses.
En este ámbito, lo importante no es sólo el fondo en sí sino el
enfoque que le damos. Es decir, cómo transmitimos y comunica-
mos una determinada información.
Hemos de vernos a nosotros mismos como poseedores de un
valor que puede ser de utilidad para otros para acercarles a sus
propios intereses y metas.
Así vamos reconociendo los mecanismos que facilitan la inte-
racción social mediante nuestra simple presencia, que hace que
aprendamos con más facilidad las respuestas más eficaces para
hacernos entender aun estando sometidos a la presión de una
crisis. De esta forma, la otra persona ve nuestras opiniones y
conductas como algo valioso para ella.
Por comparación y por reconocimiento somos percibidos por
los demás, y nosotros vamos al mismo tiempo percibiendo la
realidad, y vamos comprendiendo lo que los demás piensan y
sienten.
Esto apunta a que debemos examinar la situación en todos
sus aspectos, especialmente en el subjetivo, de los sucesos de la

105
Daniel Martin

realidad objetiva en su vertiente económica y social: primero, la


percepción; segundo, el razonamiento; tercero, el aprendizaje.
Para mejorar este aprendizaje podemos usar el siguiente
proceso:

· Descubrir nuestras inquietudes.


· Pensar las dudas que puedan surgirnos.
· Plantear las preguntas esclarecedoras.
· Establecer los distintos procedimientos.
· Comprobar las diferentes perspectivas.
· Estar atentos al buen desarrollo del procedimiento
decidido.

El razonamiento activo se aprende con la práctica;


debería ser practicado durante mucho tiempo
y de muchas maneras variadas.
George Gurdjieff. Escritor y filósofo místico.

106
¿Crisis? ¿Qué crisis?

LOS DETALLES

Los detalles son tan importantes como lo más sobresaliente.


Si analizamos y miramos de cerca el cuadro Las meninas de
Velázquez descubriremos detalles significativos que se nos esca-
pan en una visión global, pero que son igualmente importantes
para calificarlo de obra maestra. Sin ellos, probablemente, se
podría considerar un cuadro más.
Considerar los pequeños detalles es un indicio de meticulosi-
dad y de que se aprecia lo que se hace. El poder de los pequeños
detalles se puede observar en una empresa, en un proyecto o en
las relaciones: una sonrisa o una muestra de interés en el
momento apropiado puede cambiar una dinámica negativa y
cimentar el éxito.
Para mejorar las relaciones con los demás podemos conside-
rar algunos detalles que nos facilitarán la labor:

Seamos cordiales
Hagamos un pequeño esfuerzo por sonreír cálidamente, por
saludar con afabilidad, por escoger palabras amables… Es la cor-
dialidad y la comunicación perspicaz y provechosa la que nos
permite encontrar asuntos de recíproco provecho y puntos
comunes donde se da la acción que favorece de igual manera a
todas las partes implicadas en un proyecto o en una circunstan-
cia determinada.

107
Daniel Martin

Seamos sinceros
Ser sinceros equivale a que manifestemos nuestras ideas, aun-
que hagámoslo con palabras constructivas. El elogio coherente
forma parte de unas relaciones productivas, así como el recono-
cimiento de las ideas y acciones de los demás.

No juzguemos
Juzgar es una de las peores cosas que podemos hacer si que-
remos tener buenas relaciones y lograr el éxito. Los juicios sue-
len mostrar un carácter intolerante y esto, lógicamente, no favo-
rece el acercamiento a los demás.

Veamos el vaso medio lleno o solo lleno.


Las cosas nunca son totalmente negativas, por muy malas
que puedan parecernos. Busquemos lo bueno en los demás y
conseguiremos lo mejor.

No participemos en murmuraciones
Negarse a participar en conversaciones negativas sobre otros
o sobre nosotros mismos es un valor innegable en las personas
que se valoran a sí mismas y que también valoran a los demás.

Pon tu corazón, tu mente, tu intelecto y tu alma incluso


en tus más pequeños actos. En esto reside el secreto del
éxito.
Swami Sivananda. Yogui y gurú.

108
¿Crisis? ¿Qué crisis?

LAS BUENAS RELACIONES

Las buenas relaciones humanas ayudan al equilibrio emocio-


nal y a situarse con equilibrio en la sociedad.
En un buen ambiente uno se siente más valorado y aceptado
por los demás. Las relaciones afectivas y la amistad transmiten
confianza, bienestar y sostén emocional. Es, sin duda, una de las
mayores fuentes de autoestima con que una persona puede con-
tar en la vida.

No existe nada más importante acerca del principio cuán -


tico que esto: destruye el concepto de que el mundo está
‘allá afuera’ y que el hombre lo observa a salvo, separado
de él por un bloque de cristal de 20 centímetros de espesor.
Para describir lo que ha sucedido, uno debe tachar esa
antigua palabra ‘observador’ y colocar en su lugar la
nueva palabra ‘participante’. De alguna extraña manera,
el universo es participativo. ¿Será posible que el universo,
de alguna extraña manera, ‘cobre vida’ a través de la par -
ticipación de sus miembros? La acción vital es la de parti -
cipar. Esta calificación de ‘participativo’ es el nuevo con -
cepto incontrovertible de la Mecánica Cuántica. A través
de ese término, se elimina el concepto del ‘observador’,
propio de la teoría clásica: el hombre que está a salvo detrás
del bloque de cristal y mira lo que pasa, pero sin interve -
nir. Según la Mecánica Cuántica, eso no puede ser.
John Wheeler. Físico.

109
Daniel Martin

La autoestima nos hace confiar en nosotros mismos y en los


demás, y nos permite participar y compartir siendo capaces de
exteriorizar lo bien que nos sentimos apoyando a otros especial-
mente cuando se angustian o se enfrentan a dificultades.
No hay que dar la espalda a nuevas relaciones. Cada nuevo
e n c u e n t ro supone la oportunidad de comenzar una relac ió n
que puede llevar a una buena amistad y a nuevas oportunida-
des.
Lo que sucede es que las personas inseguras creen que cuan-
do no se logra crear amistad con otra persona a la que se acaban
de conocer, lo cual suele ser la mayoría de las veces, han fracasa-
do. A pesar de que evidentemente esto no es así, cierran la puer-
ta a nuevas amistades y relaciones. La realidad es que muchas
veces hay que dejar tiempo y poner esfuerzo para que se den los
requisitos adecuados para que ocurra.
Las concepciones prejuzgadas sobre el compañerismo y las
relaciones suelen esconder la búsqueda en otros de lo que no
hallan en sí mismas y por tanto fracasan al no encontrar en su
interior lo que buscan en los demás.
Hay personas especialistas en amargarse la vida y amargárse-
la a los demás. Esto sucede porque no se valoran a sí mismas y
en esa amargura interna no pueden apreciar a nadie. Sólo ven el
lado oscuro de las cosas. Con estas personas es mejor relacionar-
se lo menos posible, ya que tarde o temprano tratarán de impo-
ner su visión oscura sobre nosotros tratando de menoscabar
nuestro equilibrio interior.
Las personas desconfiadas y envidiosas suelen deprimirse
cuando a otros les van bien las cosas y alegrarse cuando les van
mal. Estas actitudes llevan a los celos, las habladurías, las men-
tiras, el egoísmo, el odio, etc.
La vida es maravillosa, no perdamos el tiempo sintiendo
estos sentimientos. En caso de padecerlos, debemos sanarnos
como si padeciésemos una enfermedad, y en vez de medicamen-

110
¿Crisis? ¿Qué crisis?

tos usemos la franqueza, la sencillez, el optimismo y la alegría


para curarnos.
Tampoco debemos permitir que otros enfoquen esos senti-
mientos negativos hacia nosotros. Haciéndolo difícilmente
podremos disfrutar de la vida.
Debemos poner distancia con las personas que enzarzan a los
que les rodean en problemas y negatividad y acaban amargán-
doles la vida. Aunque en toda persona hay cosas buenas y
mucho que aprender, hay personas destructivas, que sólo son
capaces de causar sufrimiento, al menos en determinadas etapas
de su vida. La mejor solución, y quizá la única, es evitar el con-
tacto. Es absurdo malgastar el tiempo y la energía con personas
que sólo llevan oscuridad en su interior.

Nunca olvido una cara. Pero en su caso, estaré encantado


de hacer una excepción.
Groucho Marx. Actor.

Por el contrario, acerquémonos a las personas que emanan


bondad y felicidad.
En cualquier caso debemos aceptar las debilidades ajenas y
repartir palabras amables.
Pedir ayuda en un momento concreto no es algo denigrante
ni nos hace ser menos válidos. Hay personas que son grandes
aliadas de nuestros proyectos, y en ocasiones solicitar su ayuda
puede ser algo positivo. Pero no hay que apoyarse en otros como
norma para seguir adelante con nuestros proyectos y si no tene-
mos alguien junto a nosotros para ayudarnos no podemos
renunciar al éxito.
Las buenas relaciones son una ayuda inestimable en las oca-
siones difíciles, pero no tienen que ser una excusa para reclamar

111
Daniel Martin

la atención de los demás si no para que nos ayuden puntualmen-


te en esas circunstancias difíciles, ya que es en nosotros y en
nuestro optimismo en donde hay que encontrar la fuerza nece-
saria para superar la crisis.

112
¿Crisis? ¿Qué crisis?

LA AMISTAD

Elegir bien a nuestros compañeros en cada faceta de la vida es


parte de ese camino que todos debemos andar. Sin esas personas
es mucho más dificultoso, pero no hay que olvidar que lo funda-
mental es concentrarse en lo que uno mismo puede hacer para
conseguir lo que desea.
En la búsqueda de aliados, hay una serie de cosas que no
deberíamos hacer. Lo principal es querer ir más rápido de lo que
las circunstancias indican. El flujo de las buenas relaciones tiene
su propio ritmo y tratar de forzarlo suele acabar en desencuen-
tro. Intentar dirigirse más deprisa hacia la meta de la amistad la
hace huir. Hay que madurarla en el día a día y fortalecerla con el
paso del tiempo, con la conformidad recíproca y con la compren-
sión y el reconocimiento del otro.
Hay que considerar que no se puede coincidir en todo con
todos ni compartir todas las mismas cosas que nos interesan con
la otra persona.

Dondequiera que estés, sea cual sea tu condición y hagas


lo que hagas, sé siempre un buen amante.
Jalaluddin Rumi. Místico sufí.

No hay que confundir la amistad o el amor con la dependen-


cia emocional. Hacerlo supone enfrentarse a un fracaso seguro.

113
Daniel Martin

La amistad y el amor pueden triunfar si nos arriesgamos a


mostrar nuestros sentimientos a pesar de la posibilidad de no ser
correspondidos. Vivir supone un riesgo, pero no aceptar los ries-
gos por temor a resultar defraudado supone malograr una opor-
tunidad que difícilmente volverá.
La amistad, el cariño o el amor no deben de ser, finalmente,
un refugio de los sentimientos de soledad. Las carencias perso-
nales las debe solventar uno mismo. En caso contrario se echa la
culpa al otro cuando, tarde o temprano, se descubre que esa sen-
sación de vacío sigue presente a pesar de la relación.

Cualquiera puede simpatizar con las penas de un amigo;


simpatizar con sus éxitos requiere una naturaleza
delicadísima.
Oscar Wilde. Escritor.

Si empleásemos el mismo tiempo y esfuerzo en tratar de


mejorar nosotros en vez de tratar de cambiar a los demás para
que sean como nosotros queremos que sean, la vida sería mucho
más fácil y agradable. Además de que es la mejor forma de diri-
girse hacia el logro de aquello que deseamos. Nada es más eficaz
para llegar a una meta que trabajar sobre uno mismo para poder
conocernos realmente y poder mostrarnos como somos sin más-
caras ni subterfugios que impiden aceptar a los demás tal como
son, con sus virtudes y carencias.
Debemos ser bondadosos, íntegros y ser capaces de entender
las situaciones que viven los demás; no sólo nosotros tenemos
épocas de crisis. Este es el asiento de una persona que se valora
a sí misma y a los demás y que lleva latentes todas las cualida-
des para triunfar en lo que se proponga.

114
¿Crisis? ¿Qué crisis?

Las crisis ponen a prueba las relaciones personales, pero una


vez vencidas refuerzan los lazos de amistad y comprensión.
La auténtica amistad equivale a compartir y a participar en la
vida de otra persona, y, de la misma forma, hacerla partícipe de
la nuestra, en los buenos momentos y en los difíciles. Es un sen-
timiento generoso y mutuo de afecto.

115
Daniel Martin

LAS CRÍTICAS

Hay ocasiones en que es difícil orientarse correctamente o ver


otros aspectos distintos a los que se tienen en mente. Pero, hasta
en estos casos, es importante no perder de vista cuáles son nues-
tros objetivos y qué es realmente lo que queremos y quiénes
somos.
La opinión de los demás es algo muy importante, especial-
mente cuando se trata de personas de confianza que puede ayu-
darnos a decidir en momentos difíciles.
Pero cuando el consejo se transforma en el requisito impres-
cindible para poder decidir, estamos suprimiendo nuestra pro-
pia facultad de decisión. En estos casos estamos buscando más
la aprobación de los demás antes que responsabilizarnos de
nuestras decisiones y, por tanto, de un posible fracaso. Esto
supone una falta de autoestima, y nos transformamos en perso-
nas pasivas e inseguras.
No hay que olvidar que nosotros decidimos sobre nuestra
vida y que aunque seamos seres sociales y nos relacionemos con
los demás no podemos dejarnos manipular o caer en la pasivi-
dad.
En ocasiones encontramos personas autoritarias y en otras
protectoras en exceso que pueden hacer perder la seguridad a
los que les rodean y cargarles con vacilaciones y desconfianza
sobre sus capacidades. En estos casos, rehusar su ayuda educa a
las personas a valerse por sí mismas y a proceder según su pro-
pio juicio.

116
¿Crisis? ¿Qué crisis?

Esta es una forma de hacerse respetar y defender el derecho a


equivocarse antes de caer en la dependencia y la irresponsabili-
dad ante los propios actos y sus consecuencias.
Hay que encontrar el equilibrio entre nuestra independencia
y el aprecio a las opiniones y la ayuda de los demás. Si no es así,
la potestad que los demás desempeñan sobre nosotros acaba
haciéndonos perder la libertad.
Cualquier persona que utilice a otra para lograr sus intereses
sin tener en cuenta los intereses de esa otra persona está mani-
pulándola. Hay personas que usan el chantaje emocional como
argumento para influir en el ánimo y el proceder de los demás.
Así logran ser complacidos por temor a defraudarle o contrariar-
le. Pero no somos responsables de sus emociones y tenemos que
actuar según nuestro criterio y metas defendiendo nuestra posi-
ción con convicción y determinación. De esta forma tendrá que
aceptar la situación y respetar nuestras decisiones.
Aceptar las críticas constructivas es muestra de aptitud y dis-
posición de quien tiene confianza en sí mismo y no necesita la
aprobación de otras personas. Una buena autoestima permite
gobernar la propia existencia y adaptarse a las circunstancias y
al mismo tiempo renovarse gracias a ellas.
Unas palabras amables pueden ser el mejor argumento para
hacer ver que tiene que haber un equilibrio entre lo que se da y
lo que se recibe. Cuando no es así, se produce una injusticia que
acaba con la relación.

Los grandes espíritus siempre han encontrado una


violenta oposición de parte de mentes mediocres.
Albert Einstein. Físico.

117
Daniel Martin

CONSCIENTE E INCONSCIENTE

Buena parte de lo vivimos es el eco de lo que pensamos.


Recibimos lo que creamos en nuestra mente, y esto es tan real
como lo somos nosotros, y tan fácil de comprobar como decidir
pensar reiteradamente en un objetivo concreto e ir viendo cómo
se dan los medios para alcanzarlo.
A muchas personas les puede costar entender por qué
sucede esto. Para comprenderlo, no hay más que centrarse en
cómo opera la mente, una fuerza creadora sin parangón en el
universo, y tratar de entender qué es nuestra mente incons-
ciente y cómo funciona, cuáles son sus cualidades beneficio-
sas y cuáles pueden ser un obstáculo a nuestra evolución per-
sonal.
¿Qué es más importante, la razón o la intuición, lo consciente
o lo inconsciente? ¿Qué es lo que nos permite vivir y especial-
mente vivir bien?
Generalmente creemos que nuestra mente consciente es la
que toma las decisiones cotidianas: qué voy a comer hoy, cuál es
el mejor camino para llegar a un lugar, qué suéter voy a comprar
y toda clase de decisiones cotidianas.
Hasta ahora se creía que el subconsciente sólo se encargaba
de realizar las funciones involuntarias del organismo: la respira-
ción, el latido del corazón y todos los movimientos internos del
metabolismo. Hoy sabemos que hay una mente adaptativa que
permite que el organismo se autorregule, y que la mayor parte
de lo que hacemos viene determinado por nuestro inconsciente,

118
¿Crisis? ¿Qué crisis?

ese gran desconocido, pero que en realidad es más nosotros mis-


mos que nuestro aparente bien conocido consciente.
La mente consciente se relaciona con la razón, y la inconscien-
te con la intuición y a un nivel más primario con el instinto. Y
precisamente nuestras decisiones están más subrogadas en pri-
mer lugar al instinto y a continuación a la intuición que a la
razón. Primeramente, la mente decide lo que va a hacer antes
incluso de que el cerebro sepa lo que va a suceder y envíe las
órdenes pertinentes para ejecutar la acción necesaria. Así parece
que es la mente consciente la que ha decidido hacer algo, cuan-
do en realidad ese algo ya estaba decidido en otro nivel más pro-
fundo de nuestra mente.

Para un ser consciente, el existir consiste en cambiar, en


madurar, en crearse indefinidamente a sí mismo.
Henri Bergson. Filósofo.

En base a ello, es hacia nuestra mente inconsciente hacia la


que debemos dirigir nuestros esfuerzos para activarla en la
dirección que deseamos. Podemos estar todo el día repitiéndo-
nos inútilmente que pretendemos liberarnos del yugo de las
deudas que nos acosan o que queremos esto o lo otro, pero si no
conseguimos sumar al objetivo deseado a nuestra parte realmen-
te decisoria, al inconsciente, no conseguiremos más que generar
más tensión y desilusión en una espera infructuosa.
Así pues, las decisiones de qué ropa nos ponemos o qué
comemos no están basadas en aspectos puramente racionales,
sino que hay infinidad de componentes psíquicos subconscien-
tes que nos mueven en una u otra dirección. Ni siquiera nuestra
mente consciente es totalmente responsable de nuestros pensa-
mientos.

119
Daniel Martin

La mente consciente es la que aparentemente nos permite


tomar decisiones, pero ahora ya sabemos que esto no es así y que
debemos ahondar más para incidir sobre el área que realmente
decide lo que hacemos.
Constantemente tomamos decisiones, algunas acertadas y
otras menos acertadas. Cuando esto último sucede podemos
echar la culpa a un mal planteamiento racional y, en cierta medi-
da, así es, pero además de hacer planteamientos racionales y
lógicos, hay que educar y fomentar el instinto y la intuición, y
mejorar la comunicación entre consciente e inconsciente. Es en la
fusión armónica del consciente y el inconsciente en donde pode-
mos lograr que ambos sean complementarios y no contrincantes.

No hay ningún viento favorable para el que no sabe a qué


puerto se dirige.
Arthur Schopenhauer. Filósofo.

El pensamiento tiene un gran efecto en nuestro inconsciente,


tanto favorable como desfavorablemente. Correctamente dirigi-
do por el consciente es una fuerza imparable para el inconscien-
te. Si tenemos miedo a la prosperidad y a la abundancia, ese pen-
samiento va arraigando en la mente haciéndose realidad y
rechazando la abundancia y la prosperidad.
Si queremos abundancia y sabemos lo que vamos a hacer con
ella, la mente inconsciente hace suyo este plan y va creando una
poderosa imagen mental como objetivo prioritario.
Debemos considerar que el inconsciente se encuentra más
cómodo con imágenes que con palabras. La palabra en sí no
tiene sentido si no va acompañada de la imagen que le da vida
en nuestra mente. Así pues, creemos en nuestra mente la imagen
en la que queramos vernos reflejados.

120
¿Crisis? ¿Qué crisis?

Lo que hacemos es muy importante, pero también lo es lo que


pensamos ya que antes o después acaba convirtiéndose en
acción. Pensamos en hacer una fotografía con una cámara, la
cogemos, la preparamos y apretamos el botón. Al momento
surge, como por arte de magia, una imagen más o menos nítida
de lo que teníamos delante. Una imagen que cada vez que la
veamos nos recordará ese lugar, ese momento. A la máquina de
fotografiar no le importa que la imagen sea buena o mala, ella
sólo se limita a reproducir lo que nosotros deseamos. De la
misma forma, nuestro inconsciente reproduce lo que pensamos,
lo que deseamos, sea bueno o malo.
Así pues, puestos a pensar, pensemos cosas favorables, cosas
constructivas, cosas agradables. Para qué sufrir doblemente lo nega-
tivo, si ya sucedió en el exterior por qué repetirlo una y otra vez en
el interior. Simplemente, dejémoslo que se vaya al igual que vino.
No hay secretos que valgan en cuestiones de la mente. Desde
hace miles de años que aquéllos que han trabajado mínimamen-
te su mundo interior saben que los pensamientos positivos gene-
ran cosas positivas, y los negativos cosas negativas. No es cues-
tión de atracción sino de sinergia.

La vida es como jugar con una pelota en la pared. Si fuera


jugada una pelota azul, ella volverá azul. Si fuera jugada
una pelota verde, ella volverá verde. Si la pelota fuera
jugada franca, ella volverá franca. Si la pelota fuera juga -
da con fuerza, ella volverá con fuerza. Por eso nunca jue -
gue una pelota de la vida, de manera que usted no esté pre -
parado para recibirla. La vida no da, ni presta, no se con -
mueve, ni se apiada, todo lo que ella hace es retribuir y
transferir aquello que nosotros le ofrecemos.
Albert Einstein. Físico.

121
Daniel Martin

No se trata de controlar nuestros pensamientos o de rechazar


los pensamientos negativos y dejar sólo los positivos, lo impor-
tante es entender que lo positivo nos hace la vida más agradable
y es fuente de prosperidad en lo material y en todos los sentidos.
Desde esta perspectiva iremos entendiendo con mayor precisión
lo que nos sucede y el porqué de muchas circunstancias que aca-
ecen en nuestra vida cotidiana.
Se dice que en un pequeño y lejano pueblo había una vieja
casa abandonada.
Un perro llegó hasta ella buscando un lugar donde guarecer-
se. Entró por una de las desvencijadas puertas de la casa, y se
encontró frente a muchos otros perros que le miraban tan aten-
tamente como él los observaba a ellos.
Se puso contento al ver a otros perros y movió la cola y levan-
tó las orejas. Los otros perros hicieron lo mismo, y se marchó ale-
gre de aquel encuentro tan agradable.
Al poco, entró otro perro y se encontró con todos aquellos
perros, pero se asustó y se le erizó el pelo y gruñó. Todos los
perros le mostraron amenazadoramente los colmillos en actitud
realmente agresiva. Salió huyendo temeroso y colérico, y no se
paró a ver el viejo letrero en el que aún se podían ver unas des-
dibujadas letras: La casa de los cien espejos.

122
¿Crisis? ¿Qué crisis?

LA ARMONÍA INTERIOR

La autoestima es una forma de valoración interna que nos


hace vernos positiva y realmente respecto a nosotros mismos.
Esta valoración implica nuestras capacidades y destrezas, nues-
tro aspecto exterior, la aptitud de relacionarse con otras personas
y, en general, nuestra propia imagen subjetiva. Este criterio per-
sonal se manifiesta dándonos el nivel de autoestima que posee-
mos y que puede equivaler o no con lo que honestamente somos
o con lo que los demás pueden percibir en nosotros.
Un bajo nivel de autoestima suele tener su origen en la inse-
guridad y la indecisión, en la poca capacidad para admitir las
críticas, en el sometimiento ante la opinión de los demás y en la
predisposición hacia el desaliento.

Un fanático es alguien que no puede cambiar de opinión y


no quiere cambiar de tema.
Winston Churchill. Político.

La inseguridad mantenida acaba convirtiéndose en exceso de


emotividad, en ira o en violencia hacia los demás o hacia uno
mismo.
Ante una crisis, el equilibrio psicológico tiene una importan-
cia decisiva en nuestra calidad de vida. Y la autoestima da una
mayor perspectiva de nosotros y de la vida.

123
Daniel Martin

La autoestima es la balanza que nos indica lo que podemos


esperar de las circunstancias y, sobre todo, de nosotros mismos.
Una autoestima equilibrada permite tener más opciones de
hacer frente a cualquier crisis y de ser capaces de afrontar cual-
quier meta personal y, en general, de ser más felices.
Pero no hay que esperar que la autoestima esté siempre al
máximo nivel. Estamos hablando de elementos sutiles sujetos a
muchos avatares que pueden en un momento dado hacer que se
eleve o que disminuya. Pero no hay que olvidar que si la hemos
logrado una vez, a poco que reflexionemos, comprenderemos
que podemos volver a recuperarla. Es, al fin y al cabo, parte de
la experiencia de nuestra vida y el análisis vivencial de nuestros
éxitos y fracasos.

He fallado una y otra vez en mi vida,


por eso he conseguido el éxito.
Michael Jordan. Deportista.

El equilibrio interior eleva el optimismo y la eficiencia perso-


nal, ya que aleja las emociones negativas y nos hace relacionar-
nos con experiencias y con personas positivas y facilita que ten-
gamos claras nuestras metas basándonos en nuestras experien-
cias más fructíferas.
Unos objetivos claros y bien precisados ayudan extraordina-
riamente a llegar a la meta propuesta, ya que es más fácil prever
los obstáculos, preparar los medios para sortearlos y disponer
las soluciones con antelación. A la hora de diseñar cuáles van a
ser nuestros objetivos, debemos considerar que deben de ser
para nosotros una fuente de estimulación en sí mismos.
Sin este estímulo, sin ilusión o incluso pasión no hay conquis-
tas destacadas.

124
¿Crisis? ¿Qué crisis?

ÉXITOS Y FRACASOS

Hemos visto que la autoestima es uno de los puntos más deci-


sivos a la hora de hacer frente a una crisis. La cuestión es cómo
podemos optimizar la visión que tenemos sobre nosotros mis-
mos a pesar de estar ante escenarios comprometidos o difíciles.
Veamos algunos pasos para lograr hacer frente a cualquier crisis.
En primer lugar, debemos detenernos y hacer una valoración
de los sucesos más relevantes de nuestra vida. Por un lado, los
éxitos y, por otro, los fracasos. Ahora tratemos de encontrar el
aspecto positivo de lo que hayamos juzgado como fracasos.
Aunque al principio sea difícil, pronto entenderemos que en
todo hay algo positivo, por ejemplo, aprender de los fracasos,
además de que probablemente podría haber sido aún peor.
Conforme vayamos avanzando en nuestro análisis, compro-
baremos que hasta los fracasos acaban formando parte de la
columna de los éxitos. Una visión positiva nos hace ver la ense-
ñanza que esconden y permite que lo negativo se trasforme en
algo positivo.
En segundo lugar, y lo más fundamental, debemos observar
nuestra actitud ante lo que consideramos éxito y fracaso.

Si quieres tener éxito, duplica tu porcentaje de fracasos.


Tom Watson. Fundador de IBM.

125
Daniel Martin

De hecho, cuando no se tiene equilibrio interior resulta difícil


incluso hacer frente al éxito y se pone excesivo acento en su ver-
tiente negativa. Por inseguridad se piensa que el éxito va a ser
poco duradero, y ese temor hace que se pierda la oportunidad de
aprovecharlo y disfrutarlo.
En realidad, tanto el éxito y como la crisis convendrían
mirarse con ecuanimidad, como parte de un proceso en donde
se encadenan dándonos la oportunidad de formarnos y reali-
zarnos.
Hay cinco actitudes que nos ayudarán a salir de toda crisis:
esfuerzo, preparación, constancia, aprendizaje de los errores y
de los aciertos y, especialmente, optimismo.
La práctica de esa visión favorable de nosotros mismos y de
lo que sucede nos da la oportunidad de llevar una existencia
más rica y de poder afrontar las situaciones difíciles de forma
más equilibrada y sin grandes desajustes emocionales.
El desequilibrio interior crea asimismo un desequilibrio emo-
cional y una predisposición a verlo todo negativo. Estas actitu-
des autodestructivas hacen que la persona exija más de sí misma
de lo que puede y debe dar, y queda inerme ante las opiniones y
críticas de los demás, y vive estancada ante la duda y el miedo a
equivocarse. Sin embargo, cuando conseguimos el equilibrio
interno tenemos una mayor claridad mental y valoramos las opi-
niones de los demás, pero no nos dejamos manipular por ellas.
De esta manera, obtenemos la convicción de que las crisis pue-
den ser afrontadas sin temor.
Esta forma de actuar da libertad y asegura la capacidad de
tener opiniones propias y de ser capaces de decidir desde la
propia facultad de analizar y reflexionar. En esta actitud de
libertad logramos situar las opiniones y críticas de los demás,
sin desechar su vertiente provechosa, pero sin dejarnos arras-
trar por la manipulación que nos desvía de nuestros verd a d e-
ros propósitos.

126
¿Crisis? ¿Qué crisis?

En esa independencia no nos subordinamos a las decisiones


de otros para revolver las dificultades o para seguir adelante con
nuestros planes. Claro está que también implica el compromiso
de decidir y de ser responsables de las consecuencias de nues-
tros actos. Pero, en cualquier caso, las ganancias son siempre
mayores que las pérdidas. La autonomía nos hace libres y artífi-
ces de nuestra vida.
La libertad radica en la facultad de entender la realidad y nos
da equilibrio emocional y responsabilidad ante nosotros mis-
mos.
Resumiendo, el equilibrio interior permite la posibilidad de
tener una actitud positiva ante las crisis, al tiempo que una baja
autoestima, nos hace subordinados de las circunstancias cam-
biantes.
El equilibrio interior abre la puerta al optimismo que es el
vehículo de la eficiencia y nos faculta a mantenernos firmes para
seguir adelante hacia nuestros objetivos sin detenernos ante los
obstáculos. Pero el optimismo debe ir unido a la dedicación y a
la acción.
Si queremos ser optimistas tendremos que intentar serlo
hasta que creemos de ello una experiencia cotidiana, que surgi-
rá de forma natural con la constancia.
El esfuerzo, el ánimo, un continuo reajuste y ser conscientes
de que podemos seguir mejorando en cualquier faceta, nos per-
mite conciliar todas nuestras facultades, así como acceder a los
medios para lograr lo que deseamos.

No nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles,


pero son difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas.
Lucio Anneo Séneca. Filósofo y político.

127
Daniel Martin

EL ENTUSIASMO

Las personas tenemos un dispositivo semejante a los kers de


los fórmula 1, que al ponerlos en marcha consiguen mayor ace-
leración y potencia. Este ‘dispositivo’ humano es el entusiasmo.
El entusiasmo es un valor intangible y que pocas veces se con-
sidera como una virtud tangible. No obstante, los resultados son
fácilmente demostrables.
No nos podemos imaginar a un atleta batiendo su propio
record personal o a un alpinista llegando a lo alto de la cima sin
tener entusiasmo. Lo mismo sucede en la vida cotidiana, sin
entusiasmo no podremos superarnos a nosotros mismos y difí-
cilmente podremos obtener éxito en lo que hagamos.
El entusiasmo es el acicate anímico para el cuerpo y la mente.
En realidad todos nacemos con una buena dosis de entusias-
mo, pero, lamentablemente, en muchos casos va poco a poco dis-
minuyendo hasta incluso llegar a desaparecer.
Pocos niños tienen a su alrededor personas que empleen
palabras de aliento y aprobación, y con el paso del tiempo este
número suele ir reduciéndose aún más, y la persona se va con-
formando con lo que tiene y con lo que hace.
Sin embargo, el potencial que todos tenemos es inmenso y
está a nuestra disposición en cuanto queramos y nos disponga-
mos a ello.
El resultado de lo que hagamos será directamente proporcional
al entusiasmo desplegado. Qué difícil es ver un fracaso rodeado
de entusiasmo.

128
¿Crisis? ¿Qué crisis?

Una persona apática difícilmente contará con la ayuda de los


demás, pero el entusiasmo es un gran aliado de la sociabilidad,
la amistad y la seducción.
El entusiasmo infunde seguridad a quien la ejerce y confian-
za a quien la observa, e indica aptitud y personalidad. Es una
muestra de excelencia y generosidad.

El que no posee el don de maravillarse ni de


entusiasmarse más le valdría estar muerto,
porque sus ojos están cerrados.
Albert Einstein. Físico.

Los pasos para lograr ser entusiasta:

· Sonriamos con frecuencia y se pondrá en marcha el


kers del entusiasmo. La sonrisa es motivadora y muy
eficaz para evitar el enojo, uno de los peores enemi-
gos del éxito.
· Tratemos de conocer a los demás y mostrar interés
hacia ellos. El mundo está lleno de personas estu-
pendas.
· Tengamos el deseo de emprender nuevos objetivos.
La vida es maravillosa.
· Todo cuanto nos rodea es alentador. Pero verlo
depende de nosotros. Busquemos el lado bueno de
las cosas.
· Todo lo que necesitamos está en nosotros. Para qué
buscar fuera lo que está dentro.
· Cuando la indiferencia aparece en nuestras vidas es
el momento de cambiar.

129
Daniel Martin

· Hagamos cosas nuevas: estudios, hábitos, viajes…


El esfuerzo por mejorar y aprender genera entu-
siasmo.
· Busquemos nuevas y enriquecedoras relaciones.
· El entusiasmo que no crece, no es entusiasmo.
· No olvidemos los multicaminos. Ampliemos nues-
tras perspectivas. Tengamos intereses diversos y
veamos el lado positivo de las cosas.
· Hagamos un reto de todo lo que hagamos. El desa-
fío es la clave del entusiasmo.
· Hagamos lo que nos gusta hacer.

La rutina es uno de los mayores enemigos del entusiasmo,


recordemos los multicaminos. Gracias a ellos el aburrimiento y
la apatía no existen. Hagamos una lista de actividades para cada
día, y al menos una de ellas debería provocarnos entusiasmo.
Hacer algo durante el día que nos gusta y nos entusiasma,
provoca un efecto espejo en las demás actividades cotidianas, y
el entusiasmo pasa a formar parte de la actitud con la que afron-
tamos cualquier tarea, aunque en un principio no nos fuese
demasiado gozosa.
Así pasamos de ver las cosas de forma negativa a verlas con
mirada positiva, y podemos percibir la belleza de las cosas e
incluso de los detalles más pequeños. Y es en estos detalles
donde descubrimos la felicidad.
Hay que tratar de transformar el trabajo en diversión y repartir
alegría y entusiasmo. No debemos permitir que las cosas negativas
se apoderen de nuestra vida, debemos intentar apartarlas lo antes
posible para que no acaben formando parte de la rutina diaria.
No hay nada más triste y desmotivador que hacer un trabajo
que no nos llena. Pero, por el contrario, una labor con la que dis-
frutamos y nos entusiasmamos, puede ser una de las experien-

130
¿Crisis? ¿Qué crisis?

cias vitales más gratificantes que puedan existir. Cuando esta-


mos inmersos en un trabajo que nos emociona realmente no
importa el esfuerzo, ni el tiempo.
Seamos positivos, hablemos y actuemos positivamente.
Aunque pueda ser difícil de creer, las personas entusiastas y
optimistas son más atractivas a los ojos de los demás, sin entrar
a valorar el aspecto físico. Mostremos entusiasmo y comprobare-
mos que los demás nos prestan más atención y muestran más
interés en nuestros proyectos e ideas.

El único secreto real del éxito es el entusiasmo.


Walter Chrysler. Fundador de la compañía Chrysler.

131
Daniel Martin

LA CONFIANZA

Ya hemos visto la importancia de aceptarnos tal como somos


y de tratar de mejorar. En esta nueva dinámica, obtenemos una
gran firmeza interior para enfrentar cualquier situación. Los
acontecimientos dejan de amilanarnos, ya que somos capaces de
mantener el control sobre las emociones, y podemos dirigirnos
hacia nuestros objetivos con la determinación y la seguridad de
saber lo que queremos y cómo lograrlo.
En este reconocimiento propio obtenemos los instrumentos
oportunos para ejercer el mando de nuestra vida. Ante las difi-
cultades sabemos que podemos fiarnos de nosotros y de que
podemos hacerles frente.
Firmeza, ilusión y constancia son las claves para afrontar la
crisis, examinar los potenciales recursos que están a nuestro
alcance y calcular las opciones y posibilidades.
Una actitud optimista nos permite creer en lo que hacemos
basándonos en nuestras decisiones y en el preparación que
tenemos para afrontar la situación. La constancia nos da la
seguridad de no ceder frente a los obstáculos que surgen en
todo camino.
Debemos entender que no somos perfectos. Tratar de serlo
sólo conduce a la frustración y al desengaño.
Aprendiendo de nuestros errores entendemos que forman
parte de nuestro camino, y que por muy preparados y dispues-
tos que estemos nos equivocaremos muchas veces.

132
¿Crisis? ¿Qué crisis?

El fracaso no es más que un ensayo para el éxito. Volver a pro-


bar tras el análisis de la tentativa es un proceso de madurez en
nuestra educación para la vida.

El fracaso es una gran oportunidad de empezar otra vez


más inteligentemente.
Henry Ford. Fundador de Ford Motor Company.

Hoy en día el éxito social y económico está tan sobrevalorado


que muchas personas dedican todos sus esfuerzos a lograrlo,
dejando de lado otras opciones de vida mucho más enriquecedo-
ras. No podemos juzgarnos, ni dejar que los juicios de la socie-
dad nos impidan dedicarnos a aquello que realmente nos enri-
quece como personas. En esta espiral de automaltrato para
lograr el éxito, muchas personas acaban sumidas en la depresión
y el miedo al futuro.
Esta forma de entender las cosas supone una falta de perspec-
tiva y un fracaso ante uno mismo. Pero quien ha adquirido un
cierto nivel de equilibrio interior sabe que puede volver a inten-
tarlo a pesar de no haberlo logrado, o por ello mismo.
Llegar a creer que equivocarse es una causa para sentirse
avergonzado supone no ser consciente de que existen muchos
factores que se escapan a nuestros esfuerzos por dominarlos.
Cuando asumimos esto obtenemos una mayor ecuanimidad
para admitir las contingencias perjudiciales en el ánimo y poder
seguir progresando sin deprimirse. Lo importante en estos casos
es reflexionar por qué han ocurrido, y así ayudarnos a elaborar
un nuevo plan de progreso.
Si desde niños nos hemos acostumbrado a conseguir todo lo
queremos simplemente con pedirlo, de adultos tendremos difi-
cultades para conciliar la realidad con nuestros deseos. Es

133
Daniel Martin

importante aprender a manejar las frustraciones desde niños y


aprender el valor de las cosas y la responsabilidad y el esfuerzo
que suponen. No hacerlo es signo de inmadurez al no reconocer
los propios límites y los de los demás y esperar más de lo que las
situaciones o la realidad permite alcanzar.
Todos, en el transcurso de la vida, encontramos momentos
difíciles que nos pueden hacer sentir desilusionados y tristes,
pero si vamos aprendiendo a manejar las frustraciones estos sen-
timientos irán diluyéndose hasta que superemos los aconteci-
mientos que los causan, e incluso estando inmersos en ellos.
Una forma de manejar la frustración consiste en reconocer
nuestras capacidades y límites, y actuar en base a ese conoci-
miento íntimo. Unos objetivos o unas ilusiones poco realistas
suelen conducir a la frustración. Hay muchas cosas que pode-
mos controlar y otras que no. Frustrarse por éstas últimas es una
forma de amargarnos la vida y de dejar de lado nuestras metas
reales.

Ser hombre es ya por sí mismo una ciurcunstancia


atenuante.
Pitigrilli. Escritor.

134
¿Crisis? ¿Qué crisis?

EL VALOR DEL DINERO

Muchas personas tienen problemas con el dinero. Se relacio-


nan con él con veneración incluso con miedo, como si fuese algo
pecaminoso, algo negativo. El dinero en sí no es negativo ni
positivo, es una fuerza que correctamente empleada es benefi-
ciosa y mal dirigida puede ser altamente destructiva. En nues-
tras manos está. La luz solar es muy beneficiosa para la salud,
pero un exceso o demasiada intensidad es perjudicial.
Es cierto que la mayor parte de las personas piensan que sus
problemas están originados por la falta de dinero. Pero esto no
es así, sino que es la forma en que nos relacionamos con la pros-
peridad y con el dinero lo que causa esos problemas.
El dinero es un instrumento útil para hacer muchas cosas,
pero debemos recordar que es un elemento externo a nosotros, y
que es la prosperidad la que lo atrae, y que ésta se encuentra en
nuestro interior.
Necesitamos dinero para pagar los consumos de agua, luz,
comida y un largo etcétera ineludible, y está claro que nos pre-
ocupa la suerte de nuestros seres queridos y su bienestar, que
queremos lo mejor para ellos y evitarles pro b l e m a s .
Sin duda, el dinero puede ayudar a cubrir las necesidades
básicas de comida, vivienda, etc., y aportar cierta comodidad
en la vida, pero no deberíamos estar de acuerdo con la frase
del personaje televisivo del doctor House: “¿Ha oído eso de
que no se puede vivir sin amor?, pues el dinero es más impor-
tante”.

135
Daniel Martin

Muchas veces se generan falsas necesidades que cada vez son


mayores y que no se circunscriben a lo realmente necesario para
vivir sencilla y dignamente. Es el deseo ávido de comprar cosas
y más cosas lo que transforma al dinero en un enemigo del bie-
nestar y la felicidad.
El dinero puede dar seguridad, comodidad y tranquilidad y
permite hacer y conseguir determinadas cosas, pero no hay que
concederle más valor que el que en realidad tiene.
Hoy en día, muchas personas miden la valía de sí mismas o
de otras personas por lo que poseen, y el dinero les embauca de
manera tal que relacionan la consecución de dinero con la felici-
dad.
Si creemos que todas nuestras dificultades o que la crisis se
solucionarían con dinero, estamos engañándonos y perdiendo la
oportunidad de solventar muchos de nuestros problemas.
No podemos relacionar el dinero con la felicidad. Una cosa es
una satisfacción pasajera al conseguir una cierta posición econó-
mica y otra bien distinta es hacer frente a la crisis o encontrar la
felicidad.
El dinero es una energía y depende de cómo la empleemos
para que sea beneficiosa o no. Para hacer buen uso del dinero no
podemos entrar en una espiral de despilfarro o de vivir por enci-
ma de nuestras posibilidades económicas. Tampoco deberíamos
ser excesivamente ahorrativos de tal forma que acabemos lle-
vando una vida mísera. Se trata de buscar el equilibrio entre el
despilfarro y la tacañería.

No hay nada que delate mejor la verdadera índole de las


personas que su actitud hacia el dinero.
George Gurdjieff. Escritor y filósofo místico.

136
¿Crisis? ¿Qué crisis?

Unos investigadores de la Universidad de Columbia realiza-


ron una curiosa investigación con los clientes de diferentes ban-
cos de Nueva York. La idea era estudiar cómo se comportaban
los clientes en los bancos, sus gestos, la forma de moverse, etc.
El resultado fue que las personas al entrar en los bancos, se
mantenían serias, apenas hablaban y cuando lo hacían su voz era
apenas un murmullo.
La conclusión a la que llegaron los investigadores fue que un
banco era el lugar donde la gente se comportaba con mayor
seriedad y moderación, más incluso que en las iglesias. Este
comportamiento se debía a que se relacionaba el banco con dine-
ro, y que al dinero se le respeta, se le venera, incluso se le teme.
Deberíamos pensar si nosotros lo veneramos, lo tememos o
simplemente lo usamos. Pero antes de contestar deberíamos
pensar qué es realmente para nosotros el dinero. Sí, podemos
pensar continuamente en él, incluso lo necesitamos, pero real-
mente qué es el dinero.
El metal de las monedas, el papel de los billetes, el plástico de
las tarjetas simbolizan al dinero, pero no son dinero, es decir no
tienen un valor en sí mismos sino el que nosotros le damos. Así,
el poder del dinero está en nosotros.
Podemos pensar en el dinero como una envoltura que nos
protege del fracaso y de la pobreza. Pero si creemos que estas
cosas dependen de lo acaparado, estamos muy equivocados. Si
el dinero no fluye y se acumula acaba siendo tan negativo como
la escasez.
El problema de nuestra relación con el dinero es cuando
acaba dominando nuestra vida y nuestro destino.
Si vemos el dinero como un problema, por no tener o por no
querer perder el que se tiene, nos preocupamos y este pensa-
miento puede acabar siendo una obsesión. Pero el dinero en sí
no es un problema, sino el apego hacia él. Pero pensar que es un
problema lo transforma en un problema, y cada vez resulta más

137
Daniel Martin

difícil de conseguir y de que no se escurra entre los dedos. Una


cosa es dejar que el dinero fluya y otra es que se diluya ante
nuestros ojos.
Sí que es cierto que una mínima capacidad para generar dine-
ro es importante para no tener que preocuparnos por él.
El dinero es una energía que bien usada es algo positivo y
estimulante. Y como toda energía debe permanecer en equilibrio
para no convertirse en una fuerza destructiva tanto por escasez
como por exceso. Pero podemos pensar, ¿cuándo es escasa y
cuándo es excesiva? La escasez depende en muchos casos de las
necesidades. Las hay básicas que debemos cubrir, y otras que
son necesidades inventadas por influencias externas o por fla-
quezas propias.
Hay países, como Estados Unidos, en donde es un delito des-
truir un billete de curso legal. Pero no es necesario quemar un bille-
te auténtico para descubrir lo que significa para nosotros el dinero.
Debemos pensar sí estamos bajo su influjo hipnótico o sim-
plemente es para nosotros un medio. Groucho Marx decía: “En
esta vida hay cosas mucho más importantes que el dinero... pero
cuestan tanto”. Lo que en realidad cuesta más es dedicar toda
una vida en pos del dinero, agobiados por querer más para, la
mayoría de las veces, consumir inconscientemente y tratar de
acumular más y más cosas. Es más fácil liberarnos del apego
hacia el dinero para poder dejarlo fluir y que asimismo nuestra
vida fluya libremente, sin ataduras, sin límites.
Hay personas que no saben administrar bien su dinero. Otras
hacen del dinero una bandera de ostentación adquiriendo cosas
innecesarias por querer vivir para impresionar a los demás. A
estas personas les provoca satisfacción que los demás crean que
tienen un mayor nivel de vida. Este es el modelo que se fomen-
ta en nuestra sociedad de consumo, incitando al despilfarro y a
las compras caprichosas e innecesarias.

138
¿Crisis? ¿Qué crisis?

El poder del dinero estriba en que, aún pudiendo adquirir


muchas cosas, se lleve una vida sobria sin crearse necesidades
superfluas y, al mismo tiempo, se ejerza la generosidad y se agu-
dice el sentido de la responsabilidad y de la solidaridad.
Lo primero es preguntarse cuál es la principal meta que nos
planteamos. Supongamos, que, como la mayoría de la gente, el
dinero que ganamos no es suficiente para llevar el tipo de vida
que desearíamos o que el dinero desaparece sin saber cómo. El
problema surge no cuando uno tiene poco dinero, sino cuando
no es suficiente. Lo segundo es pensar si realmente necesitamos
más y qué supone decidirnos a conseguirlo. Muchas veces el
esfuerzo que requiere ganar un poco más no compensa. Hemos
de tratar que la prosperidad fluya y que llegue aquello que nece-
sitamos sin más esfuerzo que el necesario para no hipotecarnos
la vida trabajando sin descanso para ganarlo.
Podemos destinar nuestra energía plenamente a lo que quere-
mos y a lo que nos aporta prosperidad sin malgastar tiempo,
esfuerzo y energía en acciones que no conducen más que a gene-
rarnos pérdida de vitalidad y de confianza en nosotros.
De pronto, todo ese tiempo que perdíamos persiguiendo fan-
tasmas mentales, se emplea provechosamente, tanto para atraer
la prosperidad como para llevar una vida personal plena y enri-
quecedora. Lo más importante en la vida son las relaciones con
los demás, y eso es lo primero que se pierde cuando uno desper-
dicia el tiempo trabajando en la dirección equivocada.

Si tuviésemos suficiente voluntad casi siempre tendríamos


medios suficientes.
François de la Rochefoucauld. Escritor.

139
Daniel Martin

VIDA SANA

Llevar un estilo de vida sano hace que vivamos más y mejor,


y nos prepara para afrontar las dificultades de la vida de forma
más eficaz.
En la Clínica Mayo se descubrió que se puede prevenir el cán-
cer si se lleva un estilo de vida saludable, y que así además se
disfruta de una vida más plena y satisfactoria.
Veamos, algunas pautas de conducta que proponen una
mejor calidad de vida.
El sedentarismo es un enemigo del cuerpo y de la mente. Un
poco de ejercicio diario es fundamental para vivir de forma sana,
especialmente los ejercicios aeróbicos.
Un ejercicio aeróbico moderado y regular nos trae muchos
beneficios: mayor resistencia, ayuda a mantener el peso adecua-
do, mayor bienestar general… Caminar, nadar, remar, esquiar,
escalar, subir escaleras... son ejercicios que permiten que prácti-
camente cualquier persona pueda practicarlos.
Una alimentación adecuada es un buen aliado ante las crisis.
Muchos estudios científicos muestran la relación entre lo que
comemos y los estados anímicos.
Así es, hay una estrecha relación entre lo que comemos y
nuestro equilibrio psicológico. Algunos alimentos gracias a sus
especiales propiedades nutricionales poseen la capacidad de
prevenir y atenuar determinados estados de tensión, estrés,
depresión y otros desequilibrios psíquicos, gracias a que parti-
cipan en la creación de neuro t r a n s m i s o res. Además, son ali-

140
¿Crisis? ¿Qué crisis?

mentos que ayudan a mantenernos sanos y nutricionalmente


equilibrados.
Para prevenir el desánimo y obtener más energía y mejorar la
capacidad de concentración:
· Pescado (especialmente el azul)
· Frutas desecadas (ciruelas, uvas pasas, higos)
· Alimentos ricos en vitamina B (frutos secos, arroz,
patatas, huevos)
· Vitamina C (espinacas, brécoles, coles, naranjas)
· Alimentos ricos en fenilalanina (cacao, dátiles, cala-
baza, garbanzos, cereales integrales)
· Lecitina de soja, levadura de cerveza, germen de
trigo

Para prevenir estados de tensión y estrés:


·Vegetales (brecol, espinacas, lechuga)
·Frutas (plátanos y cítricos sobre todo)
·Cereales integrales (avena, cebada, trigo)
·Alimentos ricos en hidratos de carbono (pan inte-
gral, pasta, legumbres secas)
·Levadura de cerveza

Para la prevención de la depresión y desequilibrios anímicos:


·Pasta integral (trigo, centeno, espelta)
·Cereales integrales (avena, cebada, trigo)
·Frutas (naranja, papaya, kiwi, guayaba)
·Alimentos ricos en proteínas (alubias, lentejas, gui-
santes)
·Alimentos ricos en aminoácidos (arroz integral)
· Vitamina B, especialmente la B6 (frutos secos,
arroz, patatas, huevos)
·Alimentos ricos en hidratos de carbono (pan inte-
gral, pasta, legumbres secas)

141
Daniel Martin

DESARROLLO PERSONAL

Una de las planificaciones más poderosas para alcanzar el


éxito es la de establecer un programa de actividades relativas al
propio crecimiento interior. Es una especie de gimnasia de higie-
ne mental.
El desarrollo interior es un plan vital de incalculables reper-
cusiones en nuestro destino.
En este camino de desarrollo personal, un camino con sus
bajadas y subidas, retrocesos y avances, hay varias herramientas
que nos permiten que las crisis sean menos crisis.
Una de ellas es la capacidad de comprensión. Veamos reposa-
damente lo que pensamos. Dirijamos la atención a aquellas cosas
que nos preocupan y los motivos que las causan. Asimismo,
observemos nuestras emociones y preguntémonos por qué sur-
gen: qué nos da energía, fuerza y tesón, y qué nos debilita, enfa-
da o irrita.
Es importante aprender a conocer lo que sucede en nuestro
interior y los motivos para sentir o pensar de una u otra forma.
Hemos de analizarnos de la misma forma como analizamos a
otros o a las cosas y circunstancias.

Sólo puede ser justo quien es capaz de ponerse en el lugar


de otros.
George Gurdjieff. Escritor y filósofo místico.

142
¿Crisis? ¿Qué crisis?

Si vemos actitudes negativas en otros, debemos observar dete-


nidamente nuestro comportamiento en busca de eso mismo. Si las
cosas van mal, debemos mirar dentro de nosotros lo que va mal.
Mirar, observar, analizar… Después de todo ello, vendrán
los cambios. Cambios que nacen desde un estado de alerta ante
n o s o t ros mismos.
Una de las más meticulosas observaciones debe de ser hacia
los hábitos, tanto los mentales como los físicos.
En ocasiones la mente es similar a un perro fiero, que va ata-
cando a unos y a otros, e incluso a sí mismo. No dejemos que la
mente divague y vaya de un lado a otro, hagamos como con el
perro: atado e incluso con bozal. Dirijamos la mente a cosas con-
cretas, establezcamos planes realistas y posibles.
Para lograrlo, la relajación es indispensable, y para ello pode-
mos usar técnicas de relajación. Con los ojos cerrados, respire-
mos profundamente por la nariz y exhalemos lentamente por la
boca. Unas cuantas repeticiones de esta sencilla técnica nos per-
mitirá disfrutar de momentos de tranquilidad, que podremos ir
poco a poco ampliando.
Está claro que por mucho repetir que queremos ser felices y
que no queremos pasar por más crisis, habrá muchos momentos
en que no seremos felices y que estaremos inmersos en situacio-
nes difíciles. Pero es mejor tener pensamientos positivos que
negativos, y es una forma de atraer lo bueno gracias a estas téc-
nicas de programación mental con afirmaciones y pensamientos
positivos.
Otra forma de atraer lo positivo es mediante buenas lecturas.
Al final del texto dejo los títulos de algunos libros altamente
recomendables, positivos e inspiradores. Unas buenas y reco-
mendadas lecturas generan entusiasmo y nos impulsan a la
acción de forma mucho más eficaz. Así que, leamos libros enri-
quecedores, veamos buenas películas, mantengamos conversa-
ciones sugestivas, tengamos pensamientos positivos.

143
Daniel Martin

Este entrenamiento de la mente permite que logremos y con-


servemos el equilibrio interior y que podamos ser capaces de
activar todas nuestras capacidades en nuestro propio bien y en
de los demás.

144
¿Crisis? ¿Qué crisis?

LA RISA

De vez en cuando es saludable bromear sobre uno mismo y


sobre lo que hace. Esto no quiere decir que no afrontemos seria-
mente los momentos difíciles, sino que podemos hacerlo con un
toque humorístico. Es bien sabido que las terapias de humor son
un buen antidepresivo y nos dan una mayor perspectiva de los
acontecimientos al elevar nuestra autoestima.
Cuando aprendemos a reírnos de nosotros mismos, las críti-
cas de otros no se ven como un ataque porque ningún juicio es
más importante que el nuestro propio. Si perdemos el temor a
nosotros mismos, cómo vamos a temer lo que otros digan de
nosotros.
La risa es un buen remedio para contrarrestar la importancia
excesiva que nos concedemos, y nos produce optimismo, entu-
siasmo y bienestar. Esto nos permite desdramatizar cualquier
problema y nos hace la vida, y la de los demás, más agradable.

La risa es la distancia más corta entre dos personas.


Víctor Borge. Pianista y comediante.

Las neuronas espejo participan en el contagio de la felicidad


al reproducir instintivamente en el cerebro lo que vemos en el
rostro de los demás. Si reímos los demás ríen con nosotros.
Lo principal es aprender a valorar lo que tenemos y dejar de
lamentarnos por lo que no tenemos, mostrar actitudes positivas

145
Daniel Martin

ante las personas y los acontecimientos, rodearnos de gente


divertida y hacer de nuestras obligaciones diarias una fuente de
satisfacción.
No se puede olvidar que la felicidad no está relacionada con
grandes acontecimientos, ni con un buen trabajo o con grandes
cantidades de dinero, sino que está en disfrutar los pequeños
momentos de cada día, y en esto influye mucho la actitud que
cada uno tenga ante las adversidades y contrariedades que se
nos presentan.
La ciencia ha demostrado que una sonrisa y especialmente la
risa tienen efectos muy beneficiosos para la salud, tanto física
como emocionalmente. El doctor Lee Berk, profesor de patología
de la Universidad de Loma Linda en California, realizó un estu-
dio en el que contrastó la sangre de dos grupos de personas. Uno
que acababa de ver unas películas cómicas y otro que no las vio.
Los resultados demostraron que quienes vieron las películas de
humor redujeron la cocentración sanguínea de las hormonas que
generan el estrés y la tensión y vieron incrementada su respues-
ta inmunológica.

El humor sirve de válvula interna de seguridad que nos


permite liberar tensiones, disipar las preocupaciones,
relajarnos y olvidarnos de todo.
Lee Berk. Patólogo.

Gracias a la risa se liberan hormonas y neurotransmisores que


refuerzan el sistema inmunológico. Las endorfinas contribuyen
a que aumente el nivel de linfocitos en la sangre, preparando
nuestro organismo para ser más resistente a las enfermedades y
provoca alegría y efectos calmantes, como es el caso de la segre-
gación de serotonina, que es una neurohormona con efectos rela-
jantes.

146
¿Crisis? ¿Qué crisis?

Reír refuerza la zona del vientre y el diafragma, y hace que la


respiración sea más profunda. Es un excelente ejercicio aeróbico
que ventila los pulmones, oxigena el cuerpo y regula el pulso
cardiaco.
Unos cuantos segundos de risa equivalen a varios minutos de
ejercicio y se ejercitan varios centenares de músculos, que redu-
cen la tensión corporal y son la mejor medicina natural.
Una buena película de risa, recordar momentos divertidos o
unos ocurrentes chistes desarrollan el sentido del humor y nos
ayudan a ver el aspecto extravagante y divertido de la vida.

147
Daniel Martin

EL PODER DEL OPTIMISMO

Si me preguntara por qué soy optimista, la respuesta podría


ser que estoy dispuesto a no juzgar las cosas considerando sus
aspectos más negativos, y que, en cambio, trataré de ver aquello
que es más favorable.
Una persona optimista es capaz de situarse ante los cambios
de la vida con una actitud más esperanzada que la que adoptan
los pesimistas. Estos se rinden con mayor facilidad ante escena-
rios problemáticos y, en cambio, los optimistas son capaces de
poner más tesón.
El pesimismo tiene resultados nefastos para la salud y el equi-
librio emocional: se pierde la memoria y la capacidad de pensar,
impide tener sentimientos constructivos, relacionarse y dominar
los comportamientos perjudiciales. Por el contrario, el optimis-
mo alarga la vida y la hace mejor.
El optimismo y el pesimismo están sujetos a la forma en
que percibimos los acontecimientos. Por lo que una actitud
más positiva nos lleva a sobrellevar lo negativo que vamos
encontrando y los sentimientos de impotencia que se generan.
Esta confianza íntima nos alimenta en los momentos más deli-
cados y nos permite creer en nosotros mismos y en los demás.
Pero muchas veces nos habituamos a clasificar las situaciones
y a las personas en relación con experiencias propias negati-
vas.
Así pues, uno de los mayores agravantes de las crisis es el
abatimiento y la desconfianza en nuestras posibilidades. Para

148
¿Crisis? ¿Qué crisis?

c o n t r a r restar estas actitudes destructivas podemos cultivar una


actitud más positiva, sin que ello implique esconder los pro b l e-
mas re a l e s .
El optimismo debe ser realista. Ya sabemos que se dice que los
pesimistas se quejan constantemente del viento; los optimistas
esperan confiadamente que los vientos cambien de dirección, y
los realistas acomodan sus velas en la dirección correcta. Seamos
optimistas por nuestra buena salud, y también realistas para
lograr lo que deseamos.
El optimismo es un valor en sí mismo que nos permite resol-
ver los problemas con buen ánimo y confianza. Gracias al opti-
mismo podemos descubrir lo que hay de positivo en las perso-
nas y en los acontecimientos.
El optimismo hace que confiemos en nuestras capacidades y
en las oportunidades que la vida nos brinda. Está claro que el
optimismo no garantiza el éxito por mucha voluntad y energía
que pongamos en ello, pero si que asegura que volvamos a
intentarlo. Donde el pesimista ve barreras, inconvenientes y tra-
bas, el optimista ve recursos, utilidades y posibilidades.
Decidir cuáles son nuestros objetivos nos faculta a seguir la
mejor vía para lograrlos. Lo principal es proyectar un plan que
esté a nuestro alcance, pero ejecutarlo con optimismo ayuda al
éxito. Éste no llega por casualidad, se supedita a nuestras facul-
tades y cómo las ponemos a trabajar a nuestro favor en función
de nuestros objetivos.
Sin optimismo es difícil lograr lo que queremos. Pero aunque
no lo tengamos no debemos desanimarnos: el optimismo se cul-
tiva. Incluso los pesimistas más acérrimos son capaces de apren-
der optimismo. Veamos cómo.
· Analicemos los acontecimientos y proyectos desde
una óptica positiva.
· Planteemos ideas y propuestas, y evitemos los
reproches y las críticas.

149
Daniel Martin

· Reconozcamos el talento y las facultades de los que


nos rodean.
·Actuemos con sencillez y coherencia.
· Meditemos las cosas antes de actuar precipitada-
mente. Evitemos la imprudencia.
· Reconozcamos nuestros errores cuando se produ-
cen, y evitemos el engreimiento.
· Debemos felicitarnos por los esfuerzos realizados,
y no por los logros obtenidos.

No debemos hacer de los fracasos una cuestión personal y


menos aún una tragedia, por muy dolorosos que puedan ser en
un momento dado.
Las emociones negativas se enquistan cuando damos más
valor a las desventuras que a los momentos más agradables. Si
somos conscientes de que a lo largo de la vida se mezclan
momentos satisfactorios y otros menos gratos, veremos que la
fatalidad no se confabula en nuestra contra, sino que forma parte
del transcurrir de la existencia.
Hasta la persona más desgraciada tiene momentos felices,
hasta los días más nefastos tienen instantes de satisfacción.
Destacar lo positivo por encima de lo negativo sirve para sumar-
se al flujo próspero de la vida, dejar de lado la desesperanza y
apostar por lo bueno que hay en cada día y en cada circunstan-
cia.
Mantengamos un optimismo sereno como actitud ante la
vida, extrayendo lo mejor de todas las cosas que nos suceden.
Todos hemos tenido momentos de descorazonamiento, pero
también otros muchos de optimismo y sabemos que aunque
truene el sol volverá a asomar entre las nubes. El optimismo
posee un efecto detonador de la acción en quienes buscan las
cosas agradables en sus vidas y se dirigen a sus objetivos.

150
¿Crisis? ¿Qué crisis?

Planear un proyecto vital supone poner en liza la confianza


que tenemos en nosotros mismos y en lo que podemos hacer,
desplegando todo nuestro potencial y todo nuestro optimismo.
Es en nuestro interior en donde está la solución a cualquier
circunstancia de la vida. Si no conseguimos solventarla ahí no
podremos hacerlo en ningún otro lugar.
Puede llegar una crisis a nuestra vida, pero tenemos la capa-
cidad de restablecernos de lo perdido, de resurgir de la derrota,
de experimentar con los infortunios y tras un tropiezo levantar-
nos y tras la más dura de las crisis reinventarnos.
Intentarlo de nuevo es una de las claves del éxito. Si quere-
mos obtener éxito hay que intentarlo. Si al principio nos parece
arduo y difícil, si somos perseverantes y vamos por el buen
camino, todo se irá volviendo más favorable.
Intentémoslo, arriesguemos, mejoremos y aprendamos, y la
vida irá fluyendo a nuestro favor.

Quien pone la mirada en el mundo exterior encuentra una


ilusión; quien la dirige hacia su propio interior, despierta.
Raúl de la Rosa. Escritor y filósofo práctico.

151
Éxito para emprendedores

Daniel Martin

Éxito para emprendedores $#)4#56+56)+&564#)+78#+$#9#


8)6:+8(6+;#:)’(6+#* ;:#($#$’:6+;6:6+<#(#:+=>%<’+#(+56
4%$6?+#(+56+;:’-#)%@(?+#(+5’)+(#A’&%’)+B+#(+&86578%#:+;:’,
B#&<’+78#+69’:$#"+C(6+5#&<8:6+;:D&<%&6+78#+;#:*%<#+ ,
(’&#:+B+6;:’4#&E6:+56)+’;’:<8(%$6$#)+78#+56+4%$6+(’)
’-:#&#+* #$%6(<#+8(6)+<=&(%&6)+-D&%5#)+B+#-#&<%46)+78#
;’$#* ’)+6$6;<6:+6+(8#)<:6+6&<%4%$6$+&’<%$%6(6"

Éxito para emprendedores (’)+* 8#)<:6+;6)’+6+;6)’+56)


#)<:6<#A%6)+%(<#:(6)+78#+8<%5%F6(+56)+;#:)’(6)+$#+=>%<’"

! ! ! "#$%&%’(#)%"&’* +,+%(-’. #$%&%’(#)%"&’* +,+/01+/23+/2/


Autoconocimiento

Michael Bennett

G6)+;#:)’(6)+78#+<%#(#(+8(+A:6(+&’(’&%* %#(<’+$#+)H+* %),


* 6)+<%#(#(+* D)+’;’:<8(%$6$#)+$#+* #I’:6:+B+$#+<:%8(-6:
#(+56+4%$6"+

J ’(-’:* #+646(F6* ’)+#(+#)<6+#>;#:%#(&%6+%(<#:%’:+$#


68<’&’(’&%* %#(<’+)#+6$78%#:#+* D)+&’(-%6(F6+#(+(’)’,
<:’)+* %)* ’)?+* D)+&’(4%&&%@(+#(+5’+78#+E6&#* ’)?+* 6B’:
)6<%)-6&&%@(+;#:)’(65+B+)#+#5#46+(8#)<:6+68<’#)<%* 6"+K5
68<’&’(’&%* %#(<’+#)+56+E#::6* %#(<6+* D)+#-%&6F+78#+<#(#,
* ’)+;6:6+5’A:6:+#5+=>%<’+#(+56+4%$6"+G6+;:D&<%&6+$#+56)+<=&,
(%&6)+78#+#(&’(<:6* ’)+#(+#)<#+5%9:’+#)+8(+;:’&#)’+;:’,
A:#)%4’?+#(+#5+78#+46* ’)+&’* ;:’96($’+5’)+646(&#)+78#
:#65%F6* ’)+$H6+<:6)+$H6"

! ! ! "#$%&%’(#)%"&’* +,+%(-’. #$%&%’(#)%"&’* +,+/01+/23+/2/


Sé feliz
El poder de ser consciente

Raúl de la Rosa

G6+-#5%&%$6$+(’+#)+;:’);#:%$6$?+)6<%)-6&&%@(?+$%)-:8<#"""?
;#:’+78%#(+#)+-#5%F+)#+)%#(<#+;:@);#:’?+)6<%)-#&E’+B+$%),
-:8<6+&’(+5’+78#+<%#(#+B+&’(+78%#(+#)"+J 86($’+;’(#* ’)
#(+;:D&<%&6+5’+78#+)#+#>;5%&6+#(+#)<#+5%9:’?+#(&’(<:6* ’)
$#(<:’+ $#+(’)’<:’)+65#A:H6+
B+:#65%F6&%@(?+;#:’+ )’9:#+<’$’
&’()&%#(&%6+$#+(’)’<:’)+* %)* ’)?+$#+8(6+(8#46+* 6(#:6
$#+#(<#($#:+56+4%$6+B+$#+;#:&%9%:+#5+* 8($’"+L%+5’+78#+78#,
:#* ’)+#)+* 6B’:+&’* ;:#()%@(+$#+56+:#65%$6$?+5%9#:<6$+$#
;#()6* %#(<’+B+;6F+%(<#:%’:+6+<:64=)+$#+56+;:’;%6+#>;#:%,
* #(<6&%@(+B+;:D&<%&6?+#)<#+5%9:’+(’)+* 8#)<:6+8(+&6* %(’
E6&%6+56+4#:$6$#:6+-#5%&%$6$"

! ! ! "#$%&%’(#)%"&’* +,+%(-’. #$%&%’(#)%"&’* +,+/01+/23+/2/


Mejora tu vida

Luís Carcía Cremades

Mejora tu vida (’)+’-:#&#+8(6+4%)%@(+%(<#A:65+$#5+)#:


E8* 6(’?+&’()%$#:6($’+<’$’)+)8)+6);#&<’)M+9%’5@A%&’?
* #(<65?+#(#:A=<%&’+B+#);%:%<865"+N #$%6(<#+8(6+#>;’)%&%@(
&56:6?+4#:#* ’)+;’:+78=+)8-:%* ’)+* 8&E6)+$#+56)+&’)6)
78#+(’)+’&8::#(+B+;’:+78=+65A8(6)+;#:)’(6)+)’(+&6;6,
&#)+$#+* 6(<#(#:)#+)6(6)?+#78%5%9:6$6)+B+-#5%&#)"+

K)+8(+5%9:’+O<%5+78#+#>;5%&6+;6)’+6+;6)’+;:’95#* D<%&6)?
&68)6)+B+)’58&%’(#)+:#56&%’(6$6)+&’(+56+)658$+$#+-’:* 6
#* %(#(<#* #(<#+;:D&<%&6+;6:6+;’$#:+:#65%F6:+)#(&%556+B
#-%&6F* #(<#+&6* 9%’)+(8<:%&%’(65#)?+;)%&’5@A%&’)+B+#(#:,
A=<%&’)"

! ! ! "#$%&%’(#)%"&’* +,+%(-’. #$%&%’(#)%"&’* +,+/01+/23+/2/


Feng Shui
Rituales para la prosperidad

Lola Simón

C (+5%9:’+&’(+8(+#(-’78#+$%-#:#(<#?+#(+#5+78#+#(&’(<:6,
* ’)+%$#6)+B+E#::6* %#(<6)+;6:6+6:* ’(%F6:+(8#)<:’+#);6,
&%’+B+’:%#(<6:(
+8#)<:6+* #(<#+ E6&%6+#5+5’A:’+$#+8(6+* 6B’:
;:’);#:%$6$"+G’56+L%* @(+;:’;’(#+56+-8)%@(+$#+5’)+&’(’&%,
* %#(<’)+$#5+6(<%A8’+6:<#+’:%#(<65+$#5+-#(A+)E8%+&’(+(’4#,
$’)’)+;56(<#6* %#(<’)+$#5+#);6&%’+B+56+6:* ’(H6"+K5+9%#,
(#)<6:+B+#5+=>%<’+)#+;8#$#(+-’* #(<6:+* #$%6(<#+#)<6+&8%,
$6$’)6+#5#&&%@(+$#+#-%&6&#)+:%<865#)"+

! ! ! "#$%&%’(#)%"&’* +,+%(-’. #$%&%’(#)%"&’* +,+/01+/23+/2/


El camino sabio

Karsten Ramser

El camino sabio (’)+*8#)<:6+&@*’+4%4%:+8(6+4%$6+;5#(6+B


&’()&%#(<#+* #$%6(<#+5’)+&’(’&%* %#(<’)+6$#&86$’)+;6:6
* #I’:6:+B+#>;6($%:+56+* #(<#"

El camino sabio #)+8(+&6* %(’+;:D&<%&’+;6:6+$#)&89:%:


78%=(#)+)’* ’)"

K)<#+5%9:’+-6&%5%<6+56+%(-’:* 6&%@(+B+#5+&’(’&%* %#(<’+;6:6


678#55’)+78#+78%#:#(+&6* 9%6:+)8+&’(&%#(&%6"+

G6+O(%&6+&:%)%)+78#+E6B+#)+56+&:%)%)+$#+56+&’(&%#(&%6"+G6
<:6()-’:* 6&%@(+$#+(8#)<:6+&’(&%#(&%6+&’(4#:<%:D+<’$6)
56)+&:%)%)+#(+#5+6;:#($%F6I#+78#+(’)+&’($8&%:D+6+8(+(8#4’
* 8($’+$#+;5#(%<8$+B+&’(&%#(&%6"+

! ! ! "#$%&%’(#)%"&’* +,+%(-’. #$%&%’(#)%"&’* +,+/01+/23+/2/

You might also like