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LA PALABRA DEL SEÑOR A LA IGLESIA

Introducción

Una carta es una forma de conversación, escrita y diferenciada,


que valora la amistad y la comunicación. La lectura puede interrum-
pirse con frecuencia, sin que por ello se pierda el hilo de la narración.
Además, el autor tiene la posibilidad de distribuir los asuntos con
entera libertad, lo que unido a la brevedad de cada carta y la propia
soltura del estilo epistolar, hace su lectura más amena y espontánea.
En el calor humano reside el interés del epistolario, mosaico cuyas
piezas sabiamente estructuradas constituyen un modelo de literatura.
Las cartas nos descubren el mundo interior, personal y escondido del
autor, que en otros géneros se disfraza con el antifaz de la ornamen-
tación aparatosa. Aquí es la intimidad vital del creador, su pintores-
quismo interior, la confidencia natural y libre ... lo que abiertamente,
sin restricción, se delata y se revela'.
Las cartas propician el hallazgo de parcelas inéditas de la perso-
nalidad; en ellas no tiene cabida la ficción; la vida se traspasa al papel
y la escritura se convierte en vida. Las cartas descubren al hombre
más que al escritor',
Estas breves anotaciones valen para situar las cartas del Apocalipsis
no como un hecho aislado de un pasado arcaico, sin vigencia y sin
actualidad. Como fenómeno literario que son, aunque obviamente no

l. «La cartas pertenecen de lleno a la literatura íntima» (J. Romera, La literatura como
signo, Madrid 1981,43-44). La epistolografía no ha sido muy practicada en nuestra literatura.
Con seguridad Valera, Galdós y Unamuno se erigen como las tres figuras señeras en el ámbito
del género epistolar. M. Hemández (Epistolario, Madrid 1986, 17) define las cartas como
«un papel anhelante, humano». El poeta las sueña como un palomar que despliega su imposible
vuelo de paz y libertad y oye «un latido de cartas navegando hacia su centro».
2. Como un ejemplo reciente, puede muy bien servir de ayuda aleccionadora la
lectura de J. Lezama Lima, Cartas (1939-1974), Madrid 1978. Estas cartas, que se
extienden copiosamente en los más variados asuntos, literarios, políticos y familiares,
constituyen una especie de summa vitae, un muestrario de lo más reservado e íntimo del
autor.
76 La palabra del Señor O! la Iglesia Introduccián 77

reducibles sólo a esto, pertenecen a esa gran tradición epistolar de la en hacer, por todos los medios y a cualquier trance, que la Iglesia,
literatura universal y de la producción bíblica. La Biblia o las escrituras por fin, se convierta al amor de su Señor.
sagradas han sido consideradas como una larga carta de Dios a la El análisis va procediendo carta por carta. En cada una de ellas se
humanidad". Las cartas del Apocalipsis son la última y más apremiante tiene en cuenta el cuerpo central, a saber, la autopresentación de Cristo,
misiva epistolar del Señor Jesucristo a su Iglesia; en ellas se manifiesta el juicio que le merece la conducta de la Iglesia respectiva, sea apro-
sin velos, palmariamente, el «corazón» del autor, el calor humano y batorio o negativo, y la exhortación a la conversión. En este capítulo
divino de Cristo, su énfasis y su «pasión». Habla el Señor directamente no se entra deliberadamente en la explicación de tres elementos for-
a su Iglesia, le muestra su solicitud, invitándola siempre a la conver- males que componen la estructura de cada carta: la dirección, la lla-
sión, pidiéndole que oiga la voz del Espíritu profético y animándola mada a la reflexión sapiencial profunda (<<Elque tiene oído, oiga lo
con viveza a la consecución de un premio y una victoria. que el Espíritu dice a las Iglesias»), que se repite invariable en todas
Una carta sólo se entiende adecuadamente cuando se lee y se deja sus cartas, y el premio final al vencedor.
uno -el cristiano, la comunidad reunida, el receptor-sujeto interpe- Una traducción del conjunto de la carta, con un título que pretende
lado- impresionar por lo que está objetivamente escrito y por lo que ser orientador, forma la cabecera de cada una de las siete partes en
dentro late (en la doble acepción del término: oculto y palpitante)", que se divide el presente trabajo. Las mismas expresiones de la carta
La Iglesia de todos los tiempos, igual que aquella lejana Iglesia valen como epígrafes ilustrativos del comentario. Una conclusión final
del Apocalipsis, localizada en Asia, está invitada a la lectura atenta recapitula con brevedad los resultados.
de las siete cartas. Dedicada a esta tarea noble e irrenunciable, la A fin de que el lector disponga ya de una visión sinóptica de
lectura continuada y «en el Espíritu» de las cartas, oirá una voz viva, las siete cartas y pueda, provisto de esta panorámica iluminadora,
«como de trompeta» y, volviéndose hacia ella (Ap 1,10.12), contem- leer con provecho, sin perderse en los detalles de la exégesis, el
plará el rostro del Señor, es decir, lo más destacado y visible del Señor: mensaje de la palabra eficaz de Cristo a la Iglesia, presentamos la
el amor primero y la providente solicitud, que no declinará nunca, de siguiente síntesis, que luego iremos desarrollando en cada una de
Cristo por su Iglesia. sus partes:
El presente capítulo trata de mostrar, en vivo, cómo ha escrito el
Señor esa larga carta a su Iglesia: sus recursos, sus resonancias, sus 1. Una Iglesia confesante. La memoria del amor primero. Carta a
resortes. Los variados, armónicos y hasta ahora inéditos registros de Efeso (Ap 2,1-7).
su voz. La eficacia de su palabra todopoderosa; sus imperativos, su 2. La fidelidad de una Iglesia pobre y perseguida. Carta a Esmima
pedagogía, sus juicios de valor. La preocupación y obsesión insistente (2,8-11).
3. Una Iglesia que habita entre la persecución y el peligro de la
3. Cf. G. Zevini, Un esempio tipico de esegesi spirituale nella storia dell'esegesi apostasía. Carta a Pérgamo (2,12-17).
biblica: San Gregorio Magno: Parole di Vita 5 (1977) 62-69.
4. Cf. U. Varuii, L'assemblea ecclesiale «soggeto interpretante» dell'Apocalisse:
4. Una Iglesia que necesita ser confirmada. Carta a Tiatira
RasT 23 (1982) 497-513. (2,18-29).
5. Cf. H. Urs von Balthasar, Die gottlichen Gerichte in der Apokalypse: Com 14/1 5. Llamada última a una Iglesia moribunda. Carta a Sardes (3,1-6).
(1985) 28-34; J. A. Bollier, Judgment in the Apoc: Interp 7 (1953) 14-25. Las siete cartas
no constituyen una parte ajena al cuerpo orgánico del Apocalipsis, aunque su ubicación 6. El Señor conforta a una Iglesia, que está en el límite de sus fuerzas.
y tono pastoral sorprendan en relación al resto del libro. Su existencia se manifiesta del Carta a Filadelfia (3,7-13).
todo imprescindible para el proceso de purificación de la Iglesia, y para entender el
entramado completo del Apocalipsis. Cf. L. Poirier, Les sept Eglises, Washington 1943.
7. El amor del Señor descubre la verdad de la Iglesia y la llama a
En su atenta lectura se descubren las siete grandes etapas del itinerario del AT. Cf. A. la conversión. Carta a Laodicea (3,14-22).
Crostwaite, The symbolism o/ the letters to the seven Churches: ET 22 (1910/1911) 397-
399; K. Kastner, Die sieben Kirche in der Apokalypse: TGL 5 (1913) 832-833. Las cartas de los «apocalipsis sinópticos». Cf. W. Zaleswski, Untersuchugen über die literarische
presentan una estructura sinóptica, forman un bloque armónico saturado de paralelismos Gattung der Apokalypse 1-3, Roma 1973, 3-48. Están escritas para inculcar la fidelidad
y motivos literario-tecnológicos que se despliegan en una perfecta sinfonía. Cf. W. N. -«conversión»- de la Iglesia a la .palabra de su Señor. Cf. M. Hubert, L'architecture
Lund, Chiasmus in the New Testament. A study in Formgeschichte, Chapel Hill 1942, des Letters aux sept Eglises: RE 67 (1960) 349-353. Para una valoración crítica más amplia
343-355; M. Oliver, El Septenario de las cartas a las Iglesias: Communio 9 (1976) 377- de toda esta problemática, cf. F. Contreras, Las cartas a las siete Iglesias: EstBibl 46/2
439. Configuran un dinamismo creciente, exponente de una sabia arquitectura, empedrada (1988) 141-172.
78 La palabra del Señor a la Iglesia Carta a Efeso (Ap 2.1·7) 79

1. Una Iglesia confesante. La memoria del amor primero. Carta a hablar a la Iglesia: alaba su comportamiento (vv. 2-3.5); pero le re-
Efeso (Ap 2,1-7) crimina el olvido de su amor primero (v.4).
El juicio positivo de Cristo, pues, recoge del cuerpo central de la
carta principalmente los versos dos y tres, que forman estructuralmente
1. Escribe al ángel de la Iglesia en Efeso: Esto dice el que tiene tres parejas provistas de explícitos engarces ~iterarios. E? ~l texto
las siete estrellas en su diestra, el que camina en medio griego, sobre todo, este juego de correspondencias se hacen insistentes
2. de los siete candelabros de oro. / Conozco tus obras, tu y visibles. Una simple estructura los permite detectar y subrayar.
esfuerzo, tu perseverancia y que no puedes soportar a los
malos, y que has puesto a prueba a los que se dicen após- Oíóu 'tu Epya oon xui róv KÓ1tOVKal 'tf¡v V1WJiOVJjV oou
3. toles, pero no lo son, y los has hallado mentirosos. / Tienes Conozco tus obras y tu esfuerzo y tu perseverancia
perseverancia y has soportado por mi nombre y no has Kal on oó 8úvn (3acr'tácrm xoxoúc
4. desfallecido; / pero tengo contra ti que has dejado tu amor y que no puedes soportar a los malos
5. primero. / Acuérdate, pues, de dónde has caído, conviértete mi f;1té:Ípacrac;too; MyoV'tac; Éau'tOue;u1tomólcOUe;xni OUKsioiv
y haz las obras primeras. Si no, vendré a ti y removeré tu y has puesto a prueba a los que se dicen apóstoles y no lo son
6. candelabro de su lugar, si no te conviertes. / Pero tienes Kal eÚpee; au'toue; <j>eu8e1c;
esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, que yo también y los has hallado mentirosos
xui onouovúv hete; ml f;(3ácr'tacrac; 8tu ró óvoun ¡lOU
7. aborrezco. / El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice
y tienes perseverancia y has soportado por mi nombre
a las Iglesias. Al vencedor le daré a comer del árbol de la
xrri oó KeK01tíaKee;
vida, que está en el paraíso de Dios.
y no has desfallecido.
..~l Señor se manifiesta a la Iglesia de Efeso con las prerrogativas «Conozco tus obras, tu esfuerzo y tu perseverancia». Esta tríada
~eemanan de su ser divino; sus títulos o rótulos honoríficos no son de palabras tiene su decisiva importancia. Aparece, en primer lugar,
denominaciones prestadas de algunas páginas del AT, sino que brotan la expresión tu Epya; no significa en el conjunto del libro un número
palpablemente del talante de su aparición: son títulos en acto, epígrafes determinado de acciones particulares, tampoco la adición resultante o
que aparecen visiblemente. resumen acumulado de acciones concretas que alguien -o un colec-
Y, así, el Señor se presenta a esta comunidad local teniendo, tivo- ha logrado efectuar al margen de su actitud interior". En el libro
«agarrando con fuerza» en su diestra siete estrellas (ó Kpa't<Dvverbo del Apocalipsis no existe la aguda problemática de las obras como .un
con más intensidad que el normal Ó EXCOV) a saber, Cristo posee con elemento contrapuesto, teórica o prácticamente, a la fe", La desig-
dominio pleno, tiene agarrado firmemente el misterio de las siete nación «obras» ('tu Epya) quiere decir la expresión de la fe; el com-
estrellas. ponente objetivo que brota espontánea y necesariamente de una vida
Estas siete estrellas significan la plena comunión de la Iglesia, su de fe. Obras y fe configuran una total unidad y perfecta simbiosis;
carácter de eclesialidad (cf. Ap 1,20), Y su misterio de transcendencia. existe una inseparable pertenencia de las obras al creyente",
La Iglesia universal es vista idealmente, con la imagen simbólica de En el Apocalipsis encontramos los siguientes textos, referidos to-
la luz, como un candelabro (siete candelabros = comunión estrecha) dos ellos a las obras: 2,2.5.6.19.22.23.26; 3,1.2.8.15; 9,20; 14,13;
que aspira a ser estrella. Cristo le asegura su realización escatológica, 15,3; 16,11; 18,6; 20,12.13; 22,12. Son particularmente significativos
su destino de gloria está perfectamente confirmado y garantizado en los pasajes, dentro de las llamadas cartas a las siete Iglesias, donde
su diestra, la mano de la potencia divina. 'tu Epya indica el comportamiento total, la conducta que es aprobada
El Señor se deja ver paseando «en medio de» los siete candelabros o no por el Señor (cf. 2,19; 3,1.15).
de oro, activo y vigilante «en medio de» la Iglesia que se reúne en la
6. «Las obras son consideradas por nuestro autor simplemente como la manifestación
celebración de la liturgia. El oro es el color-metal de la liturgia en el
de la vida interior y del carácter», Charles n, 372.
libro del Apocalipsis (cf. 1,12.13.20; 2,1; 15,6.7). Aparece en las 7. Cf. Sant 2,14-26.
solemnes celebraciones litúrgicas (4,4; 5,8; 8,3; 9,13). Y comienza a 8. «Lo exterior» de las obras es «lo interior» de la fe. Lohmeyer, 121.
80 La palabra del Señor a la Iglesia
Carta a Efeso (Ap 2,1-7) 81

Existen otras matizaciones, dignas de ser tenidas en cuenta, res- Pero aquí se trata de una simple enumeración; las palabras xórroq
pecto al tema recurrente de las obras. Cuando éstas resultan positivas, y únoJlov1Í están yuxtapuestas a la primera EPYOV. Para el autor del
se identifican, sin más, con «las acciones justas» (ea OlKU.lcbJlUeu). Ap, en cambio, las dos últimas están subordinadas a la primera. La
Asumen, entonces, un carácter simbólico, son el vestido de bodas, de frase entera indica que la Iglesia de Efeso se caracteriza por el com-
lino brillante y puro, con que la esposa se adorna y debidamente se promiso y el coraje apostólico, no exento de dificultades, que provocan
prepara a la celebración de las nupcias con el Cordero, Cristo, el Señor en el seno de la comunidad, la respuesta de una conduéta decidida y
de la Iglesia (Ap 19,7-8). vigorosa. Unas obras -conducta o comportamiento cristiano- que
El ~arácter genuino de las obras que solicita el Esposo de la esposa, se expresan de manera particular en el esfuerzo y la perseverancia. Es
la Iglesia, no parece hacer referencia indiscriminada a cualquier tipo de Efeso una Iglesia abierta y confesante. Y el Señor reconoce y alaba
ellas; posee una valencia específica y muy determinada. Sólo el libro del . esta postura valiente de la comunidad.
Apocalipsis ha acuñado esta original expresión «mis obras». Ese discreto
posesivo «mis» (uou) alude a Cristo, a saber, las obras de los cristianos «No puedes soportar a los malos y has puesto a prueba a los que
son, en su realidad profunda y corporativa, las obras de Cristo (cf. 2,26). se dicen apóstoles y no lo son, y los has hallado mentirosos». Hay,
La Iglesia continúa trabajando, con el ejemplo y el brillo de su vida, en también en esta segunda parte del verso, tres expresiones que aparecen
la. misma obra de Cristo; lo mismo que éste, a través de su palabra y correlativamente, en la dinámica comprensiva de la frase entera, como
milagros que brotan de la misteriosa intimidad de Hijo, hace perdurable sinónimas: «los malos», «los que se dicen apóstoles», «mentirosos».
y eterna la obra del Padre. Así, la Iglesia es portadora con su vida de la Se trata de apóstoles malvados y que a la postre resultan falaces. El
obra divina en el mundo y en la historia. libro del Apocalipsis conoce ciertamente la existencia de los doce
Estas obras o conducta de la Iglesia son calificadas por el Señor apóstoles («Y el muro de la ciudad tenía doce cimientos, y sobre ellos
con las ~otas específicasde dos nombres añadidos: esfuerzo y per- los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero» 21,14; cf. también
severancia, 18,20); pero en el texto de la carta a Efeso se habla en concreto de
falsos maestros. .
La palabra griega xórro; (<<esfuerzo») indica un trabajo en su
El hecho de los misioneros itinerantes, que impartían una torcida
cualidad de fatiga, en su aspecto duro y oneroso, que exige costosa-
enseñanza, se hizo lamentablemente costumbre muy extendida. La
mente laboriosidad, abnegación, renuncia (Ap 2,2; 14,13). A este
Iglesia primitiva reaccionó ante este fenómeno, alertando a los cris-
esfuerzo se refiere la obra y vida de la Iglesia". El vocablo únoJlov1Í
tianos para que actuasen con suma cautela. Algunos textos neotesta-
~pa:ece en nuestro texto y en 2,2.19; 3,10; 14,12. Según estos pasajes
mentarios muestran dicha preocupación pastoral frente a un peligro de
indica la perseverancia, no una actitud pasiva de paciencia, de resig-
desviación del núcleo vivo de la fe.
nación, sino de positivo aguante y resistencia ante un cúmulo de
dificultades no comunes, y capacidad para mantener airosamente 'el «No apaguéis el Espíritu. No despreciéis las profecías. Exarninadlo todo;
tipo frente, de una parte, a las perfidias insidiosas y sesgadas y ante, retened lo bueno» (1 Tes 5,19-22)
de otra parte, los nobles imperativos de la vida cristiana. «Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de
Idéntica expresión trimembre, compuesta de las palabras obras, Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo» (Juan
esfuerzo y perseverancia, se encuentra en la primera Carta a los te- indica como señal probatoria y definitiva, para juzgar el gnosticismo
salonicenses: doceta, la confesión de la encarnación. Cf, 1 Jn 4,1-3).

«Acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra El mismo Pablo recomienda a los presbíteros de Mileto (Efeso)
(105 epyou) de vuestra fe, del esfuerzo (105 KÓ1tOU) de vuestro arnor una atenta y solícita vigilancia:
y de la perseverancia (1:11<; únouovñc) de vuestra esperanza» (1,3).
«Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros
lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Y de vosotros mismos se
9. «Kónoc con el verbo xonícv está estrechamente asociado al trabajo cristiano en levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a
el NT», Charles I, 49.
los discípulos» (Hech 20,29-30).
82 La palabra del Señor a la Iglesia Carta a Efeso (Ap 2,1:7) 83

Otros escritos coetáneos a los ya citados dan cuenta de este hecho. y en la carta a Efeso, debido a este diálogo no retórico sino
La Didajé (11,8.11); Ignacio a los efesios (9,1), señala como prueba apasionado entre Cristo y la Iglesia, parece tratarse del amor recíproco
discriminatoria la conformidad de estos misioneros ambulantes con la entre el Señor y la comunidad, amor de tipo esponsalicio.
vida de Cristo. En el Pastor de Hermas se da ese mismo y maravilloso Existen algunas reminiscencias bíblicas que pueden ayudar a la
ejemplo (11,16). comprensión e ilustración de este género de amor.
Estos apóstoles mentirosos se identifican, según el Apocalipsis, Por el contexto de la carta se desprende que la promesa al vencedor
con los nicolaítas de los que hablará un poco más tarde (v. 6)10. se relaciona con los tiempos originales del paraíso; Cristo promete al
El contexto de la carta y el estrecho paralelismo de la expresión cristiano fiel el derecho a acercarse al paraíso cerrado y tener entrada
«obras» parece, así, insinuado. El Señor alaba las obras de la Iglesia franca en su interior y capacidad para comer del «árbol de la vida,
(v.2), y elogia también a la misma comunidad, porque ha rechazado que está en el paraíso de Dios» (v.7). En este ambiente genesíaco el
y aborrecido las obras de los nicolaítas, que él también aborrece amor primero bien puede referirse a la estrecha relación amorosa que
(v.6). unía a Adán y Eva con Dios, cuando habitaban en el jardín del Edén,
Todo lo anterior induce a pensar que la Iglesia de Efeso se ha visto antes de la primera caída. Fue el primer amor en el tiempo, no con-
envuelta en un proceso de adoctrinamiento no acorde con su fe cris- taminado ni oscurecido por la mancha del pecado: amor recíproco
tiana. No puede saberse con exactitud el contenido de la prueba, ni entre la creatura y el creador, limpio, inundado de armonía y trans-
cuál fue el criterio que la Iglesia utilizó para discernir el cisma y parencia (cf. Gén 1,28-31).
superar el conflicto. Sólo se indica -por la respuesta ulterior que y puede aludir también -las diversas referencias no tienen por
planteaba el problema- que su conducta y su comportamiento han qué descartarse exclusivamente, sino que se van acumulando e inte-
sido decididas y resolutivas; la Iglesia ha rechazado con energía esta grando en creciente simbiosis, y consiguen enriquecer progresivamente
pretensión heterodoxa, ha respondido al halago de su captación con el texto, que queda, así, de manera múltiple coloreado e influido-
una alta dosis de fatiga y perseverancia. Puesto que la prueba no ha al amor de respuesta, de correspondencia siempre al amor primero de
sido ordinaria ni normal, esta conducta leal ha merecido abiertamente Dios. El pueblo de Israel, por el desierto, rumbo a la tierra prometida,
la reconocida aprobación de parte del Señor. vivía en esta atmósfera de amor nupcial. Sólo recogeremos algunos
textos, como muestras emblemáticas, y señales bien visibles que ja-
«Pero tengo contra ti que has dejado tu amor primero». Cristo, el lonan esta gran ruta del AT.
Señor de la Iglesia tiene un reproche que hacer y dice, con decepción,
UA,A,á, «pero», y la amargura que irremediablemente provoca el dolor «Escucha Israel amarás al Señor con todo tu corazón ... » (Dt 4,6).
de un 'amor olvidado: «Tengo contra ti»". Puntualiza con detalle, «Así dice Yahvé: De ti recuerdo tu cariño juvenil, el amor de tu noviazgo;
aquel seguirme tú por el desierto, por la tierra no sembrada. Consagrado
señala de qué clase de amor se trata, y repite con artículo anafórico
a Yahvé estaba Israel, primicias de su cosecha» (Jer 1,2-3). .
"tlÍv npCÓ"tTIV, el primero: «Has dejado tu amor, el primero». La Iglesia
«Entonces pasé yo junto a ti y te vi: era tu tiempo, el tiempo de los
de Efeso ha abandonado el primer amor, el óptimo. Puede precisarse amores. Extendí sobre ti el borde de mi manto y cubrí tu desnudez; me
aún más: el primario y fundamental, el amor que da razón justificativa comprometí con juramento, hice alianza contigo -oráculo del Señor
a los demás preceptos, que encierra dentro de sí, germinalmente, las Yahvé- y tú fuiste mía» (Ez 16,8).
exigencias y condiciones de los restantes mandamientos; que sustenta
la vida entera de la comunidad. Es primero por su alta calidad, a saber, Los profetas han idealizado este primer momento en las relaciones
el principal, el amor total. Es éste un tema juánico, del evangelio y de Dios con el pueblo. El amor era el propio del noviazgo -nuevo,
de la primera carta; el amor como la quintaesencia de la vida cristiana reciente, atrevido, prometedor, cuya memoria feliz dura siempre-.
y la viva expresión de la fe. El pueblo habitaba en el tiempo de los amores, como si el tiempo en
una especie de pirueta, de sinécdoque se confundiera con el espacio.
lO. No parece que sean los delegados de la Iglesia de Jerusalén, quienes gozan de Con metáforas llenas de ternura e inolvidables imágenes, los profetas
autoridad moral y canónica para hacer pasar a los nuevos cristianos por las prácticas de han recordado y cantado las excelencias de este primer amor. Vueltos
la ley mosaica. «Porque estos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan
como apóstoles de Cristo» (2 Cor 11,13). tristemente sus ojos sobre el descarrío actual del pueblo infiel, han
11. La expresión resuena como un eco de Mt 5,23; Mc 11,25. querido atraerlos de nuevo con su mensaje y su reclamo profético a
84 La palabra del Señor a la Iglesia Carta a Efeso (Ap 2,1-7) 85

la intensidad de aquel amor primero, compendio y cifra de cualquier del amor perdido, y al que el Señor exige su retorno: el amor, el
clase de amor". primero; las obras, las primeras. A un amor de calidad, cuadra exac-
Más tarde, el sincretismo religioso, y las prácticas idolátricas con tamente la práctica de unas obras y un comportamiento de calidad y
los pueblos de Caná rebajaron la calidad de este amor. Pero quedará de intensidad. Tal es el requerimiento exacto del Señor.
en la historia como una referencia anhelada, a la que el pueblo retornará Recordar, arrepentirse y hacer; he ahí los tres grandes y decisivos
constantemente. pasos del camino de conversión que Cristo pide a la Iglesia de Efeso.
Dolido el Señor, puesto que la Iglesia ha decaído en la intensidad Esta llamada a la conversión está urgida por una apremiante ame-
de su caridad y ha rebajado el alto nivel de su amor primero, echa en naza que viene de parte del Señor:
cara, no puede menos que hacerlo, a la comunidad de Efeso su con-
ducta. Y realiza una perentoria y urgente llamada: «Si no vendré a ti y removeré tu candelabro de su lugar, si no te
conviertes». No se trata de la venida última del Señor, sino más bien
«Acuérdate (uvnuóveoe) de dónde has caído, conviértete (us- de una visita temporal y localizada, que tiene como objetivo purificar
rovónoov) y haz (notno ov) las obras primeras». Los tres imperativos a la Iglesia; aunque tal purificación y puesta a punto comporte ele-
uvnuoveue, ustcvóncov y noíllO"ov expresan el itinerario completo mentos no agradables de desgarro. La mención de la venida del Señor
de la conversión cristiana, los tres estadios en la historia de la se va repitiendo de manera puntual en las cartas, prácticamente con
conversión 13. idéntica expresión (2,16; 3,3.11.19). La amenaza del Señor no implica
Se empieza por hacer memoria de los hechos, caer en la cuenta la desaparición de la Iglesia de Efeso". De hecho -bien lo sabemos
del estado actual en que se encuentra la Iglesia; ésta ha descendido por la historia-, Ignacio de Antioquía escribirá más tarde a esta
vertiginosamente de nivel, se halla fuera de su lugar, como extrañada comunidad en clara señal de supervivencia e incluso la tendrá en una
o alienada de sí misma. El perfecto re€re1:ülKa<;(<<hascaído») indica alta estima.
que esa situación del pasado tiende a continuar y reproducirse en el Ya el autor ha mostrado el simbolismo de los siete candelabros,
momento presente. El recuerdo o la memoria de los hechos debe ser y lo ha interpretado declarando que representan a la Iglesia universal;
el factor desencadenante que propicie y actúe eficazmente la conver- cada candelabro, una Iglesia (1,20).
sión. El tema es estrictamente bíblico, muy característico del Deute- En sintonía con este simbolismo y su explicación, la amenaza del
ronomio (cf. 11,18; 29,lss). Señor «removeré tu candelabro de su lugar» significa apartarla de esa
El acto central se refiere a la conversión. El imperativo de aoristo comunión viva, eclesial, visibilizada por los siete candelabros de oro
usruvónoov, en contraste con el imperativo de presente anterior uvn- entre los cuales camina el Señor. Se trata de la vida misma de la Iglesia
/lÓV€UE insiste en el carácter incoativo de la acción: que la Iglesia de en cuanto tal (<<tucandelabro» 1:i¡vAuxvíav oou, a saber: el candelabro
Efeso se decida ya, de una vez por todas, a convertirse; que empiece que eres tú misma) Y no de una posible pérdida de predominio o de
ahora su conversión, sin más dilaciones o excusas; que entre, por fin la conocida capitalidad política y cultural que regentaba Efeso, a modo
(aoristo ingresivo), en su transformante conversión. de patriarcado sobre las restantes iglesias de Asia.
y se finaliza el proceso, manifestando dicho arrepentimiento a Esta comunión eclesial se actúa y refrenda en la celebración de la
través de la práctica de las obras. Esta realización debe iniciarse in- liturgia, donde la asamblea cristiana reunida se manifiesta plenamente
mediatamente: de nuevo un urgente y puntual imperativo de aoristo como Iglesia en comunión (<<lossiete candelabros de oro», de oro o
norncov. Pero estas obras vienen matizadas, no cualesquiera, sino encendidos) y en donde alcanza su máximo nivel de realización es-
las primeras, 1:0.repci'rraepya. Existe una correspondencia con el talante cato lógica. En medio de este perfecto circuito de vida eclesial, la
profunda unión de todas las Iglesias, Cristo se pasea como el Señor
12. Cf. V. Dellagiacoma, Israele Sposa di Dio, Roma 1956; A. Neher, Le symbolisme
conjugal: Expresión de l'Histoire dans l'AT: RHPR 34 (1954) 30-49; R. M. Serra, Ensayo 14. «Destrucción total del lugar. Hoy en Efeso-Ayasaluk (=hagios theologos), así
de estudio de la terminología hebrea del amor de Dios el! el libro del Deuteronamio y en llamada en recuerdo de Juan Evangelista, nada queda sino una extensión ingente de ruinas»
los profetas Am6s, Oseas, Isaias, Jeremías y Ezequiel, Roma 1977. (Bartina, 641-642). La explicación es pretendidamente histórico-geográfica, no parece
13. Cf. Swete, 27. responder bien al simbolismo teológico del libro.
86 La palabra del Señor a la Iglesia Carta a Esmirna (Ap 2,8-11)
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(2,lb); es el único y sumo Sacerdote que oficia, preside y anima la 2. La fidelidad de una Iglesia pobre y perseguida. Carta a Esmirna
gran liturgia de la Iglesia. (Ap 2,8-11).

«Pero tienes esto, que aborreces la doctrina de los nicolaítas que 8. Escribe al ángel de la Iglesia en Esmirna: Esto dice el
yo también aborrezco». El verbo ¡..ttO"etv signific.a odiar o aborrecer: Primero y el Ultimo, el que estuvo muerto y ha vuelto a
con fre~uencia la mentalidad semítica explica lo contradictorio por l~ 9. la vida. / Conozco tu tribulación y tu pobreza, aunque
contrano: no amar es aborrecer; no seguir las doctrinas pervertidas de eres rico, y la blasfemia de los que se dicen judíos y no
los nicolaítas es odiarlas. 10. son sino sinagoga de Satanás. / No tengas miedo de lo que
Se ha visto en la etimología de esta palabra gentilicia el talante vas a padecer. Mira, el diablo va a meter a algunos de
explicativo de su doctrina. 'Nicolaos' equivale al hebreo t]l) "l):l: vosotros en la cárcel para que seáis tentados por diez días.
«amo del pueblo». En griego VtK<;i AUÓV, «él domina o vence al 11. Sé fiel hasta la muerte y te daré la corona de la vida. / El
pueblo». No se trataría de un nombre histórico y real, sino alegórico que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias.
y emblemático. En el Apocalipsis, los nicolaítas y los partidarios de El vencedor no sufrirá daño de la muerte segunda.
Balaán se identifican conceptualmente (cf. 2,14-15); y éstos serían, a
su .vez, reconocidos simbólicamente en la profetisa Jezabel y sus se- El Señor se manifiesta a la comunidad de Esmirna, que está su-
gmd?res (2,20). Todos ellos ~e presentan, según la visión conjunta friendo intensamente, para reanimarla en su dolor y quitarle el miedo;
del lIbro, como agentes corrOSIVOSde destrucción -espiritual o mo- no habla el Señor a esta Iglesia de una necesidad de conversión, sino
ral- para el pueblo de Dios, «que es la Iglesia». de un reforzamiento en la perseverancia.
La tradición patrística antigua ha reconocido con unanimidad su Cristo se aparece, pues, lleno de vida y quiere comunicar vida;
origen histórico, ha afirmado que eran los descendientes de Nicolao conoce profundamente el ambiente externo de hostilidad y la situación
uno de los diáconos, prosélito de Antioquía (cf. Hech 6,5), que más íntima de la Iglesia, que sufre ante la persecución un temor indecible;
tarde se pervirtió y arrastró tras de sí a muchos secuaces. Ireneo" quiere arrebatarle el sentimiento de turbación y de angustia, y la re-
Hipólito!6, Tertuliano'? hablan con semejantes términos y con poco~ conforta con una promesa, que se refiere a una corona inmarchitable
matices diferenciales de esta secta que fundamentalmente trataba de vida.
de conciliar lo irreconciliable: armonizar la radicalidad de la vida El Señor se presenta con unos títulos que el AT, en clara con-
cristiana con las prácticas intemperantes del paganismo (cf. Ap frontación con las falsas divinidades, reservaba únicamente a Yahvé
2,14.20)18. (cf. Is 44,6; 48,12); es poseedor de la divinidad y eternidad, como
El aborrecimiento y el rechazo subsiguiente a la doctrina de los Dios. En el interior del libro, Cristo aparecerá con frecuencia adornado
nicolaítas por parte de la Iglesia de Efeso es reconocido como digno de estas prerrogativas. Durante la teofanía inicial a Juan, en la isla de
de elogio. El Señor así lo indica y añade un detalle que no carece Patmos, Jesús glorioso declara: «yo soy el Primero y el Ultimo, el
de importancia; pues dice «que yo también aborrezco». El parecido Viviente; estuve muerto, pero he aquf que vivo por los siglos de los
de la Iglesia con su Señor motiva poderosamente a ésta en la imi- siglos» (1,17).
tación de una vida que conlleva un doble frente, positivo y negativo En el diálogo litúrgico final, cuando se refiere la venida postrera
según los requerimientos. Positivo: realizar las obras de Cristo. de Jesús como juez, que dará a cada uno según su comportamiento,
Negativo: no hacer -o dejar de hacer- lo que su Señor no ha él mismo comparece, autopresentándose así: «yo soy el Alfa y la
practicado. Omega, Principio y Fin, el Primero y el Ultimo» (22,13).
Se indica, mediante esta reiteración de títulos divinos, que la exis-
tencia de Cristo es antes de la creación y permanece más allá de la
historia humana del mundo.
Después, Jesús hace referencia explícita al misterio de su muerte
15. Adversus haereses l. 26,3; III, 11,1: MG 7,687.880. (<<elque estuvo muerto») y su resurrección (<<yha vuelto a la vida»).
16. Philosophoumena VII, 36: MG 16,3344.
17. Adversus Marcionem r, 29: CCL r, 473,2-5.
Este misterio de pascua, en su doble fase de muerte y de gloria, le
18. Cf. Prigent, 43,57,59. concede a Jesús, como Señor resucitado, disponer de la vida plena-
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88 La palabra del Señor a la Iglesia Carta a Esmirna (Ap 2,8·11)

mente; por eso, con todo derecho y propiedad, puede prometer a la «La blasfemia de los que se dicen judíos y no son sino si?agoga
Iglesia de Esmirna la corona de la vida y al vencedor no sufrir daño de Satanás». El cuerpo entero de l.a carta m~es~ra un ho~t~l, anta-
de la muerte segunda. Es el Señor de la vida. gonismo entre los cristianos de Esmirna y los Jud~os. OpoSIcI~n que
resulta proverbial en el mundo del NT. ~ablo mismo ?a su~ndo .en
A esta comunidad apesadumbrada comienza a hablar y le dice: «Co- carne propia los duros envites y ac?met~d~s de la m~s rabIOs~ .m-
nozco tu tribulación». Suele tratarse, en general, de la aflicción padecida transigencia judía. En el primer escnto cristiano, el aposto~ se dirige
en las pruebas escatológicas (Ap 7,14; Me 13,19.24; 2 Tes 1,6-7); pero a los fieles de Tesalónica, animándolos a la 'perseverancIa, y des-
que se concretan en las dificultades presentes y actuales, que ineludible- cribe de paso una enérgica semblanza, con tintes muy oscuros, de
mente comporta el vivir a la altura de las exigencias de la vida cristiana los judíos:
en especial las persecuciones '9. Por tanto, la palabra 9A1<I>tC; puede tam-
bién ser entendida y traducida con el valor de persecución; además, "Vosotros habéis padecido las mismas cosas de los de vuestra pr~pia
el contexto próximo de la carta (<<eldiablo va a meter a algunos de nación que ellos (las Iglesias de Dios que están en Judea) de l.os JUdIOS,
vosotros en la cárcel» v.l O) favorece notablemente esta versión. esos que mataron al Señor Jesús y a los profetas, y nos perslgUleron ~
nosotros; esos que no agradan a Dios y son enerrugos de los hombres,
esos que estorban que hablemos a los gentiles para que se salven,
«y tu pobreza, aunque eres rica». Este binomio pobreza-riqueza
colmando en todo tiempo la medida de sus pecados; pero el castigo de
saldrá más tarde, dentro del cuerpo de las cartas, al referirse el Señor
Dios los cogerá de lleno» (1 Tes 2,14-16).
a la original situación de la Iglesia de Laodicea; pero su aparición será
contrastada, de signo inverso. «Porque dices: 'Soy rica, me he enri-
quecido en todo, y no tengo necesidad de nada'. Y no sabes que eres ... El libro de los Hechos nos ofrece una larga cadena con inacabables
pobre» (3,7). eslabones de agitaciones y arremetidas j~días contra Pablo en A?t~o-
La expresión de dos miembros pobreza-riqueza es una constante quía (13,50), en Iconio (14,2.5), en Listra (14,19), en Tesalónica
paradójica que mezcla la diferencia y aun la oposición entre la riqueza (17,5). li .
espiritual y la pobreza material. Dicho antagonismo aparece en algunos El Evangelio de Juan, por su cercanía con el Apoca I~SI.S,'coe-
textos célebres del NT: «Como pobres, que enriquecen a muchos» táneo de él en lo que se refiere al tiempo de su composIcIO~, .en
(2 Cor 6,10); «¿No ha elegido Dios los pobres de este mundo, ricos parentesco profundo por su pertenencia a la misma escuela ~e?logIca
en fe?» (Sant 2,5)20. -que dota a los dos libros de parecidos esquem~s teologIcOS-:-,
La pobreza que sufre la Iglesia en Esmirna ha podido deberse ofrece un panorama más bien sombrío de las relaCIOnes entr~, cns-
históricamente al pillaje y al robo que perpetraron los judíos. La Carta tianos y judíos". En labios de Jesús se oye la dura acusacion de
a los hebreos ofrece un ilustrativo paralelo con la situación padecida que los judíos son hijos del dia?~o (Jn 8,44). y en .bo~a de los
por la comunidad de Esmirna, ya que se habla también de cárcel, judíos, que se tienen como Iegttímos herederos. y ~ISClpulos de
sufrimiento y del contraste entre los bienes materiales y los espirituales Moisés, aparece La expresión que mani~iesta su dlsph~en~e talante
o eternos: «Compartisteis el sufrimiento de los encarcelados, aceptas- respecto a los cristianos, que son moteJados como «dISCIpulos de
teis con alegría que os confiscaran los bienes, sabiendo que teníais ese hombre, del que no sabemos de dónde es» (Jn ?,28-29). Durante
bienes mejores y permanentes» (10,34?'. su vida terrestre, los escribas y fariseos mantuvieron un rudo e~-
frentamiento con Jesús (sinóptico s Y Juan); algunos de ellos parti-
19. Cf. P. S. Minear, Ontology and Ecclesiology in the Apocalypse: NTSt 13
(1966) 92. la secta de los gnósticos; es calumniada esta Iglesia a causa de la pobreza intelectual
20. Cf. también Le 12,21; 1 Tim 6,18. y espiritual de su fe. Pero .la fe eclesial se manifiesta como acendrada nqueza al ser
21. En algunos escritos gnósticos aparece con frecuencia el binomio pobreza- capaz de otorgarle, ya en este mundo, coraje, fortaleza, hasta soportar incluso la muerte.
riqueza. El evangelio de Tomás comenta -refiriéndose al incomprensible misterio de Cf. Prigent, 46-47. d . al' d d Lo
la venida de la salvación a este mundo-: "Yo, sin embargo, me admiro ( ... ) de que 22. No es este el único evangelio que muestra tan creciente grado e nv , a: s
(... ) tanta riqueza haya morado en tanta pobreza» (logion 29, trad. de M. Alcalá, El sinópticos, en especial Mateo (cf. 21,31-32.41-43; 23,37·38; 27,25), hablan con similares
Evangelio copto de Tomás, Salamanca 1989, 70). La riqueza es, pues, la revelación términos de la cruel ruptura y de la agria hostilidad entre ambas partes. Cf. D. R. A.
opuesta a la pobreza, característica de la existencia y del conocimiento de este mundo. Hare, The Theme of Jewisn Persecution of Christians in the Gospel according to Sto
La blasfemia que sufre la comunidad de Esmirna se debe a la acusación que le dirige Matthew: SocNTSt, Mon. Ser 6 (Cambridge 1987).
Carta a Esmirna (Ap 2,8-11) 91
90 La palabra del Señor a la Iglesia

ciparon activamente en la decisión de su muerte. Sobre esta primera alaunos detalles ilustrativos acerca de la desenfrenada ira de
o f rece e ., L' 1 lid d d E
fase de la historia evangélica, vino otra segunda etapa, que agudizó 105 judíos desatada con?,a los ~nstlanos. a ffildsma oca 1 a te. ,s-
. sirve de es cenan o comun para compren er la represen acion
la polémica y exacerbó hasta un paroxismo cruel el odio judío sobre
~~ca que se vivió en el seno de esta Iglesia, mencionada en el
los cristianos y desembocó en una persecución a muerte. Los cristianos
As o alipsis28. La conocida ciudad judía puso en práctica la estrategia
fueron expulsados de la sinagoga por creer en JesÚs23. Algunos fueron oc
Prrnal que había utilizado y usaría después el más fiero judaísmo
ejecutados por los judíos ya en el siglo primero: Esteban (Hech 7, 00 . íbl emente exu-
contra la naciente - y, ya de manera temprana, mcrei
58-60), Santiago, el hijo del Zebedeo (Hech 12,2-3)24.
berante- comunidad cristiana. ., . , .
La palabra de Jesús se estaba cumpliendo a rajatabla, con todo
Por eso, el libro del Apocalipsis no tiene mas remedio qu.e h~b;~
rigor y severidad: «Os expulsarán de la sinagoga; más aún, llegará con acentos graves de los judíos. I?ic~ de ellos que. no son judíos ,
incluso la hora cuando el que os dé muerte pensará que está dando sino sinagoga de Satanás, a saber, ínstígados y movidos por el «acu-
culto a Dios» (Jn 16,2)25. sador de nuestros hermanos» (Ap 12,10?O; ya han dejado de se~ la
En el siglo segundo, los judíos actuaban contra los cristianos sinagoga de Dios (cf. Núm 16,3; 20,4; .26,9; 31,16); son ahora l.ns-
mediante la delación, puesto que era la de éstos una religión ilícita. trumentos al servicio de Satanás o del Diablo, que va a hacer sufnr a
Si los cristiano permanecían recluidos en las sinagogas, estaban a la Iglesia de Esmirna la prueba de la cárcel.
cubierto, seguros y amparados por el abrigo protector de la religión
judía -tolerada por Roma-; si eran expulsados -y los judíos «No tengas miedo de lo que vas a padecer. Mira, el diablo va a
provocaban de grado su salida-, quedaban entonces a la intem- meter a algunos de vosotros en la cárcel para que seáis tentados por
perie, expuestos al socaire de la denuncia y del soborno", y en la diez días». El Señor que conocer la dramática situación y el peligro
inexorable obligación de tributar culto público al emperador". reinante, aconseja valerosamente a la comunidad de Esmirn~ no teme,r.
El martirio de s. Policarpo (aproximadamente en el año 155) mues- El imperativo de presente <po~ou más la partícula negativa 1.1T1~~V
tra de manera concreta y paradigmática cuanto se ha venido afirmando; significa que deje de temer; que aca~e ya con ~se est~do de. turbación
que la paraliza. Este mandato terminante esta el mismo tiempo se-
23. En el relato del ciego de nacimiento se habla con brevedad de sus padres; se
relata su fría indiferencia al no querer tomar, de manera apática y antinatural, partido ni 28. En el relato se pone de manifiesto la actitud irascible de los judíos: cómo piden
por Jesús ni por su hijo. El evangelista comenta sobriamente tal actitud y dice de ellos éstos la muerte de Policarpo; son los más entusiastas y frenéticos y,. aunqu: es día de
que tenían miedo a los judíos (¡miedo a sus propios connacionales, a los de su misma sábado, corren apresuradamente para buscar los instrumentos del martmo; senal del odio
patria!). El conflicto ya estaba abierto y declarado entre la sinagoga y los cristianos; ellos fanático que les corroía: «Furioso de ira, todo el pueblo de judíos y gentiles que habitaban
no son sino los exponentes de una ya arraigada desavenencia: «Esto dijeron sus padres, en Esmirna vociferó entonces: Este es el maestro del Asia, el padre de los cnstianos, el
porque tenían miedo de los judíos; pues los judíos habían resuelto que si alguien confesaba destructor obstinado de nuestros dioses y violador de nuestros templos ... Entonces, por
que Jesús era el Mesías, fuese expulsado de la sinagoga» (Jn 9,22). común y unánime consentimiento de todos, sentenciaron que Polic~o fuera quemado
24. Cf. Flavio Josefo, Antigüedades judías XX, 19,1. vivo» (XI); «Entonces el pueblo voló a los baños y talleres a buscar lena y sarrruentos, y
25. Para toda esta problemática acerca de la comunidad joánica en conflicto con los más que nadie los judíos» (XII). .
judíos, cf. R. E. Brown, La comunidad del discípulo amado, Salamanca 1963, 41-43. 29. El autor del Apocalipsis se muestra aquí completamente acorde con el sentir de
. 26 .. De seis clases de calumnias eran acusados los cristianos: canibalismo, lujuria, Pablo: «Porque ser judío no está en lo exterior, ni circuncisión es tampoco la exten?r en
inmoralidad, dembo de casas, ateísmo, deslealtad política y de ser incendiarios. Cf. Barlay, el cuerpo; no, judío se es por dentro, y circuncisión es la del corazón, hecha por el Espíritu»
98. (Rom 2,28-29).
27. Justino es testigo privilegiado de esta persecución judía a los cristianos; él los 30. Diversos apelativos recibe el Demonio en el Apocalipsis: Diablo (2,10; 12,9.12;
acusa en repetidos pasajes de su libro Diálogo con Trifón, del que referimos con brevedad 20,2.10); Serpiente primordial (12,9; 20,2); Satanás (2,9.13.24; 3,9; 20,~.7). El texto
los textos más significativos: «Pero si le maldecís no sólo a. él, sino a los que creen en más significativo y completo del libro sigue siendo 12,9, donde se habla inicialmente del
él, y a éstos, apenas tenéis poder para ello, les quitáis la vida» (95,4); «y si ni los gentiles gran Dragón, con el nombre mítico de la serpiente antigua. La comunidad, que lee el
ni vosotros nos hacéis caso, sino que os empeñáis en que neguemos el nombre de Cristo, pasaje del Apocalipsis, aplicándose asiduamente a una labor de discernimiento sapiencial ,
nosotros preferimos antes morir y nos sometemos de hecho a la muerte» (96,2); «Todavía debe reconocer esos nombres en el subsuelo negativo de la dura historia que padece, tiene
está verdaderamente levantada vuestra mano para obrar el mal, pues ni aun después de que identificarlos en todas las manifestaciones reales del mal, que poseen una raíz viva y
matar a Cristo hacéis penitencia, sino que nos odiáis a nosotros, que por él hemos creído corrupta: el gran Dragón. «y fue lanzado fuera el gran Dragón, la serpiente antigua, el
en el Dios que es Padre del universo y, siempre que tenéis poder para ello, nos quitáis la que se llama (ó KUAOÚ¡¡eVo~)- aquí está la labor de decodificación simbólica y de
vida» (133,6). Cf. además 16,2; 47,S. aplicación histórica- Diablo y Satanás, que engaña al mundo entero».
92 La palabra del Señor a la Iglesia Carta a Esmirna (Ap 2,8-11) 93

ñalando la atmósfera de miedo existente en la comunidad, debido a seña- en la persona de unos de sus ilustres miembros: «Mantienes
los peligros y las persecuciones que sobre ella amenazadoramente se mi nombre y no has renegado de mi fe ni siquiera en los días de
ciernen y que de hecho se llevaron a cabo. Antipas, mi testigo fiel, que fue muerto entre vosotros, donde Sa-
Van a ser tentados los cristianos de Esmirna durante «diez días». tanás habita» (2,13)32.
El .nú?Iero diez indica una fracción numérica, señala un tiempo breve La fidelidad, que no significa absurda tozudez ante unos he-
y limitado de prueba. Algunos pasajes de AT sirven para explicar esta chos insoportables ni heroísmo inhumano a ultranza, en el libro del
precisa numer~ción. El herma~o y la madre de Rebeca, apenados por Apocalipsis posee específicamente un marcado carácter cristo-
la n;ar~ha de esta, hablan al SIervo ya mayordomo de Abrahán, que lógico.
habla Ido a Nafor en busca de esposa para Isaac, rogándole que per- Algunos textos lo muestran sobradamente. Cuando es arrojado
manezca Rebeca por un tiempo entre ellos, antes de ir al encuentro fuera del cielo el Diablo, el «acusador de nuestros hermanos», en
de Isaac, a desposarse con él: «Que se quede la joven con nosotros singular combate contra Miguel y sus ángeles (Ap 12,7-9), los ven-
unos días, por ejemplo, diez. Luego se irá» (Gén 24,55)31. El texto cedores exultan de alegría en el cielo, porque ellos han logrado su
bíblico que más ilumina sigue siendo del profeta Daniel. Este pide al victoria al haber participado plenamente de la redención de Cristo y
gua:da que le permita no comer los alimentos contaminados, manjares haber mantenido firmemente su palabra hasta la muerte:
y VI?Ode la mesa del rey. Diez días durará la prueba, durante la cual
los Jóvenes Daniel, Ananías, Misael y Azarías (1,7) se someterán a «Ellos han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra
una estricta dieta de verduras. Superada la prueba, Dios les concede del testimonio que dieron, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte»
el premio de la sabiduría, ciencia e inteligencia (1,17); y el rey los (12,11).
pone honrosamente a su servicio (1,19). El paralelismo resulta útil' el
autor del Apocalipsis pudo muy bien servirse de este modelo bíblico El autor de la Carta a los hebreos anima a los cristianos a seguir
inspirador de su texto, como de un ejemplo entusiasmante para una siendo fieles, -que el ánimo no se canse hasta el punto de caer
IgI~sia <l.ueestaba en ~ance de pasar una dura prueba, para que ésta desmayado (12,3)- manteniéndose unidos a esa gran caravana de
saliera airosa ante la dificultad, para animarla con la promesa de una testigos de todos los tiempos que marcha inexorable, lenta pero firme
recompensa:
como una solemne procesión sacra, por el desierto de la historia rumbo
a la ciudad celeste (11,10 .16).
«Pon a prueba, te ruego, a tus siervos durante diez días; désenos de Para mantener alta la esperanza hay que fijarse en Jesús y fiarse
comer legumbres y de beber agua ... Aceptó él la propuesta y les puso
de él, el autor y consumador de la fe, que sufrió la cruz (12,2); los
a prueba durante diez días. Al cabo de los diez días se vio que tenían
mejor aspecto y semblante ... » (Dan 1,12.14.15). cristianos «aún no han resistido hasta la sangre combatiendo contra el
pecado» (12,4). El ejemplo supremo del Señor aparece entusiasmante
para los cristianos en el himno de la Carta a los filipenses: «Se humilló
«~é fiel h~s~a ~a muerte». La fidelidad que Cristo pide a esta
a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte y una muerte de
Iglesia no esta limitada hacia adelante con el tiempo-frontera de la
cruz» (2,8).
muert~, s.ino que la incluye intrínsecamente, como una exigencia y
requennuento supremo. La muerte entra de lleno en la perseveran-
«y te daré la corona de la vida». Con este don, el Señor quiere
CIa; supone la última y recapituladora fase en la fidelidad que se
animar y premiar la fortaleza de la Iglesia de Esmirna. La imagen de
debe a Cristo. Así aconteció ya en otra Iglesia cercana, la comunidad
la corona es de frecuente utilización y posee un uso polivalente; se
cristiana de Pérgamo -y que será la próxima carta de nuestra re-
aplica al vencedor, al desposado, al participante en un banquete" ...
El símbolo de la corona aparece a menudo en el NT:
31.. El Señor habla a los judíos rebeldes: «Dijo Yahvé: le perdono, según tus palabras.
Pero, VIVO yo y la glona de Yahvé llena toda la tierra, que ninguno de los que han visto
rru glona y bs señales que he realizado en Egipto y en el desierto, que me han puesto .a 32. Hasta cinco estadios significativos y escalonados pueden distinguirse en la evo-
prueba ya diez veces y no han escuchado mi voz, verá la tierra que prometí con juramento lución semántica de la palabra/s «testigo-testimonio». Cf. A. A. Trites, Martys and martyr-
a sus padres» (Núm 14,20-23) .. En el texto aparecen juntos dos motivos literarios que dom in the Apokalypse: NTSt 15 (1973) 79.
también van unidos en el Apocalipsis, la prueba y el número diez. 33. Cf. W. Grundmann, Stephanos, en TWNT 7, 617ss.
94 La palabra del Señor a la Iglesia Carta a Pérgamo (Ap 2,12-17) 95

«Los atletas se privan de todo; yeso por una corona corruptible; nosotros un factor negativo «demoníaco», perturbador e instigador del mal.
en cambio, por una incorruptible» (l Cor 9,25). ' Existen tres elementos que se suceden en el acontecer de la Iglesia
«y cuando aparezca el príncipe de los pastores recibiréis la corona de de Esmirna Y que se implican el uno al otro: el premio de la vida
gloria que no se marchita» (l Pe 5,4; cf. además Flp 3,14; 2 Tim 2,5). eterna que anima la fidelidad y la prueba, tan dura a causa de la
fuerza maligna que despliega Satanás.
La imagen es, pues, común y polisémica; se aplica a la vida La corona de la vida equivale a la promesa que Cristo hace al
cristiana bajo l~ metáfo~a de una carrera o de un pugilato; se otorga vencedor: «No sufrirá daño de la muerte segunda». La muerte se-
como el prerruo merecido a la constancia y a la fidelidad de la gunda significa la exclusión del ~undo de la resurrección y la ~on-
Iglesia. Ese triunfo se materializa visiblemente en el símbolo de denación a la gehenna". Pasar indemne por esa muerte es arribar
una corona. a los gozos eternos de la Jerusalén celestial, donde, entre tantos
Pero la imagen en el libro del Apocalipsis resulta más completa, dones venidos a Dios, está el árbol de la vida (22,2).
reza exactamente as~: «corona de la vida». La expresión íntegra Con esta promesa final, el Señor levanta el ánimo caído de la
aparece con frecuencia en las Odas de Salomón, en medio de tantos pobre -aunque rica- y hostigada Iglesia de Esmirna.
versos admirables, que merecen ser releídos y reseñados". Otros
textos ~~eden tan;bién aducirse (cf. Testamento de Benjamín 4,1;
Ascensión de Isaías 7,22; 8,26; 9,10-13; 2 Henoc 14,2; Martirio 3. Una Iglesia que habita entre la persecución y el peligro de la
de san Policarpo 15,1). apostasía. Carta a Pérgamo (Ap 2,12-17).
Se ha visto en esta corona una discreta alusión al bautismo'
merced a_este sac~a~ento la vict~ria prometida queda ya inaugurada: 12. Escribe al ángel de la Iglesia en Pérgamo: Esto dice el
como senal o anticipo, en esta vida". Y se ha vislumbrado también 13. que tiene la espada aguda de doble filo. / Conozco dónde
en ella una sobria mención del retorno al paraíso perdido. Esta vuelta habitas, donde está el trono de Satanás, y que mantienes
al Edén original significa tener la capacidad, que otorga la victoria mi nombre y no has renegado de mi fe ni siquiera en los
cristiana, para ceñirse una hermosa corona entretejida con las ramas días de Antipas, mi testigo fiel, que fue muerto entre
del árbol de la vida". 14. vosotros, donde Satanás habita. / Pero tengo algo contra
~a corona de la vida, pues, designa el premio eterno, partici- ti: tienes ahí a los que mantienen la enseñanza de Balaán,
pación en la vida divina, en la inmortalidad y eternidad de Dios, el que enseñó a Balac a poner tropiezos a los hijos de
para todos aquellos cristianos que se muestran fieles a lo largo del Israel, a comer de los sacrificado a los ídolos y a fornicar. /
duro combate de su fe. Detrás de esta ardua batalla, aparece siempre 15. Así también tú tienes a los que mantienen igualmente la
16. doctrina de los nicolaítas. / Conviértete, pues, si no vendré
pronto a ti y combatiré contra ellos con la espada de
34. «El Señor está en mi cabeza como una corona, no permaneceré fuera de él.
17. mi boca. / El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice
Trenzada para mí está la corona de la verdad; él hizo que tus ramas florezcan en mí,
porque no se parece a una corona seca que no florece, sino que tú vives sobre mi cabeza a las Iglesias. Al vencedor le daré' del maná escondido, y
y has florecido sobre mí. Tus frutos son plenos y perfectos, llenos de tu salvación» (I, 1- le daré una piedra blanca, y en la piedra un nombre nuevo
5); «He s~do coronado por mi Dios, y mi corona es viva. He sido justificado por mi Señor, escrito, que nadie conoce sino aquel que lo recibe.
lID salvación es incorruptible» (17,1-2); «Revístete de la gracia del Señor abundantemente
ven al paraíso y hazte una corona de su árbol. Ponla sobre tu cabeza, alégrate y recuéstate
en su tranquIlida?» (20,7-8) ', Este último texto, entre otros muchos que podrían ser citados, «Esto dice el que tiene la espada agua de doble filo». Cristo se
merece una particular atención por la rica y densa evocación que despierta. Se habla de presenta a esta Iglesia de manera desafiante y combativa: posee una
una vuelta al paraíso para poder trenzar allí, con la verde fronda y tiernas ramas del árbol
«que está en medio del paraíso», es decir, del árbol de la vida, una hermosa corona, que espada aguda, de doble filo. La metáfora de la espada designa en el
será por fin, la corona de la vida.
35. Cf. K. Rudolph, Die Mandder II, Gotingen 1961, 180. 37. Cf. M. McNamara, The New Testament and the Palestinian Targum to the
36. Dicha evocación aparece sugerida en los versos anteriormente citados de las Odas Pentateuch, Rome 1966, 117-126. Véanse estos textos paralelos: Ap 20,6.14; 21,8; J
de Salomón. . 51,39.57; TgPls 22,14; 65,6.15.
96 La palabra del Señor a la Iglesia Carta a Pérgamo (Ap 2,12-17) 97

libro del Ap (1,16 [dos veces en la presente carta: 2,12.16]; 6,8; enfrentarse Y resistir a las dificultades existentes, la comunidad se ha
19,15.21) a la palabra de Cristo resucitado; su tremenda fuerza beli- mantenido fiel.
gerante. Esta palabra militante quiere, por una parte, dar firmeza al Cristo encarece su perseverancia y ensalza su conducta. Dos ala-
grupo cristiano, que padece el acoso ambiental; por otra parte, pretende banzas, de igual corte, en estricto paralelismo, pronunciadas por el
herir, y curar (espada de doble filo, como un bisturí) en una limpia Señor, son una muestra del reconocimiento y de la estima, más alta
operación profiláctica a cuantos se están desviando de la verdadera fe y dig~a en cuanto. que mayor fue el grado de dificultad y más dura
cristiana y tratan de convivir con el entorno infestado de idolatría. resulto la persecucion:

«Conozco dónde habitas, conde está el trono de Satanás». El Señor «Mantienes mi nombre y no has renegado de mi fe». «Mantienes
sabe bien el ambiente difícil en el que se encuentra inmersa la co- mi nombre», es decir, te has adherido a la confesión de mi nombre,
munidad. La expresión gráfica «donde está el trono de Satanás» -la y lo mantienes con un esfuerzo perseverante, a pesar de la hostilidad
palabra trono designa simbólicamente la autoridad suprema de un poder del ambiente (idéntica expresión se encuentra en 3,8).
real ejercitado- alude al ambiente preponderantemente satánico en el Este «mantenimiento» leal se concretiza en el hecho de no haber
que la ciudad vive". renegado de la fe. Dice el Señor con exacta concisión: «de mi fe».
Pérgamo constituía el centro del culto imperial para toda la región En esta breve expresión el adjetivo uoo es objetivo, se refiere a Cristo
de Asia. Dominaba estratégicamente el país y era célebre por su pan- no como modelo de fe, sino como objeto y destinatario de este acto
teón de dioses paganos: un altar colosal dedicado a Zeus, un gran de creer, es decir, fe en mí, en Cristo (cf. 14,12). El verbo apv¿o¡.t.at,
templo al dios Esculapio a donde acudían innumerables enfermos con «renegar», se encuentra en contextos marcados por la dificultad, donde
el ánimo de ser curados. El trono de Satanás puede referirse indistin- se pide una decidida y pública confesión de la fe (cf. Mt 10,33;
tamente a uno u otro dios, o también, de forma global, al culto imperial, 26,70.72; Lc 12,9; Jn 13,38; 18,25.27).
que había levantado un sinfín de edificios, en el año 29 a. C. 39.
La comunidad eclesial vivía inserta en esta atmósfera pagana as- «Ni siquiera en los días de Antipas, mi testigo fiel, que fue muerto
fixiante y en un contexto de culto imperial absorbente, donde la con- entre vosotros donde Satanás habita». La extraña mención de este
fesión de fe cristiana parecía amenazadoramente socavar los cimientos nombre sugiere la relativa escasez de mártires. Andrés de Cesarea
de la religión oficial, y hacer tambalear la fijeza del orden cósmico y afirma haber leído el relato de este mártir", a la sazón, obispo de
social establecido". Por ello, era sistemáticamente puesta en entre- Pérgamo, bajo el imperio de Domiciano.
dicho y duramente reprimida. A pesar del enorme desgaste que suponía Sin duda para marcar la ejemplaridad del mártir, el texto del Apo-
calipsis se toma preciso y original. Dos elementos sintagmáticos con-
38. Léanse estos significativos textos del Apocalipsis, donde el vocablo' trono se
fieren grandeza a Antipas en su calidad de mártir. En primer lugar,
asocia tanto, hasta e.l punto de confundirse sernánticamente, con el poder y la' autoridad el extraño caso de aposición, la expresión «testigo fiel» debería ir
ejercitada. Las expresiones hablan del dominio satánico; del Dragón, origen radical de la según la ortodoxia sintáctica colocada en genitivo y va declinada en
perversión en la historia, que hace partícipe de su propio poder a las dos Bestias, sus nominativo. Se trata de un hebraísmo y de una manera de resaltar,
emanaciones maléficas más notables y corrosivas: «Me paré sobre la arena del mar, y vi
subir del mar una Bestia ... y el Dragón le dio su poder y su trono y grande autoridad»
como un subrayado pedagógico, con la ruptura de la norma gramatical,
(13,1.2); «El quinto ángel derramó su copa sobre el trono de la Bestia; y su reino se cubrió la condición de mártir que tiene Antipas". En segundo lugar, la palabra
de tinieblas» (16,10). mártir se encuentra matizada con el adjetivo uou que indica la pertenencia
39. Para conocer más detalles históricos, cf. Bonsirven, 112-113. Es preciso observar de Antipas, como testigo, a Jesús glorioso, el testigo por excelencia (cf.
que se trata en rigor de alusiones más o menos veladas y crípticas; una exégesis seria
descubre la ambigüedad de estas referencias, especialmente porque las cartas no ofrecen
1,5). Antipas, pues, es reconocido en la comunidad de Pérgamo por su
paralelos claros donde apoyarse con firmeza. Con todo, una mirada atenta a la historia
no puede resultar ociosa; nos permite situar el Apocalipsis de Juan, no al modo de unas 41. Commentarius in Apocalypsin V, 12: MG 106,238.
tablas revelatorias bajadas del cielo -imagen proverbial de las obras apocalípticas ju- 42. No son indiferentes en la lectura griega del Apocalipsis los ejemplos donde existen
días -, sino en contacto y cercanía con los acontecimientos que ha vivido la Iglesia anomalías gramaticales en los casos de aposición; el segundo miembro de la frase adopta
peregrina por este mundo. generalmente, pero de forma irregular, el nominativo: 1,5 (sin duda, el más claro y
40. Cf. P. Prigent, Au temps de I'Apocalypse, 2. Le culte impérial: RHPF 55 (1975) relevante, que pretende subrayar los tres atributos de Cristo: testigo, resucitado, rey); 2,20;
222-223. 3,12; 7,4; 8,9; 9,14; 14,12.14; 20,2.
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condición de mártir, y este martirio resulta digno de veneración y de Esta tradición nociva se implantó posteriormente y ha dominado
recuerdo, ya que él ha sabido con su vida y con su muerte dar continuidad en el judaísmo y el cristianismo. Se impuso en la literatura rabínica".
histórica al único martirio y testimonio de Jesucristo. Algunos escritos también nos permiten conocer la mentalidad cris-
La expresión «fue muerto» aparece en frases impregnadas por la tiana del tiempo acerca de este personaje. Habla el apóstol Pedro de
realidad de la persecución (2,13; 6,11; 8,11; 9,18.20; 14,13; 19,21), con las lecciones del pasado (2 Pe 2,4-10) y de los que desprecian la Gloria
lo que la palabra testigo toma en este contexto la honrosa acepci.ón de de Dios (11-14); hace una reflexión sapiencial en su carta e indica
mártir. sentenciosamente que la senda errada que están siguiendo es copia del
pasado: «Abandonando el camino recto, se desviaron y siguieron el
Tras este reconocimiento largo y sincero por parte del Señor, viene camino de Balaán, hijo de Beor, que amó un salario de iniquidad»
la parte, también extensa, del juicio negativo, la desaprobación: «Pero (v.15). Parecido lamento y reproche suena en otro escrito: «¡Ay de
tengo algo contra ti; tienes ahí a los que mantienen la enseñanza de ellos, porque se han ido por el camino de Caín, y por un salario se
Balaán, el que enseñó a Balac a poner tropiezos a los hijos de Israel, han abandonado al descarrío de Balaán!» (Jds 11).
a comer de lo sacrificado a los ídolos y a fornicar. Así también tú Balaán se ha convertido, pues, en un protagonista de leyenda, un
tienes a los que mantienen igualmente la doctrina de los nicolaítas». personaje típico para el pueblo judío, tristemente célebre por haber
Literalmente reza así el inicio del texto del Apocalipsis: «tengo logrado con sus falaces hechizos de adivino la corrupción de sus
contra ti unas pequeñas cosas» (EXro KU'tU cou o",íyu) a pesar de que antepasados. Sobre él existe una mirada negativa unánime; ha llegado
a ser el paradigma de todo corruptor".
luego se hable genéricamente de una sola. Incluso, ese poco, esa
La escritura del Apocalipsis sigue la misma línea de influencia
nimiedad o debilidad quiere el Señor declararla sin ambages, para que
dañina; pero hace algo más, realiza una transposición histórica acorde
la Iglesia se purifique del todo y no encuentre mota alguna de impe-
con los avatares que vive la comunidad y la Iglesia. Y prohíbe, sobre
dimento en su leal conversión. el telón de fondo funesto de las leyendas de Balaán, el que llevó al
La referencia a Balaán es importante, y el autor la desarrolla con pueblo a su degeneración, cualquier tipo de compromiso y tolerancia
amplitud. Aunque su mención en la Escritura sea breve y ocasional, con estas doctrinas sincretistas y estas prácticas idolátricas; veda ter-
Balaán ha llegado a convertirse en un personaje simbólico, que ha minantemente comer de lo sacrificado a los ídolos y fornicar.
causado una gran fascinación entre el pueblo judío".
El AT contiene una tradición benévola y positiva (documentos 44. Entre los múltiples testimonios de esta desfavorable opinión, se encuentra el de
yahvista y elohísta) sobre la figura de Balaam, quien, pese a la repulsa Filón; éste relata con detalle cómo Balaán aconseja al rey Balac la estrategia adecuada a fin
del rey Balac y la negativa de la burra, sólo tiene boca para bendecir de conseguir la apostasía del pueblo de Dios: entregar las jóvenes mujeres de Moab a los
israelitas para que lograsen aquéllas, por medio de sus encantos, hechizar a éstos e inducirlos
con palabras inspiradas. «Cómo maldeciré si no maldice Dios» (Núm a la adoración de los dioses paganos: <<PaSemosy examinemos cómo las hermosas recomen-
23,8), al pueblo de Israel (cf. Núm 22,2-24,25). daciones del adivino (Balaán) eran artimañas para causar la derrota incontestable de los que
Junto a 'esta tradición no puede olvidarse una interpretación de la son capaces de ser siempre vencedores. Sabiendo, en efecto, que sólo había un medio de
tornar a los hebreos y hacerlos transgredir su ley ... (se narra prolijamente el camino de la
línea sacerdotal, desfavorable y negativa. De esta misma interpretación tentación y de la caída) ... Tales fueron los consejos de nuestro adivino» (Vida de Moisés, 1,
adversa se hace eco la Escritura: «Precisamente ellas (las mujeres de 295-299). Otros testimonios señalados pertenecen a F1avio Josefo, Antigüedades judias IV,
Moab) fueron las que indujeron a prevaricar contra Yahvé a los hijos 129-130. Orígenes, Homilias sobre Números XX, 1.4: MG 12,727.735.
de Israel, siguiendo el consejo de Balaán» (Núm 31,16). Aquí aparece 45. La interpretación hostil de Balaán puede ser ya resumida a grandes rasgos. Balaán
aceptó la invitación de Balac voluntariamente y por vanidad. Quiso desde siempre maldecir
Balaán como el instigador y provocador de la infidelidad del pueblo '"- pueblo de Israel; era en este arte de las taimadas artimañas un verdadero experto. Más
hacia Yahvé, mediante el encanto de estas mujeres que arrastraron a aun, él odiaba a los israelitas, y ya antaño quiso destruirlos en Egipto. Cegado por sus propias
los israelitas a los banquetes festivos y a la adoración de sus ídolos. pasIones, se opuso resueltamente al mandato de Dios, que ordenaba bendecir a los que él
bendecía. Ni el milagro de su burra, que hablaba, ni la aparición del ángel, fueron capaces
de hacerle desistir; pero finalmente, forzado por Dios a bendecir a aquellos a quienes deseó
43. «La figura de Balaán nunca ha dejado de fascinar a los judíos». Esta expresión arrumar,. se rebeló abiertamente contra Balac y dio malos consejos al rey. Balaán es, según
corresponde a G. Vermes, Scripture and Tradition in Judaism, Leiden 1983, 173. El ~os.escntos antes citados (Vida de Moisés, Antigüedades judiasi, la personificación de la
autor, con gran conocimiento de las tradiciones judías, hace un estudio tan dilatado como odicla, del orgullo y del odio. Es el hombre malvado por excelencia, y el hecho de que
penetrante acerca de la historia de Balaán y su posterior influjo, a lo que dedica cincuenta DIOSse dirigiese a él como profeta, sólo aumenta su culpa y su pecado. Cf. G. Verrnes,
páginas, 127-177. o.c., 174-177.
100 La palabra del Señor a la Iglesia
Carta a Pérgamo (Ap 2,12-17) 101

El comer de lo sacrificado a los ídolos aparece, como motivo de


lo que equivale a decir con comentario añadido pero justificado: «co-
discusión y tropiezo, con cierta frecuencia en el ambiente del NT. El
rruptores del pueblo, es decir, de la Iglesia».
libro de los Hechos (15,20.29; 21,25) recuerda que el decreto del
Si la Iglesia no pone coto cerrado a esa dejadez, a lo que el Señor
concilio de Jerusalén prohibía la participación en los cultos paganos
y sus comidas concomitantes. Pablo, consultado sobre tales costumbres llamaba «unas pocas cosas» oAíya; si no se convierte, puede suceder
por los cristianos de la Iglesia de Corinto (1 Cor 8-10; cf. Rom algo. peor o lamentable. Hace, por ello, Cristo una tremenda requi-
sitoria y una llamada urgente a la conversión:
14,2.15), sólo pone en entredicho estas comidas cuando supongan un
escándalo para el hermano, y da el apóstol como solución al conflicto
«Conviértete,
esta tajante' regla de oro: «Por tanto, si un alimento causa escándalo
si no vendré pronto a ti
a mi hermano, nunca comeré carne para no dar escándalo a mi her-
mano» (1 Cor 8,13). y combatiré contra ellos con la espada de mi boca».
En la comunidad de Pérgamo el ambiente parece distinto": se
refleja en ella el mismo clima de prevaricación que, a grandes líneas, El texto, así dispuesto, quiere mostrar el carácter dinámico, ace-
se ha bosquejado en el AT; no eran comidas de tipo «neutro», sino lerado y expeditivo de la palabra de Jesús. El Señor anuncia su pronta
banquetes conducentes a una moral heterodoxa y a un ambiente pa- venida, llegada punitiva, y declara con solemnidad que combatirá
ganizante, no acordes con la exigencia decente de una vida cristiana. contra ellos, los cristianos heréticos, con la espada de su boca. La
También, influido sin duda por este contexto, el verbo fornicar ad- expresión aparece en 1,16; 2,12; 19,15. Se trata de una real antici-
quiere un matiz idolátrico, es decir, apartamiento del Dios único y pación del combate escatológico; es la venida repentina de Cristo, juez
reconocimiento y adoración de los dioses paganos, connotación ésta y guerrero al mismo tiempo.
bastante común en el AT"7. La ~azó? explicativa de la mención de tan enorme castigo, a saber,
El Señor identifica a estos falsos maestros con los nicolaítas". El por que Cnsto va a «combatir con la espada de su palabra» hay que
texto del Apocalipsis rezaría así: «Como Balaán enseñó a Balac a rastrearla y buscarla en algún lugar idóneo del AT. No puede olvidarse
poner tropiezos a los hijos de Israel... así tú también tienes a los que que en todos los relatos donde se habla de Balaán y de la corrupción
mantienen igualmente la doctrina de los nicolaítas». subsi?uiente e~tre l?~ hijos de Israel, aparece siempre un tiempo ne-
Inspirándose como tema ambiental en la contaminación del pueblo cesano de purificación que resulta polémico. Tras encenderse de ira
de Israel en el AT, que incluía el apartarse deliberadamente del servicio Yahvé contra Israel -inmediatamente después del relato de Balaán-
al único Dios verdadero y volverse a la idolatría con sus prácticas decreta a Moisés la muerte de los jefes del pueblo; luego, Moisés
rituales y formas paganas de vida, el libro del Apocalipsis ha elevado or~ena matar a quienes se adhirieron al Baal de Peor (Núm 25,3-6).
a categoría teológica esa prevaricación veterotestamentaria; ha hecho Mas adel~te suce~e ~I alanceamiento inmisericorde de un israelita y
de ella un emblema a fin de que la Iglesia de todos los tiempos de u~a mujer madianita por parte de Pinjás, «con lo que cesó la ira
reflexione y evite a todo trance la conducta impía del pueblo en el de ~IOS» (cf. v. 6-16). Igualmente en el libro de los Números (31,17)
desierto. Para lograr su objetivo ha utilizado la célebre figura de Balaán se dice: «Matad, pues, a todos los niños varones». El contexto, como
que, dentro de una extendida tradición judía y cristiana, suena cons- se ve, es altamente violento y vindicativo. Se trata de restablecer la
tantemente como el gran prevaricador. Hoy, dice el Señor, trámite las santidad del pueblo de Dios habiendo de derramar, en estricta com-
palabras del libro, esa doctrina de Balaán sigue teniendo vigencia; se pensación, la sangre manchada de los culpables.
trata de los nicolaítas, cuya enseñanza no precisa ni explica, pero que En tal situación contextual - y este entorno veterotestamentario
continúan en la misma línea del corruptor del pueblo de Dios, Balaán. explica el tono y el ademán fuerte-, la amenaza del Señor debía ser
Ambas palabras, Balaán y nicolaítas, en su etimología griega y hebrea muy severa y resultativa. Su palabra se toma afilada espada con la
significan fundamentalmente lo mismo: «dueños, amos del pueblo», que va a purificar activamente a los morosos y heréticos cristianos de
~acomunidad de Pérgamo. Su palabra es considerada como un eficaz
46. Cf. Prigent, 52. mstrumento de guerra (<<Desu boca -se refiere a Cristo, que monta
47. Es la interpretación que sigue Orígenes, In Num. XX, 1.4: MG 12,727.735.
el c.aballo blanco- sale una espada aguada para herir con ella a las
48. Charles 1, 64.
naCIOnes» cf. Ap 19,15). .
102 La palabra del Señor a la Iglesia Carta a Tiatira (Ap 2,18-19) 103

No se trata de una venida por la espalda, a traición o a destiempo, de una mirada penetrante y devoradora (ojos como llama de fuego) y
sino de un correctivo eficiente, aunque doloroso; sanción que será de una firmeza que se apoya en el electro, refinado en la fragua ardiente
mucho más saludable -en términos de salvación se está hablando- de un horno. Cristo, pues, como Hijo de Dios y adornada de la suma
que una desgracia para siempre. El Señor sólo está esperando con la
santidad, quiere afianzar la virtud de esta Iglesia.
proclama de esta amenaza que la comunidad de Pérgamo, avisada y
El elogio o juicio positivo es breve, pero denso: subraya el positivo
escarmentada, reflexione y aprenda: que la Iglesia verdaderamente se
convierta a su Señor. progreso en la vida eclesial. El reproche o juicio negativo, .en cambi~,
es amplio y detallado: trata de cortar la culpable tolerancia y perrru-
sividad de la comunidad. No pide el Señor la conversión de la Iglesia,
4. Una Iglesia que necesita ser confirmada. Carta a Tiatira sino que ésta se aferre a lo que ya tiene; que robustezca su fe (<<Sin
(Ap 2,18-19). embargo, lo que tenéis, mantenedlo con fuerza [xpurúonre] hasta
que vuelva» v.25).
Conoce perfectamente el Señor la conducta íntegra de su Iglesia;
18. Escribe al ángel de la Iglesia en Tiatira. Esto dice el Hijo sabe cómo en verdad está viviendo; nada se le oculta al fino taladro
de Dios, el que tiene los ojos como llama de fuego y sus de su mirada de fuego. Sabe bien sus obras, que según el Apocalipsis,
19. pies semejantes al electro incandescente. / Conozco tus obras, designan la expresión objetiva, realista de una existencia interior, el
y tu amor, y tu fe, y tu servicio, y tu perseverancia adecuado comportamiento concorde con la fe. Estas obras o vida
20. y que tus obras últimas son mayores que las primeras. / Pero manifestada, se van desglosando ante el Señor a manera de un cuadro
tengo contra ti que permites a esa mujer Jezabel, que se dice que tuviera cuatro caras.
profetisa, enseñar y engañar a mis siervos a fornicar y comer
21. de lo sacrificado a los ídolos. / Yo le he dado un tiempo Las cuatro partículas gramaticales de unión Kui (<<y»)copulativo,
para que se convierta, pero no quiere convertirse de cada una delante del correspondiente sustantivo, introducen una des-
22. su fornicación. / Mira, voy a postrarla en cama y a los que cripción pormenorizada del contenido objetivo de las obras. Reseña
adulteran con ella en una gran tribulación, si no se el Señor, uno a uno, estos elementos: «Conozco tus obras, y tu amor,
23. convierten de sus obras; / y a sus hijos los remataré con la y tu fe, y tu servicio y tu perseverancia».
muerte; y todas las Iglesias conocerán que yo soy el que «Tu amor»: Puesto que es Cristo quien se está dirigiendo a la
sondea entrañas y corazones, y os daré a cada uno según comunidad de Tiatira, esta caridad debe genuinamente tener el matiz
24. sus obras. / Pero a vosotros, los demás de Tiatira, a cuantos global de una respuesta por parte de la Iglesia a la dilección inicial
no mantienen esta doctrina, los que no han conocido las del Señor. Se trata, pues, de un amor generoso y leal, de corres-
profundidades de Satanás, os digo: no os impongo otra pondencia y contestación al amor primero -en el tiempo, en la
25. carga. / Sin embargo, lo que tenéis, mantenedlo hasta que
calidad- de Cristo. Las siete Iglesias del Apocalipsis son cons-
26. venga. / Y al vencedor y al que mantenga mis obras hasta
cientes de este amor del Señor que sobre ellas copiosamente se
27. el final, le daré autoridad sobre las naciones / ylas pastoreará
derrama y que ellas -o la Iglesia en su totalidad, «las siete Igle-
con cetro de hierro como se quiebran los vasos de
sias- durante la celebración conjunta y unitaria de la liturgia tan
28. cerámica, como yo he recibido de mi Padre; / y le daré 'la
29. estrella de la mañana. / El que tiene oído, oiga lo que el vivamente experimentan. Y así lo celebran y lo declaran: El Señor
Espíritu dice a las iglesias. es «el que nos ama» (Ap 1,5). También Cristo repite su amor una
y otra vez, sin sonrojo ni sentimiento de pudor, a la Iglesia: «para
que sepan que yo te he amado» (3,9); «yo reprendo y castigo a
«Esto dice el Hijo de Dios, el que tiene los ojos como llama de cuantos amo» (3,19).
fuego y sus pies semejantes al electro incandescente». Cristo se pre- «Tu fe»: Se manifiesta, normalmente conforme al uso establecido
senta a esta Iglesia de Tiatira con el título más alto y solemne de por el Apocalipsis, en un preciso contexto, marcado por una grave
cuantos aparecen en las cartas: Hijo de Dios. También se acompaña dificultad. De entre todas sus apariciones, cuatro de ellas van unidas
104 La palabra del Señor a la Iglesia Carta a Tiatira (Ap 2,18-19) 105

a la palabra únouovú, perseverancia (cf. 2,13.19; 13,10; 14,12). del verbo Q<píTllll«permitir, dejar hacer», cf. Jn 12,7) de una Iglesia
Coloreada, pues, por esta significación típica, se acentúa predomi- negligente.
nantemente en la comunidad de Tiatira la fidelidad, no la creencia;
La mujer Jezabel es una figura de gran relieve en la tradición
una fe que se manifiesta superando los obstáculos de la prueba, y en
bíblica y especialmente judía; símbolo de influencia negativa -se-
especial, adhiriéndose con fuerza a Jesús. Puede recordarse este texto
mejante al personaje masculino de Balaam, anteriormente citado, con
inspirativo: «Aquí está la perseverancia de los santos, los que guardan
el que forma una pareja emblemática de seres depravados-, por su
los mandamientos de Dios y la fe de Jesús» (14,12).
«Tu servicio»: El sustantivo sólo aparece aquí en todo el libro acción de corrupción; símbolo fatídico de toda persona que seduce y
del Apocalipsis, por más que sea el servicio actitud clave en el com- pervierte.
portamiento cristiano. No olvidar el énfasis con que el NT acentúa Algunos relatos bíblicos confirman 'esta proverbial creencia.
esta virtud: Rom 12,7; 15,25.31; Heb 6,10. Al introducir la explicación del reinado de Ajab, el autor del
Acerca de la palabra únollovi¡ (perseverancia) ya se ha hablado libro de los Reyes, muy significativamente pondera la gravedad de
anteriormente. Estos dos últimos nombres, servicio y perseverancia, los pecados del rey, que alcanza su momento crucial, desencade-
pueden ser considerados como adjetivos que determinan la intensidad nante de su larga carrera de crímenes, en el hecho de haber tomado
y el talante de los dos primeros. El amor y la fe son las dos grandes por esposa a Jezabel: «Lo de menos fue haber seguido los pecados
fuerzas de la vida cristiana que se expresan - no pueden por menos de Jeroboam ... sino que, además, tomó por esposa.a Jezabel, hija
que declararse y manifestarse-; poseen dentro de sí un dinamismo de Ittobaal, rey de los fenicios, y se fue a servir a Baal postrándose
irresistible que les empuja a la actividad de manera elocuente. El amor ante él» (1 Re 16,31). De entregarse a la prostitución y a la he-
se traduce operativamente en el servicio; la fe actúa en la perseverancia: chicería fue acusada por Jehú (2 Re 9,22). Más tarde éste la mandó
amor servicial y fe perseverante". asesinar; su muerte-ejecución fue terrible; de ella, pisoteada por los
caballos, no quedó ni el cuerpo del cadáver; para enterrarlo sola-
«y que tus obras últimas son mayores que las primeras». Se mente se encontró el cráneo, los pies y las palmas de las manos (cf.
observa que el sustantivo «obras» aparece al principio y al final de 2 Re 9,30-37). Así fue tristemente recordada por las futuras ge-
este elogio, escueto pero cargado de profunda significación. Toda neraciones, como el símbolo femenino e insidioso de la captación
la vida eclesial queda recortada en esas cuatro palabras (amor, fe, e invitación al sincretismo religioso y pagano.
servicio, perseverancia), que manifiestan el peso específico de las El curioso hecho, reseñado por el Apocalipsis, de que sea una
obras de la Iglesia. Ahora se subraya la cualidad de estas obras;
mujer, no parece ser un detalle banal; seguramente había en la Iglesia
nAl>Íova parece ser usado aquí en el sentido no de cantidad, sino
de Tiatira una mujer de alto rango que pretendía ser profetisa y como
de calidad; las obras no son más numerosas, sino mejores (cf. Mt
tal actuaba. Más allá de esta sobria afirmación, todo cuanto ulterior-
6,25; 12,41.42; Heb 3,3). Por ello la Iglesia de Tiatira se encuentra
mente quiera explicarse sólo puede resultar conjetura o cábala".
en claro contraste con la de Efeso (2,3.4), y está en una fase im-
parable de progreso y de avance ideal. Así es limpiamente reco- «Se dice profetisa»: Ella misma se autodefine. Sabemos que esta
nocido por parte del Señor. función carismática era conocida y respetada en la Iglesia primitiva.
Algunos acontecimientos nos lo confirman (<<Este - se refiere a Fe-
Junto a esta sincera alabanza, emite Cristo una dura represión lipe- tenía cuatro hijas vírgenes que profetizaban» Hech 21,9).
valiéndose de un juicio negativo: «Pero tengo contra ti que permites
a esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñar y engañar a mis e50. . Añadiendo el posesivo «tu» (rñv ., yuvalKú con) -así lo hacen A , 046 , 94 ,
siervos a fornicar y comer de lo sacrificado a los ídolos». i~'ipnano, Aretas entre otros-, significaría: «tu mujer». Algunos autores han defendido
I opiníon de que se trataba de la esposa del obispo (representado en «el angel») de la
Si el balance positivo era grande, grande y severo es el reproche ~esla de Tiatira (i); otros piensan que era la sibila o pitonisa del lugar (Bousset, 217;
que Jesús hace a causa de la dejadez e incuria (para el uso y significado . hmey~r, 27). No existe en el pasaje -de acuerdo con la mejor crítica textual- base
Jusltficaltva para la primera interpretación, pues el añadido es tardío. La segunda opinión
~SUlta, aun en el mejor de los casos, gratuita y pintoresca. Que asuma la función de sibila
49. «Fidelidad perseverante, servicios de caridad debidos a los cristianos». Así tra- ampoco es coherente, puesto que se dice que esta mujer está en la Iglesia sin identificarse
con ella. '
duce Bonsirven, 116.
106 La palabra del Señor a la Iglesia Carta a Tiatira (Ap 2,18-19) 107

En el texto del Apocalipsis no se critica el ministerio profético, «Fornicar Y comer de lo sacrificado a los ídolos»: Este era el
de honrosa tradición entre algunas mujeres", sino el hecho de haberse objetivO de su engaño; inducir a los cristianos de la comunidad de
autodenominado así, y el ejercicio concreto -sus modales y conte-
Tiatira -como la Jezabel veterotestamentaria- a fornicar y comer
nidos-, que de la profecía hace, y que a continuación se relatan.
«Engaña a mis siervos»: Es una actividad subrepticia, realizada de los ídolos. El verbo nopvsóoi tiene en el Apocalipsis un sentido
con fraude y superchería. Aún más, en el libro del Apocalipsis el verbo metafórico, a saber, idolátrico, de contaminación pagana (cf. en los
engañar, nAuváro, indica una acción específicamente demoníaca. Re- tres textos donde aparece, fuera de 2,14 y el nuestro: 17,2; 18,3.9).
cogemos en síntesis todos los textos pertinentes. Se trata de Satanás Como fácilmente puede comprobarse, se repite ahora lo mismo
o el demonio quien es definido categóricamente como el engañador que se dijo en la carta anterior a la Iglesia de Pérgamo y que era
absoluto: «El engañador del mundo entero» (12,9). La segunda Bestia, atribuido al propio Balaán; pero el orden es aquí inverso. Ignoramos
emanación del gran Dragón (13,11) «engaña a los moradores de la si tal cambio posee mayor alcance o consecuencias teológicas".
tierra» (13,14). La ciudad corrompida de Babilonia, símbolo de todo
sistema social, cerrado y autosuficiente, es destruida porque por sus «Yo le he dado un tiempo para que se convierta, pero no quiere
hechicerías «fueron engañadas todas las naciones» (18,23). La segunda convertirse de su fornicación». La profetisa Jezabel ha disfrutado de
Bestia, «que había hecho señales con las cuales había engañado a una ocasión propicia, de un tiempo saludable y suficientemente largo
cuantos recibieron la marca de la Bestia», es apresada y lanzada al para poder convertirse (cf. Job 36,10; Is 31,6; 55,7; Jer 28,8; Ez
lago de fuego y azufre (19,20). Finalmente, en el capítulo veinte, que 33,12); pero no ha querido. Al don del tiempo oportuno de la gracia,
habla largamente del milenio, se refiere por tres veces al Dragón o la ha respondido con un rechazo absoluto y una negativa deliberada. Es
serpiente antigua, Diablo o Satanás -todos ellos nombres habituales una actitud culpable de anticonversión.
para designar bíblicamente al poder del mal- (v. 2); un ángel lo De manera indirecta y velada hay un mensaje a la Iglesia de Tiatira
encierra para que no engañe más a las naciones (v. 3); luego es de- -y a la Iglesia de todos los tiempos-: ésta, que ahora dispone de
sencadenado y sale, por mil años, a «engañar a las naciones que están tiempo, puede y debe convertirse al Señor, que no haga como la impía
en los cuatro ángulos de la tierra» (v. 8); por fin, y de una vez por Jezabel, cuyo castigo ahora se relata.
todas, es lanzado al lago ardiente de fuego y azufre «el diablo que los
engañaba» (v. 10).
«Mira, voy a postrarla en cama y a los que adulteran con ella
Como puede colegirse por los anteriores pasajes, el verbo engañar
en una grande tribulación, si no se convierten de sus obras; y a sus
en el libro del Apocalipsis reviste el carácter propio de una actividad
diabólica, reservada principalmente a Satanás y a sus secuaces, a la hijos los remataré con la muerte». Toda la frase está construida según
segunda Bestia o al sistema social que se comporta en la práctica como un paralelismo creciente en los tres sujetos protagonistas. Habla la
una prolongación suya, la ciudad secular de Babilonia o cualquier entera expresión de una punición cada vez más dura y terrible. En
sistema social opresivo y paganizante, que usurpa el nombre de Dios. primer lugar, Jezabel será castigada con la enfermedad; después,
La profetisa Jezabel sigue en su ministerio una línea demoníaca; los que adulteran con ella sufrirán una gran tribulación; en tercer
está siendo instrumento satánico. A través de ella, se infiltra dentro lugar, sus hijos -:-los hijos de la prostitución - padecerán la
de la Iglesia la acción corrosiva del poder maléfico, designado en el muerte.
Apocalipsis como demonio": El período íntegro de la frase se manifiesta como una llamada
insistente y urgente a la conversión.
51. El femenino npoqrfjnc; «profetisa» es más bien raro en la Biblia. En el AT «Postrarla en cama»: No se trata aquí de una alusión al lecho
aparece seis veces y se refiere a Miriam (Ex 15,20), Débora (Jue 4,4), Huida (2 Re 22,14;
2 Crón 34,22), una profetisa anónima (Is 8,3) y Noadial (Neh 5,14).
o diván de los banquetes idolátricos, sino al lecho del dolor o de
En el NT se encuentra en Le 2,36 Y alude a la profetisa Ana. la enfermedad. Ya el paralelismo de los miembros simétricos de la
En los escritos extrabíblicos es asimismo escasa su aparición: cf. Flavio Josefo, Anti- frase ayud~ a. precisar este sentido más obvio, el de un castigo o
güedades judías X, 59; Oráculos Sibilinos 3,8·18. de pena objetiva por un comportamiento indigno. Además, existen
52. ¿Quién no ve en esta concatenación de responsabilidades compartidas entre la
Iglesia de Tiatira, la mujer profetisa y la acción de Satanás, una retrospectiva veterotes-
~lgunas expresiones bíblicas que perfilan la significación. Según el
tamentaria, a saber: una acción parecida desarrollada también por tres agentes: Adán, la libro del Exodo (21,18), «después de guardar cama» significa por
mujer que le sedujo y la serpiente o Satanás, que la engañó para cometer el pecado en el
paraíso? (cf. Gén 3,8-20). 53. Cf. Charles 1, 71.
108 La palabra del Señor a la Iglesia Carta a Tiatira (Ap 2,18-19) 109

el contexto (cf. vv. 19-26) estar en la cama por enfermedad o . spira en la clase de muerte que Eliseo determinó para los hijos
convalecencia. En el primer libro de los Macabeos (1,5), la expre- ~~ Tezabel (cf. 1 Re 21,21; 2 Re 10,7)54.
sión «después cayó en la cama» quiere decir evidentemente cayó
enfermo; luego, el texto habla de su muerte y cómo hizo llamar a «y todas las Iglesias conocerán que yo soy e~ que sondea en-
los suyos para despedirse. El libro de Judit (8,3) alude a la muerte ñas y corazones». El autor se sale del reducido marco de la
gloriosa de la heroína del relato: «Cayó en cama y vino a morir en ~;munidad de Tiatira -sin qu~ pierda por. ello validez concre~a
su ciudad de Betulia». uanto está diciendo- y se sitúa en el ámbito general, de Iglesia
Así, pues, la profetisa Jezabel es amenazada con un lecho de eniversal, adonde van dirigidas las siete cartas. Esta es la fuerza
dolor y enfermedad, situación colindante con la mu~rte. (cf. el con- ~el símbolo, que es local y universal al mism? tiempo. En la ~,s-
texto de los pasajes citados); es el relevo actu.al y SUS~ltutl.VOdoloroso tructura interna de la carta supone un momento intenso de reflexión
al lecho de placer, simbólico, de sus propias fornicaciones. Toda sapiencial; a él se invita a toda la Iglesia para que discierna.
la frase tiene una gran fuerza expresiva; el autor ha tomado la palabra El merecido castigo será tan grande y célebre -así de grave fue
lecho en su sentido ambivalente, placer-dolor, y real-metafórico, el escándalo -, que todas las Iglesias «conocerán» - verbo griego que
para hacer ver más de cerca, describir gráficamente el castigo que denota un saber por la propia experiencia- (cf. Ex 7,5; 16,2; 29,46)
se cobija en la propia satisfacción, y hacer daño allí donde la pro- la tremenda fuerza purificadora de Cristo. De él se dice: «Que sondea
fetisa más. ha gozado. . ., entrañas y corazones».
«y a los que adulteran con ella en una gran tnbulaclOn»: .El Hay en esta expresión una innegable influencia de bastantes páginas
término ¡.lI01XEÚro(<<adulterar») sólo aparece una vez:n el ~PO~~liPSIS, de la Biblia: Jr 11,20; 17,10; 20,12; Sal 7,10.
justamente en el presente texto. Se encuentra enJ~ línea simbólica del La escritura del Apocalipsis parece beber directamente del texto
verbo nopveóoi (<<fornicar»); se refiere a la actividad d.e los amantes hebreo; no dice 80K1JláSroV como los LXX, sino ¿pauv<í'ív verbo que
ocasionales de Jezabel. Para éstos también existe un castigo: «una gran traduce bien el original 1fT.l.
tribulación» (cf. Ap 7,14: «Los que vienen de la gran tribulación»). Pablo utiliza una locución parecida: 1 Tes 2,4 y Rom 8,27.
Se trata de tantearlos con una prueba, última y decisiva. Los fugaces Néopoc, «riñón», no aparece en ninguna otra parte del NT.
amantes de Jezabel realizan un doble juego en su vida, mantienen una Dos aspectos deben subrayarse. En primer lugar, la transposición
pretendida fidelidad a Cristo y hace~ concesiones al si~cretismo p~- cristológica. La frase reseñada era un atributo exclusivo de Yahvé
gano. Su conducta es reprochada y vituperada por el Señor; pero aun en el AT; ahora Cristo se la aplica a sí mismo con todo derecho y
existe salvación, «si se convierten de sus obras». . propiedad. La segunda observación se refiere al contenido objetivo
En este caso, como en el ejemplo anterior de Jezabel, el mensaje, de la expresión e indica el conocimiento profundo, exhaustivo e
que pide una atención responsable y una contestación de~id.ida, sig~e inmediato que Cristo tiene de la Iglesia: posee una mirada sabia y
resonando en los oídos de la Iglesia que escucha el Apocalipsis: todavía perspicaz; nada le está oculto; conoce las emociones y sentimientos
hay tiempo de convertirse de las malas obras. , más finos (los riñones, sede de los afectos) y los pensamientos más
«y a sus hijos los remataré con la muerte»: Se habla aqui de la hondos y sutiles (el corazón, sede de la vida racional).
descendencia de la mujer Jezabel, de su estirpe y progenie. Late en
el texto una remembranza del profeta Oseas, con una doble alusión a «y os daré a cada uno según sus obras». Nuevamente nos to-
los hijos y a la madre: «No tendré compasión de s~s ?ijos, porque pamos con una transferencia cristológica; lo que en el ATestaba
son hijos de prostitución. Que su madre se ha prostituido ... cuando reservado al juicio único de Dios (cf. Sal 62,13) ahora se lo apropia
decía: Me iré detrás de mis amantes» (Os 2,6-7). . plenamente el Señor. La afirmación retributiva se encuentra otras
Son los cristianos totalmente atados a la herejía de Jezabel, SIn veces en el Apocalipsis (20,13; 22,12) Y con fuerza en el evangelio
escapatoria ya, sin capacidad de retorno y, lo que result~ peor ~ ~in
voluntad real para salir de tal estado; se han abandonado InCOndICIO- 54. Posiblemente, la palabra «muerte» tenga el sentido genérico de «peste», o «la
nalmente a ella. Como fue la madre, así son los hijos. La presente plaga de la peste»: «y morirán de peste en las cuevas» (Ez 33,27). El vocablo «muerte»
del texto hebreo es traducido por la palabra «peste» (LXX). No obstante, somos partidarios
descendencia, engendrada en la prostitución, recibirá un castigo ma- de la opinión anterior que hablaba de una muerte violenta, especialmente condicionados
yor, será completamente aniquilada. Esta masacre y matanza, tal vez, por el contexto de matanza general de los hijos de Jezabel.
110 La palabra del Señor a la Iglesia Carta a Tiatira (Ap 2,18-19) III

de Mateo (16,27). El juicio y su sentencia aparece simultáneamente «No os impongo otra carga. Sin embargo, lo que tenéis, mante-
como personal (a cada uno) y eclesial (os). nedlo hasta que venga». La expresión primera, dirigida a la Iglesia
El don de Cristo es, en justa proporción, según la medida de la oó ~á.Uú) ¿<p'Új..l<ll; {j)·.)v o ~á.poe;, «no os impongo otra carga», se
respuesta (Ap 20,12.15; 22,12). encuentra en claro contraste con la próxima desgracia de Jezabel:
«Mira, voy a postrarla en cama» (¡800 ~á.AAú)uu"Ci]v de; KAíVllV,
«Los que no han conocido las profundidades de Satanás, como dicen». v. 22).
Estos personajes pretendían tener el acceso al conocimiento divino, la Resuena aquí una singular referencia al decreto apostólico emanado
posesión del Espíritu, que según Pablo (1 Cor 2,10), sondea todas las del primer concilio de Jerusalén:
cosas, hasta las profundidades de Dios (Rom 11,33; Ef 3,18-19).
Sabemos de la existencia de abundantes escuelas gnósticas que «Ha parecido bien al Espíritu santo y a nosotros no imponeros otra carga
(~ápo<;) más que estas cosas necesarias; que os abstengáis (l11téxecr8at)
sostenían semejantes pretensiones. Ireneo escribe de ellos, calificando
de lo sacrificado a los ídolos, de la sangre, de lo ahogado, de la for-
con fino sarcasmo sus aspiraciones: «qui profunda Bythi adinvenisse nicación» (Hech 15,28).
se dicunt» ". Y más adelante: «profunda Dei adinvenisse dicentes» ".
Tertuliano se burla de los valentinianos que tienen aspecto serio y El Apocalipsis recoge el mismo mandato - aunque evita men-
taciturno, parece que continuamente están tratando cosas profundas e cionar lo relativo a la sangre y a lo ahogado-. Pero no habla en
insondables". estos versos, como el libro de los Hechos, de abstenerse de, sino
Este ambiente es conocido también por Ap, que señala a esos ilusos de mantener lo que se tiene. En griego, la contraposición verbal
personajes de la comunidad: gente autosuficiente, que se vanagloriaba aparece en una más clara aliteración: unÉX€lV (Hechos); EX€lV,
de sus profundos conocimientos. Creíanse los únicos poseedores de teo- KpU"C€tV (Apocalipsis).
rías arcanas y enigmáticas, que solían envolver en un vago halo de El Señor recomienda mantener lo que se tiene. Este último verbo
misterio. Para el Señor, ese presuntuoso conocimiento divino se trueca, quiere decir, conforme a su uso en el libro del Apocalipsis, agarrar
de manera inesperada y macabra, en un conocimiento satánico; ya no con fuerza (cf. 2,1; 7,1; 20,2), o bien, aplicado a una enseñanza
conocen las profundidades de Dios, sino las honduras de Satanás. (2,13. 14. 15.25; 3,11), adherirse con firmeza a ella. Por el contexto,
Juzgaban que tal sabiduría les otorgaba derecho a toda forma prác- sabemos que la Iglesia de Tiatira realiza unas obras, que han sido
tica de compromiso pagano; su hombre interior, habitado por una alabadas por el Señor: el amor, la fe, el servicio y la perseverancia;
naturaleza divina, como una «scintilla divina» alojada en el alma, además tales obras van en progresivo aumento de calidad (cf. v.
quedaba inmune e in alterado al contacto con el mundo pagano, y lo 19). A esta conducta, que ya tiene, la comunidad debe atenerse;
que éste conllevaba: sus sacrificios idolátricos, sus costumbres y su este comportamiento debe mantener. (No hacemos sino reproducir
moral. el mismo juego consonántico, utilizado por el griego de Ap).
Su conocimiento divino les permitía, por otra parte, emanciparse Este «saber mantenerse en lo que ya se tiene» se revela a la co-
de las normas de la decencia y de la ética cristiana. Considerábanse munidad, por parte del Señor, como el mejor camino para evitar el
al margen del bien y del mal. Por eso, el Señor, los identifica y, confuso sincretismo religioso, reinante en la comunidad, a causa de
utilizando su propio lenguaje, con una leve ironía, los desenmascara: la profetisa Jezabel y sus adeptos. Y es la manera ideal de superar
ese conocimiento presuntamente divino es en realidad demoníaco, cualquier tipo de prueba que pueda sobrevenir.
esa profundidad es satánica. De ese conocimiento que hincha, se Por fin se considera la única forma de vivir dignamente, a la altura
vale el poder del maligno, como si de una fina estratagema se tratase, del ideal cristiano, con la esperanza puesta en el Señor que viene, que
para actuar sobre tales cristianos y aprisionarlos en su trampa. vendrá.
«Hasta que venga»: La expresión es recurrente en el libro (cf.
55. Adversus haereses TI, 37: MG 7,809. 7,3; 15,8; 20,3.5). Entiéndase la llegada final del Señor, o esa
56. [bid. TI, 38: MG 7,809.
57. «Eleusinia Valentiniani fecerunt, lenocinio sancta, silentio magna, sola tacitur- venida en el tiempo de la historia de salvación, venida presente,
nitate caelestia. Si bona fide quaeras, concreto vultu, suspenso supercilio, Altum est, aiunt» constante, sacramental o de manifestación personal (Jn 14,21.23),
Adversus valentinianos 1, 3-4: CCL 753, 21-24. que cada vez se va acrecentando hasta que un día -o una tarde-
112 La palabra del Señor a la Iglesia Carta a Sardes (Ap 3,1-6) 113

se haga definitivamente plena, realizándose en el horizonte lejano El juicio de Cristo sobre el comportamiento de esta Iglesia es
de la parusía que ha de llegar. Entonces el horizonte remoto se hará evero, sin duda representa el reproche más duro de las siete
cercanía y proximidad. El futuro se adelantará hasta convertirse en s ., S
cartas: «Tienes nombre como de estar VIVO, pero estas muerto». e
presente. El Señor viene para colmar la esperanza de la Iglesia que refiere a su porte externo «tener nombre de», a la Iglesia considerada
anhela su llegada. Es la respuesta divina a la súplica más genuina desde fuera, exclusivamente como manifestación externa y social;
de la Iglesia del Apocalipsis: «Ven, Señor Jesús». Porque sabe -el pero, por dentro, en su vida de fe y de amor, está muerta; ya ni siquiera
Espíritu santo, instinto profundo de la Iglesia así se lo sugiere in- reluce debajo de las cenizas el fuego enterrado de sus ascuas: su hogar
ternamente- que el Señor le ha asegurado su llegada: «Sí, vengo
está apagado. Sólo tiene fachada de vida.
pronto» (cf. 22,20).
El simbolismo de la vida y de la muerte espiritual es conocido e
incluso se ha hecho proverbial en la literatura del NT (cf. Jn 5,25;
5. Llamada última a una Iglesia moribunda. Carta a Sardes Rom 6,13). En nuestro texto se trata especialmente de una apariencia
(Ap 3,1-6) falaz, que contradice y vela la auténtica verdad interior. Dos pasajes
neo testamentarios pueden explicar la situación. Habla Pablo de cierta
1. Escribe al ángel de la Iglesia en Sardes: Esto dice el que clase de personas que surgirán en los momentos últimos, repletos de
tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas. Conozco vicios y malicias; y comenta:
tus obras, tienes nombre como de estar vivo, pero estás
2. muerto. / Sé vigilante y confirma ese resto que estaba a «Teniendo apariencia o forma (uópqxoctv) de piedad, niegan su propia
punto de morir, pues no he encontrado tus obras perfectas esencia» (2 Tim 3,5).
3. delante de mi Dios. / Acuérdate de lo que has recibido y
escuchaste, y guárdalo y conviértete; si no vigilas, vendré El juicio más duro corresponde a las enérgicas y concluyentes
a ti como ladrón y no sabrás a qué hora vendré sobre ti. / palabras de la diatriba de Jesús .contra la doblez de los dirigentes
4. Pero tienes en Sardes unas pocas personas que no han man- religiosos del pueblo. Se marca en ellas un profundo contraste entre
chado sus vestiduras, y pasearán conmigo en blancas ves- la buena apariencia y la corrupción intrínseca, entre lo de fuera y lo
5. tiduras, porque son dignos. / El vencedor será vestido de
de dentro:
blancas vestiduras, no borraré su nombre del libro de la
vida y confesaré su nombre delante de mi Padre y delante
«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que os parecéis a se-
6. de sus ángeles. / El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu
pulcros blanqueados! Por fuera tienen buena apariencia, pero por dentro
dice a las Iglesias.
están llenos de huesos y de podredumbre (imagen denotativa de la muerte
y la corrupción), lo mismo vosotros: por fuera parecéis justos, pero por
Cristo se presenta a esta Iglesia dotado con la plenitud del Espíritu
dentro estáis repletos de hipocresía y crímenes» (Mt 23,27-28).
santo (<<lossiete espíritus de Dios») y con la perfección del misterio
eclesial, capaz de otorgar a la Iglesia su realización escatológica (<<las
siete estrellas»). A través de su palabra de Resucitado quiere despertar Finalmente, Santiago dará una sentencia determinante:
a la comunidad de Sardes postrada en una inerte parálisis y en un
grave letargo; y darle vida con la fuerza salvífica de su mensaje, «La fe, si no tiene obras, está muerta» (2,17).
interpretado por el Espíritu santo que actúa en los profetas cristianos
de la Iglesia". A pesar de esta severidad del juicio de Cristo, algo en la Iglesia
de Sardes permanece aún vivo y palpitante, resistiéndose enteramente
58. «Cristo posee perfectamente, de forma segura y bien sujeta en su mano derecha, a morir".
la abundancia del Espíritu y a los hombres, animados por el Espíritu, que interpretan su
palabra a la Iglesia, que son los profetas ... así, el Señor da vida a la Iglesia» (F. Contreras,
El Espíritu en el libro del Apocalipsis, Salamanca 1987, 40). Cf. E. Schüssler-Fiorenza, 59. ¿Quién no recuerda, en semejante contexto, los evocadores versos de Antonio
Apokalypsis and propheteia, en J. Lambrecht (ed.), L'Apocalypse johannique et l'Apo· Machado: «Creí que estaba el hogar apagado / removí las cenizas / y me quemé las
calyptique dans le Nouveau Testament, Gembloux 1980, 114-121. manos»?
La paLabra deL Señor a La Iglesia Carta a Sardes (Ap 3,1-6) 115
114

«Sé vigilante y confirma ese resto que estaba a punto de morir «pues no he encontrado tus obras perfectas delante de mi Dios».
pues no he encontrado tus obras perfectas delante de mi Dios». ~ La comunidad de Sardes no está vacía ni es estéril, posee obras,
muerte con su gangrena .letal no ha dominado aún del todo ni uni- era a los ojos de Dios no han alcanzado el punto de madurez que
versalmente en la comunidad, algunos han podido escaparse de este }esús requiere (<<nolas he encontrado»); el Señor reprocha esta falta
proceso. destructor y corrOSIVO. La gravedad de la situación era casi de plenitud Y de sazón. El verbo 1tAllPóro aparece sólo otra vez en
irreversible, «ya estaba a punto de morir», cerca, pues, de la muerte el Apocalipsis con un senti?o numeral, de «llegar a», de suma. A
total. los mártires, que claman la Justa venganza por su sangre derramada
Pero el Señor de la Iglesia - «el Señor de la vida» - atento a ante el Señor, como su goel, se les dice que esperen un poco de
la más pequeñ~ huella germinal que quiera crecer, aunque el mo- tiempo todavía, hasta que se complete (Ero<;1tAllPro9ó'xJtv) el número
mento sea cr~c.¡al y comporte un apuro desesperado, encuentra siem- de sus consiervos, que habían de morir igual que ellos (6,11).
pre un resqUl~lO de esp~r~nza, y manda con energía: que la Iglesia La palabra es típica de la escuela de Juan (13 veces). En especial
de Sardes este a!enta, vigile y se fortalezca. Todavía hay salvación. dos textos célebres: «Pedid y recibiréis para que vuestra alegría sea
En este continuado desvelo por la vida, para que la noche no se completa» (Jn 16,24); «Pero ahora vaya ti; y hablo esto en el mundo,
apodere de la luz de la vida; .actitud que es propia del Señor, que
para que tengan en sí mismos su alegría completa» (17,13); también
nunca duerme dentro de la Iglesia (Ap 2, 1.8; 3,3.20), resuena también
como la prolongación repetida de un eco divino, la pronta solicitud en 1 Jn 1,4; 2 Jn 12.
El verbo sigue siendo relevante y significativo en las cartas
de Yahvé, el único pastor de su pueblo:
paulinas (Ef 1,23; 3,19; 4,10; 5,18; Col 1,9.25; 2,10; 4,17).
«Buscm:é la oveja perdida, tornaré a la descarriada, curaré a la herida La entera frase indica que las obras de la Iglesia de Sardes no han
y sanare a la enferma» (Ez 34,16). llegado a la madurez deseada, porque les falta la comunión y parti-
cipación con Cristo resucitado, verdadera plenitud -pléroma- de la
«Con~~a» (?"'t~~tcrov) es una palabra que aparece sólo aquí en divinidad.
el Apocalipsis. Significa fortalecer, cimentar, consolidar. Verbo fre- Aparecen en esta breve expresión tres sujetos protagonistas: la
~ue.nte y conocido .en el corpus pa,!linum, especialmente señalado para Iglesia, Cristo y el Padre, éste último señalado por el Señor con un
indicar el progresivo robustecimiento de la comunidad realizado a título de singular relieve y personal intimidad: «mi Dios». Es delante
tr~vés de ~iversos constructores: Dios (Rom 1,11; 16,25;' 1 Tes 3,13),
del justo tribunal de Dios Padre, donde el Señor realiza el fiel balance
D~os y Cnsto (2 Tes 2,17; 3,3), e incluso Timoteo (1 Tes 3,2). En la
y cómputo de las obras de la Iglesia; ante su ecuánime presencia, que
pnmera carta de ~e~ro (5,10), e~v~r?o «confirmar» se encuentra junto
no admite falaces estimaciones ni precipitaciones indebidas, se com-
a otros, tres prácticamente smommos (xutnprtcet, cüevoicsi,
9cllcAHúcret). Este parece ser el sentido propio del Apocalipsis: afian- prueba el grado de madurez de la vida eclesial.
zar lo que está a punto de morir".
«Acuérdate de lo que has recibido y escuchaste, y guárdalo y
60. Este verbo crn pí~SlV aparece en círculos gnósticos y es utilizado como sinónimo conviértete». El hacer memoria es un elemento de particular impor-
de «bautizar» (cf; K. Rudolph,. Die Mandiier II, Gottingen 1961, 95). Ireneo refiere que, tancia en las cartas del Apocalipsis, como factor desencadenante y
entre los rnarcosianos, el bautizado declaraba: «Yo he sido confirmado y rescatado; yo revulsivo eficaz que provoca la conversión (cf. 2,5).
rescato IDl alma de este mundo» (Adv. haer. 1, 21,3: MG 7,663). Ignacio de Antioquía El sentido de la partícula griega 1t6'x;aunque puede ser traducido
emplea el mismo verbo, al escribir a los cristianos de Efeso, refiriéndose a su acogedora
seg~ndad, aunque ellos mismos son estación de paso: «Yo sé quién soy y a quiénes por «lo que», significa originalmente «cómo». Y así, aquello que el
escnbo. Yo soy un condenado a. muerte, vosotros habéis alcanzado misericordia; yo estoy Señor recomienda propiamente es que la Iglesia haga memoria no
expuesto a peligro, vosotros estáis a seguro (ÓIIS~ crTTJPly¡¡iV01)>> (Eph. 12,1). Asimismo tanto del contenido del evangelio predicado, cuanto de la manera
en las Odas de Salomon, el salmista, que goza de la luz de la verdad, contempla la distinta
concreta como la Iglesia supo abrirse y acoger la palabra evangeli-
suerte de los corruptos y de los salvados; de éstos, entre los cuales él mismo se cuenta,
esc~be unas hermosas frases, que van glosando la obra del Señor, con este verbo repetido zadora; insiste, pues, en el talante eclesial de apertura y disponibilidad.
insistentemente y a manera de paráfrasis: «Pero yo he recibido sabiduría para no caer en El verbo AUIl~ávet v (erecibir») aparece con frecuencia en el cuarto
manos de los sedu~tores. Y me alegré por mi alma, porque había venido conmigo la evangelio, indicando esas actitudes primeras de acogida a la revelación
verdad. FUi establecido firmemente, viví y fui redimido y fueron puestos mis fundamentos
de Dios, hecha en Jesús; es sinónimo de «aceptar» (cf. Jn 3,
por la mano del Señor, porque él me plantó. El puso la raíz, la regó, la afirmó, la bendijo
y sus frutos serán para la eternidad» (38,16-19). 11.27.32.33; 5,34.43; 7,39; 12,48; 13,20; 14,17; 16,14.15).
Carta a Sardes (Ap 3,1-6) 117
116 La palabra del Señor a la Iglesia

La Iglesia de Sardes está, pues, invitada por el Señor a revivir sus «Sabéis que si el dueño de la casa hubiera sabido a qué hora iba a venir
el ladrón no habría permitido que horadasen su casa».
cualidades primeras de generosa aceptación de la palabra.
Resulta notable y también ilustrativo el cambio en los tiempos de
A continuación vienen unas palabras comunes en los dos evan-
los dos verbos: «has recibido» (en perfecto ElAllCPac;), que señala la
permanencia del don recibido y esa actitud continua de aceptación y gelios:
de apertura; «escuchaste» (en aoristo ñxooouc), que se refiere al «Estad preparados vosotros también, porque el Hijo del hombre vendrá
momento único y puntual, a saber, cuando los cristianos de Sardes cuando no lo penséis».
oyeron el evangelio.
De este tiempo inicial de la escucha, momento significativamente La antigüedad de la presente parábola queda refrendada por el
germinal de la fe, hablan algunos textos del NT: Rom 10,14; «¿Y testimonio del escrito neotestamentario más antiguo, la primera Carta
cómo creerán en aquél de quien no han oído?»; 1 Tes 1,5.6; 2,13:
a los tesalonicenses:
«Damos gracias sin cesar a Dios, porque cuando recibisteis la palabra
de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como la palabra de «Sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá como un ladrón
hombres, sino como es verdad, como Palabra de Dios que actúa en nocturno» (5,2).
vosotros los creyentes»?'.
Guarda: Verbo conjugado en imperativo presente répet carece de Esta parábola del ladrón en la noche se aplicó por la Iglesia pri-
complemento objeto; es por ello utilizado en sentido absoluto. Puede mitiva a una situación nueva y diferente, caracterizada por la tardanza
ser traducido como «sé fiel». de la parusía. Manteniendo su carácter escatológico y cristológico, la
Conviértete: Es el final c1imático de ese largo proceso jalonado en Iglesia mantuvo en su perspectiva teológica l~s acon~e~i~i:n~os del
cuatro etapas ascendentes. Ha comenzado la Iglesia por hacer memoria final de los tiempos". La imagen, pues, se refiere al JUICIO último, a
de los dones recibidos (1), y de cómo fueron acogidos (2), de revivir la parusía.
la escucha de la palabra (3), y la puesta por obra de la fidelidad (4); El Apocalipsis reelabora esta parábola; realiza una verdadera obra
ahora se llega a este quinto momento único y culminante: la conver- creativa, una «desparabolización» Y «desescatologización»63.
sión. En resumen, el Apocalipsis hace un uso particularmente pare-
Esta vez el verbo va en imperativo de aoristo, ueruvóncov. De nético. Tres son los elementos introducidos en el empleo de la
esta manera, con una significación ingresiva e incoativa, rezaría la parábola":
llamada del Señor a la Iglesia de Sardes: «empieza ya a convertirte,
actúa de una vez la conversión». 62. Para el estudio completo de la parábola del ladrón nocturno, lo cual supone
indagar su origen, verificar una detenida comparación lexicográfica y doctrinal de la
perícopa según ambos evangelios y ulteriormente hacer una rel~ción con 1 Tes 5,2, ~os
«Si no vigilas, vendré a ti como ladrón y no sabrás a qué hora tenemos que remitir -una exposición detallada ahora resultaría ennquecedora más 10-
vendré sobre ti». Encontramos en estas palabras de Cristo a la oportuna, no proporcionada con el objetivo trazado- a unas páginas claras de dos obras
comunidad de Sardes una reminiscencia clara de la breve parábola clásicas: C. H. Dodd, Las parábolas del Reino, Madrid 1974, 159-166; J. Jerernias, Las
parábolas de Jesús, Estela 1970, 60-72.
del ladrón nocturno (cf. Mt 24 34ss; Le 12,39ss), que en los dos 63. Así reza el resultado concluyente del artículo de R. Bauckham, Synoptic Parousia
evangelios precede a la de los siervos fieles e infieles. La impor- Parables and the Apocalypse: NTSt 23 (1977) 162-176; cf. especialmente 169,171,175:
tancia de esta breve parábola debe ser valorada y estudiada con 64. No sólo este texto del Apocalipsis, existe otro (16,15) de indudable parecido.
detención. Seguramente ambas redacciones provienen de una fuente Al estar situado de manera un tanto violenta en el relato, Charles 1, 80 lo restaura y lo
devuelve a su «lugar de origen», es decir, antes de Ap 3,3, ya que posee alusiones a
primitiva. Reconstruida idealmente diría de esta manera: elementos que aparecerán inmediatamente en la misma carta: «Mira, yo vengo como un
ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para no andar desnudo y que se
61. La fe o el conocimiento de la verdad que viene a través de los oídos, ha sido vean sus vergüenzas». Otro desarrollo parenético de la parábola, tal vez debido a una
hermosamente expresado en las Odas de Salomón: «Así como el sol es la alegría para los reelaboración del propio autor, se encuentra en la Didajé 16,1: «Vigilad sobre vuestra
que buscan su día, así mi alegría es el Señor. Porque él es mi sol; sus rayos me han puesto vida; no se apaguen vuestras linternas ni se desciñan vuestros lomos, SIOO estad preparados,
en pie y su luz ha dispersado todas las tinieblas de mi faz ... Tuve oídos y oí su verdad» porque no sabéis la hora en que va a venir vuestro Señor», Cf. R. Bauckham, O.C., 169;
(15,1.2.4). J. P. Audet, La Didache: Instruction des Apotres, París 1958, 180-182.
Carta a Filadelfia (Ap 3,7·13) 119
118 La palabra del Señor a la Iglesia

• No se habla aquí de la parusía (como en los tres anteriores textos 12. tienes, para que nadie se lleve tu corona. / Al vencedor yo
reseñados: «El Hijo del hombre» [Mateo y Lucas]; «El día del lo haré columna en el templo de mi Dios y nunca más saldrá
Señor» [Tesalonicenses]), sino de una venida parcial, personali- fuera, y escribiré sobre él el nombre de mi Dios y el nombre
zada (evendré a ti») y que no está determinada en el tiempo. 13. de la ciudad de mi Dios, y mi nombre nuevo. / El que tiene
oído, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias.
• No reviste la amplitud universal de la última venida del Señor,
destinada por igual a todos los hombres, sino a la sola Iglesia de El Señor quiere fortalecer con su poderosa palabra a esta Iglesia,
Sardes, la que es propiamente llamada a la conversión. De ahí la que se encuentra luchando en un singular combate, casi agónico y
amenaza de la llegada del Señor y especialmente su carácter brusco, está a punto de desfallecer sin remedio. A pesar de sus ya exiguas
repentino e inesperado (<<comoun ladrón» )65. fuerzas, la comunidad se ha mantenido fiel frente a la presión y
hostilidad ambiental. Cristo la anima para que encuentre sus re-
• Además, la venida está condicionada a la vigilancia y de ella se
cursos de vida dentro de lo mejor de ella misma: «mantén lo que
deriva (tener en cuenta el uso explicativo de la partícula griega
tienes», en su perseverancia probada y en la guarda leal de su
oúv; sólo si no vigila la Iglesia, vendrá el Señor sobre ella). Se
palabra. El juicio del Señor sobre esta Iglesia es altamente positivo;
trata más bien de una venida salvífica, punitivo-curativa para la
su interpelación va desglosándose en una serie de alabanzas que
Iglesia, un hito significativo y particular, xutpóc, en esa ya la
encuentran su máxima expresión en la declaración de este requiebro
larga cadena de la historia de salvación universal, que se realizará de amor «para que sepan que yo te he amado». Serenamente feliz
finalmente en la parusía. se muestra el Señor contemplando y conociendo bien la vida de la
Iglesia de Filadelfia. Su apelación final se concentra en asegurarle
un premio, sobradamente merecido por su fortaleza y por la ge-
6. El Señor conforta a una Iglesia que está en el límite de sus fuerzas. nerosidad de Cristo, una recompensa que ya tiene al alcance de su
Carta a Filadelfia (Ap 3,7-13) mano: «que nadie se lleve tu corona».
El Señor se presenta a la Iglesia como Dios, revestido de la dignidad
soberana de dos títulos que no habían aparecido hasta ahora. El Santo,
7. Escribe al ángel de la Iglesia en Filadelfia: Esto dice el Santo, que es inequívoca apelación divina (4,8; Jn 6,69; 1 Jn 2,20); el Ver-
el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre dadero, que es atributo de Dios y de su Hijo (l Jn 5,20; Jn 17,3).
8. y nadie cierra, y cierra y nadie abre. / Conozco tus obras; mi- Pero este Dios no ha permanecido alejado de la humanidad, sino que
ra, he dejado delante de ti una puerta abierta que nadie ha entrado en la historia de la salvación de todos los hombres. Tiene
puede cerrar, porque teniendo pocas fuerzas has guar- la llave de David; ha superado las fuerzas hostiles y las plagas que
9. dado mi palabra y no has renegado de mi nombre. / Mira, hacen sufrir sobremanera a la humanidad «posee las llaves de la muerte
voy a' darte algunos de la sinagoga de Satanás, los que se y el infierno» (cf. 1, 18), Y tiene la clave para resolver el enigma de
dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten. Mira, los haré la historia salvífica, de la que el rey David fue el personaje ideal y
venir y postrarse ante tus pies para que sepan que yo te he representativo. Sólo él es capaz de vencer y de abrir el libro de la
10. amado. / Porque has guardado la palabra de mi perseve- historia (5,5), cuyo hermetismo, a cal y canto, había provocado el
rancia, yo también te guardaré de la hora de la tentación llanto inconsolable del vidente del Ap (5,4). Es Cristo, «el descen-
que va a venir sobre toda la tierra, para tentar a los habi- diente de David» (5,5), quien definitivamente conduce la historia a
11. tantes de la tierra. / Mira, vengo pronto. Mantén lo que su plenitud de sentido y de realización escatológica.

y así habla a su Iglesia: «He dejado delante de ti una puerta abierta


65. Como la venida inesperada de un ladrón nocturno, cuya visita no se anuncia y
sorprende con su carácter intempestivo a los que duermen, trayendo consigo un presagio que nadie puede cerrar». La expresión «una puerta abierta» o «abrir
de desgracias. La imagen ya se ha hecho metáfora y emblema de todas clases de malos una puerta» se utiliza con cierta frecuencia en el NT. El apóstol Pablo
augurios. La comunidad de Sardes conservaba en su memoria histórica lamentables hechos
acaecidos por la noche dentro de su propia ciudad: Ciro derrotó a Creso en una batalla
nocturna; Antíoco el Grande conquistó en las mismas circunstancias la ciudad de Sardes.
120 La palabra del Señor a la Iglesia
Carta a Filadelfia (Ap 3,7-13) 121

designa bajo esta metáfora una buena oportunidad para la actividad y «En verdad, en verdad os digo: Yo soy la puerta de las ovejas» (Jn
el avance misionero. Una puerta que se abre, a saber, una coyuntura 10,7).
y ocasión propicias, descubren, un horizonte despejado y amplio para «Yo soy la puerta; si uno entra por mí, estará a salvo» (v. 9).
la predicación de la palabra=. La metáfora es corriente incluso en el
lenguaje de hoy. La especificidad literaria de Pablo reside en que él También el mismo Ignacio de Antioquía insiste en esta
asocia siempre la imagen figurada de la puerta a la predicación del imagen68. .. /
evangelio o a la palabra: ¿Existe, pues, equivalencia entre Cnsto y la p~e~~, segun el ~~o-
alipsis? El lenguaje y el tono de la carta hacen diffcil esta ecua.clOn.
«Porque se me ha abierto una puerta grande y prometedora» (1 Cor ~esulta forzado el pensar que Cristo, dirigiéndose a la Iglesia en
16,9).
primera persona, diga de sí: «Yo he abierto una puerta», .y pretenda
«Llegué, pues, a Tróade para predicar el evangelio de Cristo, y aun
cuando se me había abierto una gran puerta en el Señor» (2 Cor 2,12).
referirse con la designación objetiva de la puerta a su propia perso~a.
«Orad al mismo tiempo también por nosotros para que Dios nos obra No parece ser ésa la forma directa y habitual de ha~l~, el estilo
una puerta a la palabra y podamos anunciar el misterio de Cristo, por interpelante y apelativo propio de las cartas del Apo~ahpsIs.
cuya causa estoy encarcelado» (Col 4,3). Se trata, más bien, de la puerta de la nueva Jerusalen. Para entender
esta afirmación hay que retrotraerse al inicio de Ja cart~, al título y
El verbo «abrir» aparece en los dos primeros pasajes en pasiva prerrogativa con que Cri.sto se presenta a la !gle.sIa de FI~adelfia: «~l
(pasiva teológica); en el último texto se revela con claridad que es que tiene la llave de David, el que abre y nadie CIerra, y CIerra y nadie
Dios definitivamente quien abre la puerta, a saber: quien elimina todas abre» (3,7b). Con estas palabras cita al profeta Isaías (22,22):
las dificultades y franquea el paso, haciendo posible el avance glorioso
del evangelio. «Pondré la llave de la casa de David sobre su hombro; abrirá y nadie
cerrará, cerrará y nadie abrirá».
Pablo y Bemabé, a su retorno a Antioquía, de donde, encomen-
dados por la gracia de Dios, habían partido para realizar la obra de la
evangelización, reúnen a la Iglesia y narran el despliegue maravilloso Es expresión de Dios, dirigida a Elyaquim,.otorgándole el dominio
de la Palabra. Dios actúa con los evangelizadores; pero sólo él es capaz sobre la ciudad de Jerusalén. Este texto ha SIdo parafraseado por la
de abrir la puerta, posibilita a los gentiles el acceso al don de la fe. literatura targúmica, que le ha dado un sentido mesiánico: la llave
Aquí la metáfora es usada en sentido primario, es decir, no para indicar
Filadelfia respecto al mundo de los judíos. Dos matices nos hacen desistir de tal inter-
la oportunidad a los predicadores cristianos, sino la ocasión propicia pretación. Primero, las cartas en la estructura orgánica del cuerpo. del Ap, se presentan
de los increyentes para abrirse al don de la fe: como un momento de interiorización y reflexión sapiencial, de activa purificación, a fin
de que la Iglesia se convierta. No se trata de una tarea apostólica; ese momento será
«y se .pusieron a contar todo cuanto Dios había hecho juntamente con posterior (cc. 4-22). Segundo, el contexto de la carta resulta sumamente polérruco, la
ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe» (14,27)67. comunidad de Filadelfia carece de las garantías y requisitos indispensables para q~e pueda
con coherencia hablarse de una misión cristiana en el mundo que la estaba hostigando y
persiguiendo: los judíos intolerantes y rebeldes. Existe una explicación natural de la. puerta
La puerta parece designar a Cristo. Algunos textos del cuarto abierta, que se basa en la orografía de Filadelfia; estaba la CIUdadsituada en .Ia terminación
evangelio hacen esa identificación. de un valle que desembocaba en una gran llanura. La ciudad era paso obligado p~a las
regiones de Frigia; llegar hasta Filadelfia significaba entrar en la puerta que se abría para
esta inmensa franja de ciudades (cf. W. M. Ramsay, The Letters to the Seven Churches
66. «La carta de Filadelfia habla de una puerta abierta delante de la Iglesia; a pesar
of Asia, Grand Rapids 1904, 404-405). A esta interpretación se ,debe añadir la misma
de su debilidad, unas perspectivas misioneras se abren delante de ella, por voluntad de
Cristo que porta la llave de David» (L. Cerfaux, L'Evangile éternel: EphThL 39 [1963] reserva que ya se ha emitido en otras ocasiones ~arecldas; ~a geogr~f¡a ayuda a co~prender,
680). «Como para el pueblo del Antiguo Testamento, lo esencial de la misión es ser ilustra el texto; pero no puede ser la última razon explicativa del libro d~l ApocalipSIS; .
presencia de luz» (P. Pocouta, La mission prophetique de l'Eglise dans I'Apocalypse 68. El siguiente texto resulta significativo; en él se muestra a Cristo como la uruca
johannique: NRT 110/1 [1988] 52); Glasson, 34. puerta del verdadero templo, quien tiene acceso al santo de los santos; es, además, la
67. Bastantes comentaristas (Allo, Swete, Boismard, Feuillet...) apoyan esta opinión, puerta válida para todos los personajes representativos de la antigua y nueva ==. a
basada además en el v. 9: «Mira, voy a dar algunos de la sinagoga de Satanás, los que saber de toda la economía de salvación: «Buenos son, Cierto, los sacerdotes; pero mejor
se dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten. Mira, los haré venir y postrarse ante es el 'sumo Sacerdote, a quien está confiado el santo de los santos, a él solamente le han
tus pies». Se trataría, en tal hipótesis, de un éxito apostólico en la misión de la Iglesia de sido encomendados ros secretos de Dios, como que él es la puerta de DIOS, por la que
entran Abrahán, Isaac y Jacob, los profetas, los apóstoles y la Iglesia» (Phild. 9,1).
122 La palabra del Señor a la Iglesia Carta a Filadelfia (Ap 3,7-13) 123

designada es la única que puede abrir el santuario y pennitir la entrada sale con una frecuencia inusitada: <~elnombre ?e la ciudad de mi Pi?s»,
en la nueva casa de David?".
«la nueva Jerusalén», «la que desciende del CIel? de parte de mr DIOS»
. ~risto es asociado. a la figura de David en dos textos del Apoca- (v. 12). Comienzo y fin de la .cax:a. son relacl~nal~s, como .en una
hp~IS. A~te el. llanto mtenso del vidente, porque nadie es capaz de inclusión semítica, y pretenden msistir en la capital unportancia de la
abnr el libro 111 de leerlo, uno de los ancianos le consuela diciendo: ciudad nueva de Jerusalén. . . . .
También el clima interno de la carta propicia la misma mterpre-
«Deja de llorar, he aquí que ha vencido el león de la tribu de Judá el t ción. Si son expulsados los cristianos de la sinagoga de los judíos,
retoño de David y (es capaz de) abrir el libro y sus siete sellos» (5,5).'
a quedarán fuera, abandonados a la fría intemperie del mundo, se
les abre esta vez una puerta que nadie les cerrará; la entrada en la
Finalmente, en el epílogo solemne del libro, Jesús mismo hace es
nueva Jerusalén, de la que jamás seran, expu 1sa d os; seran
,. cm d a d anos
esta declaración mesiánica:
on pleno derecho en la santa Jerusalén. «y entrarán por las puertas
«Yo soy el retoño y el descendiente de David» (22,16).
~n la ciudad» (22,14); «y sus puertas nunca cerrarán» (21,25fo.

«Mira, voy a darte algunos de la sinagoga de Satanás, l?s que se


A saber, Cristo se presenta como el heredero legítimo de las pro-
dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten». El ambiente que
mesas del AT; sólo él tiene la plenitud del poder mesiánico en su
reflejan estas palabras resulta polémico. Ya sabemos por l~ carta de
mano, a él sólo compete el dominio sobre la historia -únicamente él
puede desatar el libro y leerlo- y de la entrada en la ciudad de David Ignacio a la Iglesia de Filadelfia la atmósfera que s~ respiraba. No
-sólo él posee la llave de acceso-. olvidemos que se trata de idéntica localidad y. aproximadamente de
los mismos años. Gozamos, pues, de la ventaja de poseer un docu-
También el Apocalipsis ha reconocido en Cristo el dueño de las
mento extra-apocalíptico, para conocer mejor el Apocalipsis. Toda la
llaves del infierno y de la muerte (1,18); título con el que acredita su
carta se encuentra empedrada de alusiones a las divisiones internas y
divinidad y su poder omnímodo. Ha descendido a los infiernos y ha
a las malas hierbas de las herejías". De entre muchos textos citables,
arrebatado a la muerte sus armas; ahora es el único y definitivo ven-
sólo espigaremos uno significativo, que resume y retrata bien el clima
cedor de la muerte, y tiene en sus manos las llaves, el trofeo de su
victoria. Es absolutamente el Señor de la vida. enrarecido de la Iglesia de Filadelfia:
,La metáfora de la puerta conserva una reminiscencia del profeta
70. En las Odas de Salom6n (42, 15-20) se habla del descenso del Hijo de Dios a~
Isaías (45,1 ss), texto que es de nuevo parafraseado. Di()s concede a
infierno; hace allí el Señor una asamblea de vivos entre sus mu~rtos: «Comeron hacI.a nu
Ciro, su ungido, el poderío ante las naciones: «para abrir las puertas los que habían muerto, y exclamaron a gritos y dijeron: 'Ten piedad de nosotr~s,. HiJO de
de modo que ya no queden cerradas» (v. 1). Dios marchará ante él, Dios. Haz de nosotros según tu benignidad y sácanos de las ataduras de. las tinieblas, Y
quebrando las· puertas de bronce y rompiendo los cerrojos de hierro» ábrenos la puerta para que por ella salgamos hacia ti, pues hemos VIS~Oque nuestra
(v. 2). muerte se aproxima. Seamos salvos también nosotros contigo, porque tú eres nuestro
salvador'. En cuanto a mí, oí su voz y puse su fe en mi corazón. Coloqué en su cabeza
En resumen, Cristo se presenta detentando el dominio mesiánico mi nombre, porque mis hijos son libres y me pertenecen». Se tr~ta de la puerta del infierno,
sobre su ciudad; él tiene la llave de David, el poder libérrimo sobre que Cristo abre con su llave; pues el Señor tiene poder sobre la CIUdadde la nueva Jerusalén,
la muerte y la capacidad para abrir la puerta de la nue a Jerusalén. y sobre el peor enemigo, que es la muerte y el infierno. Es decir, sobre lo más bajo y lo
más alto, lo más demoníaco y lo más divino. Además, hay que observar el paralelismo
El dominio que posee lo hace extensivo a la Iglesia dle Filadelfia: entre estas dos frases de escritos diferentes: «Puse en su cabeza rru nombre» (Odas de
Cristo con su poder (llave) le abrirá la puerta (de la ciudad de la nueva Salom6n) con la carta a Filadelfia (Ap 3,12): «y escribiré sobre él el nombre de mi Dios,
Jerusalén) para que entre con libertad y pueda gozar sin fin de la el nombre de la ciudad, y mi nombre nuevo».
abundancia de los bienes mesiánicos. 71. Bueno es recordar algunos textos ilustrativos y espigados tras la lectura íntegra
de la carta' resultan altamente reveladores del ambiente, plagado de turbación doctnnal y
Esta interpretación se apoya también en textos de la nnisma carta. proselitismo religioso judío-cristiano, y también gnóstico, que vivía la Iglesia de Filadelfia:
Al principio de ella (v. 7b) aparece la mención de la II e de David «Como hijos de la luz verdadera, huid de toda escisión y toda doctnna .perversa» (2,1);
(la que abre la nueva ciudad de Jerusalén). Al final de la carta , Jerusalén «Porque muchos lobos, que se presentan como dignos de todo crédito, cautivan con fune~to
placer a los adoradores de Dios» (2,2); «Apartaos de las malas hierbas, que no cul~va
Jesucristo, pues no son los herejes plantación del Padre» (3,1); «No os llevéis a engano,
69. Cf. Strack-BilIerbeck 1, 736, donde son abundantes los testimoní, s referidos. hermanos míos. Si alguno sigue a un cismático, no hereda el remo de DIOS, El que camma
Carta a Filadelfia (Ap 3,7-13) 125
124 La palabra del Señor a la Iglesia

«Mas si alguno os viniere con interpretaciones sobre judaísmo, no le Para el Apocalipsis, los cristianos son los verdaderos judíos; sólo
escuchéis. Porque más vale oír el cristianismo de labios de un hombre ellos tienen derecho a pedir y rei~indicar :al t.ítulo que .es de honor.
con circuncisión que no el judaísmo de labios de un incircunciso; pero En cambio, para el cuarto evangelio -aqUl existe u~a diferente ~pre-
si ni uno ni otro hablaren de Jesucristo, esa gente sólo son para mí ciación - los judíos representan ya un no~bre hostil. Ap desc?-be a
estelas funerarias y sepulcros de muertos, sobre los que sólo hay escritos los judíos, que reclaman tal título y se ruegan a conocer a Cns~o y
nombres de hombres ... »72. admitirlo, breve pero certeramente, con tres notas: (1) ya ~an dejado
de serIo; (2) son unos mentirosos; (3) pertenecen a la sinagoga de
Existe, pues, un ambiente de ahogo sofocante para la fe. Los judíos
Satanás.
étnicos mantienen la absoluta pretensión de ser los verdaderos judíos,
los descendientes legítimos: «los que se dicen ser judíos». El Apo- Para probar de manera exhaustiva .s~ de~enma~cadora ase~eraci.ón,
calipsis añade, en cambio, para señalarlos con propiedad dos notas dará el Señor una señal última y definitona: «MIra, los hare vemr y
explicativas y sumamente elocuentes: «no lo son y además mienten». postrarse ante tus pies, para que sepan que yo te h.e ama~o». Estas
La discusión refleja la situación hostil en aquel tiempo de la pri- alabras significan un fuerte reclamo respecto al universalismo de la
mitiva Iglesia tocante a su relación con los judíos. Resulta ilustrativo ~alvación. En un futuro todos los pue?los se reu~irían alrededor de
caer en la cuenta del notable parecido respecto a las controversias que Jerusalén, la cual se convertiría en «patna de las naciones», para adorar
entablaron Jesús y los fariseos sobre quién representa la verdadera al Dios de Israel. Dos textos del profeta, retornados luego por el
herencia de Abrahán. Existen algunos puntos de contacto entre nuestra
Apocalipsis, son los más ilustrativos:
carta y aquella célebre diatriba. Jesús pide «a los judíos» la fidelidad
a su palabra, así serán verdaderos discípulos y conocerán la verdad y «Así dice Yahvé: los campesinos de Egipto, los mercaderes de Kus y
ésta les hará libres (cf. Jn 8,31-32). A lo que responden los fariseos, los sebaítas, de elevada estatura, vendrán a ti y tuyos serán. Irán detrás
bien seguros de sus privilegios: «Nosotros somos raza de Abrahán y de ti, encadenados, ante ti se postrarán, y te supbcar~n» (Is 45,14). ,
nunca hemos sido esclavos de nadie» (v. 33). Tras un tenso diálogo «Acudirán a ti encorvado s los hijos de los que te humillaban, se postraran
entre los judíos y Jesús, éste pone en duda la genuina descendencia a tus pies todos los que te menospreciaban» (Is 60,14).
de aquéllos respecto a Abrahán: «Si fuerais hijos de Abrahán ... » (v.
39). Finalmente los acorrala y desenmascara acusándolos con decisión: Ante la luz de la nueva Jerusalén, las naciones caminarán a su luz
ni son hijos de Abrahán, ni legítimos judíos; son hijos de la mentira, esplendorosa y los reyes de la tierra irán a llevarle su esplendor (cf.
del Diablo (Jn 8,44; en este punto recordar cómo el Apocalipsis Ap 22,14; también 15,4). .,
-2,9- designa a los judíos: «Sinagoga de Satanás») y ellos son unos Cristo, dirigiéndose a su Iglesia, realiza un trueque que debió son~
mentirosos (también el Apocalipsis -3,8- comenta con precisión de como una verdadera revolución. Se ha mudado completamente la SI-
los judíos: «sino que mienten»). Dice el Señor a los fariseos: «Vuestro tuación, y este cambio representa un giro colosal: ,Los pre~uIJll?lemente
padre es el diablo y queréis cumplir los deseos de vuestro padre. Este homenajeados -judíos de raza o de pretensión, .lo~ JudaIzantes:-
fue homicida desde el principio, y no se mantuvo en la verdad, porque pasan ahora a rendir pleitesía y declarado reconoc~ent~, a los cns-
no hay verdad en él; cuando dice la mentira, dice lo que le sale de tianos fieles de la iglesia de Filadelfia. Como la realización parafra-
dentro, porque es mentiroso y padre de la mentira» (v. 45). seada de las palabras del Magnificat (Le 1,52):

en sentir ajeno a la Iglesia, ése no puede tener parte en la pasión del Señorx (3,3); «Huid, «Derriba del trono a los poderosos -en cuento a su pretensión--:-;
por tanto, de las arterías y asechanzas del príncipe de este mundo, no sea que, atribulados y enaltece a los humildes -los cristianos de la Iglesia de Filadelfia,
por traza suya, vengáis a debilitaros en la fe. Congregaos más bien todos en un solo vejados y perseguidos-».
corazón indivisible» (6,2); «Porque si es cierto que algunos quisieron engañarme según
la carne, mas el Espíritu no se extravía, como quiera que procede de Dios» (7,1).
72. Notar, de nuevo, el estrecho paralelismo antitético de las últimas frases de la Los judíos han pasado a desempeñar el papel de. l~s naciones
carta de s. Ignacio con el Apocalipsis: «Son para mí estelas funerarias y sepulcros de paganas frente a los cristianos. Son ahora éstos, los cnstianos fi.eles
muertos, sobre los que sólo hay escritos meros nombres de hombres»; y las palabras del quienes recogen la verdadera herencia de Israel; por ellos se SIgue
Señor en el premio a la Iglesia: «Al vencedor yo le haré columna en el templo de mi
Dios ... y escribiré sobre él el nombre de mi Dios» (3,12).
proclamando el nombre de Dios y de Cristo ante el mundo.
126 La palabra del Señor a la Iglesia Carta a Filadelfia (Ap 3,7·13) 127

Es a ellos -en cuanto seguidores de Cristo-, adonde apuntaban hace referencia frecuente al Padre, a Jesús, a los discípulos: «Tuyos
y señalaban las antiguas profecías. Se han convertido en los destina- eran y tú me los has dado; y han guardado tu palabra» (17,6); «Padre
tarios en donde de manera insospechada se cumplen las promesas del santo, guarda en tu nombre a los que me has dado» (v. 11); «Cuando
AT (cf. Is 2,2-4; 42,1-4.6; 45,14-16.20-25; 49,6; 55,3-5; Jer 12,15- estaba yo con ellos, guardaba en tu nombre a los que me habías
16; 16,19-21; Sof 3,9-10; Zac 2,15; 8,20-23; 14,9.16; Sal 87). dado» (v. 12).
y esta Iglesia fiel es amada por Dios, al igual que lo fue la pro-
metida Jerusalén (cf. Is 60,15-22, a saber, la continuación orgánica «yo también te guardaré de la hora de la tentación que va a venir
de la profecía antes citada). Es la comunidad de Filadelfia objeto de sobre la tierra, para tentar a los habitantes de la tierra». El giro literario
predilección especial por parte de Dios, en este caso de Cristo. Y 'tT1Pslv ¿K (cguardar de») sólo se encuentra en el cuarto evangelio.
conocerán todos la raíz y la razón de tanto privilegio y de tanta ben- En la Carta de Santiago (1,27): rnpstv U7tÓ.«No te pido que los retires
dición: el amor de Cristo: «y sabrán que yo te he amado». del mundo, sino que los guardes del Maligno» (Jn 17,15). La expresión
Este hecho singular aparece como la perfecta realización de las joánica ofrece un notable parecido y sirve, al mismo tiempo, de buen
palabras proféticas de Isaías (cf. 43,1.4.5a): comentario al texto del Apocalipsis. Cristo pide al Padre por sus
discípulos; ellos, igual que el maestro, soportarán el odio del mundo,
«No temas, que yo te he rescatado, te he llamado por tu nombre. Tu la expulsión de las sinagogas (cf. 15,18-25) y su propia matanza,
eres mío ... dado que eres precioso a mis ojos, eres estimado, y yo te esgrimida por sus perseguidores como un acto de culto a Dios (16,1-
amo. Pondré la humanidad en tu lugar y los pueblos en pago 'de tu vida. 2). Los discípulos llorarán y se lamentarán, clamoroso índice de la
No temas, que yo estoy contigo».
honda intensidad de su sufrimiento, y el mundo, inmisericorde y des-
piadado, se alegrará (16,20). Todas estas pruebas aguardan a los dis-
. Son los cristianos fieles, quienes, aunque ahora expulsados de las
cípulos y su Señor ya les previene: «En el mundo tendréis tribulación»
sinagogas, expuestos a la delación, vejados y perseguidos a muerte
(16,33), pero el Padre y el mismo Cristo guardarán a sus discípulos.
tienen abierta perpetuamente una puerta «de par en par» en la nueva
Les infundirá ánimo el sentido de la victoria (16,33); el Señor los
Jerusalén y allí entrarán (Ap 22,14) Y en ella morarán. Y vendrán
consagrará en la verdad (17,19), los mantendrá en la unidad (21) y
de.sde }os rincones del mund? todas las naciones a rendir un homenaje;
remaran eternamente con DIOS y el Cordero en la gloria divina de la les dará todo su amor (23.26?3.
La hora de la tentación designa el momento de prueba. La tenta-
Jerusalén celestial.
ción, neipcouóc, que incluye sufrir las embestidas del mal, afligirá
Tal es el alcance positivo e insospechado de estas breves palabras,
a los elegidos para probarlos (1 Cor 10,13; Heb 2,18; 4,15) e instaurará
con las que el Señor quiere confortar el ánimo dolido y maltratado de
la gran tribulación que precede al establecimiento del Reino eterno;
su Iglesia de Filadelfia.
esta hora señala el comienzo del fm. Se menciona tal prueba en algunos
escritos bíblicos (Dan 12,2; Mc 13,14; 2 Tes 2,1-12); es el tiempo
y el Señor quiere dar razón de esta predilección por su Iglesia:
del anticristo, del gran Dragón al que se le permite hacer la guerra
«Porque has guardado la palabra de mi perseverancia».
contra los santos (cf. Ap 13,7). La hora de la tentación se identifica,
La expresión original róv AÓyOV't1l<; tl1tOllOVfí~1l0U es difícil de
traducir; bien, «mi palabra de perseverancia», o bien, «la palabra de de forma concretada, con el cúmulo de tribulaciones que anteceden a
mi p~rseve~ancia», es decir, la perseverancia de la que Cristo ha dado la vuelta del Señor; mas la naturaleza de estos males no son especi-
el pnmer ejemplo y de la que resulta el primer analogado: el evangelio ficados ulteriormente en el libro del Apocalipsis.
d~ I~ perseverancia practicado por Cristo y en el que participan los La hora de la prueba adquiere un ámbito universal y cósmico,
cn~tIanos. La frase entera designa el aguante por largo tiempo man- «sobre toda la tierra», para probar a los «habitantes de la tierra». Esta
tenido en una dura prueba, con paciencia activa, victoriosamente so- última expresión designa en el Apocalipsis (6,10; 8,13; 11,10bis;
portada, y -conforme al uso específico del Apocalipsis- en conexión
73. El ambiente es similar ante la prueba inminente de la pasión. Los discípulos van
intrínseca con la pasión de Cristo (13,10; cf. también 2 Tes 3,5; Heb
a sufrir una cruda sacudida en su fe; por eso, Jesús habla a Pedro para reconfortarlo y en
12,lss; Ignacio de Antioquía, Carta a los romanos, 10,3). su nombre se dirige a todos: «Simón, Simón. Mira que Satanás ha solicitado el poder
«Guardar la palabra» es expresión típica del cuarto evangelio. cribaros como trigo; pero yo he rogado por ti, para que tu fe no defallezca. Y tú, cuando
Durante la oración sacerdotal, con ligeros matices diferenciales, hayas vuelto, confirma a tus hermanos» (Le 22,31-32).
128 La palabra del Señor a la Iglesia Carta a Laodicea (Ap 3,}4·22) 129

13,8.14; 17 ,8) a los perseguidores paganos, los idólatras. En nuestro 17. boca. / Porque dices: Yo soy rico, me he enriquecido, y
texto es utilizado peyorativamente para denominar a los enemigos de no tengo necesidad de nada; y no sabes que tú eres des-
la Iglesia, los rivales de Dios. Así, pues, la hora de la tentación vendrá 18. graciado, digno de lástima, pobre, ciego y desnudo. / Te
sobre todo el mundo, pero los fieles cristianos de Filadelfia (y a través aconsejo que me compres oro acrisolado al fuego para que
de ellos representativamente toda la Iglesia) se verán protegidos por te enriquezcas y vestiduras blancas para que te vistas
la asistencia de Cristo. La cólera del Cordero, que se manifestará y no aparezca la vergüenza de tu desnudez, y colirio para
derramando sobre el mundo la amargura de las siete copas llenas de 19. untarte tus ojos, a fin de que veas. / Yo a cuantos amo,
ira, no les tocará; se tomará providencialmente para ellos en solicitud 20. reprendo y corrijo; ten, pues, celo y conviértete. / Mira,
y cuidado. No se librarán los cristianos de la prueba ni de los sufri- estoy a la puerta llamando, si alguien oye mi voz y abre
mientos ni de las persecuciones. Recordar los peligros y asechanzas la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él con-
detallados por el cuarto evangelio, conflictos múltiples y variopintos, 21. migo». / Al vencedor le concederé sentarse conmigo en mi
que en el Apocalipsis se sintetizan en una frase breve: «la hora de la trono, como yo he vencido y me he sentado con mi Padre
tentación». Pues de esta hora suprema de la tentación escatológica,
22. en su trono. / El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu
los cristianos fieles serán guardados y protegidos. Así reza el mensaje dice a las Iglesias.
consolador del Apocalipsis para la Iglesia".
Cristo se presenta a esta Iglesia adornado de tres títulos.
La fidelidad presente de la Iglesia le asegura, siguiendo las huellas «El Amén»: Indica que él posee toda la consistencia y firmeza,
de su maestro, la victoria eterna. Por eso, el Señor le promete: «Vengo
propia de la palabra de Dio.s. E~; matiz fuerte de la ~erd~d q~e. se
pronto». Es una confirmación de su ayuda. Y dice a la comunidad apoya sólidamente en ella rmsma es evocado por la raiz etimológica
leal de Filadelfia: «Mantén lo que tienes para que nadie se lleve tu
de la palabra hebrea. Se trata de la fortaleza y ~l aplomo se~uro;6que
corona». Es Filadelfia una Iglesia, a la que el Señor no recrimina ni en claro contraste, están faltando a esta comumdad de Laodicea .
reprocha nada; sólo le anima a mantenerse donde está, que se aferre
El título de «el Amén» supone la primera y única vez que el NT
a lo que ya posee, que siga haciendo lo que tiene que hacer, cada vez
lo aplica a Cristo. La breve, aunque tan rica designación, puede muy
con más conciencia y de manera más ajustada. Ya está la Iglesia, con
bien ser una recapitulación y condensación de las palabras frecuentes
su trabajo y tenacidad, entretejiendo, tal vez sin saberlo, la corona de
de Jesús en el evangelio: «Amen, amen dico vobis ... ». En verdad, en
su premio que nadie debe arrebatarle. Una corona que significa sim-
verdad os digo» (Cristo es manifiesta él mismo como la garantía
bólicamente la real y plena participación en la vida misma de Dios.
absoluta de Dios.
Tan dichosa recompensa acontecerá en la ciudad de la nueva Jerusalén.
«El testigo fiel y verdadero»: Es un desarrollo y paráfrasis del
Amén". No posee propiamente el sentido de fidelidad (o de perse-
verancia hasta la muerte), sino la significación de verdad (o de firmeza
7. El amor del Señor descubre la verdad de la Iglesia y la llama a de la palabra de Dios), conforme a la teología de Isaías ~e. ~a que
la conversión. Carta a Laodicea (Ap 3,14-22). deriva". Ambos adjetivos aparecen juntos (Ap 21,5; 22,6) refiriéndose
al contenido de las palabras, «dignas de crédito», del libro del Apo-
14. Escribe al ángel de la Iglesia en Laodicea. Esto dice el calipsis. Y aplicado a Cristo (Ap 19,11.13). Jesús glorioso es el testigo
Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la crea-
15. ción de Dios. / Conozco tus obras: no eres ni frfo ni ea- 75. Los versos de Antonio Machado valen como ilustración de cuanto se está diciendo
16. liente. ¡Ojalá fueras frío o caliente!; / pero porque eres acerca de la verdad: «La verdad es lo que es / y sigue siendo verdad / aunque se vuelva
tibio, ni caliente ni frío, estoy a punto de vomitarte de mi al revés».
76. Cf. Caird, 57.
77. Que sea una expliciración del Amén aparece claro en la escueta confrontación
74. «Como una recompensa por su leal perseverancia, Cristo promete a la Iglesia de del texto rnasorético con la versión de los LXX: el texto original de Is 65,16 es así escnto:
Filadelfia (y a todos los fieles cristianos) su especial protección en la hora de la tribulación llllt '71'>M (TM) , Y los LXX han traducido, al modo de glosa o comentario, de esta
universal que precederá su retorno». Así resume finalmente su trabajo monográfico S. manera: tóv 9EÓV tÓV ñAT]9lVÓV.
Brown, The Hour ofTrial: JBL 85 (1966) 314. 78. Cf. Comblin, 198.
130 La palabra del Señor a la Iglesia
Carta a Laodicea (Ap 3,14-22) 131

fiel y verdadero; su testimonio se revela auténtico, porque es el Amén la última expresión de dureza inusitada: «estoy a punto de vomitarte
de Dios. Su palabra adquiere la certeza y solidez de Dios; el plan de mi boca». El motivo literario «frío-caliente» se repite por tres veces,
íntegro de la salvación «consiste» en Jesucristo":
«El principio de la creación de Dios»: ' Apxi¡ (cprincipio») es un
con ligeras variaciones. (1) Afirmación: on
«que» no eres ni frío ni
caliente. (2) De aspiración o deseo: O<pcAOV ¡«Ojalá fueras ... ». (3) Y
título cristológico (1,18; 21,6; 22,13). El texto más enriquecedor y
de verificación final: oürox «puesto que no eres ni frío ni caliente».
que bien puede servir de comentario a Apocalipsis aparece en el himno
Así queda reflejada, de manera más visible y clara, la estructura
de la Carta a los colasen ses (1,15-18):
del párrafo:
«El es Imagen de Dios invisible, primer nacido de toda creación, porque «No eres ni frío ni caliente.
en él (EV Ull1:ó'i)fueron creadas todas las cosas ... Todo ha sido creado
Ojalá fueres frío o caliente,
por él (Ot'Utltoü) y para él (ct~ uúróv). El es antes que todas las cosas
pero puesto que eres tibio,
y todo tiene en él su consistencia. El es también la cabeza del Cuerpo,
de la Iglesia: él es principio (apxi¡), el primer nacido de entre los ni frío ni caliente,
muertos». estoy a punto de vomitarte de mi boca».

Pablo hace una explicación midrásica de las primeras palabras del El juicio negativo de Cristo a la Iglesia de Laodicea está expresado
Génesis, refiriendo a Cristo cuatro afirmaciones fundamentales: (1) en términos de una gran amplitud significativa, utilizando como sím-
comienzo, (2) perfección, (3) cabeza y (4) primicias". Con su par- bolos genéricos el binomio antitético, frío-caliente. Y especialmente,
ticular exégesis, que tan insistente y exclusivamente señala a Jesu- ese estadio intermedio, tan denostado en el Apocalipsis: la tibieza. En
cristo, argumenta en contra de una muy extendida especulación gnós- el centro radial del período aparece la causa que propicia este largo y
tica, influenciada de judaísmo". duro reproche del Señor: se trata de la tibieza. La polivalencia se-
De manera semejante, el Apocalipsis se atiene rigurosamente a miótica de estos términos, frío, caliente y, sobre todo, de la contro-
una interpretación cristológica, libre de las adherencias del gnosticis- vertida palabra tibieza, han propiciado una serie innumerable de co-
mo. y afirma: Cristo es el principio, modelo y arquetipo de la creación; mentarios heterogéneos en la historia de la interpretación del texto. A
pero no se mantiene alejado y extraño a la historia -como patrón nosotros, lectores del Apocalipsis, nos interesa saber con claridad,
ideal-, sino que en ella ha entrado hasta el fondo e intervenido más allá de las metáforas y símbolos térmicos, cuál es el mensaje del
poderosamente, tanto es así que ha logrado cambiar de manera radical Señor a su Iglesia. Tres son, básicamente, las explicaciones dadas a
su curso y su sentido. Porque ha padecido la muerte y obtenido la la tibieza: ascética, geográfico-histórica y teológica.
resurrección (significación pregnante y realista de la expresión «primer Ascética: Los escritores han visto en la tibieza una descripción de
nacido de entre los muertos» cf. Ap 1,5), se presenta válidamente con un estado espiritual en el que la caridad languidece; situación culpable
su testimonio perfecto y perdurable, acreditando él mismo, en el mis- de dejadez y de estancamiento, sin ánimo para avanzar, de abatimiento
terio de su ser histórico, ya glorificado, que es la definitiva realización y de renuncia al empeño heroico de la virtud. Esta interpretación ofrece
del designio de salvación universal, el cabal cumplimiento de la palabra tal gama de variaciones y matices que acaba irremediablemente por
divina, el Amén de Dios. perderse en un laberinto inextricable de opiniones subjetivas", que no
La apelación de Cristo a esta Iglesia presenta un ritmo ascendente
y progresivo. Se inicia con un conocimiento de la vida de la comunidad: 82. Tibios son:
«Conozco tus obras», «no eres ni frío ni caliente». Pasa por un deseo - «Quienes tiene fe pero sin obras» (Ambrosio, Aretas ... ).
- «Los monjes que no observan la vida religiosa» (Casiano).
de que cambie: «ojalá fueras frío o caliente»; hasta arribar a la cons-
- «Los que estando en el pecado, se creen justos» (Ribera, Camelia a Lapide).
tatación de la dura realidad que se tiene delante, objetivamente, «pero - «A quienes ni el amor de Dios ni su temor alejan del pecado» (Bernardo, Joaquín
puesto que eres tibio, ni frío ni caliente». Este camino desemboca en de Fiore).
Durante la edad media, se ha identificado el estado de tibieza con el pecado mortal o
venial. ..
79. Cf. A. Weiser, Pisteuo, en TWNT VI, 190s.
Estas breves indicaciones están recogidas fundamentalmente del documentado artículo
80 .. Cf. C. F. Burney, Christ as the APXH of the creation: JThS 26 (1926) 60.
de J. Alonso, El sentido de tibieza en la recriminacián a la Iglesia en Laodicea: MC 19-
81. Cf. W. D. Davies, Paul and Rabbinic Judaism, London 1948, 172.
20 (1953) 13-130 Y de Brutsch, 86.
132 La palabra del Señor a la Iglesia Carta a Laodicea (Ap 3,14-22) 133

contribuyen a entender con rigor objetivo el texto. Es preciso indicar, Esta actitud «provoca» una reacción por parte del Señor: «Estoy
aunque someramente, que la tibieza señalada en la carta a Laodicea a punto de vomitarte de mi boca». Aún no ha llegado el momento del
representa no un estado intermedio, entre el frío y el calor, sino el vómito o de arrojar fuera a la Iglesia; se alude a los momentos previos,
peor de los estados anímicos, la situación más deplorable. No se toma desencadenantes y amargos, insufribles, llenos de asco y repugnancia.
como término concreto de referencia el calor, sino el uso primitivo Entonces acontece lo peor que puede pasar, la náusea.
del agua. Y el agua tibia no se empleaba para nada beneficioso, no y viene el juicio del Señor sobre Laodicea, un reproche que está
servía de ninguna utilidad". lleno de amargura.
Geográfico-histórica: La carta a Laodicea está salpicada con
multitud de a:lusiones a la situación del tiempo. En las cercanías de «Porque dices: yo soy rica, me he enriquecido, y no tengo nece-
Laodicea, a una distancia aproximada de 10 km. se encontraban las sidad de nada; y no sabes que tú eres desgraciada, digna de lástima,
famosas fuentes termales de gran virtud medicinal y poder curativo pobre, ciega y desnuda». Parece ser la respuesta de Cristo a una
de Hierápolis que, en su declive hacia la llanura de Laodicea, per- afirmación anterior de la Iglesia; ésta se ha defendido de la dura
dían calor y fuerza curativa, haciéndose tibias, es decir, sin poder recriminación y ha hablado de su riqueza, esgrimiéndola como arma
terapéutico. Prácticamente todos los autores aluden a este hecho. de defensa. Y el Señor responde: «y tú dices ... soy rica, me he
Teológica: Trata de explicar el sentido de estas metáforas teniendo enriquecido en todo». Tal vez existe en estas palabras una insinuación
en cuenta el contexto de la carta a Laodicea y éste, a su vez, dentro velada al bienestar material de Laodicea, ya célebre en su tiempo, por
del cuerpo orgánico de las restantes cartas. Ya se ha visto el clima ser centro próspero de una muy floreciente actividad comercial". Tan
confuso que se desprende de su lectura general, denominado de manera proverbialmente rica que, tras el terremoto que destruyó la ciudad (año
múltiple como la doctrina de los nicolaítas, o enseñanza de Balaán y 60 d.C.), se negó a toda ayuda imperial, declarando con autosufi-
dela profetisa Jezabel, o profundidades de Satanás y falta de perfección ciencia: «No necesitamos nada» 85 •
en las obras ... ; todo ello está denotando el talante de una fe que no «Soy rica y me he enriquecido». Hay aquí un reclamo a Oseas
se mantiene limpia ni genuina, que se mezcla con la ganga de doctrinas 12,9 (versión del TM, no de los LXX):
paganas, gnósticas, adulterándose y manchándose en su pureza. Unos
«Efraím dice: me he enriquecido y he hallado poder para mí».
cristianos que tratan de vivir con la Iglesia y en la Iglesia, pero sin
dejar el «mundo» y la práctica de sus obras. Tal es el cuadro amplio
Laodicea no sólo se declara rica, sino que mantiene con vana-
y significativo de referencias que ofrece el Apocalipsis, y desde este gloria su riqueza (perfecto 1tE1tAol.Í'tllKU)«me he enriquecido») y
marco debe interpretarse el símbolo de la tibieza. Nada impide que se
con ella su salud espiritual, tanto es así que no siente necesidad de
tome como punto inicial de arranque una situación geográfica (cuántas nada. El verbo «enriquecerse», 1tAOU'tÉro (en el Apocalipsis:
veces las parábolas evangélicas así lo hacen), el nacimiento de unas 18,3.15.18; siempre referido a la caída de Babilonia) adquiere un
fuentes termales; pero la sola geografía no da razón del texto, no lo sentido negativo, pues está coloreado por el sistema social de con-
explica suficientemente. La tibieza designa una actitud cristiana sin sumo y de injusticia, establecido por la gran ciudad de Babilonia.
compromiso, un estado espiritual brumoso, donde falta la opción clara La riqueza de que hace gala fatuamente Laodicea le concede el
y decidida; califica una postura ambigua, «entre dos aguas», es decir, privilegio del orgullo material y religioso, y la Iglesia, autocom-
entre las radicales exigencias de la fe cristiana y la torpe relajación placiente, se cierra sobre sí misma.
del gnosticismo reinante e idolatría paganizante. y adviene certera la respuesta del Señor: «No sabes que tú eres
desgraciada». En el texto griego del Apocalipsis se destacan tres pa-
83. Cf. J. Alonso, a.c., 130: «El estado bueno del agua es estar frío O caliente. Si labras -pronombre, artículo y adjetivo-, dignas de ser tenidas en
está fría, es agradable como bebida. En el evangelio se habla del vaso de agua fría que cuenta, por la fuerza literaria que imprimen a la expresión del Señor.
no quedará sin recompensa (Mt 10,32). Si está caliente, desde luego en las Termas, es
buena y agradable para el baño; aún también para beber en los convites según las costumbres
El pronombre oú, «precisamente tú y nadie más que tú eres desgra-
antiguas, griegas, y romanas». Se citan, además, seis autores antiguos que prueban con
sus respectivos comentarios la utilidad del agua caliente y fría en los banquetes griegos y 84. Lo confirma Estrabón XII, 8,16; Cicerón, Ad familiares II, 17; III,5.
romanos (ibid., 129, nota l7). 85. Cf. Tácito, Annales 14,29.
134 La palabra del Señor a la Iglesia Carta a Laodicea (Ap 3,14,22) 135

ciada». Este pronombre, enfáticamente colocado, indica la contra- «Que compres de mí (1tUP'tl.!OU)>>.El pronombre personal está
posición entre el sueño y la realidad, entre lo que Laodicea piensa ser utilizado enfáticamente (recordar el célebre dicho: «No os hagáis te-
y lo que de hecho es. El artículo situado delante del adjetivo le da un soros en la tierra ... » Mt 6,19.20) y se refiere con total evidencia a
valor de sustantivo «la digna de lástima por excelencia», «la desgra- Cristo. Se declara sin arnbageé el lugar hacia donde debe dirigir la
ciada por antonomasia-'". El adjetivo sólo es utilizado en el NT cuando Iglesia de Laodicea su diligencia, su esfuerzo y su mirada para recibir
Pablo habla de la tragedia del hombre, sin capacidad para salir de su todas sus riquezas, sin ulterior peligro de verse burlada o decepcionada
estado de pecado y de muerte: «¡Desgraciado de mí! ¿quién me librará por un espejismo o una bancarrota. El Señor aparece en el Apocalipsis
de este cuerpo de muerte?» (Rom 7,24). (igual que en el cuarto evangelio) como el dador, el don del Padre a
¿En qué consiste esa desgracia por excelencia de la Iglesia de
la Iglesia y, trámite ella, al mundo (cf. Jn 3,16; 4,10.14; 6,27.33;
Laodicea? Viene ahora detallada por el Señor: «Eres digna de lástima».
14,27; 18,11).
Recordamos algunos textos bíblicos pertinentes (Dan 9,23; 1 Cor
15,19). Es la situación cómica (o trágica, según se mire) de quien se
y tres son las nuevas adquisiciones que debe hacer la Iglesia de
cree en la cresta eufórica de su optimismo, estando, como es en verdad,
sumido en la más pura abyección; es una posición que provoca en los Laodicea: oro, vestiduras y colirio.
otros una consideración y un sentimiento de pesar. La Iglesia de Lao- «Oro acrisolado al fuego para que te enriquezcas». No cualquier
dicea es de pena. clase de oro, en estado bruto, sino que éste debe pasar por la prueba
«Pobre». En contraste con su real riqueza y su pretendida auto- de la purificación, a través del crisol, desprenderse de su ganga y
suficuencia. La diversa coyuntura queda puesta de relieve al hacer resultar completamente puro. Recordar Prov 30,5; Sal 28,31 ; y el texto
memoria de la Iglesia hermana de Esmirna: «conozco tu pobreza, pero más conocido, 1 Pe 1,7: «Así la comprobación era 80Kíl.nOV) de
tú eres rica» (2,9), y la parábola del rico insensato; también éste digno vuestra fe -de más precio que el oro (1tOAIYH/lÓ't€POV Xpucríou) que,
de lástima porque se olvidó, en el colmo de su abundancia, de ser aunque perecedero, lo pasan por el fuego-, llegará a ser alabanza y
rico para Dios (Lc 12, 16-21). gloria ... ».
Puesto que la Iglesia de Laodicea se encuentra en una situación Se trata, pues, de un oro purificado de quilates. Pero, más en
irreal, vive en la ilusión, en la más absurda fantasía, el Señor le hace concreto, ¿a qué oro de calidad se refiere el Señor? El Apocalipsis
tomar conciencia de su realidad, «atenerse al principio de la realidad». conoce otros cuatro usos de la palabra oro. Dos pasajes se aplican a
No hay por qué ver en las palabras del Señor un tono de ironía; el la ciudad de Babilonia, paradigma del lujo y del despilfarro (17,4;
contexto inmediato, especialmente las frases que siguen, no lo permite. 1,16); los otros restantes se refieren a la ciudad de Jerusalén, contra-
puesta a la primera, una de cuyas características ornamentales es la
«Te aconsejo que me compres». La expresión «te aconsejo» era
profusión de un oro brillante (21,18.21). Significaría, por tanto, pasar
frecuente en las transacciones comerciales. La recomendación reza así:
de una situación parecida a la de Babilonia (esoy rica, me he enri-
«Que compres de mí». No se pone el acento en el precio a pagar, sino
en el acto de decisión y en el positivo interés de la Iglesia (cf. «el que quecido en todo»; tal riqueza, fuera de Cristo, es una pseudo-riqueza)
tiene sed, venga, y el que quiere, tomedel agua de la vida de balde» a adquirir la abundancia y la riqueza de la que hace gala la nueva
Ap 22,17). Partiendo de la conocida actividad comercial de Laodicea, Jerusalén, porque está habitada por la gloria de Dios.
empleando un lenguaje extraído del uso local, el Señor le hace ver Pero en el texto de la carta a Laodicea se sigue hablando de la
dónde, de ahora en adelante, estará la fuente verdadera e inagotable riqueza que está en Cristo (cque compres de mí», le dice el Señor
de sus ingresos. La frase recuerda el célebre dicho de Isaías (55,1): a la Iglesia), no directamente en la ciudad. Nuestra mirada se dirige
a la primera visión de Jesús en el Apocalipsis, a la figura de Cristo,
«[Oh, todos los sedientos, id por agua, y los que no tenéis plata, venid, Hijo de hombre y sumo Saée~ote, que se aparece a Juan y le ordena
comprad (ayopácru'te) vino y leche sin plata y sin pagar!».
escribir las siete cartas lflas Iglesias. Se revela al vidente caminando
El verbo comprar u'Yopá~€tv adquiere en el Apocalipsis un sentido en medio de siete candelabros de «oro» (1,12-13); lleva en torno
teológico, significando el acto de la redención operada por Cristo (5,9; al pecho una cinta de «oro» (v. 13) y sus pies son de «electro
14,3.4) Y un sentido estrictamente literal (13,17; 16,11). incandescente» (1t€1tUpCO/lÉvr¡C;, v. 15). Aunque no aparece en la
última cita la palabra oro,~ í se encuentra la de un metal precioso
86. El artículo más predicado, cf. Le 18,13; MI 5,13. semejante, electro, o azófar -aleación de oro y plata-, con la
136 La palabra del Señor a la Iglesia Carta a Laodicea (Ap 3,14·22) 137

misma designación que en la carta a Laodicea, «oro refinado o «Pues bien, prostituta, escucha la palabra de Yahvé. Así dice el Señor
incandescente» . Yahvé: Por haber exhibido tu vergüenza y descubierto tu desnudez en
Así, pues, es la misma persona de Cristo el verdadero oro, puri- tus prostituciones con tus amantes y con todos tus ídolos abominables ... »
ficado, genuino; es en Cristo donde la Iglesia de Laodicea debe buscar (16,35-36; cf. también 23,29).
el oro, objeto de su esfuerzo, y colmo de su riqueza. El Señor se
manifiesta como fuente de gloria, cuya vena no se agota, y origen Asimismo, en la Iglesia de Laodicea, la privación de vestido hay
supremo de bienestar. De esta manera, la Iglesia será enriquecida en que considerarla en línea y clave profética, como el símbolo de un
todo. amor nupcial traicionado, infidelidad conyugal, que debe producir en
Algunos.textos neotestamentarios así lo confirman. Dice Pedro la comunidad el sentimiento profundo del rubor, y bochorno -«la
ante la desgracia y la súplica muda, pero tan elocuente de aquel vergüenza en la cara» -, que la obligue a salir cuanto antes de ese
lisiado: estado angustioso de desamor.

«No tengo plata ni oro; mas te doy lo que tengo: en nombre de Jesucristo «y colirio para untarte los ojos, a fin de que veas». Nuevamente,
de Nazaret, levántate y camina» (Hech 3,6). partiendo de un uso de la famosa escuela médica de Laodicea, se habla
del colirio, «cilindro de una piedra especial, que se reducía a polvo
La verdadera riqueza, que es Cristo, aparece con frecuencia inu- para aplicarse a los ojos»'".
sitada en Pablo (él solo más que en el resto de los otros escritos El verbo «untar» (€YXP1crat) sólo aparece aquí en el NT; pero el
neotestamentarios) con algunas paráfrasis, pero siempre referida al objetivo final buscado insistentemente por el Señor para la Iglesia es
Señor: «riqueza de su gracia, riqueza de su gloria, la excelente riqueza» que ésta vea. Estamos empleando ya unos términos simbólicos y ele-
(cf. Rom 2,4; 9,23; 11,33; Ef 1,7.18; 2,7; 3,8.16; Flp 4,19; Col 1,27; mentales, que hacen referencia a la realidad misteriosa y vivificante
2,2). A saber: la genuina riqueza de Cristo, la riqueza que es Cristo. de la luz dentro del mundo bíblico. Algunas de sus acepciones fun-
damentales pueden ser recordadas. La luz de la revelación, propia del
«y vestiduras blancas para que te vistas y no aparezca la vergüenza cuarto evangelio (1,4.5.7.8.9; 3,19.20.21; 5,35; 8,12; 9,5;
de tu desnudez». Sobre las vestiduras blancas, ya se ha indicado el 11,9.10,36.46); la luz de la fe visibilizada en las curaciones de los
origen y el significado de su simbolismo. Como detalle a tener en ciegos tan frecuentes en los sinóptico s (Me 10,46-52: «Señor que
cuenta e ilustrativo del texto, hay que recordar, por el curioso contraste vea»); y la aspiración suplicante de Pablo: «Que Dios ilumina los ojos
cromático, la famosa lana negra de la región de Laodicea. Interesa de vuestro corazón» (Ef 1,18). Es la apertura completa a la revelación
también notar la expresión-binomio «la vergüenza de tu desnudez». de Jesús; se trata de una contemplación perfectamente sana, puesto
Los pasajes más significativos se encuentran en el profeta Ezequiel: que ha logrado corregir una deforme visión.
No puede olvidarse que este colirio para ver, hay que adquirirlo
«y tú creciste, te desarrollaste y llegaste a la edad núbil. .. pero estabas
de Cristo, el que tiene «los ojos como llama de fuego» (1,14), y cuyos
completamente desnuda. Entonces pasé yo junto a ti y te vi. Era tu
tiempo, el tiempo de los amores. Extendí sobre ti el borde de mi manto «ojos son los siete espíritus de Dios enviados a toda la tierra» (5,6).
y cubrí tu desnudez; me comprometí con juramento, hice alianza contigo Pide el Señor para su Iglesia una participación en su propia visión, la
-oráculo del Señor Yahvé- y tú fuiste mía ... Te puse vestidos re- óptica de su Espíritu. Poder ver con los ojos mismos de Cristo.
camados ... » (16,7b-lOa).
«y a cuantos amo, reprendo y corrijo; ten, pues, celo y conviér-
Este párrafo del profeta nos induce a mirar en óptica de alianza la tete». Se acentúa enfáticamente el pronombre personal, €yffi, «yo»,
metáfora de la vergüenza de la desnudez, considerando en ella lo que referido a Cristo. Es él, con toda propiedad, quien se toma a su cargo
de más auténtico tiene: el amor de Yahvé por su pueblo. Amor ma- la tarea educativa de mirar por el crecimiento de la Iglesia. En esta
trimonial de Dios -el esposo- por su pueblo elegido -la esposa-o solicitud Cristo actúa por amor. El texto griego lo subraya escribiendo
El pecado de infidelidad, de idolatría, será calificado por el profeta
como la «vergüenza de la desnudez»: 87. Cf. Allo, 57.
138 La palabra del Señor a la Iglesia Carta a Laodicea (Ap 3,14-22) 139

<ptA¡;lv.Expresa este cuidado y desvelo con una gran carga emotiva, Iglesia persistir en ese estado de ebullición espiritual hasta que emerja
en el sentido más afectuoso de la palabra; este verbo <ptActVindica un momento preciso, puntual (verbo en imperativo de aoristo ¡.t¡;-
más pasión que el parecido y homónimo ayun:w88• tUVóY]O"ov)de conversión.
La represión y el castigo se presenta como un binomio literario, Que la Iglesia, por fin, se convierta: a saber, que se vuelva con
referido a la acción pedagógica de Dios. decisión a Cristo y de él, su único y perfecto dador, recabe el don
El Señor resume en una frase la intención de sus siete cartas: «Yo perfecto; que adquiera todo el genuino oro de su riqueza, la blanca
a cuantos amo, reprendo y corrijo» (¿A¿YX(f) KUt n:Ut8¡;ú(f),Ap 3,19). vestidura de su dignidad y su eficaz colirio. Llena de la gloria de su
Por lo demás, el contexto muestra que los dos verbos son intercam- Señor, puede la Iglesia ser completamente rica, sin carecer de nada;
biables; educar, en el lenguaje de Juan, es corregir, probar. Las cartas puede vestirse sin vergüenza y con elegante decencia; y es capaz de
mismas constituyen un ejemplo elocuente de esta forma de educación; ver sin trabas, con ojos enteramente sanos y limpios, con los mismos
configuran la enseñanza de Cristo para la Iglesia". ojos de Cristo, que son su propio Espíritu (cf. Ap 5,6).
El pasaje más célebre pertenece al libro de los Proverbios:
«Mira, estoy a la puerta y llamo. Si alguien oye mi voz y abre la
«Hijo mío, no desprecies la instrucción de Yahvé, no te dé fastidio su puerta, entraré en su casa, y cenaré con él y él conmigo». Es tan
represión, porque Yahvé reprende (según la versión de los LXX 1tatOEÚÚ) directo y claro el mensaje de este verso, «uno de los textos más bellos
igual verbo que en el Apocalipsis) a aquel que ama, como un padre al de la Biblia», que el comentador renunciaría de grado, voluntaria-
hijo querido» (3,11-12)90.
mente, a su trabajo de erudita investigación para dejar, sin más, hablar
a la Palabra con sus mismas palabras.
En el texto se pone de manifiesto la acción de enseñanza propia
El texto se halla fundamentalmente coloreado por una doble in-
de Cristo, que continúa dentro de la Iglesia la obra pedagógica de
fluencia: las parábolas del banquete mesiánico y el Cantar de los
Yahvé para con su pueblo en el AT. Nos encontramos de nuevo con
cantares.
una transferencia cristológica: Yahvé aparecía como padre, aquí Cristo
Las parábolas se encuentran esparcidas en los evangelios sinóp-
se manifiesta a la Iglesia como su Señor y su esposo. Las palabras
ticos (Mt22,1-14; 25,1-13; Lc 13,25-29; 14,15-24; cf. también Mc
del Señor están, sin duda, teñidas por el contexto, anteriormente citado,
14,25 par; Mt 8,11; Le 22,30). Puede recordarse igualmente la
del profeta Ezequiel y las resonancias emocionales del verbo <ptActV.
expresión: «He aquí que el juez está a la puerta» (Sant 5,9). En
Todos estos matices denotan un amor de Cristo a su Iglesia preferen-
todas estas parábolas, Cristo se presenta como juez y señor de la
temente de tipo nupcial.
situación humana. No es ésa, sin embargo, la postura con la que el
Señor está llamando a la puerta, según relata el texto del Apoca-
«Ten, pues, celo y conviértete». ZijAW¡; (<<tencelo») sólo aparece
lipsis; no es el suyo el ademán inequívoco de un juez severo. Sí
aquí en todo el NT. Como una consecuencia (oñv, «pues») del amor
existe, en cambio, una remembranza a un dicho de Jesús recogido
apasionado de Cristo por la Iglesia de Laodicea, ésta también debe
en el Evangelio de Lucas:
ponerse, bajo la influencia de su órbita irradiante, en un sincero estado
de fervor y en él perseverantemerite continuar. El Señor le habla de «Estén ceñidos vuestros lomos y tened las lámparas encendidas y sed
manera directa, no tolera más dilaciones, se sirve de una forma verbal como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda, para que,
que revela urgencia y prontitud, en imperativo de presente. Así es el cuando llegue y llame, al instante le abran» (12, 35-37).
tenor de su interpelación: «comienza ya a tener celo, o efervescencia».
La palabra fervor cuadra aquí de forma adecuada, por la raíz filológica Pero existen algunos matices diversos en el Apocalipsis; diferencias
con el vocablo griego (fíAOC;,y como actitud opuesta a la tibieza que que le conceden su sabor peculiar y único. La dimensión escatológica,
tan duramente fue reprochada al comienzo de la carta. Debe, pues, la presente en los sinópticos, no cuadra bien en el texto del Apocalipsis,
teniendo en cuenta la viva exhortación que Cristo está haciendo a la
88. Cf. Charles I, 99. Iglesia de Laodicea. El tono emotivo es, sobre todo, bien distinto.
89. Cf. Comblin, 175.
90. Otros textos que hablan de la corrección de Yahvé a su pueblo o una persona:
En el Cantar de los cantares (5,2) aparece una expresión de con-
Dt 8,5; Job 5,17; Sal 94,12. tenido y tono semejante:
140 La palabra del Señor a la Iglesia Carta a Laodieea (Ap 3,14-22) 141

<<Vozde mi amado que llama: ábrerne, hermana mía» (segun TM); conjuntamente. El objeto anhelado debe ser algo importante, al quedar
«Voz de mi amado que llama a la puerta: ábreme, hermana mía» (con- resaltado por la reiteración de esta palabra «puerta».
forme a la versión de los LXX).
¿Qué puerta? Es una sinécdoque, que encierra una bella metáfora,
lexicalizada por la tradición -la puerta de tu casa, de tu corazón ... -.
Los parecidos textuales resultan ser cuatro con los LXX, y tres Es una llamada a abrirse interiormente a una voz, que viene de fuera
con el texto masorético. Pero, más allá de esta concordia discorde, al y pide una escucha y una obediencia. Al principio era un sordo rumor
mismo tiempo, en lo que a escritura se refiere, está el clímax con de una mano aldabonando la puerta; luego -rompiendo la continuidad
desenlace tan distinto e insospechado entre los dos relatos. En el de la imagen -, una voz nítida y clara <pcovlÍque solicita una audición
Cantar, la esposa que abre, queda confusa, turbada por la desilusión atenta.
de verse sin la presencia del amado, que se ha ido; ella corre a buscarlo, ¿De qué voz se trata? Es la voz de Cristo, que ya ha aparecido
mas en vano; el esposo se ha marchado irremediablemente (vv. 3-9). antes:
En la carta a Laodicea, la escena felizmente acaba con un banquete
entre los dos. Aunque existan algunas diferencias textuales y de tono, «Yo, Juan, vuestro hermano y compañero ... estaba en la isla de Patrnos,
el Cantar de los cantares se presenta como la fuente más próxima de entré en la fuerza del Espíritu en el día del Señor y oí detrás de mí una
inspiración para el presente pasaje del Apocalipsis". gran voz como de trompeta» (Ap 1,10.12).
Por otra parte, ya no debe resultar extraña para nadie esta forma
de citar el AT, característica del autor del Apocalipsis. El suele hacer Es la voz del Señor que ha ordenado a Juan escribir la vision
de los concretos versículos de la Biblia unas verdaderas recreaciones, inaugural; es la misma voz que habla a través de las siete cartas a las
con modificaciones y alteraciones según la originalidad. de su genio y Iglesias. Mientras se leen las cartas del Apocalipsis en el ámbito de
el sentido de su teología. la liturgia, resuenan en la puerta los recios golpes de una mano divina
La literatura judía ha realizado una interpretación alegórica del que está llamando y una voz misteriosa se deja oír; y no es otra sino
Cantar, según la cual Dios queda representado como el esposo y el la voz de Cristo, que reclama ser escuchada y acogida".
pueblo fiel como la esposa". El cristianismo, siguiendo esta línea La segunda parte es consecuencia inmediata de la primera. Se
hermenéutica, ha introducido, a su vez, una lectura en clave cristo- inicia con una oración condicional, con un indefinido: «si alguien».
lógica y sacramental. En la noche pascual'", la Iglesia espera a Cristo Ese «alguien» está vagamente señalado sin fronteras de tiempo, edad,
que viene «de pie», resucitado y glorioso, a su encuentro, y cuya sexo o lugar. Si ese alguien abre la puerta (prótasis), asistirá a un
desenlace inesperado: «entraré en su casa ... ». El resultado de la aper-
presencia se hace real en la cena eucarística: se trata de un verdadero
anticipo de su llegada escatológica'". tura o del proceso es el eje y clave del verso, la apódosis: «entraré en
su casa y cenaré con él y él conmigo».
Este verso veinte, que estamos comentando, inicia un cambio de
No pueden olvidarse las reminiscencias del cuarto evangelio:
rumbo frente al severo juicio de Cristo de los versos inmediatamente
anteriores. Ahora los acentos inciden en mostramos la solicitud y la «Si alguno me ama, mi Padre le amará, vendremos a él y haremos
generosidad de Cristo. morada en él» (Jn 14,23).
«Mira» (Ióoú), es un reclamo a la atención del oyente o lector del
Apocalipsis: «Mira -tú- que yo estoy a la puerta y llamo» y da Las palabras conclusivas manifiestan el anhelo de una comunión
comienzo a una forma coloquial y dialógica, mediante la función profunda y recíproca de los amantes, en paralelismo sinonímico «ce-
conativa del lenguaje, buscando un solícito contacto. naré con él y él conmigo»; es un encuentro final tan íntimo que hasta
El resto del texto es objeto del mismo: una acción presente, actual, los nombres se olvidan y se diluyen. No puede tampoco pasar des-
decidida, precisa. Acción que manifiesta permanencia y resolución apercibida, bajo la palabra propia del NT «cena», 8c11tvov, una sobria
alusión eucarística (cf. 1 Cor 11,20; Ap 19,20).
91. Cf. A. Feuillet, Le cantique des Cantiques et l'Apocalypse: RSR 49 (1961) 324-334.
92. Cf. J. Jeremias, Nymphe, en TWNT IV, 1094 ss. 95. Con un lenguaje en el que también resuenan claros los ecos del cuarto evangelio:
93. Cf. R. Le Déaut, La nuit paseale, Rome 1963, 264-338. «A éste le abre el portero, y las ovejas escuchan su voz (,fic; <j>wvfic;uu,o(l aKo1.ÍSt»>
94. Cf. Prigent, 78-19. (10,3); «Todo el que es de la verdad escucha mi voz (aKo1.ÍSt110U ,fic; <j>wvfic;)>>
(18,37).
142 La palabra del Señor a la Iglesia
Conclusión 143

Todo el ver~o ma~ca .el.clímax de la carta a la Iglesia de Laodicea


Parece como SI al pnncipio e! Señor estuviese marcado preocupan • Cristo se manifiesta como un perfecto conocedor de la situación
eclesial de las diversas comunidades. Su palabra se muestra en-
t~~ente por un .enfad? ob~eslvo. a ca~sa d~ la s.ituación eclesial de
t~bleza y.se hubiera, sin mas, dejado Ir casr por mstinto de él; como carnada e inserta en la historia; es el suyo un mensaje divino
SI se hubiese pasado de la raya en su reprensión a la Iglesia. Ahora salpicado de alusiones muy concretas, experto en matices cos-
tal vez para resarcirse de su duro reproche -el amor puede ser mopolitas y geográficos, enterado de los ambientes externos que
severo, mas nun~~ cr~el-, se deshace en generosidad. Todo el condicionan la fe y el testimonio de los cristianos, y especialmente
verso es la ex~resIOn ;I~a .de un deseo intensamente querido. A fin consciente de la vida interior de su Iglesia.
de cuentas, Cnsto esta pidiendo gente -«si alguien», indefinido.e, • Este conocimiento característico de Cristo, sabedor íntimo y ex-
q.ue comp~rta con é.l la casa y la comida; que no es lo superfluo haustivo de su Iglesia, de todo cuanto es y acontece en ella, se ha
smo lo mas necesano: el pan para comer, la casa para habitar, la mostrado a lo largo de las cartas en la utilización de algunos
cena. para encontrarse, para enamorar y dejarse enamorar". No se símbolos y de alguna específica expresión. Los epítetos y frases
requ~ere mu~ho esfuerzo. Sólo escuchar su voz y compartir la pre- que representan los varios títulos de Cristo son: «Esto dice el que
senc~a. Al fmal, el regalo es el mismo Cristo que se da por entero tiene la espada de doble filo» (3,12); se alude a la fuerza activa
a quien le ~?re la puerta; pero el Señor va más allá y más adentro, de la palabra de Cristo dirigida a su Iglesia. «Esto dice el que tiene
busca la union, la cornumon. Por fin, el encuentro nocturno, la cena los ojos como llama de fuego» (3,18), que indica su mirada de-
«entre dos» ~s tan recreada y tan señalada que hasta los nombres voradora y penetrante hasta lo más hondo de la Iglesia. «yo soy
personales pierden sus perfiles propios «cenaré con él y él conmi- el que sondea entrañas y corazones» (2,23), que realza el cono-
go», y se borran confundiéndose en la íntima unión de los amantes. cimiento agudo y perspicaz de Cristo, ante quien nada en la Iglesia
le está oculto; él comprende y advierte todas las emociones (en-
trañas, riñones) y los pensamientos (corazones).
Conclusión • El verbo usado en las repetidas alocuciones del Señor a su Iglesia
es siempre e invariablemente el perfecto oUla (no ytVó)crl((¡)), el
cual supone un conocimiento adquirido, íntimo y perfecto; enten-
• En estas. siete cm:as el Señor aparece como el único y absoluto
protagonísta, el ~uJeto verdaderamente interpelante. Es preciso va- dimiento específicamente salvífico".
l~r~ la singularidad excepcional de este fenómeno literario-teo- • La expresión «Esto dice el que ... » remite a la formulación de los
10gICO.. En ninguna otra parte del NT, sólo aquí -fuera de los profetas del AT: rrin- ,mt te (TM); Tdós MYEt (LXX): co-
evangelios, don?e el Jesús terreno habla al mundo y a los discí- rrespondiente a la fórmula de mensajero o «Botenformel»'". El
pulos- s.e manifiesta el Cristo glorioso hablando y dirigiéndose texto veterotestamentario más cercano sigue siendo el profeta
a la Iglesia. Amós, en sus dos primeros capítulos; pero el tono pesimista, pre-
• No par~ce. ser la índole peculiar de esta producción epistolar del dominantemente de castigo, propio del profeta de Técoa, contrasta
Apocalipsis catalogable como de «cartas celestes» (Himmelsbrie- con la línea de esperanza y de victoria, característica típica de las
fe) '. ~ra. éste. un procedimiento antiguo organizado en clave de cartas del Apocalipsis. En estas siempre resuena limpiamente la
ficc~on literaria, mediante el cual un personaje de la transcendencia voz de Cristo, como el último oráculo, la profecía salvadora de
venido de los cielos, impartía una enseñanza esotérica extrava- Dios por su pueblo, que es ahora la Iglesia.
g~n,te y sie~pre lejana de la realidad histórica y palpita~te que se • La palabra del Señor mira constantemente a la conversión y a la
vrvia en la tierra". purificación de su Iglesia. Tal como él mismo resumía, al final de
su vida terrestre, el objetivo último de su obra reveladora: «Vo-
9~. Cómo no citar los versos 14-18 de s. Juan de la Cruz en su gran poema El cántico
espiritual: «La noche sosegada / en par de los levantes de la aurora, / la música callada, / la
soledad sonora, / la cena que recrea y enamora». 98. Cf. Brütsch, 54.
97: Es ésta la propuesta de M. Dibelius, Der Hirt des Hermas, Tübingen 1923 443' 99. Cf. F. Hahn, Die Sendschreiben der Johannesapokalypse, en Tradition und
A. Deissmann, Licht vom Osten, Tübingen 41923, 280. ' , Glaube. Festchrift für K. G. Kuhn, Gottingen 1972, 366; R. Rendtorff, Botenformel und
Botenspruch: ZAW 74 (1962) 165-177.
144 La palabra del Señor a la Iglesia

sotros estáis ya limpios gracias a la palabra que '1s he hablado


(A,cMA:r¡Ka)>> (Jn 15,3). 3
• Esta palabra usa con frecuencia el imperativo; no es neutralmente
aseverativa o declarativa, sino una palabra que pide ser escuchada EL SEÑOR ANIMA A LA IGLESIA
y obedecida, como corresponde al imperativo divino; que solicita CON EL PREMIO DE LA VIDA
la reacción y la respuesta fiel de la Iglesia'?", El imperativo de
Cristo produce siempre aquello que significa; supone una eficacia
inmediata. Bueno es recordar con el NT algunos textos que lo
subrayan con estupor. En este clima de eficacia ante la palabra de
Cristo, que no ha perdido su vigor, debe la Iglesia de todos los
tiempos situarse, a fin de responder con prontitud: Me 4,3; Le
7,14-15; Jn 11,43-44.
• Las siete cartas forman esencialmente una sola; la carta a toda la Introducción
Iglesia, que se siente en comunión viva y universal. Esta es invitada
a su lectura asidua y compartida, a su meditación «en el Espíritu»
Cristo glorioso se dirige con su palabra poderosa a las siete Iglesias
y a la obediencia pronta de cuanto allí se le pide. En esta larga
del Apocalipsis. Prácticamente al final de su alocución I , para reanimar
carta, Cristo se manifiesta como el único dueño de la Iglesia, vive
la fidelidad de la Iglesia, a fin de sostener el ritmo de su esperanza,
solícito y pendiente de su suerte -todo él para toda ella-. Es el
ofrece una recompensa y un consuelo futuro a sus desvelos presentes.
Señor de su Iglesia, a la que continuamente renueva, purifica y
Promete el Señor un premio al cristiano que resulte vencedor en el
fortalece con su palabra poderosa y la predilección de su amor. A
duro combate de su fe". En este capítulo estudiaremos, uno a uno, los
través de las siete cartas el Señor de la vida comunica la vida a
su Iglesia. siete premios.
En primer lugar, un imprescindible análisis filológico, ayudará a
leer con corrección el texto. Luego, se indagará en el transfondo
bíblico, lugar natural donde crece y se desarroll.a ellibr~ ~el Apoc~-
lipsis. Con particular interés se atenderá al ambiente r~bmIco, t~gu-
mico y apocalíptico; dado que muchas de las formulaciones aqm ex-
presadas son originales e inéditas de Ap. Abs~lutamente ~n nmguna
otra parte de la Biblia aparecen, sólo en el amplio y complejo .-como
tendremos ocasión de constatar a menudo- panorama de la literatura
judía.

l. Al decir «prácticamente», quiere indicarse un sentido fluctuante, con valor de


aproximación. En efecto, la promesa al vencedor ocupa en las cartas a Efeso, ES1l,'1I:nay
Pérgamo el último lugar de los elementos formales que estructuran cada. carta;, se sitúa en
penúltimo lugar -antes de la llamada a la atención profunda: «El que nene oído, OIga lo
que el Espíritu dice a las Iglesias»- en las cartas a Tiatira, Sardes: Fil~delfia y Laodicea.
2. Una Iglesia vencedora no significa estrictamente -acepclOn tecruca de la palabra-
una Iglesia de «mártires», de cristianos que han derramado su sangre a causa de la fe,
sino que se refiere, de acuerdo con la terminología y exégesis bíblica, a todos los salvados
por la sangre redentora de Cristo y que se han mantenido fieles en el arduo c.ombate de
su vida cristiana. «Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de DIOs... pues
todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo; y ésta es la victoria que ven~e al mundo,
nuestra fe. Pues, ¿quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesus es el HIJO
100. Cf. U. Vanni, La parola efficace di Cristo nelle «lettere» deU'Apocalisse: RasT de Dios? (1 Jn 5,1.4.5). Cf. J. E. Rosscup, The Overcomer o/ the Apocalypse: GraceTJ
25 (1984) 18-21; 39-40. (1982) 261-286.

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