Professional Documents
Culture Documents
EL CHULLACHAQUI
Planteamos preguntas para crear el ambiente de expectativa:
¿Ustedes saben qué significa "Chullachaqui"?, ¿quién es?, ¿qué es lo que hace?,
¿en qué lugares habita?, ¿cómo se lo imaginan?
EL CHULLACHAQUI
Calixto era un joven que vivía en la zona rural, muy distante del pueblo. Todos los
fines de semana iba al pueblo para vender sus productos agrícolas y se hospedaba
donde su tío. El lunes muy temprano retornaba por un angosto camino que lo
conducía hasta su casa, atravesando un amplio monte lleno de animales peligrosos.
No tenía miedo, era valiente.
El joven no hizo caso a su tío. Llegó a su casa al atardecer y escuchó silbar a las
perdices al filo de la chacra. Cogió su escopeta y salió a cazarlas. Ya en el lugar, se
fue acercando con mucha precaución hasta el punto donde las había escuchado gritar
la última vez. Avanzaba agazapado y vio moverse una rama. Efectivamente, allí
estaban posadas las perdices. Levantó la escopeta, apuntó y disparó hacia el bulto.
Las aves volaron, pero una cayó al suelo. Calixto se puso a buscarla hasta que
escuchó que algo pataleaba: la perdiz daba sus últimos alientos de vida. Entonces
Calixto apoyó su escopeta en un árbol, y cuando se proponía levantar la presa,
apareció un ser muy raro, un ser exótico que le impidió el paso. Calixto estaba
completamente desconcertado. Lo que sucedía era algo increíble.
¿Cómo crees que era este ser tan exótico?
Con mucha agilidad, Calixto saltó hacia donde estaba su escopeta y disparó
contra el extraño ser en todo el vientre. El enanito cayó de espaldas al suelo, las tripas
se le desparramaron… pero él las cogió con desparpajo y se las fue metiendo en su
abultado vientre.
Al día siguiente Calixto relató a sus padres lo que le había pasado. Luego se
dirigieron al lugar de lo ocurrido para recoger la escopeta. El terreno donde lucharon
estaba todo revuelto. Las hormigas estaban comiéndose a la perdiz, y a un costado se
encontraba un pequeño tronco podrido con un agujero en medio.
–Regresemos a casa -dijo el padre-. Ahora pensemos en los padrinos para
bautizar a Cali.