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La concentración de hidrogeniones (H+) en los líquidos del organismo es una de las variables biológicas
más estrechamente controladas. Esto se debe a que la producción de estos iones por el metabolismo
es cuantiosa, a la par que cambios relativamente pequeños en su concentración pueden producir
trastornos graves en múltiples órganos y enzimas : un aumento en la concentración de H+ que se
traduzca por una caída del pH por bajo de 7,20 produce depresión del SNC, disminución de la
contractilidad cardíaca, disminución de la respuesta inotrópica miocárdica a catecolaminas,
hiperkalemia, arritmias, etc. y si cae a 6,9 es incompatible con la vida. Un pH sobre 7,55 causa serios
trastornos y sobre 7,8 lleva a la muerte.
El equilibrio ácido-básico es un proceso complejo en el cual participan múltiples órganos para mantener
relativamente constantes una serie de balances interrelacionados, tales como: pH, equilibrio eléctrico,
equilibrio osmótico y volemia. Si se producen cambios en alguno de estos elementos, la respuesta del
organismo será tratar de volverlos a sus límites normales, afectando en un mínimo a otros equilibrios.
Dado que el equilibrio ácido-básico es un tema de fisiología general, en este capítulo solamente
revisaremos algunos aspectos generales, para comprender el rol del sistema respiratorio en este
equilibrio.
El equilibrio de los ácidos y las bases en los líquidos corporales del cuerpo humano es de importancia
vital. Un desequilibrio puede provocar acidosis o alcalosis que son unos síntomas que sin tratamiento
tienen consecuenciasgraves.
El pH sanguíneo fisiológico se encuentra entre 7.35 y 7.45 con un valor medio de 7.4. Un pH debajo de
7.35 es una acidosis y un pH más alto que 7.45 se llama alcalosis. Para evitar un desequilibrio entre
ácidos y bases durante el metabolismo diario, el cuerpo dispone de varios sistemas reguladores.
¿Qué es el pH?
El pH es una escala numérica de 1 a 14 (en solución acuosa) utilizada para medir la acidez y basicidad
de una solución. Se refiere a la concentración de los iones de hidrógeno (H+) en la solución. Análogo al
pH, existe también el pOH que se refiere a la concentración de iones hidroxilo (OH-). En una solución, el
valor pH mas el valor pOH es siempre 14: pH + pOH = 14
La soluciones con un pH menor a 7 son ácidas, mayor a 7 básicas y un pH de 7 indicaneutralidad.
Cada una de las secreciones o líquidos corporales tiene un pH óptimo que podemos observar en la
imagen siguiente:
El pH se define como el logaritmo negativo (-log) de base 10 de la actividad de los iones de hidrógeno (aH).
Muchas veces para simplificar las fórmulas, se reemplaza la actividad de los iones H+ por su concentración que,
en la práctica, da unos resultados suficientemente exactos:
Para el correcto funcionamiento de las reacciones químicas vitales es necesario que el pH de los
líquidos corporales se mantenga entre sus límites; en el caso de la sangre entre 7.35 y 7.45.
A diario se producen ácidos y bases por el metabolismo celular, predominando la producción de los
ácidos. Esta tabla muestra las cantidades de H+ y OH- que resultan diariamente:
Dependiendo de su estilo de vida, cada persona produce cantidades diferentes de ácidos y bases. Por
ejemplo, una dieta rica en carne y pobre en verdura conlleva la producción de aún más ácidos que una
dieta rica en verdura fresca.
El metabolismo se lleva a cabo en las células y después los metabolitos (ya que sean ácidos, básicos o
neutros) tienen que ser transportados a los órganos de excreción. Por eso el cuerpo dispone de varios
sistemas intracelulares y extracelulares, llamados buffer o amortiguadores, que permiten mantener el
pH constante. Los buffer son sustancias que son capaces de unirse a ácidos (o H+) de manera
reversible para que estos no afecten el pH. En concreto, el sistema buffer consiste de un ácido débil y
su base conyugada o al revés, una base y su ácido conyugado. Cada sistema buffer obra en un margen
concreto de pH.
El principio de Le Chatelier
Aquí hay que mencionar un principio químico muy importante para entender los sistemas
amortiguadores, el principio de Le Chatelier:
En los sistemas químicos siempre se establece un equilibrio. Por ejemplo, cuando disolvemos sal
(NaCl) en un vaso de agua disociará en iones de sodio (Na+) y cloro (Cl-). Pero no es que ahora haya
sólo sal disociada en iones en el vaso sino también un porcentaje de NaCl. La reacción de la disociación
ocurre continuamente y en ambas direcciones; el sistema está en equilibrio. Esto se expresa en la
fórmula química por medio de las dos flechas: NaCl <=> Na+ + Cl-.
Cada equilibrio se establece a una concentración, temperatura y presión parcial determinada. Si una de
estas magnitudes cambia, el sistema varía para contrarrestar ese cambio. En nuestro ejemplo, si
echamos más NaCl en el vaso el equilibrio se desplazará a la derecha, es decir ocurre preferiblemente
la disociación hasta que se haya establecido un nuevo equilibrio.
Por otro lado, si aumentamos la concentración de Cl- (por ejemplo añadiendo KCl al vaso de agua) el
equilibrio se desplazará a la izquierda.
Seguimos con los sistemas amortiguadores más importantes:
Un BUFFER es un sistema formado por un ácido débil y una sal fuerte de dicho ácido, que funciona
como base. En los líquidos corporales, tanto extra como intracelulares, existen buffers cuya misión es
amortiguar, es decir, disminuir los cambios de acidez de una solución cuando a ésta se le añade un
ácido o un álcali y conseguir, por lo tanto, que el pH de la solución cambie lo menos posible; su efecto
es prácticamente inmediato. Lo ideal es que un buffer tenga la misma cantidad de sus dos componentes
(ácido y base), para amortiguar tanto un ácido como una base.
Los buffers del compartimento extracelular son los siguientes:
a) Bicarbonato/CO2, en el plasma y líquido intersticial.
b) Hemoglobina, en los hematies.
c) Proteínas plasmáticas.
d) Fosfato disódico/fosfato monosódico, en plasma, hematies y líquido intersticial.
En condiciones normales, el sistema bicarbonato/CO2 representa el 75% de la capacidad buffer total de
la sangre, siendo un buffer excelente, a pesar de estar en relación 20/1, ya que su componente ácido
(CO2) es gaseoso y además muy difusible, lo que permite una modificación muy rápida de sus niveles
mediante la respiración.
Los buffers del compartimento intracelular son cuantitativamente más importantes, pero no bien
conocidos. Aparte del sistema de la hemoglobina, los más importantes son el del fosfato disódico/fosfato
monosódico y el de las proteinas intracelulares (imidazol). Los H+ penetran en las cálulas
intercambiándose por Na+, K+ y lactato, y son neutralizados por ellos; este proceso tarda de 2 a 4
horas.
Durante la respiración celular se produce CO2 como producto de desecho. Reacciona con el agua para
formar el ácido carbónico, una reacción que es catalizada por la enzima anhidrasa carbónica. La
disociación de H2CO3 en iones no necesita catalizador. La sangre que pasa el pulmón libera
el CO2 otra vez y este es eliminado por la respiración. Cuando hay exceso de H+, según el principio de
Le Chatelier el equilibrio se desplaza hacia la izquierda, es decir se produce más CO2 que es eliminado
por el aire expiratorio. De esa manera se "exhala" la acidez excedente.
Segundo, como proteína la hemoglobina amortigua el pH sanguíneo capturando protones. Aún más: la
hemoglobina desoxigenada es capaz de ligar más H+ que la hemoglobina oxigenada. Ese efecto es
especialmente importante en los tejidos donde se producen muchos iones hidrógeno como es el caso
en los músculos que están trabajando. Después de liberar su oxígeno al tejido muscular, la hemoglobina
puede ligar los H+ y llevarlos a los pulmones y al riñón.
Al contrario, los fosfatos inorgánicos y el amoníaco son muy importantes a nivel del riñón. Cada día el
riñón tiene que excretar 60-100 mmol de H+ pero el pH de la orina no puede caer por debajo de 3.5. Los
fosfatos y el amoníaco intervienen en los túbulos renales para mantener constante el pH de la orina.
El cuerpo puede también excretar los protones uniéndolos al amoníaco (NH3) que en solución acuosa
actúa como base, creando iones de amonio (NH4) que se excretan con la orina.
El riñón participa en la regulación del equilibrio ácido básico por dos mecanismos principales. Por una
parte, es capaz de regular la cantidad de bicarbonato urinario, ya que puede excretar los excesos de
este ion o reabsorber el bicarbonato filtrado. Por otra parte, el riñón es capaz de excretar hidrogeniones
en la forma de H3PO4 o de NH4+. Durante este proceso se genera nuevo bicarbonato, lo que hace
posible el reemplazo de aquel que se consumió al tamponar los ácidos fijos. La acidemia tiende a
aumentar la excreción urinaria de hidrogeniones y la retención de bicarbonato, mientras que la
alcalemia tiene los efectos contrarios. Estas funciones compensatorias son lentas, ya que demoran
entre 12 y 72 horas en alcanzar su máxima eficiencia. Por lo tanto, el riñón participa en la mantención
del equilibrio ácido-básico a largo plazo.
Ya hemos mencionado el rol central que el pulmón juega en la regulación del equilibrio ácido-básico
mediante la exhalación o retención del CO2. Si se produce un desequilibrio que supera la capacidad de
los sistemas amortiguadores, el cuerpo reacciona aumentando o disminuyendo la frecuencia
respiratoria.
Es un mecanismo a corto plazo ya que la respiración reacciona dentro de minutos a cambios del pH
sanguíneo. La regulación mediante el riñon es un mecanismo a largo plazo; reacciona más lentamente.
Es capaz de retener o excretar bicarbonato (HCO3-) y H+ según sea necesario.