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Constituido el mundo tal como está ahora por el gran Autor de las cosas, considero
que los fenómenos de la naturaleza son producidos por el movimiento local de una parte
de la materia que choca con la otra. […] El movimiento local parece ser, en efecto, la
principal de las causas segundas y el gran agente de todo cuanto ocurre en la naturaleza
[…] Lo que principalmente me propongo es mostrar con experimentos que casi todas
las clases de cualidades, la mayoría de las cuales la escolástica dejó sin explicar o se
referían generalmente a no sé qué incomprensibles formas substanciales, pueden
producirse mecánicamente. Me refiero a los agentes corpóreos que no parecen obrar
más que por virtud del movimiento, el tamaño, la figura y la disposición de sus partes (a
cuyos atributos denomino las afecciones mecánicas de la materia). […] Lo que llamo
naturaleza general la expresaré con el mecanismo cósmico, esto es, con la inclusión de
todas las afecciones mecánicas (figura, tamaño, movimiento) que pertenecen a la
materia del gran sistema universal. R. BOYLE cit. en E. Burtt Los fundamentos
metafísicos de la ciencia moderna pp. 196, 189 y 193
2. Quiero primero hacer un examen de lo que llamamos “calor”, cuya idea corriente,
según mi opinión, dista mucho de la verdad, pues se supone que es un accidente,
afección y cualidad verdadera que se halla realmente en la cosa que percibimos como
caliente. Afirmo, sin embargo, que me siento efectivamente constreñido a pensar que un
pedazo de materia o substancia corpórea está por naturaleza limitado y tiene una figura
determinada, que con relación a otros es grande o pequeño, que está en este o en aquel
lugar, ahora o después, que está en movimiento o en reposo, que está o no en contacto
con otro cuerpo que es simple o compuesto. En suma la imaginación no puede separar al
cuerpo de estas condiciones. Pero mi espíritu no se ve forzado a reconocer que el cuerpo
esté necesariamente acompañado por condiciones tales como blanco o rojo, amargo o
dulce, sonoro o mudo, agradable o desagradable. Así, si lo sentidos no la acompañaran,
tal vez la razón o la imaginación por sí misma nunca habría llegado a ellas. Por eso
pienso que, por el lado del objeto en que parecen existir, estos sabores, olores, colores,
no son nada más que meros nombres. Estas cualidades se encuentran únicamente en el
cuerpo, de manera que si desapareciera el animal quedarían aniquiladas y abolidas. Sin
embargo, cuando les ponemos nombres particulares, diferentes de los que corresponden
a los accidentes reales y primarios, tenemos la propensión a creer que existen tan real y
verdaderamente como éstos. […] Estas cualidades –sabor, olor, color, etcétera-
atribuidas a los cuerpos naturales no poseen, en mi opinión, otra existencia que ésta.
[…] … el calor pertenece a esta clase de afecciones y la cosa que produce en nosotros el
calor y nos hace percibirlo, llamada comúnmente fuego, es un conjunto de diminutos
corpúsculos de esta o aquella forma, animados de un movimiento de esta o aquella
velocidad […]. Pero no creo que además de figura, número, movimiento,
penetrabilidad, haya en el fuego otra cualidad, el calor. Creo que las cosas son como ya
he indicado y esto de tal forma que si desapareciera el cuerpo animado y sensitivo el
calor no sería más que una mera palabra.” GALILEO cit. en E. Burtt Los fundamentos
metafísicos de la ciencia moderna pp. 91-92
6. Si digo a veces que la luz y los rayos son coloreados o están dotados de color ha de
entenderse que no hablo filosóficamente y con propiedad, sino de manera burda y de
acuerdo con las concepciones que la gente vulgar puede hacerse al ver todo estos
experimentos. Pues, hablando con propiedad, los rayos no tienen color. En ellos no hay
nada más que un cierto poder y disposición para excitar una sensación de este o aquel
color. Pues así como el sonido de una campana o de una cuerda musical o de otro
cuerpo sonoro no es más que un movimiento vibratorio, y en el aire no hay nada más
que el movimiento que se transmite del objeto, y en el sensorio una sensación de ese
movimiento bajo la forma de sonido, así también los colores de los objetos no son nada
más que una disposición para reflejar esta o aquella clase de rayos con más profusión
que el resto. En los rayos los colores no son más que disposiciones para transmitir al
sensorio este o aquel movimiento, y en el sensorio son sensaciones de esos movimientos
bajo la forma de colores. I. NEWTON Óptica p. 108