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LOS RE DE JESÚS

Antes de entrarle con todo al año 2018 debemos recuperar las fuerzas y todo aquello que nos hace
avanzar en la vida. La recuperación es una capacidad que todos tenemos, y para enfrentar el nuevo
año, debes recuperar tus ventas, tu economía, tu salud, el corazón de tus hijos, el de tu esposa. Para
lograr todo eso, primero debes recuperar tu ánimo.
También debes olvidar. No puedes vivir de glorias y escenarios pasados y debes asegurarte de que tu
vida no se convierta en un continuo repetir de patrones. Claro, no puede ser en vano todo lo que has
vivido ―pues eso es lo que ha edificado a la persona en la que te has convertido― pero eso no
significa que tengas que traerlo contigo para siempre. Si te cortó el novio o la novia, también déjalo
atrás, ya vendrá la persona indicada. El pasado solo sirve para aprender y enfrentar lo que sigue.
Jesús renunció a la posición que ocupaba, dejó el cielo, se hizo hombre y vino a la tierra con una
razón y un objetivo.[1] Para lograr una meta, habrá cosas a las que debamos renunciar de una vez
por todas porque limitan nuestro avance. Si sigues atado a un vicio, satisfaciendo los deseos de la
carne, es porque tu cuerpo te sigue diciendo qué hacer y tiene control sobre ti, cuando en realidad
debería ser al revés. Cada vez habrá más personas y situaciones que buscarán sacarnos del camino,
pero debemos lograr dominio propio para vencer la tentación. Debes renunciar a los malos hábitos
que afectan a quienes te rodean, desechar los patrones repetitivos de conducta que te hacen caer.
Renuncia a la mentira, a los vicios, al dinero fácil.
Jesús también vino a replantear nuestras relaciones. Mientras tengas mala relación con tu socio, tu
hermano, tus padres, tu esposa o tu amigo, incluso tus ofrendas no tendrán impacto.[2] Toma en
cuenta que las buenas relaciones son positivas. Conviértete en alguien con quien la gente quiera
relacionarse; esa es una capacidad que desarrollamos los seres humanos con nuestra forma de ver la
vida y tratar a los demás. Tus reacciones ante situaciones adversas te convierten en un punto de
referencia y de ti se hablará según cómo te comportes con los demás.
Jesús vino a mostrarnos la forma de relacionarnos con nuestro Padre y en este nuevo año nuestra
relación con Dios no puede igual: en 2018 debemos esforzarnos más. La Palabra asegura que en los
postreros días el amor de muchos se enfriará a causa de la maldad.[3] No permitas que tu amor por
Dios se enfríe y que tu comunión con Él disminuya. No leas la Biblia solo cuando vienes a la iglesia,
no ores solo cuando las cosas estén muy feas y tengas el agua hasta el cuello porque ya será tarde.
Tus pensamientos cada día deberán ser mejores, tus convicciones más fuertes y tus acciones más
contundentes porque la maldad ha crecido y hay que enfrentarla como personas espiritualmente
fuertes. Tu fe no puede ser la misma del año pasado porque los desafíos serán mayores, pero también
lo será la victoria y la recompensa.
Aunque 2017 no fue un año fácil para muchos, tampoco fue del todo malo. En mi caso, a pesar de
que mi madre partió a la presencia del Señor, también conocí lugares y viví experiencias nuevas, y
en resumen, tengo buenos recuerdos de ese año. 2018 también será de bendición porque Dios es
justo con quienes le sirven y les jura prosperidad y multiplicación.[4]
Su promesa ya está hecha, ahora solo vive conforme a Su voluntad. ¡No te sueltes de Él hasta que te
bendiga! Provócalo, hazte escuchar, golpea el cielo todos los días con tus oraciones, haz que Él te
observe mientras predicas, sirves, ayudas y compartes con los demás. No permitas que el diablo te
domine y el cuerpo siga gobernando tus decisiones, ¡libérate de eso y avanza! Los hijos de Dios no
retroceden sino que toman el arado y siguen trabajando la tierra porque saben que dará fruto que
trascenderá para que las generaciones descubran el valor de servir a Dios.
¿Qué traerá el 2018 para ti? ¿Con cuánta espiritualidad podrás definir tu tiempo? ¿Cuánta bendición
recibirás? ¿Qué nuevos retos tendrás que enfrentar? ¿Qué lugares conocerás? ¿Con qué nuevas
personas te relacionarás? ¿Qué harás para ellos y qué harán ellos para ti? Dios juró bendecirte y
multiplicarte. Serás un punto de referencia y tu conexión con Dios hará que camines bajo una
bendición abundante. Tus acciones y tu convicción definirán la prosperidad de tus generaciones y no
habrá ningún ser humano capaz de interponerse entre tu bendición y el Dios que te la dio.
[1]Filipenses 2:5-7: Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual,
siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se
despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres.
[2]Mateo 5:21-26: Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será
culpable de juicio. Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de
juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que
le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego. Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te
acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda,
reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda. Ponte de acuerdo con tu
adversario pronto, entre tanto que estás con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al
juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la cárcel. De cierto te digo que no saldrás de allí, hasta
que pagues el último cuadrante.
[3]Mateo 24:12: Y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.
[4]Hebreos 6:10-14: Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que
habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún. Pero deseamos
que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para plena certeza de la
esperanza, a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la
paciencia heredan las promesas. Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo
jurar por otro mayor, juró por sí mismo, diciendo: De cierto te bendeciré con abundancia y te
multiplicaré grandemente.

SIN OLOR A FUEGO


¿Cómo Goliat, siendo grande y fuerte, cayó derrotado por una piedra? Tu enemigo espiritual te hace
más bulla de lo que en verdad te puede hacer daño. El diablo es un perro que ladra más de lo que
muerde y no tiene autoridad sobre ti porque la perdió, Jesús lo venció en la cruz. Principados y
potestades malignas ya fueron derrotados. Incluso, si se tratase del mismo Satanás, tú tienes
garantizada la victoria. El problema está en que sigues creyendo que aún no lo está. No puedes salir
a pelear dándote por vencido, sino por vencedor. Estás por encima de un vencedor y tienes que
visualizarte como tal.
Ahora bien, ninguno puede negar que es un vaso de barro, sin embargo, muchos niegan tener un
tesoro y para portarlo no importa de qué esté hecho el vaso. Por otra parte, podremos estar
atribulados, en apuros, perseguidos o derribados, mas no angustiados, desesperados o destruidos[1].
Cuando Pablo habla acerca de “estar atribulados en todo”, se refiere a asuntos específicos de nuestra
vida que no nos permiten levantarnos.
Algunos de ustedes me han dicho: “Pastor, yo quiero levantarme económicamente y no lo consigo”,
o “quiero destacar con un negocio pero nada funciona”. Sueles llamar “tribulación” a un estado de
ánimo cuando en realidad no se trata de eso. La tribulación es algo que no nos deja levantarnos. Si
haces muchas cosas para salir de una situación difícil y no lo logras, eso significa que estás
atribulado en todo, sin embargo, no estés angustiado porque cuando tu emoción se afecta, también tu
fe resulta afectada, y es la fe la que te sacará adelante. Por tanto, podemos estar atribulados en todo,
porque debemos tener plena confianza en Dios. La confianza es el hilo que une un momento de fe
con otro: si un día no logras algo por fe, duerme confiado en que lo lograrás al día siguiente[2]. En
otras palabras, confía en tu fe. Úsala, pero toma en cuenta que tu fe necesita de tu confianza.
Por otra parte, estar en apuros significa estar sin recursos y endeudado. Pero ¿qué es estar sin
recursos? Eso depende del proyecto que emprendas. Los recursos se miden de acuerdo al uso que les
puedas dar. Mídelos con tu propio proyecto y no con lo que otros hagan. La Palabra también dice
que quizá nos sintamos perseguidos, pero estamos desamparados. Sentirse perseguido es salir
corriendo, tener hostilidad en contra. En esos casos, no te sientas desamparado porque Dios está
contigo.
La Palabra también dice que podremos estar derribados, mas no destruidos. Siete veces se cae el
justo, pero jamás podrán por completo contra él. Por un camino te acecharán pero por siete distintos
caminos huirán de ti. De eso habla Pablo: de una plena y total confianza en Dios.
Una proeza es un acto de valentía. Cuando tú te lanzas a hacer algo que requiere valor estás haciendo
una proeza y eso implica que se levantarán enemigos en tu contra[3]. Toda obra hecha con
excelencia despierta la envidia de los demás y la envidia es la madre hasta de crímenes: A Abel lo
mató Caín por envidia, y a Jesús lo entregaron por envidia. No puedes dejar de hacer proezas solo
porque puedan levantarse tus enemigos en contra tuya, tampoco puedes dejar de hacer las cosas con
excelencia solo porque esto pueda despertar envidia. Tendrás que aprender a vivir en medio de ella a
menos que desees mantenerte en medio de lo mediocre.
Junto con la valentía también está la certeza de que no estás solo y que al diablo siempre le saldrá el
tiro por la culata cuando intente vencerte, tal como le sucedió a Nabucodonosor cuando intentó echar
al horno a Sadrac, Mesac y Abed-nego. Puedes dejar que el diablo caliente siete veces más el horno
con el que espera quemarte[4], pero esto no importa si Jesús está a tu lado. La Palabra de Dios dice
que ellos salieron de allí sin las ropas quemadas y sin olor a fuego[5], asimismo, nosotros saldremos
de la prueba sin olor a ella y nada podrá separarnos del amor de Cristo[6]. Cuando se trata de confiar
en Dios, el mayor de tus errores consiste en confiar en ti más que en Él.
Estoy por terminar el libro No es por vista, es por fe. Creo —sin temor a equivocarme— que va a ser
mi legado, porque definitivamente soy una persona con cualquier cantidad de defectos, pero esa
cantidad de defectos me ha ayudado a confiar más en Dios y no en mí. En cuanto te quitas a ti
mismo los defectos, pasas a ser como Nabucodonosor: confías en ti y no en Dios. ¡Bendito Dios por
los defectos!
En 1991 yo pasé por una crisis de confianza y de fe muy grande. Para entonces ya estaba casado con
Sonia y estaba apasionado por el llamado a servir y pastorear, pero mucha gente alrededor mío no
daba nada por mí, e incluso, uno de mis mejores amigos me dijo: “A vos nadie te cree pastor, quizá
solo para predicador”. Entonces empecé a flaquear en mi confianza, pero cuando en verdad desees
escuchar a Dios, te aseguro que Él te hablará de cualquier forma.
Entonces estaba yo con esa falta de confianza cuando estrenaron una película con uno de mis actores
favoritos: Robin Williams. La película de la que les hablo es Captain Hook, título traducido al
español como El capitán Garfio. Un día llamé a mi esposa y le dije que tardaría un poco en llegar a
casa porque quería estar solo un rato, entonces fui al cine a ver esa película. En ella, Peter Pan,
protagonizado por Robin Williams, creció y se volvió humano, pero el afán de la vida y el engaño de
las riquezas ahogó su fe: se le olvidó quién era en realidad, se le olvidó que era Peter Pan. Campanita
se lo lleva a Neverland, la Tierra del Nunca Jamás, y estando allí los niños reconocen de él lo que él
mismo ya había olvidado, y entonces, él tuvo que volverse como un niño para recordar quién era. Lo
único que necesitaba Peter Pan, para recordar quién era, eran pensamientos felices sin importar lo
que los demás creyeran. Porque de nada sirve que todos crean en ti si tú mismo no crees en ti;
asimismo, de nada le servirá a nadie dejar de creer en ti cuando tú sí crees. “¿Por fin me vas a
creer?”, me dijo el Señor con aquella experiencia. A partir de ese día de 1991 me sentí totalmente
cambiado y en 1994 nació Casa de Dios.
Por esa razón les empecé hablando del vaso, que aunque sea de barro, el contenido, lo de adentro, es
de Dios. Podrás estar atribulado en todo, pero no angustiado; en apuros, pero no desesperado;
perseguido, pero no desamparado; derribado, pero jamás destruido. Confía en eso y no te olvides que
llevas al Señor por dentro.

[1]2 Corintios 4:7-9: Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder
sea de Dios, y no de nosotros, que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas
no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos.
[2] Salmos 4:8: En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, Jehová, me haces vivir
confiado.
[3] Salmos 60:12: En Dios haremos proezas, y él hollará a nuestros enemigos.
[4] Daniel 3:15-17: Ahora, pues, ¿estáis dispuestos para que al oír el son de la bocina, de la flauta,
del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, os postréis y
adoréis la estatua que he hecho? Porque si no la adorareis, en la misma hora seréis echados en
medio de un horno de fuego ardiendo; ¿y qué dios será aquel que os libre de mis manos? Sadrac,
Mesac y Abed-nego respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: No es necesario que te
respondamos sobre este asunto. He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno
de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. 18 Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a
tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado. Entonces Nabucodonosor se llenó
de ira, y se demudó el aspecto de su rostro contra Sadrac, Mesac y Abed-nego, y ordenó que el
horno se calentase siete veces más de lo acostumbrado. Y mandó a hombres muy vigorosos que
tenía en su ejército, que atasen a Sadrac, Mesac y Abed-nego, para echarlos en el horno de fuego
ardiendo. Entonces estos varones fueron atados con sus mantos, sus calzas, sus turbantes y sus
vestidos, y fueron echados dentro del horno de fuego ardiendo. Y como la orden del rey era
apremiante, y lo habían calentado mucho, la llama del fuego mató a aquellos que habían alzado a
Sadrac, Mesac y Abed-nego.
[5] Daniel 3:27: Y se juntaron los sátrapas, los gobernadores, los capitanes y los consejeros del
rey, para mirar a estos varones, cómo el fuego no había tenido poder alguno sobre sus cuerpos, ni
aun el cabello de sus cabezas se había quemado; sus ropas estaban intactas, y ni siquiera olor de
fuego tenían.
[6] Romanos 8:35-39: ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o
persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: “Por causa de ti somos
muertos todo el tiempo; somos contados como ovejas de matadero”. Antes, en todas estas cosas
somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la
muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto,
ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada
LA BATALLA DE LAS PALABRAS
Me encanta la historia de David porque es uno de los héroes de la Biblia que nos enseña sobre la fe,
el valor y el poder de las palabras. Sabemos que David era un pastor valiente y que también poseía
otras virtudes porque era un gran salmista. Pero el rey Saúl no lo veía de la misma forma, lo
consideraba muy joven e inexperto en cuestiones de batalla[1]. Se le olvidó una parte de lo que
David era, como a nosotros se nos olvida lo que llevamos dentro, cuando debemos estar convencidos
de que todo lo podemos porque mayor es quien está en nosotros. Recordemos que si Dios está con
nosotros, nadie podrá hacer algo contra nosotros; Él acampa alrededor de los que le temen como
poderoso gigante, por lo que a nuestro lado caerán mil y diez mil, pero no podrán hacernos daño. El
Espíritu de Dios vive dentro de nosotros y se levanta como un río poderoso en contra de nuestros
enemigos.
Es gracioso porque Saúl le decía a David que no fuera a la batalla como si tuviera más valientes para
escoger, ¡pero no tenía otra opción! No tienes opción, eres tú quien debe salir a pelear la batalla y
superar ese reto que tienes delante. Aprende a verte como un valiente guerrero respaldado por Dios.
David dijo de sí mismo: “Yo era pastor de las ovejas de mi padre”, lo dijo en pasado porque en ese
momento se veía como un guerrero convencido de que estaba justo frente a la batalla que cambiaría
su vida. Tú también te encuentras en esa situación, enfrenta los retos porque esta es la batalla de tu
vida, la que ganarás para dejar de ser lo que eras y convertirte en lo que Dios quiere que seas. En la
batalla ganada está nuestra promoción. A pesar de que sentimos miedo, hay que darle la cara a la
situación. ¿Quieres una promoción, pelea tu batalla? Nunca pidas un aumento de salario, ¡gánatelo
incrementando tu productividad, presentando nuevos proyectos! La vida es un reto que vale la pena
enfrentar.
Entonces, cuando David finalmente convenció a Saúl de que lo dejara pelear, el rey buscó darle su
armadora y sus armas, pero eran enormes. Saúl medía 1.90m y David 1.60m, así que obviamente
todo eso no le quedaría bien. Hay cosas que no te quedan; ¿por qué deseamos lo que otros tienen si
Dios tiene algo especial para cada uno? Si te enfocas en lo que otros tienen, pierdes tu visión
personal, lo que el Señor es capaz de darte. Debemos luchar con lo que tenemos, con nuestras armas,
no con las de otros. Luego, en el campo de batalla, la diferencia entre David y Goliat también era
enorme. La armadura del gigante era asombrosa, pesada y fuerte, mientras David iba con su ropa de
siempre, y solo llevaba un cayado, cinco piedras y una onda. Ambos confiaban en sus armas,
además, cuando Goliat vio a David, lo menospreció porque se dejó llevar por las apariencias, pero
eso cambió muy rápido, en cuanto comenzó la batalla de palabras.
De hecho, vale la pena preguntarse por qué Goliat llevaba tantas armas en contra de un muchacho
tan pequeño. La verdad es que seguramente le temía porque alguna razón tendría el ejército enemigo
para enviarlo a pelear. ¿No? Cuando el diablo se asoma con su séquito buscando enfermarte, acabar
con tu economía y con tu familia, lo que quiere es asustarte, grita amenazas porque realmente es él
quien tiene miedo. ¡Sabe que ya fue derrotado en la cruz del Calvario! Si tú eres tan débil como él
dice, ¿por qué se muestra tan fuerte? ¿Quién le tiene miedo a quién? Demuéstrale que tiene razón y
que no puede meterse contigo.
En la batalla de palabras, Goliat pierde al llamarse perro. En ese momento, David sabía que había
vencido, aunque no había lanzado la piedra, porque el enemigo se minimizó. ¡Las percepciones
cambiaron, Goliat se veía como perro y David era el gigante! Dilo: “¡El gigante soy yo!” Algunos
dicen que David llevaba cinco piedras por si fallaba alguna, pero no lo creo. ¿Cómo pensaría en
fallar alguien que salió a pelear con tanta confianza? Seguramente, llevaba cinco piedras por si
aparecían otros cuatro enemigos. En tu corazón debes tener más fe de la que puedes necesitar por si
aparecen otros gigantes. El nivel de fe debe ser mayor a los desafíos de la vida. ¡Camina con más fe
de la que crees necesitar!
No puedes perder tu fe porque es tu arma más valiosa. Los recursos del mundo no son nada frente al
poder de Dios en tu vida, así que no permitas que se conviertan en tropiezos. Lo que tengas, sea
mucho o poco, no determina tu victoria; lo que realmente cambia el panorama es tu fe y que utilices
lo que tienes de acuerdo a la estrategia que Dios te da. Jesús decía que no somos como los demás
gentiles porque tenemos lo que otros no tienen, tenemos a Dios de nuestro lado. David lo sabía, por
eso le dijo a Goliat que tenía la batalla perdida, ya que él, siendo más pequeño, peleaba en nombre
de Dios. ¡Cualquier fuerza que se mete contigo, se mete con tu Padre y no hay nada en el mundo que
pueda vencer al Todopoderoso! Así que no tengas miedo, ¿acaso antes de conocer al Señor no eras
desafiante y hasta “malcriadote”, reaccionabas agresivo a la menor provocación? ¿Dónde está ese
valor? Ahora más que nunca debes demostrar tu valentía y creer que todo es posible.
La batalla de David contra Goliat se ganó con palabras de fe. David nunca se dejó intimidar, o por lo
menos, no demostró miedo, al contrario, respondía a las amenazas con unas peores: “Dios te
entregará en mis manos y no solo tú, sino la carne de todos los filisteos será comida para los
animales”[2]. Pero ¿qué sucede contigo? Si te dicen que tienes cáncer, te dejas morir cuando
deberías pelear con las promesas que Dios te ha dado y decir: “Reprendo la enfermedad, voy a vivir
con mi familia, veré a mis nietos, seré feliz”. Debes responder al diablo de forma correcta. Si la
economía está mal, di: “Dios no me ha dejado, no me ha desamparado, mi negocio no cerrará, al
contrario, abriré siete más, porque mi Señor lo ha prometido”. Escuchas la voz del diablo y la repites
cuando debes responderle con palabras llenas de fe: “Aquí el que manda soy yo, te largas ahora”.
Declara sobre los documentos de tus negocios que habrá recursos para realizarlos y para mucho más.
David respondió con valentía, el pastorcito dejó de cantar y se convirtió en un feroz guerrero que
amenazaba con valor a su adversario. Me gusta pensar que incluso le dijo: “Yo sé cantar, ¿te digo o
te canto lo que te sucederá, gigante incircunciso?
Nada de reunirte con quienes tienen solo pesimismo en sus palabras. Busca quienes crean como tú,
no seas necio en creer las malas noticias que otros te dicen. El problema es que piensas que el diablo
es tu enemigo, cuando él cree lo mismo sobre ti y tiene miedo. El enemigo no viene contra ti, sino
que tú vas contra el enemigo. David se dio prisa y corrió en contra de Goliat. Cuando tienes fe, no te
deprimes en tu casa, te levantas y sales a buscar tu victoria. La batalla es espiritual, así que la
tenemos ganada. ¿Quién es tu Goliat y en qué armas confías? ¡Confía en Dios y en las estrategias
que te dará!
David venció a Goliat sin tener espada en su mano. Ganarás tu batalla con lo que tienes, porque es
mejor lo poco bendecido por Dios que lo mucho sin bendición[3]. Luego de la batalla de palabras,
una pequeña piedra remató al gigante, así como una vara abrió el mar, la marcha del ejército de
Israel derribó las murallas de Jericó, cinco panes y dos peces saciaron el hambre de cinco mil.
Entonces, no dudes, una oración con fe delante de Dios vale más y puede más que todos los recursos
del mundo.
La Palabra dice que cuando se ata fuerte al hombre, se puede saquear su reino, así que la estrategia
es lo importante. Recordemos que nuestra lucha no es contra carne o sangre, sino contra principados,
potestades, gobernadores de la tinieblas que ya fueron vencidos en la cruz y exhibidos públicamente
por nuestro Señor. Morirá cualquier espíritu enviado a perjudicar a tu familia, tu economía y salud.
Libérate de la aflicción y del temor! Es cierto que se siente miedo cuando obedecemos a Dios porque
hacerlo significa avanzar y ver a los gigantes de frente, tal como lo hizo David y como también
sucedió con José y Caleb, quienes fueron a la Tierra Prometida como espías a ver lo que tendrían
que enfrentar. Josué avanzó hacia Jericó, no fue la ciudad la que avanzó hacia él. Moisés llegó
delante de faraón, fue delante del opresor, así que no se vale quedarnos sentados esperando, porque
las promesas se cumplen cuando asumimos nuestro protagonismo con fe y provocamos que las
bendiciones se cumplan. No huyas, dile a temor que se vaya. ¿Tienes miedo del futuro? ¡Cree,
porque no tienes idea a dónde te llevará Dios si le confías tu vida! Tu batalla tiene tu promoción.
Tiempo después de vencer a Goliat, vemos a David en la cueva de Adulam, donde había endeudados
y amargados, eran unas joyas de los que salieron los primeros treinta y siete valientes. Uno de ellos
peleó contra todo un ejército, al punto que la espada se fundió en su mano. Pero en la cueva tenían
miedo de enfrentar lo que había afuera, entonces, la estrategia de David fue sacarlos a conquistar. Si
le tienes miedo a la deuda, no le tengas miedo al trabajo para obtener recursos y pagar. ¡El temor se
te quita peleando! Nadie puede pelear tus batallas, porque eres tú quien recibirá la corona. Debemos
tener valor para lograr las proezas. La batalla se gana orando, ayunando, esforzándose.
Que la voz del enemigo no se convierta en un grito en tu mente porque te deprimirá y derrotará.
Amplifica la voz de Dios en tu corazón, no la del enemigo. Dios te levantará como valiente, sal de
esa cueva, como lo hizo Urías, quien salió y ganó batallas junto a David y en el nombre del Señor.
Vive con saludable y santo coraje. Dale gracias al Señor por tus batallas, cumple tu misión como
soldado. Cuando sientas miedo, busca una sobredosis de la Palabra de Dios para que se amplifique
más que el temor, porque el enemigo no se callará, continuará amenazándote, así que necesitas más
piedras para tenerlas listas y derribar a los gigantes que buscarán derrotarte. Asegura con fe: “Señor
Jesús, gracias por la victoria obtenida en el Calvario. ¡Es mía también! Declaro que soy superior a
todo Goliat. En Tu nombre, derroto a los gigantes, les exigiré que me devuelvan lo que me
pertenece: mi familia, mi matrimonio, trabajo y salud. Echo fuera todo espíritu de temor, declaro que
mi fe crecerá y se fortalecerá. Amén”.

[1] 1 Samuel 17:33-34: Dijo Saúl a David: No podrás tú ir contra aquel filisteo, para pelear con él;
porque tú eres muchacho, y él un hombre de guerra desde su juventud. David respondió a Saúl: Tu
siervo era pastor de las ovejas de su padre; y cuando venía un león, o un oso, y tomaba algún
cordero de la manada.

[2] 1 Samuel 17:38-46: Y Saúl vistió a David con sus ropas, y puso sobre su cabeza un casco de
bronce, y le armó de coraza. Y ciñó David su espada sobre sus vestidos, y probó a andar, porque
nunca había hecho la prueba. Y dijo David a Saúl: Yo no puedo andar con esto, porque nunca lo
practiqué. Y David echó de sí aquellas cosas. Y tomó su cayado en su mano, y escogió cinco piedras
lisas del arroyo, y las puso en el saco pastoril, en el zurrón que traía, y tomó su honda en su mano, y
se fue hacia el filisteo. Y el filisteo venía andando y acercándose a David, y su escudero delante de
él. Y cuando el filisteo miró y vio a David, le tuvo en poco; porque era muchacho, y rubio, y de
hermoso parecer. Y dijo el filisteo a David: ¿Soy yo perro, para que vengas a mí con palos? Y
maldijo a David por sus dioses. Dijo luego el filisteo a David: Ven a mí, y daré tu carne a las aves
del cielo y a las bestias del campo. Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y
lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los
escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te
venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las
bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel.

[3] 1 Samuel 17:49-51: Y metiendo David su mano en la bolsa, tomó de allí una piedra, y la tiró con
la honda, e hirió al filisteo en la frente; y la piedra quedó clavada en la frente, y cayó sobre su
rostro en tierra. Así venció David al filisteo con honda y piedra; e hirió al filisteo y lo mató, sin
tener David espada en su mano. Entonces corrió David y se puso sobre el filisteo; y tomando la
espada de él y sacándola de su vaina, lo acabó de matar, y le cortó con ella la cabeza. Y cuando los
filisteos vieron a su paladín muerto, huyeron.

Tu batalla tu promoción chas luna

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