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Biblioteca de Filosofía

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Otto Friedrich Bollnow

FILOSOFIA DE LA
ESPERANZA
Otto Friedrich Bollnow

FILOSOFIA
DE LA
ESPERANZA
El problema de la superación
del existencialismo

COMPAÑIA GENERAL FABRIL EDITORA


Buenos Aires
Título original alemán:
NEUE GEBORGENHEIT

© by Verlag W. Kohlhammer GmbH Stuttgart und Kaln


Traducción de
ARTURO ORÍAS MEDINA

5 A
GEORG MISCH,
en agradecimiento

IMPRESO EN LA ARGENTINA
PRINTED IN ARGENTINA
Queda hecho el depósito que previene la ley número 11.723.
© 1962 by COMPAÑíA GENERAL FABRIL EDITORA, S. A., Bs. As
Esta traducción se ajusta estrictamente a la 21
edición (Stuttgart, 1960) del original alemán. Tuvo
la suerte de realizarse en continuo contacto con el
autor. Con su permiso se suprimieron algunas fra-
ses que contenían derivaciones etimológicas que
tienen su razón de ser en alemán pero que no caben
en castellano. Los conceptos castellanos fundamen-
tales fueron discutidos con el autor y aprobados
por él.
El traductor se siente muy agradecido al autor
por la generosa ayuda que éste le prestó en todo
momento.
ARTURO ORÍAS MEDINA
Tubinga, diciembre de 1960
PROLOGO

PARA LA EDICION EN CASTELLANO

Me alegra mucho que el presente estudio haya sido tra-


ducido al castellano gracias al dedicado empeño del se-
ñor Orías. Si a un autor le está permitido hablar sobre
su propia obra, diría que es el más importante de los li-
bros míos publicados hasta ahora, pues en él he tratado
de resumir pensamientos que me han ocupado continua-
mente en los 'últimos años. Lo que abarcó mi mirada tras-
ciende el estrecho campo específico de la filosofía y quie-
re contribuir, en un punto central, a aclarar la situación
espiritual de nuestro tiempo.
Según mi pa,recer la situación espiritual de nuestro
tiempo ha sido caracterizada de manera decisiva por la
aparición de la filosofía de la existencial, siempre que
se entienda esta filosofía no sólo como causa sino, sobre
todo, como síntoma que expresa en el campo especial de
la filosofía una conmoción radical del hombre, que abar-
ca toda su vida. Yo no me cuento entre los que despre-
cian la filosofía de la existencia; al contrario, considero
que ella es el producto más importante de la filosofía del
siglo XX. Pero me parece que la filosofía de la existen-
cia, tal como se la halla en sus grandes representantes,
coloca al hombre en una situación desesperada.y final-
mente sin salida. Me parece que dentro de la filosofía, de
la existencia, cuando se la toma en serio, se imposibilita
totalmente la vida, humana. Considero, por esta razón, que
la cuestión más importante es aquella que se podría de-
nominar la "superación del existencialismo", utilizando
un término tal vez algo atrevido. Este término se podría
entender mal: sería un pensamiento muy superficial el
creer que se podría desplazar a la filosofía de la existen-
cia por una mera "refutación". Las indigencias que se

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expresan en ella son demasiado serias como para tratar- cómodo y burgués, después de haber experimentado las
las de manera tan leve. Todo lo que esta filosofía ha re- conmociones de nuestro tiempo. Se trata solamente de re-
velado sobre- el hombre tiene su razón de ser y por ella se cobrar una seguridad interna, en plena conciencia de to-
ha profundizado y enriquecido esencialmente la compren- do el gran peligro al que está expuesto el hombre, de es-
sión de la existencia humana. Pienso, empero, que ella forzarse por lograr un campo de paz y seguridad dentro
no ha enfocado todo el hombre, sino que, en una obsti- del caos que lo asedia; pues sólo en tal campo puede des-
nación unilateral de su planteamiento, ha destacado só- envolverse una existencia digna del hombre. Sabemos
lo ciertos rasgos del hombre, desconociendo y omitiendo que la seguridad, una vez perdida, no recobrará nunca el
otros no menos importantes. carácter de una posesión natural que se sobrentienda. Pe-
Elaborar estos otros rasgos de la esencia del hombre, ro el hombre que fascinado fija siempre su mirada en lo
completar el cuadro sombrío del existencialismo con otro oscuro de los abismos terminará por ser tragado por ellos.
más claro y descubrir dentro de aquéllos las presuposi- Este es el peligro del existencialismo. El hombre sólo po-
ciones que posibilitan la vida humana; ésta era la meta drá conservarse en su propia esencia luchando, con to-
que me propuse ya en mi anterior libro sobre la Esencia das sus fuerzas, contra este peligro y tratando siempre
de los temples anímicos 2 siguiendo la primera fase de
, de establecer el orden en el caos y el amparo en medio de
la filosofía alemana de la existencia. Esta misma meta la amenaza, a pesar de todas las derrotas. Me parece que
me he propuesto en el presente libro, en una situación esen- la tarea más urgente de nuestro tiempo consiste en cui-
cialmente más agudizada por la aparición de la filosofía dar estas fuerzas constructoras. Creo que la contribución
francesa de la existencia, y me la he propuesto, como es- de la filosofía a esta tarea consiste en fomentar la com-
pero, en mayor amplitud, enriquecida por la comprensión prensión más profunda de tales fuerzas constructoras,
lograda en el transcurso del tiempo. Ahora, en ambos cua- frente a la inclinación muy difundida que quiere despre-
dros, me parece que se ha captado la esencia plena del ciarlas como si fueran ilusiones. El camino hasta esta
hombre. meta es largo. En este libro he tratado de aportar sólo un
En el punto central de mis consideraciones está situa- poco a su cumplimiento.
do el concepto de la esperanza. En el dirigirse, con espe-
ranza y confianza, hacia el futuro creo haber encontrado OTTO FRIEDRICH BOLLNOW
el fenómeno central y fundamental del hombre, que da Tubinga, diciembre de 1960
la base a toda vida humana. En este sentido he tratado
de contraponer la esperanza a la cura heideggeriana. Por
esta razón consiento gustoso en que la traducción caste-
llana de las presentes investigaciones lleve el titulo
f lósofia de la esperanza. Este título no abarca la totalidad
11 1 de lo expuesto, hay muchos pensamientos que van en
otras direcciones; con él, empero, se destaca el centro de-
terminante. A la versión alemana original la titulé Neue
Geborgenheit (El nuevo amparo) porque me pareció que
la— ftirea era fundamentar nuevamente, en una consisten-
cia de carácter nuevo, al hombre, que en el existencialis-
mo había sido arrojado al desamparo más extremo. 3 El
título alemán da lugar a malos entendidos (y fue real-
mente mal interpretado por algunos críticos); no se tra-
ta de buscar asilo en la seguridad ingenua de un mundo

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INTRODUCCION

1. El planteamiento del problema

El tema de estas investigaciones ha sido elegido intencio-


nalmente con cuidado: plantea el problema de una supe-
ración del existencialismo, acentuando la palabra proble-
ma. Quiere expresarse así que no puede tratarse de la su-
peración misma del existencialismo. Esto sería una pre-
sunción, pues excedería las fuerzas de un solo individuo
y, probablemente, ni la filosofía entera lo lograría. Pero
como el existencialismo no es un asunto separado de la
filosofía sino la expresión necesaria de un amplio des-
arrollo histórico-cultural, su superación no podrá surgir
de un esfuerzo único de la filosofía sino solamente del
movimiento de toda la vida cultural de nuestro tiempo.
La tarea que se proponen los investigadores presentes
es mucho más modesta. Se trata sólo de elaborar en lo
posible el problema de tal superación, de hacer visibles las
condiciones que deberán cumplirse en ella y de precisar
la dirección que se debe seguir para tal fin. Quizá se pue-
da esperar además que, despertando de tal manera la con-
ciencia del problema, se abra al mismo tiempo el criterio
para los comienzos de tal superación, los que existen ya
en la actualidad. Estoy, en efecto, convencido de que se
dibujan ya ciertos comienzos de tal superación, que mu-
chos de ellos, partiendo desde diferentes regiones, con-
vergen, en forma llamativa, en esta meta común y que
sólo será preciso captarlos con la decisión necesaria.
En este sentido se quiere intentar aquí el resumen de
lo que está esparcido — tal vez sin la conciencia de un
nexo interno y sin la conciencia del alcance logrado — en
los comienzos hallados, para aproximar así el mismo
planteamiento del problema a una decisión.

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2. La doble presuposición que el tema ha sido elegido muy imprudentemente, pues
se carre_el peligro de jugarse con ligereza la buena repu-
Esta tarea comprende una presuposición doble: pri- tación científica. Aquí no se puede todavía contar — en
mero, que el existencialismo, o la filosofía de la existen- buena parte— con enunciados fidedignos de una segura
cia, según el nombre que se dé al fenómeno 1, es un movi- investigación científica, sino previamente sólo con un
miento filosófico realmente serio. Se cerrarían los ojos primer palpamiento del planteo, con una primera orien-
ante las cuestiones filosóficas más urgentes de la actuali- tación en el campo de las posibilidades que tendrán
dad al querer acabar sencillamente con ellas, comportán- que ser examinadas, probadas y, en caso dado, también
dose como si el existencialismo no existiera o no prestán- corregidas por la investigación subsiguiente. Y, a pesar
dole mayor atención. Son realmente cuestiones candentes de todo, la ciencia necesita, en las situaciones críticas,
de la actualidad las que en el existencialismo urgen a una una visión previa sobre el campo de sus posibilidades
decisión. En él se expresa la crisis espiritual general de antes de empezar su auténtico trabajo de investigación.
nuestro tiempo. Y si queremos confrontarnos sincera- Estas dificultades se agravan porque, por una parte, se
mente con esta crisis no existe absolutamente ningún trata aquí de cosas muy sencillas, comprensibles para to-
camino que deje a un lado al existencialismo y no debe- dos sin especial preparación, expresables con palabras
mos respirar aliviados porque la gritería, que la moda simples y que, por eso, a muchos les parecen situadas en
lanzó en torno de este fenómeno, se haya apagado algo en la antecámara de la propia filosofía, y porque, por otra
los últimos tiempos. Al contrario, nos meceríamos en una parte, se llega, precisamente por lo indicado, a los límites
seguridad falsa y los problemas no resueltos nos ataca- del terreno donde se hacen posibles los enunciados filo-
rían más tarde con mayor vigor si no nos empeñásemos, sóficamente responsables, siempre en medio del peligro
ya hoy, en un esclarecimiento amplio de sus problemas y de que movimientos anímicos irracionales enreden el so-
la superación basada en tal esclarecimiento. brio proceso de investigación y sin la posibilidad de pres-
La segunda presuposición que contiene nuestro plan- cindir totalmente de tales necesidades irracionales, dado
teamiento dice que el existencialismo es sólo la expresión que éstas van unidas al tema por la naturaleza del obje-
de la crisis actual mencionada pero no su resultado o to mismo. No se trata aquí de otra cosa que de la vida
solución ; que él, estrictamente tomado, muestra las di- misma del hombre.
ficultades en las que nos encontramos pero no contiene
ni siquiera la sugerencia de una vía por la cual se podría 3. El concepto del existencialismo
buscar con sentido semejante solución. En este punto tie-
nen que insertarse, más bien, planteamientos distintos En este lugar se presupone el conocimiento del existen-
y fundamentalmente diferentes del existencialismo. Es- cialismo 2. Bastará recordar algunos de los rasgos más
to significa entonces : así como no cabe evadirse del exis- generales, imprescindibles para el tratamiento de los pro-
tencialismo, comportándose como si él no existiera, mu- blemas ulteriores. Al existencialismo se lo comprende óp-
cho menos se podrá permanecer o estancarse premedita- timamente considerándolo como el último eslabón, ya en
damente en él (por más que este peligro de estanca- la crisis, del movimiento irracional moderno. Ya desde el
miento parezca común a nuestro tiempo). Al contrario: final del siglo XVIII, y desde entonces en grado creciente,
con toda fuerza se tiene que tratar de salir del existen- se pierde la fe en la razón como principio portador del
cialismo. y es por esto que se puede estar convencido de mundo y de la vida. Pero por largo tiempo no se notó has-
que el problema de la superación del existencialismo es el ta qué punto se había despojado al mundo espiritual de
problema absolutamente decisivo en la filosofía actual. sus fundamentos portadores, porque un entusiasmo de
En esta dirección se conciben aquí algunos pensa- vida engañador arrastró consigo poderosamente a los hom-
mientos preparatorios. Hay que darse plena cuenta de bres.

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( -Sólo cuando este espíritu romántico se desmoronó ba- mo, en el núcleo más íntimo de su propia persona, aquel
jo las terribles conmociones políticas que trajeron las dos último apoyo que la filosofía de la existencia llama exis-
guerras mundiales aparecieron en toda su desnuda cla- tencia, usando un peculiar concepto suyo que, en esta
\ ridad las consecuencias de esta pérdida: toda relación foxma, proviene de Kierkegaard.
'con la vida, más allá de cada hombre, que hubiera podi- La existencia significa, así, como se sabe, aquel núcleo
o ofrecerle a éste un apoyo, todo el sentido de la vida últiMo y único en eL hombre que queda también intacto,
ue hubiera podido trazar una meta, resultaron ilusorios `s aún, –que sólo llega a experimentarse cabalmente
el mundo se presentó a la sazón extraño y peligroso pa- cuando todo lo que el hombre pueda poseer en este mundo
ra el hombre, en un carácter amenazante hasta ahora — entregando su corazón —, los bienes y posesiones, la
nunca conocido. El hombre se reconoció en una perdición ¿\ posición social y la salud, el uso de los miembros, los ta-
sin esperanza, entregado en todas partes a la destrucción lentos y capacidades del espíritu y hasta las virtudes di-
que penetraba en él. Y no se trataba sólo de lo ate- fíciles de adquirir de la vida moral, cuando todo esto se
/ rradoramente abismático del mundo exterior sino, en pierde o resulta engañoso de cualquier otra manerEn
igual magnitud, y tal vez más inminentemente, de los aquello que todavía le queda y que esencialmente no
\,Qrecipicios de la propia almáj "Sin amparo, aquí en las puede ser enunciado en ninguna determinación de con-
montañas del corazón", así intenta Rilke 3 describir, par- tenido, sino sólo vivenciado en la consumación de esta
tiendo de esta experiencia existencial, la situación sin experiencia, coge el hombre un último apoyo indestruc-
salida del hombre moderno. La angustia resultó así la tible en medio de todas las destrucciones : coge la existen-
expresión necesaria de todo este abandono del hombre. cia y coge, a la vez, en el mismo acto indivisible, lo ab-
Se ha denominado por esto varias veces a nuestro siglo el soluto mismo. Y viceversa: sólo atravesando estas angus-
siglo de la angustia. En todo caso, nunca ha desempeña- tias, sólo aceptando y sosteniéndolas sin reserva alguna,
do la angustia un papel tan importante en el pensamiento llega el hombre a estas últimas experiencias del ser, coge
de una época. Y esta angustia es tanto más peligrosa él, en la vivencia misma, la existencia, imposible de ser
cuanto coloca al hombre en una posición que, por sí mis- demostrada por alguna deducción lógica.
ma, aumenta aún más su estado expuesto a la amenaza. Desde aquí se comprende que en la angustia y en la
Con esta angustia, que llegó a abarcar tanto, queda de- pesadumbre y en los otros fenómenos semejantes no se
signada la única situación histórico-cultural desde la trata meramente de sentimientos y temples de compren-
cual se podrá comprender correctamente el origen del sión subjetiva, que encubren con niebla la clara vista del
existencialismo. Esto, empero, no debe interpretarse mal: conocimiento, sino de verdaderas experiencias metafí-
no quiere significar que el mismo existencialismo sea sim- sicas que descubren ciertas últimas realidades, aque-
plemente la expresión de esta angustia. Por cierto, la llas que de ninguna otra manera le serían accesibles al
angustia y la desesperación, el tedio y últimamente tam- hombre.
bién la náusea y todos estos sofocantes temples a aními-
cos oscuros de la vida humana han adquirido aquí una 4. La soledad de la existencia
importancia que con seguridad nunca tuvieron en la his- y la necesidad de su superación
toria del pensamiento humano, y hasta llegaron a ser los
portadores de decisivas experiencias metafísicas. Pero' Ya en este lugar tenemos que detenernos. A pesar del
en la filosofía de la existencia no llegan a serio cuando el gran significado que la nada amenazante tiene en la fi-
hombre se rinde ante ellos, dejándose llevar por ellos, si- losofía de la existencia, no es ésta lo que comúnmente se
no al contrario, cuando el hombre, sin tentativa de fuga, denomina nihilismo, pues ella ha encontrado, en medio
los soporta mirándolos claramente cara a cara y cuando, de toda aniquilación, lo absoluto. Con razón remarca Jas-
al derrumbarse todo apoyo exterior, encuentra en sí mis- pera que existir y trascender son posibles sólo en un

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solo acto indivisible. Pero con esto se marca a la vez cadenas de la soledad existencial y recobrar la ref eren-
el límite, pues la filosofía de la existencia encuentra lo da portadora a una realidad fuera de él?Hablamos, abre-
absoluto únicamente en el núcleo más interno de la pro- viando, de una realidad portadora y entendemos por ella
pia alma, únicamente en el más desesperanzado aislamien- a otro hombre o a la comunidad humana, a los estable-
to y retiro del hombre. Sobre tal suelo no hay ninguna po- cimientos en los cuales plasma su vida tal comunidad,
sibilidad de hacer saltar las cadenas de la soledad para pero también a las fuerzas del mundo espiritual, en cuan-
llegar a alguna relación portadora con un ser fuera del to ellas son fructíferas en la vida, en una palabra, a to-

r hombre en el que se pueda confiar. Este es uno de los la-


dos que presentan como inevitable al problema de una su-
peración del existencialismo.
El existencialismo obliga al hombre a un último aban-
dono y soledad y mientras uno se mantenga en el terre-
no del existencialismo no existe, por principio, ningún ca-
do lo que, como algo consistente y confiable, puede dar
a la vida humana sentido y contenido.
Es pues, así podemos decir brevemente, el camino des-
de la acosante vivencia espiritual del desamparo de la
existencia humana hasta un nuevo sentimiento de ampa-
ro. De acuerdo con este fin denominamos al problema
— como lo expresa también el título del presente escri-
1 mino que conduzca fuera de este abandono y soledad. Por
el otro lado, una vida humana llena de sentido es absolu- to un nuevo amparo, añadiendo, por cierto, ya ahora
tamente imposible en semejante estado. Puede ser que ella que tal nuevo amparo no podrá nunca anular simplemen-
tenga que pasar por la crisis de la experiencia existencial, te las experiencias existenciales del estado de amenaza,
puede ser, además, que esté sentenciada a pasar, cada vez sino que tiene que contenerlas y franquearlas en un pla-
de nuevo, por esta crisis sin ninguna esperanza hacia una no más elevado y que, por tanto, este nuevo amparo tie-
superación definitiva ; pero a la larga no podrá persistir ne que ser distinto de la seguridad carente de interrogan-
en ella. \ tes del hombre ingenuo a quien no le conmueve ninguna
Cuando no se quiere cerrar los ojos ante estas dificul- amenaza. No se trata pues de pasar simplemente del des-
tades, siguiendo sin mayores pensamientos una vida en amparo existencial a una nueva seguridad — una inter-
la mera costumbre de la existencia b, se abren sólo dos pretación falsa que sería posible — sino de colocar en
posibilidades: o se tiene que reconocer que una existen- lugar de la verdad parcial, vista allí unilateralmente, la
cia humana llena de sentido es realmente imposible — sa- plena verdad que abarca ambos lados.
cando todas las consecuencias, hasta la extrema del sui-
cidio, del conocimiento de que el "héroe absurdo" de Ca-
mus 4 es, por cierto, una imponente construcción del pen- 5. La nueva confianza en el ser
samiento, la que, empero, no encierra en sí ninguna posi-
bilidad de vida real — o se tiene que aceptar que la exis- Antes de que podamos pensar en seguir más exacta-
tencia humana es posible a pesar de todas las experien- mente las diferentes posibilidades que prometen llevar
cias existenciales y a pesar de su interpretación, que pa- adelante en la dirección buscada, parece conveniente
rece inevitable en la visión del mundo del existencialis- orientarse primero en el campo que se quiere explo-
mo. De ahí nace la tarea de aprehender con claridad filosó- rar mediante algunas consideraciones generales. Desig-
fica las condiciones previas para tal posibilidad de la vi- • namos esta nueva relación con la realidad brevemente
da humana, las que están dadas de hecho en la realidad con el concepto confianza; todavía indeterminado. Habla-
de la misma vida humana, y de iniciar desde aquí la su- mos de confianza a secas sin adición más detallada, pues
peración del existencialismo, considerándolo como una no se trata todavía de la confianza en este o aquel ser
crisis meramente pasajera. determinado, en este o aquel hombre determinado, sino
a pregunta más apremiante en nuestro problema es de una confianza en el mundo y en la vida en general
ntonces : ¿ de qué manera podrá el hombre romper las que yace más profundamente y que sólo posibilita cada

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confianza singular determinada. Hablamos, por tanto, 6. La confianza infantil. A. Nitschke
de una confianza a secas que todavía no implica un ob-
jeto determinado en el que se confía, de aquella que sur- Intento aclarar esta afirmación de una manera anti-
ge de la vida misma, de un sentimiento de profundo am- cipada, tomando dos ejemplos que, a primera vista, pa-
paro. recen tal vez arbitrarios pero cuya fuerza demostrativa
Para hacer resaltar más este carácter general se podría podría ser tanto más grande cuanto que ellos provie-
hablar de una confianza en la vida, entendiendo vida en nen del inmediato contacto médico con los hombres, es
el significado general que abarca juntos hombre y decir, de fuera del conexo propiamente filosófico, y no es-
mundo; pero tal vez es mejor evitar este significado que tán, por tanto, influidos por los supuestos de éste.
objetivamente es por completo correcto, porque podría Primeramente uno de ellos : Alfred Nitschke — apo-
comprenderse con facilidad-en un sentido subjetivo-psico- yándose en parte en observaciones anteriores — ha indi-
lógico, hablando en su lugar, en forma general de una cado últimamente, en un artículo de fundamental impor-
confianza en el ser. Se podría hablar en sentido parecido tancia titulado "Angustia y confianza" 5, la decisiva im-
de una creencia en el ser si no existiera el peligro de res- portancia que esta atmósfera de confianza tiene ya en el
tringir demasiado el concepto de creencia en el sentido de desarrollo del niño pequeño. Es la condición sin la cual
alguna determinada creencia religiosa; aquí se trata de no se puede desarrollar, ni en la situación exterior más
una relación elemental con el ser, que precede a cualquier propicia, ninguna vida infantil. Niños cuidados en asi-
interpretación religiosa determinada. los higiénicamente y de manera irreprochable, que cre-
Partimos, por de pronto, de la afirmación de que una cen sin la relación con una persona determinada que los
tal confianza en el ser es la precondición necesaria para atienda, se retardan o desarrollan mal tanto anímica
toda vida humana. La pérdida de la confianza en el ser cuanto corporalmente y mueren, por último, en gran nú-
conduce necesariamente a la desesperación y a todas las mero. Se desarrollan, en cambio, con toda normalidad allí
experiencias existenciales críticas. Pero éstas pueden ser donde existe la relación con una persona determinada que
sólo momentos de crisis, instantes resaltantes en los que les ofrece cariño.
se comprime la decisión, referidos como tales a una vida arece que toda confianza en el mundo en general
por lo demás normal, es decir, sostenida por la confian- y en la vida en suma tuviera que ser experimentada ori-
za común en el ser. Si persisten más allá del instante eli- ginariamente en la confianza en una persona determina-
minan la posibilidad de la vida humana. Pero como esta da que ampara y protege. En este sentido subraya Nits-
nueva confianza en el ser queda permanentemente ame- chke : "En este confiado desplegarse en la amante unión
nazada desde que se perdió una vez la confianza ingenua con la madre, en esta experiencia especial de la pertenen-
en la vida y debe ser conquistada cada vez de nuevo fren- cia a un tú, se a bre el niño hacia el mundo como ser hu-
te a la duda apremiante, queda la vida humana expues- mano propio." Y continúa luego: "La madre crea con su
ta a la contradicción ineludible entre desesperación y cuidadoso amor al niño un ámbito de lo fidedigno, segu-
confianza, entre falta de esperanza y esperanza, en es- ro, claro. Lo que está comprendido dentro de él llega a ser
te eterno canto alternativo entre infierno y cielo. íntimo, lleno de sentido, vivo, familiar, cercano y accesi-
ble. Prodigiosa es esta fuerza desplegadora de la confian-
za. No sólo los hombres, sino también las cosas revelan
su ser, su orden, su sentido oculto. De ahí provienen pre-
cisamente las fuerzas de la inteligencia que posibilitan
al niño el acceso al mundo, a los hombres y a las cosas."6
Lo que se ha reconocido ahí claramente en la situación
infantil se podrá aplicar a la vez, en sus rasgos esencia-

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les, a toda la vida humana : la atmósfera de confianza quivar sus consecuencias y también al olfatear en cada
es también aquí la condición de la posibilidad de toda vi- anhelo de amparo un infantilismo condenable. Hay que
da humana. Así lo expresa también Nitschke: "Parece te- diferenciar, más bien, entre la forma anterior o infantil
ner validez tanto para nosotros cuanto para los niños de seguridad, que necesariamente tiene que quebrarse y
que sin confianza en un orden instituido con sentido, que cuya restauración sería en efecto una huida, y la nue-
actúe en nuestro ser, no puede ser el hombre un hombre va forma de amparo adquirida al confrontarse con la
verdadero, cae en inseguridad y desconcierto, donde se desesperación. Aquí tratamos sólo de esta segunda forma.
enmaraña inevitablemente." 7 De ahí se entiende a la vez
la destrucción que tiene que producirse en la vida huma-
na cuando esta confianza en el ser es aniquilada no sólo en 7. La necesidad de la esperanza. H. Plügge
forma pasajera en singulares instantes críticos sino peren-
nemente. El segundo ejemplo al que queremos referirnos inicial-
La diferencia frente a la existencia infantil consiste mente para aclarar el planteamiento del problema es una
únicamente en el hecho de que el niño vive en un mun- investigación de Plügge 9, en la que se ocupa de las ten-
do de la confianza sin interrogantes que después de todas tativas de suicidio que ocurrieron en su clínica. Llega al
las conmociones se restablece en su carácter carente de resultado, muy instructivo para el conexo de nuestra
problema y duda, mientras que el adulto tiene que ganar- tarea, de que sólo en los casos más raros existe un mo-
se esta confianza luchando siempre de nuevo con dudas tivo "suficiente" que podría hacer comprensible semejan-
que le acosan, y la cuestión es indicar la manera por la te determinación y que, por ejemplo, muy pocos casos son
que el hombre pueda llegar, después de haber perdido motivados por indigencia social o por alguna enfermedad
una vez la confianza, a una nueva confianza en el ser. incurable. En la mayoría de los casos se trata, más bien,
Esta cuestión es difícil porque es dudoso que tal con- de una perturbación general de la relación emocional con
fianza, después de su pérdida, pueda ser forjada sólo por el mundo circundante, la que es difícil de captar y a la
el hombre en un empeño constante. En todo caso, esta nue- que Plügge llama la pérdida de la esperanza. Aquí tam-
va confianza tendrá un aspecto muy distinto de la con- poco se trata de esta o aquella esperanza, de la esperanza
fianza infantil. Se diferenciará ya en que ella tendrá que de un acontecimiento determinado que uno podría repre-
sostenerse en el esfuerzo siempre nuevo contra las dudas sentarse plásticamente, sino de aquella esperanza más
acosantes, destacándose así como un bien frágil, situado profunda que caracteriza, sin una meta determinada
en un plano superior al de la angustia y desesperación. imaginable, la relación total con la vida. En este sentido
El psicoanálisis (en el sentido más amplio de la pala- diferencia Plügge entre la "esperanza común" y la "espe-
bra) ha indicado que el proceso doloroso de la madurez ranzane Llárne5ar. "La esperanza común contiene una
humana estriba en que el hombre tiene que salir necesa- anticipación de lo futuro mundano, se dirige a lo no ne-
riamente del amparo que proporcionaba el mundo prote- cesario, totalmente contingente, que se" desea como un su-
gido por los padres a la independencia y auto-responsa- ceso, como algo exógeno que viene a nuestro encuentro.
bilidad y tomar, por propia fuerza, su vida en sus manos. La esperanza fundamental, en cambio, cobija un conteni-
Ahora se puede comprender la unilateralidad de semejan- do inconfundible que le es inmanente ; es un acto de la
te concepción. Pues esta independencia sería la desespe- existencia como persona, un acto personal fundamental,
ración con todas sus consecuencias arriba caracteriza- una virtud; es la expresión más comprometedora de la au-
das si no pudiera llevar a un nuevo amparo que presen- to-afirmación que constituye el ser." 10 Tendremos que
tará, por cierto, forma muy distinta. Aquí yerra, por retornar más tarde a los detalles de la posición alcanza-
ejemplo, Sartre en su libro sobre Bauclelaire 8 al na- da aquí en conexión con una discusión antropológica más
rrar este proceso de madurez y los experimentos para es- general de la esperanza. Primeramente es importante lo

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Siguiente: aquí se destaca a la esperanza, en un sentido 8. Primeros indicios en la poesía
'general que más tarde será determinado con mayor pre-
.." jcisión como la condición de la posibilidad de toda vida Con estos conceptos de la esperanza (universal), de la
humana, de manera que la pérdida de la esperanza es la creencia en el ser y de la confianza en el ser se ha circuns-
responsable de todas las tentativas de suicidio menciona- crito, en una visión previa, el ámbito en el cual se en-
das.-1Como la esperanza resulta siendo aquí el polo opues- cuentra la afirmación de que en el problema de una supe-
to a la desesperación, se obtiene también de esta polari- ración del existencialismo se trata de la recuperación de
dad entre esperanza y desesperación un punto de parti- un nuevo amparo para el hombre. La recuperación de tal
da para el problema de una superación del existencialis- amparo es la condición indispensable sin la cual sería ab-
mo. El que atacó el problema desde este punto de vista solutamente imposible una superación del existencialis-
fue, sobre todo, Gabriel Marcel, cuyas importantes inves- mo.
tigaciones, que van exactamente en nuestra dirección, Pero frente a esto surge en seguida la objeción: ¿có-
presentadas en su "Proyecto de una fenomenología y una mo podemos tender hoy con algún sentido hacia tal am-
+ metafísica de la esperanza", queremos nombrar aquí. Mar- paro después de habérsenos revelado tan imponentemen-
cel designa a la esperanza como el "acto por el cual es te el desamparo de nuestra existencia (en aquellas expe-
superada activa o victoriosamente.esta tentación" (la ten- riencias de las que emergió el existencialismo) ? ¿No sig-
tación de la desesperación). 11 El también ve, por tanto, nifica acaso, después de estas imponentes experiencias,
el problema decisivo en la superación de la desesperación, toda aspiración hacia un nuevo amparo un esquivar la
siéndole lo esencial a diferencia de la concepción de dureza de estas experiencias, un huir a la ilusión que pre-
Plügge pero en concordancia con el punto de vista que se cisamente creemos haber superado ?
acaba de remarcar con respecto a la esperanza — que tal Aquí, por cierto, no debemos hacernos fácil la decisión ;
superación no le cae al hombre como un regalo sino que pero quizá se permita —no como argumento demostra-
puede emerger solamente de un rendimiento activo. La con- tivo sino como insinuación de una posibilidad — la cui-
cordancia con lo expresado anteriormente sobre la rela- dadosa indicación de que en nuestro tiempo empieza a di-
ción entre angustia y confianza es clara y, observando de bujarse, especialmente en la poesía, tal sentimiento de
cerca, volvemos en un giro distinto al mismo problema agradecido amparo en el ser. Y tenemos que contar con
que antes tratamos de atacar partiendo de la confianza, la posibilidad de que los poetas sean, en un sentido muy
pues la e_speranza se puede determinar como cgpfianza profundo, los que abren el camino al posterior desarrollo
en el futuro, es decir, como er a-specto temporal de lo que filosófico, porque ellos, sin las graves cargas de un pen-
visto en su relación con el presente se llamó confianza samiento sistemático y despreocupados por las cuestio-
y visto en su relación con el pasado se llamará agradeci- nes de una fundamentación severa, pueden captar sin in-
miento. La esperanza, tal como la entiende Plügge al di- timidaciones las posibilidades de una nueva experiencia
ferenciarla expresamente de un mero contar con una ca- del ser, señalando así una dirección a la meditación filo-
sualidad favorable, significa, en un sentido correspondien- sófica, que es más lenta."
te, la relación portadora que determina, más allá del pre- Por eso parece ser especialmente significativo que en
sente, la relación con el fondo del ser. 12 Es por eso que la poesía, sobre todo en la lírica de los últimos arios, des-
Plügge la determinó como "la expresión de una referen- Pués de las experiencias del terror empieza a dibujarse
cia que trasciende a nuestra existencia".13 un nuevo sentimiento de afirmación del ser, una apro-
bación alegre y agradecida de la existencia del hombre
tal como ella es y del mundo tal como se lo encuentra. Que-
remos llamar la atención especialmente sobre dos poetas :
Rilke y Bergengruen. El último tomo de poesías de Ber-

28 29
gengruen, titulado Die heile Welt (El mundo salvo) 15, las cuales se podrá colocar otras de sentido contradicto-
termina con la confesión: "Lo que viene de dolores fue rio? ¿Por qué tomamos filosóficamente en serio estos
transición. Y mi oído escuchaba nada más que cantos de enunciados poéticos? Ciertamente, como enunciados poé-
alabanza." Encontramos, por tanto, un sentimiento de ticos no demuestran nada válido en general. Pero tal vez
aprobación agradecida de la existencia. Y Bergengruen se los pueda utilizar como una primera indicación pre-
no es, por cierto un poeta al que se pueda atribuir un op- interpretativa de que aquí comienzan a perfilarse cier-
timismo barato.16 En este sentimiento de agradecimien- tas experiencias nuevas de amparo que yacen exactamen-
to profundo se aproxima a Rilke, que al final de su cami- te en la dirección del camino que buscamos y que mere-
no pudo decir también: "Todo respira y agradece. ¡ Oh cen, por eso, un examen filosófico imparcial.
miserias de la noche, cómo sucumbisteis sin dejar hue-
llas !" 17
Precisamente Rilke es de importancia especial en esta 9. El planteamiento ulterior del problema
relación porque él, como quizá ningún otro, ha atravesa-
do por todos los abismos de la desesperación existencial. No debemos hacernos ninguna ilusión sobre la dimen-
Pero justamente por eso hay que destacar que las Ele- sión de lo adquirido por esta mirada a la poesía. Visto fi-
gías de Duino, del así llamado "Rilke tardío", no fueron losóficamente se planteó con ella cierta tesis y se hizo
su última palabra ; en sus últimos arios — generalmen- plausible, en una manera aproximada, el significado de
te inadvertido por el público — se perfiló una etapa de la esperanza y la confianza para la vida humana. Des-
madurez completamente nueva que a menudo parece pués de haberse hecho así visible una meta, surge ahora
ser la revocación de las Elegías y que, por lo menos, va la tarea propiamente filosófica, a saber, el examen críti-
en nuestra dirección hacia una superación del existencia- co de la solidez de los medios que tal vez podrían condu-
lismo. En ella se manifiesta, en una manera nueva y sor- cir a tal meta.
prendente, el sentimiento de amparo en la totalidad de Este problema de buscar la posibilidad de un nuevo
un ser abarcador.18 Sobre todo en las poesías francesas amparo del hombre en medio de su mundo amenazante
de los últimos arios se expresa convincentemente este nue- presenta de antemano un doble aspecto: uno de ellos con-
vo sentimiento de vida. En este sentido dice él en una cierne a la constitución del mundo dentro del cual el hom-
última afirmación de la existencia: "Sólo aquel 'en nin- bre pueda sentirse amparado. Y en este respecto habla-
guna parte' es malo, todo ser es conforme." 19 Y esto mos de un problema ontológico. El otro concierne a la
conduce a la frase que en realidad se puede concebir co- constitución interna, a la actitud misma del hombre que
mo el último. legado de Rilke: "Nuestra penúltima pala- pueda sentirse amparado en este mundo. Como esta po-
bra podrá ser una palabra de la miseria; pero... que la sición se consigue sólo en un esfuerzo moral hablamos
última palabra sea bella." 2° Las Elegías fueron las pala- de un problema ético. Cada lado depende, es cierto, ínti-
bras de la miseria, de la misére, y hay que tener a la vez mamente del otro; para su mejor captación, empero, tra-
en cuenta todo el fondo pascaliano que resuena en este tamos a cada uno por separado, es decir, independiente-
concepto. Pero éstas fueron, antes del último conocimiento, mente del otro. Avanzando así, de acuerdo con la tenden-
sólo la penúltima palabra, superada y corregida por la últi- cia innata del objeto, del hombre al mundo, se erigirá
ma que debe ser bella, una palabra de la aprobación alegre. sin violencia la construcción de la investigación presente.
Encontramos, también, desde este lado, justamente el pro- Como ambos lados se remiten ra, la cuestión de la cons-
blema nuestro de una superación de la negación existen- titución temporal del hombre, que se encuentra desarro-
cialista. Pero nuevamente se presenta la objeción: ¿no llada en la filosofía de la existencia en forma tan mag-
nos hicimos demasiado fácil la cuestión? ¿No son éstas nífica como unilateral, surge además la necesidad de par-
las palabras personales de dos poetas aislados frente a tir del análisis de la temporalidad para lograr una am-

30 31
pliación y superación de la concepción existencial-filosó-
fica. Primera Parte
Veremos además que el fenómeno de la fiesta, como
fenómeno instructivo opuesto a los fenómenos de la expe- EL PROBLEMA ÉTICO
riencia existencial, adquirirá una decisiva posición cla-
ve. Queda así trazado el marco para las investigaciones
subsiguientes.
Cierta discontinuidad en el transcurso de los pensa-
mientos es inevitable: la observación tendrá que inten-
tar, siempre de nuevo, poner a disposición los elementos
de construcción que puedan servir para la solución del
problema total y hará esto mediante fenómenos singu-
lares, en lo posible concretos, e investigaciones relativa-
mente independientes. 21

32
I. LA POSICION ETICA FUNDAMENTAL
DEL EXISTENCIALISMO

1. El reproche por inmoralidad

Lo más conveniente es aproximarse al problema de una


superación del existencialismo desde el lado ético, pues
ahí saltan a la vista las consecuencias prácticas inme-
diatas de sus decisiones, ahí se revelan irrefutablemen-
te las consecuencias de los errores de sus decisiones. Una
concepción muy difundida afirma que el existencialismo
no contiene ninguna ética, que él, de acuerdo con su esen-
cia más íntima, corroe todo comportamiento ético por-
que suprime todas las normas éticas, entregando el com-
portamiento del hombre a merced de la arbitrariedad sub-
jetiva. Pero esta concepción no es menos superficial que
la mencionada al principio, la que confunde al existen-
cialismo con un nihilismo arbitrario y proviene de que
se lo confunde con ciertos fenómenos concomitantes muy
de moda en el campo literario.
No obstante, no será casual que el existencialismo no
haya producido hasta ahora un sistema ético acabado y
se puede señalar con razón que su interés esencial va en
otra dirección. Por lo menos, Heidegger ha rechazado
siempre una aplicación ética de sus pensamientos. Sartre
ha bosquejado, en las partes finales de su libro principal,
El Ser y la Nada, la perspectiva ética en pocos trazos y
ha anunciado 1 una investigación ética detenida. El que
ésta, después de transcurridos tantos años desde la pu-
blicación mencionada, no haya aparecido todavía ha de
indicar que el interés ético tampoco es decisivo en Sartre.
Contamos solamente con un proyecto de ética de S. De
Beauvoir, que concuerda en lo esencial con los pensamien-
tos de Sartre. 2 Sin embargo, la falta de una ética elabo-
rada sistemáticamente no excluye que el existencialismo
se apoye en una posición ética fundamental estrictamen-

35
te determinada y apasionadamente expuesta. Esta se gas posibilidades, en una fija determinación de su vo-
muestra realmente en las determinaciones antropológi- luntad. Así resulta la necesidad de la actitud resuelta
cas generales incluidas en sus principales obras filosófi- (Entschlossenheit), que fue elaborada rigurosamente so-
cas y sólo es menester destacarla expresamente median- bre todo por Heidegger : sólo en la voluntad resuelta se
te el reconocimiento posterior. En forma más pura quizá desarraiga el hombre del estado de caída (Verfallenheit)
surge la posición moral en los testimonios poéticos de es- de su existencia cotidiana y logra la autenticidad de su
te movimiento, los que se puede considerar como expre- existencia.
sión inmediata de su posición frente a la vida. Y, por fin, lo tercero : esta actitud resuelta no puede
ser comprendida como un mero estado interior del hom-
bre sino que se convierte de acuerdo con la tendencia ne-
2. Los conceptos éticos fundamentales cesaria de su propia esencia, en un hecho efectivo. La ac-
titud resuelta se realiza así en el ataque (Einsatz) in-
En este lugar no se podrá dar una exposición detenida condicional, en el engagement, como se llama el concep-
de la ética existencialista. 3 Será suficiente hacer re- to establecido originariamente por el existencialismo
saltar brevemente rasgos fundamentales decisivos que francés. Sólo en cuanto el hombre ataca, en cuanto toma
son indispensables para la presente discusión. El pun- parte activa en algo y aplica toda su fuerza en su reali-
to de partida para la comprensión de la posición moral zación, pisa él sobre la realidad y gana, a la vez, su rea-
existencialista se encuentra allí donde indicamos que el lidad más auténtica, desarraigándose del estado de una
hombre no se deja arrastrar sencillamente por la angus- mera posibilidad no comprometedora.
tia que penetra en él, sino que se enfrenta valerosamente Decisión, actitud resuelta y ataque (o engagement)
con ella en un giro resuelto, y así, al soportar activamen- son, por tanto, los tres conceptos fundamentales de la éti-
te la angustia, realiza el punto culminante de su existen- ca existencialista. Están ellos en tal interdependencia
cia. que es mejor considerarlos como tres diferentes aspectos
Esto vale, a la vez, en un sentido más general: vién- de la posición ética unitaria y fundamental del existen-
dose el hombre frente a una situación amenazante y en el cialismo. Es una posición de última grandeza heroica
fondo carente de esperanza se siente compelido hacia la que se expresa aquí y ella no puede ser empequeñeci-
una decisión (Entscheidung) clara y con esta decisión da críticamente. Hay que verla y reconocerla más bien
la situación misma toma una determinada configuración. en toda su grandeza.
Si el hombre trata, en cambio, de sustraerse a la deci-
sión o si trata de mediar entre los extremos opuestos de 3. El punto de partida hacia una crítica
una manera indecisa se le escurre su vida en una insubs-
tancialidad indeterminada. Ya Kierkegaard había afir- Si se entabla, a pesar de todo, la necesidad de una con-
mado con toda pasión esta posición del "o esto o aquello" frontación crítica no se intentará poner en duda estas
frente al espíritu hegeliano de la mediación y hasta aho- virtudes sino solamente mostrar que por su enaltecimien-
ra se sigue acentuando siempre, precisamente desde el to hasta lo absoluto nace una imagen muy deformada de
lado teológico, la dureza de la decisión. Pero fuera de es- la existencia humana, situándose el comportamiento éti-
to, cada aspiración hacia el compromiso, hacia la síntesis, co en una perspectiva enteramente insuficiente y falsa.
le repugna al espíritu del existencialismo por razones No son, pues, falsas estas virtudes sino las presuposi-
muy profundas. Sobre la base de semejante decisión con- ciones antropológicas que llevaron a su unilateralidad y
sumada con claridad se presenta la necesidad de que el es menester, por eso, ganar un terreno antropológico más
hombre concentre su existencia, que hasta entonces esta- amplio, en el cual se puedan acomodar correctamente es-
ba en peligro de perderse, en la indeterminación de va- tas relaciones.

36 37
Empezando en el plano ético nos empeñamos en inves- lativismo histórico moderno, una actitud moral decidida.
tigar las consecuencias fatales de la unilateralidad exis- Pero esto trae, a la vez, el peligro que se expresó en la po-
tencialista en la región moral y en mostrar que ellas, sibilidad del aventurerismo. Totalmente desligado de to-
al determinar sólo la imagen, conducen precisamente do contenido, sin la consistencia que descansa sobre la
a aquella situación debatida en la introducción, en la fidelidad, goza el aventurero, como un incentivo subli-
cual ya no es posible la vida humana. Por otra par- me, el último riesgo de su ataque. Precisamente por lo
te, nuestra tarea consiste en desarrollar virtudes opues- incondicional del ataque siempre instantáneo está expues-
tas, es decir, en desarrollar, en su propia esencia, posi- to el existencialista, en medida especial, a la seducción
ciones fundamentales de diferente clase, que no se pue- de la inconsistencia e infidelidad. El peligro de seme-
den comprender sobre la base existencialista, tratando jante aventurerismo no es una posibilidad construida teó-
de comprenderlas en su facultad especial y, en parte, su- ricamente; él, ha sido realizado en diversas formas por la
perior, para poner a disposición los elementos de cons- poesía cercana al existencialismo.
trucción necesarios para obtener un fundamento antro-
pológico más abarcador. Tales "virtudes opuestas" al
mundo existencialista son la serenidad (Gelassenheit)e y
el estar siempre disponible (verfügbare Bereitschaft), el
ánimo consolado (der getroste Mut) en medio de todos
los acechos y la paciencia (Geduld) nunca paralizada, la
capacidad de agradecimiento (Dankbarkeit) y la espe-
ranza (Hoffnung) inconmovibles, para mencionar, en un
primer tratamiento, sólo algunas de las principales.
Uno de los peligros de la actitud existencialista surge
inmediatamente. Lo denominamos con una fórmula bre-
ve el aventurerismo existencial. Si uno se pregunta por
los motivos que determinaron la decisión, por los fines a
los cuales se encauza la actitud resuelta y finalmente
por el objeto al que se dirige el ataque, no obtendremos
respuesta del existencialismo. La fórmula de Sartre: "Lo
que vale es sólo el atacar totalmente" 4 puede represen-
tar toda la posición existencialista. Ella lleva necesaria-
mente a una ética puramente "formal" para la cual el ata-
car, como tal — y correspondientemente la actitud resuel-
ta y la decisión —, adquiere un valor absoluto, indepen-
diente de la inseguridad en la fijación de un fin. Las ra-
zones que condujeron a semejante ética formal no pueden
ser desarrolladas aquí detalladamente. Ellas surgieron,
en todo caso, de las profundas conmociones que han con-
ducido al existencialismo, y en la conmoción de todos
los fines de contenido tiene una participación muy espe-
cial la relativización de la conciencia histórica.
Desde este punto de vista se destaca toda la grandeza
de la ética existencialista. Realiza, sobre el suelo del re-

38 39
II. SITUACION Y DECISION al no querer reconocer el alto valor moral de esta volun-
tad de decisión. Pero, a pesar de todo, en este constante
afán por la decisión hay algo retorcido y muchas veces
hasta peligroso. En este conexo queremos llamar la aten-
ción sobre este reverso de la cuestión. Se puede notar
varias veces un hambre por la decisión, una apetencia pa-
tológica por la decisión. Pero se oculta que esta apetencia
no surge de la fuerza de una vida inquebrantable, sino, al
contrario, solamente de la debilidad: no se puede soportar
1. La exageración en el postulado de decidirse más tiempo el estado de la indecisión, por eso se quiere
lograr por fuerza y a cualquier precio la decisión y se re-
Como primer ejemplo para adquirir una visión sobre curre a la frase fatal, que una decisión mala es mejor que
las consecuencias de la exageración de una virtud exis- ninguna decisión. Se actúa como si la verdadera grandeza
tencialista y para comprender la necesidad de una virtud del hombre se realizara únicamente en la decisión incon-
opuesta elegimos la relación entre situación y decisión. dicional. La filosofía de la existencia no es totalmente ino-
El problema dado de esta manera no es sólo característi- cente del surgimiento de esta concepción. Frente a esto
co para la filosofía de la existencia en sentido estrecho, hay que mostrar que la decisión no es siempre y necesa-
sino también para la conciencia del tiempo en general, riamente la forma más alta de la vida humana.
determinada por experiencias existencialistas también
cuando no ha entrado en contacto con la expresa exage-
ración filosófica de este planteamiento. No hay aquí, em- 2. Posición y situación
pero, ninguna objeción que impida tratar esta cuestión
al comienzo, pues en el problema de una confrontación Para comprender la unilateralidad de una concepción de
con el existencialismo no se trata tanto de sus profundos la vida humana orientada hacia la decisión es previamen-
pronunciamientos filosóficos, cuanto, más bien, de sus te necesaria una breve aclaración de los conceptos apli-
efectos, que se han transmitido al público: ahí han sali- cados en ella. Por un lado hay que determinar la relación
do a luz con la mayor claridad las consecuencias fatales. que existe entre los conceptos "situación" y "decisión".
Echando una mirada en torno de la vida espiritual de Se tiene razón cuando se los nombra siempre juntos y se
nuestro tiempo se nota que siempre se pregunta por la los comprende en la unidad de un planteamiento englo-
"situación" y se busca una "decisión" clara. Estas bante, pues estos dos conceptos están en una relación ne-
cuestiones se presentan siempre de nuevo como tema de cesaria y se refieren mutuamente el uno al otro. Toman-
conferencias y discusiones. 1 Esto es en sí completamen- do el concepto situación en un sentido estricto uno se per-
te comprensible y normal, pues nuestro tiempo es tan cata que no cualquier posición en la que el hombre se en-
confuso y tan poco transparente que exige por sí mismo cuentra merece el nombre de situación. Es, más bien,
una aclaración; en él asedian al hombre poderes tan di- conveniente saber diferenciar ambos conceptos.
ferentes y contradictorios que es necesario decidirse en- Posición es el concepto más general. Designamos con
tre ellos. Sólo en una decisión determinante y clara pue- el término posición, en un sentido muy amplio, el con-
de esperar el hombre una salida del estado vacilante de torno vital del hombre, la totalidad de las circunstancias
la actualidad, con lo que recién podrá, por fin, pisar so- que actúan sobre él, haciéndolo prosperar o retardar,
bre suelo seguro. La ansiedad por una decisión clara no aquellas con las que el hombre se comporta de alguna
es, por tanto, solamente comprensible, es hasta necesa- manera determinada en cada instante de su vida. Toda
ria y positiva en su necesidad y se erraría completamente vida — no solamente la humana sino también ya la ani-

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mal — se encuentra en cada instante en cierta posición. esencial. Falsa es solamente la exageración de que la cri-
La posición misma puede ser muy diferente: puede sig- sis es la única forma esencial de la existencia humana y
nificar una presión e instar a las fuerzas del hombre a que la vida tiene que ser orientada por eso necesariamen-
un cambio de sus circunstancias de vida ; puede ser tam- te hacia la decisión. Este es un error fatal, pues descono-
bién una posición tranquila en la cual el hombre se sien- ce tanto la esencia de la crisis cuanto de la vida humana
te tan bien que no piensa en cambiarla. no abatida por la crisis. Es necesario, por eso, llegar a
Situación es, en cambio, solamente una posición espe- conocer que hay amplias y no menos importantes regio-
cial, a saber, la que pone al hombre frente a la necesidad nes de la vida humana que no se comprenderían orientán-
de una decisión. La situación supone, por tanto, una po- dolas hacia la crisis, que quedarían hasta incompren-
sición en la que el hombre tiene que elegir entre diferen- didas en su esencia al querer entenderlas desde la crisis.
tes posibilidades que se le presentan y acomodar su vi- Las crisis no son, de acuerdo con su propia esencia,
da de acuerdo con esta elección. Situación hay, pues, só- estados perennes sino situaciones excepcionales. Son
lo con respecto a la decisión que se debe tomar y hasta interrupciones — por cierto muy significativas — en el
se puede agudizar esto más todavía en el sentido de Hei- flujo normal de la vida y cumplen su verdadera función
degger — que fue el primero en elaborar claramente es- cuando llevan más allá de ellas mismas a una solución
te lado del planteamiento — y decir : la situación no es, liberadora. Entre aquellas crisis transcurre la vida por
ni en los instantes excepcionales, algo meramente dado, largo tiempo en continuidad tranquila sin que sea nece-
sino que se plasma en forma determinada sólo en cuanto saria una decisión en sentido conciso y sin que por eso
el hombre se ve frente a la elección de una decisión que la vida tenga que ser inauténtica en el sentido existencial-
se tiene que tomar de este modo o de modo contrario. Uni- filosófico, es decir menos verdadera y menos esencial.
camente tal decisión captada con claridad obliga a la po- La exigencia de una constante actitud resuelta es, más
sición a confrontarse con lo inequívoco de una situación bien, un enaltecimiento falso y fatal, y precisamente en
determinada. él yace una de las fuentes más importantes del retorci-
miento existencial mencionado. Con toda razón dijo por
3. El hombre en la crisis eso Landmann en el congreso de Bremen: "El pensamien-
to de la decisión es el portón de invasión del activismo e
De acuerdo con esta diferenciación se puede decir irracionalismo en la ética (`filosofía de los vikingos')." 2
que la vida humana se encuentra siempre en una posición
determinada pero no siempre en una situación determi-
nada. Sólo en ciertas crisis se agudiza la posición hasta 4. La vida fuera de la crisis
convertirse en una situación. De esta manera el concepto
de situación incluye en sí el concepto de crisis, es decir, Las diferentes formas de tal estado, en que la vida
toda situación es, según su propia esencia, situación de transcurre por largo tiempo sin la necesidad de una de-
crisis. Esta es, en realidad, también la concepción filosó- cisión, no pueden ser desarrolladas aquí detalladamente,
fica-existencial cuando impulsa tan enérgicamente a la sino sólo sugeridas sumariamente en tres direcciones :
decisión : opina que la esencia de la existencia humana 1. La vida transcurre sin decisión allí donde se realiza
yace en la crisis, es decir, que únicamente en ella se re- un trabajo planeado, es decir, en la ejecución de un plan
vela la existencia en su profundidad y que únicamente y se le quitaría a este trabajo toda su continuidad y has-
atravesando la crisis, es decir, decidiéndose, llega la exis- ta se haría imposible su ejecución al exigir en cada mo-
tencia a su auténtica esencia. mento una nueva decisión. Esta podría cambiarse enton-
Naturalmente no se puede negar de ningún modo el ces en cada momento, lo que conduciría finalmente a un
significado que tiene la crisis para lograr una existencia aventurerismo que, precisamente por la decisión que se

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debe tomar de nuevo cada momento, podría llegar a ser seguridad natural o donde impedimentos exteriores difi-
infiel. Frente a esto, el hombre tiene que tener la fuerza cultan el camino del desarrollo interior. La necesidad de
de construir su vida sobre el fundamento de una decisión la decisión se presenta siempre cuando se perturba la
tomada. Tal continuidad no puede realizarse desde el pun- relación armónica del hombre con su mundo circundan-
to de vista existencialista. te; toda decisión va dirigida a la eliminación de tal per-
2. La vida transcurre sin decisión mientras ella se des- turbación.
envuelve dentro del marco de determinados convencimien-
tos y costumbres portadores, sean éstos los que se for- 5. La huida a la decisión
ma el individuo en el transcurso de su vida o los que to-
ma él tácitamente del mun.do que le rodea. Estos deter- Es esencial para la conexión presente la siguiente di-
minan siempre su comportamiento frente a un caso nue- rección, algo distinta, que toma el planteamiento del pro-
vo que se les presenta. Por las costumbres y decisiones blema : no se trata solamente de que la vida puede pres-
existentes queda el hombre liberado de la necesidad de cindir, en ciertas posiciones, de una decisión sino, ade-
nuevas decisiones. Esto no es solamente posible cuando más, de que no se debe urgir siempre a la decisión y que
la vida transcurre ahistóricamente en vías eternamente la continua orientación en torno de ella obstruye la mi-
iguales sino también dentro del desarrollo histórico, rada para otras y más apremiantes necesidades de la vi-
siempre que éste se verifique sin rupturas, orgánicamen- da. El impaciente afán hacia la decisión que caracteriza
te, desde el interior hacia afuera, por así decirlo. a la vida actual es la consecuencia de un fenómeno de
3. Y sin decisiones transcurre por fin la vida que se descomposición sumamente grave que, por su parte, es-
consuma como necesidad interior en la manera de la ex- tá en estrecha relación con la conciencia existencial, ya
presión auténtica. Estas relaciones se las puede notar que él se funda en una confianza deficiente en las fuer-
muy bien en la obra artística, aunque ésta es también zas portadoras de la vida. El mismo afán impaciente por
sólo un ejemplo — tal vez el ejemplo más impresionan- la decisión es la consecuencia de un estado de perdición
te — de tal creación expresiva. 3 Cuando ésta surge de las sin esperanza.
profundidades de la vida anímica inconsciente lo hace, Pero nosotros hablamos aquí solamente de la así llama-
por así decirlo, con seguridad sonámbula, brotando de da vida sana, no amenazada. Frente a esto se podría con
una necesidad interna, y no requiere ninguna decisión, la razón llamar la atención sobre todo el estado de amena-
que presupone siempre un espacio de juego entre dos po- za, realmente crítico ahora, al que está expuesta nuestra
sibilidades distintas. El artista no se decide cuando es- existencia. Se muestra además que aun en la misma cri-
tá realmente dentro de una labor creativa. El se decide, sis y precisamente en ella el afán precipitado por la de-
cuanto más, en las situaciones especiales en las que tie- cisión es muy grave. Pues se observa que hasta en las po-
ne que optar entre dos planes diferentes, cuando, por siciones de una vida amenazada y perturbada no es siem-
ejemplo, abandona un trabajo empezado y regresa nue- pre posible lograr a la fuerza la solución liberadora me-
vamente a un bosquejo anterior. (Esto no quiere decir diante una clara decisión y que, muchas veces, se requie-
naturalmente que la creación artística se verifique total- re mayor fuerza para dejar pacientemente en suspenso
mente en el inconsciente, ella es compatible, más bien, con lo que no se puede decidir.
la plena conciencia en la elección de los medios, siempre Esto se advierte ya en la cuestión teórica de la visión
que sea dirigida en su última finalidad por una necesi- del mundo. Cunde hoy entre los hombres un afán inquie-
dad interna inconsciente.) Y así transcurre en general la to hacia una fijación definitiva en todas las cuestiones
vida, mientras ella se despliega por una necesidad inter- que afectan a las últimas convicciones y, muchas veces,
na oculta, sin precisar una decisión especial. Tal deci- la voluntad de la decisión toma la tarea de ocultar la de-
sión se hace necesaria en el punto en que se ha perdido la ficiente fundamentación objetiva. Se quiere la decisión

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cueste lo que cueste. El espíritu de una auténtica acti- del retorcimiento existencial y a cuyo análisis tenemos
tud científica exige, en cambio, el conocimiento de los pro- que entrar ahora.
blemas en toda su complicación y la reserva de todo jui-
cio, mientras no se hayan ganado las bases necesarias
para una decisión fundada, debiéndose dejar sin resolver 6. La virtud de la disponibilidad. Gabriel Marcel
lo que no puede resolverse. Esta manera reservada de la
ciencia ha sido atacada varias veces en los últimos años Gabriel Marcel, el representante del así llamado exis-
como signo de debilidad. Y, a pesar de todo, precisamen- tencialismo cristiano en Francia, ha introducido, gracias
te en esta respiración pausada y en esta gran paciencia a su capacidad de crear términos logrados, un concepto
radica aquella superioridad de la actitud científica que que obtiene en esta posición una importancia especial.
nosotros tenemos que volver a adquirir lentamente. Nos referimos al concepto disponibilité, "disponibilidad",
Pero también en la vida humana inmediata hay posi- es decir, al mantenerse abierto para las nuevas posibili-
ciones dolorosas que no se pueden forzar ni con toda la dades del futuro que nunca pueden ser previstas de ante-
voluntad de decisión. Pienso sobre todo en las apremian- mano. Esta disponibilidad es, por eso, el término opues-
tes experiencias de la última guerra, en las cuales sur- to exacto a la actitud resuelta que crece de la decisión
gió impresionantemente esta dificultad : en la indigen- tomada definitivamente. Esta actitud resuelta reúne to-
cia desesperada se añoraba una decisión clara, pero lo das las fuerzas del hombre como en una punta aguda con
terrible radicaba precisamente en que esta voluntad de la cual él se precipita contra el futuro. Ella se comprime
decisión tenía que actuar en el vacío, porque uno esta totalmente hacia tal tarea. Pero precisamente por cum-
ba entregado a un destino exterior que, torturante, se- plir esta tarea se cierra también ante las otras posibi-
guía una ruta que no se podía cambiar ni influir con to- lidades La actitud resuelta es necesariamente a la vez
da la fuerza de la decisión. No se podía hacer otra cosa encerramiento (Verschlossenheit). El hombre se ve ais-
que esperar. Se tenía hasta que reconocer que se consu- lado y fijado en una línea predeterminada. Si fuera la
mían sin ninguna utilidad las fuerzas para el cumpli- única determinante convertiría a la vida en un curso pre-
miento de las tareas del momento, mientras uno se ocu- calculable, planeado por el hombre y que, como tal, esta-
paba, trascendiendo al presente, con las decisiones del ría en su poder.
futuro. Tales decisiones en el futuro no se pueden domi- Esto es, empero, una presunción que, por su parte, no
nar anticipándolas y lo que se tiene que aprender es al- brota de una fuerza natural sino, al contrario, de la in-
go completamente distinto: es el arte de esperar con pa- seguridad. Es una huida de las exigencias incalculables
ciencia. de la vida y de ella surge, cuando se intenta convertir en
No hay ninguna duda de que esta capacidad para la una medida perenne la decisión tomada en un momento,
decisión clara es una alta virtud moral. Pero no es la úni- cierta tiesura que en general es característica de la ac-
ca virtud; su contrapeso es una virtud opuesta no menos titud existencialista. De ahí resulta la pregunta por la
importante aunque más difícil de realizar que la acti- posibilidad de evitar y superar tal tiesura, es decir, la
tud resuelta de la decisión tomada. Esta virtud es la se- pregunta por la posibilidad de un aflojamiento (Ents-
renidad, con la cual el hombre puede dejar que las cosas pannung) después de la exagerada tensión existencialis-
se le enfrenten, es el arte de poder esperar paciente- ta. Para esto se requiere aquella disponibilidad, aque-
mente sin tomar despóticamente decisiones apresuradas, lla actitud abierta a las exigencias de la vida, que en to-
es, hablando en general, la capacidad de establecerse, con do momento compelen al hombre en forma nueva e impre-
fe y lleno de confianza, en el momento actual. Con esto vista. Aquí se muestra lo incompleto que es el cuadro
se ha circunscrito una región de actitudes anímicas y que proyecta el hombre dirigido siempre por la voluntad
morales que son de gran importancia para la superación de decisión. Todo intento de confrontarse de antemano,

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con las posibilidades del futuro podrá tener en cuenta EL ANIMO CONSOLADO (DER GETROSTE MUT)
sólo a lo amenazante, pues únicamente lo malo se desta-
ca con anticipación. Todo lo que hace feliz y libera llega
inesperadamente al hombre, como un regalo. Es por eso
que se encubre desagradecidamente la visión de los la-
dos agradables de la vida cuando se tiende siempre úni-
camente a la actitud resulta para confrontarse con las
situaciones apremiantes. Y, por eso, hay que aprender a
estar abierto, suelto y sereno para el regalo del momento.
Esta es la gran virtud de la disponibilidad, para la que 1. La felicidad del estar-consolado (Getrostsein)
tenemos que adquirir lentamente la visión correcta. Fren-
te al orgullo existencialista que es, a veces, fanático, sig- La virtud de la disponibilidad contenía una doble deman-
nifica ella una actitud profundamente humilde y modes- da para el hombre que es decisiva para la superación del
ta. auto-aprisionamiento existencialista. Por otra parte, era
Pero la virtud de la disponibilidad contiene un segun- necesaria la superación del encerramiento subjetivo pa-
do lado que es significativo también para la presente dis- ra estar nuevamente dispuesto a las exigencias del mun-
cusión. Frente al auto-aprisionamiento subjetivo del exis- do exterior y, sobre todo, de los otros hombres. La otra
tencialismo que procede como si todo dependiera de él, demanda, íntimamente ligada con la anterior, era volver
se abre el hombre aquí a todo lo que le viene del mundo a lograr una relación portadora con el futuro, transcen-
externo, se abre, sobre todo, a las exigencias justifica- diendo al instante aislado. Pero cuando el hombre se ve
das de los otros hombres. Cuando el hombre está a dis- frente a estas demandas surge, a la vez — y esto es lo
posición significa que se ha librado de su aprisionamien- que hace tan difícil la relación —, la siguiente pregunta :
to autista y se halla libre nuevamente para sus tareas ¿hasta qué punto puede responder el hombre a estas de-
en el mundo. mandas ? ¿Está él en condiciones de hacerlo? Ya aquí
Marcel hace resaltar claramente este sentido de la se perfila que sólo lo podrá hacer mientras se encuentre
disponibilidad cuando dice: "No estar disponible quie- él mismo en una constitución interna determinada, con
re decir estar ocupado colsigáLnismo." 4 Frente a esto cuya ayuda conserva una confianza creyente en el futu-
dice de la disponibilidad: "Esta palabra no significa de ro y en el mundo actual que le rodea, a pesar de todos los
ningún modo un vacío, como cuando se habla de un 'es- ataques de la desesperación existencial. Esta constitu-
pacio disponible', sino designa más bien a la capacidad ción interna del hombre la designamos, en una primera
de entregarse a lo que se nos presenta y a ligarse por es- determinación, el ánimo consolado. Nuestra tarea será
ta entrega, o a la capacidad de transformar meras cir- investigar la esencia de esta constitución anímica con
cunstancias en ocasiones o en situaciones favorables ; es respecto a sus posibilidades.
decir, trabajar en su propio destino, imponiéndole el pro- Partimos de cierta interpretación poética — lo que
pio signo de reconocimiento." 5 Es claro que la disponi- siempre es muy fructífero — para que ella nos introduz-
bilidad en este sentido no es sencillamente una constitu- ca en la esencia del fenómeno. En una de las poesías más
ción anímica existente (o no existente) sino una virtud bellas del libro titulado Die heile Welt (El mundo sal-
adquirida penosamente y en la cual el hombre supera su vo), en la llamada Schlaflied (Canción de sueño), repite
auto-aprisionamiento natural. Bergengruen, al final de cada estrofa, la amonestación:
"Duerme ahora consolado." La última estrofa, por ejem-
plo, reza : "Nada está aún huérfano y nadie desterrado y
todo lo creado tiene medida y consistencia. La espiga Ile-

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va granos y la vid trae vino. Ahora duerme consolado. en que apoyarse, encuentra en sí mismo esta última fir-
Dios te arrulle." 1 Y también en otras partes aparece en meza que aun en la situación sin salida no puede ser des-
la poesía esta extraña palabra que es, a la vez, tan pecu- truida por ningún mundo circundante. Pues la firmeza
liarmente apaciguadora, la palabra "consolado". Esta pa- de esta actitud resuelta no depende de nada exterior, si-
labra nos viene como de otro mundo. ¿Tenemos todavía no solamente de la propia voluntad del hombre.
la conciencia para corresponder a esta amonestación y Pero precisamente porque la actitud resuelta depende
dormir consolados ? ¿Hace ya cuánto tiempo que en este únicamente del hombre se percibe, al mismo tiempo, el
nuestro mundo tan falto de consuelo se nos perdió tal rasgo de desesperación. Ya no se tiene ninguna confian-
sentimiento? ¿Sabemos acaso correctamente, nosotros, los za en alguna referencia de vida portadora y el hombre se
hombres acosados y angustiados, lo que quiere decir po- subleva contra este conocimiento en una obstinación im-
der estar consolado? potente. La actitud resuelta es así la última grandeza
El niño es para nosotros algo así como una posibilidad de un mundo que se volvió incrédulo. Y como el hombre
envidiable en la que presentimos lo que debe de signifi- tiene que hacer en ella un esfuerzo supremo, su actitud
car esta palabra. El niño entra consolado en su sueño, resuelta no debe adormecerse. El hombre necesita plena
cuando desaparecen los pesares del día, cuando, en un conciencia para mirar en cada momento directamente
sentimiento de amparo, puede cesar de atender vigilan- al peligro. Por esto tiene que realizar su vida, cada mo-
temente, sabiendo que hasta el día siguiente no ocurrirá mento de nuevo, en toda la agudeza de su actualidad.
nada malo. En este sentido retoma Bergengruen este Nunca podrá dejarse caer. Y, frente a esto, la esencia del
pensamiento, refiriéndolo al hombre adulto : "El mundo estar consolado consiste en lo siguiente: quien está con-
yace amparado en la red centelleante, en la antigua con- solado puede dejarse caer. No necesita vigilar siempre
sumación y en la antigua ley. En las profundidades cre- en tensión, pues está amparado.
cen metal y piedra. Ahora duerme consolado... " Conso-
lado está aquí el hombre en un sentido de amparo incon-
dicional. 3. La esencia del consuelo

2. Estar-consolado y estar-resuelto Tenemos que ocuparnos primeramente un poco del sen-


(Entschlossen-sein) tido idiomático de la palabra "consolado" (getrost). La
palabra getrost-sein, "estar-consolado", viene de Trost,
Así se ha señalado exactamente el punto de unión del "consuelo", de trdsten, "consolar". Se consuela a un hom-
problema que aparece aquí con el conexo general de nues- bre que está afligido, especialmente al que ha sufrido al-
tro planteamiento. Nuestro tiempo ha vivenciado el des- guna pérdida. Consolándolo se busca distanciarlo de su
amparo de la existencia con rudeza tan incomparable que desgracia. Sobre todo se lo consuela en el caso de muer-
parece que queda sólo la posibilidad que ha sido desarro- te de algún miembro de la familia. Se le expresa el pé-
llada por el existencialismo y que es no esquivar este same. El pensamiento del consuelo quiere convencer de
desamparo sino ponerse voluntariamente f renta a él, en alguna manera que lo sufrido no es tan grave como pa-
pleno conocimiento de su carácter amenazante. Esta po- rece en el primer momento, que en la vida humana suce-
sición culmina, como ya lo indicamos, en el ideal de la ac- den a veces semejantes cosas.
titud resuelta y del ataque incondicional. La actitud re- De ahí se entiende que los hombres finamente sensibles
suelta se muestra efectivamente como la última deses- rechazan en su dolor al consuelo como a un agravio; no
perada posibilidad de grandeza que le quedó todavía a quieren ser consolados. Quieren vivir totalmente, hasta
nuestro tiempo: allí donde desde afuera se quebró has- la última gota, lo extraordinariamente singular de su
ta el último apoyo, allí donde el hombre no tiene nada más pérdida. Por eso Rilke ha rechazado siempre en sus car-

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tas consolar a alguien en caso de muerte. "¡ Ay de los tiano. Esto significa: esta fuerza que al hombre consola-
que están consolados !" 2 escribe a este respecto, o usan- do le posibilita resistir a la amenaza ya no se la ve ni en
do otro giro: "Todo consuelo es turbio." 3 Con estas pa- todo su propio vigor ni en su función auxiliar. Al contra-
labras enuncia que el hombre en su consuelo cubre como rio: la amenaza intramundana continúa existiendo en to-
con niebla toda la gravedad de su destino, que se crea da su agudeza y se trata de un amparo de índole distinta,
sólo un "éter azul", que el consuelo, por tanto, surge ex- que no elimina la amenaza intramundana sino que la en-
clusivamente de la falta de veracidad interior, de aquello vuelve en otro plano. El consuelo, así se podrá decir aho-
que Sartre, en su inexorabilidad, ha llamado más tarde ra previamente, intenta siempre proporcionarle al hom-
la mauvaise foi. bre, a pesar de la amenaza en lo finito, la conciencia de
Goethe había expresado en su tiempo un pensamiento un amparo más profundo en lo infinito, por decirlo bre-
semejante con mayor decisión cuando (en un fragmento vemente. Y el hombre, sabiéndose en este amparo, a pesar
de la segunda parte del Fausto) dice: "Todo consuelo es de toda la amenaza intramundana, se encuentra consola-
mezquino y sólo la desesperación es un deber." 4 Ahí se do. En este sentido se siente amparado. Y por eso puede
presenta también el pensamiento de que el consuelo es aflojarse y dejarse caer. "Nunca caes del seno de la crea-
indigno del hombre porque le encubre solamente la falta ción", dice Bergengruen. Y justamente por eso el estar
de esperanza de su posición; que se debe exigir de él, más consolado es algo totalmente distinto de la actitud resuel-
bien, la desesperación como confesión sincera de su posi- ta desesperada.
ción carente de toda esperanza. La esencia de esta deses-
peración se precisa más en uno de los siguientes frag-
mentos inmediatos, en el que se expresa : "Una pérdida 4. Estar-consolado y estar-sereno (Gelassen-sein)
terrena es deplorable, una pérdida espiritual arrastra a
la desesperación." 4 Aquí se entiende claramente que El estar-consolado se aproxima al estar-sereno. 6 La
no se trata de cualquier posesión terrena (Mefistófeles serenidad es también un sentimiento de seguridad, que
habla de posesión en su réplica), sino de una posesión en ya no brota de una conciencia de vigor intramundana.
el plano espiritual, de lo que llamamos pérdida de confian- Es un resistir consciente de que hay en el hombre un
za. Y así llegamos al plano del planteamiento que nos ocu- profundo estrato del ser que no puede ser afectado ni por
pa actualmente. todos los golpes externos del destino. La serenidad es así
Pero esta concepción moderna muy difundida y, en es- una virtud que surgió de una base originariamente cris-
ta manera, muy justificada desconoce la esencia origi- tiana y que, por tanto, es solamente posible en un fon-
nal y mucho más profunda del consuelo. Según el testi- do religioso. Y, no obstante, el estar-consolado es algo dis-
monio de los diccionarios 5 la palabra Trost, "consuelo", tinto y no sencillamente igual al estar sereno. Es algo
significa originariamente lo mismo que Zuversicht, "se- más. Y precisamente porque estas dos virtudes, por su
gui idad" y Verttauen, "confianza". Se dice, por ejemplo, origen cristiano, están tan próximas, el conocimiento de
que uno se fía (traut) de alguien. Y ya en este conexo se- la serenidad permitirá hacer resaltar al estar-consolado
ría consuelo algo distinto de una ilusión que encubre la más claramente en su propia esencia.
amenaza ; sería, más bien, la conciencia de una fuerza La serenidad se acerca más a la actitud resuelta tal co-
que posibilita al hombre para resistir esta amenaza, pro- mo la conocimos en la posición existencialista, a pesar
venga esta fuerza de él mismo o del exterior. de que, por otra parte, se diferencia esencialmente de ella.
La palabra consuelo se ha impuesto dentro del mundo Sereno está el hombre en la manera en que deja que lle-
cristiano condicionando el ulterior desarrollo de su sig- guen a él los inesperados golpes del destino, sin perder
nificado, que se debe tomar también en cuenta cuando se por eso su tranquilidad. Sereno permanece el hombre al
utiliza la palabra consuelo en un sentido general y no cris- aceptar los golpes del destino. Con serenidad los mira

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antes del cambio más pequeño de las circunstancias. Ella
cara a cara. Por eso es que la serenidad está siempre aten-
no debe adormecerse nunca, como dijimos antes.
ta, tiene la conciencia despierta que caracteriza también
Y ahí radica la diferencia decisiva. Consolado está el
a la actitud resuelta. De ahí que uno no puede, por ejem-
hombre —y precisamente en la forma más pura— cuan-
plo, adormecerse en la serenidad, lo que puede muy bien
suceder en el consuelo. Esto significa a la vez: sereno es- do después de haber realizado con la mejor voluntad lo
que está en su poder deja que las cosas sigan su curso,
tá el hombre siempre frente al mal que penetra en él y
el apoyo que le proporciona esta serenidad no significa en pleno convencimiento de que su acción es acogida por
una limitación de la amenaza intramundana. un mundo portador y de que él, después de haber reali-
Estar-consolado significa ya algo más. Consolado está zado lo suyo, puede dejar que las cosas sigan su camino.
el hombre en el convencimiento de que la amenaza intra- Estar-consolado es, por eso, la relación que, trascen-
mundana no se le presenta en forma absolutamente des- diendo al presente que por lo menos en parte está en el
tructiva. El que está consolado tiene la confianza de que poder del hombre, se refiere al futuro que, por princi-
también dentro de este mundo — que es en el fondo un pio, se sustrae del poder humano.
Estar - consolado es especialmente una confianza en el
mundo salvo — crecen fuerzas que lo cogerán cuando es-
futuro y se refiere, por sí mismo, a la esperanza autén-
té en peligro de hundirse y que lo sostendrán. A dife-
rencia del concepto analizado comparativamente se per- tica.
En este sentido el hombre puede esperar consolado el
cibe en seguida: el hombre espera sereno un desarrollo
desarrollo ulterior. El puede dejar transcurrir las cosas.
cuando está dispuesto a resistir en cada instante a la exi-
Y puede ahora por fin cerrar los ojos y dormirse en un
gencia que se le presenta. Consolado, empero, puede es-
sentimiento de tranquilidad. En este sentido expresa la
perarlo — o para expresarlo mejor en una pequeña varia-
ción idiomática: consolado puede enfrentársele — cuan- poesía de la cual partimos: "Tú te has esforzado y tú te
do tiene confianza en las fuerzas que crecen en él, cuan- has afligido. ¿Qué es lo que te ha herido? ¿Qué es lo que
do está convencido de que el desarrollo de los sucesos fue- has adquirido? Las angustias, las acciones, ya no son tu-
ra de él tiene que encauzar al fin hacia lo bueno, inde- yas. Ahora duerme consolado ..."
pendientemente de lo que él mismo pueda hacer con su "Consolado" debe estar por consiguiente el hombre por-
propio esfuerzo. Consolado está el hombre cuando se que sus angustias y acciones, sus afanes y sus esfuerzos
asienta sobre el terreno de una creencia abarcadora en el pasaron a un ser objetivo que está ahora frente a él co-
ser, que está convencida de que detrás de toda amenaza mo algo ajeno que ya no depende de él. Esto significa, a
hay un ser salvador y salvo que en su ser-salvo llega a la vez, en general : consolado está el hombre porque el
salvar. mundo no se le presenta como algo extrañamente amena-
Consolado está entonces el hombre especialmente en su zante, al que tiene que contraponer la punta de su acti-
propia acción. Esto es lo que se destaca en la compara- tud resuelta sino, al mismo tiempo, también como algo
amparante que le proporciona apoyo y a cuyo cuidado pue-
ción con la actitud resuelta desesperada. Y desde aquí se
de él dejar el éxito o fracaso de sus esfuerzos.
muestra el camino para salir de la posición desesperada
de la actitud resuelta. Sereno está el hombre no en la ac-
ción sino en el sufrimiento, más exactamente, en el so-
portar. Pero decidido y resuelto está él en la acción y la 5. La diferencia frente a la seguridad ingenua
actitud resuelta señala así la última cumbre que el hom-
bre puede escalar por su propia fuerza. Si la actitud re- No obstante, el estar-consolado no es sencillamente un
suelta fuera realmente lo más alto que el hombre puede sentimiento ingenuo de seguridad. Es ya significativo
alcanzar, exigiría ella su restablecimiento en cada instan- que el hombre puede estar consolado sólo en posiciones
te y por propia fuerza, examinándola siempre de nuevo adversas, que necesita el consuelo únicamente en éstas.

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El estado anímico del consuelo no es en el hombre un re- bre el hombre sin haber sido provocado por él mismo, se
galo de su predisposición natural. Lo logra en un im- podrá experimentar como gracia auténtica exclusivamen-
pulso, en un esfuerzo propio, en un movimiento contra te dentro del marco de la fe cristiana y que fuera de ella
la inclinación natural de entregarse a la angustia y a la pierde todo sentido conciso. La poesía de Bergengruen, a
desesperación. En la actitud anímica del consuelo se ele- la que aludimos arriba, parece hablar en este sentido,
va el hombre a un plano superior. Y en este sentido el pues el verso final completo, que se repite con regulari-
estar consolado es una virtud, una alta virtud. Pero es dad y que para simplificarlo lo acortamos, dice: "Ahora
una virtud muy peculiar y de un tipo que encontraremos duerme consolado. Que Dios te arrulle." En él se hace re-
siempre de nuevo en el trabajo ulterior. Se diferencia de ferencia, por tanto, expresamente a la fuente divina de
lo que usualmente se llama virtud porque no está sólo en este consuelo.
el poder del hombre, porque no puede ser forjada por el Con todo, esta objeción no es justificada. Este estar
propio esfuerzo del hombre (y mucho menos comprendida consolado, esta confianza en un último amparo en medio
como feliz predisposición natural otorgada sencillamen- de toda desgracia presupone, por cierto, una creencia que
te al hombre), porque en ella tiene que venirle al hombre como tal nunca se adquiere por la fuerza y cae siempre
algo del exterior, que le es regalado como una gracia que sobre el hombre como una gracia ; pero esta creencia mis-
él no puede lograr por la fuerza. 7 Esta es precisamente- ma no necesita tomar una forma especificamente religio-
la extraña paradoja inherente a la virtud del estar-conso- sa ni mucho menos especificamente cristiana. Existe pri-
lado (y también a otras virtudes similares) : en ella se mariamente una forma natural de creencia — desde el
exige del hombre algo que no depende exclusivamente punto de vista cristiano se diría: "una preforma de la
de él. Ahí está la dificultad. creencia sobrenatural" 8—, una forma que, de acuerdo
Sin embargo, parece que en este lugar, es decir, en la con el sentido de las observaciones de la introducción, po-
tarea de recuperar un tal ánimo consolado, se perfila el dríamos denominar la creencia en el ser, en el sentido más
camino que salva las dificultades del existencialismo. To- amplio, la que es independiente de los contenidos especia-
das las indigencias y las dificultades instaron al hombre les de la religión cristiana y por tanto no los presupone.
a la desesperación y ni la actitud resuelta como tal pudo Rilke, por ejemplo, podría valer en la última fase de su
sacarlo de sus desesperada soledad. Si él quiere supe- vida (después de la terminación de las Elegías de Dui-
rar esta soledad y lograr una referencia portadora con el no) como la personificación de tal creencia en el ser, li-
mundo y con la vida, sólo podrá hacerlo pisando sobre el bre de los supuestos cristianos. Esta creencia en el ser
suelo de tal posición vital consolada. Por eso es que to- pertenece a la región de las consideraciones filosóficas y
do depende de que consiga, a pesar de todas las angus- no sólo como un estado vivenciable empíricamente, que
tias asediantes, la realización de tal ánimo consolado. Pe- formaría el fondo de su análisis, sino más allá de esto y
ro la dificultad es tan grande precisamente porque este a la vez como única constitución del ser en la que el hom-
ánimo consolado no puede lograrse por la fuerza sino. úni- bre puede superar la soledad de su existencia retornan-
camente cuando llega como una gracia y entonces tan só- do a una referencia positiva hacia el mundo y la vida.
lo se lo podrá coger resueltamente y afirmar contra toda En este sentido, el esfuerzo por la actitud anímica con-
impugnación. solada es una buena parte del trabajo constructivo diri-
Contra esta observación se podrá objetar que el ánimo gido a la superación del existencialismo. En un plano su-
consolado, expuesto aquí como una virtud difícil de con- perior a toda actitud resuelta obstinada está la actitud
quistar, es un concepto cristiano característico que como anímica suelta, sobre la que la poesía mencionada dice:
tal se sustrae necesariamente de un tratamiento filosófi- "La concha vetusta te envuelve suave. Conviértete así
co. Se dirá que la "gracia" que se mencionó aquí, aunque en umbela, pájaro y niño. Regresaste y ya no estás solo.
sólo parabólicamente para señalar un estado que cae so- Ahora duerme consolado. Que Dios te arrulle."

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6. El doble aspecto de la vida humana mer ejemplo permaneció en la región humana moral, va
el segundo más allá, a la región del crecimiento orgánico
Se atribuyen a Lutero las siguientes palabras: "Y y, por tanto, más allá de lo que depende de la mano del
aun sabiendo que mañana perecerá el mundo tendría el hombre, al vasto campo de los sucesos de la naturaleza.
deseo de plantar hoy mi manzano y de pagar mis deu- Plantar mi manzano significa que en mi acción debo pla-
das." Esta expresión, en su forma convincente especial- near el día de hoy para todo el futuro y que mi vida logra
mente sencilla, es muy apropiada para aclarar finalmente su plenitud, también en el sentido existencial, solamente
la peculiar bipolaridad en la que habita la virtud del es- en esta referencia al futuro, sin la cual caería en aque-
tar consolado. "Y aun sabiendo que mañana perecerá el llas formas del aventurerismo de las que hicimos men-
mundo", ésta es la expresión del estado existencial hu- ción. Para poder hacer esto, empero, tengo que tener
mano expuesto a la amenaza. Cada instante tenemos que confianza en el futuro, confianza en las fuerzas de un
contar con la irrupción de la destrucción, que acabará mundo en su fondo salvo. Y en tal sentido es este enun-
violentamente con todos nuestros empeños, sea esta irrup- ciado la expresión de esa confianza en un orden del mun-
ción la muerte de cada uno o una catástrofe histórica de do, que es lleno de sentido.
vasta medida que nos coja a todos (lo que hoy se nos pre- Pero esta confianza se diferencia a su vez de una con-
senta tan amenazadoramente). ¿En qué forma se com- fianza ingenua, infantil o tardía irreflexiva porque se man-
porta el hombre frente a esta amenaza? La respuesta que tiene aún frente a la posibilidad de que "mañana el mun-
da Lutero va en doble dirección. Una de ellas señala: do perezca". Por eso no debe separarse esta posibilidad
"tendría el deseo de pagar hoy mis deudas", pues ma- de la nombrada primeramente. Tan sólo en su completa
ñana podría ser muy tarde. Este es, aunque tomado in- unidad contienen ambas juntas la expresión de esta es-
tencionalmente de un ejemplo sencillo, el lado existencial tructura doble de la vida y de la actitud moral correspon-
de la respuesta. Enuncia que el hombre amenazado cons- diente. Si se quisiera resumirlas en una fórmula breve se
tantemente por el fin no debe hacer depender jamás la tendría que decir que el hombre debe construir su vida
plenitud de su vida de un tiempo futuro (que tal vez bajo esta doble posibilidad: como si mañana acabara to-
nunca alcanzará), sino que debe comprimir toda la fuer- do y también como si pudiera disponer de su futuro. 9
za de su existencia en el instante presente, de manera que Considerapmtcdunaesop-
éste tenga su sentido en sí mismo y no necesite de nin- sibilidades se obtiene una visión deformada. Pero la
guna consecución temporal. Este es el lado que llevó a la bipolaridad de ambos puntos de vista, tomada en su uni-
virtud existencial de la actitud resuelta. Pero importan- dad indestructible, caracteriza a aquella actitud de vida
te es ahora la complementación por el lado opuesto: "ten- que hemos denominado el "ánimo consolado", y es esto lo
dría el deseo de plantar hoy mismo mi manzano." Esto que se expresa clásicamente en las palabras que se atri-
significa: aunque tengo que contar con que mañana una buyen a Lutero.
catástrofe aniquile violentamente mi plan, destruiría y
excavaría finalmente mi existencia mirar siempre sola-
mente esta posibilidad.
De ahí vienen luego las formas del retorcimiento exis-
tencial, de las que hablamos; tenemos que contar, por eso,
al mismo tiempo con la otra posibilidad — y no sólo teó-
ricamente sino construyendo a la vez nuestra vida sobre
ella —, a saber, que la vida continúa, nuestra propia vida
y la vida en general. Para ello se ha elegido el bello ejem-
plo del manzano que se debe plantar. Mientras que el pri-

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IY. LA PACIENCIA (GEDULD) del hombre con su trabajo. De otra manera actúa luego
en la relación con los otros hombres y ahí está, sobre to-
do, la gran virtud del pedagogo. Sin paciencia inagota-
ble no es posible en última instancia ninguna educación.
La paciencia se refiere además a la relación con los su- "—
frimientos y dolores de la vida, que se deben sobrellevar
con paciencia. Uno se cerciora muy bien de la esencia
de esta virtud registrando primeramente las diferentes
formas, una por una, para unir luego lo logrado en un
1. La multiplicidad de formas marco abarcador. Como en los diferentes ejemplos ante-
riores se mostrará aquí también que desde un punto es-
Muy semejantes son los aspectos que presenta la pacien- pecial de partida se obtiene un acceso a la comprensión
cia, que en el transcurso de las reflexiones preparatorias del hombre en total. Cada virtud se presenta encerrada
apareció ya varias veces como una virtud inadquirible en en conexiones mucho más generales de la vida humana.
el terreno de la actitud existencialista y decisivamente Su análisis hace descubrir por eso un nuevo acceso a la
importante para la superación del existencialismo. La fal- comprensión de la vida humana, que sería difícil de ad-
ta de paciencia era, sobre todo, la que impulsaba al hom- quirir en el mismo modo mediante otros fenómenos. Em-
bre a la actitud resuelta exagerada. La incapacidad de pezamos con lo más simple.
tener paciencia es, en general, uno de los daños más gran-
des de la moderna existencia civilizada. Las facultades de
la paciencia y de la espera tranquila podrán contribuir, 2. La paciencia en el trabajo.
por eso, a sacar al hombre de este retorcimiento y a po- Apresuramiento e impaciencia
sibilitarle una existencia abierta para las tareas y los do-
nes del mundo. La comprensión correcta de la paciencia La paciencia parece encontrarse primeramente en el
es, por esto, un elemento importante en la construcción ámbito de las virtudes económicas. Junto con la aplicación
de este nuevo fundamento. y la parsimonia, con el amor al orden y a la limpieza y
A primera vista parece raro atribuir a la paciencia un con las demás virtudes pertenecientes a este ámbito, la
significado tan extenso. Tal como se la toma comúnmen- necesita el hombre en la vida profesional, sobre todo en
te es la paciencia una virtud sencilla, ordenable entre los la artesanía. Por otra parte, la paciencia conduce más
estados espirituales apocados y, en toda caso, incompa- allá de la existencia económica, resultando par fin que
tible con la grandeza y el esplendor de la vida heroica. está radicada en el campo religioso.
Nuevamente hay que tratar de proceder con lentitud en .74 El hombre necesita paciencia en su trabajo. El hombre
el análisis, acercándose poco a poco desde los fenómenos la "ejercita" en sus ocupaciones. La paciencia está ínti-
superficiales, que se encuentran primeramente, a la esen- mamente ligada a la aplicación. Pero es algo distinto de
cia más profunda, aun corriendo el peligro de perder de la perseverancia (Ausdauer), que el hombre debe poseer
vista por algún tiempo la meta inmediata. también en el trabajo. Ambas virtudes están íntimamen-
Al hacer esto hay que considerar que la virtud de la te vinculadas entre sí. Marchan en una continuidad uni-
paciencia es múltiple en su esencia. Conduce a muy dife- forme, a diferencia de lo brusco y caprichoso. Pero la
rentes direcciones y toma las más variadas configura- perseverancia va más hacia la manera en la que el hom-
ciones, en las cuales se destaca cada vez claramente un bre aplica sus propias fuerzas. Perseverante es el hombre
lado muy significativo de su esencia. La virtud de la pa- en la tenaz persistencia de su esfuerzo. En la perseveran-
ciencia cumple su función primeramente en la relación cia supera al cansancio apremiante. Por eso ella es nece-

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saria sobre todo en los difíciles trabajos corporales. Pa- tamente. De esta manera castiga el héroe de Auch ei-
ciencia es, en cambio, otra cosa. Aquí el hombre no está ner a las cosas reacias, destruyéndolas; él pisotea, por
dirigido a sí mismo sino a un objeto. Paciente es en la ma- ejemplo, las gafas que se le ocultaron. La falta de pacien-
nera como soporta los obstáculos y dificultades que vie- cia conduce, por tanto, a reacciones de "corto circuito"
nen del exterior, como se acomoda, por ejemplo, a las irre- que se destruyen a sí mismas. Enojo e impaciencia son
gularidades de un material. En este entregarse tiene la actitudes hermanas.
paciencia algo peculiarmente pasivo. El apresuramiento es además una característica gene-
Hay ciertas ocupaciones y trabajos manuales que re- ral de nuestra existencia moderna, especialmente de la
quieren paciencia en un grado especial. Son las ocupacio- existencia en las grandes ciudades. Lo que se destaca ahí
nes más finas y no las labores corporales torpes y pesa- con el nombre de "nerviosidad" como un daño cultural
das. Enhebrar una aguja, los trabajos de la mecánica f i- es, en parte esencial, la 1517c—
licla- de la paciencia y tal vez
na o de la relojería requieren, por ejemplo, paciencia. Es- se pueda caracterizar en general a nuestro tiempo por
tos trabajos requieren un pulso proporcionado y tranqui- la pérdida de la paciencia. Esto conduce a la pregunta
lo. En ellos hay que darse tiempo, aunque se presenten di- filosófico-antropológica general por el significado de la
ficultades y parezca que no se adelanta debidamente. Pues paciencia para la salud corporal y moral de la existencia
el ritmo de trabajo no puede apresurarse arbitrariamen- humana.
te. Con apresuramiento o impaciencia no se logra nada El apresuramiento es una cosa distinta de la mera la-
y se llega más bien a destruir por un pequeño error el boriosidad. La laboriosidad consiste en un constante e in-
resultado de todo el trabajo penoso ya realizado. tranquilo estar aguijoneado ; ella está siempre en movi-
Partiendo de sus actitudes opuestas se llega a conocer miento apurado. Apresuramiento es algo aún más espe-
muy bien la esencia de la paciencia. Los polos opuestos cial. El movimiento apresurado puede ser reconocido ya
a la paciencia son el apresuramiento y la impaciencia. exteriormente como tal. Es un movimiento rápido, que
El hombre se pone impaciente en su trabajo cuando no tiene prisa. Un movimiento lento y medido no podrá ser
puede esperar el resultado, cuando trata de terminar lo jamás apresurado. Con respecto al estado interior signi-
antes posible. Y esto quiere decir que él acrecienta en for- fica esto que un hombre equilibrado yseteno 'no puede
ma indebida el ritmo de su trabajo en perjuicio del esme- moyetseapresua i Admente. Pero también cuando el hom-
ro. El se apresura. Y las .10 gas se vengan luego de una bre expresa en su comportamiento solemnidad y digni-
manera típica — que Vischer llama en su grandioso Auch dad no puede mostrarse apresurado, pues esto destruiría
einer (También uno) la perfidia del objeto — por ese tra- aquella impresión. Pero, a la inversa, no todo movimien-
tamiento inadecuado. Tanto menos se someten a una to rápido es necesariamente apresurado. Son más bien ras-
conformación cuanto más urge el hombre a una rápida gos muy bien determinados y fenomenológicamente iden-
finalización. Este es en general el mecanismo peculiar tificables los que caracterizan a un movimiento apresu-
que típicamente reaparece siempre de nuevo: cuando el rado como tal. Al movimiento apresurado le falta la con-
hombre yerra su meta por un procedimento apresurado veniencia interior y la fluidez de un movimiento perfec-
quiere recobrar el tiempo perdido y responde a la tardan- cionado; él es angular y dislocado, toma un impulso apu-
za con un segundo movimiento, más apresurado todavía, rado y se pierde luego. Es descuidado y excitado. Pero,
que, como tal, obtiene menos éxito. El apresuramiento con todo, un movimiento descuidado no es obligatoria-
tiene por tanto la tendencia a crecer cada vez más hasta mente un movimiento apresurado. Un movimiento es des-
que finalmente él mismo se vuelca. Al hombre se le "rom- cuidado por falta de concentración. El apresurado, en
pe" finalmente el "hilo de la paciencia" y el alma ator- cambio, no es absolutamente desconcentrado. Apresurado
mentada se libera en el enojo. Arroja, por ejemplo, contra es el hombre, como ya lo vimos, cuando pasa por encima
la pared el trabajo comenzado, aniquilándolo así comple- de la dificultad presente y se adelanta con prisa, cuando

62 63
quiere conseguir su resultado en un tiempo más corto que vo", según se sobreestime o subestime (en el enjuicia-
el que sería posible mediante un trabajo de perito. Ahí miento comparativo) el período de tiempo pasado de
se advierte que el apresuramiento — también a la inver- acuerdo con la propia constitución emocional, sino, más
sa de la paciencia— tiene de manera muy especial, re- bien, en el sentido en que (al desear) se quiere saltar por
lación con el tiempo. El apresurado está en el transcurso encima del período de tiempo que separa.
del tiempo siempre delante de sí mismo. No tiene tiempo Ahora se aclara la relación entre apresuramiento e im-
para permanecer tranquilo en el presente porque a él le paciencia. Apresurado es el hombre en su propia acción:
urge salir del presente para precipitarse en el futuro. impaciente, en cambio, en la espera. En el primer caso
Esto se puede corroborar partiendo del otro lado, de la se precipita impulsado por sí mismo al futuro; en el se-
impaciencia. La impaciencia es algo semejante al apre- gundo, en cambio, trata precisamente de atraer, por de-
suramiento pero, por otra parte, muy característicamente cirlo así, hacia sí el futuro. En ambos casos se trata de
diferente de él. Aclararemos esto muy bien por medio de una perturbación en la relación con el tiempo, una vez
algunas observaciones orientadoras. Son sobre todo los partiendo desde el lado activo, la otra, desde el pasivo,
niños los que fácilmente se muestran impacientes cuan- en la cual el hombre quiere saltar por encima del curso
do esperan un alegre acontecimiento próximo, por ejem- natural del tiempo, tratando de acelerarlo. El fenómeno
plo, antes de la fiesta de Navidad. Se puede decir que inverso, en el que el hombre quiere retardar el trans-
tiemblan de impaciencia. Quisieran saltar por encima del curso del tiempo y postergar un acontecimiento venide-
tiempo intermedio porque el tiempo les parece transcurrir ro, parece que no se concentra en un sentimiento corres-
muy lentamente en relación con sus ansias. Tratan, par pondiente — en una "sobre-paciencia", por decirlo así —,
eso, de acortar el tiempo contando los días, y el calenda- y cabría pensar en la indiferencia completa con que deja
rio de adviento, por ejemplo, llega a ser el medio que para pasar el tiempo.
ellos hace visible el transcurso del tiempo. Se presenta Desde ahí se destaca positivamente, con respecto a la
aquí una impaciencia febril. paciencia, que ella consiste en una concordancia entre el
La impaciencia es, por consecuencia, una manera del ritmo deseado para el transcurso del tiempo y el trans-
esperar. La constitución de la temporalidad interna en el curso objetivo del mismo. En esta concordancia con la
esperar todavía no puede ser analizada aquí con deten- realidad es la paciencia una virtud. Cabe sólo la pregunta
ción. En todo caso, al esperar se comporta el hombre de si ella se puede adquirir sencillamente por esfuerzo de
de acuerdo con un suceso futuro que se puede prever con la voluntad y esto nos obliga a analizar más ampliamen-
cierta seguridad. En su espera el hombre trasciende el te las condiciones necesarias para esta concordancia.
presente y se acomoda al suceso futuro, deseándolo ya co-
mo algo presente. Pero al esperar puede comportarse él
de dos maneras. Puede esperar, por una parte, tranquilo, 3. La paciencia con el prójimo
dejando que el tiempo siga su curso y no intranquilizán-
dose por retardos que se presenten o, por otra parte, ca. Se tiene paciencia sobre todo en la relación con el pró-
reciendo de esta tranquilidad. Y es entonces cuando se jimo. Tener paciencia quiere decir aquí: dejar que él se
pone impaciente. Impaciencia significa entonces que el tome todo el tiempo que requiera. Se escucha por ejemplo
hombre quiere acelerar el transcurso del tiempo, aunque con paciencia cuando alguien cuenta lenta y extendida-
éste es independiente de toda influencia humana. Y así mente. Esto significa que upo so acomoda al ritmo del
se presenta aquí, en forma similar al apresuramiento, una relator, se lo acepta sin contradicción, atendiendo ente-
dislocación entre el curso objetivo del tiempo y el propio aniente a lo que el otro dice. El impaciente, en cambio,
comportamiento frente a él, y esto no en el sentido en que se adelanta siempre y quiere tener el resultado antes de
se suele diferenciar entre tiempo "objetivo" y "subjeti- que el relator haya llegado a él. Esto ocurre especialmen-
.-

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te cuando el impaciente quiere saber algo determinado y supone a la suavidad sin que ésta presuponga obligato-
el que habla se pierde en divagaciones. El impaciente cor- riamente a aquélla.
ta la narración y trata de acelerar su curso mediante su La suavidad del comportamiento se une luego con la
intervención. El está siempre en el peligro de que se cor- precaución en el trato. Esta precaución es una especie
te la comunicación y que el interrumpido, que fue apar- de cuidado que quiere apartar del prójimo (o de una co-
tado de su propio orden, se calle ofendido. sa) todo daño venidero. Trata de apartar la lesión, crean-
Paciencia recibe así, a la vez, el segundo sentido de in- do de esta manera para el individuo (o cosa) el espacio
dulgente (nachsichtig) y condescendiente( nachgielrig). Se propicio para su propio desarrollo. Realiza esto, empe-
tiene paciencia, por ejemplo, con el deudor moroso cuan- ro, siempre en forma indirecta, tratando de alejar los da-
do no paga su deuda a tiempo. Se tiene paciencia con ños, mientras que la paciencia se dirige siempre direc-
el prójimo cuando él no puede cumplir todavía el rendi- tamente a estas posibilidades de desarrollo.
miento que se le exige, esperando siempre, empero, que La relación con la indulgencia es la más difícil. Ya en
lo cumplirá en una fecha posterior. La pregunta del Nue- la pregunta ¿cuántas veces se debe perdonar al hermano?
vo Testamento, ¿cuántas veces se debe perdonar al her- cabe la duda de si se trata en ella de indulgencia o pa-
rnano? se encuentra plenamente en esta conexión. Dios ciencia. La diferencia se podría determinar, tal vez, ob-
mismo es "paciente y de gran bondad"; paciencia y bon- servando que la indulgencia se refiere a un hecho pasa-
dad están en estrecha dependencia. El bondadoso es a do que, como hecho, está concluido. Un hecho que se pro-
la vez, necesariamente, paciente. dujo sencillamente así y no de otra manera. Y como se
La paciencia como virtud del trato entre los hombres debe perdonar al hombre, la indulgencia es un tal no-to-
se roza aquí con la suavidad (Sanftheit), la precaución mar-en-cuenta la falta. Hay en ella una conciencia algo
(Behutsamkeit) y la indulgencia (Nachsicht), y es de es- resignada de la debilidad humana. No se espera algo me-
perar que nos acercaremos más a su esencia destacán- jor ni para tiempos futuros. La paciencia, al contrario,
dola de los fenómenos similares. La suctvidad es tal vez la no se comporta con los sucesos concluidos del pasado; la
más fácil de determinar. La suavidad es contraria a la paciencia se refiere, más bien, al hecho de que el próji-
violencia. Suave (sanft) es un concepto muy significati- mo todavía no ha llegado a lo que se esperó de él, a que
vo en Stifter. Suave indica lo mismo que despacio, conti- él, por tanto, se ha quedado en su desarrollo detrás de las
nuo, sin dureza excesiva, pero, a la vez, con una vehe- esperanzas puestas en él. Se trata aquí de la relación en-
mencia irresistible. Stifter habla en el conocido lugar del tre el curso objetivo del desarrollo y la espera subjetiva.
prólogo de las Bunte Steine (Piedras polícromas) de la Lo que con anterioridad se designó vagamente transcurso
"ley suave". 3 Pero habla seguramente en sentido figu- del tiempo se determina ahora de modo más concreto como
rado cuando atribuye un carácter "suave" al imperio de el transcurso temporal de un desarrollo que se dirige ha-
las leyes naturales. Suave, en el sentido auténtico, puede cia adelante.
ser únicamente un hombre en el trato con otro hombre. Con esto empieza a dibujarse una condición importan-
Es suave cuando no se deja sobrellevar por la ira, cuan- te de la paciencia. La paciencia es, a diferencia de la me-
do carece en sus afectos de la dureza evitable, cuando es ra indulgencia que perdona, una paciencia auténtica
blando y precavido. Suavidad significa no sólo una ma- cuando ha conservado la fe en que la meta todavía no pue-
nera del comportamiento sino, más aún, una constitu- de ser lograda. Esta relación llena de confianza en el fu-
ción de la intención. En la relación con el prójimo la sua- turo vincula a la paciencia en una forma inmediata (que
vidad se abre completamente en el presente sin tomar en se analizará) con la esperanza. Sólo donde hay esperan-
cuenta al pasado o al futuro, es decir, sin propio carác- za es posible encontrar la paciencia y perdiéndose la es-
ter temporal. Por eso se diferencia de la paciencia, que- peranza se pierde también, necesariamente, la posibilidad
lanza su mirada al pasado y al futuro. La paciencia pre- interna de la paciencia.

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4. La paciencia del pedagogo cer detrás de él por negligencia. Hay que seguir más bien
al ritmo del desarrollo. El postulado de la concordancia
La paciencia es por eso, muy especialmente, la .34rtud entre el deseo subjetivo y el transcurso objetivo del tiem-
del pedagogo. El tiene aue tener siempre paciencia y más
po proporciona aquí la medida correcta. Y en cuanto a es-
pacielcia eon sus niños. No debe ponerse impaciente cuan-
to la paciencia se presenta en el sentido aristotélico co-
do los niños no alcanzan a cumplir lo que él exige, pues
mo la virtud de la medida justa entre dejadez y apresu-
la impaciencia puede arruinar aquí todo. Tiene que sa-
ramiento.
ber esperar. No debe intentar apresurar artificialmente
La condición indispensable de la paciencia es, empero,
el desarrollo, sino tiene que esperar que éste, por sí mis-
también aquí la relación llena de confianza con la reali-
mo, llegue a su madurez.
dad, es decir, con las fuerzas portadoras del crecimiento,
Aquí empero cabe una pregunta que se presentaba ya
es, en una palabra, la fe en el niño. Sin esta fe no hay po-
al hablar de la paciencia con el prójimo : ¿no es acaso tal
sibilidad de paciencia; donde ella falta le resta al pedago-
paciencia un signo de debilidad o, lo que sería peor, de
go sólo la elección entre apresuramiento por un lado o
indiferencia mortal? ¿No postula acaso esta pacien-
mera indiferencia y debilidad por el otro.
cia que no se exija absolutamente nada del alumno, per-
diéndose así toda la dureza necesaria en el proceso edu-
cativo? Así se puede entender la paciencia con el prójimo 5. Paciencia como relación con la vida en general
como debilidad, lo que realmente ocurre varias veces. El
que tiene paciencia, se dice, es el que no se defiende, el
La paciencia marca además la relación con la vida en
que aguanta todo. "Ovejas pacientes — dice el refrán—
general, especialmente con el lado penoso y doloroso de
entran a montones en un corral", pues ellas se dejan apre- la vida. Se puede observar ya idiomáticamente que Geduld,
tar sin presentar ninguna resistencia a la violencia. El
"paciencia", y dulden, "soportar", pertenecen a una mis-
hombre paciente no se atreve, por debilidad, ni a soste-
ma familia, aunque según los datos de los diccionarios 5
ner exigencias justificadas.
el actual verbo dulden, "soportar", deriva de la palabra
La contestación surge de lo que se remarcó anteriormen- más antigua Geduld, "paciencia", la que, a su vez, se re-
te sobre la relación entre paciencia y tiempo. Es por el fería a un verbo correspondiente más antiguo todavía.
renunciamiento a su propia voluntad como el hombre pa- Paciencia es así la capacidad de soportar (dulden). Sig-
ciente se acomoda al orden objetivo. Este se muestra aquí nifica de esta manera aguantar cosas desagradables en
en la configuración de un crecimiento orgánico que se des- general. En este sentido (para citar un ejemplo cual-
arrolla según leyes propias y posibilita la comparación quiera) la explica Comenius en su Orbis pictus como una
de la paciencia del pedagogo con la del jardinero. Sobre de las virtudes básicas: "La paciencia soporta las desgra-
todo en la pedagogía del romanticismo se han expresado cias y las injusticias, humilde como una oveja, como si
tales pensamientos. Fróbel se expresa de esta manera al fueran un azote paternal de Dios. Entretanto se fija en
principio de su Menschenerziehung (Educación del hom- el ancla de la esperanza (como un barco que flota en el
bre): "A las plantas y animales, a las plantas jóvenes y mar), suplica a Dios con lágrimas y espera, después de
a los animales jóvenes les damos tiempo y espacio, sabien- la lluvia, el resplandor del sol, soportando lo malo, espe-
do que entonces se desarrollarán y crecerán bien de acuer- rando lo mejor. El impaciente, al contrario, grita, se
do con las leyes que actúan en cada uno de ellos." 4 El pe- queja, está iracundo contra sí mismo, ladra como un pe-
dagogo paciente da tiempo al desarrollo del alumno y se
rro, sin lograr nada con eso. Por fin se desespera y se
da, a la vez, él mismo tiempo. vuelve un suicida: trata de vengar la injusticia con la
Pero esta paciencia no es debilidad, pues así como no ira." 6
se puede acelerar el desarrollo, tampoco se debe permane- Junto a esta aceptación de las adversidades e injusti-
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cias, que se efectúa en el presente, aparece un segun- rrenal y ultraterrenal se hace visible en manera óptima.
do rasgo, a saber, la referencia al futuro, de acuerdo con No obstante, no es necesario entenderla en un sentido es-
los significados anteriores. Paciencia quiere decir : po- pecificamente cristiano cuando nos referimos a su fondo
der esperar hasta que pasen los sufrimientos. Tiene que religioso. La confianza presupone siempre, por cierto,
acreditarse en este sentido sobre todo en una enferme- que detrás de todas las apremiantes y decepcionantes
dad, especialmente en el tiempo de la convalecencia. So- experiencias de la vida hay un fondo de seguridad que
portar el sufrimiento con paciencia no quiere decir sen- surgirá en el futuro suprimiendo los sufrimientos. Pero
cillamente aceptarlo sin resistencia y resignarse a él; este futuro no debe entenderse necesariamente como al-
comprende, más bien, la referencia a un futuro mejor. go ultraterreno y el fondo portador puede ser visto, a la
Quiere decir esperar hasta que por sí mismas las cosas to- vez, en este mismo mundo, en el sentido de una "piedad
men el giro hacia lo bueno, prescindiendo de la interven- mundana" (Weltfrommigkeit). Sobre esta base se erige la
ción humana. La paciencia presupone entonces siempre posibilidad de una paciencia auténtica. Pero también ella
la confianza en el futuro, y nuevamente topamos con la sería una virtud religiosa, porque presupone, en cualquier
relación re'éljn'-7oe paciencia y esperanza, que ya fue forma, una esperanza que no podría demostrarse racio-
subrayada expresamente en las palabras citadas de Co- nalmente ni refutarse por ninguna decepción.
menius. Solamente en una determinada constitución de Esta relación estrecha entre paciencia y esperanza se
su existencia podrá el hombre ser paciente, solamente allí corroborará también por el lado opue,sto. Quien no con-
donde él se siente portado por un abarcador sentido del fíe de alguna manera en un fondo portador del ser será
ser. El hombre paciente puede esperar y dejar que las co- incapaz de tener paciencia. Caerá, cuanto más, en una in-
sas sigan su curso porque confía en el desarrollo ulte- diferencia mortal, pero ésta no es precisamente, como ya
rior. La paciencia presupone, por tanto, siempre una re- lo vimos, la paciencia ni debe confundirse con ella.
lación creyente con el fondo portante del ser, sea éste Cuando todo el enfurecimiento obstinado se muestra sin
de la conformación que se auiera. La paciencia, en su úl- sentido queda como cúspide de la impaciencia única-
timo fondo., es una virtud religiosa y la comprensión ilu- mente la desesperación total y su conclusión lógica: la
minativa, que la identificó con la mera perseverancia en negación de la vida en general. Así estaba expresado cla-
el trabajo, no penetró hasta su propia médula. ramente en las frases anteriormente citadas de Comenius:
"Por fin se desespera y se vuelve un suicida." Es por es-
to que al sentimiento existencial de vida de nuestros días,
6. La posición histórica que ha brotado desde un fondo de angustia y desespera-
ción, le tiene que ser extraña la comprensión de la pacien-
Históricamente considerada la paciencia pertenece, in- cia. El existencialista no puede confiar en el futuro por-
dudablemente, al recinto de las virtudes cristianas. Los que carece del fondo portador de la esperanza. En su im-
griegos no la conocían todavía; por lo menos ella no ocu- paciencia no tiene la respiración calmada como para es-
pa ningún lugar en el amplio catálogo de virtudes que re- perar tranquilamente, sino que tiene que intentar el for-
copiló Aristóteles. 7 Sólo cuando en sentido cristiano se zamiento apresurado de su decisión, comprimiendo todo
comprendió que el sufrimiento pertenece esencialmen- en el instante presente. Es por eso que la virtud supre-
te a la vida humana y se interpretó la vida desde el pun- ma del existencialismo es la actitud resuelta.
to de vista de esta debilidad pudo desarrollarse una com- Es así como la paciencia, en cuanto actitud de vida, es
prensión más profunda de esta virtud. En las indigencias el fondo de toda paciencia singular en el trabajo o con el
de la actual existencia humana, que parecen no tener so- prójimo. El objeto en el cual tiene ella que confirmarse
lución, toma ella su fuerza de la esperanza en un más allá ya no es entonces cierto obstáculo, cierta aflicción y cier-
mejor y en esta su doble referencia a una existencia te- ta decepción, sino la desesperación objetivamente inde-

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terminable que surge de la falta de toda confianza en las V. LA ESPERANZA
fuerzas portadoras de este o del otro mundo. Por esto pu-
do Tomás de Aquino determinar a la paciencia partiendo
de su posición opuesta a la tristeza y definirla de la si-
guiente manera : "La paciencia es una virtud por la cual
se conserva lo bueno de la razón contra la tristeza cuan-
do ésta no se basa en la razón misma." 8 Contra la tris-
teza sin fondo tiene pues que afirmarse la paciencia en
un esfuerzo que debe ser siempre renovado. 1. Primera orientación en el círculo
De ahí resulta que la paciencia no es un rasgo natu- de testimonios poéticos
ral del carácter que el hombre encontraría en sí sencilla-
mente como un hecho; pues toda paciencia descansa en Detrás del ánimo consolado de la acción y detrás de la
una confianza, en un futuro que no se puede demostrar paciencia de la espera ya topamos varias veces, en el trans-
ni con todos los medios del entendimiento calculante, y curso de nuestros pensamientos, con la esperanza, sin ha-
tal confianza exige, como toda creencia genuina, el ata- ber tenido hasta ahora la oportunidad de dedicarnos más
que valeroso de la persona, el cual tiene que sostenerse a ella. Parecía que en la esperanza habíamos alcanzado
siempre de nuevo contra la tentación de la debilidad. En una base más profunda que permitiría recién la correc-
este sentido acentúa Tomás de Aquino expresamente: ta comprensión de aquellos otros fenómenos. De ello na-
"La paciencia está siempre unida con la valentía, así co- ció la suposición de que se había tocado ahí el centro más
mo una virtud secundaria con la fundamental." (Obr. íntimo del hombre. Ahora es tiempo de convertir en el ob-
cit. art. 4.) jeto mismo de la investigación lo que hasta ahora fue so-
Esto nos lleva al carácter decisivo de virtud propio de lamente rozado de vez en cuando.
la paciencia: aunque es una virtud ejemplar, no puede En la esperanza se repiten y profundizan las dificul-
ser producida únicamente por el esfuerzo humano inten- tades que se nos presentaron hasta ahora en las otras
cionado. Porque su condición, la esperanza, no depende virtudes, desde las cuales se espera poder salir del exis-
sólo de la voluntad humana, presupone también la pa- tencialismo. La esperanza parece ser también una ilusión
ciencia — en forma similar a lo desarrollado anterior- engañadora y el dejarse llevar por ella parece indicar,
mente sobre la virtud del estar consolado — no únicamen- por eso, una actitud carente de veracidad interior en la
te el honrado empeño humano sino también algo distinto cual el hombre cubre la visión de las amenazas, de cuyo
que le está dado al hombre como una gracia. claro conocimiento surgió el existencialismo.
Ahora se podrá determinar, por fin, un último rasgo
de esta virtud. La pasividad que se expresa en ella y que a) La esperanza como fuerza activante y reprimente
acentuamos en la introducción es, por sí misma, la expre- de la vida.
sión de un empeño superior que no resalta hacia afuera.
Así habló Goethe cierta vez en una conversación sobre Nos acercamos en forma óptima a la comprensión de
las virtudes que "consisten en un sufrir, en la paciencia" : la esperanza partiendo primeramente de los enunciados
"Allí donde están, parecen consistir sólo en la ausencia que encontramos sobre ella en los testimonios históri-
de fuerza y actividad y son la fuerza suprema dirigida ha- cos. Plügge advierte 1 que hasta el momento los filósofos
cia adentro... " 9 Desde aquí se determina con la mayor se han dedicado muy poco a la esperanza y él ve los moti-
claridad lo que diferencia a la verdadera paciencia de la vos de esta reserva en la peculiar imposibilidad de apre-
mera debilidad e indiferencia. hender este fenómeno. Es difícil ordenarlo en las clasifica-
ciones psicológicas usuales. Muy ricos son, empero, los
.

72 73
testimonios de los poetas. También los usos proverbiales pore (La esperanza) —concebida en forma muy significa-
del idioma contribuyen con algunas indicaciones. Si se tiva, que será aplicada más detalladamente en lo que si-
trata de analizar la comprensión de la esperanza, expresa- gue, como la hija de Prometeo que con sus pensamientos
da ahí, se observará que ella se muestra en primer lugar se anticipa al futuro y se contrapone así a su hermana
como una fuerza anniga que activa, la vida y que estimu- gemela, Epimelia (La preocupación) --- dice de sí misma
la las fuerzas del hombre, capacitándolo para lograr ren- a la multitud que la escucha con curiosidad: "Nunca po-
dimientos que de otra manera no alcanzaría. Ella lo con- dré rehusaros lo que queréis y deseáis y de mí, la buena
suela y le proporciona un nuevo ánimo cuando el dolor niña, no oiréis nada más que sí." 6 La esperanza prome-
amenaza con someterlo. Así se proclama en Fidelio a la te al hombre, por lo tanto, el cumplimiento incluso de los
esperanza como "la estrella de los cansados". Así habla deseos más absurdos, y unas líneas antes se recalca ex-
Goethe de la "noble incitadora, consoladora esperanza",2 presamente: "es muy digno de mí prometer lo imposi-
poniéndola en íntima relación con las fuerzas de la fan- ble."
tasía. Y Hólderlin la menciona en el mismo sentido: "¡ Oh
esperanza, amable bondadosamente activa. Tú, que no b) La in'terpreta,ción idealista de Schiller.
desprecias la casa de los dolientes !" 3 El consolar y
gerar las fuerzas son las dos obras que al unísono se Mientras que arriba se entendió a la esperanza como
hacen resaltar en la esperanza. En forma conceptual en- la fuerza engañadora pero amiga, se revela en Schiller
contramos la misma comprensión claramente trazada por más fuertemente la impotencia de la esperanza y la ne-
los filántropos. Salzmann dice, por ejemplo: "La ami- cesidad de la decepción que irrumpe en el hombre. En es-
ga bienhechora de los abandonados y tristes es la esperan- te sentido se lee en la "Novia de Mesina" : "Qué son es-
za", 4 y resume el resultado de una narración instructi- peranzas, qué son proyectos aue construye el hombre,
va con las palabras : "La esperanza... exaltó nuevamen- el fugaz hijo de la hora, sobre fondo engañador." 7
te su alma y lo habilitó en seguida para actuar con fuerza Pero a pesar de este su carácter engañador parece, por
regenerada en bien de sus prójimos." Más ampliamente otra parte, que la esperanza, precisamente de acuerdo
concebida se muestra su función en Hoffmann von Fal- con Schiller, pertenece necesariamente al hombre. Ya en
lersleben, cuando él dice en cierto lugar, en forma gene- la "Novia de Mesina", es decir, en inmediata cercanía de
ral: "Sólo en la esperanza descansa la bella vida." 5 To- los versos que acabamos de citar, se lee: "El hombre
da la belleza de la vida parece estar íntimamente unida tiene que temer, esperar y cuidar algo para la mañana si-
con la fuerza de la esperanza. guiente, para aue soporte el peso de la existencia y la
Pero junto a éstas hay voces distintas y graves que monotonía cansadora de los días." Aquí se capta la es-
van en contra de esta valoración positiva de la esperan- peranza —junto con el temor y el cuidado— como medio
za. Un refrán muy difundido reza: "Esperar y perseve- de diversión para apartarse del aburrimiento.
rar han hecho más de un loco." Se opina así que la espe- Puede ser que estas palabras, puestas expresamente en
ranza engaña al hombre con vanas ficciones, impidiéndo- la boca del coro como representante de la masa, señalen
le la visión realista de los hechos de la vida y convirtién- un punto de vista algo superficial contra el cual se podría
dolo en un soñador que fracasa en las tareas reales de la mencionar con razón la lucha de Pascal contra todos los
vida. Los vínculos estrechos entre la esperanza y la fan- medios de diversión. Reaparece en todo caso en una for-
tasía adquieren una interpretación negativa: son sola- ma mucho más profunda en la instructiva poesía "La
mente imaginaciones vacías que el hombre quiere justa- esperanza": la esperanza acompaña al hombre por toda
mente retener como posibilidades verificables. su vida. Parece ser, por cierto, primeramente una acti-
En sentido similar, pero más amigable, regresa el mis- tud de vida juvenil, porque la juventud tiene todavía to-
mo pensamiento en el fragmento de Pandora, donde El- da la vida delante de sí, pero de pronto se muestra que

74 75
ella no desaparece en la edad adulta, donde las posibili- tarla en la vida; aunque él tropiece en todas partes po-
dades de su cumplimiento se aminoran siempre. En este drá hacer esfuerzos por lograr la virtud divina." u La
sentido dice Schiller del hombre: "Pues cuando el hom- asonancia verbal permite determinar más exactamente
bre termina en la tumba su cansada carrera, ya en la el pasaje arriba mencionado con la ayuda de este segun-
tumba planta él la esperanza." 9 Es inconfundible cierto do pasaje: lo que habla allí la voz interior es la razón
rasgo pesimista en este enunciado. "El mundo envejece moral en el hombre, cuya validez (en el sentido de la ética
y vuelve a rejuvenecer, pero el hombre espera siempre kantiana del deber) es independiente de la realización ex-
un mejoramiento." Esto significa: mientras que en la terior. Esto indica sobre la esperanza que es efectivamen-
realidad todo se mueve en un círculo eternamente igual, te una alucinación hueca esperar un mejoramiento de la
el hombre no puede renunciar a la esperanza en un cam- situación que venga desde afuera y le sea regalado al
bio fundamental de su situación, aunque la experiencia hombre. Pero esto no atañe al hecho de que en el hombre
debería haberle enseñado ya hace tiempo algo más co- mismo hay una fuerza moral con cuya ayuda pueden ele-
rrecto. A pesar de todas las experiencias él no aprende varse él y sus circunstancias a un plano superior, y aun
nada. Una cosa semejante expresa seguramente el re- cuando se le malogreel éxito exterior el valor de tal afán
frán al decir: "Mientras hay vida hay esperanza." quedará intacto. Muy próxima a esta posición kantiana
Con toda amargura suena ahí, aunque todavía algo oscu- vemos la afirmación existencialista del ataque sin condi-
ra, la profunda concepción de que la esperanza es, de al- ciones. La esperanza se refiere aquí a la imposibilidad de
guna manera, inseparable de la esencia más íntima del destruir la voluntad moral del hombre, que es indepen-
hombre, de manera que con la pérdida de la esperanza se diente de todo cumplimiento objetivo. Después de lo ex-
hace imposible la vida misma. Por eso es totalmente en- puesto hasta ahora tenemos que negar que con lo dicho
tendible que la concepción pesimista que se vislumbró no se muestre una esperanza auténtica. Queda por tanto,
es la última palabra de Schiller, y que él, a pesar de todo, a pesar de Schiller, inconclusa la pregunta por la posibi-
llega a tomar una posición vigorosamente afirmativa de lidad de una esperanza verdadera que sea más que una
la esperanza. Por eso dicen los versos que siguen: "No "alucinación hueca, aduladora".
es una alucinación vacía, aduladora, engendrada en ce-
rebro de loco... Y lo que habla la voz interior no enga-
ña al alma esperanzada." La esperanza dice, según Schi- 2. La felicidad en la falta de esperanza
ller, la verdad; es pues todo menos engañadora. Si la cues- (una tesis de Hofmannsthal)
tión es realmente así cabe preguntarse cómo se puede
conciliar esta nueva afirmación de una verdad en la es- a) La afirmación de Hofmannsthal.
peranza con las experiencias mencionadas arriba y com-
probadas varias veces en su carácter engañador y seduc- Con el objeto de ingresar en un análisis más profun-
tor. Esta es la pregunta verdaderamente decisiva en rela- do después de esta visión orientadora recurrimos nue-
ción con las presentes investigaciones. vamente a las palabras de un poeta. En un corto frag-
Antes de intentar acercarnos a una contestación eche- mento dialogado de Hugo Hofmannsthal conversan dos
mos primeramente una mirada a la solución sugerida por bailarinas sobre el país fabuloso del que les ha hablado
Schiller. En el lugar mencionado (allí donde cortamos un marinero. Este fragmento lleva el título "Temor", a
la frase) continúa él: "En el corazón se anuncia en voz secas, 12 pues el temor es el objeto alrededor del cual gi-
alta: hemos nacido para algo mejor." Aquí encontramos ra la conversación. Es necesario considerar preliminar-
la típica solución idealista. Y de manera semejante lo ex- mente que en este temor se trata de un temor a secas, de
presa otra poesía (compuesta en el mismo año) : "Y la vir- un temor sin ningún objeto determinado, es decir, de aque-
tud, ella no es un sonido vacío, el hombre puede ejerci- llo a lo que en la filosofía moderna de la existencia se

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acostumbra denominar angustia (Angst), apoyándose en hombre que es necesario una reflexión intensa para com-
la terminología de Kierkegaard y Heidegger. Pero hay prender lo que el poeta habrá querido expresar.
que cuidarse siempre de no transcribir estas agudizacio- Lo primero que menciona la primera parte del diá-
nes comunes de la filosofía a otras regiones del idioma, logo, que el temor tortura al hombre y le impide ser feliz,
especialmente a la región poética. De esta manera, vamos concuerda con la concepción usual y nadie se admiraría
a identificar aquí temor (Furcht) y angustia (Angst), si el fragmento terminara con las palabras : esto es...
comprendiendo al temor como a algo que pertenece esen- ser feliz sin temor. El temor parece ser, en efecto, algo
cialmente al hombre. que daña y dificulta a la vida. Intranquiliza al hombre
En este sentido se lee: "Tú abandonas tu ropaje... ¿Po- por la espera de un mal inminente. Pero este mal no
drías liberarte alguna vez sólo por dos horas de todo el tiene necesariamente que ocurrir y si no ocurre el hom-
temor?" En el fondo de esta pregunta se destaca un país bre ha tenido en vano, es decir, se autoimpidió el goce
fabuloso donde los hombres viven sin temar, donde ellos, de la vida actual por temores turbios. Pero, aunque ocu-
por lo menos en ciertos instantes de fiesta, pueden so- rriera este mal, el temor sólo desconcierta al hombre y
breponerse al temor. "Ellos no tienen temor", así se lee le impide realizar lo necesario para defenderse contra la
aquí, "de bailar a la intemperie una danza bajo los árbo- amenaza. En este sentido se expresan claramente los filán-
les sagrados." Se presentan aquí dos determinaciones tropos, proclámando una sabiduría de la vida lograda
esenciales, aunque enunciadas sólo incidentalmente: el por la Iluminación. Salzmann, al que nos permitimos
campo sagrado en el que esto ocurre y la danza como for- nombrar nuevamente para aclarar esta concepción, dice,
ma de existencia en la que el hombre logra sobreponerse por ejemplo : "El temor es una cosa grave. Cuando se po-
al temor. Pero dejemos previamente a un lado este conjun- ne fuerte en un hombre le imposibilita ver y oír correc-
to de pensamientos así como la siguiente cuestión: has- tamente ; a él le parece que todo lo malo que presiente es-
ta qué punto se puede apoyar el cuadro dibujado aquí con tá realmente presente. Entonces cree ser incapaz de eva-
medios poéticos sobre los resultados de una etnología em- dirse de este mal, no se esfuerza en lo más mínimo por
pírica, es decir, hasta qué punto se ha dibujado aquí salvarse y de esta manera puede llegar realmente a ser
con corrección una existencia primitiva. Antes hay muy infeliz." 13 Mucho más difícil de entender es, em-
otra cosa, relacionada precisamente con el planteamiento pero, que la esperanza sea un impedimento para la felici-
directriz actual que nos interesa. Es la frase con la cual dad del hombre. Aun cuando se hizo resaltar el carácter
termina el fragmento : "Como un carbón ardiente arderá engañador de la esperanza, en el fondo nadie dudó que
esto en mí... que hay en alguna parte tal isla donde bai- ofrece satisfacción al hombre y por eso lo hace feliz. Ca-
lan y son felices sin el incentivo de la esperanza. Pues es- be entonces preguntarse qué es lo que Hofmannsthal que-
to es... esto es todo... ser feliz sin esperanza." ría expresar.
Es esta frase curiosa. Aquí ya no se habla, como al prin-
cipio del diálogo, del temor, sino de la esperanza. La es- b) La felicidad de Sísifo. Camus.
peranza se ha posesionado del lugar que ocupaba antes el
temor y ahora se percibe a la esperanza en la misma fun- Se podría pensar aquí inmediatamente en Camus, pues
ción: como un incentivo que estimula dolorosamente al parece que él, en su Mito de Sísifo," es en efecto de la
hombre a marchar hacia adelante. Feliz es el hombre só- opinión de que el hombre puede ser feliz careciendo ab-
lo cuando vive sin esperanza. Esto quiere decir, por con- solutamente de toda esperanza. El "héroe absurdo" que
secuencia, que el hombre debe renunciar a la esperanza él describe en una imagen muy impresionante es la encar-
o, más estrictamente tal vez, que él es verdaderamente nación pura del hombre existencial y, en su punto extremo,
feliz tan sólo en un estado carente de esperanza. Esta es muy apropiado para aclarar en un caso ejemplar el pro-
una frase rara. Es una tal bofetada al sentido común del blema del hombre existencial. La orientación sobre la ba-

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se de este caso ejemplar concuerda muy bien con el sen- licidad lograda por tal acción, va Camus mucho más allá,
tido de nuestro planteamiento del problema. Las palabras enseñando primeramente que el éxito no se toma en cuen-
con las que concluye este mito: "Hay que tener a Sísifo ta en la valoración y que el fracaso es seguro, y hablan-
por feliz", indican en un sentido acentuado la felicidad do luego no sólo de un deber — que en caso necesario se
en la situación carente de esperanza. cumpliría de mala gana — sino más bien de la exigen-
Camus parte del pensamiento de que "no hay castigo cia de que el hombre debe ser feliz en el esfuerzo recono-
más terrible que un trabajo en vano y falto de esperan- cido como inútil. Es sin duda correcto que toda actividad
za". Por eso los dioses habían condenado al reacio de Sí- como tal, "la lucha por la cumbre", llena al hombre de
sifo a semejante castigo (conocido por la mitología an- una satisfacción que no puede ser eliminada ni por un
tigua). Lo terrible de este castigo se ve en el hecho de fracaso. Pero, por otra parte, sólo se podrá hablar con
que Sísifo está totalmente consciente de lo inútil que es5 sentido de una "lucha" cuando por lo menos existe cier-
su esfuerzo. "Cual sería, en efecto, su sufrimiento si en ta perspectiva de éxito y tan sólo esta perspectiva, sea
cada paso lo sostuviera la esperanza en el éxito." Queda lo exigua que sea, hace de la lucha una lucha auténtica.
expresado así claramente el problema de Sísifo: es la fal- Con la falta absoluta de esperanza deja de existir la po-
ta de esperanza en sus empeños; es, en general, el proble- sibilidad interior del esfuerzo. Queda únicamente la obs-
ma de la falta de esperanza; Sísifo no puede ni siquiera tinación, que en el lugar citado se expresa como despre-
renunciar a su trabajo inútil y resignarse, sino que tiene cio del destino. Esto significa, empero, que en la falta
que renovar siempre la energía de su esfuerzo a pesar de de esperanza de un •esfuerzo vano no es posible ninguna
la falta de toda esperanza. felicidad. La afirmación de Camus es, por lo tanto, ab-
No obstante, Camus afirma que Sísifo es feliz en éste, surda en cuanto se vea en ella algo más que un postula-
su esfuerzo sin esperanza. El argumento con el que fun- do moral. La frase de Hofmannsthal no se puede inter-
damente esta afirmación, sorprendente a primera vista, pretar en esta dirección.
es — en forma similar a lo que afirma Kierkegaard so-
bre la desesperación — que en la afirmación activa de e) La concepción estoica. El paralelismo de temor y es-
la falta de esperanza, aprehendida con claridad, yace a peranza.
la vez su superación. "La visión clara que debería cons-
tituir su tormento corona su victoria. No hay ningún des- Ahora hay que recordar que esta frase de Hofmanns-
tino que no se pueda superar en el desprecio." Esto indi- thal está en una conexión determinada que todavía no
ca que el esfuerzo como tal, hasta el esfuerzo sin espe- hemos considerado, a saber, en una estrecha unión con
ranza, llena al hombre de una satisfacción imposible de el temor. Existe evidentemente, entonces, una estrecha
ser aniquilada por ningún fracaso externo. Y así llega relación entre temor y esperanza, y sólo partiendo de esta
Camus a la conclusión decisiva: "La lucha por la cum-1 relación se podrá entender la frase citada.
bre basta. Hay que tener a Sísifo por feliz." Esta es la La estrecha unión de temor y esperanza es una vieja
posición que corresponde a la ética kantiana, según la afirmación de la filosofía, un pensamiento estoico anti-
cual el valor moral de una acción es independiente del éxi- quísimo que brotó del postulado de la ataraxia, de la im-
to exterior de ésta. Esto va totalmente en el sentido del perturbabilidad anímica, y que tuvo influencia en la his-
postulado de Sartre: "Lo que vale es únicamente el ata- toria moderna del pensamiento debido a la recepción de los
que absoluto." 15 Mientras que en Kant y correspondien- pensamientos estoicos en la teoría de los afectos de los
temente en Sartre se trata de la valoración de una ac- siglos XVII y XVIII. Temor y esperanza aparecen aqui
ción desde el punto de vista moral, por tanto, indepen- juntos, de una manera aue reaparece siempre típicamen-
dientemente de lo que logran los hombres con tal acción, te, como dos formas diferentes de una intranquilidad por
es decir, sin interesar la cuestión de la felicidad o infe- el futuro.

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Sin pretender entrar detenidamente en la historia de el afecto que conmueve más profundamente al hombre,
esta tradición tomamos como ejemplo especialmente apro- para el amor, y por eso admite Spinoza las palabras del
piado la definición de Spinoza que nos ayudará a aclarar poeta : "Quien ama tiene que tener esperanza y temor a
esta concepción. Spinoza determina ambos movimientos la vez." 17
anímicos de la siguiente manera: "Esperanza es una Se expone así, en una terminología filosófica severa,
alegría inconstante, nacida de la idea de una cosa futura una determinada comprensión de la esperanza que empe-
o pasada sobre cuyo resultado estamos, en cierto modo, zó a perfilarse en las observaciones preparatorias. Entre-
en duda" 16, y, correspondientemente: "Temor es una garse a la esperanza es necedad. Como va unida con ella
tristeza inconstante, nacida de la idea de una cosa pa- una zozobra por el futuro y, por consecuencia, una exci-
sada o futura de cuyo resultado estamos de algún modo tación perturbadora del alma, el sabio tiene que reprimir
en duda." 16 Ambos son comprendidos en esta conexión la esperanza. Enmarcadas en esta vieja tradición estoica
como afectos estorbantes de la vida humana y la tarea se encuentran las palabras de Goethe en el Fausto, que
principal consiste en elevarse sobre ellos por la fuerza a primera vista son muy sorprendentes, pues denominan
de la razón, logrando la calma pura en la tranquilidad del al temor y a la esperanza "dos de los más grandes enemi-
alma. gos del hombre" 18 que deben ser "encadenados" por la
El paralelismo de ambos afectos, que llegó hasta la ex- sagacidad para volverlos inofensivos.
presión textual, radica en el modo en el que ambos se Pero la concepción estoica delineada es falsa. Si se pu-
dirigen al futuro. diera verificar en toda su pureza conduciría a 'la elimina-
(La mención de cosas pasadas en las definiciones no ción misma de la vida humana. Un hombre que no tiene
significa ninguna delimitación, pues indica que hay co- ni esperanza ni temor vive sin participar de nada, sólo en
sas ocurridas en el pasado cuyo resultado no conocemos y el mero presente, no cumple más la tensa referencia al
cuyo conocimiento nos está reservado para el futuro.) futuro de la cual la vida, como existencia finita, extrae
Anotamos ya en este lugar que con eso se ha hecho natu- su fuerza. Para quien ha olvidado el temor y la esperan-
ralmente una determinada presuposición, y es que en za ha caducado la vida.
los diferentes temples anímicos alegres y tristes existe Es por esto que si dirigimos nuestra atención a Goe-
una forma de temporalidad igual en su estructura pero the no podemos creer que el pasaje mencionado sea su
diferente en su contenido. Declaramos ya aquí cierta du- verdadera opinión, ya debido a que ella se encuentra en el
da y contamos con la posibilidad de que el modo por el "baile de máscaras", en todo el nexo de un saber alegóri-
cual el futuro está dado como futuro tiene un aspecto di- co y erudito. Queremos recordar que el canto de Klárchen
ferente en el temor y en la esperanza. es totalmente distinto : "Estar llena de alegría y llena de
Nos atenemos primeramente al pensamiento de Spi- sufrimiento, estar llena de pensamientos, ansiar y temer
noza. Lo común en ambos casos es la inseguridad del re- en un pesar fluctuante."19 Aquí también se resume en
sultado. Suprimiendo la duda se transforma — según la "ansiar y temer" la doble relación con el f uturo, pero
concepción de esta teoría al temor en desesperación y mientras Spinoza considera esto en el sentido estoico co-
a la esperanza en seguridad. mo un estado infeliz en el que el hombre es arrojado in-
De esta inseguridad resulta que ambos afectos están tranquilamente de un lado al otro entre la esperanza y
neeesariam,ente unidos, es decir, que según esta teoría el temor, se afirma aquí con regocijo el estado en cues-
no puede haber un temor sin esperanza ni una esperanza tión y se expresa vigorosamente: "Feliz es solamente el
sin temor, pues mientras no haya certeza sobre el resulta- alma que ama." Aquí se afirma la vida en sus lados ale-
do quedará cierta esperanza en todo temor y en cada es- gres y dolorosos en plena oposición a la imperturbabili-
peranza cierto temor de que no se realice el cumplimien- dad estoica.
to que parece tan probable. Esto vale especialmente para La incompatiblidad de la felicidad con la esperanza,

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que sostiene Hofmannsthal, parece resultar de su posi- como tal sino sólo como condición para lograr un fin: el
ción dentro de la teoría estoica, que postula que el hom- estado carente de temor.
bre para evitar el temor tiene que privarse de la esperan-
za y renunciar, por tanto, a toda referencia al futuro. Lo d) La plenitud festiva.
mismo parece señalar la denominación "estímulo" que se
dio a la esperanza, el cual insta al hombre a seguir ade- Pero, ¿puede comprenderse realmente a Hugo von Hof-
lante. En la misma dirección va encaminado el lugar del mannsthal en este sentido? Quiere alcanzar él verdade-
fragmento en el que se relaciona al temor con el deseo, ramente semejante calma del espíritu? En el fondo está
pues deseo y esperanza van unidos por vínculos estrechos. la convicción de que el hombre sólo puede ser feliz sepa-
En la conversación de las bailarinas se lee que a las pala- rándose del mundo. Este ideal estoico significa que el
bras de una de ellas : "Yo no tengo temor cuando bailo", hombre, en la posición de espectador, se desata de la vida
contesta la otra: "Entonces tienes deseos y deseos son te- y ya en esta vida se desprende del mundo. Hemos mencio-
mor. Todo tu bailar no es otra cosa que desear y preten- nado ya ligeramente que Goethe pensaba de manera muy
der. Saltas continuamente: ¿huyes de ti misma?" distinta cuando quería aceptar y vivir hasta su fin "to-
Esto estará situado, en parte, en la dirección mencio- das las alegrías, las infinitas, y todos los dolores, los in-
nada: con el desear (lo mismo que con el esperar) está finitos, completamente". 2° Pero seguramente no se com-
dado a la vez el peligro del no-cumplimiento; en cuanto prendería bien a Hofmannsthal partiendo del ideal es-
a esto, concordaría con la teoría spinoziana. Pero enton- toico de la vida, pues entonces no se podría entender una
ces sería el temor una consecuencia del deseo. Spinoza circunstancia esencial que hasta ahora se dejó de lado
no ha afirmado, empero, la identidad de temor y deseo en muy artificiosamente: que el estado feliz y lleno de es-
el sentido de "deseos son temor". Y es así que la concep- peranza .debe ser experimentado en la danza festiva.
ción de Hofmannsthal tendría que entenderse en el senti- Fiesta y danza quieren indicar algo distinto. Designan
do inverso sugerido por el psicoanálisis moderno: que a un estado anímico que es, por cierto, muy opuesto a la
los deseos son sólo temores disfrazados, que el hombre, conciencia estoica. Danza y fiesta designan a un estado
en consecuencia, huye de los temores para refugiarse en de vida de plenitud y felicidad y se puede decir sobre es-
los deseos. Y realmente se decía: "Saltas continuamen- te estado que el hombre en él renuncia a la esperanza. Se
te: ¿huyes de ti misma?" Ateniéndose más enérgica- tiene que entender esto en un sentido muy distinto: no
mente a esta interpretación prosigue el texto: "El (te- como si en ese estado el hombre renunciara a la esperan-
mor) no muestra siempre sus escuálidos brazos de pan- za porque ésta es inalcanzable (lo que sucede en el caso
tera. Viste una máscara y cambia su voz : entonces se lla- de Camus) o porque su cumplimiento trae consigo temo-
ma esperanza." Con esto se designa claramente a la es- res (como había indicado Spinoza), sino precisamente
peranza (lo mismo que al deseo) como a una forma en- al contrario: porque ella está ya, desde un principio, en
mascarada del temor, y la frase "ser feliz sin esperan- su plenitud. Y a esta afirmación hay que diferenciarla
za" significa la libertad de un afecto estorbante. Esta de la frase de Spinoza que indicaba que la eliminación de
la inseguridad transforma a la esperanza en certeza; no
concepción se diferencia de la estoica únicamente porque
se trata de tal cosa, de que se pueda prever con seguridad
la esperanza no significa ya una inquietud, es decir, por-
un suceso futuro, sino que se trata de abandonar el pla-
que no está unida necesariamente con el temor, sino que no de temor y esperanza.
es, más bien, sólo una forma distinta del temor. La frase
En el temor y en la esperanza está el hombre, como tu-
expresa entonces: hay que vivir sin esperanza porque és- vimos que acentuarlo ya varias veces, adelantado a sí mis-
te es el precio que hay que pagar para estar al mismo tiem- mo en el futuro. El se extiende hacia el futuro. La fiesta,
po libre de temor. A la falta de esperanza no se la afirma en cambio — y con ella los estados anímicos elevados si-

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milares —, se experimenta como plenitud del presente, e) El problema perenne de la vida cotidiano.
de manera que en ella desaparece el futuro de la mente del
hombre. Cuando el hombre está en ella fuera de la es- La tesis de Hugo von Hofmannsthal de que el hom-
peranza se eleva sobre la temporalidad (normal) de su vi- bre sin esperanza puede y debe ser feliz se pudo mante-
da y goza así un presente pleno, sin futuro. De manera ner sólo en un sentido muy limitado, a saber, en el sentido
similar dice Hesse: "Para vivenciar la felicidad se preci- de que el hombre en el instante festivo es extraído de la
sa sobre todo la independencia del tiempo y así del temor referencia al futuro de su vida y que por eso en ese esta-
y de la esperanza." 21 Goethe expresa esta vivencia con do de feliz plenitud de todos sus deseos ya no existe pa-
las palabras: "¡Magnífico sentimiento del presente; qué ra él la esperanza. Pero ésta es una respuesta muy re-
es lo que quiere ahí la esperanza!" 22 No se rechaza a la ducida, pues necesariamente son raros los instantes en
esperanza porque ésta es de alguna manera mala o los cuales el hombre experimenta un tal estado de eleva-
na. Se la rehúsa porque en ella sólo se puede concebir ción festiva; son excepciones en comparación con la vida
como algo pendiente, deficiente, lo que se puede viven- común, tan distinta, en cuyo transcurso se destacan
ciar con plenitud ya ahora en el presente, superándose aquellos instantes como islas. En esta vida común se com-
así, desde un principio, todo orden del futuro por la ple- porta el hombre en la temporalidad usual de su existencia
nitud vivenciada en el presente. El presente en su total actuante y preocupada. En ella vive el hombre de nue-
plenitud no necesita más de la esperanza, no porque ya no vo su referencia al futuro. Y cabe la pregunta: ¿cuál eg
se atreve a tener esperanza, sino al contrario, porque ya ahí la función de la esperanza? Las consideraciones an-
no se necesita tener esperanza, porque a él no le falta teriores tuvieron el sentido de una orientación en el cam-
nada. po de las posibilidades. Ahora tenemos que empezar con
"Ser feliz sin esperanza", tiene, entonces, en Hofmanns- la investigación de la esperanza, tomando en cuenta és-
thal este tercer significado: gozar el presente en su ple- ta, nuestra vida normal.
nitud sin referencia al futuro. Su plenitud, empero, no Como introducción será útil tal vez una última mirada
consiste negativamente en que el hombre aparte de sí a las concepciones de Hofmannsthal. Este opinaba que
todos los pensamientos en el futuro sino, más positiva- toda esperanza era, exclusivamente, temor enmascarado,
mente, en que el tiempo vivenciado ha modificado su es- por tanto, temor en su origen. Tales pensamientos eran
tructura interna y se ha convertido en el presente esta- corrientes (en la situación espiritual de la Viena de en-
ble. Su encarnación simbólica es la danza, que, a dife- tonces) partiendo del psicoanálisis. Transformados y
rencia de un movimiento intencional dirigido a algún fin, agudizados en su forma los contiene también la filoso-
está completa en sí misma, libre de todo propósito. En la fía de la existencia, que admitía igualmente que la angus-
conciencia festiva el hombre no necesita tener esperan- tia es lo originariamente primario y que toda alegría y
za, porque en la referencia confiante se siente admitido esperanza se explica como la tentativa de encubrimiento
en un todo abarcador. Esto es por el momento una anti- de esta angustia. No se puede negar, por cierto, que ta-
cipación y tendrá que ser investigado más detenidamente les fenómenos existen realmente; la cuestión es indagar,
más adelante. 23 Se trataba, por de pronto, sólo de pre- empero, si son efectivamente lo originario y si desde ellos
parar la propia investigación de la esperanza, delimi- se puede aprehender toda la esencia de la angustia.
tando los diferentes enunciados sobre ella. Frente a tal opinión se sostiene aquí la tesis de que de
esa manera se desfigura, desde un principio, la verdade-
ra esencia de la esperanza, que la esperanza es, más bien,
un fenómeno de vida propia en la existencia del hombre,
que no se puede reducir a otro fenómeno y que es igual-
mente originaria, como la angustia. Más aún, sostene-

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mos que hay razones graves que incitan a considerar a la su contenido o también, brevemente, la esperanza relati-
esperanza como algo más originario que la angustia. La va y la esperanza absoluta. 25
esperanza se tendría aue entender en este sentido co- Esta diferenciación comprende en sí a la conocida sepa-
mo la condición de la posibilidad de toda vida humana. ración entre sentimiento determinado intencional y tem-
Desde este punto de vista tenemos que reanudar la in- ple anímico indeterminado; repite entonces en esta re-
vestigación e intentar acercarnos a la esencia de la espe- gión la separación entre el temor de dirección siempre de-
ranza en un análisis elemental en lo posible libre de pre- terminada y la angustia sin objeto determinado, que ha
juicios. llegado a ser usual en la filosofía de la existencia. Aquí
resulta sólo agravante la diferencia: que en la esperan-
3. Las formas de la esperanza. za se tiene que resumir con una sola palabra lo que allí se
Diferenciaciones- conceptuales diferencia ya idiomáticamente. Queremos empero anotar
que esta diferenciación es aquí (por lo menos previamen-
Hasta ahora hablamos en una manera algo descuidada te) puramente descriptiva y que con ella no se quiere
y general de la "esperanza". Nuestras consideraciones anticipar nada sobre la relación interna, sobre la posi-
evidenciaron que en realidad se trata de un fenómeno ble independencia o dependencia de ambos conceptos.
muy enredado y de varios estratos en el cual hay que di- Inmediatamente .se remarca con claridad una de las di-
ferenciar distintos significados que conducen a cauces "' ferencias, que será muy significativa para lo que si-
muy diversos. Anticipándonos tratamos de describir dos gue: sólo la esperanza de contenido determinado podrá
de los significados más importantes que encontramos con luego manifestarse como engañadora y podrá ser rebati-
claridad ya antes del verdadero análisis. da por la experiencia. La esperanza universal, en cambio,
trasciende a toda corroboración o reprobación empírica :
a) Esperanza relativa y esperanza absoluta. ella puede mantenerse o desmoronarse, pero no debido a
un resultado concreto singular sino debido a una pertur-
En primer lugar es necesario recurrir nuevamente a la bación de la relación humana con la vida en total.
diferenciación que introducimos ya en las consideracio-
nes preliminares enlazadas al trabajo de Plügge. 24 Ya b) Esperanza natural y esperanza ética.
en el lenguaje cotidiano indicamos algo distinto al ha-
blar de la esperanza en singular o de las esperanzas en Otra diferenciación que apareció varias veces en lo ya
plural. Esto significa: yo puedo (en cierto caso) tener la expuesto debe ser subrayada ahora también expresamen-
esperanza de que se verifique algún suceso determinado o rr te. Es la diferencia entre la esperanza que el hombre por
no, exactamente especificable en su contenido, o yo pue- naturaleza encuentra en sí y que, en ciertos casos, puede
do (en otro caso) estar lleno de esperanza en un sentido empalidecer en un mero estado de irreflexión y aquella
indeterminado. Diferenciamos en este sentido entre las otra forma que el hombre tiene que adquirir atravesando
esperanzas singulares determinadas que uno se puede por la duda y confrontándose continuamente con ella.
representar gráficamente y que, en la mayoría de los ca- Hablamos, sin querer anticipar ninguna valoración por
sos, pueden presentarse una junto o después de la otra, la denominación, en el primer caso de la esperanza natu-
y el estado anímico lleno de esperanza que sin un objeto ral y en el segundo, que nos ocupará más, generalmente
especificable con determinación acoge al alma del hom- de una esperanza a secas, a no ser que sea necesaria una
bre. Este estado anímico existe como tal o no, y sólo puede aclaración especial y hablemos de una esperanza nueva-
manifestarse singularmente. Diferenciamos ambas for- mente reconquistada.
mas para disponer en lo que sigue de denominaciones apro- Desde el punto de vista ético aparece la esperanza só-
piadas: la esperanza determinada y la indeterminada en lo en su segunda acepción. La "esperanza natural", co-

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mo tal, puede ser objeto de una investigación psicológi- con la esperanza tenemos que limitarnos, en consecuen-
ca o antropológica, en cuanto se observe su función en cia, al caso de la espera alegre.
la totalidad de la vida anímica. Se convertirá la esperan- Tomemos por eso el caso de una espera alegre: el niño
za en una virtud auténtica solamente cuando esté expues- espera febrilmente la próxima fiesta de Navidad y el estu-
ta a algún peligro y se precise para mantenerla una diante espera la publicación de su examen aprobado o,
fuerza especial que resista siempre renovadamente a las sencillamente, se espera la visita de un ser querido. Espe-
seducciones de la desesperación. Hablamos en este sen- rar (erwarten) a un ser es casi lo mismo que estar espe-
tido convenientemente de una esperanza ética y sólo és- rándolo (warten auf ). La diferencia, radica en que el hom-
ta entra en cuestión al confrontarnos con el existencialis- bre en la espera está más orientado hacia el suceso espe-
mo. rado; al estar esperando, en cambio, se concentra más
Esta segunda diferenciación interfiere en la primera, bien en el momento presente, en el que siente dolorosa-
es decir, tanto la esperanza determinada cuanto la inde- mente la falta de lo que espera. El estar-esperando pue-
terminada en su contenido pueden portar carácter ético. de empalidecer en un mero mantenerse esperando (ab-
Se distinguirán en ambos casos claramente de una espe- warten), en el que desaparece casi por completo la ten-
ranza engañadora que se consigue sin ningún esfuerzo, sión intencional y el hombre paciente o pasivo deja que
precisamente por el esfuerzo necesario para su conserva- las cosas se le presenten. Pero no hay necesidad de espe-
ción. cificar aquí más detenidamente estas diferencias.
Lo esencial en la espera es, como dijimos, una referen-
4. Esperanza y espera cia intensiva y específica al futuro. El hombre está más
ajlá del presente y totalmente orientado hacia el suceso
a) La esencia de la espera. futuro, de manera que el presente le parece no tener va-
lor y ser solamente un impedimento molesto para la rea-
Conviene acercarse al análisis más exacto de la espe- lización del futuro. Se desearía acelerar el curso del tiem-
ranza desde un lado determinado. En el modo de exten- po, mientras que los minutos fluyen muy lentamente. Es-
sión hacia el futuro está la esperanza en relación íntima to lleva a una estructuración determinada del hombre
con la espera, pues también en la espera está el hombre que de una manera muy agudizada está orientado a es-
orientado hacia un acontecimiento próximo en el futuro. te acontecimiento venidero, que vive en torno de esta re-
Yo tengo la esperanza de que ocurra algo y también es- ferencia y pugna hacia el futuro. Este estado se aproxi-
pero algo. Parece que ambas cosas coinciden. Se va a po- ma al de la actitud resuelta. Ambos coinciden en el es-
der admitir, por eso, que una comparación con la espe- tado de tensión con respecto del futuro. La única diferen-
ra logrará ciertas indicaciones para la comprensión exac- cia es que la espera no tiende a pasar activamente a una
ta de la esperanza. ¿En qué se diferencia la esperanza de acción, porque no puede hacer nada en pro de la verifi-
la espera? cación del suceso y tiene que conformarse con extender-
se hacia él siempre dispuesta a aceptarlo.
Primeramente hay que recordar que la esperanza se di-
La magnitud de tal tensión, que sobrecoge a todo el
rige siempre a algo agradable (pues precisamente por es-
hombre, se percibe muy bien en el instante en que la es-
to se diferencia del temor) y que la espera es indiferen- pera se ve frustrada, lo que ocurre, por ejemplo, cuando
te frente a esta diferencia. Se puede esperar también lo
no llega una visita a la que se espera con la mayor ale-
indiferente y hasta lo desagradable. El hombre gravemen- gría. Toda la magnitud de la tensión que se disgrega se
te enfermo, por ejemplo, espera su fin, o el criminal, que evidencia entonces en el desmoronamiento de toda la per-
ha esperado mucho tiempo a que se lo descubra, espera sonalidad. Esto vale también para las esperas que llegan
su sentencia cuando ha sido apresado. Para compararla a cumplirse felizmente. Habría que recordar la situación

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típica después de aprobar un examen. Se esperó antes ferencia en la manera de este comportamiento pasivo ha-
que uno se pondría feliz (me refiero a un examen apro- cia el futuro. Primeramente: estoy seguro que se verifi-
bado con buena nota) y de pronto no se siente nada más cará lo que espero. No sé, en cambio, con seguridad si
que un estado anímico de vacío. Toda la vida se había sucederá el objeto de mi esperanza. Luego, la espera, a
extendido hacia el examen esperándolo, había vivido de pesar de toda su pasividad exterior, está llena de una ac-
la preparación de este examen y después que todo pasó tividad interior muy fuerte que se exterioriza en un ten-
pierde la vida el centro estructurante que la había con- so dirigirse a la cosa esperada. Esto se expresa en la de-
centrado. Cosa semejante ocurre al ver nuevamente a una signación latina expertutin, que es una expectación acen-
persona después de una larga separación. Se habla de tuada: me dirijo a algo con toda mi atención. Estoy con
lágrimas de felicidad aue vierte el hombre en el estado toda mi fuerza en es • I " / .e e - • :

de suprema plenitud y esto es- ahora entendible. Plessner este suceso. La espera me absorbe, por decirlo así, al es-
ha señalado que reír y llorar son expresiones de una cri- tar esperando. En este sentido hay una tensión en la es-
sis en la cual el hombre no está capacitado para respon- pera que no existe en la esperanza ; al contrario, la espe-
der adecuadamente a las exigencias de una situación pre- ranza se caracteriza siempre por cierta soltura. Hay una
potente. Plessner habla de reacciones límites. 26 El llo- espera febril, impaciente. La esperanza es esencialmente
rar por felicidad parece ser una forma de tal desmoro- paciente y eliminaría sus propios fundamentos al perder
namiento anímico que se presenta cuando cesa repenti- la paciencia. Se puede decir, por tanto, agudizando algo,
namente la tensión por un acontecimiento feliz esperado que en la espera el hombre se mueve en dirección al acon-
por largo tiempo. El alma pierde la concentración en al- tecimiento esperado, mientras que en la esperanza, al \
go determinado que perduró en un largo transcurso de contrario, deja que éste venga hacia él.
tiempo. Y desde ahí se reconoce, a la inversa, lo que sig- De ahí sucede, a la vez, que el hombre obtenga en la es-
nifica una formación determinada bajo la influencia de peranza mayor libertad de movimiento. Deja que las co-
una espera, cuando ésta comprime la vida hacia una me- sas se le aproximen y conserva por ello mayor libertad
ta determinada y única. frente a ellas. Y esto significa que el objeto de la espe-
ranza está situado en un futuro mucho más indetermi-
b) La diferencia frente a la esperanza. nado y lejano. El objeto de la espera está, en cambio, en
una proximidad inmediata.
Si partiendo de la espera así comprendida tratamos Finalmente: se espera siempre un acontecimiento re-
ahora de destacar la esencia específica de la esperanza, presentado con determinación. La esperanza, en cambio
tenemos que comenzar con la esperanza intencional (por — aun cuando se trata de la esperanza determinada de
lo tanto relativa) y no con la esperanza en el sentido de nuestra anterior diferenciación —, en comparación con
un estado anímico general, pues solamente la esperanza la esperanza relativamente indeterminada, queda siem-
intencional tiene un objeto comparable al de la espera. pre en el significativo ambiente del de alguna manera'
Sobre este plano descansa lo común de ambas, que permi- (irgendwie). Por ejemplo: yo tengo la esperanza de apro-
te la comparación: en ambos casos, cuando espero algo bar el examen quiere decir : que yo no sé bien cómo lo
y tengo esperanza en algo, me encuentro referido a un aprobaré, pero lo haré de alguna manera. Cuando digo,
acontecimiento futuro cuya verificación no depende de en cambio : espero que él apruebe el examen, tiene esto al-
mí. Tomemos un ejemplo simple : yo espero la llegada de go de exigencia, como si yo tuviera el derecho de exigirlo.
un amigo o yo tengo la esperanza de que llegará un ami- La verificación de lo que se espera es entonces una co-
go. En ambos casos mi participación interna no influye rroboración de lo que he anticipado con la espera. "Eso
en el hecho de que el amigo llegue o no. esperaba ya desde hace tiempo", quiere decir: vi llegar
No obstante, percibimos inmediatamente la gran di- eso, era una cosa que conocía. Precisamente por eso es

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tan destructivo el desmoronamiento que se produce cuan- nifica a la vez: que el futuro, mientras está dado en la
do el acontecimiento esperado no se verifica. En la es- espera, estLurgzcilibiCado. El es un curso que se puede
pera todo lo demás está como ofuscado, se ve sólo la co- prever, cuyos contenidos están ya decididos antes de su
sa que se espera y no lo que está a la derecha o la izquier- realización, un curso que no se diferencia esencialmente
da. Uno. está tan ocupado con una sola cuestión, que ya de un proceso mecánico invertible. Este futuro carece en-
no está "disponible" en el sentido de Marcel. En la es- tonces precisamente de lo que caracteriza a todo futuro
peranza el hombre está mucho menos encasillado y esto en su pleno sentido de vida: del horizonte de las posibili-
quiere decir : que está más abierto para la cosas inespe- dades verdaderamente abiertas que, por principio, no se
radas que le ofrecerá el futuro. pueden prever. Este es el hecho que queremos retener va-
liéndonos de la denominación "tiempo cerrado". Está
c) Tiempo cerrado y abierto. cerrado pues no posee posibilidades. Y esto significa
también: mientras el hombre se encuentra en el estado de
Con lo dicho se ha presentado lo decisivo : aunque tan- la espera está como enclaustrado en ella, no está dispues-
to la espera cuanto la esperanza se refieren en sentido to a lo venidero, en el sentido de Marcel.
acentuado al futuro, la forma de esta referencia y la for- Con esto se logró el fondo sobre el cual se puede erigir
ma de la temporalidad interna intrínseca a esta referen- la constitución temporal de la esperanza, que es tan dis-
cia son fundamentalmente diferentes. Cuando espero al- tinta. Ella expresa un tiempo abierto. Esto indica, a dife-
go el futuro está determinadamente perfilado. Un acon- rencia del caso anterior CitIrt—manera en que me re-
tecimiento bien determinado está todavía pendiente, aun- fiero al futuro mientras tengo esperanza' estoy abierto pa-
que es concreto y visible antes de su verificación. Verifi- ra el regalo del futuro que por principio es siempre im-
cándose va a llenar, por decirlo así, una abertura que ya previsible. Esto vale para cada esperanza concreta, en la
se abrió en el presente, completándose así el presente, cual hicimos ya resaltar el horizonte indeterminado del
que en caso contrario hubiera quedado incompleto, en "de alguna manera". Vale en mayor grado para la espe-
continua referencia a lo que todavía falta. ranza universal, que extiende frente al hombre el hori-
Rilke ha designado muy acertadamente este estado del zonte de imprevisibles posibilidades de vida. Y mientras
estar-esperando en vano, en el cual se escurren sin sen- el hombre se mantiene abierto para lo imprevisto que
tido los instantes, con las palabras : "Tú me faltas, ama- pueda encontrar, está a disposición de las exigencias que
da, cerrojo que los detiene." 27 Esta denominación es ex- se le presentan.
tremadamente instructiva. El acontecimiento esperado, La esperanza introduce al hombre, por lo tanto, en un
en este caso la llegada de la amada, cierra el tiempo, im- espacio de posibilidades imposibles de prever. Este es el
Trran sin sen-
pidiendo que los instantes fluyentes se—ei-Ei— único futuro auténtico: el futuro abierto e imprevisible.
tido (como las perlas de un cordón suelto.). Pero aunque este futuro se sustrae a la vista y al cálculo
Podemos servirnos seriamente de esta denominación previos, no se lo experimenta como amenaza, como le ten-
en un sentido más amplio. El cumplimiento de la espera dría que parecer a nuestra conciencia, que siempre calcula
es el cerrojo que cierra el tiempo que transcurre al es- y planea y que con gusto racionalizaría también el futuro.
tar esperando. Hablamos en este sentido de la estructu- Al contrario: este futuro se muestra como la base porta-
ra temporal de la espera como de un tiempo cerrado. Es- dora que se ofrece al hombre como ayuda y le impide pre-
to significa : aun cuando falte el acontecimiento que cie- cipitarse en el vacío. La esperanza es así la expresión de
rre, está ya dado con precisión en el presente lo que po- una confianza en el existir y va acompañada de un sen-
drá suceder en el futuro. Los sentidos están dirigidos timiento de agradecimiento por este estar-portado.
exclusivamente a esta finalización pendiente y todo lo Ahora se entiende que la esperanza llega a mayor pro-
demás se encuentra como ofuscado, no existe. Y esto sig- fundidad que la espera. Ella posibilita la vida como pro-

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ceso continuo que avanza en dirección al futuro. La espe- "La esperanza es el acto por el cual esta seducción (la de
ranza es aquello que le posibilita al hombre seguir vi- la desesperación) es superada activa o victoriosamente." 28
viendo, si se entiende por "segui~do" instalarse pa- La esperanza es, según él, la fuerza por la cual supera el
ra el "mañana", confiando en que no sucederá ninguna hombre, siempre de nuevo, a la desesperación que lo aco-
desgracia ineliminable. Esperanza designa, así, el fon- sa a cada momento. No obstante, se presentan objecio-
do más profundo que posibilita todo estar-consolado y nes también contra esta determinación. Por una parte,
estar-paciente, sin el cual el hombre no podría nunca re- podrá parecer que la desesperación es lo primario y que to-
lajar la tensa atención ni dormir tranquilo. da esperanza tiene que forjarse a partir de la lucha con
La actitud resuelta de la acción \o la espera se extien- la desesperación. Pero hay razones suficientes para sos-
de también hacia el futuro, pero en ellas se trata siempre tener que la esperanza, por lo menos en cierta forma, es
de un futuro comprimido en un punto final Esta contrac- lo primario y que toda desesperación es una amenaza sub-
ción hacia un fin singular parece que es sólo posible por- siguiente de esta seguridad originaria. Por otra parte, la
que primeramente está dada una amplitud y ésta es, jus- desesperación es una cosa ya demasiado activa. Con ra-
tamente, la que se abre en la esperanza, de manera que, zón dice Kierkegaard que la desesperación, tomada como
partiendo desde aquí, se aprende a comprender la espe- tal, lleva fuera de ella misma. 29 Por eso sería más co-
ranza como la última condición de la vida. Para esto es rrecto ver en la falta de esperanza, tomada en el sentido
necesario entender en un sentido algo más amplio la po- de una torpe indiferencia, el decisivo polo opuesto a la es-
sición de la esperanza en la estructura total de la vida peranza. Es aquella pesadumbre de la que Kierkegaard
humana. dice que es el pecado original, aquella '&011" de la teo-
logía escolástica, aquel cansancio del espíritu que le cu-
5. La función antropológica de la esperanza chichea al hombre que no vale la pena esforzarse, porque
todo está perdido. 30 Este es el estado en el cual el hom-
a) Lo contrario de la esperanza. bre falto de voluntad se deja caer en el abismo. Y vista
desde aquí, la esperanza es la fuerza para resistir a esta
Estamos en el lugar desde el cual es necesario regre- seducción de dejarse caer, porque ella confía en que el
sar a la cuestión que anteriormente quedó inconclusa hombre se dirige a un futuro rico en auxilio y protección.
nos preguntamos qué es lo contrario de la esperanza ;
pues como virtud se deja determinar solamente por un b) Lq, posición central de 9-..enr.anza.
polo contrario. Registremos brevemente las posibilidades
que se ofrecen : el temor, que de acuerdo con la antigua Con lo dicho cesa de ser la esperanza un asunto cual-
tradición estoica fue nombrado junto con la esperanza, quiera de la psicología o de la ética y se coloca en el pun-
no basta. Pues temor es siempre temor determinado y se to central de la misma existencia humana. Si su antípo-
lo podría contraponer, cuanto más, a la esperanza espe- da es aquel cansancio desconsolado del alma, tal calla-
cial (sin considerar que él no se refiere al futuro en la do y torpe desconsuelo es más grave que toda ardiente
misma forma acentuada, pues se puede temer también al- desesperación porque es la renuncia a la vida misma,
go presente). La angustia, que se diferenció del temor una renuncia que ni siquiera se subleva. La esperanza
siempre caracterizado por ser un estado sin objeto deter- es al contrario, lo que hace posible la vida como vida, co-
minado, se tiene que excluir, porque le falta la expresa mo acción y empeño dirigidos al futuro. La esperanza se-
referencia al futuro que caracteriza a la esperanza. ría entonces el último fondo de la vida. Y esta es, en efec-
Lo más apropiado sería pensar en la desesperación sin to, la afirmación a la que tendieron todas las considera-
esperanza. Marcel, en todo caso, contrapone la desespera- ciones presentadas hasta ahora.
ción a la esperanza cuando en el lugar mencionado dice : Parece que las frases de Goethe indican lo mismo:

96 97
"Esperanza... es la mejor herencia de los seres vivien- necesita esperanzas que la extraigan del cansancio. Aun
tes, de la cual no pueden despojarse aunque lo quieran."31 cuando éstas resulten ilusorias cumplirán su £uneión,
La esperanza es, según lo expuesto, parte indisoluble de pues hasta la ilusión impulsa al hombre. Este no es en'
las condiciones necesarias para la vida, la cual los hom- rigor el sentido de la frase citada, pues si la esperanza
bres no pueden desprenderla de sí mismos ni en la obsti- es un alimento será, sin duda, un alimento nutritivo.
nación, ni con voluntad e intención. Aun cuando, en me- Al hablar de la materia de la cual está hecha el alma
dio de la desesperación, no quieren tener esperanza, aun se podría haber pensado, más bien, en el material, en la-
cuando opinan haberse librado de todos los movimientos verdadera sustancia que constituye el alma. Pero este
de la esperanza, aun cuando no lo saben, ellos tienen es- pensamiento resulta también impropio, pues ¿cuál sería
peranza mientras viven. Hasta el mismo suicidio es por- el "material" que "constituye" el alma? Querría decir
tado, como lo ha demostrado muy impresionantemente que los movimientos anímicos están hechos de la matéria
Plügge, por alguna deformación de la esperanza. Como de la esperanza y que son esperanzas encubiertas o atro-
vida sin esperanza restaría cuanto más el estado de un fiadas; lo que es en igual forma impropio.
vegetar insensible; pero en éste se ha hundido tal vez 'so- Ahora tenemos que recordar que se habla de la esperan-
lamente a la esperanza en un estado de irreflexión. za y no de esperanzas. Esto tiene sin duda un sentido
Aun ahí, empero, permanece, muy al fondo, por lo menos más profundo y no será un mero concepto colectivo. En-
en ciertos restos, aunque éstos sean difíciles de reconocer. tonces se muestra lo difícil que e,s aplicar al alma el con-
Realmente, los hombres "no pueden despojarse de la es- cepto de materia. Si el alma no se deja aprehender como
peranza ni queriéndolo" ; ella es un elemento constituti- algo de contenido, sino solamente como algo que se deja
vo inseparable de la vida humana. Y parece que Marcel determinar únicamente en su estructura, entonces se pue-
piensa de manera muy similar cuando dice que "la espe- de entender la frase mencionada en el sentido de que la
ranza y la vida son hermanas", 32 lo que afirma una re- esperanza designa a la estructura que determina el al-
lación inmediata e interna entre ambas, aunque Marcel ma. Y como se habla tan acentuadamente de la materia
no aclara la naturaleza de esta relación tan peculiar y di- del alma se podrá tratar sólo de la estructura fundamen-
fícil de comprender. tal portadora del alma.
¿Cómo podríamos determinar ahora mejor este nexo Habíamos caracterizado a la esperanza como relación
entre vida y esperanza? Para no perdernos en lo indeter- temporal, a saber, como una determinada relación con el
minado tenemos que circunscribir previamente con ma- futuro. La frase significa entonces que la esperanza es
yor rigor el concepto de la vida. Como hablar de esperan- la determinación originaria y portadora de la estructu-
za sólo tiene sentido en un hombre determinado que tie- ra interna temporal de la vida humana. La afirmación
ne esperanza, entendemos aquí por vida al conexo de la expresa entonces que la constitución temporal originaria
existencia humana, que no se puede determinar en su con- de la vida humana está determinada por la esperanza. Y
tenido, sino solamente en su estructura, es decir, aquello esto es, en efecto, lo que afirmamos aquí.
que el idioma común descuidado llama brevemente el al-
ma humana. Y la frase de Marcel, "la esperanza es tal c) Esperanza y cura (Sorge) d
vez la materia de la que está hecha nuestra alma", 33 es,
en su indeterminación, especialmente apropiada para pre- Lo expresado se aproxima mucho a la concepción que
cisar mejor la propia posición. sostiene en nuestro tiempo Martín Heidegger y contradi-
La esperanza entendida como la materia de la cual es- ce a la vez, radicalmente a esta concepción. Heidegger
tá hecha el alma podría significar que ella es, por decir- enseña, como se sabe, que la temporalidad es la determi-
lo así, el alimento del cual vive el alma. Esto significaría nación fundamental de la vida humana, la cual ordena
que el alma, para no derrumbarse en la desesperación, en una totalidad todos los rasgos singulares. En este co-

98 99
nocimiento radica uno de sus méritos más decisivos. To- te estructura: el ser del ser-ahí significa: ser-ya-de-an-
da la comprensión actual de la temporalidad se basa en temano-en (el mundo) como ser-junto (al ente intramun-
Heidegger. Heidegger afirma, además, que la temporali- dano en que se encuentra). Este ser cumple el significa-
dad está concretamente determinada como cura (Sorge). 34 do del título cura, al que se usa sólo ontológieamente. Se
Añade expresamente que las otras formas dirigidas al fu- excluye del significado toda tendencia de ser ontológica
turo, como voluntad y deseo, afán e inclinación, deben como preocupación, por ejemplo la despreocupación." 37
ser comprendidas como formas derivadas de aquello que Se tendría que pensar más bien, para entender la elección
en su esencia originaria tiene que ser aprehendido como de la palabra, en el "curarse viendo en torno" (umsich-
cura. 35 Entre estas formas se encontraría también la es- tiges Besorgen). Cura es para Heidegger, por lo tanto, el
peranza, aunque no se la nombra expresamente. 36 total de la estructura. Con este término quiere decir que
Esto nos lleva a la pregunta decisiva: Qué relación el hombre, que en una situación se refiere a algo y ahí
existe entre nuestra interpretación de la temporalidad finalmente a sí mismo, se proyecta en el estado de la ac-
basada en la esperanza y la interpretación heideggeria- titud resuelta hacia su auténtico poder-ser.
na de la cura? La tesis preparada por todo lo expuesto Replicamos aquí que la estructuui ontológica que pa-
hasta ahora afirma: es una grave unilateralidad de la po- rece ser formal está siempre determinada por el suelo
sición heideggerina desconocer a la esperanza como fe- ontológico sobre el cual se desarrolla, y que el ser-ya-de-
nómeno equivalente a la temporalidad humana y refe- antemano de la cura, aparentemente sólo formal, coloca
rir la esperanza al fenómeno de la cura, al cual, por prin- a la temporalidad en un plano interpretativo unilateral e
cipio, nunca se podrá reducir. De esta manera deforma insuficiente y que sólo aceptando otros fenómenos onto-
Heidegger fatalmente el cuadro de la temporalidad y del lógicos decisivos se adquiere la estructura completa de
hombre en general. La esperanza es además más origi- la temporalidad humana. Preparar esto es uno de los mo-
naxia que la cura y se entenderá a ésta solamente en el tivos determinantes de las investigaciones presentes,
horizonte de la esperanza. que parecen empezar con puntos de vista lejanos.
Esta cuestión concierne al centro mismo de la discu- En este sentido formulamos los resultados logrados
sión actual dentro de la filosofía. Aquí está el problema hasta ahora : la actitud resuelta de la cura se tendrá que
decisivo que tendría que sostener la confrontación con el consumir en un aventurerismo vacío mientras no se le
existencialismo. Y sólo si logramos fundamentar adecua- enfrente en la esperanza un horizonte de posibilidades
damente esta función de la esperanza ganaremos la pers- portadoras dentro del cual se podrá decidir luego por al-
pectiva de superar al existencialismo desde su propio go. Sin la esperanza toda actitud resuelta topa con el va-
centro. cío y ahí se origina aquella desesperación sin salida a la
Para ello es necesario que, sin querer identificar a Hei- que nos referimos anteriormente al considerar la situa-
degger con el existencialismo, nos orientemos en torno de ción y la decisión. En la esperanza encuentra la actitud
la interpretación heideggeriana de la temporalidad de la resulta el fondo portador que nunca podrá producir por sí
cura, la que incitó a la posibilidad existencialista a su misma. La cura tiene que estar siempre superada por una
última consecuencia. Esto tendrá que efectuarse con esperanza que la envuelve y porta.
el mayor cuidado, pues Heidegger acentúa enérgicamente Esto tendría que ser remitido a un horizonte temporal
que su determinación debe comprenderse formal-ontoló- más abarcador, pues así como se la ha desarrollado has-
gicamente, es decir, que él se aparta de toda orientación ta ahora no vale todavía para toda la estructura de la
de hecho hacia un estado anímico preocupado y afligido. temporalidad triplemente articulada. Exigiría en su eje-
En este sentido declara él expresamente: "La totalidad cución total que se tome en cuenta a la confianza y al
formal-ontológica del total de la estructura del ser-ahí agradecimiento, pues la esperanza es aquí solamente uno
(Dasein) tiene que aprehenderse por tanto en la siguien- de los modos de la referencia al futuro. En este lugar

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bastará lo expuesto, por cuanto para Heidegger el futu- resalta agudamente frente a las virtudes sencillas, pero
ro es la forma originaria de la referencia al tiempo y lo son, con todo, virtudes, porque la posibilidad que se rega-
que se mostró en el caso más importante tendrá que valer la en ellas se escurriría si no fuera aprehendida y rete-
para la totalidad. En el subsiguiente tratamiento del nida firmemente con todo esfuerzo moral.
agradecimiento volveremos brevemente a este problema. Pero nuevamente nos vemos frente a una objeción: la
posición peculiar tan difícil de aprehender es precisamen-
d) El carácter de virtud de la esperanza. te lo que en el lenguaje escolástico llevó siempre el nom-
bre de virtud teológica. Ella se encuentra como tal en
Si la esperanza constituye así la estructura fundamen- el recinto de las conocidas virtudes cristianas cardinales:
tal del alma humana, aquello que el alma no podrá per- la fe, el amor y la esperanza, que fueron contrapuestas
der nunca, se presenta nuevamente la cuestión que pos- desde antaño a las cuatro virtudes cardinales de Pla-
pusimos por largo tiempo. ¿De qué manera se puede ha- tón. De esta manera ha acercado últimamente Pieper 38
blar de la virtud de la esperanza? Aquí hay que conside- la teoría tomista a la comprensión de la actualidad. Di-
rar, sobre todo, que el resto de esperanza que conserva im- ferencia él entre la esperanza natural y la sobrenatural.
perdiblemente incluso la vida más desconsolada, que el Pero si ésta fuera la última palabra desaparecería la po-
resto de esperanza sin el cual no sería posible ni un con- sibilidad de hablar filosóficamente de la virtud de la es-
tar modesto con el mañana, tiene que ser diferenciado de peranza y de tomar en serio a la esperanza en un profun-
la esperanza de plenitud interna. Es en general la dife- do significado antropológico. Como estado natural del al-
rencia que existe entre una posibilidad predispuesta y ma no sería la esperanza una virtud y como esperanza
actualizada sólo en forma contraída y la plenitud de es- sobrenatural quedaría reservada para los cristianos cre-
ta posibilidad aprehendida totalmente y convertida en el yentes, como la gracia de un Dios personal, y la palabra
fundamento portador. No es, dicho sea de paso, otra cosa gracia utilizada parabólicamente varias veces en el co-
lo que hace resaltar Heidegger (quien por cierto quiere nexo actual sería una circunscripción confusa de lo que
excluir el punto de vista ético) en el caso de la cura que sólo en un marco teológico se podría describir adecuada-
se da también en formas diferentes. Nosotros tenemos mente. Entendida así la virtud de la esperanza sería una
que denominar a ambas formas con el mismo nombre, cuestión de la teología y estaría, como tal, fuera de la
porque de otro modo se perderá el conexo interno entre competencia de la filosofía. Parece, empero, que se deli-
los fenómenos ; pero sólo en el segundo sentido se puede mita ahí muy simplemente. Aquí no tratamos de la espe-
considerar a la esperanza como una virtud. ranza teológica. Ella está realmente fuera de la competen-
Ahora se presenta una segunda dificultad: ¿en qué cia de una investigación puramente filosófica. Pero en-
sentido se puede llamar virtud a esta esperanza plena? tendemos que entre las regiones que se llaman natural y
Pues ella no puede producirse por la propia fuerza del sobrenatural hay una región media que fue hasta ahora
hombre como el valor, la justicia, etc. ¡ no puede tampo- descuidada por ambas partes y en ella parece existir una
co forjarse mediante la voluntad tensa. Ella le viene al esperanza verdadera con el carácter peculiar destacado
hombre, como lo vimos en las diferentes virtudes de este aquí. Visto desde la perspectiva teológica se trataría, en
conexo (en la paciencia y en el estar-consolado), pres- forma análoga a lo acentuado anteriormente 39 en el ca-
cindiendo de su propia acción, como algo que le fue re- so del ánimo consolado, de una forma preliminar natural
galado, como un favor o gracia, o como se quiera denomi- de la esperanza cristiana. La existencia de tal esperanza
nar a esta relación tan difícil de precisar. Es por eso ne- parece confirmar también la frase de Maine de Birans
cesario retornar, tomando por ejemplo a la esperanza, a que indica que "la religión ha venido a reforzar a la es-
la posición peculiar de toda esta legión de virtudes. En peranza otorgada por la naturaleza"." Así se reconoce
su peculiaridad son virtudes especiales, cuya especialidad que el hombre como ser natural posee tal esperanza que

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luego necesitará tan sólo la confirmación mediante los VI. LA GRATITUD (DIE DANKBARKEIT)
medios cognoscitivos sobrenaturales de la religión. Esto
quiere decir, por tanto, que la esperanza, como tal, no ne-
cesita ser confirmada por la religión positiva.
Será por eso justo entenderla filosóficamente por al-
go más que por una forma preliminar, por un fenómeno
independiente, que, como tal, no exige la transición al
plano teológico. Esta esperanza es entonces un objeto le-
gítimo de la filosofía, que adquiere un significado especial
en la confrontación actual con las formas nihilistas del
existencialismo. 41
La virtud de la gratitud está también en íntima relación
con las actitudes morales fundamentales consideradas
hasta ahora, en una relación de mutua y necesaria depen-
dencia. Ella concierne también inmediatamente a los úl-
timos fundamentos de la existencia humana ; pues no hay
otra propiedad del hombre que sea tan adecuada para co-
nocer su estado de salud interior, espiritual y moral co-
mo la capacidad de sentir gratitud.

1. La gratitud como virtud social

La conciencia moral natural se da cuenta raras veces


de todo el significado de esta virtud porque empequeñe-
ce su campo de aplicación. Generalmente considera a la
gratitud como a una virtud de la convivencia social ex-
terior. Aunque el significado de esta virtud no se redu-
ce a esta función, es necesario iniciar desde este punto
de vista una consideración previa. El que ayuda a un
hombre en cierta dificultad o le hace algún favor espera
el reconocimiento de esta ayuda por una palabra agra-
decida y cuenta, en ciertas circunstancias, especialmente
cuando él mismo está en dificultades, con la retribución
de esta ayuda. El hombre agradecido se siente obligado
frente a su bienhechor ; el desagradecido, en cambio, ol-
vida inmediatamente el favor obtenido, lo toma como al-
go que se sobrentiende y no piensa en sacar consecuen-
cias para su comportamiento futuro. Se coloca así fuera
.„4
de la comunidad humana y es totalmente entendible que
ésta, por su parte, reaccione muy susceptiblemente fren-
te al agradecimiento y desagradecimiento. Aprecia al

704 105
hombre agradecido y castiga con su desprecio al desagra- tud llega a ser de esta manera algo más que una virtud
decido. de la convivencia social, deviene una propiedad que el hom-
La gratitud es de este modo una virtud que posibi- bre, independientemente de aquélla, tiene que desarrollar
lita la convivencia fácil y sin rozamientos. Radica en la para sí mismo. El hombre no puede llegar en sí mismo a
reciprocidad del auxilio. Pero es una relación recíproca un equilibrio interno mientras le falte la capacidad de
muy especial y se diferencia de las otras formas de ac- sentir gratitud. Es así como el agradecimiento adquiere
tuación común recíproca entre los hombres porque en ella un significado filosófico-antropológico fundamental y ésta
no se cambia un rendimiento por otro rendimiento. Ocu- es la razón determinante que nos lleva a incluirla en el
rre, más bien, que un favor realizado voluntariamente, sin círculo de nuestras consideraciones.
derecho a retribución y en una forma imprevisible y por
tanto imposible de ser reglatnentada de alguna manera,
provoca en el otro hombre una actitud dispuesta a res- 3. Regalo y agradecimiento (Dank)
ponder en lo futuro con un servicio voluntario que no se
puede exigir por ninguna fuerza coactiva contractual. Tenemos que comenzar nuevamente con las determina-
Precisamente en esta forma voluntaria, que va más allá ciones más elementales. La gratitud se determina como
de todo compromiso expreso o tácito, radica la dignidad la disposición al agradecimiento, como el sentimiento in-
especial de la relación humana caracterizada por la gra- terior del hombre que conserva en sí el agradecimiento
titud. vivo. Es por eso conveniente partir, en una primera con-
sideración, de la esencia del agradecimiento. Se agrade-
2. El sentimiento agradecido ce a un hombre por un regalo, por una dádiva que se re-
cibió de él. En este simple enunciado están contenidos
La gratitud vive, además, aunque no se exprese en pa- algunos puntos de vista esenciales para la comprensión
labras ni en hechos, en el sentimiento interior que porta de la gratitud. El regalo es algo que se recibe sin haber-
el hombre agradecido con respecto a su bienhechor. Es lo ganado. En esto se diferencia el regalo de aquello que
muy peculiar el calor de la relación humana que brota se gana, se compra por dinero o se obtiene por la fuerza
de la conciencia de sentirse obligado; su une fácilmente bruta. Una mercadería que compro en un negocio no es
con un sentimiento de estimación. La gratitud como sen- un regalo. Pagando su precio he adquirido un derecho so-
timiento puede existir independientemente de toda ma- bre ella. Si al recibirla expreso un "muchas gracias" se
nifestación exterior, forma la raíz, de la que brota todo referirá esto, en ciertas circunstancias — por ejemplo
agradecimiento expresado en palabras o en hechos y has- en tiempos de carestía —, al hecho de que el vendedor hi-
ta puede darse una tensión entre la exteriorización y el zo la operación conmigo o al hecho de que me vendió la
sentimiento interior. En tal sentimiento de gratitud se
mercadería precisamente a mí. Pero como tal cosa co-
manifiesta, en la forma más pura, la alta dignidad de
rresponde al propio interés del vendedor, el agradeci-
una relación humana pura, más allá de toda convenien-
cia racional. Aquí se comprende mejor el profundo des- miento no es más que un gesto de cortesía que debe encu-
precio que se tiene al hombre desagradecido, desprecio brir la desnudez de la relación comercial, convirtiéndola
que va más allá de toda repugnancia éticamente funda- en una relación humana general.
mentada. Igualmente absurdo sería que un ladrón que me roba
Tal sentimiento agradecido se da no solamente en re- un objeto de valor me agradeciera por ello. El ha exigi-
lación con un ser singular determinado ; puede caracte- do el objeto amenazando con violencia y el objeto no es,
rizar además a la constitución general de la relación con por consiguiente, un regalo voluntario del despojado. La
el mundo circundante y con la vida en total. La grati- gratitud sería aquí burla, como si el despojado, en su ton-

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tería se hubiera liberado voluntariamente de su pose- decimiento : al no aceptar el regalo como algo que natu-
sión. ralmente me corresponde y al agradecer por él lo reco-
Similar es la cuestión en todo lo que el hombre ha ga- nozco como una dádiva libre, y al agradecer, es decir, al
nado honradamente con su propio esfuerzo: una recom- sentirme poseedor de algo que no he ganado, me elevo,
pensa, un premio, un ascenso, etc. Aquí también hay un en el mismo acto, a la esfera de esta libertad humana más
derecho a la remuneración recibida, aunque éste sea, alta. Acertadamente se dice en el Mercader de Venecia
tal vez, a diferencia del adquirido por compra, de índole (IV , 1) : "La manera de la gracia no sabe de ninguna
moral y no pueda ser logrado coactivamente. Por la ca- obligación. Cae gota a gota, como la suave lluvia del cie-
rencia de tal carácter coactivo, resulta fluyente la tran- lo, al suelo. Está doblemente bendecida : bendice a quien
sición hacia la auténtica situación de agradecimiento. To- da y a quien toma."
memos el caso de que se haya ganado algo por propio es- Lo peculiar es que en ambos lados, al dar y al tomar,
fuerzo: el decir gracias sería en este caso una fórmula se presupone la misma libertad y ligereza que diferencian
usada maquinalmente o un gesto que quiere establecer la a la relación, expuesta aquí, de la necesidad (también de
apariencia de que se ha recibido un regalo, disfrazando la necesidad moral). Tal vez pueda ayudarnos el concep-
así la desnuda naturalidad con la que se acepta lo que se to latino gratia para aclarar la esfera a la que nos refe-
ha ganado. Se podrá preguntar, cuanto más, a la inver- rimos y que es tan difícil de captar conceptualmente ;
sa, de dónde proviene la necesidad de disfrazar. pues gratia significa tanto el favor que se me hace como
En los casos considerados hasta ahora nos encontrá- las gracias que expreso por él. Como en todas las virtu-
bamos siempre en el campo de la necesidad económica, des del círculo que consideramos aquí se reveló siempre
física o moral, y habría que investigar ahora por qué el este carácter peculiar, a saber, que no pueden ser adqui-
permanecer en esta esfera, aunque ella sea moral, pare- ridas por esfuerzos sino que le son regaladas al hombre
ce ser algo indigno, situado en un plano inferior al au- como una gracia, se explica claramente por qué tenía
ténticamente humano. El regalo es, pues, algo que tras- que presentarse la gratitud como correlación necesaria
ciende a la necesidad y que el hombre, por tanto, no pue- de estas virtudes.
de exigir ni pretender. Es algo adicional, "superfluo", que Tal vez es el idioma griego, con su concepto charis,
le cae al hombre inesperadamente, sin haberlo ganado. más apropiado todavía para aclarar esta esfera tan di-
Lo "superfluo" constituye el carácter especial del rega- fícil de denominar en nuestro mundo. Charis contiene más
lo. Es, además, en general, aquello que diferencia a la claramente el aspecto doble destacado hasta ahora: fa-
abundancia de la pobreza y destaca a lo perfecto de lo vor, merced y gracia, por una parte, y gratitud y agra-
imperfecto. Queda así determinado el fenómeno del re- decimiento, por la otra. Contiene además, como comple-
galo. mento, un tercer aspecto que significa tanto como gra-
El regalo está, por tanto, en el plano de una libertad cia (Anmut), encanto y conceptos semejantes, destacan-
característica que, para decirlo más exactamente, no es do así, en forma muy feliz, aquello que es común al rega-
la libertad moral que consiste en proceder de acuerdo con lo y a la gratitud y que hasta ahora se determinó provi-
normas, sino una libertad que, yendo más allá, resulta sionalmente como libertad interior. 1 Si la palabra An-
verdaderamente dadivosa. Sólo, cuando doy algo más de mut, "gracia", no se hubiera vuelto tan rara en el idio-
lo que se ha ganado, sencillamente por bondad desbor- ma alemán, de manera que no se la puede usar sin pecar
dante, me elevo al plano de esta libertad. Y ésta es la que de manerismo, sería la más apropiada para designar
proporciona al regalo su especial dignidad humana. So- esta esfera de libertad superior. Sería una corrobora-
lamente cuando soy capaz de regalar, soy hombre en ple- ción el ver que en el idioma alemán la palabra anmutig
no sentido. se ha desarrollado, de acuerdo con el mismo aspecto
De esto se determina, a la inversa, la esencia del agra- doble, desde su significado originario verlangend, "so-

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al hombre más joven que tal agradecimiento.) El recono-
licitante", al significado Verlangen erweckend, "des-
cimiento se realiza, a la vez, de manera que el que agra-
pertando la solicitud", 2 es decir, que aquí se señala
con la misma palabra, sin ninguna diferenciación, a un dece conserva, al hacerlo, su propia libertad ; por esto se
diferencia claramente la gratitud auténtica del servi-
temple anímico y a la cualidad objetiva que le correspon-
lismo, en el que se refleja una relación esclava de depen-
de.
dencia. En la tensión entre superioridad reconocida y li-
La Anmut, "gracia", como carácter englobante del cam-
po aquí señalado, ha sido destacada por Goethe con exac- bertad conservada, radica lo especial de la gratitud au-
téntica; pero ahí radica a la vez la peculiar dificultad que
titud incomparable. En el Fausto (en un lugar inmedia-
to al pasaje citado sobre el temor y la esperanza) pone tiene el hombre joven al buscar una relación justa fren-
en boca de las tres Gracias las siguientes palabras : "Trae- te a la gratitud.
mos gracia (Anmut) a la ¡ poned gracia en la dádi- De ahí se entiende por qué el hombre joven tiene rece-
va! ¡ Poned gracia en la aceptación! Es muy amable lo- los de expresar su gratitud ; trata de evitar las ocasio-
grar un deseo. Que el agradecer sea muy gracioso dentro nes que lo puedan obligar a la gratitud y prefiere no ha-
de dos contornos de días quietos." 3 cerse ayudar. Quiere vivir de su propia fuerza y deberlo
Las tres formas de la gracia presentadas ahí : la gra- todo a sí mismo. No quiere hacerse regalar nada y acep-
cia en la dádiva, la gracia en la aceptación y la gracia ta de otro hombre sólo lo que ha ganado por su propio
en el agradecer, no son posibilidades independientes y esfuerzo.
separadas sino sólo tres aspectos de un mismo conexo A la inversa : hacerse regalar con tranquilidad y ale-
unitario en sí mismo. gría lo que no se ha ganado por el propio esfuerzo es muy
difícil para el hombre joven. Esto presupone, más bien,
en cuanto se ha perdido la relación natural e infantil de
4. La dificultad del agradecimiento confianza en el mundo circundante, cierta madurez, que
ha experimentado que el hombre por principio nunca es
Las relaciones delineadas hacen comprender lo difícil capaz de vivir por su propia fuerza, que lo mejor que ad-
que es para el hombre y precisamente para el hombre jo- quiere es siempre un regalo. Unicamente a través de es-
ven agradecer en forma justa por el regalo recibido. El te saber resignado va el camino hacia la libertad inte-
dar y el recibir presuponen cierta naturalidad soberana rior de hacerse regalar y de gozar sin recelo de lo que no
que logra el niño pequeño en la ingenuidad inquebranta- se ha ganado por el propio esfuerzo. Este es el tono oscu-
da de toda su existencia portada por el mundo circundan- ro que vibra siempre en aquella "gracia en la acepta-
te o recién el hombre maduro en una etapa determina- ción" goethiana.
da de su desarrollo. Esperamos, por eso, obtener ciertas Pero existe otra tensión más que dificulta la relación
indicaciones sobre la comprensión de la gratitud, discu- correcta con el agradecimiento. Un regalo o una buena
tiendo las dificultades que siente el hombre adulto con obra "obligan", y ya hemos señalado el carácter especial
respecto al agradecimiento correcto. de esta obligación : no es una verdadera obligación mo-
Primeramente: al agradecer reconozco siempre la su- ral, por lo menos no aquella que se cumple en una obra
perioridad del que regala. El que me puede ofrecer algo inmediata equivalente y puede ser remunerada en se-
de su abundancia es el más poderoso. (Por eso es conmo- guida, sino una obligación que se refiere a un cumpli-
vedor, dicho sea de paso, cuando un anciano agradece, miento ulterior posible en el futuro. De ahí viene el pe-
verdaderamente de corazón, a un niño o a una persona ligro de que el agradecimiento caiga en el olvido y de ahí
más joven; pues reconoce así una jerarquía o, por lo me- proviene, a la inversa, el esfuerzo especial que es nece-
nos, una igualdad de derechos, independiente de la edad sario para conservar la gratitud, el cual fundamenta el
y del rango. Es por esto que no hay nada que obligue más carácter de virtud de la gratitud. La gratitud es, en un

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sentido especial, la expresión de una continuidad que nifestación en la que se realiza, por decirlo así. Surge así
tiende un puente sobre el tiempo y por este motivo está el sentimiento de la tensión entre la gratitud que se sien-
íntimamente vinculada con la fidelidad. te interiormente y la manifestación exterior en la que se
realiza, sin consumarse en tal realización.
Considerando esto tal vez se entienda por qué a los ni-
5. Una indicación histórico-idiomática ños y a los jóvenes no les gusta agradecer. Puede ser
naturalmente que no quieren reconocer que están obliga-
Tal vez nos ayude en este conexo una mirada a la etimo- dos y se oponen a la gratitud, porque no desean sentir-
logía de la palabra Dankbarkeit, "gratitud". Dank, "agra- se obligados frente a nadie. Más importante parece, sin
decimiento", es, según el testimonio de los diccionarios, embargo, lo siguiente: se oponen al pensamiento de pa-
el sustantivo verbal del verbo denken, "pensar". De ahí gar, por decirlo así, expresando el agradecimiento y de
proviene el significado general originario. Dank, "agra- liberarse así de su obligación. Pues de esa manera se
decimiento", indica aquí, en un sentido muy amplio, que privaría al regalo de su carácter de regalo. Es inherente
el hombre piensa en algo, que lo guarda en sus pensamien- a la esencia de la gratitud el ser "eterna" y permanecer
tos sin olvidarlo. Dankbarkeit, "gratitud", sería, por lo incambiable a pesar de toda manifestación exterior. Co-
tanto, la constitución anímica de un conmemorar (Ge- rresponde a la esencia bien comprendida de la gratitud
denken) que conserva. De ahí se explica el carácter tem- el ser "inextinguible". Se expresa aquí el origen idiomá-
poral especial de la gratitud, el cual, como lo acabamos tico mencionado, su proveniencia del verbo denken, pen-
de indicar, sigue teniendo efecto en la significación espe- sar, en el sentido de un conmemorar permanente.
cial más moderna. La gratitud es siempre la virtud del Una de las experiencias más dolorosas para el hombre
conservar independientemente del tiempo y presupone agradecido es, en cambio, que mueran los seres venera-
siempre, por tanto, la fuerza especial de la continuidad. dos antes de haberles podido expresar la gratitud, lo que
Luego muy pronto se estrechó el significado en el uso no se hizo, precisamente, porque el agradecimiento se
actual. El Diccionario de Trübner dice: "Agradecimiento mantuvo encerrado en lo más íntimo para no expresarlo
(Dank) resultó siendo el sentimiento que se expresa en la en forma "barata" y para expresarlo sólo cuando se pre-
intención y no en la obra y se limita a la intención del que sentara la ocasión apropiada. La soledad de la vejez con-
recibió un favor." 4 La limitación de la intención, a dife- siste tal vez en que la mayoría de los hombres a los que
rencia de la manifestación exterior, parece, empero, no se les tenía gratitud ha muerto.
corresponder al sentido en que se usa actualmente esta
palabra. Tal vez se pueda diferenciar más agudamente y
decir: gratitud es la intención interior y agradecimiento 6. Gratitud y fidelidad
la exteriorización de esta intención en hecho y palabra.
Idiomáticamente se interfieren ambos términos sin dife-
El parentesco entre agradecimiento y fidelidad, que
renciación. se mostró en la dirección común de tender un puente so-
Esta ambigüedad idiomática señala a la vez una ten- bre el tiempo, es muy apropiado para hacer resaltar más
sión muy peculiar que contiene la gratitud en su esen- claramente la relación, difícil de captar, de la gratitud
cia y que resulta muy importante para su comprensión : con el campo propiamente moral. Tanto la fidelidad cuan-
la gratitud es, por una parte, una pura intención inte- to la gratitud son, de acuerdo con su esencia, "eternos",
rior, independiente de toda manifestación exterior. Exis- es decir, determinan un comportamiento en el futuro que
te, aunque no se la exprese nunca de manera que la re- es invariable frente a todas las dificultades y seduccio-
conozca como tal el hombre a quien se está agradecido. nes. La gratitud podría ser casi una especie de fideli-
Y sin embargo compele, por otra parte, hacia una ma- dad. En ella hay, empero, algo especificamente diferen-

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te que la distingue de la fidelidad y ayuda a reconocer continuo que lucha siempre contra la debilidad del cora-
en su propia luz la peculiar esencia de la gratitud. zón humano.
Si tratamos de circunscribir esta diferencia tenemos En todo esto se expresa que la fidelidad es un concepto
que indicar primeramente que la gratitud y la fidelidad especificamente ético. Fiel se es en relación con obliga-
señalan diferentes referencias a la vida. Se está, por ciones contraídas libremente (que en ciertas circunstan-
ejemplo, agradecido a los padres o a un profesor ; se es, cias quedan inexpresadas) ; la fidelidad se cumple en he-
en cambio, fiel a un amigo. Se está agradecido a una per- chos clara y exactamente enunciables. La gratitud, en
sona mayor o más poderosa o digna; la gratitud está cambio, se refiere a una relación que recae sobre el hom-
siempre unida a una actitud de veneración a un ser que bre sin que él la haya establecido por su propia acción.
está en un plano más elevado ; fiel se es, en cambio, con Tiene sus raíces, por lo tanto, en las relaciones de la vi-
un ser de la misma edad y de iguales derechos. Aunque da "natural", que preceden a las decisiones morales. Se
en el caso concreto se entrelazan ambas determinaciones, conserva como algo libre, suplementario, trascendiendo
se puede separar siempre el punto de vista determinan- el campo determinado y fijo de lo moral. Llega así hasta
te en lo que es gratitud o fidelidad. los últimos recintos religiosos y se completa en una últi-
De ahí emerge una segunda diferencia: se está agra- ma relación con la vida que acepta su cumplimiento como
decido a alguien por lo que ha hecho, por un favor reci- un regalo o, si se quiere decirlo así, como una "gracia".
bido, en todo caso por algo que pertenece al pasado ; se es La situación que obliga a la fidelidad, en cambio, ha si-
fiel a alguien, en cambio, en dirección a algo que se rea- do elegida o creada por el hombre mismo.
lizará tan sólo en el futuro, de acuerdo con una obliga- Un último punto de vista habría que agregar, siempre
ción contraída, aunque ésta se haya contraído, en cier- que nos limitemos a la gratitud frente a un determina-
tos casos, tácitamente. do hombre singular. Cuando al principio dijimos que el
Aclararemos esto desde el polo opuesto. Se pueden in- que regala cuenta en cierto modo con el agradecimiento
fringir ambas obligaciones ; pero la infracción es en ca- de quien acepta el regalo, nos limitamos al círculo estre-
da caso típicamente distinta y observándola podemos cho de la convivencia humana, desde el cual partimos en
aclarar mejor la diferencia. La ficielidad se "quiebra". nue,stra primera orientación. Esta apreciación va per-
Esto significa que el traidor se retrae, en un acto vio- diendo su validez al acercarse a las regiones más eleva-
lento, de las obligaciones que implica la fidelidad. El das de la vida moral. Lo esencial del regalo verdadero
consiste en que el bienhechor no cuenta con ninguna re-
desagradecimiento es más difícil de captar con preci-
muneración de su obra ni espera ningún agradecimiento.
sión. No consiste tanto en la infracción de una obligación
Lo que hace feliz es precisamente que el verdadero agra-
determinada y enunciable cuanto en un comportamiento decimiento llega inesperadamente y quizá no se refiera
general mucho más indeterminado. No consiste tanto en tanto al hecho determinado como a todo el ser humano en
un acto determinado que infringe las exigencias de la general a quien se está agradecido. Visto desde aquí, el
gratitud (aunque esto naturalmente puede verificarse) agradecimiento es, como el regalo, una cosa que no se ha
cuanto en la omisión de un acto que hubiera exigido la ganado, que le cae al hombre a quien se agradece como
gratitud, y en un olvido en general. La fidelidad tiene un regalo y hasta lo avergüenza, porque, en el fondo, no
que ser conservada frente a la seducción que se presen- se siente digno de este agradecimiento que le obliga aho-
ta determinadamente, y su conservación radica en una ra a concentrar todas sus fuerzas para cumplir realmen-
decisión que se toma con claridad. La gratitud tiene que te lo que el hombre agradecido vio en él.
imponerse frente al peligro del olvido que crece con el
transcurso del tiempo, y esto no se logra con una sola de-
cisión sino únicamente con un comportamiento tenaz y

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7. La gratitud como temple anímico vital siempre que sepa que no ha creado este amparo por pro-
pia fuerza, sino que le ha caído de alguna manera como
La gratitud significa mucho más que lo dicho al refe- un regalo, sin haberlo ganado y, en el fondo, sin haberlo
rirla a un hombre. Nuestra consideración quedaría in- esperado.
completa si olvidase que por encima de toda gratitud a La gratitud se encuentra por esto íntimamente liga-
un ser determinado hay una gratitud general sin obje- da a la esperanza. La esperanza se lanza al futuro con
to, como se podría decir, que prevalece en toda la vida confianza y convencida de que éste cumplirá, de alguna
del hombre como un sentimiento de estar tranquilo y por- manera todavía indeterminada, lo que se espera y no de-
tado. jará caer al hombre en el abismo; la gratitud surge, a la
Se podría hablar de una gratitud frente a Dios o a la inversa, de un sentimiento de esperanza cumplida o, me-
vida, si no existiese el peligro de alterar la falta de ob- jor dicho, de esperanza sobre-cumplida, ya superada. De
jeto de este temple anímico, concibiéndolo en la misma esta manera se entrelazan aquí, en las tres formas dife-
forma que la gratitud a un hombre determinado, o de cap- rentes de la actitud fundamental afirmativa frente a la
tar mal estos fundamentos más originarios y todavía no vida, las tres referencias al tiempo: confianza, esperan-
diferenciados partiendo de las formas religiosas especia- za y gratitud, que se comportan como presente, futuro y
les y más perfeccionadas. En la felicidad de un desper- pasado. Confiado vive el hombre en el presente, con espe-
tar descansado, en la alegría por la existencia en general, ranza enfrenta el futuro, agradecido mira retrospecti-
está oculta esta gratitud como fondo portador. En ella vamente su vida pasada y encuentra en el pasado el po-
adquirimos conciencia de que no podríamos llevar nues- der que lo porta en el presente.
tra vida por propia fuerza si no viniese a nuestro en- Vista desde aquí la gratitud es mucho más que una
cuentro un fondo portador cualquiera, si no nos fuera virtud de la convivencia humana; indica la relación del
regalada toda plenitud, en un sentido último, por una hombre con el fondo de su vida, tenga éste la forma que
merced. se quiera, y es independiente de la representación que
Es por eso que el existencialista no conoce ninguna gra- poseamos de este fondo.
titud y por sus presuposiciones tampoco puede conocer-
la, ni como gratitud concreta a cierto hombre ni como
temple anímico vital. Esta es la consecuencia necesaria
de su concepto de libertad, que repite aquí, de una ma-
nera radical, lo que encontramos anteriormente en el obs-
tinado afán de independencia del hombre joven. El exis-
tencialista quiere llegar a ser por sí mismo lo que es, co-
mo dice Sartre 5 y no quiere depender de nadie en esta
,

tarea. Como esto es imposible, como la vida humana


sólo puede prosperar sobre la base de formas de comuni-
dad ya desarrolladas, en el existencialismo está irreme-
diablemente deformada la concepción de las relaciones hu-
manas. Es por eso que la gratitud, tanto la gratitud a
un determinado hombre como la profunda a la vida que
posibilita la anterior, es el signo infalible de que un hom-
bre ha superado el endurecimiento existencialista. Esta
gratitud es la expresión necesaria del amparo, la respues-
ta que halla el hombre en este sentimiento de amparo,

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Segunda Parte

EL PROBLEMA ONTOLÓGICO
I. LOS ACCESOS A UN SER PORTADOR

1. Los temples anímicos felices

En las consideraciones precedentes sobre las virtudes


de estar-consolado, de la esperanza, etc., se habló deteni-
damente de la constitución interna del hombre, sobre la
cual construye en sí mismo una nueva consistencia, atra-
vesando las conmociones existencialistas. Ahora tene-
mos que dedicarnos al otro lado del planteamiento del
problema, de acuerdo con la división anticipada en la in-
troducción, es decir, en la referencia a un ser que tras-
ciende al hombre y lo porta y protege. La cuestión es :
¿de qué manera puede conseguir una nueva confianza en
el mundo que lo rodea el hombre que en la angustia y des-
esperación ha sido desarraigado de todas las referencias
de vida portadoras y arrojado a su última soledad? Ya
que por "ser" (siempre que no se añada nada especial) en-
tendemos siempre a un ser abarcador dentro del cual el
hombre está encauzado, podemos hablar aquí brevemen-
te de un problema ontológico. En tal conexión "ontológi-
ca" se podrá luego hablar con sentido de un nuevo am-
paro del hombre. Los problemas son aquí muy enmara-
ñados. Para comenzar retomamos, por eso, brevemente los
pensamientos que en las investigaciones precedentes se-
ñalaban una dirección nueva y unimos a éstos todo lo que
ahora pueda añadirse sin violencia.
Se podría partir — como lo hice hace tiempo en un tra-
bajo- 1 del pensamiento de que todos los temples aními-
cos angustiantes y oprimentes, que como experiencias de-
cisivas forman la base de la filosofía de la existencia,
tienen la característica común de apartar al hombre
del mundo, enclaustrándolo en sí mismo. Todo dolor in-
tenso, toda desesperación verdadera arroja al hombre en
su soledad. Aunque extienda desesperado las manos en

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busca de un apoyo, se topará siempre con el vacío. Y a la portadora fuera del hombre. "Para encontrar a Dios hay
inversa: si el hombre quiere abrirse hacia un mundo ex- que ser feliz" es una frase muy grave, por cuanto cono-
terior y lograr un acceso a este mundo, tiene que encon- ce lo inútil que es toda búsqueda desesperada que parte
trarse en una constitución, feliz. Hablo en general de "fe- de la propia miseria. Es tanto más significativa cuan-
liz" para de,signar con una palabra, en lo posible sencilla, to a este estado de felicidad no lo puede forjar el hombre
toda la variedad de estos temples anímicos que se dife- por su propio esfuerzo, sino que le viene, de la misma ma-
rencian mucho entre sí. nera que las virtudes observadas anteriormente, como
Si diferenciamos en el hombre lo que se podrá acep- una gracia. Es de esperar que la cuestión será semejan-
tar por el momento como una simplificación tosca — te en el problema, más general del ser y que podrá decir
las dos posibilidades fundamentales de temples aními- correspondientemente: para llegar al ser hay que ser fe-
cos: los oprimentes y angustiantes y los exaltantes y fe- liz. Retomaremos en seguida más detenidamente a la
lices, encontramos que esta bipolaridad corresponde exac- consideración de un significado análogo que tiene la cal-
tamente a la otra bipolaridad entre el estado de encerra- ma como capacidad de hacer ver las cosas desde su propia
miento del hombre en sí mismo y el estado de apertura, esencia, tal como lo ha expuesto Heidegger en conexión
de receptividad para el mundo que lo rodea. En la prime- con una poesía de Hblderlin 3.
ra posibilidad se enclaustra el hombre en sí mismo,
apartándose de todo contacto con el mundo exterior. La
otra posibilidad lo abre y le permite el contacto con algu- 2. La fe
na verdadera realidad fuera de él. El problema de la
realidad portadora fuera del hombre está de alguna ma- Ya Jacobi ha indicado, fundándose en un pensamiento
nera conectado con el fundamento de los temples aními- de Hume, que una realidad portadora fuera del hombre,
cos felices y el análisis de éstos es, por eso, de alto sig- sea la simple y visible de las cosas o la de índole espiri-
nificado ontológico. tual, no puede ser demostrada, por principio, y se eviden-
Naturalmente que con lo dicho no se ha resuelto de nin- cio sólo en un acto de fe.4 Este es un pensamiento im-
guna manera el problema. Se ha indicado, en modo gene- portante y decisivo, aunque hoy se lo acepta sólo con
ral, cierta dirección en la que se podrá buscar con senti- ciertas delimitaciones, porque Dilthey y luego Scheler y
do tal solución. Pues en los conexos que acabamos de men- Hartmann han expuesto convincentemente que la certi-
cionar (y que naturalmente deberán ser determinados tud sobre la realidad del mundo exterior está dada en la
más exactamente) se mostró una condición que debe ser experiencia de resistencia al impulso de extensión. La
cumplida para hacer accesible al hombre la experien- cuestión es cómo se pueden conciliar estas dos afirma-
cia de una realidad portadora. De esta manera se sugiere ciones.
por lo menos una dirección para la investigación ulterior. En esta conexión tenemos que determinar más exacta-
Las experiencias en las que podrá darse tal realidad tie- mente el concepto realidad portadora. La realidad de la
nen que ser naturalmente muy distintas. que hablaron Dilthey y Scheler era la que limita el des-
Totalmente en este sentido dice Rilke, a quien recurri- envolvimiento de la vida del hombre, la que se le enfren-
mos ya varias veces, porque él, como ningún otro, ha pa- ta como un límite insuperable y lo arroja hacia sí mis-
sado por las angustias y desesperaciones existencialis- mo. Radica en la esencia misma de la cosa, que tal reali-
tas, en una de sus últimas poesías (escrita en francés) : dad puede ser experimentada sólo en la resistencia pura
"Para encontrar a Dios hay que ser feliz; pues aquellos y no en un ser propio y positivo. Tal realidad es efecti-
que lo inventan forzados por su miseria proceden con de- vamente asediante. No puede ayudar al hombre a salir
rnasiado apresuramiento..." 2 Lo que se dice de Dios fuera de sí mismo cuando él, en la desesperación, ha per-
en una última agudización vale también para la realidad dido todo apoyo.

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Cuando hablamos aquí de una realidad portadora pen- suyo el haber aprehendido la sujeción a un mundo cir-
samos, al contrario, en una realidad fuera del hombre, cundante humano, a diferencia del idealismo, que partía
en la cual puede él apoyarse y confiar, análogamente a de la conciencia pura. Recordemos sólo el impresionante
lo que exclama Fausto después de las desesperaciones de análisis heideggeriano del ser-con (Mitsein). 5 Pero el
la tragedia con Margarita: "Tierra, tú permaneciste es- mundo de las relaciones interhumanas es en esta filoso-
ta noche inconmovible y respiras nuevamente refresca- fía un fondo difuso, el mundo del "se" (man) anónimo
da bajo mis pies", destacando como lo decisivo la segu- (como lo expresa Heidegger) o la existencia en masa
ridad de esta referencia al ser. En este sentido quiere de- (Massendasein) (como lo formula Jaspers), y es, por tan-
cir portador, en general: un apoyo fidedigno, en el cual to, un fondo del cual tiene que retraerse siempre el mo-
puede sostenerse el hombre, un punto fijo (arquimédi- vimiento existencial de la formación de la propia identi-
co) fuera de él que le posibilita la propia existencia y da dad (Selbstwerdung). No se vio al prójimo desde una re-
un sentido a su vida. ferencia portadora, activante y auxiliante, como tú au-
Con esto se dilucida la objeción. Mientras que el hom- téntico, para decirlo así brevemente.
bre experimenta hasta en la desesperación una realidad Es por esto que tenemos que preguntarnos aquí por
estrechante y sin sentido (a no ser que haya muerto ya las referencias que constituyen la realidad de tal tú vi-
en él todo impulso vital), esta segunda realidad, la por- viente. Es Buber el que ha llamado siempre la atención
tadora, se hace, en efecto, solamente accesible en el modo sobre este lado del planteamiento. 6 Últimamente ha sido
que Jacobi denominó con razón la fe. A esta realidad no Marcel quien ha contribuido esencialmente a la compren-
se la puede sostener frente a la duda mediante formula- sion de esta cuestión.? Marcel, en cuya convincente ex-
ciones racionales; ella se hunde cuando es acechada por posición nos apoyamos para simplificar el problema, ha
la duda y tiene que ser reconquistada de una manera que hecho resaltar muy acentuadamente la diferenciaque_hay
no depende solamente del empeño del hombre, sino que, entre la realidad de un tu anténtico y vivo yja_mera rea-
como ya lo acentuamos varias veces en la primera parte, lidad exterior de un prójimoexistente. Marcel ha reduci-
le cae a la vez como una gracia, la cual, por cierto, tiene dogtók7;linákórinula fácil de retener, al hablar de una
que ser captada en un esfuerzo propio y es, por tanto, en transición •del ello al tú. En el primer caso, en el mero
el sentido determinado anteriormente con más exactitud, ello, está dado el hombre como un ser instintivo, como
gracia y virtud a la vez. Así se determina, con mayor pre- un mecanismo anímico impulsado por su egoísmo, el cual
cisión, lo que en las consideraciones introductorias lla- obedece a las leyes de la causalidad en forma igual a cual-
mamos en forma indeterminada confianza. También a quier otro proceso natural, es decir, el hombre así como
esta confianza le falta el carácter coactivo. es objeto del conocimiento práctico y de la psicología
científica. En el otro caso, en cambio, en el caso del tú au-
téntico, se trata al prójimo como a un ser capaz de la li-
3. La existencia del tú bertad y de la bondad, como a un prójimo que ayuda y en
el que se puede confiar, con cuya fidelidad se puede con-
El lugar donde se encuentra el hombre, primeramente tar en los casos de indigencia. Naturalmente que esto no
y antes de todo, con tal realidad portadora que lo saca de quiere decir que todos los hombres me están dados como
las desesperaciones de su soledad, es el prójimo viviente, un tú auténtico, sino solamente que entre ellos se desta-
el tú, el tú hermano que se le acerca. En este lugar te- can de tal manera algunos o por lo menos uno.
nemos que iniciar, por eso, nuestras consideraciones. Es nuevamente importante que esta certeza de la con-
No se puede afirmar, ciertamente, que la filosofía de fianza en el prójimo no resulta nunca de un proceso de-
la existencia haya dejado de ver al prójimo, partiendo de mostrativo racional y que no se impone frente a la duda
un solipsismo puro. Al contrario, fue justamente mérito por tal proceso, sino que se manifiesta, por principio, só-

124 125
lo en el proceso que arriba denominamos confianza, sin II. EL CONCEPTO DE LO SALVO (DES HEILEN)
determinarla mayormente. Vale decir: la certitud existe
cuando me confronto realmente con el prójimo, cuando
me comprometo y yo mismo corro un riesgo en este com-
pmelérffie. Esto se realiza, empero, únicamente en el
encuentro concreto de la relación amorosa auténtica. No
eifsfé, por- Principio, ningún conocimiento de la huma-
nidad del prójimo, fuera de este riesgo del encuentro
amoroso.
' Cuando se verifica tal encuentro, se abre en el amor /. La nueva experiencia ontológica
un mundo totalmente distinto en el cual no se transforma
solamente la imalen del hombre que encuentro, sino ade- En lo ya expuesto hemos indicado varias veces que en los
mas la inylgen de todo el mundo. El mundo, en suma, se sentimientos del amparo, del estar-consolado, de la espe-
manifiesta a la conciencia asombrada en una nueva per- ranza, etc., no se trata de estados anímicos que se podrían
fección. Es necesario tomar en serio esta experiencia, sin entender psicológicamente y que entretienen al hombre
desdeñarla como engaño subjetivo. con ilusiones engañadoras sino de posibilidades de una
Scheler ha sido seguramente el primero en señalar que verdadera experiencia metafísica que posibilitan un ac-
ciertas últimas experiencias del ser son accesibles sólo ceso al ser, imposible de adquirir de otra manera. Marcel
para quien ama, evidenciándose el amor, de esta manera, tiene razón al señalar que aquí se trata del único acceso
como un especial órgano metafísico.8 Biswanger ha des- posible a una ontología real y concreta.
arrollado ulteriormente estas cuestiones en forma con- Entre las determinaciones del ser que se abren aquí
creta, señalando 9 cómo el mundo ya no se muestra ex- en el fondo de una confianza feliz y de un profundo am-
traño y amenazante, como una resistencia estrechante, paro resalta una como la última y final: la determina-
a la conciencia que ama, sino más bien en una ampli- ción de lo "salvo". Frente al estado de amenaza y pe-
tud activante y portadora. Es la experiencia de un mun- ligro de la existencia humana se eleva típicamente este
do "salvo", como podemos resumir anticipadamente, a di- concepto de una manera doble. Se dice: el hombre que-
ferencia del "mundo quebrado" de los existencialistas. da salvo en medio de la amenaza, y también: el mundo
Son especialmente dos campos en los cuales se dibuja queda salvo en medio de toda la destrucción. Estos dos
claramente este cambio: la conciencia transformada del enunciados, que manifiestamente están vinculados en-
espacio y la concienca transformada del tiempo. No te- tre sí, parecen muy apropiados para captar lo esencial
nemos que perder de vista, por eso., estas dos regiones. de esta nueva experiencia del ser y parece, por eso, nece-
Antes tratemos, empero, de aprehender en su forma ge- sario analizar un poco el concepto de lo "salvo", dándose
neral el carácter ontológico de este estar-salvo, que se plena cuenta que se trata aquí de co.sas muy frágiles, a
manifestó aquí. las cuales hay que acercarse con extremo cuidado y re-
serva, pues hay que cuidarse mucho más que antes del pe-
ligro de encontrar solamente un consuelo barato al que-
rer huir de la amenaza. Se tendrá que investigar muy
cuidadosamente la experiencia que se condensa en este
concepto.

126 127
nados, y no correr el peligro de una posible confusión.
2. El preconcepto idiomático Como él llevaría la investigación en una dirección esen-
cialmente distinta, no nos ocuparemos más de él en la co-
"Salvo" es una determinación muy peculiar del ser, nexión presente. 1, 2
que como tal casi no ha sido enfocada por los filósofos.
Si uno trata primeramente de cerciorarse, en una orien- 3. Testimonios poéticos
tación anticipada y en rasgos algo toscos, de lo que el uso
cotidiano del idioma entiende con esta palabra se nos Nos parece muy significativo y un signo para la supe-
presenta ya al principio una observación muy peculiar: ración del punto de vista existencialista desde esta región
cuando designamos algo como salvo lo hacemos dif eren- el hecho de que comienza a perfilarse en diferentes lu-
ciando de otra cosa que no -está salva, sino quebrada o gares — y visiblemente sin ninguna interrelación — la
de algún modo averiada. Decimos que algo está salvo que- experiencia de lo "salvo" en la poesía moderna. Werner
riendo hacer resaltar que se quedó salvo y remarcando Bergengruen, que por su sensibilidad para semejantes
este estado como algo digno de hacer notar y, en el fondo, experiencias fue nombrado aquí varias veces, valoriza
asombroso. Salvo no podrá estar nunca algo que en su in- ya en el título de su último tomo de poesías el "mundo sal-
tegridad masiva es indestructible — por ejemplo una gran vo" y expresa ahí en una de las poesías más bellas: "Pro-
piedra redonda en el camino —; salvo está siempre lo frá- fundamente, en lo más íntimo de sus anillos, descansa
gil que no se quebró, lo destructible cuando se mantuvo su núcleo consolado y salvo." 3 Los dos conceptos del es-
intacto en medio de la destrucción. Salvo estaba por eso, tar-consolado y del estar-salvo están evidentemente en
en el sentido idiomático originario, sobre todo el hombre una relación muy íntima, de manera que las presentes
cuando surgía ileso de una lucha. El haber-quedado-salvo consideraciones se empalman como complemento ontoló-
parece ser, por e,so, un milagro que se debe a fuerzas pro- gico a lo que anteriormente, desde el punto de vista de la
tectoras profundas. constitución humana, se dijo sobre el estar-consolado. Im-
Salva (heil) está también la herida que se cerró. Con portante para la nueva conexión es, sobre todo, que tam-
respecto al estado corporal de un ser viviente hay no so- poco aquí el mundo está salvo en su integridad masiva,
lamente el estar-salvo y el quedarse-salvo, sino además sino solamente en una profundidad oculta, y que este es-
el proceso de la salvación (Heilung) como el devenir- tar-salvo en el núcleo es conciliable con alguna herida
salvo que se debe a las fuerzas salvadoras de la naturale- en la superficie.
za. e La palabra adquiere un significado distinto cuan- Salva, en el mismo sentido, es también la vida huma-
do se la aplica a la región de la vida orgánica. El orga- na. En la dichosa experiencia del paisaje meridional — es
nismo se presenta entonces como algo que tiende a resta- decir todavía no en un sentido cristiano ultramunda-
blecerse en su estado salvo, después de todas las lesio- no — puede el alma tener la esperanza de "estar salva
nes ; y el arte médico tiene la capacidad de ayudar, en eternamente". 4 Ambos significados: el estar-salvo del
cierto grado, con sentido a la naturaleza. Las fuerzas pro- mundo y el estar-salvo del alma humana parecen estar
tectoras y restituyentes de la salvación se experimentan íntimamente relacionados. Otra poesía (muy anterior)
por tanto aquí como las fuerzas profundas y ocultas del trata de la experiencia de la vida sentida — en una ca-
fondo del ser mismo. balgata de patrullaje — en el peligro rebosante que
Finalmente se habla en sentido religioso de la "salva- abarca unitariamente al hombre y al mundo. "Siento her-
ción (Heil) del alma", como de la última liberación de las vir vida en mis venas... , vida, irreflexiva e inquebran-
amenazas, que es el afán más íntimo del hombre en esta tada de la gran unidad del mundo." 5 Y en este conexo se
vida. (Queremos nombrar sólo este significado como la encuentra la frase decisiva para nosotros : "El mundo es-
última posibilidad del concepto.) Señalamos este signi- taba salvo en mí." 5 Importante es la frase de unión: en
ficado para separar los fenómenos anteriormente mencio-
129
128
mí mismo seisiente el , estar-salvo del mundo, en mí „mis!, taciones" , y,. por tanto, destrozada. Pero 'en cuanto nos
mo- esta. fundainentado.„el , eatar;salve del Mundo. , Y es ,así1 sintainos incluidos en la totalidad cósmica podremos , al-
que el propio:: estado. estar-salvo ,es elan, Condición. para. ,
•: ceatzar,launqué .sóle raras veces,. tal "estar-SalVo". Así se
que se capte al mundo en su estar-salvo:.{;
expresa con .respecto',a..la- vivencia: de "las eátrellas .qtte ,
No podemos detenernos más en el significado que tie- , : '"el ;corazón se- sintió como una -totalidad... y es- caen!'
ne este peculiar.eóncepto en Eergengruen. 6 Importante taba= salve". El ''ser-tótal ; y el estar-salvo pertenecen, ;
para la presente conexión es la concordancia con Rilke, que
deaeuerdo eón sulorigen .etiniológioo;Jir una unidad 'indi-
eirrfornia „ , fructífera llega, en último -período,_ más , :allá viiáiblet'iLo =pecaliares- -que. este estar. salvo` se-mantiene
del atiesamento existencial:. En sus Poesías deilos , ., últiraos también-en, medio del estado, -de peligro como algo ileso
alíes-habla Rilke:siempre de • lo ."salvo% una palabra ,que:sd-,
lamente :én:Su:alltimo período -se impone ;Corno algo total-,, e intacta- -frente a- toda-amenaza{ exterior. b
expresión' 'necesaria de una nueva. Por otra parte, el estar-salvo es algo que no puede , lo- ,
mente :nuevo,- , como graelhomb.inCtprslefuzo.
experiencia del. ser: empieza a abrirse. . Rilke habla del , 'Cuando
cae llenándolo de' dicha. Se asemeja en esto á las.
"grito.-salvo del pájaro",. 7 .. y, en la.'conexión dela, peesia,- ,
quier:dc.stgo,aiferncdl•thuma diferente:á virtudes tratadas 'anteriortnente,. Al lugar: de
procedencia , de tal estar-Salvo lo , -designa Rilke; en una ,
que' ha: sido,- arrancado .de la totalidad de .la naturaleza'
, cuidadosa-del idioma poética,' "el Dios", transcipó-muy
está: por 'leso a :Merced, de la caSualidad, penetra - inquehra.n 4,1 o :"los -Dioses", (y-hs 'xnviy significativo que . esta palabra ;
tadoen el espacio. universal abarcador vestásalvo:enla
tacta unidad con la totalidad; En sentido. igual.liaceresal,-J ~I» expresión-queél-Simpr(vtó,s:Penahor
de un. fruto y al. decir .esto,; ,un ,, senTi nuetas experienelas dé vida). En contraposición con ,
ter él "estar .
la-rotuy.desnció/áotaldrgni?"e-
tidol figurado, .de los: extralos ,- Y :. maravillosos. frutos, de,
pre desgarrada por nosotros% que.existen siempre en el ,
la i consolación"; ..concibe la 'unidad.2de..1a..formación Qrgj
niea madura,. cerrada por , .clentro. e ilesa: por fuera, 'COMO , fuente dé este es-; hombre,.s-digna Dotm
símbolo para. poner frente al, funesto deranembraTiento - 401 tar-calvo; como:el-lugar en el que s6 restablece tota.1P--
la, existencia humana .1a .totalidad. que. eonsuela.:1 „En dad .perdida, =como "eFlugar que ,.„ ,
forma:similar. habla: Rilke :del :día "salvo% . el ; que, no- Finalmente recurrimos en esta conexión a un lereer
penetrar :ninguna contradicción ,.. interna; 9, ,el .,dlai testigo : Ileidegger. 'En el{ nuindo de la temporalidadapre-
ptiede , miente-que ha =descrito' Ileidegger en' su obra.Ser v , TieM-:
está salvo no porque casualmente quedó.„:iMPerturbado,
po, no había espacio para „el concepto -de lo , salvó; pues-
sino,:a la ,inversa,: - porque en el ,no.,podía .penetrar, ningu-
na perturbación, „pues...,la constitución ,de...su,.,eseneia, ahí se comprendió a la vida humana precisamente par-
estar-salvo., :excluye-toda :perturbación. El. estar --salvo;.ee.. tiendo de lo inhóspito del mundo y del no-ser-total del
hombre,- queradica en tal inhospitalidad.: El - hombre?. por
aquí.. siempre la „denominación deuna : tota,/idad.,c, integri,,,
eso, podía hallar su totalidad sólo en la muerte. Tanto
41t1 interna:que no se pueden--eliminar: por uingunaper más significativo es que en el -ulterior desarrollo2de Ilei-
turbación, , , ,„
degger, sobre todo , en „su tratainiento_de y. aquí.
Rilke aplica:esta palabra. tan signifiCativa también
especialmente en., pequeño: eacrito , ,que „ interpreta la ,
rectamente,a1- hombre.- Elogia.."el.: corazón ..lejano que ,per-5 poesía fleirnlmájt
medio de todas las. eosas,"?io . ,repre.~ dieJVerummolten, se impone el fono',
manee salvó mentíd-la:c,quonde-pr'acsi
tandO„con este , ,"coraZón. lejano", al, eatado...de - la „perfed-.1, terna,n1 concepto de ,lo salvo.
ción.que.comúninente„, -nos, falta.. ."Salvo", ea:•este corazón:
interpretación de la, poesía de ,
mientras.- palpite: en' inquebrantada , córisonancia, Con todal
la naturaleza;. en el corazón humano, en cambio, f!stigran, Heidegger i? que la calina es, aquella ;constitución del-Ser ,
palpitación (es tá ). . dividida.. en • muchas. pequeñas:. en~uridolhman,queltmpaníico-de.laxstn-
cid.-'humana 'en.'el cual •las cosas se abren por sí mismas
130,
en su propia esencia. "La calma — así lo expresa — da a no es casual; indica, más bien, aue en el movimiento espi-
cada cosa el espacio esencial, al que pertenece según su ritual actual, en la necesidad de confrontarse con la ame-
género, para estar ahí, en el brillo de la calma, como una naza de la conciencia existencial, se llega siempre al mis-
luz tranquila, contenta de su propia esencia." 14 La cal- mo fenómeno fundamental. Precisamente porque este con-
ma crea, por tanto, según Heidegger, aquel orden en el cepto no emergió de la construcción filosófica, sino de la
cual las cosas, sin verse perturbadas por ninguna amena- forma irreflexiva de la poesía y de la ocupación directa
za exterior, se pueden desarrollar desde su interior has- con la poesía, podemos tener la esperanza de haber en-
ta su propia esencia, revelándose así al hombre. Pero ella contrado un fenómeno cuyo análisis detenido nos intro-
crea, a la vez, para el hombre mismo el espacio en el cual ducirá en el centro mismo del fenómeno que tratamos aquí.
él se puede desarrollar íntegro hacia la totalidad de su En esta dirección podemos intentar, mediante algunas
esencia. anotaciones cuidadosas y tangenciales, llamar la aten-
Para la constitución de la esencia descrita, que se des- ción sobre la significación de este fenómeno, sin preten-
arrolla sin quiebras, se impone el concepto salvo y Hei- der todavía verificar un tratamiento exhaustivo del mis-
degger dice efectivamente que "en su claridad (de la cal- mo. Será importante aproximarse primeramente a la esen-
ma) queda salva la naturaleza de las cosas y de los hom- cia de lo salvo, en lo posible independientemente de los
bres". 15 Recurriendo al concepto del dialecto alemán testimonios mencionados.
die Heitere, la calma, en el sentido de lo puramente acla- El concepto de lo salvo quiere indicar siempre que lo
rante que concede recién lo abierto a todo "espacio" y a delicado y frágil se conserva, como por milagro, en me-
todo "espacio de tiempo", continúa Heidegger : "La cal- dio de la destrucción a la que parecen estar entregados in-
ma guarda y tiene todo en lo imperturbado y salvo." 16 evitablemente. Dos posibilidades típicas de aplicación se
Queda designada así, más agudamente que por las pala- destacaron del uso idiomático, ya en la primera visión
bras de Rilke, la constitución de ser en la cual ocupa su rápida : designa, en primer lugar, al producto frágil de la
lugar el concepto de lo salvo. Este último fondo, que Hei- aplicación, artística del hombre, precisamente cuando se
degger denomina, la calma (die Heitere) o lo supremo ha alcanzado el mayor refinamiento. Parece que la fra-
(das Hóchste), es lo que posibilita tan sólo el estar-salvo gilidad del producto, llevada a su punto máximo, obliga
de cada ser singular ; es, por tanto, lo que salva en el sen- al cuidado, al respeto temeroso en el trato con estos pro-
tido más originario. Y es así que Heidegger llega a resu- ductos, el cual los protege contra la destrucción. Se po-
mir : "La calma salva originariamente." 17 dría decir que es la fragilidad misma la que garantiza la
integridad. Esta es sólo una primera indicación antici-
pada que tendrá que fundamentarse más.18
4. El estar-salvo de las cosas y de los organismos Los ejemplos pcéticos mencionados atañen más pro-
fundamente a la segunda posibilidad típica de aplicación,
En esta breve consideración no se trata de desarrollar la que evidentemente es la más prometedora para el
detenidamente la comprensión de este concepto en todos presente planteamiento del problema. El "estar-salvo" de
los pasajes a los que recurrimos, ni tampoco de explicar un fruto o el "grito salvo de un pájaro" son imágenes to-
el significado de estos pasajes en la conexión especial de madas de la región de la vida orgánica, aplicadas luego
cada uno de los mundos de pensamientos poéticos o filo- también a la existencia humana. El estar salvo signifi-
sóficos. Aquí queremos primeramente comprobar que en ca aquí la totalidad perfecta que como por sí misma emer-
el desarrollo histórico-cultural moderno se van acumulan- ge del silencioso crecimiento de la naturaleza y se resta-
do los testimonios en los cuales el concepto de lo salvo blece desde su propio interior, después de todas las le-
adquiere una especial significación. Fuera de los men- siones de proveniencia exterior. "El fruto oculto es en-
cionados se podrían citar otros pasajes. Parece que esto tero"," esta metáfora de Bergengruen, acentuada ex-

132 133
presamente :título• :uno de sus de.:.poeslas,:y Ifundidad.: Si tratarnos de designar esta profurididad- con
tomada dela:vida orgánica, es: la- expreSiírn áltintra el concepto de un "nuevo amparo", habrá' que ›diferen-
„corifianza-en‘el ser:r. En la, -xegión, org4nWafIreapar.ecet,son teiarley,' precisamente:por su. profundidad;:de• todasegúri-
-mayor -.pureza ,,raSg0 deia qUe, ,aeabarnefs, de xlad'ingenua en alguna-integridad' exterior: 'Esta,arripato
haCer, ;resaltan ; pues las_ ;fuerzas: salvado:ras.; de."-lanatttra- as refiere solamente:á un luridamento que,Iper 'principio,
leza,'",que-reata.blecen:-.1a Aotalidadir, después-, de.:•todaw.-;las ea::indsterminable ,enr: su contenido ,y'conciliable;con :la
vulneraciones,: a, la, vez, • las fuerzas; del núcleo, Más; ark- -vulnerabilidad de todo objeto.:concreto.;
terno y-. 11111, vulnerable,: •. • :Estacarácter del estar,salvo- eXpresasfinalniente::en
En; : todo' suceso_ orgánico', notamo& :un,•proceao relación con el corazón humano que-"pérManece salVo-en
medio de todas las cosas". Después de las consideracio-
un:proceso:en, el cual "el ; organiárno, - para :Su • apoyo: :interno nes expuestas estamos en condiciones de entender esta
o -para sU 'protección-exterior:II produce ; partes: ! res latentes .; frase en toda su amplitud. Salvo "en medio de todas las co-
a, 'estos, productos.•;endurecidos-,les: falta: :preciaaniente:la sas" quiere decir: entregado sin protección a este esta-
ca.pacidad ; de rejuvenecer, , su :en durecimento , es!' la.::!rigi- do de peligro, así como lo expresó Rilke en un pasaje an-
dez .sin vida, -que' puede , quebraxse pero,: una • .vez! quebra- terior: "Entre los martillos se mantiene nuestro corazón
da, no puede restablecer por fueria,interna; su:totalidad: como la lengua entre los dientes, que, con todo, es la que
El. ,estaT-salvo devenir-s.alvo tieneri lugar: precisan-len- alaba." 20 Salvo está el corazón porque en medio de to-
te, allí: donde: el, crecimiento es, -delicado y l'ensible.'1,St, to:- da amen,aza, precisamente debido a su vulnerabilidad, que-
.rrobora ,a.si :la Intima « „relación • que existe- entre!. lo;saivo da ileso y, como por milagro, amparado en este "mundo
lo vuluerable.,,;, • salvo".
Es la unidad interior la que Rilke ha llamado "segura
y desprotegida", en una poesía que se llegó a conocer SÓ-
5. El estar-salvo del inundo y: dül hombre lo últimamente ("Wilder Rosenbusch"). 21 En este sen-
tido habla Rilke de una seguridad en el peligro, por
. -concepto,. de, lo, - salvo, .con:.toda la :prefundidad: ejemplo en una poesía epistolar: "Niño atrevido, ahora
aplica,;:en•el'ejemplo más-significatiVo eine
en ninguna parte estás tan seguro como 'en el peligro." 22
mencionanlos,:: fundara ento mIsrna del-i mundo,: En -; este
Por eso es tan significativo que fue en el "rápido riesgo"
sentido :habla B eigengruen El
tampoéo• de las estrellas que caían y "bajo estas ruinas de su es-
va de un 'objetoi-indestructible.'' Tampoco laignifica -4:co- plendor" donde el corazón se sintió "en su totalidad" y es-
mo. en. la frase:„"nos„.,salvarnos una,:"vez qué la taba "salvo". 23
conservación, se debe: 'a: una casualidad feliz.: EL -estar-sal- Precisamente en los últimos arios de su vida se acu-
.vo ,contiene :también ahí _la, bipolaridad,. que :acentuamos mulan los testimonios de Rilke en los cuales habla de se-
anteriormente.: -al .aplicar esté concept() la: : región, orgá- mejante forma nueva y frágil de amparo. Una de sus úl-
nica,,,, a: -sa.beri: .el esta'r:famparo,do: amenazado, al vez. timas poesías va en esta dirección, pues allí se cuenta, con
,E.s;,por eso;que hay -.que ,conSiderarque ',-mando, ,segnn respecto a la "fiesta de la alabanza", después de los peli-
.Bergengrnen, 'está. cerisolado- y.1 salvo, sólo ," en el frnás:..lin- gros soportados, de la "paloma que quedó fuera, fuera del
terno .de..-los anillos !es ,deeir;,,,thicarnente. en sil'. nItimo palomar", fuera del ámbito protector y a la intemperie,
núcleol, mientras :que,-en sneuperfitie persiste ztí- Nálhera- a merced de los elementos y que, en concordancia con
bilidaxL En, ;un:sentida. taiobién siegilri.-Bergelí- ellos, "conforme con la noche y con el día", se encontra-
gruen ciueda enterel. solanienteel'"fruito :oculto% Se Ara:- ría amparada, siendo la "más bella paloma, nunca ame-
ta, pues, de.. la confianza en: las- :fuerz,as :ocultas -de la 'pro- nazada." 24 Claramente se percibe aquí el amparo separa-

1.34 :135
do de todo apoyo finito y determinado en una totalidad III. EL SENTIDO DE LA CASA
abarcadora del ser.
Ya sobre la base de este tosco esquema se advierte con
claridad que con el concepto de lo salvo se ha tocado un
fenómeno de gran relevancia filosófica, que podrá ser de
importancia decisiva en la confrontación con el existen-
cialismo. Se trata naturalmente de un fenómeno suma-
mente frágil que deberá ser tratado con manos muy pre-
cavidas y cuidadosas.
I. El nuevo planteamiento del problema

Como el hombre no tiene nunca la conciencia de un mun-


do salvo como una posesión segura, sino sólo como un re-
galo de la gracia del instante pleno, que desaparece jun-
to con él, se le presenta la tarea de conservarse en este
mundo salvo y de afirmarse, por su parte, en lo que pri-
meramente le cae desde afuera como un regalo. Esto sig-
nifica, por una parte, que el hombre perfecciona en el in-
terior de su alma el ánimo consolado con el que enfren-
ta confiado a las amenazas, confiado en una protección
que le viene de algún modo desde "afuera". Esto lleva a
la aprehensión de las virtudes de las que hablamos dete-
nidamente en las presentes consideraciones. Pero la ne-
cesidad de afirmarse en el estar-salvo de este mundo pre-
supone, por otra parte, algo que está comprendido en las
investigaciones realizadas hasta ahora y que, por tanto,
tendrá que ser el objeto de nuestra atención. Es necesa-
rio, a la vez, que el hombre se sepa fundar en este mun-
do por su propio esfuerzo y conforme con sus fuerzas ;
que el hombre, por tanto, se enfrente lo más que pueda
con el peligro amenazante y se proteja contra él.
Esto ocurre cuando trata de adquirir en este mundo una
protección segura y erige, por sí mismo, una fortificación
contra los peligros invasores.
Al peculiar y frágil amparo en un mundo indestructi-
ble en su núcleo pero entregado a la destrucción en su
superficie se añade ahora otra manera de amparo del hom-
bre en una protección erigida y defendida por él mismo:
el amparo dentro de las paredes de la casa construida por
él mismo. Alrededor de este punto central se amplían los
círculos correspondientes a la aldea, a la ciudad y hasta
a la tierra natal, en su sentido más abarcador. Al es-

137
136
fuerzo que se- 71tIebe/TerlticaY hir-41Znalál :íntimo del alma tierra, . , sin ; so siego; Más laúl1;; del -fugitiva eternb;::cá.-
para conservar la intención de resistencia se añade ahora racteriza prof u rídammte imagen :existencial iota
el trabajo exterior, muy distinto, por el cual el hombre se •
del hombre. Toda conciencia de algiinal. seguridad-l-e pa-
erige dentro del mundo un lugar de amparo. Es el campo :rece" una-Ilusión engañadora.» • , • : .• • • • •
de la cultura en el sentido más amplio, de la configura- ,,Nnevamerite;-"sei presenta,' e "tasa de . -que : ;aquella, que; :el
ción del mundo circundante humano, planeada por el hom- -existencialismo. "había, :anticipado: etr:Izexperiétteiar.-- inté-
bre. Aclaramos este nuevo campo mediante el fenómeno -rior de-Pocos hembres.-;se, convirtió' entreutanto;
fundamental de toda cultura: la casa protectora. •cruel;°, de realidad", regtterior :para, ; amplts ;círculos
tunianos.i, ininunerables- grupoá -de :lugítivos "Mtpullá-
des° han ; ten. i do ; ene:abandonar °Sus -p roP i as ° endas•-;,lann
2. El lugar del arraigo (Heimat) f en-las regiones qtte,exterionnente:nuedaron''ileáál se fvé-
-ÍÍÍIÍÍ `fí ; 'ds1,.•klsectrraigo,. (Heimattosigheit),ÍÍ. ;por entrada, de los fugitivos incida-de:las
diferentes- partes de -la; -póblación;" ; éarabio taQt-, ¡n'aun-
- l'ara' entender' 'eSte' litievb • :Plánteanilento PrObleráa -do- de , ra , qu'e' también los; úne ;Permanécieroden
'e/S-I"coirverilente; l'éférit'Se'' de ntieVe "14 '-"poliCión `'ekiáteii- fueron: , arrastrados•--; por; ,ej.:.:clesarra iga; gé.-
Claliatá"Y ,platiteainiento'Idelarroiládo:-- al7 PrinCiPla; neral.-_-La; falta-do Ívivienda4yde'.iun lugar° de -strraigolte-
¡Mes nueva 'iriterinetádiÓtí ° tiene --que tairibi . gel:a:seri ,gra,n medida; ° el; d estinatle los •-hombres a;ctua-
'aqui' dé 14' Con-frólítáétóitICM POsicióit'' les. Yr, :como Siempre ocurre,: sola ,por fle- pérdida, •-adqu i rió
itageratida'tatabiétfial'il "Uriilatéralnielité ' 'Una el hombre plena -:óónoiencia,-; de. lo,:que había,";:perdido."•;La
Pasiéi6ti" de :origen :C•riatiano -había° elaborado' bón: ek- superación" deí este prolondo. rraigo-1 a I" 3er:1111i:ta-
treina akélleza '; desarraigól '" d'él "'É:hin:bre. hOrribré rea más urgente de,Miestroltiempor,-m,;";
'eStá crea:arraigado porque :se' erial:entra: entregada,' lin"áriá- Lo que acabamos de exponer está relacionado con lo
-yó ni Protección': á un nitindo" qraele: ° ea:extrañe'," anietia- que tratamos aquí, pues el desarraigo exterior conmovió
-72áfite 5litiekttó.: -segnicidad: ''-"buittiérr ' al hombre bulo; niaS Cuánta° quelnemóló;:en .im tiempo de
Tire = =que'. féliZ- dentro '161: atriticheratniéntos desarraigo interno del hombre, en el tiempo del hombre
fue" deSeilinalearad« ' Por' el' IéXiatériciali- -eXiStencialista- IE s ta s gni fi ea :.qu e I a "superaci án ;del' de-
Iritt'éttinolná° d'édeírat "hong:irle' désáttiparkda'fren- earra Igor; "se "load rá,--; lograr lc ; mut iliá rea • ex-
t6 -á' linitidó: élráindátite' 11 éria dé' a:Menai La gtis- ,ternosr-por.I.más: • -importantes e-. impreseindiblea•:que,;.sean
tia", tenia 'ePie, llegar' á ' 'Ser neceaáriattiente ' el' s eíititniento Tal stYPeraeión,,tiene 'Verifidarsey a la; vez; en-- lo
:Étindartieritáir'deterritinatité de "egte tiempo.' '" . tnás interne de las; relaciones \ humanas ; res i aqui9tima 7Par-
La conocida-:formillaélen' del ••doriéePtO 'de '1a•' ekislterieia -te , itnportante" ° él • problema geneM1 la'ksuPeración
'qUé ' tódaá ''laa' deteriiiiiiacióiteá°'eiintiCiableS 'del del:, existencialismo.' : - • . • • • • . ,;:,
tiriCleo Ititiitia del hoinbre: y re:duda 14 lékisteneie Mi' hie- - ,La, :tarea está en- proparcionarle,..otra",vez 'al', hornbrenn
ro "punto cero", hacía impolible todo radiCarifieríto":en' 'Puesto 'nuevo; -y fijo eri ; la- 'tierra; ; ;hablando eiv-~
'C.:Meré-te' 'dé éáte'inntidti"Y todü ':iiicorPoratión en ral, una nueva tierra natal y transformar e-n su totall,
"ini =orden' "botifigtk‘raelo •; "É rralite'°Y f ,dád Suirelaei én; con el mundo--.de°manera-''qué,, bate Ina:Se le
restaatitiltia taraeterilaCión:iltiatia Presente ,,:cotno amenaZante ; y -;•extraño;;, áingh 'le S vez
Ciéti Itirriaria'Sóbre la ilerraáéliala "agtida déj- .°4-- por .--lo:"Menos:' eh ; regiones en."-cleAa.•,:magni-
no''' del helare tici keit l'A Sta 1"; d'ecilii01° f Orina; ,-tud,-44-como=ampiarador ; y; pr °techo Frente a ,í la entrega
POrtjíte: Perdi5;" laAiersPeCtiVá Coiíéóladorá''-dé:'btró sin, reServits.1\ a; 'infinitudr'-en la' tualdesaparece :todo
Mtindej; fdóti ' 'qué •-el'Iésarraigó: "Sé' 'eáéribialítienté "palpable; ';'s e trata; aquí hombre vSn-for-
Inelithinable: ' jóiatol-'", 'del: Can-In:ante Mai nueva.-,:en finitud ds proporcionándole,

139
re dar al hombre "los sólidos diques sin los cuales no se
frente a los poderes que lo asedian, un puesto sólido. Esta puede vivir" (p. 28) ; pues diques o muros son necesa-
es, vista por lo menos desde un lado determinado, la nue- rios para conservar el recinto cuidado frente al ataque
va tarea que se perfila. de lo ilimitado.
Denomino este problema, anticipada y brevemente, la El hombre, que sin este apoyo es un viator, un caminan-
cuestión de un nuevo domiciliarse del hombre en el mun- te eternamente acosado, tiene que aprender a detenerse
do (o, más brevemente : la cuestión de su nueva vivien- en su camino y a fundarse una morada. El concepto fran-
da). Sería prematuro querer atacar este problema con cés "demeure" no supone comodidad saturada. Acentúa
miras a una construcción filosófica. Veo mi tarea en un más fuertemente el tenaz permanecer en un lugar, en con-
diagnóstico que trate de interpretar el tiempo presente y traposición a un pasivo ser impulsado en el flujo del tiem-
de hacer resaltar los comienzos que puedan llevarse ade- po. Varias veces habla el texto francés con mayor sen-
lante. En efecto, parece que guiando la atención a este cillez y determinación de un habiter: el hombre debe ser
planteamiento del problema se pueden aprehender en el el que habita en este mundo y logra recién en el habitar
movimiento espiritual actual ciertos comienzos que com- su auténtico ser. Saint-Exupéry lo expresa así : "He des-
pelen hacia la solución de este problema. Lo que hace con- cubierto una gran verdad, a saber, que los hombres ha-
fiar en tales empeños es un fenómeno que se podría deno- bitan y que el sentido de las cosas cambia para ellos se-
minar la convergencia de estos comienzos. Se quiere in- gún el sentido de su casa." (P. 36.) El texto francés lo ex-
dicar así que en diferentes lugares, sin relación entre sí presa más breve y agudamente : "J'ai découverte une
se presentan movimientos de una misma dirección, que grande vérité. A savoi que les hommes habitent." (P. 26.)
recíprocamente se corroboran y completan. Es por eso que no solamente el protagonista de estas
Recurrimos por eso a algunos de los comienzos más im- consideraciones, sino también el hombre en general es,
portantes para lograr su aclaración. en su esencia, un constructor de ciudades (P. 32).
Así se dice en la exposición poética de estas observa-
ciones : "Soy un constructor de ciudades. He decidido po-
3. La Citadelle, de Saint-Exupéry ner aquí los cimientos de mi ciudadela. He detenido a la
caravana en su camino. Era sólo una semilla en el viento.
Resulta nuevamente ventajoso tomar la primera indi- El viento lleva consigo, como un perfume, la semilla del
cación de las obras de un poeta. Se nos ofrece aquí, como cedro. Yo resisto al viento y entierro la semilla para que
un paso muy significativo en esta dirección, la gran obra los cedros crezcan para mayor gloria de Dios." (P. 32.)
póstuma de Saint-Exupéry, titulada Citadelle en la edi- Queda expresado así, en símbolos eficaces, el nuevo
ción originaria francesa y La ciudad en el desierto (Die problema de la existencia humana que nos interesa aquí :
Stadt in, der Wüste) en la traducción alemana.. Pare- se trata de "detener a la caravana en su camino", de que
ce que en esta obra se han elaborado pensamientos real- el hombre, radicándose en la tierra, gane un apoyo segu-
mente importantes, que prometen sacar de la situación ro, de que él ya no sea arrastrado como la semilla por el
apremiante de la actualidad y conducir a una esfera más viento, sino de que pueda resistir el ataque del viento.
libre. Cuando el hombre ha encontrado este fundamento podrá
Ya el título expresa claramente el punto de vista de- decir en el sentido del libro: "Ante todo tengo una mora-
cisivo desde el cual se procura determinar la esencia del da. ¡ Oh ciudadela, mi albergue, te protegeré de los planes
hombre. Se trata de la necesidad que tiene el hombre de de la arena!" (P. 36.) "Car je suis d'abord celui que ha-
establecerse, en medio de un mundo caótico, de un "desier- bite." (P. 26.) Pues sólo habitando puede llegar el hombre
to", en una morada sólida (demeure) y de defender esta a la plenitud de su propia esencia.
morada como una "ciudadela" fortificada contra las
ataques amenazantes del desierto. En este sentido se quie-
141
140
- .4.+;El ' ,construir y.; hábitairi:según; Heidejper mo ;:una ; dirección doble, ; >a 1; saber' el cuidar ; ;lo ;que -- está:
creciendo; (cuma; en1;la ; ;agricultura); y. el erigir í ; edificios(
relaciones toricebidahí poéticamente +. Por 1; (comaién+la'amuitectitira), ¿!..,)' ..1,¿+ ..,',...:.;.--, r„..í ,•,,,,, .,...i.,í -tr.:1
Exupéry han sido destacadas, con plena claridaduebncep 4 ; 7U AMportanciarfundamental ; ->de -la :ideada-Sí+ eXpresadar
tualli Por, lieídegger en su -conferencia! de; DarnIstadt :So- ser releiaí >al Ic amprenderla; Iixinnb blr hicimos i en+. el caso-de
," „bref Wonatruir,; habitar y> pensar'. Es por escPconívenien.; SailitHE-xuPéry; : domo da rposición+ ; contraria a, -la ; ;afirma-,
te cerciorarse» rrié diante los enunci ados 'd e Pleidegger,. ; del. ciiání i existencial istá 1:+r-1 ,i Muelle-, más. .plausible.' . en, lá uestro;
reauLtado dé+ las .3 consideraciones ¡realizadas; lutst,at; ahora; tieinapo›.-s. í de au e íd.-, hoilibre lestalinclenado /,en' 'esta tierra
e1evándo1as; al ¡mismo ; tiempo,: a un plana tímás.general, 1 a;; una ;intranqüilidadtílnelimbiable; i'sr': iquel toda; permane,i
si. Heidegger ;ha ; ; sido estimulado ; por Latrkuesi;d cer," ya: cora:a:tal,: desfigura da:esencia:. originaria.. +Frente+ a>
los ;pensamientos .eorreepondientes ;› de, :Sainb-ExuPérY es esto se +acentúa ',que. el hombreptiedé realizar-,un ser oimr-.
---aquí' tomó í en todos :lbs casos ,seinejantéx+'Sec ,unda+-; Melero sálot al pÉrmetne-éér;;, : n: I ul, ., , t ,•', , ,•. ,',, _ ! ,,,,,, , - -

ria; :si:43re todo porque 'Heidegger' vs:, más: allá dé lo iexpré-; --)EL.honibre ; és. ' esencialmente el, que habah; , es rdecily ;él>
sacio par aquellos pensamientos, Lo decisivo para ?nosotros; que reside en , un' lugar , fijo y se establece: en i él' =tratando'.
ea> da,felizr ;concordancia . de. dos Pensadores _tan distintés; de.-prótégerlo contra ' ,fuerzas.; amenazantes ; mediante Anu-
larcuaP habla.:en.lavor de la; neéesidadílnterna del camina rallaS erigidas ..: ; artificialmente, I i El 'ihombreí ' . 19 '.sól_c“ Jen.'
que seguimos: aquii ';-¡ .; -;;;•í ; ; 3 cuanto ; :habita, 'Queremos') deci;e1: hambre ftiO+; está'. "S ériÁ '
Heidegger' fija ., s,üeateneión 'en 'la relación 1 interna-" -cle-I d'imán:6 ''.'sirnijudo al inuncib ; como Mí 1 u era;periPrincipid/
los¿ 3. dali coneeptos' "construit" at 'pueden'. un sujeto si nj espació ; en ; 1111: niundo lespaciatínáeíde iesgporT
ditertnélar, Primeramente,- coinprensión stripéRi- principio extraño, como si el espacio le fuera esencial-
Come;e1 edificar ler usar utialcaSa. , Pera" leidegger> mente algo exterior, un mero sistema de referencia en el
profundiia"; rúas, 'recurriendo' al' + origen idiomático ; de; am-- cual estuviera eolocadaenienalquier lugar3Ethombre, mía
ha» palabras-;;pues ;t'el' . enunciada ;Sobre .1a 'es-ene19.)de -una bien, gana sti t,Ser +.solamentetreándoae, formándose y
cosa liba ; viene del; idíaina sieinpré ,que se; atienda proL; constryéndose su espació,Taieláo espacio y no —éjféln:
pié esencia": > ;(PI73 -,++ -+ ;‘_ :;„ dóalguna,mariera en el; espacio, , es ; deei4;tenienda lin
.; Para comprender lo ;que á, ,e1 etnicepto 'construir t<betiM10-, campo r libre' pesa: su 1 Movimiento ;un; espacio ;+ -vitall,en -tell I
011 s -íntima; caérieia; recurre Heidegger a la '¡iiilabrW más, amplio ;,sentido ; dé la-palabra-41_, ., J:>;i;+i + ;,
del :alto .;aleiiiáv arítigualbnan, que .cirisináritünelite. - 1 Heidegger 'idea-ah:olla+ este -pensamiento-;:tambión-YdesP
nifidaba. tanto ( torno 'hábitat; (molotov), inditando';Ya;;'aai de- otra :puntaldeluístai + recurriendo' al:. origen idionrático í
la ;relación hrt;erría; entre atiíboa ;coireépteS+.' de, la. atra;:;Palabra;+;deí la palabra, habitar -1(iociwben) ,,í Se-,
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somos! en' lactierra;íeS 11'31lualif'ét hals:itar ;Nbahno'12."iSer; fuera.+cle daño, prpeligrol.,10:;Ipidulor;cly, acentúa: + Iiie;go7-7.
hambre ''quiere3detir er "en "-lágtleilraieorrio';;Ser''inoráll; "El; rasga fui/jai-su ental,:;:daildtabítar ;ea ',este , , cui1arf.1
decir habitar hrojoiím;);.!?'-'. {uy' (P. 75i) ,:...;¡ , --•,.. .. ,...1 3,i, ,,,i.orri - ‘,1;, 11,;-,.',r.íf','L'r-i;3+:1 - '
signirlicativmente:-tou lli)Gigallftácitamentie 'estala bii;e1 5 Los pensamientos ;ultérioresí de "1-1+e1degígér'i-z- a ísalbeif,13
fondelspamitSn.:+EXuréyi-1etlg'; la Cuádruple referencia; del 'hombre ; ti-+ la .3tierralralLcielo,
indica además que este construir (bauen) tiene en sí mis- a; lo' mortal' yi ;a; ;lo divina, 'en :la que , saddespliétágtoddfd 5:

143'•
sentido del habitar — no pueden ser considerados ahora importancia de la casa, que en las ciudades sólo puede ser
con más detalle. Pero al interrumpir aquí, con cierta vio- sustituida por la vivienda alquilada. El hombre necesita
lencia, nuestra consideración de Heidegger destacamos "el techo protector y las cuatro paredes que amparan";
que en lo dicho quedó claramente expresado lo decisivo necesita un espacio en el que pueda sentirse "como en su
para la conexión actual: habitar significa esencialmen- casa", al cual pueda retirarse, en el cual no se sienta mo-
te mucho más que la mera estada' én un "lugar défefirilria- lestado. En este sentido acentúa Zutt: "Por nuestro habi-
c entendería espaciáTinerifé; habitar signi- tar separamos un espacio, que pertenece a nuestra vida
y
__IcLI,»_a_lázeLL.9 unidad in~:11-Eon alde-1117eátádá, individual privada y que consideramos como lo más fami-
una constitución anímica del hombre. italitar -c- orló- liar, de otros espacios que nos son menos familiares y fi-
drerreire711:71-ábérildo -con-ella-do a la paz" y, a la in- nalmente de los que nos son extraños." Indica cómo la vi-
versa, el hombre puede llegar a la paz sólo mientras sea, vienda se amplifica en el barrio y en la ciudad y prosigue
capaz de habitar. La confrontación con la angustia ase- luego: "Habitar no quiere decir tener una habitación o vi-
diante, el problema de un nuevo amparo, ha sido apre- vienda, como se interpreta en la abstracción burocrática
hendido aquí, por tanto, en su punto céntrico. de la oficina de vivienda. Habitar quiere decir estar con-
Heidgzgtr piensa en primer lugar en lo que debe ser sigo, con los suyos, separado de las personas extrañas,
cercado y cuidado por-el honibre; la paz interior del hom- en un espacio que corresponde al propio ser." (P. 182 y
bre esti in" timam-enTe liga4 a este' cercar, su espacio de sig.)
vida y precisamente radica el alto significado que Esta vivienda ofrece al hombre protección contr-a los po-
tiene el habitar para el ser interior del hombre. deres caóticos del mundo, contra lo que Saint-Exupéry
llama brevemente "el desierto". "Cuando lo siniestro se
aproxima enemistosa y peligrosamente, se busca protec-
5. Una comprobación, empírica. ción y amparo allí donde se tiene la paz acostumbrada.
El orden del habitar según Zutt No es ninguna casualidad el que en alemán las palabras
vivienda (Wohnung) y costumbre (Gewohnheit) tengan
Estos pensamientos, enfocados y adelantados muy vi- la misma raíz. En la vivienda acostumbrada tenemos el
gorosamente por la meditación filosófica, encuentran una máximo de amparo espacial." (P. 184.) Pero debía haber
valiosa comprobación empírica en observaciones médicas. indicado a la vez que toda seguridad en la vida depende
Queremos mencionar dos ejemplos. El primero: el psi- directamente de este "amparo espacial".
quiatra Zutt cuenta casos en los que hombres probos se A este significado fundamental del habitar para toda la
ven perseguidos por la justicia porque cometieron actos existencia humana tiene en cuenta la observación final
inesperados de violencia; Zutt muestra que a la causa de Heidegger, que se refiere a la carestía de la vivienda
se la encuentra en los golpes de destino, tan comunes en como a una de las mayores dificultades de nuestro tiem-
nuestros días, que han despojado al hombre del amparo po: "La verdadera indigencia con respecto a la habita-
que le proporcionaban sus viviendas.3 ción", dice Heidegger, "no consiste en la falta de vivien-
La necesidad de tener que vivir en una vivienda con das"; sin menospreciar esta indigencia se debe ver que
otros hombres (y hasta con parientes cercanos), es decir, en su fondo se oculta algo más profundo: el hombre ha
la pérdida de un espacio propio en cuya paz el hombre pue- perdido su propio ser y no puede llegar por eso a la tran-
de retirarse de las embestidas del mundo, ha traído una quilidad. "La verdadera indigencia del habitar radica
perturbación profunda de todo el equilibrio interior, la en que los mortales... tienen que aprender a la sazón a
que lleva a los actos de violencia mencionados. habitar." (P. 84.) Aprender a habitar quiere decir enten-
El destino típico de los individuos sin patria o deste- der la necesidad de que el hombre debe crearse frente a
rrados muestra de una manera muy impresionante la lo amenazante un espacio que lo ampare y radicarse con-

144 145
fiado en tal espacio. Pero, a la inversa, esta posibilidad bre el espacio de percepción construido sobre la base de
de radicarse está unida, en una forma amenazante, con la ellas ; 6 pero falta la complementación hacia el espacio
posibilidad de conseguir una vivienda. pleno de la vivencia concreta y construido recién en ella.
El problema de un nuevo amparo, que orienta las pre- Minkowski se dedica solamente a un problema especial
sentes consideraciones, queda así colocado en un plano más dentro de este círculo general, el cual es muy significati-
profundo, pues se ve claramente que este amparo no le vo para la conexión actual.
cae al hombre desde afuera, como un regalo independien- Minkowski parte de la afirmación de que el idioma usual
te de su propio esfuerzo, ni se puede lograr por el mero y natural habla en este caso — a diferencia del espacio
esfuerzo íntimo del alma, sino que se lo consigue solamen- matemático que es uno e infinito de la inconmensura-
te cuando el hombre se proporciona el espacio cercado en bilidad de los espacios infinitos (en plural) que se abren
el cual puede radicar como habitante. El hombre puede a la mirada y que se deslizan en la lejanía. Ellos exaltan
ser, en pleno sentido, sólo mientras habita y habitando y hasta embriagan al hombre por su amplitud, pero pue-
supera la vida errante. den también acosarlo por su inconmensurabilidad. Es así
como resulta la tarea de separar de ellos un espacio huma-
no especial, un espacio en el cual el hombre pueda sentir-
6. La habitabilidad (Wohnlichkeit) se amparado y que le permita resistir a la presión de los
de la vivienda. Minkowski espacios infinitos. Minkowski habla de una "humaniza-
ción" del espacio, de una acomodación de él a las necesi-
,r Después de haber mostrado la importancia vital que dades vitales del hombre. Desde este punto de vista for-
tiene un recinto cerrado en el cual el hombre puede sen- mula el nuevo problema que se presenta : "Los espacios
tirse seguro, se presenta necesariamente la pregunta por que se extienden en su inconmensurabilidad hasta donde
el carácter especial de este recinto que da al hombre el alcanza la vista conocen ahora límites....
sentimiento de paz y amparo. Tal sentimiento no podrá "La inconmensurabilidad, que a la larga podría oprimir,
surgir sencillamente de la solidez de estas cuatro paredes, se humaniza, se llena de signos suaves y discretos, sin
pues entonces ofrecería la celda fría y desnuda de una pri- perder por lo demás nada de su temple anímico origina-
sión el grado máximo de amparo. Partiendo desde este rio. En el espacio (matemático) chocan los hombres. Den-
punto, se ocupó últimamente del problema E. Minkowski, tro del espacio vivido se acercan los seres humanos a sus
en un importante artículo sobre "Espacio, Intimidad y semejantes, se unen y encuentran. Aquí tiene lugar la in-
Residencia". 4 Queremos considerar aquí este artículo timidad." (P. 180.) Dos puntos tenemos que hacer resal-
como el segundo testimonio aprobatorio. El autor del im- tar en estas frases: primeramente los límites por medio de
portante libro sobre "El tiempo vivido" 5 se dedica en el los cuales se separa del espacio infinito un recinto huma-
artículo mencionado al problema análogo del espacio no, "cortándolo como una tajada" (p. 179), y luego la
vivido. Por espacio vivido entiende el espacio vivencia- designación de este recinto con el concepto de intimidad.
do por el hombre concreto y referido a él, el cual se dife- Se presenta así un concepto nuevo y decisivo que cons-
rencia del espacio matemático neutral. tituye lo especial de este recinto que ampara al hombre.
Es sorprendente que en el desarrollo psicológico y filo- El concepto intimidad no está limitado al recinto espacial
sófico de los últimos decenios se haya efectuado un tra- del habitar humano. Se lo aplica de igual forma a las re-
tamiento detallado del tiempo vivido pero no un trata- laciones humanas (amistades) o a las actuaciones socia-
miento correspondiente del espacio vivido. Existen algu- les y hasta parece que atraviesa toda la existencia huma-
nas investigaciones que tratan sobre las estructuras del na infundiendo la atmósfera de lo interno y familiar.
espacio, construidas en la experiencia de los diferentes Aquí nos limitamos exclusivamente a la región del espa-
sentidos (Espacio de la vista, espacio del oído, etc.) y so- cio íntimo.

146 147
¿Qué es lo que da a un espacio este carácter de intimi- emplee en ellas el mayor gusto y el más refinado talento
dad? Minkowski habla de un "clima", de una "atmósfe- artístico. Minkowski continúa diciendo que las habitacio-
ra de intimidad". Aunque no está especialmente expresa- nes de una viuda (y mucho más de un viudo) pierden ne-
do en el texto, parece que el carácter de intimidad sólo cesariamente, paso a paso, este carácter de intimidad. En
puede atribuirse a un espacio construido por el hombre, este sentido se lee: "Es muy cierto que, de acuerdo con
es decir, a una casa o a la parte de una casa. Tal vez se el destino humano, tienen que ser dos personas las que
quiera aplicar también esta designación a la naturaleza construyan la vida y creen la intimidad entre ellos y al-
exterior, por ejemplo, a un jardín tranquilo o a un silen- rededor de ellos. El intérieur se llena entonces de libros
cioso lugar en el bosque. Dos rasgos no podrían faltar : y de pequeños bibelots sin importancia, de alegría y
cierto carácter de aislamiento logrado por árboles, ar- dolores, de deseos, del afán de construir en conjunto es-
bustos o de cualquier otra manera y un carácter familiar ta vida y esta vivienda, proporcionando a un lugar impor-
logrado por la costumbre de visitar el lugar. Sin embar- tante el clima de la intimidad, que está abierto para un
go se podrá hablar en tal caso sólo metafóricamente de pequeño círculo de amigos cercanos de iguales sentimien-
intimidad, reservando el concepto, en su sentido estric- tos... Así muestra la intimidad su significado vital; exi-
to, al espacio construido y habitado continuamente por el ge cierta cultura del corazón y del espíritu." (P. 185.) En
hombre. Pero., por otra parte, no toda vivienda humana otro pasaje habla de una "atmósfera de confianza" (p.
tiene el carácter de la intimidad. 181) que trae consigo esta intimidad.
En este sentido, Minkowski trata de buscar las carac- Aunque la afirmación de Minkowski de que el hom-
terísticas principales de la intimidad: el sentimiento de bre solo no podrá alcanzar nunca la intimidad de la vi-
intimidad no puede surgir en espacios grandes, amplios, vienda es quizá algo exagerada, expresa sin duda, por otra
suntuosamente construidos para fines de representación. parte, algo correcto y nosotros sacamos sobre todo la in-
Indispensable es, niás bien, cierta pequeñez o por lo me- dicación de que el problema del amparo en el espacio de-
nos un tamaño relativamente modesto y la correspondiente pende intensamente de las relaciones humanas y de que la
sencillez en el amueblamiento. La falta de gusto destruye familia es el lugar en el cual se verifica el arraigo
la intimidad del espacio, sobre todo cuando se advierte del hombre.
muy claramente la fabricación en serie. Sencillez y peque-
ñez, como tales, no bastan todavía. Un espacio sobrio, 7. El pensamiento del orden
amueblado con sencillez, no causa la sensación de intimi-
dad. Un orden exagerado puede impedir de igual forma Es necesario recurrir aquí nuevamente a la obra poé-
la impresión de intimidad. Indispensables son los signos tica de Saint-Exupéry. Hasta ahora obtuvimos de ella,
visibles de un habitar continuo y de un permanecer lle- en una unilateralidad tal vez algo rápida, el pensamiento
no de cariño. Estos llenarán el espacio de algunas peque- del habitar, que simplificado lo captamos como el mero
ñeces que, en sí sin importancia, son portadoras de re- hecho de tener una vivienda. Ahora es necesario restable-
cuerdos (alegres y tristes), y crean así la atmósfera que cer la gran amplitud en la cual se encuentra el problema
convierte a la habitación en el espejo de su habitante, de Saint-Exupéry. El mismo indica que la ciudadela, ex-
dándole una fisonomía especial y única. teriormente visible, es sólo un símbolo para la constitu-
De especial importancia parece ser la observación de ción del ser del hombre, para aquella otra "ciudadela en
Minkowski de que esta intimidad excluye, por una parte, el corazón del hombre" (p. 34). De acuerdo con tal iden-
a la multitud y es la obra de un círculo pequeño y de que, tificación simbólica escribe: "Percibí que la situación del
por otra, tampoco puede ser creada por un solo hombre. hombre es análoga a la de la ciudadela." (P. 34.) Tam-
Las habitaciones de un soltero, acentúa él, no podrán al- bién el hombre necesita interiormente muros y diquék-
canzar el carácter especial de la intimidad, ni aunque se para poner coto al caos de la "selva intériar" (Rilke), que
_
148 149
fluye sin límites. Esos diques y murallas interiores son 8. El espacio vivido
el orden, las leyes que regulan la vida y eI com-
poríamiento de los hombres. Son—las sólidas jerarquías Tratamos por tanto de analizar más exactamente la es-
que se acátúan tanto en sn libro, porque Sin ellanódo tructura del orden, tal como se Presenta en relación con
se escurriría en una unidad informe. Por eso es tan im- la "ciudadela". Este orden es prrmeramente espacial. El
portante (en uno de los ejemplos poéticos mencionados) palacio del padre, tal como se lo describe en la obra, es
que los rosarios consten de trece y no de doce perlas: la imagen de semejante orden articulado en sí. El orden
no porque no haya razones suficientes para otra deter- implica que cada espacio en la ciudadela sea espacio para
minación, sino porque debe prevalecer cierto orden y algo. Sirve para un fin determinado y para nada más: el
porque no se debe violar el orden una vez sancionado. 7 La uno es espacio para recepciones, el otro para la jurisdic-
esencia de la "ciudadela" radica en el establecimiento de ción y el otro para levantar el catafalco de los muertos.
un orden y el orden es así el concepto general del cual Existen además corrales y graneros. Y es muy significa-
se captó una sola determinación: el habitar espacial. tivo el texto siguiente: "Y a veces están vacíos los gra-
"Un mundo íntimo y habitable, aunque sea solamente un neros y los corrales desocupados. Pero mi padre no con-
hogar provisional, tiene que tener en primer lugar or- sentía en que se utilizara el uno para los fines del otro.
den",8 dice por eso Kuhn en su confrontación con el exis- El granero, decía él, es sobre todo granero, y tú no habi-
tencialismo. Las mencionadas consideraciones de Zutt tas en ninguna casa si no sabes dónde te encuentras."
sobre el orden de la vivienda estaban también dentro de (P. 38.) Este "dónde", esta posición determinada en el
la conexión más abarcadora del orden de la existencia espacio, exige un sistema determinado die referencia. Por
humana. eso tiene el palacio un centro alrededor del cual se articu-
El concepto del orden es efectivamente el núcleo alrede- la lo demás, un "corazón, para que esté algo en él, al cual
dor del cual tiene que concentrarse todo intento de con- uno se puede acercar y del cual uno se puede alejar. Pa-
frontación con el existencialismo. Como el existencialista ra que uno pueda entrar y salir" (p. 38).
retrotrae todo a la intimidad no dilatable de la existencia El último pasaje es de gran importancia. El espacio es
pura, no puede conocer ningún orden que tenga validez; espacio vivido y espacio vivido quiere decir, a diferencia
,para él se reduce el mundo a un caos apremiante. Todo ! del espacio matemático sin estructura, un espacio for-
orden que encuentra como existente le parece ser una de- ; mado y ordenado por la vida, un espacio del cual se dice
limitación de su libertad y tiene que sublevarse contra que "todos los pasos tienen un sentido" (p. 37). La vida
tal orden. Muy acertadamente caracteriza Kuhn la posi- ' humana ha formado con su orden un espacio y le ha da-
ción existencialista llevada a su último extremo, tal co- do un sentido. Tiene también validez la inversión: el es-
mo se nos presenta en Las moscas, de Sartre: "Esta es pacio formado con cierto orden da a la vida un sentido y
la elección del existencialista: frente a la vida bajo el la resguarda en él. Un pasaje indica que el espacio con el
imperio del orden se decide por la huida al desierto, to- lugar determinado que ocupa el hombre caracteriza, a la
mando a las furias como acompañantes. Pues orden es vez, la posición que él toma en la totalidad de la estruc-
engaño y violencia. El mundo es en verdad un desierto, tura del orden y llega a formar al hombre. Saint-Exupé-
una tierra sin signos." (P. 56.) ry dice: "Las mismas mujeres se ponían tranquilas, arro-
gantes o ariscas según el lugar de la casa que ocupaban."
(P. 39.) Un pasaje inmediato al pensamiento citado de que
el palacio tiene que tener un centro al cual uno se pue-
ffe aeercar o del cual uno se puede alejái-Téxn-raa pro-
gramáticamente: "Pues de otra manera no se está en nin-
gún lugar. Y no estar, quiere decir dejar de ser ribte."

150 151
(P. 38.) El hombre "es" sólo mientras esté en cierto lu- 9. La importancia del límite
gar determinado. El lugar determinado no significa so-
lamente un lugar* determinado en el espacio, sino tam- La conformación de un orden determinado y limitado,
bién un punto determinado de posición en la estructura la construcción de un recinto retirado del mundo circun-
del orden humano. El hombre se pierde en lo no esencial dante, resultó ser el medio por el cual el hombre trata de
cuando trata de sustraerse a la unilateralidad de este afirmarse frente al poderío destructor del caos asedian-
/ punto de posición. te. Esta necesidad fue descrita con ayuda de la imagen de
El problema del espacio vivido adquiere, visto así, un la ciudadela. En todas partes se necesitan, en sentido lite-
nuevo sentido: el hombre no habita "en" un espacio así ral y figurado, limitaciones, muros sólidos, para que el
coma se encuentra en él cualquier objeto determinado, hombre no se diluya en lo insubstancial. Lo expresaba
sino que se articula dentro de un espacio, formándolo con así la frase mencionada sobre la construcción del pala-
su labor y llenándolo totalmente con su vida. No se en- cio, al postular que el hombre tiene que estar "en algu-
cuentra en un espacio que le es exterior, sino que se amal- na parte". El hombre es cuando se afirma por la perma-
gama con su espacio. Se revelan aquí problemas de gran nencia en un lugar determinado. Este es el sentido de la
importancia filosófica, a los que no podemos dedicarnos demeure.
mayormente.9 Pero podemos distinguir ya lo siguien- El límite, por tanto, constituye la esencia del hombre.1°
I te: sólo formando un orden espacial, sólo configurando Quien quiera desmoronar las barreras que ponen un lími-
I plenamente un espacio abarcador lleno de contenido, se te, creyendo lograr así mayor libertad, destruirá junto
puede mantener la vida humana en un orden. Aquí des- con tales barreras las condiciones imprescindibles para
cansa, en última instancia, la dignidad de la arquitectu- el desarrollo de la vida y destruirá, por lo tanto, la posi-
ra, vista como la configuración artística de este espacio bilidad de la vida misma. En este sentido dice Saint-Exu-
vital. Pero, como destacamos ya varias veces, la casa sin- péry : "Me he impuesto mi ley y ella se asemeja a la forma
gular es sólo el recinto exterior y visible de esta orde- )de las murallas y a la disposición de mi hogar." Es decir:
nación completa. Esta se amplifica, sobrepasando el es- i la vida humana sólo puede mantenerse limitándose en
pacio vital del hombre y de la familia singulares, hacia la cierto campo y en cierta forma. Por esta razón la ciuda-
población y la ciudad y más aún, hacia el paisaje, confi- dela visible puede ser el símbolo de la existencia humana
gurado por la cultura, y la región formada y ordenada en general. La frase citada continúa : "El necio vino y
del mundo circundante, que, en un sentido muy amplio me dijo: libéranos de esta restricción; entonces llegare-
designamos lugar de arraigo (Heimat). Este sería el lugar mos a ser más grandes... Propusieron que derribe las
sistemático para desarrollar el problema antropológico murallas del palacio de mi padre para poder vivir más
del arraigo. cómodamente." (P. 37.) Lo que sigue suena directamente
Lo que se dijo sobre el espacio configurado vale tam- como una prevención contra las consecuencias inevita-
bién correspondientemente para el orden del tiempo. bles del existencialismo: "Me di cuenta de que la situa-
Saint-Exupéry nos da también en esta dirección algunas ción de los hombres es similar a la de la ciudadela. El
indicaciones muy significativas. Nos referiremos a ellas hombre derrumba las murallas para conservar su liber-
posteriormente, al exponer el problema de la temporali- tad, pero entonces es él una fortaleza vacía que se abre
dad. Por ahora nos limitamos a la cuestión espacial del a las estrellas. Ahí comienza la angustia ante el no-ser."
planteamiento del problema. (P. 34.) Es la angustia del que está entregado al desam-
paro, del "hombre sin casa", como lo denominó Holthu-
3 senn, que al destruir las barreras rechaza la protección
y entrega su propia existencia a la destrucción.
Una cosa semejante a lo dicho sobre la configuración

T52 153
del campo espacial se afirma, en esta obra poética, sobre concepción especial, mientras que aquí nos preocupa só-
el amor, en lo que atañe a las relaciones humanas, Nos lo su concepción de la existencia humana en general. En
referimos a este planteamiento especial, porque de él sur- este sentido, únicamente, recurrimos a los pasajes expues-
ge un nuevo punto de vista para la comprensión general tos. Sin embargo, es muy significativo para la interpre-
del "habitar". En él se refleja también, en forma simbó- tación general de la existencia humana lo que dice Saint-
lica, la situación fundamental del hombre. El protago- Exupéry en otro pasaje, en el sentido de una concepción
nista de estas consideraciones rechaza con especial acen- nómada y guerrera de la existencia masculina: "Sólo el
tuación el afán insaciable que se lanza siempre en busca guerrero impregnado de la amplitud de su desierto es ca-
de nuevas aventuras, porque no puede permanecer tran- paz de amar." (P. 22 y sig.) Parece que la existencia
quilo en ningún objeto. "Quien ama ante todo la aproxi- masculina exige, según él, una bipolaridad de hogar y de-
mación del amor no llegará nunca a conocer el encuentro", sierto, de falta de limitación y limitación, y habría que
(p. 33), no conocerá nunca la auto-formación en la refe- tomar en cuenta la imagen de la grandeza masculina en-
rencia incondicional a otro hombre. Es por eso que se tregada a las aventuras — sobre todo a la aviación, que
acentúa luego: "El amor tiene que encontrar su objeto. describe en sus obras anteriores Parece que todo esto
Salvaré sólo al que ama lo que es, al que se puede saciar." no ha sido pensado hasta su última consecuencia en la
"Salvaré sólo... a la que sabe trazar el círculo alrededor concepción poética (tal vez se ha dislocado algo el punto
del patio interno, así como el cedro se levanta alrededor de vista en el transcurso de la redacción de la obra, bajo la
de su semilla y se desarrolla dentro de los límites que se impresión de nuevas experiencias de vida, especialmente
le han impuesto... Colocaré el brasero, la caldera, la fuen- de la última guerra mundial). Resulta así muy signifi-
te de latón, como postes limítrofes, alrededor de ella... Y cativo que la agricultura, la labor esencial del hombre
poco a poco se le aparecerá Dios. Entonces llorará el ni- que se establece fijamente en un lugar, se mencione tan
ño para que se le dé de mamar; la lana, que hay que es- sólo al margen. Se habla repetidas veces con desprecio de
quilar, atraerá a los dedos, el brasero deseará la parte del los sedentarios que creen poder habitar su hogar en paz"
aliento que le corresponde. Así llegará a ser ella la pri- (p. 61). Los sedentarios son, vistos étnicamente, el polo
sionera dispuesta a servir." (P. 33.) opuesto de los nómadas, que no tienen residencia fija.
Citamos el pasaje detalladamente porque en él — refi- Parece que esta imagen ha sido vista desde la perspecti-
riéndose al caso especial de la existencia femenina — se va de un nomadismo guerrero. Saint-Exupéry acentúa,
ha expuesto con mayor precisión lo que se indicó anterior- empero., la necesidad de la construcción de ciudades, de
mente con el concepto del "espacio vivido". Es el espacio manera que hay que diferenciar entre el concepto despec-
vital del hombre, llenado concretamente. Al destacar vi- tivo del sedentario y el auténtico del tener-vivienda, por
gorosamente que la vida humana sólo puede desenvolver- el cual el hombre llega, habitando, a su ser.
se en ciertos límites trazados se indica que las labores de- Sólo ahora es expresada la diferenciación decisiva: los
terminadas que se presentan en un hogar ordenado y sedentarios, en el sentido despectivo, son los hombres que,
plantean exigencias al hombre no son de ningún modo dentro de sus estrechos límites, nunca han mirado lo in-
una limitación de su libertad: ellas posibilitan, más bien, finito y creen, por eso, poseer una seguridad sin interro-
un ser con sentido, y únicamente en el cumplimiento de gantes en su estrecho campo. Son, según otro pensamien-
lo finito se hace visible, a la vez, lo infinito. Parece que to importante de Saint-Exupéry, aquellos que sólo poseen
así se debe entender la frase: "Y poco a poco se le apare- y no quieren crear, los que ven en la posesión inerte la
cerá Dios." meta de la vida. Frente a tal certeza engañadora excla-
Dejo de lado la pregunta de si lo que dijo Saint-Exu- ma Saint-Exupéry vigorosamente: "Todo hogar está ame-
péry de la existencia femenina se puede aplicar a la vida nazado" (p. 61) y sólo puede ser mantenido mediante un
masculina. Para responderla habría que interpretar su esfuerzo que se debe renovar siempre: "El cedro regene-

154 155
ra sus fundamentos continuamente. Yo también funda- dica el relator de estas consideraciones, "ansío ser" (p.
mento mi hogar siempre de nuevo, para que perdure." 600). Y del hombre en general se dice: "El único interés
(P. 63.) Son las típicas determinaciones de la existencia que lo incita está dirigido a conseguir consistencia y du-
humana, a saber, el no tener nunca una duración que se ración." (P. 269.)
sobrentienda y el tener que verificarse en cada instante El ser que se postula aquí significa el ser ultra-tempo-
por un nuevo esfuerzo,12 las que aparecen aquí como de- ral, a diferencia del cambio temporal. En este significa-
terminaciones constitutivas del habitar humano. Este do se presenta la dificultad intrínseca a este pensamiento,
morar, el demeurer, es únicamente posible como una cons- pues el poeta exige, por otra parte, precisamente la plena
tante auto-afirmación que se tiene que renovar siempre afirmación de la vida en su actividad, es decir, en su per-
en continua lucha. manente transformación. En este sentido se expresa que
el hombre logra solamente en la muerte un ser perdura-
10. Ser y permanecer ble : "No hay gracia divina que te ahorre tu devenir. Tú
quieres ser. Recién en Dios llegarás al ser." (P. 165.) De
Este concepto del morar, aue implica un sostenerse ahí se deduce claramente que tal ansía auténtica hacia el
frente al caos acuciante — significado que se presenta ser quiere expresar algo distinto de la persistencia veri-
con claridad en el concepto francés demeurer —, conduce ficable dentro del tiempo, algo distinto de la mera "des-
al punto de vista temporal. El residix es a la vez una to- preocupación y posesión" (P. 269). Se trata, por lo tanto,
ma de posición que realiza el hombre en el flujo del tiem- de un ser que no suprime la transformabilidad intra-tempo-
po. Con claridad se captó esto en el pasaje citado que ex- ral, sino más bien la presupone. Queda así delimitada la
presaba que la semilla del cedro es llevada por el viento, referencia trascendente de esta ansia por el ser, del mero
pero que la semilla enterrada hace crecer el árbol, que afán por la seguridad intramundana. Ahí radica la dife-
luego resiste al viento. En la ciudadela se trata tam- rencia entre los "sedentarios", en sentido despectivo, y
bién de que el hombre errante se siente impulsado, sin po- los "constructores de ciudades", en el sentido más pro-
der presentar resistencia, por la corriente del tiempo, y fundo.
de que en ella gana algo perdurable frente a este "tiem- En otra imagen se compara a la ciudadela en el desier-
po que arrastra",13 lo gana, no en el sentido de una du- to con un barco en el mar tempestuoso, con el barco "sin
ración pasajera en un lugar provisional, sino como una el cual ellos no encontrarían la eternidad" (p. 47). La
resistencia absoluta contra el ímpetu del tiempo. En es- ciudadela es entonces, por una parte, la protección que po-
te sentido destaca Saint-Exupéry que la ciudadela es el sibilita al hombre sostenerse en un mundo circundante
"barco sin el cual ellos (los hombres) no encontrarían la que lo amenaza. Por otra parte, empero — y esto se hace
eternidad" (p. 47). Es decir que sólo llegando a residir más visible en el símbolo del barco en el mar —, el ampa-
en la temporalidad se podrá lograr una referencia a lo ro no es nunca una seguridad sin interrogantes. El poe-
ultratemporal. ta dice, por eso, vigorosamente: "Pero yo conozco los pe-
Por eso nos parece importante el que esta obra haga ligros que amenazan a mi barco. Continuamente será
resaltar siempre el problema del tiempo en el sentido de asediado por el mar oscuro del mundo exterior." (P. 47.)
algo perdurable. Bastará citar los siguientes pasajes: Queda así doblemente diferenciada del "sedentario" la
"Obligo a la mujer a recobrar su rostro y a ser." (P. nueva imagen del hombre que "habita": es el que ha cap-
33.) "Doy nuevamente armas al hombre, para que sea." tado el estado de inhospitabilidad inherente al mundo y
(P. 42.) "La virtud será el signo de lo que son." (P. la amenaza a la que está expuesta la existencia; el que,
99.) Este ser (étre o exister en el texto francés) sig- por tanto, ha estado sin hospedaje, sin lugar de arraigo
nifica un ser persistente, perdurable, a diferencia de lo frente a lo infinito y el que ha atravesado por todos los
cambiable y desvaneciente. "Odio el cambio" (p. 35) in- peligros que conmueven a los existencialistas y trata de

156 157
verificar un nuevo amparo. Es, además, el que ha com- les. El lugar de arraigo es, por lo tanto, el círculo más am-
prendido claramente que para el hombre que ha pasado plio en el cual se realiza la vida de los hombres en comu-
por todas estas experiencias existenciales ya no hay un nidad mayor, con todas las referencias de vida que le
retorno a una seguridad sin interrogantes sino sólo la son peculiares. Todo lo que se dijo hasta este momento
imagen de la ciudadela, la que como una fortaleza vulne- en sentido limitado sobre la casa se aplica ahora al lugar
rable tiene que ser defendida en cada instante contra el de arraigo en total. El hombre sólo puede ser hombre
ímpetu del desierto y de los vecinos belicosos. cuando se arraiga, habitando en un lugar.
La concepción poética de Saint-Exupéry concuerda com- En forma similar a lo que se subrayó con respecto al
pletamente con lo que queríamos indicar con el concepto orden espacial, el lugar de arraigo no es sólo el ámbito es-
de un nuevo amparo, que se realizaba en las peculiares pacial de cierto paisaje circundante en el cual creció el
virtudes del estar-consolado, de la esperanza, etc. hombre, sino que abarca la totalidad de los órdenes
Fundamentalmente significa lo siguiente : la vida hu- de vida que le son familiares al hombre, todo el campo
mana sólo se puede cumplir poniéndose límites, estable- enmarcado por las referencias de vida que le son habi-
ciéndose en esta tierra en la forma del "morar", cons- tuales. El estar familiarizado con determinados que-
truyéndose un "hogar", que se tiene que defender con- haceres profesionales, la vida en un orden social y ju-
tra los ataques del mundo exterior. Pero significa tam- rídico determinado, el estar arraigado en ciertas ideas
bién a la inversa: este arraigo, este hospedaje no da al morales, etc.: todo esto constituye la esencia del lugar
hombre un amparo definitivo, sino queda siendo algo de arraigo. No se debe identificar este concepto con el
vulnerable que permanece expuesto a la amenaza, a una de "tierra natal", que designa el trozo de tierra en el
amenaza que el hombre debe resistir sobreponiéndose, en cual nació el hombre — como ocurre en el uso coti-
caso dado, a la destrucción misma. En esta bipolaridad diano del idioma, generalmente en un giro algo senti-
de arraigo y desarraigo, de tener y perder, está colocado mental —. El hombre puede encontrar también en otra
el hombre. El sucumbe en su esencia cuando se pierde tierra su lugar de arraigo y el oue lo haya perdido no
en la existencia finita y también cuando careciendo de significa sencillamente que ha abandonado el trozo de
un lugar de arraigo se deja consumir por lo infinito. tierra estrecho de su niñez, sino que ha sido arrojado
fuera de los órdenes de vida portadores. Es por esto que
el concepto lugar de arraigo tomado estrictamente, se pue-
11. El concepto del lugar de arraigo (Heimat) de aplicar también a los pueblos nómadas, siempre que
conserven, a pesar del continuo cambio, una estructura
Las determinaciones del habitar se han desarrollado así perenne de orden, en la cual cada individuo pueda sen-
desde el mero establecerse sedentariamente en una casa tirse seguro, y de la cual no debe extraerse. Para el ma-
y el encontrar protección dentro de sus murallas hasta la rinero, por ejemplo, puede ser el barco su lugar de arrai-
riqueza de estructura del orden; una casa que ya no pue- go, desde el cual el sistema de referencias se configura
der ser construida por hombres singulares y que ya no pue- en el mismo esquema en cualquier puerto. Estas son na-
de referirse a éstos. Ellos la encuentran, más bien, como turalmente formas muy abreviadas y esencialmente se
la amplia totalidad de un habitar en común. Designa- tendrá que atribuir precisamente a lo espacial, al estar
mos a esta amplia totalidad con el concepto anteriormen- ligado en un recinto delimitado, una importancia espe-
te mencionado de lugar de arraigo (Heimat). Es la casa cial.
o el hogar, el recinto (privado) separado que habita el Ya Nietzsche expresó cierta vez que la salud espiritual
hombre singular y, respectivamente, la familia singular. de un hombre depende de que haya un horizonte que se-
Es así el campo protector más estrecho hacia el cual el pare lo íntimo de lo extraño. 14
hombre se retira después de sus quehaceres profesiona- Este límite es exactamente el que circunda al lugar de

158 159
arraigo. I\To siempre lo cercano es lo íntimo, ni lo extraño lista partía de la concepción de que el hombre se puede
lo que está situado fuera del límite. Lo extraño y angus- perder en todo aquello que "tiene" de algún modo (su po-
tiante penetra, más bien, continuamente en el mismo sesión, sus facultades, etc.). Postulaba, a la inversa, que
recinto de la intimidad y pretende conmover la seguridad él logra su ser auténtico solamente cuando comprende
del hombre. Se presenta este caso ya en el niño, en el que que todo esto le es exterior y se libera de ello. Al último
se compenetran los mundos de la "claridad" y de la "os- núcleo que el hombre no puede decir aue "tiene" de al-
curidad", lo que Hesse ha dibujado muy impresionante- gún modo, y que está, por tanto, fuera de toda determi-
mente en sus narraciones de la niñez, especialmente en nación de contenido, lo denomina la filosofía de la existen-
su Demian 15. El lugar de arraigo no es, por lo tanto, al- cia, como se sabe, con el término existencia.
go estático, dado por añadidura, sino que debe compren- Pero por más importante que sea la experiencia por la
derse en su totalidad, como- una continua lucha de auto- cual el hombre adquiere conciencia de lo dudoso que es to-
afirmación, así como se decía en La ciudad en el desierto do "tener", por la cual aprehende que no existe una pose-
que "todo hogar está amenazado" y como se comparaba sión segura ni en el mundo visible ni en el invisible, es un
la ciudad con un barco en el mar tempestuoso. Existe un corto circuito fatal el querer transformar esta experien-
peligro doble: el del "sedentario" (como se lo denominó cia que realiza en el acto vivido en un estado perdurable
en el lenguaje de La ciuckul en el de-sierto), es decir, del y el ver en ella el único acceso adecuado para una com-
pequeño burgués, que cierra sus ojos ante el estado de prensión del hombre. Precisamente desde este punto tie-
amenaza al que está expuesta la vida y se solidifica en ne que partir el movimiento contrario dirigido a corregir
una estructura pequeña y finita, y el del aventurero, que la imagen unilateralmente desfigurada que se forma la
no conoce ninguna persistencia y cuya sustancia se des- filosofía de la existencia. Saint-Exupéry lo concibió en la
vanece porque no encuentra el vínculo con un lugar de construcción de la ciudadela: sólo cuando el hombre ocu-
arraigo. La poesía de Eichendorff sobre los dos "mucha- pa un determinado espacio vital y lo configura como su
chos robustos" presenta claramente este doble peligro propio orden logra un ser auténtico. Esto no tiene vali-
inherente al hombre. 16 El existencialista ve sólo uno de dez únicamente para la casa y la esfera espacial sino, co-
los peligros, el de la solidificación, y se precipita fácil- rrespondientemente, para todos los órdenes, especialmen-
mente en el otro, el de la pérdida de tierra firme bajo los te para los espirituales. Teniendo esto en cuenta se pue-
pies. Es la misma bipolaridad que encontramos siem- de decir en general: sólo cuando el hombre configura su
pre en las virtudes de la confianza, de la esperanza, etc.: mundo gana su ser. "Ser" no significa aquí solamente la
no existe una seguridad perenne que como posesión irre- última determinación formal de la existencia, sino la ple-
futable llegue a ocupar el lugar de la inseguridad. Existe na sustancia de la vida, que el hombre puede enriquecer
sólo la tensión permanente en la cual el arraigo recobra- y también hacer desvanecer.
do se aboveda sobre al desarraigo. Todo lugar de arraigo Esto es justamente lo que se puede expresar en forma
es siempre relativo. englobante en el problema del "tener". Toda casa, todo
arraigo, pero también toda disposición espiritual y habi-
lidad, son posesiones que el hombre "tiene". Ellas pue-
12. El problema del tener (Haben) den convertirse en algo exterior, de manera que el hom-
bre se pierda en una posesión exterior. Pero en todos
Estos pensamientos permiten una concepción más ge- estos casos no se trata meramente de desligarse median-
neral, en la que se hacen visibles en toda su importancia te la separación sino de apropiarse de todo esto en un ac-
y amplitud. Esta relación doble que tiene el hombre con to interior vivo. Entre el ser incondicional de la existen-
su lugar de arraigo designa exactamente el problema del cia auténtica y la exterioridad del mero tener se verifica
tener que encaró Marce117. La experiencia existencia- un movimiento dialéctico en el cual se apropia el hombre

160 161
interiormente de sus posesiones, que se le han vuelto ex-
teriores, recuperando en la apropiación su propio ser,
Anex o
antes perdido en la exterioridad de la posesión. Así lo ha
visto ya Marx '8, siguiendo las huellas de Hegel, y en PARA UNA ANTROPOLOGÍA
forma correspondiente lo ha elaborado expresamente Mar- DE LA FIESTA
cel.
Esencial en esta referencia al tener es la bipolaridad,
que el idioma del Nuevo Testamento caracteriza como
"un tener como si no tuviera".
Ella indica que el hombre, por una parte, logra sola-
mente su ser construyéndose este campo de la posesión
ordenada y que, por otra parte, pierde su ser en cuanto
se entrega de corazón a esta posesión, es decir, se identi-
fica tanto con su posesión que cree no poder separarse
más de ella. El tiene que poder separarse siempre de ella,
sea de hecho o distanciándose interiormente. Se trata
siempre de una relación inestable y tensa que tal vez no
está designada muy acertadamente en el "tener como si
no se tuviera". Se trata de tomar muy seriamente, y no co-
mo un juego exterior sin importancia, la construcción
de la casa y, a la vez, de no identificarse totalmente con
ella, sino de ganar siempre la distancia y la posibilidad
de la separación, lo que convierte la pérdida en algo que
no hiere profundamente al hombre.
Lo mismo se puede decir con respecto a todo el proble-
ma del amparo: la esfera de la casa, del lugar de arrai-
go, de todo lo que el hombre puede "tener" en el sentido
más amplio, es la esfera del amparo, del amparo no sólo
en lo que circunda al hombre sino, más profundamente,
en la propia esencia. La conmoción existencial de todo lo
que se "tiene" provoca la pérdida del arraigo, el des-
amparo. El carácter lleno de tensión de todo tener que
tiende a convertirse en una mera exterioridad, que tiene
que ser apropiado y que, una vez apropiado, tiende a ex-
teriorizarse nuevamente, designa exactamente el carác-
ter interior de tensión del nuevo amparo, el que se des-
tacó siempre en lo expuesto hasta ahora y el que prohibe
una interpretación demasiado sencilla: es el movimiento
dialéctico esencial, que debe ser repetido siempre de nue-
vo, por el cual el hombre tiene aue lograr, siempre de nue-
vo, lo que se le escapa al convertirse en una posesión so-
brentendida.

162
I. EL PROBLEMA DE LA TEMPORALIDAD

1. La necesidad de una ampliación de la,


temporaliúlad exi,stencial

Muchas veces condujeron nuestras consideraciones al


problema del tiempo, sin que hubiera sido hasta ahora po-
sible dedicarnos a las cuestiones que se presentaban. En
este punto sí es necesario retomar los hilos hasta ahora
abandonados y seguir su curso, pues ellos están íntima-
mente ligados con el centro del planteamiento del pro-
blema desarrollado aquí. La filosofía de la existencia hi-
zo resaltar, como se sabe, con una insistencia hasta ahora
desconocida, la temporalidad e historicidad de la vida hu-
mana. No concebía solamente a la vida humana como
un proceso dentro del tiempo y de la historia, sino que
sostenía algo más difícil de comprender, a saber, que la
vida humana está determinada en su estructura interior
por esta referencia al tiempo y a la historia. Ya el instan-
te singular, al parecer un punto sin extensión, está de-
terminado por esta referencia al tiempo. El hombre no
vive en el instante puro, ni siquiera puede, por más que
quiera, ya que en su vida está puesto siempre en una si-
tuación determinada que exige de él una decisión. Siem-
pre se encuentra en la necesidad de preocuparse por su
futuro y de configurar, con la acción presente, su exis-
tencia posterior. La relación entre situación y decisión,
discutida anteriormente, designa en su núcleo una estruc-
tura temporal de la existencia humana. El concepto hei-
deggeriano de la "cura", del cual tratamos de diferenciar
la estructura temporal de la esperanza, retomaba estos
nexos en un plano más profundo. Cura„ repetimos, no sig-
nificaba algún estado de preocupación exagerada sino el
hecho, inherente a la vida humana, de que para poder vi-
vir con sentido se tiene que estar planeando siempre pa-
ra el futuro, por lo que se trasciende siempre con la

165
atención el mero presente y se está en el futuro. Heideg- transformaciones temporales. Basta pensar en la técnica
ger denomina esta estructura el "pre-ser-se del ser ahí". 1 moderna para cerciorarse del carácter demoníaco de tal
Fue comprensible que bajo la impresión de este descu- desarrollo indetenible, que nunca regresa a su estado an-
brimiento tan significativo se sostuviera aue esta estruc- terior y que necesariamente acelera siempre su ritmo.
tura temporal era la de la temporalidad humana en gene- Es la rueda del tiempo a la que estamos atados. Este
ral, sin percatarse que ella era sólo la estructura tem- tiempo no conoce ni puntos de parada naturales ni una
poral especial de la conciencia existencial, aue, como tal, articulación rítmica en sí; corre, más bien, sin hacer pau-
representa tan sólo un rasgo determinado de la estruc- sas; su marcha excitante que siempre se acelera más con-
tura total de la temporalidad humana y no ésta misma. duce a la precipitación de la moderna existencia civiliza-
Hasta la estructura heideggeriana de la cura, al parecer da, que tiene un efecto agotador en el hombre. Sufrimos
tan formal, está, en realidad-, profundamente arraigada bajo este agotamiento y ante el sufrimiento se nos pre-
en esta interpretación existencial especial. La tarea de senta la pregunta: ¿es inevitable este proceso? ¿Está el
una superación del existencialismo incluye necesariamen- hombre entregado completamente a la temporalidad y a
te la de una ampliación y superación de la interpretación la historicidad en el sentido existencialista que acabamos
existencialista del tiempo, que se debe efectuar conside- de mencionar o se ha olvidado de algo primordial en la
rando otros fenómenos que la filosofía de la existencia imagen proyectada esencialmente por la filosofía de la
dejó hasta ahora de lado. Esta tarea, en su totalidad, tras- existencia?
cendería el círculo que hemos marcado aquí. Tratamos En esta historicidad de marcha eternamente precipita-
de presentar solamente una nueva aportación desde cierto da, que parece constituir lo especificamente humano
punto de vista. 2 — con intención decimos previamente "parece" —, se des-
A tal concepción de la estructura temporal subjetiva se prende el hombre del orden de la naturaleza. Pues la na-

\ une, en cierta manera, una interpre tación correspondien-


te del proceso objetivo histórico-temporal. El hombre tra-
; baja para el futuro; vale decir, cambia las circunstancias
, de vida en las cuales se agita y en ellas se cambia él mis-
mo en un sentido irreversible. El estado posterior es siem-
turaleza (si tomamos esta palabra tal como la comprende
el hombre natural y dejamos de lado las cuestiones más
intrincadas que resultarían de la moderna cosmología
científica) conoce un tiempo distinto, a saber, el circular
que regresa a su punto de partida. Hablamos por eso bre-
pre distinto del anterior y esto de modo que el estado pos- vemente de un tiempo cíclico: los planetas giran en ór-
terior tiene que llevar siempre adelante, sin que sea po- bitas eternamente iguales; con el movimiento de rota-
sible regresar nuevamente al estado anterior. El tiempo ción de la tierra está dado el cambio eterno de las estacio-
histórico real es así una marcha de dirección unilateral, nes, de la primavera, verano, otoño e invierno, y con el de
orientada siempre hacia adelante. Observando desde tal traslación alrededor del sol la sucesión de mañana, me-
' posición el efecto que el cambio tiene sobre el hombre, la diodía, tarde y noche. Toda la vida sobre la tierra está
historicidad del hombre indica que él no tiene una esen- sometida al eterno ciclo del florecer y marchitarse. En la
, cia determinada ultratemporal, sino que ésta se transfor- vida cíclica regresa todo de nuevo: amanece todos los días,
ma siempre dentro del transcurso de la transformación la primavera retorna cada ario, la luna es siempre la mis-
histórica. ....,,,, ma y siempre nueva. También la, vida humana está ajus-
Se podría denominar esto, en un sentido amplio, pro- tada a este eterno cambio de la naturaleza, que se expre-
greso, sin querer dar a este término una interpretación sa con mayor pureza en la vida del campesino que en la
demasiado optimista ; pero, independientemente de la po- existencia en las grandes ciudades, donde el ritmo es más
sición que se tome, la dirección hacia algo así como pro- suelto, sin desaparecer por eso completamente.
greso está necesariamente dada en la naturaleza de la Hubo tiempos en los cuales los hombres vivían comple-
existencia humana. Es la, irreversibilidad de todas sul.4. tamente en tal ritmo natural, es decir, fuera de la his-

166 167
toria, si se la entiende como el acontecer que se transfor- ejemplo, que destacan tal articulación, está implícito el
ma en un constante "progreso". Constituyeron el tiem- pensamiento profundo (y no sólo simbólico) de que con
po pre-histórico, en sentido estricto, tal como lo presin- tal fecha comienza realmente una nueva vida. El pensa-
tió primeramente el romanticismo (Schelling) y como lo miento del rejuvenecimiento, del renacimiento, de la re-
comprobó últimamente, en gran parte, la investigación novación adquiere, desde este punto de vista, un enorme
empírica de la etnología. Toda la vida gira en los ciclos significado.3 Parece pertenecer a la constitución más
eternamente iguales de un orden sagrado que queda in- l'íntima de la vida humana, el que logra su "autenticidad"
móvil. Es así como el pensamiento humano primitivo ten- sólo en el constante regreso a su origen.4 La posibilidad
día a una concepción periódica de la historia del mundo de semejante regreso al origen es de gran importancia
y de la humanidad. Los primeros pensadores griegos ha- para la comprensión de la temporalidad humana y cabe
blan de un gran incendio cósmico que abrasa en tiempos preguntarse cómo hay que entender la temporalidad hu-
predeterminados a la tierra ya configurada, la que re- mana para posibilitar tal regreso al origen.
aparece luego rejuvenecida. Es el pensamiento del gran
año cósmico, que resuena todavía en Goethe. Parece que
fue el cristianismo el que, por su concepción del juicio fi- 2. El tiempo ordenado según Saint-Exupéry
nal futuro, enseño a concebir la historicidad en el senti-
do de un acontecer temporal irresistiblemente único y Para lograr un punto de partida hacia tal articulación
fundó, al mismo tiempo, la historicidad del hombre. Es- interior del tiempo recurrimos nuevamente a La ciudad
tas cuestiones, que nos alejarían de nuestro tema no nos en el desierto, de Saint-Exupéry.
preocupan aquí. Queremos, más bien, concentrar nues- En conexión con su afán de dar una residencia al hom-
tra atención en torno de la siguiente cuestión: ¿no exis- bre y en directa relación con su exposición del espacio vi-
ten acaso en el transcurso indetenible del tiempo puntos vido desarrolla él un orden del tiempo concreto corres-
de parada naturales, incisiones que posibiliten una arti- pondiente, que es muy apropiado para ofrecer un punto
culación rítmica del acontecer, es decir, que detengan el de vista previo. De manera similar a lo expuesto sobre el
"tiempo que arrastra" y, sin embargo — digámoslo mo- espacio, parte Saint-Exupéry del hecho de que todo tiem-
destamente—, posibiliten cierta especie de ciclo que vuel- i po, tomándolo concretamente, es siempre tiempo para al-
va a su punto de partida y se renueve siempre ? 1 go. La relación que tiene el tiempo con determinada ta-
Un tiempo que corre hacia la eternidad no tiene, co- rea que hay que cumplir condiciona, dentro del transcur-
mo tal, una articulación natural. Cuanto. más se podrá so temporal, un ritmo regular de tensión y relajación.
comprobar en él una división arbitraria del tiempo; su Poéticamente lo expresa así : "Hay un tiempo en el que se
medición, empero, presupone un movimiento circular (o debe elegir la semilla ; pero, cuando se verificó la elección,
uno pendular equivalente). Sólo el movimiento circular, hay un tiempo en el que uno se debe alegrar del creci-
que después de su recorrido vuelve a su punto inicial, miento. Hay un tiempo para la creación; pero hay tam-
proporciona la posibilidad de articular y dislocar, en cier- bién un tiempo para la criatura", etc. (P. 34).
to ritmo, el transcurso del tiempo. Existen incisiones Ahí radica el significado de los ritos fijos, en los cuales
que designan la terminación de un tal movimiento circu- se retiene tal ordenación del tiempo. En relación con las
lar. Parece que también en la vida humana existen tales circunstancias espaciales correspondientes se expresa:
incisiones, sencillamente porque ella no está arraigada "los ritos son en el tiempo lo que es el hogar en el espacio"
solamente en la historia, sino también en la naturaleza. (p. 37), lo que se explica luego con las siguientes pala-
El curso del ario, con su movimiento de crecimiento y de- bras : "Pues es positivo que el tiempo que fluye no se nos
crecimiento, es, sobre todo, el que impone a la vida tal rit- presente como algo que nos consume y destruye, sino co-
mo. En los cumpleaños y en las fiestas de Ario Nuevo, por mo algo que nos perfecciona. Es bueno que el tiempo sea

168 169
un monumento." (P. 37.) Significativo es, ante todo, el tiempo, porque regresan después de un "período" deter-
pensamiento, que capta la superación del "tiempo que flu- minado. Con este regreso adquiere el tiempo algo estáti-
ye" no en un extraerse de la temporalidad ni en una irrup- co. Se mueve en un círculo y ha llegado a detenerse, pues
ción hacia la eternidad sino en la construcción de un descansa en este movimiento cíclico. Es el tiempo del re-
"monumento", que debe emprender el hombre de la mis- torno periódico.
ma manera como se configura un mundo circundante es- El pasaje mencionado que exigía que se configure al
pacial. La imagen del "monumento", de la casa, por tanto, tiempo en un "monumento" expresa, en este sentido:
señala significativamente esa dirección. "Marcho así de fiesta en fiesta, de aniversario en aniver-
La primera indicación para comprender estos pensa- sario, de vendimia en vendimia, así como de niño iba de
mientos, la contiene un pasaje donde (incidentalmente) la sala del consejo a la sala del descanso, en el palacio só-
se expresa que toda aflicción humana proviene de un lidamente estructurado de mi padre, donde todos los pa-
tiempo inservible que transcurre sin ser útil: "pues aflic- sos tienen un sentido." (P. 37.) El tiempo articulado
ción proviene siempre del tiempo que se escurre, que no mediante fiestas se ha convertido a sí mismo en algo "só-
sirve para nada, que no ha llegado a hacer madurar su lidamente estructurado". Unas páginas después se repi-
fruto" (P. 60). Vale decir, a la inversa, que llena al hom- te nuevamente el importante giro marchar de fiesta
bre de contento el tiempo dedicado a la configuración real en fiesta. No se debe entender esto como una denomina-
de las posibilidades que se presentan; el tiempo por el ción exterior cualquiera de una vida especial y feliz, sino
cual el hombre se perfecciona. como la determinación esencial íntima de la vida plena
El medio más importante para configurar al tiempo en en general. La vida puede afirmarse frente al tiempo que
este sentido es su articulación mediante "puntos de pa- se escurre sólo cuando marcha "de fiesta en fiesta".
rada". El tiempo, tal como lo ve el existencialista, es el El problema de una articulación del tiempo conduce,
acontecer sin articulación dirigido a un punto final. por tanto, al de la fiesta. Esperamos lograr desde ahí un
Saint-Exupéry dice de tal tiempo, que no tiene "rostro". punto de apoyo para una comprensión más profunda del
( El hombre se pierde en "una semana sin días y en un ario tiempo.
sin fiestas que no muestran ningún rostro" (P. 39). El
tiempo en el que no resalta nada captable, que fluye sin
configuración y sin que pueda ser previsto, es el que no
tiene "rostro". Toda configuración, en cambio, presupo-
ne la delimitación que, dentro del tiempo, se consigue
por medio de determinadas incisiones.
Tal articulación del tiempo se realiza siempre median-
te fiestas determinadas. Ellas son las que detienen la ten-
dencia progresista del tiempo; el hombre se detiene y "fes-
teja". Las fiestas significan, entonces, puntos de parada
( en el fliiii—crel tiempo; pues en Iugar de tin movimiento que
corre ru
in-WTS-iirmeta infinita, imprevisible, hay ahora
incisiones alcanzables: se vive orientándose hacia el día
festivo, uno se alegra esperándolo y reúne sus fuerzas pa-
' ra alcanzarlo y para realizar antes el trabajo necesario ;
f en él se alcanza la tranquilidad para retornar luego, con
t nuevas fuerzas, al flujo del tiempo.
Las fiestas traen además cierta articulación en el

170 171
go hay que reponerse, y para este_quévo período de repo-
II. EL DOMINGO
sición "qüeda-áólo la existencia profesional, que, riátura 1
- - -

mente, no ha de ser el sitio más propicio para tal efecto.


Empero, no se podrá condenar del todo esta aglomera-
ción convulsiva de los domingos y feriados. Mientras nues-
tra vida de trabajo profesional carezca de sentido, como
desgraciadamente ocurre hoy, se encuentra ahí la única
posibilidad de arrebatarle a la vida, a pesar de todo, cier-
1. La pérdida del descanso dominical to sentido. Esto basta ya para rejuvenecer. La inversión
tan rara — a saber, que nuestras vacaciones se convirtie-
en la existencia moderna
ron en algo que exige luego una nueva recreación y des-
Aclaramos la esencia de la conciencia festiva partiendo canso — muestra que en toda esta división de nuestra vi-
da hay un error profundo que nos induce siempre a un
del domingo "habitual", es decir, de una forma que se
nuevo estado de tensión y no nos permite llegar a un des-
nos presenta del modo más insignificante. Tenemos que
canso verdaderamente profundo. Tal error está muy vin-
empezar desde muy lejos, pues la precipitación que ca-
culado con las indigencias del tiempo, que condujeron al
racteriza -a la _existencia moderna civilizada nos
de en buen grado ¿nada- ál dóiningo. existencialismo, de manera que esperamos que por una
vecé-s-rá--Jén-
reflexión sobre la esencia del domingo se llegará a las
cóino se lo debería sentir de acuerdo con su esen-
cuestiones más profundas de la existencia humana.
cia: como el punto de descanso natural en la marcha pro--

gresiva de nuestra vida.


Por dos motivos nos es difícil experimentar el domin-
2. El domingo campestre
go tal como es. Tomamos nuestros quehaceres profesio-
nales muy en serio y nos dejamos arrastrar por ellos
Para experimentar lo que es el domingo, la verdadera
sin prestar atención a esta incisión dada. Permanecemos,
recreación en día feriado, tenemos que recurrir a nues-
luego, en una tensión continua, sin pausas, que va dirigi-
tros recuerdos de la infancia o tenemos que recordar la
da a algún punto meta en el futuro. Nos desgastamos
vida campestre intacta, en la cual el domingo ha con-
en esta perenne ocupación que nos absorbe; pdrque
servado su significado. Son cosas sencillísimas las que te-
el cambio natural que trae un relajamiento, un descanso.
En otros casos, la vida profesional carece de todo sentido, nemos que tener aquí presentes, ellas son, empero, im-
portantes para penetrar en el espíritu o mejor dicho en
de manera que los hombres, como si estuvieran ham-
brientos, se precipitan al domingo y a las escasas vaca- el temple anímico de este fenómeno total; pues, fuera de
todos los detalles de contenido, es primeramente un tem-
ciones para encontrar allí el sentido de la vida que ya no
ple anímico especial el que determina el espíritu del do-
les puede dar la existencia profesional. Los medios de tal
satisfacción son diferentes : desde las diversiones de los mingo. Este estado anímico peculiar lo sentiremos al re-
cordar los domingos de nuestra infancia.
bailes hasta el deporte invernal. Común a todos es la pre-
cipitación, con la cual se quiere alcanzar el mayor núme- El domingo empieza en realidad el sábado por la tar-
ro posible de vivencias en este tiempo limitado; de ma- de. Cuando el artesano arregla y ordena su taller, cuan-
do el ama de casa limpia y hace brillar toda la casa y ba-
nera que el lunes los hombres regresan agotados al tra-
rre hasta la calle, liberando todo de la suciedad de la se-
bajo y retornan también agotados de sus vacaciones y tie-
mana, cuando por fin baria a los niños y hasta los adultos
nen que reponerse del agotamiento que sufrieron en el
se lavan del polvo de toda la semana y preparan sus vesti-
tiempo de reposición. Lo que debía ser recreo, descanso,
dos; cuando todo esto se realiza con el pormenor y proli-
se convierte en un estado dé creCiente tensión del que lue-
173
172
jidad campestres, entonces invade al hombre un temple 3. El estado festivo del mundo dominical
anímico de descanso que lo llena de profunda felicidad.
Si observamos, por ejemplo, al artesano en el arreglo y Habría que describir detalladamente todo lo que contri-
limpieza de su taller, los realice él o sus aprendices bajo buye a darle al domingo este carácter festivo. Importan-
su vigilancia, nos percataremos de que se realiza mucho tes son el orden y la limpieza de toda la casa; pues ellos
más de lo que sería absolutamente necesario para cumplir van más allá de la conveniencia y la higiene. El orden y
las necesidades de un trabajo ordenado. Toma en general la limpieza significan una nueva visibilidad y transpa-
formas exuberantes que van mucho más allá de la finali- rencia del mundo que circunda al hombre, una conjura-
dad necesaria. En el fondo no se vuelve a preparar el ta- ción del caos oprimente que caracteriza a la vida cotidia-
ller para la reanudación del trabajo en la semana siguien- na del hombre, siempre llena de preocupaciones profesio-
te sino que se procede como si se lo abandonara por toda nales. Liberado del enredo de la existencia cotidiana, sien-
una eternidad y fuera preciso dejarlo en un estado que te el hombre fluir en él una ligereza desconocida. El mun-
satisfaga a esa eternidad. Parece que la vida cotidiana se do, tal como se presenta al hombre en un orden pulcro,
hunde y se implanta un orden nuevo y mejor, distinto del está "arreglado". El mundo no exige su actividad. No
orden cotidiano no sólo en grado sino también en su sig- recuerda al trabajo ni a sus penurias. Está ahí, como si
nificado real. quisiera alegrarse toda una eternidad del estado festivo
Este es precisamente el orden dominical que llena el y "arreglado". Este temple anímico festivo se vierte so-
domingo de honda felicidad. Nuevamente tenemos que re- bre el hombre que se pone de fiesta y alegre. Un tranqui-
currir a los más recónditos recuerdos de nuestra infan- lo sentimiento de festividad atraviesa toda su vida.
cia o pensar en la vida campestre para entender plena- Constituye este estado todo lo demás que exterioriza
mente lo que significa el domingo en su sentido profun- tal sentimiento de festividad: los vestidos de fiesta, pues
do. Ya al despertar acoge al hombre un sentimiento fe- con los vestidos nuevos se siente uno mismo nuevo. De
liz nuevo. Parece que el sol brilla más claramente y los pá- ahí que és un pecado contra el espíritu del domingwel
jaros cantan con mayor alegría. Es el sentimiento de guir usando en este día festivo el traje de trabajo. Está
,5 la festividad el que despierta. Lo más apropiado sería ahí además la comida dominical especial, la torta hecha
hablar del te.042,,a aníyftio9 /2 dominicaOque se extiende el sábado, etc. Se tendría que describir con mayor minu-
sobre este día. Caracteriza a esta conciencia de lo domini- ciosidad todo el amplio arco que traza el domingo en su
cal el que no se_tféne ni prisa ni urgencia: el que se tiene transcurso y en el que lo peculiarmente dominical de es-
tiempo. Se go—za el Sentimiento de un tiempo libre que ya te temple anímico se transforma continuamente: desde
no se apresura precipitadamente. Los niños muchas veces la claridad llena de esperanza del domingo en la maninTr": -

no saben qué hacer con su tiempo y el recuerdo de los do- hasta el almuerzo común oue une a la familia en un es-
mingos de la infancia evoca cierta idea de aburrimiento: tado cle ocio y comodidad, que es raro en la vida del tra-
todo esto corresponde al temple anímico dominical. El bajó, en la cual cada uno está ocupado consigo mismo. Es
tiempo se detuvo, se quedó parado. Hay una pausa en el la hora de la unión, del estar abierto para los °trola...y..21,
transcurso del tiempo lleno de ocupaciones y ésta se le re- sentimiento de pertenecer a una unidad se hace conseleur_
gala al hombre. Sería un pecado contra el espíritu del do- te con una frescura nueva, pues se impone cou,maa-
mingo el querer pasar el tiempo dominical tal como se lo gor en el descanso después del' trabajo cumpli'do. Tendrían
acostumbra a pasar en la vida cotidiana. que ser dibujadas luego todas las ocupádiónés pequeñas
con las que los hombres gozan el domingo por la tarde su
ocio: la sosegada visita a los vecinos y la conversación
recreativa que se desarrolla libre de toda finalidad, el cor-
to paseo común por el campo, donde las muchachas pasan

174 175
cantando por las calles de las aldeas y los jóvenes hacen 4. El ciclo semanal
tertulia. Luego la soltura festiva que caracteriza el do-
mingo al atardecer, que es totalmente distinto del atarde- El significado más profundo del domingo se nos reve-
cer del sábado, que está siempre tenso por la espera y ple- la cuando retornamos a su función temporal. En contra-
no de un placentero cansancio y del deseo de descansar. posición con las concepciones temporales existencialistas
El domingo concluye a veces con una fiesta, con el baile habíamos mencionado las posibilidades de una articula-
dominical, o generalmente con el tranquilo y apacible sen- ción por medio de la cual el tiempo aue corre hacia el in-
timiento vespertino de la pausa vivida en su plenitud, sin finito se cerraría en un ciclo. Habíamos mencionado, ade-
\ pensar en el próximodia que reanudará el,trabájp, pero más, los diferentes ciclos en los que transcurre el aconte-
también sin sentir la necesidad de alargar esta pausa. Se cer dentro de la naturaleza. Uno de los ciclos temporales
está satisfecho y pleno en to-do sentido, asentándose en el es la semana, que en un término de siete días retorna siem-
'presente Sin mirar el futuro. pre al domingo para comenzar de nuevo su curso con el
Viviendo así el domingo en todo su contenido esencial, lunes. La semana es la medida más cómoda y más im-
se lo percibe como algo más que un mero descansar des- portante en esta articulación periódica de la existencia
pués del trabajo cumplido. Percibirlo así sería una inter- humana: más larga que el día, que es demasiado corto y
pretación racionalista muy superficial orientada en tor- que, tomado como unidad, llevaría a una sucesión monó-
no de una finalidad de conveniencia. No le atribuiría nin- tona, y más corta que el ario, que es demasiado largo para
gún sentido, sino lo vería desde el punto de vista de lo co- que el hombre lo pueda sentir como unidad, es la semana
tidiano, como un medio para restablecer lá fuerza de tra- exactamente la medida que el hombre puede mantener
bajo. En el domingo realmente vivido en su plenitud hay sin cansarse en la proyección de un plan de trabajo. De
un sentido _vl,tal mucho más profundo que trasciende ahí que es de radical importancia que el hombre viva real-
todo mero descansar. Aun tomando el domingo, en cierto mente esta articulación rítmica, que no salte por encima
sentido cristiano-, como el tiempo de la meditación e in- de los domingos, sino que los convierta en verdaderos
trospección, se diría muy poco, y ni siquiera se concorda- puntos de sosiego y descanso.
ría con el sentido cristiano originario que tiene el domin- Las características de la semana son, empero, más di-
go. Aun este pensamiento sería racionalista y descono- fíciles que las de los otros períodos del tiempo. Pues mien-
cería que el domingo es ante todo un día feriado, un día tras el día está dado por la naturaleza e impone al hombre
de celebración. Celebrar es más que meditar y más que un su ritmo en el cambio de claridad y oscuridad, quiera
mero descansar. El domingo es una fiesta — aunque só- aceptarlo o no, y mientras el ario se afirma con la misma
lo pequeña dentro del orden de las fiestas — impregnada seguridad por su efecto sobre toda la vida de la naturaleza,
de un temple anímico alegre, suelto festivo. Es precisa- no corresponde la semana a un semejante proceso natu-
mente este templé anímico festivo del domingo' el que no ral objetivo. Es una incisión trazada por el hombre, aun-
puede ser comprendido por ambas explicaciones racio- que no del todo. arbitrariamente, sino sobre la base de una
nalistas. Tenemos que intentar, por eso, penetrar más medida humana, que retiene la semana en una totali-
profundamente en la esencia del domingo para hacer ver, dad. Precisamente por estar dictada por el hombre, pue-
desde un punto más profundo, el importante significado de ser suspendida, olvidada o descuidada. Por eso nece-
antropológico que tiene el domingo. sita el domingo, como la incisión que enmarca a la sema-
na, un cuidado muy especial.
De ahí resulta un problema grave: dijimos que el do-
mingo no corresponde a un proceso natural objetivo si-
no que es una incisión establecida por el hombre, la que
hubiera podido ser determinada también de acuerdo

176 177
con otra medida, por ejemplo, cada diez días. Ahora bien, Ahora se entienden las consecuencias fatales del apre-
¿cómo puede irradiar un domingo de esta naturaleza la suramiento que ignora estas incisiones naturales y la pro-
fuerza interna que articula y configura realmente al tiem- funda razón humana que tiene la antigua tradición reli-
po y no sólo lo divide exteriormente? La contestación te- giosa al acentuar tanto la santificación del domingo.
nemos que encontrarla en la conciencia temporal subje- No se podrá cumplir esta exigencia del domingo con
tiva y no en el transcurso objetivo del tiempo. una vacación planeada de acuerdo con alguna finalidad,
La dirección que debe tomar la contestación está ya ni con una diversión buscada convulsivamente. Se la po-
dada en las consideraciones mencionadas sobre la esencia drá cumplir sólo entregándose completamente a la con-
del temple anímico dominical. En ellas topamos repeti- ciencia del elevado sentimiento dominical y festivo.
das veces con temples anímicos de una peculiar a-tempo-
ralidad. Esta no indica, por cierto, que el hombre se sien-
ta de hecho fuera del tiempo, lo que sería sencillamente 5. Otras fiestcts
imposilole. Sucede, más bien, que en ella el hombre adquie-
re otra relación con el tiempo. Ya no tiene la dirección Lo que se dijo sobre la conciencia del domingo común
de la "cura", elle quiere prever el futuro y en la que, co- que retorna cada siete días, se verifica con mayor fuerza
mo se ha destacado ya varias veces, la interpretación exis- en las fiestas más raras que, por su propia esencia, se
tencial-filosófica había visto la única esencia del tiempo. destacan del acontecer normal del ario: Pascuas, Navi-
El hombre se libera justamente de la "cura" al "darse dad, Pentecostés, cumpleaños, fiesta de la vendimia, k
tiempo" en su ocio dominical. Cuanto más profuudame- etc. Cada una de ellas tiene su especial carácter anímico
te se apodere de él el temple anímico festivo dominical inconfundible, cuya investigación detenida sería una ta-
tanto más se sentirá trasladado a un espacio donde el rea de mucho mérito. Para la vida alemana tiene peculiar
tiempo se ha detenido. Desprendiéndose del estado de una importancia la fiesta de Navidad: por la larga expec-
temporalidad tensa, alcanza la soltura de una existencia tativa aue la acompaña, por la espera que se concentra
a-temporal. creciente y continuamente en todo el período de advien-
Esta es la profunda esencia de las incisiones domini- to y también por toda su extensión, que reúne los días fes-
cales; entendidas de tal manera articulan realmente el tivos entre la Navidad y el Ario Nuevo, significa esta fies-
transcurso del tiempo. Hemos encontrado, por tanto, ta una incisión profunda que separa todos los años, sig-
dos estados en la constitución interna temporal del hom- nifica el ario solar, por decirlo así, un acontecimiento de
bre que retornan en un cambio rítmico: el tiempo de la
orden superior, por tanto, que articula el transcurso del
"cura", que tiende siempre hacia adelante, y el tiempo del
ario.
estado de felicidad festivo, que descansa en sí mismo. El
Lo mismo se puede decir de las fiestas que sin tener
hombre, al retraerse totalmente en estas pausas de la
precipitación que impele hacia adelante, gana el contacto fecha fija ni retorno periódico, articulan el acontecer de
con un fondo de vida que descansa en lo a-temporal. De la vida humana y de su trabajo: por ejemplo, el matrimo-
él regresa no solamente recreado sino realmente rejuve- nio o la fiesta de los carpinteros después de haberse ter-
necido al acontecer temporal cotidiano. Mantiene así su minado el techado de una casa, en la que se celebra la
equilibrio interior de manera que ya no se hace arrastrar terminación de un trabajo concluido en común. El tem-
por la huida siempre inquieta que caracteriza a la vida en ple anímico se desborda ahí, con mayor vigor, en un en-
las grandes ciudades, y conserva su propia seguridad. tusiasmo festivo y devuelve al hombre a la profundidad
La función del domingo consiste entonces en posibili- de su fondo vital. Partiendo desde este fenómeno espera-
tar que el hombre se retraiga siempre de nuevo de la co- mos poder penetrar más profundamente en la esencia
rriente arrastrante del tiempo atareado. de la fiesta y lograr, en particular, indicios profundos so-

178 179
bre la esencia de la temporalidad festiva. Nos dirigimos, III. FIESTAS (FESTE) Y CELEBRACIONES (FEIERN)9
por eso, después de esta preparación sobre la base de un
fenómeno relativamente sencillo, al análisis más hondo
de la festividad intensa y plena.

1. La relación entre fiesta y celebración

La consideración de las celebraciones y de las fiestas es la


continuación lógica de lo nue fue desarrollado hasta aho-
ra en el caso especial del domingo. Ellas también signi-
fican "puntos de parada" en el correr del "tiempo que
arrastra", un sumergirse en una forma nueva y más pro-
funda de la temporalidad. Lo que se insinuó, relativamen-
te con cuidado, con respecto al domingo, se cumple aho-
ra de una manera más enérgica. Fiestas y celebraciones
son fenómenos que penetran más profundamente en la
vida humana. Como tales son puntos culminantes en los
cuales el hombre se sustrae de las preocupaciones cotidia-
nas.
A pesar de todo, es sumamente difícil hacerlas accesi-
bles a una consideración filosófico-antropológica y aquí
no podemos pretender nada más que un intento. Si se par-
te de un relato del transcurso exterior se experimentará
muy poco lo que aquí nos interesa, a saber, las experien-
cias interiores de la conciencia que celebra y festeja y las
transformaciones que se verifican en la estructura total
del hombre. Las observaciones propias no proporcionan
aquí una base muy segura y los testimonios poéticos, en
los cuales puede orientarse casi siempre la meditación fi-
losófica, son en este caso raros y poco fructíferos para
la observación de los procesos anímicos íntimas.
Hasta ahora hablamos conjuntamente de fiestas y ce-
lebraciones. Realmente ambas andan íntima y a veces
inseparablemente vinculadas. Sin embargo, no son idén-
ticas. Esperamos lograr un primer acceso a la compren-
sión de estos fenómenos mediante un análisis comparati-
vo. El intento de obtener de la etimología un punto de
apoyo para una diferenciación más aguda entre fiesta y

180 181
celebración no da frutos. Ambos conceptos alemanes, signan claramente la conciencia dispuesta a la celebra-
Feiern y Fest, provienen del mismo término latino feriae, ción. Se celebra sobre todo el retorno de sucesos impor-
que en general significa los días en los que no se ejerce tantes. Las celebraciones son conmemoraciones que con-
ningúna ocupación. 1 Por eso los significados se interfie- servan en la conciencia de la actualidad un suceso sig-
ren continuamente. Con todo, no se pueden identificar nificativo. Lo mismo ocurre —y aquí se interfieren nue-
con sencillez ambos conceptos. Parece conveniente em- vamente los significados de ambas palabras de una ma-
pezar una diferenciación partiendo directamente del uso nera característica que no queremos fundamentar deta-
idiomático actual. lladamente — en las celebraciones cristianas, estata-
"Se deben celebrar (Feiern) las fiestas (Feste) así como les y en las recordativas que son típicas en la vida de las
llegan", dice un conocido proverbio. Las fiestas se cele- pequeñas comunidades y en la de los hombres como, por
bran: ya ahí se expresa la íntima vinculación que exis- ejemplo, aniversarios y jubileos. En la celebración está
te entre ambos términos. El celebrar (Feiern) parece ser siempre presente la conciencia de un significado histó-
la manera como se festeja las fiestas (Feste). Celebra- rico. Partiendo de él se mira hacia atrás y se reconoce en
mos, por ejemplo, las importantes fiestas cristianas, las el acontecimiento pasado la base que sostiene la existen-
fiestas de Navidad, Pentecostés y Pascuas. Pero ya ahí cia presente. La celebración es siempre una hora de gra-
se percibe cierta desviación de los conceptos: la celebra- titud. O en ella se mira hacia el futuro, siempre que el
ción de Navidad (Weihnctchtsfeier) es un concepto mucho acontecimiento se entienda como base para tiempos veni-
más estrecho que la fiesta de Navidad (Weihnachtsfest). deros. Las palabras de Schiller: "Ay, la celebración más
Aquélla es una actuación especial con la cual se festeja bella de la vida finaliza también el abril de la vida", ex-
la fiesta de Navidad. Se puede tomar parte, por ejemplo, presan, por ejemplo, que la fiesta configura épocas y
en el mismo ario, en muchas celebraciones de Navidad abre incisiones. Nunca está la historia (de la totalidad y
(aunque esto signifique ya una desnaturalización). La del hombre singular) tan presente como en la celebra-
celebración de Navidad se realiza en la noche de Navidad ción. A la inversa: la historia precisa de la celebración
a determinada hora (y en ciertas circunstancias puede para adquirir conciencia de sí misma.
ser postergada). Es, así, una parte de toda la fiesta de Ahí se perfila una nueva diferencia entre celebración y
Navidad, que dura más de todo un día. Se puede captar fiesta. La fiesta se refiere siempre a algo alegre, la cele-
la diferencia: la celebración es una actuación más limita- bración, en cambio, no lo hace en el mismo sentido. Hay,
da que, como tal, está expresamente configurada; se ve- como ya dijimos, una celebración conmemorativa, pero
rifica en un acto solemne y termina con este acto. La fies- no hay una fiesta conmemorativa. Se celebra la inau-
ta, en cambio, es algo que abarca más. Existe en cierto guración de alguna empresa, pero no se la festeja, por-
grado, aunque los hombres no lo destaquen o, por lo me- que el festejo comprende siempre el sentimiento feliz del
nos, no lo "dispongan" expresamente. buen resultado. Existe, por cierto, una música festiva,
Sin embargo, a toda celebración no corresponde nece- pero ésta no es una música solemne: ambas se pueden di-
sariamente una fiesta. Se celebra siempre algo determi- ferenciar muy bien.
nado. Se celebra un acontecimiento: una victoria o una Queda así señalado el plano en el que se pueden dis-
inauguración, el éxito de una obra o, en la vida de un hom- tinguir celebración y fiesta, a pesar del íntimo vínculo
bre, un examen, un matrimonio, etc. Con esta celebración que existe entre ambas. Las celebraciones pueden ser or-
se hace resaltar del flujo diario de los sucesos, un aconte- ganizadas, pueden ser fijadas como esta o aquella cele-
cimiento determinado, lleno de significado. "El sol que bración, por este o aquel motivo. Están como tales some-
brillando se levanta allí, trae un día lleno de consecuen- tidas al arbitrio humano. Es posible que existan como
cias para mí y para ti, querido hijo", estas palabras ini- actuaciones únicas realizadas para cierto fin determina-
ciales del drama de Uhland, Ernst, Duque de Suabia, de- do. Las fiestas son, en cambio, algo dado que no se pue-

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de someter al arbitrio del hombre. Retornan, por eso, estos temples anímicos, debido a su indeterminación ob-
con regularidad. Tienen generalmente fechas fijas en el jetiva, el sentimiento inmediato sabe distinguir nítida-
transcurso del ario y no sólo del ario cristiano de la igle- mente entre ambas regiones.
sia; van también unidas al cambio de las estaciones y a Comenzamos con la impresión que se tiene en la cele-
su interpretación mítica, como lo demuestran las fiestas bración. Al hombre le invade un sentimiento de celebra-
naturales de la cosecha y de la vendimia. Existen, por ción. La común distinción entre temples anímicos ale-
cierto, fiestas, como el matrimonio, que parecen situarse gres y deprimidos no logra captar esta impresión, que
como algo único en la vida del hombre. Pero pierden es- reúne, en una unión inmediata, la sensación de lo serio y
te carácter divergente cuando se considera que también pesado con la que nace de un peculiar estado de eleva-
tales fiestas ocupan su lugar en un orden natural y están ción y gravedad. 3 La impresión determinante es la de
sometidas a un ritmo más profundo que depende del trans- una significación más alta de la vida, por la cual se des-
curso de la edad del hombre, transcurso que en sí mismo taca la celebración del acontecer cotidiano. Se nota lo
contiene la santa división en cuatro épocas que caracteri- "no cotidiano" hasta en la manera del comportamiento
za a todo movimiento cíclico. exterior.
Allí donde cabe una diferenciación entre fiesta y cele- En el estado de la conciencia de celebración ya no está
bración pertenece esta última a la existencia histórica del el hombre en su 'naturalidad común. Cae sobre él algo que
hombre. La historia precisa la celebración y en ella radi- retiene todas las exteriorizaciones de una vida natural y
ca lo que se dijo sobre el carácter único y arbitrario y so- libre. La, risa se extingue. La solemnidad de la celebración
bre las diferentes formas de significado de la celebración. no tolera la risa. A la inversa: la risa, cuando irrumpe
La fiesta, en cambio, se remite a la existencia natural narruye soleinnidad del temple anímico. Ambas son
prehistórica, a conexiones que, en última instancia, só- incompatibles. Parece que bajo la tensión de la celebra-
lo se pueden entender míticamente y que se conservan pá- ción se espera que se quiebre el encanto y suceda aquel
lidamente en el hombre de hoy. Aquí radica su carácter conocido paso de lo elevado a lo ridículo.
de retorno necesario, el que trasciende a todo planear hu- Entre los efectos de la celebración hay que contar tam-
mano. 2 bién el de que nadie se atreve a hablar en voz alta y cuan-
to más susurra, para no perturbar la solemnidad de la
2. El temple anímico de la celebración hora de celebración. El silencio es solemne no sólo cuan-
do es la ausencia de ruidos sino cuando significa un es-
La distinción entre celebración y fiesta podría parecer tado de tensión. En un silencio lleno de expectativa se
bastante arbitraria si no hubiera una diferencia clara, verifica lo solemne.
difícil de perderse de vista, que se destaca en el carác- La tensión de la celebración se exterioriza aun en el
ter distinto que tienen los temples anímicos correspon- movimiento singular más insignificante. No hay movi-
dientes a la fiesta por un lado y a la celebración por mientos rápidos o apresurados, todo marcha en un rit-
otro. Nos referimos al temple anímico de la celebra- mo lento y mesurado. Esto no cluiere decir que todo mo-
ción y respectivamente al temple anímico de la fiesta, vimiento lento sea por eso solemne. Un movimiento can-
independientemente del objeto o contenido especiales que sado y lánguido, por ejemplo, no es solemne. La solemni-
puedan tener, de la misma manera en que Heidegger ha- dad exige cierta forma de movimiento.
bla de la disposición anímica fundamental (Grundbe- La distinción nue hace Klages, por ejemplo, entre mo-
findlichkeit) del ser-ahí humano. Se siente una determi- vimiento intencional y movimiento expresivo no abarca,
nada disposición anímica como estado festivo y otra, tam- en su alternativa, al movimiento solemne; pues éste no
bién determinada, como estado de celebración. Aunque es es ni el uno ni el otro. El movimiento solemne no es el
difícil captar con conceptos claros la esencia especial de intencional que tiende a su meta por el camino más di-

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recto, sino que tiene su significado en sí mismo, en la ma- vida cotidiana, causaría un efecto ridículo y amanerado. 4
nera de su verificación. No es tampoco un movimiento Hay en este sentido una forma especial y solemne de
expresivo, pues le falta para ello la manera inmediata hablar que la retórica de la antigüedad separó clara-
en la que brota la expresión desde el interior ; él es, más mente de las otras maneras de hablar. 5 Es un estilo de
bien, un movimiento formado, estilizado conscientemen- hablar propio, adecuado a la celebración, que, compara-
te. Es por eso que puede ser logrado por ejercicio, ya que do con el lenguaje cotidiano, parece ser suntuoso y sobre-
no se lo quiere dejar a merced de la improvisación. El mo- cargado y aue, con todo, resulta ser interiormente nece-
vimiento solemne es en todo sentido "mesurado", "gra- sario en tal situación. Es propio de este hablar solemne
ve", "obligado". Estos atributos no le confieren ligere- cierto tono patético, y una riqueza de figuras en lugar de
za sino una gravedad penetrante, como si estuviera ba- la sobriedad de la deducción lógica. Existen además co-
jo el peso de su significado. rrespondientemente formas especiales solemnes de la poe-
El ejemplo más sencillo: no se corre ni se marcha con sía: la oda, la elegía, etc.; igualmente en la arquitectura
precipitación, pero tampoco se camina sencilla o lángui- se encuentran formas solemnes de configuración del espa-
damente, sino que se dan pasos con solemnidad, conscien- cio. Común a todas ellas es la 'forma "escogida" de la ex-
temente y con la cabeza levantada. Así se mueven los re- presión. No son — como vimos en el movimiento — ex-
yes o pasan revista los mariscales. Dar pasos solemnes presión inmediata del sentimiento o un medio directo de
significa realizar un movimiento con la conciencia de su la conveniencia, sino que se elevan a un plano reflexivo
significado y sabiendo que hay miradas que observan. de alta significación.
La atención no va dirigida a la meta ni al propio senti- Parece igualmente que la música no puede faltar en
miento sino al modo de ejecución prescrito. Se podría el carácter solemne de un acto. El "discurso de celebra-
tal vez decir que en el movimiento mismo se siente un ción", por lo menos, resalta de la vida cotidiana median-
significado más profundo. Se podrá determinar bien a te un "marco musical". Hay que preguntarse, por eso,
este movimiento tan especial haciendo notar que el signi- cual es la función imprescindible de la música, más
ficado sentido en él es de naturaleza simbólica. Se podría exactamente, de la música solemne. Parece radicar en la
casi pensar en ciertas ideas "primitivas", según las cua- manera sui generis en la que la música templa aními-
les emana una fuerza mágica de la manera de la ejecu- camente al hombre. En cuanto a esto hay un temple aní-
ción, la que provoca una desgracia cuando incide en irre- mico especial de celebración que extrae al hombre, ele-
gularidades. La acción se convierte en un proceso sim- vándolo, de la esfera cotidiana, que reúne en un temple
bólico. El hombre no la ejecuta como persona singular si- anímico unitario todo lo que cotidianamente está disper-
no como agente de una función superior. A la inversa: so y que libera al hombre, por medio del carácter distin-
un movimiento simbólico tiene que ser ejecutado siem- to de la música, de la temporalidad dirigida siempre ha-
.pre solemnemente. Del sacerdote y del emperador se exi- cia una meta de la vida de las ocupaciones y lo faculta
gen movimientos solemnes. para oír la voz de lo a-temporal.
Correspondientemente existe un lenguaje de celebra- Propios de la celebración son además los colores osen-
ción o solemne. Toda palabra descuidada, todo giro vul- VOS y saturados, especialmente el negro (por ejemplo, la
gar resultan improcedentes y ridículos y destruyen el vestimenta española), púrpura, rojo saturado y dorado.
temple anímico de la celebración. Sucede esto ya cuando El efecto solemne de una sala exige generalmente cier-
se remarca un colorido dialectal: Schiller hablando sua- ta oscuridad, una penumbra (por ejemplo en una cripta).
bio y Nietzsche turingés perderían su tono patético. El El espacio claro, visible y lleno de luz de las iglesias re-
lenguaje solemne es un lenguaje correcto y elevado, ha- formadas no causa por eso ninguna impresión solemne ni
' blado con voz perceptible y solemne... El idioma ha ela- quiere causarla.
borado un vocabulario elevado propio que, aplicado .en la La celebración tiene además, en general. preferencia

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fiesta con brillo y resplandor. La fiesta requiere el ador-
por lo suntuoso. Infunde algo embriagante que se acen- no del espacio y de los hombres, flores y colores; pero el
túa más por aromas embriagantes (incienso). Incluye adorno festivo es distinto de la pompa de la celebración.
luego algo ceremonial. Allí se extingue todo lo humano En lugar de la gravedad y del carácter lento aparecen
inmediato. La sobriedad está por eso, en todo, en rudo una nueva ligereza, libertad y soltura. El temple aní-
contraste con lo solemne. Resulta de ahí entendible que mico festivo es un flotar libre. La risa, extinguida en la
las formas de vida democráticas no pueden comprender celebración, retorna y llena los espacios. Se afloja también
las exigencias de las celebraciones. lo obligado de la celebración, que impedía la expresión li-
Se muestra aauí un límite más: las celebraciones son bre, y retorna la naturalidad perdida. Frente al estado
posibles sólo cuando la vida está firmemente asentada tenso, característico de la celebración, el carácter total
en un orden, cuando todo lo decisivo está ya decidido de de la fiesta es la soltura, que, por cierto, es algo distin-
antemano. Allí donde comienza la acción real, donde se
to de la sobria naturalidad cotidiana. Esta soltura se
deben tornar decisiones, allí ya no hay campo para la ce-
expresa en cada movimiento y en cada detalle del com-
lebración. En el campo de batalla, por ejemplo, no hay
portamiento. Si anteriormente habíamos confrontado el
lugar para la celebración, y ésta puede empezar solamen- caminar cotidiano con el paso solemne de la celebración,
te cuando se ha alcanzado la victoria. Se puede decir en se puede ahora denominar a la forma de movimiento de
general que la celebración termina cuando la vida se po-
la fiesta un flotar suave, que se expresa, en su mayor
ne verdaderamente seria, allí donde comienza lo existen-
pureza, en el baile.
cial, y precisamente por eso hay que buscar a la celebra-
La fiesta es así el punto cúspide de la existencia, en el
ción fuera de la. región existencial. Sin embargo, la cele-
alegría—dernIvir- alc—ania su gTado ma' ximo. Esto
bración no es un juego, tiene su propia gravedad (que el
la diferencia precisamente de la celebración. Lo que la ce-
idioma denomina también "seriedad"), que, como tal, se
lebración hizo sobresalir de la vida cotidiana fue la signi-
distingue nítidamente de la seriedad de lo existencial. 6
ficación de la historia (de la vida o de los pueblos), que
se vivenciaba en forma intensa y que conservaba siem-
pre una gravedad muy peculiar. En la fiesta el hombre
3. El temple anímico de la fiesta ha dejado detrás de sí toda la esfera de los histórico.
Es la vida pura como tal, en una "despreocupación"
De estas formas del temple anímico de la celebración
carente de pensamientos, la que goza su propio ser en su
sobresale la forma festiva como algo especial. Aunque
última culminación. La vida misma se eleva e intensifi-
existen, por cierto, vínculos muy íntimos entre el temple ca en la fiesta. Nada puede expresarlo mejor que las pa-
anímico de la celebración y el de la fiesta, no es este último
labras en las cuales el "Fragmento Pandora" llega a
una forma elevada de aauél, sino_ un modo muy distinto
una conclusión fascinante y feliz: "Muchas cosas bue-
de conciencia. El elemento oscuro, tan característico de
nas trajeron las horas, pero aue ésta sea la hora festiva,
celebración, es incompatible con la fiesta. En lugar del
la elegida por Dios." 7 La fiesta no está caracterizada
nekro solemne se presenta el blanco festivo, adornado
por lo bueno, que para nosotros es bueno en éste u otro
de dorado y de toda la gama de los colores claros. Al os-
sentido por haber logrado una utilidad o impedido un da-
curo solemne corresponde, en general, la claridad festi-
ño; el sentido de la fiesta radica en ella misma, como si
va. Aquí ocupan su lugar el brillo de lámparas y cirios. hubiera sido "elegida por Dios". Es la presencia, de algo
En la oscuridad no se puede realizar ninguna fiesta. Sin
divino lo que da a la fiesta el carácter de fiesta, aunque
embargo, es la noche irradiante e iluminada la verdade-
este carácter aparezca muy tenuemente en nuestras fies-
ra hora de la fiesta.
tas modernas. Puede ser que en los instantes solemnes
Hay un vestido de fiesta, distinto del de la celebra- se experimente la cercanía del destino; la presencia de
ción grave. Es ligero y resplandeciente. Hay una mesa de
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lo divino está en lo más profundo del temple anímico de la conciencia festiva que llega hasta la orgía desenfre-
festivo. La investigación del temple anímico festivo en- nada; después la música, que imprime todo el carácter
cuentra aquí su límite y exige, para su complementación, de la fiesta, y finalmente el baile, con el cual culmina la
el tratamiento de las determinaciones de contenido que fiesta. Estas partes constitutivas pueden presentarse
constituyen la fiesta. también por separado; pero sólo su unión configura la
fiesta plena. Parece que existe entre ellas cierto orden
de sucesión que comienza con el convite y termina con
4. Las partes constitutivas de la fiesta el baile. Así lo expresa por ejemplo Rilke en su Cornet,
cuando dice : "Comenzó con un convite. Y resultó una
La investigación del contenido de la fiesta tropieza fiesta... y finalmente de los tactos ya maduros... surgió
con una dificultad: las fiestas que encontramos en nues- el baile." 9
tra vida moderna son solamente residuos escasos que re- Aquí no pedemos analizar separadamente cada una de
velan en forma pálida y confusa la esencia originaria de estas partes. El convite (Mahl), sobre todo (que como
este fenómeno. Hoy ya no podemos tener fiestas en sen- Abendmahl, comunión, se ha conservado en el cristianis-
tido pleno y sin reserva. Para encontrar la fiesta en toda mo en un culto de alto significado), precisaría, ya como
su fuerza originaria habría que recurrir, más bien, a las tal, profundas investigaciones religiosas e histórico-cul-
formas pasadas de una religiosidad mítica. Esto nos in- turales que nos llevarían mucho más allá del fin propues-
troduciría, empero, en un sinnúmero de conexiones éti- to aquí. La comida en común constituye patentemente,
cas, místicas e histórico-religiosas, que trascenderían desde tiempos M'uy antiguos,Iiria -de las Tfficiones más
enormemente el círculo de las presentes investigaciones. 8 profundas que llegan a formar comunidades y kuji-iiiien
La interpretación de estas formas fundamentales míti- toda enemiárda. Se podría considerar como último - resi-
cas iría a tientas mientras no se le dé, mediante el aná- dt17-4-ii-J'todavía se conserva, la costumbre de "ofrecer
lisis de los residuos de fiestas que poseemos, el precon- algo" al huésped. Todo esto se eleva en el convite fes-
cepto de lo que tiene que buscar en las formas más ori- tivo a un plano más superior, por la abundancia y selec-
ginarias de la fiesta. Es por esto que la investigación tie- ción de las comidas. En circunstancias "primitivas" sue-
ne que partir de las formas de fiesta que conservamos y le desbordarse en una comilona. La conciencia de la abun-
que le son accesibles al hombre moderno, por más atro- dancia desbordante constituye, empero, también en nues-
fiadas que sean estas formas. Es conveniente prescindir, tros tiempos mesurados, la esencia de la fiesta y del es-
como lo destacamos anteriormente, de las grandes fies- tado festivo en general.
tas cristianas, porque, en ellas el carácter festivo está im- Junto con la comida se tiene que mencionar la bebi-
pregnado de muchas presuposiciones históricas, de ma- da. Especialmente el vino intensifica la conciencia de la
nera que resulta difícil reconocer en ellas la esencia ge-
elevación festiva. Es el elemento dionisíaco de la fiesta,
neral de la fiesta independientemente de la especial inter-
que Nietzsche ha destacado tan agudamente. La persona
pretación cristiana. Recurrimos más bien, a las fiestas
pequeñas, insignificantes, que reúnen todavía a los hom- singular llega a subsumirse cada vez más en un todo más
bres de hoy después de la conclusión de un largo tiempo grande. El hombre no sólo se siente al unísono con los
de trabajo. otros hombres sino también con el ser en general. Ampa-
Parece que hay cuatro partes constitutivas de toda rado en la totalidad del ser, el hombre se siente portado,
fiesta: primeramente la forma selecta de la comida, el conservado, liberado de la responsabilidad de sí mismo;
convite (Mahl), que se diferencia ya por su alta denomi- se siente por eso feliz y sin destino. Está en relación
nación idiomática de las formas comunes de comida; lue- con esta disolución de la personalidad sujeta a lo coti-
go la bebida, pues la abundancia de la bebida es parte diano el hecho de que la máscara, lo mismo que el dis-

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fraz y la mascarada son elementos típicos de la fiesta y en-el mito,-Para no recargar la investigación con las difi-
acrecientan el humor festivo. cultades e hipótesis adicionales de una consideración ét-
De ahí que la fiesta forma comunidades y cumple así, nica (que nos tendría que llevar a otras conexiones), nos
también en nuestros días, una función educativa muy limitamos a lo poco, relativamente modesto, que, como
importante. En la fiesta no hay separación ni odio, en experiencia, le es accesible al hombre moderno. Son, na-
ella no esp~nl-gri _encerramiento. 'Una comunidad turalmente, sólo puntos de apoyo que, al partir de la for-
pi7iiréaár no podría enconirar sitio una fiesta. Los ma final atrofiada, hacen suponer ciertos rasgos de la
amantes que gozan cuando están juntos y en su unidad esencia original; éstos bastan para penetrar en las pro-
se aíslan del mundo circundante se ven defraudados en fundas transformaciones de toda la estructura de la con-
la fiesta pues, necesariamente, se sienten comprendidos ciencia.
en el sentimiento común más abarcador de ser-uno.
La conversación es también propia de la fiesta, a sa- 5. El baile
ber, la conversación suelta y franca, libre de toda meta,
la conversación que juega y que precisamente en la ani- En el tratamiento del baile podemos limitarnos a muy
mación de la fiesta conduce a profundidades que el hom- pocos rasgos groseros, pues ellos permiten ya sacar con-
bre no se atreve a tocar en la sobriedad de la vida coti- clusiones importantes para la conexión actual. Creemos
diana. Propia de la fiesta es la conversación profunda, que es muy conveniente partir de dos interpretaciones
filosófica, en la que el temple anímico alegre y sereno que en su valoración llegan a resultados opuestos pero que
ha soltado lenguas y corazones. El Banquete de Platón, hacen resaltar claramente la esencia decisiva. Nos re-
es un ejemplo magnífico. ferimos a las interpretaciones de Weininger y Straus.
Sobre la música no se puede decir mucho más de lo
que ya se ha destacado al hablar de la música solemne. a) La valoración de Weininger.
Ella templa al hombre homogéneamente y lo levanta de
la sobriedad de la vida cotidiana a un plano más eleva- Los nexos que nos interesan aquí han sido anticipados
do. El efecto de la música solemne se diferencia del de la genialmente por Weininger, quien, por cierto, parte des-
festiva por todos los rasgos que destacamos en general de otro punto de vista y llega a resultados distintos. lo
con respecto a la diferencia entre los temples anímicos de Weininger ve la esencia de la voluntad moral en el movi-
la fiesta y los de la celebración: desaparece la gravedad miento infinito, es decir, en el movimiento dirigido irre-
y da lugar a una ligereza caudalosa que supera todas las versiblemente hacia el futuro. En este sentido acentúa
inhibiciones. Weininger : "Lo moral radica, según Goethe y Kant, mera-
-La última parte constitutiva de la fiesta, en la cual se mente en un eiñiiélió- ineesarite." Corresponde a tal empe-
expresa en forma muy pura la esencia de lo festivo, es el ño el movimiento en un solo sentido que se lanza, hacia el
baile. La fiesta se completa tan sólo con el baile. Es infinito. Se puede postular, a la inversa, que el ``movi:
Por éso que la diferenciación tiene que tratar de pene- miento retrógrado", es decir, tanto aquel que directamén-
trar aquí algo más en la profundidad para hacer resaltar te regresa a sí mismo cuanto el que retorna en un círculo
la esencia general de la fiesta en un ejemplo intenso. a su punto de origen, tiene que ser, según su propia esen-
La investigación debe darse cuenta, empero, de que el cia, inmoral. "El movimiento retrógrado es el movimien-
i actual "baile de sociedad" tiene que comprenderse como Wantiético por excelencia. Se halla contento de sí mismo,
último destello de una realidad que, en su origen, era mu- repite siempre lo mismo, es, visto moralmente, peor que
cho más profunda. Precisamente en los así llamados pue- el paso de cangrejo, que por lo menos siempre se empe-
blos primitivos el baile auténtico del culto está íntima- ña en ir hacia atrás y tiene, al menos, sentido." (P. 97.)
mente vinculado con la fiesta primitiva, fundada todavía De ahí se explica que para Weininger el baile, sobre to-

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do el vals vienés, resulta ser la suma de lo inmoral, pues vos, acentúa : "El yo como voluntad es el tiempo" (p. 104),
él ve la esencia del baile precisamente en este movimien- es decir, el tiempo interpretado por él moralmente en su
to circular antiético: "Moverse en círculo no tiene ni "sentido único". En el baile, en cambio, vuelve el hom-
sentido ni fin; quien gira de puntillas es por naturaleza bre a la a-temporalidad, en la cual el "yo como voluntad",
autosuficiente, ridículo, vano, mezquino." En un sentido que es necesariamente individual, se suspende en una to-
antifeminista continúa : "El baile es por movimiento fe- talidad natural.
menino ; ante todo el movimiento de las prostitutas."
(P. 97-98.) b) La interpretación de Straus.
En una simplificación genial pero también en una uni-
lateralidad extrema se ha captado así algo decisivo: la Se necesita sólo un pequeño giro de la mirada para
contradicción entre naturaleza y unión a la naturaleza llegar desde lo descrito a una interpretación positiva. Es-
por un lado e historia, como el campo de la libertad hu- ta la encontramos en Straus, que partiendo de una cues-
mana, por otro lado. Como Weininger ve en la historia y tión distinta, a saber, de la del espacio_vivido, fija su
en el progreso infinito la única esfera de moralidad hu- atención en el significado del baile "y llega a afirma-
mana, la naturaleza resulta ser no sólo amoral en el sen- ciones que son fundamentales f")ar-a el actual plantea-
tido de indiferencia moral, sino hasta anti-moral en el sen- miento.
tido de franca negación, Weininger acentúa "lo justifi- Straus parte de la diferenciación entre el movimiento
cados que son los argumentos, que desde el punto de vista intencional y el movimiento del baile y dice: "El movi-
de esta única ética libre se pueden deducir contra toda miento intencional y el baile no deben comprenderse co-
valoración positiva del movimiento de los planetas" (p.
mo combinaciones diferentes de los mismos elementos
97). De ahí resulta que el hombre debe condenar moral-
de movimiento; se diferencian como dos formas funda-
mente el movimiento circular, pues con él aniquila su
mentales de movimiento en general, que están referidos
libertad moral y se somete a las leyes de la naturaleza :
"El movimiento circular suprime la libertad y la sub- a modos diferentes de lo espacial." (P. 643.) Capta la di-
yuga bajo un sistema de leyes ; la repetición de lo mis- ferencia, determinando que los movimientos intenciona-
mo causa un efecto siniestro o ridículo." (P. 98.) "El les están dirigidos en una dirección determinada y sólo
círculo mágico ata ; roba la libertad." (P. 100.) Es por pueden ser considerados como un medio para este fin;
eso que el vals es para Weininger la expresión de un el movimiento del baile, en cambio, encuentra su sentido
fatalismo que renuncia a la libertad moral y se subordi- en sí mismo y no está referido a algo fuera de él mismo.
na totalmente a la necesidad: "El vals es la música ab- "Cada fase singular de movimiento es agradable en sí."
solutamente fatalista, pero justamente por eso es la ex- (P. 651.) Vale decir que el movimiento intencional está
presión musical adecuada de la vía circular." (P. 98.) dirigido por esencia y el del baile no lo está. En este
Aunque en esta brusca condenación se expresa cier- sentido expresa Straus: "El baile no está referido a una
tamente una exageración unilateral, se ha aprehendido dirección; no bailamos para dirigirnos desde un punto
con ella algo decisivo, justamente lo que tratamos de ela- del espacio hasta otro ... Al andar nos movemos a través
borar con respecto a la posición especial de la fiesta: el del espacio ... El baile ... no es un movimiento dirigido
baile está fuera del plano de la vida humana que, al ac- ni limitado." (P. 647.) Straus designa a la esencia de
tuar moralmente, es histórica en el sentido auténtico. En este movimiento, que descansa en sí mismo, con el con-
el baile vuelve el hombre a la naturaleza y toma nueva- cepto presente. Descansa en el presente sin referencia
mente parte de su sistema de leyes. El movimiento al futuro. Conoce sólo un cambio rítmico en sí, "un crecer
circular es el símbolo de esta sumersión en lo natural de y decrecer, un aumento y una disminución" (p. 653).
la existencia. Weininger, anticipando pensamientos nue- Tenemos que añadir que el movimiento del baile no es

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un movimiento solemne en el sentido elaborado con ante- temporalmente regresa, por lo tanto, a su origen. Su sím-
rioridad, sino que se diferencia esencialmente de éste, aun- bolo es también aquí el círculo.12 El carácter cíclico de
que se presentan varias transiciones (sobre todo en la dan- la música, que destacó cierta vez Stechow,13 vale sobre
za ritual que dejamos sin considerar). Lo separa del mo- todo para la música de baile.
vimiento solemne todo lo que se dijo sobre la diferencia 3. A la falta de límites en el espacio corresponde una
entre temple anímico de fiesta y de celebración. Al baile le falta de límites en el tiempo. El baile no tiene espacial-
falta la gravedad y lo obligado... Es, más bien, ligero mente el ímpetu hacia el infinito, sino que se mueve en
y flotante; carece de peso. "Flotar" y "deslizarse" son, una superficie muy limitada, sin sentir por eso una limi-
en general, los términos más cabales para esta forma de tación. Straus indica "que el movimiento del baile en-
movimiento. El que baila se desliza sobre las cosas en una cuentra su barrera, pero no su límite, en las líneas fina-
ligereza que desconoce la preocupación. A esto se aña- les de la superficie en la que se baila" (p. 641). En ca-
de lo siguiente: como movimiento "estilizado" y ejecuta- sos extremos puede permanecer en el mismo lugar. Esto
do con conciencia el movimiento solemne es un movimien- significa, además, que el que baila no necesita espacio,
to intencional, es decir, referido a cierta meta. En el mo- no encuentra resistencia; conducido con seguridad, no cho-
vimiento solemne se realiza algo (por ejemplo, se corona ca contra nada, ni contra la multitud de los que bailan.
una cabeza), mientras que el movimiento del baile descan-
sa realmente, sin ninguna meta, en sí mismo. El movi- 4. Con esta supresión de la resistencia exterior está
miento del baile tampoco es movimiento expresivo, en el relacionado el hecho de que no existe la separación en-
cual se descarga un afecto, por más que contenga un ele- tre objeto y sujeto que es determinante para la concien-
mento expresivo. Se diferencia del movimiento expresi- cia normal. Straus acentúa "que en la vivencia del baile
vo ya por su formación "artística". El baile se mueve se realiza la supresión de la tensión que existe entre su-
dentro de formas prescritas ; mientras que el efecto se jeto y objeto, entre yo y mundo" (p. 649), pero que esta
descarga y encuentra ahí su finalización natural, se supresión de la tensión no significa la vivencia de una
mueve el baile en un movimiento rítmico y articulado que disolución del sujeto sino un proceso de re-unión más pro-
crece y decrece. fundo (p. 653).
Straus anota cinco características de la esencia del bai- 5. Finalmente algo que corrobora de manera muy acer-
le que son importantes para el tema actual: tada lo que se nos presentó al distinguir lo festivo de lo
1. Como el movimiento del baile no está dirigido a una solemne: Straus diferencia, de acuerdo con las formas de
meta (como ya lo indicamos) conoce el movimiento de re- movimiento, entre un espacio "histórico" y uno "presen-
troceso y regresa al punto de partida. De acuerdo con te". El primero es el espacio de la acción intencional;
su esencia, no tiene resultado. el último, en cambio, el del baile. Straus continúa: "En
el baile no avanza el acontecer histórico, el que baila se
2. Le falta también la intencionalidad en el sentido tem- ha extraído del flujo del acontecer histórico. Su vivencia
poral y la complicada estructura temporal; se repite y radica en el estar presente, que no se refiere a ninguna
se repite en tiempo relativamente corto, puede repetirse conclusión situada en el futuro." (P. 655.) Estas pala-
eternamente y su ser mismo no le prescribe un fin nece- bras significan la irrupción, a través del tiempo históri-
sario cuando éste no está dado por el mero agotamiento. co, hacia un estado de a-temporalidad experimentada po-
Straus anota expresamente: "El baile puede proseguirse derosamente, hacia la elevación sobre el destino; pues
arbitrariamente, después de su conclusión (que el com- quien baila no conoce ningún destino.
positor tiene que darle a la música del baile por razones
formales), repitiéndose la música." (P. 648.) También

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6. La temporalidad de la fiesta festivo, la estructura rotativa del tiempo, así como se la
experimenta en la música y particularmente en el baile.
Los rasgos esenciales que se hicieron visibles en el Ya que el tiempo retorna a su punto de partida después
ejemplo especial del baile tienen que servirnos ahora pa- de períodos relativamente cortos y se retrae, así, de to-
ra la comprensión general del estado festivo. Hay que do progreso, desaparece nuevamente el futuro y surge
observar ahora que este estado festivo representa sólo un ser que descansa en sí mismo ; el vértigo excitante de
un caso especial del temple anímico "elevado" y, como tal, la experiencia de la gran felicidad, que conmueve al su-
extraño a la interpretación existencialista. Por eso tene- jeto solitario, gana aquí mayor objetividad y generali-
mos que seguir intentando aplicar lo ganado al proble- dad. Este aspecto aclararon, sobre todo, los análisis de
ma directriz de un nuevo amparo. El hombre vive en la Straus sobre el baile.
fiesta un estado de elevación; pero esto no quiere decir Finalmente hay que diferenciar en esta estructura cí-
que todo amparo tenga tal naturaleza festiva. clica del tiempo dentro de la fiesta la estructura del tiem-
Si tratamos de resumir, una vez más, la esencia del es- po determinado y articulado por la fiesta la estructura
tado festivo en esta amplia conexión de un nuevo amparo, del tiempo determinado y articulado por la fiesta. La fies-
resaltan ante todo dos regiones determinantes: una nue- ta misma es una incisión que retorna cíclicamente en
va forma de la temporalidad y una nueva forma de lo es- el transcurso del tiempo (que, en general, no es festivo,
pacial. La primera región, la de la temporalidad, apareció sino cotidiano, lleno de los quehaceres de la vida activa),
ya varias veces en las consideraciones anteriores. Basta- como lo demuestran el domingo en el transcurso de la
rá hacer destacar nuevamente lo esencial desde un pun- semana, las fiestas que acompañan y aclaran el trans-
to de vista general. curso del año y las fiestas que designan el acontecer cícli-
Frente a las formas del tiempo histórico, en las que ha- co en las edades del hombre. Estas fiestas articulan y or-
bría que distinguir más exactamente entre el tiempo te- denan el tiempo. Se vive con la atención dirigida a es-
leológico de la vida activa y la forma de temporalidad tas fiestas, recomenzando después de ellas el trabajo. Las
auténtica más agudizada que se realiza en el instante de- fiestas forman, así, los puntos de parada, fijos e inmó-
cidido, aparecen desde otra perspectiva determinaciones viles, a los cuales está referida toda la vida. Esto fue lo
de un tiempo que descansa y gira en sí mismo que, detrás que destacó claramente Saint-Exupéry al decir: "Mar-
de la esencia histórica del hombre, se refiere a una exis- cho de fiesta en fiesta", lo que no se refiere a una exis-
tencia natural-ahistórica. Habría que diferenciar aquí tencia que vive sólo de fiestas y se excluye así de los tra-
también con más detenimiento. bajos peligrosos. Saint-Exupéry quiere remarcar, más
Encontramos primeramente la a-temporalidad de la bien, que en las fiestas se revela una estructura del tiem-
gran felicidad (que en sí tiene determinaciones paralelas po que es general y abarca más que la duración de cada
al instante existencial), la irrupción inmediata hacia un fiesta. El transcurso objetivo del tiempo viene a ser
presente eterno donde desaparecen el pasado y el futuro — "detrás" de la marcha esencialmente no articulada que
y se experimenta sólo un presente que yace en sí mismo. lleva a lo imprevisible, tal como se la experimenta en la
A esta forma de a-temporalidad la encontramos en el acción histórica — algo cíclicamente cerrado en sí mis-
"ser-feliz-sin-esperanza", de Hofmannsthal, que, por lo mo, algo que se ha insertado en el gran acontecer abarca-
demás, estaba fuera de las consideraciones presentes. ' 4 dor de la naturaleza. La teoría del "eterno retorno", de
Estaexprincdlmoestáigaf, Nietzsche, tal como la proclama Zarathustra, podrá ser
sino que caracteriza a toda felicidad avasalladora. Es, en una hipótesis aventurera para la conciencia cotidiana "ra-
particular, la experiencia del tiempo del gran amor, co- cional"; la conciencia festiva experimenta este retorno co-
mo lo ha demostrado claramente Binswanger. mo algo verdadero que llena y transforma al hombre.
En segundo lugar hallamos, como lo auténticamente Recurrimos ahora a tui nuevo te stimonio; Thieberger

198 199
ha descubierto últimamente estructuras similares al in- ción intencional. El hombre alcanza, frente al tiempo his-
terpretar la novela Joseph, de Thomas Mann. Las con- tórico, un estrato más profundo de su fundamento origi-
clusiones de Thieberger son corroboraciones muy vigoro- nario, y desde esta base debemos tomar la corroboración
sas para las meditaciones actuales, pues surgieron de la ulterior : "El tiempo transcurrido, medido, numerado (ho-
interpretación de una obra poética, sin tomar en cuenta mogéneo), no tiene existencia real. Después de su supe-
planteamientos filosóficos ni psicológicos. Naturalmen- ración, eliminación y aniquilamiento aparece en su lugar
te no nos interesa lo que se refiere a la imagen especial el presente a-temporal, eterno o — visto históricamente —
del poeta. Registramos aquí exclusivamente el hecho ob- el retorno eterno." (P. 93.) "Fiesta como manifestación
jetivo que se aclara en la interpretación de Thieberger. del retorno eterno." (P. 94.)
Son cuatro las partes constitutivas que destaca Thie- Esta irrupción a través del tiempo del acontecer exte-
berger como esenciales para tal forma intensa de concien- rior significa por tanto para el hombre el retorno a un
cia: "Mito, representación de un papel, fiesta y retorno estrato de esencia más profunda. En este sentido conti-
eterno." 16 núa la interpretación: "Ahora está abierto el camino ha-
El fundamento mítico de la fiesta se presentó ya va- cia nuestro yo mejor, que dormitaba en la profundidad
rias veces claramente al diferenciarla de la existencia ver- de nuestra alma; el retorno, como representación y acción
daderamente histórica. La representación de 'un papel, solemne, aniquila la medida del tiempo y saca a la luz del
que mencionamos también en su efecto jocoso como incli- día nuestro núcleo verdadero, mientras que el yo super-
nación a caretas y bailes de máscaras, aparece aquí vis- ficial, que sólo sirve para el contacto con el mundo de las
ta profundamente como el rasgo significativo de la existen- cosas, es arrojado a la sombra por el recogimiento fes-
cia prehistórica de repetir las posibilidades ya perfiladas tivo. El que ve toda la vida en unión festiva con el pasa-
del pasado, transformándolas levemente. Thierberger do, penetra... en las profundidades del alma humana."
anota: "Mientras nos movemos sobre huellas ya existen- (P. 95.) El autor considera que Freud y Bergson fueron
tes, encarnamos papeles ya representados y ejecutamos los que proclamaron estas profundidades del alma.
solamente nuestro papel en forma tradicional, se convier- Se presenta así un último punto de vista que hasta aho-
te nuestra actividad en la celebración de un rito. Lo que ra dejamos de lado: el hombre, al retornar en la fiesta al
ya está fijamente asentado rueda en un ciclo eterno. Cuan- fondo más profundo de su propia alma, no se encuentra
do el celebrante tiene conciencia de esto, se convierte la aislado, sino, más bien, referido a un ser más profundo.
vida en una fiesta." (p. 95.) Lo que se llama celebración Las fiestas son así los puntos en los cuales el hombre se
de un rito nos ayuda a captar el rasgo peculiar de la ac- da cuenta de su referencia al fundamento metafísico del
ción de la celebración (que aquí no se diferencia de la mundo. Mediante la fiesta se asienta el hombre de nue-
festiva), la que tratamos de determinar como el ejecutar vo sobre este fundamento. Este es el resultado al cual lle-
un movimiento prescrito y lleno de sentido. ga también Kerényi en sus investigaciones histórico-re-
Para la conexión actual es importante el aspecto tem- ligiosas (mencionando una conversación con W. F. Ot-
poral, es decir, la íntima relación que existe también aquí to) : "Los hombres son capaces de llegar, en períodos de
entre la conciencia festiva y la experiencia de la supre- tiempo que se repiten rítmicamente, a un estado contem-
sión del tiempo. "La fiesta es la supresión del tiempo" plativo y tienen la facultad de encontrar en este estado
(p. 95), dice Thieberger y añade que "por tiempo hay que las realidades elevadas sobre las cuales descansa toda su
entender aquí naturalemente el temps homogéne de Berg- existencia." 17
son, el tiempo medible", lo que se podría agudizar dicien- De ahí que se pueda decir que un hombre sin fiestas
do que esta supresión no atañe sólo al tiempo exterior es un hombre metafísicamente desarraigado. Tendrá que
medido por relojes sino también y más profundamente caer necesariamente en la actividad incesante y final-
al tiempo histórico que experimentli el hombre en su ac- mente en la angustia del hombre moderno, cuya expre-

200 201
sión es el existencialismo. En el esfuerzo por experimen- hombre disponer a voluntad de amplitudes. Niestzsche
tar la fiesta y, donde esto es demasiado elevado, en la ob- hace resaltar esto con respecto a la conciencia embriaga-
servación cuidadosa del descanso dominical, radica un da: "Las sensaciones del tiempo y del espacio han cam-
punto de partida esencial para la superación del existen- biado; se tiene visión sobre lejanías inmensas y tan sólo
cialismo. ahora se las percibe; la dilatación de la mirada sobre
grandes cantidades y amplitudes." 20
7. El espacio festivo En lo que respecta a estas cuestiones podemos recurrir
primeramente y ante todo a las investigaciones funda-
El segundo resultado que logramos del análisis de la mentales de Binswanger, que hasta ahora han sido poco
fiesta se refiere a la esencia del espacio festivo. Ante- atendidas por la filosofía. En su investigación Sobre la
riormente nos ocupamos de la -cuestión del "espacio vivi- huida de las ideas 21 analizó Binswanger detenidamente,
,

do", a diferencia del "espacio matemático", 13 con res- partiendo de las transformaciones patológicas, la forma
pecto a la formación del espacio por el hombre que cons- de conciencia del optimista y su mundo correspondiente.
truye una casa. La cuestión es más amplia y abarca otro Reconoció que ahí no se trata meramente de ilusiones
problema, a saber, la dependencia en la que está el espa- subjetivas engañadoras, sino de una forma sui generis
cio vivido con respecto a la constitución interna del hom- de existencia, que no se puede deducir de la conciencia
bre, particularmente con respecto al cambio de sus tem- existencialista y que "nosotros podemos denominar la
ples anímicos. Esta tarea, que hasta ahora no se ha en- estructura de la festividad del ser templado y abierto
carado, llevaría naturalmente más allá de los límites de de la existencia" (p. 32). Binswanger utiliza ya el tér-
las consideraciones actuales. Queremos mencionar tan mino festividad para denominar el estado de la vida que
sólo algunas posibilidades, para sobre su base hacer com- en un caso extremo, se siente amparada.
prender las peculiaridades del espacio festivo y su sig- Indica él a este respecto —lo que es muy importan-
nificado antropológico general. En este sentido recurri- te — que para el sentimiento de vida del optimista el
mos por lo menos a los testimonios más importantes que mundo no es estrecho sino amplio y complaciente, de ma-
se encuentran en la literatura, los que corroboran, mejor nera que el hombre optimista no choca con la resistencia
que la propia exposición, los fenómenos que tratamos. de las cosas y puede moverse libremente entre ellas. Bins-
La conexión general es muy sencilla y, en realidad, se wanger expresa: "Nos engañamos al creer que las afirma-
comprende por sí misma. Está ya contenida en las deno- ciones 'el mundo es estrecho' y las cosas chocan dura-
minaciones del idioma. Así como se siente la angustia co- mente en el espacio' tienen validez general. El mundo del
mo estrechez y los temples anímicos que le corresponden optimista no es estrecho, sino amplio; por eso las cosas
como sofocantes, oprimentes, agobiantes, etc., así siente no chocan en su mundo duramente, sino se tocan suave
el hombre agobiado el espacio como algo estrecho que pe- y lisamente; tampoco 'se' choca con ellas como con algo
sa sobre él, como una bóveda que quiere aplastarlo y le duro, ellas, más bien, se retiran y 'dan campo', de mane-
quita el aire que respira. En tal espacio siente limitada ra que se pasa a través de ellas casi `intacto' y en todo
su libertad de movimiento. A la inversa: cuanto más ale- caso ileso." (P. 58.)
gre y sereno esté el hombre, tanto más se le dilata el es- Aquí habría que aceptar, de otro modo, lo que Straus
pacio. Se lee así en el Fausto: "¡ Desapareced, bóvedas dice sobre el mundo del hombre que baila ; pues en el bai-
oscuras ! ¡ Que el éter azul penetre amigable y atrayen- le hallamos también un movimiento que no choca contra
te !" 19 El hombre ya no siente la resistencia del mundo nada ni encuentra ningún límite y se siente en un estado
circundante que pesa sobre él, se siente libre y ligero, de libertad completa.
colocado en la amplitud de un espacio libre cualquiera. En una obra posterior más amplia sobre Formas fun-
En el acrecentamiento embriagante de la .felicidad cree el damentales -y csnoeimienlo de la existencia lizonana,lz'

202 203
retoma Binswanger estos comienzos de una manera más tampoco la pelea por ellas, sino solamente la 'felicidad'
amplia y profunda, liberándolos de cierto aprisionamien- de una incesante 'profundización' y 'ampliación' " (p. 31).
to subjetivo y desarrollándolos hasta lo que se podría de- Aquí se puede recordar también el "espacio angélico"
nominar, desde el punto de vista de las investigaciones del cual habla Rilke en relación con el símbolo de la rosa,
presentes, ontología del hombre amparado. El amor se que para él es tan importante. Tal espacio revela, desde
presenta ahí como el fenómeno fundamental más impor- otra visión y corroborando por eso muy bien nuestras ob-
tante que puede ser contrapuesto a la desesperación exis- servaciones, exactamente el mismo fenómeno. Rilke di-
tencial. A la conciencia amante le surge un mundo pro- ce, hablando del suave brotar de la flor de un rosal:
pio que no es ni subjetivo ni engañoso y que tiene que ser "abrirse sin fin, necesitar-espacio, sin tener espacio to-
considerado metafísicamente con la misma seriedad con mar de aquel espa,cio que aminoran las cosas alrededor".25
la que se considera a la conciencia existencial. En el amor Es por tanto un espacio diferente del espacio en el cual
a otro ser humano se revela el fenómeno más profundo, la vida sólo puede extenderse a costa ajena. Expresamen-
que presentimos en el "temple anímico elevado" y en la te se indica que la rosa genera tal espacio nuevo desde
"fiesta". su interior: "Tú creas tu propio espacio." 26 COMO ocu-
En la conexión presente interesa sobre todo el problema rre siempre en Rilke, la rosa es solamente el símbolo de
del espacio creado o transformado en sus determinacio- la existencia humana y es por eso que puede hablar de un
nes fundamentales por la conciencia amante. Binswan- "espacio angélico" basándose en su propia experiencia
ger señala que la frase, válida en la lucha cotidiana por de la vida : "es como si las cosas se reunieran y dieran
la existencia, que postula que un hombre sólo puede abrir- espacio, un espacio intacto como el interior de una ro-
se campo empujando a los otros o que cada uno sólo pue- sa". 27 Es la hora de la asonancia, en la cual el hombre
de adquirir espacio vital quitándoselo al otro, ya no tie- ya no siente las cosas del mundo interior como impedi-
ne validez en la relación amorosa. Al contrario, los aman- mento estrechante, sino como ayuda y apoyo. Es un flo-
tes crean y amplifican mutuamente su espacio. Recurre tar ingrávido en un espacio que se abre.
a Rilke, que muy acertadamente dijo una vez: "Los aman- Este pensamiento de la esencia propia del "espacio
tes... se crean mutua e incesantemente espacio y ampli- angelical" y la inversión de las relaciones del espacio co-
tud y libertad", 23 se crean "amplitud, caza y tierra na- tidiano que se experimenta en tal espacio fue formulada
tal", 24 y resume el resultado como sigue: "aquí se pre- por Swedenberg en forma clásica y sencilla: "Cuanto
senta a nuestra mirada un nuevo problema del espacio. más ángeles, tanto más espacio libre", 28 pues la esencia
En lugar de quitarle 'al otro' su puesto en una región de lo angélico está precisamente en el crear espacio.
prefijada y de ocupar su lugar aparece el curioso fenó-
meno de que precisamente allí donde tú estás 'surge' un
lugar (para mí) ; en lugar de entregar 'al otro' una po- 8. Conclusión
sición en el espacio predeterminado por la ratio, y per-
der el correspondiente espacio propio, ocurre el curioso Contra los testimonios que acabamos de mencionar se
fenómeno de un 'aumento' ilimitado del espacio propio podría alegar que en la conciencia amante y festiva se
por la entrega del mismo. En lugar de la región prede- trata de estados relativamente raros y excepcionales, que
terminada como tal y del espacio lleno de sentido, tam- como tales merecen, por cierto, el mayor interés, pero que
bién predeterminado como tal, en el cual uno pelea con como excepciones no son adecuadas para captar la vida
'el otro' por el 'lugar' o la 'posición', se presenta una 'pro- en su totalidad. Frente a tal argumentación hay que se-
fundidad' y 'amplitud' indeterminadas, que a los aman- ñalar que estos fenómenos son culminaciones últimas que
tes les es familiar, que destella y brilla inexplicablemen- hacen resaltar con especial claridad, ciertos rasgos que,
te, en la cual no hay ni posiciones ni lugares y por tanto como tales, corresponden a la vida humana en su totali-

204 205
dad y contribuyen, por eso, esencialmente a la compren- que hasta ahora se hizo visible en un estado. Lo que Bins-
sión de la vida del hombre. wanger destacó, diciendo que para el optimista excep-
A este respecto es importante que Rilke, en uno de los cional la realidad no es dura ni ofrece resistencia, sino
pasajes mencionados, hablase de la "amplitud... y tie- que se presenta suave y complaciente, se puede aplicar,
rra natal" que los amantes se proporcionan mutuamen- en un sentido más general, a la realidad en la cual el
te. Según él, la amplitud del espacio, que hasta ahora he- hombre está encerrado, lleno de confianza en el lugar de
mos hecho resaltar, está íntimamente vinculada con el arraigo; en lugar de lo suave y lo complaciente habría
carácter amparante del lugar de arraigo ; la amplitud no que introducir ahora las determinaciones positivas de lo
es la vacía, en la cual el hombre está amenazado por el portador en el sentido expuesto al principio. Los órdenes
vértigo, sino que posibilita más bien el ser-portado. Igual- en los cuales vive el hombre, por ejemplo los órdenes fija-
mente es importante que Binswanger, en el pasaje deci- mente estructurados de la costumbre y la buena fama,
que tratan de reglar su comportamiento, dejan de ser
sivo en que resumía el resultado de sus investigaciones
sobre las formas del espacio y del tiempo y las confronta- entonces barreras que estrechan e impiden un despliegue
libre y llegan a ser el fondo vital portador que posibilita
ba con las de la conciencia existencial introduce, como
a la sazón la vida de cada uno.
última denominación sumaria, el concepto de lo ultra-
mundano del lugar de arraigo (überweltlichgeit der Hei- Este carácter de la realidad se presenta claramente allí
donde el hombre topa con una realidad originaria: con
mat) (p. 98). Habla de lo ultramundano, porque las de-
terminaciones del concepto de mundo desarrollado des- otro hombre, con el prójimo concreto. Lo que Binswan-
de la "cura" están superadas y surge una nueva forma ger resaltó al expresar que en la relación amante ya no
amparante del mundo. Importante es que él denomina hay la lucha por el espacio vital, en la cual uno sólo puede
ganar a costa del otro, sino la ganancia de un nuevo es-
"lugar de arraigo" al espacio de lo "ultramundano".
pacio vale también, en general, para la comunidad de los
Muy significativa en ambas indicaciones es la ínti-
hombres en la familia, para la acción común en la vida
ma relación entre amor y lugar de arraigo o tierra na-
profesional, para todos los órdenes que constituyen el lu-
tal. En el amor —y sólo en él — gana el hombre un lu-
gar de arraigo. Ocurre siempre que el rendimiento de uno
gar de arraigo o tierra 'natal.Adquiere así un signifi-
aumenta la existencia del otro. Solamente cuando se ha
cado nuevo y más profundo lo que se dijo antes, partien-
destruido este orden portador surge entre los diferen-
do de la consideración de la casa y del habitar, sobre la
tes miembros la relación de rivalidad y sobre este terre-
esencia del lugar de arraigo. Las consideraciones ante-
no podrá desarrollarse una psicología que comprende la
riores tenían que ser insuficientes porque no tomaron en
relación de los cónyuges en la familia y también de los
cuenta la vida en común en el hogar y en el lugar de arrai-
colegas en la labor profesional, como una lucha por la
go y daban la impresión de que cada individuo tendría
primacía. La filosofía de la existencia concibe la lucha
que elegir solo para sí las murallas protectoras de la ca- (Kampf) como situación límite insuprimible (Jaspers).
sa. La insuficiencia radicaba además en que se había de-
Frente a tal concepción hay que subrayar ahora que el lu-
jado de lado el hecho de que el hombre ya tiene que ha-
gar de arraigo es la región donde surge una relación
berse familiarizado con el mundo para poder planear la
construcción de una casa. Tal familiarizarse, por su par-
mutua alentadora que enriquece a todos, en lugar de la
te, se verifica únicamente en la relación amante y con- lucha y de la rivalidad. No queremos negar que el lugar
de arraigo tiene fronteras con lo ajeno y extraño y que
fiante con el prójimo.
tanto la lucha cuanto la rivalidad pueden penetrar en él.
Aplicando lo que Binswanger ha desarrollado sobre el
Basta con saber que éstas no son lo originario ni lo na-
"gran amor" entre hombre y mujer a las otras formas tural e inevitable.
más sencillas en las cuales amor, confianza y cariño de-
terminan la vida común de los hombres generalizamos lo

206 207
NOTAS

PROLOGO 2 Cf. para una primera visión

mi exposición Existenzphiloso-
1 Cf. O. F. Bollnow, Filosofía phie; 5a ed., Stuttgart, 1960. La
de la existencia, trad. por Fer- presente investigación se enlaza
nando Vela, Madrid, Revista de con el planteamiento esbozado
Occidente, 1954. ahí al final. Una visión sobre la
Cf. O. F. Bollnow, Das We- literatura filosófico-existencial
sender Stimmungen, Francort, contiene mi bibliografía Deuts-
1941, 3 ed. 1956 che Existenzphilosophie "Biblio-
3 Cf. "Fidelidad y confianza" graphische Einführungen in das
en O. F. Bollnow, Esencia y Studium der Philosophie", pu-
cambios de las virtudes, trad. blicado por J. M. Bochenski,
por Lucio García Ortega, Ma- Berna, 1953.
drid, Revista de Occidente, 1959. R. M. Rilke, Gesammelte
Werke; t. 3, p. 42. Sobre las re-
laciones de Rilke con la concien-
INTRODUCCION cia existencial cf. mi exposición:
Rilke, 2a ed., Stuttgart, 1956.
1 Con la primera denomina-
a El texto alemán trae aquí la
ción se suele indicar la dirección
palabra Stimmung, que traduz-
alemana, con la segunda, la di-
co por "temple anímico". Boll-
rección francesa. Por otra par-
now define el concepto Stim-
te, esta segunda denominación
mung en su libro Das Wesen der
se limita usualmente a la estre-
Stimmungen, Francfort, 1943, de
cha conexión filosófica, mientras
la siguiente manera: "En el fon-
que la primera incluye también
do más profundo de la vida aní-
el movimiento poético corres-
mica yacen los sentimientos vi-
pondiente. Aquí no nos deten-
tales o Stimmungen. Represen-
dremos mayormente en estas di-
tan la forma más simple y pri-
ferencias, y cuando se hable en
mitiva en la cual la vida huma-
un sentido general del existen-
cialismo se entenderá con este na adquiere conciencia de sí mis-
término el movimiento espiritual ma." (P. 19.) "... representan
general, tal como se dibuja múl- una constitución fundamental de
tiplemente en la situación espi- la que está impregnado todo el
ritual de nuestro tiempo y no hombre ..." (P. 19.) "... el sen-
en los diferentes representantes tido literal de la palabra Stim-
filosóficos en los que la cuestión Inung es originariamente una
es más complicada. aplicación metafórica de un con-

209
repto musical al alma humana.. Kranke; "Psyche", 59 año, p. -26 R. M. Rilke, Gediehte mus und Ethik", aDlé. garnm-
Así como un instrumento de mil- 433 y sig., 1951. Cf. además del franziisischer &pretche; Wiesba- lung", 49 año, 1949, p. 321 y sig.
sica está gestimmt (templado) mismo Über die Hof fnung; "Si- den, 1949. e Gelassenheit es un concepto
cuando está agbestimmt (a to- tuation", t. 1, p. 54 y sig., 27 Un punto tiene que ser ex-
de la mística alemana que signi-
no) con otro ... , se dice del Utrech, 1954. cluido provisionalmente de la fica tranquilidad, sumisión a la
hombre que está o no en Stim- '" Op, cit., p. 437/38. consideración a pesar de que es, voluntad de Dios. Proviene del
mung para cierta empresa de " G. Marcel, Homo viator. Pa- tal vez, el más importante para participio perfecto del verbo
acuerdo con su estado de ánimo rís, 1944. Trad. alemana: Homo todo el problema: el de una su-
Viator. Philosophie der Hoff- lassen, dejar. Esta acepción li-
general, que lo prepara y dispo- peración del irracionalismo por
nung. Trad. por W. Rüttenauer. teral está incluida en el concep-
ne interiormente o no para esta una nueva confianza en la ra-
empresa." (P. 23/24.) Este sen- Düsseldorf, 1949, p. 40. zón. Este problema, que incluiría to místico que indica también un
tido de la palabra Stimmung ex- ' 2 En esta oportunidad llamo a la vez a la época de la ilumi- dejar en calma que las cosas del
presan también en español las la atención sobre las importan- nación, conduce a regiones dis- mundo sigan su curso. Para tra-
palabras temple anímico, sobre tes investigaciones de G. Háupt- tintas y mucho más amplias. Se ducirla no encuentro en castella-
todo si se tiene en cuenta que ner sobre la confianza del hom- lo desarrollará en otra conexión no una palabra mejor que sere-
ambos conceptos incluyen el sen- bre en su felicidad: Verhangnis independiente del presente plan- nidad. (N. del T.)
tido musical que menciona Boll- und. Geschichte; Meisenheim/ teamiento. Como indicaciones 4 J. P. Sartre, L'existentialis-

now. (N. del T.) Glan, 1956. provisionales en esta dirección me est un humanisme. París,
b Traduzco a la palabra ale- Op. cit., p. 437. cito los artículos: "Die Aufklá- 1946, p. 62.
mana Dasein, de conformidad " Para la fundamentación re- rung und wir", "Schola", 29 año,
con Bollnow, por existencia. curro a mi ensayo: Die Philoso- p. 101 y sig., 1947. "Die Rolle II. Situación y decisión
Sólo cuando se usa esta pala- phie und die Dichter en Einfache der Vernunft im Menschenle-
bra en el sentido heideggeriano Sittlichkeit, kleine philosophische ben", "Die Sammlung", 59 año, 1 En el plano filosófico tene-
la traduzco por ser-ahí. (N. Aufsatze; 29 ed., Gotinga, 1957, p. 720 y sig., 1950. rnos que señalar la discusión so-
del T.) p. 183 y sig. bre "Situación y decisión", diri-
4 A. Camus, Le mythe de Sisy-
u Werner Bergengruen, Die
gida por Theodor Litt en el con-
phe. Essai sur l'Absurde. París, heile Welt; Munich, 1950, p. 272. PRIMERA PARTE
la Cf. mi exposición: "Frie- greso filosófico de Bremen del
1942. año 1950, donde fueron enfoca-
5 A. Nitschke, Angst und Ver-
drich Georg Jünger-Werner Ber- I. La posición ética fundamental
gengruen. Zwei Dichter der dos estos problemas en forma
trauen. "Die Sammlung"; 79 año, del existencialismo
p. 175 y sig., 1952. Cf. también neuen Geborgenheit" en Unruhe muy fructífera desde perspecti-
und Geborgenhei int Weltbild 1 J. P. Sartre, L'étre et le vas muy diferentes. Cf. Symphi,
R. Spitz, Uber psychosomatische
Epidemien des Kindesaltors und neuerer Dichter; edi., Stuttgar, néctnt. Essai d'ontologie phéno- losophein. "Bericht über den
vorbeugende Psychiatre; "Psy- 1958. He excluido las interpreta- ménologique. París, 1943. Trad. Dritten Kongress für Philoso-
che", 4° año, p. 17 y sig., 1950. ciones de la poesía que llevan a alemana: Das Sein und das phie", Bremen, 1950; Munich,
Llamamos la atención sobre la los pensamientos presentes para Nichts. Versuch einer phlinomeno 1952, p. 273 y sig. La concepción
exposición clásica del significa- liberar la exposición filosófica logischen Ontologie. Trad. por expuesta aquí fue desarrollada
do de obediencia y amor, de de la carga del detalle; lo des- J. Streller. Hamburgo, 1952. Ahí allí por primera vez por el autor.
agradecimiento y confianza, en arrollado allí más extensamente el último capítulo: p. 566 y sig. 2 Symphilosophein; op. cit.,

la 149 carta de Pestalozzi: "Có- tendrá que ser retomado aquí 2 S. de Beauvoir, Pour une p. 302.
mo enseña Gertrud a sus hijos." varias veces debido a su signifi- morale de l'ambiguité. Sobre este problema de la
París,
6 Op. cit., p. 177. Cf. también
cado sistemático para el presen- expresión cf. mi obra: Dilthey,
1947.
las bellas frases de Jean-Paul te planteamiento. eine Einführung in seine Philo-
2 Señalo nuevamente mi expo-
reunidas en mi exposición: Die " R. M. Rilke, Ausgewahlte sophie; Leipzig, 1936, 21 ed.,
sición sobre la filosofía de la
Pddagogik der deutschen Roman- Werke; Wiesbaden, 1948, t. 1, Stuttgart, 1955, p. 167 y sig.
p. 376. existencia citada al principio, es-
tik; Stuttgart, 1952, p. 60 y sig. pecialmente la parte que trata
4 G. Marcel, Étre et avoir, Pa-

7 Op, cit., p. 179. Citamos de- 79 Para la fundamentación más rís, 1935, p. 105.
detenida cf. la exposición de Ril- sobre los conceptos de la situa-
talladamente los pasajes porque 6 G. Marcel, Horno viator; op.

tendremos que recurrir más tar- ke mencionada, sobre todo el úl- ción y decisión. Sobre la forma cit., p. 20. Cf. mi exposición:
de nuevamente a ellos. timo capítulo: "Die Zeit der. Rei- francesa del existencialismo cf. "Gabriel. Marcel" (christlicher
8 J. P. Sartre, Baudelaire. Pa-
fe"; p. 308 y sig. los artículos: "Existentialismus", Existencialismus), "Die Samm-
rís, 1947. 19 R. M. Rilke, Ausgewühlte "Die Sammlung", 29 año, 1947, lung", 3er. año, p. 400 y sig.,
9 H. Plügge,
Ober suizidale IVerke; Op. cit., p. 396. p. 654 y sig., y "Existentialis- 549 y sig.

210 211
III. El éníme consolado donó también Wieland la estrue- 9 Goethe. Ed. Artemis, t. 22, 24 Cf. en la introducción lo di-

tura doble de la relación huma- p. 388. cho sobre Plügge.


1 Op. cit., p. 203. na con el presente y el futuro, V. La esperanza 25 En este sentido diferencia

2 Ana R. M. Rilke Nachlass. al decir: "Goza de lo que tienes Marcel entre el "tener esperan-
4" serie. Cartas a la condesa Siz- como si tuvieras que morir hoy; 7 II. Plügge, Die Hoffnung, en za en" y el simple "tener espe-
zo; Wiesbaden, 1950, p. 34. pero ahorra también como si vi. "Situation", t. 1, p. 34 y- si., ranza" y llama a lo último tam-
• Op. cit., p. 37. vieras eternamente. Sabio es Utrecht, 1954. bién "esperanza absoluta" (Ho-
' Goethe, Gedenkausgabe (Ar- quien piensa en ambas cosas: 2 Goethe, Ed. Artemis, t. 1, mo Viator; op. cit., p. 54, 56).
temis-Verlag, Zürich), t. 5, p. ¡ en gozar en el ahorro y en aho- p. 309. El destaca, a la vez, el doble
611. rrar en ,e1 goce!" 1151derlin, Stuttgarter Hader- sentido usual en la teología que
linausgabe, t. 2, p. 59. tiene la palabra "creer". El pa-
Kluge-G5tze, Etymologisches
Wórterbuch der deutschen Spra- IV. La paciencia • C. G. Salzmann, Illoraliaches pel que desempeña la esperanza
ohe. Elementarbuch; Viena, 1788, t. en Marcel lo he expuesto con ma-
Sebre la serenidad cf. en 1 Cf. más adelante el capítu- 2, p. 207. yor exactitud en la revista "Ali-
otra conexión: Wesen und Wan- lo: "La posición central de la 5 Citado en Trübnersches Wiir- tares", 29 año, 3er. número, 1954.
del der Tugenden; Francfort, esperanza." terbuch. Plügge diferencia en modo aná-
1959, p. 115 y sig. 5 Cf. mi exposición: Das We- o Goethe, Ed. Artemio, t. 6, logo, aunque con cierta valora-
7 Cuando se habla aquí (y en sen der Stimmungen; 3" ed., p. 418. ción, entre la esperanza "común"
lugares ulteriores correspondien- Francfort, 1956. § 10. Die Zeit- • V acto, versos, 1971/73. y la "fundamental".
tes) en forma perifrásica cuida- lichkeit der glücklichen Slim- • V acto, versos, 865/68. 23 H. Plessner, Lachen und
dosa de que al hombre le cae mung; p. 165 y sig. ▪ Schillers Werke, editado por Weinen. Eine Untersuchung nach
algo "como una gracia", se quie- 3 Cf. E. Wolf, Der Rechtsge-
Kutscher, t. 1, p. 170. den Grenzen menschlichen Ver-
re únicamente delimitar en una danke Adalbert Stifters; Franc- 1° Citado en TrübnersehesiVer- haltens; ed., Munich, 1950.
descripción puramente fenome- fort, 1941; especialmente el ca- terbuch. 27 R. M. Rilke, Gesammelte
nológica este peculiar "caer al pítulo III: "Das `sanfte Gesetz' " Op. cit., p. 144. Werke; t. 3, p. 470; cf. mi tra-
i2 H. v. Hofmannsthal, Prosa, bajo: Rilke, op. cit., p. 318 y sig.
hombre" de aquello que depende als metaphysicher Grund von
de la voluntad del hombre. La Stifters Rechtsdenken." t. 2, p. 358 y sig.. 25 G. Marcel, Homo Viator, op.
'3 C. G. Salzmann, op. cit., t. cit., p. 40.
pregunta por el autor de tal gra- 4 F. Frtibel, "Die Menschen
cia desconocería el sentido de se- erziehung", en Friibels Ausge- 1, p. 23 y sig. 'Cf. mi trabajo: Existenzplii-
mejante determinación antropo- wühlte Schriften; hrsg. E. Hoff- " A. Camus, Le Mythe de Si- losophie, op. cit., p. 74.
mann, Godesberg, 1951, t. 2, p. syphe, op. cit. 2° Cf. Pieper, über die Hoff-
lógica. Sería lo mismo pensar
11. '13 J. P. Sartre, L'existentialis- nung, Munich, 1949, p. 60.
que sólo se puede entender la
determinación análoga del "es- 5 Cf. el artículo "Geduld" de
me est Un humanismo, p. 62. " Goethe, Ed. Artemis, t. 8,
A. G5tze en Trübnersches Wór- 18 Spinoza, Ethik, trad. por p. 873.
tado de arrojamiento" (Gewor-
f enheit) del hombre (Heideg- terbuch. Vogl, Kr5ners Taschenausgaben 82 G. Marcel, Le Mystére de

ger), teniendo un ser que arroja. ° J. A. Comenius, Orbis sen- N9 24, Leipzig, 1923, p. 158. l'Étre, 29 vol., París, 1951, Trad.
Se trata aquí por tanto exclusi- sualium pictus (1658); Leipzig, Spinoza, op. cit., p. 127. alemana de Winter, Viena, 1952,
vamente de la constitución esen- 1910, fig. 114. 's Goethe, Ed. Artemis, t. 5, p. 485.
cial del hombre (de la condition 7 La "praotes" que se podría co-
p. 315. 33 G. Marcel, Sein und Haben.
humaine en el sentido francés de locar en la cercanía de la pacien- 19 Goethe, Ed. Artemis, t. 6, Trad. alemana de Behler, Pader-
la palabra), que se quiere deter- cia, la intención "suave" que no p. 53 y sig. born, 1954, p. 87.
minar inmanentemente. Sólo és- se deja sobrecoger por la ira, no 2° Goethe, Ed. Artemio, t. 2, p. d Traduzco aquí al término
ta puede ser objeto de una con- es paciencia en sentido estricto, 45. heideggeriano Sorge por cura,
según lo que anotamos antes so- 2' H. Hesse, Glück, Gesaminel- tomando esta palabra en su sen-
sideración filosófico-antropológi-
ca. bre la suavidad. En todo caso, lo te Dichtungen; 1952, t. 4, p. tido latino, porque esta traduc-
• El concepto "preforma" fue que dice Aristóteles sobre el ca- 893. Hay aquí una magnífica ción se ha hecho muy usual en
introducido por Plügge en el tra- rácter de "mesotes" de esta vir- descripción del estado de felici- la literatura filosófica castella-
bajo citado en la introducción. tud, sobre su carácter de virtud dad, que no podemos examinar na. (N. del T.)
Habla allí de una "preforma na- media cabal, es muy significati- detenidamente. 81 M. Heidegger, Sein und
22 Goethe, Ed. Artemis, t. 3, Zeit, sobre todo el capítulo I, 6,
tural de la virtud cristiana de vo para la paciencia.
la fe" (p. 438). s S. Tomás de Aquino, Sumnia p. 376. p. 180 y sig., y el capítulo II, 3,
23 Cf. el capítulo: "Fiesta y pág. 301 y sig. Una exposición
• Desde el punto de vista de Theologica, II a IIae qu. 136,
un goce alegre de la vida, men- art. 1. festejar". más detallada de la concepción

212 213
heideggeriana de la aura y una nosotros, nos llama a nuestra 31.) Bloch entíende a la esperan- 2 R. M. Rilke, Gediehte in fran-
confrontación efectiva con ella propia esencia." Este último fu- za en un sentido amplísimo: no zósischer Sprache; Wiesbaden,
están fuera de los fines pro- turo se desarrolla en el artículo sólo como el horizonte de las po- 1949; p. 114; cf. mi trabajo Ril-
puestos aquí. como "la esperanza más pura en sibilidades portadoras, dentro del ke, op. cit., p. 340.
• Op. cit., p. 194 y sig. el Dios más puro" (p. 7). cual puede actuar luego un com- • Cf. el capítulo: 3. Testimo-
39 Op. cit., p. 345. 2. W. Brednow. "Der Mensch portamiento humano dirigido ha- nios poéticos.
• Op. cit., p. 192. und die Hoffnung" en "Die cia el futuro, sino, más bien, en • Cf. mi obra:. Die Lebensphi-
" J. Pieper, op. cit. Sammlung", 29 aiío, p. 529 y general como la "conciencia an- losophie F. H. Jacobis; Stutt-
a° Cf. los dos trabajos mencio- sig., 596 y sig., 1954. Brednow ticipatoria", es decir, como la gart, 1933.
nados de Plügge. se acerca al problema desde el relación general del hombre ha- • Cf. Heidegger, Sein und Zeit;
4° Citado por Plügge, über die punto de vista médico. Después cia un futuro todavía abierto, op. cit., p. 114 y sig.
Hoffnung, op. cit., p. 64. de una visión retrospectiva de- que en el "crepúsculo hacia ade- • Sobre todo en su confronta-
47 Lamentablemente, no pudie- tallada sobre el desarrollo en la lante" contiene en sí el planea- ción con Heidegger: M. Buber,
ron ser considerados tres traba- valoración de la esperanza, rela- miento y la conformación. En el Das Problem des Menschen; Hei-
jos sobre la esperanza apareci- ciona especialmente la esperanza peculiar ensamble de ambos la- delberg, 1948, p. 94 y sig.
dos desPués de la terminación de más profunda, la fundamental, dos o, mejor dicho, en la unidad • G. Marcel, sobre todo en Ho-
las presentes investigaciones. con el estrato básico vital del interna de planeamiento claro y mo Viator; op. cit., p. 5 y sig.
1. F. Gogarten, "Die christliche hombre. Opina que "hay estra- crepúsculo insuspendible parece • M. Scheler, Wesen und For-
Hoffnung", "Deutsche Dni- tos profundos en los que está yacer el punto cardinal de estas men der Symphathie; ed.,
Yersitátszeitung", 99 año, N9 24, definido lo que puede significar investigaciones. Bonn, 1926.
1954. Importante para la cone- esperanza en su sentido má`s ge- El hecho de que en general 9 L. Binswanger, Grundformen
xión presente es sobre todo la neral, a saber, una potencia to- (tomando también en cuenta el und Erkenntnis menschlichen
diferenciación entre las dos cla- davía no diferenciada, fuerza y trabajo de Plügge), partiendo Daseins; edi., Zürich,1953.
ses de esperanza, que se aproxi- tensión de un temple anímico desde diferentes lugares, se co-
ma mucho a la diferenciación en- más o menos vital" (p. 602). loque a la esperanza en el cen- II. El concepto de lo salvo
tre tiempo cerrado de la espera Acentúa luego cómo desde esta tro de los esfuerzos filosóficos,
y tiempo abierto de la esperan- base se elevan los impulsos a los parece indicar que aquí se ha co- e Heil significa en alemán no
za. Gogarten escribe: "Toda cla- estratos superiores adhiriéndose gido efectivamente una posibili- solamente "salvo" sino también
se de esperanza va determinada ahí a contenidos determinados. dad que puede conducirnos de la "sano". Heílung, correspondien-
por el futuro al cual ella se enea- "Es indudable ... que a estas estrecha región existencial a un temente "salvación" y "cura-
mina. El primer futuro es el que superficies de adhesión, que es- campo libre. ción". Para no estorbar el cur-
el hombre, pensando y queriendo tán en busca, les vienen impulsos so del pensamiento de Bollnow
o sólo con la fuerza de su fanta- de la persona cortical conscien- V/. La gratitud traduzco heil en el sentido de
sía e imaginación, anticipa sobre te." (P. 603.) De ahí resulta una `Isano", por "salvo" y Heilung,
la base de un conocimiento real o formación y dirección del tem- • Cf. W. F. Otto. Die Ghtter en el sentido de "curación", por
supuesto del pasado y del presen- ple anímico fundamental origi- Griechenlands; ed., Francfort,
"salvación". Me animo a esta
te. Sin tal futuro la vida humana nariamente indeterminado. 1934, p. 130.
traducción porque el concepto
aquí en la tierra no sería huma- 3. E. Bloch, Das Prinzip Holt- 2 Cf. Trübnersches Wiirter-
buch. español "salvo" contiene tam-
na. El otro futuro es aquel que nung, t. 1, 3, Berlín, 1954-1959.
bién en sí, aunque no tan clara-
denominamos oscuro. Lo llama- Bloch capta finalmente el pro- 3 Goethe; Ed. Artemis; t. 5,
mos oscuro e incierto ya que no blema en su mayor amplitud y p. 311. mente como en el alemán, el
podemos anticiparlo. No es, co- toca sólo en parte las considera- • Trübnersches Wiirterbuch, t. concepto "sano"; y "salvación",
mo el primero, calculable en ba- ciones expuestas aquí. El comien- 2, p. 21. correspondiente, el concepto "cu-
se del pasado y del presente. Es, za, también en oposición al hom- 5 J. P. Sartre, L'existentialis- ración". (N. del T.)
por tanto, así podríamos decirlo, bre existencialista, diciendo: "Lo 9ne est Un humamisme; op. cit., R. Schottlánder ha introdu-
un futuro puro. Es precisamen- importante es aprender a tener p. 22. cid() el concepto de lo salvo CO-
te lo que indica su nombre: Zu- esperanza. Su trabajo no rehúsa 1110 concepto ético fundamental
kommen, venir hacia nosotros ... nada, está enamorado del éxito SEGUNDA PARTE en su nuevo trabajo Der
Mientras el primer futuro que y no del fracaso ... El trabajo sophische Heilsbeyrif f; Meisen-
anticipamos planeándolo, con- de este afecto exige hombres que I. Los accesos a ?en se). portador heim/Glan, 1952. A su propio
cierne a nuestra acción y a nues- se lancen activamente a lo que procedimiento lo denomina él ex-
tra obra, el futuro puro, que no se está generando, de lo cual 1 Cf. Das Wesen der Stimm- presamente una secularización
es -ntra cesa que un- venir hacia ellos mismos forman parte." (P. ungen, Francfort, ed., 195i). de un concepto. originariamente

214 215
teológico. De su exposición cita- Francfort, 1949, p. 43. Desgra- unheimlich = extraño, siniestro, H. Kuhn, Begegnung mit
mos una frase que corrobora el ciadamente falta hasta ahora la inhóspito. (N. del T.) dem Nichts; Tubinga, 1950, p.
nexo actual: "Es peculiar al obra sistemática que establezca A. de Saint-Exupéry: Cita- 55.
concepto de lo salvo el que ad- la relación con las obras ante- delle. París (Gallimard), 1948. ° He tratado de bosquejar pre-
quirimos conciencia de él prima- riores de Heidegger; pues en los liminarmente el problema del
Die Stadt in der Wüste; Trad.
riamente por la lesión ... Cuan- trabajos interpretativos del poe- de O. von Nostitz, Bad Salzig espacio vivido en: "Zeitschrift
do se realizó o se espera el res- ta aparecen los conceptos sin und Düsseldorf, 1951. Citamos f. d. ges. Innere Medizin", año
tablecimiento nos alegramos de fundamentación filosófica. de acuerdo con la edición ale- 11, Cuaderno 3, 1956; y también
la salvación o de pensar en ella, 14 Op. Cit., p. 16. en "Universitas", año 15, 1960,
mana.
pero esta alegría es secundaria." Op. cit., p. 17. p. 397 y sig.
2 M. Heidegger "Bauen, Wo-
(P. 35.) " p. 18. hnen, Denken", Diálogos de '° En la conexión de la pre-
• Con respecto al concepto ger- Op. cit., p. 18. Darmstadt, 1951, Mensch und sente confrontación con el exis-
mano antiguo de lo salvo, cf. W. ." Sobre la relación entre res- Raum, publicado por O. Bart- tencialismo es muy significativo
Greinbech, Ktt/tur und Religión peto y fragilidad cf. mi traba- ning, Darnistadt, 1952, p. 72 y que Camus en su nuevo libro
der Germanen; 59 ed., Darms- jo: Die Ehrfurcht, 2° ed.; Franc- sig. Retomado en Viirtreige und (L'hosnme révolté, París, 1951)
tadt, 1954; t. 1, p. 135 y sig. fort a. M., 1958, sobre todo p. Auf seltz°, Pfullingen, 1954, p. parte de una posición extrema-
3 Bergengruen; op. cit., p. 101.
77 y sig. 145 y sig. damente existencialista y llega
• Op. cit., p. 254.
19 W. Bergengruen, Die ver- a J. Zutt. "über Daseinsord- a una "Filosofía de los límites".
• W. Bergengruen. Die Rose
borgene Frucht; Zürich, 1947, nungen. Ihre Bedeutung für Cf. mi artículo: "Von der ab-
von Jericho, Zürich, 1926; p. 25 p. 10. die Psachiatrie", en Der Nerve- surden Welt zum mittelmeeris-
y sig. Aunque la poesía provie-
20 R. M. Rilke, Gesammelte narzt, año 24, 1953, p. 177 chen Gedanken", "Antares", 2°
ne de una época más temprana,
Werke; t. 3, p. 299. y sig. año, Cuaderno 1, p. 3 y sig.
no hay necesidad de datar su
21 R. M. Rilke, Gedichte 1906- • E. Minkowski, "Espace, inti- 14 H. E. Holthusen, Der unbe-
formulación poética, sobre todo
'926; Wiesbaden, 1953, p. 293. mité, habitat", en : Beitriige zur hauste Mensch; Munich, 1951.
la frase decisiva, antes del año
de aparición del tomo. Ana R. 111. Rilkes Nachlass, phiinomenologischen Psychologie 12 Cf. mi trabajo: Existenz-
o Cf. mi obra Unruhe und Ge- 29 Serie; p. 21. und Psychopothologie, Utrecht, philosophie, op. cit., p. 107 y
2" Aus R. Al. Rilkes Nachlass, Antwerpen, 1954, p. 172 y sig. sig.
borgenheit im Weltbild neuerer
Dichter; 29 ed., Stuttgart, 1958. 39 Serie; p. 66. • E. Minkowski, Le temps vé- '3 Para la comprensión del

El nexo actual nos obliga a re-


24
Aus R. M. Rilkes Nachlass, ea; études phénoménologiques et "tiempo que arrastra" (el tér-
tomar de ahí y de la exposi- 29 Serie; p. 56. psychopathologiques; París (J. mino es de Htilderlin) reco-
ción sobre Rilke algunos pensa- L. L. d'Aetrey', 1933. miendo la importante interpre-
mientos. III. El sentido de la casa o Cf. H. Lassen, Beitrdge zur tación de Clemens Bretano rea-
7 Rilke, Gesammelte Werke; Plainomenologie und Psychologie lizada por E. Staiger en: Die
t. 3, p. 371. f La palabra Heimat y sus der Anschauung, WiirZ b urg, Zeit als Einbildungskraft des
o Op. cit., p. 360. voces afines son tan típica- 1939; y la literatura mencionada
Dichters; Zürich, 1939.
• R. M. Rilke, Ausgewiihlte mente alemanas que trascienden ahí. El problema del espacio vi-
14 F. Nietzsche, Zweite unzeit-
Werke; t. 1, p. 384. todo intento de traducción al vido ha sido formulado por pri-
gemdpe Betrachtung; edición en
1 ° Op. cit., p. 403. español. La acepción más co- mera vez, si creo bien, por
8°, t. 2, p. 287.
• Aus R. M. Rilkes Nachlass, rriente de Heimat se podría tra- Graf Karlfried von Dürckheim
ducir por "tierra natal". Este ' 5 Cf. mi obra: Unruhe und
39 Serie; p. 66. en Untersuchungen zata gelebten
término capta sólo uno de los Geborgenheit; op. cit., p. 40
12 R. M. Rilke, Gesammelte Rauco. Neue Psychologische Stu-
significados de Heimat y se li- y sig.
Werke; t. 3, p. 359. dien; t. 6, p. 383 y sig.; 1932.
mita al lugar de nacimiento, lo Cf Unruhe und Geborgen-
" Discurso pronunciado el 6 • Hay que remarcar ya aquí
de junio de 1943 en conmemora- que va precisamente contra la que el orden, según Saint-Exu- heit, op. cit., p. 249 y sig.
ción del 1009 aniversario de la comprensión mucho más amplia péry, es el orden creado siempre '7 Marcel, Sein und Haben; op,

muerte de Heilderlin; publicado de Bollnow. Valiéndome de una por el hombre, un orden por cit., especialmente p. 90 y sig.,
en 1944. Se encuentra ahora, circunscripción, traduzco Heimat principio arbitrario. De ahí vie- 165 y sig..
junto con otros trabajos de Hei- por "lugar de arraigamiento", ne lo exageradamente cruel del K. Marx. "Der historische
legger sobre I-Hilderlin, en: Er- Heirnatlosigkeit por desarraigo. ejemplo mencionado. No hay lu- Materialismus", en Die Frühs-
lauterungen, zu Hülderlins Dich- Traduzco las voces afines como gar para el pensamiento de un chrif ten; publicadas por Land-
lung ; Francfort, 1951. Cf. tam- sigue: Heim = hogar; Heimlich orden predeterminado en el ser shut y Mayer (Ed. Kreiner, t.
bién; Uber den Humanismus, = íntimo, familiar, hogareño; mismo. 91), t. 1, p, 299 y sig.

216 217
ANEXO cristianas en esta diferenciación. " Cf. L. Binswanger, Grund- 23 R. M. Rilke, Brief e aus den

La dificultad proviene del hecho formen und Erkenntnis mena- Jahren 1907-1914; Leipzig, 1939,
. El problema de la temporalidad de que las fiestas cristianas chlichen Daseins; Zürich, 1942, p. 84.
están inseparablemente unidas 29 ed., 1953, p. y sig. 24 R. M. Rilke, Gesammelte
1 Heidegger, op. cit., p. 192. con un carácter mítico y uno " Cf. R. Thieberger, Der Be- Werke; t. 3, p. 274.
• Mencionamos el análisis del histórico. grif f der Zeit bei Thomas Mann; 25 R. M. Rilke, Gesammelte
tiempo pleno de felicidad, rea- 3 Cf. Das Wesen dpr Stimmun- Baden-Baden, 1952, p. 82. Werke; t. 3, p. 110.
lizado en mi libro, Das Wesen gen; op. cit., p. 51 y sig. Cf. Kerényi, op. cit., p. 70. " R. M. Rilke, Gedichte in,
der Stimmungen ; op. cit., p.165 4 Cf. F. Kainz, Psychologie der 19 Cf. III, 8, "El espacio vi- franzüsischer Sprache; op. cit.,
y sig. Sprache; Stuttgart, 1941; t. 1. vido". p. 77.
• La montaña mágica, de Tho- p. 229 y sig.. " Goethe, ed. Artemis, V, 187. 27 R. M. Rilke, Briefe aus den

mas Mann, es muy significativa • Cf. H. Weniger, "Die drei " Cf. F. Nietzsche; pequeña Jahren 1914-1921; p. 94; cf. mi
para el pensamiento de un reju- Stilcharaktere der Antike", en y gran edición, t. 16, p. 227 obra Rake, op. cit., p. 310 y
venecimiento del sentimiento vi- "Gáttinger Studien zur Pada- y sig; Das Wesen der Stimmun- sig.
tal, causado por un nuevo lugar, gogik", ed. por H. Nohl, N9 19. gen, p. 72. 22 Swedenborg, citado por
particularmente por una tempo- Langensalza, 1932. 24 Cf. L. Binswanger, über Emerson en su obra: Reprii-
rada de vacaciones. • "Sobre la esencia de la se- Ideenflucht; Zürich, 1933. sentanten des Mensehengesch-
• Con respecto al pensamien- riedad", cf. Einfache Sittlich- 22 Cf. L. Binswanger, Grund- lechts. Tomo este importante
to de tal renovación de la vida keit; Gotinga, 1947, p. 75 y sig. formen und Erkenntnis mens- pasaje de una obra de G. Háu-
por el retorno al origen, cf, ▪ Cf. Goethe; ed. Artemis, t. chlichen Daseins; Zürich, 1941, ptner que no se ha publicado
exposición sobre Frébel en: Pü- 6, p. 442. ed., 1953. todavía.
dagogik der deutschen Romantik; • Debemos mencionar aquí, so-
Stuttgart, 1952, p. 222 y sig. bre todo, el capítulo "Das Wesen
Con respecto al rejuvenecimien- des Festes" en la obra: Die An-
to de la vida según Herder, cf. tike Religion, de K. Kerényi.
la tesis de doctorado de H. Nueva edición, Düsseldorf, Co-
Lenzen. Mainz, 1953. lonia, 1952, p. 45 y sig.
9 R. M. Rilke, Gesamm cite
II. El domingo Werke, t. 4, p. 22.
" Cf. O. Weininger, über die
• En este planteamiento pura- letzten Dinge, ed., Viena,
mente fenomenológico no pode- Leipzig, 1918. Esta indicación y
mos dedicarnos a la cuestión re- muchas otras sugerencias las
lativa al origen de la semana debo a Gerhard Háuptner.
de siete días. Esta es una cues- " Cf. E. Straus, "Die Formen
tión muy complicada e histó- des Ráumlichen, ihre Bedeu-
ricamente muy interesante. tung für die Motorik und die
Wahrnehmung", en "Der Nerve-
III. Fiestas y celebraciones narzt", año 3, 1938, p. 633 y sig.
" Sobre el simbolismo cíclico
Traduzco los términos Fest del baile, cf. F. G. Jünger.
y su adjetivo festlich por "fies- " Cf. W. Stechow, "Raurn und
ta" y "festivo". Mayor dificul- Zeit in der graphischen und mu-
tad ofrece la traducción del tér- sikalischen Illustration"; en
mino Feiern y de su adjetivo Cuarto Congreso de Estética y
feierlich. A Feiern lo traduzco por Ciencias del Arte. Cuadernillo
celebración; como en español no del "Zeitschrift für Ásthetik und
cabe el adjetivo "celebrativo", allgemeine Kunstwiswenschaft;
traduzco al adjetivo feierlich por Stuttgart, 1931.
solemne. (N. del T.) Esta cuestión ha sido tratá-
Cf. Trübersches Wiirterbuch. da con detención en el libro men-
Sé comprende ahora lo difí- cionado Das Wesen der Stimmun
cil que es abarcar las fiestas gen.

218 219
INDICE

Prólogo para la edición en castellano 13

Introducción

1. El planteamiento del problema 17


2. La doble presuposición 18
3. El concepto del existencialismo 19
4. La soledad de la existencia y la necesidad
de su superación 21
5. La nueva confianza en el ser 23
6. La confianza infantil. A. Nitschke 25
7. La necesidad de la esperanza. H. Plügge . 27
8. Primeros indicios en la poesía 29
9. El planteamiento ulterior del problema .. 31

Primera Parte: EL PROBLEMA ETICO

I. La posición ética fundamental del existen-


cialismo 35
1. El reproche por inmoralidad 35
2. Los conceptos éticos fundamentales 36
3. El punto de partida hacia una crítica 37
II. Situación y decisión 40
1. La exageración en el postulado de deci-
dirse 40
2. Posición y situación 41
3. El hombre en la crisis 42
4. La vida fuera de la crisis 43
5. La huida a la decisión 45
6. La virtud de la disponibilidad. Gabriel
Marcel 47

221
III. El ánimo consolado 49 b) La diferencia frente a la esperanza 92
1. La felicidad del estar-consolado 49 c) Tiempo cerrado y abierto 94
2. Estar-consolado y estar-resuelto 50 5. La función antropológica de la espe-
3. La esencia del consuelo 51 ranza 96
4. Estar-consolado y estar-sereno 53 a) Lo contrario a la esperanza. 96
5. La diferencia frente a la seguridad in- b) La posición central de la esperanza 97
genua 55 e) Esperanza y cura 99
6. El doble aspecto de la vida humana 58 d) El carácter de virtud de la esperanza 102
IV. La paciencia (Geduld) 60 VI. La gratitud 105
1. La multiplicidad de formas 60 1. La gratitud como virtud social 105
2. La paciencia en el trabajo. Apresura- 2. El sentimiento agradecido 106
miento e impaciencia 3. Regalo y agradecimiento 107
61 110
3. La paciencia con el prójimo 65 4. La dificultad del agradecimiento
5. Una indicación histórico-idiomática 112
4. La paciencia del pedagogo 68 113
6. Gratitud y fidelidad
5. Paciencia como relación con la vida 7. La gratitud como temple anímico vital 116
en general 69
6. La posición histórica 70
Segunda Parte: EL PROBLEMA ONTOLOGICO
V. La esperanza 73
1. Primera orientación en el círculo de I. Los accesos a un ser portador 121
testimonios poéticos 73 1. Los temples anímicos felices 121
a) La esperanza como fuerza activanie 2. La fe 123
y ,reprimente de la vida 73 3. La existencia del tú 124
b) La interpretación idealista de Schi- II. El concepto de lo salvo 124
ller 75 1. La nueva experiencia antológica 127
2. La felicidad en la falta de esperanza 2. El preconcepto idiomático 128
(una tesis de Hofmannsthal) 77 3. Testimonios poéticos 129
a) La afirmación de Hofmannsthal .. 77 4. El estar-salvo de las cosas y de los or-
b) La felicidad de Sísifo. Camus 79 ganismos 132
e) La, concepción estoica. El paralelismo 5. El estar-salvo del mundo y del hombre 134
de temor y esperanza 81
d) La plenitud festiva 85 III. El sentido de la casa 137
e) El problema perenne de la vida co- 1. El nuevo planteamiento del problema 137
tidiana 87 2. El lugar del arraigo y del desarraigo 138-
3. Las formas de la esperanza. Diferen- 3. La "Gitadelle", de Saint-Exupéry 140
ciaciones conceptuales 88 4. El construir y habitar, según Heidegger 142
a) Esperanza relativa y esperanza ab- 5. Una comprobación empírica. El orden
soluta 88 del habitar según Zutt 144
b) Esperanza natural y esperanza ética 89 6. La habitabilidad de la vivienda. Min-
4. Esperanza y espera 90 kowski 146
a) La esencia de la espera 90 7. El pensamiento del orden 149
222 223
8. £1 espacio vívido
9. La importancia del límite 153
10. Ser y permanecer 156
11. El concepto del lugar de arraigo 158
12. El problema del tener 160

Anexo: PARA UNA ANTROPOLOGIA DE LA FIESTA

I. El problema de la temporalidad 165


1. La necesidad de una ampliación de la
temporalidad existencial 165
2. El tiempo ordenado según Saint-Exu-
péry 169
II. El domingo 172
1. La pérdida del descanso dominical en la
existencia moderna 172
2. El domingo campestre 173
3. El estado festivo del mundo dominical 175
4. El ciclo semanal 177
5. Otras fiestas 179
III. Fiestas y celebraciones 181
1. La relación entre fiesta y celebración 181
2. El temple anímico de la celebración 184
3. El temple anímico de la fiesta 188
4. Las partes constitutivas de la fiesta 190
5. El baile 193
a) La valorización de Weininger 193
b) La interpretación de Straus 195
6. La temporalidad de la fiesta 198
7. El espacio festivo 202
8. Conclusión 205

Notas 209

Terminóse de imprimir el 4 de mayo de 1962, en los Talleres


Gráficos de la Compañía General Fabril Financiera S. A., Irictrte
2035, Buenos Aires.

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