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Entrevista a Victorina Mellipan Antieco (feyentu55@yahoo.com.ar), quien solicitó que la


difundiera. Realizada por Mariela Rodríguez (e-mail marielaeva@gmail.com), antropóloga. Las
palabras en Mapudungun no están corregidas.

Comunidad Mapuche Tehuelche de Villa Elisa


12 de octubre de 2007

M: sí. Victorina

V: Mari mari Mariela, marimari, compuce, mari mari pv lamgen, mari mari pv lamgwen, wece,
picice. Les he dicho en el ancestral idioma del Pueblo Mapuche, el Mapudungun, el idioma de la
tierra, buenas tardes hermana Mariela, buenas tardes hermanas, buenas tardes hermanos,
jóvenes y niños

M: bueno Victorina eh... me gustaría si podes contar un poco como fue tu búsqueda de
identidad, como te contactaste con tu historia, no?

V: bueno, mi historia, comienzo a ser, yo nací en el año 96, un octubre del 96, casualmente,
cuando tuve en mis manos la partida de nacimiento, ese papel que dice que yo era Victorina
Mellipan, y yo le agregué el Antieco, porque es costumbre; no es Mellipan; “Melli” es número
sagrado, el número cuatro en la cultura nuestra, y “pan” viene de “pangüí”, que es el famoso
puma rojizo americano, así que yo soy “cuatro pumas”. Y “Antieco”, que todavía no está bien la
traducción que, bueno yo hice todo un relevamiento en Chubut para ver de dónde venía,
aparentemente hay una mezcla mapuche tehuelche y ese “Antieco” vendría a ser “agua
soleada” o “sol en el agua” habría que ver cuando lo pusieron a ese kom peñi, es decir, al tótem
ese, de dónde surgió, qué fue lo que vio el hermano originario para poner el apellido nuestro.
Antiguamente los apellidos nuestros eran nuestros nombres ¿eh?. Después con toda esta
transculturación, esta invasión y todo este genocidio nos obligan a nosotros a utilizar nuestros
nombres como apellidos. Este... cuando tengo la certificación de dónde venía supe para qué
estaba y quién soy. En realidad ahí dice que mi madre era doña Amelia Antieco, hija del Longko
Zenon Antieco, que junto con don Manuel Antieco, tío abuelo, conformaban la comunidad de
Costa de Lepá, la cual sigue existiendo en ese paraje, es a ochenta km. de la ciudad de Esquel,
en el Shupat, o sea, en la provincia de Chubut; Shubet o Shupat, como dicen los tehuelches.
Este... pero ellos antiguamente se habían conformado, algunos venían del área de Temuco, o
sea que tengo Pueblo Guluche también, pero yo siempre digo que no somos ni chilenos ni
argentinos; los mapuche somos gente de la tierra. Después vinieron los estados y nos hicieron
dividir de esta manera, pero vengo de Territorio Guluche, pero también de territorio Pehuenche,
porque los abuelos y los bisabuelos vivían en territorio Pehuenche hasta que llega el genocidio
de Roca. Entonces ahí se dispersan, ellos eran muy pequeños, algunos se refugian en
Territorio Guluche, y vuelven recién después de mucho tiempo para tratar de ver si quedaban
algunos de los integrantes de lo que era su comunidad, que eran nueve o diez familias de los
Lofce, que ellos componían, y no quedaba nadie. Entonces ellos emigran a la provincia de
Chubut hasta que llegan al territorio este que aparentemente era Territorio Tehuelche y
asientan su nueva comunidad ahí y hoy estamos también en esa reafirmación de volvernos a
conformar en comunidades. Entonces yo estaba acá en el área de Villa Elisa, decidí, ya
veníamos luchando desde la época de 1992, de los quinientos años, encontrándonos con
algunos hermanos en el norte, acá en el área, y bueno, decidimos ver si nos podíamos
conformar en algo, y decidimos conformarnos en comunidad, somos seis familias nada más,
pero yo creo que es como decía el gran Longko Lautaro, por cada uno de nosotros que maten,
diez vamos a volver, es decir, tenemos la fuerza de diez, cada uno de nosotros. El tema es que
deciden cómo tener un Longko, un Consejo Mayor, un Consejo Menor; el Consejo Mayor tiene
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dos integrantes, el Consejo Joven tiene dos integrantes también y la Longka, bueno, designan
que sea yo la Longka, porque nuestra cultura viene por línea materna, línea de vientre,
entonces como Amelia Antieco era mi madre y era hija de Longko, deciden que bueno, por mi
forma de ser, por mi carácter, porque me planto ante quien tenga que plantarme para exigir
justicia y derechos de cualquier hermano originario, deciden que sea yo la Longka.
Humildemente digo que no me la creo, porque esto no es como el sistema este donde alguien
tiene un cargo y un título; esto hay que llevarlo adelante hasta el día que yo me muera, hasta
que deje de ser materia para ser espíritu y volver al vientre de mi Mapu, que es la madre de
todos nosotros, y el único que podrá juzgar mi acción son los espíritus de los antepasados a
quienes siempre le pido permiso para hablar como estoy haciendo en este momento con usted
hermana, porque es lo que corresponde. Después los juicios y las cuestiones de los seres
humanos, de los hombres no pueden tocar mi espíritu, porque si no, divagamos y nos
desviamos de la esencia del camino que tenemos que recorrer, a la misión que hemos venido.
Y bueno, esto es un poco resumir lo que usted me estaba preguntando

M: mh’m. Y cómo llega al tema de la repatriación.

V: bien, el tema de la repatriación que para nosotros no es repatriación. Le explico, hermana, no


es repatriación porque en este caso nosotros estamos dentro de nuestro territorio, o sea desde
el sur de Santa Fe, sur de Córdoba, parte de Mendoza, Buenos Aires, La Pampa, Neuquén, Río
Negro, Chubut, Santa Cruz, Territorio de Tierra del Fuego; pero acá dentro del área continental,
es Territorio de la Nación Mapuche, habitada originalmente por hermanos chehuelchos, mi
máximo respeto a ellos también. Nosotros somos nación desde 1645, por un tratado que se
llama el Tratado de Quillin, ante la Corona de España. Porque hemos tenido varias luchas
nosotros los mapuche, primero hemos tenido una lucha con el pueblo Inka, que llegó hasta el
sur del Copiapó, pero más allá no se les dejó pasar, a pesar de que se hicieron fusiones entre
hermanos originarios de ese pueblo y de los nuestros ¿no?, pero les dimos lucha por casi
trescientos años. Bueno, y después, la lucha ante el español, ante el invasor, ante el sistema, y
la seguimos; seguimos de pié a pesar del genocidio de Roca, y este genocidio y etnocidio
subyacente que hace el sistema este del estado argentino, este... acá estamos de pié.
Entonces, no es repatriación para nosotros por eso, en último caso sería volver a la matria,
porque es volver a la madre, a la esencia, a la entraña. No es repatriación, aunque algunos lo
consideran así, para nosotros no, vuelvo a explicar, por la cuestión geográfica y territorial, sí
entra dentro del marco de la “restitución”, en cuanto al plano legal, porque fueron saqueados
nuestros chenques, fue asesinada nuestra gente ex profeso, premeditadamente, para quitarles
los territorios, para traer colonos, para producir, y para todo esto que estamos viviendo y que
hoy lo sufren los actuales originarios que son los argentinos de la cuarta, quinta generación
nacidos en este suelo. No estamos libres ninguno. Entonces ¿qué sucede? Es simplemente,
traer a la memoria que antes de ese genocidio hubo otros; porque desde Rivadavia, que fue un
ideólogo de cómo hacer para hermanarse y tratar de tenerlos tranquilos pero con un límite de
frontera, ya que cuando alguien empieza a pergeñar o a idear una frontera, es porque están los
unos y porque están los otros; y siempre fuimos considerados así, los unos y los otros ¿Qué
sucede? Entre estas cuestiones de genocidio, de soberbia, de poder, de creerse superiores,
fueron trayendo hermanos nuestros, esclavizados, fueron trayendo hermanos nuestros al entrar
a sus comunidades y matar a sus guerreros, matar a sus mayores, matar niños; esclavizaron a
nuestros Longkos, así que también se cometió un magnicidio, porque cuando se mata a las
autoridades de un estado o de una nación, es un magnicidio. Nosotros nos tenemos que sentar
ante una corte a juzgarlos a todos, pero no los tenemos hoy acá presentes para poderlos
juzgar; todos estos crímenes de lesa humanidad. Porque acá se habla de lesa humanidad, de
crímenes y de resarcimiento, hay que devolverles los bienes a las familias de la gente de la
década del setenta y digo yo, ¿y a nosotros qué? Al contrario, nos siguen sacando. Y nosotros
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siempre estuvimos, estamos y estaremos, porque si bien hoy no estamos puros, tehuelche con
tehuelche, mapuche con mapuche, nos hemos ido fusionando. Porque usted que está en esto
de estudio e investigación debe saber que un alelo, un alelo, que haya en la sangre de un
individuo y que se reconozca y se plante como tal, ante la vida y ante las acciones de todos los
días, y ante su pueblo, ese alelo habla por los nuestros. Entonces, todavía no es el tiempo de
que nos terminen de liquidar, nosotros estamos vivos, estamos de pié. ¿Qué es lo que sucede
con esto de restitución? Sí restitución, no repatriación; porque estamos dentro de nuestro
territorio. Esto siempre lo queremos aclarar. Distinto sería que sean restos que sí tienen que
repatriar, en el caso del museo hay una niña Aché, que esa niña fue traída desde Paraguay.
Pasó toda una serie de vicisitudes acá, entonces, bueno, se encuentra a través del Grupo
Guías, que es un grupo de investigación, un joven grupo que está compuesto por Patricio
Harrison, Miguel Añón Suárez, Fernando Pepe, que son algunos con los que más en contacto
estoy yo, ellos también están para recibirse creo de antropólogos, creo yo, descubren todas
estas cosas en los sótanos, entran a investigar y a sacar a la luz, por eso yo los felicito y les
agradezco y esto lo digo desde lo más profundo de mi corazón, y creo que en nombre de todos
nuestros pueblos originarios, tener el coraje en estos tiempos, y tener que enfrentarse dentro
del mismo museo de Ciencias Naturales a todos los intereses creados de mucha gente que le
gusta atornillarse, a un título, a un cargo o a un sillón. Esto lamentablemente en la especie
humana sigue existiendo todavía este tipo de banalidad. Entonces, en contra de todos esos
malos vientos, ellos siguen investigando y sacan a la luz y se encuentran con el cuero
cabelludo, por ejemplo, de nuestro Longko Inacayal, cuando supuestamente en 1994, el 19 de
abril, había sido por la ley nacional que tenemos nosotros, en la Argentina, había sido restituida
a la Comunidad de Tecka, los restos del Longko Inacayal, pero, fue incompleta esa restitución.
El año pasado ellos encuentran el cuero cabelludo, un cerebro en formol que pertenece a
Inacayal, otro cuero cabelludo que pertenece a la esposa de Inacayal, cuatro cerebros
disecados también conservados en formol, que había que investigar de quienes eran, y bueno,
se encuentran con este cuadro morboso, horrible y se empieza a esclarecer una serie de
cuestiones; el descubrimiento del encubrimiento que hubo. Y entonces sacamos a la palestra
que, por ejemplo, Francisco Pascasio Moreno, que siempre lo supimos, para nosotros los
mapuche y los tehuelche es el máximo traidor. No solamente Roca fue el genocida y los que
idearon todo esto: Rivadavia, Rosas, Alsina, inclusive hasta Sarmiento, que era totalmente
racista. Para nosotros Pascasio Moreno fue el máximo traidor y les explico por qué. Porque en
nuestras comunidades no se le preguntaba quién era, de dónde venía y cuanto tenés. Si tenía
que pasar las noches o los días ahí, o si tenía que refugiar, era bienvenido y se lo protegía. Y a
él nuestros hermanos Inacayal y Saihueque, lo recibieron con el máximo respeto, lo invitaron a
comer ¿no? en las bandejas de plata nuestras; porque nuestro pueblo no siempre fue pobre, a
nosotros nos han empobrecido con el saqueo, y no fuimos siempre vagos ni borrachos, eso lo
trajeron, y a ellos les conviene hacer pensar que somos así. Pero tenemos otra filosofía,
tenemos otra espiritualidad. Para nosotros, todo tiene que ver con la armonía de la naturaleza y
del cosmos. Entonces, este hermano fue recibido ahí. Él venía ya mandado a hacer
relevamientos topográficos de la zona para después informar al estado que vino y saqueó todo
esto. Después mandaron los remington para matar a nuestra gente, a mi gente. Entonces no se
le puede perdonar, no puede ser que pase a la historia como el “gran” Francisco Pascasio
Moreno. Es, para nosotros, el máximo traidor, porque traicionó la confianza, traicionó la
amabilidad, traicionó el hogar del Pueblo Mapuche tehuelche. Y eso, yo creo que a ningún ser
humano, si alguien entra en su casa y le abre la puerta a alguien en confianza, le brinda lo que
usted come, lo que come su familia, le brinda la luz, la calidez, le brinda el afecto, la palabra, la
confianza, la seguridad, yo creo que cualquier ser humano se siente mal, y lo considera una
traición. Entonces, bueno, este señor, debe ser supongo yo en un ataque de ¿de conciencia? O
vaya a saber qué... Para mí tenía otra intención y después le voy a decir por qué. Ojo, yo estoy
comprometiendo mi palabra y mi pensamiento. Hay hermanos que piensan así y otros que
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disienten. Pero para mí este señor los sacó ex profesamente una vez que fueron esclavizados,
traídos al barco Villarino, fueron otros esclavizados en la isla Martín García, otro fueron a la Isla
de Tigre. Estuvieron más de un año y pico hachando leña nuestros Longkos para todos estos
sin vergüenza; faltos de libertad, privados de todo tipo de cosas, cambiándoles la dieta, que es
también una forma de genocidio, privados de su cultura, de su canto de su gente, de su
esencia, del amor de sus niños, de todo; un desgarro total. Entonces este señor les pide que le
entreguen a Inacayal, que le entreguen al grupo de la familia de Inacayal y se lo trae al Museo
de Ciencias Naturales de la ciudad de La Plata. Ellos van a vivir en el sótano del museo, ellos
hacen acá trabajo de mano de obra barata, como siempre hicieron y seguimos haciendo
nosotros, porque es todo un tema esto... ellos limpiaban ahí, servían de informantes
topográficos, etc. etc. Pero resulta que estaba en ese museo un señor Lehmann Nitsche, que
estaba ya para esa época, estamos hablando de mil ochocientos ochenta y pico, ya estaba
capacitado, este señor, para saber lo que es desmembrar todo un cuerpo humano, ¿no es
cierto?, y estudiarlo; en nombre de la ciencia, ¿no? tres puntos... Entonces cuando muere
Inacayal, a nuestro Longko, en lugar de que él tenga el derecho como hijo de este suelo, y con
su cultura, como pueblo preexistente, de tener sus caballos para la ceremonia mortuoria, de ser
envuelto en su cuero en la posición que corresponde, mirando al este, de que las mujeres
canten y lloren por él, y todo lo que corresponde a un grande de nuestra nación, lo descarnaron.
[Se le quiebra la voz de aquí en más]. Este señor le arrancó los cabellos, le sacó el cuero
cabelludo, le cortó el cráneo, eh... mutilaron su cuerpo, le sacaron la piel. Entonces, ¿de qué
civilización nos hablan?. Y se viene a descubrir esto ahora, y junto con él, murieron otros
hermanos que pasaron por la misma situación [a partir de aquí comienza a recomponer la voz].
Y en el 2006, sale una nota en el Diario Hoy, de acá de la ciudad de La Plata, donde se
juntaban todos los científicos, en el Museo de Ciencias Naturales: antropólogos, filósofos,
escritores, fueron invitados con bombos y platillos cantidad de gente, que sólo para mí –no digo
que todos, algunos tienen conciencia humana- pero otros sólo tienen títulos, y están muy
subidos al caballo del título. Sale en el diario la nota de que se habían reunido para ver qué se
podía hacer con todo lo que había ahí adentro del museo, qué sería lo más lógico de hacer.
Entonces, intereses creados, se escucharon diversas voces, menos las voces de los pueblos
originarios. Y como yo siempre digo que no es casualidad, mi estimada hermana, sino que son
causalidades; a mí me toca venir a vivir acá justo en el medio, ni en el norte ni en el sur, por
algo; y siempre considero que no fue por decisión mía, sino que estoy acá porque nuestros
antes deciden cuál es la misión que tenemos que hacer, y por eso es tan delicado y hay que
cumplirlo. Esta es la verdadera misión. Cuando leo el diario en la casa de esta amiga donde
ahora estamos hablando usted y yo, llamo al diario Hoy, y pido con el derecho que me asiste,
que se escuche la voz de los Pueblos Originarios. Porque, por qué razón, desde el museo,
siendo que ellos estaban hablando de las cuestiones de nuestros antes, que no tuvieron voz
para defenderse ni que nadie puede hablar por ellos, por qué ellos no nos avisaban a nosotros,
cuando ellos saben que acá están las comunidades Qom, hay comunidades Aymara, hay
ONGs para tirar para arriba de pueblos originarios; cantidad de originarios hay. No se participó
de nada. Entonces viene una redactora, hace la nota y en esa nota yo le digo que yo, Victorina,
Spoja que es mi apellido adoptivo, Mellipan Antieco con mucho orgullo porque es el apellido de
mis orígenes, “cuatro leones” “agua soleada”, le exigía al museo que tiene que devolver el
cincuenta o el cien por cien de todo lo usufructuado, desde que ellos descarnaron y expusieron
el primer hueso, cuero, cráneo de nuestros antepasados, porque los pueblos hoy estamos
vivos. Entonces, si se puede tomar la década del setenta y se puede hacer justicia con eso, con
nosotros también porque somos los pueblos preexistentes, y somos los verdaderos hijos de
este suelo; no los dueños, porque siempre queremos corregir esto. Cuando la gente nos dice:
“eh... pero ustedes son los verdaderos dueños de este suelo”. Y nosotros: “no no no... no
somos dueños de este suelo, no somos dueños de nuestra madre, nadie es dueño de su
madre; sí es hijo. Entonces hoy es nuestra responsabilidad defenderla, pero primero, para
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considerarnos hoy originarios, descendientes, dignos, tenemos que saber que otros murieron y
fueron masacrados para que hoy nosotros estemos vivos. Entonces nuestro deber, nuestra
obligación ética y moral de originarios, de mujer, de mapuche, de Longka, es levantar la voz por
la justicia. Pero no solamente por el mapuche, sino de todos los originarios donde se avasalle
este derecho en el mundo.
Así que, pedimos la réplica, y para septiembre se hizo una reunión con el Consejo Académico,
estaban todos los antropólogos, profesores, científicos, de todo había, más todo el alumnado y
los diversos grupos que son de militancia estudiantil. Y bueno, me les aparecí allá con el
emblema nuestro, mi trailonko, mi vestimenta y con toda la fuerza de mi pueblo, porque les pedí
antes de salir, a Antú que me acompañe, para que me de la palabra justa para no pelearme con
los hermanos pero sí para hacerles entender que a nosotros nos tienen que respetar. Me
presenté ahí y fui recibida con la máxima sorpresa y con el máximo respeto, y pedí, en nombre
de todos los pueblos, que a partir de ese momento, nunca más haya un solo resto de originario
en ninguna vitrina, por lo menos dentro de nuestro territorio. En nombre de todos los pueblos
¿eh? Porque fui la única, junto al hermano Nahuel Pino, que es miembro de Consejo Mayor de
nuestra comunidad, que nos presentamos ahí. Después no se presentó ningún hermano a
reclamar absolutamente nada. Entonces, a partir de ese momento me comprometí ante el grupo
académico y ante todos los que estaban presentes a trabajar conjuntamente con el Grupo
Guías, que son los chicos que están haciendo la investigación, y a hacer llegar a las distintas
provincias, que son hoy provincias; pero, diversos territorios, del Pueblo Yagan, Tehuelche,
Selk’nam, Mapuche, etc, de todo lo que sea desde provincia de Buenos Aires hacia el sur, la
notificación a los hermanos para que las comunidades se pongan de pie y reclamen los restos
de los nuestros, los lleven a su lugar, y les den la ceremonia que corresponde en tierra; no en
mausoleo, ni a ningún lugar que se le ocurra a ningún iluminado que ande por ahí, porque la
usanza nuestra; esos cuerpos pertenecen a la época en la que las ceremonias enterratorias se
hacían de esa manera. Y también se elevó una nota que todos los objetos que hayan sidos
saqueados, usted que es antropóloga, que ha trabajado en esto debe saber; sean Longkos,
sean esposas, o sean niños o jóvenes, no importa el cargo, son originarios, y están acá. El
tema es que cuando han saqueado algunos de esos chenques, los saqueaban con la platería.
Usted sabe que a los nuestros los enterraba con todas sus pertenencias. En el caso de una
Machi o de un Longko, con todos sus adornos que complementaban su cargo, y eran cosas
riquísimas, eran cosas exquisitas, trabajos únicos, y de una platería auténtica, con toda la
energía de la tierra. Entonces ¿qué pasó con eso? ¿dónde está? Por ahí nosotros sabemos
que acá hacen exposiciones de vasijas, de una serie de cosas pero esas cosas las han traído
desde algún lado, entonces esas cosas tienen que volver. Lo que me preguntaron es: “bueno,
pero si nosotros hacemos eso ¿con qué nos quedamos en el museo?”. “Ah! señores... traten de
pensar qué van a hacer ustedes de ahora en adelante, qué van a hacer como científicos, para
qué van a utilizar todo esto, porque ya basta, ya no más. Y además, permítannos que seamos
los originarios los que hablemos de nuestros pueblos, porque estamos cansados de que venga
gente con título, con master y con muchas investigaciones y con un montón de cosas, a hablar
de los pueblos originarios cuando ellos están estudiando, e indagando, indagando, la esencia
de los nuestros, en las yagas que tenemos, que todavía en muchos de nuestros hermanos aún
no están cerradas, pero después escriben ellos, no hablan los nuestros. Entonces yo les dije:
señores, los nuestros están vivos, no hablarán en el mismo lenguaje de ustedes, con ese
lenguaje catedrático de palabras difíciles que a veces creo que las utilizan para no dar a
entender el verdadero sentido de las cosas —les digo— pero las cosas son simples: para
nosotros la muerte es muerte, el genocidio es genocidio, el latrocinio de las tierras es latrocinio,
y las cosas se tienen que llamar por su nombre, y mirándonos a la cara”. Entonces se llegó a un
acuerdo, y había un esqueleto completo que estaba en vitrina todavía para el primero de
septiembre, era el de Maiskensi. Maiskensi es un joven yagán, que acá lo conocen como
yamaná, los científicos le han puesto yamaná, pero es yagán, el pueblo originario de él.
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Justamente de Ushuaia, de Tierra del Fuego, que fue traído de muy chico y él murió a los
veintitrés años, muere de pulmonía acá. Entonces a él también, lo descarnaron y el esqueleto
de él estaba acá en exposición. Entonces se lo sacó de la vitrina, justamente el 12 de octubre
de 2006, el museo —por eso tengo que decirlo— cumplió; y bueno, adentro tenemos el Grupo
Guías que siempre se encarga de que las cosas se hagan también, de estos jóvenes, y se sacó
de exposición y se está tratando de formar una sala; se saca de exposición, del público, todo;
ningún otro que no sea originario podrá irlo a visitar hasta que sean ellos restituidos a su lugar
de origen; hasta que cada comunidad se fortalezca, se pongan de acuerdo los hermanos, nos
dejemos de protagonismos, y digan: “bueno, nosotros somos el Pueblo Selk’nam de la
comunidad tal, o el pueblo Selk’nam en conjunto se pone de pie y reclama los restos de los
hermanos Selk’nam que están ahí. Lo que sé es que hay una momia de una hermanita del
Tihuanako; eso sí lo han pedido, del Tihuanako lo han pedido para restituirlo. Después está la
restitución del cráneo de Calfucurá pero eso está en un dilema, porque está entre Nuequén y
Buenos Aires, comunidades mapuche lo están pidiendo. Es justamente una consecuencia de a
dónde fueron a parar los nuestros y todas las divisiones de familias que hubo, entonces ahora
tenemos que pagar las consecuencias de todo esto también. Pero lo fundamental es saber que
dentro de todo se ha respetado eso; que el museo está dispuesto a través de la directora, que
es la señora Silvia Ametrano, con quien tengo una buena relación; una buena relación, lo digo,
no es que me compre mi voluntad, ni nada por el estilo. Yo lo que tengo para decirle se lo digo,
pero se lo digo con respeto y ella a mí también. Entonces en ese marco de humanización y
respeto, dialogamos; que es lo que está haciendo falta también; dialogar. Están dispuestos a
restituir los restos, pero son las comunidades las que tienen que ponerse de pie y organizarse y
decir: “bueno, comunidad fulana de tal, está pidiendo el resto tal, para el área tal”. En el caso
específico de Santa Cruz todavía no hemos tenido respuestas, porque yo siempre me pongo en
contacto con el Grupo Guías, para saber qué paso, y hay unos cuantos cuerpos para devolver
para allá. Este... algunos fueron fusilados, otros fueron asesinados y así, tenemos todo un
historial. Y bueno, y ahí viene —resumiendo— todo el compromiso y ahora seguimos en esto
también, en contacto, tratando de ver qué nuevas cosas hay. Así como ustedes ponen de su
bolsillo, yo soy solamente un ama de casa, trabajo en casas de familia, así que de mi bolsillito
humilde, o de mi marido, o del otro peñi que hace algún que otro trabajo de artesanía, de ahí
sacamos nosotros muchas veces... porque cuando vamos a pedir un subsidio o una subvención
en cultura, para nosotros nunca hay, porque será que no nos casamos con nadie, porque no
nos interesa a nosotros poner una mesa en una plaza y tirar un montón de cosas ahí trabajadas
o artesanías. La lucha nuestra es mucho más profunda. Si bien eso sirve, sí, pero no sirve de
nada si ahí no están construyendo con la gente, con el público, si no le contás estas cosas que
ahora estamos hablando con usted, que usted va a transmitir a los jóvenes ahí en la UBA. Si
uno no siembra sobre eso la vivencia de la cultura de hoy; la realidad de hoy, es simplemente
un mercader, un mercader cultural, y a nosotros no nos interesa, porque no es esa la cuestión,
no está para eso uno, y muchos menos yo como Longka. Así que bueno, resumiendo un poco
eso es lo que estamos haciendo.

M: bueno, no sé si quiere agregar algo más, Victorina.


V: si usted me quiere preguntar algo...

M: bueno, ¿qué perspectivas ve hacia futuro?

V: ¿con respecto a qué?

M: a las restituciones...
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V: se van a hacer. Pero acá hay una cosa importante y se lo dejo para pensarlo. Porque yo sé
que usted es de Santa Cruz y usted va a estar en contacto con nuestros hermanos allá y
cuando la vea a Celia, dígale también que yo dije esto: en el fortalecimiento espiritual del kimvn,
del saber, del conocimiento de nuestros pueblos, pero más que nada en el fortalecimiento
espiritual, como un elemento más que somos nosotros de la madre naturaleza, de la Mapu, hay
que pensar lo siguiente: van a volver si es que el pueblo está preparado y es que merece que
nuestros antes vuelvan con nosotros; mire lo que le digo [silencio]. Cuando estén preparados
los espíritus realmente transparentes de los nuestros, su kimvn, su conocimiento y su sabiduría,
los espíritus solos van a marcar si quieren volver. Yo le digo que van a ser restituidos muchos,
pero depende de ese fortalecimiento de nuestros pueblos. Yo estoy acá al servicio de los
espíritus de mis antepasados para que se haga lo que tenga que ser. No voy a ir en contra de la
corriente porque demasiados años de mi vida este sistema me enseño a avasallar, a ir en
contra de la corriente, a querer imponer, a como de lugar, y no es así; acá hay que actuar con
sabiduría y con espiritualidad. Si se pierde la espiritualidad, si se pierde que cada despertar
tenemos que agradecer a Antú porque hemos abierto los ojos para poder sentir la luz del sol
que nos abraza y nos cobija a todos; no a unos sí y a otros no. Entonces, si volvemos a retomar
ese camino... porque hoy somos los originarios de hoy, sí, urbanos y campesinos, hasta en eso
nos han dividido, pero yo le puedo asegurar que acá en la gran urbe sufrimos terriblemente.
Somos útiles, sí, a toda esta causa, porque imagínese que si yo no hubiera estado acá —no es
que yo sea superior o imprescindible, nadie es imprescindible— pero sí nuestros antes
determinan quién tiene una misión, y esa es la diferencia. Porque yo me di cuenta, y me dolió
hermana, se lo digo así, me dolió ver que de tantas ONGs, de tantos hermanos que van a ferias
en las plazas, de tantos que dicen “sí, porque yo soy aborigen, porque esto y porque lo otro”, y
reclaman y marchan y qué sé yo, no se presentó ninguno acá. Uno no tiene que esperar que el
museo de ciencias o la universidad tal vengan a hablar con nosotros. No lo digo en el caso de
ustedes ¿eh? Yo quiero que me interprete bien. Cuando hay una fecha importante o algo por el
estilo, nosotros tenemos que ir ahí y decir: “permiso, soy del pueblo tal, referente —no
representante—, referente, y pido la palabra”. Y yo le puedo asegurar, porque yo lo he hecho,
nadie le va a cerrar las puertas. Porque una cosa es quien habla porque estudia la historia
nuestra y otra cosa es quien la vive. El tema es cómo llegamos a complementarnos entre el que
estudia e investiga, con el máximo de los respetos, y el que tiene la vivencia. Entonces entre los
dos podemos encontrar una llavecita, donde tal vez filtre mejor la luz, y así crecemos todos.
Porque acá el objetivo no es seguirnos dividiendo; tampoco abrazarnos como grandes
hermanos, sino respetarnos en esa diversidad. Pero también pensar qué vamos a hacer con la
Mapu, mi estimada hermana, qué vamos a hacer con la tierra, porque es un compromiso suyo,
un compromiso mío y de todos los que habitamos en este hermoso y amplio territorio; porque
nosotros tenemos hijos, tenemos nietos ¿qué le heredamos? ¿qué nietos le estamos
heredando a la Mapu, no qué tierra le estamos heredando a los nietos? Ese es el pensamiento.
Yo sé que es muy profundo y daría para analizarlo...

Y bueno, y usted me estaba hablando hoy de una hermanita, que creo que es de Santa Cruz?

M: sí...

V: ¿y cómo se llama?

M: [nombre de la persona]

(33’) V: bueno, a la lamgen, y esto transmítaselo en esa grabación, decirle que bueno, que mi
piuke está muy contento, muy feliz; indudablemente nuestros antes están muchísimo más
orgullosos, de esa hija que se reconoce y que ha luchado por saber quién es y para qué está.
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Ahora, que sepa, al tomar, al retomar, lo que nos pertenece a nosotros y lo que a ella le
pertenece, que hay un tiempo para cada cosa. Entonces, no tiene que dolerle que no haya sido
antes esto, porque esto le tenía que tocar hoy; tenía que pasar todo ese camino anterior para
saber valorar la esencia. Entonces hoy que tiene la esencia, que se fortalezca espiritualmente
primero; porque la primera piedra, la primera construcción es el ser interior de ella. Después,
sólo, sólo después, el tiempo y las cosas y los antes, le irán dando a ella su camino de
contemplación y la sabiduría para saber si corresponde que conforme una comunidad, y
llegarán solos los hermanos con los cuales tendrá que rearmar una comunidad... o, seguir el
camino, entre comillas “sola”, pero siempre fortalecida y con la unión de todos los que
caminamos solos pero vamos con la protección de los antes nuestros, pero creo que jamás en
una ONG. Esto ya es un pensamiento que yo agrego, porque las ONGs nos obligan a nosotros
a través de este sistema. A ellos les conviene que tengamos un presidente, un vice presidente,
un tesorero, pero las costumbres nuestras no son esas, porque los pueblos son preexistentes.
Entonces, hoy que tenemos la posibilidad de volver a rearmarnos, de volver a reorganizarnos,
tratemos de volver a la esencia de nuestro sistema, que es la comunidad, con nuestras
autoridades políticas; porque nosotros tenemos políticas propias, no necesitamos del presidente
de la nación, de este estado, que nos obliga a un voto y no sabemos quién es la persona; nos
vende un discurso, pero la realidad es que cuando usted hermana, Isabel, Celia, yo, Juan, qué
se yo, cualquier hermano, cualquier argentino que vive con humildad, que la lucha todos los
días, que sabe qué esto de mantenerse de pié con dignidad ¿no?, le pasa algo; se encuentra
con que capaz que está el vecino, siempre somos los del pueblo, los de abajo, los que pisamos
el fango, los que sabemos el sabor que tiene la tierra ¿eh?, los que sabemos lo que es que la
lluvia nos moje, y los pies a veces descalzos porque no nos alcanza para comprar un calzado
que nos proteja bien, los que a veces pasamos frío porque no tenemos para comprar una
garrafa pero cocinamos con carbón, etc., nosotros sabemos qué es lo que es cada cosa,
nosotros sabemos qué es ser de este pueblo. Entonces tenemos que volver a luchar por
reorganizarnos como lo que nos corresponde; no una ONG, porque las ONGs de hermanos
originarios, tienen que responder al sistema. Y una de las cosas que tenemos que tratar de ver
es cómo erradicamos este sistema, que es un sistema prosaico, que te hace dependiente, te
esclaviza la voluntad y no te permite ver, te hace correr detrás de algo que no te es
imprescindible. Yo justamente lo plantee ese día en el museo; tratemos de que a partir de este
momento, de que la ciencia esté al servicio de la construcción del nuevo hombre, del hombre
aquél —cuando digo hombre no digo hombre o mujer, sino hombre como especie, humanidad—
de aquella humanidad, de que empiece a ver lo esencial, y a partir de ese momento,
construyamos. Y este es un mensaje y un deseo que yo se lo transmito a usted, se lo transmito
para su niña, su picice que debe tener usted, para todos los hermanos de Santa Cruz, para los
hermanos de Buenos Aires, para los jóvenes estudiantes de la UBA, por el gran compromiso
que tienen ellos. Que si bien uno tiene que salir de ahí con un papel que dice “título de tal cosa”
¿pero está realmente habilitado uno para eso? En las carreras humanas, justamente lo dice,
tiene que ser una experiencia de andar caminos, hay que hablar con el otro, dolerse con el otro,
hay que crecer con el otro, hay que humillarse con el otro, con el igual; entonces ahí sí, valió la
pena, haber venido a pasar este pequeño corto transcurso que acá llaman vida y, bueno, y
dejar de ser esta carcasa que nos recubre que es el cuerpo ¿no?, un rostro... no es ninguna
otra cosa. En realidad lo que somos, es lo que somos por dentro; el pensamiento, el newen, la
energía y respetar que el viento tiene su energía, su newen, sus voces, que nos hablan; nos
hablan de tantas cosas los vientos, y nos traen tantos mensajes, tenemos que saber
interpretarlos, respetar al río, respetar la montaña que tiene una fuerza impresionante, y de acá
mando un abrazo y todo mi respeto y mi amor al Chaltén, que nos fortalezca, que nos fortalezca
a todos nosotros que estamos en este camino de querer ser una mejor humanidad. Ese es mi
mensaje, hermana.
9

M: bueno Victorina; bueno, muchas gracias por su palabra.

V: no hermana, por favor. Esto es un ida y vuelta. Usted fue puesta en el camino para que, a
través de Celia, y a través de los antes de Santa Cruz, porque usted nació allá, no se olvide de
eso, no se olvide que los espíritus de nuestros antes no solamente nos dan una misión a
nosotros, los descendientes de la sangre esa, también utilizan en el camino a otros seres como
instrumento para este gran fortalecimiento y esta gran cadena que hay que hacer de la nueva
humanidad. Por esta razón yo creo que no es casualidad, sino causalidad, la que la ha hecho a
usted llegar a este diálogo; y este diálogo es sincero porque ya nos vamos a poder ver el rostro
nosotros. Por ahora nos estamos viendo lo más importante que es el alma. Porque no sé si
usted, andando con nuestra gente, aprendió una pequeña cosa; y es que a veces no
necesitamos como en este sistema que nos han impuesto ver, quién es fulano de tal, a ver qué
cara tiene, cómo viene vestido. No... al escuchar la voz de una persona, uno siente una
vibración. No sé si a usted le pasó esto; a mí sí me pasó. Entonces, esa vibración hace que uno
no necesite estar frente del otro porque sabe la esencia que tiene. Y eso somos; todos los seres
somos eso: vibración y energía. Por eso como originarios decimos “somos un elemento más de
la madre Mapu; de la naturaleza”. Tenemos que aprender a convivir con todos los otros
elementos, para tener esa armonía que necesitamos y ese deseo espiritual se lo transmito a
usted, para que usted siga su camino de investigación, con ese respeto que lo está haciendo y
creciendo junto a nuestros hermanos

M: me ha dejado muy emocionada y pensando

V: lo sé. Sé que está emocionada. Y bueno, y este es el objetivo también. El otro día me
invitaron los estudiantes del Centro de Chubut, del CUCH, para la semana de la Patagonia, a
cantar, porque yo canto también. Voy tomando, también estoy recuperando de a poquitito
cantos nuestros, cantos del acervo patagónico, es el tercer año que participo. Me gusta porque
ellos son jóvenes y ellos tienen que sentir ese abrazo, ese matriarcado que tenemos nosotros.
Entonces, “Patagonia vive”, como digo yo, y no es una gran postal de turismo; es su gente, la
gente que está allá en su tierra, sus animales, sus vientos, su cordillera; esa es la Patagonia.
Fui a cantar y me pasa que al bajarme de esa cosa que dicen que es un escenario y la gente
me viene a abrazar porque dice que se emocionó, y yo ver lágrimas, que lo corran las lágrimas
por la mejilla y me dice: “disculpe por este llanto”. Y yo le digo: “y si yo cuando canto lloro”; yo
cuando canto lloro. Hay temas que me hacen brotar esa humanidad de adentro, y no la voy a
reprimir porque alguien me enseñó que no tenés que llorar, no, no no... Yo no estoy actuando;
yo no soy una actriz ni una cantante, soy una cantora, trato de hacerlo con el máximo respeto,
rescatando —dentro de lo que me dejaron los remington de la historia— de los míos ¿no?, de
ahí para acá, tratando de transmitirle a la gente, de que somos todos humanos; un sentir, un
sentimiento. Entonces es hermoso ver que le hacés sentir a otro, aunque le estés cantando en
una lengua que él no entiende; pero será la forma de cantar, la energía de la voz, el corazón.
Porque yo siento que nos sometieron en este doce de octubre, ¿qué conquista festejan, por
ejemplo?, yo lloro, porque me nace de adentro. Veo a los míos antes, masacrados, veo todas
esas cosas, las veo. Entonces yo no estoy arriba en un escenario ¿me entiende? Estoy
transmitiendo el sentir de un pueblo. Y bueno, y me suelen suceder esas cosas y por eso no me
extraña que usted en este momento esté sensibilizada, porque el trabajo que usted está
haciendo... y si Celia me dijo que usted era la persona con la que íbamos a hacer un nexo para
algo delicado, importante, yo sé que por algo es; ella la conoce más que yo. Así que bueno, en
este camino estamos, mi querida hermana. Ahora lleve este mensaje de kume newen, de
buena energía para todos los hermanos de ahí, los estudiantes y esté en contacto conmigo si
es que necesita que hagamos un encuentro por acá, alguna charla, alguna cosa.

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