You are on page 1of 182
cay ray Ve i Uy a aed ' LI NX Y \Wa U silo V4 Ave ! A Li ¥ i “a4 Pan | ag re 3 Aa ET ei va rel PAN : ¢ Av i i Nn Ad i i Lh nS > ie ay 8 NA NS a) S. ab reer CF TSN ARN CBI mast i Pe aod = =f S=--¢ >= - SFr ENS AS c ea pe 7 <2 > — et > et > i ee a eR ae te ee on 7 > i a €2--<> Nag eS etn. ee a eee deed no fale al Pe ee cp eee dee por Ge ee a at ae oie eS - Sale i tn a Ee dp a aa DEK DRC 5- -C>- =e b= 6 5a alle? aes a ete dp a a a a po - s p ae Se te eer ay mane cals > cal Gn at a ee > ln Ge a eee re ee ee | | | AMERICA LATINA Y ESTADOS UNIDOS Historia y politica pafs por pafs por JAMES D. COCKCROFT >» siglo veintiuno editores * siglo xxi editores, s.a. de c.v. (CERRO DEL AGUA 248, DELEGACION COYOACAN, 04910, MEXICO, OF. siglo xxi editores argentina, s.a. TUCUMAN 1621, 7 N, CIOSORAG, BUENOS AIRES, ARGENTINA portada de marina garone dibujos interiores: rini templeton, primera edicién en espanol, 2001 @siglo xxi editores, sia. de cov. isbn 968-23-2332-0 segunda edicién en inglés, 1996 ©1996 by james d. cockroft titulo original: lain ainerica, history, polities, and uw. s. policy publicado por nelson-hall publishers, chicago derechos reservados conforme a la ley impreso y hecho en méxico/printed and made in mexico PREFACIO A LA PRIMERA EDICION Después de haber vivido y ensefiado en América Latina durante mas de una cuarta parte de mi vida adulta, y después de haber escrito casi una docena de ibros sobre temas relacionados con esa regién del mundo 0 con la politica ex- terior de Estados Unidos, a mediados del decenio de 1980 me senti preocupa- do por la ignorancia manifiesta de tantos ciudadanos estadunidenses sobre los acontecimientos “al sur de la frontera”, algunos de los cuales amenazaban con Hevarlos a una guerra. Una encuesta realizada por el periédico New York Times y el noticiero cas indicé que sélo una tercera parte de los estaduniden- ses sabfa donde se encontraba Nicaragua; otra tercera parte dijo que no lo sa- bia, y otra tercera parte dijo, de manera perturbadora, que Nicaragua estaba en América del Sur, en el Medio Oriente, en Africa o en Asia (cerca de Viet- nam, segiin dijeron algunos de los entrevistados). Ademas, a medida que sur- gian movimientos sociales, algunas veces violentos, en América Latina, con fuertes alusiones a Estados Unidos cada vez mas numerosas, otras encuestas mostraron el optimismo del ptiblico estadunidense sobre la futura interven- cién de la nacién, que Hegaba a una intranquilidad sin parangon desde los dias mas aciagos de la guerra de Vietnam. Cuando el decenio de 1980 Hegaba a su fin los estudiantes interesados buscaron avidamente informacion, y las inscripciones en cursos de ensefianza superior sobre América Latina (y Viet- nam) aumentaron notablemente. Se solicité a los consejos directivos de las escuclas publicas de la nacién que revisaran los planes de estudio con el fin de incluir mas materiales sobre América Latina. Para intentar explicar el contexto histérico y aclarar esta situacién que evolucionaba con rapidez, tomé la decisién de escribir un libro de texto ana- litico, tanto para los estudiantes como para el publico general, cuya lectura fuese estimulante, informativa y actualizada. Comprendi que este texto seria el primero en veinte afios en el que un solo autor reunirfa una exposicin se parada de todos los paises latinoamericanos. Este libro seria, también, uno de los primeros que incorporaria tendencias recientes en los conocimientos y los acontecimientos de la historia, tal como la “nueva politica”, la “crisis de la deuda”, el nacimiento del “estado de seguridad nacional”, la “redemocra- tizacién’”, el papel central de los “zares de las drogas”, las “alianzas de clases” variables, el “Plan de Paz Arias” y el “escéndalo Iran-contras.” La editorial Harper & Row se mosiré entusiasmada con la idea y estuvimos de acuerdo en producir este texto. El resultado, este libro, presenta a los estudiantes y al ptiblico las politicas y la historia de la América Latina moderna, con una generosa dosis de los fa tores culturales y geograficos importantes que contribuyen a los legados na- U3} 4 PREFACIO A LA PRIMERA EDICION cionales o regionales, Cada vez que es posible, el libro presenta también las relaciones entre los paises latinoamericanos y Estados Unidos. Por consiguiente el titulo no es: América Latina en dificultades sino Vecinos en confusion, pues somos vecinos y la confusién no se limita a América Lati- na. En todo el hemisferio occidental se ha entablado un acalorado debate so- bre las politicas de Estados Unidos en América Latina, dada la vasta desilu- sién del optimismo exagerado relacionado con la Revolucién cubana de 1959 y la Alianza para el Progreso. Las posiciones y las acciones politicas opuestas, no s6lo en América Latina sino también dentro de Estados Unidos, se subra- yan en este texto. Con frecuencia se presentan tres perspectivas diferentes: en primer lugar, icion oficial de Estados Unidos; en segundo lugar, las respuestas nacio- nalistas caracteristicas del pais latinoamericano en cuestion, y en tercer lugar opiniones diferentes expresadas por ciudadanos 0 grupos opuestos a la posi- ci6n oficial de Estados Unidos. Al presentar esta variedad de opiniones y los hechos basicos, espero que el lector esté mejor equipado para tratar estas cuestiones. Las ventajas de este método, en lugar de la “opinién del autor” o de la “autoridad de un experto” habituales, son manifiestas. Al final del libro. hay una seccién de Documentos que ofrece una oportunidad singular para examinar varias perspectivas contrastantes El libro comienza con un Panorama histérico para subrayar las diferencias entre los pafses latinoamericanos ¢ indicar los factores comunes que se obser- van en ellos. Es aconsejable leer este Panorama historico primero, ya que ex- plica conceptos y controversias fundamentales que afectan cualquier conside- racién de América Latina y de las relaciones entre América Latina y Estad Unidos. En todo el texto se resumen los puntos de vista opuestos sobre cu tiones muy discutibles (incluidos debates conceptuales sobre la “moderniza- cion”, la “dependencia,” el “subdesarrollo,” la “reforma o la revoluci6n,” el “corporativismo,” el “autoritarismo burocratico” y otros factores). El Panorama explica algunas de las tendencias y los temas nuevos (y vie- jos) que hoy moldean las fuerzas latinoamericanas, las cuales se presentan ca- si en todos los capitulos. Estas fuerzas incluyen el efecto historico de las 1% voluciones intentadas en Bolivia, Chile, Cuba, Guatemala, México y Nicaragua; versiones opuestas de nacionalismo; los papeles importantes constantes de las familias de la élite y uno o dos productos basicos de expor- tacion; las cuestiones de los derechos humanos y las dos décadas de “noche oscura del terror patrocinado por el estado”; el “nuevo marxismo” y la “teolo- gia de la liberacién’”; las formas militares y civiles de “populismo”; la brecha cada vez mayor entre los ricos y los pobres; los movimientos sociales de los estudiantes, los habitantes de tugurios, los campesinos, los derechos de las minorias y otros; los programas de ayuda y los actos de intervencionismo de Estados Unidos (incluyendo un registro hist6rico desde la doctrina Monroe hasta nuestros dia Las introducciones a las tres partes del libro, divididas por regién geogra- PREFACIO A LA PRIMERA EDICION 15 fica, dan mas peso a estos temas y a otros relacionados con ellos, y aumen- tan la flexibilidad del uso de la obra para cursos mas especializados o para el andlisis comparado. Cada uno de los capitulos del libro comienza con una escena que destaca una cuestién particularmente notable o discutible, que hace que el pais y sus pobladores sean inmediatamente manifiestos para el lector. Luego, presenta los antecedentes historicos y la descripcién contem- poranea, imbuyendo en cada uno de ellos la informacion sobre la poblacién, las etnias, la urbanizacién, la economia, la politica y las relaciones interna- cionale: De conformidad con el criterio de los latinoamericanistas, segan el cual la América “Latina” esta constituida por las antiguas colonias de Espafia y Por- tugal, he incluido un capitulo sobre Puerto Rico (que falta en la mayor parte de los libros de texto sobre América Latina) y he omitido capitulos sobre las antiguas posesiones o dependencias actuales de Francia, Inglaterra u Holan- da. Los lectores interesados en estas tltimas encontraran restimenes ttiles en la Introduccién a la Primera parte (o en la Primera parte por lo que respecta a Belice). En cuanto a Haiti y Granada, hay una consideracién mas a fondo debido a los recientes brotes revolucionarios en esas naciones (por supuesto, algo de la historia de Hait{ se incluye en el capitulo sobre la Repablica Domi- nicana también). Con el fin de aumentar nuestra comprensién de la confusién actual de América Latina en toda su complejidad, esta obra subraya las particularida- des de cada pais latinoamericano y las experiencias historicas diversas. Este libro de texto, que trata primordialmente de la historia y la ciencia politica de los siglos XIX y Xx, no pretende ser una obra completa de historia colonial o precolonial, En este sentido es un texto sobre lo que los historiadores Haman “el periodo moderno.” Al mismo tiempo, describe los logros, las limitaciones y los legados de las sociedades precoloniales y “el periodo colonial”. Explica la erupcién violenta y el efecto de las guerras de independencia del siglo xix (el Panorama hist6rico indica cuales capitulos contienen consideraciones més extensas sobre estos periodos hist6ricos anteriores, por lo general los que tratan de las naciones més estudiadas comtinmente). En resumen, la presen- tacién de la historia que hace esta obra ilustra la manera en que los hechos del pasado han propiciado muchos de les problemas y conflictos de la Amé- rica Latina contemporanea. La bibliografia selecta anotada incluye libros, articulos, filmes y videocin- tas representativos al final de cada capitulo (0 en el Panorama histérico o las introducciones) pero no sustituye a bibliografias mas completas. Esta biblio- grafia tiene el propésito de ayudar a los lectores a localizar materiales adi- cionales sobre temas que comtinmente se destacan en las aulas o en los cit- culos profesionales. La lista breve y el método de anotacién (en que los titulos se explican por si solos y no se ofrece ninguna anotacién mas) pare- cen mas practicos que una lista larga sin anotaciones que podria abrumar a un lector no informado. Naturalmente, cualquier lector bien informado ob- 16 PREFACIO A LA PRIMERA EDICION servara la omisién de una obra importante aqui o alla. La linea divisoria pa- ra la inclusi6n u omisién ha sido trazada a favor de las obras recientes, la vi- vacidad, la exactitud, el equilibrio y la ilustracién de los temas 0 controver- sias principales. Este libro puede ser usado de varias maneras, dependiendo del interés del lector en el tema subrayado (ticrras y pueblos, politicas, historia, economia, sociologia, antropologia, geografia urbana, estudios latinoamericanos o cari- beftos, relaciones internacionales, politica exterior de Estados Unidos, etc.). Los profesores encontraran que una seleccién juiciosa de capitulos o regiones puede hacer que el texto sea util durante un periodo de dos semestres, mien- tras que su uso durante un semestre también puede ser factible. Por s to, no es necesario leer todos los capitulos sobre paises, y un “mues paises” o un enfoque “regional” seran suficientes. Naturalmente, es posible un enfoque comparativo (desarrollo econémico, revoluciones, dictaduras milita- res, lipos de sistemas politicos, etc.) si se leen el Panorama historico y las in- troducciones y se seleccionan los capitulos cuidadosamente. Un método que emplean algunos circulos es el examen inicial de Argenti- na, Brasil, Chile y México, debido a su diversidad geografica, su importancia hist6rica, su industrializacién marcada o crecimiento econdmico, los legados influyentes de caracter politico o cultural (probablemente Colombia y Vene- zuela deberian incluirse en ese grupo de paises, sin embargo, habida cuenta de sus avances industriales recientes y su complejidad politica). Otro método, cada vez mas popular, consiste en leer los “puntos dlgidos”, examinando la In- troduccién pertinente y el capitulo sobre el pais en cuestion. Por ejemplo, pa- ra enterarse del “Asunto Noriega” de fines del decenio de 1980, sera preciso leer la Introduccién a la Primera parte y el capitulo sobre Panama. Sin embargo, otro método que a menudo pone a prueba la inteligencia de los estudiantes avanzados estriba en hacerse esta pregunta: “¢Como se hace la politica de Estados Unidos y favorece esa politica los mejores intereses del pueblo estadunidense?” (creacién de empleos para los estadunidenses, mejo- ramiento de la imagen de Estados Unidos en el extranjero, etc.). Luego, leer Jos capitulos sobre las intervenciones de Estados Unidos en Guatemala (1954), Cuba (1961), Reptiblica Dominicana (1965), Chile (1973), Nicaragua (en el decenio de 1980). Finalmente, leer los materiales sobre la politica exte- rior de Estados Unidos incluidos en el Panorama historico, las introducciones y las secciones de documentos, y esbozar un escenario alternativo; por ejem- plo gqué habria pasado si el gobierno de Estados Unidos hubiese apoyado a los gobiernos reformistas posteriores a las dictaduras en la cuenca del Caribe yal gobierno “socialista” elegido en Chile? En suma, una gran variedad de en- foques es posible. Aunque escribf este libro en parte para satisfacer el interés del publico por saber mas sobre América Latina y los debates que moldean la politica exterior de Estados Unidos en esos pafses, también lo he adaptado para su uso en las aulas universitarias. Por mi propia experiencia como profesor, he observado PREFACIO A LA PRIMERA EDICION que la controversia es un método eficaz para instruir, como Jo denota, en rea- lidad, este texto, He procurado resumir aqui los criterios opuestos sobre las principales cuestiones discutibles, para que los maestros y los estudiantes puedan entablar una serie de debates en la clase o mediante proyectos de in- vestigacién individuales o de grupo. Un ejemplo puede aclarar este punto. Veamos la cuestion de la “ayuda a los contras”. Hay dos criterios claramen- te opuestos: ayuda o no ayuda. El examen de los pros y los contras entraha una consideracién de la Revolucién nicaragtiense, la situacién antes y des- pués de esa revoluci6n, quiénes son los contras, la presencia soviética y cuba- na, y los logros y fracasos de la revolucién después de 1979. Afloraran otros puntos de vista adicionales, con inclusién de eriticas de la revolucién proc dentes de la izquierda y de la derecha (que se exponen en el capitulo 5). Sin embargo, la cuestién innegable del debate sigue siendo la ayuda o no ayuda a los contras. (La “ayuda humanitaria”, no importa cémo se defina o se practi- que, sigue siendo ayuda, aunque los intentos por Hegar a una componenda son frecuentes en el Congreso de Estados Unidos al conceder “ayuda huma- nitaria” en vez de “ayuda militar”.) Algunos profesores y estudiantes pueden sentirse inc6modos por la tensién y el conflicto que esta clase de debates pro- duce, pero la mayorfa los acogen con satisfaccién pues comprenden que, en Ja vida cotidiana, el conflicto —no el consenso o el asentimiento— es lo que produce mas aprendizaje. He observado que este enfoque pedagdégico “conflictivo” es muy convenien- te para desarrollar tanto el pensamiento critico como la base de conocimien- ‘tos. Este enfoque obliga a las personas a examinar las dos caras de una cues- tin, es decir, a pensar y a confrontar un criterio opuesto. Un documento de investigacion o un informe oral que se limita a decir lo que el profesor dijo (0 Jo que dice la enciclopedia 0 la obra de otro autor) pocas veces instruye tan bien a una persona. Por otra parte, un documento o un informe que ahonda en la controversia y luego escoge una posicién basada en el pensamiento cri- tico y en la investigacién puede ser educativo y estimulante. Una variante de este enfoque es el método de “comision de averiguacion”. Cada grupo de estudiantes —seis personas como maximo— examina una con- troversia particular escogida entre una lista de temas proporcionados por cl profesor y presenta sus resultados a la clase, delineando cuidadosamente unas cuantas preguntas para la votacién de todo el saldn. El profesor, después de haber realizado un contrainterrogatorio breve del equipo, modera el “con- trainterrogatorio” de los miembros del equipo realizado por la clase. Luego, el salén vota sobre las cuestiones planteadas. Asi, la clase es el 6rgano de au- diencia al cual la “comision de averiguacién” informa; es, por decirlo asi, el Congreso, las Naciones Unidas, el Comité del Senado o el Tribunal Interna- cional de Justicia. Una de las ventajas incidentales de este enfoque es que ca- da estudiante aprende de la investigacion realizada por otro alumno (por otra parte, es raro que los estudiantes lean los documentos de investigacion de sus companeros). Otras ventajas adicionales incluyen la practica de hablar en pu- 18 PREFACIO A LA PRIMERA EDICION blico y la preparacién de informes sobre temas desconocidos, tareas que se asignan con frecuencia en los primeros afios de sus carreras de posgrado. Un ejemplo ilustra este método. Hace poco tiempo, tanto en mis clases de historia como en las de ciencias politicas, la “comisién de averiguacién” exa mino las crisis de la Bahia de Cochinos y de los proyectiles teledirigidos en Cu- ba. Las comisiones presentaron cuadros teatrales en los que los estudiantes r presentaron los papeles de Castro, Kennedy y Jruschov, asi como cubano “caracteristicos” que comentaban su revolucién (incluido un cortador de catia y una ex prostituta que estaban satisfechos con los cambios que la revolucién habia producido, y un empresario y un periodista que estaban descontentos por tales cambios). Después de un contrainterrogatorio cada clase tenia que votar si la invasién de Bahia de Cochinos debié haber sido emprendida o no, o si debis haber tenido éxito 0 no, o si la revolucién habia ayudado material- mente o dafiado a la mayor parte de los cubanos, y otras preguntas por el es- tilo. En Jo que respecta a la crisis de los misiles se plantearon preguntas igual- mente discutibles. Después, cada equipo tenia que exponer su juicio explicado sobre estas preguntas, y se permitieron informes minoritarios. Con esta metodologia afloran las contradicciones inesperadas y las ideas estimulantes, y los estudiantes suelen participar con gusto sorprendente. Na- turalmente, los trabajos por escrito acompaiian el enfoque de la “comision de averiguacién” y pueden ser ajustados al nivel de estudios (restimenes por es- crito, documentos extensos, argumentos con pruebas, bibliografias anotadas, etc., frecuentemente divididos entre los miembros del equipo de acuerdo con los temas secundarios relacionados con la controversia que se investiga). El trabajo individual que esta metodologia entrafia hace posible su calificacion tanto de grupo como individual (los estudiantes que no estan dispuestos a “arriesgar” ni siquiera una parte de su calificacién mediante la participacion en un grupo pueden escribir un documento estandar). Sin alejarme de la carga de las pruebas o de la narracién tematica, he pro- curado propor a suficiente para estimular el debate, se use o no el método de “comisién de averiguacién’, Las estadisti- cas presentadas en este libro tienen un margen de error pero son las que se aceptan mas comunmente y las que se informan de mancra mas amplia. Sin embargo, las palabras “terror” y “terrorismo” merecen un comentario especifico. Son términos cargados de emocién y fenémenos reales. Los ciuda danos de Estados Unidos deben saber que su gobierno es percibido en mu- chos circulos como cémplice del mismo 0, incluso, como practicante del t rrorismo. Este libro explica por qué. Los grupos guerrilleros también son percibidos frecuentemente como “terroristas”. Este libro sittia todos los actos de violencia en América Latina, junto con las cuestiones de los derechos hu- manos, en la perspectiva mas imparcial y exacta posible, indicando a los le tores lo que dice la sabiduria convencional y como los grupos 0 los individuos estan en total desacuerdo. En suma, al destacar los temas y las cuestiones centrales en las politicas y ionar en este libro una controvers PREFACIO A LA PRIMERA EDICION Ja historia de América Latina, junto con los factores principales en la evolu- cién de cada pats, he procurado proporcionar una fuente de informacion ac tualizada rapida y facil de usar, asi como las opciones politicas para todos los lectores, sean cuales fueren sus antecedentes, Espero que el resultado cont buya a salvar la brecha en la bibliografia actual sobre un area del mundo que tiene una importancia cri Deseo dedicar este libro a quienes mas me ilustraron (a mi y a todos los otros) sobre América Latina. Estas personas son demasiado numerosas para designarlas individualmente por sus nombres; entre ellas figuran aquellos co- legas de Lasa (Latin American Studies Association, la organizacién profesio- nal de latinoamericanistas de Estados Unidos), que han trabajado tan ardua- mente para educar a un ptiblico que atin esta a oscuras sobre nuestros vecinos, del sur. De manera mas importante incluyen a todos aquellos latinoamerica- nos —particularmente los mas golpeados por la pobreza y las violaciones de los derechos humanos— que me han atrafdo (y han atraido al mundo) a su érbita de humanidad y “nuevas politicas”. Ast pues, a estos “actores politicos” principales en ambas partes del hemisferio occidental deseo dedicar este libro con todas sus deficiencias, de las que solamente yo soy responsable. Algunas personas se esforzaron para que este libro fuera posible, En primer lugar, mi compafiera en la vida y mi mejor amiga, Hedda Garza, a la cual ex preso mi agradecimiento afectuoso. Nuestros debates largos y acalorados so- bre los temas que abordamos aqui (y los temas relacionados que afectan la vi da de la gente en todo el mundo) me ayudaron a separar lo importante de lo insignificante. Ella me ayud6 a comprender cuestiones de fondo con mas cla- ridad. Los comentarios criticos de Hedda Garza y su labor editorial durante la preparacién de esta obra han aguzado mis andlisis considerablemente Otros colegas hicieron comentarios sobre capitulos individuales, mostran- do un sentido de ayuda mutua que muchos latinoamericanistas cultivan. A to- dos ellos les doy las gracias aqui: Jane Canning, William Culver, Ronald Er- nest, Astrid Fischel, Sheldon Liss, José Moreno y June Nash, entre otros. Copyrighted matariat PANORAMA HISTORICO LA NUEVA POLITICA DE AMERICA LATINA Y EL RETO PARA LOS RESPONSABLES POLITICOS DE ESTADOS UNIDOS Fsnados U sits wor ba Drow stennu contunista nisoiae dplacuble, inva cen gue lo 0 fica sen imposible haven que fa 10 lana sen invita Los cargos eran “agresion armada’ y “violacion de la soberanta de otro pais Nicaragua era el acusador, Estados Unidos el acusado, El Tribunal Interna: ional de Justicia habfa divigido las audiencias durante 1 Los jueces estaban acostumbrados a ser pacientes en estas cuestiones. Des: de el fin de la segunda guerra mundial el Tribunal Internacional sirvio como Ja utoridad reconovida internacionalmente en cusstiones que no habian si- do restieltas en los niveles infesiores del sistema de derecho intemacianal pos- terior a la contienda. De hecho, después de deliberaciones muy prolongadas Ia corte fallo recientemente a favor de Estados Unidos ent la cuestidin de la to- ma de sti embajudla en Tehersin, on 1979, y lu toma de rehenes estaduniden- se8 por los iranies, Entonces, Estados Unidas, despues de haber contestada a Jas acusaciones de Nicaragua con sus propias alirmaciones de agresién nicae sagitense contra Fl Salvador, se retiré como miembro del tribunal, basindo- seen que no obtendria una audiencia justa Lego, el 6 de junio de 1986 el tribunal emitié su fallo (véase la seceién Do- curentos) Los peridalicos de La Haya publicaron en primera plana la noticia bajo el titulo de: “{Culpable!” de dos aos. AMERICA LATINA La corte censuré a Estados Unidos en quince cargos del derecho internae ional por actos de agresion contra Nicaragua, incluides tos ataques a las ins- talaciones petroleras, los puertos y sus barcos en 1983 y 1984, la siembra de minas en puertos y tondeaderos en 1984 y la divulgacion de un manual de la a entre las fuerzas conirarrevolucionarias instruyéndolas en actos antibu- manitarios ¢ ilicitos. La corte inst6 a un cese inmediato de estos actos de agre- sion y del “entrenamiento, el suministro de armas y equipos, el financiamien- to y el abastecimiento de lus fuerzas contrarrevolucionarias", y consuré fomentar en estas fuerzas “la realizacion de actos contrarios a Jos principios generales del derecho humanitario”, Ademas, condené el embargo comercial de Nicaragua establecido por Estados Unidos contra ese pais en 1985 como una violacién al iratado de amistad entre fas dos naciones gue se celebré en 1956 (véanse los Documentos} Los contras eran un grupo de mercenaries dirigidos por la ci y oficiales de la extints: guardia nacional nicaragtiense, las fuerzas armadas del dic’ dor Anastasio “Tachito” Somora que goberné durante mucho tiempo y fue derrocado en Ja Revolucion nicaraguense de 1979 (véase el capitulo 5). El presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, nego que los contras fueran, mereenarios, alirmanda que eran “luchadores por la libertad” y “el equiva lente moral de nuestros Padres de la Patria”, merecedores de la ayuda de Es tados Unidos El Tribunal Internacional observ también que Nicaragua habia enviado tuna pequefia cantidatt de ayuda a los rebeldes salvadorenos en 1980 y 1981 Sin embargo, en este caso dictaminé qule esto no constituyé un “ataque arma- do” bajo el derecho internacional, Los casos de Inn y de Nicaragua que juzg6 la corte no tenian ninguna rela ion entre si, Indirectamente estos casos simbolizaron una “mezcla” curiosa de las politicas estadunidenses con dos naciones gue tenfan muy poce cn eo- matin excepto que sus pueblos habian derrocado, en 1979, diciaduras detesta das que fueron apoyadas por Estados Unidos. Irnicamente, poco después de Ja censura del Tribunal Internacional a la agresion de Estados Unidos, estallé el escandalo “Iran-coniras” (vease la Introducci6n a la Primera parte). El re- sultado de las investi de este asunto, en lo que respecta a los encar- gados de formular las politicas de Estados Unidos. fue que Ja credibilidad de este pais resulté socavada gravemente en todo el mundo, sobre todo en Amé- rica Latina y el Oriente Medio La credibilidad del gobierno de Estados Unidos también fue socavada ese pais cuando comenzaron a filtrarse las noticias de los norteamericanos muertos en combate en Nicaragua, de los “ejercitos secretos estadunidens que combatian en América Central, de las maquinaciones de Estados Unidos para matar a presidentes de pafses latinoamericanos v del supuesto trifico de drogas de Estados Unidos utilizando aviones que transportaban armas para Jos contras y tegresaban con cocaina para aterrizar en los aeropuertos milita- PANORAMA BISTORICO 23 res estadunidenses sittados en Florida. Otra causa de alarma en Estados Uni- dos fueron los planes para suspencer la Constitucion nacional y usar “cam pos de concentraci6n” va construidos para aplastar las protestas de los citda. danos estadunidenses contra una posible invasion de Nicaragua (véase la Introduccién a la Primera parte). En medio de estos acontecimientos escandalosos, un nuevo plan de paz para América Central Tue suscrito por los presidentes de Costa Rica, El Sal vador, Guatemala, Honduras v Nicaragua. Este documento, conocide como el "Plan de Paz, Arias” (debido al papel que el presidente de Costa Rica, Os. car Arias, tuvo en sti preparacién; vase la secciéin Documentos) hacia wn, Namado a la desmilitarizacién de América Central, v marcé una desviacién sorprendente de cuatro presidentes de su anterior cooperacion con Estados Unidos en la ayuda a los contras. Con el tiempo este plan se consirtié en una guia para jos acuerdos de paz, vigilados internacionalmente, en Nicaragua, El Sakador y Guatemala Por graves que luer os retos para los encargados de lormular lus pots is de Estados Unidos, hubo mds problemas que se presentaron en Améri ca Latina en conjunto, La peor depresion econémica desde el decenio dle 1930, aviv las ascuas de la desesperacién social y la rebelion popular cuando la mayor pare de los paises latinoamecicanos intentaban consolidar las nuevas y limitadas democracias que se establecieron después de veinte afios de “lar ga yoscura noche” de dictaduras militares y terrorismo de estado. Debido que América Latina tenia una tasa de crecimiento del rus per capita de ~1.2¢ en el decenio de 1980, todos esos afins han sido llamados “la década perdida” Los calculos de la oNU mostraron que el 40% de los latinoamericanos vivian por debajo de la linea de pobre Pero la “transicién demoeratica” de América Latina desperté nuevas espe- rans ¥ fue mencionada por cl presidente Reagan en su informe sobre el es- tado de la Unién de 1988: “Hoy mais de] 80% de los Intinoamericanos viven en naciones vomprometidas con los principios democraticas.” La administra ci6n del Partido Republicano de Reagan, al igual que la del Partido Dembera. ta del presidente Carter, que la precedia, traté durante mucho tiempo de atri- buirse el mérito de los modestos progresos en materia de derechos humanos. y de representaciéin democritica alcanzaclos por los activistas politicos tati- noamericanos. Sin embargo, las personas bien informadas, como Thomas Carothers, que habia sido designade por Reagan y trabajaba para la Agencia de Estidos Unidos para ol Desarrollo Internacional (aun) a mediados del de- cenio de 1980, contestaron con un rotundo “no” a le pregunta sobre si una te del mérito debia atibuirse a Estados Unidos (véase la Bibliogralta se lecta) De hecho, a juicio de muchos lacinoamerieanos el gobiemo de Bstados Uni- dos, debido a Sus programas de ayuda militar y policiaca, formaba parte del problema y no desu solucion, Las acciones de los oficiales militares v pobicia les de América Latina incorporaron al vocabulario politico del mundo «rmi- uM ARIERICA LATINA nos nuevos, tales como “eycuadrones de la muerte” y “desapariciones”, Sus re- gimenes espantosos de los decenios recientes fueron habitualmente instala dos y sostenidos con la ayuda generosa de Estados Unidos. Muchos militares y policias fueron entrenados en esie pais. Las caleulos de] nimero de latinoa~ mericanos que “desaparecieron’, es decir, que fueron secuestrados y asesina- dos durante la oscura noche del lerror del estado, superan la cifra de 150 mil Varios gobiernos civiles del decenio de 1980 y de los primeros afios del de 1990 (Guatemala, El Salvador, Colombia) ganaron la reputaci6n de ser “de- mocracias de escuadrones de la muerte” Cuando las dictaduras solicitaron grandes préstamos y Estados Unidos y otros bancos se apresuraron a concederlos, el dinero se gasto en proyectos de despilfarro que beneficiaban solamente a unas cuantas empresas 0 algunos liciales militares, La danza de los délares en la larga y oscura noche dejé cada nacién con una deuda exterior teinta veces mayor que su nivel original En 1993 Ia deuda latinoamericana sobrepas6 440 null millones de dblares (Ia deuda de Estados Unidos sobrepasé 4.4 billones). A inedida que la “solvencia” de América Latina disminuta, disminuyeron también los nuevos présiamos, la mayor parte de los cuales sirvieron para pax gar los intereses de los préstamos anteriores. Las personas acaucalads v las empresas agravaron la escasez de capital en la region al enviar miles de mi- Nlones de délares al extranjero y colocarlos en mereadlos mas lucrativos. Mas dela mitad de los préstamos concedides a América Latin lizados y probablemente fueron enviados a cuentas bancarias en el extranje- 10 0 sitvieron para adquirir activos fuera del pais. De 1977 a 1987, segtin la Morgan Guaranty Trust Company, ka “huida de capital Jo de México, Vener entina v Brasil (por orden de las cantidades co- rrespondientes) superé 200 mil millones de delares. Las economias latinoa- mericanas se convirtieron en montaiias rusas de tx especulacién, y en. los Sltimos afos del decenio de 1980 los principales bancos de Estados Unidos informaban de “perdidas” y “amortizaci6n” de sus deudas | para compensar préstamos que evidentemente nunca podrian ser pagados Ademas, los bancos ofrecieron swaps, “deuda por naturaleza” para ayudar a proteger los bosques Huviosos de América Latina que estaban desapareciende (yasegurar el acceso a esos bosques para el capital extranjero), asi como otros programas de reduccion de la deuda tendientes a compensar las pérdidas Iavorables para la inversidn extranjera. Sélo para cumplir los pagos de intereses de la deuda, la mayor parte de los paises latinoamericanos se hicieron mas dependientes del comercio de expor- iacién de un tinico producto bisico de lo que habian estado antes (Ecuador, 0 del petréleo, Bolivia del estano legal y cle la cocaina ile- gal, Chile del cobre, e! Caribe y America Ceniral del azticar, el caié o las fru tas tropicales). En la mayor parte de los casos los precios de las exportacio- es de América Latina bajaron, forzando a esos paises a producir mas exportacién a tin de poder cumplir el programa de pago de la deuda no fueron eontabi- ies” proceclentes tan s6- bancarias con condiciones 1 PANORAMA HISTORICO 2s © simplemente pagar la maquinaria y las materias primas necesarias para mantener la producci6n. De hecho, mientras la region se volvid sods pobre en. el decenio de 1980, la produccién para la exportacién aumenté A partir de finales de los setenta, las recesiones en los demas paises se con: virtieron en depresiones en América Latina. El desempleo y el subempleo com: binados se aproximaron a la mitad de la fuerza de trabajo o la superaron en si todos los paises latinoamericanos. A pesar de las medidas antinflaciona impuestas por el Fi (Fondo Monetario Internacional}, cuyo cumplimiento fue vigilado por los “estados de seguridad nacional” 9 por sus sucesores, los precios jieron aumentando vertiginosamente mientras que los salarios quedaban cada vez més a la zaga. América Latina, una region que tiene el 16% de la tie ra cultivable del mundo y menos del 8% de su poblacion (432 millones en 1999) tenia mas personas con hambre que India, Pakistén y Bangladesh. Uno de cada cinco habitantes padecia desnutricién scvera, tres mil ninos menores de 5 afios morian diariamente. A medida que las condiciones sanitarias y la atencién de la salud se deterioraban, aparecieron enfermedades que se habjan climinado anteriormente. En 1991 una epidemia de colera cundid en Peri y empe76 a diftmdirse por los demas paises latinoamericanos, afectando a cien- tos de miles de personas y matando a miles de ellas. En los primeros anos del decenio de. 1990 el 73% de los latinoamericanos vivian en cludkades de mas de 100 mil habitantes, la mayor parte en tugurios miserables, En medio de este holocausto de desesperanza humana, la intensificacion del azo corredizo de la deuda cre6 una crisis de administracidn del estasio la- tinoamericano y un temor difundido del intervencionismo de Estados Unidos, Las politicas estadunidenses en ta region se percibian de mas en mas como factores que contribuian al estrangulamiento de las economfas locales y de la capacidad del estado para gobernar. Como declaro en su informe de gobier- no de 1979 el presiciente mexicano José Lopez Portilie: Cuando as programas de estabilizacidn, justificadus por condiciones wansiterias, se ‘perpetizan, el resultado son injustieias mayores que las que supuestarente se es rrigiendo. Fatalmente los salarios de los tabajadores se restringen, el capital se cen traliza y el margen de maniobra del estado se reduce. La eapacidad del estado para re solver conflictos queda anulada, su posibilidad de gobernar queda cancelada Algunos hablaron amargamente de las nuevas democracias nacientes cali ficdndolas de “democracias sin estado” Solo una minoria de latinoamericanos compartié la opinion prevaleciente en Estados Unidos de un conflieto “Esie-Oeste” (comunista-capitali moldeaba sus destinos. La mayot parte de los latinoamericanos, con inclusion de algunos presidentes civiles que asumieron su cargo durante ¢l decenio de 1980, creian que ¢l eje principal del contlicto, asi como de la riqueza v de la pobreza, era “Norte-Sur” (ricos-pobres). E] desmoronamiento de la Unién So: Viéticn fortalecié este criterio. 2% AMERICA LATINA, Una gran mayoria de los especialisias sobre América Latina en Estados Unidos ¥ un nGmere cada ver mayor de ciudladanos de este pais que compar tian las opiniones prevalecientes se oponian al intervencionismo cstaduni- dense. Alaunos criticaban las potiticas de Washington sobre América Latina tanto bajo gobiernos republicanos como bajo gobiernos demécratas (véanse los Documentos). En todas las corrientes politicas principales afloraban alho- ra ideas novedosas ¥ critieas Sobre la politica exterior de Estados Unidos. El gobierno de este pais y las empresas transnacionales (£7)! que teaian su ba- se alli eran objeto de un anélisis minucioso y de una critica severa. Al mismo tiempo, tin ntimera cada vez mayor de responsables de la formulacion de las politicas del gobierno estadunidense cmpezaban a apreciar 6, por lo menos, a comsidlerar muchas de esas ideas nuevas, Por ejemplo Carothers, el funcio- nario de la sib, reconocié mis tarde “las tensiones continuas entre las preo- cupaciones anticomunistas de Estados Unidos y las metas en pro de la demo. cracia’, (Sin embargo el retire de la avuda soviética y de Europa del Este a América Latina en los primeros aos del decenio de 1990 no fue correspon- dido por Estados Unidos.) Por su parte, los latinoamericanos examinaban de nueva cuenta si tenden: cia a culpar a Estados Unidos por todos los males de América Latina. BI pre sidente dle Venezuela, Carlos Andrés Pérer, afirmé en 1988: “Toda la cultura del antinorteamericanismo ba retrocedid, por fortuna,” Esto marco un cam bio dese la larga v oscura noche del terrorismo patrocinado por el estado cuando florecié el antinorteamericanismo como una especie de “leyenda ne gra” de nuestra época. Esta postura tenia raices historicas profundas que se remontahat a la presidencia de Teddy Roosevelt, la “toma” de Panama y la di- plomacia estadunidense de “lancha canoncra”. Desde el derracamiento de ia primera democracia en Guatemala, maquinado por la c1s, y la Revolucion cu bana de 1959, las intervenciones declaradas o encubiertas de Estacios Unidos en nombre del anticomunismo habian aumentado: Bahia de Cochinos, Cuba (1961); Brasil (1964); Republica Dominicana (1985); Chile (1973); Argentina (1976); Granada (1983); Bolivia (1986); Honduras (1988); Panama (1989) y Nicaragua y El Salvador (en el decenio de 1980). [a leyenda neuta original se remontaba a tos tiempos de ka Colonia, Muchos autores achacaron la mayor parte de tos males de América Latina hajo el colo. nialismo a Espafa 6 a Portugal, cuyas monarguias presuntamente eran inviti les, Los historiadores Lesley Byrd Simpson v Lewis Hanke, entre otros, consi deraron que esto cra uns leyenda negra, sugiriendo que los espasioles y los portugueses habian sido criticados injustamente. Los saqueos, las muertes y el 1 Las EF son emprests que tienen su hase en sn pais pero que obticnen gran parte de sus Iqgeesos, materias primas y capital de operaciim de varios atros pases, mediante a propiedad p una mulitd de ores medios, El concep ‘oneepto combina los aspectosglnbales de “tran” com les anpecios de contol de "nacional. “transnacinnal” es de so aceptado en la asi Este PANORAMA HISTORICO x sometimiento de otros pueblos —colonialismo— no fueron peores que los de otras potencias europeas. De hecho, en algunos respectos, ftreron mejores. Estos historiadores indicaron, por ejemplo, que el trato a los esclavos in- dios y negros no fue fan cruel como en "Norteamérica” (como los latinoame- ricanos prefieren Hamar a le parte no latina del hemisferio occidental, pues- to que en la época de Col6n todo se Hamaba América”), La esclavitud fue proscrita en ka mayor parte de América Latina antes de que ocurriera to mis mo en Estados Unidos, por lo general durante las guerras de independencia nacionales en las cuales los esclavos fueron participantes decisivos. As mo, aungue los indios de América Latina suftieron maltrato y aungue la gran. mayoria de ellos muri6, la mayor parte de las muertes se debieron a enferme- dades propagadas por los colonizadores europeos o por los esclavos (especial- mente la viruela, pero también la fiebre titoidea, la malaria, el sarampton, la fiebre amarilla, la difteria y las paperas.) Los defensores de Espafia y Portugal sefalan Ix gran influencia que las “madres patrias” tuvicron en la cultura latinoamericana, muchas veo tivas, bien sea en la arquitectura, las artes, la educacion 0 los modales, Los de. tractores subrayaron las relaciones de poder desiguales y la destruccién de mavavillas culturales v arquitecténicas, igualmente meritorias, de muchas ci vilizaciones indigenas (véanse los capitulos | y 14). Varios historiadores han senalado que ln leyenda negra podia aplicarse a todas las potencias coloniales. Tanto la Corona como la Iglesia Catolica Romana hicieron declaraciones periddicas en las que defendian los derechos humanos de los indios, y en 1350 la monarguia espatola ordend que la Conquista cesara hasta que el gobierno pudiese decidir si era “justa” o no. Los escritos y fos testimonios del obispo Bartolomé de Las Casas en defonsa de los derechos humanos de los indios (véase el capitulo 1) contribuyeron a que se tomara esta decision. Después de la muerte de Las Casas la ley de 1573 sustituyé la palabra “conquista” con Ja palabra “pacificacién’, y urgié a los espanoles a moderar el uso de la fuerza? Sean cuales fueren los meritos o las faltas de la leyenda negra original, una realidad quedé en pie mucho después de que los espaftoles v los portugueses dejaron de ser los gobernantes coloniales de América Latina. Entre los indios y las castas (razas mezcladas) persistio una profunda desconfianza hacia los blancos, ol gobierno y Ia jerarqutia eclesiistica. Durante el periodo que siguié aa independencia en el siglo XIX la oligarguia terrateniente, Ios altos digna tarios de la Iplesia y las élites mercantiles alirmaron su dominio sobre las ela ses de piel mas oscura de manera mas despiadada que nunca, reforzando el legado colonial. En realidad, tanto entonces como en el siglo Xx un indie 6 mulato fueron, ocasionalmente, presidentes (por ejemplo Juarez en México, Batista en Cuba), ¥ otros que no eran blancos Th garon a las clases medias e 2 Sobre la leverid na comnsiltese Lewis Hunke, The Spenish strug fr justiow i the conquest of America, Filadelia, sp. 1, 1949; Leslev Burd Simpson, Many Mesitos, Berkeley University f California Press, 1960, y James D. Cackernf, "Present! and his soness: 4 crea fpptoisal, Hispanic American Histo! Review, febnes de 1967 28 AMERICA LATINA inchiso hasta las altas, Pero esta moderacion de la diferencia racial estuvo ba sada en la clase vio el poder militar No es extraito que los campesinos de cualquier procedencia racial o étnica sigan siendo descritos en muchos paises como “indios”. Enire otras tradivion nes coloniales que se perpetuaron hasta nuestros dias estan las siguientes: el papel influyente de la Iglesia y del cuerpo de oficiales militares en la politica €] personalismo (dependencia de un individuo para gobermar o para tener ac- ces0.a empleos, poder o estatus); las normas patriarcales y machistas de la or ganizacién familiar y social el continuismo (la perpetuacién de un individuo © un partido politico en el poder): el monocultivo (dependencia de uno 0 dos produictos basicos para la exportacion y el sostenimiento de la economia in- tern); el clientetismo Gelaciones entre patron y cliente, frecuentemente tras- lapadas con relaciones de padlrinazgo, que vineulan @ los que no tienen poder con los poderosos). yun estado central fuerte, o autoritarismo, (La considle- raciéin de los periodios eoloniales ¢ independientes y de sus legados se expone mis detalladamente en los capitulos 1, 2, 8-11, 14, 18 ¥ 20.) Entre las masas trabajadoray de América Latina persistié durante los siglos XIX Y XX tina especie de “conciencia histérica colectiva” que refor76 psicologi- camente la leyenda negra. Fue esta conciencia, junto con la retdrica ardiente de Joy intelectuales ¥ nacionalistas latinoamericanos, lo que facilit6 a éstos transterir su odio del colonialismo a las nuevas potencias estranjeras que do- minaron econdmicamenie su region después de la independencia: primero a Gran Bretaia y, luego, cada vez mas después de 1898, a Estados Unidos En el ultimo tercio del siglo xx la mayor parte de los norieamericanos asombraban realmente por i inten dos que cundia no sélo en América Latina sino también en gran parte de lo que dio en llamarye el tercer mundo (siendo el “primer mundo’ los paises mas, industrializados o “capitalistas" y el "segundo mundo” los paises también in- dustrializados y “socialistas/comunistas”; el tercer mundo estaba constituido ror Jos paises mas pobres ¥ menos industrializados que eran capitalistas 0 so- cialistas/eomunistas). La explicacion del odio a Estados Unidos era bastante obvia cn America Latina, donde la gente resentia ser tratada como el "patio trasero” de cualguiera, Histéricamente habfan visto los barcos de guerra de Estados Unidos, st infanteria de marina, y lo que el fildsofo mexicano conser vadlor José Vasconcelos Hams, en cierta ocasion, las "proconsules” (los emba. jadores) de Estados Unidos que interferian en su vida una y otra vez (véase la imroduccién a la Primera y la Segunda partes). Sin embargo, durante ef decenio de 1970 los latinoamerieanos empezaron a criticar severamente la posicién bien conocida de culpar de todos los pro- blemas al gobierno de Estados Unidos 0 a las grandes empresas esiaduniden- ses Cantimperialismo"). Por ejemplo, on su libro The Latin Americans: Their love-hate relationship with the United States, el autor venezelano Carlos Ran- gel censuré la nueva levenda neara y crities a los izquierdistas latinoamerica- nos por st instintivo rechazo a las politicas estadunidenses o lo que llam6 su mavea emocional cont Estados Uni- PANORAMA HISTORICO » dependencia del mito. B] escritor uruguayo Eduardo Galeano no vio el inier= yencionismo de Estados Unidos como un mito pero cepraché a los latinoame- ricanos, en la carétula de su libro Venas abiertas de America Latina, que fue un éxito de hibreria, mencionando una proclama revolucionaria de 1809, « tida en La Paz (entonees Peni, ahora Bolivia): “Hemos guardado un silencio que se parece mucho a la estupidez.” Su libro golpeo duramente a las clases gobernantes de América Latina y no sélo a las potencias extranjeras codicio- De hecho, desde hacia tiempo muchos latinoamericanios habfan escrito se- falando los defecios de stis propias culturas y politieas. Por ejemplo, cl poc- ta-estadista mexicano Octavio Paz, en su libro dl laberinto de la soledad, des- cribié la compleja psicologia de muerte y violencia en e! “alma” misma de la cultura mexicana. ¥ varios otros escritores habian senalado las flaquezas de los latinoamericanos de todos los antecedentes sociales 0 étnicos. En reali- dad, a partic del cecenio de 1960 se produjo un verdadero boont de ta literae tura latinoamericana, v una serie de premios literarios internacionales fueron obleidos por novelistas como Amado, Borges, Carpentier, Cortazair, Fuentes, Garcia Marquez y Vargas Llosa, que fueron conocides en todo el mundo. La Jaca y oscura noche solo silencio parcialmente la fuerza innovadora de la li- teratura latinoamericana, También a partir de 1960 una “nueva politica” rica Latina, una nueva politica que cuestioné muchos conceptos y préeticas comunes, Esta nueva politica se caracteriz6 por los sacerdotes revoluciona- rios que hicharon como guerrilleros 0 se unieron a los gobiernos y pusieron en tela de juicio las ordenes del papa (vea moradores de tugurios que arrojaron el guante al ri (véanse los capitulos 1, 4,10, 14 y 15); el personal militar entrenado por Estados Unidos que se com virtio en guerrilleros en contra de ese pais o en presidentes nacionalistas re- formistas (véanse los capitulos 2, 7, 13 a 15 y 20); Jas mujeres que se pusieror ala cabeza de las luchas por los derechos humanos (véanse los capftulos 1, 2 7,15, 18, y 20); los indios que encabezaron revueltas revolucionarias 0 se of ganizaron cruzando barreras regionales (véanse los capitulos 1, 2, 11 a 16, ¥ 20); los trabajadores ordinarios que se enfrentaron al autoritarismo de los sin dicatos (wéase casi cualquier capitulo); los viejos enemigos politicos que for- maron alianzas politicas de “frente amplio” (wéanse especialmente la Prim. parte y la Tercera parte); los cristianos v los marxistas gue trabajaron juntos, en vez de tener propdsitos diferentes (véanse los capitulos 3, 5, 12, y 20), Como resultado, en parte, de la nueva politica y, en parte, como Ja causa dela misma, un debate polifacético y nuevo empezé a afectar una regién que durante mucho tiempo fue vista en términos simples y a menudo negativos por el resto del mundo. Al mismo tiempo, América Latina se convirtié en un ‘actor principal en la escena politica mundial... y la gente luvo que examina st historia y sus politicas con mas atencién, mpez6 a cundir por Amé- nse los capttulos 3, 5, 12, v 20); los 30 AMERICA LATINA LAS RAICES DE LA AGITACION. CONCEPTOS CORRIENTES F INTERPRETACIONES, Algo nuevo estaba ocurriendo en América Latina y sus raices se eneontrarfan cen dos vertientes de su historia contemporsnea: primero, la Revolucién cuba- nna y la Alianza para el Progreso de los primeros atios del decenio de 1980 y segundo, la larga y oscura noche de violencia y extremismo que cayé sobre la mayor parte de América Latina desde mediados del decenio de 1960 hasta mediados del de 1980. La primera vertiente desperté nuevas esperanzas; la se- gundla, nuevos temores, Ambas introdujeron cambios sibitos ¥ aceleraron los cambios anteriores en la economia v las politicas de la regién. Ambas estuvie- ron relacionadas mutuamente. Ambas abordaron los problemas persistentes de la pobreza difundida para muchos; de la riqueza fabutosa de un pufiado de familias de la élite (que fueron Hamadas “la oligarquia" 0 “la burguesia”); el descontento de la clase media, la clase obrera y los campesinos, y nejar el fermento revolucionario. Las revoluciones que coumovieron a Cuba y a Vietnam tuvieron un efecto profundo en muchos cfrculos que determinaban las politicas en el decenio de 1960, El movimiento del 26 de julio en Cuba mostro que el patio trasero de Estados Unidos ya no seria facil de patrullar por las lanchas cafioneras 0 por las declaraciones de buenos vecinos. Vietnam mostré cusn facil era para E: tados Unidos ser arrastrado a una guerra que libraban nacionalistas muy mo- tvados, una guerra af parecer imposible de ganar a pesar de la teenologi perior de los estadunidenses A medida que estas revoluciones nacionalistas, cada una de ellas con Vide. res comunistas ut orientados al comunismo, se movian hacia el centro del es- cenario del mundo, en Washington se decidié que lo que se necesitaba era una accion enérgica para reformar las estructuras arcaicas y facilitar la “mo- dernizaci6n” econdmica, La moderizacidn era un concepto gue significaba aproximadamente industrializacion y la incorporacion de los paises menos desarrollados al mundo “moder”, Esta modernizacién entrafaba una me7- cla de métodos modernos de produccién econémica con formas politicas mo- dernas, en resumen, la democracia capitalista. (El capitalism es el sistema economico guiado por el motivo de la ganancia individual en el que los gran- des bancos, {abricas, tierras de cultivo y minas son propiedad de los grand capitalistas o de la burguesia; bajo el capitalismo hay diferentes grados de in- tervencién del estado en la economia y muchas formas de estado 0 de gobier- no, democratico o de otra indole.) Una rama “difusora” de la teoria de ta moderniz ante mucho tiempo que en América Latina la “difusion” del capital, la tecno. logia y los conocimientos practicos de las naciones industeializadas oceiden- tales imbuidas con "la ética del trabajo protestante” triunfaria sobre el “retraso” economico. Ein América Latina la agricultura capitalista tendria que sustituir las maneras tradicionales de la agricultura de hacendados (basada icin habsa postulade du- PANORAMA HISTORICO 1 en salarios bajos 0 en el trabajo de los peones endeudados en grandes hacien as) y la estructura de la tierra de! latifundismo (enormes latifundios que con trolaban la mayor parte de la tierra, gran parte de la cual no se cullivaba) y el minifundio (parcelas diminutas de tierra demasiado pequefias para prodiicit excedentes agricolas), Un nuevo presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy, democrata, pro- lamé lo que e! presiclente anterior, republicano, habia propnesto: una “Alian- 7a para el Progreso”. Kennedy prometié mas ayuda economica de Estados Unidos a condicion de que las naciones latinoamericanas iniciaran progr: mas de relorma agraria. Dijo: "Quienes hacen que la revolucién pacifica sea imposible hacen que la revoluci6n violenta sea inevitable.” La Revolucion cubana y la creacion del primer estado socialista del hemis ferio occidental, yla Alianza para el Progreso, plant ras: revoluci6n 0 reforma. (El soctatiseno es el sistema econdmica en el que ances, fabricas, tierras cultivables y minas principales son poseidos colecti- vamente por el estado, no por la burguesia: bajo el socialismo los individuos atin pueden poseer propiedacles y hay muchas formas de estado, demoersitico ode otra indole.) Para los responsables de las politicas de Estados Unidos la pregunta era qué haver si fas relormas suscitaban un peligro demasiada grande para los intereses econémicos estadunidenses o para los intereses economivos de las dlites locales, incluidos los hacendados y Jatilundisias con quienes habian cultivado relaciones cordiales desde hacta mucho tiempo. Kennedy dio la respuesta durante su breve presidencia (1961-1964) interrumpidi por su ase. sinato. Presenté un programa de capacitacién “contrainsurgencia” para oficiales militares latinoamericanos y estadunidenses. Actualizé el acmiamento y las capacidades de las fuerzas de seguridad Jatinoamericanas para controlar to- do posible avance de Ia guerra de guerrillas o cualquier insurzeccion urbana. Los principales eruditos de Bstados Unidos declararon que los mili demnizados de América Latina eran una fuerza “democratica’. Al mismo tiempo, un tropel de golpes militares antirreformistas respaldados por Esta dos Unidos mostraron que, con la Alianza para el Progreso, el “garrote” tenia mals peso que la "zanahoria”. De los programas de contrainsurgencia de prin- cipios de los sesenta nacieron varios “estados de seguridad nacionales” y la larga v oscura noche del terror. De 1961 a 1975 el gobierno de Estados Uni- dos entrené a més de 70 mil militares latinoamericanos (ocho de los cuales serian dictadores), y de délares. Simulténeamente la cia envio “reformadores” laborales para crear sindica~ tos obreros antizquierdistas en América Latina. Los onganizadores laborales ron dos alternativas cla- invid @ la region armas con un valor de 2 500 millones 3 vease ohm J. Johnson, The militory and society a Latin America, Stantonel, Stanford University Pres, 1964 AMERICA LATINA de la eta furcionaron primero, en el decenio de 1950, a través de la oxrt (Or ganizacién Regional Interamericana del Trabajo), y despues, en los sesenta, mediante el FLD (Instituto Americano para el Desarrollo del Trabajo Libre). F] arin estuyo presidido por J. Peter Grace, presidente de W. R. Grace and Co, y director del First National City Bank (empresas que tentan pra tereses en América Latina), La usaip finaneid cerca del 90% del ingreso dec! rado del alFLD, mientras que la CIA y las cuotas de los sindicatos de Estados Vnidos financiaron el resto, Ocasionalinente los portadores de esta “zanahoria” de la politica exterior de Estados Unidos sufrieron las consecuencias de su retorica de “sindicalis mo de libre comercio” a manos de quienes esgrimian el garrote, Por ejemplo, en 1982 un escuadréin de la muerte derechista maté a uno de los agentes cretos del AIPLD en El Salvador. El conocido dirigente salvadoretio de Tos es- cuadrones de la muerte y jefe de la policia del tesoro, Carranza, ligurabs por entonces en la némina de la cia (véase el capitulo 3). Para comprender estos asuntos hay que estudiar, primero, conceptos ¢ in- terpretaciones ordinarios usados en todos los debates sobre la evolucién his torica de la determinacién de las politicas de Estados Unidos y América Lat na, nociones que fueron centrales para los cambios que sucedieran en el continente. Los términos “caudillismo”, “subdesarrollo”, “modernizacién’, “de- pendencia” e “imperialismo” permearon toda la era antes, durante y después Gel parteaguas de los sesenta El subdesarroilo fue el concepto usado para describir a las naciones menos industrializadas del mundo, Se decia que estas naciones se caracterizaban por su “retraso” econdmico, sus extremos de riqueza y de pobreza, la falta de una clase media numerosa y habitualmente sus formas “tradicionales” (0 anticua. Gas) de organizacion y comportamiento sociales. En América Latina se deefa gue las naciones “subdesarrolladas” eran o bien predominantemente rurales 0 bien marcadas por una “sociedad dual’: un campo gue era feudal 0 vadicio~ nal y un panorama urbano que era capitalista 0 modemno. Politicamente, los paises sutbcesarrollados estaban gobernados por medios tradicionales tales co- mo la diciadura militar, el gobierno de un solo hombre, caciques v caudillos. Una cuestidn central en el periodo de la historia latinoamericana que si- guio a la segunda guerra mundial era cl “desarrollo” . Desarrollo no significa ba solamente indust n sino también Ia inroduccién de formas mas humanas de interacciéin social basadas en una distribucién mas equitativa de Jos medios econdmicos y las oportunidades, Ast, ta Organizacién de las Ne ciones Unidas (oxv) empez6 a reunir datos no sélo sobre las tasas de creci- miento del rus sino también sobre la “calidad de vida” medida por la salud, la eduucacion, la esperanza de vida, el poder adquisitivo individual y la disponi- bilidad de “opciones de vida" diferentes. En esa escala de “desarrollo huma- no” una economia semindustrializada gigante, como la de Brasil, ocupaba el eptuagésimo lugar en 1993 (México figuraba en el quincuagésimo tercer hu gar y Estados Unidos en el sexto). PANORAMA RISTORICO 3 Varias escuclas de ideas compitieron sobre la mejor manera de “desarro- Uae" a America Latina, Las teoricas de la modernizacién abogaron por Ia in- dustvializacion rapida y una reoreanizacién de be agriculture tradicional con ayuda de la oxU, el Banco Mundial y los recursos para inversiones privades de los paises industrializados “avanzados". Dado que esto significo le ditusion del capitalismo, un tadunidenses responsables de las politicas. Su primera aparicién en la agri: cultura ocurri6 durante el decenio de 1940 en México, con la introduccion de la “revolucién verde”, la cual aumenté los rendimientos de los cultivos pero tambien desplazd a los campesinos de sus tierras y favoreeié a las grandes agroindustrias (véase el capitulo 1) Los teorieos de Ia dependencia sostuivieron que el enfoque de Ia moderni- zacion era etnocentrico y posiblemente racista, dado que suponya la superio- ridad occidental, $i ese enfoque se ponia en préctica no sélo perperuari sistema econdmico que histéricamente defé a América Latina subdesarrolla- da y demasiaclo dependiente de los paises mas inchestrializaclos. Los bancos y las empresas occidentales ampliarian y modernizarian su predominio en, América Latina, segtin dijeron estos leoricas. Lass viejas "econornias de encke ve" en América Latina para la exportacion cle materias primas camo el petts- Ico © productos agricalas como los plitanos simplemen generalizarian mas con cl auge de las empresas transnacionales. La tesis de la dependencia de André Gander Frank y otros! era que el capt talismo propiciaba el crecimiento econémice en los centros metropolitanos mediante la aprapiacion del excedente economicn de los satélites, acentian. do con ello una division internacional desigual de la riqueza y dejando a las das, La industrializacién seguiria ocurriendo en América Latina eon mayores inversiones extranjeras pero seria dependiente y no curaria los males socive- canomicos de la region. Bn 1965 cast un iercio de las utilidades repartidas de todas as inversiones dizectas de H’stados Unidos en el extranjero procedié de América Latina, donde le tasa de ganancia era excepcionalmente elevada, Muchos autores del canipo de fa dependencia y algunos otros del campo de Ja medernizacién hablaron de “una nueva division internacional del trabajo’ Joqque maderno fi 1 que prevalecié en los eirculas es © se diversificarian y en Ja cttal las fuerzas laborales cari salarios bujes en el tercer munda prapor miblabsan partes para las naciones mas industrializadas “de] Norte”, Por su parte, los emplea. dores del Norte se hicieran mas ricas al reducir les niveles salariales prome- dio de sus propias fuerzas de trabajo mediante “fabricas transferidas” (al ter cer mundo) y la importacién de mano de obra barata (veanse el capitulo 1 y Ia Conclusion) cionaban las matecias primas v los productos aaricolas Tanto | cuela pattidaria de la modernizacion como la que abogaba por Weise James B, Cockcioll, Andi Gur rah » Dale L, Johson, Deperense ata Lundendeveloprict: Fats Ameen’ poltealeconanss, Ganien City, Baubles, 197 u AMERICA LATINA, Ja dependencia tenfan una amplia variedad de subescuctas que levaron sens foques politicos izquierdistas, centristas © derechistas en las soluciones que proponian. Por ejemplo, los “Chicago bays” —que abogaban por el capiltalis- mo de hibre mereado y que fueron Hamados asi por el economista Milton Friedman, de la Universidad de Chicago, ganador del premio Nobel tentan su versidn derechista de la modernizacinn, la cuall fue aplicads ampliamente en América Latina durante la larga y oscura noche. Los Chicago boys fueron, lamados directamente para planear la economia de Chile después de 1973 (vease el capitulo 17), uno de los pocos paises latineamericanos q un nivel descendente de fa produccién industrial entre 1950 y 1985. Los criti cos del entoque del libre mercado de los Chicago bays —gue habitualmente estaba reforzado por las politicas erediticias v de desarrollo del rut y del Ban- ¢o Mundial afirmaron que dicho enfoque “desindustrializo a America Lat na (en el sentido de que desnacionalizé las industrias latinoamericanas en pro, del capital extranjero, véase la Tercera parte) Una escuela moderada y procapitalisia, y una de las primeras que enuncia ron la nocién de dependencia, fue la crrat (Comision Econémica para Amé Latina y cl Caribe, de la ont). La creat considers que América Latina de bia volverse menos dependiente del eapital exterior, Una manera de lograr esto era por medio del aumento de la manufactura local, Una “bur clonal” de capitalistas progresivos podia ser cultivadla mediante estados capi talistas que practicaran las politicas de “sustitucién de importaciones” favo- ables a las industrias nacionales. Desde los treinta, y con més fuerza durante los dos decenios sig mayor parte de las naciones latinoamericanas fafensarow aplicar una politica llamada de sustitucion de importaciones. Esta politica cre6 aranceles protec tores para las imporiaciones industriales con el fin de favorecer # Jos fabri antes nacionales ¥, con ello, industrializarse sin depender tanto de los inv sionistas y banqueros eatranjeros. Los delensores de esta via “capitalista nacional” hacia el desarrollo durante las deeenios de 1950 y 1960 fueron ee nomistas v teenocrs noamericanos, muchos de los cuales tenian expe riencia en la ¢BP Sin embargo, ln sustitucién de importaciones resulté cara y fracas6. La deuda exterior de América Latina aumento, ya que tuvo que pedir préstamos para pagar las importaciones de snaquinaria necesaria para li industrializa cidn. Los fabricantes de la regién no pudieran penetrar en los mercados de exportacion dominados por olres y tampoco pudieron, o quisieron, ofrecer salarios lo stficientomente altos para generar algo mas que un mercado inter- no limitado, Debian importarse cantidades cada vez mayores de equipos, pic zay de repuesto y materias primas para que las industrias nuevas siguieran funcionando. Era necesario pagar por ka concesidn de licencias, La sustite: cion de importaciones se convirtié en una intensificacion de las importacio: nes. EI desempleo persisti6 v las condiciones econdmicas empeoraron. De hubo que hacer hincapie en las exportaciones tradicionales de produc nies, ka PANORAMA HISTORICO 35 tos primarios (café, platanos, petréleo, ete.) para que contribuyeran a pagar los costos, Las ET encontraron condiciones éptimas para exportar equipo, extender nuevos préstamos y establecer plantas de montaje ¢ incluso fabricas enteras en América Latina, Estas empresas obtuyieron la mayor parte de su capital inicial al comprar firmas locales incapaces de competir, y también mediante la obiencion de préstamos locales, Cuanto mas fallaba la sustitucion de im- portaciones mas ET se instalaban en esos paises para aprovechar las compa. fias en quiebra, la mano de obra barata y los “parques industriales” ofrecidos por los gobiernos latinoamericanos. La sustitucion de importaciones contri- buyé a la industvializacién pero la hizo mas dependiente del capital extranje. La idea de un mercado comin arraigé como una alternativa de la Sustite cién de importaciones. Los paises latinoamericanos comerciarfan entre si, rompiendo con ello su dependlencia exeesiva ce Estados Unidos y de otros w gamtes industriales, La AtaLc (AsociaciGn Latinoamericana de Libre Comer Gio}, el Mca (Mercado Comin Centroamericano) y el Pacto Andino surieton ydecayeron, con poco éxito duradero, De hecho, dado que los mercadns co. munes tendian a reducir a eliminar las barreras arancelarias y que el libre comercio era le bandera de las 7, muchas de lay cuales [uncionaban dentro, de las naciones participantes de los mereados comunes, el gobierno de Fsia dos Unidos apoyaba habitualmente estos intentos de mercados comunes. No obsiante, la decision 4 del Pacto Andino, que dio a las empresas ex- tranjeras hasta veinte aos para translormar sus propiedades en. "empresas ‘eonjuntas” con los inversionistas privados o el estado del pais anfitrion, de 16 In edleva de Washington, y lo mismo ocurvio con las restrieciones patriacion de las utilidades de las er basadas en ¢l extranjero. La apari lerrorismo estatal de derecha acabs con el potencial econ late én del que padieran tener los mervados comunes. Muchos responsables de las pol ficas y expertos emperaron a hablar de un “interdependencia administrada’ yde que las decisiones sobre el capital estranjero Cenvan “compensaciones re ciprocas EL enfogue de las “compensaciones reciprocas” fue dando paso al enfoque de la "privatizacion”, Las gabiernos latinoamericanos empezaron a vender empresas estatales a inversionistas privados con la esperanza de atraer Flujos de capital exiranjero para reanimar sus economies debilitadas. Incluso Cuba empers a acoger con satistuccién la inversidn privada extranjera, especial- mente despues de que la Unidn Sovietica dejé de ayudarla. En el decenio de 1990 prevalecié la privatizacidn y se hablaba de un mercado comin hemisfe rico subsiguiente segtin c! modelo del 11.can, el Tratado de Libre Comercio de America del Norte susctite por Canada, Estados Unidos y Mexico (vease el ca- pitulo 1) Algunos defensores de la dependencia nacionalistas y marxistas siguieron revelande de lo que Tlamaban el "triunlalismo capitalista” que ayud6 a con 6 AMERICA LATINA, solidar el programa de privatizacion después de la caida de la Unién Sovié- tica, Estas personas sefalaban las recesiones que sufrié el mundo industria- Iizado en los primeros anos del decenio de 1990, a. parecer sin ninguna po sibilidad de una recuperacién sostenida a falta de alguna guerra nueva Importamte 9 de sevies de suerras localizadas, Sehalaron tambien los esluer 70s de privatizacidn esealada para superar los problemas estructurales bist cos de la pobreza y la dependencia. En vez de esto, estos criticos hicieron hincapié en una vuelta al enfoque de las "compensaciones reeiprocas” 0 in- cluso en rupturas mas fuertes con los “centros” capitalistas y la introduccién: de economfas “mixtas” 0 socialistas basadas mais en los recursos locales o re- sionales Sin embargo, varios marxistas eviticavon todos estos enfoques por subesti- mar la importaneia de los factores insernos de la opresién de clases. Estos cri- ticos sostivieron qc la” de clases’ funcionaba con o sin ka presencia de empresas exiranjeras, economias “mixtas” o gobiernos “socialistas”. Duda- ban de las posibilidades de una economia “mixta” y senalaban Jos fracasos econimicos de Nicaragua durante fa revehicion sindinisia del decenio de 1980 como tn ejemplo de lo inadecundo que podia ser est capitulo ). A juicio de estas personas lx economia “mixta” era una lls Estos marxistas, al igual que muchos politélogos no marxistas, observaron que un sistema politico no es lo mismo que un sistema economico, El capita: lismo no entrana necesariamente una democracia, como lo confirmaron la historia latinoamericana v europea (casos frecuentes de dictadura militar y de autoritarismo fascista), Por otra parte, un sistema econdmico 0 es capitalist, es decir, estd dominado por el motivo de las utiliades, 0 es sovialista, Si al: gunos dicen que es “misto”, entonces es, en realidad, capitalista o capitalista de estado, dado que el tema de las utilidades sigue predominando. Si es so. sta, no permite que el motivo de las utilidades prevalczca atm cuando las fuerza numer fo] mercado sigan Funcionands o veciban un impew nin vo. Bajo el socialismo, segtin conchuye este razonamiento, la gente produce bienes primariamente para su uso, y no para obtener una utilidad. Por su- puesto, tna economia socialista, al igual que una capitalista, puede existir ba jo diferentes sisternas politicos con diversas grados de autoritarismo 0 de de- mocracia, pasando de In serée de dictaduras de tipo estalinista de la Unién Soviética a una “democracia de los trabajadores” mais participativa. Ideal mente, de acuerdo con la visién marxisia, e! socialismo sélo puede llevar al comunismo, en el que habra bienes suficientes para todos y el estado puede desaparecer, Muchos marxistas pusieron a Cuba como ejemplo de una econo. mia socialista basada en las fuerzas del mercado, aunque incluso alli la priv tizaciéa auguraba una posible economia “mista” fatura que abriera las puer tas @ una restauraci6n capitalista, perspectiva alentada por nuevas presiones de Estados Unidos para derribar al dirigente cubano Fidel Casto (véase el ca. pitulo 8). Los antimarxistas, por supuesto, afirmaron que los partidos socialistas ¥ PANORAMA HISTORIC M7 comunistas solian abrir las puertas a un comportamiento arbitrario del esta do yala creacién de una nueva “clase de burderatas” dominante. Sein alir- maban, el socialismo desalentaba el trabajo arduo y creative mediante pro- gramas sociales excesivos del estado que dejaban a los trabajadores. sin motivacion y privaban a la gente de la “libertad de elegin’. Los anticormunis: tay ilustraron sus puntos de vista refirigndose al estalinismo en la Union So- viética (cl tiempo del gobierno de José Stalin, cuando ocurrieron muchas co- sas horribles). Algunos afirmaron que el estalinismo se estaba reproduciendo yen la Nicaragua de los sandinistas en el decenia de 1980. Los marxistas antiestalinistas respondieron a estas criticas dicienda que Jos sistermas comunistas politicos (no econémicos) son muy variados, inchiso fanto como los sistemas capitalistas. Estos marxistas antiestalinistas setala- ron las conquistas realizadas por diferentes clases de socialismo contra el hambre, la desmutricion, la mala salud, ef amalfabetismo y la vivienda inade- cuada. {2 democracia de unos cuamos en una sociedad de hamibre para los is numerosos no tenia sentido, segtin afirmaron. La democracia socialist Giferia de la democracia capitalista precisamente porque daba a la gente que solfa quedar excluida del sistema de poder una vor en una sociedad en proce: so de cambio. De acuerdo con los marxistas, el imperialisito, no la dependencia, era la teo: Mia mas apropiada. El imperialismo moderne habia sido reconocico desde ha. cia mucho tiempo, tanto por los marxistas como por los que no lo el auge del capitalismo de monopolios, la aparicion de los carteles, los Fidei- comisos v los holdings, y la exportacién de capitales excedentes al extianjera, Estos cambios en el eapitalismo, la mayoria de los cuales ocurrieron a fines a un comportamiento expensionista agresive por parte de Jos estados y las empresas capitalistas modernos. Asi, de acuerdo con muchos marxistas, solamente una ruptura tajante con elsistema economico capitalista —socialismso— podia llevar a la independen cia ccondmica de América Latina. Dado que ningtin pais podia lograr esto sin sufrir agresiones militares desde afuera, seria preciso formar nuevas alianzas para preservar cualquier revolucion socialista, Estas ideas llevaron a Cuba a Participar en el bloque soviética en los primeros anos del decenio de 1960 y al mismo tiempo, fueron la causa de que fortaleciera sus laos con el resto de América Latina, China y el mundo capitalista, v de que aleniara a Nicaragua 8 no romper sus relaciones comerciales con Estados Unidos e los tulos 5 y 8). En una economia mundial precominantemente capitalista el ais lamienio significabs la muerte para una revolucién socialista 0 una “econo- ria mixta” ‘Tambien los marxistas tenfan diferencias de opinién marcadas. Algunos, sosteniun (segtin los lineamientos expuestos durante mucho tiempo por los viejos partidos comunisias pro moscovitas) que una revolucién tenia gue rea lizarse por etapas: primero tuna etapa democratica burguesa para crradicar e Feudalismo o los restos del feudalismo y, hiego, una etapa socialista para ter: del siglo xtx, levaros ws AMERICA LATINA minar con el capitalism, Muchos maoistas estaban de acuerdo con este mé- todo de avanzar una clapa tras otra, Los (ratskistas no lo estaban, v alirms: ban que la revolucién debia ser “permanente”, tanto en el sentido de avanzar directamente al socialismo como en el sentido de difundlirlo por eb mundo (véanse los capitulos 14 En América Latina un “nuevo marxismo” incorpors tendencias de muchas esculas de ideas marsistas ¢ introduja caracteristicas peculiarmente latinos. mericanas, El nuevo marxisme enconiré un grupo influyente de aliados entre los que abogaban por la “teologia de la liberacién’” (vease mas aclelante la sec ci6n sobre “Teologfa de la liberacion y el ‘nuevo marxisme’”). Al contender con todas estas escuelas de ideas, los que gobernaban Améri- ca Latina —habitualmente miembros de las familias de la élite 0 generates 0 has cosas, cnireverados con profesionales y 12 dia movil ven ascense— \éeratas de una clase me ron cada vez mas su Tenguaje, Incluso presiden tos de los partidas conservadores hablaron de “imperialismo” (véase el capt tulo 12). En el decenio de 1990 se puso en boga tin enfoque nuevo del desarrollo ceo némico, especialmente en Europa ¥ entre los ambientalistas: el desarrollo sos- tenrible, A medida que los bosques del mundo desapareciany los problemas de Ja climinacién de los desechos nucleares y otras residuns t6xicas se agrava: ban, se hizo un llamado para “desarrollar” a los paises del tercer mundo de Janera ambientalmente “sostenible”. En 1992 se celebré en Rio de Janel sil, una conferencia para salvar ef medio ambiente, la Conferencia de Jas Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, 0 la Cumbre de la Tierra. Una mavoria de cientificos galardonados con el premio Nobel y mas, de 1500 miembros de instituciones cientiticas de 68 paises, incluyendo a las 19 mayores potencias econdinicas, emitieron una “Adveriencia a la Human dad” que instabs a “un gran cambio en nuestra administracién de ta tierta f..] para evitar la vasta miseria humana y que muestra morada global en este pla feta no sea mutilada de manera irreparable”, Bsta aciverteneiat instaba a una gestién mejor de los recursos, In veduceién v, con el tiempo, la eliminacién de la pobreza, la planeacion voluntaria de la familia y “la igualdad sesual que ga- rantizara a las mujeres ¢ control sobre sus propias decisiones en materia de reproduccién”. Reconociendo que res contaminadoras del mundo” la advertencia instaba an reducei6in Ge la violencia y de fa guerra” de suerie que el mundo industrializado pudic- ra financiar la proteccion del medio ambiente. Mientras tanta, como una reaccion a kis aeusaciones de “instigar la des tnuccién ambiental y el etuocidio”, el Banco Mundial se vio obligado a condi- Cionar sus prestamos de millones de dolares para proyectos enormes de pre sas, silvicultura y agroindustrias a una disposicién del gobierno recepiar a eslablecer declaraciones de “evahiacion del impacto ambiental” v medidas de proteccién de los puchlos indigenas desplaizados (que frecuentemente fueron en vano: véanse los capitulos I, 16 v 20). Fl periodista incestigador William J Jas nuciones desarrollad: PANORAMA HISTORIC @ Weinberg descubrio que Estados Unidos descargaba sus desechos industria les y urbanos imasivos en América Central, To cual envenenaba el medio am- biente v a la gente. (Vase la Bibliogralia selecta.) Alounos gobiernos lalinoamericanos eriticaron el enfoque del desarrollo sosicnible por sti “doble vara cle medir”. Ahora que les “tocaba el tweno” de dustrializarse, se esperaba que acatarian normas ambientales mucho mas ¢s- trictas que fas que se impusieron a los paises del Norte. Otros eriticos senala, ron el interés de grandes compatias de productos farmacéuticas y de biotecnologia en obtener el control de [a ultima fuente importante de especies inexploradas y diversas, plantas y “londos de gs viosas. Fstos eriticos instaron a establecer un “acuerdo sobre la diversidad biologica” en ka comunidad mundial que modificaria (mas no amenazaria se- riamente) el casi monopolio de los conocimientos, las patentes ¥ la propiedad que tenian esas companias (véanse el capitulo 20 y los Documentos). Al igual que en los debates sabre desarrollo econdmice v el medio ambien os" las selvas iropicales thn te, en las ciencias policieas aparecieron nuevos acentos y términos en ¢l vocae bulario. Palabras como poputissre, corporativisio, autoritarismno burocraiien y nacionalismo fueron comunes en ciencias politieas. Fl viejo lenguaje ideo- légico del diberalismo y el conservadrismo queds relegado en gran parte a los libros de historia del sigla xix, (Sin embargo se creo la palabra neoliberatismma para caracterizar la ideologia econémica del desarrollo capitalisia de libre empresa, la privatizacion de las industrias estatales, el gasto social redueido y las soluciones de “libre mercado” para los problemas sociales.) Los eruditos sealaron que incluso en el siglo Xix las diferencias entre li- beralismo y conservadurismo que produjeron Lantas guerras civiles fueron, & la larga, menos sever prictica (véanse, por ejemplo, los capitulos 1, 3 y 12). Entonces, los conservadores abogaban por un estado central furerte y estaban a favor de la Iglesia mientras que los fibe rales querian mas democracia local y eran anticlericales, En la practica, sin embargo, los caudillos regionales usavan estas banderas ideologicas en sus pugnas por el poder estaral, cambiando de bando como eamaleones. Aunque de ver en cuando aparecia en escena un esiado tcocratico (véase, por ejenr plo, el capitulo 13), habia pocas consecuencias duraderas de esias puerras entre liberales y conservadores, aparic del suhdesarralle econémico conti uo. Incluso en un pais tan polarizado ideolégicamente como Colombia, los dirigentes liberales ¥ conservadores unieron fuerzas repetidas veces. para asegurarse de que las familias de la élite enemistadas no serian derrocadas por las masas coléricas cuyos servicios requerian para librar sus guerras (véase el capitulo 12), Con frecuencia los presidentes y los gobiernos del siglo xx usaron las tec nicas del populismo, el corporativismo y ef nacionalisne para establecer una apariencia de estabilidad polftica sobre las | s contendien- tes. Como ideologla, el poprdisnte prometio algo para todo el munda y pare- id ser propicio a los intereses de las mass. La mayer parte de los politicos y 1s que sus ptintos en comin et la creas de las clas 40 AMERICA LATINA varios oficiales del ejérvito, sacerdotes y agitadores politicos predicaron un mensaje popolista Pero tun programa populista practicado como politica gubernamental acu: ria solamente en ciertos momentos histéricos y Hevaba al socialismo (Cuba, 1959-1960) o a un capitalismo restructurado 0 delendido can éxito (Brasil y Mexico en el decenio de 1930; Argentina en el de 1940) 0a uin derrocamiento del gobierno populista por la derecha (varios patses en los sesenta y los seten- ta), Fl vesultado final dependia de cual clase, fracciGn de elase 0 conjunto de clases ganaba el control. (Ona clase, tal como la eoncebfa Max Weber, es un ‘grupo 6 una serie de grupos que tienen un ingreso y una condicion social se- mejantes , como la definié Karl Marx, un conjunto de personas que comps ten una posicion semejante en relacién con los principales medios de produ cin econémica: “propictarios” y “wabajador generales; una fracciéin de clase eS una rama o una seccién de una cla mo la "burguesta industrial nacional’ en oposicién a la "bueguesta de compra dores", 0 socios menores de los capitalistas extranjeros.) El momento histori co de la aparicién de un gobierno poputista siempre se dio cuando ninguna clase 0 fraccién de clase pudo afirmar una hegemonia clara, Bajo los gobier no» populistas el papel del estado en la economia siempre ue notablemente aumentade, El “corporativismo” fire menos ideolégico que e! populismo, aunque tam: bien prometié algo a todo ei mundo. El corporativismo, un ripe de estructs ra politica de capitalismo autoritaria mas que un programa politico, fie in troducido en varios paises latinoamericanos como un medio de perpetuar el dominio capitalista (véanse, por ejemplo, los capitulos 1, 15, 18 y 20), Eleor porativismo “incorpor6” clases enteras 0 "grupos de inte ra del estado la cual, a su ve7, establecid la guid a las organizaciones corporativas de esos grupos bajo su amparo. Cuale auiera que estuviera fuera de las estructuras de organizacién corporstivas era tuna especie de “no persona” y solamente las arganizaciones de masas “personas”. Dado que las organizaciones corporativas eran mancjadas 0 rest Tadas por el estado, la mayor parte de la gente estaba politicamente excluida de tener voz en e] manejo de sus propios asuntos: De hecho, el corporativismo en América Latina, comparado con frecuencia con tipos de fascismo, tenia sus propias caracteristicas especiales sextin el pals. Ademats, a diferencia de! fascismo, que siempre tuvo una base de masas de algtin tipo, el corporativismo latinoamericano soli base de masas excepto en sus primeras fases, y siempre evohicioné hacia una forma de exclusin politica de segmentos inmensos de la poblacién Algunos polit6logos llegaron a ver el corporativismo bien sea come un con- cepto demasiado vago © que desviaba demasiado la atencisn de la pregunta clave: “zauién gobferna y para quiénes gobiema?” para ser digno de mucha atencidn. Algunos intentaron aplicar el corporabivismo como un medio anal tico para comprender a la Cuba socialista, pero alli el cambio del sistema ect ss’, hablande en (érminos ss” en la estructu las del juego" capitalists y PANORAMA HISTORIC a némico parecia mucho mas importante que cualquier semejanza de los came bios politicos con ef corporativismo («éase el capitulo 8) Los “estadlos dle seguridad nacional" de los generales v fos almirantes en el tiltimo tercio del siglo xx fueron, al igual que los estaclos corporativistas, for- mas capitalistas-autoritarias del estado. El politélogo argentino Guill ODonnell, entre ov.0s, los considers como “estados auteritarios buroeriti cos.” Bi concepio de O'Donnell tomé en cuenta tanto el poder de los oficiales militares como Ia influencia de los burderatas, a menudo tecnéeratas civiles con una capacitacion avanzada en economia, El enfoque de O Donnell fue eri ticado, sin embargo, por omitir tanto como lo que incliyé Los estadas de seguridad nacional fueron muy vepresivos. Estos estaclos des- miovilizaron y Tevaron a los margenes de la bajadores, campesinos ¥ estudiantes sino también « los partidos politivos de Jas lites. Los estados de seguridad nacional prohibievon la democracia y fos sindicatos y habitualmente se pusieron al lado del capital extranjero y acre centaron e poder econdmico de los militares y los policias, Ayudados por Es- tacos Unidos, establecieron organismos de seguridad interna que atin existian, ent el decenia de 1990 y can frecuencia tuvieron vinewlas con el crimen orga nizado y los traficantes de drogas (véanse mas detalles sobre el problema de Jos narcéticos en las introducciones a la Primera y Seguncka partes, asi como. en capitulos especiticas}. El nacionalismo, al igual que el corporativismno y el populismo, significe muchas cosas para mucha gente. Los gabernantes de los estados de seguridad nacional crefan verdaderamente que esiaban salvando a “la nacién’ de los ales de los comunistas, los “sacerdotes rojos” v los sionistas. (Los sioiistas cena politica no solo a los tra- abogan por ua comunidad v un estado religiosos en Palestina, actualmente Israel; no todos los justios son sionistas.) En algunas ocasion mo de las dirigentes del esiadlo de seguridad nacional parecia como un ata- que # la nacién, dado que tantas personas del pats fucron dahadas, directa 0 indirectamente, por sus campanas de tervor de} estado y sus programas eco- nomieos de austeridad La mayor parte de los navionalistas en América Latina, tanto de la derecha como de la izquierda, tenian una cosa en comin: una tendencia a intensilicar su retdrica contra Esiados Unidos durante lus épocas politicamente dificiles. Aungue para muchos norteamericanos era facil reirse de este nacionalismo “antivangui” algunas veces esageratlo, todo el mundo sabia que ese senti micnto estaba basado en cierta realidad histérica, ¢De qué otra manera po Griamos explicar el llamado popular continental, ampliamente difundide, a ka revolucién” democritica en Guatemala en los primeros afios del decenio de 1950 o las revoluciones cubana ¥ nicaraguiense después? La fuerza del nacio alismo latinoamericano era el aspecto mas importante dle los mumerases re tos que la region planteabs a los responsables de sen Washington. E! nacionalismo latinoamericano tenia caracteristicas a la vez divisorias ¥ unificadoras, Cada pafs cultivé su propia imagen “nacional” y su propia mi el nacionalis. 2 AMERICA LATINA tologia, contribuyendo con ello a mantener el continente dividido entre varias repablicas, algunas de las cuales parecian econdmicamente inviables (parti jarmente en fa cuenca del Caribe, una region que inchiye a todos los esta dos que lindan con el Caribe, con inclusion de América del Sur y América Central). Sin embargo, toclos los nacionalistas latinoamericanos famosos ha: blaron de unificar a la regién, desde cl sucho de Bolivar de una sola América ‘que [lev6 al Ikamado del lallido Congreso de Panama en 1826. al ideal de Jose Marti de “nuestra América” y a la convacatoria a los dirigentes latinoameri- ¢anos en La Habana que hizo Fidel Casiro para celebrar alli una conferencia internacional sobre la manera de manejar la insuperable estructura de ka dew da (véanse los capitulos 7, 8 v 11), RASGOS COMENES Y DIFERENCIAS Todos estos conceptos ¢ interpretaciones tenian algo en comin: endian a ha- cer hincapié en los rasgos comunes de América Latina, v no en sus diferen: as, Sin embargo, las diterencias eran probablemente mais importantes que los rasgos comunes, incluso dentro de un mismo pais, y casi toclos los cono- cedores lo subjan. El estudio de un pais, 0 de um conjunto de paises, oftecta la ventaja de descubrir las diferencias y subrayar los rasgos comunes ¢riticos (este libra trace ambas cosas). Cinco diferencias sobresalian: en primer lugar estaban las diferencias ma- nifiestas en Ia geografia, la lengua, la raza, Ia etnicidad y la cultura, En gran parte de América Latina habia montafas, rios y desiertos inmensos que cons- tituian barreras nacionales a una unidad nacional o transnacional. Parte del sindrome de la patria chica de América Latina, de lealtad a la efuclad @ a la re- in del latinoamericano, se derivabs de kas Lronteras naturales formadas por las montafias © los rios. Asi, fa geogralia sirvi6 para reforzar el regionalismo lavorecido por las potencias extranjeras Cdivide y vencerds”) o por las figuras de poder locales. Los brasileiios hablaban portugués mientras que las otras 19 replicas ha- blahan espanol, con un dejo marcada de entina y Uraguay © con esos dejos plurilingues caribenos entre los costefios de la America andina que con frecuencia los ciudadanos de capitales situadas en las tierras alias, como Bogota o Quito, tenian dificultad para entender. Algunas naciones eran, predominantemente euracaucasicas, es decir, blancas (por cjemplo Argenti- ha, Chile, Costa Rica, Uruguay) mientras que otras tenfan grandes concentra ciones de pucblos indigenas (Bolivia, Guatemala, Ecuador, Pert) o de descen- ientes de esclavos alricanos (el Caribe y las costas de America Central y América del Sur); otras eran en gran parte euroamerindias 0 mestizas (Hon- duras, Mexico, Nicaragua, Venezuela). Los grados de europeizacién y “octi dentalizacion” tambi¢n variaban. PANORAMA HISTORICO 4 En segundo lugar, habia diferencias en el grado de industrializacién y de rigueza entre las naciones, incluyendo las cantidadles de recursos naturales apaces de producir industrializadas o que se industrializaban rapicamente, como Argentina, Bra sil, Chile, Colombia, México, Pera, Puerto Rico, Uruguay y Venezuela (y, has. ta cierto grado, Costa Rica, Cuba 0 EJ Salvador) eclipsaban claramente a las naciones empabrecidas como Bolivia, Haiti, Honduras y Nicaragua. Algunas autoridades hablaban incluso de un “cuarto mundo” de subdesarrollo (pobre- za extrema y falta de industrializacion) para caracterizar a los paises mas po- bres, Otras naciones tenian raygos especiales en la manera en que manejaban sus economias, por ejemplo, Cuba socialista, Panama que dependia del canal yde la banca extraterritorial, la calidad cle colonia de Puerto Rivo, la expor- tucion de drogas de Bolivia, Pert y Colombia La crisis de la deuda complicabs mas esta red de dilerene Las autoridades vetan a un pafs relativamente préspero como Costa Ries, eu: xyos vecinos centroamericanos earecian del grado de industrializacién, demo: Gracia o salud rural que su pueblo distrutaba, como un pais del “cuarto mun- do” por lo que se referta a la pesada canga de su deuda exterior, que lo llevé a ‘ocupar el cuadragésimo sezundo lugar en la escala de “desarrollo humano” de las Naciones Unidas en 1993, En tercer lugar, las naciones latinoamericanas diferian en sus formas de gobierno, bien fueran dictatoriales o democraticas. Habia varios tipos de dic taduras de un solo hombre (Stroessner en Paraguay, Pinachet en Chile) v dis- tintos tipos de gobierno de un partido (el Partido Comunista de Cuba, el err [Partido Revohicionario Institucional] de Mexico). Evidentemente la "demo- eae a de Cubs diferia de una abundante variedad de otras derao- cracias latinoamericanas, desde las limitadas de Argentina, Brasil, El Salva- dor, Guatemala, Honduras y Uruguay en los primeros afos del decenio de 1990, en las que los militares tenian el poder de veto virtual, hasta los siste- mas de “dos partidos” santo en sus formias mas democraticas (Costa Rica, Venezuela) como en las menos democraticas (Repitblica Dominicana, Co. lombia), Los regimenes mititares también variaban, por lo menos durante la kang y ‘oscura noche, desde regimenes reformistas militares, como el de Velasco en. Pena, el de Torres en Bolivia y el de Torrijos en Panama, hasta los estados de seguridad nacional con una fachads civil, como el de Uruguay, 0 aquellos que tenian direetamente un gobierno militar, como el de Brasil. Los estados de se guridad nacional tamhien diferian en el grado de complejidad de sus pricti- cas de terror y de plancacién econémica, desde et modelo brasileno, muy re finado, con su programa nacional economico y politico cuidadosamente elaborado, hasta otros mas irracionaies conveneicias de que la “tereera guerra mundial” ya habia empezado, como los de Argentina, Chile y Uruguay (la guerra’, presumiblemente, oponia a kx civilizacion cristiana contra el comur niismo y el sionismo) fa industri lizacién en gran escala. Las naciones media 4 AMERICA LATINA Los politdlogos incluyen en la palabra “gobierno” una mezcla de grupos de inrereses especiales v de clases sociales u otras organizaciones populares, América Latina tenfa una gran mezcla de grupos, desde las eimaras de co- mercioa las ligas de campesinos, en muchas formas y combinaciones diferen- tes, En comiraste con América del Norte, América Latina tenia también una larga tradicion de participaci6n politica de los estudiantes (véanse los capitis los II y 18). Sin embargo, también en esie punto abundaban las diferencias, con los cristianos demécratas que antes del decenio de 1980 tenian mas fu 24 enire los estudiantes en algunos pafses (EI Salvador) ¥ los marxistas que predominaban en otras (Argentina, Veneruela) En cuarto lugar, aunque el nacionalismo era habitualmente un elemento comin a los paises Intinoamericanos, deben ser subrayadas las diferencias en suis métocios o en la seleceidn de los “enemigos” nacionales. Los regimenes de derecha consideraban que su mision era de carécier nacionalista y consistia en salvar al mundo del comunismo y en preservar la “eivilizacion eristiana’ La Cuba socialista, la Nicaragua pluralista de economia mixta, los grupos iz, quierdistas de ideas cristianas o de ideas marxistas, ¥ muchos grupos centris. tas e incluso algunos de centro-derecha consideraban que su misi6n estriba- ba cn labrarse un espacio independiente para “libera” & sus pueblos de la “opresivin capitalista” yo del dominio de Estados Unidos. Su meta naciona: Jista era una segunda revolucisn latinoamericana: la meta econdmica de sa- ‘i ladles humanas basicas (Ia primera habia sido la meta anti colonial para obtener la independencia politica}. Internacionalmente todos estos grupos abogaban por la “no alineacién’ Argentina (islas Malvinas) v Guatemala (Belice) uivieron largos eonflictos nacionalistas con Gran Bretana en los que participaron la derecha y la iz. quierda por igual. Chile, Mexico y Puerto Rico, aungue bajo formas de gobier no muy diferentes, tuvieron una relacidn especial con Estados Unidos, que combinaba la cercania estrecha con un rechazo hostil En quinto lugar, habia diferencias importantes en las tradiciones ¥ tos vi lores paliticas incluso dentro de las regiones. Las tradiciones de “democracia suiiza” de Cost Rica y Uraguay florecieron en ef medio poco probable de las dictaduras militares de América Central y del Cono Sur latinoamericano. De igual manera, en el Caribe hubo muchos contrastes entre Cuba, Republica Dominicana y Puerto Rico. Debido-a estas dilerencias espectlieas de cada pais, un gran ntimero de ana- Jistas tuvieron muchos tropiezos al intentar generalizar sobre America Lati na, Habia. una larga tradicién de ver « Amériea Latina como una sola rewién, parte del resto del mundo o vinculada tinicamente con algunas grandes po- tencias (Espana, Portugal, Inglaterra, Estados Unidos), A pesar del amplio re conocimiento de las diferencias importantes que habia ca América Latina, tanto los partidarios del staru quo como los abogados del cambio social ten dieron durante mucho tiempo a considerar que esta area geograii historia mas © menos continua y un conjunto comtin de opciones para el de- facer las nece PANORAMAS HISTORICO ‘5 sarrollo econémico y politico. Sin embargo, todo indicaba que la “imitacion” de una via determinada de desarrollo, o el intento de difundirka, no funciona. ban en América Latina, El récord hisidrico de modelos fallides era abundante en la America Lati na. La “via mexicana a la revolucién” fue defendida por muchos en los dece- njos de 1920 y 1930, sin embargo, sus influencias no duraron mucho. La via aprista (vase el capitulo 14) a la reforma demoersitica anticomunista en el pe riodo que siguié a la segunda guerra mundial ue aconsejada por Raul Hava de la Torre en Peri, por Romulo Betancourt en Venecuela, por José “Pepe” Fi sueres en Costa Rica ¥ por Juan Bosch en Repiiblica Dominicana, entre otros Pero con excepeién de Costa Ric via tuvo gue enfrentarse a golpes de estado militares, o a intentos de golpes de estado, y luego a nuevos obsisicu los, como la invasién de Reptiblica Dominicana par Estados Unidos en 1965, Las nuevas estrategias que desafiaban a estas viejas vias tambign tropez ron en el camino. La via al poder de l wevarista (la llama. da teoria del foco de una insurreecién armada que desencadena una revolu Gion en toda ta sociedad) fr (vease ef capitulo 11) y en todas las otras partes excepto algunas de América Central, Alli tard dos dé- cadas y tuvo que sufrir una serie de transformiaciones gue la hicieron irreco. nocible como mévedto de! foco. Ademas, una se7 en el poder, sus practicantes fueron menos marxisias leninisias 0 socialistas que Castro, como lo demucs- a la economia mista de la Nicaragua sandinista Los préstamos para el desarrollo concedidos por el Banco Mundial en los decenios de 1950 y 1960 y la via pacifica al cambio social propuesta por la Alianza para el Progreso dicron paso a las “reglas del juego” de contrarreforma impucs. ta por las bayonctas y las cargas de la deuda, que hicievon que la reforma real fuese econdmi jervilla caste ist aso en Venesucl austeridad econdmica y antirrelorma establecidas por el rt, Ia nnte ivealizable, Los pocos gobiernos latinoamericanos nacionalistas, populistas y los llamados gobiernos militares revolucionarios del decenio de 1970 no duraron, aunque st contribuyeron a as numerosas di ferencias que moldeaban el futuro del continente. 1.os regimenes militares de seguridad nacional y de terror del estado duraron mas, perv lejos de dar pros peridad a Ta regién dejaron a las maciones ea bancarrata ¥ desprestigiago al cuerpo de oficiales que practivaron la tortura. Los esfurerzos del rt por la “ve- privatizacion de ka economia” y la “revolucion de Reagan” on los decenios 1970 y 1980 favorecieron las utilidades de las empresas pero dejaron yor parte d te debilitados. La confianza de los inyersionisias extranjeros aumentéi ¥ hueee se derrumbs, va que las inversiones extranjeras se acercaran a los 10 mil mi- Hlones de délares al ano en el decenio de 1970 y fueron cero en 1987 (alos pre- cios de 1988) cliiltimo tercio del siglo Xx surgievon tes elemento dle las politicas la tinoamericanas que fueron abjeto de mucha publicidad. En primer lugar es taban la violencia y el terrarismo de estado de las gobiernos fuertes de deve los latinoamericanos cn Ia pobreza y a sus gobiernos gravemen- ae AMERICA LATINA cha o la violencia armada de sus opositores guerrilleros (cuyos actos ocasio- nales de terrorismo, aunque objeto de mucha publicidad, fueron superados con creces por los cometidos por los regimenes militares derechistas, como lo demuestran los capitulos de este libro al tratar cada pais Iatinoamericano). En segundo lugar estaba los movimientos defensores de los derechos huma nos y de Ia paz que llevaron a gue algunos premios Nobel de la paz. fueran otorgados a latinoamericamos, como el presidente Arias de Costa Rica (1987) igena de Guatemala Rigoberta Menchit (1992), En tercer It gar estaba la “teologia de la liberacion” y su cariosa alianza con el nuevo mar ‘xismo {que se examina on la siguiente Seccidn) Pero tambien aqui lay diterencias eran notables. Por ejemplo, los movi mientos por los derechos humanos no se generalizaron mucho entre la pobla: cidn de América Latina, La mayor parte de los latinoamericanos, aungue es tuvieran muy aterrorizados de ver en cuando, no se consideraban directamente afectados por los torturadlores el estado © por las guerrillas, Su vida diaria transcurrfa en una niebla inconsciente y vaga de anticonmu 6) Cual se peneratizaba de mas en ris en Ja cultura popular por medio de los, estadns derechistas poderosos y los medios de inlormacién, La industria de las Comunicaciones en America Latina permanecio controlada en gran medi dia por la television aveddental y por los servicios de cable r otros monopolios iuualmente orientados en el nivel local. Por consiguiente, para la mayor ps y la activista in te de los latinos tino 0 Ja tortura gue les sucedia a las comunistas, no a ellos mismos, De igual manera, un ata- gue repentino de la guerrilla afectaba a un banguero, a un diplomatico e Wanjero, a un juez de fa Supre ellos mismos. Los movimiientos en pro de fos derechos hamanos tardaron muchos afios en log ma Core oa un oficial militar... ampoeo a ja atencién de los eiudadan incluso cuando ‘ocurrian entre sus misma fils, como en ef caso de las Madres y Abuelas de 1 Plaza. de Mayo en Argentina (vease ol capitulo 18), cusas procesiones sem nales silenciosas para protestar por los miles de desaparecidios lamaron mas tarde fa atencion de todo el raundy. Con el tiempo, combinados con otras fuerza que alectaban a la sociedad, como ki clevastadara depresién ccondni ca de los ultimos anos del decenio de 1970 ¥ los primeros del de 1980, los ac- ivistas de los derechos humanes lograrpn iniciar una “transicion a ta deme. cracia”, Varios de ellos “desparecieron” 0 [ueran asesinados. Aun cuando la heterogencidad de America Latina hace que sea dificil gene- valizar, habe tina serie de raspos eomunes (aunque incluso entonces no ecu svicron en todos los paises), Algunos, como la larga y oscura noche del tertor y la violencia patrocinadas por el estado, va han sida mencionados, Pero hu: hho otros igualmente importantes. Por ejemplo, un tema comun en fa historia de América Latina sipuid sien do la dependencia de une 0 dos productos basicns de expartacién, ef lkamaclin monocaltivo. Habia, asimismo, el papel importante y los contornes variables: PANORAMA HISTORICO a de las familias de la élite (que actualmente incorporan a magnates de las dro. gas en muchos paises, por ejemplo en Colombia; véase el capitulo 12), Ade- is, las tendencias econémicas prevalecientes en el siglo Xx siguicron siendo Ja indusirializacion a medias de mas ¥ mas paises. Coincidiendo con esta ten dencia, desde la segunda guerra mundial se clievon el impacto creciente de los préstamos ¥ las inversiones de las empresas transnacionales basadlas en el ex tranjeto y un impulso recurrente hacia los mercados comunes. Los factores econdmicos comuines incluryeron la carga de la deuda exterior; los prog de austeridad recomendados por el Fatt y ef Banco Mundial (congelacién de los salarios permitiendo que los precios aumentaran, devaluacién de las mo: nedlas, disminucidn de los aranceles v otras medidas supuestamente antinfla- cionarias); el intento de “privatizacion” de las economias; ka brecha cada vez Mayor entre los ticos ¥ los pobres y la estrechez econimica de las clases me= dias latinoamericanas que sc habian expandido, ‘Ademas, aun cuando la medida vari6 en cada pais, todas las maciones late noamericanas se vieron envueltas en una red compleja de depenclencia de las potencias exteriores, generalmenie Estados Unidos, Lus decisiones tomadas gantes como Standard Oil, Uni- ted Brands (anteriormenie United Fruit) y Citibank, 0 en las oficinas de Was: hington, Londres, Roma, Berlin, Paris, Tokio o Moser. aleunas veces atecta. han a los latinoamericanos mais que aguellas tomadas por sus. propios gobiernos. El papel del rx en la regulacién de las economias nas fue tan deeisivo que los costarrivenses tenian un dichar "Aqui gobierna Don Fondo. Aunque cada pais tenia su propio toque especial por los consejns directivas de las empresas, ila América Latina te nf versiones apuesias de nacionalisme. Asimisme, muchas fuwerzas eompe- tian por el control de los sindicatos abreros y de las « nas, Inclaso el papel de la Iglesia catolics, que durante mitchos aiios fae el di inizaciones campest mediador y en los tiempos coloniales fue, también, un papel econémice itn portunte, habia sulrido cambios radicales. Un diciador ya no podia dar por sentado ef apoyo de la Iglesia, como pudieron constatar Siroessner en Para. gay v Pinochet en Chile cuando los prelados censuraron las violaciones de Jos derechos humanos que cometieron, v ayudaron a librarse de ellos tv fos capitulos 16 ¥ 17), Otro raygo en coman [ue la militarizacion eseafonada de América Latina con inclusivn de paises que habian tenide godiernos civiles estables dat décadas (por ejemplo Chile, México, Panama, Uruguay y, en menor grado, Costa Rica; véanse los capitulas 1, 6,7, 17 9 19). Después del golpe de estado. militar en Brasil, en 1964, surgié una coordinaci6n cada vez mayor de de estado militares y de represidn en toda América (véanse los capitulos 2-5 10, 13-20), bsta coordinacicin continu incluso durante las transiciones de go- biernos mifitares a gobiernos eiviles pero con la perpetuacién de ta influencia castrense mate pes 48 AMERICA LATINA TAS CLASES MEDIAS Y FL DEBILITAMEENTO DEL CENTRO POLITICO Un rasgo comin eritico fue el debilitamiento del muy aclamauo “centro poli- tico” en América Latina. La Alianza para el Progreso y el papel mayor del es- tado on las economias locales ayudaron inicialmente a muchos indivieuos de ron algunos analise tas, dado que estaban situadas en una posiclon intermedia entre los duenios de las fuersas productivas v quienes trabajaban para ellos). Desde su primera aparicién importante en la escena politica, en los primeros anos del sigio Xx, las clases medias habian sido actores politicos destacados en América Latina. La idea de fa Alianza para el Progreso tue que esos elementos erearian una forma de gobierno intermedia, inmune a las amenazas de la derecha y de la izquierda, Pero las diliciles elecciones entre revolucion, reforma o repre que enfrentaron los latinoamericanos durante generaciones pronto Wevaron a la mayor parte de las clases medias a tomar el partido de la revolueidn o de la represion. Para tener éxito, las reformas tenfan que superar obstaculos estructurales presentados por la disiribucidn desigual de la tierra y del ingreso y por los mo- nopolios poderosos, algunas veces en manos de estr fios de grandes riquezas se opusieron a gue sus privilegios fueran reducidos por las reformas, los rejormadores tuvieron que decidir si deberan proseguir una fase de revolucién, insistir en mantener los intentos de reforma o retro coder y aveplar el staiee quo, Aquellos que insistieron en continuar con las re formas fueron derrocados generalinente por golpes de estado mil algunos casos, como el periodo demécrata cristiano en Chile, las reform: aceleraron las demandas de un cambio revolucionario. En Chile cl pueblo el gid a.un presidente socialista, Salvador Allende, cuyo gobierno fue desestabi Jizado por fuertes intereses exiranjevos y nacionales ¥ en 1973, por un golpe militar (véase el capfiulo 17). Tanto en Reptiblic como en Chile ¢ en El Salvador ¥ varias otras naciones, en los decenios de 1960 ¥ 1970 la derroia de Jos relormadares por fucrzas de la derecha signifi 6 el tin del centro politica Aungue algunos elementos de clase intermedia se convirtieron entonces en industriales y empresarios “nnevos ricos’, la mayors quedé atrapada en me dio, entre los principales polos politicos de la sociedad: capitalistas terrate- nientes por una parte, obreros ¥ campesinos por otra. Varios especialistas ha bluron de tna nueva clase politica, una clase tormada por los teenderatas, los funcionarios del gobierno, los dirigentes v administradores politicos, los poli ticos profesionales. FLndimero y la influencia de este prupe el efecto triple de la Revolucién cubana, la Alianza para ei Progreso y la in dustrializacion escalonada de America Latins. Segtin un informe del sin (Banco Interamiericano de Desarrollo) de 1987 la produccién latinoamericana, tanto en la industria como en los se sextuplicd entre 1950 v 1980, mientras que la produccin agricola se triplicd, las clases medias (0 “clases intermedia’, como las Iam njeros. Cuando los due- ares. En ue derrocade Dominicana nuumentaran bajo PANORAMA HISTORICO 0 Los servicios superaron a la agricultura como el sector principal de empleo, micntras que la industria no se quedaba atras, ya que wiplieé su fuerza de tra. bajo a 30 millones. El nimero de mujeres en la fuerza de trabajo se triplicd, en comparacién con una duplicacion del ntimero de hombres que trabajaban Mas de una cuarta parte de la luerza de trabajo estaba constituida por muje- Yes, y la proporcin de éstas en el empleo siguid aumentando en los decenios de 1980 y 1990. La educacién atin iha muy a Ia zaga de los indices co:respondientes de las naciones industrializadas del mundo, pero habia mas personas que estaban aprenciendo a leer y escribir. La matricula escolar se duplicé en el decenio de 1950 y, de nuevo, en el de 1960, antes de que defara de aumentar gradwulmen tc. En 1985 tres cuartas partes de la poblaciéin latinoamericana de 6.a 18 atios. de edad estaba inscrita en las escuelas. Fl mimero de inscripeiones en ka cn- sefianza superior (después de la secundaria) aumento de un cuarto de millén en 1950 a 5.6 millones en 1985 (de los cuales el 45% eran mujeres}. Sin em. argo, al mismo tiempo que se oblenian aumentos en Jas inscripciones en la enschanza superior, la desnutricion y el analiabetismo funcional estaban tan difundidos que el Banco Mundial advirti6 que la economia que ecupaba el oc: tavo Iugar en ef mundo por sa importancia, Brasil, podia derrumbarse pron to porgue estaba siendo desprovista «le “una fuerza de trabajo calificada y productiva Los cambios en la ensertanza superior auumentaron las tilas de Tas clases medias que, sin embargo, pocas veces superaron el 25% de ks poblacién de calquier nacién. Muchas personas de clase media prosperaron durante los periodos de crecimiento econémico rapido, Pero cuando llegaron los tiempos adas 0 impedida nas de es- tas personas se pasaron a las filas de la derecha, apoyando la ofensiva dere chista contta la intervencion de! estado en la econemfa ¥ contra los siodicae tos abreros. Otras se unieron a los llamados nacionalistas de la iaquierdla para completar una revolucidn que Tograra la independencia econémica ¥ una dis- tribuci6n mas equitativa de la riqueza Cuando América Latina sufri6 una recesion econdmica severa en los tilti- mos atios del decenio de 1970, slo un porcentaje pequerio de las personas po. liticamente activas permanecia cn el centro del espectro politico. Los tecns- cratas, que previamente estuvieron en una sittacién acomodada, sintieron la Tecesidn economica, Las familias en las que ambos cényuges trabajaban por necesiciad atumentaron en las sociedades en fas que se esperaba que las muje- res permanecicran en el hogar y criavan a sus hijos (con ayuda de sirvientas de clase mas baja). La incorporacién de las mujeres de clase media a la fwer- za de trabajo asalariada elev su conciencia politica y redujo la capacidad de Ios varones machistas para mantenerlas en su sitio, Algunas mujeres latinoa- mericanas de clase media que, en mt movimientos con. rarrevolucionarios 6 fueron apoliticas antes de los tiltimos aos del decenio de 1970, empezaron a unirse a moviniemtos izquierdistas, duros se sintieran trust de seauir avanzandbo. hos casos, apovaroi x0 AMERICA LATINA En la generacion posterior al decenio de 1970 muchas personas de clase media politicamente influyentes eomenzaron a prepararse para el largo es- fuerzo, Fstas personas buscaban dominar las mievas tecnologias de las com putadoras, la planeacién macroeconémica, la salud publica y la educacion (las campasas nacionales de alfabetizacién atrajeron a algunas). Pocas de ellas podian identificarse firmemente con el centro politico que estaba desa- pareciendo A fines del devenio de 1980 y comienzos del siguiente el intento del centro por recuperar su antigua posicién en América del Sur bajo gobiernos civiles cuyas tendencias iban de moderadas a conservadoras tuvo por delante un ca- mino dificil. En las elecciones no presidenciales los partidos en el gobierno solian sulrit derrotas graves. Los nuevas candidatos politicos, que con fre cuencia eran marginales a los partidos politicos principales, obtenian muchos, volos ce electores desilusionados v ganaron ocasionalmente una presicencia {por ejemplo en Pert, véase el capitulo 14). En Venezuela el presidente Pérez, en un tiempo reformador populista gue (al jauial que otros reformadores po- pubistas latinoamericanos) se habia pasado a la extrema derecha, se volvis tan comupto que fue sometide a un juicio politico y tuvo que dimitir en 1993, A tntedida que las condiciones economicas se agravaban y que la inestabilidad politica se iniensificaba, las personas de clase media gue podian reunir el di- nero necesario inundaban los acropuertos de América del Sur llevando consi go mucho equipaje en una evidente huida de la clase media a Estados Unidos como “turistas". Los militares empesaron a realirmarse como la tinica fuerza capaz de controlar ja inestabilidad soctal LA TEDLOGIA DF LA LIBERACION ¥ EL "NUEVO MARNISMO" De todos Jos numerosos esfuerzos de reforma realizados en América Latina Jos de la teologia de fa liberacién fueron los que alcanzaron mas éxito, al le gar realmente « un gran ntimero de latinoamericanos ¥ no s6lo a los intelee- tuales, los politicos o los profesionales interesados en los derechos hamanos, (Por supnesto, Ia teologia de la liberacidn se traslapé con los movimientos en pro de los derechos humanos.) Las raices intelectuales de la teologia de la liberacidn Jatinoamericana se rermontaban a tempos Iejanos. En Iu época de la Colonia Las Casas fue uno de los precursores: las misiones jesuita ia a personas que huian de la esclavitud, Los sacerdotes obreros ct ropeos del siglo xx también influyeron en la tcologia de la liberacion, Pero la primera exposicion oficial de sus premisas provino del papado, en Roma, du- rante el Vaticano II (Segundo Concilio Eeuménico, 1962-1965) EL Vaticano 1 amplio a definicion del "pecado” para incluir cualguicr con- tribucién a la injusticia social, y ordené “una opcién preterente por los po: acogieron con frecu PANORAMA HISTORIC s bres’, La enciclica papal Populorun Progressia de 1967 desarroll6 estas ideas, Lnego, en 1968, se celebrd en Medellin, Colombia, Ia ceiaw (Conferencia Episcopal Latinoamericana). Los obispos expusieron su propio programa pa- ra la teologia de lo liberacion. Los prelados instaron a una redistribucion ical de la riqueza en toda América Latina y culparon a las naciones indus- trializadas ricas de gran parte del subslesarrollo de la region. En 1984 el papa Juan Pablo Il censurs el "monopolio imperialista”, declarando q pobre juzgara al norte rico.” EL hecho de que la Iglesia eatélica emitiera tal declaracién denotaba los cambios que estaban ocurriendo en América Latina, particularmente los re. tos que presentaba la Revolucion cubana y su llamado moral para ayudar a Jos oprimidos, tun llamado que llez6 a millones de jovenes lalinoamericanos y que iniluyé en ellos durante ¢] decenio de 1960. La América Latina una reputacion de reaccionaria, En la época de la Colonia las riquezas de América Latina en oro, plata v otros articulos producidos por el rabajo de los esclavos, al trabajo asalariade v les peones agobiados por las deudas fueron la hase econémica de ta Iglesia en la mayor parie de Furopa Los sacerdotes disidentes que se volvieron revolucionarios y que abogaban por los derechos de los pobres cran degradados y algunas veces ejecutados, como por ejemplo Hidalgo ¥ Morelos durante la guerra de independencia de México (véase el capitulo 1). Con el paso de los siglos la Iglesia catolica se alio con las familias acaudaladas de Ja élite que dominaron la politica la ricana, y dio su hendicién a muchos desagradables dictadores militares. En el decenio de 1960 los pueblos latinoamericanos constituian el bloque mAs vasta de catélicos en el mundo. Pero ya no eran un puiblico cautivo ¥ mu: chos de ellos no eran profundamente religiosos. Una vez que el llamado a la revolucion aparecié ea esvena con la Revolucion cubana, y que el Vaticano defini el pecado como injusticia social, la Iglesia tavo que hacer algunas op- cones dificiles: estar al lado de las élites latinoamericanas, como lo hizo en el pasado, 0 tomar el camino de la revolucion o de fa reforma. Ademas, la Iglesia catdlica tuvo que enfrentarse a retos de Tas furerzas favo~ ables a la derecha alentadas por los evangélicos, los pentecostalistas y Ios moonies” que difundian su “evangelio” en América Latina, En algunas par- tes de América Central estos rivales protestantes de la Iglesia catolica (no to. dos ellos conservadores) estaban atrayendo a mas del 20% de ke poblacién y algunas veces lograban influir en gobiernos tales como las dictaduras sangui narias del general Rios Montt en Guatemala y del general Alvarez en Hondu: ras (véanse los capitulos 2, 4 y 7). Otros partidarios del protestantismo ganaron fuerza defendiendo la teolo- gla de la hiberacidn. Bl secretario general del Concilio Mundial de Iglesias, que era uruguayo, dijo acerca de los tedlogos de la liberacién catélicos: "Su lucha ces mi lucha.” La Ielesia cat6lica, golpeada por las fuerzas de] cambio y la reaceién, inten- 16 adaptarse a ambos. En cl nuevo marxismo latinoamericano la Iglesia caté- lesia catsl 82 AMERICA LATINA, hica encontré un reto particularmente fuerte y difundido, que atrajo a incon- tables obispos, sacerdotes ¥ monias. Los jovenes marsistas que se unicron a Fidel Castro en la guerra de guerrillas contra Fulgencio Batista, el dietador impuesto por Estados Unidos, fueron los primeros representantes del nuevo marxismo latinoamericano que tuvieron éxito. Estos jévenes marxistas hie ron hineapie en la acci6n armada frente a la injusticia; deseaban ayudar a las revohiciones en otras naciones con ayuda material (internacionalisino). Hi- cieron hineapié en las cuestiones morales y en no hacer concesiones a las em- presas capitalistas que se negaban a tratar decentemente a sus trabajadores. en lugar de una revolucién cautelosa por etapas y olras diferencias doctrina- les sutiles por las que abog6 el comunismo influido por los sovieticos dun te mucho tiempo, El revolucionario Ernesto tina, que fue ministro de Industrias de Cuba, fue el principal representante del nucvo marxismo, y proclamé que un revolucionatio estaba motivado “por un profumndo sentimiento de amor” (véanse los capitulos 8 y 15) ‘A medida que ¢l nuevo marxismo evolucionaba, fixe haciendo hineapié en una mezcla de valores humantistas y morales, Opto por no creer en Dios y ha- cer un andlisis mmaterialista-hiscérico, en lugar de una interpretacién espiri- tual, Al unirse con las fuerzas de la teologia de la liberacion durante Jos tlti- mos atios del decenio de 1960 y durante todo el siguiente, el nuevo marxismo, se hizo mas flexible, sobre toda en las revueltas revolucionarias de Nicaragua y de El Salvador (véanse los capitulos 3 y 5) Tanlo los marxisias come los cristianos empezaron a buscar nuevas res- puestas y nuevas alianzas politicas, El propio Castro abandono el método de foco de guerrillas y alento el establecimiento de a ¢] Sermén de la Montaia pudo haber sido escrito por Karl Mars. El Partido Comunista cubano eliminé la palabra ateismo del programa de su partido y proseribié que se ofendi gente, En su brisqueda de soluciones nuevas, muchos cristianos y algunos judios y musulmanes acogieron con a una exploracion del marvismo. B personas aceptaban el analisis marxista de ta sociedad pero rechazaban la fi- Josofia materialista. Bl analisis marxista levaba logicamentee a la revolucién contra Ja opresién y la intervencion estraniera, En fecha tan temprana como 1966 el socidlogo y sacerdote colombiano Camilo Torres (wéase el capitulo 12) tomé las armas para luchar con un ejér- cito querrillero que se oponvia a las clites dominantes en ese pais, Camilo To rres mencioné las propias declaraciones del Vaticano sobre la legitimidad de Ja revoluci6n violent medios habjan fallado. En 1973 Gustavo Gutiérrez, de Peni, escribié su bro Una teologia de da liberactén, en el cual reconocia Ia lucha de clases, v la llamé “la voluntad de crear una sociedad socialista.” Dos anos después cl uruguayo Tuan Luis Segunda escribié la Teologta de la léberacion, en ta cual describia a Jesucristo como “un adversario politico peligroso” para la reli- gid establecida, E! papa dijo a los obispos latinoamericanos en 1979 que Je- ie” Guevara, nacido en Ar ianzas amplias. Sestin dijo, Jn los sentimientos relisiosos de Ta paru comb tir lu opresién cuanda todos los demas PANORAAIA HISTORICO 33 sis no era “un activista politico’. EI fraile Leonardo Boli, de Brasil, en su obra La Iglesia’ El carisina y el poder, eserita en 1981, asemeié tolica a una institucién capitalista en Ja cual los clérigos producian valores religiosos que eran eonsumidos por los creyentes Entonces ya era demasiado tarde para frenar la marea de nuevo activismo politico entre los catélicos de todo el mundo. En 1980 el arzobispo Romero fue asesinado en El Salkador; poco después cuatro monjas eatdlicas ¥ trabaja- dores laicos tueron secuestrados y asesinados alli (vease el capitulo 3). En Es tados Unidos un “movie méniew que reunia a 100 mil activistas fue un relustio para los centroamericanos que hutfan de las dictadu- ras violentas. En Brasil lorecieron unas 80 mil comunidades cristianas de ba se que estudiaban la Biblia ¥ se orientaban a fi revolucién ean la bendiviéin de una mayoria de los obispos brasilenos. En noviembre de 1987 obispos catsli- cas de Estados Unidos censuraron las politicas intervencionistas del presiden te Reagan en Nicaragua y dijeron que eran “nioralmente detecttiosas El papa Juan Pablo Ll critics cada vez mas que muchos abogados de la teo- Jogia de la tiberacién latinoamericanos abravaran el marxismo. El papa orde- nd una accidn disciplinaria contra algunos sacerdotes, monjas y tedlogos r3- dicales que vieron en el métodlo marxista de analisis materialistachistorico ka manera ms cienmtifiea de “eomprender a la sociedad para poder cambiarla’, seein dijo Marx. E! éxito relativo de la teologia de la liberacién no hizo més que contin que para superar las grandes diversidades que separaban a los latinoar: nos ¥ a sus veinte republicas era ‘itil tener una estructura de organizacion, la Telesia cae (o de sant firmemente arraigada, como ka Iglesia catélica romana. Aun que no se limité a los catélicos, el principal impulso de la teologia de la libe- racidin en América Latina vino de la Iglesia catGlica, institucién sumamente diestra para organizar y difundir sus doctrinas. Aunque algunos clérigos vati- cinaron una excision en la Iglesia y la creacion de dos iglesias —una izguier dista, con base en América Latina— la mayoria de los sacerdates y de las monjas convinieron en que era probable que las diferencias producidas por la teologia de la liberacion latinoamericana permanecieran dentro de la Igles y decidieron seguir ayudindola a adaptarse a las “nucvas politicas” que agita ban al continente. Ademis de la Iglesia, habia otras estructuras de organi por lo menos en el decenio de 1960—, tales como la Tercera Internacional de los comunistas con base en Moscit, ke Cuarta Internacional dle Tos troiskis- tas, la Internacional Socialista de Europa Oveidental y la Internacional De- mécrata Cristiana Ja oLas (Organizacion Latinoamericana de Solidaridad ) dle La Habana, Pero cada una de estas organizaciones earecta dentro de Ame rica Latina del arraigo histérico que tenia Ja Iglesia catdlica, Por consiguien- te, cuando los seguidores de ron politicamente en muchas facciones, y la larga y aseura noche de terrorismo de estado militar en América Latina amortaj6 sus cuerpos mutila- in muy hiibiles sstas ottas fuerza transnacionales se escindie~ Py AMERICA LATINA dos, fueron incapaces de mantener con éxito siquiera una batalla “defensiva’ contra Tas fuerzas de la reaccin y la represién, Aun cuando algunos obispos y sacerdotes radicales también cayeron bajo las balas y las mesas eleetritica- das de tortura, con la mayoria no ocurrid eso. Los dirigentes radicales catélivos tenian la proteceién de una institucién fuerte en cuyes camaras sagradas realizaban la mayor parte de su lucha de faccidn. Asi su mensaje Hegaba y afectaba a mas y mits personas. En El Sal- yador su éxito dio lugar al lema reacefonario: “Sé patriota: mata a un cul Ironicamente, el presidente Reagan y algunos otros observadores nortea- mericanos de América Latina crefan gue los eaiélicos radicales y los marxise Ieninistas eran lo mismo. En realidad estos rivales, unos que temian a Dios y otros que negaban su existencia, estaban dejando de lado sus diferencias fi- loséticas para formar nuevas alianzas, nttevas unidades contra “enemigos mas poderosos”, Si habia “un imperio del mal” éxte no era, a su juicio, Ia Union Sovietica, sino el Norte. La verdadera maldicién no era el comunismo, sino la pobreza, la ignorancia y la opresién. Si los gobiemnos revolucionarios de Cuba y Nicaragua [ucron aplaudidos por las Naciones Unidas por sus cam panas dé salud y de alfabetizacién que mejoraron la vida de la era comunismo—, entonees parecia correcto y justo a quienes predicaban “ama a tu projimo Después del derrumbe del comunismo en Europa del Este el amado del marxismo cayé en pieacla, Pero su metodo de anallisis economice y de clases siguié influyendo en la “nueva politica” de América Latina, al igual que su. preocupacién por el bienestar cotidiano de los trabajadores. ente ye LA NUEVA POLITICS Plea original en America Latina fue la nueva politica. Hablar de una nueva politica no era nada nuevo en la historia de ka regidn, Durante largo tiempo muchas personas vieron los acontecimientos ocurtidos en América Latina despues de la segunda guerra mundial como una, 1 politica: kx aparieié itis ras, el ascenso al poder de partides politicos reformistas como el de ab (Accién Demoersitica) en Litucién de importaciones, el papel més importante del estado en la economia, La “cultura politica” mas tradicional de América Latina: el paternalismo, el auioritarismo, los sistemas jerarquicos patrén-cliente, cl personalismo, el cor porativismo v la corrupcién cambiaron y, en muchos casos, se actualizaron en su forma, En el decenio de 1960 gran parte de ka nueva politica deserita pa 10s de 1940 y 1950 se habia convertido en "politica vieja’. Incluso aa politica del decenio de 1960 empez6 a verse “vieja” en algunos aspec an de revoluciones demo, s contra las dictadt ws de sus enezuela, Ia introduecién escalonada de proge PANORAMA HISTORICO ss Por cjemplo, las estratevias de la guerra de guerrill que se forjaron nuevas inidades entre los marxistas ¥ los cristianos radicale ya medida, también, que nuevos frentes se convistieton en “braros politicos de los ejercitos guerrilleros. La revoluci6n de tos sandinistas en Nicaragua fue la primera que incorpor6 a sacerdotes en el nivel mas alto del gobierno. Y muy pronto incluso el jefe de gobierno Fidel Castro fue visto del brazo con el arzobispo en unas manilestaciones politicas en La Habana, Por primera vez los ejercitos guerrilleros tuvieron candidatos en las elecciones nacionales (Co- lombia, 1986; Venectile, 1983 y 1988); la guerrilla Sender Luminoso de Pe- ni fue la tinica excepeidin (cease el capitulo 14), E] impetu de la politica latinoamericana paso gradualmente de los clubes de los oficiales militares, la Iglesia catélica, las embajadas extranjeras y las Oficinas empresariales, lox salones de las familias dominantes de la élite y la vieja clase politica, a las calles y los hogares de los Hlatnados ciudadanos co- munes, Durante Ia larga y oscura noche In nueva politica surgié como un re toa los estados de seguridad nacional militar yio a los estados autoritarios bu- tocriticos civiles @ los estados corporativistas dominados por uno a dos partidos politicos. La nueva politica represento un intento por establecer la democracia popular. (Popular ex el término usado en Amériew Latina para describir a toda Is gente trabajadora ¥ una dlistribucién equitativa de los bie~ nes y los derechos hasieos.) La nueva politica fue particularmente fuerte en los ocho dustvializados que representaban casi neve décimas parte del producto in- terno bruto de América Latina: Brasil, México, Argentina, Colombia, Vene- ‘uela, Chile, Uruguay y Pert (mencionados aqui en un orden aproximadlo por giado de industeializacién, producto nacional bruto, comercio y poblacion) Estaban en juego grandes intereses econdmicos de Estados Unides, y la por breza masiva era una cuestién central Los movimniemtos sociales de la nueva politica, creados independicntemen: te sobre la base del esfuerzo propio, no contaban para los partidos politicos tradicionales 0 para las organizaciones estatales, Sus manifestaciones calleje- ras paciticas, sus huelgas generales, sus apropiaciones de tierras, sus manites taciom no es trabajadores industriales mejor pagados 0 rehu con los habitantes de tgurios que eareeian de empleo, La eliminacién total de la democracia por regimenes de estado terroristas (0 concesiones modes tas por los civiles) wo disuadian pes en pro de un cambio. Enel decenio de 1990 Jos movimientos sociales de la nueva politica tendie. ton a desviar las opciones politicas habimales de elegir para el gobierno a na cionalistasipopulistas 0 a derechistas v moderados neohiberales 0 optar por un gobierno militar, como de costumbre, Incluso durante transiciones ante- riores al gobierno civil comprendieron que las fuerzus de la derecha y otras formas de protesta desaliaban al sentido comuin. Los pobres an demasiado ocupados luchando por sobrevivir para rebelarse, Los nanentemente a ta mavilizacién papular se AMERICA LATINA teniendo el control” (la frase es del politélogo Douglas A. Chalmer en su in troduccién a un libro sobre la derecha publicado en 1992, véase la Bibliogra- fia selecta). La asombrosa perseveraneia de la nueva formé las ex. pectativas de gobierno del pueblo asi como la decencia social, y radiealize la retérica hasta de los dirigentes politicos conservadores. Por ejemplo, las eam panas presidenciales apoyadas por la derecha de Fernando Collor de Mello en Brasil y de Mario Vargas Llosa en Pertt en 1989-1990 se basaron en Htamados popullistas a los pobres urbanos contra los delensares de la nueva politica, que icnian muchas posibilidades de ganar. De hecho, a pesar de sus éxitos al haber terminado con la larga y ascura noche de América Latina, los practicantes de la nucva politica atin se entren- aban al obsticulo de la reconsolidacion de la derecha radical. Ein el decenio de 1990 fas “desaparictones” volvieron a aumentar en Brasil y en e} Cono Snr Nuevos escuadrones de la mucrte derechistas proliferaron en Perit y en Com lombia. Respetados periadistas y dirigentes de la nueva politica fueron asesi- nados en Brasil, Chile, Peri, Colombia y México. Cuando los “escuadrones de las droges” participaron, incluso jueces y arzobispos murieron a ros (scan se los capitulos 1 y 12). Fascistas v neofascistas, anticomunistas y antisemitas, profesionales, v oficiales militares y policiales, asi como funcionarios de inte- ligencia, buscaron cervar la puerta a las limitadas aperturas democraticas eon el fin de aplastar la nueva politica tal como aplastaron a los izquierdistas y los, liberales en el decenio de 1960, éCudles [ueron las caracteristicas principales de esta nueva polities, ade- mas de haher sido organizada de abajo a arriba v de mezclar ideologias die versas, tales como ef marxismo ¥ Ta teologia de la liberacivin? ¢Hasta qué punto incorpord esa nueva politica caracteristicas de la politica vieja y, sin embargo, permanceié singularmente nueva ¢ importante? Varias cosas se destacan. En primer lugar, la mieva politica sustituyé o restructuré la politica vieja en desaparicion como en los casos que acabo de mencionar u otros, por € plo las trasmutacianes en el peronismo de Argentina o la revitalizactén del aprismo en Pert y del ray (Partido de Accién Nacional)—atin mas populista en Mésico (véanse los capitulos 1, M4 y 18). Lncluso la vieja politica de los gok pes militares ¥ la represidn adopté aspecios nuevos: la tecnificacion de la tor tura, el uso difundido de comunicaciones y armas de alta tecnologia, la prac- hea de las desapariciones, la vinculaciéin con el tratico de drogas internacional. Un concepto nuevo que denotaba una realidad nueva fue intro- ducido en Bolivia en 1980 —el drogas y sus aliados militares se aduenaron del gobierno (véase el eapitulo 15), La segunda caracteristica de la nueva politica tue su idealismo y su firme compromiso con la demoeracia. La experiencia de kt dicadura dejé a ta ma yor parte de los fatinoamericanos extraordinariamente deseosos de la liber- tad de palabra y de la oportunidad de ser escuchados. Frente a los métodos Lerribles de la represién estatal, el movimiento de los derechos humanos en. oipe de ka cocaina” —, eiando los zares de las PANORAMA HISTORICO 3 canted reservas ocultas de valor humana ¥ de suenios de democracia. Los c+ livistas instaron a que no hubiera amnistia para los violadores de derechos humanos, incluyendo aquellos que se escudaron en que “habian cumplido ordenes”. (Habitualmente se concedia una amnistia como parte de wn trate entre loy militares y sus epositores durante las negociaciones para fa transi« cidn a la democracia.) EI "principio de Nuremberg” de llevar ante fa justicia alos torturadores y asesinos patrocinados por el estado, principio que se es- tableci6 contra los nazis después de la segunda guerra mundial y que fue in: corporado al derecho internacivnal, fue puesto a prueba sev America Latina, El uso de la represidn por los regimenes civiles en los ullimos anos del de- cenio de 1980 y los primeros del siguiente sélo aguuizo las dennanktas de k nueva politiea de una democracia popular genuina como tmico remedio due radero contra la enfermedad tradicional de los golpes de estado militares que aguejaba a America Latina. Aun cuando inieialmente muchos efudadanos, acogieron con satisfaccién el nuevo estilo de “autogolpe” en Pert (un presi- dente electo que decreto el fin de la democracia y dejo que los militares go- bernaran sin trabas), fa mayor parte de los peruanos no tardaron en ver que no un golpe (véase el capitulo 14), Para los que abogaban por la nueva politica un estado demacratico debia ser aquel que no sélo cum- pliera sus promesas de relorma social sino que también climinara la corrup- cion burocratica, Los brasilenos y los venezolanos ilustraron esto en 1992 1993 cuando reaccionaron favorablemente a la destitucidn constitucional del cargo de los presidentes Collor de Mello y Perez. La tercera caracteristica de la nueva politica ga yoscura noche de América Latina, de alianzas nuevas y sorprendentemen- tcamplias entre grupos hasta entonees opuestos. En Jos primeros altos del de- cenio de 1960 Ios revolucionarios marxistas v los radicales catélicos se habian enfrentado. Luego formaron “trentes amplios” que incorporaron el mayor mii. mero de partidos y grupos politicos posible, con inclusion de algunos tan ‘opnestos como los liberales v las eonservadores, los propictarios y los traba- jadores, los bangueros y los campesinos. Estos frenies exigian respeto a los derechos humans v la Sustitucién del gobierno militar autoritario por un go: bierno civil democratico. Los frentes contribuyeron al lo nes democraticas sobre tado en Argentina, Bolivia, Brasil, Feuadar, Guate- mala, Nicaragua, Pert vy Uruguay, Alaunas corrientes conservadoras entre los cristianos se resisticron a esta tendencia al irente amplio, como ocuttié en El Salvador. En este pats, después de que la mayoria del Partido Deméerata Cris tiano (P0¢) se pas6 a la guerrilla © a su brazo politico, el Frente Democritico Revolucionario (FDR), una minoria conservadora terea resisti6, eon mais de un miilidn de dolares diarios de ayucia de Estados Unidos, para compartit et gor hierno de Duarte con los militares en el decenio de 1980. La cuarta caracteristica de la nueva politica luc el surgimiento de los po- bres urbanos como actores politicos importantes. Después de la segunda gue- la creacién, durante la 2 de las transicio- 88 AMERICA LATINA rra mundial América Latina se habia conver urbanizadas det mundo, La urbanizacién se industrializacién y al desplazamiento de los campesinos de sus tierras por el aumento de las agroindustrias modernas, Los movimientos masivos de habi tantes de ios tgurios, que comenzaron en el decenio de 1970, fueron am- pliando graclualmemte la idea de la ciudadania para inchair una parte justa de Ja riqueza ¥ los servicios sociales (salud, vivienda, agtia potable, mutricién, educacién, sanidad, ete,), Sus movimientos eran insolitos, ya que ponian fren- te a frente a los residentes armados tan solo con piedras y a las fuerzas de asalto militares, que con frecuencia tiraban a matar. Esto sucedié incluso en Ja “democratiea” Venezuela, donde en 1989 los soldados dispararon contra kt genie que protestaba por los aumentos de los precios de los alimentos (dejan do, segtin se informd, un millar de muertos o mas) Los habitantes de los tugurios se habian alzado antes en brotes esponta neos cle ira descritos como “tumulios” (en la épaca colonial) 0 come “vémitos (cal come se dijo del “bogotazo" en Colombia en 19:48; vease el capi tulo 12), Sin embargo, las movilizaciones contemporaneas eran completa mente dilerentes. Mientras que los dirigentes politicos hablaban de generali dades absttactas tales como el nuevo orden cconémico internacional 6 la moratoria de fa deuda, los habitantes de los tugurios empexaron x recurrir a la accion directa. Estas personas se apoderaron de solares vacios, erearon ba: rmios relativamente antogobernados v, con el tempo, ensefaron a la clase po- Iitica una manera menos abstracta de politizar el problema de la deuda, Durante el decenio de 1970, en los “pueblos jévenes” de Peni, los pobres ur- anos de Lima, por primera vez cn todo el mundo, cuestionaron fa legitimt dad del ran en una manilestacidn callejera en la etal denuinciaron su influen: cia en los precios cada vez mas altos y los salarios congelados de ka nacién. AL yincular sins demandas con las de los trahajadores de la industria, pronto se ganaron en Peri cl apodo de “el Vietnam del +". De manera espontinea du- rante algunos anos mas las marchas contra el Fu» ef Banco Mundial se di- fundieron a los otros barrios de tugurios de América Latina, cuyos hahitant nunea habian oido hablar de las protestas en Lima, Una quinta caracteristica de ja nueva politica fue a rater militaneta de fa naira de obra. Los trabajadores asalariados en las fibricas, en las minas ¥ ci el campo empezaton a afirmar sus derechos, no silo a condiciones de traba. jo mejores sino tambien a tener yor ido en una de las regiones mas ribufa cominmente a la mayor 10 de sus propios sindicatos u orga nizaciones campesinas. En parte importante su militancia fue una reaccivn contra el autoritarismo, el burociatismo, cf corporativismo y, con frecuencia, el “colaboracionismo «te clase” (los dirigentes sindicales que tomaban el pa tido de los ducios). La nueva militancia obrera crecio de maneta particul menic amenazadora para las viejas formulas en Brasi, Colombia, México y Porsi (xéanse los capituilos [, 12, L4y 20), De manera seracjante, la ery fa ar= 0 (Coniederacion General de Sindicatos de Estados Unidos) tundaron el MIFLD, que en un tiempo mereci6 la contianzs de los trabajadores en paises co- PANORAMA HISTORICO se mo Reptiblica Dominicana v Eeuador, ¥ que fue dejada a un lado v ya no po- do, pese a sus millones de délares, dividir facilmente a los sindicatos obreros en nombre del sindicalismo de libre comercio, Su papel en Tos olpes mili res de los sesenta y de los primeros aiios de los setenta dejé manchada su re putacién. Una sexta caraeteristica de la nueva polities {ue la nueva ener mujeres como actores politicos, incluyendo a las mujeres trabajadoras en los, sindicatos o cerca de ellos. Un ejemplo fire el Comite de Amas dle Casa en las, comunidades mineras de Bolivia, una de cuyas dirigentes, Domitila Barrios de Chungara, Hlev6 a Tas tmujeres trabajadoras al centro de la escena feminis- t@ en una conferencia internacional celebrada a fines del decenio de 1970 al denunciar los sesgos de la clase media v el individualismo de la corrionte fe- minista principal. En toda América Latina las mujeres estuvieron en la van- puarilia de todas las movilizaciones de los barrios miserables, en todas manifestaciones por los derechos humanos y por ls paz. Al igual que en Gu: temala y en Argentina (véanse los capitulos 2 y 18), abundaron los ejemplos do mujeres dirigentes de los grupos en pro de los derechos humanos. Cada vez mas exigievon tener voz tambien en el manejo de los asuntos politicos na- ies. Rosario Ibarra de Piedra, dos veces nominada para el premio No~ hel, dirigente de derechos humanos, fue candidata dos veces a la presidencia de Mévico. Veintiseis mujeres fueron elegidas para el Congreso de Brasil en 1988, Como resultado del leminismo creciente en el mundo, tanto Brasil como Argentina legalizaron el divorcio, En varios paises las mujeres encabezaron 1s para legalizar el aborto proseribir v castigar [a violencia sexual. sbores domésticas compartidas empezaron a darse yor mimero de mujeres ingresaba en la fuerza de parte todavia trabajaba “doble jornada”. Sein las se Cornelia Butler Flora, la resistenciat a la i i esleras politica v laboral de América (s6ase Stepan en fa Bibli Los movimientos de liberacion homosexual surgieron en toda América La~ tina, encontrando ocasionalmente alguna reaecién vinlenta pero, mis a me= mudo, resistencia, En 1990 la Segunela Conferencia Feminista Lesbiana para las Mujeres de América Latina y el Caribe se celebré en Costa Rica con tanto resentimiento que, con el Gempo, tvo que entrar en la clandestinidad para celebrar sus reuniones (véase también Nacta eu ka Bibliogratia selecta. La séptima caracteristiea de la nueva politica Lue el “redescubr los indios, cuya nueva militaneia fue mas alld de los tradicionales reclamos de tierra. Las indios lanvzaron camparias internacionales para proteger el medio ambiente ¢ impedir el etnoeidio que diermaba sus filas (véanse los capitulos 2, 16 y 20), En Ecuador se movilizaron en una escala sin precedente para ob- tener derechos iguales. En Pertt ka mitad india de ka poblacién obiuvo tinal- mente el reconocimiento de su lengua mayoritaria, el que ja de las Las: medida que un ma- baja, aunque ka mayor jdlogas Helen I. Sata y gualdad de yeneros atin persistia en todavia que en el he afia selecta), chua, como lengua o AMERICA LATINA oticial junto con el espaol v, por consiguiente, el derecho a tener instruccién publica escolar en quectira En México, las mujeres purgpechas encabezaron a es indios de Michoacan para inmpedir la construccién de una planta de energia nuclear a fines del de- cenio de 1970 y principios del siguiente, jy ganaron! ¥ en muchos casos re- Cientes de miliiancia de los indios estos se vincularon con otros de otras par tes del continente, especialmente los de Arizona y Nuevo México, Luego, en 1981, unos ochocientos delegados indios, procedentes de lugares tan al norte como Alaska y Gan al stir como ka Patagonia, celebraron en Michoacan la Se. sunda Reunidn de Organizaciones Indias Independientes de México, Améri ca Central v el Caribe. & pesar de las barreras de las distintas lenguas, estos indlios pudieron establecer un programa de derechos humanos comunes con: tra el intervencionismo de Estados Unidos v a favor de revoluciones como la que se estaba librando en El Sahkador Tambign se celebraron otras reuniones internacionales. En el ano del quiin to centenario del descubrimiemto de América por Colon (1992), los indios ka tinoamericanas (que representan ol 6% de la poblacién) y los indios nortex mericanos hicicron grandes campadas internacionales contra lo que llamaron 0 airs le etnocidio”. § fines de 1993 un [evantainient ar mado de los indios aprimidos en el sur de México llamé la atencién de toda ce! nuindo (vease el capitulo 1) La octava caracteristiva de la nueva politica fue la aparieién de movimien: tos campesinos. A medida que cada vez mas habitantes de las zonas rurales se empobrecian y se veian forzados @ emigrar, pedian no sélo tienas sino también empleos, un salario minimo, prestaciones sociales, alimentos mas baratos © precios mas altos por los productos agricolas. Los movimientos campesinos de base amplia mostraron una fuerza particular en el naroeste empobrecido de Brasil y partes de los Ancles, América Central y Mexico. La novena caracteristica de la nueva politica Tue el despertar de los jove- 1 América Latina habia tres generaciones de jovenes: la de los sesenta, que ahora tienen mas afios v muchos de los cuales estiin desmoralizados y desilusionacos; la de les setenta, que abora son de mediana edad y muchos de los cuales estan traumatizados pero siguen deseosos de ver que la nueva politica tiene éxito, v la a gran sagt di racion de los achenta, entre Ios cuales muchos erecievon sin, mis experiencia que la de la larga v osenra noche. Esta gene- racidin mis nueva seguia siendo un interrogante para los observadores de America Latina, Con la dilusién de las drogas en gran parie de la region, no se sabia con certeza hasta qué punto esta generacién podria ser politicarmen- te activa, Pero sus festivales de musica y canto en el Cono Sur de América Latina fueron con frecuencia para ellos una manera de cantar su protest contra la Lranta. En Uruguay las voces se alzaban deliberadainente para pro: punciar las palabras “iemblad, tiranos” al cantar el himno nacional, El ré men militar cambié la melodia del himno, Jovenes de corta edad ~ninos, con frecuencia— estuvieron al frente de muchas manifestaciones urbanas de PANORAMA HISTORICO a los pobres latinoamericanos. Sin embargo, la derecha radical que resurpta atrajo a buena parte de la juventud La décima caracterfstica notable de la nueva politica fue cl surgimiento de segmentos populistas, reformistas y nacional los capitulos 2, 7, 13, 14, 15, y 20). Sin embargo, los estuerzos populistas en pro de una reiorma se vieron frustrados, habitualmente por las iuerzas reac cionarias. No obsiante, con algunas excepeiones como la de Lazaro Cardena en México y la de Juan Perdn en Argentina (véanse los capitulos | y 18), elf nomeno del reformismo militar fue relativamente muevo en América Latina La undécima caraeterfstica de la nueva politica fue la experimentacisn de meétodos nuevos, Estos métodos incluyeron la introduccidén de nuevas formas e hibridos del socialismo v de revolucién‘reforma, desde el movimiento del poder popular” de democracia popular en Cuba hasta los intentos de econo mia mixta de los sandinistas en Nicaragua o la Asamblea Nacional de Repre- sentantes de ki Comuniclacd que remplazé al cuerpo legislative bajo el gobier. no del general Torrijos en Panam: Fue precisament¢ el catacier innovador de la muvva politica lo que hizo que fuera imposible encasillarla en clasificaciones tajantes, Sin embargo habia al- 20 induclable: su efecto iuvo gran difusion y no desapareceria de la noche a la No obstante, cuatro factores obvios amenazaron con una declinacién rapi- da de la nueva politica. Bn primer Iigar, aparte de la teologia de la liberacién que, por sf misma, caus6 divisiones en la Iglesia catélica, no haba ninguna red de organizacién cohesiva para aunar a los numerosos grupos qu 26 la nueva politica, ni siquiera dentro de las fronteras de un solo pais. La iz- quierda latinoamerieans habja sido aplastada o dispersada en gran medida aun cuando sus martires y sus ideas todavia gozaban de una simpatia consi- erable por parte del piblico. Esa izquierda sufrié el impacto de la larga y os- cura noche de torturas y desapariciones traumatizantes. Toda una generacion mas joven de activisias idealistas, muchos de los cuales fueron brillantes ¢ imaginativos, habia sido eliminada 0 reducida al silencio. En segundo lugar esto contribuys, a su vez, a la desmoralizacion de mu has personas. Las esperanza fueron destruidas por los tiempas econinicas Gificiles que casi todos lox latinoamericanos tuvieran que sufrir durante los primeros anos del decenio de 1990. En una region del mundo reconocida du- ante mucho tiempo por sus tradiciones de amplia solidaridad familiar, de cordialidad y de generosidad, simbolizada por frases tan comunes como “Mi casa es su casa” 0 “Esta en sit casa”, millones de familias padecieron ter hiles tensiones debido a la pobreza cada vez mayor. La gente emigné a cien- tos ¥, a veces, miles de kilémetros, en busca de un trabajo razonablemente pagado. La delincuencia callejera y la drogadiccién, durante mucho tiempo relacionadas con Estados Unidos, bicieron sus aparicion al sur del rio Bravo. Los observadores de América Latina mencionaron una dialéctica de senera~ sidad frente a las penalidades, pero también mayor enajenacién y amargura, tas entre Jos militares (véanse novilie © AMERICA LATING En tereer Lugar, a medida que mas v més dirigentes de la nueva politiea en- traban en la corviente politica principal, acurrio un regreso a la “vieja politi- a’ del cliontelismo y una escisidn de la nueva politica en el faccionalistio al estilo antiguo. Los frente amaplios de nueva politicalpopulismo resultaron ser procesos may frigiles, complicades por personalidades muy fuertes y por dt visiones de clases. Es may posible gue fos empresarios v presidentes acogic- ran con satisfaccion las congelaciones de salarios para satisfaver kas ekiust- las condicionales del Fx, pero era evidente que no acura. lo mismo con los trabajadores. ¢Cual ue el resultado? Mas enajenacién, menos productividad cent el lugar de trabajo, nuevas huelgas © metines...e inestabilidad politica En cuarto lugar, la fuerza militar con alta teenologia que contribuys a pew vocar el nacimiento de la nueva pobitica seguia en pie. Los aparatos militar, policial y de inteligencia, provistes de alta tecnologta, [uncionaban a tod ca pacidad, con los nombres de nuevos activistas politicos en las listas de perso- nas que representaban tn peligro para ka seguridad nacional. De acuerdo con Americas Watch ¥ otr Jos militares de los decenios de 1980 y 1990 fueron més brutales aun que los gue supervisaran ka Tangs y ascura noche de America Latina. Muchos olicia les de alto rango habian recibido su eapacitaeién préctica durante los ahos anteriores de “la guerra sucia’. Adems, los responsables de las politicas esta- dunidensos relacionadas con América Latina que duramte décadas avudarimn a formar a los cuerpos militares de América Latina alin tenian una vor impor tante en Ta comunidae! de la politica exterior de Estados Unidos. organizacianes de defensa de los derechos humanos, LAS LFCCIONES DEL PASADO: UN RETO PARA LOS RESPONSABLES DE LA POLITICA DF FSTADOS W/NIDOS. Unio de estos respousables de las politicas de Estados Unidos fue Henry Kis- singer (véanse los capitilos 17 ¥ 18), principal autor de! anuilisis politico mas inyportante v mas nero de América Latina gre haya realizado Washington el Informe de ki Comision Kissinger de 1984. Tanto la Empresa para la Lak ciativa de las Américas de George Bush, que apoyaba la privatizacion, el libre comercio v, con el tiempo, un mercado comtin hemistérico, como el enfogue moditicado del 1.caN patrocinado por Bill Clinton, expand mn Kissinge on las doctrinas gue ya habian sido formulidas por a Comisi ry lias entidades politicas anteriores. BI jefe de la comision, Henry Kissinger, era un viejo amigo de la familia Rockefeller, cuyos intereses evonémicos eran extensos en América Latina. El financievo David Rockeleller presidié e| Consejo de Tas Américas (mis de Hamado Sociedad de las Américas), principal entidad corporativa que acon- sejaba a los responsables politicos de Estados Unidos en lo que se referia a America Latina. Kissinger, como secretario de estado del presidente Richard PANORAMA HISTORIC 3 Nixon y jefe del nse (Consejo de Seguridad Nacional) reaccions a la elecci¢a de Allende en Chile describiéndola como un ejemplo “contagioso” que podria “infectar’ a otros regimenes favorables a Estados Unidos en América Latina y en Europa Occidental, Antes de la eleceién de Allende, Kissinger habia decla rado: "No veo por gué tenemos que apovat y observar como un pais se vuel ye comunist debido a la inesponsabilidad de su propio pueblo.” Kissinger supervis6 la desestabilizacién de Chile que Hevé al golpe militar de 1973 y a Ja muerte de varios miles de chilenos (vease el capitulo 17) Al ofrecer la “zanahoria” a Amériea Latina, el Informe de la Comision Kis- singer de 1984 no fue mas alla que la vieja Alianza para el Progreso, Pero en To que respecta a la ayuda militar y a impedir la participacién de la izquierda en le reforma o la revolucién, adopté la linea dura. El Informe de la Comision Kissinger defendi6 las politicas belicosas del gobierno de Nixon en Nicaragua aun cuando reconoci6 que el gobierno sandinista “hizo progresos importan, tes contra el analfabetismo y las enfermedades”. Bl informe recomendo la rea nudacion de os envios de armas aunque admitié “el comportamiento brutal ymoralmente inaceprable de las fuerzas de seguridad’ que wecurrieron “al uso del asesinato para reprinair la disension’, Tal vez. la aportacion mas innovadora del Informe de la Comisién Kissin- ger fue el reconacimiento del intervencionismo de Estados Unidos, dando ejemplos que con frecuencia se omitian en los libros de texto estadunidenses. Por otra parte, el informe opté por hacer caso omiso de las consecuencias del comportamiento de Estados Unidos: "A lo que nos enfrentamos ahora es a lo que puede sucedter.” “Lo que puede suceder” no podia separarse de lo que ya habia sucedido. A causa del pasado la credibilidad de Estados Unidos habia descendido a un nie vel sin precedents. Durante los intentos de revolueién ocurrides en varios paf- s en los 25 aos anteriores el gobierno de Estados Unidos no solo habia in tervenido y apoyado la formaciin de estados de seguridad nacional que patrocinaban la tortura y las desapariciones, sino que habia negado hacer tal cosa, Estas mentiras hicieron que los latinoamericanos vieran con escepticis- mo todo presunto cambio en la politica de Estados Unidos hacia una ayuda genuina para la reforma social o la revolucion. Descollaban cuatro mentiras que socavaron la credibilidad de Estados Uni dos: haber negado en 1961, en visperas del desembarco en Bahia de Cochinos, que estuba planeando una invasion a Cuba (vease el capitulo 8); haber nega do, enel decenio de 1970, que estal ido para desestabilizar el go- bier de Allende en Chile (véase el capitulo 17), y haber negado, en el deve nio de 1980, que plancaba la invasion de Granada en visperas de Ia invasion furtiva, asi como que estaba dirigiencio Ia invasién de Nicaragua por los con: tras (véanse lay introducciones a la Primera y Segunda partes). En €pocas mas lejanas de la historia los funcionarios pubernamentales de- claraban abiertamente el cardcter militar y econdémico de las intervenciones de Estados Unidos, Durante los primeros aos del decenio de 1900 ess inter 64 AMBRICA LATINA veneiones fieron Tam as “diplomacia de canon’ y “diplomacia del délar” Sin embargo, esa sinceridad agresiva habia dejado en América Latina un le- gado de odio y desconlianza hacia el coloso del norte. Aun cuando las explicaciones oficiales de las intervenciones de Estados Unidos fueron, entonces camo ahora, el compromise de ese pais con “la liber lad y la democracia” y “la detensa de la seguridad nacional’, la motivacién fundamental fue invariablemente econdmica. Como observ la revista 1, 5. News and World Repart en su articula de fondo del $7 de octubre de 1983: “Dv: rante un periodo de cerea de 150 anos las fucrzas armadas de Bstaclos Unidos invadieron América Central y el Caribe en mds de 60 ocasiones para derroca r los imtereses dle empresas es gobiernos, in alur regimenes amigos ¥ apov: dunidenses. Cada una de estas intervenciones provacé desacuerdos entre los politicos y los ciudadanos de Estados Unidos, importantes movimientos ‘antimperia: Listas” de esta nacion se opusicron al expansionisma de ese pafs en América Latina en los decenios de 1840 v 1880 y, de nuovo, en el decenio de 1890 y Ios primeros aitos del de 1900. Lstos movimientos volvieron a ocurnir en los treinta y después de le segunda guerra thundial, habitualmente so capa de “antintervencionismo’ cn vez de “antimperialismo”, La frase “Manos fuera (Ge Cuba o de algin otro pais)!” se convirtié en el Fema que unié a fas [ber ‘zis antintervencianistas en el siglo xix, y ha seguico siéndolo hasta nuestros tiempos, Dorante gran parte del siglo xix la politica de Estados Unidos se guid. por Ia idea del destino manifiesto. El destino manifiesto proclamaba que el desti- no que Bios habia asiznado a Estados Unidos era poblar y ocupar todo el sub continente de América del Norte. Thomas Jeiferson dvelané contundentemen teen 1809 que “nunca antes habia existido una constitucion tan bien calculada como la nuestra para un imperio extense ¥ un gebierna prepic Al indicar que era la voluntad de Dios, cl destino manifesto justities gue- ras implacables contra los amerinclios, asf como la tonta de Texas ¥ de last tad mais rica de! tervitorio nacional mexicano en los leconios de 1830 y 1840 (véase el capitulo 1}, Esta frase fue Ja bandera para una serie de aventureros filibusteros de Estados Unidos, como William Walker, quien se declaré pre sidente de Nicaragua en 1858-1856 después que un hareo de nidense bombardes San Juan del Norte (vease en cl capitulo 5 una cronole rra estadue de las intervenciones de Estados Unidos en ese pais), La doctrina Monroe de 1823 establecio un derecho de Estados Unidos & “proteger” a América Latina alirmando que ese pais nv toleraria una interfe rencia europea en los asuntos de las naciones del hemisterio occidental, $i embargo, esta doctrina sirvié habitualmente para legitimar la interferencia de Estados Unidas en América Latina (veanse la Primera y Segunda partes). De hecho, hasta los anos 1890, cuando el Neereto Olney prockamé la sobers. nia de Estados Unidos en tocla la América Latina (véase el capitulo 8), Esta dos Unidos fue militarmente incapaz de hacer cumplir la doctrina Monroe PANORAMA Hi TORICO 63 contra las principales potencias curopeas. En realidad, lejos de proteger a América Latina de la agresién europea, el gobierno de Estados Unidos apro- bé la toma de las islas Malvinas por Gran Bretaiia en 1834 y ta expansién bri- tanica de su tervitorio centroamericano en 1835 (que antes se llamé Hondu- ras Britinica y luego Belice). Reconociendo el hecho de que los latinoamericanos consideraban la doctrina Monroe como un medio de inter- vencién de Estados Unidos, el gobierno estadunidense nunca la invocé tras haberia mencionado brevemente justo después de la intervencidn de 1954 en, Guatemala La “politica de puertas abiertas” de Estados Unidos en el decenio de 1890, ue declaraba que ninguna nacién debia crear intereses coloniales en China, luvo repercusiones en América Latina. De acuerdo con la doctrina del “libre comercio”, tan importante para la expansitin en eb extranjero de evalguier gran potencia, Estados Unidos sostuvo que debia haber una “puerta abierta’ para los comerciantes y los inversionistas de todas las naciones, Esta doctri- na fue respaldada luego por la democracia de los caftones y los délares que proxlujo las conquistas de Cuba, Puerto Rico, Hawai, Filipinas y €l Canal de Panamé, Repiiblica Dominicana, Haiti y Nicaragua pronto se unieron a Cuba ya Puerto Rico como protectorados virtuales de Estados Unidos, ocupados mnilitarmente hasta los primeros afios del decenio de 1930. En 1904 el corolario de Roosevelt a la doctrina Monroe proclamé que Fs tados Unidos intervendria en América Latina para corregir cualquier “mal Comportamienio [...] que resulte en una relajacion general de los lazos de la sociedad civilizada”. Este eco del tema de “la carga del hombre blanco” que uliliz6 el imperio britanico sirvié para proteger las inversiones estaduniden- ses que florecfan y para cobrar las deudas latinoamericanas (en parte ana reaccién a la “doctrina Drago” de 1902; véanse los capitulos 11 y 18). Como doclaré el presidenie Woodrow Wilson en 1916; Los amos del gobierno de Estaclos Unides son Jos capitalistas ¥ fabricantes combina dos [..] gSaben ustedes la importancia del hecho de que en sno o dos afias hayamos dejado de sey una nacién deudora para habernos convertido en wna nacién acreedo- 1? [..] Hemos tenide que Financiar al mundo en grado imporiante, y quienes finan ian al mundo deben comprenderio v gobernarlo con su espiritu ¥ con su mente [..] Yo voy a ensetiar a las repiblicas sucamericanas a elegit hombres buenos. Wilson mosteé su fervor misionero por In demacracia invadiendo México en dos ocasiones para oponerse a la revolucién, y enviando soldados a la Unién Soviética para luchar contra el nuevo gohierno bolchevique de Lenin y contra el ejército rojo de Trotsky. El secretario de Estado de Wilson, William Jennings Bryan, reconocio que la meta de la politica exterior de Estados Unt- dos fue “impedir Ia revolucin’, pero aiadié el sentimiento humanitario de que fue, también, para “promover la educacion’ El presidente Franklin D, Roosevelt rechaz6 la diplomacia de los cafiones 6 AMERICA LATINA, cuando adopts las recomendaciones de su predecesor, Herbert Hoover, para tuna “politica del buen vecino.” Roosevelt redujo notablemente el ntimero de intervenciones militares direetas de Estados Unidos en América Latina, y al mismo tiempo creo guardias nacionales y ¢jércitos leales en la cuenca del Ca- ribe y envidé buques de guerra y fnerzas de seguridad estadunidenses cada vez que surgia una revolucién (véanse la Primera v Segunda partes), Las “fuerzas de seguridad” entrenadas por Estados Unidos aseguraron gobiernos que no eran democrticos en toda la region En 1940 Rooyevell declaré que su pais “debia invertir mucho en Amé Latina para desarrollar fuentes de materias primas que se necesitaban en Es tados Unidos”. Durante la década siguiente el control de Estados Unidos so- bre Jos recursos naturales latinoamericanos aumento a 70%, y su participa- cidn en el Pe (producto nacional brato) se elev6 a 50%. Fl Informe de la Comision Kissinger reconocié que la politica del buen vecino, planeada para “senialar el fin de la era de las intervenciones, tuvo el efecto paraddjico de con: tinuar identificando a Estados Unidos con las dictaduras establecidas [.. una identificacion de Estados Unidos y las dictaduras en América Latina que atin persist” Estados Unidos, que salié victorioso de la segunda guerra mundial, no te- nia rival por lo que respecta a su armamento y su riqueza. En 1947 la cia ya funcionaba y se estaba gestando una nueva fase de intervencionismo estad nnidense. En Grecia se aplicé la doctrina Truman contra “Is agresion comunis- 1a" para justificar la ayuda econémica y militar urgente a los opositores mo- narquicos de los que huicharon en la resistencia antifascista, A medida que la guerva fria se caldeaba los dirigentes estadunidenses siguicron el consejo de notables criminales de guerra, veteranos nazis anticomunistas, muchos de los cuales hallaron refugio en América Latina (con frecuencia gracias a Washing ton; véanse los capitulos 15, 16 y 18). ra Europa (avo su variante latincamericana, el "Pac+ to de Rio". En Rio de Janeiro, Brasil, se establecio un pacto militar, el Trata. lo Interamericano de Asistencia Recfproca de 1947. Este pacto declaraba que “an ataque armado por cualquier estado contra un estado americano se con- sideraria como un ataque a todos los esiados americanos” y seria combatido con la ayuda de los otros estados americanos. Ademds, se tomarfan medidas, mutuamente convenidas —incluyendo, de ser necesario, “el uso de la fuerza armada’— contra “una agresién que no sea un ataque armada’. Un afio des pués en Bogota, Colombia (véase el capitulo 12), la vieja Unién Panamerica- na, fundada en 1910 y burlonamente conocida por algunos dirigentes latinoa mericanos como “el Ministerio de las Colonias de Estados Unidos", fue rebautizada oz (Organizacion de Estados Americanos). EI Pacto de Rio evadia a las Naciones Unidas y proporcionaba un enfoque obligatorio de “autodetensa” regional para futuras intervenciones encubiertas © abiertas de Estados Unidos contra las democracias reformistas so pretexto de combatir la agresién communist, La primera prueba a toda escala fue Gua. PANORAMA HISTORICO o temala en 1954 (wéase el capitulo 2). De nuevo habia intereses econémicos en el establecimiento de la politica exterior de Estados Unidos, El gobierno de Jacobo Arbenz, democréticamente elegido, fue derrocado en beneficio de la United Fruit Company, cuyas propiedades el gobierno se habia ofrecide a comprar. Al requerir la renovacién de la ayuda militar a las sanguinarias dic- taduras militares de Guatemala que resultaron de la intervencién en 1954, la Comision Kissinger reconocid que “las practicas cuestionables seguidas por las companias fruticultoras en aquellos aos, junto con el poder que esas compaiias tenian sobre los gobiernos débiles, hicieron mucho para crear el temor de un ‘imperialismo econémico”. Las piedras lanzadas contra el vice- presidente Nixon en Caracas denotaron la ira de los latinoamericanos por el desrocamiento de la democracia guatemalteca Estados Unidos contaba con climas favorables a la inversién para sus em- presas cuando los hombres de negocios recorrian el globo en busca de mas oportunidades. Como senalé el presidente Dwight Eisenhower al asumir la presidencia de Estados Unidos en 1953: “Necesitaros mereados en el mundo para los excedentes de nuestras granjas y nuestras fébricas; también necesita- mos para esas granjas y esas fabricas materias y productos esenciales de tie- ras Icjanas.” Eisenhower le pregunt6 al secretario de Hacienda George Humphrey, que habia sido presiclente del consejo de administracion de la em. presa minera transnacional M. A. Hanna Company, con propiedades en Amé- rica Latina, si los empresarios estadunidenses harian sacrilicios por la paz mundial. Humphrey le contest6: “No, el empresario estadunidense cree en ob- tener lo mas que sea posible mientras se pueda En 1950 el NSc emitié un memorandum —"xsc-68"— que definia la politi- ca de eontencidn de la guerra fria contra el comunismo por lo que se referia al ineremento de gasto militar, las crecientes operaciones secretas y una eco- nomia estadunidlense vigorosa alimentada por la produccién para ia defensa Lucgo siguié la guerra de Corea (1950-1953), el regreso del sha a su. "trono del pavo real” en Iran, rico en petroleo (1953), y la operacién guatemalteca en 1954, Estas intervenciones en las asuntos internos de otros pueblas se ense- aban en las escuelas v universidades de Estados Unidos como “victorias” de la politica exterior de este pais contra el comunismo. Sus consecuencias ne- gativas no fueron examinadas mas que por unos cuantos criticos, quienes ar- gumentaron que, a Ja larga, socavarian la credibilidad y la seguridad de Esta- dos Unidos al colocar a este pais al lado de dictaduras odiadas, En nombre de lo que Eisenhower llam6 una “cruzada contra el comunis mo", pero que en la practica fue una politica para garantizar y apoyar los in- tereses de las empresas de Estados Unidos, tres millones de soldados estadu- nidenses fueron enviados a tres mil bases de todo el mundo, y el pais se convirtié en el mayor comerciante de armas del planeta. El 10% de la fuerza de trabajo empleada de Estados Unidos vina a depender directamente de Ia produccion para la defensa, y otro 25% de actividades productivas relaciona- das con la defensa, Un vasto escudo militar global garantizaba las condicio- 68 AMERICA LATINA nes estables que necesitaban las compaifas de Estados Unidos para invertir fuera de su pais unos 150 mil millones de délares entre 1945 y 1978. Estas in- versiones crearon, a su vez, un imperio comercial forditeo que en 1980 produ cia medio billén de délares en ventas y 20 mil millones de délares de utilida- des al aho, 0 una cuarta parte del rxs del mundo. Los golpes de estado militares en América Latina y en otras regiones del tercer mundo, a menudo apoyados por la cia ¥ la diplomacia estadunidense, aseguraban a las empr sas de Estados Unidos que sus utilidades no se interrumpirian. Los defenso- res de los golpes de estado afirmaban que contribufan a prescrvar In seguri- dad nacional de Estados Unidos El presidente Eisenhower, republicano, hizo una advertencia sobre las pe- ligros de que “un complejo militar-industrial” dominara en Estados Unidos. Durante los dos siguientes gobiernos, del Partido Demécrata, la tendencia a la militarizacion del tercer mundo recibio un gran impulso. De 1962 # 1968 hubo catorce golpes militares tan sdlo en América Latina, El uso de fuerzas especiales de Estados Unidos (los boinas verdes), de aviones estadunidenses, yde napalm suministrado por esa naci6n llegé a seis paises latinoamericanos, incluyendo Bolivia, donde los rangers (tropas de asalto) y la cts capturaron y mataron al Che Guevara en 1967 (véase el capitulo 15) Los programas estadunidenses de ayuda policial y las misiones de con- trainsurgencia se extendieron por todo el hemisferio, ayudando a entrenar a Jas fuerzas que gobernaban y controlaban la mayor parte de América Latina durante la larga y oscura noche. Las empresas locales y extranjeras prospera- ron. Dinero y personal de la cia y de la alo se involucraron en la formacién de esctiadrones terrorisias de estilo fascista en varios paises latinoamericanos y en otras naciones del tercer mundo. Mas tarde el agente secreto de iD Dan, Mitrione fue seitalado por haber ensefiado téenicas de tortura a las fuerzas de seguridad uruguavas (Mitrione fue muerto por guerrilleros izguierdistas; véanse los capitulos 19 y 20). El Congreso de Estados Unidos vols para poner fin al programa policiai de la aio en 1974, debido a las pruchas de su uso en, la tortura Las invasiones patrocinadas por la cia y la intimidacién 0 intervencidn de Estados Unidos siguieron con rapide: la invasién de Cuba en Bahia de C chinos, 1961; la crisis de los cohetes (cledivigidos, 1962; la invasion de Rept blica Dominicana, 1968 v, desde nego, la guerra de Vietnam. En un momen. to dado, en mayo de 1965, el ntimero de soldados estadunidenses dentro y alrededor de Republica Dominicana duplies el de los que habian sido envi dos a Vietnam. El presidente Lyndon B, Johnson justifies esta forzosa vuelta, al poder del retormador y partidario de la Alianza para el Progreso Juan Bosch (al que los dominicanos eligieron presidente en 1962 por una mayoria de 60% antes de que un golpe militar lo remplazara) diciendo que Estados, Unidos intervendria en cualquier pais de América donde hubiera peligra de que los comunistas se aduefiaran del poder (véanse los capitulos 8 y 10) En efecto, la doctrina Johnson fue aplicada en todo el mundo... yla guerra

You might also like