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Cuestiones de poética
Probablemente no tienen nada en común la España del siglo XVI con la Argentina del siglo
XX; probablemente vislumbrar un puente imaginario entre ambos países, entre ambas
épocas, entre ambos tiempos es arriesgarse a edificar una construcción con piedras
similitudes, incluso paralelismos. Se pueden encontrar, por ejemplo, a dos personajes cuyas
vidas se volcaron a una tarea parecida: encontrarse, expresarse, manifestarse. Desde aquí ya
pueden hilarse las coincidencias que entre estos personajes se descubren. En primera
instancia, estos dos personajes son mujeres, y ambas padecieron, muy a su manera, su ser
femenino en sus distintas épocas. Estas mujeres son Teresa de Ávila y Alejandra Pizarnik.
Tal vez hiciera falta realizar un paralelismo biográfico para entrever que hay
muchas más similitudes entre ellas de lo que en apariencia puede notarse; un detalle
sencillo puede ser el simple hecho de que ambas cambiaron sus nombres, como si
cambiaran de personalidad. Pero es dentro de su labor literaria donde hay más encuentros
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Intencionadamente o no, ambas dejaron un legado escrito, ahora es posible llamarlo
literario, dentro del cual, las búsquedas y preocupaciones, las palabras y las obsesiones, los
miedos y las alegrías se entraman en un tejido del lenguaje tan personalísimo, y a la vez tan
parecido, que sus puntos de encuentro entre sí van más allá de un sentido literario. Podría
arriesgarse a afirmar que hay un sentido místico, haciendo a un lado la religión y el apetito
sexual, equilibrando de cierta forma a ambas figuras, así como a las obras escritas, y
centrando la atención en el aspecto literario. Para poder descubrir este aspecto con mayor
detalle, hay que afilar una mirada minuciosa sobre ambas obras, sobre ciertos aspectos,
varias expresiones que significan mucho más de lo que dicen, logrando extender una
especie de telaraña de sentidos y significados que permiten abordar, con todo y riesgo, el
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amplio trabajo de análisis y confrontación, así como una minuciosa descripción de la vasta
entendimiento. Es en la obra en prosa donde pueden apreciarse con mayor detenimiento las
Al hacer uso del lenguaje como forma de expresión, necesariamente se llega a una
reflexión sobre esta herramienta y sobre su uso. En este punto ambas escritoras concuerdan
en una cosa: el lenguaje es ineficaz para poder expresar la totalidad de sus ideas, de su
entendida esta como una manifestación del lenguaje al ser necesariamente escrita. De este
modo, en “Tangible ausencia”, dice que “el lenguaje es vacuo y ningún objeto parece haber
sido tocado por manos humanas” (Pizarnik 2002, 52). Es en este mismo relato donde
declara “Hablo con la voz que está detrás de la voz y con los mágicos sonidos del lenguaje
de la endechadora.” (2002, 52). Es así como el lenguaje resulta ser un pretexto que esconde
o disfraza la voz, una segunda voz que ya quisiera decir lo que en verdad se pretende; es
como si hubiera algo más qué decir, pero por obstáculo del lenguaje no se alcanza a
expresar. Es decir, se encuentra una segunda intención al hablar, algo que no proviene de sí
mismo. Teresa de Ávila lo asocia directamente a Dios: “mas si el espíritu falta, no hay más
concertar este lenguaje que si fuese algarabía (…) porque veo claro que no soy yo quien lo
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dice…” (Teresa 1948, 82); se refiere a que ella misma no posee las palabras, ni la
capacidad, y menos el lenguaje para expresar lo que le piden decir, de modo que su
habilidad para hacerlo le viene de “el Señor”, siendo así, que si le faltara esta presencia no
lenguaje, por su misma ineficacia: “Lenguaje visceral constatador de los fantasmas de las
apariencias” (Pizarnik 2002,61); pero puede verse que se mantiene la idea de que el
lenguaje es evidencia de que hay un segundo plano imposible de decir, o apenas decible,
por medio del lenguaje, ya que “ya no es eficaz para mí el lenguaje que heredé de unos
extraños” (2002, 61). Así mismo, anuncia el irreductible final del lenguaje: “algún día me
leerá con fervor por haber logrado, yo, decir que no puedo decir nada.” (2002, 61) Es está
última constatación el final del lenguaje: no puede decir nada. De una manera semejante,
Teresa se rinde a las “mercedes” que Dios le hace: “Yo no sé otros términos cómo decirlo,
ni como declararlo, ni entonces sabe el alma qué hacer; porque ni sabe si hable, ni si calle,
ni si ría, ni si llore.” (Teresa 1948, 89), de esta forma su lenguaje va buscando rendirse
Si bien ambas autoras reconoces que su lenguaje es ineficaz, hay sin embargo un
punto de diferencia entre ambos. Ya se ha visto que para ninguna el lenguaje es suficiente,
para una porque no proviene de ella, o porque son demasiado elevadas las cosas que quiere
declarar, y para la otra porque simplemente el lenguaje es “un pretexto para el silencio”. No
obstante, los efectos de este ineficaz lenguaje son distintos. Es decir, llegaron a una misma
acontecer, aunque no proviene de ella misma, sino de Dios, pues de él son las palabras que
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utiliza, de él le viene el lenguaje, por eso afirma que “parece quiere el Señor se entienda
que es poderoso y que sus palabras son obras” (1948,131). Con esto explicaba que hay una
gran diferencia entre el decir de las personas y el de Dios; pues cuando Él habla, ya cumple
lo que dice, es decir, sus palabras ya causan el efecto que prometen, y así palabra y acción
son uno al mismo tiempo. En cambio, en Pizarnik hay una ruptura: “no/ las palabras/ no
hacen el amor/ hacen la ausencia/ si digo agua ¿beberé?/ si digo pan ¿comeré?” (Pizarnik
1972). Las palabras no cumplen lo que prometen, al contrario, constatan una necesidad sin
remediar. De este modo puede verse, cómo ambas tienen experiencias semejantes con el
lenguaje, su ineficacia, pero con resoluciones que apuntan hacia diferentes destinos: para
Teresa la palabra cumple su acción; para Pizarnik el lenguaje no puede expresar la realidad.
II
voluntad. Habría que hacer un tratado específico para tratar sobre ellas, tanto en obra de
discordancia entre lo que se dice y el asunto del que se habla, es decir, que lo que se está
diciendo, no se entienda.
parece que entiende; porque, como digo, no se entiende: yo no acabo de entender esto.”
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(Teresa 1948, 99). Sin embargo el entendimiento llega a su objetivo: unirse con Dios de
manera mística. Aunque no entienda cómo, ni entienda el qué, llega a entender que debe
abandonarse para poder lograr esa unión. De manera inversa Pizarnik entiende de otra
feroz destino/ de sus visiones/ ella tiene miedo de no saber nombrar/ lo que no existe”.
Pizarnik entiende que no entiende, que no puede llegar a entender, y mucho menos usando
el lenguaje, y por eso mismo, se rinde, ya no permite que opere más el entendimiento.
procedimientos son similares y redundar en ellos crea más dificultades de las que parece
accidente, pero reconocer que no se puede usar del todo el entendimiento, cumple, de
alguna manera con el proceder de la mística, sin necesidad de una religión, (o la palabra
procedimientos, que usan tanto el lenguaje como el entendimiento, si se llega al punto que
llegaron Teresa y Pizarnik, debe reconocerse que existe una mística; y el mayor punto de
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No se concluye un tema con el simple hecho de poner punto final; un tema no se agota a
propuesta de un paralelismo místico entre Alejandra y Teresa es obviar una mentira. Pero
ha de admitirse que hace falta un trabajo más exhaustivo, más preciso, más amplio donde
falta nombrarlas, ni reconocer a ambas como místicas, sus obras hablan por sí mismas. En
cambio sí hace falta mencionar que los procesos de la mística en cada una de ellas, aunque
con procedimientos semejantes, llevan rumbos diferentes, tanto en la obra como en la vida
particular de cada una. Teresa buscaba la unión con Dios, el abandono de sí misma para
llegar a una realización plena de su fe, y eso como objetivo sublime de un caminar que le
exigía la propia renuncia de sí misma. Por su parte, Alejandra no sabía lo que buscaba; tal
vez reconocerse, descubrirse a ella misma, y al vislumbrarse fue tanto el asombro que
pretendía ser, o para no llegar a ser nada. Y a fin de cuentas la mística es un camino desde
la nada hacia la nada, pero puede llevar hacia la luz o hacia la oscuridad; puede involucrar a
escritoras de diferentes épocas, de diferentes entornos; puede hacer coincidir a una monja
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Referencias
De Jesús, santa Teresa. 1948. “Vida de santa Teresa de Jesús”, en Obras Completas.
Madrid: Aguilar.