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La visita de Fidel Castro
Desde que Chile rompió relaciones con Cuba hasla la
visila de Fidel Castro en estos días a nuestro país, el
tiempo no ha transcurrido en vano. Los cambios son evi-
dentes. Estados Unidos no pudo doblegar a Vielnara ni a
Cuba. Recién debió renunciar a su largo empeño de man-
tener a China conlincntal en el ostracismo. Ellos son los
hechos más salientes de la nueva correlación de fuerzas que
surge.
Estábamos acostumbrados a creer que no había poder
capaz de enfrontar al poder norteamericano. Hoy el mundo
ya no piensa así. Vietnam ha resistido y su resistencia ha
ido ganando aliados en lodas parles, incluso en Estados
Unidos. Su mayor hazaña lal vez fue desarrollar una mayor
conciencia crítica en vastos sectores norteamericanos. Cuba
también ha resistido. Los golpes enseñan y EE. UU. sabe
hoy que no puede hacer todo lo que quiera. Debe proce-
der con más moderación, con más cautela, con menos
agresividad.
Esto es importante para Chile. Es una de las diferen-
cías con Cuba. Cuando Cuba empezó su revolución socia-
lista el poder norteamericano se sentía más fuerte que hoy
y nadie se le había sublevado hasta ese momento en su
"patio trasero". En tal sentido Cuba fue una vanguardia y
era natural que el enfrentamiento resultara muchísimo más
duro. Es la realidad objetiva más que la voluntad de los
dirigentes lo que opera como factor principal. Después de
lodo to ocurrido, once años más tarde, asimilada la i-'xp;-
rienciu de Vietnam, etc. nosotros podemos concebir un
proceso distinto para Chile.
Pero Vietnam y Cuba no son dos hechos aislados.
Ellos deben ser entendidos en el contexto del mundo socia-
lista. Eso es lo que debe tenerse en cuenta como Iras-
fondo de la correlación de fuerzas en acción. El propio
Castro ha sido muy claro a este respecto: "Sin la existencia
de la Unión Soviética —ha dicho Castro— no habría sido
posible la Revolución socialista en Cuba. Como la Unión
Soviélica existía, esa Revolución no pudo ser liquidada con
el bloqueo económico".
La resolución de la OEA que obligó al Gobierno de
Chile a romper con Cuba era de dudosa legalidad, puesto
que los acuerdos sobre medidas coactivas adoptadas por
los organismos regionales deben ser sancionadas por las
Naciones Unidas para que tengan cFicacia. Sin embargo, el
Gobierno de la época, de don Jorge Alessandri, estimó
más prudente acatar dicho acuerdo.
Hoy la situación ha cambiado a tal pumo que la poli-
tica exterior del Presidente Allende —muy firme y efec-
tiva aunque no provocadora— pudo, sin mayores dificul-
tades, establecer relaciones con China, Cuba, Alemania
Oriental, y en el plano comercial con Vieinam y Corea del
norte: y por último recibir la visita del propio Fidel Castro
rompiendo por completo el esquema de aislamiento aplica-
do por la OEA. Los propios cubanos, en cambio, sólo un
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Julio Silva Solar
nño y medio después del triunfo de la Revolución, en
mayo de 1960. pudieron establecer relaciones diplomáticas
con la URSS.
El problema de fondo
Lo cierto es que hoy el proceso es más rápido y la
conciencia general está más permeable a las nuevas fuer-
zas sociales y al cambio que éstas promueven. Ello es re-
conocido por Castro al destacar la posición progresista en
sectores militares —por ejemplo, el Gobierno peruano—, en
sectores católicos y otras fuerzas o capas medias. Lo cual
contribuye a crear un cuadro más flexible en las variables
de la lucha contra el imperialismo.
No obstante, el fenómeno de fondo permanece igual
y las diíerencia;; enlrc uno y otro caso no debieran ocultarlo
ni disminuirlo. Eso es el paso al socialismo, más concreta-
mente las medidas claves que destruyen el poder capitalista
interno y externo que opera en el país. En Cuba el con-
flicto se inició por la reforma agraria que allá afectó cuan-
tiosos intereses norteamericanos. En agosto de 1960 el Go-
bierno norteamericano suspende la cuota azucarera, es de-
cir, le cierra el mercado al azúcar cubano. Castro entonces
nacionaliza 36 centrales azucareras yanquis, la Compañía
de Teléfonos ll.T.T.) y ¡as compañías petroleras.
Dos mesi - nacionaliza 583 grandes empresas
industriales y comerciales, de propiedad cubana y extranjera,
incluidos los bancos, y se dicta la Reforma Urbana, Ese es
el momento en que se forma en Cuba el "área social".
Cerrado por completo el mercado norteamericano del que
Cuba dependía enteramente (muchísimo más que Chile),
debe vender su azúcar y comprar su petróleo a la URSS.
El cnfrcnlamicnto con EE. UU. es a muerte y está es-
trechamente ligado, como vemos, a la transformación socia-
lista de la economía cubana y a ios intereses que ella des-
truyó. Como el enemigo era muy poderoso se aprovecharon
todas las circunstancias para unir sólidamente al pueblo
tras un líder legendario, de gran magnetismo, tras una ideo-
logía y un partido. Todo lo que debilitara y dividiera había
que descartarlo. Las condiciones reales del cnfrenlamicnto.
extremadamente agudas, no daban opción alguna a lo que
entendemos por democracia, fuera de que no tenía una
base anterior en que" apoyarse.
£1 enfrentamiento en Chile
Ciertamente el caso chileno es distinto. El Gobierno
de Allende no llega al poder por la lucha armada, ni de-
rrotando al Ejército oficial e imponiendo su propia fuerza
militar. Nada de eso. No hay que creer que éste o aquél
es, a priori. d camino mas íiu'il o expedito. Ambos tienen
sus dificultades, sus limitaciones y su fuerza. No hay que
menospreciar la fuerza del título institucional. No debe

Fidel Castro visita al Cardenal Raúl Suva
creerse tampoco que sólo c! camino institucional es el
democrático o el más meritorio: cierLa instiiueionalidad, en
un tiempo dado, puede asfixiar al pueblo. Lo importante
es tomar el camino que la realidad permite desarrollar. Eso
es lo que el genio y el análisis políticos deben descubrir.
Creemos que en Chile la Unidad Popular tomó el camino
correcto, el camino real.
Pero las fuerzas enemigas del socialismo no se com-
plican la vida con el carácter de tal o cual proceso. No
les importa mucho la "vía" por la cual se avanza al so-
cialismo. Lo que les importa os el contenido del cambio,
o sea, la sustitución de! capitalismo por el socialismo. Que
esto se haga mediante la ley, dentro de !a democracia, o no,
carece de importancia para los grandes interesas que orga-
nizan la resistencia al cambio social.
Para ellos es sólo un problema de fuerza, de poder
asestar el golpe. No habría que ser ingenuo. 1.1 proceso chi-
leno está llegando a un punto crítico —precisamente el del
traspaso de gruesos interesas al área social—, donde- el
conflicto con la burguesía interna y sus poderosos aliados
del exterior puede asumir formas muy duras. Na hay que
olvidar que esta es la cuestión central, cualquiera que sea
el carácter del proceso. Nos hemos propuesto resolver este
cunflicto dentro de las formas institucionales y democráticas.
Contamos para ello con prácticas democráticas muy sólidas
y arraigadas desde hsce largo tiempo. La voluntad de la
inmensa mayoría del país lo quiere así. Mas. la profundi-
dad del conflicto tiende a quebrantar los cauces y hay que
estar consciente de ello. No es tampoco un problema que
dependa sólo del Gobierno o sólo de la Oposición. De-
pende de todos.
Persona y pensamiento
Para Castro su paso por nuestro país ha sido también
un éxito personal. Más allá del protocolo rutinario de este
tipo de visitas, ha entrado en un contacto real y extenso
con Chile y los chilenos. Sus diálogos han sido múltiples:
con los obreros del cobre, del salitre, del carbón, con los
estudiantes, con el Cardenal, con la Central Única, con los
dirigentes políticos, etc. Ha derrochado energías para im-
ponerse de nuestra realidad de un extremo a otro. Su pre-
sencia tuvo la virtud de reunir siempre mucha gente a
^-deJor y aunque habló largo y tendido no se apartó
de la corrección y e! tino que él mismo se recordaba con-
tinuastente. Lu madurez alcanzada por su pensamiento po-
lítico, el interés que sabe dar a sus palabras, la esponta-
neidad y sencillez de su trato y aún algunas excentricidades,
dejaron, en genera!, un;i impresión favorable contrastando
ciertas imágenes negativas de su persona.
Por último, aigunos de los pensamientos más reíevan-
¡es reiterados por Fidel durante su visita creemos que
pueden ser los siguientes:
• Chile vive actualmente un proceso revolucionario,
no un reformismo;
V Este proceso es distinto en su forma, en sus pro-
cedimientos o caminos, al cubano, l.os revolucionarios no
eligen las condiciones en que la revolución se desenvuelve.
Ln Cuba esas condiciones fueron las de una guerra. "No
porque nosotros quisimos esa guerra". Se desarrolló una
lucha muy violenta, una lucha sangrienta, consecuencia de
una situación en que todos los caminos estaban absoluta-
mente cerrados. Si nosotros hubiéramos podido evitar esa
lucha la habríamos ahorrado, tengan la seguridad. Si no-
sotros hubiésemos: podido ahorrar sangre, lu habríamos aho-
rrado". La filosofía de Martí los guía en cuanto a expli-
car y justificar la forma extrema o violenta de lucha;
• El imperialismo se deteriora y sus contradicciones
se vuelven más agudas. Ello se traduce en mayores posi-
bilidades para la lucha de los pueblos y para el empleo
de diversas formas de lucha, según la realidad dada;
• "Unir es lo esencial... Hay que sumar fuerzas".
Kn América Latina hay que realizar una política de amplia
unión de todos los que comprendan la necesidad de libe-
rarnos del imperialismo. Ahí deben estar también quienes
son movidos por uno conciencia nacionalista o una con-
ciencia progresista, además de los merxistus. La unidad
de la clase obrera, de los campesinos, de todos los trabaja-
dores, de todas las Fuerzas de izquierda, es fundamental.
Debe combatirse; resueltamente el sectarismo que daña e
impide la unidad y conduce al aislamiento. Del mismo
modo, la solidaridad de los pueblos latinoamericanos y de
chilenos y cubanos es una tarca permanente y decisiva;
• Las corrientes cristianas progresistas o revolucio-
narias que van surgiendo en los últimos años en América
Latina, no son acompañantes ocasionales sino aliados en
la lucha revolucionaria. Asi debe entenderse. "Debemos
saber apreciar en todo su valor la importancia que tiene
esa toma de conciencia política de amplias masas cristia-
nas en nuestro continente". Si bien se ha utilizado el pro-
blema religioso coma instrumento político para facilitar la
explotación del pueblo o para resistir la revolución, no es
menos cierto que los cristianos han contribuido mucho a la
liberación de ios pueblos. Los enemigos del pueblo tratan
de desunirnos pero nosotros debemos unirnos;
• Construir el socialismo requiere un gran esfuerzo
de trabajo, producción, disciplina; requiere también un gran
esfuerzo moral que sustituya el individualismo por la soli-
daridad. Las riquezas y las grandes empresas del país son
de todos los chilenos, de todos los trabajadores, no sólo
del grupo que trabaja directamente en ellas.
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