Professional Documents
Culture Documents
(Este material de apoyo didáctico está constituido por extractos del libro “Aprendizaje
y Constructivismo de los autores de este texto)
Lo biológicamente humano, en el principio de cada biografía, es una masa informe que puede
ser moldeada de mil maneras distintas gracias a la inmadurez que presenta. Como señala
Fullat (1979) el hombre es "tener que educarse". La biología humana con sus rasgos
superiores, pero también con su inacabamiento, es el soporte primero del proceso educador,
y nada más que eso. La neurofisiología del recién nacido permite la educación y, si se quiere
la postula, si bien esto último es más una extrapolación, que realiza el ya más o menos
educado, que un dato científico. Lo indiscutible es que o bien hay educación, y entonces
contamos con un hombre, o bien no existe educación, y en tal hipótesis nos quedamos sin
aquél por más rebosante que sea la biología.
Como bien señala Fullat (1979), las hormonas cumplen muy diversas funciones: estimular
órganos, excitar ritmos funcionales, conmover la vida instintiva y también inclinar, por lo
menos, la vida psíquica.
Los productos de las glándulas endocrinas influyen sobre la conducta animal y humana hasta
tal punto que ello permite hablar de una relación causa-efecto entre variaciones hormonales y
ciertos comportamientos. Con todo, el nexo entre el compuesto químico, que es una hormona,
y la conducta del individuo, es todavía obscuro.
Sin embargo parece evidente que la bioquímica provocada, o la espontánea del cuerpo
humano, intervienen poderosamente en la psicología del hombre y, por tanto, en su capacidad
educable. La neuroendocrinología proporciona actualmente explicaciones muy serias de los
fenómenos psicosomáticos, tales como emociones, dificultades psíquicas, etc. Da la
impresión que ciertos aspectos del sistema nervioso central y del sistema endocrino se
imbrican poderosamente constituyendo el substrato regulador de actividades como las de la
memoria, la agresividad, la sexualidad, la sed y hasta de los mismos afectos.
La primera está compuesta por el sistema nervioso central -médula+encéfalo- que se ocupa
de la integración; y por el sistema nervioso periférico -nervios periféricos- que conducen
estímulos y respuestas. La segunda, compuesta por lo vegetativo -medular y diencefálico-
que regula las actividades automáticas, y que comprende el sistema simpático que funciona
en estado de rendimiento y el sistema parasimpático que funciona en estado de reposo;
y por lo voluntario-encefálico- que regula las actividades controladas. Ambas se relacionan tal
como lo precisa Fullat en la figura adjunta.
El cerebro es la parte más interesante en todo el sistema nervioso para obtener una
adecuada comprensión del fenómeno humano. En él tiene lugar un juego educativamente
importantísimo. El paleocórtex es el lugar funcional del cerebro en el que se desarrollan los
instintos primarios o necesidades biológicas fundamentales que se atienen al presente.
Muy pronto las diversas instituciones en las que se organiza la sociedad irrumpen sobre este
cerebro primitivo mediante los reflejos condicionados, a través del mesocórtex, que aprende
los mecanismos que interiorizan el fenómeno sociocultural envolvente. Ya no sólo se vive el
presente sino también el pasado. Los mecanismos del mesocórtex -reflejo de la cultura ya
interiorizada- se convierten en medios represores de la espontaneidad del paleocórtex que
muy pronto ve reprimidos parte de sus mecanismos. La educación vive esta agonía o lucha
entre este par de funciones cerebrales. Las posibilidades totales del cerebro adquieren forma
a medida que se concretan a través del juego represor social, juego que se reproduce en el
interior de los educandos gracias al mesocórtex. El neocórtex, que es otro lugar funcional del
cerebro, vive el futuro con la creatividad, por ejemplo, y la teleología.
1.2. Bases neurofisiológicas de la cognición y de la emoción.
Vamos a ver aquí las bases neurofisiológicas tanto de la cognición como de la emoción.
Durante las últimas décadas se han ido fusionando gradualmente dos campos del saber que
en su origen estuvieron separados: el de la neurología, la ciencia del cerebro, y el de la
psicología cognitiva, la ciencia de la mente. El ritmo de la unificación se ha acelerado desde
hace poco y ha surgido un nuevo marco o escenario para la investigación de la percepción, el
lenguaje, la memoria y la conciencia.
Kandel y Hawkins (1992) afirman que el aprendizaje se ajusta a un conjunto de reglas que
modifican la intensidad de las conexiones entre las neuronas del cerebro.
Shatz afirma que los primeros resultados de la biología celular sugieren que los mecanismos
del aprendizaje podrían traer consigo un plus de beneficio. Se cuenta ya con razones para
creer que el ajuste fino de las conexiones durante los últimos estadios del desarrollo requiere
seguramente un mecanismo sináptico asociativo y activo dependiente. Si esto es cierto
también en el dominio molecular - si el aprendizaje comparte mecanismos moleculares
comunes con fenómenos del crecimiento y del desarrollo -, el estudio del aprendizaje podría
ayudar a conectar más generalmente la psicología cognitiva a la biología molecular del
organismo. Esta amplia unificación biológica aceleraría la demistificación de los procesos
mentales y situaría su estudio dentro del marco evolutivo de la biología.
El hombre posee una mente que piensa y una mente que siente, dos formas del conocimiento
que interactúan para construir nuestra vida mental. Son dos facultades relativamente
independientes que expresan el funcionamiento de circuitos cerebrales distintos pero
interrelacionados. Pueden ambas mentes estar bien coordinadas, pero si la pasión surge, se
rompe el equilibrio y la mente emocional arrastra a la razón que se rinde y entrega.
El tallo encefálico se encuentra rodeado de estratos. A esta parte que envuelve y recubre el
tallo encefálico se denomina sistema límbico y los componentes de este sistema en forma de
anillo, juegan un papel complejo e importante en la expresión de instintos, impulsos y
emociones.
Muchos de los comportamientos innatos y “primitivos” en los humanos son modificados por el
cortex cerebral. Los humanos planean para el futuro, sienten confianza, esperanza, alegría,
culpabilidad y desesperación, y su comportamiento se rige por códigos morales, sociales y
culturales conscientes. Median en los efectos de los estados de ánimo sobre el
comportamiento externo, influyen en los cambios internos en la función física y en su
expresión apropiada. También se ven influidos por el sistema límbico la asociación de
percepciones con sensaciones como olor, vista, y la formación de recuerdos.
El neocortex diferencia al ser humano de los demás seres. Es el lugar del pensamiento y de
los centros que integran y procesan los datos provenientes de los sentidos. Pero este
neocortex, a lo largo del tiempo, se ajusta y llega a dotar al individuo de la capacidad de
superar las adversidades. De aquí se llega a matizar la vida emocional. Cuanto más complejo
es el sistema social, más fundamental resulta esta flexibilidad para dar respuestas. Aunque el
hecho es que estos centros superiores no gobiernan la totalidad de la vida emocional, porque
en las situaciones emocionales críticas, delegan su cometido al sistema límbico.
Los elementos que constituyen la “sede de las pasiones”, afirma el mismo Goleman (1997)
son el sistema límbico o parte emocional del cerebro que incluye: el tálamo –encargado de
enviar mensajes al cortex- el hipocampo que se cree que juega un papel en la memoria y en
el desciframiento del sentido de lo que percibimos, la amígdala –centro del control emocional
muy ligada a las cuestiones del aprendizaje y de la memoria-. La corteza del cerebro
pensante ayuda a controlar las emociones a través de las resoluciones de problemas, el
lenguaje, las imágenes y otros problemas cognitivos.
La neurociencia del control emocional viene a decir que la emoción se transmite y controla a
través de un sistema de comunicación en el cerebro que tiene la velocidad del rayo y está
dominada por el tálamo, la amígdala y los lóbulos frontales de la corteza, con el apoyo de
varias estructuras cerebrales y glandulares que envían información en forma de elementos
bioquímicos al resto del cuerpo.
Como hemos dicho la normalidad del crecimiento y desarrollo de todo ser vivo depende tanto
de factores genéticos como ambientales. Si el medio ambiente es apropiado y capaz de
suministrar toda la materia prima necesaria en forma mantenida y adecuada y si, por otra
parte, la información genética es correcta, estarían dadas todas las condiciones para obtener
un óptimo desarrollo. Si por el contrario, falla uno u otro factor se producirán transtornos
cuyas consecuencias podrán oscilar desde un retraso hasta la incompatibilidad con la vida.
Según explica Alarcón (1986) hay una especie de relación causal entre pobreza -desnutrición-
deficiencias orgánicas y psicológicas. El primer factor es causa suficiente del segundo, el
segundo del tercero y éste de una amplia gama de problemas de conducta. Podemos
preguntarnos si una neurofisiología condicionada por la desnutrición o malnutrición hace
posible el aprendizaje. Hay autores que las relacionan y otros, basados en estudios de
campo, no.
Las potencialidades humanas, sean éstas físicas o mentales, pueden llegar a actualizarse
sólo cuando las circunstancias favorecen su desarrollo. De ahí que los niños que viven en
ambientes carentes de estimulación sufran una disminución significativa de su habilidad
mental. Ello también explica el que exista una relación tan estrecha entre posición
socioeconómica y rendimiento intelectual. En nuestro medio esto se ha confirmado en los
estudios de Alarcón (1959), Caravedo, Rotondo y Mariátegui (1963), Llanos (1971), Pollit
(1974), Ramírez-Gastón (1974), Reátegui (1975), Palomino y Reyes (1979), Majluf (1980,
1988 y 94), Reyes y Sánchez (1983), Tapia y González (1986), etc. citados por Vidalón
(1980), Alarcón (1986), León (1986) y otros.
Campione y Brown (1978) postularon una teoría de la inteligencia que denominaron cognitivo-
evolutiva. Esta teoría afirmaba que la inteligencia está conformada por dos niveles
jerárquicos. El primer nivel es el denominado sistema “arquitectónico” de la inteligencia, de
origen biológico-genético. El segundo nivel es el sistema “ejecutivo” que, a diferencia del
primero, incluye componentes que son aprendidos del medio ambiente y guían la solución de
problemas.
a. Sistema arquitectónico.
El nivel arquitectónico se refiere a las propiedades básicas del organismo necesarias para
recibir y procesar la información que le llega del medio externo. Su función es registrar y
responder al input sensorial, es decir, la información que recibe, encuentra o se le ofrece al
individuo a través de sus diferentes sentidos. Haciendo una analogía con la computadora, los
autores describen que se trata de una especie de “soporte físico” (hardware) de la
inteligencia, la máquina que recibe y procesa los datos. Este soporte físico o equipo básico
puede incluir características fundamentales para el aprendizaje. Entre éstas, Campione y
Brown consideraron que había tres actualmente identificables:
El estudio acerca del aprendizaje humano, dice Gardner (1987), debiera iniciarse con una
confrontación de lo que es la especie humana, y una consideración de las esferas en las que
sus miembros tienen inclinación por desenvolverse efectivamente, dados recursos adecuados
e intervenciones oportunas.
No es científico ni aceptable presentar una sola lista definitiva e irrefutable de las inteligencias
humanas para que sea aceptada en forma universal. Según Gardner un error tratar de hacer
comparaciones de inteligencias en particular, cada una tiene sus propios sistemas y reglas.
Según este autor hay siete formas de inteligencia “medular”: inteligencia lingüística,
inteligencia musical, inteligencia lógicomatemática, inteligencia espacial, inteligencia
cinestésicocorporal, inteligencia intrapersonal e inteligencia interpersonal, las que tienen
diferente desarrollo en cada una de las personas. Esta taxonomía de las inteligencias es un
esfuerzo por establecer siete regiones intelectuales en las que la mayoría de los seres
humanos tienen el potencial para el avance sólido, y por sugerir algunos puntos señeros que
serán vividos en distinto grado conforme se logren estas competencias intelectuales, tanto por
los individuos dotados como por los que, aunque sean considerados normales, no posean
dotes especiales en un ámbito dado.
a. Desde una perspectiva filosófica, el constructivismo es una concepción que surge como
consecuencia de la interacción entre las ideas empiristas e innatismo.
2.2.1. Pestalozzi (1927) propuso y desarrolló el método activo mediante el cual, de una
manera natural e intuitiva, se hace comprender al niño, mediante “secuencias de aprendizaje”,
las diferentes formas del saber. En el proceso educativo señaló cinco elementos
fundamentales: espontaneidad, intuición, método, equilibrio de fuerzas y colectividad
2.2.2. Dewey (1928) se ubicó en una concepción instrumentalista del pragmatismo según la
cual la experiencia genera el pensamiento que revierte en aquélla, reorganizándola. La
mente es parte de nuestro desarrollo evolutivo, instrumento de adaptación, no una entidad
estática. Pensamos cuando se altera nuestro equilibrio. El proceso es: a) sentir una
necesidad; b) analizar la dificultad; c) proponer soluciones alternativas; d) experimentar
mentalmente hasta seleccionar una; y e) poner en práctica la solución propuesta, que debe
verificarse. El individuo está en función de lo social, puesto que la conciencia humana
proviene de la sociedad que le acoge y educa. Ordenó la educación sobre la base de la
actividad, de la exploración, del proyecto, de la modificación del ambiente y de la colaboración
asociada en los compañeros. Para él la escuela debe ser “una forma de vida social” con un
ambiente simplificado y seleccionado, donde se eduque al alumno, de modo que llegue a
poder emplear íntegramente todas sus capacidades, y en la que uno de sus principios
fundamentales sea el aprender haciendo, con el doble objetivo de integrarlo en la sociedad de
su tiempo y prepararlo para la vida.
2.2.3. Montessori (1928) tuvo como fundamentos pedagógicos de su método los siguientes:
a) respeto a la espontaneidad del niño; b) respeto al patrón de desarrollo individual, distinto
para cada caso particular; c) libertad para que el niño pueda siempre desarrollar la actividad
que desee con el único límite del interés colectivo; d) autoactividad del alumno según sus
propios intereses; e) disposición adecuada al ambiente para favorecer el autodesarrollo.
2.2.4. Decroly (1929) propugnó “la escuela para la vida y por medio de la vida” como síntesis
de su ideología pedagógica, en la que la “escuela laboratorio” sustituía la “escuela auditorio”.
Señaló que el *globalismo y los centros de interés debían ser los pivotes en torno a los cuales
se deben organizar todas las materias o asignaturas del programa de estudios.
Partiendo de las necesidades vitales del niño -de alimentarse, defenderse, etc.- generó unos
núcleos de contenidos que se constituyeron en “centros de interés” para el escolar, lo que les
permitía integrar los conocimientos y llegar a un saber unitario, suprimiendo la división
tradicional, artificiosa y abstracta de asignaturas. Para el desarrollo de cada centro de interés
señaló tres fases: a) la observación como base de todos los ejercicios y punto de partida de
las actividades intelectuales; b) la asociación en el espacio, en el tiempo, asociaciones
tecnológicas y relaciones de causa y efecto; y c) la expresión como medio de comunicación.
2.2.5. Freinet (1970) a su vez propugnó una pedagogía realista, práctica y cooperativa
basada en la actividad natural, cotidiana y socializada del niño y en la búsqueda de un
“método natural de aprendizaje”. Empleó métodos basados en la observación, la indagación,
el tanteo experimental y el trabajo, y su práctica escolar rehuyó el magistrocentrismo, el
verbalismo y el intelectualismo.
Dos son las vertientes disciplinarias que dan origen al constructivismo: la epistemología y la
psicología. Ambas son trabajadas por Piaget que las logra integrar en la teoría psicogenética.
Para ubicarnos en la epistemología genética tenemos que recordar que ésta se orienta a
entender las operaciones cognitivas a través de las cuales se construye el conocimiento. Con
este fin Piaget (1948) introduce la idea de "sujeto epistémico" como parte del proceso mental
de construcción que realiza cada individuo interactuando dialécticamente con el objeto de
conocimiento. Si este objeto es conocido solamente por las interacciones con el sujeto
epistémico entonces el objeto se convierte en "objeto epistémico". Por ello se dice que el
status ontológico del objeto se construye progresivamente por el sujeto y no es independiente
de él.
Un segundo tema que trabaja Piaget es la herencia intelectual; según él (1977) el individuo
recibe dos tipos de herencia intelectual: estructural y funcional. La herencia estructural parte
de las estructuras biológicas que determinan al individuo en su relación con el medio
ambiente, nos lleva a percibir un mundo específicamente humano. La herencia funcional
produce distintas estructuras mentales, que parten de un nivel muy elemental hasta llegar a
un estadio máximo. Este desarrollo se llama génesis, y por esto a la teoría que estudia el
desarrollo de las estructuras mentales se la denomina *psicología genética. Esta psicología
estudia cómo se realiza el funcionamiento de las estructuras mentales, cómo podemos
propiciarlo y, en cierto sentido, estimularlo.
Piaget señala que el conocimiento jamás es adquirido pasivamente, porque cualquier nueva
experiencia puede ser asimilada dentro de las estructuras cognitivas que hayan sido ya
construidas por el sujeto. El sujeto no percibe lo novedoso sino cuando se produce un
conflicto cognitivo con respecto a un resultado esperado que no encaja con el resultado
obtenido. Si esta perturbación ocurre se promueve una reestructuración cognitiva o
acomodación, cuyo resultado es una nueva estructura conceptual que reestablece el equilibrio
relativo.
Y utiliza las palabras período o estadío para describir los principales niveles de desarrollo
identificados por él. En su opinión, existen tres períodos principales: el sensomotor, el de las
operaciones concretas y el de las operaciones formales. Estos integran un continuo que se
extiende desde simples respuestas reflejas hasta el pensamiento abstracto, una forma de
pensamiento en el que el individuo es capaz de razonar a partir de eventos posibles y no
necesariamente concretos.
Según refieren Vega y Bueno (1995), los trabajos de la línea piagetana avanzaron en el
estudio de la cognición adulta y senil y sus pioneros fueron Riegel (1973) y Arlin (1975),
quienes analizaron lo que –desde una perspectiva piagetana- se conoce como pensamiento
post-formal, cualitativamente diferente del pensamiento formal.
Bruner dice que la búsqueda de variables pertinentes en la enseñanza por medio del
descubrimiento constituye el procedimiento que promueve el construccionismo. En esencia, la
práctica de buscar variables pertinentes lleva a la adquisición de las estrategias
metodológicas exitosas y a la eliminación de las menos eficaces.
Bruner, por otra parte, relaciona el aprendizaje con la solución de problemas y afirma que
ambos dependen de la exploración o sondeo de alternativas, por lo tanto, la instrucción debe
facilitar y regular esta exploración del estudiante en la que considera tres aspectos: activación
(curiosidad), mantenimiento (instrucción-alternativas) y dirección (objetivos).
Ausubel (1973) centra su trabajo en el concepto de estructuras cognitivas que define como
"construcciones hipotéticas, es decir, entidades supuestamente hipotéticas que tanto deben
explicar la unidad, cierre y homogeneidad individual, como las semejanzas y coincidencias de
determinados modos de comportamiento. En cada estructura mental está implícito un
momento de generalidad."
Directamente relacionada con el énfasis que pone Vigotsky en la dimensión sociohistórica del
funcionamiento psicológico humano se encuentra su concepción del aprendizaje como un
proceso que siempre incluye relaciones entre individuos. En la construcción de los procesos
psicológicos típicamente humanos es necesario establecer relaciones interpersonales: la
interacción del sujeto con el mundo se establece por la mediación que realizan otros sujetos.
Del mismo modo que el desarrollo no es un proceso espontáneo de maduración, el
aprendizaje no es sólo el fruto de una interacción entre el individuo y el medio; la relación que
se da en el aprendizaje es esencial para la definición de ese proceso, que nunca tiene lugar
en el individuo aislado.
A diferencia de las situaciones informales en las que el niño aprende por estar inmerso en un
ambiente cultural formador, el profesor en la escuela -así como otros agentes pedagógicos-
es una persona real, físicamente presente ante el que aprende, con la función explícita de
intervenir en el proceso de aprendizaje -y por lo tanto de desarrollo-, provocando avances que
no ocurrirían de forma espontánea.
Para Vigotsky (1985), el desarrollo de la persona sigue al aprendizaje, que posibilita el área
de desarrollo potencial con ayuda de la mediación social e instrumental. Según él, el
individuo se sitúa en la zona de desarrollo actual o real (ZDR) y evoluciona hasta alcanzar la
zona de desarrollo próximo o potencial (ZDP), que es la zona inmediata a la anterior. Esta
zona de desarrollo próximo no puede ser alcanzada sino a través de un ejercicio o acción que
el sujeto puede realizar solo, pero le es más fácil y seguro hacerlo si un adulto, u otro niño
más desarrollado, le prestan su ZDR, estos elementos poco a poco permitirán que el sujeto
domine la nueva zona ZDP y se vuelva entonces ZDR
La teoría del aprendizaje social, dice Garrido (1983), se desarrolla en tres direcciones o
temáticas: la primera persigue el estudio exhaustivo del aprendizaje a través de modelos; la
segunda, paralela por definición a la anterior, trata de explicar y aplicar dicho aprendizaje a lo
que otros autores han tratado de hacer desde la contigüidad o la contingencia, entre ellas las
aplicaciones terapéuticas; la tercera, acaso la más esencial para la definición de la teoría del
aprendizaje social, se propone demostrar que la conducta observada, al menos en el hombre,
ha sido aprendida, negando rasgos de personalidad trans-situadas y negando también el
desarrollo de etapas evolutivas fijas.
Bandura (1978):
Dice que el sujeto puede crear el estímulo exterior que le estimulará como refuerzo: el
hombre con su conducta transforma el mundo y el mundo así transformado, influye sobre
el sujeto.
En situaciones reales, apunta, la conducta está generalmente regulada por las características
de las personas hacia las que se dirigen las respuestas, por la configuración social, por
factores temporales y por un conjunto de señales verbales y simbólicas que son indicadores
de las probables consecuencias de las respuestas.
Hasta aquí hemos visto las teorías que aportan al origen de la corriente constructivista. Hay
otras que la enriquecen como las teorías de procesamiento de información, teorías de la
organización y el modelo integrado de comunicación, las que veremos a continuación.
Según Rodríguez Neyra (1992), estas teorías están relacionadas con las ciencias de la
información, de la técnica y de la comunicación. En estas teorías no se desarrolla un
planteamiento específico acerca del aprendizaje, pero en ellas éste es producto del
procesamiento de información, e incluso para algunos autores el aprendizaje viene a ser la
primera parte del proceso de almacenamiento de información.
Queremos destacar tres aspectos de los muchos que estas teorías aportan al tema que
estamos estudiando: la cibernética, la comunicación e información y las computadoras.
a. Cibernética.
Si por cibernética entendemos los resultados técnicos alcanzados tras la aplicación de los
enunciados matemáticos de Wiener , lo cibernético nos da a entender las múltiples
aplicaciones no sólo técnicas sino conceptuales que poseen las categorías mentales que
fueron formuladas axiomáticamente. Según Wiener, la cibernética aspira a dar los elementos
comunes entre el funcionamiento de las máquinas automáticas y el sistema nervioso del
hombre, desarrollar una teoría que cumpla los campos del control y la comunicación en las
máquinas y en los organismos vivos.
b. Comunicación e información.
De acuerdo con esta definición, para que haya libertad de elección debe haber alternativas,
por lo menos dos alternativas que trasladadas a situaciones específicas de enseñanza-
aprendizaje se plantean así:
Los contextos de aprendizaje más ricos serán aquéllos que ofrezcan en mayor número de
alternativas, libertad de elección y medida de la elección.
c. Las computadoras.
En su forma más simple, la computadora opera como una entrada de información (input), un
procesador de información, una memoria y un producto (output). La analogía advertida con el
procesamiento humano de información permite concluir que este proceso contempla
analógicamente los mismos elementos constitutivos de la computadora. Con dicho modelo, y
de acuerdo al enfoque de sistemas, el procesamiento de información concede gran
importancia al estudio de la información y a la estructuración de la memoria. Los
componentes del procesamiento de la información en el hombre vienen a ser la entrada de
información, la memoria a corto plazo, la memoria a largo plazo, el generador de la respuesta
y la respuesta (salida).
La memoria no es sólo un proceso, sino que está constituida por varios procesos y fases, las
cuales destacan los procesos de codificación, almacenamiento y recuperación -términos
extraídos del lenguaje de la computación-. El proceso por el cual la información es
almacenada consta básicamente de tres fases: registro sensorial, memoria a corto plazo y
memoria a largo plazo.
La diferencia entre memoria y aprendizaje no es muy clara, pues las funciones de la memoria
son subyacentes al proceso de aprendizaje. De hecho, las funciones de percepción, recuerdo,
aprendizaje y pensamiento -procesos cognoscitivos- requieren de las funciones que realiza la
memoria y se complementan con ésta. Aunque las funciones de cada proceso son diferentes
se superponen entre sí. Esta estrecha relación entre los procesos cognoscitivos dificulta la
distinción entre el aprendizaje humano y la cognición.
En las teorías organicistas, la interacción entre las estructuras cognoscitivas y los elementos
de la información depende de la naturaleza de dichos elementos y de la relación que los
mantiene unidos. Un ejemplo de ello sería la forma de organización del conocimiento
-estructura del contenido y la organización psicológica que sobre ese conocimiento presente
el individuo-.
El grado en que un conocimiento nuevo pueda ser adquirido por el sujeto dependerá de cómo
se encuentran organizados y estructurados sus conocimientos previos, o sea, su esquema o
estructura cognitiva. Así, los esquemas son “paquetes naturales” que el sujeto posee. Un
pasaje literario, por ejemplo, “invoca esquemas con un número de diferentes dominios de
conocimiento en diferentes niveles de estructura.. En este contexto el aprendizaje se concibe
como la transformación de esquemas que se realiza gracias a la incorporación de nuevos
elementos a los esquemas, lo que implica una refiguración del esquema.
Estos autores crean un concepto de inteligencia emocional que incluye los procesos mentales
involucrados en la información emocional: la valoración y expresión emocional, la regulación
de la emoción y su utilización. Investigan aquellas cualidades emocionales que tienen éxito:
empatía, expresión y comprensión de los sentimientos, control del genio, independencia,
capacidad de adaptación, simpatía, capacidad de resolver los problemas de forma
interpersonal.
Goleman (1998) opina que la emoción se refiere a un sentimiento y a los pensamientos, los
estados biológicos, los estados psicológicos y al tipo de tendencia a la acción que lo
caracteriza. Con lo cual amplía el campo de las emociones, sus matices y variaciones a un
número no determinado.
Marina (1997) dice que somos inteligencias emocionales. Nada nos interesa más que los
sentimientos, porque en ellos consiste la felicidad o la desdicha. Actuamos para mantener un
estado de ánimo para cambiarlo, para conseguirlo. Son lo más íntimo de nosotros y lo más
ajeno.
3.2. El proceso de socialización.
Piaget se ocupa del proceso de socialización, tal como lo demuestra Wickens (1982).La
socialización y el mantenimiento de un sistema social en la clase, proceso
fundamental para el aprendizaje, están muy relacionados con los medios que utiliza el
maestro para ayudar al alumno a realizar elecciones y a ajustar su conducta a la de sus
compañeros. El proceso evolutivo, que va de la imposición a la reciprocidad, se traduce en el
aula por el proceso que permite que las normas dictadas por el profesor sean reemplazadas
por otras acordadas con el alumno, sobre la base del respeto mutuo y la conciencia de las
relaciones recíprocas subyacentes al funcionamiento y a la cooperación del grupo.
Dos técnicas esenciales, que derivan de la teoría de Piaget, son significativas para el proceso
de socialización y constituyen el marco de referencia para analizar el proceso en términos
operacionales. La primera concierne al refuerzo; la segunda, al desarrollo de la capacidad del
niño para ser eficaz en las relaciones basadas en la reciprocidad mediante la utilización de la
lógica.
La identidad, como principio lógico, requiere que la definición de los términos permanezca
constante y que las relaciones lógicas, en una situación dada, puedan establecerse
independientemente de los participantes. La conservación es el equivalente de la identidad en
el seno de la experiencia física. Ambos términos se refieren a la discriminación entre
constantes y variables en una transacción o en un proceso de transformación. Están
implícitos en el desarrollo de la capacidad de razonar retrospectivamente como posibilidad
para anticipar el futuro. La identidad y la conservación resultan de la combinación de la
maduración y la experiencia. El contenido del programa escolar es la base que permite
distinguir estos elementos. Utilizando el repertorio básico del programa, el maestro ayuda
continuamente a los niños a identificar recurrencias y regularidades como elementos de
identidad y conservación. A medida que el desarrollo prosigue, este repertorio es generalizado
mediante el lenguaje que permite adquirir, mediante experiencias no vividas directamente, un
repertorio mayor y más diferenciado. El lenguaje se desarrolla cada vez más y se somete
progresivamente a la necesidad lógica. La conducta, en contrapartida, está cada vez más
controlada por el lenguaje.
Nos planteamos el estatuto de lo moral, porque como dice Reboul (1972), es imposible
concebir una moral sin recurrir a la educación ya que el hombre no nace moral sino que se
convierte en ser moral y porque la manera en que se convierte en ser moral depende de la
educación que ha recibido.
Es así que cuando se habla de "moral" se alude a algo de "indole práctica", a algo realizable
por el hombre y no meramente especulable por éste. Los actos morales se centran en los
actos del hombre en tanto que libres. Esta afirmación es la que posibilita la distinción entre
actos humanos y actos del hombre. En este apartado no vamos a ocuparnos de esta
diferenciación sino de la génesis del sentimiento moral y cómo se puede ayudar a que niños y
jóvenes desarrollen o “construyan” adecuadamente su conciencia moral.
En el acto moral, dice Millán Puelles (1978), no basta simplemente el hábito rutinario, ni seguir
las directrices dictadas, ni la improvisación caprichosa. Es inevitable la aparición del propósito
consciente, del interés y de la reflexión que especifican un acto deliberado.
Se obra bien no porque se conoce el bien sino porque, en definitiva, se quiere el bien; no por
el entendimiento, antes bien por la voluntad. Pero, para que la voluntad quiera es necesario
que conozca lo amado como conveniente aquí ahora. Y puede ocurrir que lo conocido sea
presentado como totalmente bueno y deseable por la razón, sin tener en cuenta las
consecuencias negativas de aquello que estamos conociendo. Este hecho explica que haya
entre los hombres tan diverso entendimiento del bien y de lo moral.
En tal sentido, no se trata de un aprendizaje de unos valores como un fin exterior al obrar
del hombre, sino del desarrollo de aquellas facultades que intervienen en el obrar humano
conforme a unas determinadas pautas. Es decir, el proceso de incorporación de unos valores
poseídos como propios en la vida del hombre normal se integran como una actitud
preocupada del ser humano por la búsqueda de esos valores en cada situación concreta, y
como una intención fundamental y permanente de adecuar la propia actuación a lo que esos
valores significan.
Ahora bien, tan importante como el sentido de la formación de la conciencia moral lo son los
procedimientos que para tal formación se emplean, por cuanto su efecto sobre mismo de la
formación puede ser decisivo.
Sobre el particular encontramos grandes divergencias entre los distintos autores. La postura
de Piaget (1984) nos parece la más sólida, aun cuando somos conscientes de sus
limitaciones, sobre todo respecto al poco carácter evolutivo que tiene su descripción del
desarrollo moral, una vez que le niño es capaz de entrar en una trama de relaciones sociales
igualitarias.
Piaget clasifica los procedimientos de educación moral en función de los fines que éstos se
propongan alcanzar, de las técnicas que se utilicen, y según la faceta o el valor que se quiera
desarrollar; al mismo tiempo llama nuestra atención sobre las características psicológicas que
juegan un importante papel en cualquier proceso de la educación moral.
Cualesquiera que sean los fines que se propongan alcanzar las técnicas que se decida
adoptar y los dominios a los cuales se apliquen estas técnicas, la cuestión primordial estriba
en saber cuáles son las disponibilidades del niño. Sin una psicología precisa de las relaciones
morales de los niños entre sí y del niño con el adulto, toda discusión sobre los procedimientos
de la educación moral resulta estéril.
Kohlberg (1992), basándose en la teoría de Piaget divide el desarrollo moral en tres niveles
preconvencional, convencional y postconvencional, autónomo o de principios.
Sea cual fuere la teoría de la cultura que se maneje, hoy es universalmente reconocido -de
una u otra forma- que la cultura comprende un esquema históricamente transmitido de
significaciones representadas en símbolos, un sistema de concepciones heredadas y
expresadas en forma simbólica, y en medios con los cuales los hombres comunican,
perpetúan y desarrollan su conocimiento y sus actitudes frente a la vida, lo que es
considerado como parte fundamental, del "mundo ideacional". (Códigos, patrones cognitivo-
simbólicos, etc.)
Hay que reconocer que en la mayoría de los casos, la escuela utiliza patrones, símbolos y
códigos que son generalmente hegemónicos y, por tanto, externos a la situación concreta de
niños que provienen de medios socio-culturales diversos y que poseen sistemas propios de
interpretar el mundo. Esta situación se vuelve no sólo compleja, sino en muchos casos
dramática, al no haber un "puente" que una o favorezca el encuentro entre estos dos mundos,
por lo que algunos sociólogos denominan este tipo de educación como"la escuela como tierra
extranjera", para la mayoría de los niños que acceden a ella. (Bourdieu, 1977) Esta situación
es evidente en el tema de los mitos que, como nos indica Ansión (1987), forman parte de
nuestro patrimonio cultural que debe ser "rescatado" porque se intuye que tienen
importancia para la constitución de una cultura nacional.
4. UNA DIDACTICA COMPATIBLE CON EL CONSTRUCTIVISMO
Durante muchos años, dicen Resnick y Collins (1996), bajo la influencia de interpretaciones
equivocadas del desarrollo cognitivo, se creyó que el constructivismo significaba que no debía
haber ninguna enseñanza “didáctica”. En su lugar se propuso que los educadores organizaran
entornos de exploración efectivos para los niños. En tales entornos, los estudiantes se
inventarían o descubrirían el conocimiento por sí mismos. Ahora sabemos que preparar a los
estudiantes para que construyan su propio conocimiento es un asunto mucho más complejo,
lleno de retos que derivan dela naturaleza de la experiencia y del aprendizaje.
Vigotsky (1986) criticó severamente los planteamientos de quienes creen que es más
indicativo del nivel intelectual determinar los niveles específicos de desarrollo, sin plantearse
la posibilidad de lo que logran hacer los niños con la ayuda de otras personas más capaces.
La única buena enseñanza, decía, es la que se adelanta al desarrollo. Señaló enfáticamente
que casi todo el aprendizaje humano se gesta con la mediación de otras personas más
versadas, situación que se torna más evidente y esencial en el ámbito escolar, en la
interacción entre alumno y maestro.
Sin embargo, aunque no cabe duda que un determinado alumno encuentra normalmente
algún significado en lo nuevo, es necesario que el maestro intervenga para que pueda
ampliarlo a un nivel mayor y más relevante culturalmente. Recíprocamente, al profesor le es
más fácil mediar cuando conoce al alumno o alumna y comparte con ellos algunas
representaciones culturales propias del grupo al que pertenece. (Mauri, 1995).
Cada vez parece más evidente que la mejora del aprendizaje y del rendimiento académico
pasa por la consideración tanto de los componentes cognitivos como motivacionales. Es decir,
el conocimiento y regulación de las estrategias cognitivas y metacognitivas debe ir asociado a
que los alumnos estén motivados e interesados por las tareas y actividades académicas
(Pintrich y De Groot, 1990). Algunos autores de prestigio en este campo (Blumenfield et al.,
1982; París, Lipson y Wixon, 1983; Pintrich, 1989; Printhich y De Groot, 1990) consideran
prioritario integrar ambos aspectos si queremos llegar a la elaboración de modelos adecuados
sobre el proceso de aprendizaje escolar. Para estos autores, para obtener éxitos académicos
y óptimos resultados de aprendizaje, los alumnos necesitan tener tanto “voluntad” (will) como
“habilidad” (skill), lo cual refleja con claridad el grado de interrelación existente entre lo
afectivo-motivacional y lo cognitivo dentro del aprendizaje escolar.
Como apuntan Valle y sus colaboradores (1996), a lo largo de los últimos años un amplio
número de autores se han centrado en describir cómo los alumnos llegan a ser reguladores
de su propio aprendizaje; así tenemos a Alexander (1995), Boekaerts ( 1995), Corno (1989)
Mace, Belfiore y Shea (1989), McCombs (1989), Presley (1995), Rohrkemper (1989), Schunk
(1995), Winne (1995), y Zimmerman (1995). Todos coinciden en afirmar que existen
estudiantes que construyen sus propias “herramientas” cognitivas y motivacionales para
conseguir un aprendizaje eficaz (Winne, 1995). Estos sujetos, que Paris y Byrnes (1989)
describen como personas que tienen deseos por aprender, buscan metas realistas y utilizan
un amplio número de recursos. Se enfrentan a las tareas académicas con confianza y
determinación. La combinación de expectativas positivas, motivación y estrategias diversas
para la solución de un problema son virtudes de los aprendices autoregulados.
Aunque las perspectivas teóricas de estos autores son bastante diferentes entre sí, todos
comparten una definición de aprendizaje autorregulado considerándolo como el grado en que
el alumno es un agente activo en su propio proceso de aprendizaje, a nivel metacognitivo,
motivacional y conductual. (Zimmerman, 1989; Zimmerman y Martínez-Pons, 1990; Ridley et
al., 1992)
Según Pintrich y De Croot (1990) pueden distinguirse tres componentes del aprendizaje
autorregulado, especialmente relevantes para el rendimiento académico. En primer lugar, el
aprendizaje autorregulado incluye estrategias metacognitivas de los alumnos dirigidas a la
planificación, control y modificación de su cognición. En segundo lugar, el manejo y control
por parte de los alumnos del esfuerzo implicado en las tareas académicas. En tercer lugar, las
estrategias cognitivas reales que los alumnos utilizan para aprender, recordar y comprender el
material. Cada uno de estos tres componentes mencionados se encuentra asociado con
diferentes estrategias de aprendizaje.
Sánchez (1993) dice que el desarrollo de las habilidades intelectuales para un desempeño
efectivo no es un proceso que ocurre de manera espontánea. El ser humano aprende de dos
maneras: a partir del contacto con el medio ambiente, de manera espontánea e incidental y a
través de procesos de enseñanza-aprendizaje planificados y cuidadosamente controlados. El
pensador natural es ingenuo al responder a los estímulos del medio ambiente, mientras que el
efectivo puede elaborar respuestas inteligentes, apropiadas al problema que se trata de
resolver y al contexto en el cual se presenta la situación de interés.
Los procesos son los componentes activos del pensamiento para configurar la
“arquitectura de la mente”. Puede decirse que los procesos son los operadores
intelectuales capaces de actuar sobre la información (conocimiento semántico) para
transformarla y generar nuevos productos o conocimientos tales como reglas, principios,
decisiones, solución de problemas, etc.
La conducta agresiva tiene tres fuentes: las influencias familiares, las influencias del grupo
cultural y las medidas proporcionadas por los medios de comunicación. Algunos sujetos
mantienen una conducta agresiva porque en ella encuentran fuente de orgullo personal e
incluso en algunas culturas se valoran los modelos agresivos.
A los padres y educadores se les sugiere que dediquen a los niños difíciles unos minutos
diarios de atención especial que, en palabras de Barkley (1997), deben ajustarse a tres
principios: elogios por la conducta adecuada sin adulación, interés por lo que el niño hace,
participación en su actividad. No consiste en hacer preguntas ni dar órdenes sino que se trata
de observar.
En cuanto al momento más propicio para la educación emocional y a quien corresponde cabe
señalar que:
William (1993) dice que se debe educar al niño para que desarrolle las capacidades morales.
El desarrollo moral satisfactorio significa tener emociones y conductas que reflejan
preocupación por los demás: compartir, ayudar, altruismo, tolerancia, respeto a las normas.
Estos cambios son han facilitado la aplicación de los principios del movimiento constructivista:
Los estilos cognitivos proporcionan un alto nivel transferente respecto a las tareas
escolares al tiempo que introducen diferencias respecto a los contenidos curriculares. Los
independientes del campo social tienen preferencias por contenidos simbólicos, en tanto
que los dependientes prefieren contenidos semánticos y sociales.
Convertir la clase tradicional en una clase moderna, lo que supone transformar una clase
pasiva en una clase activa. Desde el punto de vista del proceso de enseñanza-
aprendizaje, significa transformar el quehacer docente de una clase centrada en la
enseñanza en una clase enfocada en el aprendizaje.
Pasar, de una clase planificada y realizada desde una perspectiva conductista a una clase
de corte cognitivista, en la que se ponen en ejecución los principios constructivistas y de
desarrollo de destrezas intelectuales superiores. En esta clase se considerarán también
los componentes socio afectivos que participan en un aprendizaje más completo así como
las variables contextuales donde se desarrolla el acto de aprender profundo.
Vamos a iniciar este apartado con una precisión que consideramos clave: no creemos en
modelos pedagógicos únicos, estáticos y permanentes. Creemos más bien en la capacidad
de los profesionales de la educación de establecer interacciones didácticas que faciliten en
los estudiantes aprendizajes significativos empleando para ello las estrategias más
adecuadas que proporcionan esos modelos.
Las características esenciales comunes a estos modelos se pueden centrar en los siguientes
puntos:
Se le puede considerar una variable crítica de los modelos explicativos del aprendizaje
escolar, puesto que es el alumno quien construye en definitiva su propio conocimiento,
que ha de ser entendido, valorado y aceptado.
Se centra en las características del sujeto, que pueden ser parecidas pero no iguales a las
de otros, ya que el aprendizaje que cada uno realiza es diferente a causa de los saberes
que uno posee anteriormente.
Su relación con el currículo tiene matices propios; se interesa por el proceso de aprender,
antes que por el mero resultado de la enseñanza. Esto influye tanto en el diseño como en
el desarrollo curricular.
conocer las ideas previas del alumno acerca de lo que se va tratar mediante las diversas
formas de indagación que existen,
averiguar si esta información que poseen los alumnos está lógicamente organizada, y
Parte de la idea de que todo cambio formativo tiene lugar en la mente de la persona y que
cualquier aprendizaje representa un cambio en las estructuras cognitivas, por eso hace
hincapié en estos mecanismos mentales. Se le denomina sistémico por cuanto su
funcionamiento suele representarse mediante esquemas con retroalimentación. Ejemplos de
este tipo de modelo son las propuestas de instrucción de Snow, Ketele, Kolb, Entwistle,
Feurerstein, etc.
Los componentes centrales del modelo son el currículo planeado por el profesor y la
percepción del mismo por parte del alumno. Traducido a términos de tarea, significa que el
estudiante ha de llevar a cabo determinadas actividades que van desde la comprensión de
las explicaciones hasta la realización de trabajos y exámenes, pasando por la presentación de
ejercicios de aplicación. Las tareas formativas han de situarse en un nivel crítico o de
"tensión diferencial" entre lo conocido y lo desconocido (procesos constantes de
desequilibrio/reequilibrio).
La novedad del modelo radica en el hecho de incorporar los enfoques o estilos del sujeto
como modificadores del aprendizaje. Pask caracterizó dos estilos básicos : el holístico y el
detallista.
Los sujetos de estilo holístico percibirán las significaciones generales, los contextos, los
planteamientos globales antes que sus particularidades.
Por el contrario, los sujetos detallistas percibirán y buscarán los elementos concretos
descuidando la globalidad.
Entre los medios que favorecen el proceso de enseñanza-aprendizaje tenemos los Sistemas
Tutoriales Inteligentes, la televisión y la cinematografía.
Desde hace un par de décadas, describe Rickel (1989), los investigadores en inteligencia
artificial estudian la aplicación de sistemas expertos en la educación. Una de sus
contribuciones son los Sistemas Tutoriales Inteligentes (ITS: Intelligent Tutoring Systems).
Estos sistemas buscan emular la interacción que se produce entre un educador, que es
experto en cierto dominio del conocimiento, y un alumno, que desea aprender tales
conceptos y contenidos. Los ITS son Sistemas de Instrucción Apoyados por Computador
(CAI: Computer-Aided Instruction), en cuyo núcleo se encuentra un Sistema Experto, que
permite acompañar al alumno en la construcción de la solución del problema, detectando los
conceptos o contenidos que el alumno desconoce o no utiliza adecuadamente, pudiendo así
introducir las modificaciones al plan instruccional que considere necesarios.
Frente a una mirada negativa del fenómeno televisivo durante las últimas décadas, la
reflexión acerca de este tema ha impactado la opinión pública de tal modo que hoy asistimos
al desarrollo de una corriente que relativiza tales prejuicios y plantea rescatar un medio tan
colosal como la TV abierta. (Olivari, Bonadies y Parga, 997)
La Escuela, como institución social de vieja data, sufre los efectos de la TV en niños y jóvenes
estudiantes; no obstante, su cuerpo docente y administrativo empieza a considerar un
progresivo replanteamiento respecto del uso potencial de dicho medio. En este contexto, una
praxis que va tomando cuerpo consiste en la formación crítica y protagónica de los
televidentes; es decir, una antítesis del "consumo" pasivo, gratuito y poco agudo ante
numerosas horas de exposición teveprogramática.
En el campo escolar, se aplica dicho enfoque cuando, por ejemplo, el lenguaje icónico, el
análisis de contenidos, los géneros y formatos televisivos, la interacción medial, entre otros,
cruzan transversalmente estructuras curriculares del quehacer escolar actual.
Existe un creciente interés por desarrollar modelos apropiados y útiles para diseñar ambientes
de aprendizaje basados en tecnología, dentro de una perspectiva constructivista social de
aprendizaje. (Dills y Romiszowski, 1997)
Hoy aplicamos la innovación también a las ideas. Las nuevas generaciones de computadores,
la inteligencia artificial, la comunicación mediante lenguajes naturales, el despliegue de
periféricos, el intercambio mediante la telemática, serán fuente de numerosas innovaciones
escolares. La correspondencia telemática entre profesores y estudiantes de diferentes países,
y estudiantes entre sí, será habitual. La informática se aplicará a los más variados contenidos
curriculares, desde el aprendizaje de lenguas hasta la solución de problemas en matemáticas
y simulaciones físico-químicas. La flexibilidad de los nuevos lenguajes naturales dará pie al
estudio de una nueva “interacción didáctica”.
Como se ha impuesto demostrar Ontoria (1993), el mejor modo de ayudar a los estudiantes a
aprender significativamente es ayudarles de una manera explícita a que vean la naturaleza y
el papel de los conceptos y las relaciones entre ellos, tal como existen en sus mentes y como
existen fuera, en la realidad o en la instrucción oral o escrita.
Existen varias formas de representaciones: las redes conceptuales, las redes semánticas, los
epítomes, y sobre todo los mapas conceptuales.
Redes semánticas. Las redes conceptuales se llaman también redes semánticas porque
pretenden fundamentalmente establecer relaciones de significados entre los conceptos
("nodos") que tratan de representar.
Novak concibe el mapa conceptual como una "estrategia", "método" y "recurso esquemático"
y para Neiser (1981) el mapa constituye una síntesis o resumen que contiene lo más
importante o significativo de un mensaje, tema o texto. Previamente a la construcción del
mapa hay que elegir los términos que hagan referencia a los conceptos en los que conviene
centrar la atención.
Definición conceptual del concepto clave, el de mayor exclusividad para desprender los
otros de menor jerarquía.
Un mismo concepto puede, por lo anterior, quedar subordinado a uno o más conceptos
supraordenados dando lugar a "enlaces cruzados".
6. EL APRENDIZAJE Y SU CONTEXTO.
Desgraciadamente, como afirman Gilbert (1997) y Rodríguez y Vergara (1993) a medida que
la información y el acceso a ésta aumentan en forma exponencial, crece la insatisfacción por
la incapacidad de la educación de preparar a los niños, jóvenes y adultos en las habilidades y
conocimientos necesarios para funcionar en forma efectiva en el tipo de sociedad que se está
generando.
Lo vemos en el Informe Delors (1996) al señalar que América Latina y el Caribe es la región
del mundo con mayores tasas de repetición y deserción escolar. Todos los años se estima
que el 30% de los estudiantes de secundaria repetirán el año escolar, gastando de esta
manera preciosos recursos humanos y financieros. La experiencia nos demuestra que altas
tasas de repetición llevan a abandonos temporales o definitivos del sector educativo y tienen
como consecuencia que los desertantes sean analfabetos funcionales.
Además es útil recordar que, a pesar que los alumnos tienen diversas inteligencias, la
enseñanza se entrega al alumno “promedio”. La amplia gama de habilidades, aptitudes y
logros contrasta con la estructura estandarizada de un currículo, ofrecido en textos sin interés
y que hay que aprender de memoria con el predominio del método de enseñanza frontal. El
uso de este método implica: centrar el interés en la transmisión de conocimientos; aceptar
que hay una sola respuesta correcta; evitar las respuestas divergentes; eliminar las
discusiones entre grupos de alumnos y no propiciar procesos para lograr consensos entre
alumnos.
Frente a esta situación conviene preguntarnos ¿cómo se podrían conciliar estas dos
realidades? ¿qué tipo de experiencias interesantes de aprendizaje conviene ofrecer a los
alumnos? o ¿cómo atender las necesidades de cada alumno y dar oportunidades de real
discusión en pequeños grupos? Por otro lado también debemos preguntarnos en torno a la
evaluación, certificación y pertinencia ¿cuáles son los estándares razonables del contexto,
insumos, proceso o resultados en un sistema masivo de educación, dados los factores que
intervienen en dicho sistema?
Sin duda que existen profesores que con sus lecciones generan un excelente aprendizaje,
pero la mayoría usa el método de enseñar “a la totalidad de clase”, lo que no permite atender
a las diferentes necesidades básicas de los estudiantes y distorsiona los objetivos
educacionales claves. Como lohan probado estudios realizados en la Región.
Existe falta de sentido práctico de lo que se enseña, y también de pertinencia ante las
demandas sociales así como una notable indiferencia de los saberes que los niños poseen.
Hay, especialmente en las zonas rurales, un desencuentro del currículo de la educación
primaria con el entorno local.
Lograr una adecuada claridad conceptual sobre aspectos de la labor académica que deberían
cambiarse, y aún de los métodos y estrategias para poner en práctica las correspondientes
innovaciones es una parte de la tarea innovativa. Otra parte fundamental es el trabajo mismo
de realizarla en el cual surgen dificultades provocadas por la resistencia a ella. Estas fuerzas
no pueden ser ignoradas al realizar intentos serios por mejorar la actividad universitaria.
En el Perú, dice Beltrán (1996), sucede lo que en el resto de países del tercer mundo: el
cuestionamiento a la universidad presenta características singularmente graves. Para este
autor la Universidad no cumple con sus tres funciones principales: crear conocimiento, formar
personal altamente calificado y mantener ambas tareas en estrecha relación con las
necesidades del país; no tenemos suficientemente en cuenta que el quehacer de la
universidad responde a una misión: la búsqueda y la transmisión del saber para el desarrollo
del hombre y de la sociedad. En esto radica su esencia, su nobleza. Beltrán es todavía más
preciso, dice que la educación como proceso de enseñanza-aprendizaje, debe partir de la
existencia de un conocimiento que se quiere comunicar a través de un diálogo crítico. Durante
este proceso, el universitario cuenta con personas que facilitan su aprendizaje. Esta es la
relación profesor-estudiante que, en su nivel más elevado, se convierte en un diálogo
horizontal entre las personas que en él participan.
Si buscamos que el estudiante aprenda a aprender debe, como dice Huaranga (1998),
desarrollar estrategias cognitivas; de ahí la importancia de disponer de un modelo de
enseñanza para el desarrollo de estrategias de razonamiento, que permita el aprendizaje
potencial. Sobre todo, cuando vemos que el docente se preocupa más por los contenidos que
por los procesos del aprendizaje, modos y estilos de aprender.
La función de los profesores es la de líderes y mediadores del proceso del aprendizaje, del
aprender a aprender, de facilitar el acceso a la información, de ser guías y líderes
intelectuales, emocionales y espirituales de sus alumnos, de cultivarles la autodisciplina, el
espíritu de investigación y el de cooperación. Todo esto pone en tela de juicio la idea de
“impartir” unilateralmente un conocimiento desde fuera.
6. 3. Necesidad de innovar.
Parafraseando a Beltrán (1996) podríamos decir que las instituciones educativas, como toda
organización inteligente, tienen sólo dos alternativas: o se renuevan profundamente o caen
definitivamente en la obsolescencia. Creemos asimismo que los tiempos mejores no llegan
de casualidad, requieren de trabajo, innovación, cambio creativo y planificado.
Esto nos obliga a reflexionar acerca del perfil del docente y del alumno con los que hemos
estado trabajando hasta hoy. Además tomaremos conciencia que – para renovarse – es
necesario tener mentalidad y disposición para la renovación y para el riesgo calculado.
En el Informe Final “La Reforma en los Hechos” de la Evaluación del Plan Piloto de Reforma
de la Formación Magisterial, realizada por Tarea 1 en enero de 1998, se lee que los
profesores de Institutos Superiores Pedagógicos, creen que el enfoque constructivista es una
de las innovaciones que ha despertado mayor interés en ellos (42%). En cuanto al grado de
aplicación de este enfoque en el trabajo pedagógico, el 42% opina que la *interacción
didáctica constructivista se aplica totalmente; el 44% opina por una aplicación parcial; el 11%
no da su opinión al respecto y sólo 3 expresan que no se aplica, el 2.4%. Para los
encuestados, ninguna de las innovaciones pedagógicas resulta fácil de desarrollar. La
interacción didáctica constructivista tampoco lo es como se puede ver en el gráfico siguiente.
1
Tarea, Asociación de Publicaciones Educativas, es una ONG de Lima que realiza, sistematiza y
publica experiencias innovadores de educación prioritariamente orientadas hacia la educación pública.
Trabaja también en proyectos y estudios educativos.
6.4. El aprendizaje innovador y el desfase humano.
Este es la distancia que media entre la creciente complejidad y nuestra capacidad para
hacerle frente. En otras palabras, hasta ahora el hombre se ha caracterizado por incrementar
el volumen de sus conocimientos e introducir mejoras en su instrumentación para habérselas
con una complejidad que, durante la mayor parte de la historia, derivó fundamentalmente de
los fenómenos naturales; pero desde la “crisis de la humanidad”, tal como la identificó el Club
de Roma en un primer momento, puso el acento en una problemática mundial derivada de los
límites e imperativos físicos del crecimiento y desarrollo futuros, y se ve cada vez más como
una consecuencia del desfase humano.
El Informe para el Club de Roma examina cómo el aprendizaje puede contribuir a salvar ese
desfase. El aprendizaje, tal es el término que utiliza, lo entiende en un sentido más amplio que
el de educación y enseñanza escolar. Es un enfoque, tanto del conocimiento como de la vida,
que destaca la iniciativa humana. Comprende la adquisición y práctica de nuevas
metodologías, nuevas destrezas, nuevas actitudes y nuevos valores necesarios para vivir en
un mundo en constante cambio.
Entre las sugerencias que da el Informe “Aprender, horizonte sin límites” al Club de Roma
(1979), -dirigido a todos los educadores sin excepción, es decir, a los profesionales y
especialistas, al igual que a los padres y a quienes transmiten información y criterios a través
de los medios de comunicación- está la de un aprendizaje innovador, apoyado tanto en las
fuentes del conocimiento científico como en la vida misma y asido a los valores del espíritu.
Este aprendizaje requiere un esfuerzo abierto a la más amplia participación y un
planteamiento claramente anticipativo. Hoy como nunca, previsión y trabajo creador son
exigencias tanto para los individuos como para la sociedad porque se está arriesgando
incluso la propia supervivencia.
Mientras que la adaptación indica un ajuste reactivo a una presión externa, la anticipación
implica una orientación preparatoria de posibles contingencias, a la vez que considera futuras
alternativas a largo plazo. El aprendizaje anticipador prepara a las personas para la
utilización de técnicas como la predicción, simulación y prospectiva de modelos futuros. Las
estimula a considerar tendencias, hacer planes, evaluar futuras consecuencias y posibles
efectos secundarios perjudiciales de decisiones tomadas hoy, así como a reconocer las
repercusiones mundiales de acciones locales, nacionales y continentales
Otro rasgo básico del aprendizaje innovador es la participación cuyo objetivo intrínseco lo
constituye el ser y estar activo en el entrecruzamiento de la demanda de derechos y la oferta
de obligaciones lo que es algo más que limitarse a compartir formalmente las decisiones; y
que se caracteriza por la cooperación, el diálogo y la empatía.
7. PROCESOS COGNITIVOS Y METACOGNITIVOS
Solé‚ y Coll señalaban (1995) que el constructivismo no es, en sentido estricto, una teoría sino
más bien un movimiento, una corriente, o mejor aún un marco explicativo que, partiendo de la
consideración social y socializadora de la educación escolar, integra aportaciones diversas
cuyo denominador común lo constituye un acuerdo en torno a los principios constructivistas.
Por eso se dice que es un conjunto articulado de principios desde donde es posible
diagnosticar, establecer juicios y tomar decisiones fundamentadas sobre la enseñanza.
Si bien, como dice Blumen (1997), el interés en la investigación sobre los mecanismos de
desarrollo del pensamiento presenta sus inicios en el importante trabajo de Piaget (1896-
1980), las teorías sobre el desarrollo cognitivo han progresado significativamente en los
últimos años, con otros teóricos quienes han introducido modelos parciales acerca del
desarrollo cognitivo. En un intento de explicar la naturaleza de los mecanismos de desarrollo
cognitivo esos autores presentan alternativas a las propuestas de Werner, Vigotsky y Piaget.
Algunos autores consideran que el conductismo o el neoconductismo tienen que ver con la
corriente cognoscitiva. Sin embargo es necesario recordar que el conductismo es
básicamente una teoría que estudia la conducta, cuyos "procesos de cambio ocurren como
resultado de la experiencia". Y es a partir de esto que sus seguidores han intentado descubrir
cómo se aprende.
Como resume muy bien Gómez (1995), las teorías conductistas no penetran mayormente en
el funcionamiento mental del individuo, sino que consideran los cambios o modificaciones de
la conducta como producto de los estímulos de premio o castigo, cuyo fin es reforzar o
extinguir las conductas deseables o indeseables en el desarrollo del individuo. El aprendizaje
conductista mira básicamente al desarrollo en función de la cantidad de contenidos que puede
aprender una persona, y pone el énfasis en la memorización, mecanizaciones y asociaciones,
más que en la comprensión.
Para Glasersfeld (1989), las principales hipótesis de trabajo del movimiento constructivista
serían:
Como dice Pinzás (1997), el aprendizaje del ser humano no calca la realidad. Los estudiantes
no aprenden calcando la información que se les presenta o a la que tienen acceso en las
aulas y fuera de ellas. Existe un conjunto de procesos por medio de los cuales ellos reciben,
interpretan, almacenan y utilizan la información que se les ofrece; a éstos los denominamos
procesos cognitivos.
7.3. La metacognición.
Costa y col. (1989) describen las diversas formas que puede tomar la instrucción, definiendo
la estrategia educativa como un arreglo secuencial de actividades instruccionales que se
emplea a través del tiempo, pretendiendo lograr un resultado deseable en el aprendizaje de
un alumno. Ellos señalan que en los últimos treinta años, profesores e investigadores han
trabajado juntos para identificar o crear un amplio repertorio de estrategias de enseñanza.
Cada una de éstas se propone modelar, enfocar y desarrollar una forma especial de pensar,
pudiendo estructurarse en base al siguiente esquema:
La escuela del futuro tendrá que preparar a los estudiantes para desempeñarse en
situaciones de novedad o frente a problemas cuya naturaleza desconocen. Así, quizá lo más
importante sea que el monitoreo cognitivo puede contribuir tanto a que el alumno sea
relativamente independiente de algunas de las deficiencias o cambios de su ambiente de
aprendizaje como a que desarrolle ciertos recursos para compensarlos.
El desarrollo humano, como han afirmado numerosos autores -entre ellos Vigotsky (1979) y
Brofenbrenner (1987)-, es un desarrollo cultural contextualizado. Nuestros conocimientos
actuales nos conducen a aceptar con Bruner (1988) que "decir que una teoría del desarrollo
es independiente de la cultura no es una información incorrecta, sino absurda". En otras
palabras, necesitamos teorías que no opongan aprendizaje, cultura, enseñanza y desarrollo,
que no ignoren sus vinculaciones, sino que las integren en una explicación articulada. (Sol
é‚ y Coll, 1995)
Conviene recordar aquí que Maturana sostiene (1996) que una gran dificultad para el
mejoramiento de la tarea educacional está en la confusión entre dos clases distintas de
fenómenos que ocurren al interior de la empresa educativa: la formación humana y la
capacitación. Según él, el primer término tiene que ver con el desarrollo del niño o niña como
persona, capaz de ser cocreadora con otros de un espacio humano de convivencia social
deseable. La capacitación, en cambio, tiene que ver con la adquisición de habilidades y
capacidades de acción en el mundo en que se vive, como recursos operacionales que la
persona tiene para realizar lo que quiera vivir. Por esto, la capacitación como tarea
educacional consiste en la creación de espacios de acción donde se ejerciten las habilidades
que se desea desarrollar, creando un ámbito de ampliación de las capacidades de hacer, en
la reflexión sobre ese hacer como parte del vivir que se vive y desea vivir. Ambos procesos no
son excluyentes, sino complementarios en una concepción de desarrollo integral del ser
humano.
Esta práctica y función encuentran su justificación en una cierta manera de entender las
relaciones entre el desarrollo humano y el contexto social y cultural en el que, siempre y
necesariamente, este desarrollo tiene lugar. El proceso de desarrollo personal, es decir, el
proceso mediante el cual los seres humanos llegamos a construirnos como personas iguales
a las otras personas, pero al mismo tiempo diferentes de todas ellas, es inseparable del
proceso de socialización, es decir, del proceso mediante el cual nos incorporamos a una
sociedad y a una cultura. Llegamos a ser quienes somos, cada uno y cada una con unos
rasgos idiosincrásicos y diferenciales, gracias a que podemos incorporarnos a una matriz
social y cultural que nos permite formar parte de un grupo humano y compartir con los otros
miembros del mismo un conjunto de saberes y formas culturales. El desarrollo personal
requiere de una sociedad y de una cultura. Los procesos de individuación -es decir, de
construcción de la identidad personal- y de socialización -es decir de incorporación a una
sociedad y una cultura- son las dos caras de la misma moneda; o si se prefiere, las dos
vertientes de un mismo proceso: aquél por el cual nos desarrollamos como personas.
Conviene recordar aquí el ataque, a nuestro entender desproporcionado, que Bunge (1998)
hace al constructivisno, con la finalidad de conocer las diversas posiciones que se tienen
frente a él. El constructivismo, de moda entre ciertos pretendidos sociólogos de la ciencia,
dice Bunge (1998), es la tesis de que no hay hechos en sí mismos. Según esto, todos los
hechos que estudian los científicos serían construídos por los científicos mismos. Desde
luego que todos los conceptos son construídos: no los encontramos en la naturaleza. Pero no
son construcciones sociales, sino que los construyen cerebros. que no viven en un vacío
social, sino que interactúan con otros. Pero de esto no se sigue que los construya la sociedad
entera o alguna comunidad de investigadores. Los grupos sociales no pueden pensar porque
carecen de cerebro.
A lo largo de este siglo los profesores, los formadores de profesores, los psicólogos escolares,
los pedagogos, los supervisores, los planificadores de la educación, e incluso algunas veces
los responsables de las políticas educativas, han dirigido una y otra vez su mirada hacia la
psicología- mucho más a menudo quizás que hacia cualquier disciplina- con la esperanza de
encontrar en ella respuestas concretas a los problemas de la educación y, sobre todo, con la
esperanza que la psicología pueda ofrecerles un marco global de referencia susceptible de
guiar, orientar y dotar de coherencia su actividad profesional.
Una manera habitual de proceder, consiste en elegir una teoría del desarrollo, del aprendizaje
-o incluso una teoría general del funcionamiento psicológico- y tomarla como punto de partida
único y exclusivo para proceder a su aplicación en el ámbito educativo. Cuando se procede
así, suele existir ciertamente la conciencia que, cualquiera que sea la teoría elegida, ofrece
explicaciones todavía parciales, incompletas y con frecuencia controvertidas, pero se suele
argumentar que, a pesar de sus creencias, proporciona una buena plataforma para analizar,
comprender y explicar los procesos educativos escolares.
Esta forma de plantear las relaciones entre el conocimiento psicológico y la teoría y la práctica
educativa permite dotar de un marco global de comprensión y actuación a los teóricos y
profesionales que la suscriben, satisfaciendo de este modo, al menos en parte, las
expectativas. Las limitaciones que comporta son también, sin embargo, muchas y de gran
trascendencia, como se señalan a continuación:
En primer lugar, elegir una única teoría del desarrollo o del aprendizaje como marco de
referencia para analizar, explicar y comprender los procesos escolares de enseñanza y
aprendizaje supone renunciar de entrada a utilizar otras teorías alternativas que pueden
ayudar igualmente a comprender determinados aspectos de estos procesos no
suficientemente estudiados y explicados por la teoría elegida. El estado actual de
elaboración de las diferentes teorías del desarrollo y del aprendizaje, incluso de las que
están más fundamentadas y tienen un mayor potencial explicativo, así como su
parcialidad, y la controversia y falta de consenso que las envuelve, hace que el riesgo
asumido al elegir una de ellas en menoscabo de las demás sea ciertamente elevado.
En segundo lugar, y en la medida en que ninguna teoría del desarrollo o del aprendizaje
es capaz en la actualidad de dar cumplida cuenta de los diversos factores y dimensiones
implicados en los procesos escolares de enseñanza y aprendizaje, esta lógica conduce a
menudo a forzar la teoría elegida, extendiendo y ampliando sus explicaciones hasta
extremos difícilmente tolerables, derivando de ella principios metodológicos y propuestas
de actuación que no pueden justificarse estrictamente desde las coordenadas
epistemológicas y conceptuales de la propia teoría.
En tercer y último lugar, esta manera de proceder ha estado asociada históricamente con
dos principios epistemológicos altamente discutibles y discutidos. El primero es el principio
de jerarquía epistemológica entre, por una parte, el conocimiento psicológico, que es
considerado como el conocimiento científico básico, y por otra, la teoría y la práctica
educativas, que constituirían más bien un conjunto de saberes prácticos y profesionales
cuya fundamentación científica sólo podría ser asegurada por la aplicación del
conocimiento psicológico. El segundo principio es el que postula que, desde la psicología,
y más concretamente desde la explicación psicológica elegida como teoría de referencia,
puede alcanzarse una explicación totalizadora de los procesos educativos escolares,
ignorando de este modo la exigencia de una aproximación multidisciplinar que impone la
propia naturaleza de estos procesos y adoptando, implícita o explícitamente, un
reduccionismo psicológico que, al menos en el campo de la educación, el desarrollo de las
disciplinas educativas se ha encargado de declarar obsoleto desde hace ya varias
décadas.
Con el fin de evitar los problemas derivados de la utilización de una teoría del desarrollo o del
aprendizaje como marco teórico de referencia único y excluyente, se opta en este caso por
una solución ecléctica que consiste en seleccionar, del conjunto de explicaciones que brindan
las diferentes teorías, aquellos aspectos o partes de ellas que tienen, supuesta y
potencialmente, una mayor utilidad para analizar, comprender y explicar los procesos
escolares de enseñanza y aprendizaje. El resultado de esta selección es entonces una
especie de “lista” o “catálogo” de explicaciones relativas a diferentes aspectos o dimensiones
de los procesos educativos escolares que tienen su origen en teorías distintas e incluso, en
ocasiones, contradictorias.
Desde el punto de vista educativo, la idea-fuerza tal vez más potente y más ampliamente
compartida es la que se refiere a la importancia de la actividad mental constructiva de las
personas en los procesos de adquisición del conocimiento. De ahí el término
constructivismo habitualmente elegido para denominar esta posible complementariedad,
tras el cual encontramos de hecho teorías y enfoques explicativos del comportamiento
humano que difieren significativamente entre sí en muchos otros aspectos. Trasladada al
ámbito de la educación escolar, la idea-fuerza del constructivismo conduce a poner el acento
en la aportación constructiva que realiza el alumno al propio proceso de aprendizaje; es decir,
conduce a concebir el aprendizaje como un proceso de construcción del conocimiento a partir
de los conocimientos y de las experiencias previas, y la enseñanza como una ayuda a este
proceso de construcción.
Las teorías constructivistas del desarrollo y del aprendizaje son interpeladas e interrogadas, a
partir de la problemática propia y específica de la educación escolar, exactamente de la
misma manera que otras disciplinas educativas y la misma práctica. Esta interpelación
conduce a identificar una serie de principios explicativos que, además de aportar una
respuesta a las cuestiones planteadas, contribuyen a profundizar y comprender mejor la
naturaleza de la educación escolar, las funciones que cumple en el desarrollo y la
socialización de los seres humanos y los rasgos que diferencia las actividades educativas
escolares de otros tipos de prácticas educativas. Así, mediante un proceso de ida y vuelta
incesantemente repetido, se abre la posibilidad de ir conformando de forma progresiva un
esquema de conjunto orientado a analizar, comprender y explicar los procesos escolares de
enseñanza y aprendizaje. Es decir, se abre la posibilidad de avanzar hacia una explicación
constructivista genuina de los procesos escolares de enseñanza y aprendizaje que no sea
una pura y simple transposición al ámbito educativo de una teoría constructivista del
desarrollo y/o del aprendizaje, o un catálogo más o menos amplio de principios explicativos
extraídos de un conjunto de teorías constructivistas del desarrollo y/o del aprendizaje.
9. LA CONSTRUCCIÓN DE CONOCIMIENTO.
La información es una riqueza quizá de tanta importancia como las fuentes naturales o
energéticas, sin las cuales no concebimos cómo podríamos vivir. Es vital para nuestro
desenvolvimiento social, económico y cultural porque nos da el conocimiento cabal de todos
los factores intervinientes en la conformación de una realidad y permite una mejor apreciación
de lo que se debe hacer, cuándo, dónde y cómo; por ello, es un insumo indispensable de
toda construcción.
Las actuales investigaciones psicológicas y pedagógicas nos plantean interrogantes nuevas
sobre el aprendizaje.
Se suele entender por conocimiento al acto vital de conocer, a la aptitud del ser humano para
sentir y percibir las impresiones exteriores. Sin embargo, para Piaget (1976), sensaciones y
percepciones se hallan en la base de los estadios elementales del conocimiento, pero no
están solas. Los conocimientos provienen también de las acciones, de las cuales la
percepción constituye la función señalizadora. Conocer es apropiarse y transformar y no sólo
contemplar. Una percepción es algo más que una lectura de datos sensoriales; implica
además una organización activa en la que la experiencia histórica de cada quien juega un
papel considerablemente condicionante.
Métodos propios de cada área del saber, concebidos como estrategias sistemáticas de
investigación, para el análisis de los problemas propios de cada área y de sus interrelaciones
con otras, que aumentan las probabilidades de solucionarlos exitosamente, generar nuevos
conocimientos y seguir aprendiendo en forma autónoma.
Sin embargo, es importante considerar que los conocimientos previos y los esquemas en que
se encuentran organizados no son el único bagaje con el que afrontan el aprendizaje los
alumnos. La disposición y el sentido que ellos atribuyan a los nuevos contenidos y en general
a la situación de aprendizaje, así como las capacidades e instrumentos generales que hayan
adquirido a lo largo de su desarrollo y sean capaces de utilizar, forman parte también de la
posibilidad de los alumnos de aprender.
Los contenidos escolares que el profesor debe ayudar a construir, son de naturaleza variada:
contenidos de organización, interpretación y análisis de la información con el objetivo de
poder atribuirles algún significado; diferentes sistemas de representación y comunicación de
la cultura; instrumentos o medios que permiten aprender, proponerse metas, planificar la
actividad, seguir, controlar y sostener el propio proceso y evaluarlo para modificarlo, si es
necesario.
Entendemos por esquema de conocimiento la representación que una persona tiene sobre
una parcela de la realidad, en un momento determinado de su historia. Esta noción pone de
relieve, si la repasamos atentamente, una cualidad funcional importante de los esquemas que
nos permite darnos cuenta que el conocimiento se genera de modo continuado.
Aunque los conocimientos previos de los alumnos se deben explorar antes de determinar qué
contenidos de aprendizaje se les enseñarán no puede considerarse esto como un criterio
suficiente para señalar su importancia. Un segundo criterio que cabe considerar para definir
qué y cómo se enseña, son los objetivos concretos que perseguimos en relación a dichos
contenidos y al tipo de aprendizaje que pretendemos alcancen los alumnos. La enseñanza de
un mismo contenido de aprendizaje puede ser abordada con objetivos distintos por un mismo
profesor en función de las circunstancias en las que lleva a cabo la enseñanza
Un desequilibrio puede ser considerado como óptimo para el cambio de los esquemas de
conocimiento, si el contenido que constituye un conflicto para ideas del estudiante no se
presenta demasiado alejado de lo que conoce, de modo que no sea un contenido que no
pueda ser relacionado con ello o no le encuentre ningún significado, o sea demasiado
cercano a sus planteamientos iniciales y no suponga ningún desafío para estos
planteamientos. (Mauri, 1995)
Los nuevos contenidos se comprenden por su relación con otros que ya poseíamos, y éstos
se amplían, revisan o reorganizan. Estos saberes acaban también conformando nuestra red
de conocimientos y son ya inseparables de los que poseíamos anteriormente. Desde esta
perspectiva, construcción de conocimiento y memoria pueden entenderse como lo mismo.
(Mauri, 1995)
La memoria constructiva o comprensiva está, desde este punto de vista, muy ligada al
proceso de construcción de conocimiento y a su reestructuración continuada y al
mantenimiento de lo conocido. No es un proceso único, sino un conjunto de procesos
variados tales como retener, reelaborar, evocar, etc. No es algo estático, sino dinámico y sus
procesos se precisan y desarrollan con la edad.
Que el material sea potencialmente significativo, es decir, que permita establecer una
relación sustantiva con conocimientos e ideas ya existentes. Que sea "susceptible de
dar lugar a la construcción de significados".
Ausubel (1973) distingue tres tipos básicos de aprendizaje significativo en función del grado
creciente de complejidad: aprendizaje de representaciones, aprendizaje de conceptos y
aprendizaje de proposiciones.
Cuando decimos que los alumnos "comprendan", estamos indicando que debemos intentar
que ellos den sentido a aquello con lo que entran en contacto y mediante lo cual se forman las
representaciones y los esquemas cognitivos. Se trata de una asimilación activa consistente
en captar o adquirir lo que está implicado en el proceso de aprendizaje que va desde las
características sensoriales hasta las más abstractas.
Para facilitar la comprensión y la asimilación cada persona tiene sus estrategias. La teoría de
la asimilación es el punto central del planteamiento de Ausubel sobre el aprendizaje
significativo, de tal manera que la mayor parte de este aprendizaje consiste en la asimilación
de nueva información. Explica dicha teoría diciendo que la nueva información está vinculada
a los aspectos relevantes y preexistentes en la estructura cognitiva, y en el proceso se
modifican la información recientemente adquirida y la estructura preexistente.
Las estrategias cognoscitivas, dice Chadwick (1991), son los procesos de dominio general
para el control del funcionamiento de las actividades mentales. Son críticos en la adquisición y
utilización de información específica e interactúan estrechamente con el contenido del
aprendizaje. Cuando el aprendizaje es visto desde un punto de vista cognoscitivo se enfatizan
las transformaciones que la persona hace a los estímulos que recibe de su ambiente.
Las estrategias de ejecución se refieren a todo lo que la persona hace para recuperar
información, formular una respuesta, generalizarla, identificar y resolver problemas y
generar respuestas creativas.
La concepción constructivista, dice Miras (1995), considera tres elementos básicos que
determinan lo que se denomina el estado inicial de los alumnos en el momento de comenzar
un proceso cualquiera de aprendizaje. Estos elementos son:
Disposición o actitud que presentan los alumnos para llevar a cabo el aprendizaje que se
les plantea. Esta disposición o enfoque con el que abordan la situación de aprendizaje de
nuevos contenidos no es algo inexplicable o impredictible, sino que surge como resultado
de la confluencia de numerosos factores de índole personal e interpersonal.
Capacidades, instrumentos, habilidades y estrategias generales que los alumnos han ido
adquiriendo en distintos contextos a lo largo de su desarrollo y, de manera especial, en el
de la escuela.
Según Coll (1990 y 1991), la condición básica para que la ayuda educativa sea eficaz y pueda
realmente actuar como tal es ajustarse a la situación y características que, en cada
momento, presente la actividad mental constructiva del alumno.
Para tal fin, la ayuda debe conjugar dos grandes características:
De acuerdo a las investigaciones de Vigotsky (1979), como vimos en la cuarta sesión de este
curso, existe un área potencial en el crecimiento intelectual del sujeto que sólo puede ser
apropiadamente desarrollada por intermedio de pares más capaces o por adultos. Esta área
es llamada Zona de Desarrollo Potencial o Próximo (ZDP) y comprende la distancia entre el
nivel real del desarrollo, determinado por la capacidad de resolver independientemente un
problema, y el nivel de desarrollo potencial, determinado por la resolución de un problema
bajo la guía de un adulto o en colaboración con otro compañero más capaz.
Para trabajar Zonas de Desarrollo Próximo, Onrubia plantea los siguientes procesos y
criterios:
Insertar, en el máximo grado posible, la actividad puntual que el alumno realiza en cada
momento en el ámbito de marcos u objetivos más amplios en los cuales esta actividad
pueda tomar significado de manera más adecuada.
Posibilitar, en el máximo grado posible, la participación de todos los alumnos en las
distintas actividades y tareas, incluso si su nivel de competencia, interés o conocimientos
fueren en un primer momento, escasos y poco adecuados.
Establecer un clima relacional, afectivo y emocional basado en la confianza, la seguridad y
la aceptación mutuas, y en el que tengan cabida la curiosidad, la capacidad de sorpresa y
el interés por el conocimiento por sí mismo.
Introducir, en la medida de lo posible, modificaciones y ajustes específicos, tanto en la
programación más amplia como en el desarrollo "sobre la marcha" de la propia actuación,
en función de la información obtenida, a partir de las actuaciones y productos parciales
realizados por los alumnos.
Promover la utilización y profundización autónoma de los conocimientos que se está
aprendiendo por parte de los alumnos.
Establecer, en el mayor grado posible, relaciones constantes y explícitas entre los nuevos
contenidos que son objeto de aprendizaje y los conocimientos previos de los alumnos.
Utilizar el lenguaje más claro y explícito posible, tratando de evitar y controlar posibles
malentendidos o incomprensiones.
Emplear el lenguaje para recontextualizar y reconceptualizar la experiencia.
Por eso Onrubia señala como características relevantes de la interacción entre los alumnos
las siguientes:
Que nos permitan conocer los conocimientos previos que tienen los alumnos en relación a
los nuevos contenidos de aprendizaje.
En las que los contenidos se plantean de tal modo que sean significativos y funcionales
para los alumnos de ambos sexos.
Que podamos inferir que son adecuadas al nivel de desarrollo de los alumnos.
Que aparezcan como un reto abordable para el alumno, es decir, que tengan en cuenta
sus competencias actuales y las hagan avanzar con la ayuda necesaria de modo que
permitan identificar zonas de desarrollo próximo e intervenir en ellas.
Que provoquen un conflicto cognoscitivo y promuevan la actividad mental del alumno
necesaria para que establezca relaciones entre los nuevos contenidos y los conocimientos
previos.
Que fomenten una actitud favorable, o sea, que sean motivadoras, en relación al
aprendizaje de los nuevos contenidos.
Que estimulen la autoestima y el autoconcepto en relación a los aprendizajes que se le
proponen, es decir, que los alumnos puedan experimentar con ellas que han aprendido y
que su esfuerzo ha valido la pena.
Que ayuden a que los alumnos vayan adquiriendo destrezas relacionadas con el aprender
a aprender y que les permitan ser cada vez más autónomos en sus aprendizajes.
Cuando evaluamos los aprendizajes que han realizado nuestros alumnos, estamos también
evaluando, se quiera o no, el proceso de enseñanza que hemos llevado a cabo; evaluamos
también el currículo en el que se contextualiza este proceso y el mismo proyecto educativo
institucional que lo preconiza.
Comenzaremos con lo que Coll y Martín (1995) definen como ideas directrices susceptibles
de guiar y orientar las prácticas de evaluación, a partir de la concepción constructivista de la
enseñanza y del aprendizaje:
Ahora bien, cuanto más extensas, ricas y complejas sean estas relaciones, tanto más ardua
será la tarea de intentar explorarlas. De hecho, aun en el caso de que sean particularmente
ricas y complejas, es imposible llegar a tener la certeza de que han sido exploradas en su
totalidad. Quiere esto decir que toda actividad de evaluación es, por principio, parcial en la
exploración de la naturaleza y amplitud de las relaciones entre significados y, sobre todo, que
cabe la posibilidad de que los alumnos hayan establecido otras relaciones que las actividades
e instrumentos de evaluación que estamos utilizando no alcancen a detectar. Es probable que
los alumnos aprendan mucho más de lo que nosotros somos capaces de captar con las
actividades de evaluación que elaboramos y les proponemos.
La funcionalidad del aprendizaje, entendida no tanto como su mayor o menor utilidad para
satisfacer las necesidades inmediatas o habituales, sino más bien como la posibilidad de
utilizarlo como instrumento para la construcción de nuevos significados, es probablemente
uno de los indicadores más potentes, y al mismo tiempo más fáciles de manejar, para evaluar
los aprendizajes escolares. Sólo podemos estar seguros de que hemos aprendido algo
cuando podemos utilizarlo. El mayor o menor valor instrumental de los aprendizajes
realizados es, en consecuencia, uno de los criterios fundamentales que conviene tener en
cuenta en el momento de diseñar actividades de evaluación susceptibles de informarnos
sobre la amplitud y complejidad de los significados construidos.
La evaluación está condicionada por la confiabilidad de los instrumentos y medios que en ella
se emplean. De ahí la necesidad de utilizar la más amplia gama posible de ellos para obtener
información pertinente.
Por último, el tercer criterio viene dado por el tipo de lenguaje que se utiliza como
indicador del comportamiento que se pretende considerar. En el examen oral o escrito no
existe duda alguna acerca del carácter verbal del lenguaje. Un cuestionario de
observación supone guiar la observación del evaluador hacia comportamientos
generalmente no verbales.
Desde esta triple perspectiva se pueden considerar, atendiendo más a la funcionalidad que a
la exhaustividad, los siguientes tipos de técnicas de evaluación de los estudiantes:
Técnicas orales, exposición autónoma de un tema por el estudiante. Con el triple criterio
que se ha señalado, es un tipo de evaluación caracterizado por su corto nivel de
estructuración, la alta definición de la situación en la que se realiza la prueba y el claro
predominio del lenguaje verbal. Pueden tener la forma de:
+ Entrevista entre profesor y alumno, con un nivel diferencial de estructuración según los
casos, pero tendiendo hacia la estructuración, una situación definida más o menos claramente
hacia la evaluación, y con utilización de lenguaje verbal.
+ Desarrollo de un tema amplio, que coincide en sus características con las cuestiones
breves.
10.3.3. La metaevaluación.
La evaluación de la evaluación se inicia con Scriven (1965) y entre sus seguidores más
destacados figuran Rotger (1990) y De Landsheere (1985). El primero define la
metaevaluación como un medio eficaz para verificar y asegurar la calidad de las
evaluaciones. Este medio, dice, pone en tela de juicio el mismo sistema de evaluación;
inquiriendo datos sobre su planificación, desarrollo, procedimientos, valoraciones y toma de
decisiones. Y para De Landsheere consiste, o bien en un estudio crítico general de toda una
evaluación (crítica del plan experimental, de los instrumentos utilizados, etc) o bien, más
simplemente en un nuevo análisis de los datos destinado a verificar la exactitud de las
operaciones y la buena legitimidad de las conclusiones.
Garantizar un buen uso de las informaciones recibidas y el rigor de los juicios de valor
emitidos.
10.4. Autoevaluación.
Como tal, es un proceso esencialmente formativo, que proporciona un marco adecuado para
la planificación y ejecución de acciones remediales y correctivas dentro de la institución. Esta
característica la convierte en un proceso dinamizador del mejoramiento y crecimiento
institucional.
La autoevaluación puede realizarse por decisión de la institución como proyecto propio y sin
ninguna ingerencia de otra entidad y al concluirlo, tomar decisiones estudiando los resultados
para el bien de la institución. Puede también invitarse a expertos de otras instituciones para
que participen durante o al final del proceso. Esa alternativa es interesante y podría ser una
opción para muchas instituciones.
10.5. La acreditación.
Desde el punto de vista individual, dice Chapela (1991), la acreditación tiene que ver con
la credibilidad educativa, es decir, con los mecanismos y formas mediante las cuales se
obtienen evidencias o comprobaciones de que un sujeto posee un saber en determinada
área de conocimiento.
ABUGATTAS, J. y otros
1994 Retos nacionales e internacionales a la educación peruana. Lima. Foro Educativo.
AEBLI
1973 Una didáctica fundada en la psicología de Jean Piaget. Buenos Aires. Kapelsz.
AGUILAR, J.
1992 Algunas contribuciones de la teoría cognitiva a la educación. Lima.
AHUMADA, P. y J. MARINKOVICH
1997 Una experiencia innovativa: el periódico como estrategia de aprendizaje.
En:Pensamiento.Vol. XX. Julio. Santiago de Chile.
ALARCON, R.
1959 Relación entre la inteligencia y el estado socioeconómico de los niños. Revista
Educación (Lima), XIII, N° 22.
1986 Psicología, pobreza y subdesarrollo. Lima.INIDE.
ALEXANDER, P.A.
1995 Superimposing a situation-specific and domain-specific perspective on an account of
self-regulated learning. Educational Psychologist, 30.
ALTAMIRANO, T. y otros
1995 Necesidades y demandas para un cambio en educación. Lima. Foro Educativo.
ANGYAL, A.
1965 Neurosis and treatment. New York. Wiley.
ANSION, J.
1987 Desde el rincón de los muertos. El pensamiento mítico en Ayacucho. Lima. GREDES.
ARANCIBIA, V.
1992 Efectividad escolar, un análisis comparado. Serie Documentos de trabajo, N° 174.
Santiago de Chile. Centro de Estudios Públicos.
ARLIN, P.K.
1975 Cognitive development in adulthood: A fifth stage? Developmental Psychology 11.
ARNHEIM,
1980 Hacia una psicología del arte: arte y entropía. Madrid. Alinaza Editorial.
1992 Arte y percepción visual: psicología del ojo creador. Madrid. Alianza Editorial.
ARONS, A. B.
1979 Some thoughts in reasoning capacities implicity expected of college students. En:
Cognitive process instruction. J. Lockhead and J. Clement. Philadelphia. The Franklin Institute
Press.
AUSUBEL, D.P.
1973 La educación y la estructura del conocimiento. Buenos Aires. El Ateneo.
BAKKE-SEEK, S.
1998 Competencias y adquisición de competencias en el sector informal. Educación vol 57-
58. Tübingen.
BANDURA, A.
1977 Self-efficacy: towward a unifying theory of behavioral change. Psychological Review. 85.
1988 Percieved self-efficacy: exercise of control through self-belief. In J.P. Dauwalder et al.
Anual series of european reseach in behavior therapy. Vol. 2. Lisse, The Netherlands: Wets &
Zeitlinger.
BARRIGA, C.
1997 Teorías contemporáneas de la educación. Lima. Facultad de Educación de la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos.
BEAS, C.
1997 Epistemología genética y positivismo en Piaget. En: Piaget entre nosotros. Lima. Fondo
Editorial de la PUC.
BELTRAN, R.
1996 Universidad, vigencia u obsolescencia. En: Agenda Educativa. N° 3 Segunda Epoca. Foro
Educativo. Lima.
BETANCUR, B.
1994 Mensaje a los Jefes de Estado y de Gobierno reunidos en la IV Cumbre Iberoamericana
en Cartagena de Indias.
BERLYNE, D.E.
1960 Conflict, arousal and curiosity. Toronto. MacGraw Hill.
BETTELHEIM, B y K. ZELAN
1989 Aprender a leer. México.
BLOOM, B.
1974 Cómo aprender para lograr el dominio de lo aprendido. El Ateneo, B.A.
BLUMEN, SH.
1997 El desarrollo de las habilidades cognitivas según los avances en las teorías
psicológicas. Revista de Psicología de la PUCP. Vol. XV. 1.
BOEKAERTS, M.
1993 Being concerned with well-being and with learning. Educational Psychologist. 28.
1995 Self-regulated learning: bridging the gap between metacognitive and metamotivation
theories. Educational Psychologist, 30.
BORKOWSKI, J.G.
1985 Sings of intelligence. En: S. Yussen The growth of reflection in children. Orlando. Academic
Press.
BOTKIN, J. W.; ELMANDJRA, M. y M. MALITZA
1990 Aprender, horizonte sin límites. Madrid. Santillana.
BRONFENBRENNER, U.
1974 Is early intervention effective? Washington, D.C. Goverment Printing Office.
BRUNER, J. J.
1972 Hacia una teoría de la instrucción. México. UTHEA.
BUNGE, M.
1998 Vigencia de la Filosofía. Lima. Fondo Editorial de la Universidad Inca Garcilaso de la Vega.
BUSS, A.R.
1979 The emergeing field of the sociology of psychological knowledge. En: Psychology in
Social Context. New York. Iwington Publishers.
CALERO, M.
s/f Construccionismo: un reto de innovación pedagógica. Lima. San Marcos.
CALFEE, R.
1981 Cognitive psychology and educational practice. En: Review of Research in Education 9.
Washington D.C. American Educational Researc Association Publishers.
CAPELLA, J.
1997 Los cuatro pilares de la educación para el siglo XXI. Conferencia en el Congreso Nacional
FIC. Lima.
CAREY, S.
1985 Are children fundamentally different in kinds of thinkers and learners than adults? En:
S.F. Chipman et al Thinking and Learning Skills. Research and Open Questions, 2.
CARRETERO, M y otros
1992 Psicología de la Instrucción, Razonamiento y Conocimientos específicos. Infancia y
Aprendizaje, 59-60.
CASASSUS, J.
1997 Acerca de la calidad en educación. Conferencia en el Seminario Internacional:
Modernización de la Educación. Lima, 13-14 de febrero.
CASE, R.
1985 Intellectual development: birth to adulthood. Orlando. Academic Press.
CASSANY, D.
1987 Describir el escribir. Buenos Aires. Paidós.
COLL, C.
1984 Estructura grupal, interacción entre alumnos y aprendizaje escolar. Infancia y
Aprendizaje. 227-28.
COLL, C. Y COLOMINA, R.
1990 Interacción entre alumnos y aprendizaje escolar. En: Desarrollo psicológico y educación II.
Psicología de la Educación. Madrid. Alianza.
COLL, C. Y E. MARTIN
1993 La evaluación del aprendizaje en el curriculum escolar: una perspectiva
constructivista. En: C. Coll et alt. El constructivismo en el aula. Barcelona. Graó.
COLL, C. e I. SOLE
1993 Los profesores y la concepción constructivista. En: C.Coll et alt. El constructivismo en el
aula.
COLOM, A.
1982 Teoría y metateoría de la educación. Un enfoque a la luz de la teoría general de
sistemas. México. Trillas.
CONCYTEC
1998 Recursos del ser humano. Reflexiones sobre la educación y el desarrollo científico y
tecnológico del país. Informe de la Comisión de Recursos Humanos y Educación.
CONCYTEC. Lima.
CONTRERAS, J.
1994 Enseñanza, curriculum y profesorado. Madrid. Akal Universitaria.
CONTRERAS, M y H. SCHINK
1995 La cooperación escuela-empresa como lugar de aprendizaje para el mejoramiento de la
Educación Técnico-Profesional. En: Pensamiento.Revista de la Facultad de Educación de
la Pontificia Universidad. Católica de Chile. Vol. 16. Junio.
COOB, P.
1994 Constructivism. Internacional Encyclopedia of Education. Oxford. Pergamon Press.
COSTA, A.L.
1984 Mediating the metacognitive. Educational Leadership. 42, 3. November.
1985 Developing minds. A resource book for teaching thinking. Virginia. Association for
Supervision and Curriculum Development.
1989 Teaching for, of and about thinking. En: Developing Minds. USA. Association for
Supervision and Curriculum. Development.
CUETO, S.
1997 Sentido y práctica de la moral según Jean Piaget. En: Piaget entre nosotros. Lima. Fondo
Editorial de la PUC.
CUNNINGHAM, D.
1996 Differenciate between Instructionism, Constructivism and Constructionism. Learning
and Cognition in Education. University of Indiana.
CHADWICK, C.B.
1991 Una revolución verde en la educación: las estrategias de aprendizaje. En: Revista de
Psicología. Lima. Pontificia Universidad Católica del Perú.
CHAPELA, G.
1993 Notas sobre el proceso de creación de un sistema de Educación Superior en México.
En:AcreditaciónUniversitaria en América Latina. Antecedentes y Experiencias. Santiago de
Chile. CINDA.
CHOMSKY, N. Y J. PIAGET
1983 Teorías del lenguaje. Teorías del aprendizaje. Barcelona. Crítica.
DAMASIO, R.
1996 El error de Descartes. Santiago. Andrés Bello.
D´AMBROSIO, U.
1997 Etnomatemática: un modelo de pensamiento que atiende el multiculturalismo
reivindicando la dignidad. En: Maestros. Año 2-N° 6. Lima.
DAVENPORT, D.
1991 Introduction to psychoterapy: common clinical wisdom. New Yersey. Prentice Hall.
DE CORTE, E.
1990 Acquiring and tecahing cognitive skills. State of the art of theory and research.
European perspectives in psychology. Vol I. Chilchester. Wiley.
DECROLY, O.
1976 Problemas de psicología y pedagogía.
DE LANDSHEERE, G.
1985 Le pilotaje des systémes d'education. Bruxelles. De Boeck.
DE LA TORRE, S.
1990 Los estilos cognitivos en la formación del profesorado. Propuesta de un modelo de
análisis. Infodidac. Revista de Informática y Didáctica. N° 6.
1993 Didáctica y currículo. Bases y componentes del proceso formativo. Madrid. Dykinson,
S.L.
DE LA TORRE, S.; MALLART, J.; TORT, E.; RAJADELL, N.; LAFFITTE, R. y C. OLIVER
1993 Tratamiento didáctico de los errores en la enseñanza. Barcelona. Investigación inédita.
DELORS, J.
1996 La educación encierra un tesoro. Informe de la Comisión Internacional sobre la educación
para el siglo XXI. Santillana Ediciones UNESCO.
DELVAL, J.
1979 Lecturas de psicología del niño: El desarrollo cognitivo y afectivo del niño y del
adolescente. Madrid. Editorial.
DEL VALLE; A:
1992 Educación de las emociones. En: Educación. Volumen VII. N° 14. Setiembre. Lima.
DEWEY, J.
1957 La educación de hoy. Buenos Aires. Losada.
DIEZ HOCHLEITNER, R.
1996 Aprender para el futuro mejor: Educación y desarrollo. Documentos de un debate. X
Semana Monográfica. Fundación Santillana. Madrid.
DOLL, R.
1989 El mejoramiento del Currículum. El Ateneo, B.A.
DOMINGUEZ, M.P.
1997 Efectos de Pantalla y Constructivismo. En: Pensamiento. Vol. XXI. Diciembre. Santiago
de Chile.
DRUCKER, P.F.
1994 El Ascenso de la Sociedad del Conocimiento. En: Facetas. Nº104, 2/94.
ECHEITA, G. Y E. MARTIN
1990 Interacción social y aprendizaje. Madrid. Alianza.
EDWARDS, V.
1993 Hacia la construcción del perfeccionamiento docente. En Revista Tarea N° 32 32, Lima,
TAREA.
ENTWISTLE, N
1988 La Comprensión del Aprendizaje en el Aula. Madrid. Paidós/MEC.
FERREIRO, E.
1993 Proceso de alfabetización. La alfabetización en proceso. Buenos Aires. CEAL.
FERREIRO, E. Y A. TEBEROSKY
1979 Los sistemas de escritura en el desarrollo del niño. México. Siglo XXI.
FERRIERE, A
1959 La escuela sobre medida, a la medida del maestro.
FESTINGER,
1978 La disonancia cognoscitiva. En: Atkinson, C. Psicología comtemporánea. Madrid. Blume.
FEURSTEIN, R. Et alt.
1979 The dynamic assesment of retarded performers: the learning potential assesment
device, theory, instruments and techniques. Baltimore. University Park Press.
FISCHER, K.
1980 A theory of cognitive development: the control and construction of hyerarchies of
skills. Psychological Review, 87.
FLAVELL, J.H.
1984 Discussion. R.J. Sternberg (ed) Mechanisms of cognitive development. New York. W.H.
Freeman.
FORNS, M. y H. BOADA
1985 Consideraciones sobre la zona de desarrollo potencial desde la evaluación psicológica.
Anuario de Psicología, 33.
FREINET, C.
1971 La escuela popular moderna. Guía práctica para la organización.
FUENZALIDA, V.
1997 Motivaciones de los niños hacia la TV. En: Pensamiento.Vol. XX. Julio. Santiago de Chile.
FULLAT, O.
1979 Filosofías de la Educación. Barcelona. CEAC.
GAGNE, R.M.
1971 Las condiciones del aprendizaje. Madrid. Aguilar.
GARCIA GONZALEZ
1989 Piaget. México. Trillas.
GARCIA MADRUGA, J.
1991 Desarrollo y conocimiento. Madrid. Siglo XXI.
GARDNER, H.
1987 Estructuras de la mente. La teoría de la múltiples inteligencias. México. FCE.
GEIMER, D. y M. SOETARD
1997 Las nuevas tecnologías en la escuela: nuevos desafíos pedagógicos y nueva
responsabilidad del profesor. En: Pensamiento. Vol. XXI. Diciembre. Santiago de Chile.
GELMAN, J.A.
1989 Perspectives on language and thought interrelatives in development. Cambridge.
Cambridge Press.
GILBERT, N.J.
1997 Collaborative knowledge-building environements: A case study. Disertación de doctorado
no publicada. Floridra State University. Tallahassee, Fl.
GILLIGAN, C.
1982 In a different voice: Psychological theory and women´s development. Cambridge.
Harvard University Press.
GINE, C.
1997 El Campus virtual al servicio de la formación de docentes. Una experiencia de la
Universitat Oberta de Catalunya. Ponencia presentada al Encuentro Internacional sobre
Formación de Profesores de Educación Básica organizado por la Secretaría de Educación
Pública de México y la Organización de Estados Iberoamericanos. México, D.F.
GIMENO, J.
1981 La integración de la teoría del aprendizaje en la teoría de la enseñanza. En Almaraz y
Pérez Lecturas de Aprendizaje. Madrid. Zero.
GLASER, R.
1976 Components of a psychology of instruction: Toward a science of desing. Review of
Educational Research. Vol. 46.
1982 Instructional Psychology: past, present and future. American Psychologist, 37.
GOLEMAN, D.
1998 Inteligencia emocional. Barcelona. Kairós.
GOMEZ MACKER, L.
1994 Hacia el hablante-oyente real. En Peronard, M. y Gómez, L. (com.). La comprensión de
textos escritos. Informe Fondecyt. Valparaíso.
GOMEZ PALACIO, M.
1995 El niño y sus primeros años en la escuela. México. SEP.
GOMEZ, C. y C. COLL
1994 ¿De qué hablamos cuando hablamos del construccionismo? Cuadernos de Psicologia,
221.
GONZALEZ MOREYRA, R.
1990 La Educación en el Perú. Estado de la Cuestión. Documento Base del III Seminario sobre
Análisis y Perspectivas de La Educación en el Perú, Lima, CISE-PUC.
GOODMAN, H.
1986 El proceso de lectura: consideraciones a través de las lenguas y del desarrollo. En
Ferreiro, E. y Gómez, M. Nuevas perspectivas sobre los procesos de Lectura y Escritura.
México. Siglo XXI.
GREER,
1995 Theories of mathematics education: the role of cognitive analysis. Hillsdale. Lawrence
Eribaum Associates.
GRUPO TEMA
1996 Jean Piaget y el paradigma “Educación Matemática”. Maestros. Año 2-N° 5. Lima.
GUEDEZ, V.
1992 Pensamiento contemporáneo y formación para formadores del profesional de la
educación. Ponencia presentada en el Encuentro Internacional "Retos y exigencias del
formador del profesional de la educación en América Latina". PUC. Agosto.
HAKKARAINEN, K.
1993 Collaborative inquiry in the computer supportet intentional learning environements. En:
EARLI. Book of Abstracts VI. Conferencia Europea sobre Investigación en Aprendizaje e
Instrucción.
HARE, O.
1997 Citado por Lawrence: La inteligencia emocional de los niños. Buenos Aires. Grupo Zeta.
HAVELOCK, R. y A. M. HUBERMAN
1980 Innovación y problemas de la educación. París. UNESCO.
HEATH, D.H.
1994 Schools of hope. Developing Mind and Character in Today´s Youth. San Francisco.
Jossey-Bass.
HEINICH, R.
1975 Tecnología y Administración de la Enseñanza. Trillas. México.
HIGGINGS, J.M.
1983 Organizational policy and strategic management. New York. Dryden.
HUARANGA, O.
1998 Actividades significativas: ¿Contrabando conductista o ignorancia constructivista? En:
Escuela Vida. Año II. N° 5.
HUNT, J.
1965 Intelligence and experience. New York. The Ronald Press.
IPIÑA, E.
1996 Paradigma del Futuro. Reforma Educativa en Bolivia. La Paz. Santillana.
JANET, P.
1936 Las primeras manifestaciones de la inteligencia. Madrid. Beltrán.
JENSEN, A. R.
1974 How biased are culture-loaded tests? Genetic Psychology Monographs, 90.
JOSEPH, R.
1994 The naked Neuron. Evolution and the Languages of the Brain and Body. New York.
Plenum Publishing.
KAMII, C. y R. DE VRIES
1983 La teoría de Piaget y la educación preescolar. Madrid. Visor.
KANT, I.
1914 Crítica del Juicio. Madrid. Suárez.
KARCHER, W. y B. OVERWIEN
1998 Sobre el significado de las competencias generales en el sector informal urbano y
condiciones para su adquisición. En: Educación. Vol. 57/58. Tübingen.
KAUFFMAN, R. A.
1978 La Inventiva. Nuevos Métodos para estimular la creatividad. Deusto, Bilbao.
KEIL, F.
1984 Mechanisms of cognitive development and the structure of knowledge. En: R.J.
Sternberg (ed) Mechanisms of Cognitive Development. New York. W.H. Freeman.
KELLY, G.A.
1958 The psychology of personal constructs. New York. Norton and Co.
KENDLER,
1995 Levels of cognitive development. New Yersey. Lawrence Earlbaun.
KHÖLER, W.
1967 Psicología de la configuración. Introducción a los conceptos fundamentales. Madrid.
Morata.
KLAHR, D.
1984 Introduction: The end of the age of development. En: R.J. Sternberg (ed) Mechanisms of
Cognitive Development. New York. W.H. Freeman.
KOCCHIU, E.D.
1993 Representaciones sociales del profesor rural. (El caso del distrito de Ollantaytambo).
Tesis para optar el grado de Magister en Antropología. Lima. PUC.
KOFFKA, K.
1973 Principios de psicología de la forma. Buenos Aires. Paidós.
KOHLBERG, L.
1992 Psicología del desarrollo moral. Bilbao. Desclée de Brouwer.
KOHL DE OLIVEIRA, M.
1996 Pensar la educación: las contribuciones de Vigotsky. En: Castorina, Ferreiro, Kohl y
Lerner “Piaget-Vigotsky: contribuciones para replantear el debate”. Buebos Aires. Paidós.
LA GOUBLAYE, Y. DE
1998 Visión del cambio de la Educación Secundaria en América Latina y El Caribe. Ponencia
en la Mesa Redonda sobre la Secundaria organizada por Santillana bajo en auspicio de la
UNESCO y la Universidad De Aquino. La Paz-Cochabamba-Santa Cruz.
LE DOUX, J.
1995 Emotion and the limbic system. En: Concepts in Neuroscience, 2.
LEON, F.
1986 Psicología y Realidad Peruana: El aporte objetivo. Lima. Mosca Azul.
LEINHARDT, G.
1992 What research on learning tells us about teaching. Educational Leadership. Abril.
LETELIER, M.
1992 Resistencia al cambio en las instituciones de Educación Superior. Un análisis crítico.
Documento de Trabajo N° 59/92. CPU.
LERNER, D.
1985 La relatividad de la enseñanza y la relatividad de la comprensión:
un enfoque psicogenético. En: Lectura y Vida. Año 6. N° 4. Diciembre.
LERSCH, Ph.
1958 La estructura de la personalidad. Barcelona. Scientia.
LINDSAY, P. y D. NORMAN
1976 Procesamiento de información humana. Madrid. Tecnos.
LIRA, C.
1998 Construccionismo. En: Revista "Palabra de Maestro". N° 26. Junio. Lima.
LLANOS, M.
1971 El funcionamiento intelectual de los niños de las zonas marginales. Lima. Centro de
Estudios de Población y Desarrollo, N° 6.
MACFARLANE, A.
1995 Editorial. British Journal of educational Technology. Vol. 26. N° 3.
MAHONEY,
1995 The art and science of scale development in health educaction research. Vol. 10.
MAJLUF, A.
1980 Privación Bio-Cultural y Desarrollo Psicológico del Niño. Simposio sobre la participación
de la Comunidad en la atención integral del niño menor de seis años. Lima.
MALASPINA, U.
1998 El aprendizaje de la matemática en la perspectiva piagetana. En: Piaget entre nosotros.
Lima. Fondo Editorial de la PUC.
MARINA, J.A.
1999 El laberinto sentimental. Barcelona. Anagrama.
MARKUS, H.R.
1977 Self-schemata and processing information about the self. Journal of Personality and
Social Psychology, 35.
MARTINEZ, M.
1989 La optimización de los sistemas inteligentes. El problema de los valores en la
optimización humana. En AA.VV.: Pedagogía Sistemática. Barcelona: CEAC.
MATURANA, H. Y S. NISIS
1996 Formación humana y capacitación. Santiago de Chile. Corporación Club de Innovadores.
MAYOR ZARAGOZA, F.
1996 Continuidad y evaluación de las reformas educativas. En: Aprender para el futuro mejor:
Educación y desarrollo. Documentos de un debate.X Semana Monográfica. Fundación
Santillana. Madrid.
MAYORGA, L.
1994 Relaciones entre política, ética y economía. En Nueva América. Nº 61.
MAURI, T.
1995 ¿Qué hace que el alumno y la alumna aprendan los contenidos escolares? La
naturaleza activa y constructiva del conocimiento. En: El Constructivismo en el Aula.
Barcelona.Grao.
MCCOMBS, B.L.
1986 The role of the self-system in self-regulated learning. Contemporary Educational
Psychology, 11.
1989 Self-regulated learning and academic achievement:a phenomenal view. En: B.J.
Zimmerman and D.H. Schunk: Self-regulated learning and academic achievement: theory,
research and practice. New York. Springer.
MC LEOD
1990 Information-processing theories and mathematics leraning. The rol of effect.
International Journal of Educational Research. 14.
MERRIL, M.D.
1992 Instructional Transaction Theory: knowledge representation among processes, entities
and activities. Utah. Utah University.
MILLAN PUELLES, A.
1978 Fundamentos de filosofía. Madrid. Rialp.
MIRAS, M.
1995 Un punto de partida para el aprendizaje de nuevos contenidos: los conocimientos
previos. En: El Constructivismo en el Aula.Barcelona.Grao.
MISFUD, T.
1983 El pensamiento de Jean Piaget sobre psicología moral: presentación crítica. México.
Limusa.
MONTENEGRO, E.
1999 El pensamiento formal y la inteligencia adulta: un estudio realizado en Lima. En: Piaget
entre nosotros. Lima. Fondo Editorial de la PUC.
MONTESSORI, M
1948 Ideas generales sobre mi método María Montessori. Prólogo de L. Luzuriaga. Buenos
Aires. Losada.
MORLES, A.
1998 Las demandas de la sociedad del futuro. En: Educación Hoy (Megahabilidades en el siglo
XXI). N° 133. Enero-Marzo. Santafé de Bogotá.
MOSCOVICI, S. (Editor)
1972 Society and theory in social psychology. The context of social psychology: a critical
assessment. N 2. London.
MOUNTCASTLE, V.
1979 An organizing principle for cerebral function: The unit model and the distributed
system. En Schmitt, F. y Worden, F. The Neurosciences, fourth study program. The MIT
Press. Cambridge. Massachussets.
NEISSER,
1981 Cognitive psychology. New Yersey. Prentice Hall.
NEWMAN, W.H.
1975 Constructive Control. Englewoods Cliffs. Prentice Hall.
NODDINGS, N.
1984 Caring. A feminine approach to ethics & moral education. New York. Teachers College.
NORDEN, M.
1995 Citado por Lawrence: La inteligencia emocional en los niños. Buenos Aires. Grupo Zeta.
NORMAN, D & J. SPOHRER
1996 Learner-Centered Education. Communications of the ACM. (39) 4.
NOVAK, J. D.
1982 Teoría y práctica de la educación. Madrid. Alianza Editorial.
NUTTAL,
1994 Measuring quality: education indicators. United Kingdom and International
perspectives. London. Farmer.
OCEJO, T.
1997 Educación matemática y diversidad cultural. En: Maestros. Año 2-N° 6., Lima.
OLIVEROS, R.
1996 El constructivismo pedagógico y las teorías del aprendizaje significativo. Maestros, Año
2-N° 5. Lima.
ONRUBIA, J.
1995 Enseñar: crear Zonas de Desarrollo Próximo e intervenir en ellas. En: El Constructivismo
en el Aula. Barcelona.Grao.
ONTORIA, A.
1993 Mapas conceptuales. Una técnica para aprender. Madrid. Narcea.
ORELLANA, O.
1995 La necesidad de ubicar los problemas de aprendizaje en secundaria. En: Derrama
Magisterial. Año 6. N°. 18.
OSGOOD,
1969 Aprendizaje verbal serial en humanos. En: Psicología Experimental: Método y teoría.
México. Trillas.
OVERWIEN, B.
1997 Educación no formal orientada hacia el empleo para jóvenes en el sector informal de
América Latina. Educación vol 57-58. Tübingen.
PALOMINO, L. y C. REYES
1979 La evaluación de las operaciones intelectuales en educandos de 5 a 8 años en Lima
Metropolitana. Informe Final. Lima.
PAREDES, F.
1998 Contribución de Piaget al problema de la relación entre la biología y la inteligencia. En:
Piaget entre nosotros. Lima. Fondo Editorial de la PUC.
PARIS, S.G.
1978 Metacognitive Development: Children´s regulation of problem solving skills. Chicago.
MPA.
PATTON, M.
1990 Qualitative evaluation and research methods. California. Sage Publications.
PAVLOV, P.
1923 Veinte años de estudio objetivo de la actividad nerviosa superior de los animales.
Reflejos condicionados.
PEA, R.D.
1993 Practices of distributed intelligence and designs for educaction. En : G. Salomon (Ed),
Distributed cognitions: Psychological and educational considerations. N.Y: Cambridge
University Press.
PEREZ GOMEZ, A.
1985 Paradigmas contemporáneos de investigación didáctica. En: GIMENO, J., y PEREZ, A.
La enseñanza: su teoría y su práctica. Madrid. Akal.
PERONARD, M.
1992 ¿Qué significa comprender un texto escrito? En Peronard, M. y Gómez, L. (comp.).
Estrategias de Comprensión. Informe Fondecyt. Santiago de Chile.
PESTALOZZI, E.
1955 Como Gertrudis enseña a sus hijos. México. Luis Fernando.
PIAGET, P.
1948 Génesis de las estructuras lógicas elementales. Buenos Aires. Guadalupe.
1981 Intelligence and affectivity. Their relationship during child development. Annual Review.
Palo Alto.
1984 El criterio moral en el niño. Barcelona. Martínez Roca.
PIAGET, J. y B. INHELDER
1975 Psicología del niño. Madrid. Morata.
PIAGET, J. et L. APOSTEL
1980 Construction et validation des theories scientifiques. Genève. Fondation Archives J.
Piaget.
PINILLOS, J. L.
1977 Principios de Psicología. Madrid. Alianza.
PINTRICH, P.R.
1989 The dynamic interplay of student motivation and cognition in the college classroom. En:
C. Ames y M.L. Maher (eds) Advances in motivation and achievement. Vol. 6. Greenwich,
University Press.
PINZAS, J.
1997 Metacognición y lectura. Lima. Fondo Editorial PUC.
POLLIT. E.;
1974 Desnutrición, pobreza e inteligencia. Retablo de Papel, Lima.
PLA, M.
1990 Proyecto docente e investigador. Barcelona. Inédito.
POZO, J. I. y Otros
1991 Conocimientos previos y aprendizaje escolar. Cuadernos de Pedagogía, 188.
PRESSLEY, M.
1995 More about the development of self-regulation: complex, long-term and thoroughly
social. Educational Psychologist, 30.
PRIETO, J.M.
1996 Prólogo a Gestión de las competencias de Claude Lévy-Leboyer. Barcelona. Gestión 2000.
QUESADA, R.
1996 Desarrollo del juicio moral: de la heteronomía a la autonomía. En: Piaget entre nosotros.
Lima. Fondo Editorial de la PUC.
RAMIREZ, E.
1996 Expresar, comunicar, comprender. Ejes del aprendizaje inicial de la lectura y la
escritura.
RAMIREZ-GASTON, L.M.
1974 Nociones de seriación espacio topológico y espacio prospectivo, en niños de 5 y 6
años de clase socioeconómica baja y alta. Tesis de Bachiller en Psicología, Universidad
de San Marcos.
RAND, Y, et alt.
1981 Instrumental enrichment program: inmediate and long-term effects. En: P. Miller (ed)
Proceedings of the 5th International Congress of the International Assotiation for the Scientific
Study on Mental Deficiency. Vol. 1. Baltimore. University Press.
REATEGUI, N. y otros
1975 Perfil de desarrollo psicológico de las estructuras cognitivo-afectivas básicas de un
grupo de niños de la provincia de Lima. Lima. INIDE.
1997 El niño universal neopiagetiano. En: Piaget entre nosotros. Lima. Fondo Editorial de la
PUC.
REBOUL, O.
1972 ¿Transformar la sociedad? ¿Transformar la educación? Madrid. Narcea.
REIF, F.
1981 Teaching problem solving: a scientific approach. En: The psysics teacher. N. 19. May.
RICKEL, J.
1989 Intelligent Computer-Aided Instruction: A survey Organized Around System
Components. IEEE Transactions on Systems, Man and Cybernetics, Vol. 19, N° 1.
RIEGEL, K.F.
1972 The dialectics of human development. American Psychologist, 31.
RIVEROS, M.
1997 La informática como ayuda para crear nuevos ambientes de aprendizaje. En:
Pensamiento. Vol. XX. Julio. Santiago de Chile.
RIVIERE, A.
1987 El sujeto de la psicología cognitiva. Madrid. Alianza Editorial.
RODRIGUEZ FUENZALIDA, E.
1997 La vida cotidiana de las personas, las nuevas tecnologías y la escuela. En:Pensamiento.
Vol. XXI.Diciembre.Santiago de Chile.
RODRIGUEZ, E. Y A. VERGARA
1993 Innovación y nuevas tecnologías en la docencia de la Pontificia Universidad Católica
de Chile. En: Innovación en la Educación Universitaria en América Latina. CINDA. Santiago
de Chile.
ROGERS, C.
1969 Psicoterapia centrada en el cliente. Buenos Aires. Paidós.
ROGOFF, B.
1984 Introduction: Thinking and learning in social context. En: B. Rogoff y J. Lave (Eds.),
Everyday cognition. Cambridge, MA: Harvard University Press.
ROHKEMPER, M.
1989 Sel-regulated learning and academic achievement: a Vigotskian view. En: B.J.
Zimmerman and D.H. Schunk: Self-regulated learning and academic achievement: theory,
research and practice. New York. Springer.
ROMAN, M. y E. DIEZ
1989 Curriculum y aprendizaje. Pamplona. MEC.
ROTGER, B.
1989 Evaluación formativa. Monografías para la Reforma N° 9. Madrid. Cincel.
RUIZ, C.
1983 Effects of the instrumental enricment program on pre-university students. Universidad
de Guyana.
RYLE, G.
1949 The concept of mind. London. Hutchinson.
SALLIS, E.
1993 Total Quality in Education. Kogan Page, Educational management series. London.
SANCHEZ, M. DE
1993 El desarrollo de habilidades de pensamiento y su aplicación a la enseñanza. Monterrey.
Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey.
SANCHEZ LIHON, D.
1985 Teoría y práctica de la información. Lima. INIDE.
SANCHEZ-PARGA, J.
1987 Modelo de Aprendizaje y Comunicación en el Medio Indígena. Curso Taller
Latinoamericano de Capacitación e Investigación de Procesos de Aprendizaje y
Comunicación en Sectores Indígenas.Cayambe, 26-31 de Julio. IDRC-CAAP.
SANTOS, J. y F. LEBRON
1994 Efectos del Programa de enriquecimiento instrumental de Feuerstein sobre las
habilidades cognoscitivas de una muestra de estudiantes puertorriqueños. En: Revista
Latinoamericana de Psicología. Vol. 26. N° 1.
SARRAMONA, J.
1989 Dimensiones epistemológicas de la tecnología educativa. Noticias de Iberoamérica.
Educación, Octubre.
SAVIANI, D.
1988 Escuela y democracia. Montevideo. Monte Sexto.
SCHIEFELBEIN, E.
1984 La investigación sobre calidad de la enseñanza en América Latina. La Educación, Nº 96.
Diciembre, Año XXVIII.
1990 Elementos para reflexionar sobre la calidad de la educación en América Latina. Paris.
UNESCO/IIEP.
SCHMECK, R.
1981 Improving Learning by Improving Thinking. Educational Leadership, 38.
1985 Individual Differences and Learning Strategies, in Learning and Study Strategies:
Issues in Assesment Instruction and Evaluation. Academic Press. New York.
SCHOENFELD, A. H.
1992 Radical constructivism and the pragmatics of instruction. Journal of Research in
Mathematics Education. 23.
SCHÖN, D.A.
1983 The Reflective Practitioner. How Professionals Think in Action. London. Temple Smith.
SCHUNK, D.H.
1991 Learning theories. An educational perspective. New York. MacMillan.
SCRIVEN, G.
1973 Is verbal participation in discussion really important? Improving College and University
Teaching. 22.
SHANNON, E.
1971 The mathematical theory of communication. The University of Illinois.
SHUEL, T.J.
1992 Designing instructional computing systems for meaningful learning. Computer and
Systems Sciences. Vol 85. Berlin. Springer.
SHULMAN, L.S.
1989 Paradigmas y programas de investigación en el estudio de la enseñanza: Una
perspectiva contemporánea. En WITTROCK, M.C. La investigación de la enseñanza.
Madrid. Paidós-MEC.
SIEGLER, R.S.
1986 Children´s Thinking. Englewood Cliffs. N.J.Prentice Hall.
SINGH, M.
1995 Procesos de educación y formación en el contexto de organizaciones locales de
autoayuda en el sector informal. Educación vol 57-58. Tübingen.
SKINNER, B.F.
1970 Ciencia y conducta humana. Barcelona. Fontanella.
SMITH, F.
1986 Comprensión de la lectura: análisis psicolingüístico de la lectura y su aprendizaje.
SOLE, I.
1995 Disponibilidad para el aprendizaje y sentido del aprendizaje. En:El Constructivismo en el
Aula. Barcelona. Grao.
SOLE, I y C. COLL.
1995 Los profesores y la concepción constructivista. En: El Constructivismo en el Aula.
Barcelona. Grao.
SPECHT, G.
1999 Factores de éxito económico para microempresas en el sector informal: consecuencias
para la formación en administración de empresas. En: Educación. Vol. 57/58. Tübingen.
STERNBERG, R.J.
1984 Mechanisms of cognitive development: a componential approach. New York. W.H.
Freeman.
1985 A triarchic theory on human intelligence. New York. Cambridge Univesity Press.
TAPIA, I.
1998 Aprendiendo a aprender constructivamente. Arequipa. El Corito.
THORNDIKE, E.L.
1913 Educational Psychology. New York. Teachers College.
TITONE, R.
1981 Psicodidáctica. Madrid. Narcea.
TOLMAN, E.C.
1977 Principios de conducta intencional. Buenos Aires. Nueva Visión.
TRELLES, L. y C. THORNE
1986 La cognición: el punto de vista neurológico. En: Revista de Psicología. Lima. Pontificia
Universidad Católica del Perú.
1987 Las diferencias cerebrales entre los sexos. En: Revista de Psicología Año V. Vol. V. N° 2.
Lima. Pontificia Universidad Católica del Perú.
TURIEL, E.
1984 El desarrollo del conocimiento social. Moralidad y convención. Madrid: Debate.
TURING, A.M.
1984 Controversia sobre mentes y máquinas. Barcelona. Tusquets.
VALLE, A. y otros
1996 Dimensiones cognitivo-motivacionales y aprendizaje autorregulado. En: Revista de
Psicología de la PUCP. Vol. XIV. N° 1.
VARGAS, A.
1975 Relaciones entre información, cibernética, comunicacion y el proceso educativo. En:
Educación Hoy. Perspectivas Latinoamericanas. Año V. N° 28.
VIGOTSKY, L.S.
1978 Mind in Society. Cambridge. Harvard.
WEINER, B.
1990 History of motivational research in education. Journal of Educational Psychology, 82.
WERTHEIMER, M.
1945 Productive Thinking. New York. Harper.
WHIMBEY, A. y J. LOCHHEAD
1986 Problem solving and comprehension. Hillsdale, N.J. Eribaum.
WICKENS, D.
1982 La teoría de Piaget. Un modelo para sistemas educativos abiertos. En: C. Coll Psicología
genética y educación. Recopilación de textos sobre las aplicaciones pedagógivas de las
teorías de Jean Piaget. Barcelona. Oikos-Tau.
WIENER, N.
1971 Cibernética. Madrid. Guadiana.
WINNE, P.H.
1995 Inherent details in self-regulated learning. Educational Psychologist, 30.
WILLIAM, D.
1989 Emoción. Barcelona. Anthropos.
WINTER, M. A. Y J. GANA
1997 Capacitación basada en multimedios y teorías de aprendizaje e instrucción. En:
Pensamiento. Vol. XX. Julio. Santiago de Chile.
WITTROCK, M. C.
1986 Handbook of Research on Teaching. Third Edition. New York. Macmillan.
YINGER, R. J.
1978 Fieldwork as basis for theory building in research on teaching. Michigan State University.
ZABALA, A.
1995 Los enfoques didácticos. En: El Constructivismo en el Aula. Barcelona. Grao.
ZANJOAC. R.
1980 Affective discrimination of stimuli that cannot be recognized. Science.
ZIEGLER, E. Y W. BERMAN
1979 Discerning the future of early childhood intervention. American Psychologist, 38.
ZIMMERMAN, B.J.
1989 Models of self-regulated learning and academic achievement. En: B.J. Zimmerman and
D.H. Schunk: Self-regulated learning and academic achievement: theory, research and
practice. New York. Springer.