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Fiestas tradicionales del norte de Chile:

– Carnaval de Putre: antes de celebrarse la Cuaresma, durante los últimos días de febrero, aimaras
venidos desde diferentes pueblos del Altiplano se reúnen para celebrar, en la localidad de Putre, una
colorida fiesta. Gran parte de los ritos, bailes, vestimentas y ritmos que conforman el festival
pertenecen a la cosmovisión andina.
– Fiesta de la Pachamama: en la mayoría de las comunidades andinas de la zona norte de nuestro país
se realiza, en el mes de agosto, un festejo en el que se agradece a la madre tierra por su bonanza, el
cuidado de los animales y la protección sobre los pequeños poblados. A través de diversos rituales, los
hombres reconocen la importancia y el respeto de la naturaleza y sus ciclos.
– La Tirana: cada 16 de julio, un pequeño pueblo ubicado en una de las zonas más áridas del norte de
nuestro país se viste de color y fervor religioso. Bailes paganos se combinan con la devoción e, incluso,
con el fanatismo de miles de fieles que llegan hasta el poblado de La Tirana, ubicado a 19 km de Pozo
Almonte, para adorar a la Virgen del Carmen de La Tirana de Tarapacá.
La festividad marca un verdadero renacer de un pueblo, que gran parte del año permanece casi
deshabitado. Durante casi una semana (los festejos comienzan cerca del 12 de julio y culminan el 18
del mismo mes), diabladas, bailes chinos, huainos y morenadas inundan las calles de la ciudad y el
colorido vestuario contrasta con el desértico escenario.
La trágica leyenda de una pareja de enamorados compuesta por un español y una bella joven inca,
conocida como la Tirana del Tamarugal, dio inicio a esta llamativa fiesta. Un sacerdote encontró una
cruz en medio de la pampa, donde fue sepultada la pareja, y, en ese mismo lugar, levantó el templo que
hoy alberga la imagen de la Virgen y que recibe cada año a miles de peregrinos venidos desde distintas
zonas del territorio e, incluso, desde el extranjero.
Durante los festejos, diferentes grupos de baile muestran a los visitantes sus coreografías, las que
provienen de la tradición poshispánica y tienen por finalidad adorar a la Virgen. Acompañados de
tambores y trompetas, los bailarines finalmente ingresan al templo.
– El toro Pullay: durante los últimos días de febrero se celebra el carnaval de Tierra Amarilla, en la
localidad del mismo nombre. Uno de sus festejos más llamativos es el del Toro Pullay, en el que los
participantes recrean el sentimiento de rebeldía de la población frente a los abusos de toda índole. Para
ello, los participantes se disfrazan y usan máscaras de personajes populares e, incluso, de autoridades
del país o locales. También se recrea el funeral de un minero, al que asisten la viuda, el cura, las
amigas, el curadito del pueblo y otros personajes que resaltan la picardía y la ironía de los festejos.
– Fiesta huasa de El tránsito: la segunda semana de febrero se efectúa, en la localidad de El Tránsito,
comuna de Alto del Carmen, una fiesta huasa que combina competencias campesinas con espectáculos
propios del campo chileno y en la que se celebra el término de la vendimia.
El primer día de celebración, la fiesta es animada por diferentes grupos folclóricos y otros de humor.
Durante la segunda jornada, se realizan domaduras de potros y novillos y se efectúa, en la medialuna de
El Tránsito Alto, el tradicional rodeo. Finalmente, en el tercer día, la fiesta culmina con carreras a la
chilena. También es posible disfrutar de diferentes comidas típicas, como empanadas, cazuelas, vino y
pajarete, este último, licor hecho en la zona.
– Fiesta de La Pampilla: desde el 17 al 21 de septiembre se celebra, en el sector de Coquimbo
conocido como La Pampilla, una fiesta a la que acuden gran cantidad de personas, provenientes de
todas partes de Chile. Entre carreras a la chilena, comidas típicas y un festival que, en los últimos años
ha tenido artistas de fama internacional, se celebra la que es considerada la fiesta popular más grande
de Chile.
La celebración data de 1864, año en que comenzaron a realizarse algunos ejercicios militares de la
Brigada Cívica de Artillería. Estos atraían a una gran cantidad de personas, quienes aprovechaban de
festejar las Fiestas Patrias en el lugar, llevando, incluso, provisiones para varios días. Sin embargo,
también hay quienes atribuyen el origen de esta celebración al triunfo de los vecinos del lugar frente al
corsario Bartolomé Sharp o a las celebraciones efectuadas en el puerto de Coquimbo luego de que su
población se enterara, con dos días de atraso, de la instauración de la primera junta de Gobierno, en
1810.

Glosario
– Cuaresma: Tiempo de preparación para la Pascua de Resurrección, desde el miércoles de Cenizas
hasta el Jueves Santo. Se caracteriza por ser un período de penitencia.
– Fervor: celo ardiente hacia las cosas de piedad y religión.
– Domadura: acción y efecto de amansar un animal.
– Provisión: conjunto de cosas, especialmente de alimento, que se guarda o reserva para un fin.
– Inculcar: repetir con empeño muchas veces algo a alguien.
– Comitiva: gente que va acompañando a alguien.
– Zarandar: limpiar el grano o la uva, pasándolas por un cedazo.
– Payador: cantor popular que se acompaña de una guitarra e improvisa versos sobre variados temas.

Enfloramiento del ganado


Durante los meses de enero y marzo, en el poblado de Caspana, ubicado en la región de arica y
Parinacota, se realiza un ritual que es propio de las tradiciones aimaras.
El enfloramiento del ganado corresponde a una ceremonia en la que las comunidades locales celebran
el “matrimonio” de los animales, principalmente de guanacos y vicuñas, deseándoles prosperidad en la
tarea de procrear, ya que de ello también depende la supervivencia de los poblados altiplánicos.
De esta manera, los adornan con flores de lana y serpentina; además, en ocasiones se les tiñe la cabeza
y el pecho de rojo, simbolizando su unión.
La Tirana
¿Qué se celebra?
La tradición de esta fiesta se origina en una leyenda que data de 1535, cuando Diego de Almagro salió
del Cusco a conquistar Chile.
Historia de La Tirana
Cuentan que en la comitiva iba Huillac Huma, último sacerdote del extinguido culto del sol, a quien
acompañaba su hija, Ñusta Huillac que componían la expedición en calidad de prisioneros y rehenes
para conservar la sumisión de los miles de yanaconas que lo acompañaban.
Cuando el ejército avanzaba cerca de Pica, huyó la joven seguida por su padre y otros servidores, al
bosque de Tamarugos, hoy llamado Pampa del Tamarugal.
Durante cuatro años trataron de defender la causa de su Nación. Ñusta fue temida por sus enemigos y
conocida con el nombre de la bella “Tirana del Tamarugal” Un día llegó prisionero ante la joven un
extranjero que dijo llamarse Vasco de Almeyda.
El destino quiso que ambos se enamoraran y el español la convenció para que se bautizara. Ella accedió
y en los momentos en que Almeyda bautizaba a la joven, sus seguidores se sintieron traicionados y
dispararon sus flechas sobre ellos. Años más tarde el evangelizador de Tarapacá encontró en el claro del
bosque del Tamarugal una cruz cristiana, y en el mismo sitio levantó una iglesia que se ha conservado
hasta nuestros días con el nombre de “Nuestra Señora del Carmen de la Tirana de Tarapacá”.
La fiesta
Los peregrinos vienen de Tacna, de Oruro, de Iquique, de Tucumán, de Santiago, de Ovalle, de La
Serena, de Arica y algunos viajan desde Europa y los Estados Unidos. El pueblo de La Tirana, a unos
20 kilómetros de Pica en medio de la Pampa del Tamarugal, se transforma entre el 12 y el 17 de julio
en un hormiguero de gente. Los “bailes chinos” llegan en camiones, buses, camionetas, autos y a
algunos a pie, porque quieren pagar mandas. Otros se arrastran arrodillados desde la entrada del pueblo,
con las rodillas sangrantes y ayudados por parientes o voluntarios de la Defensa Civil y la Cruz Roja
chilena.
Un sinúmero de tiendas, negocios y locales improvisados para pasar la noche llena las calles del
pueblo. La plaza frente a la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen de La Tirana, y la imagen venerada
de la madre de Jesús, han sido debidamente adornadas para las festividades. El Obispo de Iquique viaja
cada año a rezar una misa solemne en el lugar.
El baile de La Tirana
Los grupos de baile de La Tirana ensayan todo el año sus coreografías, elaboran con cariño y
dedicación sus trajes y sus máscaras, las que evidentemente son interpretaciones de máscaras del
carnaval chino. Como se sabe, numerosos chinos fueron traídos por las empresas salitreras inglesas
para trabajar en la pampa y ellos trajeron su carnaval consigo. Los “bailes” se llaman “bailes chinos” en
la lengua popular del norte.
Cada baile consta de un número no superior a 20 personas, dirigidas por un líder que lleva la máscara
que identifica al grupo. Sea esta un lobo, un diablo o una máscara de fantasía. Los trajes están
completamente bordados con figuras como pájaros y cada dibujo o bordado tiene una carácter
simbólico. Estos bailes danzan en la gran explanada frente a la iglesia de La Tirana, que fuera
construída, según la leyenda, en la tumba de los amantes que fueron asaeteados en ese lugar. Los bailes
son acompañados por tambores y trompetas, lo que transforma a la plaza en un multicolor y atronador
espectáculo que es observado por miles de curiosos y turistas que llegan cada año especialmente a
presenciar los homenajes a la Virgen.
Los “bailes” tienen una organización superior en Iquique y ellos elaboraron un reglamento para
introducir orden en el caótico espectáculo. Cada “baile” debe llevar un número y este se les entrega de
acuerdo a la hora de llegada a un punto en las afueras de La Tirana. Los “bailes” que no tienen número
no pueden entrar al templo y no pueden participar en la procesión posterior. El día 14 de julio la entrada
a la Iglesia comienza a ser permitida a partir de las trece horas. El recorrido que hará el “baile” por las
calles de La Tirana antes de entrar a la Iglesia es determinado por el “caporal” de cada cofradía. Cada
conjunto sólo puede cantar cuatroestancias en la Iglesia: pueden ser “las entradas”; “las adoraciones”;
los “buenos días”; “las buenas tardes”; las “buenas noches” o las “retiradas”.
La comunidad que llegue atrasada, podrá solicitar a las otras que le cedan la preferencia para ingresar a
saludar a la Virgen.
A las 11 de la mañana se realiza una misa de campaña en la plaza y todas las cofradías se comprometen
a guardar absoluto silencio durante la ceremonia. Las cofradías inician su arribo a La Tirana el día doce
y siguen llegando hasta la noche del día 15 de Julio.
La “entrada” de los bailes es en la Cruz del Calvario, instalada en la entrada de la calle principal del
pueblo. Desde allí inician su marcha bailando y cantando su alegría por haber llegado sanos y salvos a
La Tirana y contando las peripecias del camino. Cuando llegan a la entrada del templo los versos
cambian de carácter y comienzan a saludar a la Virgen:
Canten, canten, gitanitos
todos llenos de alegría
dentramos a tu templo
a saludar a María
Felices vamos cantando
de ver todos a María
dándole los parabienes
y alabanzas en su día
El baile avanza lentamente hasta llegar al altar y allí cantan el correspondiente saludo, ya sea este “los
buenos días“; “las buenas tardes” o “las buenas noches“:
Buenos días tengas,
madre Hija del Eterno Padre
tus morenos te saludan
y aquí vienen a bailarte
La cofradía canta luego la “despedida” y sale del templo retrocediendo, sin darle la espalda a la Virgen
en señal de respeto, cantando y bailando.
Cumplido el saludo, la comunidad comienza el baile propiamente tal, obedeciendo a un pito, matraca o
trompeta para hacer los giros y mudanzas de los bailes que han sido ensayados todo el año por los
bailarines y bailarinas.
Cada uno está atento a la música de su banda que en ocasiones se pierde por el enorme bullicio que
reina en la plaza y los bailarines deben, a veces, sólo orientarse por el tronar del tambor para poder
llevar el ritmo de su baile.
La vigilia
En la noche del 15 al 16 de julio, los bailes se reúnen en la plaza para hacer la “espera del alba” que
es una vigilia en vísperas del día de la Virgen del Carmen. En la plaza se encienden fogatas mientras
los bailarines danzan en torno a los fuegos y algunos lanzan fuegos artificiales que brillan en la claridad
del cielo de la Pampa.
En la mañana del día 16 los bailes se retiran a sus alojamientos para cambiarse de trajes que son más
vistosos que los que traían al ingresar. Una vez vestidos, van al templo a cantar los “buenos días“.
Poco antes de las diez de la mañana una imagen de la virgen, adornada con flores y un poco más
pequeña que la que está en el altar mayor de la Iglesia es bajada con rodanas a una tarima y sacada a la
plaza.
Las bandas tocan el Himno Nacional, se iza la bandera chilena y se toca la Canción de Yungay, ya que
la Virgen del Carmen es la patrona del Ejército de Chile. Luego enmudecen las matracas, las trompetas
y los bombos y la virgen es saludada con pañuelos.
Luego es oficiada una misa por el Obispo de Iquique, la que es seguida en completo silencio por los
asistentes que llenan la explanada. Después de la misa los bailes se retiran a almorzar y a preparase
para la procesión de la tarde.
Los peregrinos
Los suplicantes llegan por miles a besar, tocar y santiguarse frente a la “Virgen de Piedra” que es la
imagen grande de la Virgen del Carmen que está en la Iglesia. Allí le elevan niñitos y bebés para que
los toque la Virgen y le prenden billetes de banco al manto, de tal manera que en pocas horas la Virgen
está cubierta de billetes.
Si los peregrinos no han cumplido una promesa le piden perdón de rodillas y llorando. A la Virgen se le
pide que ayude en enfermedades, en situaciones económicas, en el resultado de negocios.
La fila de penitentes comienza el 12 y no se detiene ni es interrumpida ni por el frío de la noche
pampina, ni por el calor del mediodía. Algunos llegan arrastrándose al templo, de rodillas y sangrando.
Otros sostienen hincados en la iglesia velones de un metro y medio de largo hasta que se consumen
totalmente en una especie de manda de sacrificio en quietud.
La Virgen pequeña es sacada a las 4 de la tarde de la Iglesia para hacer la procesión acompañada de los
bailes. Los promeseros se disputan a empujones el honor de llevar en andas la imagen de la Virgen.
Cuando la Virgen sale del templo es saludada por bandas que tocan cada una la Canción Nacional, por
trompetas, matracas, pitos, panderetas y gritos, así como miles de pañuelos agitándose. La virgen es
acompañada en su salida de la iglesia por el “baile de los chinos”, privilegio que goza esta cofradía
desde siempre ya que ese baile es el preferido por “ella”, como dice la tradición.
Durante la procesión se sueltan palomas desde los arcos de flores colocados en las calles; se lanza
chaya (papel picado en quechua); se canta y se baila.
La despedida
El día 17 concluye la fiesta con los bailes de despedida los que están marcados por la profunda tristeza
que les produce a los romeros el tener que abandonar a la Virgen.
Historia y Bailes de la Fiesta de La Tirana
Un festival de colores, bailes y cantos para alabar a la Virgen de las Vírgenes: eso es la fiesta religiosa
de Nuestra Señora del Carmen en La Tirana. En medio del desierto más árido del mundo, un pequeño
poblado de no más de mil habitantes recibe anualmente unos 250 mil peregrinos, que acuden a una gran
fiesta.

La Historia de la Fiesta de La Tirana


La tradición que da origen a La Tirana se remonta a 1535, en los albores de la conquista de Chile,
cuando el capitán don Diego de Almagro, procedente del Cuzco, ingresó al norte del país con
quinientos cincuenta españoles y un séquito de 10 mil indios. Entre éstos, dos de gran relevancia:
Paulino Tupac, príncipe de la familia imperial de los Incas, y Huillac Huma, último sumo sacerdote del
desaparecido “culto al Sol”, junto a su hija, la princesa Ñusta Huillac.
En las filas habían también, sigilosamente infiltrados, varios “wilcas” –capitanes de los antiguos
ejércitos imperiales incas– y un puñado de “ex-sacerdotes”, los que enmascaraban sus planes de
venganza con sumisas actitudes de obediencia.
Sorprendido mientras urdía una trama contra los españoles, el príncipe fue muerto. El sacerdote huyó
poco después; y su hija Ñusta logró escapar también de la hueste de Almagro, refugiándose junto a un
grupo de guerreros en un tupido bosque de tamarugos, árboles del desierto muy abundantes entonces.
Transformando el tamarugal en un refugio inexpugnable, Ñusta se convirtió en capitana de un grupo
cada vez más numeroso de indígenas, con los que asolaba la región. Como princesa y sacerdotisa,
revivió el culto proscrito e hizo renegar a muchos indígenas de la fe, ejecutando a todo español o indio
cristiano que pudiera atrapar. En una de sus expediciones guerreras, capturó a un portugués llamado
Vasco de Almeyda, minero aventurero que buscaba la quimérica “Mina del Sol”. La princesa se dejó
llevar por una inclinación amorosa hacia el prisionero, y fue dilatando su ejecución, tiempo que éste
aprovechó para enseñarle la doctrina católica y, por fin, bautizarla. Pero sus guerreros, desconfiados, la
espiaban desde hacía algún tiempo. Al ver que su capitana renegaba de la religión inca, mataron a
ambos a flechazos. No obstante, respetaron la última voluntad de la princesa, colocando una cruz en su
sepultura.
Años más tarde, el misionero mercedario Fray Antonio de Rondón la encontró, y levantó en el mismo
sitio una ermita a la Virgen del Carmen. Esta etapa de la historia, la de la conversión de los pueblos
originarios y su evangelización fueron especialmente complejos: “Si bien las formas del culto católico
y su canto provocaron fascinación entre los indígenas, tal como narran los primeros cronistas, no
resultó fácil, pues no era solo el cambiar de nombre de un dios, sino que implicó el cambio de una
cosmovisión ancestral a la que el nativo del continente no renunció y no ha renunciado nunca en su
totalidad. Esto generó la consolidación hacia el s. XVIII de lo que conocemos como catolicismo
popular, tan arraigado en el alma latinoamericana. La Ñusta es expresión de ese proceso.” (1)

El Origen de la Fiesta de La Tirana


Durante un par de siglos esta pequeña ermita se mantuvo como centro de peregrinación familiar para
los habitantes de la zona, que manifestaban con cantos y bailes populares su veneración por la imagen
de la Virgen.
En 1830 la región comenzó a experimentar una gran transformación debida al auge del salitre. Materia
prima esencial para muchas manufacturas de la época, generó la fundación de varios centros de
explotación y procesamiento, conocidos como “oficinas salitreras”, que contrataban abundante mano
de obra en el sur del país. Muy pronto estos obreros, en una tierra lejana y agreste, se habituaron a
visitar la ermita de Nuestra Señora del Carmen.
Con el tiempo resolvieron iniciar una campaña de recolección de materiales para construir una iglesia,
la que fue inaugurada el 16 de julio de 1886.

Hacia 1930 llegó el ocaso de la explotación salitrera y las oficinas fueron cerradas paulatianmente.
Pero, aunque obligados a emigrar a las grandes ciudades del norte y centro de Chile, los pampinos
mantuvieron la hermosa tradición de peregrinar una vez al año a La Tirana, y hoy la fiesta se
transformó en un legado de identidad chilena de la pampa.
Elcira Soto, nacida pampina, recuerda que en en esa época “la gente venía en camión a la Fiesta
desde la oficina de Buenaventura, en familia. Antes de salir debíamos pedir permiso al encargado de
la oficina, bailando frente al edificio de la administración. Comencé en un baile piel roja de la oficina
de Victoria. La gente venía de todas las oficinas. Y todos esos bailes continúan hasta el día de hoy
porque siguieron sus hijos, nietos y bisnietos de esos bailarines. Es una tradición familiar, muy
sacrificada en esa época.”
De esta forma, el santuario se fue haciendo más conocido y comenzó un flujo cada vez mayor de
devotos.
Un rasgo característico y fundamental son los coloridos y animados bailes religiosos: Promeseros,
Cuyacas, Gitanos, Chunchos, Pieles Rojas, Morenos, Indios… son sólo algunos nombres de los casi
doscientos grupos que cada año rinden tributo a la imagen de la Virgen del Carmen de La Tirana.
Para quien los conoce por primera vez, los bailes pueden parecer algo extraño pero al mismo tiempo
sorprendente. Son el resultado de una fusión entre antiguas ceremonias incas, el carnaval chino –debido
a los numerosos inmigrantes de ese país llegados a comienzos del siglo XX– y las danzas populares en
honra de la Virgen del Socavón, patrona de los mineros bolivianos.
La “Fiesta Grande” se realiza el 16 de julio, el día de Nuestra Señora del Carmen, feriado nacional,
pero para los bailes religiosos los preparativos empiezan en marzo, con la confección de los vistosos
trajes y los ensayos de la coreografía. Con el pasar del tiempo, los grupos fueron organizándose en
asociaciones de fieles, también llamadas “hermandades”. Cada una debe recaudar los fondos para
contratar la banda de música que tocará durante su baile frente a la Virgen.
Los movimientos multicolores de esos bailes religiosos y la devoción creciente a la Virgen del Carmen
configuran una de las mayores manifestaciones de piedad popular en Chile, tanto como llamar a La
Tirana “la Capital de la Fe del Norte de Chile”. Una fe que para llegar al Corazón de Cristo, busca
instintivamente la mediación de María.

Los Bailes de la Tirana


Algunos de los bailes religiosos que participan en la fiesta:

Antawaras: Danzas realizadas en punta de pie y con brazos levantados,


originados en las ceremonias incaicas de culto al Sol, lo que explica el carácter invocativo de los brazos
hacia el cielo. El hombre baila con ropa uniforme decorada, un sombrero de fieltro generalmente de
color crema y un poncho delgado decorado con lentejuelas y lana de colores. Las mujeres utilizan
polleras, blusa decorada, sombrero de fieltro y zapatos bajos.
Chinos: O “servidores”, venidos desde el santuario de Andacollo ( La Serena),
de origen posthispánico. Visten trajes que son remembranzas de los antiguos mineros de la región, de
color café carmelo especialmente bordados, con sus culeros en la cintura y capachos (trozos de cuero
para cargar mineral) en la espalda. La música se basa en instrumentos aerófonos monocorde y un
tamboril. Hoy en día la sociedad religios “Baile Chino” es la más antigua en la festividad.

Chunchos: Baile mixto de origen boliviano, los bailarines describen círculos,


con pasos y saltos largos. Éstos llevan una lanza de madera en la mano denominada “chonta” conectada
a un cable tenso que permite percutir con la madera generando un sonido suave característico. Es
acompañado con pitos, tambores (bombos) y caja y en los últimos años han sido agregados
instrumentos de percusión y bronces. Los vestidos, aunque son de colores uniformes, están
ornamentados con plumas coloridas y en algunos casos se porta un penacho en la cabeza.

Gitanos: Como lo dice su nombre, el baile recuerda los grupos gitanos, con
vestimentas coloridas y donde destacan el uso de pañuelos (en el caso de los hombres, es utilizado
extendido detrás de los hombros). Las mujeres acompañan la música con la utilización de panderetas.
Indios: Originados bajo influencia del cine mudo estadounidense que llegaba a
los teatros de las oficinas salitreras. Imitan las representaciones de indígenas apaches, sioux, pieles
rojas, etc. La vestimenta se remite a largos tocados de plumas y cintillos y el uso de lanzas para marcar
el compás de la música. En la noche se realizan grandes fogatas en torno a las cuales se danza
acompañados de bandas musicales que recuerdan antiguos western.

Kullacas: En quechua, “hermana mayor”. Se remonta a las danzas ceremoniales


de las Vírgenes del Sol del Imperio inca. Este baile femenino consta de diversas mujeres que giran en
torno a una gran vara. Cada bailarina lleva una cinta de color unida al extremo superior de la vara, por
lo que a lo largo de la danza, las distintas cintas se trenzan en el poste, para seguir luego
desenredándola y así terminando la danza.

Morenos: Esta danza muy caracteristica de las fiestas religiosas del Norte de
Chile representa a los esclavos de los pueblos originarios del Norte de Chile (propiamente mineros) los
cuales eran forzados a trabajar para los colonos. Usan una matraca simulando el sonar de las cadenas de
estos ya sea en pos de celebración o recogimiento.
Diabladas: Son las más vistosas por el decorado de sus trajes y sus atractivos
pasos de baile. Se inspiran en la diablada altiplánica boliviana que llega a la fiesta el segundo tercio del
s. XX. Se basa principalmente en filas de cholas (mujeres) y diablos ( hombres) quienes frente a la
imagen de la Virgen van danzando intrincadas coreografías que representan la lucha del bien y el mal.
De noche las máscaras de los hombres se iluminan con luces, lo que llena de colores la noche pampina

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