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La guerra fría Estados Unidos y la revolución bolchevique, 1917-1933 39

la idea de un entendimiento con los bolcheviques, tanto House como Lloyd


LA M I S I Ó N BULLITT George abandonaron a Bullitt.

En febrero de 1919, después de que Wilson regresara de París a Washington,


para ocuparse de asuntos del Congreso, William Bullitt, joven miembro del LOS PLANES HOOVER-NANSEN
departamento de Estado, hizo otro intento de ponerse en comunicación con
los bolcheviques. Bullitt creía firmemente que el régimen bolchevique mode- Si bien Wilson no quería reconocer al régimen bolchevique, también mostra-
raría su conducta a cambio del reconocimiento y la ayuda de Estados Unidos. ba cada vez menos interés por utilizar medios militares para derrocarlo. Poco
En realidad, la idea de intentar de nuevo entenderse con los bolcheviques antes de regresar a Washington el 15 de febrero de 1919, Wilson se entrevis-
salió del primer ministro británico, David Lloyd George, que persuadió al co- tó con Winston Churchill, el ministro de la Guerra británico. Churchill que-
ronel House a apoyar la iniciativa. House aceptó la propuesta de Lloyd Geor- ría mandar un ejército británico de varios miles de voluntarios a Rusia ade-
ge porque creía que un entendimiento con los bolcheviques era necesario para más de aceptar una propuesta japonesa de ayudar a las fuerzas «blancas» que
impedir que la Rusia soviética se convirtiera en un estado cliente de Alema- mandaba Alesandr Kolchak, almirante de la flota del mar Negro, y que con-
nia. Lansing, que seguía oponiéndose a reconocer al régimen bolchevique, au- trolaban gran parte del centro y el oeste de Siberia. A cambio de la ayuda ja-
torizó la misión Bullitt, pero sólo para obtener información complementaria ponesa, Churchill sugirió dar a Japón parte de la isla de Sajalín, la península
sobre las condiciones políticas y económicas que existían en Rusia. de Kamchatka y el control de los ferrocarriles de Manchuria. El político bri-
Bullitt, sin embargo, tenía la impresión de que se le había autorizado a ha- tánico deseaba que el Consejo Supremo de Guerra tomase una decisión al
cer mucho más que eso, de hecho, a averiguar si la paz entre los bolcheviques respecto antes de que Wilson se fuese de París. Pero el presidente rechazó el
y los aliados era posible. Poco antes de emprender viaje a Moscú, le entrega- plan de Churchill. Argüyó que la intervención aliada no hacía «ninguna cla-
ron una propuesta redactada por el coronel House y Philip Kerr, el secretario se de bien» en Rusia, toda vez que no había allí tropas suficientes para derro-
de Lloyd George, que indicaba que los aliados concederían a los bolcheviques tar a los bolcheviques y nadie, excepto los japoneses, estaba dispuesto a enviar
el reconocimiento de facto si moderaban su conducta. Al parecer, ni Wilson más.49 Wilson añadió que era obvio que los aliados tendrían que irse de Ru-
ni Lansing tenían conocimiento previo de la propuesta House-Kerr. Si bien sia algún día y que él se inclinaba a irse en seguida.
el 14 de febrero el presidente había dicho al Consejo de los Diez que «repre- Al día siguiente, después de que Wilson abandonara París, Churchill rea-
sentantes extraoficiales norteamericanos deberían reunirse con representantes nudó sus esfuerzos por obtener la aprobación del Consejo Supremo de Gue-
de los bolcheviques», dejó claro que lo único que quería era información so- rra para la intervención militar aliada en Rusia. Al enterarse de ello, Wilson
bre cómo podía resolverse el problema ruso y no un acercamiento a los bol- montó en cólera. Ordenó a House que dijera claramente al Consejo que «no
cheviques.48 Es natural que Lenin, que ahora deseaba desesperadamente la estamos en guerra con Rusia y en ninguna circunstancia previsible tomaremos
paz, no sólo accediera a aceptar un alto el fuego, sino que también expresara parte en operaciones militares allí contra los rusos».50 A causa de ello, la pro-
su disposición a pagar las deudas de Rusia, reconocer la independencia de las puesta de intervención de Churchill fue rechazada definitivamente.
nacionalidades sometidas al antiguo imperio ruso y declarar una amnistía ge- En vez de recurrir a la fuerza militar, Wilson aceptó la declaración de
neral a cambio del fin de la intervención aliada. Lansing según la cual «los bolcheviques son señal de que hay estómagos va-
Al regresar a París el 25 de marzo, con un plan que él creía que iba a po- cíos. Si los estómagos están llenos, no hay bolcheviques».51 El presidente
ner fin a la lucha en Rusia, Bullitt fue tratado con frialdad. Lansing se opuso creía que los alimentos, el comercio y la democracia eran las únicas formas efi-
rotundamente al ofrecimiento de Lenin, y Wilson, que había vuelto de Esta- caces de impedir que el comunismo se adueñara de Europa. Para salvar a Eu-
dos Unidos a la capital francesa, evitó una entrevista con Bullitt con la excu- ropa de la inanición así como del bolchevismo, Wilson nombró a Herbert
sa de que le dolía la cabeza. (Es muy probable que el presidente dijera la verdad, Hoover coordinador de los programas de socorro norteamericanos para la
habida cuenta de que poco después sufrió una fuerte gripe y, posiblemen- Europa de la posguerra. En Hungría, Hoover utilizó los alimentos norteame-
te, una embolia.) Está claro, sin embargo, que Wilson, cuyo plan para la crea- ricanos, junto con una invasión del país por parte del ejército rumano, para
ción de la Sociedad de Naciones era atacado en Estados Unidos, era reacio a ayudar a derribar al gobierno comunista de Béla Kun.
arriesgarse a sostener otra lucha a causa de un intento de llegar a un acuerdo También se ofrecieron alimentos a Rvtsia, por mediación de Fridtjof Nan-
con la Rusia soviética. Sin el apoyo de Wilson, y ante la oposición francesa a sen, explorador polar noruego, pero el Plan Nansen estipulaba unas condicio-

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