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Atentados del 11 de septiembre de 2001

Los atentados del 11 de septiembre de 2001


(denominados comúnmente como 9/11 o con el
numerónimo 11-S u 11S) fueron una serie de
cuatro atentados terroristas suicidas cometidos
aquel día en Estados Unidos por 19 miembros de
la red yihadista Al Qaeda, mediante el secuestro de
aviones comerciales para ser impactados contra
diversos objetivos, causando la muerte de 3016
personas (incluidos los 19 terroristas y los 24
desaparecidos) y dejando a otras 6000 heridas, así
como la destrucción en Nueva York de todo el
complejo de edificios del World Trade Center
(incluidas las Torres Gemelas) y graves daños en
el edificio del Pentágono (sede del Departamento
de Defensa de los Estados Unidos, en el estado de
Virginia), episodio que precedería a la guerra de
Afganistán y a la adopción por el Gobierno
estadounidense y sus aliados de la política
denominada «guerra contra el terrorismo».

Los atentados fueron cometidos por 19 miembros


de Al Qaeda,1 divididos en cuatro grupos de
secuestradores, cada uno de ellos con un terrorista
piloto que se encargaría de pilotar el avión una vez
ya reducida la tripulación de la cabina. El vuelo 11
de American Airlines y el vuelo 175 de United Airlines fueron los primeros en ser
secuestrados, y ambos fueron estrellados contra las dos torres gemelas del World
Trade Center, el primero contra la Torre Norte y el segundo poco después contra
la Sur, provocando que ambos rascacielos se derrumbaran en las dos horas
siguientes.23

El tercer avión secuestrado pertenecía al vuelo 77 de American Airlines y fue


empleado para ser impactado contra una de las fachadas (concretamente la
fachada oeste) del Pentágono, en Virginia. El cuarto avión, perteneciente al vuelo
93 de United Airlines, no alcanzó ningún objetivo al haberse estrellado en campo
abierto, cerca de Shanksville, en Pensilvania, tras perder el control en cabina
como consecuencia del enfrentamiento de los pasajeros y tripulantes contra el
comando terrorista. Tenía como objetivo el Capitolio de los Estados Unidos,
ubicado en la ciudad de Washington.

Los atentados causaron más de 6000 heridos, la muerte de 2973 personas y la


desaparición de otras 24,4 y resultaron muertos igualmente los 19 terroristas.
Sumando también a los desaparecidos, murieron 3016 personas.
Los atentados, que fueron condenados
inmediatamente como «horrendos ataques
terroristas» por el Consejo de Seguridad de
Naciones Unidas,5 se caracterizaron por el
empleo de aviones comerciales como
armamento, provocando una reacción de temor
generalizado en todo el mundo y
particularmente en los países occidentales, que
alteró desde entonces las políticas
internacionales de seguridad aérea.

Cuatro aviones con 220 pasajeros, de los


cuales 15 eran niños, fueron secuestrados
mientras volaban al estado de California desde
el Aeropuerto Internacional de Boston, el
Aeropuerto Internacional Washington-Dulles y
el Aeropuerto Internacional Libertad de Newark.
Los cuatro aviones tenían como destino el
estado de California, los tres primeros hacia Los Ángeles y el último a San
Francisco, por lo que sus depósitos de combustible iban llenos con unos 91.000
litros (unos 65.455 kg).13 Los dos primeros aviones impactaron contra las Torres
Gemelas del World Trade Center, el tercero contra el Pentágono, en el Condado
de Arlington, cerca de Washington DC, y el cuarto en campo abierto en
Shanksville (Pensilvania).14

Fueron revelados testimonios desde los propios


aviones, en los cuales los secuestradores habían
tomado el control de éstos usando simples
navajas con las que mataron a azafatas de vuelo
y al menos a un piloto o pasajero. Según las
investigaciones de la Comisión del 11-S, se tiene
también constancia de que usaron algún tipo de
aerosol para retener a los pasajeros en la cabina
de primera clase. Asimismo, se amenazó con la
presencia de una bomba en tres de los aviones,
no así en el American Airlines 77. Según las
conclusiones de esta comisión, se piensa que los
avisos de bomba eran probablemente falsos.
En el cuarto avión, el vuelo 93 de United Airlines,
la caja negra reveló que los pasajeros, después
de enterarse de que el resto de aviones habían
sido estrellados deliberadamente, trataron de
retomar el control del aparato, a lo que los
secuestradores reaccionaron moviendo el avión
en un fallido intento para someter a los pasajeros.
De acuerdo con la grabación 9-1-1, uno de los
pasajeros, Todd Beamer, pidió a la persona con
quien hablaba por teléfono que rezara con él y al finalizar simplemente dijo «Let's
roll». Poco después, el avión se estrelló en un campo cercano a Shanksville, en
Pensilvania, a las 10:03.11 am hora local. Existe un debate acerca del momento
exacto en que el avión chocó contra el suelo, ya que los registros sísmicos marcan
el impacto a las 10:06 am. Posteriormente, el terrorista de Al Qaeda capturado
Jálid Sheij Mohámed dijo que el vuelo 93 tenía como objetivo el Capitolio de los
Estados Unidos.

La exclamación póstuma de Beamer comenzó a ser ampliamente usada en los


Estados Unidos después de los ataques. Neil Young compuso una canción con
ese título como tributo a las víctimas.16 Por su parte, la viuda de Beamer patentó
la frase como marca registrada.[cita requerida]

Los atentados extendieron la confusión en todo el país. A lo largo del día se


sucedió la publicación de todo tipo de informes y noticias contradictorias sin
confirma. Una de las más recurrentes fue la de que había estallado un coche
bomba en la sede central del Departamento de Estado de los Estados Unidos en
Washington D.C. Esta falsa noticia pasó por las agencias de noticias y llegó a ser
publicada por varios periódicos ese mismo día. Otro informe, difundido por la
agencia Associated Press, afirmaba que el vuelo 1989 de la compañía Delta Air
Lines, un Boeing 757, había también sido secuestrado. La noticia resultó ser
también un error: el avión había sido considerado por unos instantes en riesgo de
secuestro, pero finalmente respondió a los controladores aéreos y aterrizó con
normalidad en el aeropuerto de Cleveland, Ohio.1

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