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Medibilidad
Comenzamos revisando algunas propiedades básicas relacionadas con la
medibilidad de conjuntos y funciones.
1
2
(a) Ω ∈ Σ.
(d) ∅ = Ωc ∈ Σ
x ± ∞ = ±∞ ∀x ∈ R, ∞ − ∞ = 0, ±∞ ± ∞ = ±∞ ,
±∞ si x > 0
x · (±∞) = (±∞) · x = , 0 · (±∞) = (±∞) · 0 = 0 .
∓∞ si x < 0
José L. López
4
(a) f es medible.
(b) f −1 (( a, +∞]) ∈ Σ ∀ a ∈ [−∞, +∞].
(c) f −1 ([ a, +∞]) ∈ Σ ∀ a ∈ [−∞, +∞].
(d) f −1 ([−∞, b)) ∈ Σ ∀ b ∈ [−∞, +∞].
(e) f −1 ([−∞, b]) ∈ Σ ∀ b ∈ [−∞, +∞].
(f) f −1 (( a, b)), f −1 (−∞), f −1 (+∞) ∈ Σ ∀ a, b ∈ [−∞, +∞].
n =1
n
n =1 n =1
José L. López
6
∅∈Σ
si a ≥ 1
−1
χ A (( a, +∞]) = Ω∈Σ si a < 0 .
A∈Σ si 0 ≤ a < 1
∞
[ ∞
µ An = ∑ µ( An ) .
n =1 n =1
Σ A := Σ ∩ A = { E ∩ A : E ∈ Σ}
José L. López
8
(a) µ(∅) = 0.
(b) [Aditividad finita] Para toda familia finita y disjunta { Ai }in=1 de ele-
mentos de Σ se tiene
n
[ n
µ Ai = ∑ µ ( Ai ) .
i =1 i =1
(e) Si { An }∞
n=1 es una familia numerable de elementos de Σ tales que
A1 ⊂ A2 ⊂ A3 ⊂ . . .
S∞
yA= n =1 An , entonces {µ( An )} → µ( A) cuando n → ∞.
(f) Si { An }∞
n=1 es una familia numerable de elementos de Σ tales que
A1 ⊃ A2 ⊃ A3 ⊃ . . . ,
T∞
µ ( A1 ) < + ∞ y A = n =1 An , entonces {µ( An )} → µ( A) cuando
n → ∞.
A1 = A , A2 = A3 = . . . = ∅ .
Medibilidad 9
Entonces, dado que tales conjuntos son disjuntos entre sí, de la σ–aditividad
de µ se deduce
∞
[ ∞
+∞ > µ( A) = µ An = µ( A) + ∑ µ(∅) ,
n =1 n =2
µ( B) = µ( A) + µ( B \ A) ≥ µ( A) .
La propiedad (d) se obtiene como consecuencia de (b) sin más que es-
cribir
n
[
µ A i = µ A 1 ∪ A 2 \ A 1 ∪ · · · ∪ A n \ ( A n −1 ∪ · · · ∪ A 1 )
i =1
n
∑ µ ( Ai ) ,
= µ ( A 1 ) + µ ( A 2 \ A 1 ) + · · · + µ A n \ ( A n −1 ∪ · · · ∪ A 1 ) ≤
i =1
n n o ∞
{µ( An )} = ∑ i −→
µ ( B ) ∑ µ( Bi ) = µ( A) cuando n → ∞ ,
i =1 i =1
(i) B1 ⊂ B2 ⊂ B3 ⊂ . . . ⊂ Bn ⊂ . . . ,
(b)
(ii) A1 = An ∪ Bn ⇒ µ( Bn ) = µ( A1 ) − µ( An ) ,
T∞ S∞
(iii) A1 \ A = A1 \ n =1 An = n =1 Bn .
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10
A1 = ( A1 \ A ) ∪ A ⇒ µ ( A1 ) = µ ( A1 \ A ) + µ ( A )
modo que el espacio de medida asociado es (Rd , LRd , λ), donde λ : LRd →
[0, +∞] es la llamada medida de Lebesgue. Describamos brevemente cómo
funciona esta medida. Actuando sobre conjuntos abiertos, la medida de
Lebesgue se define como la suma de los volúmenes de las piezas elementales
que los componen:
∞
λ(O) = ∑ vol( Ij ) , (4)
j =1
donde { Ij }∞
j=1 es unaSfamilia numerable de intervalos de R disjuntos dos
d
Llegado este punto, conviene recordar que una medida exterior es una fun-
ción de conjuntos µ? : P (Rd ) → [0, +∞] monótona y σ–subaditiva (cf.
Proposición 3 (c) y (g)) que asigna el valor cero al conjunto vacío (cf. Pro-
posición 3 (a)).1 Sobre esta base podemos destacar que la σ–álgebra LRd
está formada por todos los subconjuntos de Rd que satisfacen la siguiente
propiedad.
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José L. López
14
x = 0.a1 a2 a3 . . . an . . .
y = 0.b1 b2 b3 . . . bn . . .
Desde que los conjuntos de Cantor vieron la luz en 1883 y a raíz del
impulso experimentado por la geometría fractal de la mano de a Be-
noît Mandelbrot, éstos han sido utilizados como modelo en diversas
aplicaciones, como por ejemplo en fenómenos de turbulencia, distri-
buciones de galaxias en el universo, fluctuaciones de precios en un
mercado o control de ruidos en procesos de transmisión digital.
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16
1 si x ∈ Q
f (x) = , (8)
0 si x ∈ R \ Q
Integración y conjuntos de medida nula 17
E
s dµ := ∑ αi µ ( Ai ∩ E ) , (10)
i =1
José L. López
18
lı́m {sn ( x )} = f ( x ) ∀x ∈ Ω.
n→∞
n2n −1
i
sn = ∑ χ i + n χ Bn ,
2n A n
n ∈ N,
i =1
i+1 i 1
0 ≤ f ( x ) − sn ( x ) < n
− n = n,
2 2 2
Integración y conjuntos de medida nula 19
Si x ∈ A2i
n+1 , entonces
2i i
s n +1 ( x ) = = = sn ( x ) .
2n +1 2n
+1
Si x ∈ A2i
n+1 , entonces
2i + 1 2i i
s n +1 ( x ) = > = = sn ( x ) .
2n +1 2n +1 2n
Si x ∈ Bn entonces f ( x ) ≥ n, luego
Ain+1 ∪ Bn+1 .
[
x∈
n2n+1 ≤i ≤(n+1)2n+1 −1
La construcción de la integral de Lebesgue es, por tanto, sutilmente di-
ferente a la que culmina con la integral de Riemann. En efecto, el concepto
de integral de Riemann se fundamenta en la partición sucesiva del domi-
nio de la función, mientras que la idea que sustenta el concepto de integral
de Lebesgue se basa en la partición de la imagen de la función (obsérvese
el aspecto que adoptan los conjuntos Ain y Bn en la demostración anterior).
De este modo es como la integral de Lebesgue extiende a la de Riemann,
coincidiendo ambas siempre que esta última existe, con la ventaja de que
la integral de Lebesgue hace integrables a muchas más funciones (incluso
no acotadas) que la de Riemann, generaliza los intervalos –vistos como re-
cintos de integración– a conjuntos medibles cualesquiera y supera algunas
de las limitaciones que la integral de Riemann exhibe frente al intercambio
con respecto al proceso de paso al límite.
En el siguiente resultado se recogen algunas de las propiedades más
importantes de la integral de Lebesgue.
José L. López
20
∀ α, β ∈ R.
R R R
(a) [Linealidad] E ( α f + βg ) dµ = α E f dµ + β E g dµ
R R
(b) [Monotonía] Si f ≤ g, entonces E f dµ ≤ E g dµ. En particular,
Z Z
f dµ ≤ | f | dµ .
E E
Sn Sm
con E = i =1 Ai = j =1 Bj . Entonces
Z Z n m
(α f + βg) dµ = α ∑ α i χ Ai + β ∑ β j χ Bj dµ
E E i =1 j =1
Z n m m n
= α ∑ αi ∑ Ai ∩ B j
χ + β ∑ j ∑ Ai ∩Bj dµ
β χ
E i =1 j =1 j =1 i =1
Z n m n m
= ∑ ∑ (ααi + ββ j )χ Ai ∩Bj dµ = ∑ ∑ (ααi + ββ j )µ( Ai ∩ Bj )
E i =1 j =1 i =1 j =1
n m n m
=α∑ ∑ αi µ ( Ai ∩ B j ) + β ∑ ∑ β j µ ( Ai ∩ B j )
i =1 j =1 i =1 j =1
n m Z Z
= α ∑ αi µ ( Ai ) + β ∑ β j µ ( B j ) = α f dµ + β g dµ ,
i =1 j =1 E E
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22
n ∈N
José L. López
24
R
por lo que la sucesión Ω f n dµ se revela monótona y acotada, luego
puede garantizarse la existencia de
Z
0≤L≤ f dµ (14)
Ω
tal que
nZ o
lı́m f n dµ = L . (15)
n→∞ Ω
R
Demostramos ahora la desigualdad contraria: L ≥ Ω f dµ, con lo que con-
cluiría la prueba del teorema. Sea para ello
k
s( x ) = ∑ α i χ Ai ( x )
i =1
En = x ∈ Ω : f n ( x ) ≥ λs( x ) , n ∈ N .
Como la desigualdad (17) se verifica cualquiera que sea 0 < λ < 1, tam-
bién se tiene Z
L≥ s dµ
Ω
para toda función simple y medible s tal que 0 ≤ s ≤ f , de modo que al
tomar supremos sobre s se obtiene
Z
L≥ f dµ , (18)
Ω
Entonces Z nZ o
f dµ ≤ lı́m inf f n dµ .
Ω n→∞ Ω
lı́m { gn ( x )} = f ( x ) .
n→∞
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26
En particular, la propiedad
nZ o
lı́m | f n − f | dµ = 0
n→∞ Ω
es satisfecha.
Demostración. La condición | f n ( x )| ≤ g( x ) expresa el hecho de que las
funciones | f n | son todas integrables (cf. Proposición 4 (b)). Como también
sucede que f n + g ≥ 0 y f + g ≥ 0 en Ω, del Lema de Fatou (Teorema 4)
se desprende que
Z nZ o
( f + g) dµ ≤ lı́m inf ( f n + g) dµ ,
Ω n→∞ Ω
luego Z nZ o
f dµ ≤ lı́m inf f n dµ .
Ω n→∞ Ω
Análogamente, como g − f n ≥ 0, se tiene
Z nZ o
( g − f ) dµ ≤ lı́m inf ( g − f n ) dµ ,
Ω n→∞ Ω
de modo que Z Z
n o
− f dµ ≤ lı́m inf − f n dµ
Ω n→∞ Ω
o, equivalentemente,
Z nZ o
f dµ ≥ lı́m sup f n dµ
Ω n→∞ Ω
f ( x, t + hn ) − f ( x, t) ∂f
= ( x, ξ n ) .
hn ∂t
Por tanto,
f ( x, t + hn ) − f ( x, t)
≤ F(x) .
hn
f ( x, t + hn ) − f ( x, t)
Z
d
Z
f ( x, t) dx = lı́m dx
dt Ω n→∞ Ω hn
f ( x, t + hn ) − f ( x, t)
∂f
Z Z
= lı́m dx = ( x, t) dx .
Ω n → ∞ hn Ω ∂t
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28
o equivalentemente5
Z Z Z Z
(µ ⊗ ν)( E) = χ Ey dµ dν = χ Ex dν dµ .
Y X X Y
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30
si y solamente si
Z Z
| f ( x, y)| dν dµ < ∞
X Y
o bien Z Z
| f ( x, y)| dµ dν < ∞ .
Y X
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32
(iii ) (ii )
A ∩ V = O1 ⊂ O1 ⊂ V \ O2 ⊂ O ∩ V ,
( a1 , b1 ] × · · · × ( ad , bd ] , (22)
(ii) ϕ( x1 , . . . , xi , . . . , x j , . . . , xd ) = ( x1 , . . . , x j , . . . , xi , . . . , xd ),
(iii) ϕ( x1 , . . . , xd ) = ( x1 + x2 , x2 , . . . , xd ),
pues
ϕ = ϕ n ◦ ϕ n −1 ◦ · · · ◦ ϕ 1 ,
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34
luego
| ϕ(Ω)| = |λ||Ω| = | det( ϕ)||Ω| ∀λ 6= 0 .
Por tanto, el resultado es trivialmente satisfecho para la clase de isomor-
fismos lineales especificada en (i). Para el caso de (ii) se tiene claramente
| ϕ(Ω)| = |Ω|, que a su vez coincide con | det( ϕ)||Ω| pues | det( ϕ)| = 1,
luego el resultado es nuevamente satisfecho. Finalmente, para el caso (iii)
se tiene
del máximo. Por tanto, cada vez que escribamos k · k debe entenderse k · k∞
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36
| ϕ( I )|
|ψ( I )| = | det( J ϕ ( x )−1 )|| ϕ( I )| = . (25)
| det( J ϕ ( x ))|
y, consecuentemente,
luego
n n Z
| ϕ( I )| = ∑ | ϕ( Ik )| < (1 + ε ) d
∑ | det( J ϕ (z))| dz
k =1 k=1 Ik
Z
= (1 + ε ) d | det( J ϕ (z))| dz
I
n =1
10 Nótese que los In son, de hecho, compactos (cf. (21))
José L. López
38
| det( J ϕ ( x ))| ≤ M ∀ x ∈ Ω
con lo que concluye la prueba de esta etapa y, con ella, la del lema.
ϕ(Ω)
s( x ) dx = ∑ αi | Ai | ≤ ∑ αi ϕ −1 ( A i )
| det( J ϕ ( x ))| dx
i =1 i =1
n Z
≤ ∑ −1
( f ◦ ϕ)( x )| det( J ϕ ( x ))| dx
i =1 ϕ ( A i )
Z
= ( f ◦ ϕ)( x )| det( J ϕ ( x ))| dx
Ω
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40
Rd
e −k x k2
dx = ∏ e dx j = e − x2
dx = π2 ,
j =1 − ∞ −∞
| Sd −1 |
Z Z Z 1
| B1 (0)| = χk xk≤1 dx = r d−1 dr dω = ,
Rd Sd −1 0 d
para lo que se ha empleado nuevamente la fórmula (29).
Γ ( λ + 1)
Γ(λ) = . (31)
λ
José L. López
42
20
10
-3 -2 -1 1 2 3
-10
-20
Γ ( n ) = ( n − 1) ! ∀n ∈ N.
Por tanto, se puede afirmar que la función Gamma interpola a los datos
(n − 1)! cuando se consideran como nodos los números naturales. Final-
mente, se puede extender la definición de Γ(λ) para valores λ < 0 tales
que λ ∈/ Z, de forma que la ecuación funcional Γ(λ) = (λ − 1)Γ(λ − 1) se
siga cumpliendo. Por consiguiente, la función Gamma tiene singularida-
des en Z0− (véase Figura 4).
Un espacio vectorial es
hi ( x ), f i X 00 ,X 0 = h f , x i X 0 ,X , f ∈ X0 , x ∈ X , (33)
(f) uniformemente convexo si para todo ε > 0 existe δ = δ(ε) > 0 tal que,
dados cualesquiera x, y ∈ X con k x k X ≤ 1, kyk X ≤ 1 y k x − yk X > ε,
se tiene
x + y
< 1−δ.
2
X
José L. López
44
bastará con observar que interseca a cualquier bola abierta (no vacía) de X.
Sean para ello x1 ∈ X y r1 > 0. Se define entonces B1 = { x ∈ X : d( x, x1 ) <
r1 }. Como O1 es abierto y denso en X, claramente O1 ∩ B1 es abierto y
no vacío. En consecuencia, han de poder elegirse x2 ∈ B1 y r2 > 0 tales
que B2 ⊂ O1 ∩ B1 . En particular, podríamos tomar d( x2 , x1 ) < r2 < r21 .
Repitiendo este proceso sucesivamente con cada uno de los On , se obtiene
B3 ⊂ O2 ∩ B2 , B4 ⊂ O3 ∩ B3 , ...
xk ∈ Bn+1 ⊂ On ∩ B1 , ∀k > n,
José L. López
46
donde los conjuntos Cn son todos cerrados con interior vacío. En ese caso
sus complementarios, a saber On = X \ Cn , serían abiertos densos en X,
luego por el teorema de Baire se concluye que el conjunto ∞ n=1 On ha de
T
R = Q∪ R\Q = {q} ∪ R \ Q ,
[
q ∈Q
luego la serie ∑∞ ∞ 12
n=1 xn es convergente (pongamos que ∑n=1 xn = x). En-
12 En efecto: si {sn } = ∑nk=1 xk denota la sucesión de sumas parciales asociada a la
serie ∑∞
k =1 xk , entonces para cualesquiera n, m ∈ N (con n < m) se satisface
( )
m
∑ k xk k X < ε 0 ,
ksm − sn k X ≤
k = n +1
José L. López
48
tonces
∞ ∞
kxkX ≤ ∑ k xn k X ≤ ∑ ε n < 2ε 0 .
n =0 n =0
en virtud de la linealidad de T.
El siguiente resultado se nos presenta muy útil porque permite dedu-
cir estimaciones uniformes a partir de estimaciones que en principio son
únicamente puntuales.
Entonces
sup{k Ti kL(X,Y ) } < ∞ .
i∈ I
Br ( x0 ) = { x ∈ X : k x − x0 k X < r } ⊂ Cm .
2m
k Ti kL(X,Y ) ≤ ∀i ∈ I,
r
con lo que concluye la prueba.
son, cualquiera que sea a ∈ (0, 1), abiertos disjuntos de X tales que A ⊆ O1 y B ⊆ O2
15 Reproducimos aquí la demostración del teorema de Urysohn siguiendo las pautas de
[AP], donde esta fue presentada con un espíritu didáctico y un nivel de detalles dignos
de mención
José L. López
50
formado por los números (racionales) diádicos del intervalo [0, 1], un abierto Or ⊂
X tal que
A ⊆ O1 , X \ O1 ⊆ X \ O1 , O1 ⊆ O3 , B ⊆ X \ O3 .
4 2 4 2 4 4
O1 ⊆ O1 ⊆ O1 ⊆ O3 ,
4 2 2 4
A⊆O 1 ⊆O 1 ⊆O 2 ⊆ · · · ⊆ O 2n −1 −2 ⊆ O 2n −1 −1 ,
2n −1 2n −1 2n −1 2n −1 2n −1
B ⊆ X \ O 2n −1 −1 .
2n −1
Del par de cerrados O 1 ,X \ O 2 se obtiene un abierto
2n −1 2n −1
O 3n que satisface
2
O 1 ⊆ O 3n ⊆ O 3n ⊆ O 2 .
2n −1 2 2 2n −1
O 2n −1 −2 ⊆ O 2n −3 ⊆ O 2n −3 ⊆ O 2n −1 −1 .
2n −1 2n 2n 2n −1
En el último paso, del par de cerrados O 2n−1 −1 , B se obtiene
2n −1
un abierto O 2n −1 que satisface
2n
O 2n −1 −1 ⊆ O 2n −1 , B ⊆ X \ O 2n −1 .
2n −1 2n 2n
José L. López
52
0 ≤ f ( x ) ≤ r0 < ε ∀ x ∈ O r0 ,
luego Or0 es un entorno abierto de x0 que satisface
f (Or0 ) ⊆ [0, ε) .
1 − ε < r1 ≤ f ( x ) ≤ 1 ∀ x ∈ X \ O r1 ,
f ( X \ Or1 ) ⊆ (1 − ε, 1] .
Desembocamos así en el teorema de Hahn–Banach, que constituye una
de las piezas clave del Análisis Funcional. En el siguiente capítulo lo em-
plearemos, a través de algunos de sus corolarios más importantes, a lo lar-
go del proceso de identificación de los duales topológicos de los espacios
de Lebesgue (recogido en el teorema de representación de Riesz).16
Teorema 12 (Hahn–Banach). Sean X un espacio vectorial real, U un subes-
pacio vectorial de X y p : X → R una función que verifica la siguiente
propiedad de sublinealidad:
José L. López
54
p( x +λy)
si λ < 0, ha de cumplirse T ( x2 ) + T (y) ≥ λ = − p(− x2 − y),
donde hemos denotado x2 = λx .
La cuestión es entonces: ¿existe un número T (y) tal que las relaciones ex-
puestas en (41) son satisfechas? Para comprobar que la respuesta es afir-
mativa basta con calcular
T ( x1 ) − T ( x2 ) = T ( x1 − x2 ) ≤ p ( x1 − x2 )
= p( x1 + y − x2 − y) ≤ p( x1 + y) + p(− x2 − y) .
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56
El teorema de Milman para espacios uniformemente convexos será la
pieza clave que nos permita deducir la reflexividad de los espacios de Le-
besgue en el siguiente capítulo. Para llegar a demostrarlo comenzamos
estableciendo el siguiente resultado preliminar.
Teorema 13 (Helly). Sean X un espacio de Banach, { f i : X → R}1≤i≤n una
familia finita de operadores lineales y continuos en X y λ1 , . . . , λn ∈ R. En
tales condiciones, para todo ε > 0 existe xε ∈ X tal que
(a) f i ( xε ) = λi , 1 ≤ i ≤ n,
(b) k xε k X ≤ α + ε,
si y solamente si
n
n
∑ µi λi ≤ α
∑ µi f i
(42)
i =1 i =1 X0
José L. López
58
f i ( x k ) = F ( f i ), 1 ≤ i ≤ n, (44)
Como
1 1
1− ≤ | F ( f k )| = | f k ( xk )| ≤ k f k k X 0 k xk k X ≤ k xk k X ≤ 1 +
k k
para todo 1 ≤ k ≤ n y n ∈ N es arbitrario, se tiene también que
lı́m {k xk k X } = 1 . (46)
k→∞
conforme a (45) y
x − x
ε
mk nk
>
1+ 1
2
n k X
en virtud de (47). Por otra parte, gracias a la convexidad uniforme de X se
satisface
x +x
mk nk
< 1 − δ ,
2 1 + 1
nk
X
20 Nóteseque es aquí donde se pone de manifiesto el hecho de que X es un espacio de
Banach, luego completo
Fundamentos de Topología y Análisis Funcional 59
luego
1
k x m k + x n k k X < 2(1 − δ ) 1 +
nk
y, por consiguiente,
f nk ( x nk ) = f nk ( x mk ) = F ( f nk ) ,
por lo que
1
2 1− ≤ 2| F ( f nk )| = | f nk ( xmk + xnk )|
nk
≤ k f nk k X 0 k x mk + x nk k X ≤ k x mk + x nk k X ,
f i ( x ) = F ( f i ), 1 ≤ i ≤ n. (49)
f i ( x + y) = 2F ( f i ) , 1 ≤ i ≤ n,
luego
1
2 1− ≤ 2| F ( f i )| = | f i ( x + y)| ≤ k f i k X 0 k x + yk X ≤ k x + yk X
i
y por tanto
n 1 o
k x + yk X ≥ lı́m 2 1 − = 2,
i→∞ i
lo que nos conduce a una nueva contradicción.
Cuarta etapa: X es reflexivo.
José L. López
60
de( xe, ye) = de([{ xn }], [{yn }]) := lı́m {d( xn , yn )} . (50)
n→∞
21 Aunque no se haya hecho notar previamente, conviene observar que el hecho de ha-
ber elegido F unitario en la primera etapa de la demostración no supone pérdida alguna
de generalidad, pues cualquier otra elección no trivial de un elemento de X 00 puede nor-
malizarse convenientemente a la unidad sin más que dividir por su norma
Fundamentos de Topología y Análisis Funcional 61
|d( xn1 , y1n ) − d( xn2 , y2n )| ≤ |d( xn1 , y1n ) − d( xn1 , y2n )| + |d( xn1 , y2n ) − d( xn2 , y2n )|
≤ d(y1n , y2n ) + d( xn1 , xn2 ) .
Segunda etapa: ( X,
e de) es completo.
José L. López
62
d( xnn , xm
m
) ≤ d( xnn , xkn ) + d( xkn , xkm ) + d( xkm , xm
m
) < ε,
de([{ xnk }], [{ xnn }]) = lı́m {d( xnk , xnn )} < ε ,
n→∞
que Xe es completo.
f ( x ) := [ x ] , con [ x ] = [{ x, x, x, . . . }] .
De este modo
José L. López
64
R : X0 → U0 , R ( ϕ ) = ϕ |U ∀ ϕ ∈ X 0 .
u : = i −1 ( F ◦ R ) ∈ X ,
Fundamentos de Topología y Análisis Funcional 65
José L. López
66
José L. López
68
Demostración [Rudin]. Consideremos la familia Brn ( xn ) formada por
las bolas cerradas de Rd que están centradas en puntos xn ∈ Rd con coor-
denadas racionales y cuyos radios rn son también racionales, que además
satisfacen que cada una de ellas está contenida en un elemento de A:
Brn ( xn ) ⊂ On ∀ n ∈ N. Por otra parte, es sabido que para cada n ∈ N
existe una función test φn tal que 0 ≤ φn ≤ 1, φn ( x ) = 1 en B rn ( xn ) y
2
φn ( x ) = 0 en el exterior de Brn ( xn ).27 Para construir la sucesión {ψn } del
teorema basta con elegir ψ1 := φ1 y
ψn := (1 − φ1 )(1 − φ2 ) . . . (1 − φn−1 )φn , n ≥ 2.
Con esta definición la condición (a) es claramente satisfecha. Para compro-
bar (b) es suficiente con tener en cuenta que ψn se anula en el exterior de
Brn ( xn ), por lo que sop(ψn ) ⊂ Brn ( xn ) ⊂ On . Concluimos con la prueba de
(c). Usando el principio de inducción completa se demuestra la siguiente
identidad:
ψ1 + · · · + ψn = 1 − (1 − φ1 )(1 − φ2 ) . . . (1 − φn ) . (57)
En efecto: es obvio que la ecuación (57) es válida para n = 1. Si suponemos
que también lo es para n − 1, se tiene que
ψ1 + · · · + ψn = 1 − (1 − φ1 ) . . . (1 − φn−1 ) + ψn
= 1 − (1 − φ1 ) . . . (1 − φn−1 ) + (1 − φ1 ) . . . (1 − φn−1 )φn
= 1 − (1 − φ1 ) . . . (1 − φn−1 )(1 − φn ) ,
27 Véase el Ejercicio 18
José L. López
70
luego (57) también es cierta para n, con lo que concluye el proceso induc-
tivo. Por otro lado, si x ∈ m
S
n=1 B r2n ( xn ) ocurre que φn ( x ) = 1 para algún
n ∈ {1, 2, . . . , m}, luego ψ1 ( x ) + · · · + ψm (nx ) = 1 como
o se desprende de
(57). Por último, como la familia de bolas B rn ( x n ) constituye un recu-
2
brimiento por abiertos de n=1 On , cada compacto K ⊂ ∞
S∞
n=1 On está a
S
Sm
su vez contenido en una unión finita n=1 B rn ( xn ), lo cual concluye la de-
2
mostración.
(a) Si { xn } → x en X, entonces { xn } * x en X.
(c) Si { xn } * x en X y { f n } → f en X 0 , entonces L f n ( xn ) → L f ( x ).
José L. López
72
| L f n ( xn ) − L f ( x )| ≤ | L f n − f ( xn )| + | L f ( xn − x )|
≤ k f n − f k X 0 k xn k X + | L f ( xn − x )| ,
lo cual nos permite concluir a sabiendas de que la sucesión {k xn k X } es
acotada como consecuencia de (b).
Antes de analizar la relación existente entre las topologías fuerte y dé-
bil, veamos cómo puede obtenerse una base de entornos para la topología
σ ( X, X 0 ).
Proposición 9. Para cualquier x0 ∈ X, la familia constituida por todos los
conjuntos de la forma
n o
Uε ( x0 ) = x ∈ X : | L f i ( x − x0 )| < ε ∀ i ∈ I
] L f i ( x0 ) − ε, L f i ( x0 ) + ε[⊂ ωi ∀i ∈ I,
Sobre topologías fuertes y débiles 73
José L. López
74
0.5
-0.5
-1
y que L2 (Ω) está dotado del siguiente producto escalar: h f , gi = Ω f ( x ) g( x ) dx. Esto,
R
junto con el hecho de que L2 (Ω)0 y L2 (Ω) son isomorfos, es suficiente para afrontar con
éxito este ejemplo
Sobre topologías fuertes y débiles 75
L2 (Ω), que a su vez es isomorfo a L2 (Ω)0 ) nos permite concluir. Sin em-
bargo, { f n } no puede converger en la topología fuerte de L2 (Ω), pues de
hacerlo también convergería la sucesión de las correspondientes normas
(cf. Observación 6). No obstante
Z 1 Z 1
k f n k2L2 (Ω) 2
=2 sen (nπx ) dx = 1 − cos (2nπx ) dx = 1 6= 0 .
0 0
lı́m {k f n − f k X 0 } = 0 ;
n→∞
hΦ, f n i X 00 ,X 0 = hΦ, f i X 00 ,X 0 ∀Φ ∈ X 00 ;
lı́m
n→∞
José L. López
76
pacto
77
y z x arbitrario si x 6= x1 , x 6= x2 y x 6= λ1 x1 + λ2 x2 . Como g ∈ Φ( BX 0 ), ha
de existir un elemento h ∈ Φ( BX 0 ) ∩ U. En particular, tal elemento ha de
responder a la forma h = Φ( f 0 ) para algún funcional f 0 : X → R lineal y
continuo. Además, se verifica
Por consiguiente
| λ 1 g x1 + λ 2 g x2 − gλ1 x1 + λ2 x2 |
≤ |λ1 || gx1 − h x1 | + |λ2 || gx2 − h x2 | + | gλ1 x1 +λ2 x2 − hλ1 x1 +λ2 x2 |
≤ (|λ1 | + |λ2 | + 1)ε ,
tras sumar y restar las cantidades apropiadas y haber empleado las pro-
piedades expuestas en (60). Como ε es arbitrario, se concluye que el fun-
cional f definido en (59) es lineal. Además, como g ∈ A se tiene que
| f ( x )| ≤ k x k X , luego f ∈ X 0 y k f k X 0 ≤ 1. Es por ello que f ∈ BX 0 y,
por tanto, g = Φ( f ) ∈ Φ( BX 0 ), lo que prueba que Φ( BX 0 ) es cerrado en A.
Una exposición amplia y detallada de diversas técnicas relacionadas
con criterios de compacidad débil en el ámbito del cálculo de variaciones
y de las ecuaciones en derivadas parciales puede encontrarse en [Eva2].
José L. López
78 Distribuciones: la delta de Dirac y su papel en el ámbito de las EDPs
∞ si x = 0
ρ( x ) = . (61)
0 si x 6= 0
José L. López
80 Distribuciones: la delta de Dirac y su papel en el ámbito de las EDPs
∂α T := (−1)|α| ( T ◦ D α ) ,
José L. López
82 Distribuciones: la delta de Dirac y su papel en el ámbito de las EDPs
∂T f = Tg , (64)
José L. López
84 Distribuciones: la delta de Dirac y su papel en el ámbito de las EDPs
( T ∗ S) ∗ Φ = T ∗ (S ∗ Φ) .
e(φ) := T (χφ)
T para toda φ ∈ C ∞ (Rd ) .
• T
e es lineal.
e es continua en C ∞ (Rd ). Si se considera {φn } → 0 en C ∞ (Rd )
• T
es claro que {χφn } → 0 en D(Rd ), toda vez que sop(χφn ) ⊂
sop(χ) para todo n ∈ N, luego T (φn ) = { T (χφn )} → 0.
e
e extiende a T. Dada Φ ∈ D(Rd ) se cumple que sop(Φ − χΦ) ∩
• T
sop( T ) = ∅, luego T (Φ) − T e(Φ) = T (Φ − χΦ) = 0 o, lo que
e a D(Rd ) coincide con T. Ade-
es equivalente, la restricción de T
más, Te es la única extensión de T a C ∞ (Rd ) que satisface la pro-
piedad
e(φ) = 0 si sop( T
T e) ∩ sop(φ) = ∅ . (68)
En efecto, cualquier otra extensión T
b que satisficiera la propie-
dad (68) habría de verificar
b(φ − χφ) = T
0=T b(φ) − T (χφ) = T
b(φ) − T
e(φ) .
85
e tales que T ∗ Φ = T
(b) Si hubiese dos distribuciones T y T e ∗ Φ para toda
Φ ∈ D(Rd ), habría de cumplirse (cf. (66))
D α ( T ∗ Φ) = ∂α T ∗ Φ = T ∗ D α Φ
Dα ( T ∗ Φ) = T ∗ Dα Φ (69)
32 Es
muy recomendable intentar resolver el Ejercicio 18 antes de proceder con esta
demostración
José L. López
86 Distribuciones: la delta de Dirac y su papel en el ámbito de las EDPs
(τ0 − τhei )Φ
∂Φ
lı́m = en la topología de D(Rd )
h →0 h ∂xi
∂( T ∗ Φ) ∂Φ
=T∗ . (70)
∂xi ∂xi
P( D ) = ∑ λα D α . (71)
|α|≤k
|α|≤k |α|≤k
José L. López
88 Semigrupos de evolución y argumentos de punto fijo
S(t) x − x
D A = x ∈ X : ∃ lı́m ,
t →0 t
definido por
S(t) x − x
Ax := lı́m = S0 (t)|t=0 x ∀ x ∈ D A ,
t →0 t
de donde se desprende que el operador e At está bien definido a través de una serie que
converge en virtud del principio de comparación de Weierstrass
89
Entonces
0
Sn (t) − Ae At
=
ASn−1 (t) − Ae At
≤ M
Sn−1 (t) − e At
X X X
∞ ∞
n−1 ( At)k ( At)k
( At)k
≤ M
∑ −∑
= M
∑
k=0 k! k!
k=n k!
k =0 X X
( )
(
)
m k m
( At)
( At)k
= M
lı́m ∑
≤ M lı́m ∑
m→∞ k=n k! m→∞
k!
k = n
X X
∞
( )
( Mt) k
≤M∑ ,
k=n
k!
José L. López
90 Semigrupos de evolución y argumentos de punto fijo
donde hemos denotado [t] a la parte entera de t. Bastaría, pues, con tomar
λ = ln( M) para obtener la estimación deseada. 34
(iii) Basta con observar que se satisfacen las siguientes estimaciones:
S(t) x − S(t − h) x
lı́m − S(t) Ax
h →0 h
S(t − h)S(h) x − S(t − h) x
= lı́m − S(t) Ax
h →0 h
S(h) x − x
n o
= lı́m S(t − h) − Ax + lı́m S(t − h) − S(t) Ax
h →0 h h →0
= 0,
José L. López
92 Semigrupos de evolución y argumentos de punto fijo
lı́m {ku(t)k X } = ∞ .
t→t∗
donde C ([0, δ]; X ) denota el espacio formado por las funciones u : [0, δ] →
X continuas.
Observamos en primer lugar que F aplica la bola del espacio C ([0, δ]; X )
de radio K y centro el origen en sí misma. En efecto:
k F [u](t)k X ≤ sup kS(t)k X ku0 k X
0≤ t ≤1
Z t
+ kS(t − s)k X k f (s, u(s)) − f (s, 0)k X + k f (s, 0)k X ds
0
≤ sup kS(t)k X ku0 k X + ( LK + N )δ
0≤ t ≤1
≤ 2 sup kS(t)k X ku0 k X = K .
0≤ t ≤1
José L. López
94 Semigrupos de evolución y argumentos de punto fijo
Definamos ahora
Z t
v(t) := S(t − s) g(s) ds , t ≥ 0. (78)
0
v(t) ∈ D A ∀t ≥ 0. (79)
Además, la aplicación
Z t Z t
t 7→ Av(t) = A S(t − s) g(s) ds = S(t − s) Ag(s) ds (80)
0 0
José L. López
96 Semigrupos de evolución y argumentos de punto fijo
José L. López
98 Semigrupos de evolución y argumentos de punto fijo
Ejercicios
99
100 Ejercicios
8. Pruébese que
nZ n x n x o nZ n x n −2x o
lı́m 1− e 2 dx = 2 , lı́m 1+ e dx = 1 .
n→∞ 0 n n→∞ 0 n
Calcúlense
Z ∞ Z ∞ Z ∞ Z ∞
f ( x, y) dy dx , f ( x, y) dx dy
−∞ −∞ −∞ −∞
4xy− x2 −y2
(
( x + y )4
si x > 0, y > 0
g( x, y) = .
0 si ( x, y) = (0, 0)
101
Pruébese que
Z ∞ Z ∞ Z ∞ Z ∞
g( x, y) dx dy = g( x, y) dy dx = 0
0 0 0 0
R
y, sin embargo, [0,∞)×[0,∞) g( x, y)d( x, y) no existe. ¿Qué hipóte-
sis del teorema de Fubini no es satisfecha?
f n ( x ) = an sen(nx ) + bn cos(nx ) ∀x ∈ R, ∀n ∈ N.
Sugerencia: Escríbase
1 1 1
2 2 = 2 2 .
e x + e− x ex 1 + e−2x
José L. López
102 Ejercicios
(a) 0 ≤ Φ ≤ 1.
(b) Φ( x ) = 1 en B( x0 , r ).
(c) Φ( x ) = 0 en B( x0 , R)c .
x2
(
g( x ) = e x2 −1 si | x | < 1 .
0 si | x | ≥ 1
(τ0 − τhei )
∂Φ
lı́m Φ =
h →0 h ∂xi
3. (a) Sean f , g : (Ω, Σ) → [−∞, +∞] funciones medibles. Es claro que
cualquier múltiplo de ellas también lo es, pues (cf. Teorema 1)
n bo b
(α f )−1 (−∞, b) = x ∈ Ω : f ( x ) ≤ = f −1 − ∞, .
α α
José L. López
104
1
Por consiguiente, g es medible y, como se vio anteriormente que el
f
producto de medibles también lo es, se concluye que g también es
medible.
(b) Dadas f : (Ω, Σ) → (Γ, Υ) y g : (Γ, Υ) → [−∞, +∞] medibles,
es claro que g−1 (−∞, b) ∈ Υ (nuevamente en virtud del Teorema 1),
luego se tiene que
(c) Evidente.
(d) Supongamos ahora que { f n : Ω → [−∞, +∞]} es una sucesión
de funciones medibles. Entonces
−1 ∞
[−∞, b) = f n−1 [−∞, b) ,
[
ı́nf { f n }
n ∈N
n =1
−1 ∞
[−∞, b) = f n−1 [−∞, b) ,
\
sup { f n }
n ∈N n =1
para concluir que tanto lı́m infn∈N { f n } como lı́m supn∈N { f n } son
funciones medibles.
luego
1
nZ o 1
lı́m f n ( x ) dx = lı́m = 0.
n→∞ 0 j→∞ 2 j −1
Por otro lado, dados x ∈ [0, 1] y n ∈ N cualesquiera es posible en-
contrar N 3 n1 , n2 ≥ n tales que f n1 ( x ) = 0 y f n2 ( x ) = 1, de modo
que la sucesión { f n ( x )} no converge, cuando n → ∞, para ningún
x ∈ [0, 1].
3
| Ak | < ∀1 ≤ k ≤ n,
n
José L. López
106
2 1
0.8
1.5
0.6
0.4
0.5
0.2
0.8 0.8
0.6 0.6
0.4 0.4
0.2 0.2
0.8 0.8
0.6 0.6
0.4 0.4
0.2 0.2
0.8 0.8
0.6 0.6
0.4 0.4
0.2 0.2
por lo que ∑nk=1 | Ak | < 3. Como cada x ∈ [0, 1] está en al menos tres
de los Ak , se tiene que
n
∑ χ Ak ≥ 3 ,
k =1
luego
n n Z 1 Z 1 n Z 1
3> ∑ | Ak | = ∑ χ Ak dx = ∑ χ Ak dx ≥ 3 dx = 3 ,
k =1 k =1 0 0 k =1 0
7. Claramente
| f n ( x )|
< 1 ∀n ∈ N, ∀x ∈ A.
1 + | f n ( x )|
| f n ( x )| | f n ( x )|
Z Z
lı́m dx = lı́m dx ,
n→∞ A 1 + | f n ( x )| A n→∞ 1 + | f n ( x )|
| f n ( x )|
lı́m = 0,
n→∞ 1 + | f n ( x )|
donde x n x
f n (x) = 1 − e 2 χ(0,n) .
n
Observemos en primer lugar que el límite y la integral son intercam-
biables. En efecto, como la sucesión { f n } es creciente en n ∈ N y
José L. López
108
x
{ f n ( x )} → e− 2 cuando n → ∞, el teorema de la convergencia mo-
nótona implica la existencia del límite (82) y permite calcularlo:
nZ ∞ o Z ∞ Z ∞
x
lı́m f n ( x ) dx = lı́m { f n ( x )} dx = e− 2 dx = 2 .
n→∞ 0 0 n→∞ 0
Denotemos ahora
x n −2x
gn ( x ) = 1 + e χ(0,n) .
n
Para demostrar la segunda identidad podemos aplicar el teorema de
la convergencia dominada, ya que
x n
1+ < ex ∀ n ∈ N ,
n
luego gn es siempre menor que e− x , que es integrable en R+ . Por
tanto se pueden intercambiar límite e integral y obtenemos
nZ n Z ∞ Z ∞
x n −2x o
lı́m 1+ e dx = lı́m { gn ( x )} dx = e− x dx = 1 .
n→∞ 0 n 0 n → ∞ 0
9. Sean (Ω, Σ) un espacio medible, { f n : Ω → R} una sucesión de
funciones medibles y f , g : Ω → R dos funciones medibles.
2.5
1.5 !1 1
0.5
Z ∞ Z ∞ Z ∞
sen( x ) − xt
dx = sen( x ) e dt dx
0 x 0 0
Z ∞ Z ∞ ∞ dt
Z
− xt π
= sen( x ) e dx dt = 2
= .
0 0 0 1+t 2
Z 1 Z 1 Z ∞
lı́m { f n ( x )} dx = lı́m { gn ( x )} dx = lı́m {hn ( x )} dx = 0 .
0 n→∞ 0 n→∞ −∞ n→∞
José L. López
110
13. Razonamos por reducción al absurdo. Supongamos que existe M >
0 tal que | an | + |bn | ≤ M ∀ n ∈ N. Si es este el caso, se tendría
que | f n ( x )| ≤ M ∀ n ∈ N, luego podemos aplicar el teorema de la
convergencia dominada para concluir que
nZ 2π o Z 2π Z 2π
0 = lı́m f n ( x ) dx = lı́m { f n ( x )} dx = dx = 2π ,
n→∞ 0 0 n→∞ 0
lı́m { f n ( x )} = 0 ∀ x ∈ [0, 1] ,
n→∞
luego
Z 1
lı́m { f n ( x )} dx = 0 ∀α ∈ R.
0 n→∞
Por otro lado, se tiene que
Z 1
nα
f n ( x ) dx =
0 (n + 1)(n + 2)
como consecuencia de un cálculo directo. Por tanto, la identidad del
enunciado ocurre si y solamente si α < 2. Estudiamos finalmente
la aplicabilidad del teorema de la convergencia dominada (Teorema
5). Es evidente que el teorema no se puede aplicar para α ≥ 2, ya
que de no ser así la igualdad del enunciado sería cierta para este
rango de valores de α y sabemos que no lo es. Si α ≤ 0 es claro que
| f n ( x )| ≤ 1 para todo n ∈ N y 0 ≤ x ≤ 1, por lo que estamos
en condiciones de aplicar el teorema de la convergencia dominada.
Apéndice: Soluciones a algunos de los ejercicios planteados 111
gn ( x ) = n α (1 − x ) α x n , 0 < α < 2.
Claramente
2
|Sn ( x )| ≤ S0 ( x ) = e−x ∀ n ∈ N, ∀x > 0.
Como Z ∞ √
π− x2
e , dx =
0 2
el teorema de la convergencia dominada garantiza que
Z ∞ Z ∞
1
2 2 dx = lı́m Sn ( x ) dx
0 e x + e− x n→∞ 0
Z ∞
!
n
=
n→∞
lı́m ∑ (−1)k 0
e −(2k+1) x2
dx .
k =0
José L. López
112
1 1
0.5 0.5
-0.5 -0.5
-1 -1
0.8
0.6
0.4
0.2
-3 -2 -1 1 2 3
José L. López
114
( Fh Φ)( x ) − ∂Φ ( x ) = ∂Φ ( x − θhei ) − ∂Φ ( x )
∂xi ∂x ∂x
i i
∂2 Φ
∂2 Φ
= 2 ( x − θ 0 hei ) |θh| ≤
2
|h| ,
∂xi
∂xi
∞
∂Φ
{( Fh Φ)( x )} → (x) uniformemente en x ∈ K .
∂xi
∂D α Φ
{( Fh D α Φ)( x )} → (x) uniformemente en x ∈ K .
∂xi
∂Φ
{ D α Fh Φ( x )} → D α (x) uniformemente en x ∈ K .
∂xi
(e) Linealidad:
Continuidad:
{(τx ϕn )(y)} = { ϕn (y − x )} → 0 ,
{( Rϕn )(y)} = { ϕn (−y)} → 0 .
{( T ∗ Φn )( x )} = { T (τx RΦn )} → 0
José L. López
116
Bibliografía
[Bre] Brezis, H., Functional Analysis, Sobolev Spaces and Partial Dif-
ferential Equations. Springer, 2011.
117
118 BIBLIOGRAFÍA