El primer diccionario para peronistas

Felicidad para los compañeros, oficialistas y opositores pero según dicen, todos
peronistas. La editorial Biblos acaba de publicar el primer “Diccionario del peronismo”,
un trabajo de la doctora en ciencias sociales y humanidades Alicia Poderti.

El trabajo de la doctora Poderti, becaria del Conicet, miembro de la Academia Nacional

de Historia y de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional
de La Plata (UNLP), que acaba de publicar la editorial Biblos, está organizado alrededor
de los conceptos fundamentales del justicialismo, con entradas y envíos según los
términos, que también hará las delicias de aquellos que sin adherir a la doctrina, no
pueden invalidar su existencia, sísmica todavía en estas tierras.

La primera pregunta que se hace un extranjero, un argentino no peronista, un renegado

del peronismo y hasta un peronista, es ¿qué cosa es el peronismo? A lo máximo que se
ha podido llegar es a semejanzas o descalificaciones: populismo, fascismo, movimiento
de masas, movimiento reconvertido a partido, entelequia sudamericana: el peronismo es
un sentimiento. Pero ¿cómo define la autora del diccionario al peronismo?

Se remite a su fundador, Juan Domingo Perón. El 20 de agosto de 1948. Perón dice:

“¿Qué es el peronismo? Han preguntado algunos legisladores en el Congreso. El
peronismo es ‘humanismo en acción’; el peronismo es una nueva concepción en lo
político, que descarta todos los males de la antigua política; es una concepción en lo
social, que iguala un poco a los hombres, que les otorga iguales posibilidades y les
asegura un porvenir para que en esta tierra no haya ninguno que no tenga lo que
necesita para vivir.

“Aun cuando sea necesario que los que están derrochando a manos llenas lo que tienen
no dispongan de ese derecho, en beneficio de los que no tienen; en lo económico,
procura que todo lo argentino sea para los argentinos y que se reemplace la política
económica que decía que ésta era una escuela permanente y perfecta de explotación
capitalista por una política de economía social donde la distribución de nuestra riqueza,
que arrancamos nosotros a la tierra y elaboramos nosotros, pueda distribuirse
proporcionalmente entre todos los que intervienen para realizarla con esfuerzo”.

En el libro están todas las dudas aclaradas, supuestamente. Esa es la intención de la

autora, que sin embargo no ha podido evitar (acaso porque sea imposible) enredarse en
algunos comentarios que confunden al neófito y refuerzan las convicciones del
convencido, sin lograr aclarar por qué sucede eso. Pero eso también es un mérito del
libro, que no le retacea al peronismo su flexibilidad y su casi imbatible voluntad de
poder.