You are on page 1of 368

DOCTORADO EN EDUCACION

Universidad Nacional de Entre Ríos


Argentina

TESIS DOCTORAL

QUE TE FUGÁS, TE FUGÁS

Las fugas: un analizador de las


instituciones de
protección a la infancia en Uruguay

CARMEN RODRÍGUEZ

BAJO LA DIRECCIÓN DE LA DOCTORA GRACIELA FRIGERIO

Junio 2015
Para Augusto Vitale, por el amor que renace una y otra vez.

Para Guillermo Vitale y Alejo Vitale, mis hijos y su entrañable presencia.


Agradecimientos

A las instituciones:

- Agradezco en primer término a la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER)


Argentina, por la hospitalidad y por volver disponible un espacio de pensamiento que dio
lugar a esta tesis y a tantas otras.

- Al Ministerio de Edcuación y Cultura de Uruguay que a través de la Beca Carlos


Quijano contribuyó a la realización de la formación doctoral en un país extrajero.

- Al Instituto del Niño y el Adolescente del Uruguay que permitió acceder a buena parte
de la información que se incluye en esta tesis.

- A la ONG La Barca que de manera generosa contribuyó a que pudiera conversar con
los adolescentes que se integran a esta investigación.

A las personas:

- A Graciela Frigerio, por haber dirigido esta tesis con pasión, paciencia, alegría y
exigencia.

- A los adolescentes que ofrecieron su tiempo y su palabra.

- A las personas que accedieron a una conversación que en todos los casos fue muy grata.

- A todos los niños y adolescentes que esperaron algo de mí y de los que yo recibí tanto.

- A Ana Hounie. Se dice que los analizantes sabemos poco de nuestros analistas, sin
embargo eso tiene una veracidad relativa. Cómo no saber de quien dispone palabra, gesto
y silencio en la experiencia del dolor y en la experiencia de la creación. Agradezco a la
analista que dio a esta tesis, en su último año, las condiciones para poder escribirla,
imposible no saber de su lucidez, su generosidad, su enorme compromiso.

- A mis compañeros de doctorado, entre quienes tejimos esas «segunda» cohorte, como
experiencia de pensamiento y de amistad. Especialmente agradezco la feliz compañía de
mis amigos Enrique Raffín y Pablo López.

- A mis amigas, Paula Baleato, Adriana Briozzo, Mónica Zefferino, con quienes
comparto desde hace años las mismas inquietudes, por la amistad que nos une, por la
suerte que tuve cuando me hicieron un lugar.

- A los colegas, compañeros de diversos ámbitos con lo que compartimos conversaciones


apasionadas.

- A Ignacio Rodríguez y Sofía Lesa por la colaboración.

- A la especial contribución de mi querido amigo y colega Pablo López.


NOTA A GRACIELA FRIGERIO

Querida Directora:

Inicio esta nota, que dirijo a usted y que será pública, a los minutos
siguientes de haber puesto el punto final a la tesis.

Ese punto que llamo final, no es el último punto de la última página,


se trata de un punto cualquiera, perdido en el tropel del texto, pero
que fue la ocasión de mi última corrección. No recuerdo con
precisión cuál fue, una vez que cerré sobre él las gordas páginas que
le seguían, perdí su referencia. Podría, si quisiera, reconstruirlo ya
mismo para no perderlo, podría, pero prefiero olvidarlo y escribirle a
usted. Estoy segura de que también a usted le va a divertir que el
punto final se haya transformado en un punto y seguido, o quizás en
un punto y aparte, traspapelado y, por supuesto, que eso no sea más
que un juego. Esté tranquila, la tesis terminó. Es como verla
diciéndome: «quizás un sueño lo recupere y te lo traiga a la
memoria».

Querida Directora, luego de haber terminado tuve la visión que


tienen los que llegan a la meta, y allí, en mí visión, estaba usted, con
abrazos y risas. Muchos la reconocerán en ese gesto que suele tener.
Usted sabe cuánto de ese andar mío, de esa carrera mía, requirió de
su apoyo. Y con todo de lo que recibí de usted, yo llegué a una meta,
ni siquiera se le ocurra pedirme que «no diga eso», que «fui yo»,
«que usted no».

Fuimos yo, usted y el punto, que hizo las veces de seguido, las veces
de final, las veces de punto en el plano que triangula y que abre al
saber, al pensar y al jugar. Una verdadera zona intermedia dio lugar,
hizo lugar a esta tesis.

Quiero agradecer públicamente su rol en todo esto y quiero hacerle


llegar el más sincero sentimiento de gratitud.

Carmen Rodríguez
NO TENGO GANAS DE HACER
COMO SI HUBIERA COMPRENDIDO TODO,
NO TENGO GANAS DE TRATAR CON FAMILIARIDAD
LO QUE ME INTERROGA SIN NINGUNA COMPLACENCIA1

1 Michel Gribinski. Qu´est-ce qu´une place?


ÍNDICE

PRESENTACIÓN ........................................................................................................................ 1

CAPÍTULO I .................................................................................................................................................... 9

1. ANTECEDENTES SINGULARES Y COLECTIVOS ................................................ 10

1.1. LOS MOTIVOS............................................................................................ 10

1.2. LOS TRAYECTOS ...................................................................................... 24

1.3. LO QUE HIZO PUENTE HACIA LAS FUGAS ......................................... 27

CAPÍTULO II ................................................................................................................................................ 30

1. A MODO DE INSERT, ENTRE LOS ANTECEDENTES Y LO QUE SE PONÍA EN


MARCHA ..................................................................................................................... 31

CAPÍTULO III ............................................................................................................................................... 38

1. LAS FUGAS: La palabra y la escala ............................................................................ 39

1.1. LOS USOS JURÍDICOS .............................................................................. 43

1.2. PARA (ALGUNAS) PEDAGOGÍAS .......................................................... 44

1.3. PARA EL SISTEMA DE PROTECCIÓN A LA INFANCIA ..................... 45

1.4. ¿CUÁL ES LA ESCALA DE LAS FUGAS EN EL SISTEMA DE


PROTECCIÓN A LA INFANCIA URUGUAYO? ................................................. 46

CAPÍTULO IV ............................................................................................................................................... 49

1. CONCEPTOS QUE OFICIAN DE SOPORTE AL MODO DE TRABAJO DE LA


INVESTIGACION ........................................................................................................ 50

1.1. ARCHIVO .................................................................................................... 52

1.1.1. Luz y oscuridad. Lo contemporáneo en lo actual. ................................ 54

1.1.2. Mal de archivo ...................................................................................... 58

1.2. CORPUS ....................................................................................................... 61

1.2.1 La regla que va de caso en caso. ........................................................... 68

1.3. VISIBILIDADES Y ENUNCIADOS ........................................................... 71

1.4. PENSAR POR CASO................................................................................... 80

CAPÍTULO V ................................................................................................................................................ 94
1. EL CORPUS DE LA INVESTIGACIÓN Y LOS MODOS EN QUE FUE
CONSTRUIDO ............................................................................................................. 95

1.1. EL ENCUENTRO CON LAS FUGAS ........................................................ 98

1.2. LEGAJOS: LA CONSTRUCCION DE CASOS ....................................... 103

1.3. EL ARCHIVO DE LA INSTITUCIÓN COMO MORADA ...................... 132

1.4. LA ESCALA DE LAS FUGAS.................................................................. 135

1.5. CONVERSACIONES SOBRE LAS FUGAS ............................................ 140

CAPÍTULO VI ............................................................................................................................................. 161

1. A MODO DE INSERT, ENTRE EL CORPUS DE LA INVESTIGACIÓN Y LO QUE


SE VOLVIÓ VISIBLE, LO QUE PODEMOS ENUNCIAR ...................................... 162

CAPÍTULO VII............................................................................................................................................ 167

1. LO INSOPORTABLE EN LAS INSTITUCIONES DE PROTECCIÓN ................... 168

1.1. LO INSPORTABALE PARA LOS NIÑOS ............................................... 173

1.1.1. El (no) sostén: ........................................................................................... 173

1.1.2. Deprivación............................................................................................... 177

1.1.3. La crueldad excesiva................................................................................. 182

1.1.4. El incesto y el abuso sexual ...................................................................... 189

1.2. LO INSPORTABALE EN LOS NIÑOS .................................................... 197

1.2.1 La tendencia antisocial: de la esperanza al delito ............................... 197

1.2.2 La incapacidad de preocuparse por el otro ......................................... 205

1.3. NO SOPORTAR A LOS NIÑOS ............................................................... 208

CAPÍTULO VIII .......................................................................................................................................... 217

1. EL MUNDO Y EL INFRAMUNDO DE LAS INSTITUCIONES ............................. 218

1.1. LAS INSTITUCIONES: UN LUGAR EN EL MUNDO ........................... 220

1.2. EL MUNDO INSTITUCIONAL ................................................................ 226

1.3. POSICIONES DE MUNDO Y DE INFRAMUNDO ................................. 239

1.3.1 La banalización del mal ...................................................................... 247

1.3.2. La desmentida ..................................................................................... 254

CAPÍTULO IX ............................................................................................................................................. 258

SINTETIZANDO PARA CONCLUIR .................................................................................... 259


1.1. LO INSOPORTABLE EN LAS INSTITUCIONES DE PROTECCIÓN .. 262

1.2. LAS POSICIONES DE MUNDO Y LAS POSICIONES DE


INFRAMUNDO EN LAS INSTITUCIONES ....................................................... 267

1.3 CONICIONES DE POSIBILIDAD PARA QUE EL INFRAMUNDO


INSTITUCIONAL TENGA LUGAR .................................................................... 271

BIBLIOGRAFÍA ..................................................................................................................... 274

ANEXOS........................................................................................................................................................... I

1. PIEZAS DEL SEDIMENTO .......................................................................................... II

Únicamente en soporte digital:

2. LEGAJOS DE LA DICTADURA
3. Sistema de Información Para la Infancia (SIPI) Salidas No Autorizadas
1

PRESENTACIÓN

La tesis que aquí se presenta, se sustenta en la investigación realizada a partir de

las fugas de niños y adolescentes de las instituciones de protección a la infancia

en Uruguay y en la actualidad.

Las fugas se constituyeron en un analizador institucional a partir del estudio

preliminar de 70 legajos de niños y adolescentes que transitaron durante su

infancia o su adolescencia por las instituciones de protección. Allí, su reiteración

de legajo en legajo, y dentro de cada legajo, nos alertó sobre la relevancia de

comprender qué se pone en juego en torno a las fugas en las instituciones de

protección. A partir de lo cual formulamos las siguientes preguntas:

- ¿Qué dan a ver y a saber las fugas de niños y adolescentes del sistema de

protección?

- ¿Qué se vuelve visible y enunciable si miramos casos de fugas?

- ¿Qué podemos saber de la institución de la protección si pensamos las fugas?

- ¿Qué podemos comprender de la relación entre el psiquismo de los sujetos y la

institución de la protección?

Para su abordaje, hemos construido un archivo, constituido por un corpus de

legajos de niños y adolescentes, que por efecto de una elaboración se

constituyeron en casos.

Cada caso es una cosa muy singular, es una singularidad accesible a la

observación sobre la que pretendemos comprender algo de orden más general.


2

Estos casos, los del corpus de esta investigación, los inscribimos en el marco de

una discusión, que es la discusión sobre las políticas de protección a la infancia

en el Uruguay en la actualidad. En tal sentido, son investidos por ciertas

condiciones, en las cuales operan como argumentación y como fundamentación

para tensionar, tensar el campo de saber, incluyendo lo sabido no pensado. La

fuerza de los casos propone dar ciertas argumentaciones que discuten y entran en

tensión con ciertos modos acostumbrados de pensamiento.

Hemos hecho todo lo posible por lograr cierto relato que inscriba a los casos en

sus condiciones de contexto, así como ir lo más que se pueda en la recopilación

de información. De hecho, hemos realizado una tarea minuciosa sobre la

temporalidad de cada caso, reconstruyendo toda la información que sobre ellos

teníamos en los legajos.

También, con tales fines, incluimos en el corpus de la investigación

conversaciones con adolescentes que transitaron por instituciones de protección y

con personas que trabajan en estas instituciones. Realizamos además la

cuantificación de fugas anuales para el período 2005-2008.

El análisis de los elementos constitutivos del corpus permitió volver visible y

enunciar, dar a ver y dar saber respecto de las instituciones de protección a la

infancia y respecto de lo que denominamos como circuitos de desprotección.

El análisis del material con el que trabajamos, en particular el análisis de los

legajos que devinieron casos, que constituyen su corpus, nos ha llevado a

considerar la idea de lo insoportable.


3

Mucho de lo explorado y analizado nos ha dado a ver que las fugas del sistema de

protección conciernen a niños y adolescentes en los que se reitera una secuencia

que hemos considerado del siguiente modo: algo se volvió insoportable para

el/los niño/s; luego, algo de lo insoportable está en el/los niño/s; luego, existen

en las tramas parentales y en las tramas institucionales evidencias de que a esos

niños y adolescentes no se los soporta.

Veremos cómo ubicamos una tríada que entendemos secuenciada en su

comienzo, que va desde lo que un niño no puede soportar hasta la condición en la

cuál a ciertos niños no se los soporta, ubicando una serie de descriptores y

conceptos que entendemos del siguiente modo:

A. Cuando queremos abordar lo que entendemos sería lo insoportable para el

niño vamos a considerar las siguientes nociones: el dejarlo caer, la deprivación, la

crueldad excesiva, abuso sexual e incesto como, al menos, cinco circunstancias

que surgen del material empírico.

De modo que nosotros nos hemos encontrado durante esta investigación con

amores forzados vividos por niños y niñas. Una confusión de lenguas, que por su

contenido patógeno se vuelve insoportable para los niños. Junto con la ausencia

de sostén, la crueldad excesiva, la deprivación, el incesto y el abuso sexual,

constituyen el conjunto de vivencias que hemos definido como constitutivas de lo

que se vuelve insoportable para un niño/niña, y son por su naturaleza de origen

externo, provienen del ambiente y son causales de lo que consideramos como lo

insoportable en el niño.
4

B. Lo que llamamos lo insoportable en los niños, según el material empírico con

el que hemos trabajado, tiene un núcleo en lo que se denuncia como tendencia

antisocial y en lo que se les adjudica como incapacidad de preocuparse por el

otro.

Según nosotros hemos nombrado las cosas en términos de lo insoportable,

decimos que el niño se vuelve insoportable cuando no ha adquirido o ha perdido

la capacidad de preocuparse por el otro, el ambiente no ha sobrevivido y el niño

ha perdido, momentánea o definitivamente, la posibilidad de contribuir y reparar.

C. En lo que concierne a no soportar a los niños, entendemos que esto puede

aprehenderse en los sentimientos inconscientes de venganza social y en los

dispositivos de derivación, como una forma de lo que hemos nombrado como los

circuitos de desprotección

No soportar a los niños significa que allí donde se dispuso la protección y el

cuidado se puso en marcha una venganza. Esa venganza tiene su fuente en

sentimientos inconscientes que corresponden a la sociedad en tanto sentimiento

público de venganza social y han encontrado dentro de las instituciones, o

institucionalidades destinadas a la protección, no su interrupción, su evitación, su

prohibición, sino un modo particular de ponerla en marcha.

Estas tres instancias de lo insoportable, podemos formularlas a partir de los casos

del corpus de la investigación, ya que se constituyeron en una regularidad

observable en el archivo que hemos construido y, precisamente por ello, vuelven

visible y enunciable cierta dinámica en juego en la protección de los niños que


5

muestra la presencia de lo insoportable tanto como evidencia los circuitos de

desprotección.

Las consideraciones sobre lo insoportable, y fundamentalmente en su tercera

instancia, es decir, lo que se volvió visible y enunciable respecto de que hay

modos de no soportar a los niños, nos obligó a continuar y avanzar más en la

elaboración a la que dio lugar esta tesis.

Aparece en el corpus de la investigación una serie de elementos dispersos que

tienen entre sí algo así como una coherencia, son contemporáneos entre sí y están

dispersos, pero nos damos cuenta de que obedecen a cierta configuración común.

Así, los niños y adolescentes en la institución de la protección pueden estar bajo

rejas, pueden ser golpeados, pueden ser mordidos por ratas, pero también pueden

ser sistemáticamente derivados, pueden no ser recibidos, pueden ser

desconocidos, pueden ser maltratados y también tratados mal, en esa magnífica

distinción y esa proximidad que se desprende de la compilación que realiza M.

Gribinski entre ser maltratado y recibir un mal tratamiento (Gribinski,

Penser/River N.° 26, 2014).

No se trata de decir, ni de sostener, que es lo único que podemos ver y que

podemos enunciar de la institución de la protección, es muy importante que esto

sea bien entendido. También podemos ver modos del cuidado, la protección, el

buen trato, el reconocimiento y los buenos tratamientos, pero esta tesis no

consiste en un balance. No se pregunta por cuánto de una y otra cosa, y por ende,

en esa ponderación concluir qué hay más y qué hay menos. Es conocida la

estrategia de mostrar «todo lo bueno» y también la de mostrar «todo lo malo».

Nos ubicamos en un lugar muy lejano de uno y de otro. A nosotros nos importa
6

comprender cuáles son las condiciones de posibilidad que hacen que en el

corazón mismo de la institución de la protección y del cuidado se erijan, visibles,

ni ocultas, ni secretas, prácticas que hemos nombrado como circuitos de

desprotección. Es extremadamente sorprendente esta presencia y no podemos

evitar la pregunta: ¿qué las hace posibles?

Y la pregunta qué las hace posibles supone preguntarse no solo por cuáles son las

condiciones que hacen que un sujeto, que un puñado de sujetos, incluso que un

número de sujetos indeterminado, sea capáz de poner en marcha prácticas de

desprotección, de descuido, inclusive de humillación, abuso o desprecio, ¿sino

qué hace posible que esto ocurra ante todos los demás? ¿Qué hace posible que

esto tenga una regularidad, una insistencia, una reiteración y que no sea

impedido, interrumpido o evitado?

Con ese fin nos propusimos pensar algunos aspectos del mundo de las

instituciones. Lo que llamamos el mundo institucional, es un mundo regido por la

ley estructurante que permite la existencia de un orden colectivo en su dimensión

social, o socio-histórica, a la vez que producen un mundo, que es el de la

institución, en el que habita tanto la ley estructurante como los resabios de unos

comienzos violentos (del mismo modo que ocurre en el orden social más amplio).

El hecho de que la construcción de las instituciones esté relacionada con la

búsqueda de lo pacificado o de lo pacífico no significa que no existan en ellas

reservorios pulsionales y violencias que son originarias. La violencia originaria,

que dio paso a la construcción de las sociedades humanas, perdura en las

instituciones de la sociedad y son constitutivas de su mundo. Las instituciones

ofrecen a los individuos una tramitación de lo pulsional, haciendo de las fuerzas

más primitivas la fuente de creaciones valoradas por la sociedad y que


7

contribuyen al bien común. Es el trabajo de las pulsiones sobre la institución y el

trabajo de la institución sobre las pulsiones lo que construye el mundo

institucional.

Proponemos que en el mundo de las instituciones podemos encontrar lo que

denominamos posiciones de mundo y lo que llamamos posiciones de inframundo.

Esas posiciones son constitutivas de las instituciones pero operan de modo

diferente, con cualidades que les son propias, hacen en su interacción un mundo

posible o impidiendo que haya mundo en las instituciones.

Lo que llamamos las posiciones de mundo —en los sujetos y en los colectivos—

significa que impera una ley estructurante, los sujetos y los colectivos dan trámite

a lo pulsional que por efecto del trabajo de la institución se transforma en un bien

común. Las posiciones de mundo no omiten lo que hay de violencia originaria en

los lazos entre los hombres. Los sujetos y los colectivos en posiciones de mundo

no pueden escapar a un orden simbólico que asigna ciertos significados a ciertos

significantes a la vez que, por acción del orden imaginario, las posiciones de

mundo en las instituciones tienen la capacidad de inventar y de crear nuevos

órdenes simbólicos. Los sujetos en esta posición contribuyen con su propia

imaginación a que haya mundo en las instituciones. Estos sujetos, están ellos

mismos ligados a una ley estructurante para la sociedad e instituyen en el mundo

institucional esa ley todo el tiempo.

Pero existen, según hemos entendido a partir del análisis del corpus de la

investigación, en las instituciones de protección a la infancia (y quizás más allá de

ellas otras instituciones estén concernidas), lo que denominamos posiciones de

inframundo.
8

Las posiciones inframundo no son esas que hacen un trabajo pulsional en la

institución y en las que la institución hace un trabajo sobre las pulsiones, sino que

se constituyen como una descarga pulsional directa. No hay una permutación

entre las pulsiones y fines comunes, compartidos, valorados y valorables para la

vida colectiva, de modo que aparezcan como pura descarga. En las posiciones de

inframundo cayó la relación con esa ley estructurante, se produjo cierta

desligazón de esa ley y se puso en marcha otra legalidad.

Las posiciones inframundo existen en el mundo de las instituciones pero no son

constructoras de mundo institucional sino que trabajan impidiendo que haya

mundo en las instituciones. Se trata de una puja entre las posiciones de mundo y

las posiciones de inframundo que, por otra parte, y por eso usamos la idea de

posición, se dan en cierta alternancia entre los sujetos y en los mismo sujetos. Lo

que caracteriza una posición es que puede perderse y puede recobrarse bajo

determinadas circunstancias y según las características de ciertos individuos.

Pero para que las posiciones de inframundo encuentren cierta regularidad se

requiere que existan otras condiciones de posibilidad.

Esas condiciones de posibilidad, según hemos considerado a partir del análisis de

lo investigado, toman la forma de una banalización del mal y de una desmentida.

A veces bajo formas de incredulidades, otras son consciencias escandalizadas, en

otros casos se trata de eufemismos, todas formas que entendemos buscan acallar

lo insoportable.
9

CAPÍTULO I
10

1. ANTECEDENTES SINGULARES Y COLECTIVOS

1.1. LOS MOTIVOS

Esta tesis ha sido elaborada entre los años 2011 y 2015, en el marco del recorrido

doctoral realizado en el Doctorado en Educación de la Universidad Nacional de

Entre Ríos, Argentina. En esa cronología, en ese tiempo y en ese lugar, encontré

condiciones inigualables para pensarla y escribirla. La textura de los lazos que me

ligaron con ese ámbito, que me ligaron con el saber en ese ámbito y el modo

particular en que pude tramitar también allí el no-saber fueron cruciales para que

esta tesis fuera formulada y estemos ahora dando comienzo a su presentación.

Pero los motivos de esta tesis se ubican en tiempos muy anteriores, y cuando

hablamos de ellos, o cuando pretendemos dar cuenta de ellos, nos vemos frente a

un trenzado denso. Se tejen en los motivos de esta tesis experiencias propias con

razones colectivas.

Tiene un origen en el tránsito que desarrollé durante 15 años trabajando con niños

y adolescentes, que vamos a llamar de modo rápido acá, pero luego

desarrollaremos largamente, descuidados y desprotegidos. En ese punto de

encuentro, entre los avatares cotidianos de unas acciones, de unas presencias, de

unos vínculos, de unas emociones y conmociones; y la política que inscribe todo

eso, en un orden más amplio, en este caso como Política de Protección a la

Infancia, es donde ubicamos, en buena medida, ciertos acontecimientos

originarios de esta tesis.


11

En este sentido, esta tesis remite a un lugar de saber y de no-saber que funda una

huella y abre una traza que, mirándola en un tiempo diferido a su emergencia, da

cuenta de algo duradero. Así se nos representan algunos de los motivos que aún

más allá de ella, siguen siendo un territorio a explorar, fuente de curiosidad y de

empecinamiento por contribuir con algo que, siendo de orden colectivo, nos

afecta, nos conmueve, nos convoca.

Las políticas de protección a la infancia en el Uruguay actual son el marco en que

se formula la tesis presente, nos ocupamos de esa institución de la sociedad. Pero

entendemos, ayuda mucho a ubicar los términos en que lo hicimos, si somos

capaces de dar cuenta del modo en que este asunto se transformó en un objeto de

investigación.

Podemos decir que existen motivos personales, motivos colectivos y motivos

académicos.

- Solo tiene sentido hablar de motivos personales si es para colectivizarlos. Es una

expresión frecuente, colectivizar, por lo menos en los ámbitos en los que me

desempeño, y es una expresión muy frecuente en los contextos específicos de

acción de las instituciones de protección. Y, en efecto, lo hacemos para

colectivizar, si colectivizar viene a querer decir que contamos, hacemos un relato

de nuestras experiencias personales, porque suponemos que en ese rastro, en esa

huella se inscribe no tanto una biografía (que también), sino que es posible

enunciar biográficamente cómo nos fuimos ocupando de unos asuntos colectivos

y cómo esos asuntos colectivos nos preocupan.

Hace casi veinte años comencé a trabajar en lo que se ha nombrado como el

territorio de las infancias. Con esa designación me quiero referir a ese amplio
12

espectro de proyectos, programas, organizaciones e instituciones que la sociedad

y el Estado destinan para la protección de niños y adolescentes. Se trata también

del territorio de la pobreza, y de la pobreza extrema, sobre el cual se fue

instituyendo un territorio de carácter político que llamamos Políticas de

Protección a la Infancia.

A fines de los 90 me involucré con el proceso de construcción del Programa

Infancia y Adolescencia en El Abrojo (www.elabrojo.org.uy), uno de los ámbitos

en los cuales se llevaban y se llevan adelante acciones de ese tipo. Eran tiempos

particulares porque a lo largo de la década de los 90 las organizaciones de la

sociedad civil habían tenido un gran desarrollo en el Uruguay, y en los asuntos de

infancia eso había sido muy relevante. Desde siempre y hasta ahora la relación

entre la sociedad civil y el Estado ha sido y es una relación compleja, fuente de

grandes debates con posiciones políticas disímiles. Voy a evitar avanzar por ese

camino para poner en relevancia lo que a mi juicio aporta a comprender los

motivos de la investigación presente, que remiten más especialmente a las vidas

singulares, que no por ser singulares dejan de decir algo a cerca de la política,

acerca de las instituciones y del tipo de lazo que allí se teje.

En ese sentido constituyó para mí un espacio absolutamente fermental y

fundamental para pensar y discutir aquello que hacíamos, en espacios que

comenzaban a instituirse como pequeñas unidades de acción, que tenían por

objetivo superior la inclusión social y la protección de niños y adolescentes.

Personalmente, me involucré con proyectos dirigidos a adolescentes y tuve así la

ocasión de esa experiencia cotidiana, de compartir tiempo y espacio con quienes

se vinculaban con el/los proyectos. Fueron tiempos fermentales porque a la vez

que día a día sosteníamos espacios de encuentro y de trabajo con los adolescentes
13

(otros equipos lo hacían con niños), discutíamos en forma sistemática las lógicas

que constituían las prácticas, lo que hacíamos, por qué lo hacíamos, qué acontecía

en la experiencia cotidiana y, de forma muy persistente, cuáles eran los problemas

que se presentaban, que eran de diversos órdenes y que involucraban tanto a las

vidas de adolescentes y niños como a los lineamientos políticos que atravesaban

las prácticas, y los tipos de lazo que allí se ponían en juego.

A mí se me tornó un universo tan problemático como apasionante y las raíces de

los motivos que sustentan esta tesis hay que buscarlos en esas experiencias

iníciales de mi trayectoria profesional, que quedó de ahí en más afectada por una

serie de preocupaciones que son fuente e inspiración de la investigación que aquí

se presenta. Si bien no se trata de las preguntas específicas que constituyen la

tesis, las entiendo como fuente inicial y hay que adjudicarles a esas preguntas y

preocupaciones iniciales, las hebras que fueron tejiendo un tránsito, un recorrido

que me es propio y a la vez absoluta y radicalmente colectivo.

En ese entonces, llamó mi atención de manera muy particular una serie de

cuestiones que intento recrear, en lo que la memoria permite, y fundamentalmente

tomando aquellas que con sucesivos acomodos y reformulación aún insisten

como interrogación, como pregunta que no salda en una respuesta ya encontrada.

- Los proyectos tenían y tienen una función de inclusión social y de protección.

Muchas de las acciones que se desarrollaban buscaban incluir a los adolescentes y

a los niños en ámbitos tales como la escuela, espacios de formación para el

trabajo, actividades deportivas y culturales, etc. Sin embargo, era en esas mismas

instituciones donde se configuraban los lazos constitutivos de la exclusión social;

se volvía evidente que la interrupción de trayectorias de exclusión social y de


14

desprotección de adolescentes y niños tenía una relación intrínseca con las

instituciones de la sociedad, de modo que no era solo cuestión de incluir a

adolescentes y niños en las instituciones sino considerar precisamente aquello del

orden institucional constitutivo de la exclusión. Y, por lo tanto, consideré y

considero que son las interrogaciones sobre las instituciones que hacen sociedad

sobre las que hay que producir preguntas e intentos de respuestas; pensar las

instituciones me ha resultado absolutamente ineludible.

- Los adolescentes y los niños presentaban en los proyectos y en las instituciones

en las que participaban serios problemas de manejo2. En el devenir cotidiano se

presentaban situaciones de alta complejidad, con irrupciones de violencia y de

rabia que se expresaban en los escenarios cotidianos. Desde siempre me llamó la

atención la tendencia a invisibilizar el dolor que arrastraban algunas actitudes,

aún entre quienes más se esforzaban y en forma comprometida buscaban

encontrar los caminos para abordajes adecuados, parecía operar cierta

invisibilización del dolor. Era más frecuente encontrar ideas en torno a cómo

sancionar o «asegurar la extinción de las conductas violentas», qué intentos por

comprender su fuente o su sentido así como ensayar modos para su alivio.

- La relación entre los niños y adolescentes y los adultos técnicos y operadores de

los proyectos y de las instituciones resultó ser para mí una materia inagotable de

exploración e intentos de comprensión. Los campos disciplinares que portábamos

quienes trabajábamos en el territorio de las infancias no saldaban las preguntas

sobre el quehacer de psicólogos, asistentes sociales, maestros, educadores que nos

involucrábamos en los proyectos y con las acciones cotidianas hacia niños y

2 Esta expresión es tomada de Donald W. Winnicott, a quien vamos a referir en profundidad en apartados
siguientes.
15

adolescentes. Períodos de grandes desconciertos teóricos y metodológicos

solían/solíamos atravesar quienes nos involucrábamos con las acciones cotidianas

en las instituciones creadas y destinadas a proteger.

Las vivencias de estos años de trabajo son muchas, no se trata de enumerarlas ni

de hacer un conteo, pero sí traerlas como fuente de momento inagotable de

búsqueda por saber.

Al poco tiempo de vincularme con las políticas de infancia, me tomó una

inconformidad. Y levanté la sospecha, junto a tantos otros, que en las políticas de

infancia, así como estaban concebidas y del modo en que en ocasiones se ponían

en marcha, habían sedimentado algo del orden de la imposibilidad. Es decir, los

ámbitos de pensamiento sobre las prácticas que tuve la suerte de compartir con

personas lúcidas3 ponían en tela de juicio que lo que se ponía en marcha hacia

niños y adolescentes contribuyera significativamente para interrumpir los

circuitos de la desprotección.

La inconformidad a la que me refiero ha sido magníficamente nombrada por

Marcelo Percia en un texto que se titula precisamente así: Inconformidad y que

retomaremos más adelante en el documento de tesis.

Dice Percia:

Inconformidad, apertura no como expectación inmóvil, sino como arrojo que anda.
Andar no de cualquier forma, sino entre los huecos de las formas conocidas...
Inconformidad no es estado de infelicidad como la insatisfacción. Si la insatisfacción
se queja por el mundo que tenemos o por algo que la vida no nos da, inconformidad
insiste como deseo que se suelta de lo existente... Inconformidad no es reacción de
alma frustrada. No deriva del desencanto ni deriva de la desilusión. Frustración,
desencanto, desilusión, son reclamos de la conformidad decepcionada...
3 Quiero hacer mención acá a quienes han dejado en mi memoria el registro de unas conversaciones
sinceramente comprometidas con los temas de infancia en el Uruguay, con la que he tenido la suerte de
haber tejido una amistad, de la que disfruto hasta ahora: Paula Baleato, Adriana Briozzo, Mónica
Zefferinoñ.
16

Inconformidad respira un aliento sin fin, un movimiento en el que el deseo se inspira


y se disuelve en el aire... Inconformidad no es un gesto, un estilo o una costumbre,
sino una posición crítica ante el mundo y nosotros mismos. Crítica como trabajo que
piensa contra los automatismos del sentido común: resistencia a las complacencias
secretas con el poder y revuelta de potencias prisioneras en esa fortaleza construida
como forma de la mayoría... Inconformidad, resistencia alegre; como entusiasmo que
se sale de las formas y resistencia como sabiduría del combatiente que, a pesar de no
poder doblegar a su adversario, no renuncia ni resigna su potencia disidente.
Inconformidad, alegría que nace del resistir. (Percia, M. Inconformidad. Arte, política,
psicoanálisis, 2011, págs. 9-12)

La inconformidad así entendida, nos (digo nos, por la convicción que esta

posición de inconformidad era y es colectiva) acompañó desde los comienzos y

aún hoy tenemos que adjudicarle a ella la potencia que sostiene la tesis que aquí

se presenta.

- Con prescindencia de nuestro tránsito personal, esta tesis tiene, insistimos,

motivos que entendemos colectivos. Una tarea de enorme importancia para la

sociedad y para los sujetos se trama en las políticas y en las instituciones de

protección a la infancia.

Los mismos últimos veinte años a los que nos referimos, constituyen dos décadas

muy particulares para la cuestión de la infancia en el Uruguay. En el año 1994,

Uruguay ratifica su adhesión a la Convención Internacional sobre los Derechos

del Niño y se marca allí un hito de la expresión explícita de modificar el

paradigma vigente a través del cual se concebía la cuestión de la infancia, más

particularmente la niñez y la adolescencia. Del viejo paradigma tutelar basado en

el viejo Código del Niño del año 1934, se comienza a caminar hacia la instalación

del llamado paradigma de la protección integral de los derechos, desprendido de

la Convención sobre los Derechos del Niño, luego de lo cual, pasada una década

de la ratificación de Uruguay a ese tratado internacional, se crea a nivel nacional

el Nuevo Código del Niño que entra en vigencia a partir del año 2004.
17

Son indiscutibles las importantes modificaciones que este nuevo orden jurídico

supuso y supone para las instituciones de la protección a la infancia. Al decir de

Cornelius Castoriadis, con quien trabajaremos en profundidad a lo largo de la

tesis, se ha buscado instituir un nuevo orden simbólico en las políticas de

protección a la infancia a lo largo de estos veinte años. Y es precisamente allí

donde encontramos uno de los motivos colectivos que dan origen a esta tesis, o a

tesis como esta. Es un asunto colectivo interrogarnos por las políticas de

protección a la infancia ya que hace un tiempo, próximo a veinte años, se ha

buscado iniciar un cambio, luego de las «luchas» por instituir nuevos cuerpos

jurídicos y legislativos que constituyeron un hito.

De ningún modo esta tesis busca considerar los efectos de la Convención sobre

los Derechos en los Niños en las instituciones de protección y, mucho menos,

como señalaremos más adelante, hacer un balance. Pero sí esta tesis encuentra sus

motivos en esta temporalidad, se ancla en este tiempo, y por eso decimos que es

necesario mirar las políticas de infancia en la actualidad. Qué podemos volver

visible y qué podemos enunciar de las políticas de infancia en la actualidad, esas

sí son preguntas centrales para este estudio y existen razones colectivas y

singulares (ahora teniendo en cuenta vidas singulares de niños y de cada niño)

que la fundamentan.

Durante estos mismos veinte años la situación de la infancia ha tenido sus propios

avatares. Durante la década de los 90 y a comienzo de los 2000, se presentaron

estudios nacionales (Kaztman & Filgueira, 2001; PNUD, 1999) que dibujaban la

situación de la infancia con expresiones que quedaron formando parte de la

memoria colectiva de mucho de nosotros: en Uruguay el 50 % de los niños nacen

bajo la línea de pobreza, en Uruguay hay una infantilización de la pobreza, la


18

pobreza tiene cara de niño y, a la vez —y esta era una de las expresiones que

usaban los demógrafos y siguen usando, que personalmente más me impactaba y

me impacta—: Uruguay es un país de pocos niños. Como si esa escasés de niños

aumentara el tratamiento injusto.

Es sabido que la llamada crisis del 2002, una de las crisis económicas más duras

que afectó al país, empeoró una situación que ya era mala. Quienes en ese

entonces trabajábamos a diarios con niños y adolescentes pobres y

extremadamente pobres, vimos crecer a un ritmo impactante los llamados

asentamientos irregulares4, que aún perduran en muchos casos en la periferia de

Montevideo, pero que tuvieron su génesis ahí, en esos años. Un impactante

deterioro de las condiciones de vida de niños y familias era tan evidente que no

hacía falta consultar las estadísticas.

En esos tiempo escribimos un artículo, que permaneció inédito, que lo titulamos

Los hijos de los 90. Y esa expresión nos resulta ahora mucho más pertinente a la

luz del pasaje del tiempo y los efectos de haber nacido en determinados lugares

de aquellos tiempos. También para lo escrito pasó el tiempo y hoy no

reproduciríamos los contenidos de ese texto, pero sí las circunstancias que lo

inspiraron y, por cierto, la esencia de lo que allí se decía.

Las circunstancias que lo inspiraron se correspondían con discusiones de enfoque

respecto de lo que se entendía por el sentido del trabajo con los niños y

adolescentes, cuál era nuestra contribución, cómo hacíamos las cosas, de que se

componía nuestra prácticas. Y era muy interesante porque reflejaban la pujanza

por poner a andar algo novedoso hacia las infancias y a la vez no estaban libres,
19

no estábamos libres, de caer en la enorme contradicción de producir, más de lo

que se quería, de lo que queríamos modificar. Así, las acciones estaban dirigidas a

la inclusión social pero era, y es posible, que las cosas se hagan de modo tal que

se produzca aún más, se recalque, la condición de exclusión.

En particular quisiera reconstruir una discusión, que permaneció en mi mente

durante mucho tiempo, y también en ella hay que buscar en parte la fuente de las

preocupaciones que se dan a ver en esta tesis. Como mencioné, a fines de los 90 y

comienzo de los 2000 integraba el colectivo de dirección del Programa Infancia y

Adolescencia de El Abrojo. Año a año, se ejecutaban en el Programa más de una

decena de proyectos dirigidos a niños y adolescentes de diferentes barrios de

Montevideo y el Área Motropolitana, y era rutina que los coordinadores de cada

proyecto discutieran semanalmente las acciones que se emprendían. De todo lo

que se intercambiaba en ese ámbito, la violencia, los desbordes de niños y

adolescentes en el espacio socioeducativo, en y con la persona de educadores y

técnicos, las reacciones que los adultos adoptaban, el manejo de escenas muy

cargadas de agresividad y de inseguridad, era lo que revestía (para mí) mayor

interés. Y notamos (noté) que la virulencia con la que la violencia se presentaba

estaba en íntima relación con la posición de técnicos y educadores, y con la

posición del dispositivo en su conjunto respecto a esa misma cuestión. Esa fue, en

su momento, una hipótesis de trabajo.

Así, eran frecuentes las propuestas que para abordar las situaciones de violencia

con los niños y adolescentes proponían aumentar los sistemas de sanciones,

mejorar los sistemas de seguridad de los espacios, limitar la participación de esos

4 Se llama así a los barrios pobres e indigentes, comparables a las Villa Miseria de Argentina, o las favelas
de Brasil.
20

niños dentro de la propuesta de actividades semanales, es decir, una operación

sobre el sistema de reglas. Pero notamos que cuanto más se aumentaban los

sistemas de sanciones y de reglas, esos dispositivos eran más propensos a poner

en marcha situaciones de violencia. Así, por ejemplo, solía decírsele a un niño

que había cometido una falta grave que no podía ingresar a las actividades del

proyecto, al menos por un tiempo que estaba en consideración del equipo de

trabajo. Ante este tipo de intervenciones, los niños solían reaccionar de manera

muy violenta y podían redoblar la agresión al lugar y a las personas.

Ante este tipo de cuestiones, personalmente me formulaba una serie de preguntas,

y también con el tiempo logré hacer algunas constataciones. Ambas cosas, hoy las

formularía tomando dos referencias de un trabajo magnífico de Pierre Kammerer,

titulado Adolescentes en la violencia.

Respecto a las preguntas:

¿De dónde proviene la violencia que habita a ciertos adolescentes? ¿Qué disfunciones
psíquicas los condena a ellas? ¿Y desde qué historia relacional ella se les ha impuesto
como último recurso? ¿Estos adolescentes requieren métodos de socialización
excepcionales o bien de cuidados psíquicos particulares? Si su organización psíquica
permanece inacabada, ¿por medio de qué relaciones inéditas se les permitirá
concluirlas? (Kammerer, P., 2000, pág. 1)

Respecto a las constataciones que con el tiempo hicimos, y que a esta altura

constituyen para mí una posición teorética y metodológica para trabajar en las

circunstancias que venimos relatando, nuevamente tomamos palabras de

Kammerer:

Debe haber, para el equipo de profesionales, garantía de posibilidad de pensar la


práctica. Es el referente privilegiado de la elaboración del dispositivo clínico de la
institución. Los adultos, no menos que los adolescentes, no podrán salir de sus
episodios violentos sin que sus relaciones no estén mediatizadas por un encuadre
tercero que haga ley a uno y otros.
21

La violencia es una esclavización para aquel que está habitado por ella y, para su
entorno; es más molesta que muchos síntomas. Ella solidifica la relación de manera
mucho más directa, ya que da a ver, escandaliza y convoca a responder o a huir.

Cuando los posicionamientos educativos en lo cotidiano son justos, y las


prohibiciones respetuosamente ubicadas, cuando la ley simbólica está correctamente
representada, por reglas de vida que garantizan, protección, placer, éxito, firmeza y
libertad, entonces los adolescentes violentos comienzan a preguntarse por qué
maltratan los lazos que tejen. En tanto el encuadre de vida permanece tan incoherente,
mórbido y traumático como lo han sido las relaciones familiares de ayer, no podrán
jamás tener deseos de curarse. (Pág. 2)

De modo que, en las preocupaciones de esos tiempos, absolutamente vigentes en

la implementación de las Políticas de Protección a la Infancia, se pueden

encontrar motivos, que si bien los traducimos a través de experiencias propias,

son, en rigor, colectivos. Lo que se hace, cómo se hace, a través de qué enfoques

y de qué se componen las prácticas destinadas a niños y adolescente es a nuestro

juicio una materia de alta relevancia que requiere que colectivamente sea

abordada. Y, por supuesto, el colectivamente remite tanto a los escenarios

institucionales de la política como a los colectivos disciplinares que desarrollan

discursos y prácticas hacia niños y adolecentes. Precisamente por ello esta tesis

responde a la necesidad de producir conocimiento y allí radican sus motivos

académicos.

- Es impactante la escasés de estudios académicos sobre las prácticas que se

acuñan en las Políticas de Protección a la infancia en Uruguay. Sobre lo que se

hace y sus efectos. (Baudelot, C., Los efectos de la educación, 2005)

Encontramos sí, bastantes trabajos referidos a las políticas de infancia en Uruguay

con otros enfoques. Hay estudios históricos fundacionales como el realizado por

Ruben Gorlero Bacigualpi, Protección social al menor en el Uruguay 1800-1935

(1978), o los trabajos de Luis Eduardo Morás tales como Los hijos de estado
22

(2001) con un enfoque más sociológico pero también referido a la construcción

histórica de los discursos sobre la minoridad. Además hay estudios jurídicos

nacionales y regionales que conciernen al caso uruguayo, entre los que se

destacan los de Emilio García Méndez, Legislaciones infanto juveniles en

América Latina: modelos y tendencias (1995). Otro tipo de estudios dirigidos al

diseño de las políticas de infancia como los de Socorro García, Cambios y

continuidades en las políticas de infancia en el Instituto del Niño y Adolescente

del Uruguay (2008), entre otros.

También hay producción de saber y de conocimiento que se genera en trabajos

realizados en las instituciones de protección, que sospechamos en su mayoría

tienen muy escasa difusión, pero en esta área hay que destacar los trabajos

realizados por el Dr. Marcelo Viñar (1993, 2002, 2009).5

Es precisamente en esa dimensión que concierne a lo que se hace y sus efectos y

cómo es posible generar saber respecto de las prácticas de protección a la infancia

donde se ubica la tesis presente. Y donde consideramos hace falta sumar mucha

más investigación, en un terreno, donde la invisibilización y la despreocupación

por el saber no vienen más que a reforzar los complejos mecanismos sociales que

configuran la exclusión y la desprotección. ¿No es acaso funcional al

mantenimiento de los circuitos de desprotección, la despreocupación por el saber,

por el querer saber, por el buscar saber?

5 Dr. Marcelo Viñar. Psiquiatra y psicoanalista uruguayo. Miembro de la Asociación Psicoanalítica del
Uruguay (APU). Encontramos en él un psicoanalista comprometido con las infancias y adolescencias
más desprotegidas y sus aportes en esta área han sido y son tomadas como insumo para el pensamiento
de muchos técnicos, profesionales, y educadores que trabajan en las instituciones de protección. Autor de
entre otros textos: Mundos adolescentes y vértigo civilizatorio, Psicoanalizar hoy y Fracturas de la
memoria.
23

Lo que se hace y sus efectos en materia de protección y cuidado de los niños en

las instituciones no puede ser más que considerado dentro del amplio campo de la

educación.

Entendiendo por educación, por temas de educación, algo que no puede

inscribirse exclusivamente a un ámbito, como puede ser lo escolar, los sistemas

formales de educación. Lo educativo acontece en muy diversos ámbitos y lo que

lo define consiste en una serie de cualidades, que Graciela Frigerio ha

conceptualizado en diversos trabajos (2005, 2007, 2011), de los cuales tomamos

aquí la siguiente referencia:

Proponer, una vez más, a la educación como acto político implica pensar, el obstáculo
que podría no provenir de los avatares de las historias singulares o de daños inscriptos
en el cuerpo, sino del daño de las políticas que aseguran la inclusión al precio (pagado
por los sin parte) de la exclusión. En todos esos espacios, la educación se define, una
vez más, como acto político, proponiendo trámite institucional al enigma subjetivo,
ofreciendo objetos transicionales, asegurando la presencia de otro que, trabajando
sobre sí, sobre el pequeño en el hombre, ofrece a los pequeños del hombre una
superficie de apuntalamiento. Es allí donde el sentido político de la educación se
juega entero, haciendo de la igualdad un principio. Volviendo al educar un sinónimo
del trabajo que los hombres justos llevan a cabo contra todo aquello que haga de los
contextos de origen un destino inexorable. (Frigerio, G., Educar: ese acto político,
2005)

A la educación debiera importarle, de hecho le importa, aquello que acontece en

las instituciones de protección a la infancia y las políticas destinadas a la infancia

deben ser foco de su interés. Como es sabido, el campo de la educación ha sido

abordado desde diversos enfoques disciplinares y, de hecho, la concepción del

campo de la educación es un campo entre disciplinas.6 Dentro de ese campo,

vamos a proponer como un capítulo, a nuestro juicio ineludible, del pensamiento

institucional que se nutre del pensamiento psicoanalítico y que explora las

instituciones de protección y de educación.


24

Cabalgamos así una zona de frontera, de las tantas que diagraman el territorio de

la educación, pero que en este caso hace borde hacia esa dimensión de la

educación que consiste en dar trámite institucional al enigma subjetivo. Allí

mismo, donde es necesario comprender qué hace posible que como efecto de la

educación se impida que los contextos de origen sean un destino inexorable.

1.2. LOS TRAYECTOS

Hasta ahora hice énfasis en uno de los trayectos que anteceden a esta tesis, en lo

que refiere a mi encuentro con las políticas y las instituciones de protección a la

infancia, pero es necesario, o considero necesario, dar cuenta de otros recorridos

que a la vez hay que entenderlos convergentes entre sí.

Previo al trabajo en proyectos dirigidos a niños y adolescentes, me licencié en la

Facultad de Psicología de la Universidad de la República (Uruguay).

Simultáneamente, mientras cursaba la carrera de Psicología, cursé la formación

en Socioanálisis en una institución que hoy no está en funcionamiento, el Taller

de Análisis Institucional y Grupo Operativo (TAIGO), dirigida por Joaquín

Rodríguez Nebot7 y Beatriz Lapolla.8 Este «vínculo temprano» con el análisis

institucional marcó definitivamente mis intereses y búsquedas posteriores. El

dispositivo de formación que tuve la suerte de transitar apenas iniciada mi

juventud, se basaba en acomodamientos y reinterpretaciones que quienes dirigían

el TAIGO hacían de los Grupos Operativos creados por Pichon-Rivière en

6 La construcción del Doctorado de Educación a cargo de Graciela Frigerio en la UNER se sostiene en la


idea de que el abordaje de los temas educativos requiere un ámbito de pensamiento entre disciplinas.
7 Miembro y Director Académico del Taller de Análisis Institucional y Grupo Operativo. TAIGO.
México/Uruguay. 1983-1995. Autor de Multiplicidad y Subjetividad, En la Frontera, Clínica Móvil: el
socioanálisis y la red y Clínica y Subjetividad.
8 Miembro y Directora del Taller de Análisis Institucional y Grupo Operativo. TAIGO. México/Uruguay.
1983-1995.
25

Argentina. Un dispositivo complejo, que a la vez que encontraba un antecedente

en la Psicología Social del Río de la Plata, se nutría del Análisis Institucional

francés y esa síntesis, o esa convergencia, producía un efecto que me permitió a

mí, y a muchos otros, constatar la diferencia sustancial entre adquirir

conocimientos y teorías y formarse. Supe que no hay formación posible sin una

profundización sistemática y paulatina en el campo del conocimiento, las lecturas

ineludibles de los legados teóricos, de las nociones y teorías constitutivas del

campo de conocimiento al que nos referimos, a la vez que había que vérselas con

uno mismo. La construcción de una posición, de unas posiciones, ante los otros,

ante el conocimiento, ante lo que provenía de uno mismo; ese punto, esos puntos,

en los cuales estamos irremediablemente concernidos. Esa convergencia, esa

simultaneidad, esas cosas a la vez, es lo que llamamos, entiendo, formación.

Por suerte, comprendí tempranamente que no hay aquí un dilema posible, no hay

realmente una partición entre una y otra cosa, son zonas de pasaje, de

entrecruzamiento, un ir y venir constante, y cuando uno puede hacer esos pasajes

en compañía de pares, de maestros y profesores, entonces uno constata que ha

tenido suerte.

Durante el tiempo que duró mi formación en Socioanálisis (1990-1994), tuve

además ocasiones formidables. En esos años visitaron Montevideo figuras como

Cornelius Castoriadis, con quien compartimos, además del ciclo de conferencias

dictadas, una tarde de trabajo con estudiantes del TAIGO. Su presencia fue

conmovedora y personalmente constaté que uno establece relaciones profundas

con los autores, aunque jamás los haya visto, mientras hablaba yo reconocía en

sus palabras frescas, cuánto de él me resultaba familiar. Y esos instantes, esos


26

tiempos breves, producen marcas a veces inolvidables. También recibimos la

visita de René Loureau y de Fernando González, de México.9

Fueron tiempos magníficos y si los rememoro ahora es porque es evidente que se

encontraban allí, en ese tiempo, de modo incipiente, las trazas de un recorrido

disciplinar que no he abandonado hasta ahora. Lamento que las instituciones que

trasmitían las producciones teóricas para un cierto Análisis Institucional se hayan

debilitado mucho en Montevideo.

Yo no fui del psicoanálisis al análisis de las instituciones, de los grupos y de los

colectivos, fui al revés de como habían ido mucho del autores que estudiaba

(Didier Anzieu, René Kaës, Wilfred Bion); ellos iban del psicoanálisis, más

precisamente desde el psicoanálisis a la cuestión de los grupos, las organizaciones

y las instituciones. Por supuesto, entre quienes pensaban las instituciones había

también autores —que estudiábamos— que no venían del campo del psicoanálisis

(George Lapassade, René Loureau). Pero me importa señalar ese pasaje, ese

pasaje que va desde el territorio psicoanalítico hacia un territorio pensable

psicoanalíticamente pero en una praxis distinta de la que había dado lugar al

corpus del psicoanálisis.

De modo que me vi empujada hacia el psicoanálisis una vez que intentaba

comprender a las instituciones, me sentía apenada por no comprender cabalmente

el núcleo central que daba pie a pensar a las instituciones en los autores que leía y

no me contentaba con su intermediación para comprender a S. Freud, cosa

absolutamente imposible, a no ser que uno elija ser muy superficial. Armamos,

con un grupo de compañeros, un grupo de estudio sobre Freud que operó de

9 Dr. Fernando González. Universidad de México UNAM. Miembro de TAIGO México.


27

manera espontánea y también se disolvió pronto, pero a partir de allí no he cesado

de profundizar mi curiosidad por la producción psicoanalítica y en la tesis esto

encuentra su lugar.

En los últimos cinco años me he desempeñado como Consultora en temas de

infancia y adolescencia para UNICEF, UNESCO y oficinas de gobierno como la

Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), el Ministerio de

Desarrollo Social (MIDES) y el Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay

(INAU). Todas esas experiencias me han permitido una proximidad, y también

una visión distinta de la que tenía, con la institucionalidad destinada a la infancia,

lo que más arriba llamamos el territorio de las políticas de protección a la

infancia.

1.3. LO QUE HIZO PUENTE HACIA LAS FUGAS

En los últimos años, he coordinado diversos espacios de supervisión y

acompañamiento a equipos que trabajan a diario con niños y adolescentes. He

coordinado también diversos ateneos de pensamiento sobre las prácticas y estos

han sido de un enorme enriquecimiento. La escucha de aquello que los equipos,

los educadores, psicólogos, asistentes sociales, maestros y personas que trabajan a

diario con niños y adolescentes, traen a los espacios de supervisión y a los

ateneos, ha sido de aprendizaje para mí respecto de lo que ya denominamos en

páginas anteriores como los circuitos de desprotección.

En estos últimos cinco años también inicié y llevé a cabo el proyecto de tesis

doctoral. En los tiempos que estaba formulando los esbozos de este proyecto,

sabía que la tesis que quería, podía y era capaz de formular, tenía que encontrar
28

una superficie de apuntalamiento, diría Graciela Frigerio, en aquello que hemos

presentado aquí bajo el título de Antecedentes.

Pero a la vez, que todo lo anterior oficiaba como superficie de apuntalamiento

tenía que dar lugar a un tiempo distinto, tenía que inaugurarse un tiempo nuevo,

que bien podemos llamar: el tiempo de una tesis.10

Hay, en el modo que lo hemos entendido nosotros, un tiempo de la tesis. Dentro

de ese tiempo quiero ubicar el tiempo de cuando uno comienza a formular un

proyecto de tesis, y no me refiero tanto al documento que suele presentarse en los

inicios de la formación doctoral (aunque también), sino más bien a ese proceso a

través del cual uno va dando lugar, por aproximaciones sucesivas, al asunto del

que se va a ocupar.

En esos tiempos iniciales, tuve la ocasión de acceder a un archivo de legajos de

niños y adolescentes que transitan por los llamados Hogares del Sistema de

Protección a la Infancias. Constaté que en ese archivo, ubicado en dependencias

del INAU, se encuentran legajos de niños y adolescentes desde la década del 70

hasta nuestros días. Solicité a los responsables del lugar me permitieran acceder a

los legajos archivados, informando que lo hacía en el marco de una investigación,

y me comprometí de plano, y en eso he sido absolutamente consecuente, en no

revelar ninguno de los datos personales que figuraban en los mismos, prometí

absoluto anonimato y he cumplido totalmente con ese compromiso.

Volveremos sobre este asunto detenidamente en páginas siguientes, pero es

importante decir acá que de la lectura de los legajos, que hicimos según

10 El tiempo de una tesis se titula el texto presentado por Jacques Derrida durante la sesión de la defensa de
su tesis doctoral, en la Universidad de la Sorbonne, en junio de 1980. Derrida inicia dicho texto del
siguiente modo: «¿Debe hablarse de una época de la tesis? ¿De una tesis que requeriría tiempo, mucho
29

parámetros que detallaremos más adelantes, algo nos llamó poderosamente la

atención: las fugas.

Las fugas se repetían de legajo en legajo y dentro de cada legajo. Se reiteraban,

insistían, aparecían una y otra vez. Pero este asunto ya escapa a los antecedentes

para constituirse y para dar comienzo a lo que dimos en llamar el tiempo de la

tesis.

tiempo, o de una tesis a la que le habría pasado el tiempo? En una palabra, ¿debería hablarse de una edad
de la tesis, o de una edad para la tesis?». (Pág 11)
30

CAPÍTULO II
31

Un método no es un conjunto de procedimientos,


es una manera de marchar.
A cada paso, es el sentido de la marcha lo que cuenta.
J. Ranciere Prólogo a La lengua de la emancipación de J. Jacotot.

1. A MODO DE INSERT, ENTRE LOS ANTECEDENTES Y LO QUE


SE PONÍA EN MARCHA

Vamos a narrar de forma muy específica, en capítulos siguientes, cómo se fue

construyendo y constituyendo la investigación que desde el descubrimiento de las

fugas llevamos adelante. Los procedimientos y las decisiones de orden teórico y

metodológico que le dieron lugar, es decir, mostraremos cómo se trabajó para

construir las condiciones de posibilidad que dieron a ver los hallazgos que

presentaremos oportunamente.

Pero las cosas tienen un comienzo y, como tratamos de mostrar en el capítulo

anterior, los comienzos no siempre son evidentes ni se corresponden

estrictamente con un cronograma de producción académica. Toda investigación

se apoya en un enigma, tiene en la raíz o en su centro (cada quién podrá elegir la

metáfora que más le represente un posible comienzo), algo que se ubica en

tiempos previos y anteriores al tiempo de la producción. Esos enigmas que ponen

en marcha un pensamiento pueden ser develados solo en parte. Solo en parte

seremos capaces de recomponer las trazas de ese camino. Renunciar a saberlo

todo es la renuncia del saber sobre un origen, que como saber siempre desplazado

ya no gira en redondo sino que se desplaza sobre un territorio de saber, de un


32

querer saber, que solo existe como fuente, como inspiración, como enigma

irresoluble que pone en marcha una y otra vez la pregunta: ¿y por qué?11

Aún así, hay comienzos, no como vuelta al origen sino como re-comienzos, de los

que en parte podremos dar cuenta. Ya nos hemos referido en buena medida a este

asunto y nos disponemos ahora a dar cuenta de un comienzo distinto, es decir,

una fase de producción específica de la investigación que a la vez deja abierta una

pregunta, siempre dispuesta a ser re visitada: ¿cuándo comenzó esta tesis?

Queremos tomar en consideración por unos breves párrafos qué tipo de cosas se

pusieron en juego en este comienzo y quizás en los comienzos en general:

- Solemos partir de cuestiones extremadamente amplias, sin ningún tipo de

contorno, se trata de un querer saber, pero aún está pendiente la precisión con la

que un problema, un tema, un asunto puede ser formulado a los fines de la

investigación. Existe un enorme trabajo para ir armando sobre la inmensidad de

los comienzos unos contornos.

Son con seguridad tiempos difíciles y, si se prosigue, es porque algo arrastra casi

de manera intempestiva las dificultades iniciales, las sacude de su pereza y de su

tendencia a la inmovilidad. Fueron de ayuda para nosotros, y nos ayudan ahora a

dejar nota de estos comienzos, unas palabras de Jean-Bertrand Pontalis:

11 Estas ideas provienen de diversos trabajos realizados por Graciela Frigerio, en particular remitimos al
lector al trabajo presentado en el último Seminario realizado por el Centro de Estudios
Multidisciplinarios, en abril del 2010 en Buenos Aires, titulado Curioseando (Saberes e ignorancias).
Tomemos el siguiente párrafo: «En los comienzos y siempre después, la cuestión del saber trabaja sobre
enigmas inquietantes: ¿de dónde venimos?, ¿cómo nos hacen? El saber sobre el origen es un saber que se
quiere tener tanto como se lo teme. Podría decirse que se trata de un intento, vano pero estructurante, de
recuperar un saber sobre un tiempo anterior. Un saber cuyo insuficiente “ayuda memoria” se sostiene en
un vestigio en el cuerpo, en ese lugar insólito que los niños suelen señalarse como si nos indicaran que
no ignoran que hubo un tiempo anterior del cual se porta una huella... A modo de hipótesis, podría
insinuarse que los saberes buscados tendrán como trasfondo ese saber inaccesible sobre los comienzos, y
que el emblemático ombligo será cubierto para tomar nombre de ciencia o figura de conocimiento o
simplemente (si esto existiera para el sujeto) un estilo de relación con lo ignorado, lo desestimado, lo
olvidado, lo renegado». (Frigerio, Graciela; Diker, Gabriela [2010] Educar: saberes alterados. Editorial
del estante. Buenos Aires. Pág. 19)
33

Para que el pensamiento vuelva a ponerse en marcha, necesita primero detenerse,


verse embargado de espanto o de asombro, dejarse encandilar, a riesgo de perderse.
Detención, arranque. Consternación, hallazgo. Torpor, despertar, inmovilidad,
movilidad. Un pensamiento que pretendiera ser constantemente ágil, que no tuviera la
experiencia de su fracaso, una inteligencia que no temiera a la estupidez, una palabra
que nunca fuera claudicación, ignoraría lo que origina el pensamiento, la inteligencia,
la palabra: lo que denomino el tiempo del infans o el silencio de los comienzos.
(Pontalis J. B., Ventanas, 2005, pág. 22)

- Con los fines de ir dando contorno, de bordear aquello de lo que finalmente nos

vamos a ocupar, se necesitan muchas operaciones simultáneas, tanteos empíricos,

lecturas, revisiones teóricas, innumerables ensayos, conversaciones pero, en

especial, buscamos referirnos ahora a la propia escritura. La escritura se inicia

antes de que hayamos encontrado un final, y esto es muy evidente una vez

enunciado, pero es enormemente complejo si nos detenemos a pensar que la tesis

aunque se defienda a viva voz, es puro texto. Uno comienza a escribir largas

páginas que son anteriores a la finalización de la investigación, a la totalidad de

su comprensión posible. Iniciamos antes de haber encontrado un final, porque

ello solo es posible a través de avances que pueden serlo en tanto toman forma de

escritura. ¿Alguien escribe solo cuando ya ha terminado con todo? ¿La propia

escritura no es el modo mismo de avanzar? ¿No es la escritura la que abre un

surco? ¿No es cierto, acaso, que ese surco no está delineado de forma anticipada?

No tiene una línea puntuada a seguir, como en esos juegos infantiles donde se

trata de seguir un lineado entrecortado que no deja ver la figura que camufla y el

solo trazo sobre él vuelve visible la figura que delinea. No hay trazo previo, es

pura conquista de las palabras escritas lo que arma un recorrido. Las palabras del

poeta viene a cuento de lo que intentamos decir «caminante no hay camino, se

hace camino al andar, golpe a golpe, verso a verso» (Machado, Antonio, 1928).
34

Construimos para avanzar un horizonte, que es irremediablemente provisorio, nos

permite andar, pero nos esperan muchas idas y vueltas, avances y retrocesos,

escrituras y reescrituras, incluso tachaduras y páginas a descartar. Más bien

avanzamos a sincopada como dice J. Laplanche en el libro L’après-coup (2006),

refiriéndose al modo de avanzar de Freud respecto del propio concepto de après-

coup a lo largo de su obra, usando la metáfora del síncope.12 Solo si fijamos la

vista en cierto horizonte podemos avanzar, pero cuando se empieza y aún luego

de haber comenzado no tenemos ni idea qué nos encontraremos ahí, esos

pequeños objetos sobre el suelo, muy poco vistos cuando miramos el horizonte,

qué se nos aparecerá en el camino, no como gran cosa que seguramente

distinguiríamos, sino esas cosas que están ahí, en el sedimento que caminamos,

esas cosas que están en el piso, no en el piso no, en el suelo mismo de la

actualidad sobre la que pisamos.

- Pero escribir requiere una/s lengua/s, y no nos referimos aquí a esas lenguas

maternas en las que hablamos desde Babel para acá, sino más bien a las lenguas

de las disciplinas. Queremos se entienda que no estamos hablando acá de la

noción de Lengua tal como la entiende la lingüística a partir de Ferdinand de

12 «Podemos entretenernos un poco con este término, “sincopadas”, que viene del griego “kopto”, “cortar”.
Síncope, síncopa, en dos sentidos. En el sentido cardíaco, síncope es una “detención momentánea”, un
corte entre los latidos, es decir, una detención momentánea del corazón; luego vendrá la detención
definitiva, pero en principio es momentánea, ya que el corazón vuelve a funcionar enseguida; y por otra
parte está síncopa, que tiene un sentido musical pero concierne de manera más general a todo lo que
atañe al ritmo, y se define del siguiente modo (la mejor definición que he podido encontrar “Nota tocada
en un tiempo débil o en la parte débil de un tiempo y prologada a un tiempo fuerte”. Soy cualquier cosa
menos músico, y dibujar un pentagrama musical me causa pudor; lo importante es que en ese pentagrama
hay dos tiempos y que la nota es tocada aquí en un tiempo débil; digamos que se trata del final del
compás y que esa nota se prolonga en el tiempo fuerte del compás siguiente. En jazz, el swing no es otra
cosa que la utilización de este fenómeno de síncopa. El “sin”, el “con” de la síncopa es esencial, es decir
que no hay síncopa si no hay dos líneas: la línea del ritmo de base y la línea de la melodía, y, por último,
el juego de una con relación a la otra. El juego de dos cadenas entre sí, la cadena de la melódica sobre la
cadena ritmada del compás regular interrumpido. El síncope en el sentido de la tención momentánea solo
adquiere su sentido de síncopa musical, justamente, por el juego de esas dos cadenas”. (Laplanche, L.,
2006. Pág. 35).
35

Saussure13, estamos buscando trasmitir experiencias de los comienzos, tomando

la idea de lengua casi como metáfora, en un sentido si se quiere literario. En los

comienzos, esas lenguas disciplinares suponen para la investigación unas

decisiones. La escritura no puede dar a suponer que, apenas iniciado el camino,

ya hemos tomado todas las decisiones de cómo hablar, o al menos de hablar

como... Eso no está predefinido en los comienzos y es insoslayable ir

definiéndolo. Sí hay un trayecto innegable de quien investiga, que arma algo así

como un modo aprendido de pensar, unas filiaciones y unas lenguas disciplinares.

A eso nos quisimos referir en el capítulo sobre Antecedentes. Tenemos que

incluir, además de los autores que nos dieron a pensar ya mencionados, a Gerard

Mendel, Felix Guattari, Eugène Enriquez, los trabajos de Graciela Frigerio y

Gregorio Baremmblit. Todos ellos nos permitieron en los comienzos orientar un

pensamiento sobre el asunto de la investigación que, como ya hemos mencionado

y desarrollaremos muy especialmente, concierne a las instituciones y a lo

institucional.14 Sabido es que los pensadores de las instituciones, por lo general y

casi siempre, trabajaron en bordes disciplinares, se trataría de un modo de pensar

las instituciones entre-discplinas15 y en tal sentido ya hay en los autores que nos

ofician de referencia para dar comienzo a la tesis un entre lenguas. Pero también

está lo que viene del territorio de la psicología, y en particular del psicoanálisis,

tanto en lo que hace borde desde el psicoanálisis a lo social ya presente en el

13 No desconocemos que para la Lingüística de F. Saussure (1945), la lengua no depende de la creación de


ningún individuo, por eso se utiliza aquí el término en un sentido, si quiere, figurado. Dejamos nota de a
qué nos referimos cuando remitimos a Saussure: «Recapitulemos los caracteres de la lengua: Es un
objeto bien definido en el conjunto heteróclito de los hechos de lenguaje. Se la puede localizar en la
porción determinada del circuito donde una imagen acústica viene a asociarse con un concepto. La
lengua es la parte social del lenguaje, exterior al individuo, que por sí solo no puede ni crearla ni
modificarla; no existe más que en virtud de una especie de contrato establecido entre los miembros de la
comunidad» (Saussure, F., 1945. Pág. 42).
14 Nos referimos tanto a lo que ya hemos mencionado en Capítulo I, así como a lo que retomaremos en el
capítulo dedicado a lo institucional.
15 En el sentido mismo de aquello que le da soporte al Doctorado en Educación a cargo de la Doctora G.
Frigerio en la Universidad Nacional de Entre Ríos, UNER. Argentina.
36

propio Freud, y el psicoanálisis clínico individual, que entre otros, encontró una

influencia fuerte de la obra de Donald W. Winnicott.16

Asimismo, el proceso de elaboración de la tesis dio lugar a nuevas filiaciones, es

lo que ocurre con el pensamiento de Michel Foucault, y más precisamente con la

lectura y la trasmisión que Gilles Delueze hace de conceptos centrales de la obra

de Foucault, que también tallan fuerte en el modo de trabajo que nos hemos dado.

La tesis no tiene como calificativo la nominación de ningún autor en particular y

de forma exclusiva, no es, por decirlo de modo simple, ni freudiana, ni

winnicottiana, ni foucoultiana. Se trata de una trama de filiaciones múltiples con

autores que nos ayudan a pensar y que en algunos casos no estaban, previo a la

tesis, siempre activos en nuestro pensamiento, pero se constituyeron a partir de

esta, con seguridad en presencias perdurables en los modos que nos damos de

pensar. Michel Foucault, Pierre Legendre, Jacques Derrida, Gilles Delueze,

Jacques Rancière, Jean-Luc Nancy, son ejemplos claros de a lo que nos estamos

refiriendo.

Pero haber realizado en profundidad una lectura, tener unos referentes teóricos

para pensar no resuelve “la lengua de la tesis”. Esta es una operación distinta que

no se agota ni se resuelve en la bibliografía, en los autores consultados, ni en

aquellos que serán incluidos a lo largo de la escritura, no son (solo) referentes

teóricos. La lengua de la tesis es su idioma como modo particular de hablar de

algunos o en algunas ocasiones (Real Academia Española DRAE, 2010). Hablar

también para sí y para otros. ¿En qué habla la tesis? Ese fue un asunto central a

16 En los años dedicados a la elaboración de esta tesis, hemos revisado totalmente la obra de D. W.
Winnicott.
37

resolver y todo lo que seguirá de aquí en más, y también lo que antecede, a este

apartado es un proceso continuo de definirlo.

Ante la pregunta: ¿en qué habla la tesis?, conviene recordar esas dos

proposiciones antinómicas sobre las que trabajó Derrida en el Monolinguismo del

otro17: 1) Nunca se habla más de una sola lengua, 2) Nunca se habla una sola

lengua.

Veremos aparecer entonces referentes teóricos, autores y teorías serán

convocados a lo largo de toda la elaboración, pero lo que queremos nombrar

como lengua de la tesis, consiste en el modo en que la escritura se abre paso

entre los saberes y entre las disciplinas, y los acomodamientos particulares que

produce mientras se inventa.

17
«Pues bien, en principio, antes de comenzar, arriesgaré dos proposiciones. También
ellas parecerán incompatibles. No solo contradictorias en sí mismas, esta vez, sino
contradictorias entre sí. Toman la forma de una ley, cada vez una ley. En
consecuencia, la relación de antagonismo que esas dos leyes mantienen entre sí cada
vez las llamarás, si te gusta esa palabra que a mí me gusta, antinomia.
- Sea. ¿Cuáles serían entonces esas dos proposiciones? Te escucho.
- Aquí están:
1. Nunca se habla más de una sola lengua.
2. Nunca se habla una sola lengua». (Derrida, J., El Monolinguismo del otro, 1997,
pág. 19)
38

CAPÍTULO III
39

1. LAS FUGAS: La palabra y la escala

La palabra fuga intentó ser retirada de la nomenclatura de las instituciones de

protección a la infancia, específicamente a partir del año 2004 y de la puesta en

marcha de un nuevo código del niño en el Uruguay.18

Sin embargo, apenas iniciada la investigación en la institución de la protección, la

palabra aparecía por todos lados: «Sí se llamaban fuga, la famosa fuga. “Bo19,

¡¡te fugaste!!”», se decía. «Que te fugás, te fugás». Nos decía Walter, uno de los

jóvenes con los que conversamos. Y ciertamente encontrábamos la palabra escrita

(aunque paulatinamente fue sustituida por salida no autorizada, salida no

acordada) a la vez que se hablaba de fuga todo el tiempo.

«Ignoratis teminis ignoratur et ars», esta frase en latín extraida de uno de los

diccionarios jurídicos analizados durante la investigación, escrita por John

Bouvier a propósito de la edición de un diccionario jurídico adaptado a la

constitución de los EE. UU. en 1856 —A law dictionary adapted to the

constitution and laws of the United States of America and of the American Union.

1856— dio a ver en su traducción lo que pretendemos considerar. A partir de la

discusión suscitada20 a propósito de su traducción al español, logramos identificar

que dentro de la serie de traducciones podía advertirse: «El que ignora los

18 El Código del Niño del año 2004 crea el actual Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU),
que existía antes como Instituto Nacional del Menor (INAME). Como efecto del código y las
reestructuras institucionales que le sucedieron se crean dos institucionalidades (de todos modos,
vinculadas hasta hoy): el Sistema de Protección a la Infancia, y el Sistema de Responsabilidad Penal
Juvenil. En ese marco, la palabra fuga se usa para referirse a la huida de un adolescente del sistema de
responsabilidad penal, pero no de quien se va del sistema de protección, por entenderse que los niños y
adolescentes no pueden fugarse porque no están privados de su libertad. Se pasa a designar la huida de
los niños del sistema de protección como salida no autorizada o salida no acordada.
19
Apócope de la palabra botija, usada en Uruguay.
20 Solicitamos la colaboración de la Prof. Katina Bitloch y del Prof. Andrés Rosler quienes nos ofrecieran
una discusión muy rica y a quienes debemos las asociaciones que hemos incluido como traducciones
posibles.
40

términos ignora también el arte». De modo menos formal: «El que no conoce los

términos de cierta disciplina, tampoco conoce a la disciplina misma». Y una

versión aún más informal diría «Quien no sabe de las palabras no sabe de las

cosas». Nótese, que la idea de el arte, puede vincularse con la expresión inglesa

state of the arts (estado del arte) que podría significar el «estado de las cosas».

Así ignorar los términos es ignorar el estado de las cosas.

Si, como sostiene George Steiner, el leguaje tiene un poder fundador para

conceptualizar el mundo, preguntarnos por las palabras es preguntarnos por el

mundo ya que las palabras fundan los mundos posibles.

En su trabajo Después de Babel, Steiner refiere a esta idea sobre el poder del

leguaje y por lo tanto de las palabras, del siguiente modo:

Después de Babel sostiene que el poder fundador del lenguaje para conceptualizar el
mundo ha sido crucial en la supervivencia del hombre frente a las limitaciones
biológicas ineludibles, es decir, frente a la muerte. Es la capacidad milagrosa —y no
empleo el término a la ligera— de las gramáticas para generar contraejemplos,
proposiciones condicionales y, sobre todo, conjugaciones de futuro, lo que ha
permitido a nuestra especie la esperanza, el ir mucho más allá de la extinción del
individuo. Perduramos, perduramos creativamente gracias a nuestra capacidad
imperativa para decir «no» a la realidad, para construir ficciones de la alteridad, de la
«otredad» soñada, deseada o esperada con el fin de que nuestra conciencia las habite...
Cada lengua —y no hay lenguas menores e insignificantes— funda un conjunto de
mundos posibles y geografías de la memoria. (Steiner, G., 2001, pág. 15)

Preguntarnos por las palabras es, entonces, preguntarnos por el mundo. Un modo

de interrogar al mundo con las palabras es la traducción, en la cual la traducción

entre distintos idiomas es un modo particular y si se quiere privilegiado, pero lo

es también en el sentido semiótico de las palabras, descifrando para entender.

Steinder en Después de Babel postula:

La traducción está implicada formal y pragmáticamente en cada acto de


comunicación, en la emisión y en la recepción de todas y cada una de las modalidades
del significado, ya sea en el sentido semiótico más amplio o en los intercambios
41

verbales más específicos. Entender es descifrar. Atender al significado es traducir.


(Pág. 13)

Con esa visión dimos tratamiento a la palabra fuga, así como también lo haremos

más adelante con otros términos; pero en este caso se ha tratado de una búsqueda

algo más minuciosa:

Etimológicamente proviene del latín. Fuga tiene una raíz en fugere que significa

huir. Pero también en fugare que significa causar una derrota (Diccionario

ilustrado VOX. Latino-Español. Español- Latino, 1995)

Fuga proviene de fuga-ae y en sus usos más frecuentes aparece como buscar la

salvación en la fuga. También Fuga salutem petere, que significa poner en fuga a

los enemigos.

En el Diccionario Etimológico Latino-Español Santiago Segura Munguía (1985)

aparecen usos similares tales como poner en fuga a los enemigos o buscar la

salvación en la fuga. Pero se incorpora para Fugae además de huída, evasión,

desvío, aversión, así como destierro; marcha rápida, carrera veloz. Fuga

temporum, el paso rápido, la fugacidad del tiempo.

Fuga es huida. Pero la fuga expresa una idea más amplia, más general que la huida.
La fuga comprende la idea de huir en todo su sentido, en todas sus acepciones; la
huida se refiere solo a la guerra. Se fuga un preso, cuando escala la cárcel; huye un
soldado al frente de su enemigo. El que huye, teme lo presente, el que se fuga, el
porvenir. (Bárcia. Diccionario Etimológico de la Lengua Española. 1881).

De modo que las fugas entendidas como huídas, tienen significaciones que es

preciso considerar a los efectos de nuestro asunto.

En primer término, nos referimos a la idea de que las fugan expresan una derrota.

En esta significación, las fugas ponen en evidencia algo de la derrota de aquello

de lo que se fugan y este es un aspecto que nos ha resultado crucial para entender

las dinámica de las fugas. Toda fuga, podría decirse, a la vez que destierra, hace
42

huir, pone en fuga a los enemigos, etc., causa una derrota, provoca una derrota en

aquello de lo que se fuga.

A su vez las fugas remiten a un porvenir. Aquello que distingue a la fuga de

cualquier otro tipo de huída, es su vinculación con el porvenir. El porvenir no es

el futuro, dice Marc Augé. Sino que es un tipo de relación con el futuro.

El porvenir, incluso cuando concierne al individuo, tiene siempre una dimensión


social; depende de los otros. Todos los episodios que constituyen una «etapa» en la
vida de un individuo, (un examen, un concurso, una contratación o un casamiento)
dependen en gran medida de otros y lo integran más estrechamente en la red de
obligaciones colectivas. Se dice en ocasiones que el individuo «construye» su
porvenir, pero otros participan en esta empresa que es en primer lugar una
manifestación de la vida social. (Pág. 7)

Si la fuga es de un porvenir, y el porvenir es de orden colectivo, es fácil dar a ver

que las fugas ponen en evidencia un tipo de relación con ese orden colectivo, en

el que se juega un futuro sin porvenir.

Las fugas, entonces, producen una derrota pero, a la vez, no vienen a traer un

triunfo, sino un modo de relación con el futuro, con un futuro sin porvenir.

Derrotar sin ganar, parece decir lo que está en el origen de los usos de la palabra.

Actualmente la palabra fuga (RAE, 2010) significa:

- Huida apresurada.

- Abandono inesperado del domicilio familiar o del ambiente habitual.

- Momento de mayor fuerza o intensidad de una acción, de un ejercicio, etc.

- Salida de gas o líquido por un orificio o por una abertura producidos


accidentalmente.

- Música: Composición que gira sobre un tema y su contrapunto, repetidos con cierto
artificio por diferentes tonos.
43

1.1. LOS USOS JURÍDICOS

En los usos jurídicos la palabra fuga tiene significaciones particulares.

Jurídicamente está con frecuencia asociada al delito pero, a su vez, no siempre ha

estado y está vinculada a cierta responsabilidad delictiva. La actitud de quien se

fuga no siempre puede ser entendida como culpabilidad respecto de tal o cual

hecho delictivo. Quien se fuga, para el Derecho, no siempre es señal o signo de

ser culpable. Tiene valor de hecho delictuoso cuando la fuga se realiza por

alguien que está privado de su libertad, en ese caso tiene valor de delito de

evasión. Pero no en el caso que el sujeto que se fuga lo haga de un hecho

delictivo sobre el que aún no se ha demostrado su responsabilidad.

Fuga: Acto de alejarse con celeridad y presteza de algún lugar por miedo o cobardía.
Así, en determinadas circunstancias, la fuga puede dar nacimiento a hechos
delictuosos, como sucede con la emprendida por un sujeto sometido a proceso, la que
puede ser constitutiva del delito de evasión (si recurre a la violencia a las personas o a
la fuerza en las cosas); o bien, ser un elemento concurrente en otras figuras penales,
como la traición o alguna de las formas del abandono (del servicio, del cargo de las
personas), etcétera.

Desde antiguo se ha sostenido que el delincuente no está obligado a delatarse, ni a


presentarse a la justicia, ni a guardarse a sí mismo, después de capturado: los reos
cuando huyen —se dice— obedecen al deseo natural de su preservación, no infringen
obligación alguna, y no son ellos responsables de su fuga. Antiguamente, el derecho
daba a la fuga el sentido de una presunción de culpabilidad.

Desde aquellas antiguas reglas, se advierte una evolución en los tratadistas modernos,
para quienes el hecho de haberse ausentado del lugar donde acaeció el delito no
siempre implica una fuga y, por lo tanto, este acontecimiento debe ser sometido al
análisis de las posibilidades lógicas del cargo y descargo. La interpretación de la
jurisprudencia se orienta en el mismo sentido, que la fuga no importa siempre, y en
todos los casos, culpa en quien la intenta; que el sentido de la huida está dado por el
motivo que la motiva, que puede ser o no el sentimiento de la culpabilidad. En general
se la computa como indicio de culpabilidad, cuando traduce el propósito de eludir la
acción de la justicia. (Garrone, J. A., Diccionario Jurídico. 1993)

La idea de que la fuga no es en sí misma prueba de delito insisten otros autores en

la literatura jurídica:
44

Desde antiguo se ha puntualizado que el delincuente no está obligado a delatarse, ni a


presentarse a la justicia, ni guardarse a sí mismo, después de capturado: los reos
cuando huyen —se sostiene—, obedecen al deseo natural de su conservación, no
infringen obligación alguna y no son ellos responsables de su fuga. Escriche opina
que la fuga no ni plena, ni semiplena prueba de la culpabilidad. Será un indicio, pero
débil y poco seguro, porque existen, en un buen número de casos, poderosas razones
que llevan a la huida de un inocente. (Naymark & Canadas, Diccionario Jurídico
FORUM Tomo II. 1946).

Una última referencia en este sentido:

Se platea el problema de determinar si la huida simple, que por el hecho de serlo, es


decir, de no haberse empleado fuerza sobre las cosas ni violencia sobre las personas, y
que responde a un instinto del individuo, que la ley no puede menos que respetar, será
o no presunción de culpabilidad. (Golstein, R., Diccionario de Derecho Penal y
Criminología. 1978).

Nótese que aún en los usos jurídicos de la palabra, las fugas no son consideradas

en sí misma como señal de culpabilidad, la fuga puede ser la huída de un

inocente, y el derecho reconoce que se pueden tener poderosas razones para huir

que no sean la responsabilidad en caso de delito.

1.2. PARA (ALGUNAS) PEDAGOGÍAS

Es poco frecuente la presencia de la palabra fuga en diccionarios pedagógicos.

Sin embargo hemos encontrado la siguiente referencia:

Acción de abandonar secretamente el domicilio habitual mediante una escapada cuya


duración es a veces indeterminada. Sobre todo, la fuga es cosa de la última infancia y
de la preadolescencia.

Existen fugas impulsivas e improvisadas, y otras que son premeditadas y


cuidadosamente preparadas. Unas fugas hacia otro lugar deseado, lo cual puede ser
motivado únicamente por el deseo de aventura, y unas fugas para huir de un acá o
un medio detestado (familia o escuela) o, más simplemente para escapar de unos
reproches o de unas sanciones. (Foulquié, P., Diccionario de Pedagogía. 1976)
45

Estas ciertas tipologías de fugas que describe el diccionario, pueden ser

consideradas si lo que se quiere es identificar un orden de causas, pero tal como

lo desarrollaremos más adelante no proponemos sean consideradas como los

porqué. En todo caso, según la escucha que hemos tenido, los relatos que nos han

hecho en las conversaciones que mantuvimos, remiten a cierto ordenamiento tal

como sigue. Pero los porqués de un sujeto son, con seguridad, mucho más

exhaustivos y no serán el objeto de esta tesis.

- Hacia un lugar deseado.

- Por aventura.

- Para huir de un medio detestado.

- Para escapar de sanciones.

1.3. PARA EL SISTEMA DE PROTECCIÓN A LA INFANCIA

El Vocabulario Multilingüe polivalente y razonado de la terminología usual en la

protección de menores, de la OEA (Instituto Interamericano del Niño - OEA,

1972) la define como: Evasión del menor internado en un establecimiento.

Desde el punto de vista fáctico, y con los acomodamientos semánticos de los

últimos años, este es el fenómeno que hemos analizado: que da a ver y a saber el

hecho de que unos considerados menores, se evadan de estar internados en unos

establecimientos.

De modo que, es por la polisemia de la palabra, también su origen, su etimología,

por lo que llegamos a ver algunos de los significados posibles del uso de la

palabra en el sistema de protección. Como veremos más adelante, toda institución


46

produce un orden simbólico que de manera primordial se expresa con las palabras

y con el lenguaje. Así que hemos dado a ver, hasta acá, ciertas asignaciones de

sentido, ciertas significaciones, inscriptas en la palabra y, a la vez, con seguridad

ligada a otras tantas cadenas de significaciones que no alcanzamos a ver en la

palabra a secas, ni en su sentido, ni en su etimología. Algunos de los sentidos, los

que nosotros pudimos pensar, y que desbordan el orden de la palabra, de la

palabra a secas, son expuestos en capítulos siguientes, que si bien no buscan

específicamente asociar la palabra fuga con otros tantos significantes posibles,

buscan mostrar la proximidad que las fugas tienen con otros aspectos que se

vuelven visibles, con otras asignaciones de sentido, con otras significaciones, es

decir, con lo que las fugas permitieron recomponen de ciertos modos de ser, de

pensar y de hacer en las instituciones de protección a la infancia.

1.4. ¿CUÁL ES LA ESCALA DE LAS FUGAS EN EL SISTEMA DE


PROTECCIÓN A LA INFANCIA URUGUAYO?

El hecho de que la cantidad de fugas sea de la dimensión que lo presentamos a

continuación, pone en evidencia que las fugas constituyen en algunos contextos

de acción dirigidos a la protección de los niños un hecho cotidiano. Sin embargo,

cuando solicitamos a los sistemas de información disponibles sobre el dato

referido a la cantidad de fugas que se producen en el sistema de protección, se nos

informa que el dato no está disponible. Tampoco identificamos esa información

en las memorias anuales de la institución ni en ningún otro documento de uso

público.

Pero sí tienen una amplia difusión pública las fugas de los adolescentes que están

privados de su libertad por haber cometido un delito. Esta información suele ser
47

noticia en los medios masivos de comunicación y ha sido utilizada como tema en

las campañas políticas de la última década. Asociada a los asuntos de inseguridad

pública, las fugas del sistema de privación de libertad adolescente tienen alta

visibilidad social e institucional. Pero estas, que conciernen a niños y

adolescentes que requieren protección estatal, sin haber cometido un delito, tienen

un grado alto de invisibilidad, al punto que no conocemos ningún estudio previo a

este ni, como dijimos, ningún documento público que las considere ni cuantitativa

ni cualitativamente.

Para dimensionar la escala de las fugas tomamos un período de cuatro años,

2005-2008. Y hemos realizado el trabajo de relevar y organizar los datos que no

hallaban sistematizados. Esta información construida durante la investigación se

expresa en los siguientes cuadros.

Cuadro 1: Población de niños y adolescentes de 8 a 18 años en el Sistema de


Protección y el número de niños y adolescentes con Salidas No
Autorizadas en el período 2005-2008.
Porcentaje de la
Población total de
Número de niños y población total de
niños y adolescentes de
Año adolescentes con Salidas niños y adolescentes
8 a 18 años en hogares
No Autorizadas con Salidas No
de tiempo completo
Autorizadas
2005 3.506 951 27,12

2006 3.198 947 29,61

2007 3.057 958 31,34

2008 3.208 822 25,62

Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Sistema de Información para la Infancia (SIPI).
48

Cuadro 2: Relación entre el número de niños y adolescentes con Salidas No


Autorizadas y el número total de Salidas No Autorizadas anuales
en el período 2005-2008.

Número de niños y
Número total de Salidas Cociente SNA /
Año adolescentes con
No Autorizadas NCSNA21
Salidas No Autorizadas

2005 951 2.333 2,45

2006 947 2.972 3,14

2007 958 2.512 2,62

2008 822 1.675 2,04

Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Sistema de Información para la Infancia (SIPI).

El análisis del Cuadro 1 nos permite ver que entre el 25 % y el 30 % de los niños

y adolescentes que transitan anualmente por el sistema de protección se fuga. Es

decir, uno de cuatro, e incluso en algunos años uno de cada tres de los niños o

adolescentes que transitan por el sistema se fuga.

Y el Cuadro 2 nos permite constatar que entre quienes se fugan lo hacen más de

una vez. En el caso de 2005, por ejemplo, 951 niños y adolescentes

protagonizaron a lo largo del año un total de 2.333 fugas.

Esto nos permitió comprobar que las fugas constituyen un hecho frecuente en el

sistema de protección a la infancia, que se mantiene estable a lo largo de los años

analizados y que permite reforzar la relevancia de su estudio.

21
Se trata de una tasa de salidas no autorizadas por ninño.
49

CAPÍTULO IV
50

1. CONCEPTOS QUE OFICIAN DE SOPORTE AL MODO DE


TRABAJO DE LA INVESTIGACION

A continuación presentaremos conceptos que los entendemos como soporte del

modo de trabajo que nos dimos para investigar las fugas de niños y adolescentes

de las instituciones de protección. A estos conceptos hay que entenderlos como

ordenadores metodológicos, aparecerán luego otros soportes teóricos a propósito

de lo que la investigación viene a decir, lo propio de la tesis, lo que enuncia, lo

que vuelve visible.

Para ordenar lo que llamamos los caminos que se dio esta investigación,

encontramos una influencia muy fuerte en el modo de trabajar de Michel

Foucault, pero no significa que hicimos una tesis a lo Foucault. Presentaremos a

continuación conceptos que encuentran una fuerte referencia en el filósofo pero,

como veremos, entran en diálogo con otros, con otros modos de tratar los mismos

conceptos, lo que a nuestro juicio no constituye una disonancia al modo que

podría resultar de una inconsistencia epistemológica, sino que hemos establecido

entre ellos una conversación. Un conversatorio conceptual fue dando lugar a lo

que efectivamente hicimos en términos de método de trabajo.

Presentaremos a continuación lo que vamos a entender por: Archivo, Corpus,

Visibilidades y Enunciados y Pensar por caso. El método de trabajo que nos

hemos dado está ahí, en la trama teórica que produce la articulación de esas cinco

definiciones para los temas que queremos indagar.

En el caso de Archivo, Corpus, Visibilidades y Enunciados partiremos del modo

que los define Foucault para establecer luego las conversaciones que anticipamos.
51

En el caso de Pensar por caso, no es una expresión que hayamos encontrado en

Foucault aunque el pensar por caso sea parte de lo que Foucault hizo.22

Para introducir el pensamiento de Foucault respecto a estas nociones a las que nos

vamos a referir, para hacerlas operar en la tesis, optamos por partir de un modo de

entender a Foucault y la manera en que en nuestros países se lo dio a leer bajo el

título El Saber Curso sobre Foucault, conteniendo el curso dictado por Guilles

Deleuze en la Universidad de Vincennes entre octubre y diciembre de 1985

precisamente en torno a las nociones que nos interesan.

¿Por qué hacemos esta aclaración? Porque no da lo mismo sobre una producción

teórica el tipo de lectura que de ella se ha hecho y cuál incorporamos. Pasa acá,

que vamos a trabajar con conceptos de Foucault a través de una trasmisión

particular que es la que hace Deleuze, en buena medida.

El mismo Deleuze se refiere a este asunto de la lectura y la trasmisión que se hace

de una obra, de una producción. En la segunda parte del curso sobre Foucault que

dictó Deleuze en la Universidad de Vincennes, dedicado a lo que considera el

segundo gran eje del pensamiento de Foucault: el poder —a comienzos de 1986—

se refiere a este asunto que estamos considerando del siguiente modo:

Cada uno su lectura. Me parece que en muchos casos me vi llevado a privilegiar


ciertos otros términos... Ustedes saben, todos somos así. Si cuando uno lee es llevado
a privilegiar ciertos términos respecto de otros, es también en la medida que le
otorgamos a tal o cual página una importancia decisiva. Un libro nunca es
homogéneo. Un libro está hecho de tiempos fuertes y de tiempos débiles. Los tiempos
débiles son a veces geniales. Hablo rítmicamente, de los tiempos débiles en el sentido
rítmico. Yo no estoy seguro de que la distribución de los tiempos fuertes y de los
tiempos débiles sea la misma en dos lecturas, en dos personas que leen con pasión...

Es decir que incluso antes de que hayan comprendido lo que estaba en cuestión, hay
señales que le llegan, que son como pequeñas lámparas que se encienden y ante las
cuales se dicen: «¡Ah, esto es importante!»... Y entonces la razón para los criterios de
la elección por la cual alguien dice: «¡Ah, esto es esencial!» no es el hecho de que el
22 Diremos en qué sentido sostenemos esta afirmación, en el ítem de este capítulo: Pensar por caso.
52

autor haya puesto frases en itálicas. Porque cuando el autor pone itálicas, quiere decir
que es su propia lectura, quiere decir que está leyéndose a sí mismo, y que se dirige a
su lector diciendo: «Esto es importante»... Pero a menudo uno es llevado a correr las
itálicas. Hay allí una cuestión de ritmos, de la distribución de los tiempos fuertes y de
los tiempos débiles, que hace la interpretación derive de esa rítmica. Es incluso por
eso que el lector participa, a pesar de todo, en la creación del autor. (Deluze, El Poder.
Curso sobre Foucault. Tomo II. [1985], 2014, págs. 14-15)

Magnífico enfoque de lo que nosotros intentamos decir: trabajaremos con una

obra, la de Foucault, a través de un ritmo, unas itálicas, unos subrayados, que son

de Deleuze. En buena medida trabajaremos con la creación que hace Delueze

sobre la obra de Foucault.

1.1. ARCHIVO

Comencemos por preguntar: ¿qué es un archivo para Foucault? En primer

término, consideremos que un archivo es para dicho autor la captura de un

sedimento histórico a través de enunciados y visibilidades.

Deleuze, por su parte va a decir que un archivo es para Foucault un audiovisual

de una época. Una construcción que permite ver qué se habla y qué se ve, al

modo de visibilidades y enunciados. Lo dice así:

Es la recopilación audiovisual de una época, lo visible y lo enunciable. Desde


entonces, una época, o lo que ahora podemos llamar una «formación histórica», se
definirá a través de lo visible y de lo enunciable. Una época se define por lo que ve y
por lo que enuncia. Lo que llamaremos una «formación histórica» —Foucault dice a
veces una «positividad»— es el entrecruzamiento de dos formas estables en una
época, lo visto y lo dicho, lo visible y lo enunciable. (Deluze, El Saber. Curso sobre
Foucault. Tomo I [1985], 2013, pág. 36)

Un archivo tiene, entonces, lo que se ve y se habla en una época, pero lo propio

de un archivo es que contiene enunciados y visibilidades que son cosas distintas


53

a lo que se ve y se habla, son cuestiones diferentes que vamos a definir

paulatinamente.

Pero un archivo contiene cosas que se ven y que se dicen, de las cuales se pueden

extraer visibilidades y enunciados, y esas visibilidades y enunciados forman lo

que Foucault llama las estratificaciones de una determinada formación histórica.

Es decir, una formación histórica es un estrato sedimentado y el archivo muestra,

precisamente, lo que es visible y es enunciable de una determinada formación

histórica.

Para entender esta cuestión de los sedimentos, hay que entender que las

formaciones históricas operan para Foucault como sedimentos, como capas, son

capas que se van apoyando unas sobre otras, y un archivo es aquello que contiene

la/una estratificación, el/un estrato en tanto formación histórica.

Por eso la arqueología, propuesta por Foucault, funciona a través de archivos, va

buscando capas sedimentadas, que las puede encontrar en tanto construye

enunciados y visibilidades de tal o cual sedimento, y ahí tiene el archivo que le

habla de tal o cual formación histórica.

Deleuze va a señalar, en un claro ejemplo de lo que decíamos más arriba, respecto

de que estamos trabajando con lecturas y trasmisiones que Deleuze hace de

conceptos de Foucault, y en lo siguiente esto queda clarísimo:

Lo leo traduciéndolo a términos inmediatamente próximos a Foucault. Todas las


formaciones históricas son estratos. ¿Y qué hacemos nosotros, los arqueólogos?
Vamos de estrato en estrato, de formación en formación. No hay que creer demasiado
rápido que se ha alcanzado la sustancia no estratificada. ¿Hay una sustancia no
estratificada? Si la hay, está más allá del ver más allá del hablar, más allá de lo visible
y de lo enunciable, pues lo visible y lo enunciable se aúnan para formar el estrato
según tal o cual fórmula. Vamos de estrato en estrato, ¿pero alcanzamos la sustancia
no estratificada? (2013, pág. 39).
54

Vamos/van (en la arqueología) de estrato en estrato como cavando, pero nunca

encontramos un especie de centro no sedimentado, como si hubiera allí un lugar,

una especie de centro con una presencia, una esencia y en realidad no hay nada.

Deleuze lee, durante el dictado del curso que vamos siguiendo, una cita

(bellísima) de Hermán Melville que dice así:

Había aún millones y millones de cosas que no se habían revelado a Pierre. La vieja
momia está enterrada bajo múltiples vendas; hace falta tiempo para desenvolver a este
rey egipcio. Debido a que Pierre comenzaba a atravesar con la mirada la primera capa
superficial del mundo, se imaginaba en su locura que había alcanzada la sustancia no
estratificada. Pero por lejos que los geólogos hayan descendido a las profundidades de
la Tierra, no encontrarán más que estrato sobre estrato, puesto que hasta su eje el
mundo no es más que superficies superpuestas. Al precio de un inmenso esfuerzo nos
abrimos una vía subterránea en la pirámide, y al precio de andar horriblemente a
tientas llegamos al habitáculo central. Con gran regocijo descubrimos el sarcófago,
levantamos la tapa y... ¡no hay nadie! El alma del hombre es un vacío inmenso y
aterrorizante. (Melville, H., 1852, pág. 39) 23

Nada hay más que sedimento tras sedimento, si lo hubiera —dice Deleuze— sería

más allá de lo visible y de lo enunciable, más allá de lo que se ve y de lo que se

habla.

1.1.1. Luz y oscuridad. Lo contemporáneo en lo actual.


Hemos decidido mirar una «formación histórica» que es la de nuestra propia

actualidad. ¿Cómo hacemos con eso?

Hay una idea de actualidad, en otro lector de Foucault, que lo traemos acá no para

armar las coordenadas mismas de la investigación (no vamos a ver ahora qué

modo tiene de leer a Foucault), sino para conversar con él respecto de este punto

en particular, que resulta, a los efectos de esta investigación de todos modos

vertebrante. Se trata de Giorgio Agamben.

23 Texto leído por Delueuze.


55

Bajo el título ¿Qué es un contemporáneo? se edita un seminario dictado por

Agamben, donde trabaja precisamente en esta distinción entre lo que es actual y

lo que es contemporáneo.

Comienza tomando a Friedrich Nietzsche:

Nietzsche sitúa su pretensión de «actualidad», su «contemporaneidad» respecto al


presente, en una desconexión y en un desfasaje. Pertenece verdaderamente a su
tiempo, es verdaderamente contemporáneo aquel que no coincide perfectamente con
él ni se adecua a sus pretensiones, y es por ello, en este sentido, inactual; pero
justamente por esta razón, a través de este desvío y este anacronismo, él es capaz, más
que el resto, de percibir y aferrar su tiempo. (Agamben, G., ¿Qué es un
contemporáneo?, 2008, pág. 1)

¿Qué significa esto para nuestra investigación? ¿Qué tenemos que buscar que

puede hacer que la actualidad se nos vuelva contemporánea? En efecto, pero hay

algo para comprender ahí.

La contemporaneidad —dice Agamben— es una relación singular con nuestro

propio tiempo, que está adherida a él pero a la vez toma una distancia, hace un

desfasaje para logar verla. Es una toma de distancia.

Pero luego, Agamben entra en algo que nos supuso una irrupción respecto de

aquellas cosas que estaban en el archivo (no en nuestro archivo, sino en el

archivo, en la noción de archivo). Habíamos dicho que en el archivo había

visibilidades y enunciados, y aunque aún no hemos definido a qué se refiere

Foucault con ambas cosas, podemos adelantar que lo visible para Foucault

proviene de un haz de luz, una línea de visibilidad proviene de un haz de luz que

la vuelve visible. ¡Pero Agamben dice otra cosa!, dice: «Contemporáneo es aquel

que tiene fija la mirada en su tiempo, para percibir no las luces, sino la
56

oscuridad. Todos los tiempos son, para quien lleva a cabo la contemporaneidad,

oscuros». (Pág. 3)

Tendremos que precisar entonces, cómo considerar la cuestión de la luz y la

oscuridad.

Foucault afirma que en la pura luz no se ve, este es un asunto de la física, la pura

luz no se ve. Así que Foucault resuelve esto como lo dice Deleuze:

Hay solo una cosa que le interesa a Foucault en el orden de lo visible: los destellos,
los espejeos, los centellos, los reflejos, los resplandores. No le interesan las cosas. En
otros términos, las visibilidades son los centelleos, los espejeos, los resplandores, y no
las cosas sobre las cuales se forman los reflejos. (2013, pág. 87).

Y Agamben sostiene:

Puede decirse contemporáneo solamente quien no se deja enceguecer por las luces de
su siglo y alcanza a visualizar en ellas las parte de la sombra, su íntima oscuridad...
Aquello que percibimos como la oscuridad del cielo, es esta luz que viaja velocísima
en torno a nosotros y, sin embargo, no puede alcanzarnos, porque las galaxias de las
cuales proviene se alejan a una velocidad superior a aquella luz. Percibir en la
oscuridad del presente esta luz que busca alcanzarnos y no puede hacerlo, ello
significa ser contemporáneo. (2008, pág. 4).

Da lo mismo, oscuridad y luz es lo mismo. Nada se ve ni en la pura luz ni en la

oscuridad. Hay que percibir la luz que se nos escapa para Agamben y eso es la

oscuridad, hay que mirar resplandores, centellos, espejeos, para Foucault.

Así que hasta acá, para nosotros, un archivo sobre la actualidad podrá serlo en

tanto se vuelva contemporáneo, y para volverse contemporáneo tendrá que incluir

visibilidades y admitir ver la oscuridad del tiempo actual.

El segundo asunto que anunciamos requiere que nos detengamos para alcanzar

mayor precisión, tiene que ver con la arqueología. La arqueología es una

disciplina que busca analizar las formaciones históricas entendiéndolas como


57

sedimentos, y los archivos son un modo de acceso a los distintos estratos

sedimentados. Pero puede hacer eso con muchos fines, uno de ellos, el que más

nos concierne, es que sería un modo de comprender la actualidad, para Foucault

es un modo de entender la actualidad. Esto ya está en Foucault, pero Agamben lo

recalca de una manera que nos obliga a trabajar sobre ello: «Es en este sentido

que se puede decir que la vía de acceso al presente tiene necesariamente la forma

de una arqueología». (2008, pág. 6)

¡¿Necesariamente la forma de una arqueología?! Este sí es un problema para

nosotros, ¡podría ser que nuestra empresa fuera imposible!

Para Agamben: «La contemporaneidad se inscribe, de hecho, en el presente

marcándolo sobre todo como arcaico, y solo quien percibe en lo más moderno y

reciente los indicios y las marcas de lo arcaico puede serle contemporáneo».

(Pág. 6) Y venimos sosteniendo que el modo de tener un archivo sobre la

actualidad es volverlo contemporáneo y que sea contemporáneo significa que

logramos ver la marca de lo arcaico. Sigue Agamben:

Arcaico significa: próximo al arkhé, es decir, el origen. Pero el origen no está situado
solamente en un pasado cronológico: es contemporáneo del devenir histórico y no
cesa de operar en él, como el embrión continúa actuando en los tejidos del organismo
maduro y el niño en la vida psíquica del adulto. El desvío y —al mismo tiempo— la
cercanía que definen la contemporaneidad tienen su fundamento en esta proximidad
con el origen, que en ningún punto late con más fuerza que en el presente. (Pág. 6)

De modo que trabajaremos con un archivo de la actualidad, de nuestra propia

formación histórica, buscaremos que como efecto de nuestro trabajo, lo actual se

nos vuelva en algo contemporáneo y esto incluirá (aunque no solo) identificar

esos puntos en los cuáles el origen late con fuerza en el presente.


58

1.1.2. Mal de archivo


A propósito del arkhé, corresponde incluir acá el modo que Jacques Derrida tiene

de concebir el archivo y que, a los efectos de ordenar los parámetros de esta

investigación, contribuye y mucho con nuestro asunto.

La idea de archivo ha sido trabajada por Derrida (1997) como lugar, como

domicilio, como morada en una conferencia que dictó titulada: Mal de Archivo

una impresión freudiana, a propósito de los archivos de la herencia, de los

archivos freudianos, donde pone en evidencia una riqueza interpretativa que da

una oferta de sentidos al significado de archivo.

Como veremos, para nosotros va a ser muy relevante la consideración del archivo

en tanto lugar, y lo que se vuelve visible allí para hablar en los términos de

Foucault.

La noción de archivo en Derrida refiere a:

En cierto modo el vocablo remite, razones tenemos para creerlo, al arkhé en el sentido
físico, histórico u ontológico, es decir a lo originario, a lo primero, a lo principal, a lo
primitivo, o sea, al comienzo. Pero aún más, y antes aún, «archivo» remite al arkhé en
el sentido nomológico, al arkhé del mandato...el sentido de «archivo», su solo sentido,
le viene del arkheion griego: en primer lugar, una casa, un domicilio, una dirección, la
residencia de los magistrados superiores, los arcontes, los que mandaban. A los
ciudadanos que ostentaban y significaban de este modo el poder político se les
reconocía el derecho de hacer o de representar la ley. Habida cuenta de su autoridad
públicamente así reconocida, es en su casa entonces, en ese lugar que es su casa (casa
privada, casa familiar o casa oficial), donde se depositan los documentos oficiales.
Los arcontes son ante todo sus guardianes. (Derrida, J., Mal de Archivo, una
impresión freudiana [Londres, el 5 de junio de 1994], 1997, pág. 10)

Hay entonces un principio arcóntico en el archivo, que está en manos de estas

figuras, los arcontes, que resguardan, protegen y custodian su existencia. Como

veremos más adelante, nosotros hemos trabajado con un archivo en este sentido,

en el sentido del lugar y hemos conocido unos arcontes en el sentido que quienes
59

tienen la autoridad pública de archivar. Pero hemos reconocido lo que Derridá

nombra como mal de archivo.

Cuando Derrida alude a la noción de mal de archivo, lo hace en referencia al

archivo expropiado, al archivo prohibido, al archivo destruido. Nosotros nos

hemos encontrado con un archivo, el que contiene legajos de niños y

adolescentes, y vimos allí cómo este mal tomaba la forma de desorden, deterioro,

destrucción de algunos por efecto del descuido. Vamos a volver sobre este asunto

y vamos a describirlo con mucha más precisión de lo que lo hacemos aquí, a los

efectos de seguir dando paso a la elaboración teórica que estamos desarrollando,

pero es preciso anunciar ahora que nosotros vimos el modo particular en que este

archivo de legajos de niños era descuidado, y precisamente por ello decimos que

recae sobre ellos este mal del que habló Derrida.

Reconstruimos a qué nos estamos refiriendo. La idea de un mal de archivo en

Derridá remite a ese efecto de no archivación, de borramiento, de anti archivación

que Derridá la vincula a la pulsión de muerte tal como la formuló Freud.

Además esta pulsión de tres nombres24 es muda (stumm); está operando, pero al obrar
siempre en silencio, nunca deja un archivo que le sea propio. Destruye su propio
archivo por adelantado, como si fuera esta en verdad la motivación de su movimiento
más propio. Trabaja para destruir el archivo; con la condición de borrar, mas también
con el fin de borrar su «propias» huellas —por lo tanto, no pueden ser propiamente
llamadas propias—. Devora su archivo, antes incluso de haberlo producido, mostrado
al exterior. Esta pulsión, por tanto, parece no solo anárquica, anarcóntica (no
olvidemos que la pulsión de muerte, por muy originaria que siga siendo, no es un
principio, como los son los principios de placer y de realidad); la pulsión de muerte
es, en primer lugar, anarchivística, se podría decir, archivolítica. Siempre habrá sido
destructora del archivo, por vocación silenciosa. (1997, pág. 18).

24 Se refiere a los tres nombres asignados por Sigmund Freud: pulsión de muerte, de agresión, de
destrucción.
60

La presencia de una pulsión de esta naturaleza en el centro mismo de la

institución de la protección a la infancia fue señalada, para Argentina, por

Frigerio, especialmente en el marco de un trabajo que se publica bajo el nombre

La División de las Infancias. Ensayo sobre la enigmática función antiarcóntica.

La noción de pulsión antiarcóntica designa una actividad de borramiento de trazas,


erradicación subjetiva y desaparición que conlleva la destrucción de archivos y que
debe ser entendida como expresión de una pulsión de muerte autonomizada que da
testimonio de un desprecio por la vida. Expresa la pulsión a la que Freud daba
distintos nombres: pulsión de agresión, pulsión de destrucción, pulsión de muerte.
Pulsión que trabaja en silencio y no deja ningún archivo, tampoco el propio. Busca,
afirma Derrida, destruir el archivo, pero en esto también busca borrar su propia traza.

El territorio de los otrora llamados «menores», de los minorizados, es, en la Argentina


contemporánea, objeto de una pulsión antiarcóntica que tiene sus orígenes en siglos
pasados, pero que no encuentra rectificación en la actualidad. (Frigerio, G., La
División de las Infancias. Ensayo sobre la enigmática función antiarcóntica, 2008,
pág. 87)

Como veremos, cuando Frigerio habla de la presencia de una pulsión

antiarcóntica en la institución misma de la Protección a la Infancia en Argentina,

lo hace sobre constataciones muy próximas a las que hemos verificado en

nuestras exploraciones para el caso uruguayo y, de hecho, han sido de las

primeras evidencias que requieren ser revisadas y profundizadas en capítulos

siguientes.

De manera que nosotros vamos a poner a andar en la elaboración de la tesis dos

modos de comprender y tratar los archivos. Uno es el archivo en el sentido de

Foucault, y aquí nos referimos al archivo que hemos armado a propósito de la

investigación, el archivo que se construye a partir del corpus de la investigación,

lo que hemos puesto allí, que se constituye como una audiovisual que captura

enunciados y visibilidades respecto de la institución de protección a la infancia, y

respecto de lo que hemos nombrado como los circuitos de desprotección. El otro

sentido del concepto de archivo, es el propuesto por Derrida, como domicilio,


61

como morada, sobre el que recae un mal. En este caso nos referimos al archivo de

legajos de niños y adolescentes existente en la institución de la protección a la

infancia. Son dos modos distintos, ciertamente distintos de conceptualizar y tratar

al archivo pero que, en nuestro caso, tal como ocurre como veremos más adelante

con las nociones de visibilidades y enunciados, hay capturas mutuas. Hay

capturas mutuas, para nuestro caso, entre lo que el archivo de la investigación

muestra (veremos más adelante muy claramente de qué está constituido el archivo

de esta investigación y qué dio a ver) y lo que el archivo de legajos de la

institución de la protección vuelve visible. Más adelante estos aspectos serán

retomados y los desarrollaremos extensamente.

1.2. CORPUS

En primer término no hay archivo sin corpus en lo que a la investigación refiere,

esta vez nos referimos a la noción de archivo en el sentido de Foucault.

Antes de todo archivo hay que construir un corpus, y es preciso mostrar ese

corpus dice Deleuze, es la única manera posible de trabajar, hay que mostrar las

reglas de constitución del corpus para lograr extraer de él enunciados y

visibilidades.

Foucault en la Arqueología del Saber advierte:

Entre la lengua que define el sistema de construcción de las frases posibles, y el


corpus que recoge pasivamente las palabras pronunciadas, el archivo define un nivel
particular: el de una práctica que hace surgir una multiplicidad de enunciados como
otros tantos acontecimientos regulares, como otras tantas cosas ofrecidas al
tratamiento o la manipulación. (Foucault, M., La arqueología del saber, 1979, pág.
220)
62

El corpus recibe pasivamente las palabras pronunciadas. Lo que se habla y lo que

se ve, eso es el corpus, y eso lo distingue radicalmente del archivo, pero sin

corpus no hay archivo posible.

Para que un corpus sea al modo que los entiende, los trató y los construyó

Foucault, tiene que tener algunas características muy particulares, hay un método

en Foucault que es muy preciso.

En primer lugar, Foucault construye el corpus con «enunciados sin referencias»25,

es decir Foucault busca lo que «se» dice, y no «quién dice».

Esto remite a varias cosas. Por un lado, Foucault no busca las grandes

producciones, los grandes enunciados sobre una época, busca —dice Deleuze

(1985)— las pequeñas ideas de los pequeños hombres26. Esta expresión, propia

de Tarde (1906), en lo que llamó una sociología de lo infinetisimal, se emparenta

mucho con lo que busca Foucault, cuestiones minúsculas, ahí hay algo dirá

Foucault, eso es importante para un corpus foucaultiano.

Por ejemplo, si Foucault quiere saber sobre la sexualidad, y sobre la sexualidad

infantil, escucha a las nodrizas, dirá Delueze. A aquellas que producen actos de

habla, dicen y mientras dicen producen enunciados (esto es más complejo, lo

veremos pronto), pero hay un salir a buscar para poner en el corpus esos hombres

pequeños.

Hay más cosas acá. Una que se relaciona con «se» habla y la irrelevancia de

«quien habla». Foucault termina su exposición en ¿Que es un autor? (1969),

diciendo «qué importa quién habla». Está refiriéndose en este trabajo a lo que

25 Deleuze dice que esta expresión Foucault la tomó de un discípulo de él, Francois Ewald. (Deluze, 2013,
pág. 70).
63

denomina función autor, que resulta de una operación compleja entre quien

escribe y su obra, entre la obra y su autor, las condiciones de emergencia de la

obra, y la obra —de la mano de la función autor— como instauradora de

discursividad.

Pero «no importa quién habla» no refiere a la función autor, sino precisamente a

su ausencia:

Es posible imaginarse una cultura en donde los discursos circularían y serían


recibidos sin que nunca parezca la función autor. Todos los discurso, cualquiera que
sea su estatuto, su forma, su valor, y cualquiera que sea el tratamiento que se les
imponga, se desarrollarían en el anonimato del murmullo. Ya no se escucharían las
preguntas tan machacadas: ¿quién habló realmente?, ¿es él, efectivamente y nadie
más?, ¿con qué autenticidad o con qué originalidad?, ¿y qué fue lo que expresó de lo
más profundo de sí mismo en su discurso? Se escucharían otras como estas: ¿cuáles
son los modos de existencia de este discurso?, ¿desde dónde se lo sostuvo, cómo
puede circular, y quién se lo puede apropiar?, ¿cuáles son los lugares reservados para
posibles sujetos?, ¿quién puede cumplir estas diversas funciones de sujetos? Y detrás
de todas estas preguntas no se escucharía más que el rumor de una indiferencia: “Qué
importa quién habla”. (Foucault, M., Conferencia realizada el 22 de febrero de 1969
en la Sociedad Francesa de Filosofía, 1969, pág. 73)

Aquellas cosas que están en el corpus, no remiten a un autor sino a un «se habla»

en un murmullo, y por eso los enunciados que allí aparecen son sin referencia.

La otra cosa se relaciona con la misma idea de hombres minúsculos, cuando

Foucault (1996) dice que lo que le interesa son los pequeños hombres infames.

No le importan los autores sino los murmullos y no le importan los grandes

hombre infames, sino los pequeños hombres infames. A ellos los incluye en el

corpus.

Deleuze trasmite esta idea de Foucault:

Lo que me interesa a mí, dice Foucault en este texto muy muy extraño, son los
«pequeños hombres infames». Me preguntarán cuál es la diferencia entre un gran
26 Esta expresión Deleuze la toma de Gabriel Tarde (1906, pág. 12), tomada de un libro que referencia
Deleuze que figura en Guilles Deluze (2013, pág 71).
64

hombre infame y un pequeño hombre infame. Es que un pequeño hombre infame es


una existencia criminal pero banal, que es sacada a la luz por un breve instante en la
medida en que se topa con el poder... ¿Qué quiere decir «la vida de los hombres
infames»? Al toparse con el poder, estos pequeños hombres infames tuvieron la
necesidad de redactar una súplica, una especie de pequeña confesión. Foucault nos
dice: «las tomo en mi corpus». (2013, pág. 72)

Así que el corpus sale del murmullo, no importa quién habla, y concierne a

pequeños hombres que producen actos de habla, y que son tomados en el corpus

como enunciados sin referencia.

Segundo asunto del método foucoltiano respecto de un corpus, de la validez de un

corpus, o del corpus a lo Foucault, como dice Deleuze (2013).

La segunda cualidad del método, para Foucault, está expresada con claridad en la

Arqueología del saber, donde Deleuze dice que Foucault la usa pero no lo

explicita. Si uno se quedara con lo que Foucault dice en la Arqueología del Saber

respecto del corpus, quedaría la idea que es puramente intuitivo, dice Deleuze.

Uno saldría por ahí, escucharía el murmullo, los actos de habla de los pequeños

hombres infames y allí estaría el corpus. Pero, cómo lo definiría, cómo extraería

del murmullo el corpus, cómo seleccionaría /recortaría el corpus del murmullo.

El método, esta segunda cualidad del método, Foucault la diría con claridad en La

voluntad de saber. La única forma de seleccionar/recortar un corpus del

murmullo —dice Foucault— es recurriendo a otra cosa que no son actos de habla,

que no son enunciados tampoco, sería un giro circular que no dejaría de cesar

sobre sí mismo. Esa otra cosa a la que recurre para definir el corpus es a los focos

de poder, que para Foucault es lo mismo decir focos de saber/poder. Son, para

Foucault, focos de poder y de resistencia.


65

De este modo, para seleccionar/recortar el corpus del murmullo, hay que

encontrar los focos de poder y de resistencia, respecto de tal o cual asunto, y

vamos a incorporar del murmullo aquello que proviene de ahí.

Tenemos, así, las reglas fundamentales del método foucoultiano de hacer un

corpus. Enunciados (que aún no conocemos como tales) sin referencia, actos de

habla producidos por pequeños hombres, no importa quién habla, se trata de un

«se habla» más con un «él habla», «ella habla», y el modo que tenemos que

extraer del murmullo el corpus es buscando en los lugares de saber/poder y de

resistencia respecto del asunto que nos ocupamos; vamos a busca «qué se dice»

desde estos lugares en tanto puntos singulares de producción discursiva. Allí

vamos y extraemos de los pequeños hombres actos de habla, lo que se dice.

Tendremos para nuestro asunto más de un foco de poder resistencia, los

incluiremos en nuestro corpus.

No estamos presentando en este capítulo (lo haremos en el siguiente) el corpus de

esta investigación, cómo fue construido y qué contiene, no ahondaremos en eso

ahora, acá. Pero entendemos colabora a trasmitir lo que estamos considerando si

hacemos una mención a que nosotros hemos ido a buscar lo que se habla y lo que

se dice desde ciertos lugares de poder/resistencia que consideramos en tanto

singularidades. Nosotros hemos incluido en el corpus de la investigación legajos

de niños y adolescentes que transitaron por las instituciones de protección a la

infancia, hemos hecho un trabajo sobre esos legajos que nos permitió

considerarlos como unas singularidades que dan a ver y dan a saber. Volveremos

largamente sobre esto.

Pero Deleuze nos advierte: esto no es todo. Hay que tener inventiva:
66

No obtendrán un corpus aplicando las reglas de Foucault. Hay que ponerle invención,
es un método de invención, son reglas de invención. Lo que Foucault les propone,
entonces, es que constituyan vuestros problemas, un campo problemático. Y la
primera determinación de un campo problemático será la constitución del corpus
correspondiente. (2013, pág. 78)

En nuestro asunto, el que concierne a esta investigación, nos fuimos acercando a

esto.

Pero hay aún algo más en Foucault respecto del corpus y es precisamente en esto

donde la tesis sigue los pasos de Foucault hasta un cierto punto y luego se separa,

abre un camino distinto y se volverá por ello menos foucoltiana.

Se trata del lenguaje en su totalidad, de una cierta manera de ser del lenguaje, en

lo que Foucault llama el «hay» lenguaje.

En La Arqueología del Saber, Foucault había señalado:

Ahora bien, si se quiere describir el nivel enunciativo, hay que tomar en consideración
esa misma existencia: interrogar al lenguaje, no en la dirección a la cual remite, sino
en la dimensión que se da; no hacer caso del poder que tiene de designar, de nombrar,
de mostrar, de hacer aparecer, de ser el lugar del sentido o de la verdad, y demorarse,
en cambio, sobre el momento —al punto solidificado, al punto prendido en el juego
del significante y del significado—. Lo que determina su existencia singular y
limitada. Se trata de suspender, en el examen del lenguaje, no solo el punto de vista
del significado (ya se ha adquirido la costumbre) sino el del significante, para hacer
aparecer el hecho de que, aquí y allá —en relación con dominios de objetos y sujetos
posibles, en relación con otras formulaciones y reutilizaciones posibles—, hay
lenguaje. (1979, pág. 78)

El «hay» lenguaje remite a que, para Foucault, hay algo que hace a la esencia de

su modo de trabajar y de hacer trabajar al lenguaje, que no es lo que el lenguaje

designa, lo que nombra, no al juego entre el significante y el significado, sino al

propio ser del lenguaje. Y ese ser del lenguaje es siempre histórico, entonces

podemos considerar que cada época, que cada formación histórica tiene su modo

de ser del leguaje y eso es lo que le importa a Foucault respecto del corpus.
67

Según Deluze:

Podemos decir que cuando constituimos un corpus, más o menos extenso, pero
siempre finito, podemos concluir a partir de él un ser-lenguaje, es decir una manera en
la que el lenguaje se agrupa en función de dicho corpus o, en última instancia, en
función de toda la formación histórica, es decir, en función del conjunto de los corpus
de tal formación histórica. (2013, pág. 82)

Esto se relaciona directamente con el «se habla» que ya mencionamos, ese

murmullo anónimo que le importa a Foucault. Que confirma que en el «se habla»

no hay posibilidad de ir a buscar un cierto origen del lenguaje porque en esta

dimensión es imposible hacer empezar el lenguaje. Deleuze indica que hay tres

formas de intentar hacer empezar el lenguaje y que ninguna de ellas es las que le

importan a Foucault. Se intenta hacer empezar al lenguaje en tres formas: «yo

hablo», «ello habla», «el mundo habla».

Deleuze precisa:

Si traduzco a Foucault, la primera fórmula, «yo hablo», reduce el lenguaje en una


dirección, a la dirección de los embragadores, es decir, la del sujeto que habla. La
segunda fórmula «ello habla», reduce el lenguaje a una de sus direcciones, la
dirección del significante. La tercera, «el mundo habla», reduce el lenguaje a una de
sus direcciones, esta vez el estado del mundo o el mundo intencionado, aludido a
través del lenguaje. (2013, pág. 85)

Así que hay acá una tercera regla del corpus: la que se desprende del «hay

lenguaje», del «se habla», como agrupamientos históricos de una tal o cual

formación histórica y allí están los enunciados.

Tomaremos de inmediato otro modo de entender el corpus, pero no antes de decir

que en nuestra investigación estuvimos trabajando bastante así, anduvimos a la

pesquisa de enunciados y visibilidades respecto de la institución de la protección

a la infancia en esta formación histórica que es la de nuestra actualidad.


68

Intentamos adquirir una posición foucoltiana respecto de nuestro asunto y, a la

vez, es respecto de este mismo punto que pasado un tiempo nos vamos a

distanciar: nos importan (también) los sentidos de las palabras, una cierta función

del leguaje que remite al sujeto que habla y al mundo (actual) habla.

1.2.1 La regla que va de caso en caso.


Corpus tiene otras significaciones y un corpus puede también ser pensado de otro

modo. No de un modo radicalmente otro, sino desde otra perspectiva.

Corpus, en su sentido literal significa: «Conjunto lo más extenso y ordenado

posible de datos o textos científicos, literarios, etc. que pueden servir de base a

una investigación. Corpus del latín propiamente “cuerpo”» (RAE, 2010).

Corpus es entonces la base de una investigación, y en ese sentido lo hemos

considerado. La cuestión de lo extenso y de lo ordenado requiere ser vista con

detenimiento.

En párrafos anteriores señalamos en la letra de Deleuze (2013) que el corpus es

algo finito. Es decir, se constituye sobre la base de unas reglas, que en nuestro

caso están muy próximas a las reglas de Foucault que desarrollamos

anteriormente, pero su extensión se circunscribe al marco que le hemos dado, por

lo tanto, un corpus, el corpus con el que trabajamos es finito. Se constituye de un

conjunto determinado de datos, documentos, información, luego del cual

comienza lo propio de la tesis, esto es, decir qué se vuelve visible y enunciable

en/de ese corpus.


69

Respecto al orden al que remite el sentido de la palabra, ciertamente siempre hay

un orden27. Pero para nuestro caso, el orden y el ordenamiento ha constituido un

asunto clave. Como se verá en el apartado siguiente, buena parte de la tarea de

constitución del corpus supuso ordenar. Es precisamente en el ordenamiento en lo

que trabajamos para constituir el corpus de esta investigación. Será muy evidente

más adelante, que ordenar el corpus fue algo que se hizo.

Corpus deriva del latín en tanto lo propiamente cuerpo. Es interesante esta

significación en el origen de la palabra para nuestro trabajo. En primer lugar,

como describiremos más adelante para intervenir sobre lo que incluimos en el

corpus, una de las influencias las recibimos de una novela de Daniel Pennac

(2012) Diario de un cuerpo. Y la idea que lo que incluimos como materiales en el

corpus esté próximo a diarios de unos cuerpos no nos parece descabellada. Ya

tendremos ocasión de desarrollar con detenimiento estas asociaciones respecto a

la cuestión del cuerpo.

Pero en este sentido hay un trabajo de Jean-Luc Nancy (2003) que retomamos acá

para continuar dando parámetros de lo hemos hecho. Nos referimos al texto

Corpus.

En primer lugar, ¿para qué escribir sobre un corpus? ¿Qué es escribir? Sigamos la

perspectiva de Jean-Luc Nancy:

Escribir no es significar. Se ha preguntado ¿cómo tocar el cuerpo? Puede que no sea


posible responder a este «cómo», como si de una pregunta técnica se tratara. Pero lo
que hay que decir es que eso —tocar el cuerpo, tocarlo, tocar en fin— ocurre todo el
tiempo en la escritura. (Nancy, J-L. Corpus, 2003, pág. 13)

El autor agrega:

27 Aunque sea en el desorden, hay un orden, o mejor dicho el desorden responde a un orden, a algo de
cierto orden que eventualmente habrá que elucidar.
70

Ese tocar es infinitamente indirecto, diferido —máquinas transportes, fotocopiadoras,


ojos, otras manos, incluso, se han interpuesto— pero queda el ínfimo y rebelde grano,
tenue, el polvo infinitesimal de un contacto por todas partes interrumpido y por todas
partes reanudado. Al final, vuestra mirada toca los mismos trazos de caracteres que
toca ahora la mía, y vosotros me leéis, y yo os escribo. En alguna parte, eso tiene
lugar. Ese alguna parte no tiene el carácter de trasmisión instantánea, de la que es
ejemplo el telecopiador. Más que de la similitud del Fax se trata aquí de rodeo y de
desemejanza, de transposición y de recodificación: «alguna parte» se distribuye por
muy largos circuitos técnicos, «alguna parte» es la técnica, nuestro contacto discreto,
potente, diseminado. Y como un flash mudo, que dura lo que una suspensión de
circuitos, el que toque de la promesa, uno se callará acerca del cuerpo, se le dejarán
los lugares, no se escribirá ni se leerá más que para dejar a los cuerpos los lugares de
sus contactos. (Pág. 39)

Ya lo veremos, pero nosotros trabajamos con legajos de niños y adolescentes que

transitaron por el sistema de protección a la infancia, ya dijimos que en un sentido

esos legajos contiene tránsitos, derivas y derivaciones, procedencias, afectaciones

de cuerpos, y del alojamiento del psiquismo en ellos, para tomar una expresión de

Winnicott que retomaremos más adelante en los capítulos de los hallazgos.

Hicimos sucesivas escrituras y reescrituras y, como producto de ese reescribir,

ese tipo de cosas se volvió visible. Vana es la tarea (al menos para nosotros) si

esas escrituras y reescrituras sucesivas no dan a ver los cuerpos. Si no tocamos

los cuerpos de una manera infinitamente indirecta, por un contacto por todas

partes interrumpido y por todas partes reanudado. Para eso escribimos.

Continuemos con Nancy:

El modelo de corpus es el Corpus Juris, colección o compilación de Instituciones,


Digesta y otros Códices de todos los artículos del derecho romano. No es ni un caos,
ni un organismo: el corpus se sitúa, no exactamente entre los dos, sino más bien en
otra parte. Es la prosa de otro espacio, ni abisal, ni sistemático, ni desfondado, ni
fundado. Tal es el espacio del derecho: su fundamento se hunde bajo sus pies, el
derecho del mismo derecho siempre carece de derecho. El derecho domina todos los
casos, pero él mismo es el caso de su institución, extraño tanto a Dios como a la
naturaleza. El corpus obedece a la regla que va de caso en caso, continuidad discreta
del principio y de la excepción, de la exigencia y de la derogación. La jurisdicción no
consiste tanto en enunciar lo absoluto del Derecho, en desplegar sus razones, como en
decir lo que puede ser el derecho aquí, ahí, ahora, en este caso, en este lugar. Hoc est
enim...: decir local, espaciado, horizontal, y no tanto decir del ser del derecho, como
de un hacer, de su saber hacer y de su poder hacer en este caso. No hay, pues, esencia
del caso, ni síntesis trascendental: no hay más que aprehensiones sucesivas, contornos
71

ocasionales, modificaciones. Aquí, la ontología es modal —o modificable o


modificante— de manera esencial, entera y exclusiva. Y de ahí que un corpus sea la
escritura. (Pág. 40)

En nuestra investigación hemos ido de caso en caso, obedeciendo a esa regla,

buscando aprehensiones sucesivas, contornos, que nos permitan ir dando cuenta

de aquello que el estudio de las fugas nos dan a ver, nos dan a saber, en cada

caso, en ese, en aquel. Se trata de que hemos trasformado los legajos que

seleccionamos del archivo de legajos de niños y adolescentes, esos que fueron

seleccionados a través de procedimientos que luego detallaremos, los

transformamos en casos, y son precisamente los casos de nuestro corpus.

Retomaremos esta línea de trabajo, en torno a los casos, a la idea de corpus en

tanto compilación de casos, como caso en sí mismo. Más adelante vamos a

retomar este hilo y pondremos a consideración lo que entendemos por pensar por

caso.

1.3. VISIBILIDADES Y ENUNCIADOS

Deleuze (2013) repite hasta el cansancio, porque Foucault en La Arqueología del

Saber lo dice reiteradamente: los enunciados no son palabras, ni frases, ni

proposiciones; las visibilidades no son lo que se ve, no son las cosas vistas.

Es magnífico el modo que Deleuze tiene de trasmitir el sentido de estos conceptos

en Foucault, sin los cuales nada de la cosa foucaultiana sería posible. Hay una

innovación tan radical en Foucault en estos conceptos, que a la vez son

profundamente enigmáticos y no llegamos a ellos de forma rápida, se escapan


72

todo el tiempo de la posibilidad de aprehenderlos y, a la vez, cuando se vuelven

visibles y enunciables para nosotros, son de una comprensión profunda.

Pero hay reglas, del mismo modo que hay reglas para la construcción del corpus,

hay reglas para la extracción de enunciados y visibilidades, pero para extraerlos

obviamente hay que saber qué son, y lo que son es complejo.

Primera regla. Se liga directamente con el corpus. Solo podemos extraer

enunciados y visibilidades si hemos construido correctamente nuestro corpus.

Hay ahí palabras efectivamente dichas, cosas que efectivamente se ven, que son

producidas desde ciertos lugares de poder/saber y resistencia, respecto del asunto

que nos ocupa. Solo así podemos llegar al «se habla», si tenemos actos de habla

efectivos pero (luego) haciendo algo más.

Los enunciados y las visibilidades resultan de una extracción. ¿De qué?, ¿qué hay

que extraer (del corpus)?

Cuando decíamos que para Foucault hay un «se habla» en cada formación

histórica, es porque lo que pasa, es que los enunciados en una determinada

formación histórica están como agrupados, hay familias de enunciados (Foucalult

usa ese término «familias» y Deleuze va a decir que esto es muy raro en Foucault,

porque él siembre habló de rupturas, no de algo así como «familias»), que tendrán

que ver con las regularidades y las dispersiones de los enunciados, pero tenemos

que seguir los consejos de Deleuze e ir despacio con esto.

Hay entonces un corpus, donde se habla desde lugares de poder/saber resistencia,

y eso está disperso en el corpus, son puntos en el corpus que producen actos de
73

habla, los enunciados —dice Deleuze— son algo así como líneas puntuadas que

unen agrupando palabras dispersas en el corpus, o sobre el corpus.

Lo dice así: «Diría entonces, (mientras dibuja en el pizarrón), que los enunciados

son estas líneas puntuadas, están como en el cruce entre el corpus de palabras,

frase y proposiciones, y el agrupamiento del lenguaje sobre el corpus». (2013,

pág. 95)

Son entonces esas líneas puntuadas que podemos representárnoslas como sobre el

corpus de palabras, de modo que se produce un cierto agrupamiento. Se deduce

entonces con mucha claridad que lo propio de los enunciados es que aparece

cuando unimos, ligamos, agrupamos actos de habla que se producen desde

diversos puntos de saber/poder de nuestro corpus. Esta es ya una orientación más

en nuestra comprensión.

Delueze dice que para encontrar los enunciados hay que abrir las palabras, y para

encontrar visibilidades hay que partir las cosas. «Del mismo modo que es preciso

partir las palabras y las frases para extraer los enunciados, es preciso partir las

cosas y las cualidades para extraer las visibilidades.» (Pág. 88)

Antes de avanzar en esto respecto de los enunciados, decimos que lo anterior

sobre los enunciados vale lo mismo para la visibilidades. Tenemos un corpus de

cosas, de objetos, los hemos puesto en el corpus, y acá en lugar de «hay lenguaje»

Foucault dirá «hay luz» y las visibilidades están en los agrupamientos de toda la

luz sobre el corpus, lo «que se ve» de cada formación histórica. Dice Deleuze:

«Ella cae sobre el corpus de cosas, de estado de cosas y de cualidades,

exactamente como el todo de un lenguaje, el ser-lenguaje, caía sobre los cuerpos

de palabras, de frases y de proposiciones». (Pág. 98)


74

Pero, ¿qué es abrir las palabras y partir las cosas? Deleuze va a decir que es

precisamente el agrupamiento del leguaje sobre el corpus lo que abre las palabras.

Lo dice así: «Es el hay lenguaje, el agrupamiento del lenguaje sobre el corpus,

que obliga al corpus a abrirse y a soltar los enunciados que, de lo contrario se

mantendrían encerrados». (Pág. 95)

Y lo mismo con las cosas, es el se ve, en lugar del hay lenguaje, entonces lo que

rompe las cosas es el encuentro con el hay luz. Es el encuentro de la luz con las

cosas lo que parte las cosas y da a ver las visibilidades, las visibilidades salen de

la luz que ilumina las cosas.

Estos agrupamientos del lenguaje que abren las palabras y dejan salir los

enunciados son lo que Foucault llama los regímenes de enunciación; y la pura luz

que cae sobre las cosas y deja salir visibilidades, son los regímenes de visibilidad.

Esta es una definición importante, Foucault va a hablar muchos en esos términos:

regímenes de visibilidad y regímenes de enunciación que nos hablan de tal o cual

formación histórica.

Pero aparece de inmediato otra idea asociada con esta cuestión de cómo

extraemos enunciados. Hay que saber que los enunciados, si confirmamos la idea

de la línea puntuada sobre el corpus, son en sí heterogéneos, es decir que no se

encuentran buscando homogeneidades, no son lo homogéneo que puedo extraer

de los actos de habla que se producen desde los diversos puntos singulares del

corpus, son todo lo contrario; son totalmente heterogéneos porque aparecen en el

pasaje de un sistema a otro (allí donde está la línea puntuada) y por eso los

enunciados son en sí mismos múltiples, tienen allí en ellos mismos toda la

heterogeneidad que admitirá el corpus o que haya admitido el corpus.


75

A los fines metodológicos o de método esto es muy importante, porque

si estamos buscando enunciados, no vamos a buscar lo homogéneo que

se produce en el corpus, sería un error garrafal salir a buscar lo homogéneo que se

produce desde los diversos puntos de saber/poder, habrá métodos o metodologías

que hacer eso, pero son totalmente no foucoltianas. Vamos a encontrar

agrupamientos, «familias», que se construyen en y por las líneas puntuadas, pero

lo que agrupan es pura heterogeneidad, es una multiplicidad, los enunciados

son múltiples. Así que encontraremos los enunciados en los pasajes de un sistema

a otro.

Encontraremos —Deleuze (2013)—, un segmento, el segmento de la línea

puntuada, pero ese segmento jamás será homogéneo, y por lo tanto lo que lo

caracteriza es que jamás pertenece a un solo sistema, esto es una clave muy fuerte

desde el punto de vista del método.

Seguimos. Un enunciado tiene un sujeto, es el sujeto del enunciado, pero no tiene

nada que ver con el sujeto que habla, no es un parlante, no es uno que está ahí

produciendo actos de habla. También tiene un objeto, pero no es el objeto del que

se habla, y tiene un concepto, pero no es el significado de las palabras.

Para Focuault, el sujeto, el objeto, y el concepto de un enunciado se define desde

el propio enunciado: «son funciones derivadas del mismo enunciado» dice

Deleuze (2013, pág. 126). Dado un enunciado, él remite a una posición de sujeto.

Así que está clarísimo el sujeto del enunciado no es un «yo».

De este modo un enunciado tiene intrínsecamente una posición de sujeto, y no al

revés, pero además como un enunciado es múltiple, o precisamente por lo que es

múltiple, es porque tiene en sí mismo más de una posición de sujeto, no solo las
76

posiciones sujeto varían de enunciado en enunciado, sino que en un mismo

enunciado hay más de una posición de sujeto. Por eso Deleuze dice que el

problema no es que el enunciado no tenga sujeto, es que tiene muchos.

Un enunciado remite también a un sujeto. Sí, no hay problema, remite a un sujeto.


Pero se complica, porque no solamente remite a un sujeto, sino que corre el riesgo de
remitir a muchos. Más bien tiene demasiados. (2013, pág. 114).

Pero, ¿qué es la posición sujeto que deriva del enunciados, o qué son las

posiciones sujeto que se derivan de los enunciados? ¿Qué son esos sujetos que

tengo que determinar cada vez, una vez que tengo el enunciado y no al revés?

Es el il en francés, que se corresponde con la tercera persona del singular pero

que en castellano no hay traducción. Veamos la siguiente nota que aparece a pie

de página, en la clase cuatro del curso de Deleuze sobre Foucault, que explica con

claridad a qué se refiere.

Il es el pronombre correspondiente a la tercera persona del singular, «él», pero a


diferencia del castellano, en francés es también pronombre neutro de la tercera
persona, que se utiliza para introducir verbos impersonales; por ejemplo, Il pleut,
«llueve», o Il semble que, «parece que». Esta doble utilización no es aplicable al «el»
castellano y es de importancia para el argumento, por lo cual decidimos mantener el
término en francés. (Deleuze, G., [1985] 2013, NT, pág. 117)

Por lo tanto el sujeto del enunciado, se determina por un «se», «se habla» en tal o

cuál formación histórica, el sujeto del enunciado habla en «se», ni «yo», ni «tú»,

ni «él», ni «ellos», nos son personas, no tiene nada que ver con las personas. Y

esas son las posiciones sujeto.

Ahora, en ese «se habla», van a hacer determinantes los sitios y los lugares (que

ya los hemos decidido en el corpus), no hallaremos enunciados —dice Deleuze—


77

si no señalamos su sujeto como un lugar. Y lo mismo pasa con el objeto del

enunciado (u objeto discursivo). Así lo dice Deleuze:

Es cada enunciado el que se rodea de un mundo, es cada enunciado el que tiene su


objeto discursivo. El objeto discursivo no es el objeto al cual se hace referencia en la
proposición, es el mundo del que se rodea tal enunciado en su diferencia con
cualquier otro enunciado. (2013, pág. 137)

Por otro lado los enunciados y las visibilidades, los regímenes de visibilidad y los

regímenes de enunciación, el «se habla» y el «se ve», son de naturaleza distinta

entre sí, tienen líneas de producción propias, pero están en relación una con la

otra, esa relación hay que mirarla también a los efectos del método. Pero lo que

nos dice Foucault, es que están en relación, en un modo, de primacía del

enunciado sobre la visibilidad.

Es cuando Foucault dice en las Palabras y las Cosas: «Nunca lo que se ve reside

en lo que se dice». (Foucault, M., Las Palabras y las Cosas, 1998, pág. 19). Pero

va a establecer el modo de esa relación entre enunciados y visibilidades en La

arqueología del saber cuando señala la primacía de los enunciados sobre las

visibilidades. Las visibilidades son en la Arqueología del Saber las formaciones

no-discursivas, y en esta forma de nombrarlas dice Deleuze, por la negativa, da a

ver que Foucault entiende que hay una primacía del enunciado, lo discursivo

sobre lo no-discursivo.

Y hay una tercera cualidad de esta relación entre enunciados y visibilidades, y es

que hay capturas mutuas, apresamientos. Deleuze lo dice así, con una imagen de

lucha ente unos y otros:

Son luchadores que se abrazan. Pero no hay conformidad amorosa, sino un terrible
combate. Hay un combate en el que cada uno arranca los miembros del otro. El
enunciado toma en su pinza —puesto que vimos que hay una pinza del enunciado, es
78

siempre heterogéneo— un pedazo de visible. Y la visibilidad toma, también en su


pinza, un trozo de enunciado, un trozo de lengua. ¡Terrible combate entre el ver y el
hablar! (2003, pág. 148)

Pero lo que «se ve» y lo «que se habla» en términos de enunciados y de

visibilidades, o de formaciones discursivas y formaciones no discursivas, ese

entrelazamiento entre unas y otras es lo Foucault llama el saber. Y con esto

entramos en un último tramo para entender la naturaleza de los enunciados y las

visibilidades y el tipo de búsqueda que estamos realizando.

El saber es entonces lo que «se ve» y lo que se «enuncia», es ese entrelazamiento

entre «ver» y «hablar», entre lo «visible» y lo «enunciable», ahí está el saber.

Pero si bien esta es una primera cualidad del saber, y en este sentido dice

Foucault el saber es todo, es lo que se «ve» y lo que se «habla»; el saber tiene una

relación inmanente con el poder, por eso los enunciados, las visibilidades, solo

pueden terminar de definirse en el sentido de su producción en tanto se las remite

a una determinada relación de poder.

Es el poder el que «hace hablar», dice Foucault, la lucha que representa el saber

entre visibilidades y enunciados, esa lucha que es el saber, procede del campo del

poder, de las relaciones de poder. Deleuze dirá:

¿Por qué el saber sobrepasa hacia el poder? Es que una vez más, saber es
entremezclar «ver» y «hablar». Y no hay nada que hacer, no se puede evitar, dice
Foucault. Pero muy a menudo —no dice siempre, hace solamente una pequeña
observación así como así— quizás el poder no vea nada y no hable. Mudo y ciego. No
llega a decir eso, sino que dirá «casi mudo». En efecto, desde el momento en que el
poder habla, constituye saberes. (2003, pág. 222)

Los enunciados surgen en tanto salgamos de la giratoria dentro de los saberes, es

decir, del puro entrecruzamiento entre lo que «se habla» y lo «que «se ve»; se

vuelve totalmente circular, buscar enunciados en lo que se enuncia es un círculo


79

sin salida. Deleuze va a decir que es necesario recurrir a otra dimensión para salir

de lo giratorio y es la dimensión del poder.

El poder para Foucault —esto es bien sabido— no son relaciones de jerarquía ni

de dominio, son puro campo de fuerzas entre vectores. Tenemos puro campo de

fuerza entre los puntos singulares que construyen el corpus. Quiero saber algo

sobre un tema, determino puntos singulares que constituyen el murmullo, el «se

habla» y establezco líneas puntuadas que van de un punto singular a otro, allí

están los enunciados, pero ese movimiento de un punto singular a otro se produce

por las relaciones de poder, es el poder el que «hace hablar», siendo algo así

como mudo, cuando hace hablar se transforma en saber.

Así que, para completar un trabajo con los enunciados tenemos que mirar el

campo de vectores que constituyen el poder como campo de fuerzas. Este campo

de fuerzas, ya lo hemos mencionados, se forma por los puntos singulares del

corpus, los puntos singulares del corpus son nodos de poder, los enunciados. Es

decir, formas del saber se producen por las líneas que van de un punto singular a

otro, allí surgen como un saber (incluyendo ese entrelazamiento ya referido que

son entre enunciados y visibilidades, lo que «se habla» y lo que «se ve»).

A esta dinámica que venimos definiendo Foucault la llama las regularidades. Una

regularidad no es ni una banalidad ni una originalidad, es una regla que no

responde a ningún orden universal, sino que es una regla del propio enunciado y

esa regularidad tiene una dispersión en el corpus, ya ahora transformado en

archivo. Es cuando se han establecido visibilidades y enunciados, en función de

los procedimientos que hemos ido señalando que el corpus, deviene en archivo
80

como audiovisual de tal o cual formación histórica respecto del tema del que nos

ocupamos.

En nuestro caso, como ya hemos dicho, hemos construido un corpus siguiendo las

reglas de Foucault y también hemos buscado cierta inventiva. Una vez construido

el corpus, comenzamos a trabajar en la búsqueda de enunciados y visibilidades

considerándolas tal como han quedado definidas.

1.4. PENSAR POR CASO

¿Qué vamos a considerar por pensar por caso? Como veremos en el capítulo

siguiente, es necesario precisar aquí qué vamos a considerar en esta investigación

por un pensar por caso, un pensamiento que va de caso en caso, tal como lo

anunciamos en párrafos anteriores.

Ya lo mencionamos, nosotros construimos el corpus de esta investigación

haciendo diversas exploraciones, pero el estudio y el análisis de legajos de niños

y adolescentes que transitaron por el sistema de protección se tornó un eje fuerte,

articulador de toda la demás recopilación de información que realizamos. Por lo

tanto, ¿cómo hemos ido de los legajos a los casos?, ¿cómo y por qué sostenemos

que hemos hecho de los legajos casos? O, más precisamente, ¿cómo es que

recaen sobre ellos un pensamiento por caso?

Iniciemos por una referencia muy evidente. En primer lugar, nosotros extrajimos

los legajos que incluimos en el corpus de un conjunto de legajos que se

encontraban en un lugar que decía llamarse aArchivo sobre el recaía un mal. No

tomamos esta ilación ahora, ya anunciamos que la retomaríamos y continuamos

postergándola para más adelante. Solo nos referimos aquí a la evidencia de que se
81

trata de casos de... Casos de legajos que contienen registros de trayectorias de

niños y adolescentes en el sistema de protección. Esta es una primera referencia,

por cierto, absolutamente insuficiente. Pero remite a que hay un universo del que

hemos realizado una extracción según criterios que detallaremos y en tal sentido

hablamos de «casos de...».

Esta afirmación, la que dice que existe un universo y que de ese universo hicimos

una extracción, es simple y a la vez arrastra una reflexión viejísima en la historia

del pensamiento, en la historia de los métodos de generación de conocimiento, en

las tradiciones científicas y en la historia y las tradiciones de las disciplinas en su

dimensión epistemológica. Se trata precisamente de la relación, altamente

relevante para pensar por caso, existente entre lo universal y lo singular.

A la vez, esta relación se ve reactualizada todo el tiempo y, en algunos territorios

disciplinares, es determinante de los modos en que es posible generar

conocimiento. Tomemos como ejemplo claro de este asunto, el territorio del

psicoanálisis y los modos que es posible generar conocimiento en una práctica

que trabaja de modo muy singular, y que desde su fundación para acá no cesa de

encontrar en los casos, en el análisis de casos, la escritura de caso, la presentación

de casos, el modo privilegiado para generar conocimiento y producir teoría, en

este caso, psicoanalítica.

Muy recientemente, en el marco de la Conferencia Inaugural de las Actividades

Académicas 2012 de la Facultad de Psicología de la Universidad de la República

en Uruguay, la Dra. Ana Hounie realizó una presentación titulada la Construcción

de saber en clínica psicoanalítica: la escritura de caso como modo de trasmisión.

El trabajo muestra una preocupación seria por estas cuestiones, que también son
82

nodos preocupantes para el modo que nosotros nos hemos dado de trabajo.

Aunque el nuestro no es el campo específico del psicoanálisis, en tanto práctica

clínica individual, sino más bien un campo de otra naturaleza,28 pero que no

omite la presencia (para nosotros ineludible) del psicoanálisis, con la cosa en sí,

esto es, con lo que un pensamiento por caso da a ver y a saber respecto de lo que

está en juego en las fugas de niños y adolescentes del sistema de protección a la

infancia y, como veremos en los capítulos destinado a los hallazgos, el

pensamiento psicoanalítico toma un posición fuerte en la trama teórica que

fuimos construyendo. Pero en este apartado, recurrimos al psicoanálisis para dar

cuenta de cómo en el campo del psicoanálisis, la cuestión de los casos muestra

una forma de construir conocimiento que nos da luz sobre el método propio de

trabajo que nos hemos dado.

¿Cómo es posible a partir de un caso, incluso a partir de más de un caso, de una

variedad de casos, decir algo, emitir algo de carácter más general que concierna a

otros casos, que involucre a otros casos, en tanto genera conocimiento válido para

otros casos y, en tal sentido, entra en diálogo con la teoría o las teorías?

Hounie, a propósito de este asunto, señala:

En concordancia con esto diremos entonces que la experiencia de la clínica


psicoanalítica, nos coloca frente a algunas zonas de verdadera complejidad. La
modalidad singular de construcción del saber y su trasmisión, dado que su ocurrencia
acontece como hemos visto en el terreno de la transferencia (que como Freud
señalaba, difícilmente admite terceros), genera un problema en el seno mismo del
caso como entidad. Este se ubica en el orden de una construcción inédita, novedosa,
de tal orden de originalidad, que de ser otras las coordenadas, los tiempos de
ocurrencia, los sujetos involucrados y tantas otras variables concernientes al contexto
de la transferencia, el caso hubiera sido otro. (Hounie, A., Conferencia inaugural.
Actividades académicas 2012, pág. 16)

28 Que podríamos englobar en una expresión amplia como: las prácticas dirigidas a niños y adolescentes en
el marco de las políticas de protección a la infancia.
83

Para Hounie, la pregunta central se ubica en cómo es posible generar

conocimiento, o producir saber, en una situación totalmente singular como es un

caso y, además, trasmitirlo.

El psicoanálisis por su propia naturaleza, tiene sobre sí este asunto, que es

importante para nosotros en un sentido relativamente próximo pero diferente.

Para el psicoanálisis, el asunto sigue siendo y siempre lo ha sido, acomodar una y

otra vez los marcos y su propio estatuto, que le permita sostenerse en un campo

de una cientificidad, buscada por unos y denostada por otros, pero que en

cualquier caso le permita generar conocimiento válido para su propio corpus

teórico y para entrar en diálogo con el amplio campo de las ciencias del hombre.

El trabajo de Hounie al que hemos hecho referencia, propone un modo de

acomodar la relación entre la singularidad del caso y la dimensión universal, en

tanto posibilidad de generar conocimiento y trasmitirlo en el campo de la clínica

psicoanalítica. Así señala: «Es así entonces, que en el tema que nos ocupa, las

vías señaladas promueven el ejercicio de una práctica del caso como existencia

singular, habilitante de producción de novedad en el terreno de pensamiento y la

construcción del saber.» (Pág. 25) Se trata, para Hounie, de sostener una

paradoja.

Sostener la paradoja pues, considerar las particularidades en esa especial relación al


universal que señalamos, efectuar una transmisión apoyada en la no-totalidad del
saber, es permitir que se siga produciendo una ampliación permanente de
significaciones diversas alrededor de un caso, impidiendo que este se cierre en una
única supuesta verdad fruto de cualquier a priori del que se trate. (Pág. 29)

Nuestro asunto, el que tenemos que resolver, en tanto cómo pensamos la cuestión

de la singularidad de un caso y la posibilidad de trascenderlo para hablar de algo

más general, no se apoya, o no encuentra su principal obstáculo, en los asuntos de


84

la trasferencia. Ese es un asunto central para el psicoanálisis pero no para

nosotros en esta investigación. Nosotros pretendemos hacer caso con otro tipo de

materiales, con otra materia prima, aunque los debates psicoanalíticos nos ayuden

a enunciarlo.

Vamos a encontrar una referencia importante para nuestro asunto en trabajos de

Jean-Claude Passeron y Jacques Revel. En particular remitimos al lector al texto

Penser par Cas (Passeron & Revel, 2005) que integra una serie de textos

metodológicos de la Escuela de Altos Estudios de París. Tomamos de allí

aspectos centrales que dan sustento al trabajo realizado y que detallamos a

continuación.

Antes, es preciso retomar algo que señalamos en párrafos anteriores, frente a

hecho de que nosotros venimos construyendo un territorio teórico que dé sustento

a las decisiones metodológicas que hemos tomado. Nos hemos aproximado

mucho a los modos de trabajar de Foucault y también anunciamos que hemos

hecho unos desvíos que requieren ser fundamentados.

El asunto de los casos, del caso, incluso del análisis de casos, no es una

construcción de orden teórico que encontremos en la obra de Foucault, sin

embargo, trabajar con casos Foucault lo hizo, y de eso intentaremos dar cuenta en

los párrafos que siguen. Si tomamos, para citar algún ejemplo, el tipo de trabajo

que Foucault presenta en su curso en el Collège de France entre 1974 y 1975

publicado con posterioridad bajo el título Los Anormales, donde, tal como lo

venía haciendo desde años previos, trabaja con pericias psiquiátricas. Veamos el

modo de dar comienzo de Foucault, y observemos allí sobre todo el modo de

trabajo:
85

Querría comenzar el curso de este año leyéndoles dos informes de pericias


psiquiátricas en materia penal. Se los leo directamente. El primero data de 1955, hace
exactamente veinte años. Está firmado al menos por uno de los grandes nombres de la
psiquiatría penal de esos años y se relaciona con un asunto que algunos de ustedes tal
vez recuerden. Es la historia de una mujer y su amante que habían matado a la hija de
ella. Al hombre —el amante de la mujer, por lo tanto— se lo acusaba de complicidad
en el asesinato o, en todo caso, de incitación al asesinato de la niña; puesto que se
había establecido que era la mujer misma quien había matado con sus propias manos
a su hija. He aquí, entonces, la pericia que se hizo con respecto al hombre, a quien
llamaré, si me permiten A, porque hasta ahora nunca pude determinar hasta qué punto
es lícito publicar las pericias médico legales con sus verdaderos nombre. (Foucault,
M., Los Anormales, 2008, pág. 15)29

Foucault continúa con la lectura de la pericia psiquiátrica que se corresponde con

el caso de L‘Affaire Denise Labbé ocurrido en París en la fecha indicada.

¿Significa esto que Foucault trabajaba con casos? ¿Son las pericias psiquiátricas

casos? Veamos en qué sentido sostenemos una respuesta afirmativa a esta

pregunta.

Hagamos entonces la reconstrucción del enfoque que proponen Passeron y Revel.

Los autores parten de una pregunta que hemos hecho nuestra para ordenar el

espacio de trabajo: ¿qué significa razonar por caso?

Como hemos dicho, un caso es una cosa muy singular, una singularidad. Y tal

como lo entienden Passeron y Revel elegir trabajar con casos, es elegir proceder

por una exploración y una profundización de las propiedades de una singularidad

accesible a la observación. Eso es en primer término un caso, tal como vamos a

considerarlo nosotros: una singularidad accesible a la observación.

Para Passeron y Revel cuando trabajamos con casos, y esto es absolutamente

coincidente con lo que plantamos párrafos más arriba, no lo hacemos para

29 Aprovechamos para decir que también nosotros hemos modificado los nombres propios en los legajos
que serán incluidos en el corpus. Y no solamente los nombres propios, sino todos los nombres y
referencias de los servicios de atención a la infancia que serán referidos en cada uno de los legajos, de
86

explorar respecto de un caso único, sino que pretendemos extraer de él una

reflexión de alcance más general que pueda ser utilizada para alcanzar otras

inteligibilidades. Es decir, cómo podemos pasar de un caso, en tanto cosa

totalmente singular, a algo más general que conmueva y refiera a un conjunto de

otros tantos casos similares y a un campo de saber.

Para Passeron y Revel pensar por caso viene a discutir los criterios universalistas

de las ciencias y las ambiciones universalistas de las ciencias tradicionales que

cruzaron los caminos hacia las ciencias del hombre. Conviene, dicen, prestar

atención a las operaciones asociadas al pensamiento por caso más que partir de

una definición previa.

Tomemos entonces una primera operación asociada al pensamiento por caso. No

es el carácter excepcional de un caso lo que crea un caso, sino que un caso se

presenta allí como algo que impide la aplicación automática de lo pensado, de lo

formulado, de lo ya dicho como conclusión de tal o cual exploración o

exploraciones previas respecto del asunto del que un caso habla o hace hablar.

Precisamente, un caso se constituye como tal, en tanto exige una solución

distinta, requiere la instalación de un marco nuevo de razonamiento. Un caso crea

un problema o varios problemas, es decir, se presenta como algo que aparece y

plantea él mismo unas preguntas. Un caso se opone a la tentativa de una

descripción definida y exige una solución distinta. Esto es algo que está en el

centro de lo planteado por Passeron y Revel.

Pero esa solución distinta no remite a la excepcionalidad. Es decir, el hecho de

que no pueda aplicarse sobre un caso todo lo ya sabido, y que lo sabido se vea

modo que nada de la información que figura en nuestro material es verdadera, ha sido modificada en su
87

interrumpido por la aparición de un caso, no significa que el caso sea una

excepción y que, por lo tanto, sea reenviado a esa condición de excepción incapaz

de conmover a otros e impedir así un posible nuevo reordenamiento de las cosas.

Un caso, él mismo, y también en relación a otros casos, es susceptible de redefinir

otras regulaciones para tal o cual campo de saber.

Pero para que ello ocurra, tiene que existir una operación, o unas operaciones que

son constitutivas en sí mismas del caso. Es decir, los casos están ahí, pero no solo

por estar ahí, en el mundo, se constituyen en el instrumento de un pensamiento

por caso capaz de conmover algo de los campos del saber. No son ellos capaces

de por sí de interrumpir la aplicación automática de lo ya sabido, si no se hacen

sobre ellos unas operaciones que son en sí mismas constitutivas del caso y, en

rigor, sin ellas el caso no existe.

Tenemos suerte en encontrar en el trabajo de Passeron y Revel (2005), que

venimos siguiendo, una referencia explícita al modo de trabajar de Foucault que

nos ayuda a encontrar las articulaciones necesarias dentro de nuestro propio

trabajo, nuestras propias decisiones de cómo trabajar en la construcción de un

corpus de legajos que consideramos en tanto casos, y en tanto permiten un

pensamiento por caso, un pensamiento que va de caso en caso. A la vez, que el

caso al que refiere Foucault remite a cuestiones próximas a las que nosotros

vamos a encontrar en los casos que incluimos en el corpus de nuestra

investigación.

A decir verdad, el conjunto de las cuestiones a propósito de las cuales investimos —y


por las que somos susceptibles de ser investidos— es lo que hace el caso. Michel
Foucault recordaba en la presentación que hizo del L’affaire Rivière (1835), que no se
trataba de un «gran affaire», ni en la publicidad en el tiempo que aconteció, ni en la
historia de la psiquiatría penal, ni en la memoria judicial. Esta historia no se volvió un

totalidad.
88

caso al principio, bajo la forma de un expediente publicado en los Anales de la


Higiene Pública y Medicina Legal, sino en el contexto de la discusión que se abrió
independientemente de ella, a propósito de «la utilización de los conceptos
psiquiátricos en la justicia penal»; y ella vuelve en términos reformulados ciento
cincuenta años más tarde, cuando ella ofrece al filósofo la posibilidad de interrogarse
nuevamente a partir de un expediente completado y reconfigurado sobre una relación
de poder, una batalla de discursos y a través de los discursos donde él muestra que el
crimen y el proceso de Pierre Rivière han sido la ocasión de una encrucijada. (2005,
pág. 11. La traducción pertenece a Graciela Frigerio)

De modo que un caso es investido por unas ciertas condiciones que lo constituyen

en sí mismo y que lo inscriben en el marco de una discusión, de una

fundamentación, de una argumentación, a propósito de la cual no opera tanto

como ejemplo de lo ya sabido sino como forzamiento o tensión que habilita la

enunciación de un orden distinto.

Hacer caso, tal como lo entienden Passeron y Revel, supone considerar una

configuración original que viene a interrumpir un movimiento habitual. El caso

tiene, en este sentido, una definición totalmente negativa, impone la interrupción

de un movimiento acostumbrado de la experiencia perceptiva así como la

interrupción de un discurso descriptivo prescriptivo, anterior a la tarea de hacer

caso.

La singularidad que hace caso implica la asociación contradictoria, o al menos

desconcertante de principios o de datos, que son capaces de desestabilizar la

consistencia de una convicción. Esta singularidad rompe el hilo de la

generalización para provocar una reflexión. Así, dicen Passeron y Revel, un caso

surge a menudo de un conflicto entre reglas y las aplicaciones que debieran ser

posibles deducir así como de la situación provisoria, pero intolerable, de la

indecibilidad que resulta de ello.


89

Un caso, así entendido, tiene que crear caminos propios, pero no son caminos

totalmente propios en el sentido que se separe absolutamente. La fuerza del caso

conduce a un acomodamiento, un impacto, una modificación de las generalidades

que lo anteceden que, precisamente, porque no lo explican abren a un camino

distinto. Tampoco se encuentra una generalidad como sumatoria de casos

singulares de modo que, tal como lo entienden Passeron y Revel, un caso requiere

de un razonador que se proponga preservar una significación local a la vez que le

importe ir hacia una generalidad que involucre a otros casos.

¿Qué hace que un conjunto de hechos califique un caso?, ¿qué hace que una

ocurrencia sea un caso?

Para Passeron y Revel, hay dos rasgos que se encuentran presentes en lo que pude

calificarse como un caso. Uno es el que ya hemos mencionado, y es que se trata

de una singularidad que, por lo que ya hemos dicho, por su capacidad de

interrumpir no se puede reducir a un ejemplar más de una serie monótona. El

segundo, es que para rendir cuentas de esa singularidad es necesario hacer un

seguimiento temporal lo más exhaustivo posible, tanto del pasado del caso como

del contexto en el que se inscribe. Es decir que en lo que califica un caso, una

singularidad no es sustituible por otra y su contexto tampoco es sustituible por

otro. Precisamente por ello un caso no es un ejemplo.

Passeron y Revel toman a los efectos de argumentar respecto de lo que entienden

califica un caso, el tipo de trabajo que hacía Charcot coleccionando casos de los

que él trataba a fines del siglo XIX, y el que hacía Freud cuando publicaba

fragmentos de análisis de sus pacientes. En ambos casos, dicen, se hacían cosas


90

muy distintas. Pero esta vinculación nos permite hacer una asociación sobre

nuestro propio trabajo.

Nosotros, lo veremos, tenemos algo así como una pequeña colección de casos de

niños y adolescentes que transitan por el sistema de protección. A la vez, en rigor

lo que tenemos son fragmentos. Fragmentos que muestran un tramo de la vida de

alguien que transita por el sistema. No sabemos y no sabremos acerca de la vida

de quienes aparecen allí en nuestros legajos más allá de lo que logramos leer y

entender, pero pretendemos que esos fragmentos nos den a ver algo que es de

orden institucional y que nos permitan comprende, en algo, lo que está en juego

en la protección de niños y adolescentes en el Uruguay en la actualidad. Son

precisamente esos fragmentos los que hacen unas preguntas institucionales y

hacen unas preguntas también respecto de la relación entre el mundo interno de

los sujetos y la institución, allí nos ubicamos en buena medida.

Freud justifica el modo de su pensamiento de la siguiente forma:

Claro está que un único caso no nos instruye sobre todo lo que querríamos saber. O
mejor dicho, podría instruirnos sobre todo ello si nos fuera posible aprehenderlo todo,
sin que la limitación de nuestra propia percepción nos obligara a contentarnos con
poco. (Freud, Historia de una neurosis infantil. Caso del «Hombre de los lobos».
[1914], 1972, pág. 1943)

De manera que lo sabemos, no seremos capaces de entenderlo todo, pero sí hay

un interés serio por comprende algo de lo que está en juego respecto de nuestro

asunto.

Pero si proseguimos, en el caso de Freud —y esto ya los hicimos ver también

para Foucault— la presentación de los fragmentos de análisis que realizó ante la

comunidad académica y científica de la época, también se enmarcaban en el


91

contexto de una discusión, como es el caso del lugar de la sexualidad infantil en

la etiología de las neurosis. Es decir, los casos entraban allí, en el contexto de una

discusión en la que él —Freud— proponía demostrar unas hipótesis y proponía

una agenciamiento novedoso en el campo del saber y de las teorías. Ya dijimos

que en este mismo sentido entendíamos las pericias psiquiátricas con las que

Foucault trabajó reiteradamente.

También nosotros tenemos nuestro propio contexto de discusión, el que concierne

a las instituciones, las políticas y las prácticas de protección a la infancia y que el

análisis de casos de fugas nos dan a ver, nos dan a saber.

Pero, Passeron y Revel nos advierten que el pensamiento sobre un caso no puede

escapar de ser una interpretación. Una interpretación que pone en jaque a otras

interpretaciones. Consiste, en este sentido, menos en la revisión de la regla que en

la construcción de una configuración problemática que el caso, en tanto

singularidad, pone en evidencia y que está llamada a resolverse de un modo

novedoso. Y este es un aspecto que a nosotros se nos volvió muy relevante. Una

vez constituido el corpus de casos de esta investigación y, más aún, una vez

encaminado el trabajo sobre los hallazgos, no puede evitarse, no pudimos evitar

una pregunta: ¿cuántas tesis pueden escribirse sobre este corpus? Con seguridad,

muchas.

Retomemos ahora la idea de que hacer caso supone reconstruir las circunstancias

y narrar lo más que se pueda sobre su historia. Señalan Passeron y Revel que

recurrir al relato está presente en todas las casuísticas jurídicas, morales y

religiosas; y también recuerdan que Freud se hubo quejado alguna vez de que sus

casos clínicos fueran leídos como novelas. Es decir, se trata de exponer una
92

situación, hacer comprender cómo se llegó a ella, hacer comprender el punto que

hace problema y cómo se constituye en un problema.

En este sentido, Passeron y Revel afirman: un caso es el producto de una historia.

Incluso, es secundario que esta historia sea real o sea producto de una ficción para

que se constituya como un caso. La historia ha sido objeto de un trabajo de

elaboración y de reelaboración que califican un caso.

El relato debe ser comprendido, más que como un medio de exposición, como

aquello que permite juntar las piezas de una historia y darle un orden y una forma.

El relato no puede ser separado del caso ni de sus conclusiones porque es el relato

el que sostiene precisamente a las conclusiones. Pesa sobre el relato entonces una

intención demostrativa. No son solamente historias, para Passeron y Revel son

dispositivos argumentativos destinados a convencer.

Al relato, dicen, no le corresponde reproducir una historia verdadera sino de

producir una historia y, precisamente, por ello el carácter fragmentario con el que

trabajaba Freud tiene valor de caso. En este punto la división entre historia y

ficción pierde su pertinencia dado que lo que se propone la escritura de un caso es

una construcción que toma la forma de una ficción verdadera.

Al relato, dicen Passeron y Revel, le corresponde presentar los rasgos distintivos

que constituyen el caso para ponerlos a disposición del análisis. De modo que, el

relato, pueda abrir la vía hacia un análisis interminable pero para otro tipo de

método que no es el psicoanálisis. Desde el momento en que se pone a

disposición un caso, o unos casos, se da lugar a todas las cuestiones pertinentes


93

que sean posibles plantear, y en ese sentido es que el análisis puede tomar la vía

de un análisis interminable.
94

CAPÍTULO V
95

1. EL CORPUS DE LA INVESTIGACIÓN Y LOS MODOS EN QUE


FUE CONSTRUIDO

La construcción del corpus que daremos a ver supuso más de una indagación. En

fases previas a la toma de decisiones respecto de cuáles serían los elementos

constitutivos del corpus, se hizo una serie de exploraciones que, en parte, serán

incluidas y, en menor medida, no lo serán, sea porque perdieron pertinencia, sea

porque la recolección de la información, o mejor dicho el acceso a la información

no ha sido por carriles formalizados dentro del plan de trabajo de la investigación.

Por lo tanto, la construcción del corpus supuso al inicio, en una fase cero, ordenar

la información disponible y asignarle el interés que para la investigación esa

información tenía. Como se ha dicho, el encuentro con la Institución de la

Protección a la Infancia ocurrió en tiempos previos al plan de trabajo de la

investigación. Ya lo mencionamos pero lo vamos a reiterar de otro modo. Como

esta investigación se realiza sobre un territorio ya explorado a propósito de otros

fines y en el marco de diversas actividades de quién investiga, hubo que hacer un

conjunto de operaciones que evitaran la continuidad de otros modos de trabajo

sobre la realidad. Como es sabido, investigar es una actividad que se distingue de

otro tipo de actividades, así no es lo mismo gestionar, planificar, diseñar, evaluar,

que investigar. Aún cuando también en la gestión, en el diseño, en la evaluación

algo de la búsqueda, la curiosidad y la indagación tengan su lugar. Y esta

obviedad podría ser omitida pero, ¿por qué haríamos tal cosa?, ¿cuáles son los

supuestos que dejaría fuera este tipo de constataciones?

Podría ser que se sustituya este tipo de restituciones al lector por un apartado

sobre metodología. Abriríamos un capítulo titulado Metodología de la


96

investigación y diríamos con mucha claridad cuáles fueron las técnicas de

investigación por las que se optó, cuáles se utilizaron y eventualmente porqué

esas y no otras. No estaría mal, no está mal, no discutiríamos sobre eso,

perderíamos anticipadamente contra toda las tradiciones del buen hacer

académico, no pretendemos asumir una posición de combate allí mismo donde no

tenemos intenciones de darlo, y allí mismo donde unas afirmaciones apresuradas

pueden dar lugar a desajustes importantes que impidan avanzar por un camino

fructífero. Pero a nuestro juicio la investigación no es solo marco teórico y

metodología de la investigación aplicada, hay algo que a nosotros se nos volvió

muy patente a lo largo del proceso y es que durante buena parte del trabajo uno

construye una posición. Esa posición no es totalmente teórica, no es totalmente

metodológica, no es sin concepto y no es sin metodología, pero se trata de un

plus. De una cosa otra que resulta tanto de una serie de decisiones (por cierto

teóricas y metodológicas), como de un conjunto de despojamientos, de

suspensiones, de interrupciones, son reacomodamiento de los modos de pensar y

de estar frente a la cosa, en la cosa, con la cosa que investigamos.

Podríamos omitirlo, pero hemos resuelto no hacerlo y decir que dentro de las

primeras actividades que tuvimos que emprender fue despojarnos de todo aquello

que precisamente por operar como un antecedente explicativo, postergaba,

impedía, retrasaba el comienzo de la investigación. Y estas trabas del inicio (estas

trabas sea cuando sea que aparezcan), no se saldan necesariamente con la

aplicación adecuada de las técnicas. Por ejemplo, alguien puede suponer que un

buen protocolo de entrevista, si está bien armado, si ha sido diseñado

adecuadamente, evita y resuelve problemas de posición. Así podríamos suponer


97

que resolvemos los asuntos de posición de quien investiga con las técnicas de la

investigación.

Esta discusión sí nos parece fructífera, que no es una discusión sobre las técnicas

en sí, sino sobre un aplicacionismo que omita que cada vez hay que vérselas con

una posición. Y sobre todo hay que vérselas con posiciones (quizás alguien pueda

evitarlas de entrada, no es el caso de quién escribe) que se disponen a investigar,

pero solo buscan confirmaciones de lo que ya saben, de lo que ya se sabe. Así, la

tarea de investigar parece quedar reducida y recluida en un salir a buscar

evidencias de lo que uno ya piensa. Uno investiga y busca sobre lo que no sabe, y

es demagógico decir que esto es sin enormes esfuerzos, sin encuentros con el

abismo.

Se trata pues, en este apartado de mostrar el corpus, el modo que fue elegido y

armado, el proceso a través del cual fuimos llegando a ese corpus y lo que hay

ahí. Lo presentamos de manera secuenciada, pero eso es efecto del acto de

escritura, que solo haciendo esta aclaración puede advertir de que el proceso

efectivo a través del cual se constituyó no fue ciertamente secuencial. Fuimos

avanzando simultáneamente en diversos tipos de indagaciones e íbamos viendo

qué daba, qué había allí, cuánto era útil a los efectos de la comprensión. Un ir y

venir, avanzar un poco en cada dirección, retroceder, volver a empezar, eliminar,

retomar, esos son verbos más adecuados al proceso real de su armado. Lo

escribimos en una secuencia, pero no lo creamos secuenciadamente.

De todas formas, sí podemos identificar una temporalidad con cierta secuencia

respecto de cómo se fueron «dando las cosas», respecto del encuentro con las

fugas. En el sentido que, las fugas, su encuentro durante las exploraciones


98

iníciales, supuso un reacomodamiento de todo el hilado de la investigación, que a

partir de allí lo que se presentó con cierta categoría de hallazgo se constituye en el

asunto del que la investigación se va a ocupar.

1.1. EL ENCUENTRO CON LAS FUGAS

No es —solo— un juego de palabras, la cuestión del hallazgo y del tema es un

aspecto importante respecto de cómo, tal como lo mencionamos anteriormente, el

andar de la investigación supone ir encontrando esas cosas que están sobre el

sedimento, eso que definimos como el suelo mismo de la actualidad sobre la que

pisamos. Con todas las particularidades a las que ya remitimos, distinguiendo lo

que es lo actual de lo que es contemporáneo.

Nosotros nos habíamos fijado un cierto horizonte: mirar la institución de la

protección a la infancia. Caminábamos en esa dirección y nos encontramos con

las fugas.

Las primeras exploraciones se hicieron sobre un archivo del INAU. Previo a lo

cual ya habíamos tenido acceso a prácticas de protección a la infancia, a lo que

«se hace» con niños y adolescentes para protegerlos, en el marco de un informe

realizado para UNICEF en el año 2011 y que no incluiremos como material del

corpus, por razones ético-profesionales. Es mucho más difícil retirarlo del pensar,

de lo que pensamos y de lo que sabemos, no hay problema con esto, no todo lo

que sabemos, lo que hemos visto, lo que sabemos sobre algo, sea cual sea el tema

del que nos ocupemos, se incluye como material del corpus de la tesis. No hay

problema con esto, pero es evidente que todo lo que hemos visto, lo que sabemos,

opera en el modo de pensar la tesis y la investigación. Pero a la hora de investigar


99

hay que seleccionar aquello que sabemos y hemos visto respecto del tema que nos

ocupamos y aquello que pasa a ser incluido como material de nuestro corpus.

La revisión de los legajos que se encontraban en el archivo fue, en principio,

aleatoria, fuimos tomando legajos y leyendo. Quizás haya que asumir aquí una

posición, en parte, azarosa. Pero la idea de azar no viene acá a devaluar principios

metodológicos, sino más bien a ubicar un aspecto del cual en rigor es imposible

desentenderse totalmente. «Las cosas, sencillamente, ocurren. Estas frescas y

breves palabras, dicen la verdad.» (Landsberg, y otros, Proceso al azar.

Metatemas - 12 Libros para pensar la ciencia, 1986); así Jorge Wagensberg

comenzó la sesión inaugural de un encuentro realizado en el año 1985 en la

ciudad de Nueva York, respecto del papel del azar en la ciencia. Las ponencias

magistrales que tuvieron lugar, así como la discusión que se suscitó, se publicaron

luego bajo el título Proceso al azar donde figuran las presentaciones de Ilya

Prigogini, René Thom, Evyr Shatzman, Ramón Margalet, Peter Landsberg,

Gunther Ludwig, Peter Theodorus.

Las cosas sencillamente ocurren, hay que admitir que algo de esto está en juego

en particular en los primeros tiempos, en las primeras circunstancias que dan

lugar a la investigación. No de modo desmesurado; es preciso ubicar la cuestión

del azar en su justo término. Pero, desconocer o renegar de que algo de lo azaroso

se va dando mientras buscamos, indagamos, exploramos, nos resulta excesivo.

Hay cuestiones que van aconteciendo mientras investigamos, sencillamente

ocurren. A la vez, en términos de investigación las cosas no quedan ahí, hay que

resolver menos azarosamente qué se hace con el azar.


100

En términos de investigación, y también en términos mucho más amplios, hay

que vérselas con el azar. Pierre Legendre, a quien retomaremos sustantivamente

en páginas posteriores a este apartado, hace referencia a esta cuestión azarosa,

que finalmente marca cualquier vida. A partir de una anécdota personal, Legendre

trasmite una visión que lo aleja mucho de una visión desconfiada del azar.

Tomemos párrafos de unas entrevistas realizadas a Legendre por Phillipe Petit

para la radio francesa, editadas en 2009. Interrogado sobre el azar y sobre el papel

del azar en decisiones importantes de su vida, como es la cuestión de lo que

finalmente iba a estudiar, Legendre responde:

Efectivamente yo jugué a cara o seca en presencia de mi hermana que hace poco


todavía me lo recordaba. Yo no había tirado a cara o seca para Medicina o Filosofía;
era o por las ciencias porque yo era un apasionado de la biología animal y vegetal, o
por el derecho; y cayó sobre el derecho entonces yo entré ahí a esa facultad con
confianza, porque era la sentencia del azar. (Legendre, P., Vues éparses. Entretiens
radiophoniques avec Philippe Petit, 2009, págs. 17-18)

La cuestión, dirá Legendre en otros párrafos de esta misma entrevista, está en

saber cómo uno se acomoda al azar, al azar del destino.

De modo que no habría por qué desconfiar de esa porción de azar que más vale

reconocer, afecta lo que hemos encontrado, y con lo que en los primeros tiempo

se nos apareció allí, como por azar. Finalmente tomaríamos muchas decisiones de

un orden distinto, pero de hecho nos encontraríamos con un sinnúmero de legajos

ante nuestro ojos, ¿por dónde empezar?, ¿qué hizo que tomáramos unos y no

otros? Formulamos la respuesta a estas preguntas del siguiente modo: la elección

tiene una dimensión azarosa, elegimos unos y no otros. Pero la pregunta más

importante es: y, entonces, ¿qué haremos con el azar?


101

Los primeros legajos sobre los que recayó nuestra atención fueron legajos de la

dictadura militar. Y nuestra detención allí ya no es azarosa. Se destacaron sobre

los otros. Es indudable la implicación que estaba jugando allí, era una decisión

inicial de quien investiga influenciada por un atravesamiento histórico y político,

al modo que los trabaja Vincent De Gaulejac en las técnicas y en las

investigaciones hechas desde la sociología clínica. Es decir que las trayectorias

sociales de los sujetos están fuertemente ligadas a los acontecimientos de la

historia social, que afectan, conmueven, y producen vida personal.30

Para el caso de la investigación, algo así también puede producirse, hay unos

acontecimientos de la historia que se ligan con el asunto que investigamos al

modo de una implicación de quien investiga, tal como la trabaja Loureau en

Diario de una Investigación (1989). No nos disponemos a adentrarnos

teóricamente en este asunto, solo indicar que por razones de implicación31

miramos unos legajos sobre la dictadura. Sistematizamos 22 legajos32 de la época

de la dictadura y de la dictadura, esto es que se ubicaban entre los años 1972 y

1976, pero además eran de la dictadura porque estaban escritos de otro modo,

decían cosas que no decían los otros legajos de los mismos años. Eso lo notamos

muy claramente en lo que se llaman causales. Donde se registran las causas por

las que los niños o adolescentes llegan al sistema de protección. En estos casos

aparecía sin excepción una causal: delito. Y esos delitos eran del tipo: integrante

30 Un buen desarrollo de esta idea se encuentra en: Neurosis de clase. trayectoria social y conflictos de
identidad. Vincent de Gaulejac (2013).
31 Se puede encontrar una síntesis de la noción de implicación en Loureau en un trabajo titulado
Implicación y Sobreimplicación donde señala: «La implicación es un nudo de relaciones. No es ni buena
(uso voluntarista), ni mala (uso jurídico policial). La sobreimplicación, ella es la ideología normativa del
sobretrabajo, de la necesidad de implicarse. Lo que para la ética, para la investigación, para la ética de la
investigación, es útil y necesario, no es la implicación, siempre presente en nuestras adhesiones y no
adhesiones, nuestras referencias y no referencias, nuestras participaciones y no participaciones, nuestras
sobremotivanciones y desmotivaciones, nuestras investiduras y no investiduras libidinales». (Loureau,
1989).
32
Ver Anexos en versión electrónica.
102

de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), Integrante del Movimiento de

Liberación Nacional-Tupamaros (MLN), «sedición», «disturbios liceales»,

«atentado», «problemas políticos», «acusado por pintar leyenda», «acusado por

colgar banderas», «asociación para delinquir». Eran distintos, eran legajos

distintos.

Los resultados de esa intuición implicada podríamos decir, que se orientó sobre la

base de una implicación, no podría ser desechada solo por eso, porque partió de

una implicación. Sí debería ser desechada si no hubiera nada allí a los efectos de

nuestro asunto, es decir si no tuviera las condiciones para considerarla parte del

corpus.

Si bien el análisis de los legajos de la dictadura no es el foco de nuestro asunto,

hay cierta regularidad por la cual hacemos este comentario y tiene que ver con el

delito como causal para ingresar al sistema de protección. Como veremos más

adelante el sistema de protección a la infancia se funda sobre un doble mandato

de proteger y custodiar, y esto se vuelve muy visible en la letra de los legajos de

la dictadura.

El trabajo que prosiguió con los legajos que encontramos en el archivo, fue

«ojearlos», es decir, leer unos cuantos más o menos rápidamente pero con

atención. Leímos 70 legajos de la década del 90 y de la primera década del 2000,

también revisamos algunos legajos que llamamos más históricos (era evidente en

el papel las huellas del pasaje del tiempo, parecían en color sepia) y allí nos

topamos con algo que sería central para la investigación, las fugas. Las fugas eran

de una recurrencia sorprendente, se reiteraban de legajo en legajo, y dentro de

cada legajo.
103

Ese fue entonces nuestro primer hallazgo, que transformamos en analizador: las

fugas devienen el analizador a través del cuál nos proponemos investigar.

Y nos formulamos de aquí en más las siguientes preguntas:

- ¿Qué dan a ver y a saber las fugas de niños y adolescentes del sistema de

protección?

- ¿Qué se vuelve visible y enunciable si miramos casos de fugas?

- ¿Qué podemos saber de la institución de la protección si pensamos las fugas?

- ¿Qué podemos comprender de la relación entre el psiquismo de los sujetos y la

institución de la protección?

Estas preguntas serán retomadas en capítulos siguientes. De momento

continuamos presentando el corpus y el modo en que fue construido.

1.2. LEGAJOS: LA CONSTRUCCION DE CASOS

El trabajo realizado con los legajos, fue llevando a que el resultado fuera producto

de tres intenciones:

1. Armar un corpus sobre documentos (archivados) que permitieran capturar

actos de habla, cosas efectivamente dichas y escritas, al modo de un murmullo, y

que esas cosas dichas y escritas provinieran de ciertos lugares de poder y de

resistencia, a través de pequeños hombres en el sentido de Foucault.

2. Que esos documentos contuvieran tránsitos de cuerpos, de vidas concretas, del

alojamiento del psiquismo en los cuerpos, como lo diría Winnicott.


104

3. Que fuera posible pensar por caso. Construir un corpus de casos o una

colección de casos que permitieran pensar por caso a los legajos.

Veamos el camino que se fue haciendo:

Tomamos en las sucesivas visitas al archivo un número de 70 legajos, allí

identificamos las fugas como una insistencia que nos detuvo, no en el sentido de

pararnos, sino que sobre ellas nos detuvimos a pensar. Habíamos quedado en este

punto y desde ahí retomamos.

A partir de allí comenzamos a trabajar con legajos de fugas, los llamamos así en

nuestros diálogos de entrecasa con la investigación. Se trataban de aquellos

legajos que contenían, en los trayectos de niños y adolescentes que allí se

registraban, la presencia de fugas (o lo que en la era de la Convención 33 pasó a

llamarse salida no autorizada, o salida no acordada; ya nos referimos a este

asunto) y estudiamos con detenimiento 40 de ellos.

El estudio detallado de estos 40 legajos puso en evidencia algo que, por ser

absolutamente evidente, demoramos en entender. Se trata de que leíamos, legajo

tras legajo, y varias veces un mismo legajo, sin embargo no alcanzábamos a

comprender cabalmente lo que allí se narraba. El modo en que las hojas, los

informes, las notas, los oficios de juzgado, las respuestas a los mismos, las

indicaciones médicas, las valoraciones pedagógicas, los diagnósticos

psicológicos, la alteración absoluta de un orden temporal dentro del legajo, las

distintas letras, la abundancia de diferentes firmas, escritos impresos, escritos a

mano (a veces legibles, a veces no), producía que una vez finalizada la lectura,

fuese muy difícil identificar las secuencias temporales, un cierto orden de los

33 Nos referimos a la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño.


105

hechos, las tramas familiares, las edades que se correspondían a cada cosa, un

desorden que no quedaba ahí, sino que impedía una comprensión sobre lo que

estaba concernido en torno a cada historia, o al menos a cada trayecto recorrido

por niños y adolescentes que habían transitado por el sistema de protección

durante un tiempo más o menos extenso de sus vidas.

Esta constatación nos hizo considerar que para que los legajos se incorporaran

como parte del corpus era importante hacer una operación que se alimentó de dos

vertientes muy distintas de ideas. Una proviene de una novela en particular, que

nos llegó en primer término y fue nuestra primera asociación. La segunda vino

después y proviene de la obra de Foucault.

Habíamos leído, en tiempos prácticamente simultáneos a nuestro encuentro con

los legajos, una novela de Daniel Pennac, Diario de un cuerpo (2012). Se trata de

un diario íntimo que el personaje protagonista de la novela escribe desde

setiembre de 1936, a punto de cumplir sus 13 años, hasta el 29 de octubre de 2010

día de su muerte. Por muchas razones esta novela vino al caso de esta

investigación, inspiró un trabajo sobre la cronología, no porque creamos que el

sentido de un sujeto está en la secuencia que su vida transcurrió, o en cómo los

hecho se sucedieron. El psicoanálisis nos informa sobre esa dimensión del sujeto

que remite a lo inconsciente, donde poco y nada impera allí el orden cronológico

del tiempo. No ignoramos esta dimensión de los sujetos (ahora sí, ya no en el

sentido de Foucault, sino en las encarnaduras concretas de psiquismo en los

cuerpos); pero una vida transcurre de un modo y es la alteración de toda

secuencia, de todo relato, la instalación de un puro desorden, sobre lo que

definimos intervenir para dar continuidad a la investigación.


106

Un niño necesita que se le cuente una historia, la vida de los sujetos están hechas

de historias, precisamente por ello, la imposibilidad de construir un relato, al

modo de una historia, sobre lo ocurrido mientras los niños transitan por el sistema

es lo que llamó nuestra atención. ¿No sorprende esta alteración de todo relato? Un

niño necesita que se le vuelva disponible un relato sobre sí y que ese relato le

permita constituirse como sujeto. Precisamente por ello, la alteración de todo

relato en los archivos que dice de la protección a la infancia nos llamó

poderosamente la atención.

Cuando hicimos referencia en el capítulo anterior a la noción de Derrida de mal

de archivo y a las reelaboraciones de Frigerio respecto de este mal de archivo en

las instituciones de protección a la infancia en la Argentina, y cuando dijimos

que nosotros constatábamos esa presencia, nos referíamos precisamente a este

tipo de cosas. Al descuido del lugar y de los legajos hay que sumarle esta curiosa

manera de mezclarlo todo, al punto que uno podía encontrar en los legajos este

tipo de cosas: resulta que uno podía ir leyendo y ver que de pronto al «niño del

legajo» se le había autorizado una salida con su abuelo. Para constatar en páginas

posteriores en la secuencia física de las hojas del legajo, que ese abuelo había

sido acusado de abusar del niño, razón por la cual el niño había ingresado en las

instituciones de protección. ¡Uno recibe ahí un sobresalto! Y esto es importante,

porque esta investigación se compone de lo que resolvimos hacer para construir el

corpus de legajos que se incluyen en el corpus. Pero no puede olvidar lo que

había allí sin que nosotros hiciéramos nada. Por eso lo que hicimos para construir

el archivo de la investigación, este pequeño archivo nuestro tiene, como dijimos

antes, capturas mutuas con lo que estaba como archivo de legajos de la

institución, sobre el que recaía ciertamente un mal. Y que hay que incluirlo dentro
107

de lo que venimos nombrando, y seguiremos haciéndolo, como circuitos de

desprotección.

En lo que hicimos, nosotros trabajamos como Pennac, a propósito de otra

demanda, de otro pedido, el nuestro provenía del campo de la investigación, y de

la búsqueda por comprender. Dejamos a pie de página la demanda que recibió

Pennac34, para dar a ver los diversos modos en que las trazas de unos sujetos

pueden ser tratadas, los diversos modos en que las vidas dejan rastros y las

maneras en que estas podrán ser recibidas por otros que darán luz a lo escrito

durante una vida. Aunque como será muy evidente dentro de poco, los legajos no

se tratan de eso sino, precisamente, del trayecto de una vida escrita por otros.

La segunda vertiente que operó sobre el trabajo que siguió sobre los legajos

proviene de Foucault, pero en este caso no antes de realizarlo, no inspiró los

tímidos pasos que dimos sin saber muy bien a dónde llegaríamos, pero vino

después cuando ya teníamos un resultado.

En la Arqueología del Saber (1979), Foucault cita diversos ejemplos para llegar a

definir de qué se tratan los enunciados tal cual él los entiende y a lo que nosotros

ya nos hemos referido. En la página 143 de dicho texto, Foucault pone el

siguiente ejemplo. Recordemos antes, que para Foucault los enunciados no son

34 Advertencia: Mi amiga Lison —mi vieja, querida, insustituible y muy exasperante amiga, Lison—
domina el arte de los regalos molestos, esa escultura inconclusa que ocupa dos tercios de mi habitación,
por ejemplo, o las telas que deja secar durante meses en mi pasillo y mi comedor con el pretexto de que
su taller se le ha quedado demasiado pequeño. Tienen en sus manos el último de sus regalos. Se plantó en
mi casa cierta mañana, lo apartó todo de la mesa donde yo esperaba tomar mi desayuno y dejó caer allí
un montón de cuadernos legados de su padre, recientemente fallecido. Sus ojos enrojecidos indicaban
que se había pasado la noche leyéndolos. Algo que yo mismo hice la siguiente noche. Taciturno, irónico,
tieso como una escoba, aureolado por una reputación internacional de viejo sabio de la que no hacía caso
alguno, el padre de Lison, con el que me crucé cinco o seis veces en mi vida, me intimidaba. Si hay algo
que yo no podía en absoluto imaginar de él es que hubiera pasado toda su vida escribiendo esas páginas.
Por completo pasmado, solicité la opinión de mi amigo Postel, que había sido durante mucho tiempo su
médico (como fue el de la familia Malaussene). La respuesta fue instantánea: ¡Publicación! Sin vacilar.
¡Manda eso a tu editor y publicadlo! Había un busilis. Pedir a un editor que publicara el manuscrito de
una personalidad bastante conocida que exige mantener el anonimato no es cosa fácil. ¿Debo sentir algún
108

palabras, ni frases, ni proposiciones, aunque las contengan. Pero en este ejemplo

esto es muy claro.

Reduzcamos más el ejemplo: el teclado de una máquina de escribir no es un


enunciado; pero esa misma serie de letras, Q, W, E, R, T, enumeradas en un manual
de mecanografía, es el enunciado del orden alfabético adoptado en las máquinas.
(Pág. 143)

Es decir, si nosotros tomamos ese conjunto de letras que están en el borde

izquierdo del teclado del computador (el tiempo ha pasado desde la Arqueología

de Foucault), tenemos QWERT, eso así no es un enunciado de nada. Sin embargo

si las sacamos de ahí y las escribimos en otro soporte, por ejemplo un manual de

mecanografía, ahí sí pasan a ser un enunciado. ¿Un enunciado de qué?, ¡del orden

de las letras en el borde izquierdo del teclado del computador!

Nuestra terea con los legajos fue la siguiente: tomamos todo lo que estaba escrito

allí, absolutamente todo. Lo trascribimos con el único criterio de ordenarlos

cronológicamente, trascribimos papel tras papel de los que encontramos en los

legajos, previa clasificación cronológica, y ahí sí pasamos a tener enunciados.

¿Enunciados de qué?, del desorden que impedía que el propio legajo diera a

«ver», diera a «saber». Y una vez que eso ocurre, el legajo comienza a producir

enunciados y visibilidades. ¿De qué tipo? De los más variados. Pero eso

precisamente es lo que resulta de la terea de la tesis, de la investigación, cuando

salimos del corpus para ingresar al archivo en términos de Foucault. Cuando

aparecen ciertos hallazgos, en terminología de investigación, cuando la tesis

realiza una contribución en un sentido más genérico.

remordimiento por haberle arrancado semejante favor a un honesto y respetado trabajador del libro?
Ustedes mismos lo decidirán. (Pennac, D., 2012, pág. 10).
109

Esta tarea la hicimos con y sobre siete legajos y son los que se incorporan

efectivamente como material del corpus a los que asignamos los nombres de:

MANUEL, JOHN, JUAN PABLO, GABRIELA, MICHAEL, DAVID,

ANTONIO.

¿Por qué nos detuvimos en siete? Podría alguien suponer que algo del criterio de

saturación tan usado en la metodología de la investigación fundamentó la

decisión de no continuar. No tenemos certeza de eso. O mejor dicho, en un

sentido sí y en otro sentido no. El sentido que dice que sí responde a que una vez

realizado el trabajo sobre los siete legajos teníamos mucho material, en ese

sentido la búsqueda había llegado a un punto de saturación. Saturar en su sentido

literal y en una de sus acepciones remite a colmar, y colmar a dar con

abundancia. En estos sentidos la generación de siete legajos había saturado. En el

segundo sentido, más próximo a la saturación como elemento usado en las

técnicas de investigación, es menos evidente. En general se entiende por

saturación a un punto luego del cuál no aparecen novedades y eso es para

nosotros inconfirmable. De hecho cada nuevo legajo ofrecía unas novedades (las

propias de cada sujeto y de cada vida) y sospechamos que esto pueda prolongarse

infinitamente, cada legajo mirado con detenimiento aporta algo, pone algo más (y

seguirá haciéndolo incorporando la lectura de cada lector).

¿Por qué entonces no menos de siete, uno por ejemplo, o dos? Porque, como

veremos luego, es en la secuencia de legajos de fugas que aparecen elementos que

ya aparecían en uno o dos casos, pero es en la secuencia, en la insistencia, en la

reiteración que algo se vuelve visible de otro modo.


110

A partir de ahora lo que tenemos ya no son legajos sino casos. En el sentido que

haremos caer sobre el corpus de legajos, un pensamiento por caso, un

pensamiento que va de caso en caso, al modo de corpus como le definió Nancy y

un pensamiento al modo que lo entienden Passeron y Revel.

Cada caso es una cosa muy singular, es una singularidad accesible a la

observación sobre la que pretendemos comprender algo de orden más general.

Sobre cada caso hemos hecho unas operaciones que son constitutivas en sí

mismas de los casos, o para decirlo de otro modo, si no las hubiéramos hecho no

tendríamos casos.

Estos casos, los del corpus de esta investigación, los inscribimos en el marco de

una discusión, que es la discusión sobre las políticas de protección a la infancia

en Uruguay y en la actualidad. En tal sentido, son investidos por ciertas

condiciones, en las cuales operan como argumentación y como fundamentación

para tensionar, tensar el campo de saber, incluyendo lo sabido no pensado.35

Los casos que se incluyen en el corpus tienen una función totalmente negativa en

el sentido de Passeron y Revel, imponen una interrupción a ciertos movimientos

acostumbrados de percepción y a ciertos movimientos acostumbrados que operan

como discurso prescriptivos del pensamiento.

La fuerza de los casos propone acomodamientos en su campo que buscara dar

ciertas argumentaciones distintas, que discuten y entran en tensión con ciertos

modos acostumbrados de pensamiento.

35 La idea de lo sabido no pensado proviene de Christopher Bollas la que desarrolla en el libro La sombra
del objeto. Psicoanálisis de lo sabido no pensado. Allí Bollas señala que el psicoanálisis consiste en
revivir por medio del lenguaje aquello que es sabido pero que no todavía pensado. Remitimos al texto
editado (Bollas, C., 2009, pág. 18).
111

Hemos hecho todo lo posible por hacer cierto relato que inscriba a los casos en

sus condiciones de contexto, así como de ir lo más que se pueda en la

recopilación de información. De hecho, hemos realizado una tarea minuciosa

sobre la temporalidad de cada caso reconstruyendo cronológicamente toda la

información que sobre cada caso teníamos en los legajos.

Lo que tenemos ahora son relatos. Relatos en el sentido que hemos buscado juntar

piezas, les dimos un orden y una forma, respecto de cada caso. Y a su vez son

fragmentos que nos permiten ver un tramo, que los vamos a considerar como

casos en tanto permiten ver algo más que la cosa en sí, que el caso en sí, para

poner en evidencia algo más general sobre nuestro campo de problema. También

Freud, como dijimos, trabajaba con fragmentos ya que un fragmento permite

reconstruir un relato que da a ver y da a saber algo más que el caso en sí mismo, o

que el fragmento en sí mismo. En cada caso se reconstruye una situación que nos

da a ver en parte cómo se llegó a ella, en qué punto la situación hace problema y

construye problema.

Pasamos ahora a la presentación de los casos. Vamos a presentar los casos en dos

modalidades. Por un lado, dos de ellos serán incluidos en forma consecutiva a

estas aclaraciones. Los otros casos, serán presentados bajo el título: Piezas del

Sedimento, figurando en los anexos. Pero se nos ocurre, que podría ser el propio

lector el que decida cómo seguir avanzando en la lectura. Si uno no hace esta

adventencia, quizás el lector entienda que lo que queremos decir es que no hay

ningún problema en que siga con la lectura del cuerpo del texto, y evite ir a la

lectura de estas piezas que encontramos en el suelo que pisamos en la actualidad.

Y nosotros no querríamos decir eso. Lo que está en juego se nos representa como

esa novela inolvidable de Julio Cortázar, Rayuela. Cortázar inicia Rayuela


112

diciendo: «TABLERO DE DIRECCIÓN». A su manera este libro es muchos

libros, pero sobre todo es dos libros. El primero se deja leer en la forma corriente

y termina en el capítulo 56, al pie del cual hay tres vistosas estrellitas que

equivalen a la palabra Fin. Por consiguiente, el lector prescindirá sin

remordimientos de lo que sigue. El segundo se deja leer empezando por el

capítulo 73 y siguiendo luego en el orden que se indica al pie de cada capítulo. En

caso de confusión u olvido, bastará consultar la lista siguiente: «(a continuación

enumera todas las páginas que arman la secuencia de lectura).» (Cortázar,J.,

Rayuela, 1963).

En nuestro caso pasa, salvando las distancias, algo parecido. El lector puede leer

todo de corrido el cuerpo del texto y no ir al capítulo Piezas del Sedimento (o

hacerlo más tarde) o bien, puede leer los casos que se incluyen a continuación y,

una vez que finalice, pasar a Piezas del Sedimento y dar lectura a los restantes

casos. Luego volverá (eso esperamos) al texto de la tesis en el punto que lo dejó.

Elegimos presentar a continuación dos casos, un varón y una mujer. No se trata

de que estemos buscando una perspectiva de género, pero entendemos contribuye

a la presentación de estos elementos del corpus incluir dos de ellos, de ambos

sexos, que permitan visualizar circunstancias muy distintas y, a la vez, por el

abundante material que ambos casos aportan, dan muestra fehaciente del tipo de

producto que se alcanzó en el trabajo con los legajos. No se trata de

representación, no significa que estos casos que se incluyen a continuación sean

representativos del resto pero sí de demostración de lo que se hizo y lo que se

produjo en los otros casos.


113

MANUEL36

El niño al que denominamos Manuel tiene 8 años cuando ingresa por


primera vez a una institución de protección. La construcción del caso
nos permite ver los modos en que un niño puede ser deprivado de
lazos de crianza y cómo los efectos de esa deprivación se expresan en
lo que Winnicott llamaba la tendencia antisocial puesta en marcha.
También Manuel nos habla del abuso y de la crueldad que puede
provenir del ambiente hacia un niño. El paulatino derrumbe clínico
que un niño puede expresar cuando no tiene la posibilidad de
construir una esperanza en el sentido que Winnicott la conceptualizó.
Manuel va a tornarse «difícil», y el avance en las dificultades de
manejo que Manuel expresa en la institución, va a dar paso a la
indicación de una derivación. Con la particularidad que esa
derivación a «otro lugar» no se concreta y Manuel se fuga desde la
escuela, cerrando así el legajo devenido en caso que a continuación
se presenta.

Recordamos al lector que, si bien hemos intervenido en el ordenamiento

cronológico del material del legajo, no hemos modificado los textos. De modo

que se incluye material que en su contenido, ortagrafía, puntuaciones y gramática

son textuales.

Manuel tiene 8 años cuando ingresa a uno de los servicios estatales de sistema de
protección a la infancia y la adolescencia el día 26 de julio del 2004.

El primer informe sobre Manuel dice:

«Cursa 1er. año en una localidad próxima a Montevideo, en el área metropolitana.


Lúcido, rinitis mucosa y tos catarral. Presenta cicatriz queloide en tronco derecho, el
niño dice haberse caído de un techo. Peso 34 kg, talla de 1.27.»

36
Es un nombre ficticio.
114

En el documento de ingreso se agrega:

Filiación: natural reconocido. Causal de ingreso: núcleo familiar en riesgo. A


disposición de: Sistema de Protección, Juzgado de Menores de Montevideo.

El informe de actuaciones establece que:

Por oficio de Menores de 3er. Turno se dispuso la internación procesaria del niño
hasta ubicar responsables. Dice que en el día de ayer se perdió. Salió a buscar a su
madre y se perdió. Plantea que vive con su padre, el Sr. Manuel no sabe el apellido.
Planta que su «madre no lo quiere».

Se informa, por otro lado, su constitución familiar: tres hermanos de dos, cinco y
dieciséis años los cuales viven con su madre; mientras que Manuel «fue entregado a
su padre por orden judicial» Por último se agrega: «Desde su discurso se percibe que
puede haber alguna situación de maltrato que oculta y plantea que su padre a veces
le da vino».

29 de julio
Se registra: fuga.

7 de septiembre
Manuel reingresa al mismo servicio por orden judicial. Dicha orden se encuentra
dirigida a los encargados del Servicio de Sistema de Protección a la Infancia y la
Adolescencia expresando: «En autos: Molina, Manuel - Su situación. Se libra a Ud.
el presente, comunicándole a sus efectos que por Resolución del día de la fecha el Sr.
Juez Letrado de 1er. Turno Dr. Martínez de conformidad Fiscal dispuso la
INTERNACIÓN por Amparo del menor Manuel Molina atento a la situación de
riesgo del mismo».

El Informe de actuación realizado por una Asistente Social del servicio de ingreso al
Sistema de Protección dice: «Por orden del Juez Letrado de 1° Turno, manda volver
a internar al joven Manuel Molina de 8 años que pasó en su fuga por un episodio de
violación. El niño está muy angustiado y no quiere internarse, no estaba
concurriendo a la escuela, estaba viviendo con su madre Beatriz Fernández. Los
abuelos del niño se llaman Mirta Míguez y Juan Fernández. El niño quiere ir a vivir
con sus abuelos que viven en otra ciudad cercana a la cual se encuentra actualmente
viviendo con la madre. Se sugiere contactarse con los abuelos para que vaya a vivir
con ellos, tras el episodio de violación que sufrió Manuel ». Queda registrado el dato
telefónico de un vecino del abuelo para contactarlo.

El examen paraclínico esta vez establece que se encuentra: «lúcido, apirético y bien
hidratado. Cicatriz queloide en tronco. Pase a Psicólogo Infantil».

Otra Asistente Social al momento del reingreso se comunica telefónicamente con el


Cabo Renan de la Seccional 5ª para pedirle que cite a la madre de Manuel a una
entrevista, quien llama y luego comunica que concurrirá el viernes y dando
información acerca de la situación del niño. Expresa que Manuel se encuentra a cargo
del padre «pero que lo obligaba a robar por él». La Asistente registra que la madre
de Manuel es «ex alumna de los Servicio Estatal de Protección a la Infancia y la
Adolescencia y que pretende dejar a Manuel aquí por unos días como castigo. El niño
desea volver con su madre, rechazando la internación. De a poco va tomando
confianza y dialogando».
115

Pasaron tres días cuando se informa la presencia de huevos de oxiuro, indicándole


menzole durante tres días, comenzando así el tratamiento. Se informan los resultados
de orina (S/P), y V.D.R.L. no reactivo. HIV negativo.

13 de setiembre
El abuelo de Manuel se presenta en el Servicio.

La Psicóloga del Centro es quien lo recibe y realiza el siguiente registro de la


entrevista: «La mayor preocupación del abuelo es que se haga justicia con su nieto
por la denuncia de abuso. Dice que en el juzgado archivaron el expediente. Trae
consigo unos escritos que relatan todo el proceso de la denuncia, que le pido que deje
para agregar a la historia del niño. Luego de dudarlo mucho y preguntarme para qué
lo quiero, accede. Quiere que yo le tome declaración a su nieto y le dé un informe
escrito para él poder continuar con la denuncia. Se le explica que eso no es posible.
Presentó los papeles también en la Comisión de Derechos Humanos. El Sr.
impresiona con rasgos paranoides reivindicativos. Él lo tuvo a su cargo varios años,
luego por problemas económicos se lo da al padre biológico. Dice que lo sacaría
para que reconozca a los responsables pero no parece estar interesado en egresarlo.
Lo visitará».

Nota presentada por el abuelo que cuenta en el legajo:

«El miércoles 11/08/2004 me entero que tengo un nieto posiblemente violado. Como
me entero, por un señor que es pastor de una iglesia evangélica, era la segunda vez
que veía a este señor, se presentó en mi casa. Después de saludar, me dijo que tenía
que decirme algo muy delicado, un hombre con mucha vergüenza. No sabía cómo
empezar hasta que me dijo: “Le traigo a un nieto que creo que está violado”, me dejó
frío, le pregunté por qué cree que está violado, me explica este señor que vive en el
centro de la ciudad, al frente de él hay una granjita que vende productos chacinados,
etc. etc. Donde cruza la calle y entra a la granjita a comprar y se encuentra con mi
nieto que tiene 8 años y estaba recostado al mostrador y sentía un olor feo y se dio
cuenta que era el niño el que hedía, como tiene confianza con el dueño de la granjita,
le dijo porque no lo haces bañar pobrecito.

Capaz que la madre o el padre no lo hacen bañar. Al decirles esto el dueño de la


granja llamó al hijo y le dijo lleva al Pochito y bañálo. El muchacho lo llevó cuando
lo estaba bañando le pasó el jabón por las nalguitas y el niño gritó, no me toques ahí
que me duele. El muchacho le preguntó por qué te duele, y el niño le contestó qué le
habían hecho. El muchacho le contó al padre y el padre le contó al pastor y el pastor
dijo qué hacemos. El pastor se lo trajo al padre porque el niño vivía con el padre y la
abuela paterna. Cuando se lo llevó salió el padre, el pastor le contó lo que pasaba y
el padre dijo esto no puede ser, este es muy mentiroso yo no tengo nada que ver, él se
me escapa. El pastor al recibir esta contestación se lo llevó al niño a la Seccional
para hacer la denuncia y la policía no le aceptó la denuncia porque no tenía ningún
parentesco con el niño, se lo trajo de vuelta al padre para que fuera hacer la
denuncia. Salió la abuela del niño y le dijo que el padre recién se había mudado. Fue
entonces cuando el pastor decidió traérselo al abuelo materno. Así fue que me enteré
y me di cuenta de lo delicado que era esto. En un primer momento no sabía qué
hacer, resolvimos con el pastor llevarlo a la escuela con la intención de que el
director pudiera hacerlo ver por médico forense, hablamos con la maestra y la
secretaria del director porque no estaba el director. Lo llevamos a una doctora
amiga para que lo revisara. Cuando le plantee el caso, me dijo yo haría con mucho
gusto pero no le serviría de nada, y qué hago doctora, deme un consejo, vaya
directamente al juzgado lo que le digan en el juzgado, hágalo. Fui al juzgado y en el
juzgado me mandaron a la seccional a plantear el caso y nos tomaron la declaración
116

pero al niño no. El juez ordenó trasladar al niño con el abuelo al hospital a las 17 y
30 h. Lo examina una doctora, le pregunté si estaba violado el niño, a lo cual me
contestó no le puedo decir señor porque no soy especialista en esto. Por orden del
juez lo va a ver un médico forense, a las 20 y 30 h apareció una doctora forense la
cual lo examinó y después le pregunté si estaba violado o no, de cuantas horas antes
o días antes a lo que me contestó que el secreto profesional no le permití contestar
mis preguntas.

El niño queda internado con un familiar de acompañante, llegamos al día 12/8/04


citado por el juzgado a las 14:00. Yo, Juan cuando llego al juzgado estaba el dueño
de la granjita el hijo y el pastor y 4 o 6 personas más la cuales yo no conocía, todos a
declarar por lo mismo, donde había un menor llamado Mario de 12 o 13 años y un
mayor que se le veía muy nervioso y se llama Fernando, después de declarar todos no
hay detenidos. Llegamos al día 13/8/04 a la hora 17:00 concurre al hospital la Sra.
Jueza a tomarle declaración al niño por primera vez, sin la presencia de la abuela ni
del abuelo que eran los acompañantes. Después que le tomó declaración en dos
minutos se le escapó, hablé con la jueza y me dijo que culpan al menor Mario, le
pregunte si estaba violado, después de insistirle tanto me dijo que si que estaba
violado. Lo cuidamos en el hospital hasta el martes 17/8/04 que le dieron el alta, y se
lo entregaron a la madre que vive en otra ciudad. Llega el día 20/08/08 donde se
arrima una vecina a la puerta de mi casa y me comentó que en el almacén escuchó
personas hablando y culpando al pastor, concurro a la escuela a buscar los pases de
escuela del niño violado y de su hermano y me encontré con la secretaria porque el
director no estaba y me comentó lo mismo que estaban, culpando al pastor García.
De la escuela me fui para la casa de mi hija en otra ciudad. Después de estar un rato
conversando y tomando mate con mi hija, llamé a mi nieto para el baño y le pregunté
si quería contarme todo lo que le habían hecho que yo era la abuela de él. Yo le
pregunté tu padre te manoseaba, me contestó que no. Lo que me hacía cuando me
llevaban los milicos me tiraba para arriba de la cama y me pegada patadas en las
costillas y le pregunté si el pastor lo manoseaba o lo tocaba y me contestó que no.
Que el pastor era bueno con él, me daba de comer y me decía que me portara bien.
Bueno después de esas preguntas le dije con mucha delicadeza quién fue el que te
manoseó primero y te lastimó. Me nombró a Fernando y el otro es un morochito que
le tenía los dos brazos y otro que se llama Mario que ya se lo había nombrado a la
jueza, después de esta declaración que me hace el niño nos vinimos para la seccional
donde hice una denuncia penal y donde la P.F. me pidió que lo traiga a declarar y lo
traje al niño a declarar el domingo 22 de agosto, le tomó la declaración en presencia
de la abuela materna. 1) Pregunta: ¿Tu papá te tocaba o te manoseaba? El contestó
que no que el padre lo tiraba arriba de la cama y le pateaba las costillas cuando la
policía lo traía de noche. 2) Pregunta: ¿Y el pastor te manoseaba o te tocaba? Y
contestó que no que el pastor es bueno y siempre le daba de comer. 3) Pregunta:
¿quién o quiénes lo habían lastimado? El niño respondió, Mario al lado de la vía en
la estación de la ciudad, le preguntó quién más y contestó Fernando y un morochito
que vive abajo de la cantera, Fernando es un hombre, le preguntó cuál de estos dos te
puso el pito, y contestó Fernando, el morochito me agarraba los brazos, le preguntó
dónde te hicieron esas cosas feas y él contestó en la cantera, y le preguntó conoces el
lugar y el dijo sí lo conozco si quiere los llevo. Pero nunca lo llevaron.

El día 24 del mes 8 yo Mario abuelo del niño concurro al juzgado a asesorarme si la
denuncia y la declaración del niño había llegado al juzgado, la jueza me dijo que no,
que el expediente había sido enviado al juzgado letrado de otra ciudad. Me dirijo a la
seccional de mi ciudad allí estaba todavía la denuncia y la declaración del niño, me
fui para el juzgado de la otra ciudad, pedí para hablar con el Sr. Juez Pedro
Gutiérrez y me atendió, me preguntó que deseaba, Sr. Juez vengo a pedirle justicia
por un nieto que fue violado, me dijo sí acá está el expediente no es mucho lo que
117

puedo hacer me contestó, es una palabra contra la otra. Le dije tiene dos partes
médicos que los dos dicen lo mismo, que el niño está violado, Sr. Juez esta denuncia y
la declaración del niño llegó a sus manos, me contestó que no y me dijo este
expediente en este momento se lo pasó al fiscal. El día 3/9/04 concurro nuevamente al
juzgado para ver qué pasaba con el expediente, había bajado de fiscalía no sé cuál
era el fallo de la Sra. Fiscal, pido para hablar con ella, me atiende y me dice qué
desea, nuevamente vengo a pedir justicia por mi nieto y a ver si había llegado la
denuncia y la declaración del niño, me contestó que sí, el niño acusa a tres personas,
donde hay un mayor que es lo que a mí más me duele como abuelo, pero dígame qué
quiere usted. Le contesté quiero que se desenrede esta madeja, que traiga al niño y a
los acusados a reconocimiento y que lleve al niño a reconocer los lugares de los
hechos, me dijo bueno traiga al niño el lunes 6/9/04 a las 14:00 h. Lo llevé no hubo
reconocimiento, ni tampoco llevaron al niño a los lugares de los hechos, sino todo lo
contrario, lo puso en careo con el menor Mario, le preguntó la fiscal ¿conoces a
Mario? Le dijo sí él fue el me hizo cosas degeneradas en la vía al lado de la estación,
¿y cómo? dice la Sra. Fiscal. me volteó y me tapaba la boca, pregunta la Sra. Fiscal
había testigos, y el niño no contestaba nada, tal vez nunca sintió la palabra testigo, lo
que el niño no contestaba cambia la Sra. Fiscal y le dice había alguien mirando y el
niño contesta había gente en la plaza pero estaba lejos, pregunta la Sra. Fiscal y
quién más te hizo eso, contesta el niño Fernando y un morochito que era el que me
agarraba de los brazos y sabes el lugar, contestó que si una cantera donde hay rocas.
Después de estas preguntas y respuestas le dice la Sra. Fiscal parate Mario, párese
Manuel quiero ver la altura de los dos y Manuel no se paró y se puso a llorar y
llorando le dijo yo no puedo con él. Le pregunta la Sra. Fiscal ¿Manuel tienes miedo
a alguien? ¿Alguien te está presionando o alguien te obligó a decir todo esto? El niño
no contestó más nada, lo único que hacía era llorar. La Sra. Fiscal insistió tanto con
esta última pregunta a tal punto que me puso nervioso a mí y le dije Sra. Fiscal le
puedo asegurar que de parte de la familia, que a este niño nadie le ha inculcado ni le
ha enseñado a declarar nada, en contra de los acusados. Porque no me gusta ver a
nadie preso injustamente, por eso a usted también le estoy pidiendo justicia a lo cual
me contestó, Sr. a esta pregunta se la tenía que hacer el Sr. Juez se puso nervioso y
agarró el expediente y se lo puso muy cerca del rostro del niño. Acá está la
declaración que le hiciste a la jueza en el hospital donde acusaste a dos hijos del Poli
que estaban mirando cuando te agarró Mario, le decía el Sr. Juez acusaste a 5
personas, ahí me puse nervioso yo y le pedí que retirara el expediente del niño que él
no sabe leer, ahí el Sr. Juez se descontroló y le dijo para la actuaria ta, ta, ta, que
vaya internado al Servicio de Protección a lo cual le contesté con eso no arregla
nada, tiene 2 partes médicos los dos dicen lo mismo. El niño está violado y tres
acusados. La madeja está enredada, Sr. juez es usted el que la tiene que desenredar.
Yo vine a pedirle justicia acá tres veces, ahí se descontroló del todo el Sr. Juez y me
dijo si acá va a haber algún procesado ese va a ser usted a lo cual le digo yo no le he
faltado el respeto a usted ni a nadie. Lo único que le pido es justicia, me dijo usted no
me va a dar órdenes a mí y me está hablando con mucha ironía y yo le dije yo no le
falto el respeto a nadie no es mi intención. Firmamos todos, a mí, a mi hija y mi nieto
nos hizo salir para fuera y a los 10 minutos salió Mario, con su madre, es uno de los
menores acusados y entró el mayor acusado Fernando y como quien dice disfrazado
¿por qué digo esto? Porque entró con unas botas de gomas hasta las rodillas y una
campera muy grande para él. Pienso yo que era para que el niño no lo reconociera, o
se asustara, sale el juez para afuera y le pregunta a mí nieto es ese, el niño no lo
reconoció y le dijo que no, está faltando la declaración y el reconocimiento o coreo
con el morochito que vive en la cantera. Él no vino ni lo fueron a buscar. Hoy 9 de
setiembre 2004 concurrí al juzgado para asesorarme en que quedó el expediente y la
Sra. Actuaria me dijo que por orden del juez Pedro Gutiérrez decía archívese. Me
siento muy indignado, vivo muy cerquita de los violadores. Por eso pido justicia, soy
padre de seis hijos y abuelo de seis nietos».
118

15 de setiembre
La psicóloga del servicio entrevista a Manuel y registra: «Impresiona como un niño
con algunas dificultades a nivel de la comprensión verbal. Le cuesta precisar fechas y
acontecimientos, incluso datos familiares. Manuel se presenta con cierta actitud de
desconfianza. Relata algunos episodios agresivos con sus hermanos y amigos, no
recordando el nombre de sus amigos».

22 de setiembre
Nueva entrevista de la psicóloga con Manuel: «No quiere hablar del tema del abuso,
no insisto. Relata episodios de violencia entre la pareja parental (violencia
importante)».

La Asistente Social por su parte se entrevista con Agustina y Martín Miller que son
pastores evangélicos norteamericanos residentes en la misma ciudad que vive Manuel.
Ambos «intervinieron apoyando la situación judicial frente al apoyo ante la violación
del niño».

27 de setiembre
Se realiza nueva entrevista con Psicóloga, careciendo de registros.

En los datos identificatorios aparece como causal de internación: amparo. Con


respecto al motivo de ingreso se informa que ingresa por primera vez al sistema de
protección a la infancia y la adolescencia «proveniente de situación de calle fuera de
su domicilio. El niño relata haber salido a buscar a su madre y haberse perdido. Ante
esto se dispone su internación por disposición judicial. Permanece internado unos
pocos días y protagoniza S.N.A (Salida No Autorizada). Estando en esta situación es
víctima de abuso sexual, razón que determina una nueva internación, esta vez,
decidida por el juzgado, con motivo de amparo frente a lo sucedido.Acerca del núcleo
familiar de origen de Manuel se brindan datos de su madre y se relata «su
permanencia en un Servicio Estatal de Protección a la Infancia y la Adolescencia
durante su adolescencia». Se informa que su madre «vivencia la primera internación
de Manuel como “castigo” frente a los problemas de conducta de niño. Se la cita a
entrevista mediante la seccional. Llama telefónicamente, promete venir a entrevista
pero no cumple».

Ha sido visitado asimismo por los pastores evangélicos Agustina y Martín Miller
quienes demuestran «gran afecto por él». El vínculo de ambos con Manuel se debe a
que el mismo participaba de las actividades dominicales de la iglesia evangélica a la
que pertenecen.

Manuel se presenta como afectuoso y accesible, demandante de atención y afecto


mantiene un buen vínculo con pares y adultos. En este momento, Manuel no se
encuentra escolarizado, habiendo abandonado antes de finalizar 1er. año. Ha
permanecido durante algunos períodos en situación de calle, donde se ha visto
expuesto a episodios de riesgo (abuso sexual).

Existen serios problemas en el vínculo madre-hijo, que impiden el regreso de Manuel


a su hogar. Debido a esta situación y a las dificultades de reintegrar a Manuel a su
familia, se solicita su reubicación en un centro estable adecuado a su perfil.

6 de octubre
Resumen de internación. Manuel: «8 años, 2.° año (repitió 1.° y 2.°) Presenta una
lesión en región lumbar derecha. Caída de un techo. Algunas otras lesiones que
119

impresionan de tipo alérgicas. Lúcido, sin fiebre, bien hidratado. Desde el punto de
vista clínico, se evidencian algunos microedemas en cuello». Se reiteran exámenes de
rutina: hemograma con clasificación, V.D.R.L y H.I.V.

7 de octubre
Informe de la maestra del Servicio: «Manuel cursó primer año en la escuela X, siendo
promovido a segundo año por extraedad con Regular Bueno.

Es un alumno que posee buena caligrafía y motricidad en imprenta, aunque no


domina la letra cursiva. Reconoce algunos grafemas y fonemas, reproduce un modelo
dado, pero no escritura espontánea. En oralidad, Manuel se expresa con frases
entendibles. En cuanto a las adquisiciones matemáticas, domina numeración hasta 50
aproximadamente. Realiza progresiones y regresiones numéricas con ayuda. Posee
un nivel de razonamiento medio, algo descendido por falta de motivación familiar. La
concentración y la atención tienen altibajos, viéndose influidas por su estado
emocional. Desde el punto de vista social Manuel se relaciona adecuadamente con
pares y adultos y que se presenta respetuoso y colaborador.

En suma: alumno que evidencia dificultades de aprendizaje en la mayoría de las


áreas del conocimiento pero presenta un buen potencial para trabajar, por
inasistencias y falta de estímulos a nivel familiar no logró las metas mínimas
correspondientes a 2.° año escolar».

13 de octubre
Lo visita su abuelo. (No hay ningún otro registro más que la notificación de la visita)

15 de octubre
Se solicita su reubicación, a través de una nota firmada por la dirección del servicio
dirigida a un centro de tiempo completo. Se expresa: «Manuel se ha integrado bien a
la situación de internado. No existen por el momento posibilidades de reintegro
familiar, por lo cual se solicita su reubicación en un hogar de permanencia».

20 de octubre
Esta nota (del 15 de octubre) fue recibida por uno de los Servicios del Sistema de
Protección de Niños/as y Adolescentes, el cual sugiere la reubicación de Manuel en
otro centro.

29 de octubre
La misma nota se reenvía a un nuevo Servicio titulada: «Traslado del Menor Manuel:
Derivación del centro de ingreso (Diagnóstico terminado) ».

10 de noviembre
La docente del centro al cual fue derivado registra: «Se solicita se envíe el pase
escolar a la brevedad, sin lo cual no podrá integrarse a actividades escolares».

8 de diciembre
Registro de la maestra del centro: «Aún no se encuentra el pase escolar en nuestras
manos aunque fue reclamado en reiteradas ocasiones».
120

Año 2005

18 de febrero
Informe de psicólogo. «La integración al hogar presenta pequeños contratiempos con
compañeros, con el adulto se relaciona oscilando entre la sumisión y la explosión.
Manuel relató aspectos de su vida con el abuelo y posteriormente con su madre y
hermanos así como episodios de malos tratos (golpes con cinto) por parte de su
padrastro, también a sus hermanos. Cada cierto tiempo se iba de su casa, a veces a la
casa de la abuela (materna) otras veces “me iba para la cantera o a la casa de mi
padre”».

En otro registro a mano con la misma fecha se dice: «Manuel fue visitado por sus
abuelos maternos y por los pastores estadounidenses».

25 de febrero
Informe del mismo psicólogo: «Manuel es reservado al hablar sobre “lo que le pasó”
(episodio de la violación). Llegó a verbalizar que estaba con dos más en la cantera y
“ahí pasó”. Visiblemente angustiado y confundido lo calmo, explicándole que de a
poco podremos hablar sobre ello. Le señalo que lo que siente es comprensible y que
cuando se sienta mejor podremos hablarlo».

4 de marzo
Nuevo informe del psicólogo: «Manuel se encuentra bien. En esta instancia se aplica
el Test de Bender como forma de mediatizar el vínculo con él y acceder a información
sobre aspectos afectivos y motrices. Fue colaborador con la tarea, se mostró ansioso,
poca tolerancia a la frustración, buscó aprobación durante la ejecución. Numerosas
interrupciones por autocríticas y llanto. Se enojó varias veces con su producción.
Relató que en su casa rompía cosas. Como resultado de la prueba se establece que a
nivel perceptivo motriz tiene un desarrollo normal, esperable. Sin embargo esta
evaluación debe continuarse ya que su fecha de nacimiento resulta incierta. El error
más frecuente fue la distorsión y la rotación de las formas. Surgen sí importantes
indicadores emocionales que refieren a: planeamiento pobre, confusión,
inestabilidad, perturbaciones emocionales, baja tolerancia a la frustración,
impulsividad y ansiedad elevada».

13 de abril
Registro psicológico: «Manuel concurre a la escuela cursando 2.° año en el turno
matutino. Se destaca asimismo que algunas veces se orina de noche (en el Hogar, con
su madre nunca). Se reitera que presenció episodios de violencia del padre hacia la
madre y del abuelo hacia el padre, experimentó miedos intensos (temor a que
mataran a su madre). Relata episodio de la cantera (episodio del abuso) Se angustia
en el relato. Relató la revisación en el hospital que le hicieron los médicos. Se
angustió mucho, luego se repone».

5 de mayo
La maestra del Centro mantiene una entrevista con la maestra de clase de la escuela
quien le informa que Manuel «está superando lentamente sus dificultades. En esta
instancia, se plantea la posibilidad de realizar un psicodiagnóstico en Primaria,
aunque la maestra de 2.° año de Manuel considera que no es necesario por el
momento, quien asimismo solicita se lo siga apoyando desde el Centro».
121

6 de junio
Se entrevistan nuevamente las maestras. La maestra del Centro registra: «En
entrevista mantenida con la maestra, se muestra sumamente agresiva con Manuel
porque está sufriendo episodios de encopresis frecuentes. Lo saca de clase y es
necesario ir a buscarlo para que se bañe. A nivel del equipo se está evaluando si es
positivo o no que Manuel continúe en esta clase.»

14 de junio
Registro del psicólogo: «Manuel se siente bien. En esta instancia se aplican técnicas
gráficas (Figura Humana) y se destaca: “buen rapport”, colaborador. No entiende la
diferencia anatómica entre los sexos, se confunde, asocia sexo con
“degeneramiento”, con “violencia sexual”. En la entrevista se le aclaran algunos
términos, manejando con él la diferencia anatómica entre los sexos. También se hace
referencia a lo normal del sexo y a los órganos del cuerpo. Subyacen elementos
afectivos a la aceptación de la diferencia de sexos (anatómica) “No me acuerdo”,
refiere. La historia construida a través de preguntas le posibilita re-crear el episodio
de abuso».

28 de junio
Registro del psicólogo: «Manuel continúa esperando a su abuelo, quien le dice que
va a venir y no lo hace (en varias oportunidades). No aparecen elementos de
frustración ni broncas. En cuanto al comportamiento escolar, Manuel expresa que se
“porta bien” pero “a veces tengo dolores de barriga”».

19 de julio
El psicólogo registra: «Expresa que por la noche le cuesta dormirse porque extraña a
su madre. “Tengo problemas de hacerme caca”. Todos los días le pasa un poco, en el
momento que le sucede se da cuenta, NO ANTES. Se siente aburrido en el Hogar, le
gustaría hacer gimnasia. Idealiza la relación con su abuelo: “Mi abuelo sabe que yo
no lo dejé tirado”. Esta expresión me posibilita trabajar las frustraciones y
sentimientos de bronca hacia el abuelo, cuando no viene a verlo y ayudarlo a
entender que él no es malo por sentir bronca».

26 de julio
Registro del psicólogo: «En esta ocasión Manuel relata que otros niños dijeron que él
dijo en el dormitorio “quiero un macho”. Le señalo que debemos hablar de eso, dice
que lo hablará con su abuelo, le explico que lo hablaremos nosotros (Se encuentra
muy tenso). Le señalo que eso puede pasarle porque se encuentra muy solo acá y que
de pronto lo piensa para escaparse de la angustia que siente (experimenta un visible
alivio, suspira). Comienzo a hablar de la escuela y de su letra, dice que no sabe por
qué al escribir le sale toda junta la letra. Le señalo que dentro de él hay cosas que no
las tiene claras y se encuentra confundido, en la medida que dentro de él empecemos
a aclarar las cosas y separarlas cada una en su lugar, la letra irá mejorando. Hay
varias “señales” que permiten pensar que la maestra de Manuel lo rechaza. Son
reiteradas actitudes y hechos pequeños que lo evidencian».

2 de agosto
Registro del psicólogo: «Manuel se fugó en estos días, se fue a buscar a su familia y
se perdió. Hablamos sobre la fuga, quería ver a los abuelos. Manuel se angustia de
noche porque quiere ver a su familia y la extraña. En la escuela sintió ganas de
122

orinar, pidió para ir al baño, los baños estaban ocupados y se hizo encima. La
maestra lo manda a cambiarse al Hogar. Dice no saber leer».

3 de agosto
Registro del psicólogo: «Parece que por momentos queda como “ido” fuera de la
realidad, cuesta hacerlo volver».

9 de agosto
El psicólogo registra: «Discutimos sobre la conveniencia o no de que siga en su
escuela, estigmatizado por encopresis y rechazado por su maestra. Se cree
conveniente pasarlo a psiquiatra de niños y realizar una coordinación inter-
institucional para abordar la situación de abuso».

23 de agosto
Registro de un educador: «Manuel es llevado por un funcionario a ver a su familia:
abuelos y tíos. “Mi abuelo sufre del corazón, pienso que se está por morir”. “Yo me
iba de mi casa porque yo le pegaba a mis hermanos y solo me lo reprochaban a
mí...”. Preguntado si alguna vez antes del episodio de la cantera alguna persona
grande lo había tocado o le había hecho algo parecido, dijo que no. Respecto a lo de
la cantera dice “yo ya no pienso en eso, a ellos los llevaron a la casa no a la cárcel y
a mí para el hogar. A esos chiquilines no los volví a ver”».

30 de agosto
El psicólogo registra: «Manuel se encuentra nervioso, enojado y no acepta
sugerencias, refiere que otro chico le ha pegado. Le explico que actualmente él se
encuentra mal y que lo que tratamos es que pueda volver a ser él mismo, por eso
tratamos que lo vea un psiquiatra. Manuel accede. También que será derivado a una
institución donde tratan a niños que han tenido alguna vivencia como él en la
cantera. El niño escucha y acepta de buen modo. Manuel se encuentra en tratamiento
con Risperidona (25 mg), Imipramina (por la enuresis, 1 vez por día) y Oxibutina
(para disminuir el apetito, 1 al mediodía)».

En este mismo mes, el psicólogo realiza un informe sin precisar día exacto y no
especificando a quién va dirigido:

«Manuel Molina de 9 años ingresa el 26 de julio de 2004 debido a la causal de


“núcleo familiar en riesgo” por disposición del Juzgado de Menores. Mientas
permanece en el Centro de Ingreso fueron frecuentes las fugas, las que estaban
motivada por el deseo del niño de volver a ver a su familia (madre, hermanos,
abuelos). El 29 de octubre de 2004 se produce el ingreso a este Centro.

Durante una de las fugas, mientras permanecía con su familia, vive una situación de
abuso sexual por parte de otros dos chicos del barrio.

Al comenzar la tarea psicológica con él, se trató de fortalecer un vínculo que le


posibilitara paulatinamente ir depositando sus inquietudes y ansiedades respecto a su
situación de internación en este nuevo Centro, separación del medio familiar, ámbito
escolar y relaciones con pares y adultos.

Se realizaron entrevistas semidirigidas y se aplicaron técnicas psicológicas con el


objetivo de ir internalizando un espacio propio donde expresar sus sentimientos. El
episodio de abuso solo fue abordado mucho después de construido el vínculo, cuando
se estimó que el mismo resultaba continentador para el niño.
123

Manuel ha estado expuesto a fuertes situaciones de violencia intrafamiliar (violencia


del padre hacia la madre y del abuelo hacia el padre), estando en la falda de su
madre, esta fue apuñalada en un pie por el padre. A partir de esta situación, durante
mucho tiempo experimentó miedo intenso a que el padre matara a su madre y que su
abuelo fuera preso por matar a su padre. Asimismo Manuel ha relatado golpizas con
cinto por parte de su padrastro, el que también golpeaba a sus hermanos.

En este entorno carenciado y violento se han ido desarrollando los aspectos de su


personalidad, que se ven tanto en su modalidad vincular como en los ítems de
algunas técnicas aplicadas.

Manuel presenta una edad de maduración psicomotriz descendida de acuerdo a su


edad cronológica debido a la falta de contacto afectivo y estimulación. Se plantea la
necesidad de estimulación para superar la inmadurez que presenta.

Manuel presenta inestabilidad emocional, baja tolerancia a la frustración e


impulsividad. Los aspectos impulsivos escapan de su posibilidad de control algunas
veces y tiende a la descarga de los mismos. Mientras estos aspectos no se manifiestan
en la conducta, se lo ve retraído, pero subyace en él un monto importante de
ansiedad. Establece vínculos duales, donde predominan aspectos de dependencia,
regresión y pasividad, en los mismos permanece el temor a ser agredido o a agredir.

En cuanto al mundo externo de Manuel es vivenciado como persecutorio, mientras


que en el mundo interno se encuentran internalizadas figuras femeninas con
características fálicas, figura masculinas agresivas y persecutorias. Se vivencia a sí
mismo como un ser triste y lastimado, experimentando afectos depresivos
importantes, de los cuales se defiende a través de la negación maníaca como
mecanismo para evitar la angustia, cuando ello no es posible surge el acting.
Autoestima muy disminuida.

Desde su internación presenta enuresis, incorporándose actualmente reiterados


episodios de encopresis. Estos son vividos con tanta vergüenza en el ámbito escolar y
en el Hogar, que recién han comenzado a ser aceptados por Manuel pudiendo
asumirlo “tengo problemas de hacerme caca” y hablar sobre ello, relatando que solo
se da cuenta después que le sucede.

En cuanto a los aspectos psicosexuales experimentó carencias afectivas importantes


respecto a las necesidades primarias de afecto materno. La internalización de la
violencia en la que ha crecido y los modelos masculinos que ha podido internalizar,
le otorgan una identificación sexual frágil, sobre la cual viene a registrarse el
episodio del abuso, contribuyendo a la confusión y fusión de sexualidad y violencia.
Por estas razones afectivas, le cuesta entender y aceptar la diferencia anatómica
entre los sexos, asociando el sexo con “degeneramiento” y con “violencia sexual”.

Manuel se angustió mucho cuando relató el episodio de abuso del cual dice que
sucedió en una cantera, pidió auxilio pero no venía nadie, luego relató los hechos
que siguieron al mismo, fue a la casa del abuelo y con la madre a hacer la denuncia y
al hospital, la revisación médica, el pase a Diagnóstico y la llegada al Centro de
Ingreso. También, pudo responder que antes de ese episodio, ninguna persona (ni
niño ni adulto, le había hecho algo parecido). Le cuesta hasta el momento asumir la
posesión del pene, ya que el mismo es vivenciado como potencialmente peligroso y
asociado a experiencias negativas y dolorosas.

Manuel cuenta con recursos internos válidos como para poder acceder a una ayuda
para elaborar algunos aspectos de su historia y vivencias (tiene en situaciones de
continentación afectiva, la posibilidad de integrar aspectos de sí; experimentar
124

angustia y comunicarla, experimenta dentro de sí mismo el deseo de poder separar


las agresiones internalizadas y recrear su mundo interno).

Actualmente se está trabajando con Manuel aspectos idealizados que mantiene con su
abuelo, ya que el niño no se permite exteriorizar la frustración que le generaron las
sucesivas promesas del abuelo de venir a buscarlo. Manuel concurrió con un
educador a la casa de sus abuelos en estos días. Por último se consultará nuevamente
con un psiquiatra de niños para abordar los episodios de enuresis y los de encopresis
de más reciente aparición».

12 de setiembre
Registro de la maestra del centro: «Manuel se va de la escuela hace una semana, allí
dicen que no se ha sabido nada de él. Al parecer, Manuel expresa antes de irse, que
había tenido problemas en la escuela. Por su parte, la maestra de la escuela expresa
que no ha presentado ningún problema con ella».

27 de setiembre
Oficio del Juzgado de Menores: «En autos MOLINA, MANUEL - SU SITUACIÓN -
LEY 17823 172 - 553/2005 se libra a Ud. el presente a fin de comunicarle que por
decreto N° 6936/2005 de la fecha 20/09/2005, se dispuso otorgar el EGRESO al
menor MANUEL MOLINA, con su madre, el que se encontraba fugado de vuestro
instituto».
125

GABRIELA37

La adolescente a la que llamamos Gabriela tiene diecisiete años


cuando ingresa a una institución de protección con su hijo Federico,
de dos meses. Gabriela ya había estado vinculada a una institución
de protección dos años antes pero no disponemos de registro sobre
esa primera ocasión. Gabriela y Federico muestran en estatus
nacendi los modos que toma la ausencia de holding, la imposibilidad
de cuidados lo suficiente buenos en los comienzos de la vida, cómo
esa imposibilidad se inscribe en una trama actual y también
genealógica, en el sentido que en lo actual está concernido más de
una generación. Muestra también cómo el pasaje por una institución
de protección no dio lugar a nuevas configuraciones. El equipo
técnico actuante considera y recomienda la separación de Federico
de Gabriela en función de la imposibilidad de ofrecerle el cuidado
adecuado. Se eleva una nota solicitando a la dirección del programa
se brinde un lugar para Federico y otro para Gabriela. Una semana
después de esa solicitud, permaneciendo ambos en el mismo lugar,
Gabriela se fuga de la institución con Federico.

Gabriela nació el 28 de agosto del año 1989. Encontramos una primera


documentación de su tránsito por el sistema de protección titulada «Ficha Social de
las adolescentes del Programa Materno Infantil». Allí aparece su ingreso al sistema en
el mes de mayo de 2005 pero no encontramos ningún registro escrito en esa fecha
más que la notificación de su ingreso.

23 de abril de 2007
«El 23/04/07 se presentan voluntariamente Gabriela con su hijo Federico de
dos meses y su hermana interna del Centro de Ingreso Femenino. Se
encontraban en casa de su madre y padrastro cuando este las echó de la casa.
Gabriela egresó del Centro de Ingreso Femenino en noviembre de 2006,
habiendo estado en clínica psiquiátrica por consumo de drogas. A la fecha
37
El nombre es ficticio.
126

plantea que no consume. Su hijo de dos meses nació de siete meses de


gestación, no toma pecho y ha cursado afecciones respiratorias. Es
controlado en Policlínica. Su padre el Sr. Gustavo Fonseca se encuentra en
prisión. La abuela no cuenta con medios ni espacio para hacerse cargo de
ella. Se accede al amparo en Unidad Materno Infanti.l»

24 de abril
Informe social:

«Entrevista con Gabriela, quien ingresó ayer con su hijo. Gabriela pidió amparo por
conflictos con su madre y padrastro y este la expulsó de la casa. Dice que ella se
fugó, que un hermano de 6 años le rompió los pañales y por este motivo la echó. La
madre defiende al marido y “los hijos ajenos siempre tienen la culpa”; a ella la han
echado en otras oportunidades. Madre: Ana Mariela Abreu. 34 años.

Padre biológico: Juan Francisco Umpiérrez Fagúndez. 34 años. Trabaja como


pintor, consumidor de drogas, ahora estaría dejando pero no mantiene su
abstinencia.»

Madre vive con su esposo Ricardo Pérez, que la reconoció. El trabaja en Hogar XX,
tienen 4 hijos del actual matrimonio y cursa un embarazo.

Gabriela tiene una hermana Yoana Martina Umpiérrez Abreu de 15 años, quien está
en el Centro de Ingreso Femenino.

De su historia, Gabriela dice que hasta los 11 años vivió con el padre y después pasó
a vivir con la madre, para cuidarle a los hermanos, según dice Gabriela.

Desde los 13 años ha vivido en forma un poco inestable, con períodos de


permanencia en la calle, con su abuela, problemas de consumo de droga.

Ha estado atendida en el Centro de Ingreso Femenino con alguna internación en


clínica psiquiátrica por consumo.

Hijo: Federico Antonio Pérez Abreu. Nac.: 26/02/07

Padre del hijo: Gustavo Ignacio Fonseca Méndez. 21 años. Preso, consumidor e
infractor. Convivieron un tiempo y cuando estaba de 6 meses cayó preso.

Parto se lo provocaron a las 37 semanas, porque el feto presentaba problemas


respiratorios, no aumentaba y taquicardia.»

15 de mayo
Reintegro de Salida no Autorizada (Fuga).

25 de mayo
Reintegro de Salida no Autorizada (Fuga).

29 de mayo
Informe Área Pedagógica firmado por la Licenciada en Educación:

«Situación de ingreso: Amparo. Madre de un niño de 2 m. y 1/2 (Federico)


prematuro, bajo peso.
127

Educación Formal: Primaria Incompleta. Abandona cuando concurría a Escuela


Común. Luego sigue en el año 2005 en la Escuela Nocturna. Cursaba el 1° tramo de
Escuela de Adultos.

Capacitación: no ha realizado

Actitud general: Desorganización de sus acciones. Ambivalencia. Aparenta que


“nada importa”, con expresiones como “me da todo igual”. Autoestima descendida.
Comunicación expresiva: contacto con la mirada y sonrisa social como forma de
acercamiento.

Estrategia pedagógica: A pesar de sus manifestaciones, solicita y busca acercamiento


académico. Inicialmente con diálogos informales en el espacio grupal (comedor)
Luego manifiesta que está dispuesta a culminar el ciclo escolar, trabajando en
espacio individual. Pero cuando se pretende comenzar a trabajar, busca pretextos
varios para no concurrir y finalmente a última hora se acerca solicitando atención
del Docente para aprender los contenidos escolares. Se ha logrado en evaluación de
contenidos 2 veces desde su ingreso a la fecha de este informe.

En la 2° instancia necesitó establecer el vínculo, narrando sus experiencias desde


que dejó la Escuela. Valoradas por momentos en forma positiva e inmediatamente
cambia a valorarlas como desastrosas. El embarazo y el nacimiento de su hijo le han
cambiado sus intereses. Lo vivencia como un momento de corte con su vida anterior.
Expresiones de que toma “otro camino” tiene otro “sentido”, sin embargo la
impulsividad, la falta de reflexión sigue predominando en sus acciones.

Evaluación pedagógica:

Integración de códigos y contenidos: Se observan integrados los contenidos del nivel


de 3°año, con “pérdidas” que al iniciar el trabajo muestra rápida recuperación. Los
contenidos del nivel de 4° año, pareciera no haberlos integrado

Razonamiento: coherente, acorde a intereses y contexto de socialización primaria.


Impulsividad, respuestas sin reflexión previa. Con mediación logra resolver
situaciones problematizadas de vida diaria, siguiendo secuencia correcta.

Habilidades y destrezas: no se han evaluado.

Actividades de inserción educativa:

Debido a las condiciones actuales de su hijo, solo concurre a la Casa de la Mujer de


Malvín. Desde el punto de vista pedagógico se considera que debe evitar exponerla a
situaciones que revivan las amistades y experiencias, por tanto se pretenderá
recuperar contenidos trabajando en el Hogar y si es posible acreditar el nivel de
Primario o el nivel de 5° año.

El 22 de mayo concurre Psicomotricista de Casa de la Mujer de Malvín, procurando


coordinar la atención y evitar la superposición de los horarios. Hacemos acuerdo en
el horario de atención en el área de alfabetización.

Sugerencias desde la perspectiva pedagógica:

 Trabajo académico en espacio individual, con el compromiso y aceptación de


propuesta de recuperación de contenidos escolares procurando culminar el ciclo
escolar.
 Trabajo en modalidad de Taller en temas de cultura general y de reflexión de
temas acorde a intereses de su edad.
128

 Procurar que comience a elaborar “un proyecto de vida con su hijo”.


 Ofrecer instancias de capacitación con posterior inserción laboral».

11 de junio
Informe de Actuaciones: «Gabriela Pérez. Reintegro Salida no Autorizada. No hay
sistema informático, cuando venga haremos el ingreso».

23 de junio
Informe social:

«Gabriela se ha integrado a la casa. Luego de algunas SNA y de una internación de


su hijo en el hospital, aparentemente se adaptó y no ha vuelto a irse. Plantea que
quiere cuida a su hijo y no lo va a exponer.

Manifiesta sentirse ansiosa, que muchas veces siente el deseo de consumir.


Acordamos que se pedirá consulta en Adicciones.

Se coordinó con Casa Vida, para que Gabriela pudiera participar de algunos
espacios. Los días serían martes y miércoles de 14 a 17:30.

Posteriormente, debido al frío, se acordó que iría los martes. Actualmente no está
yendo por motivos de la salud de Federico. Gabriela ha tenido algunos problemas
con algunas compañeras, pero ha mejorado de actitud.»

6 de julio
Informe de Situación firmado por la Psicóloga:

«Gabriela ingresa el 23 de abril junto a su hijo de dos meses de edad. Su ingreso se


produce por voluntad propia, al presentarse junto a su hermana. Gabriela y su
hermana ante el Centro de Ingreso. Plantean las dificultades de convivencia en la
casa de su madre Ana Mariela Abreu y un incidente con el compañero de la Sra. que
genera la expulsión del hogar.

El hogar materno está integrado por la pareja parental y 4 hermanos de esta pareja.
La sra. cursa un embarazo y además tiene otra hija mayor Yoana Umpiérrez Abreu,
que ingresa al Centro de Ingresos Femenino. Este núcleo familiar se sustenta con el
ingreso del sr. Ricardo Pérez quien es funcionario de INAU. Este señor es quien
reconoce a Gabriela pero la chica no conoce a su padre biológico. Se refiere al Sr.
Juan Francisco Umpiérrez Fagúndez como su padre con quien convive durante parte
de su crianza. Este último es adicto a la pasta base por lo cual el vínculo con
Gabriela y su hija Yoana se ha visto deteriorado en los últimos años.

Gabriela mantiene vínculo con su familia por línea materna integrada por su abuela
y sus tías. La relación es conflictiva, cuestionando las actitudes de la adolescente
para con su hijo, sus relaciones de pareja, el dinamismo con el que ha vivido hasta su
ingreso. Alternando la calle con otros domicilios: el de su abuela materna, el de su
abuela paterna, el de su madre, el de sus parejas.

Al ingreso Gabriela se presenta muy angustiada y con muchas dificultades para


adaptarse a la dinámica del hogar. Su hijo Federico se encuentra en mal estado de
salud y Gabriela no ha logrado identificarse y darle buenos cuidados a su bebé.
Presenta impulsividad, ansiedad y una inquietud permanente que se expresa en el
modo en que manipula y sostiene a su bebé, en su imposibilidad de afianzarse en un
lugar fijo.
129

Al ingreso se presentan la madre, un tío materno y la abuela.

La madre ubica en la edad de 14 años las salidas del hogar, el consumo de


sustancias, sus elecciones de pareja (a esa edad un hombre “pai” de santo de 32
años). Sin embargo relata una historia de vida inestable en compañía de Gabriela
por diferentes sitios. No ha completado primaria, abandonando también a los 14
años en 5.° año escolar.

En la entrevista, la sra. presenta un discurso confuso y desorganizado. No


impresiona como figura continente y tampoco reconoce las necesidades de su hija.

La abuela contrasta como modelo materno ya que tiene un discurso coherente,


consistente y realista para la situación de su nieta y bisnieto. Es afectuosa en el trato
con Gabriela y también le plantea los límites de cuidado y autocuidado.

Como redes de sostén socio-comunitario destacamos la ONG Casa Vida donde


Gabriela concurría de forma irregular. Gabriela sale del hogar sin autorización a los
pocos días del ingreso y es desde este centro que se trabaja la derivación y reingreso
de Gabriela a una Unidad Materno Infantil.

A su reintegro comienza otra etapa en su proceso: el niño requiere hospitalización lo


cual revierte positivamente en el estado de salud. En este período la chica se
mantiene junto a su hijo en el Hospital PR. Esta situación permite estabilidad y
continencia para ambos generando efectos positivos. Mantiene el lazo con la ONG
Casa Vida aunque concurre de forma esporádica.

Vemos evolucionar favorablemente el vínculo con su hijo y el estado de salud de


Federico. Desde nuestra área jerarquizamos en la intervención el establecimiento de
un vínculo con Gabriela que nos permitiese el abordaje del vínculo con su hijo. En
ese sentido reconstruimos el proceso de embarazo, parto, puerperio y los
sentimientos asociados a cada una de estas etapas. Destacamos: no hubo control
hasta los 5 meses, estuvo 3 días internada antes de nacer, vivencia del parto
expulsiva, pasaje a incubadora, fracaso de cuidados maternos que devienen en una
internación en CTI al mes. Gabriela puede verbalizar sus dificultades en el
maternaje, la ambivalencia en el vínculo con su hijo, su vivencia del abandono
materno. En relación al padre de su hijo, el joven estaría preso, habiendo mantenido
relación con otro joven y repitiendo la historia de su madre en lo que respecta a las
figuras masculina y paterna.

Logra integrarse a la dinámica del hogar y generar vínculos con sus pares. Su
carácter genera dificultades en el relacionamiento con los adultos, ya que es una
chica provocativa en sus dichos y agresiva en el trato.

Se ha solicitado consulta en Div. Salud con Dra. Fúnez del Dpto. de Adicciones para
valorar su estado general y continuar el abordaje de su consumo previo. También por
su monto de ansiedad e impulsividad que pueden estar afectando negativamente el
vínculo con su hijo y entorno en general.»

28 de agosto
Reintegro de Salida no Autorizada (Fuga).

4 de setiembre
El informe social firmado por la Asistente Social:
130

«Gabriela ingresó por primera vez al organismo en el año 2005. Ha estado en el


Centro de Ingreso Femenino y atendida en Clínica Psiquiátrica por su consumo de
sustancias psicoactivas.

A este Centro ingresó el 23 de abril junto con su hijo. La joven solicita amparo,
planteando dificultades de convivencia con su madre y un conflicto con el compañero
de la señora. Presenta algunas salidas no autorizadas, regresando a los pocos días.

Gabriela es hija de la Sra. Ana Mariela Abreu, de 34 años y reconocida por el Sr.
Ricardo Pérez, actual esposo de la señora.

La familia materna está integrada por la madre, quien cursa un embarazo a termino;
su pareja, el Sr. Pérez quien trabaja como funcionario de INAU y dos hermanos
pequeños, hijos de la actual unión. Tiene una hermana adolescente, Yoana M.
Umpiérrez de 15 años, quien está atendida en el Centro de Ingreso Femenino.

En cuanto a la figura paterna, Gabriela no conoce a su padre biológico, como padre


reconoce al Sr. Juan Francisco Umpiérrez, padre de su hermana Yoana, con quien
vivió parte de su niñez. Este señor presenta adicción a la pasta base, lo que ha
deteriorado mucho la relación con la joven. El señor hace poco tiempo estuvo
internado por una descompensación debido al consumo. Esta situación afectó mucho
a Gabriela.

De su familia, se ha entrevistado a su madre, su abuela materna y un tío. De su


historia surge que ha tenido una vida muy inestable, en la convivencia con su madre
y viviendo con otros familiares, padre, abuela y parejas además de sus períodos de
permanencia en la calle. En la adolescencia aparecen las conductas de períodos de
permanencia en la calle. En la adolescencia aparecen las conductas de fuga del
hogar, consumo de drogas. Con su madre existe una relación conflictiva, poco
continentadora, abandónica. Su abuela materna aparece como una figura más
maternal, con quien existe una mejor relación. La señora manifiesta su deseo de
apoyarla pero plantea las dificultades de Gabriela y la responsabilidad que implica
la atención del niño y su falta de recursos.

Respecto al padre de su hijo, es el joven Gustavo Ignacio Fonseca, de 21 años, quien


se encuentra recluido en la cárcel. La pareja convivió durante varios meses.

Gabriela es una joven impulsiva, muy ansiosa, con un monto de agresividad que se
ha tratado de controlar, pero igualmente se ha visto implicada en episodios de
agresividad con otras compañeras; con una actitud a la defensiva, con ideas
paranoicas. Tiene una historia de consumo (marihuana, Basoco, pasta base) que
durante su permanencia en este centro ha tratado de controlar “por mi hijo”,
recayendo en este último período.

Durante el primer período de Gabriela en este centro, le costó adaptarse a la


dinámica del hogar, realizando salidas no autorizadas. La hospitalización de su hijo,
luego de un reingreso provoca cierto cambio positivo en Gabriela, logrando mayor
estabilidad y una mejor relación con su hijo, que en el último período se ha
deteriorado.

Respecto a su hijo, fue un embarazo no deseado. Federico es un niño con problemas


de salud del aparato respiratorio; cuando ingresaron se encontraba en mal estado de
salud, y si bien es un niño delicado, ha ido evolucionando favorablemente. Ha estado
internado en diferentes oportunidades. Su madre no ha podido brindarle los cuidados
necesarios exponiéndolo a situaciones de riesgo.
131

Según el informe psicológico, Gabriela ha podido verbalizar su ambivalencia en el


vínculo con su hijo, sus dificultades en su rol materno, que se reflejan en el cotidiano,
delegando la atención de su hijo en los adultos o sus pares, en el vínculo muchas
veces agresivo, en la falta de paciencia.

Gabriela en esta semana, planteó por su voluntad la separación de su hijo, sus


sentimientos son ambivalentes, pero manifiesta no sentirse capacitada para ser
madre, con sentimientos de agresividad hacia su hijo que ha tratado de controlar.
Dijo que no era un embarazo deseado, que quería abortar y su madre no se lo
permitió.

Respecto a su familia, principalmente mantiene la relación con su abuela materna y


con su madre, con visitas por el día o no más del fin de semana por la conflictividad
del vínculo.

En lo educativo, en un principio se negaba a reiniciar la escolaridad, posteriormente


se logró que retomara los estudios, cursando 3er. nivel en la Escuela para Adultos.

En el aspecto de la salud, solicitó e inició tratamiento psiquiátrico, pero muchas


veces se niega a tomar la medicación, estaría dispuesta a iniciar un tratamiento para
su adicción. Tiene fecha para atenderse en Adicciones de División Salud.
De la evaluación de la situación, reconocemos que Gabriela ha hecho un esfuerzo
por mantenerse en esta unidad, logrando cierta estabilidad para ella y su hijo. Es una
joven emocionalmente inestable, impulsiva, con dificultades para ejercer su
maternidad sin poder tener en cuenta las necesidades de su hijo y los riesgos a que lo
expone.

Si tenemos en cuenta esta situación, consideramos como alternativa beneficiosa para


Federico, la separación provisora de su hijo. Federico pasaría a ser atendido en
Unidad Materno Infantil y Gabriela en un centro para adolescentes, donde pueda
continuar lo iniciado en este centro y un tratamiento para la adicción.»

11 de setiembre
La Directora informa:

«En un todo de acuerdo con lo expresado por la Asistente Social F. Pereyra se eleva
a consideración de la Dir. de Programa para su aprobación. De lo conversado se
deduce la posibilidad de que el niño Federico sea derivado a Hogar Infantil y en el
caso de la joven, si hubiera cupo, en Hogar para adolescentes, donde pueda
continuar con su tratamiento en Adicciones y completar el ciclo escolar, en principio.
Si bien la opinión de la joven es ambivalente, esta dirección concuerda con el equipo
técnico y considera que es preciso un desvínculo transitorio para mejorar la
situación de ambos.»

18 de setiembre
«Formulario para denunciar la salida no autorizada y/o fuga de establecimiento:
Gabriela Pérez 17 años de edad. Hora de la salida no autorizada: 18/9/07 hora
20.40. Altura aproximada: 1.60; cutis: blanca; cabellos: negros; sin señales
particulares (cicatrices, tatuajes). En cuanto a la ropa que vestía el día que salió se
informa: vaquero y campera. Observaciones a criterio del Director del Centro de
Atención: sale con su hijo.»
11 de octubre
«Traslado del menor: derivación del centro de ingreso (diagnóstico terminado).»
132

1.3. EL ARCHIVO DE LA INSTITUCIÓN COMO MORADA

Como hemos visto, los legajos constituyeron nuestro punto de relanzada de la

investigación. Pero encontrábamos allí también un archivo (en este caso el del

INAU), poco explorado desde el punto de vista de la investigación, que contiene

miles de legajos de niños y adolescentes que han transitado por el sistema de

protección, y según se nos informó conteniendo legajos de la década del 70 para

acá.

No es el único lugar donde se ubican los legajos del sistema, los hay en los

Hogares y en los servicios de atención a la población, pero es de uso que cuando

los niños y adolescentes se desvinculan del sistema se envíe a este archivo los

legajos de quienes ya no están en el INAU, se archivan.

El archivo en sí mismo se constituyó en un elemento a incluir en el corpus, por lo

que él mismo da a ver, pero también porque ese lugar, esa morada, esa casa

pública, constituye lo que Passeron y Revel llamarían el contexto de los casos. O

mejor dicho, constituye un elemento más para comprender el contexto de los

casos y reconstruir lo más que se pueda esa circunstancia.

Si tomamos el sentido literal de la palabra archivo y vemos qué la Real Academia

define por la palabra archivo tenemos las siguientes acepciones:

- Conjunto ordenado de documentos que una persona, una sociedad, una institución,
etc., producen en el ejercicio de sus funciones o actividades.
- Lugar donde se custodian uno o varios archivos.
- Espacio que se reserva en el dispositivo de memoria de un computador para
almacenar porciones de información que tienen la misma estructura y que pueden
manejarse mediante una instrucción única.
- Conjunto de la información almacenada de esa manera.
- Persona en quien se confía un secreto o recónditas intimidades y sabe guardarlas.
133

Como vemos, un archivo, en su sentido literal y no lejano a aquello que Derridá

hizo ver respecto del origen de la propia palabra, esa función encargada a los

Arcontes supone una cierta custodia, cuidado de la memoria y un cierto

ordenamiento que refiere a un saber guardar; el modo que una sociedad, unas

personas, unas instituciones conservan, y que en nuestro caso bien vale esa

acepción que remite a unos ciertos secretos o recónditas intimidades.

El lugar que visitamos en reiteradas ocasiones, llamado archivo, consiste en un

viejo edificio ubicado en el centro de la ciudad, en unas pequeñas salas de lo que

hasta hacía muy pocos meses de nuestras visitas38 funcionaba el servicio de

Puerta de Entrada al sistema de protección para niños y adolescentes. El servicio

había sido trasladado a nueva dirección, pero el archivo permaneció allí. Entre

escombros que bordeaban las salas y las llenaban de un polvo persistente y

abundante, la presencia de roedores que comían día a día los papeles, el estado de

deterioro era impactante. Y aunque una funcionaria designada al archivo daba

cuenta de un cierto orden, (los de los 70 están por allí, los más actuales están por

acá), los legajos no dejaban de estar dispuestos más que por un cierto orden, por

un gran desorden y un notorio descuido.

Esta descripción breve se asemeja en buena medida a las realizadas por Frigerio

(2008, págs. 96-100) en la Argentina, y que ya mencionamos.

Por eso, sostenemos que más que archivo, lo que visitamos es un depósito en el

sentido de acción y efecto de depositar. Cosa depositada. Lugar o recipiente

38 Realizadas entre julio del 2012 y febrero del 2013.


134

donde se deposita (RAE, 2010). Pero además alerta, respecto del particular

descuido de ese lugar ahora, para nosotros, llamado depósito.

Esto, insistimos, tiene carácter de constatación, de aquello que Frigerio ya ha

señalado como la existencia de una pulsión antiarcóntica en las instituciones de la

protección.

El estado de situación de los archivos sobre los niños y niñas cuyas vidas en la
Argentina se han visto afectadas (tuteladas, asistidas, judicializada, patologizadas,
criminalizadas) podría entenderse como síntoma. En tanto tal, testimonia lo no
resuelto, lo pendiente y la contradicción entre nuevas producciones normativas y el
modo en que persevera una modalidad arcaica y ancestral en las prácticas, lo que
permite comprender la situación actual de las infancias.

Derridá ha sido muy preciso al respecto, señalando que la comprensión del concepto
de arkhé no debe limitarse o considerarse como sinónimo de archivo (entendido
simplemente como guardadero o desván, de la memoria, donde la memoria
desvanece) ni asimilarse a la memoria, tampoco como regreso a un origen, sino que
debe entenderse, retomando el sentido más antiguo y más amplio, como «la puesta
topográfica de una técnica de consignación, constitución de una instancia y de un
lugar de autoridad». Para el filósofo, el arconte (arkeion), es decir, el Estado (o sea,
sus funcionarios) será la condición de un archivo. Arconte es, para la tradición, la
palabra que designaba al funcionario en quien se confiaba la custodia del archivo,
custodia que no debe entenderse con una mala interpretación de lo policial, sino que
debe entenderse como autoridad y confianza acordada para que algo esté cuidado.
Podría afirmarse que los ocupantes del Estado en la Argentina han desestimado y
subestimado la importancia del arkhé y que de ninguna manera facilitan el trabajo de
los arcontes, para los cuales hay poco respeto, como para los destinatarios de las
políticas des-subjetivantes. (2008, págs. 14-15).

Decimos entonces, que esto que señala Frigerio para la Argentina, esta

investigación lo constata para el caso uruguayo.

Nosotros no hemos realizado un corpus de imágenes, tenemos que recurrir al

relato para dar a ver lo se veía en el archivo. El encierro, la oscuridad, el

desorden, el descuido y la queja de quien hablaba al modo de un arconte de la

imposibilidad de hacer otra cosa, reconociendo el mal que recaía sobre el archivo,

y a la vez diciendo que «no dependía de ella, el estado del archivo se debía a que
135

ella era la única persona asignada y no se destinaban recursos para su

mejoramiento».

Esa pulsión antiarcóntica toma la forma aquí de descuidar, devaluar, desproteger

los relatos que desde esta investigación procuramos rearmar a través del trabajo

sobre los legajos.

1.4. LA ESCALA DE LAS FUGAS

Tenemos entonces un corpus de casos, que se han construido a partir de hacer

casos sobre legajos de niños y adolescentes que se encuentran archivados en la

Institución de la Protección.

Los legajos con los que se hicieron casos, son casos de fugas, y ya dijimos que las

lecturas iniciales de los legajos mostraron una impresionante insistencia de las

fugas, de legajo en legajo, y dentro de cada legajo.

Por lo tanto, la existencia de las fugas ya había sido constatada en el estudio

realizado sobre los legajos, pero esa vía no permitía tener una expresión global en

el universo en el que se desarrollaban; ¿cuántas fugas hay?, ¿cuántos de los niños

y adolescentes que transitan por el sistema se fugan?

Pero es preciso decir, ¿en qué sentido hacemos la pregunta por el cuántos?

Es evidente que las decisiones que tomamos hasta ahora no nos obligan a

cuantificar, no es preciso decir, para el modo que nos hemos dado de trabajo,

cuántos. Ni construir una estadística de las fugas. Sin embargo, las fugas se

presentaban de un modo que entendimos pertinente no cuantificar, no construir

una estadística, sino pensar una escala.


136

Es decir, las fugas presentan en sí mismas y cada una dentro de su caso y en

relación a los otros casos, un importante caudal de saber. Saber en el sentido de lo

que se vuelve visible y enunciable. Podemos trabajar con un solo caso y hacer de

él la fuente que hace de una singularidad la posibilidad de una comprensión más

global. Pero que pensar por caso suponga considerar cada singularidad, no impide

que nos hagamos una pregunta de un orden distinto que, al fin y al cabo, también

aporta a la construcción de un contexto para los casos de fugas.

Existen algunos temas vinculados a la infancia y la adolescencia que se presentan

como problemas, que tienen alto grado de visibilidad social y han sido objeto de

múltiples estudios e investigación que han hecho ya, en buena medida, la

construcción del dato, muchos de ellos basados en la noción de indicador. Así por

ejemplo, es sencillo acceder a información precisa sobre los índices de deserción

educativa, la cantidad de niños y adolescentes que comenten delitos, la cantidad

de embarazos adolescentes que se reportan, etc. Pero las fugas del sistema de

protección a la infancia no son un dato sistematizado.

Trabajamos con el Sistema de Información para la Infancia (SIPI), que consiste

en un sistema informático a cargo del INAU, que monitorea la población de niños

y adolescentes que transitan por el sistema de protección en sus diversas

modalidades. Solicitamos información sobre las fugas pero no estaba disponible.

No era/es un indicador que se desprenda del sistema, así que hubo que construirlo

a propósito de este trabajo. Es decir, el sistema registra cantidad de niños y

adolescentes y, por otra parte, el reporte de salidas no autorizadas (fugas) que se

realizan desde cada servicio de atención directa a la población, pero la

información no está cruzada, tampoco nadie la había solicitado hasta el momento,


137

ni se suministra desde ningún informe de gestión, ni en las memorias anuales del

INAU que, por otra parte, también consultamos.

Encontrarnos con esta ausencia de dato, con esta invisibilidad de las fugas, nos

incitó a construir esa información y dar a ver y a saber cuántos son los niños y

adolecentes que se fugan, y cuántas fugas se producen en un período de tiempo.

A pesar de que para otro tipo de estudios este cuántos tenga valor en sí mismo,

para nosotros se volverá valioso en un sentido particular.

Se trata de hacer una distinción teórica que busca precisar los términos en que

este tipo de información se considera en esta investigación. Y supone el pasaje

del concepto de indicador al concepto de analizador. Que no es lo mismo que los

conceptos de visibilidades y enunciados a los que ya nos referimos, pero tampoco

es algo absolutamente antagónico, tienen sus resonancias mutuas.

Un analizador, tal como lo han tratado autores como René Loureau y George

Lapassade, refiere a un elemento de los sistemas institucionales, de las

instituciones y de las organizaciones, que pone al descubierto lógicas implícitas,

denuncian posiciones de los sujetos, órdenes simbólicos, modos de ver y hacer

las cosas.

Para estos autores un analizador es aquel elemento que comprendido en sus

significaciones deconstruye el orden institucional, las relaciones de poder y saber

de los sujetos en la estructura oculta de la institución. Estructura oculta no

significa necesariamente pensar en secretos ni en contenidos inconscientes,

aunque los pueda incluir, sino más bien en la idea que un fenómeno que se

transforma en un analizador da a ver y a saber algo más que la «cosa en sí».


138

Esta distinción entre indicador y analizador arrastra una discusión muy pertinente

en el campo que no ocupa, léase las políticas de protección a la infancia.

Por cuestiones que se vinculan en parte con las disciplinas y los saberes, en

especial el saber experto que sobre las infancias y las adolescencias se ha ido

construyendo, y particularmente los saberes consultados desde las políticas y

desde los actores políticos que deciden y diagraman las políticas, los indicadores

se han transformados en el caballito de batalla del pensar —y/o del no pensar—.

Tenemos un debate abierto respecto a los saberes expertos y su relación con las

políticas, cuánto de lo que sabemos desde el saber académico incide en el diseño

y las acciones que se implementan hacia las infancias. Importa decir que existen

en el territorio de las infancias y las adolescencias unos saberes más jerarquizados

que otros, más usados que otros, y es esa misma jerarquización de unos saberes

sobre otros lo que hace falta discutir para poner en evidencia que existen también

unos saberes no pensados (Bollas, C., 2009).

Estos saberes no provienen exclusivamente de saberes expertos menos

jerarquizados, sino que provienen del hacer y el vivir los avatares cotidianos. Por

eso el concepto de indicador anclado en el saber experto y puesto a andar en el

territorio de las prácticas omite o no permite ver ciertos avatares cotidianos de las

acciones. Con los indicadores podríamos construir cierta tipología de las fugas,

pero si en lugar de describirlas o además de describirlas y a pesar de describirlas,

las fugas son tratadas como analizadores entonces podremos evocar la institución

misma, es decir, el proceso a través del cual las fugas forman parte de la

producción institucional, dan a preguntar y a entender algo de orden institucional.


139

Esta distinción entre indicador y analizador fue especialmente trabajada por

Loureau en su libro El Estado y el inconsciente (1980). En el capítulo VII titulado

De los indicadores sociales a los analizadores sociales, Loureau señala:

A partir de los años sesenta los economistas y los hombres políticos han encontrado
una base, presuntamente científica, al discurso de poder: los indicadores sociales o
informaciones cifradas relativas a la mayoría de los problemas, o extensión del
tratamiento estadístico a todos los aspectos de la vida. (Pág. 146)

Para Loureau:

La cuantificación no está directamente puesta en tela de juicio, sino solamente en


tanto que se autonomiza para los planificadores ávidos de indicadores. Oponer lo
cuantitativo a lo cualitativo procede de un acto estéril, ya que los cuantificadores
reconocen, tarde o temprano, que lo que organiza la materia cifrable39, las
finalidades, pertenecen al dominio de la calidad; y los fanáticos de la calidad están
obligados a medir diariamente aunque solo sean sus medios de supervivencia. Si se
considera el proyecto global, la ambición de un Cálculo total y totalitario como
refuerzo, e incluso en el caso extremo, como sustituto de los procedimientos
habituales de la política instituida, entonces son las maniobras, las finalidades y el
juego mismo de esta política instituida lo que hay que cuestionar. (Pág. 147)

Bajo esta perspectiva, la cuantificación sobre las fugas es considerada en esta

investigación como un analizador que pone en evidencia algo de un orden distinto

que la cosa en sí, para mostrar, demostrar, algo más. Se trata para nosotros de una

cuestión de escala.

Quizás nuestro trabajo por casos, como decíamos, podría haber quedado ahí, sin

incluir una dimensión de cierta escala de las fugas en el sistema de protección.

Como dijimos, alcanzaría con un solo caso, pero el hecho de dimensionar en una

escala nos pareció pertinente.

Escala entendida como en algunas de las acepciones que el significado de la

palabra ofrece: «Tamaño o proporción en que se desarrolla un plan o idea». O,

39 El resaltado es nuestro.
140

«Graduación empleada en diversos instrumentos para medir una magnitud.»

(RAE, 2010)

En efecto, es la magnitud de los casos de fugas, lo que al modo de un analizador,

da a ver y a saber algo más que lo que cada uno de los casos volvió visible. ¿No

es la escala un elemento que reubica el campo de problema, en este caso de las

fugas? ¿Da lo mismo cualquier porcentaje? ¿Es lo mismo que los casos de fugas

sean absolutamente esporádicos a que se configuren como un fenómeno

frecuente? ¿No cambia el enfoque del problema sabiendo que existen números

altos de fugas en el sistema? ¿No se reubica cada uno de los casos cuando se sabe

que podemos encontrar muchísimos de ellos?

Los resultados de esa exploración la hemos incluido en el Capítulo 2, destinado a

las fugas.

1.5. CONVERSACIONES SOBRE LAS FUGAS

En la fase final de nuestro trabajo exploratorio respecto de aquello que

incluiríamos en el corpus, mantuvimos lo que definimos llamar: conversaciones.

Conversamos con adolescentes que habían transitado parte de su infancia y/o su

adolescencia en las instituciones de protección y también conversamos con

personas que trabajan en los servicios de protección a la infancia.

Solicitamos unas entrevistas e hicimos de eso unas conversaciones. Ese puede ser

un modo sintético de designar aquello que hicimos en esta dimensión.

Una vez finalizado el trabajo sobre los legajos, y cuando ya teníamos también

toda la información sobre la escala de las fugas, resolvimos solicitar una serie de
141

entrevistas a las que luego asignaríamos esa condición de conversación que

mencionamos, con la intención de escuchar qué se decía desde quienes de modo

distinto habitan las instituciones de protección. Conversamos con seis

adolescentes y con cuatro educadores/as del sistema de protección.

Como es sabido, la entrevista como técnica de investigación está ampliamente

difundida en el campo de las ciencias sociales y con frecuencia se investiga

optando por entrevistar a actores directamente involucrados con el asunto de la

investigación. Estamos lejos de abrir aquí un capítulo sobre la cuestión de la

entrevista en tanto método, su eficacia o su insuficiencia, pero sí queremos dejar

nota de algunos aspectos. En primer término, respecto al énfasis en la idea de

conversación y, luego, algunos aspectos que nos parecen pueden ser

minimizados, pero a nuestro juicio requieren ser considerados muy

especialmente.

Cuando entrevistamos sobre ciertos temas no demoramos en constatar las

dificultades de esa circunstancia. Uno va a solicitar, a quien tiene en frente, que

nos relate algo que sabemos con meridiana claridad que es conmovedor. Y es

absolutamente distinto entrevistar a alguien que lo ha solicitado que entrevistar a

alguien en los marcos y los propósitos de la investigación. Sin embargo, tal como

lo hace el campo de la clínica, hay que vérselas con un relato de un sujeto de

carne y hueso al que se le ha solicitado algo que le concierne.

Señalemos algunos aspectos que consideramos relevantes en esa situación que es

de entrevista, pero que depende del modo que es llevada, que es pensada y que es

conceptualizada que permite acceder a cierta información y a cierta comprensión


142

o no. Nosotros consideramos que en las circunstancia de esta investigación la idea

de conversación se aproximaba mucho a lo que entendimos pertinente.

Lo que ocurre en la situación que funciona como una conversación es que hay

algo que se produce allí mismo, a veces dando lugar a lo imprevisto, en otras

permitiendo que entrevistador y entrevistado vayan encontrando los caminos

posibles de la enunciación. Por supuesto que en la conversación las voces van

perdiendo nitidez y se van afectando una a la otra, pero este es un riesgo menor

comparado con las única existencia de preguntas preformateadas en secuencias

anticipadas, que solo serán merecedoras de respuestas también preformateadas

bajo la modalidad de responder lo que el otro quiere escuchar (en uno de los

mejores caso).40

En una investigación realizada por Silvia Duschatzky y Cristina Corea, en

temáticas próximas a la nuestra en la Argentina, publicada bajo el título Chicos en

banda. Los caminos de la subjetividad en el declive de las instituciones (2002), se

realiza una precisión respecto de este asunto que nos ha resultado valiosa.

Aunque discutiríamos, si fuera el caso, algunas de las conclusiones que se

presenta en el referido estudio, este señalamiento metodológico lo compartimos

ampliamente: «Una diferencia enunciativa básica entre la conversación y la

entrevista se ofrece en el mecanismo de relación entre las voces.» (Pág. 202).

Haciendo referencia a una de las entrevistas que figura como anexos en la

presentación de la investigación a la que nos referimos, se señala:

40 Recordemos además, que la entrevista es una situación ampliamente conocida por los niños y
adolescentes que transitan por el sistema de protección. Son entrevistados todo el tiempo, con lo cual la
entrevista es un ámbito que suelen conocer y sería muy dificultoso para la investigación que nuestras
conversaciones se asociaran inmediatamente a las entrevistas que han mantenido con diversos actores del
sistema. A eso nos referimos con preguntar de modo tal que se nos responda lo que se supone queremos
escuchar.
143

Los turnos —caso de la entrevista que se acaba de leer— señalan de manera tajante y
definida el contexto de cada emisión y su interlocución; en este caso, Brenda y el
entrevistador. Esto indicaría algo así como que las subjetividades que intervienen en
el diálogo no se construyen en esa instancia de diálogo, sino que se arma por fuera de
esa situación: una separación tan tajante que las voces no entran en contacto, no se
mezclan, no vacilan, no se modifican. (Pág. 202)

Para nosotros no se trata de que allí se construyan las subjetividades, en esa

instancia, a nuestro juicio no hay construcción de las subjetividades en una

conversación. Hay en todo caso posiciones subjetivas posibles. Y si coincidimos

que las voces entran en contacto, se mezclan, vacilan y se modifican durante una

conversación, y si es que la hay.

Por eso, la idea de un turno de voces que se produzca en la situación nos parece

un modo más adecuado de aproximarnos a aquello de lo que querríamos saber y

que necesariamente está en el otro ligado a sus propias vivencias. Por lo tanto,

nosotros mantuvimos unas conversaciones que inicialmente llamamos entrevistas,

conversamos sobre asuntos directamente vinculados con las preguntas de la tesis,

pero abrimos en cada caso un margen para unas asociaciones libres de consigna.

Pero el hecho de proponerse unas conversaciones, en el sentido que lo vamos

definiendo, no significa que hablemos de cualquier cosa. La conversación

también tiene, aunque de a ratos se dejen llevar, una direccionalidad anticipada.

Nosotros queremos saber sobre las fugas, más especialmente, queremos saber qué

saben con quienes conversamos sobre las fugas, y ese es un hilo conductor que no

solo es la vía de acceso a la información, sino lo que da soporte a la situación. La

situación, aunque se autorice a producirse a sí misma, requiere para producirse el

soporte de pertinencia que la enmarca en un querer preguntar y un querer

responder.
144

Precisamente por esta complejidad de la hablamos, las conversaciones que

realizamos la incluimos en el corpus en tanto fragmentos. Ya nos referimos en un

sentido similar al trabajo sobre los legajos o lo que los legajos contienen, en tanto

fragmentos, aquí ocurre algo similar.

Se trata de fragmentos de unas conversaciones más larga, fragmentos extraíbles

como tramo, como parte que admite un punto de arranque y un punto de cierre.

Son fragmentos lo que vienen al caso de nuestra indagación, de pronto, en un

tramo —que como fragmento puede ser extraíble— aparece algo que da a ver y

que se enuncia respecto de nuestro asunto, de las preguntas que están en nuestra

mente que dan ese soporte de pertinencia a los efectos de la investigación.

Por otra parte, hemos solicitado ese tipo de cosas a quienes entrevistamos y con

quienes conversamos. Les solicitamos fragmentos, con seguridad algunos de ellos

al margen de la memoria y con seguridad también son parte de su presente.

Cuando trabajamos con los legajos, para constituirlos como casos, recordemos

que hicimos un trabajo sobre la cronología. Sin embargo, cuando mantuvimos las

conversaciones, en especial con los adolescentes, teníamos en mente algo

totalmente distinto, que nuevamente Pontalis nos ayuda a comunicar. En el texto

titulado Al Margen de los días, Pontalis se propone dejar notas sobre el transcurrir

de los días, pero hace al respecto una serie de aclaraciones, entre ellas dice:

Decido, contradiciendo lo que acabo de escribir, no fechar estos fragmentos. Para mí


están al margen del tiempo que pasa, de la cadena del tiempo. Aunque evoquen una
circunstancia, un encuentro, una antigua lectura, esas circunstancias, encuentro y
lecturas son mi presente. (Pontalis, J-B., Al margen de los días, 2007, pág. 18)

De modo que mantuvimos las conversaciones, de las que luego extrajimos los

fragmentos que incluimos en el corpus, bajo la idea de que esas circunstancias


145

que evocábamos al preguntar están al margen del tiempo, de la cadena del tiempo

y en ocasiones evocan y son el presente.

Las fugas incitan una serie de preguntas: ¿por qué?, ¿a dónde?, ¿de qué? Nosotros

no nos propusimos una descripción de las fugas, al modo de unas tipologías.

Porque nuestra ocupación está dirigida a ver que dan a ver y a saber las fugas del

sistema de protección, no en tanto sí mismas, sino en tanto dan a ver y a saber al

modo de un analizador del sistema institucional de protección a la infancia. Esto

es central, para ubicar el modo en que la serie de conversaciones que mantuvimos

sobre las fugas ingresa en el corpus.

Uno puede preguntar ¿por qué te fugaste?, el otro escucha: ¿Por qué me fugue? y

¿qué podemos esperar? ¿Qué dirá? No lo sabemos, pero sí sabemos que esa

pregunta no conduce necesariamente, sí o sí, a una respuesta que dé cuenta de un

porqué. ¿Por qué? es una pregunta inconmensurable, es un enigma, y en

ocasiones el sujeto podrá decir: no sé. O enmudecer. También, en mejores casos,

asociará unas circunstancias, dará cuenta de hechos y de afectos que estuvieron

en juego en torno a la fuga o a las fugas, nos hará un cuento, nos relatará algo, ahí

hay un fragmento. Estos fragmentos los incluimos en el corpus.

Por otra parte, y esto hace también a la complejidad del entrevistar que queremos

considerar como parte de los apuntes de método respecto de la investigación, las

entrevistas no pueden más que remitir a un après-coup.

El concepto freudiano de après-coup ha sido indagado en profundidad en un texto

de Jean Laplanche, El après-coup (2012), donde se identifican tres momentos en

la obra de Freud respecto de esta noción. Esperamos no importunar con esta


146

deriva, pero parece sumamente relevante para la consideración del material de

entrevista que presentaremos a continuación.

Laplanche identifica tres momentos.

Un momento A, que se refiere a los textos anteriores al 1900, donde el término en

alemán está tomado como «ulterior, agregado, secundario». Es decir un après-

coup es una conciencia secundaria a un fenómeno, no porque un acontecimiento o

una circunstancia primaria tuviera una relación de causalidad con esta conciencia

secundaria, esta es una conciencia que viene después.

Un momento B en la obra de Freud aparece para Lapanche en La interpretación

de los Sueños, donde el término après-coup viene a significar un diferido, es decir

algo que está diferido, o sea «que el recuerdo actúa après-coup con más fuerza

que el acontecimiento recordado por él». (Pág. 39).

Y un tercer momento, C, aparece en el texto del Hombre de los lobos, donde se

invierte la línea del tiempo entre dos acontecimientos. Significa que en un

acontecimiento 2 posterior en el tiempo cronológico, es donde aparece una

significación sobre un acontecimiento 1, y aparece allí por primera vez.

Significa esto que cuando estamos en situación de entrevista y de conversación,

sabemos que hay unos acontecimientos 1 sobre los que se está indagando, pero el

sentido, la significación de ese acontecimiento 1 para el sujeto existe en tanto

après-coup, existe y significa en función de unos acontecimientos 2 que

ofrecieron, ofrecen, y ofrecerán nuevas significaciones. Y puede ser también que

esos acontecimientos sobre los que uno interroga y quiere saber, remitan a algo de

lo que el sujeto nada quiera saber, no en tanto investigación, sino en tanto avatar
147

de su vida personal. Nosotros queremos saber sobre porqué se fugan los niños y

adolescentes del sistema, pero formulárselo a un sujeto es de otro orden, el

porqué de cada sujeto es en parte enunciable, en parte mutable, en parte ignorado.

No evitamos los por qué, ¿por qué llegaste al sistema?, ¿por qué te fugaste?, ¿por

qué volviste?, pero a sabiendas de que lo que de allí se desprende no son

relaciones de causa efecto, de causa consecuencia, porque los por qué son

inconmensurables.

Extrajimos de allí fragmentos que portan en sí mismos enunciados, que provienen

de pequeños hombres y mujeres que producen actos de habla, que hablan, y

mientras hablan enuncian. No enuncian, para la investigación, los sentidos

inconscientes de un sujeto psíquico individual, son un sujeto psíquico individual,

que produce enunciados en tanto ocupa un lugar de saber/poder y, por lo tanto,

los sujetos ya no son las encarnaduras concretas que hablan (para los asuntos de

la investigación, fuera de ella por supuesto que sí), sino que el sujeto es el sujeto

del enunciado, y el sujeto del enunciado no habla en «yo», habla en «se», o en

«il» en francés. Podríamos decir habla el sujeto en fuga, o, que se fuga,

podríamos decir también habla «el sujeto al que se protege (o no)», habla el

«sujeto judicializado», habla el «sujeto internado», etc.

Pero aunque la investigación trabaje en la dimensión del «se» y con sujetos de los

enunciados, esos son producidos por personas concretas, por sujetos con nombre

propio, lo que hace que la entrevista provea un material difícilmente alcanzable

por las lecturas documentales y por los legajos estudiados. El sujeto del

enunciado es construido allí mismo, donde avatares sociales, institucionales y

familiares han dejado huella subjetiva en un cuerpo, en una vida, han hecho una
148

vida vivida. Esos enunciados, que pueden producir esos sujetos, portan una

inscripción, un rastro, un rostro, una afectación, a la que no accedemos, no hemos

accedido nosotros al menos, con otro tipo de trabajo sobre el corpus (los legajos,

la cuantificación, etc.).

Incluimos entonces, fragmentos de conversaciones, aquellos que dan a ver y que

enuncian algo de las preocupaciones de la investigación. Los presentamos a

continuación.41

¿Qué hizo que llegaran al sistema de protección?

Otro modo de hablar de las causales.

Investigadora: ¿Cómo fue que conociste el INAU?

Walter (18 años): El INAU lo conocí cuando era chico, porque yo me iba de mi
casa, un día me fui a Canelones en un tren y aparecí en una ruta toda escuro,
ahí llamaron a la policía y la policía me llevó a un hogar.

I.: ¿Cuántos años tenías ahí?

W.: 7 años.

I.: ¿Y por qué te ibas?

W.: Yo que sé, no sé, mis padres se habían separado y me iba.

Tenía siete años cuando abusaron mío, en mi barrio, en la casa de mis padres
cuando yo era chico, un vecino ahí. Mis padres nunca se enteraron de nada,
porque yo nunca dije nada, fue un vecino ahí de al lado. Ahí era cuando vivía
con mi madre, llegué de noche re asustado y lo primero que hice fue acostarme
y dormir toda la noche. Nunca me preguntaron nada, en realidad mi hermano
me preguntó qué pasaba, y yo le dije nada, nada, no pasó nada.

En mi casa lo que fue el boom, lo que explotó fue la separación de mis padres.
A mí me afectó también. Porque cuando sabes la historia, y vivís la historia, y
viviste la historia de todo lo que viviste, ta no da. Mi madre se fue con el
hermano de mi padre, andaba con cualquiera que viniera y ta no tenía perdón
de dios.


41 Las transcripciones son literales y los nombres ficticios.


149

Sofía (18 años): Empecé a los cinco años, cinco y medio casi seis, cuando falleció
mi padre, mi madre ya estaba medio descompensada, tenía problemas
psiquiátricos, pero ta cuando falleció mi padre no nos podía cuidar, los
vecinos le hacían denuncias porque nos maltrataba, y ta vino el INAU un día y
nos sacó. Ta y ahí nos quedamos, la veíamos en visitas, pero venía empeorando
la cosa con ella, cada vez era peor y nos mandaron a una cuidadora más lejos
para que no tuviéramos contacto con ella, porque decían que a nosotros nos
hacía mal, en realidad sí nos hacía mal pero nosotros no nos dábamos cuenta.
Y ta y nos fuimos con una cuidadora, y estuvimos, yo estuve 8 años, hasta los
14 estuve en cuidadoras. No estuve bien bien, pero ta dentro de todo estuve
bastante bien.


Jessica (17 años): Antes vivía con mi madre. Mi madre tenía muchas parejas y no
eran parejas buenas, entonces siempre había problemas, cosas así y después
por violencia doméstica fuimos a un hogar de madres con hijos y mi madre se
quedó un tiempo ahí. Y después yo tengo un hermano chico que va a la escuela
de mañana y salía al mediodía; y mi madre lo tenía que llevar, volver al hogar
y volver a buscarlo... Un día no volvió, volvió a las cinco de la tarde. Lo llevó a
la escuela pero no volvió en todo el día. Y en el hogar de madres pensaban que
le había pasado algo, aparte la llamaban y no atendía. Entonces cuando volvió
le dijeron las cosas como eran y mi madre dice: «pero yo no estoy acá para
que me maltraten». Y yo estaba ahí y no la estaban maltratando, le estaban
hablando; porque para mí es algo hablar y otra cosa maltratar. Entonces
agarró y dijo «yo me voy», y un tiempo antes yo había agarrado su celular,
porque yo no confío en mi madre y vi que estaba hablando con ese mismo
señor de vuelta, entonces ta. Dijo: «yo me voy», y ese señor la estaba
esperando afuera. Entonces, yo no me quería ir con ella.

Investigadora: ¿No?

J.: No. Entonces agarré y dije que yo no... Y aparte mi madre me había insultado y
me había dicho muchas cosas y entonces no me quería ir con ella. Y entré a la
dirección de ese hogar y le dije a la señora y me dijo que nadie me iba a
obligar a irme pero que ta, me habló y me dijo que yo me iba a ir a un hogar
de chiquilinas solas porque no podía estar ahí. Entonces me quedé ahí, mi
madre se fue y al tiempo, como a los tres meses fui a vivir al hogar que estoy
ahora.

Para mí no fui deseada, no sé, no tengo idea. Pero no sé, como que siempre fui
dejada de lado. Mirá, tengo una hermana que no conozco que la regaló cuando
tenía dos años. Y no sé, la regaló, ¿no sentiste nada?, no entiendo. Era tu hija,
vivió hasta por lo menos los dos años contigo, tuviste que sentir dolor por lo
menos, no sé.

Mi hermana grande sí que se fugó, se fugó de mi casa. Pero para mí fue lo


mejor que hizo. Y aparte no se fugó sola, se fue sola sí pero con ayuda de
alguien. Mi madre cuando estaba con esa pareja, el padre del señor sabía
cómo era su hijo y todo. Sabía que estaba como que mal y era como que a mí y
a mi hermana más grande nos acosaba pero a mi hermana más grande más.
Cuando se fue ella quedé yo.
150

I: ¿Las acosaba?

J.: No me gusta hablar de eso.

I: Me imagino.

J.: Claro, como que me decía cosas y a veces me tocaba y ta, y yo, llegó un punto
que llegó a hacerme algo y me escapé de mi casa también. Porque eso me hizo
mucho mal a mí. Tenía no sé, trece años y era una niña todavía, no había
vivido nada.


Marta (18 años): A los ocho años me vine de Durazno.

Investigadora: ¿Pero, con tu familia?

M.: Sí. O sea, mi madre se separó de mi padre y nos vinimos a vivir acá. Ta,
pasaron años, éramos yo y mi hermano y mi hermana de doce. Y después mi
madre, ta... Empezamos a vivir acá, mi madre trabajaba. Hasta que consiguió
esta pareja que está ahora. Y ta, yo qué sé, en un momento consumió pasta. Y
le mentía. Y siempre venía con un verso distinto... Y llegó un momento que yo
no me lo aguantaba así en ese aspecto en que venía y nada... un día me llegó a
levantar la mano, así pero yo no lo dejé que me tocara. Estábamos en la
plaza... En la Plaza Matriz.

I.: Sí, sí conozco.

M: Bueno, por ahí cerca. Llamé a mi abuela, le dije que no aguantaba más y ella
fue la que me ayudó a hacer los trámites y todo y me fui. Fue la que me hizo
entrar en un hogar.

A una amiga mía también le pasó eso, que es como mi hermana, ella también
hizo lo mismo. O sea, tampoco no se daba con el padrastro, el padrastro quiso
abusar de ella cuando ella era chica y ta. Hizo la denuncia y todo pero la
madre siguió con él. La mía igual, hizo lo mismo.


J. J. (14 años): La primera vez que entré, con mis hermanos, somos seis, ahora la
mayor vive con el novio. Yo tenía nueve meses, hasta los tres años estuve en un
hogar que me dieron en adopción, pero como éramos muchos y mi madre iba
al juez para que no nos separen, nos pasaron a una cuidadora hasta los nueve
años. Cuando mi hermana salió, denunció que nos trataban mal, y nos
cambiaron a otra cuidadora, era una mujer que cuidaba como a 10 gurises.


Investigadora: ¿Qué se sabe de las fugas?

Romina (19 años): Yo me fui de mi casa, porque me peleaba mucho con mi madre,
ella se quería entrometer en todo, bueno en realidad era mi madre adoptiva,
151

pero un día me saqué y le pegué, me controlaba todo lo que hacía, con quién
andaba, me revisaba el bolso. Yo ya había empezado a consumir y un día me
agarró mal y ta le pegué, me arrepiento de eso, pero nunca más volví a vivir
con ella, yo me saco a veces, me descontrolo, y ta me hizo la denuncia y
terminé en el juzgado y me mandaron para el INAU.


¿Qué se sabe de las fugas?

Investigadora: Vamos a las fugas. ¿Vos te fugaste?

Walter (18 años): Sí, obvio. En realidad en el Hogar que yo estuve no se llamaba
fuga, porque en realidad estaba siempre abierto, si vos te querías ir agarrabas
abrías la puerta y te ibas.

I.: ¿Y cómo se le llamaba a eso?

W.: Sí se llamaba fuga, la famosa fuga, ¡¡bo, te fugaste!!, se decían. Fugar, te


fugas. A veces tenes un problema adentro y no sabés como resolverlo y te
fugás, a mí me pasaba eso. Tenía un problema ahí, con un educador y en lugar
de encarar agarraba y me iba. Por no encarar. Que eso ahí en esta casa que
estoy ahora lo aprendí. Yo antes discutía con cualquiera y agarraba y me iba a
la mierda, estaba dos o tres semanas sin ir.

Cuando te fugas te manda para diagnóstico. Ahí tienen una reja y meten a
todos los gurises para ahí como si nada. Tenés que pasar por diagnósticos si
no, no podés entrar. Cuando te fugas el Hogar manda una planilla a
diagnóstico, diciendo que te fugaste, el día a la hora, por esto esto y esto.
Entonces cuando vos volvés, tenés que ir a diagnóstico, y ellos te hacer una
ficha como que volviste no sé qué, y te trasladan de nuevo para el Hogar, pero
si no haces eso no podés entrar. Si vas de una al Hogar, lo que pasa es que te
mandan de vuelta para diagnóstico.

Los primeros tres o cuatro años me fugaba todo el tiempo, hasta que un día me
agarró un educador y me dijo que si me fugaba otra vez no volvía más, y ta ahí
dije voy a encarar y me puse a estudiar y todo. Cuando no estás acostumbrado
al Hogar, te vas y venís, después volvés. Pasan dos o tres semanas y te volvés a
ir. Hasta ahora me dan ganas de estar en la calle, pero ta no ahora no da,
¿para qué?, perdés tiempo, es pérdida de tiempo. Para eso mejor ponerse las
pilas de una y encarar la vida, esquivar los obstáculos y seguir.

Yo volvía solo, el tema que después tenés que empezar todo de nuevo. Cuando
vos no te fugás, tenés muchas prioridades como el tema de las salidas, la
confianza de los educadores contigo, que cuando vos te fugás la perdés, y
después cuesta armar de nuevo la confiaza.

152

Investigadora: Sabés que yo estoy tratando de entender en esta investigación lo


que se llama «salida no autorizada», ¿sabés lo que es eso?

J. J. (14 años): Sí, claro que sé, es así. Yo estuve en ZETA por ejemplo, ahí en ZETA
había gurises que se iban con salida autorizada por 8 h por ejemplo, si no
llegabas a esa hora ya decían que te fugaste y te apartaban. Ahí donde están
mis hermanas no, ahí es distinto, por ejemplo mis hermanas se vienen para acá
para casa de madre, y demoran en irse, y el tipo de ahí llama y le pregunta a
mi madre, ella les dice están acá y él les dice bueno deciles que se vengan,
pero nada más.

Pero en ZETA, pasó media hora de que no llegaste y empiezan este gurí no
viene, pero ¡por media hora!, adelante nuestro decían eso y nosotros decíamos
pero por media hora tanto color. Decían ya vamos a hacer la denuncia a la
comisaría por salida no autorizada y ya lo apartaban, decían vamos a traer a
uno más chico, a uno más fácil. Los de 17 tienen miedo de salir, porque andan
con las novias, se demoran y esta gente te trata como si estuvieras privado de
tu libertad.


Investigadora: ¿Vos alguna vez te fugaste?


Sofía (18 años): No, yo nunca me fugué.

I.: ¿Y viste que alguien se fugara?

S.: Sí, en el Hogar todo el tiempo. De cuidadoras no, vuelven más tarde pero no le
llaman fuga por lo general, te rezonga la cuidadora y ta queda por esa, pero
de los Hogares sí. Yo en el Hogar en el que estuve todos los días se fugaba
alguien, distintas chiquilinas obvio, pero todos los días había una fuga. Porque
querían ir a los bailes y no las dejaban, y era normal que se fugaran y
volvieran al otro día, tenías que pasar por la policía y por el médico y después
te venías al Hogar de vuelta. Las funcionarias no podían hacer nada, todo el
tiempo pasaba eso.

I.: ¿Y vos que idea tenés, por qué se fugaban?

S.: Porque estaban desconformes en general o porque tenían novio y el horario de


entrada era a las 7 o a veces a las 8 y no les alcanzaba, o alguien decía vamos
al baile, y ta se iban, se escaban por la ventana y volvían al otro día. Había un
código y nadie iba y decía fulanita se fugó. Al rato pasaban tres o cuatro horas
y decíamos pah falta de tal cuarto una, como hacíendonos las bobas. Y las
funcionarias decían ay no lo puedo creer, y nos preguntaban a nosotros si
sabíamos algo, pero nosotros decíamos que no, jurábamos que no sabíamos. Se
fugaban porque querían ir al baile, o por que se peleaban con alguna
chiquilina, o porque se llevaban mal con alguna funcionaria y justo estaba en
ese turno y se iban, justo en ese rato para joder a la funcionaria, viste que se
supone que las funcionarias tienen que estar atentas y quedan mal paradas si
alguna se fuga, entonces se lo hacían por gusto. Y lo que hacían era que
alguna la distraía a la funcionaria, le decía que tenía que hablar o algo así, y
las otras tiraban las mochilas por las rejas y se iban, salían por la ventana y
ta. Al rato se daban cuenta.
153

I.: ¿Pero, volvían?

S.: Sí, siempre volvían.

I.: ¿Y qué hacían los adultos del Hogar cuando volvían?

S.: Te revisaban toda por las dudas que trajeras algo, te revisaban la mochila, las
mandaban a bañar y las rezongaban, pero a las chiquilinas les entraba por un
oído y le salía por el otro. Y en general se acostaban a dormir porque habían
estado despiertas toda la noche, y las funcionarias les decían: levantate, si te
gustó fugarte ahora levantate.

I.: ¿Y pasó alguna vez que alguien no viniera más?

S.: Sí, pasó alguna vez, ta tenía a dónde ir.

I.: ¿Y vos no te fugabas, no te daban ganas?

S.: No porque en realidad a dónde iba a ir, no me gustaban los bailes, no tenía
novio, no tenía la casa de ningún pariente a dónde ir, por lo general las
chiquilinas tenía algún lugar al que querían ir, se iban hacían lo que querían
hacer pero yo a dónde iba a ir. Además si te ibas te robaban la ropa. Las
mismas gurisas te robaban, y cuando volvías no te podías quejar si te habías
ido. O perdías la cama.


Investigadora: ¿Viste fugas? ¿Tú te fugaste alguna vez?

Jessica (17 años): Sí, vi muchas, yo no nunca me fugué.

I.: ¿Y qué viste?

J.: Las fugas para mí se dan porque hay chiquilinas que no les gustan que le
impongan reglas y quieren hacer lo que quieren. Y cuando le dicen algo que no
les gusta empiezan a discutir, a discutir, a veces le pegan a los educadores y
les pegan porque se quieren ir entonces como no le abren la puerta para que se
vayan empiezan a romper todo. Una vez una se quería escapar y agarró y
empezó a patear la puerta y pegarle y la abrió y se fue.

I.: ¿La puerta que da a la calle?

J.: Sí. Después, otra vez una se escapó por el techo y después una por la casa del
vecino. Pero después vuelven por Diagnóstico.

I.: ¿Vuelven? ¿Cómo es eso?

J.: Yo supongo que porque no sé, querían salir y hacer lo que quieran e hicieron
lo que quisieron, después no tenían dónde dormir ni dónde comer, ni bañarse y
volvieron porque saben que ahí lo tienen. Supongo.

I.: ¿Hablaste con algunas de ellas alguna vez sobre las fugas?

J.: No. Yo con las chiquilinas del hogar algunas son como mis amigas pero otras
no me llevo ni bien ni mal, solo como un hola y un chau, como si fueran mis
vecinas y ya está. Porque no me interesa meterme en eso porque terminás mal.
154

I.: Y los grandes de ahí, los adultos de ahí, ¿cómo reaccionan con las fugas?

J.: Ta, trataban de que no se escaparan, de calmarlas, pero a veces no hacían


caso y a veces como que se descontrolaban muchas y que hacían mucho relajo
llamaban al médico. Y si ya se escapaban hacían la denuncia. Iba un
psiquiatra. A veces no sé, a veces hablaba con ellas y no sé qué pero a veces,
algunas chiquilinas que están medias mal, para mí están mal, les daban
pastillas para que se tranquilizara y ta, como quien dice las drogaba así, las
dopaban como todo el mundo dice.


Marta (18 años): Las fugas es por eso, porque a veces los educadores no
comprenden la situación de los chiquilines, no comprenden, le siguen diciendo
cosas, le siguen diciendo cosas y los chiquilines se terminan yendo. No es
porque vos le digas «ah, no, m’hijito, quedate», no sé qué. No, no es por eso.
Es porque los educadores le dicen: «bueno, estás sancionada por tal y tal
cosa». Y bueno, los chiquilines se las toman porque decís «por todo lo que me
estás sancionando, por una cosa así» ¿Entendés?

Investigadora: Sí, claro.

M.: Está bien que te sancionen ponele por el telefóno ¿entendés? Por una cosa ta,
te la banco pero por tres cosas, yo también... me iría. Pero no, yo siempre me
la aguanté cuando me sancionaron.

I.: ¿Y vuelven?

M.: Sí, después vuelven. A los días vuelven.

I.: ¿Qué hacen los adultos cuando se fuga alguien?

M.: Nada, lo denuncian.

I.: Y cuando vuelven, ¿qué hacen?

M.: Nada. Retiran la denuncia de que apareció y ta. Pero después le toman broca.
Después le toman bronca. Las personas que estaba en el turno cuando ella se
fugó, que le dijo que estaba sancionada por tal y tal cosa, después le toman
bronca. Yo he visto eso. Siempre pasó.


Romina (19 años): Sí yo me fugé mil veces, de ahí de Diagnóstico me fugaba, pah ahí
había una tipa, no se sigue estando, que era terrible, una yegua era, por
cualquier cosa te metía en las rejas y te dejaba ahí, yo llegué a estar como un
mes en la reja. Una vez que pintó motín, nos metió en la reja y nos quedamos
ahí, empastilladas. Pero me fugaba sí, me fugaba todo el tiempo.

Investigadora: ¿Y a dónde ibas?

R.: A la calle, o a la casa de algún amigo, me iba a la casa de mi novio, ahora vivo
con él. Pero antes andaba en cualquiera. Yo siempre estuve en Diagnóstico,
pero cuando ya no daba más me iba, vivía fugándome.
155



Investigadora: ¿Viste fugas?

Educadora 1: ¡Uff! Sin dudas. Me ha tocado hacer varias denuncias también, de los
gurises cuando se fugan. Ha sido una preocupación para algunos educadores
en algún momento en que veíamos más gurises afuera que adentro y
charlábamos entre nosotros de bueno, de qué cosas estamos haciendo mal o
qué cosas estamos haciendo que no son acertadas que los gurises prefieran
estar afuera que con nosotros. Pero bueno, básicamente es una cosa que se da,
yo te diría que semanalmente varias veces a la semana ¿no?

Me da la sensación a mí que a veces cuando los decibeles... No pueden


contener, cuando hay locura, cuando hay desorganización, cuando hay mucho
movimiento de idas y venidas de cosas, es como el momento propicio para que
se vayan.

Se van, ¿por qué? Porque le dijeron que ese día iba a volver a su casa y no
volvió, porque le dijeron que ese día iba a ser trasladado, trasladado a otro
hogar y no pasó o porque bueno, hace varios días que viene con diferentes
sanciones porque no está haciendo las cosas bien y bueno, llega el fin de
semana y se quieren ir para salir a bailar, para encontrarse con sus novios o
porque no quieren volver a su casa también. O porque tuvieron problema con
algún educador...

A veces cuando también pasan estas cosas, ¿no? Esas promesas que no se
cumplen y los gurises viven en una nebulosa ¡eh! Te vas mañana... Llega
mañana, no te vas. Y toda la ansiedad que significa el irse porque ya
generaron algún vínculo porque hace diez, doce, quince días que están y tienen
esas redes que tejen ellos ¿no? De compinches, de amigos, de no sé qué y
tienen que desprenderse... Se hacen toda la cabecita para irse y cuando llega el
momento resulta que no se van. Y eso los angustia, los pone mal, se sienten que
les mienten, que los estafan ¿no? Y ahí es otra típica que están cerca de la
puerta ¿viste? Porque bajan a hablar «¿Qué pasó conmigo? ¿Por qué no me
voy?» ¡Trum! Yo qué sé, no sé... A veces también cuando se les pone límites
fuertes, ¿viste? El tema del consumo. Los que tienen realmente una adicción es
difícil para ellos hacer el proceso de abstinencia donde estamos nosotros y a
veces las coordinaciones con las clínicas no son tan ágiles como uno desearía.
Y tienen que esperar unos días ahí hasta que haya lugar y en esos días... Con el
cigarro nomás, cada una hora, no se soluciona ¿viste? Y a veces la medicación
no llega a tiempo, entonces las ganas de consumir es más fuerte ¿viste? Y
bueno y se van.

Pero, ponele, a veces los chiquilines cuando están muy locos y muy
desacatados y no se los quiere fumar más les dicen, abren la puerta, «váyase,
esto es salida no autorizada». Y algún educador tenía que ir a hacer unas
mentiras a la comisaría y firmar el papelito.

Investigadora: ¿Para que apareciera como salida no autorizada?

E. 1: Sí, es eso, como decir: no te aguanto más, no te quiero escuchar más pateando
la reja... ¿No? Esas cosas ahora estamos tratando de que no pasen, muchos nos
hemos puesto de punta, «no, yo no voy a ir a la comisaría a mentir».
156

Educadora 2: En el Hogar es como que los gurises ya aceptaron más la


internación, se habituaron más, en el centro de ingreso se van como agua, y la
reacción de los adultos es muy variada, pero conmueve menos en el centro de
ingreso que se vayan, es parte de lo que ocurre y chau es así.

Además hay de todo, también hay fugas, que más que fugas son invitaciones a
irse, de repente se abren las puertas, o se sale con algunos gurises a dar un
paseo y se mira para otro lado, y salieron diez y vuelven cinco. De repente hay
gurises muy complicados que prefieren que se vayan para que no sigan
jodiendo.

Bueno, otro tema frecuente es cuando se dice «viene un fugador», «viene un


fugador vamos a trancar» o «viene un fugador y no tranco nada, no importa».
La etiqueta del fugador funciona mucho, es una de las primeras cosas que se
sabe en el centro de ingresa cuando uno llega.

Y a veces pasaba también alguno que estuvo, yo qué sé, cinco días pidiendo
para ir a ver a la madre y nadie le dio bola. Y un día agarró y se fue. Fue a ver
a la madre, tuvo un días, dos y vuelve. Y vos decís, a ver... ¿Qué estamos
haciendo?


Investigadora: Y respecto de las fugas. ¿Viste fugas?

Educadora 2: Sí, varias. Sobre todo en el primer hogar que era un centro de
ingreso.

¿Y qué son?

Las fugas son las salidas no autorizadas de los chiquilines que están
internados en el hogar. Una vez que se decretó la internación del niño pasa a
ser responsabilidad del hogar y bueno ellos sin autorización no pueden salir,
cuando lo hacen igual, eso es una fuga. Primero tenés que avisarle al director,
y se hace la denuncia en la policía.

A veces se espera un poquito porque algunos gurises es como que sienten una
presión y salen y dan una vuelta a la manzana y vuelven eso también pasaba
mucho. Como que antes de mandarse ninguna cosa adentro prefieren salir,
porque también es cierto no tienen esa libertad de entrar y salir de la casa, que
eso podría ayudar a descomprimir. Porque por momentos pueden tener una
suerte de encierro y a veces con razón ¿no? Si ellos sintieran más la
posibilidad de poder salir y de tener como cierta libertad, creo que eso
ayudaría.


Investigadora: Y en los Hogares de ingreso donde estuviste, ¿viste fugas?

Educadora 3: Ahí sí creo que es muy fácil de identificar, que hay una carencia de
propuesta, los gurises no están, son invisibles, hay una estructura que se
sostiene y ahí sí la fuga es de todos los días
157

I.: ¡Ah!

E. 3: Era bajar gurises en una camioneta y no sabías ni quién era y ya se estaba


fugando por la puerta de atrás. Los gurises eran invisibles, ahí no había un
vínculo, no había un proyecto de trabajo, no había una estructura que pudieras
decir hacia dónde va este lugar. Era un lugar de tránsito para los gurises, para
los educadores también. Entonces bueno, creo que hay muchos lugares de esos
que los gurises son más bien invisibles. Hay una propuesta estructurada muy
fuerte y los gurises son todos los mismos, son todos así. El proyecto nunca
llega a poder darle lo que el chiquilín necesita.


¿Qué más se habla?

Educadora 3: Sí, sí, pasa mucho.

Yo te diría que pasa mucho más que antes.

I.: Sí. ¡Ah! ¿Sí?

E. 3: Porque no sé si es como un desapego capaz también a la institución de alguna


manera, porque antes era un lugar donde yo podía ir a achicar porque me
sentía capaz que cuidando y contenido y no sé qué. Y ahora es tanta la gente
que trabaja ahí que si está fulano me quedo pero si no está fulano porque yo
qué sé quién es, son cincuenta personas que suben y que bajan, por cosas que
vos le decís. «¡Che! ¿Por qué te fuiste el otro día? - No, si a mí nadie me da
bola, no me conoce nadie, qué voy a hacer, que mejor afuera». ¿Viste? Como...
No sé, son como preguntas para hacerse, ¿no?

I.: Mmm...

E. 3: Pero me parece que un poco es eso, que se viene como desdibujando para qué
estamos capaz, no sé. Y la calle también ofrece otras cosas que bueno, que
nosotros estamos cuidando que no pasen. Mirá que el tema del consumo no es
un tema menor.


Educadora 1: De hecho, hace poco se le hizo una denuncia a un compañero


justamente por eso ¿no? Por golpear a un chiquilín que estaba como un poco
desacatado pero que hay muchísimos más recursos que usar que ese. Y bueno,
ta, intervienen, intervienen golpeándolo y por suerte fue delante de la cámara
porque en nuestro hogar, gracias a Dios, hay cámaras, mirá lo que te estoy
diciendo.

I.: ¡Ah!

E. 1: Y eso pasó frente a una cámara que quedó registrado, eso se grabó y bueno, la
gente que estaba en ese momento decidió hacer la denuncia. Pasan esas cosas.
Hubo compañeros míos que fueron removidos del hogar porque muchos
dijimos «no va más». Porque el tema de la violencia física era una cosa común,
158

como un mecanismo de intervención por decirte de alguna manera ¿no? Gente


de muchos años dentro de la institución, con una cabeza bien distinta.

I.: Mmm...

E. 1: Pero no solo la agresividad física también, trato no adecuado en el


relacionamiento de chiquilinas con adultos desde otro tipo ¿no? Desde la
seducción. Inclusive se piensa que hasta relaciones sexuales, ¿no? Cosas
jodidas.

I.: ¿Qué explicación te das?

E. 1: Y yo qué sé... Creo que pasa primero porque en realidad no se quiere al


destinatario, me parece. Eso es como lo primero ¿no? Lo segundo porque hay
gente muy enferma trabajando. Estamos mal. Y me parece que se permite todo
ese tipo de abuso, de excesos, de violación de los derechos de los gurises y lo
ven como algo normal, que se ve que durante mucho tiempo estuvieron
protegidos porque sino no lo hubieran hecho. Entonces, esto sucede porque hay
gente que hace la vista gorda. Y se les hizo costumbre ¿no?

I.: Mmm...

E. 1: Y bueno... Creo que también la dinámica de los gurises y las chiquilinas vienen
tan frágiles de tantas cosas que pueden ver en una relación con un adulto, por
decirte con un policía de repente, todo eso de una seducción y de un romance
sin darse cuenta de lo que está pasando realmente. Y muchas como que tratan
de obtener beneficios de eso, ¿viste? No sé, ropa, cigarros, esas cosas ¿no? No
sé, salir y comer algo como a escondidas y no sé qué, ¿viste? Pero por otras
fragilidades personales y creo que los adultos que sí se pueden dar cuenta se
aprovechan de eso ¿no? ¡Ta! Es jodido, ¿eh?

Y donde éramos muy pocos, estábamos todos a mil todo el tiempo había cosas
que capaz ni las percibíamos y quedaban como en lo oculto de los que estaban
en la noche o en lo oculto de entre los chiquilines que se comentaban y
nosotros estábamos a mil. Ahora con más tiempo, con más espacio, con las
nenas por un lado, los varones por el otro, yo creo que es como que se amplió
un poco, hasta la mirada, por decirte. Y bueno ta, estas cosas las empecé a ver,
dejaron de ser cosas que oía para ser cosas que empiezo a ver.

I.: ¡Ah!

E. 1: Yo, por lo menos no había visto. Escuchaba que había pasado. Al otro día
llegaba y encontrabas un gurí con la cara así pero yo no lo podía ver. Lo que
sí escuchaba se empezó a ver, esa es la palabra. Y bueno empezaron a moverse
acciones desde la dirección también. Se empezaron a hacer sumarios, muchos
nos animamos a hablar y eso fue tomado en cuenta. Ta, con lo otro que es los
que se enteran después arman la suya ¿no? Bueno, no importa.

I.: ¿A qué te referís?

E. 1: El boicot digamos. Eso funciona a presión. Vos me buchoneaste por decirlo de


alguna manera y te voy a hacer la vida imposible. Y bueno, empieza la presión.
Yo me tuve que borrar del sindicato, ponele.

I.: ¡Ah!
159

E. 1: Porque, bueno, no estaba de acuerdo con que le peguen a los chiquilines. Y eso
adelante mío o en mi turno no pasa. El mundo adulto tiene sus códigos, ¿no?

I.: ¿Qué tipo de códigos?

E. 1: Y bueno, de inventarte historias para perjudicarte en tu trabajo, de amenazas.


Y te encaran y te dicen: «vos sos esto, aquello y lo otro y cuidate cuando salgas
porque vos qué te pensás, yo tengo mis recursos, yo conozco gente». Gurises
que se pueden prestar también ¿viste?

I.: ¡Ah! ¿Sí?

E. 1: Que generan esos vínculos enfermos con algunos por unos cigarros y unos
pesos y te abro la puerta y te vas y después volvés ¿viste?

I.: Sí.

E. 1: Entonces en esa tranza digamos en el lenguaje de los chiquilines, y bueno, si


tenés que ir a afanar a aquella que está en la parada y que sale, cosas de esas
¿viste? Raras, feas, como medio de mafia, no sé.

I.: Sí, claro.

E. 1: Y ta, como para asustarte, para darte miedo, yo qué sé, para que no hables
nunca más de lo que ves. Todo el tema de los papeles que vos recibís y hay
todo un protocolo para hacer esos papeles ¿viste? Las firmas de la persona a
quien entregás al niño, la lectura del oficio que sea correcto para que
realmente corresponda que ingrese o no, todas esas cosas se tienen que hacer
bien.

I.: Sí.

E. 1: Y bueno, que esos papeles se pierdan, que te pongan a vos la responsabilidad


de algo que no quedó bien hecho que no es tuya y que todos se laven las
manos, o sea, cosas así, que desaparezcan objetos de los chiquilines, te estoy
hablando de plata, de cosas... ¿No? Que tú guardaste en una caja de valores y
no están. ¡Pa! ¡Impresionante! ¡Impresionante!

Supongo que ellos también fueron muy agredidos y muy lastimados para poder
generar toda esta cosa rara y enferma que tienen ¿no? Y ta, después porque
supongo que hay gente que es mala en este mundo ¿no? Ta, lo bueno es que
cuando la cosa empezó a apretar mucho esta gente se pudo ir, la sacaron, se
fue. Y todos sentimos como un alivio ¿no? ¡Inmenso! Y entonces, bueno...

I.: ¿Las sacaron?

E. 1: Sí, sí. Las removieron de ahí. Bueno, a la otra esquina ¿no? Porque ese es el
otro miedo que la gente no se va del todo, está en la vuelta. Entonces, mirá que
no me fui y estoy acá. Tenés que seguir cuidándote de alguna manera ¿no?
Bueno, cargos que no vas a poder acceder nunca, por decirte ¿no? Vos de
educadora no vas a pasar. Cosas así ¿viste?

I.: ¿Y esa dinámica se da entre pares o involucra a autoridades o


responsables?

E. 1: Sí, sí, sí. Sí, de hecho los mandos medios fueron los que hicieron la vista gorda
y protegían a mucha de esta gente. Sin dudas. Pero bueno, manejaban todo el
servicio, eran de confianza de los otros mandos de arriba, yo qué sé.
160

I.: ¡Increíble eso!

E. 1: ¡Zarpado!

I.: ¡Increíble!

E. 1: Pero bueno ta, esta gente se fue y las cosas se tratan de hacer de otra manera
distinta. Pero siempre resurge algo de esto, que no sé ni cómo nombrar.


J. J. (14 años): Ese tipo empezó a echar gurises porque quería trabajar con gurises
más fáciles. El sacaba a los grandes y hacía entrar pibes de 13. Pero los pibes
grandes necesitan un techo, aunque tengan 17, a los 18 nadie se maneja si
venís de una casa humilde. Adentro de un hogar no sos nada. Él entró a echar
gurises, hay gente que no entiende, solo quiere ganar plata con los gurises. A
los grandes buscaban que hicieran cualquier pavada para echarlos. Él a los
pibes grandes los trataba con prepotencia, quería gurises fáciles, había gurises
que se merecían terminar en la cárcel, pero había otros que no. Es más, los
mismos funcionarios no lo querían porque les pegaba a los gurises. Nos quería
echar. Un día llamó a funcionarios de HACHE para que nos sacaran. Vinieron
unos tipos ahí, enormes, y se sentían los golpes en la cocina de cuando
preparaban las puntas con aluminio, pah se sentían los golpes mismo, y
vinieron y nos daban con una punta, y él les decía este hizo esto, este hizo
aquello y nos daban con las puntas, me fui para PROA otra vez.

Pasé unos días ahí y cuando llegó el 23 de diciembre dije yo el 24 me tengo


que ir a mi casa a pasar las fiestas. Les dije el 24 lo voy a pasar con mi madre.
No me dejaban ir, me decían que no que no iba nada. Le rompí la cabeza a un
gurí, un gurí que se iba con los Directores pasaba hablando ahí, y después te
tiraba agua, le pegamos entre todos. Ahí me dijeron, ahora sí te podes ir,
caminé hasta la casa de mi madre. Y pase las fiestas con mi madre, fuimos a lo
de mis primos.


Educadora 3: Me fui porque era como que ya estaba techada por todos lados, era
como que habíamos llegado a un punto en el que yo creía que ya no podía
avanzar demasiado y o me quedaba en la chatura o me iba. Porque yo siempre
creí que para cambiar las cosas hay que estar adentro. No podés cambiar de
afuera. El tema es que, uno tiene fuerzas hasta que no tiene más.

Lo más fácil era pensar que los viejos que trabajaban ahí, no todos pero
muchos de los educadores de muchos años, eran los que muchas veces ponían
trabas para poder hacer cosas muy simples y sencillas. No estamos hablando
de cambios demasiado estructurales ni siquiera. El tema fue que después me
encontré con que no solo pasaba con algunos educadores viejos, que decís
bueno, es cuestión de tiempo, de repente se jubilan. Me pasó que con la gente
que había entrado conmigo, de generación, incluso hasta colegas, llegado un
momento tenían cero disposición. No solamente no tener ganas de trabajar
sino como poner trabas al trabajo de los demás. Entonces, claro, era una pelea
constante. Llegó un momento que me estaba hasta enfermando, entonces dije:
«bueno, listo, hasta acá llegué», no pude más.

161

CAPÍTULO VI
162

1. A MODO DE INSERT, ENTRE EL CORPUS DE LA


INVESTIGACIÓN Y LO QUE SE VOLVIÓ VISIBLE, LO QUE
PODEMOS ENUNCIAR

Retomemos las preguntas iníciales: ¿Qué dan a ver y a saber las fugas de niños y

adolescentes del sistema de protección? ¿Qué se vuelve visible y enunciable si

miramos casos de fugas? ¿Qué podemos saber de la institución de la protección si

pensamos las fugas? ¿Qué podemos comprender de la relación entre el psiquismo

de los sujetos y la institución de la protección?

No iremos respondiendo una a una, ni una por vez, sino que estas preguntas

dieron lugar a las reflexiones, a las proposiciones y a las derivas que se presentan

a continuación y de ese modo quedan, en el sentido que las hemos entendido,

respondidas.

No como respuestas cerradas, sino como la apertura a derivas del pensamiento,

que buscan abrirse paso entre las posibilidades del saber, del querer saber, del dar

a saber. En los capítulos destinados al método que nos hemos planteado, dejamos

en claro, que tal como habíamos dispuesto las cosas, nosotros construimos un

corpus que ameritaba con seguridad más de una tesis sobre él. Por lo tanto,

renunciamos por anticipado, a toda expectativa de decirlo todo y nos disponemos

a exponer de la forma más precisa que nos sea posible, lo que el análisis de las

fugas nos permitió comprender dentro de los parámetros de la tesis que

formulamos.

«La palabra tesis, proviene del latín Thesis, esta del griego, Thésis, “poner”,

literalmente significa “acción de poner”». (http://nopcrea.blogspot.com.ar,

2009). De modo que nosotros vamos a «poner» algo que vamos a sostener y que
163

se sustenta tanto en la empiria que constituye el corpus de la investigación como

en la elaboración teórica a la que dio lugar, es decir, el corpus teórico que da

sustento a esta tesis.

Queremos hacerlo con prudencia. La prudencia que advierte que la tesis, como

acto de «poner», no puede evitar ser una interpretación. Nosotros ponemos ahí,

volvemos disponible, presentamos, damos a ver, el modo en que nos

representamos las cosas. Pero toda interpretación no puede evitar aguardar los

efectos de sentido que produce. La tesis se construye a partir de una elaboración y

de una construcción, que le es propia, pero serán los efectos de sentido que

produzca,lo que la construirán más allá de ella y, en tal sentido, ese «poner» que

es una tesis, puede suponer un relanzamiento como hipótesis.

En los capítulos que siguen, daremos a ver lo que hemos considerando lo propio

de la tesis. Es decir, aquello que se nos volvió visibles y podemos enunciar

respecto de las preguntas que nos hemos formulado.

Nosotros nos hemos encontrado con una serie de insistencia, de reiteraciones, que

hemos reseñado en cada uno de los casos, y también que hemos encontrado en el

análisis de las conversaciones que mantuvimos. Y hemos identificado también

ciertas regularidades. Pero hay aquí una distinción importante a hacer notar.

Nosotros nos encontramos con ciertas insistencias, ciertas reiteraciones: el retiro

del sostén a los niños, deprivaciones, abusos sexuales e incesto, crueldades

extremas; también el modo en que los niños pierden la capacidad de preocuparse

por el otro, como persevera la tendencia antisocial en los niños (en el sentido de

Winnicott y evitando toda connotación moral); también como se pone en marcha

cierta venganza (también en el sentido de Winnicott), hemos visto reiterarse la


164

derivación y hemos visto también ciertas posiciones de los sujetos en las

instituciones.

Quizás un modo de trabajo podría haber sido cierta sistematización de estas

cuestiones que insisten y se reiteran, y dar a ver hasta ahí. Sin embargo, nosotros

no nos hemos contentado con ese plan de lectura, precisamente porque hemos

considerado un modo de trabajo a lo Foucault en este punto. Es decir no hemos

buscado agrupar fenómenos homogéneos que se reiteran. Un enunciado, dice

Foucault —ya lo hemos visto— es en sí mismo heterogéneo, está constituido de

una multiplicidad heterogénea.

Por eso decimos que las regularidades que vamos a considerar no están dadas en

el hecho que se repitan y se reiteren ciertas cuestiones homogéneas (las que

mencionamos más arriba), sino lo que estas cuestiones que hemos señalado

vuelven visible, de lo regular que es, lo que hemos considerado como lo

insoportable en las instituciones de protección a la infancia y lo regular que es,

también, la presencia de lo que hemos denominado como el inframundo

institucional.

Para llegar a estas consideraciones, hemos trabajado con lo que denominamos

piezas del sedimento (nuestros casos) y hemos recibido para este trabajo

arqueológico una influencia muy clara, en la que ya hemos ahondado, en

Foucault. Pero también Freud decía trabajar como un arqueólogo, en los albores

de las formulaciones sobre el método psicoanalítico que iba creando. En la

introducción al difundido Caso Dora, titulado Análisis Fragmentario de una

histeria (Caso Dora) (1905), Freud anuncia un cambio sustancial en su método


165

de trabajo. Dice pasar de un método que partía de los síntomas y se proponía ir

solucionándolos uno a uno, para pasar a trabajar como «un arqueólogo».

Ante lo incompleto de mis resultados analíticos, me vi obligado a imitar el ejemplo de


aquellos afortunados investigadores que logran extraer a la luz los restos, no por
mutilados menos preciosos, de épocas pretéritas, completándolos luego por deducción
y conforme a modelos ya conocidos. Me decidí, pues, a proceder, análogamente,
aunque haciendo constar siempre, como un honrado arqueólogo, donde termina lo
auténtico y comienza lo reconstruido. (Pág. 936)

Quizás, lo que sigue pueda ser considerado como la tarea de reconstrucción de las

piezas que hemos encontrado. Parte de esa reconstrucción, ya la hicimos antes en

un sentido práctico (la reescritura de los legajos). Ahora lo haremos a través de

unas elaboraciones teóricas, al modo de una reconstrucción, la que nosotros

hemos realizado y que se pone, de aquí en más, a consideración.

Los capítulos que siguen, están destinados a considerar los términos en los que

hablamos de: lo insoportable y del inframundo institucional.

Seguiremos aquí lo que sin duda guarda relación con lo que S. Freud nos enseñó

cuando a partir del «Caso Dora» reacomoda cuestiones de método y ubica así la

importancia de los fragmentos.

Parto así, cada vez, de la superficie de lo inconsciente ofrece de momento a su


atención42 y voy obteniendo fragmentado, entretejido, en diversos contextos y
distribuido entre épocas muy distantes, todo el material correspondiente a la solución
de un síntoma. (Pág. 936)

42
Se refiere a la del paciente.
166

Aquí no se trata para de la solución de un síntoma, aunque lo entendamos como

sintomático; se trata de comprender a partir de diversos fragmentos que hemos

obtenido, en los legajos devenidos casos, en las conversaciones; ir produciendo

un entretejido con ese material obtenido en diversos contextos, en diversas

circunstancias, que vienen a cuento de una comprensión posible, de algo que es

tomado como un analizador: las fugas y lo que las mismas dan a ver, dan a saber.
167

CAPÍTULO VII
168

Soportar la vida es, y será siempre, el deber primero de todos los vivientes.
S. Freud
Consideraciones de actualidad
sobre la guerra y la muerte

1. LO INSOPORTABLE EN LAS INSTITUCIONES DE PROTECCIÓN

El análisis del material con el que trabajamos en esta investigación, en particular

el análisis de los legajos que devinieron casos, que constituyen su corpus, nos ha

llevado a considerar la idea de lo insoportable.43

Mucho de lo explorado y analizado nos ha dado a ver que en las fugas del sistema

de protección conciernen a niños y adolescentes se reitera una secuencia que

hemos considerado del siguiente modo: algo se volvió insoportable para el/los

niños, luego algo de lo insoportable está en el/los niño/s, luego existen en las

tramas parentales y en las tramas institucionales evidencias de que a esos niños y

adolescentes no se los soporta.

Veremos cómo ubicamos una tríada que entendemos secuenciada en su

comienzo, que va de lo que un niño no puede soportar, hasta la condición en la

cual a ciertos niños no se los soporta, ubicando una serie de descriptores y

conceptos que entendemos del siguiente modo:

a) Cuando queremos abordar, lo que entendemos sería lo insoportable para el

niño vamos a considerar las siguientes nociones: el dejarlo caer, la deprivación, la


169

crueldad extrema, abuso sexual e incesto. Como al menos cuatro circunstancias

que surgen del material empírico.

Todas estas nociones permiten poner nombre a algo que en términos genéricos,

podría decirse, remiten a la instalación de lo traumático en el niño. No vamos a

hacer aquí un desarrollo extenso de la noción de trauma, que como es sabido ha

tenido distintos énfasis a lo largo de la obra de Freud, pasando, así como lo hizo

con otros conceptos, por diferentes momentos con distintos énfasis; y ha dado

lugar a múltiples elaboraciones en el campo del psicoanálisis. Importa señalar que

un trauma se define como un «Acontecimiento de la vida del sujeto caracterizado

por su intensidad, la incapacidad del sujeto de responder a él adecuadamente y

el trastorno y los efectos patógenos duraderos que provoca en la organización

psíquica» (Laplanche & Pontalis, Diccionario de psicanálisis.1981, pág. 447). El

origen real o fantaseado del trauma, así como las constataciones clínicas que dan

a ver cómo un mismo hecho puede resultar traumático para un sujeto y no para

otro, son algunas de las reflexiones que han estado y están en los debates

psicoanalíticos respecto de la noción de trauma que, como dijimos, no

desarrollaremos exhaustivamente y sí retomaremos más adelante, en parte, en la

discusión teórica a la que daremos lugar, a los efectos de considerar lo que

definimos como lo insoportable para los niños.

b) Lo que llamamos lo insoportable en los niños según el material empírico con

el que hemos trabajado, parece tener un núcleo duro en lo que se denuncia como

tendencia antisocial y en lo que se les adjudica como incapacidad de preocuparse

por el otro.

43
No desconocemos que en todo funcionamiento institucional aparece lo que para alguien puede
170

c) Y en lo que concierne a no soportar a los niños, entendemos que puede

aprehenderse, en los sentimientos inconscientes de venganza social y en los

dispositivos de derivación, como una forma de lo que hemos mencionado en otro

momento como los circuitos de desprotección

Estas tres instancias de los insoportable, aparecen en los casos del corpus de la

investigación de modo regular, es decir, se constituyen en una regularidad

observable en el archivo que hemos construido y, precisamente, por ello vuelven

visible y enunciable cierta dinámica en juego en la protección de los niños que

muestra la presencia de lo insoportable, tanto como evidencia los circuitos de

desprotección.

El hecho que identifiquemos tres instancias con cualidades definidas para una y

otra respecto de lo insoportable, no significa que dejemos de considerar que, a la

vez que se identifican ciertas secuencias, todo se presenta entremezclado en lo

que podríamos llamar la fabricación de lo insoportable. En la fabricación de lo

que nosotros consideramos lo insoportable en la instituciones de protección, estas

tres instancias se presentan entremezcladas, retroalimentándose una a la otra y es

más evidente constatar este entrecruzamiento que la delimitación clara y tajante

entre unas y otras.

El modo en que formulamos los parámetros para pensar lo insoportable encuentra

sus raíces y su fuente en la obra de Winnicott, aunque no en forma exclusiva. Sin

embargo, en ningún momento de su obra Winnicott refirió al modo que lo

ser «insoportable». La cuestión es la dimensión y el carácter hipotécticamente dominante de


«lo insoportable», de eso nos ocupamos en esta tesis.
171

hacemos aquí, a una noción de lo insoportable44. Pero el modo en que Winnicott

formula sus tesis principales respecto de los niños ofrece un sustento teórico, que

en el terreno del psicoanálisis y de la psicología infantil en general, instala un

pensamiento y una comprensión, a nuestro entender altamente reveladora para el

corpus de casos con el que nosotros trabajamos.

Uno de los conceptos centrales del pensamiento de Winnicott es el concepto de

holding que se traduce como sostén. Es un concepto que desarrolla a lo largo de

toda la obra y lo entiende como todo aquello que la madre hace para evitar un

registro de derrumbe, ese soporte que provee la que Winnicott llama la madre

suficientemente buena.

Veámoslo en palabras de Winnicott:

Empleamos el término sostén para denotar no solo el sostén físico del infante, sino
también toda la provisión ambiental anterior al concepto de vivir con. En otras
palabras se refiere a una relación tridimensional o espacial, a la que gradualmente va
añadiéndose el tiempo. El sostén, aunque comienza antes, después se superpone con
las experiencias instintivas que con el transcurso del tiempo determinarán las
relaciones objetales. Incluye el manejo de experiencias intrínsecas de la existencia
tales como el completamiento (y por lo tanto el no completamiento) de los procesos,
procesos estos que desde afuera parecen puramente fisiológicos pero que son propios
de la psicología del infante y se producen en un campo psicológico complejo,
determinado por la conciencia y la empatía de la madre. (Winnicott D. W., La teoría
de la relación entre progenitores e infantes [1960], 2011, pág. 56)

Más adelante, en el mismo trabajo, Winnicott precisa:

El sostén: protege de la agresión fisiológica; toma en cuenta la sensibilidad dérmica


del infante: el tacto, la temperatura, la sensibilidad auditiva, la sensibilidad visual, la
sensibilidad a la caída (a la acción de la gravedad) y su desconocimiento de la
existencia de nada que no sea el self. (Pág. 63)

44 Solo encontramos una mención a lo insoportable en Winnicott, en un debate que sostuvo con Phillis
Greenacre durante el 22.° Congreso Psicoanalítico Internacional, en Edimburgo en 1961 (Winnicott D.
W., Nuevas observaciones sobre la teoría de las relaciones parento-filiar, 2009).
172

En muchos pasajes de la obra de Winnicott, la noción de sostén, holding, forma

parte de la etiología de los procesos de maduración que llevan al alojamiento del

psiquismo en el cuerpo.45 Sin embargo la noción de sostén, de holding, que

proviene necesariamente del ambiente y de esta función madre suficientemente

buena es una noción que refiere a esas experiencias primarias, que luego tendrán

su expresión a lo largo de la vida.

Toda vivencia de ser sostenido, para el niño y para el adulto, encontrará sus raíces

en estas experiencias muy tempranas. Como sabemos nada de lo ocurre en lo

psíquico desaparece. El modo que tiene Winnicott de decirlo es:

En todo esto hay algo implícito, y es que lo que empieza en la infancia no termina ahí.
En cada niño perdura, consolidando posiciones que siempre pueden volver a perderse
y volver a recobrarse. Así que, si algo se puede decir de la infancia, es que continúa
todo el tiempo. (Winnicott D. W., Acerca de los niños, 2006, pág. 57)

Nosotros hemos encontrado una asociación entre esta noción de sostén, de

holding, y la formulación de la noción de lo insoportable, que de un modo

singular se juega con los niños y adolescentes que aparecen en el corpus de la

investigación. Pero para afirmar esto hay que hacer un trabajo teórico sobre

conceptos de Winnicott, para luego formular una deriva que muestre aquello que

las fugas dieron a ver en términos de lo insoportable.

Si vamos al significado de las palabras, tenemos que para la RAE (2010) soportar

es sostener o llevar sobre sí una carga; sufrir, aguantar, tolerar.

Sostener en su significado literal es: Sustentar, mantener firme algo. Sustentar o

defender una proposición. Sufrir, tolerar. Dar a alguien lo necesario para su

45 Winnicott tiene un modo magnífico de referir a este aspecto: «Qué fácil se da por sentado el alojamiento
de la psique en el cuerpo y se olvida que también este es un logro..., ¡un logro que de ningún modo les
toca en suerte a todos! (Winnicott D. W., La naturaleza humana, 2012. Pág. 173).
173

manutención. Mantener, proseguir. Dicho de un cuerpo: Mantenerse en un medio

o en un lugar, sin caer o haciéndolo muy lentamente.

Hay algo de sostener en el soportar, y algo de soportar en el sostener, pero sobre

todo hay algo en el no sostener que se vuelve insoportable.

Veremos ahora cada una de las instancias.

1.1. LO INSPORTABALE PARA LOS NIÑOS

1.1.1. El (no) sostén:


Tomamos aquí la idea de sostén para decir que lo primero insoportable para el

infante es no ser sostenido.

Cabe destacar que Winnicott fue uno de los psicoanalistas que resaltó a un modo

determinante la cuestión del ambiente. Su diálogo, su aprendizaje y también su

disidencia con algunos énfasis de Freud, y particularmente de Klein, lo llevaron a

dar una preponderancia absoluta al ambiente en el desarrollo del niño. Discutía,

especialmente con Klein, la existencia de formaciones primarias al modo de un

yo rudimentario tal como ella lo formulaba y que se reflejaron sintéticamente en

su famosa frase: «No hay tal cosa que un bebé». (Winnicott D. W., Nuevas

reflexiones sobre los bebés como personas, 1947, pág. 4)

Para Winnicott, lo que hay en el comienzo es lo que él llamaba un «potencial

heredado», veamos la siguiente cita:

Los infantes no pueden empezar a ser sino en ciertas condiciones. Los infantes llegan
a ser de modo diferente, según las condiciones sean favorables o desfavorables. Al
mismo tiempo, esas condiciones no determinan el potencial de la criatura. Este es
heredado y resulta legítimo estudiarlo como un tema separado, siempre y cuando se
acepte que el potencial heredado por un infante no puede convertirse en un infante a
menos que esté vinculado con el cuidado materno
174

El potencial heredado incluye la tendencia al crecimiento y desarrollo. (Winnicott D.


W., La teoría de la relación entre progenitores e infantes [1960], 2011, pág. 55) 46

Ese potencial heredado remite a la tendencia al crecimiento y desarrollo que el

infante trae consigo. La discusión que está dando aquí Winnicott, en su contexto

de producción, es con Klein como señalábamos más arriba.

Lo que se describe en la obra de Melanie Klein pertenece claramente a la vida del


infante en las primeras fases y al período de dependencia que nos ocupa en este
artículo. Melanie Klein deja en claro que ella reconoce que el ambiente es importante
en ese período, y de diversos modos en todas las etapas. No obstante, yo sostengo que
el trabajo de esta estudiosa y de sus colaboradores, deja abierto para una
consideración ulterior el tema del desarrollo de la dependencia completa, que aparece
en la frase de Freud «...el infante, siempre y cuando se incluya con él el cuidado que
recibe de su madre...». No hay nada en la obra de Klein que contradiga la idea de una
dependencia absoluta, pero me parece que tampoco hay referencia específica a la
etapa en que el infante solo existe gracias al cuidado materno, con el cual forma una
unidad. (Pág. 54).

De modo que, en los comienzos solo podemos ver emerger el infante si vemos

que durante un tiempo no hay más que posibilidad de infante en un ambiente, con

una función de sostén que la desarrolla esta función madre lo suficientemente

buena. «La primera pregunta sobre el denominado yo es la siguiente: ¿existe un

yo desde el principio? La respuesta es que el principio está en el momento en el

empieza el yo». (Winnicott D. W., La integración del yo en el desarrollo del niño.

[1962], 2011, pág. 74)

Y Winnicott agrega en un pie de página a esta afirmación: «Conviene recordar

que el principio es una suma de principios».

46 Es importante hacer una distinción acá, que será válida para el resto de la elaboración que haremos
tomando y basándonos en el pensamiento de Winnicott. Él habla de «madre» durante toda su obra. Por
supuesto no es posible tergiversar el modo que tiene Winnicott de nombrar las cosas. Pero es importante
recalcar que el concepto con el que vamos a trabajar no es el de «madre», sino de «función materna».
Para el psicoanálisis la función materna es una función simbólica, entendida como un lugar que se asigna
simbólicamente en una trama vincular. Es un lugar a ser ocupado, de ahí que la función materna remita a
algo más que a la biología, y de ahí también que la función materna pueda encontrar sustitutos a la madre
biológica y no coincida conceptualmente con ella.
175

Parece evidente a lo que nos referimos cuando hablamos de lo insoportable en

estos tiempos. En textos como El miedo al Derrumbe, Winnicott (196347) es muy

explícito en decir que en esta etapa, que él califica de dependencia absoluta, la

madre cumple la función de un yo auxiliar que evita el caer para siempre, propio

de lo que él llama las agonías primitivas.

Es tanta la diferencia que existe entre el principio de un bebe cuya madre puede
cumplir adecuadamente esta función y el principio de otro bebé cuya madre no está en
condiciones de hacerlo, que resulta totalmente inútil describir bebés en sus etapas más
tempranas si no es en relación con el funcionamiento de la madre. Cuando no hay un
quehacer materno suficientemente bueno, el infante es incapaz de iniciar la
maduración del yo, o bien el desarrollo del yo queda necesariamente distorsionado en
ciertos aspectos vitalmente importantes.

En la etapa que analizamos es necesario no considerar al bebé como una persona que
tiene hambre y cuyos impulsos instintivos pueden ser satisfechos o frustrados, sino
pensarlo como un ser inmaduro que está constantemente al borde de una angustia
inconcebible. Lo que mantiene a raya esa angustia inconcebible es la función de la
madre vitalmente importante en esta etapa... La angustia inconcebible tiene solo unas
pocas variedades, cada una de las cuales es la clave de un aspecto del crecimiento
normal: Fragmentarse; Caer interminablemente; No tener ninguna relación con el
cuerpo; No tener ninguna orientación. Se reconocerá que estas variedades son la
materia prima específica de las angustias psicóticas... (Winnicott D. W.,
Exploraciones Psicoanalíticas I, 2009, pág. 75)

Desde esta perspectiva entendemos a lo insoportable en estas etapas, como la

ausencia de un sostén, que evite la vivencia de caer para siempre, fuente de todo

miedo al derrumbe, y raíz fundante de las más severas afectaciones del

psiquismo.

Tomemos por caso un fragmento de la vida de Gabriela:

Gabriela llega al sistema de protección teniendo ella 16 años, con su hijo Federico de
dos meses y medio. Se presenta ella voluntariamente, y dice haber tenido problemas
con su madre y padrastro, la expulsaron de la casa y por eso se presentó en una
Unidad Materno Infantil.

47 Podemos encontrarlo en la publicación de Exploraciones Psicoanalíticas I (2009, pág. 111). Allí veremos
que en rigor la fecha en la que Winnicott escribe este texto es incierta. Fue publicado en 1974, pero
según se escribe en un pie de página al título, se señala que hay algunas pruebas de que había sido
preparado para una conferencia que pronunció en la Clínica Davidson de Edimburgo, donde finalmente
leyó otro trabajo.
176

Según se relata en el legajo, desde los 13 años ha vivido «de manera inestable, con
períodos de permanencia en calle, con problemas de consumo de drogas».

El padre de Federico, de 21 años, se encuentra preso. El parto de Federico fue


provocado por los médicos a las 37 semanas, ya que no aumentaba de peso y el feto
presentaba taquicardias.

El legajo narra el pasaje por el sistema de protección de Gabriela y Federico durante


algo más de cinco meses. En ese período Gabriela se fuga varias veces. En el regreso
de una de las fugas, a los dos meses aproximadamente de su primer ingreso, se escribe
en su legajo: «Gabriela se ha integrado a la casa. Luego de algunas SNA y de una
internación de su hijo en el hospital, aparentemente se adaptó y no ha vuelto a irse.
Plantea que quiere cuidar a su hijo y no lo va a exponer».

Un informe realizado meses luego de su primer ingreso narra lo siguiente: «Al ingreso
Gabriela se presenta angustiada y con muchas dificultades para adaptarse a la
dinámica del hogar. Su hijo Federico se encuentra en mal estado de salud y Gabriela
no logra identificarse y darle buenos cuidados al bebé. Presenta impulsividad,
ansiedad y una inquietud permanente que se expresa en el modo en que manipula y
sostiene a su bebé, en su imposibilidad de afianzarse en un lugar fijo».

En el mismo informe más adelante se señala: «Desde nuestra área jerarquizamos en la


intervención el establecimiento de un vínculo con Gabriela que nos permitiese el
abordaje del vínculo con su hijo. En ese sentido reconstruimos el proceso de
embarazo, parto, puerperio y los sentimientos asociados a cada una de esas etapas.
Destacamos: no hubo control hasta los cinco meses, estuvo tres días internada antes
de nacer, vivencia de parto expulsiva, pasaje a incubadora, fracaso de cuidados
maternos que devienen en una internación en CTI al mes. Gabriela puede verbalizar
sus dificultades de maternaje, la ambivalencia en el vínculo con su hijo, su vivencia
de abandono materno».

Dos meses después del informe referido encontramos otro informe en el que se
escribe: «Gabriela en esta semana, planteó por su voluntad la separación de su hijo,
sus sentimientos son ambivalentes, pero manifiesta no sentirse capacitada para ser
madre, con sentimientos de agresividad hacia su hijo que ha tratado de controlar. Dijo
que no era un embarazo deseado, que quería abortar pero su madre no se lo permitió».

A los 15 días de este último informe encontramos el siguiente registro: «Formulario


para denuncia de salida no autorizada y/o fuga de establecimiento: Gabriela Pérez 17
años de edad. Hora de salida no autorizada: 18/9/07 hora 20:40. Altura aproximada:
1.60; cutis: blanca, cabellos: negros; sin señales particulares. En cuanto a la ropa que
vestía el día que salió se informa: vaquero y campera. Observaciones a criterio del
Director del Centro de Atención: sale con su hijo».

Con este último registro finaliza el legajo.

A propósito de lo que queremos resaltar recordamos la única ocasión que

encontramos una referencia directa en Winnicott (1961) a una idea de lo

insoportable, aparece en el debate que sostuvo con P. Greenacre durante el 22.°


177

Congreso Psicoanalítico Internacional celebrado en Edimburgo, allí Winnicott

decía:

En una formulación teórica psicoanalítica, decimos que el bebé experimenta una


angustia insoportable de la que se recupera mediante la organización de defensas... En
los llamados casos fronterizos tiene que descubrirse no solo la angustia insoportable
sino además el efectivo derrumbe clínico de la infancia, la extensión indebida de la
omnipotencia, la aniquilación que instauró la herida narcisista. (Pág. 96).

En el caso Gabriela-Federico puede verse en estado nacendi los modos que toma

el no ser sostenido constituyendo lo que nosotros llamamos lo insoportable para

el niño. Se trata de la imposibilidad de brindar ese soporte y cómo la llegada al

sistema de protección no impide que algo del orden de lo insoportable sea

interrumpido/sustituido/reconfigurado en el vínculo de Gabriela y su hijo

Federico. Se produce así el efectivo derrumbe clínico de la infancia al decir de

Winnicott.

1.1.2. Deprivación.
Un segundo descriptor de lo que definimos como lo insoportable para los niños

refiere a la deprivación. Como es sabido, uno de los textos más emblemáticos del

pensamiento de Winnicott es Deprivación y delincuencia. Como dice Adam

Phillips:

En sus trabajos previos a la guerra, Winnicott había destacado la importancia que


tenía en el desarrollo del niño el ambiente particular y de la presencia de la madre
para satisfacer sus necesidades. A partir de la descripción de Klein de la posición
depresiva, Winnicott había llegado a un conocimiento más sofisticado del mundo
interno del niño y de la angustia interna inevitable del niño que, en términos
psicoanalíticos formaba parte de su desarrollo. Pero la evacuación se imponía a
madres e hijos desde afuera, quebrando la continuidad de su relación (en los escritos
de Winnicott sobre este tema, solo se menciona brevemente la situación difícil que
atraviesan los padres). Winnicott trabajaba con estos niños y con sus familias y
supervisaba el cuidado de los niños en los albergues, lo que le brindó una oportunidad
única para evaluar la importancia relativa de lo que él llamaba «provisión ambiental».
(Phillips, A. (1997). Winnicott. Pág 78.)
178

El trabajo de Winnicott como consultor del Plan de Evacuación en Oxford

Inglaterra desarrollado por el gobierno inglés durante la Segunda Guerra y la

experiencia próxima con los equipos que llevaban adelante los albergues para

niños durante ese tiempo, le ofreció la ocasión de encontrarse muy próximo a las

circunstancias que afectaban profundamente a los niños evacuados. Y constató

rápidamente que los niños que menos se adaptaban a la nueva situación en los

albergues habían tenido en tiempos previos a la evacuación fallas ambientales en

su propio hogar antes de la experiencia de la guerra.

En la introducción de esa recopilación (de diferentes escritos realizados en

diferentes tiempos) que constituye Deprivación y delincuencia (1990), Clare

Winnicott48 escribe en la introducción al texto:

Si bien las circunstancias en que se halló entonces Winnicott eran anormales a raíz de
la guerra, el conocimiento que obtuvo gracias a la experiencia es de aplicación
general, ya que los niños deprivados que se vuelven delincuentes tienen ciertos
problemas básicos que se manifiestan en forma previsible, sean cuales fueren las
circunstancias. Por lo demás, los niños que estuvieron a cargo de Winnicott
necesitaban atención especial pues no podían ser alojados en hogares corrientes. En
otras palabras, ya tenían dificultades en su propio hogar antes de que se declarase la
guerra. (Winnicott C. , Introducción, 1990 Edición en español, pág. 11)

Deprivación proviene de una traducción de la palabra inglesa deprivation. Sin

embargo la palabra deprivación no aparece en el diccionario de la Real Academia

Española (RAE). Sí encontramos una referencia a deprivación en el Diccionario

Panhispánico de Dudas Real Academia Española (2005). Allí se define:

«Deprivación: Calco de la voz inglesa deprivation, que aparece en textos

médicos por una mala traducción del inglés. Debe sustituirse por los términos:

privación, abstinencia, falta o carencia, según los casos».

48 Su segunda esposa y Asistente Social Psiquiátrica para los albergues para niños evacuados.
179

Winnicott fue un psicoanalista totalmente idiosincrático en las palabras que elegía

para designar sus hallazgos. Y así como con otras ideas y conceptos que le son

propios, deprivación, o más precisamente deprivation, es una noción que

construye a partir de lo que se va encontrando en el trabajo clínico con niños, y

como ya hemos señalado en estas condiciones tan particulares, que le dieron a

pensar de una forma totalmente innovadoras aspectos del psiquismo y del

desarrollo de los niños, dentro (hoy diríamos en un borde) del psicoanálisis de la

época.

Inventó la noción de deprivation (dentro del corpus psicoanalítico) y le asignó un

significado particular.

Para Winnicott, los trastornos de la conducta, que él amenudo denominaba «trastornos


del carácter», eran la manifestación clínica de la tendencia antisocial. Abarcaba desde
la voracidad y el mojar la cama en un extremo de la escala, hasta las perversiones y
todas las clases de psicopatía (dejando de lado las derivas de una lesión cerebral) en el
otro. Rastrear los orígenes de la tendencia antisocial en una deprivación más o menos
específica sufrida por el individuo en su infancia o niñez temprana confirió una
dimensión totalmente nueva a la teoría del desarrollo emocional de Winnicott, teoría
que él mismo describía como la espina dorsal de sus enseñanzas y de su labor clínica.
(Winnicott C., La posición depresiva, 2012, pág. 19).

Precisamente por ello, la definición de deprivation, Winnicott (1956) a va a dar

tanto en escritos, como en conferencias, comunicaciones de diversos tipos.

Tomemos el modo en que la define en un trabajo presentado ante las Sociedad

Psicoanalítica Británica denominado La tendencia antisocial:

Cuando existe una tendencia antisocial ha habido una verdadera deprivación y no una
simple privación. En otras palabras, el niño ha perdido algo bueno que hasta una
fecha determinada, ejerció un efecto positivo sobre su experiencia y que le ha sido
quitado; el despojo ha persistido por un lapso tan prolongado que el niño ya no puede
mantener vivo el recuerdo de la experiencia vivida. Una definición completa de la
deprivación incluye los sucesos tempranos y tardíos, el trauma en sí y el estado
traumático sostenido, lo casi normal y lo evidentemente anormal. (Winnicott D. W.,
La tendencia antisocial [1956], 1990, pág. 148)
180

Winnicott insistió en diversas ocasiones sobre esta cualidad de lo que él llama

deprivation, en tanto algo que se tenía y se perdió. Y resaltaba que no se trataba

de una ausencia primaria de todo sostén al modo en que lo desarrollamos en el

punto anterior, sino a algo que se tenía y se dejó de tener, y además en otras

ocasiones señaló que el niño sería lo suficientemente maduro como para percibir

y notar esa pérdida.

Elegimos en particular esta cita última, de un texto realizado en el 56, porque

notamos que con mayor precisión en este trabajo Winnicott agrega a esta cualidad

de lo que se tenía y se perdió una extensión al estado traumático sostenido.

Podemos suponer que la influencia de los niños en la época de la guerra, y a las

circunstancias de la guerra, hicieron que Winnicott se encontrara con niños en la

que la propia situación de evacuación suponía una deprivación. Pero también notó

la diferencia entre aquellos niños deprivados por la circunstancia de la guerra y

aquellos que habían sufrido deprivaciones anteriores y que los tornaba

especialmente difíciles, como les gustaba llamarlos. Vamos a extender estas ideas

de Winnicott más adelante.

Antes queremos continuar con los sentidos de la palabra, o lo que la palabra da a

ver.

El The Penguin Dictionary of Sociology dice: «El análisis sociológico define

ampliamente deprivación como la desigualdad de acceso a los bienes sociales.»

(Abercrombie, Hill, & Turner, 1994, pág. 121)

Como vemos, la palabra deprivación no aparece en el Diccionario de la Real

Academia y el Diccionario Prehispánico indica que debe sustituirse por los

términos: privación, abstinencia, falta o carencia, según los casos. Existen, a su


181

vez, algunos diccionarios sociológicos que la remiten a una cuestión de no acceso

a los bienes sociales.

Para Winnicott tiene una significación de pérdida de algo que se tuvo, y en una

significación más extendida dentro del pensamiento de Winnicott remite a un

estado traumático sostenido, y es para él la raíz de la conducta antisocial que

desarrollaremos más adelante.

Según nuestro corpus, la cuestión de la deprivación, fundamentalmente en el

sentido de Winnicott, tanto en la idea de algo que se tuvo y se perdió, como un

estiramiento posible en tanto lo traumático sostenido y también en las otras

significaciones de la palabra en tanto abstinencia, o carencia, hace a lo que hemos

dado en llamar lo insoportable.

Tomemos por caso un fragmento de la vida de Manuel:

Manuel, ingresó por primera vez al sistema de protección teniendo 8 años, un día que
según dijo, salió a buscar a su madre y se perdió. A los pocos días se fuga y regresa al
poco tiempo vía juzgado por haber sido violado por unos adolescentes del barrio en el
que vivía con su padre. En un informe reciente a su ingreso se escribe. «Manuel se
presenta como afectuoso y accesible (esto cambiará a lo largo de la internación),
demandante de atención y afecto, mantiene un buen vínculo con pares y adultos
(también esto se modificará más adelante). En este momento Manuel no se encuentra
escolarizado, habiendo abandonado antes de finalizar primer año. Ha permanecido
durante largos episodios en situación de calle, donde se ha visto expuesto a episodios
de riesgo (abuso sexual). Existen serios problemas en el vínculo madre-hijo que
impiden el regreso de Manuel a su familia, se solicita su reubicación en un centro
estable adecuado a su perfil». En una nota escrita por el abuelo, que se integra en el
legajo, el abuelo escribe (a propósito de un reclamo al juzgado que está realizando por
la forma en que se manejó, desde el juzgado, la denuncia de violación) refiriéndose al
momento en que un pastor evangélico lleva a Manuel a su casa y le hace un relato del
que extremos: «No sabía cómo empezar hasta que me dijo: “Le traigo a un nieto que
creo que está violado”, me explica este señor que vive en el centro de la ciudad, al
frente de él hay una granjita que vende productos chacinados, etc. Donde cruza la
calle y entra a la granjita a comprar y se encuentra con mi nieto que tiene 8 años y
estaba recostado al mostrador y sentía un olor feo y se dio cuenta que era el niño el
que hedía, como tiene confianza con el dueño de la granjita, le dijo porque no lo hace
bañar pobrecito».

Al momento del ingreso Manuel estaba muy deteriorado, se encontraba viviendo con
su padre por orden judicial, se escapaba todos los días, y el padre cuando se lo va
182

buscar a propósito de la internación, según relata el abuelo, responde. “Yo no tengo


nada que ver este se me va para la calle”».

Entendemos que este tipo de experiencias, como las que ha vivido Manuel,

constituyen y las hemos entendido como deprivación en el sentido de Winnicott.

Y como desarrollaremos en detalle en puntos siguientes son del orden de lo

insoportable, en tanto producen, están en la raíz, son etiológicamente

estructurantes de la conducta antisocial. Avanzando la internación Manuel

comienza con toda una sintomatología que inicia en enuresis, luego ecopresis, se

suman conductas sexualizadas en el hogar, conflictos con sus compañeros, con

momentos de desconexión de la realidad. En este sentido hablamos de lo

insoportable, como aquello que hace que el niño recurra al síntoma severo y a la

expresión clara de lo que se le volvió insoportable.

1.1.3. La crueldad excesiva.


¿Por qué hablamos de crueldades excesivas? ¿Toda crueldad no es un exceso? En

efecto, pero usamos este modo de nombrar porque un análisis fino de los términos

nos permite aproximarnos de un modo particular a lo que damos en llamar como

tercer elemento insoportable para los niños.

Si vamos al sentido literal de la palabra crueldad tenemos que para la Real

Academia Española la crueldad es: «Inhumanidad, fiereza de ánimo, impiedad.

Acción cruel e inhumana».

Es la definición de crueldad en tanto impiedad, precisamente, lo que abre a una

reflexión teórica que distingue lo que intentamos definir como insoportable.

El término crueldad Winnicott lo usó para designar algo que se pone en juego en

los primeros tiempos constitutivos del psiquismo. Winnicott concebía la


183

existencia de un amor primario, al que solía llamar impiadoso, o amor sin piedad,

un amor cruel, el que pone en juego el bebé en tiempos muy primarios de fusión

del psiquismo.

Tomemos algunas referencias directas de Winnicott:

Creo que hasta ahora he descrito tres cosas. Primero: hay una voracidad teórica, o
amor-apetito primario que puede ser cruel, dañino, peligroso, pero lo es por azar. La
finalidad del niño es la gratificación, la tranquilidad de cuerpo y espíritu. (Pág. 108).
(Winnicott D. W., La agresión y sus raíces [1939], 1990, pág. 108)

Antes Winnicott había advertido:

Fácilmente se echa a ver que hay un enorme crecimiento en esta progresión de la


crueldad a la preocupación, de la dependencia de la Parte de Mí a las relaciones de la
Parte de Mí, de la preambivalencia a la ambivalencia, de la disociación primaria entre
los estados calmos y excitados a una integración entre estos dos aspectos del self.
(2012, pág. 106)

La crueldad para Winnicott refiere a una cualidad del amor primitivo, un amor sin

piedad, pero que aunque pueda ser cruel, en el caso de estas primeras etapas de

fusión del bebé lo son por azar.

Como es claro, cuando construimos una idea de crueldad excesiva respecto de

nuestro material, no nos referimos a este modo de la crueldad, sino a algo de otra

naturaleza, y es precisamente por ello que se constituye como un exceso.

Tampoco referimos a la idea de un exceso de crueldad en términos de una

persistencia de un amor primitivo, de un amor voraz, que como sabemos y como

ya mencionamos, en el adulto podremos encontrar. Es decir, no interpretamos que

en nuestro material se expresen formas de amor primitivo por parte de los adultos

que expliquen un exceso de crueldad, en términos de un amor voraz, no, es de

otro orden de cosas de las que estamos hablando y las que pretendemos dilucidar.
184

Solo podremos avanzar en esta línea de una crueldad excesiva que no se explica

por un amor impiadoso, primitivo y voraz en relación a nuestro material si

admitimos un giro teórico que, por otra parte, es un giro que ha estado presente en

las discusiones más fermentares del campo psicoanalítico.

Nosotros venimos trabajando fuertemente con el pensamiento de Winnicott.

Como ya hemos mencionado, pero tendremos que reiterar, Winnicott brindó total

preponderancia al ambiente en términos del desarrollo infantil. Discutió directa y

también encubiertamente con Klein. Dentro de las discusiones más abiertas que

tuvo con ella, la encontramos en un trabajo que se titula Melanie Klein, sobre su

concepto de envidia.

Veamos algunos pasajes: «En este libro49 la señora Klein hace algunas

consideraciones bastante definidas sobre la envidia y, en mi opinión personal, lo

que dice incluye cierto grado de error». (Winnicott D. W., Exploraciones

Psicoanalícas II. [1959], 2009, pág. 184)

Y afirma:

Para mí la palabra envidia entraña un alto grado de sofisticación, vale decir, un grado
de organización yoica en el sujeto que no está presente en el comienzo de la vida...
Para mí, ninguna descripción del bebé puede excluir el comportamiento de la persona
que lo atiende, o, en el caso de una relación objetal, el comportamiento del objeto.
(Pág. 186)50

La envidia sería un producto colateral de la relación materno-filial en desarrollo y de


la organización yoica del bebé. Sí, por el contrario, se describe a la envida como una
característica infantil sin mencionar el comportamiento del objeto y todo lo que este
implica, entiendo que algo está equivocado. (Pág. 187)

Klein se vio envuelta en una renegación implícita del factor ambiental, y en


consecuencia se inhabilitó para describir a la infancia, que es un período de
dependencia. (Pág. 190)

49 Se refiere a Envidia y gratitud.


50 Sobre su concepto de envidia.
185

En otros pasajes, Winnicott da a ver cómo al minimizar o no prestar la debida

atención al factor ambiente Klein se vio obligada a recargar al bebé, a poner en él

cosa que no le son propias.

De modo que esta deriva hacia la envidia no viene a cuento en nuestra

elaboración tanto por la una exploración de la noción en sí, sino para insistir en la

fundamental relevancia del ambiente en las fases primarias de modo tal que no es

posible distinguir más que una continuidad entre el bebé y quién lo cuida, y esta

determinación del ambiente será para Winnicott un elemento determinante en

fases posteriores.

Una disyuntiva similar, aunque no idéntica, la encontramos en trabajos de Sandor

Ferenczi respecto a la teorías de las pulsiones de Freud. En 1929, Ferenczi

presenta un trabajo titulado El niño no bienvenido y su impulso de muerte, trabajo

que fue muy mal recibido por Freud. Como es sabido, en tiempos muy tempranos

de su obra Freud abandona la teoría del trauma, es decir la hipótesis inicial de que

las afectaciones psíquicas tienen su raíz en experiencias traumáticas reales, Freud

pasa a centrarse en la vida intrapsíquica. A partir de ese momento, Freud,

consideraba el trauma como producto de la lucha de los instintos sexuales y la

lucha del yo contra ellos. Hay un predominio en Freud de la fantasía inconsciente

y la realidad psíquica interna.

Precisamente por ello, el trabajo de Sandor Ferenczi desata una controversia en

términos que se interpreta que Ferenczi estaba volviendo a la teoría del trauma.

En el artículo El niño no bienvenido y su impulso de muerte Ferenczi estableció

un nuevo tipo de neurosis, llamada neurosis de frustración, donde el trauma no

consiste solo en acciones y eventos, sino en la desiderativa parental,


186

fundamentalmente en la no investidura: los padres que no desean ni quieren al

niño. Este trauma, o frustración, es el generador de las más variadas patologías

mentales.

Si queremos clasificar los casos que surgen de esta etiología entre los «tipos de
enfermedad» de los que Freud ofrece una definición muy precoz y sin embargo muy
incompleta, habría que situarlos, aproximadamente, en el punto de transición entre las
neurosis puramente endógenas y las neurosis exógenas, es decir las neurosis de
frustración. Quienes pierden precozmente el gusto por la vida aparecen como seres
carentes de capacidad de adaptación, semejantes a quienes, según la clasificación de
Freud, sufren una debilidad congénita de su capacidad de vivir, siempre con la
diferencia de que en nuestros casos el carácter congénito de la tendencia enfermiza es
simulado, debido a la precocidad del trauma. Naturalmente queda todavía algo que
resolver: constatar las diferencias máximas entre la sintomatología neurótica de los
niños maltratados desde el principio y la de quienes son primero tratados con
entusiasmo, y hasta con un amor apasionado, siendo luego abandonados. (Ferenczi, S.
Psicoanálisis Tomo III. El niño mal recibido y el impulso de muerte. 1929, 1984)

De modo que, lo que designamos como crueldad excesiva, se distingue de la

crueldad propia del amor primitivo. Se configura como un exceso que proviene

del ambiente, con efecto traumático y encuentra su trama en las relaciones

paterno-filiales como puede ser el caso de una desinvestidura que provoca el

abandono u otras formas de daño.

André Green, en una conferencia presentada en Milán titulada Winnicott en

transición, entre Freud y Klein, publicada en el libro Jugar con Winnicott (2007),

hace una magnífica exposición respecto de esto que nosotros venimos

mencionando del modo en que Winnicott va separándose del enfoque de Klein

respecto a los procesos concernidos en los primeros tiempos del psiquismo.

Allí, refiriéndose a la cuestión de la destructividad señala algo respecto a sus

propias opiniones sobre las elaboraciones de Winnicott. Como es sabido, Green

ha estado muy próximo a los trabajos de Winnicott. Green dice:


187

Llego a un punto de desacuerdo51: un amor despiadado no basta para explicar la


destrucción... De ningún modo estas tendencias pueden ser una forma de amor, ni
siquiera en su forma despiadada; más bien se trata de una cultura de la muerte.
Estamos más allá de la ambivalencia y más allá de cualquier tipo de amor, frente a
formas de destructividad, desintegrantes, nacidas del narcisismo negativo a fin de
negar la existencia de otro. Sería una mentira por omisión no notarlo. (Jugar con
Winnicott., 2007, pág. 82)

Recientemente, Frigerio presenta un trabajo que titula Edipo el (mal) querido.

(2014). Lo que allí se encuentra se encuentra muy próximo a lo que buscamos

sostener. O para decirlo mejor, la elaboración teórica de Frigerio en ese trabajo

encuentra resonancia en los materiales de esta investigación.

Se trata de un trabajo en el cual la autora postula una serie de hipótesis respecto

de lo que Edipo, en tanto novela, da a ver y da a saber de las relaciones entre

grandes y chicos. Tomemos sus palabras:

Dicen que para devenir «hijo», todo manojo de carne necesita (necesitaba ya desde
entonces, los tiempos en los que se inventaban los mitos que aún nos hablan) y sigue
siendo así según parece, algo más que unos engendradores, necesita algo así como
unos anfitriones y una inscripción (la que en este caso52 que nos ocupa fue
terminantemente negada en tanto inscripción en el tronco de la descendencia
aceptada). Hace falta, nos han dicho, que alguien inscriba algo, que reconozca, que
aloje, signifique algo, diga algo, alguien que nombre.

Decir algo, dar un nombre, elegir un buen nombre, establecer un mandato, decir para
bien, decir (como bautizar laicamente), decir bien, ben-decir… Pero ocurre que en
ocasiones los grandes «no dicen bien» (como quien dijera no desean bien, desean
sí…pero…) a veces algo se dice mal, en ocasiones se mal-dice… (Frigerio, Edipo el
(mal) querido , 2014, pág. 49)

Antes se había preguntado:

¿Qué sabemos? Que una cosa son las carnes engendradas y otras los hijos. Que la
biología puede no anudarse con un orden simbólico, pero sobre todo sabemos, aunque
sea raro escuchar que esto se admita, que ante la posibilidad de filiar, las
ambigüedades no están ausentes y las contradicciones hacen de las suyas.

51 Se refiere a Winnicott.
52 Se refiere a Edipo.
188

¿Qué sabemos? Que el amor a los niños no es un a priori, ni una constante. Sabemos
que el amor no es obligatoriamente el sentimiento que un recién nacido
necesariamente evoca en sus progenitores. Tal vez… el mito viene a decir que es
«puro cuento» que las crías humanas son, desde el inicio, aceptadas y queridas por ser
eso mismo, crías, humanas. (Pág. 13).

Las hipótesis que se dejan ver allí, en estas breves referencias del trabajo ya

indicado, Frigerio ya las había planteado en una investigación anterior publicada

con el título La división de las Infancias. Ensayo sobre la enigmática pulsión

antiarcónitca (2008) al que nosotros ya nos referimos. Allí se había perfilado la

hipótesis sobre unos niños malqueridos, para los cuales la novela de Edipo (no el

complejo freudiano, aunque el trabajo no consiste en su negación, ni en su

discusión, se trata más bien de otras derivas a propósito de Edipo), el mito de

Edipo opera como significación posible.

En todo esto ronda una hipótesis que, como vimos, Frigerio elabora en más de un

trabajo y remite a admitir un fondo de odio hacia los niños.

Es Sigmund Freud mismo quien sugiere y sin embargo… las cegueras a veces son
contagiosas (podríamos llamar a esto posicionamiento en las escenas fantasmáticas) y
quizás por ello mismo de alguna manera la ceguera concierne al mismo Freud quien
se centra en lo que le resulta posible tramitar, elaborar, escribir para hacer de Edipo
un complejo que proporciona mucho saber sobre el funcionamiento del aparato
psíquico en una reflexión contundente, fructífera, inacabada e inacabable acerca de la
cual instala una cierta… llamémosla ¿prudencia?... acerca de los odios de los
engendradores y de los odios de los engendrados (de los que se ocupa entre otros
Ferenczi, de quien Freud toma distancia). ¿Habrá sido prudencia? No lo sabemos,
solo podemos hipotetizar y explorar. (2014, pág. 7).

Compartimos con Green que estamos en estos casos más allá de la ambivalencia,

más allá de cualquier forma de amor, que como forma de destructividad niegan la

existencia del otro, se trata como dice Green de una cultura de la muerte.

Tomemos por caso, algo de las experiencias de Juan Pablo, que hemos presenado

a propósito del corpus de esta investigación:


189

Juan Pablo ingresó al sistema de protección teniendo 8 años. Es traído por una tía
quién lo había tenido a su cargo durante algo más de un año. Lo trae diciendo que no
puede con él y que viene a dejarlo en el INAU. Unos pocos meses antes había
fallecido el marido de la tía, y Juan Pablo se había vuelto muy desobediente, se iba
para la calle, no la obedecía, estaba muy agresivo, etc. Ella había perdido el control
varias veces con él últimamente y no sentía que pudiera seguir teniéndolo a su cargo.
Había estado con sus tíos algo más de dos años. Según informes que figuran en el
legajo logramos saber que: «Juan Pablo es hijo de Elena Cristina Peña y Fermín
Catillo Fernández. Aunque fue reconocido por otra persona. Su madre lo había
abandonado cuando tenía 6 meses de vida. “Mi abuela me levantó del cante y me
llevo a vivir con ella”. Estuvo con su abuela hasta que tuvo casi 6 años, momento en
que su padre salió de la cárcel y se lo llevó porque no quería que viviera con su
abuela. Juan Pablo fue llevado por su padre a una casa junto a personas que no
conocía. “Allí pasé muy mal, me hicieron cualquier cosa”. Juan Pablo se angustia y
no quiere hablar... El padre estuvo preso por homicidio. Cuando salió lo dejó en una
casa donde además había otros hijos y dos adolescentes... En esa casa aparte del
hermano de Juan Pablo de su misma edad, vivían otros dos adolescentes y un hombre
joven concubino de la señora. Este señor era hijo de quién había sido asesinado por el
padre de Juan Pablo. De esta etapa que duró algunos meses, Juan Pablo relata que
vivió en una total falta de atención y cuidados. Era enviado a la escuela sin abrigo, sin
higienizar, además era exigido que ejerciera la mendicidad para lograr su sustento.
Tiempo después Juan Pablo pudo expresar que uno de los adolescentes lo obligaba a
mantener relaciones sexuales...

Decimos entonces, que lo que entendemos aquí como crueldad excesiva, proviene

del ambiente, se torna insoportable en tanto produce efectos traumáticos que hay

que adjudicárselos al mundo externo, a la relación entre engendradores y

engendrados, y a la relación entre grandes y chicos, que dejan ver ciertas formas

del odio hacia los niños.

1.1.4. El incesto y el abuso sexual


El hecho de que el incesto y el abuso sexual se hayan vuelto visibles a partir del

trabajo con los legajos devenidos en casos, así como en las conversaciones que

forman parte del corpus de la investigación, hace tanto a la obligatoriedad del

abordaje del asunto, como a la prudencia que alerta sobre el tratamiento acotado

que haremos de un tema tan vasto. Nuestro énfasis está en comprender en qué

sentido hablamos de una cuarta cualidad de lo insoportable.


190

Hemos encontrado en nuestros materiales abusos sexuales, en ocasiones

constituyen incesto en otra no. Hemos encontrado la insistencia, la reiteración,

cierta constelación abusiva hacia los niños, pero como es sabido, la cuestión del

incesto y del abuso sexual ha dado lugar a múltiples enfoques 53 y podría dar lugar

a una profundización mucho más exhaustiva de la que nos proponemos llevar

adelante a propósito de lo insoportable. Nos centraremos en dos aspectos: el

abuso como confusión de lenguas y el incesto como aquello que pone en jaque

los procesos de filiación genealógica que hacen sociedad.

Confusión de lenguas entre los adultos y el niño se titula una conferencia

pronunciada por Sandor Ferenczi en el XII Congreso Internacional de

Psicoanálisis en Wiesbaden, en setiembre de 1932. En esa presentación, Ferenczi

profundiza los planteos a los que ya nos referimos en el trabajo El niño mal

recibido y el impulso de muerte de 1929, respecto a la influencia exterior en la

formación del carácter y de la neurosis. Ya mencionamos, la relevancia que

Ferenczi atribuía a acontecimientos traumáticos reales ocurrido durante la

infancia para explicar algunas afectaciones de la vida adulta. Lo planteaba en

estos términos:

Entiendo por ello la importancia atribuida recientemente al factor traumático, tan


injustamente olvidado en los últimos tiempos al tratar las patogénesis de las neurosis.
El hecho de no profundizar lo suficiente en su origen externo supone un peligro, el de
recurrir a explicaciones apresuradas relativas a la predisposición y a la constitución.
(Ferenczi, S., Confusión de lenguas entre los adultos y el niño. 1932, pág. 1)

El foco del trabajo al que referimos ahora, Confusión de lenguas, está destinado a

la cuestión del abuso sexual planteado desde Ferenczi también en términos de lo

53 En particular recomendamos el trabajo realizado por Eva Gilberti (2014), por su capacidad de
recopilación de diversos enfoques que la cuestión del incesto y el abuso sexual ha tenido desde diversas
disciplinas, así como en diferentes momentos históricos.
191

que resulta insoportable para los niños refiriéndose a un «pasado insoportable y

traumático». (Pág. 3).

Y señala más adelante:

En principio he podido confirma la hipótesis ya anunciada de que nunca se insistirá


bastante sobre la importancia del traumatismo y en particular del traumatismo sexual
como factor patógeno. (Pág.4)

En el abuso sexual existe, para Ferenczi, una confusión de lenguas entre el niño y

adulto:

De esta forma casi todos los niños juegan con la idea de ocupar el lugar del progenitor
del mismo sexo para convertirse en pareja del otro, aunque solo sea de forma
imaginaria. En realidad ni querría, ni podría pasar de la ternura... Si en el momento de
esta fase de ternura se impone a los niños más amor o un amor diferente al que
desean, pueden ocasionársele las mismas consecuencias patógenas que la privación
del amor hasta ahora aludida. Esto nos llevaría muy lejos al hablar de todas las
neurosis y consecuencias caracterológicas que pueden resultar de la apertura precoz
formas de amor apasionado, teñido de sentimientos de culpabilidad en un ser
inmaduro e inocente. La consecuencia no puede ser otra que la confusión de lenguas a
la que aludo con el título de esta conferencia. (Pág. 4).

Ferenczi, a partir de sus constataciones clínicas llega a formular la compleja

dinámica psíquica en la que el niño ingresa ante la experiencia del abuso.

Es difícil adivinar el comportamiento y los sentimientos de los niños tras estos


sucesos. La primera reacción será de rechazo, de odio, de desagrado y opondrá una
violenta resistencia ¡No, no quiero, me haces mal, déjame! Esta o alguna similar, sería
la reacción inmediata si no estuviera inhibida por un temor intenso. Los niños se
sienten física y moralmente indefensos, sus personalidades aún débiles para protestar,
incluso mentalmente, la fuerza y la autoridad aplastante de los adultos los dejan
mudos, e incluso pueden hacerles perder la conciencia. Pero cuando este temor
alcanza su punto culminante, les obliga a someterse automáticamente a la voluntad
del agresor, a adivinar su menor deseo, a obedecer olvidándose totalmente de sí he
identificándose por completo con el agresor. (Pág.4)
192

A los efectos de nuestro asunto decimos que, lo que designamos como

insoportable lo constituye la confusión de lenguas entre adultos y niños y sus

consecuencias patógenas.

El niño del que se ha abusado se convierte en un ser que obedece mecánicamente o


que se obstina, pero no puede darse cuenta de las razones de esa actitud. Su vida
sexual no se desarrolla o adquiere formas perversas, no hablaré de las neurosis y de
las psicosis que pueden resultar de estos casos. Lo que importa desde el punto de vista
científico en esta observación es la hipótesis de que la personalidad aún débilmente
desarrollada reacciona al desagrado brusco no mediante la defensa sino con una
identificación ansiosa y con la introyección de lo que la amenaza o la agrede...
Sabemos desde hace tiempo que el amor forzado, lo mismo que las medidas punitivas
insoportables, tienen un efecto de fijación. (Pág. 5)

De modo que nosotros nos hemos encontrado durante esta investigación con

amores forzados vividos por niños y niñas. Una confusión de lenguas, que por su

contenido patógeno se vuelve insoportable para los niños. Junto con la ausencia

de sostén, la crueldad excesiva, la deprivación, el incesto y el abuso sexual,

constituyen el conjunto de vivencias que hemos definido como constitutivas de lo

que se vuelve insoportable para un niño/niña, y son por su naturaleza de origen

externo, provienen del ambiente y son causales de lo que consideramos como lo

insoportable en el niño.

Pero aún hace falta comprender algo más. La cuestión del incesto no concierne

exclusivamente a los avatares de los lazos entre adultos y niños singulares sino

que constituido como una de las formas del abuso sexual y, a su vez, desbordando

semánticamente la cuestión del abuso, el incesto nombra algo más.

Nos referimos a que el incesto se vuelve insoportable en tanto hace caer, impide,

afecta y altera los procesos de filiación, que en tanto función genealógica se dan

de generación en generación, allí mismo donde lo que está en juego ya no son


193

solo las relaciones incestuosas entre niños y genitores, como avatar de vidas

individuales, sino allí donde el incesto viene a dar cuenta del fracaso de una

función genealógica de inscripción y filiación de los sujetos. Se trata pues, de un

asunto mucho más amplio, que hay que comprender allí mismo donde no se trata

solo de lo insoportable para el sujeto, sino lo que es insoportable para el lazo

social.

¿A qué nos referimos con la función genealógica? Tomaremos aquí el enfoque de

Pierre Legendre que nos permite con mucha lucidez teórica, reubicar la cuestión

de lo que del incesto entendemos se vuelve insoportable y cómo es precisamente

con la función genealógica que se produce la necesaria objeción al deseo

incestuoso.

Ahora bien, existe un terreno privilegiado en el que el inconsciente se revela: la


genealogía, que supone el tratamiento jurídico del incesto, es decir, del deseo
incestuoso y de su objeto supuesto... Para resumir yo diría, si no se obstaculiza el
impulso incestuoso —no en tanto pulsión del individuo, sino como fantasma
inconsciente del sujeto de la palabra—, la individualización del sujeto sería imposible,
la humanidad enloquecería y, en estas condiciones, ninguna sociedad sobreviviría. En
otros términos, diferenciar a los humanos clasificándolos según la ley de la especie, es
decir, en una perspectiva de reproducción, es una de las funciones elementales de la
genealogía... (Legendre, El inestimable objeto de la transmisión, 1996, pág. 6)

Como veremos, para Legendre, de la función genealógica depende la especie, en

tanto la reproducción de la humanidad no consiste en un hecho biológico, sino

que se trata de todo el andamiaje institucional que permite que de generación en

generación se instituya el sujeto en la sociedad, y el incesto o más bien su

prohibición, como ese elemento que da lugar a la función genealógica. Pero no

como prohibición de pulsiones individuales, sino como la institucionalización del

sujeto que se inscribe en su sociedad y en su tiempo del turno genealógico.


194

En principio, la genealogía no apunta solo al conjunto de las realidades biológicas,


sino al conjunto de los sistemas institucionales fabricados por la humanidad para
sobrevivir y difundirse. Está relacionada con un punto esencial, inevitablemente
activado por la modernidad como lo fue en los clásicos: lo que hace que la vida sea la
vida. Cada vez que se pierde para el sujeto el cariz genealógico, la vida no vive. Esto
es lo que está en juego a escala social: aplastar la vida o hacerla vivir, porque no basta
con producir carne humana, además hay que instituirla. (Pág. 6)

De modo que estamos conceptualizando, a través de la noción de genealogía de

Legendre, en qué sentido el incesto forma parte de lo insoportable y, como

vemos, en esta dimensión se trata de trascender los avatares pulsionales de los

sujetos individuales, pero también vamos más allá de los enfoques familiaristas,

que ubicarían la cuestión del incesto en un asunto de familia, de adultos y niños

inscriptos exclusivamente en un orden familiar, para dar a ver que lo que está en

juego es la posibilidad misma del lazo social, entendido como institucionalización

de la vida a través de la función genealogíca que va de generación en generación.

Cualquier individuo, sea cual sea el lugar que le toque en el relevo genealógico

(padre, hijo, abuelo) y cualquier familia, está inscripto/a en relación a una

referencia que lo/a antecede y que la desborda. A esta entidad que liga a los

sujetos y a los conjuntos familiares en el proceso filiatorio, Legendre la denomina

Referencia Absoluta. Si existe función genealógica, es decir el trabajo de filiar de

una generación a la otra, es gracias a que existe una instancia de tercer orden,

anterior y posterior a cualquier avatar individual y/o familiar. Se trata de una

referencia mítica axiomática que se representa en un orden jurídico que da orden

filiatorio al conteo de nacer de generación en generación.

Veamos a través de las propias palabras de Legendre a qué nos referimos:

Voy a insistir aún sobre un punto importante: la eficiencia humanizadora de la


genealogía está vinculada al funcionamiento global del sistema jurídico, asegurado a
sí mismo por la Referencia mitológica y el trabajo de conteo que esta vuelve posible...
195

Es decir, como ningún individuo, padre o madre, es soberano, hay que remontar hasta
el axioma fundador mismo, hasta la Referencia soberana, de la que procede el sistema
jurídico entero, para descubrir la fuente de la normatividad puesta en práctica en el
dispositivo familiar. No hay padre, diría yo, más que referido a la Referencia absoluta,
al axioma que le rebasa, a él, pobre hombre. Así pues, es por referencia a la
Referencia soberana como los reproductores, padre y madre, son puestos en posición
de asumir subjetivamente la reproducción de los sujetos, estando fundada la relación
con la Ley con la misma fuerza constructiva que aquella con la que el axioma produce
sus consecuencias. Por lo tanto, noten un punto esencial: esto significa que si la madre
no está referida a la Ley por su padre, si el padre del niño no es referido a la Ley por
su cuenta, la entrada del niño en la lógica del conteo está hipotecada. (Pág. 221)

De modo que ni las familias, ni los individuos son soberanos en aquello que

regula el orden genealógico y, porque hay función genealógica, todos somos hijos

de una Referencia absoluta, esa misma que liga a hombre y mujeres,

reproductores y engendradores, eso que los suelda jurídicamente entre ellos y que

los liga a esa Ley estructurante del lazo social.

En efecto, el incesto es insoportable para la función genealógica porque es una

manera de negar las filiaciones y pone en evidencia las enormes diferencias entre

hombres y mujeres engendradores y reproductores y las funciones madre y padre,

sin las cuales los niños viven su encuentro con lo insoportable.

Pero, ¿qué significa que una mujer engendradora accede a la función madre y qué

significa para un hombre engendrador acceder a la función de padre?

La respuesta es extensa y si la tomáramos en profundidad abriríamos un apartado

igualmente extenso para dar a ver todo lo que el psicoanálisis ha dicho y aportado

en esta distinción crucial para la cuestión humana. Nos mantendremos dentro de

los parámetros que nos hemos dado y daremos una respuesta práctica a nuestra

reflexión sobre lo insoportable.

En términos de Legendre, una mujer engendradora accede a la función madre si

se juegan en ella al menos dos condiciones: informa al hijo de su relación con la


196

Ley, aquella que dice que aunque haya salido de su cuerpo, el hijo no constituye

un pedazo de sí misma y está perdido para ella. Ella ingresa así, por designación

jurídica a la condición de madre y el hijo ingresa en el intercambio humano. Una

segunda condición es que la madre volverá a jugar el desafío incestuoso que jugó

con su padre, pero no con el hijo, sino con el padre del hijo o con su sustituto.

Esto significa que es madre porque fue hija y que en el relevo genealógico, allí

donde estuvo la hija, estará la madre.

El nacimiento de un niño pone a la madre en posición de situarse en el orden de las


filiaciones, como mujer en relación con los hombres, es decir, en definitiva como
mujer diferente a su madre y mujer de otro hombre diferente a su padre, y por el
relevo de la relación incestuosa es como notifica al niño la inevitable presencia del
padre. (Pág. 307)

Para que un hombre genitor ingrese en la función padre, tendrá que tener él

mismo una relación con la Ley, en tanto es hijo de la Referencia Absoluta. El

nacimiento del hijo le hará volver a jugar también a él el desafío incestuoso que

jugó con sus padres, ahora a través de la madre del hijo. Le tocará ahora, a él, en

el relevo genealógico, maniobrar simbólicamente su representación y su ligazón

con la Referencia Absoluta.

Podemos entender que un padre abusivo, simple rentista de la genitalidad, será el que,
a falta de haber nacido él mismo de la Referencia mediante relevo simbólico y al
permanecer incapaz de permutación, no puede remitir a la mujer la imagen del padre
—imagen necesaria a la institución de la maternidad para la mujer— ni, en
consecuencia, tomar lugar de padre para su hijo o su hija. Es decir, la paternidad para
muchos hombres es puramente formal; la función está abolida de facto y es negativa
en el sentido de que se vuelve imposible para la madre entrar en su propia función en
tanto que función doblemente referida a través de su padre y del padre de su hijo, y al
niño entrar en su estatuto de niño referido al padre. (Pág. 312)

Por lo tanto, es en la interdependencia de una y otra función, en la que se inscribe

el recién llegado, al que le espera todo un montaje previo (y procedente de un

turno anterior en el juego genealógico) para que el proceso filiatorio tenga su


197

lugar, a través de funciones parentales que filian no solo en un orden familiar,

sino que por representación filian en toda la cadena genealógica que arma

sociedad.

El incesto borra la división entre cada una de las líneas que arman la genealogía,

es insoportable para el niño, en tanto compromete no solo (y como si con eso no

alcanzara) la vida afectiva y la salud individual, sino que pone en juego la

relación del sujeto con la Ley que hace lazo social.

Decimos entonces que el incesto es insoportable en tanto confusión de lenguas y

en tanto confusión de lugares en la permutación genealógica que teje la trama de

la sociedad y de la cultura. Por eso, cuando encontramos en los materiales que

constituyen nuestro corpus de investigación el incesto, lo que encontramos es el

modo en que los niños y niñas son dañados. Allí mismo donde la biografía de

cada sujeto debiera ser tomada para ser inscripta genealógicamente en su

sociedad y en su tiempo.

1.2. LO INSPORTABALE EN LOS NIÑOS

Corresponde ahora considerar a qué nos referimos con lo insoportable en

los niños, a saber: la tendencia antisocial y a la incapacidad de preocuparse por

el otro.

1.2.1 La tendencia antisocial: de la esperanza al delito


Winnicott optó por designar como tendencia antisocial algo que iremos

definiendo, pero que primeramente lo distinguió de lo que se denomina como

delincuencia. Observó que en el niño existe una tendencia antisocial que hay que
198

distinguirla de la delincuencia porque, como señaló, en la conducta delincuente

existe un beneficio secundario, que en su perspectiva aparece a posteriori.

Dentro de la investigación y el trabajo clínico del psicoanálisis no fueron muchos

los que comenzaron a ocuparse de los niños que presentaban conductas

antisociales, ya nos referimos a las particularidades del contexto de producción en

el que trabaja Winnicott y cuánto le ofreció el contexto de la guerra y el trabajo

con niños que definía como difíciles.

Sin embargo, no fue el único psicoanalista que abordó y trabajó desde la

perspectiva del psicoanálisis con niños que presentaban conductas antisociales, en

tiempos inaugurales del campo psicoanalítico. August Aichhorn, a quien

Winnicott menciona en el trabajo de 1956 que precisamente titula La tendencia

antisocial (ya nos hemos referido a él), también publicó un trabajo cuya primera

edición en castellano data del mismo año (1956), pero su primera edición se había

realizado en 1925, se tituló originalmente Juventud descarriada y luego en la

edición reciente que se realiza en español en el 2006 se titula como Juventud

desamparada.

Veamos primero la referencia que hace Winnicott a ese trabajo, y las implicancias

que se inducen para el psicoanálisis de la época:

La tendencia antisocial le plantea al psicoanálisis algunos problemas teóricos y


prácticos difíciles de tratar. En su introducción a La juventud descarriada de
Aichhorn, Freud demostró que el psicoanálisis no solo ayuda a comprender la
delincuencia, sino que además se enriquece al comprender la labor que realizan
quienes deben tratar con delincuentes. (1956, pág 144)

Freud escribió el prólogo de este libro de Aichhorn, sobre el cual volveremos.


199

La distinción que realiza Winnicott introduciendo la idea de tendencia antisocial

la formula del siguiente modo:

He optado por referirme a la tendencia antisocial, y no a la delincuencia, porque la


defensa antisocial organizada está recargada de beneficios secundarios y reacciones
sociales que dificultan la investigación a fondo hasta llegar al meollo de la cuestión.
En cambio, la tendencia antisocial se puede estudiar tal como aparece en el niño
normal o casi normal, en quién se relaciona con las dificultades inherentes al
desarrollo emocional. (Pág. 144)

Para Winnicott, la tendencia antisocial no refiere a un cuadro clínico, a una

patología o a un cuadro psicopatológico.

Esta tendencia no es un diagnóstico, ni admite una comparación directa con otros


términos de diagnóstico tales como neurosis o psicosis. Se la puede encontrar en un
individuo normal o en una persona neurótica o psicótica. Aparece a cualquier edad, si
bien, para mayor simplicidad, me referiré únicamente a los niños antisociales.
(Pág. 146)

Como ya hemos mencionado en el punto destinado a la deprivación, para

Winnicott la conducta antisocial tiene su raíz en la deprivación. Observó que los

niños que presentaban conductas antisociales habían sufrido en algún momento

de su desarrollo una deprivación (eventualmente unas deprivaciones), tal como la

hemos definido anteriormente.

Estableció que la tendencia antisocial tenía dos tipos de expresiones u

orientaciones, que las hemos encontrado en prácticamente todos nuestros

materiales de trabajo. Se refiere al robo y a la destructividad.

Dicha tendencia presenta siempre dos orientaciones, si bien a veces el acento recae
más en una de ellas. Una de esas orientaciones está representada típicamente por el
robo y la otra por la destructividad. Mediante el primero, el niño busca algo en alguna
parte y, al no encontrarlo, lo busca por otro lado si aún tiene esperanzas de hallarlo.
Mediante la segunda, el niño busca el grado de estabilidad ambiental capaz de resistir
la tensión provocada por su conducta impulsiva; busca un suministro ambiental
perdido, una actitud humana en la que el individuo pueda confiar y que, por ende, lo
deje en libertad moverse, actuar y entusiasmarse. (Pág. 149)
200

La cuestión de la esperanza es un asunto clave en el pensamiento de Winnicott

sobre las razones que ponen en marcha la conducta antisocial en los niños.

La tendencia antisocial implica una esperanza. La falta de esperanza es la


característica básica del niño deprivado que, por supuesto, no se comporta
constantemente en forma antisocial, sino que manifiesta dicha tendencia en sus
períodos esperanzados. Pág. 147)

A lo largo de toda la obra de Winnicott, y respecto al corpus teórico que fue

construyendo, encontramos diversos tipos de trabajos y comunicaciones en

diversos ámbitos de lo que eran sus ideas centrales y el modo particular que tenía

de entender las afectaciones de los niños. Y como dice Adam Phillips (1997), en

la comunicación en ámbitos no psicoanalíticos es donde encontramos

revelaciones muy claras de sus pensamientos más esenciales. En este caso nos

vamos a referir a una conferencia que dicta en el Congreso de Subdirectores de

Reformatorios en Winchester en 1967, en la cual señala:

Lo que caracteriza a la tendencia antisocial es que impulsa al muchacho o la chica a


retroceder a un tiempo o un estado anterior al de la deprivación. Un niño que es
deprivado experimenta primero una ansiedad impensable y luego se reorganiza
gradualmente, hasta alcanzar un estado completamente neutral; obedece porque no es
lo bastante fuerte como para hacer otra cosa. Ese estado puede ser muy satisfactorio
desde el punto de vista de los que lo tienen a su cargo. Luego, por alguna razón, surge
la esperanza, lo que significa que el niño, sin tener conciencia de lo que ocurre, se
siente impulsado a retroceder a una época anterior a la deprivación, y a anular, por lo
tanto, el temor a la ansiedad o confusión impensable que experimentó antes de que se
organizara el estado natural... Cada vez que la situación permite a un niño alentar
nuevas esperanzas, la tendencia antisocial se constituye en un rasgo clínico y el niño
se vuelve difícil. (Winnicott D. W., La delincuencia juvenil como signo de esperanza
[1967], 2011, pág. 108)

Aunque Winnicott asigna al robo y a la destructividad, las dos principales

orientaciones de la conducta antisocial, señaló que existen señales tempranas de

tendencia antisocial, refiriéndose a la voracidad. Distinguió la voracidad del amor

voraz primitivo, al que nosotros ya nos hemos referido.


201

El impulso de amor primitivo (pre-compasivo) no es idéntico a la voracidad


incompasiva. En el proceso de desarrollo del bebé, los separa la adaptación de la
madre. Esta fracasa forzosamente en su empeño por mantener un alto grado de
adaptación a las necesidades del ello, con la consiguiente posibilidad de que todo
infante se vea deprivado hasta cierto punto, no obstante, el bebé es capaz de inducir a
su madre que le cure esta subdeprivación atendiendo a su voracidad, su tendencia a
hacer barullo y armar líos, y demás síntomas de deprivación. La voracidad del niño
forma parte de su búsqueda compulsiva de una cura que provenga de la misma
persona (la madre) que causó la deprivación. (1956, pág. 152)

Así como la voracidad puede ser una manifestación de la reacción ante la deprivación
y de una tendencia antisocial, lo mismo puede decirse de la enuresis, la destructividad
compulsiva y la tendencia a fastidiar o armar líos. (Pág. 153)

Si Winnicott leyera los materiales de esta investigación adjudicaría a la tendencia

antisocial y a conductas antisociales cuestiones que aparecen como: enuresis,

encopresis, lo que se nombra como heteroagresividad, impulsividad, robos, las

propias fugas, consumo de drogas, entre otras.

Tanto en la experiencia de los Albergues parar niños difíciles de Winnicott en

Inglaterra como en la experiencia de Aichhorn en Austria después de la Primera

Guerra Mundial muestran cómo las conductas antisociales o disociales según las

nombra Aichhorn (2006) presentan ciertos gradientes o ciertas expresiones que

van desde lo que aparece por períodos en niños no tan dañados, y los efectos

devastadores que se producen cuando la tendencia antisocial no encuentra un

tratamiento adecuado en el ambiente y se produce una escalada hacia la conducta

delictiva. Este es un aspecto relevante para nuestra investigación que los legajos

que analizamos dieron a ver, en tanto es importante precisar cuándo la tendencia

antisocial se expresa en sus inicios como esperanza para Winnicott, o como

búsqueda de dar trámite a una conflictiva libidinal que busca una descarga y que

tiene un sentido particular para el sujeto según Aichhorn, y aquello que se ha

desligado del sentido inicial y adquiere, al decir de Winnicott, un beneficio


202

secundario tal que se consolidó como conducta delictiva. Parece evidente que

ambos planteos dan a ver la fuerte incidencia que el factor tiempo tiene para niños

y adolescentes y la relevancia que las acciones que se emprendan para el

tratamiento y abordaje de estas cualidad de lo que nosotros hemos denominado lo

insoportable en los niños.

Winnicott mencionó más de una vez que los niños pueden pasar en su desarrollo

por fases de delincuencia (como ya lo dijimos, prefería hablar de tendencia

antisocial) y Aichhon coincide con este planteo cuando dice:

Al principio, importa que aprendamos a diferenciar las fases del comportamiento


disocial. Cada niño es, al principio, un ser asocial, porque exige una satisfacción
instintiva, primitiva y directa, sin preocuparse por el mundo que lo rodea. Este
comportamiento, normal para un niño pequeño, es considerado asocial o disocial en el
adulto... Al existir ciertos disturbios en la organización libidinosa, cuya naturaleza no
puede ser discutida aquí, el niño permanece asocial, o bien se comporta como si
hubiese llegado a ser social, pero sin un ajuste a las demandas de la sociedad. Esto
significa que no ha repudiado por completo sus deseos instintivos, sino que los ha
suprimido aparentemente, aunque en realidad, continúa al acecho en el fondo,
esperando la oportunidad de emerger a través de una satisfacción. Llamamos a este
estado delincuencia latente; por provocación puede convertirse en manifiesta. El
cambio de la delincuencia latente en manifiesta ocurre, en general, gradualmente,
durante un período en el cual no se advierten síntomas definidos, pero en el que ya se
puede percibir la susceptibilidad. (Aichhorn, A. 2006. Juventud desamparada, pág.
34)

En el trabajo realizado en esta investigación a través de los legajos devenidos en

casos, se ha vuelto evidente algo que está presente en el pensamiento de

Winnicott y también de Aichhon, pero que tenemos la impresión que requiere ser

considerado de modo particular a los efectos de evitar o alertar sobre equívocos

frecuentes.

Es común que se asigne a las situaciones de deprivación o privación de los niños

que llegan al sistema de protección un conjunto de generalidades sobre las

cuestiones de pobreza, carencia, se suele hablar de vulnerabilidades, etc. Sin


203

embargo, el estudio de los legajos que hemos realizado, y los estudios clínicos

realizados por Winnicott y Aichhon alertan sobre el riesgo de tales

generalizaciones.

Para cada sujeto las cosas tuvieron un principio, existen causas y etiologías

singulares para cada sujeto que explican las conductas antisociales, eso que

nosotros llamamos como la presencia de lo insoportable en el niño y que tienen

su origen en algo previo que se le volvió insoportable al niño.

Winnicott, en la conferencia a la que ya nos referimos, dictada a Subdirectores de

Reformatorios en Winchester decía:

Ustedes procuran relacionar la delincuencia que ven todos los días con temas
generales como la pobreza, la vivienda inadecuada, los hogares deshechos y una falla
de la provisión social. Desearía creer que como resultado de lo que voy a exponer
serán capaces de percibir un poco más claramente que en cada uno de los casos que
llegan hasta ustedes hubo un comienzo, y que inicialmente hubo una enfermedad, y
que el muchacho o la chica se convirtió en un niño deprivado. En otras palabras, lo
que ocurrió en determinado momento tenía sentido, aunque para cuando el individuo
es confiado al cuidado de ustedes habitualmente ese sentido se ha desvanecido. (Pág.
107)

Las ideas centrales de Winnicott y Aichhorn no siempre coinciden respecto al

origen de las conductas antisociales, de hecho se nota en Aichhorn una influencia

muy fuerte de Freud54 y la teoría de las neurosis, explicando la conducta disocial

como una descarga de afectos reprimidos y, fundamentalmente, en relación a

sentimientos de culpa inconscientes que estarían en la base de la conducta

antisocial. Pero a la vez hay zonas de coincidencia importantes. En el párrafo que

sigue podemos encontrar juntas disidencias y coincidencias:

54 Como hemos señalado, Winnicott también la tenía pero precisamente adjudicó al ambiente un énfasis
que Freud relativizó, crítica que Ferenczi le hizo y a la que ya nos hemos referido.
204

Nos gusta pensar que esa predisposición es innata.55 El psicoanálisis nos ha enseñado
que la herencia no puede explicarlo todo, y que las primeras experiencias de la niñez
tienen importancia para determinar el futuro desarrollo. La predisposición a la
delincuencia no es un producto acabado en el momento del nacimiento,56 sino que
está determinado por los lazos emocionales con los familiares... (2006, pág. 59)

Pero ambos coinciden que cuando se trata de comprender la naturaleza y origen

de la tendencia antisocial de nada sirven las generalizaciones. Para Aichhorn, no

se tratan de generalidades sino de algo singular que se juega en el sujeto: «Debe

existir algo en el propio muchacho que el ambiente se encarga de revelar en

forma de delincuencia». (Pág. 59).

En el prólogo a la edición del 2006 en español de Juventud Desamparada, Hebe

Tizio ubica los términos esenciales de la discusión sobre la tendencia antisocial y

el modo en que lo insoportable en los niños se nos ha revelado en esta

investigación luego de varias décadas (y casi un siglo) de los trabajos de

Aichhorn y Winnicott:

Es necesario que educadores, trabajadores sociales, psicoanalistas y políticos tengan


elementos para hacer frente a las lógicas segregativas del discurso dominante en su
imparable tendencia a la judicialización que borra la dimensión subjetiva y produce
cada vez más pasajes al acto. Vivimos un momento histórico donde hay una
promoción social del significante violencia, que parece acompañar a las distintas
formas del vínculo social. Con él se adjetiva cada vez más a las nuevas generaciones
sin ver que los cambios estructurales en juego producen desregulaciones que generan
nuevas formas de desamparo. Pero no se trata de quedarse en ese nivel sino de
abordar cada caso, de rescatarlo del magma homogenizador, y ayudar a constituir un
síntoma, es decir, algo en lo cual el sujeto se sienta concernido. Esto no se hace solo;
es necesario la función del Otro que pueda acoger ese acto ciego y transformarlo en
mensaje para el propio sujeto. (Pág. 20)

Sacar a lo insoportable del magma homogenizador, eso ha puesto en evidencia el

estudio de los legajos que hemos realizado.

55 Winnicott, por el contrario habla de una tendencia innata democrática que desarrollaremos más adelante,
pero en un sentido opuesto a esta predisposición de la que habla Aichhorn.
56 Winnicott diría que esto no existe en el momento del nacimiento.
205

1.2.2 La incapacidad de preocuparse por el otro


El desarrollo de la capacidad de preocuparse por el otro, es el título de un

trabajo que Winnicott presenta ante la Sociedad Psicoanalítica de Topeka en

octubre de 1962.

La indagación central del trabajo consiste en determinar cuál es la etiología de la


capacidad de preocuparse por el otro, bajo el entendido que se trata de algo que los
individuos adquieren, y que bajo ciertas circunstancias no se logra afirmar esa
capacidad o eventualmente se pierde. Como es evidente esta capacidad es un aspecto
importante para la vida social, y «está detrás de todo juego y trabajo creativo.
(Winnicott D. W., El desarrollo de la capacidad de preocuparse por el otro [1963],
1990, pág. 121)

Cuando Winnicott habla de la capacidad de preocuparse por el otro, se refiere «al

hecho de que el individuo cuida y le importa el otro, siente y acepta la

responsabilidad» y la utiliza para referirse «en positivo, al mismo fenómeno al

que se alude en negativo con la palabra culpa». (Pág. 121)

Sus exploraciones lo llevaron a determinar que esta capacidad de preocuparse por

el otro aparece en un tiempo previo al complejo Edipo, aunque como suele decir

en términos de desarrollo es irrelevante precisar el tiempo al modo de etapas, sino

considerar que las cosas ocurren en la medida de la maduración, que como ya no

hace falta insistir está en estrecha relación con la facilitación o no del ambiente.

Para Winnicott esta capacidad de preocupase por el otro aparece en tiempos muy

tempranos, pero como todo aquello que comienza en la infancia no termina allí

sino que concierne a todo la vida del individuo.

El origen de esta capacidad Winnicott la describe en términos de la relación de la

madre con el bebé y en esencia es la capacidad de dar y contribuir lo que crea la

capacidad de preocuparse. Veamos el proceso tal como lo describió Winnicott.


206

Ya hemos referido a la importante de influencia de Klein en el pensamiento de

Winnicott, también sus disidencias. Admite el proceso esencial que Klein

describió para lo que llamó la posición depresiva pero no aceptaba el modo de

nombrarla.57 pero que esencialmente remite al alcance de la ambivalencia.

Entre las muchas etapas descriptas por Freud y los psicoanalistas freudianos debo
escoger una que hace necesario el uso de la palabra «fusión», entendiéndose por tal el
logro de un grado de desarrollo emocional en el que el bebé experimenta mociones
eróticas y agresivas simultáneas hacia un mismo objeto. Por el lado erótico hay una
doble búsqueda de satisfacción y de objeto; por el lado agresivo hay un complejo de
rabia, que se vale del erotismo muscular y de odio, que entraña la conservación de la
imago de un objeto bueno con fines comparativos. El impulso agresivo-destructivo
tomado en su totalidad contiene, además, una forma primitiva de relación de objeto en
la que el amor lleva implícita la destrucción del objeto amado. Esta explicación
adolece, por fuerza, de cierta vaguedad; sin embargo, para seguir mi razonamiento no
necesito saberlo todo acerca del origen de la agresión, porque doy por sentado que el
bebé ha adquirido la capacidad de combinar las dos experiencias (erótica y agresiva),
y de hacerlo con respecto a un mismo objeto. Dicho de otro modo, ha llegado hasta la
ambivalencia. (Pág. 123)

Para esta etapa la madre se ha convertido en un objeto total,58 del cual, o al cual

Winnicott le asigna funciones particulares. Para el bebé, dice Winnicott, existen

dos madres.

Me parece útil postular que para el bebé inmaduro existen dos madres, a la podríamos
denominar madre objeto y madre ambiente. No deseo inventar designaciones que se
anquilosen con el tiempo, tornándose rígidas y obstructivas, pero creo poder
utilizarlas en este contexto para describir la enorme diferencia que existe —desde la
perspectiva del bebé— entre estos dos aspectos de su crianza: la madre vista como
objeto, o sea, como el objeto parcial que puede satisfacer las necesidades urgentes del
bebé, y la madre vista como la persona que lo resguarda de lo imprevisible y
suministra un cuidado activo, en cuanto a la manipulación y el manejo general del
niño... Conforme a esta terminología, la madre-ambiente recibe todo cuanto pueda
llamarse afecto y coexistencia sensual, en tanto que la madre-objeto pasa a ser el
blanco de la experiencia excitada respaldada por la burda tensión de los instintos.
(Pág. 123)

57 Además del lugar que uno y otro le da al ambiente, ya nos hemos referido reiteradamente a esto.
58 Esta es una cualidad esencial de la posición depresiva de Klein.
207

La preocupación por el otro aparece para Winnicott como una experiencia muy

compleja y sutil durante el proceso de reunión en el psiquismo del bebé de la

madre-objeto y la madre-ambiente.

Es decir, por un lado está la experiencia con la madre-objeto, basada en lo que

Winnicott llama el instinto, en otro momento refiere a los requerimientos del ello.

El bebé usa a la madre-objeto de un modo impiadoso. A la vez, de manera

paralela y simultánea el bebé tiene una relación más tranquila con la madre-

ambiente. En el momento que esto se une surge la preocupación.

En términos dinámicos para Winnicott esto ocurre del siguiente modo: cuando

existen condiciones favorables para que surja la capacidad de preocuparse, lo que

ocurre es que el bebé envía los requerimientos del ello y se vuelve impiadoso,

pero la madre continúa viva y disponible. La madre-objeto sobrevive a los

episodios de impulsos instintivos y la madre-ambiente cumple la función de

seguir siendo ella misma, siente empatía por el bebé, recibe su gesto espontáneo

y se muestra complacida.

La reiteración de este círculo benigno una y otra vez es lo que crea las
condiciones para que finalmente surja la preocupación en el psiquismo del
bebé. En circunstancias favorables, el bebé va adquiriendo una técnica para resolver
esta forma compleja de ambivalencia. Experimenta un sentimiento de angustia
porque, si consume a la madre, la perderá; empero, esta angustia se ve modificada por
el hecho de que el bebé puede aportarle algo a la madre ambiente. El hijo confía cada
vez más en que tendrá la oportunidad de contribuir con algo, de darle algo a la madre-
ambiente y esta confianza lo capacita para soportar la angustia. Al soportarla altera la
calidad de esta angustia, transformándola en sentimiento de culpa. Las mociones
instintivas conducen primeramente al uso incompasivo de los objetos, y luego, a un
sentimiento de culpa soportado y mitigado por la contribución de la madre-ambiente...
Asimismo, la presencia confiable de la madre-ambiente le ofrece al hijo la
oportunidad de dar y reparar, capacitándolo para experienciar las mociones de su ello
con una audacia cada vez mayor. De este modo, la culpa no se siente sino que
permanece en estado latente o potencial y solo aparece (como tristeza o depresión) si
no se presenta la oportunidad de reparar. (Pág. 123)
208

De este modo se constituye para Winnicott el círculo benigno que conduce al

niño a disponer de la capacidad de preocuparse por el otro, a partir de ahora, si

esto fue adquirido, y si no fue perdido por fallas ambientales profundas en otros

momentos del desarrollo, el niños confía que puede hacer una contribución, tiene

la capacidad de reparar sin tener que inhibir sus impulsos instintivos, ya que

confía que la madre-objeto permanecerá viva, y la madre ambiente recibirá el

gesto espontáneo, no se volverá vengativa, según dice Winnicott refiriéndose a

este aspecto en otros trabajos.

Según nosotros hemos nombrado las cosas en términos de lo insoportable,

decimos que el niño se vuelve insoportable cuando no ha adquirido o ha perdido

la capacidad de preocuparse por el otro, el ambiente no ha sobrevivido, y el niño

ha perdido mometánea o definitivamente la posibilidad de contribuir y reparar.

1.3. NO SOPORTAR A LOS NIÑOS

Nos importa aquí poner en evidencia aquello que se volvió visible para esta

investigación en términos de los modos en que a estos niños y adolescentes no se

los soporta.

En particular, en torno a esta dimensión se conjugan ciertos aspectos disímiles

entre sí. Por un lado lo que vamos a denominar, siguiendo el pensamiento de

Winnicott, como los sentimientos inconscientes de venganza social y veremos

cómo y de qué modo usamos esta noción. Y veremos también un fenómeno, que

por su alta recurrencia nos llamó la atención tempranamente, nos referimos a la

derivación.

Veamos primero a qué tipo de cosas nos estamos refiriendo.


209

De hecho, hace poco se hizo una denuncia a un compañero justamente por eso. Por
golpear a un chiquilín que estaba como un poco desacatado pero que hay muchísimas
más recursos para usar que ese. Y bueno, ta, intervienen golpeándolo y por suerte fue
delante de la cámara porque en nuestro hogar, gracias a Dios, hay cámara, mirá lo que
te estoy diciendo. Y esto pasó frente a una cámara que quedó registrado, eso se grabó
y bueno, la que gente que estaba en ese momento decidió hacer la denuncia. Pasan
esas cosas. Hubo compañeros míos que fueron removidos del hogar porque
muchísimos dijimos «no va más». Porque el tema de la violencia física era una cosa
común, como un mecanismo de intervención por decirte de alguna manera. Gente de
muchos años dentro de la institución, con una cabeza bien distinta.59

A los grandes buscaba que hicieran cualquier pavada para echarlos. Él60 a los pibes
grandes los trataba con prepotencia, quería gurises fáciles, había gurises que se
merecían terminar en la cárcel pero había otros que no. Es más, los mismos
funcionarios no lo querían porque les pegaba a los gurises. Nos quería echar. Un día
llamó a funcionarios de HACHE61 para que nos sacaran. Vinieron unos tipos ahí,
enormes, y se sentían los golpes en la cocina de cuando preparaban las puntas de
aluminio, pah! se sentían los golpes mismo, y vinieron y nos daban con una punta, y
él les decía este hizo esto, este hizo aquello y nos daban con las puntas, me fui para
PROA.62 63

Acto seguido ingresa a Sala Antonio Navarro quien está hace 5 meses y medio en el
hogar de amparo, se presentó voluntariamente, tiene madre pero está en la calle desde
los 6 años actualmente tiene 17 años. Está en el hogar Manil, fue trasladado allí el
martes desde el Centro de Ingreso porque se supone que ese Hogar es de tránsito.
Manifiesta que en el Centro de Ingreso estaba lleno de ratas, no se podía vivir, las
ratas salían de noche cuando estaba la luz apagada y andaban por el dormitorio y la
cocina, por todos lados. Conoce al chico que fue mordido por una rata pero no
recuerda el nombre.

Las defensoras de los adolescentes en el día de ayer estuvieron en ambos Hogares. Se


mantienen deficiencias edilicias, los baños son casi letrinas, sin piletas lo que genera
grandes riesgos de higiene, falta de puerta del baño, en un hogar de adolescentes da
lugar a nuevas vulneraciones y el baño está dentro del dormitorio. La electricidad está
en muy mal estado, las llaves están sueltas. Hay un dormitorio que no tiene luz y son
todos dormitorios sin ventilación, son ciegos y uno no tiene luz artificial. En una parte
del piso un adolescente clavó maderas para evitar que se caigan. En cuanto a la
higiene los adolescentes manifiestan que ellos se encargan de la limpieza, la psicóloga
dice que además hay una funcionaria. Se hizo fumigación y se fueron ese día a otro
Hogar. El estado de higiene de las paredes en sí mismas es pésimo, inapropiado, la
humedad es pésima y las paredes están quemadas. Según informa el director que a
causa de unos motines causados por los chicos derivados del Penal de Libertad; los
adolescentes dicen que fue desde el mes de febrero por hechos violentos. Al mismo
tiempo se evidencia la carencia absoluta de actividades: se levantan, miran TV,
59 Fragmento de conversación con educadora de un centro de ingreso del sistema de protección.
60 Se refiere al Director de un Hogar en el que estuvo.
61 Se refiere a un Centro de Privación de libertad para adolescentes varones.
62 Se refiere a un Centro de Ingreso.
63 Fragmento de conversación con J. J. D. (14 años)
210

comen y hacen la salida recreativa que es una salida muy puntual. Algunos van una
vez por semana a la cancha del Comando del Ejército. Hay una educadora que pide
colaboración a una maestra y la educadora trabaja con los chiquilines.

Por lo expuesto solicitan: 1) INTIMAR AL SISTEMA A QUE EN UN PLAZO DE 30


DÍAS MÁXIMO A QUE CIERRE EL HOGAR DE TRÁNSITO (CENTRO DE
INGRESO) POR EL RIESGO.

2) INTIMACIÓN A LA COLOCACIÓN DEL VIDRIO EN EL HOGAR MANIL.

3) SOLICITA ASIMISMO QUE EN UN PLAZO DE 30 DÍAS SE REMITA INFORME


TÉCNICO DEL ESTADO EDILICIO DE LOS HOGARES DE DIVISIÓN INTEGRAL
DE TIEMPO COMPLETO.

4) UNA VEZ OBTENIDOS LOS INFORMES SOLICITAN QUE SE CITE A


AUDIENCIA A LA DIRECTORA DEL CENTRO DE INGRESO DE DIVISIÓN
PROTECCIÓN INTEGRAL DE TIEMPO COMPLETO Y AL DIRECTOR DEL
DEPARTAMENTO DE INGRESOS. DONDE SE LOS INTERROGARÁ SOBRE LAS
PAUTAS DE MANTENIMIENTO DE LOS HOGARES Y SUPERVISIÓN DE ESE
MANTENIMIENTO, ENTRE OTRAS COSAS.

PASEN AL MINISTERIO PÚBLICO.

No siendo para más se labra la presente en el lugar y fecha precedentemente


indicado firmando para constancia los comparecientes luego de la Sra. Jueza. 64

Podríamos seguir, pero tomemos estos elementos que dan a ver a qué nos

referimos cuando formulamos la idea de que existen evidencias para indicar que a

estos niños y adolescentes no se lo soporta. ¿Qué hace que allí donde se dispuso

una institucionalidad para proteger y cuidar, se encuentren estas formas de las

desprotección y del descuido?

Winnicott (1947) señaló en diversas ocasiones, que no es posible cometer un

delito o realizar conductas antisociales sin despertar en la sociedad sentimientos

inconscientes de venganza.

El delito provoca sentimientos públicos de venganza. La venganza pública podría


significar algo muy peligroso si no fuera por la ley y por quienes la aplican.
Particularmente cuando actúan en los tribunales, los jueces dan expresión a los
sentimientos públicos de venganza, y solo en esa forma es posible que se establezcan
las bases para un tratamiento humanitario del delincuente.

64 Fragmento del caso de quien llamamos Antonio.


211

Opino que puede haber un hondo resentimiento con respecto a esta idea. Si se le
pregunta a muchas personas, responderán que no desean castigar a los delincuentes...
Pero mi sugestión, basada en premisas muy definidas, es la de que no es posible
cometer ningún delito sin contribuir, al mismo tiempo, a la fuente general de
sentimientos públicos inconscientes de venganza. Una de las funciones de la ley
consiste en proteger al delincuente contra esa venganza inconsciente y, por ende,
ciega. (Pág. 186)

Cuando nosotros buscamos volver visible, que los materiales de esta

investigación nos han mostrado que a estos niños no se los soporta, es porque

encontramos que en ocasiones lejos de impedirse, se ha puesto en marcha una

venganza.

Ya hemos hecho referencia a la idea de Winnicott de una tendencia antisocial y

hemos analizado en detalle la etiología de esa tendencia en los niños. Pero en un

trabajo presentado en 1950, Algunas reflexiones sobre el significado de la

palabra democracia, Winnicott distingue dos formas de tendencia antisocial.

En una sociedad en cualquier momento dado, si existe una cantidad X de individuos


que muestran su falta de sentimiento social desarrollando tendencias antisociales, hay
una cantidad Z de individuos que reaccionan frente a la inseguridad interna a través
de otra tendencia: la identificación con la autoridad. Esto es malsano e inmaduro,
porque no se trata de una identificación con la autoridad que surja del
autodescubrimiento, sino de algo así como un marco sin cuadro, un sentido de la
forma sin conservar la espontaneidad. Las personas que se desarrollan en esta forma
pueden considerarse como antisociales encubiertos. (Winnicott D. W., Algunas
reflexiones sobre el significado de la palabra Democracia [1950], 2011, pág. 281)

Esta otra cualidad de la tendencia antisocial, basada en la identificación con la

autoridad bajo el modelo del marco sin cuadro, da sustento a lo que nosotros

llamamos los modos de no soportar a los niños. Es muy evidente la asociación de

esta expresión de Winnicott, con la noción de encuadre.

No pretendemos desarrollar en profundidad el concepto de encuadre, pero sí

queremos hacer notar que la idea de un marco sin cuadro remite a los modos de
212

un encuadre que en tanto marco sin cuadro constituye uno de los modos del no

soportar.

Uno de los trabajos que José Bleger65 dedica a la conceptualización de la noción

de encuadre, inicia del siguiente modo, haciendo precisamente una referencia a

Winnicott:

Winnicott define el setting como «la suma de todos los detalles de la técnica».
Propongo —por razones que se verán en el desarrollo del tema— que adoptemos el
término situación psicoanalítica para la totalidad de los fenómenos incluidos en la
relación terapéutica entre el analista y el paciente. Esta situación abarca fenómenos
que constituyen un proceso, que es el que estudiamos, analizamos e interpretamos;
pero incluye también un encuadre, es decir un «no-proceso» en el sentido de que son
las constantes, dentro de cuyo marco se da el proceso. (Bleger, J., Psicoanálisis del
encuadre psicoanalítico. En Simbiosis y ambigüedad: estudio psicoanalítico. 1967,
págs. 237-250)

Cuando Winnicott dice un marco sin cuadro, supondría el sostenimiento de cierto

marco, de ciertas reglas, sin ninguna vocación de albergar un proceso, muy

próximo a lo que denomina como una tendencia antidemocrática, o una tendencia

a la dictadura.

Sobrevive así una tendencia antidemocrática, una tendencia a la dictadura,


caracterizada al principio por un febril reforzamiento a la fachada democrática (en el
sentido de embaucamiento que puede encerrar este término).

Un signo de dicha tendencia es la institución correctiva, la dictadura localizada, el


campo de práctica de los líderes personalmente inmaduros que son antisociales a la
inversa. La institución correctiva está peligrosamente cerca de la prisión y el hospital
para enfermos mentales de una sociedad sana, y por tal razón los médicos que tratan
criminales e individuos insanos deben mantenerse constantemente alertas para evitar
que se los utilice, sin que ellos lo adviertan, como agentes de tendencia
antidemocrática. (Pág. 283)

No soportar a los niños, significa que allí donde se dispuso la protección y el

cuidado de los niños se puso en marcha una venganza. Esa venganza tiene su

fuente en sentimientos inconscientes que corresponden a las sociedad en tanto


213

sentimiento públicos de venganza social, y han encontrado dentro de las

instituciones o institucionalidades destinadas a la protección, no su interrupción,

se evitación, su prohibición, sino un modo particular de ponerla en marcha.

Esa venganza hacia los niños puede ser sostenida e implementada por otra forma

de tendencia antisocial que llamamos antisocialidad encubierta. Entendiendo por

antisociales encubiertos a quienes hacen uso de reglas y marcos de

funcionamiento sociales, no para que los niños sean protegidos y cuidados, sino

por un modo de identificación con la autoridad que muestra del mismo modo que

la tendencia antisocial de los niños, las maneras en que los conflictos internos no

pueden ser procesados en el sí mismo, y tiene que ser puestos como conflictiva en

el mundo externo. La tendencia que caracteriza a los antisociales encubiertos es

una tendencia antidemocrática próxima a la dictadura.

Otras de las formas que ponen en marcha el no soportar a los niños la constituye

la derivación. No per se, sino es su insistencia, su reiteración, su recurrencia lo

que hace pensar que lo que está en juego no es tanto una indicación, un modo de

abordaje, sino la institucionalización de la derivación como uno de los modos de

no soportar.

Es sabido que la derivación constituye en ocasiones una acción clínica. Los

clínicos suelen derivar, derivan a otros clínicos, a especialistas, a tratamientos,

etc. Suele ocurrir que alguien solicite algo, algún tipo de ayuda más o menos

explícita, y es posible que alguien solicite algo allí donde no exactamente se

encuentra lo que busca, y así los clínicos suelen decir lo/la derivé.

65 A quién hay que asignarle uno de los principales desarrollos sobre el tema.
214

Por supuesto, para el campo de las infancias, de la protección de las infancias,

esta es una temática altamente relevante, sobre la que con seguridad se abre un

gran espacio de reflexión y de pensamiento. Pero no es en sí la cuestión de la

derivación como posible gesto clínico, lo que ocupa a esta investigación.

El análisis de los materiales con los que trabajamos, nos hacen notar que hay aquí

algo de un orden distinto que una indicación quizás pertinente y quizás adecuada

en un determinado caso. Vamos a pensar la cuestión de la derivación en esta

investigación como aquello que aparece, caso a caso, en muchos casos, como

envío a otro lugar, como desvío, como aquello que está precisamente en la

palabra, en el significado de la palabra y en su origen, pero que su reiteración, su

aparición en cada caso obliga a pensar no en un sentido clínico individual sino su

institucionalización que, según nosotros sostenemos, se corresponde con uno de

los modos que toma el no soportar a los niños.

Etimológicamente derivar proviene del latín derivare.

Forma compuesta de «rivare» (hacer fluir, llevar, conducir o canalizar un curso de


agua) y «de», indicando separación, significando luego, «llevar desde, conducir
desde». Originalmente se refería a desviar al río a otro lado. De ahí también las
palabras: derivación y derivado. (Diccionario etimológico, 2001-2014)

Actualmente los significados registrados de derivar son:

1. Dicho de una cosa. Traer su origen de otra.

2. Gramaticalmente. Dicho de una palabra: Proceder de cierta raíz o de alguna


otra palabra.

3. Marítimo. Dicho de un buque: abatir (desviarse de su rumbo).

4. Encaminar, conducir algo de una parte a otra.


215

En el material de campo con el que nosotros trabajamos, lo que incluimos en el

corpus, nos da a ver en forma genérica dos modos reiterados del derivar.

La primera está próxima a la primera significación que aparece en los

diccionarios, en la referencia al origen. Muchas de las insistencias, de las

reiteraciones en cada caso, lo constituye el hecho de buscar derivar a los niños y

adolescentes a su origen. Y en tanto algo que deriva tiene una procedencia,

procede de un origen, esta forma del derivar la vamos a nombrar como una

insistencia en reenviar hacia el origen. Allí mismo de donde se ha derivado, de

donde se procede, del origen del que se viene.

Una segunda forma que toma la derivación, se aproxima al propio origen de la

palabra, al derivare en tanto desvío del río a otro lado. Cuando hablamos de la

institucionalización de la derivación, nos referimos también a una forma que

encontramos con altísima frecuencia que es el envío a otro lugar. Así, niños y

adolescentes son desviados a otros lados: clínicas psiquiátricas, centros de

tratamiento de adicciones, centros de medio camino, centros para el abordaje de

niños abusados, etc. Pero la particularidad de estos envíos es que suelen no

concretarse, no hay lugar, hay que esperar, no son tomados, no cumplen con los

requisitos, etc., etc. De modo que la derivación, que en una de sus acepciones

sería el encaminar, conducir algo que va por un cauce para hacerlo ir por otro

camino, toma la particularidad que se da a ver también por cierta proximidad de

las palabras, nos referimos a quedar a la deriva.

La derivación, en tanto aspecto que da a ver uno de los modos en que a estos

niños y adolescentes no se los soporta, supone entonces, no tanto una indicación

que llevaría a un nuevo destino, no abriendo un nuevo cauce, sino más bien pone
216

en evidencia los modos en que derivar es dejar a la deriva como

institucionalización del no soportar.


217

CAPÍTULO VIII
218

El mundo en su concreción, es infinitamente


más complejo y multiforme que la teoría.
Esta para ser útil debe seguir siendo sencilla,
y por consiguiente debe conservar una cierta sequedad,
una elementalidad que inevitablemente
significa también pérdida.
Francisco Alberoni
Movimiento e institución

1. EL MUNDO Y EL INFRAMUNDO DE LAS INSTITUCIONES

Las consideraciones sobre lo insoportable y, fundamentalmente en su tercera

instancia, es decir, lo que se volvió visible y enunciable respecto a que hay modos

de no soportar a los niños en las instituciones de la protección a la infancia y que

forma parte de lo hemos considerado como circuitos de desprotección, nos obliga

a continuar y avanzar un poco más en la elaboración que hemos hecho hasta

ahora.

Aparece en el corpus de la investigación una serie de elementos dispersos, entre

los que entedemos hay una coherencia, son contemporáneos entre sí y están

dispersos, pero nos damos cuenta de que obedecen a cierta configuración común.

Así, no pocos niños y adolescentes en la institución de la protección pueden estar

bajo rejas, pueden ser golpeados, también pueden ser abusados, pueden ser

mordidos por ratas, pero también pueden ser sistemáticamente derivados, pueden

no ser recibidos, pueden ser desconocidos, pueden ser maltratados y también

tratados mal, en esa distinción y esa proximidad que se desprende de la

compilación que realiza Gribinski (2014) entre ser maltratado y recibir un mal

tratamiento.
219

No se trata de decir, ni de sostener, que es lo único que podemos ver y que

podemos enunciar de la institución de la protección, es muy importante que esto

sea bien entendido. También podemos ver modos del cuidado, la protección, el

buen trato, el reconocimiento y los buenos tratamientos, pero esta tesis no

consiste en un balance. No se pregunta por cuánto de una y otra cosa, y por ende,

en esa ponderación concluir qué hay más y qué hay menos. Es conocida la

estrategia de mostrar «todo lo bueno» o su opuesto la de mostrar «todo lo malo».

Nos ubicamos en un lugar muy lejano de uno y de otro. Nos importa comprender,

y en esto volvemos a aproximarnos al modo de trabajo de Foucault, cuáles son las

condiciones de posibilidad, que hacen que en el corazón mismo de la institución

de la protección y del cuidado, se erijan, visibles, no ocultas, no secretas,

prácticas que hemos nombrado como circuitos de desprotección. Es

extremadamente sorprendente esta presencia y no podemos evitar la pregunta:

¿qué las hace posibles?

Y la pregunta acerca de qué las hace posibles, supone indagar no solo por cuáles

son las condiciones que hacen que un sujeto, que un puñado de sujetos, incluso

que un número de sujetos indeterminado, sean capaces de poner en marcha

prácticas de desprotección, de descuido, inclusive de humillación, abuso o

desprecio sino ¿qué hace posible que esto ocurra ante todos los demás? ¿Qué

hace posible que esto tenga una regularidad para decirlo en términos de Foucault,

una insistencia, una reiteración y que no sea impedido, interrumpido o evitado.


220

1.1. LAS INSTITUCIONES: UN LUGAR EN EL MUNDO

Las instituciones son propias del mundo humano, forman parte del mundo, y en

lo que a la humanidad respecta no hay mundo sin instituciones. Esta afirmación

tiene a esta altura muchísimos fundamentos. Tomemos a uno de las referentes

más claros en considerar que las instituciones hacen sociedad, siendo en ese

sentido que nosotros hablamos de mundo. Nos referimos a Cornelius Castoriadis:

«La sociedad no puede existir sin instituciones, sin ley, y, con respecto a esta ley,

debe decidir ella misma sin poder recurrir (salvo a través de la ilusión) a una

fuente o fundamento extra social». (Castoriadis, C., Figuras de lo pensable, 2005,

pág. 119)

Se incluye aquí, en esta referencia a Castoriadis, la cuestión de la Ley, a la que ya

hemos hecho referencia (desde la optica psicoanalítica) en Freud (1912),

ineludible respecto de la cuestión de la Ley como fundante de la cultura, y

también a través de la perspectiva de P. Legendre. Retomaremos esta línea

párrafos más adelante. Queremos señalar acá que partimos de considerar a las

instituciones como condición sine qua non de la sociedad, y por ende del mundo

humano en el que vivimos.

Consideremos en primer término a la institución en tanto lugar:

Elegimos para pensar esta cualidad de lugar que tienen con frecuencia las

instituciones, un pasaje, de un video realizado por Philippe Calderon (2003), con

participación directa de Michel Foucault, titulado Michel Foucault por sí mismo.

No vivimos en un lugar neutro y blanco. No vivimos, no morimos, no amamos dentro


del rectángulo de una hoja de papel. Vivimos, morimos y amamos en un espacio
cuadriculado, recortado, abigarrado, con zonas claras y zonas sombrías, con
221

diferencias de nivel, con peldaños, huecos, relieves; regiones duras y otras


desmesurables, penetrables, porosas. Hay regiones de paso: las calles, el metro; hay
regiones abiertas, de detención provisoria, cafés, cines, playas, hoteles y además, hay
regiones cerradas, de reposo y de intimidad.

Ahora bien, yo sueño una ciencia que tendría por objeto esos espacios diferentes, esos
otros lugares, esas impregnaciones míticas y reales del espacio donde vivimos. Esta
ciencia no estudiaría las utopías, puesto que es necesario reservar ese nombre para
aquello que no tiene, realmente, un lugar. Sino que estudiaría la heterotopia, los
espacios absolutamente otros; y, necesariamente, la ciencia en cuestión, se llamaría,
se llamará, ya se llama, la Heterotopología.

Los lugares que la sociedad acondiciona en sus márgenes, en las zonas vacías que la
rodean, esos lugares están más bien reservados a los individuos cuyo comportamiento
se desvía en relación a la media o la norma exigida. De ahí la existencia de los
sanatorios, de ahí la existencia de las clínicas psiquiátricas, de ahí también, claro está,
la existencia de las cárceles. (Calderon, P., Michel Foucault por sí mismo. 2003)

Los lugares —dice Michel Foucault— son impregnaciones míticas y reales sobre

los espacios, y eso constituye en buena medida el mundo del lugar. Es decir que

los lugares hacen posible que unas cosas pasen y no otras, que unas prácticas sean

comunes en unos lugares y en otros inverosímiles, que las cosas no pasen en

todos los lugares, sino que son los propios lugares, por esas impregnaciones que

hacen posible que las cosas pasen o no.

Los lugares en los márgenes — siempre retomando las ideas de Foucault— son

aquellos a los que se envía a todo individuo que se aleje de la norma. Los

sistemas de protección a la infancia como es el caso del que nos estamos

ocupando, no tienen en la actualidad, por mandato institucional alojar a quienes

se desvían de la norma. Los niños llegan por protección a estas instituciones no

por haber cometido un delito o un ataque a la sociedad. Pero como hemos visto, y

analizado en profundidad en el capítulo que antecede a este, las fronteras que

dividen la demanda de protección y lo que Winnicott denominaba tendencia

antisocial, tiene espacios porosos de pasaje hacia una y otra.


222

La cuestión de la desviación a la norma que concierne a las instituciones de

protección a la infancia en tanto lugar, tiene un sentido mucho más agudo, que ya

lo hemos mencionado pero que corresponde aquí explicitar con total claridad.

Que los niños estén fuera de la ley refiere a las conductas antisociales, pero en un

sentido mucho más significativo refiere a los fracasos del proceso a través de los

cuáles los niños llegan a estar como sujetos inscriptos en una ley y en una cultura.

Tomemos dos referencias para decir, de diversos modos, el foco al que estamos

aludiendo.

Una, sostenida en elaboraciones de Marcelo Viñar en Uruguay:

En otro texto sostuvimos que los niños fuera de la ley son tales, no tanto por el acto
antisocial que han cometido, sino por las falencias y la carencias del otro auxiliador,
representado por la institución familiar y escolar que han debido sostener el proceso
de humanización desde el perverso polimorfo del comienzo a la sujeción a la ley y a
la cultura. (Viñar, M., Mundos adolescentes y vértigo civilizatorio, 2009, pág. 94)

Otra referencia la podemos encontrar en trabajos de Eugène Enriquez, quien

respecto a quienes están destinadas en tanto lugar, las instituciones de la

protección va a decir:

Se trata de personas que, como lo subraya Piera Aulagnier, han encontrado en sus
vidas lo arbitrario y no una ley estructurante. En efecto han experimentado un exceso:
exceso de contactos eróticos en unos casos, de amor invasor, de apego englobante, y
en otros excesos de golpes, de odio destructor, de deseos de muerte o más
sencillamente de indiferencia de sus padres (sus primeros educadores), que los hacen
vivir en una situación de carencia afectiva insoportable. De modo que no tuvieron la
posibilidad de confrontarse ni con límites y prohibiciones explicitados y aceptables,
por consiguiente estructurantes, ni con un amor positivo (aún cuando todo amor es
ambivalente) que favorecería la gradual autonomía de su personalidad. No han estado
en condiciones de vivir una represión necesaria para la constitución de un sujeto
viviente que, remontándose al orden de lo prohibido y el lenguaje, es siempre el signo
de que la instancia represora marcó su presencia, su atención y su interés afectivo
respecto a aquel sobre quien se interviene. Si esa represión hubiera tenido lugar,
hubiera sido creadora de cultura y de lenguaje, y hubiera abierto las puestas de la
sublimación. Si no fue posible, tal vez se deba a que lo reprimido no haya estado en
su lugar en los mismos padres. Entonces no pueden plantearse como sujetos de la
cultura, no pueden inducir sino una represión completamente arbitraria (una violencia
223

por exceso y no una violencia constructiva) impidiendo la fantasmización y el


encarrilamiento del sentido. (Enriquez, E. , 1989, pág. 93)

Por supuesto que para todos los niños y adolescentes que llegan al sistema de

protección las cosas no han sido tan lamentables. Pero como hemos visto con

claridad en el capítulo sobre Lo Insoportable, este fracaso que produce niños

fuera de la ley, constituye en buena medida de lo que se ocupa la institución de la

protección.

Foucault señaló que en esos lugares ocurren cosas particulares. Las cosas que

serían visibles para cualquiera, se han vuelto invisibles o mudas para quienes

sostienen los saberes instituidos del lugar. Y esto es en parte lo que explica ciertas

condiciones de posibilidad para que en la institución de la protección se puedan

encontrar formas de desprotección y de descuido, en parte, y en una medida

relativa, luego hará falta comprender algunos aspectos más.

Sucede que por razones biográficas conocí qué era un manicomio, escuche esas voces
allí, y he sido creo, como cualquiera, conmocionado por esas voces. Digo cualquiera
con excepción de los médicos, y cuando digo con excepción de los médicos y de los
psiquiatras, quiero decir que su funcionamiento estatutario filtra de tal forma lo que
puede haber de grito en el habla de un loco, que ellos no escuchan más que la parte
inteligible o ininteligble del discurso. La forma «grito» se les ha hecho inaccesible por
el filtro, precisamente, de su saber instituido. (Calderon, P., 2003)

Esto, que Foucault volvió visible para el hospital psiquiátrico, encuentra su

versión en la institución de la protección a la infancia. En ese sentido los saberes

instituidos que hemos visto desplegarse, legajo tras legajo, nos han mostrado la

presencia del discurso judicial, del discurso psiquiátrico, psicológico, pedagógico,

de la asistencia social en tanto disciplina; todos ellos, de una manera

absolutamente fragmentaria dejan traza de unos saberes «partiendo»,


224

«dividiendo», «fragmentando» lo que hay de sujeto, y lo que puede haber de

«grito» y de «dolor».

Son estos mismo saberes fragmentados, esos mismos saberes que al fragmentar,

hacen posible, que ante tantos y tantas se desproteja y se descuide.

No es rara, y mucho menos casual, la proximidad de las impregnancias míticas y

reales que constituyen el hospital psiquiátrico, pero también las cárceles, el

reformatorio etc.; con la institución de la protección a la infancia.

Marcelo Viñar lo señala cuando refiere a que estas instituciones encontraron en la

modernidad su anclaje en la ley prusiana de custodia protectora. Si bien ya hemos

mencionado estas cuestiones las reiteramos a los efectos del análisis que

queremos realizar.

Para estos hombres infames (infamia que comienza en su infancia o antes de su


nacimiento) la modernidad inventó en 1851 la ley prusiana de la «Custodia
Protectora», que se usó para criminales, psicóticos, pordioseros, gitanos y judíos,
grupo proteiforme según las necesidades y temores del poder vigente. Véase la
sutileza semántica que titula esta ley: Proteger y Custodiar, términos elocuentes de la
ambigüedad de los valores educativos, moralizantes, normalizantes y represivos que
animan el proyecto. (2009, pág. 94)

En efecto, del mismo modo que lo señala Giorgio Agamben, esta ley dio cabida a

lugares como los campos de concentración durante el nazismo.

Es decir que los campos no nacen del derecho ordinario (y menos aún, como tal vez
se habría podido creer, de una transformación y un desarrollo del derecho carcelario),
sino del estado de excepción y de la ley marcial. Esto es más evidente aún en los
Lager nazis, sobre cuyo origen y sobre cuyo régimen jurídico estamos bien
documentados. Se sabe que la base jurídica de la internación no fue el derecho común
sino la Schutzhaft (literalmente: custodia protectora), un instituto jurídico de
derivación prusiana que los juristas nazis clasificaban a veces como una medida de
policía preventiva, en cuanto permitía «tomar en custodia» a los individuos, con
independencia de cualquier conducta penalmente relevante, con el único propósito de
evitar un peligro para la seguridad del Estado. Pero el origen de la Schutzhaft se halla
en la ley prusiana del 4 de junio de 1851… (Agamben, G. Mezzi sensa fine. Note
sulla política, 1996, págs. 35-41)
225

Como vemos, las cosas están francamente turbias en las bases mismas que dan

soporte a las instituciones de protección a la infancia.

Realizamos aquí una síntesis antes de continuar:

- Las cosas ocurren en un lugar, y los lugares están impregnados mítica y

realmente, de modo que no todo ocurre en cualquier lugar. Estos lugares, los de la

institución de la protección, se corresponden con lugares de márgenes tal como

los ha entendido Foucault.

- Estos lugares se han puesto en marcha, sobre la base de discursos (jurídicos) que

permitieron y permiten internar con independencia de cualquier conducta

penalmente relevante. Recuérdese la insistencia con la que aparece en los casos,

mejor dicho en los legajos que dieron lugar a los casos de la investigación, la

frase: «Se dispuso la internación por amparo de...»

- Real y míticamente cae sobre la institución de la protección a la infancia el

mandato, al menos ambiguo, de proteger y custodiar. Las instituciones que se han

apoyado, fundado, anclado sobre este mandato son de muy diversas

características, pero comparten esa condición de lugares de margen.

- En versiones extremas dieron lugar a los campos de concentración, pero sin

forzar una aproximación que nos resulta excesiva, no puede dejar de verse que en

estas instituciones de los márgenes, se puede dar margen para que ocurran cosas

aberrantes. En el sentido de una de las acepciones que ofrece la palabra margen:

«Ocasión, oportunidad, holgura, espacio para un acto o suceso» (RAE, 2011).

Precisamente por ello, en la actualidad, no podemos comparar a las instituciones

de protección a la infancia con los campos de concentración, nada de lo


226

investigado nos permite sostener una afirmación semejante, pero también es lo

investigado, lo que nos muestra una peligrosa proximidad.

Y sobre estas cuestiones, no decimos nada que no se haya dicho ya:

De esta doctrina66 nacen el manicomio y el reformatorio para institucionalizar y


organizar la norma. Estas instituciones se proponen altruistas y de beneficencia en su
intención, pero su dinámica intrínseca de funcionamiento las empuja, tarde o
temprano a convertirse en instituciones totales (en el sentido de Goffman), en cárceles
opresoras con diferentes grados de corrupción y de martirio. No digo que no haya
excepciones a esta regla, lo que las hace admirables, pero como las caries dentarias,
su desmoronamiento y corrupción es la deriva más frecuente y habitual. (Viñar, 2009,
pág. 94)

- Una vez instituidos estos lugares, se pusieron a andar unos saberes en el sentido

de Foucault, que operan como saberes instituidos del lugar. En la actualidad esos

saberes provienen de diversas disciplinas, y tendremos que coincidir con Foucault

que esos saberes clasifican y ordenan el discurso y el cuerpo de los niños, de

modo tal que ya no se escucha lo que hay ahí de «grito» y de «dolor».

1.2. EL MUNDO INSTITUCIONAL

Hemos dicho que no hay mundo humano sin instituciones, a la vez que dijimos,

las instituciones son un mundo. Hasta ahora hemos considerado ese mundo que es

el de la institución, desde el punto de vista del lugar. Si se quiere, hemos mirado

las cosas desde esa Heterotopología propuesta por Foucault. Pero para dar

continuidad a la comprensión que buscamos alcanzar, es imprescindible mirar las

cosas desde una posición otra, que ya no se pregunta por el lugar como topología,

sino que se interroga por el lugar en tanto mundo. ¿Qué es el mundo de las

66 Se refiere a la díada proteger-custodiar.


227

instituciones? ¿Qué son esas impregnaciones míticas y reales de las que habla

Foucault?

Las instituciones, para Enriquez, resultan del interjuego entre intentos de la

pacificación como de una violencia:

Se trata por una parte de lugares pacificados, expresivos de un mundo que funciona
bajo la égida de normas interiorizadas, y donde reina, sino un consenso perfecto, al
menos el suficiente acuerdo como para encarar y conducir la empresa colectiva.
(1989, pág. 84)

Pero, que en el mundo de las instituciones existan condiciones para encarar una

empresa colectiva no significa que el mundo de las instituciones no sea

conflictivo y violento.

La violencia es intrínseca a las instituciones y ninguna de ellas puede existir sin

conflictos que se expresan de formas muy variadas.

La violencia parece consustancial a la vida institucional, en tanto procede de la


legalidad que reclama a los hombres la renuncia a sus pulsiones, y en tanto al hacerlo
es capaz de reavivar los combates entre iguales y favorecer el deseo de transgresión
de lo prohibido, pero la violencia institucional no se reduce a la violencia legal.
(Pág. 87)

Las instituciones, el mundo de las instituciones se funda, para Enriquez, por una

violencia, que en efecto no es una violencia legal, sino que remite a la violencia

originaria a la que se refirió Freud en Tótem y Tabú. De modo que, lo que estuvo

en los comienzos de las sociedades humanas como violencia originaria encuentra

su lugar en el mundo de las instituciones. En ese magnífico trabajo de Enriquez,

cuyo título en español se traduce De la Horda al Estado, basado en el estudio

exhaustivo de los texto llamados «sociales» de Freud: Tótem y Tabú, Psicología

de las masas y análisis del yo, El porvenir de una ilusión; El malestar en la


228

cultura, Moisés y el monoteísmo, para nombrar los más relevantes, Enriquez

concluye:

El Estado asume la violencia del jefe de la horda así como la conspiración entre los
hermanos, y la confisca para su propio beneficio. Entretanto, la mayor parte del
tiempo, la violencia tomará cuerpo bajo la máscara de las instituciones que sirven
para la regulación social. (Enriquez, Da Horda ao Estado. Psicanálise do Vínculo
Social, 1990, pág. 352) 67

De modo que las instituciones que hacen sociedad, son constitutivas del mundo

de los humanos, a la vez que es en el mundo institucional donde habitan los

resabios de una violencia originaria que dio paso a la creación de una sociedad

humana. Freud lo dirá con contundencia:

La sociedad reposa entonces sobre la responsabilidad común del crimen colectivo.


(Freud, Tótem y Tabú [1912], 1972, pág. 1841)

A su vez, Enriquez expresará:

Por otra parte, las instituciones son lugares que no pueden impedir la emergencia de
lo que estuvo en su origen y contra lo cual surgieron a la existencia: la violencia
fundadora. Pese a los esfuerzos que las instituciones ponen en práctica para encubrir
las condiciones de su nacimiento, son y siguen siendo herederas de uno o varios
crímenes... Si bien renunciaron formalmente a la violencia de todos contra todos,
instauraron la violencia legal. Esta al definir la esfera de lo sagrado y lo profano, al
enunciar prohibiciones, al desarrollar el sentimiento de culpabilidad, se enuncia no
como violencia sino como ley estructural. (1990, pág. 86)

De modo que lo que llamamos el mundo institucional es un mundo regido por la

ley estructurante, que permite la existencia de un orden colectivo en su dimensión

social, o sociohistórica, a la vez que producen un mundo, que es el de la

institución, en el que habita tanto la ley estructurante como los resabios de unos

comienzos violentos (del mismo modo que ocurre en el orden social más amplio).

Las instituciones son reservorios de la violencia originaria, que en la tarea de


229

constituirse en un mundo, en un mundo posible, le dan un trámite a través del

cual la violencia originaria se transforma en violencia legal, es decir en una

rivalidad admisible, en una confrontación mundana, una lucha reglada, esto es: un

mundo posible.

Las instituciones les proponen a los sujetos que, para hacer un mundo posible

entre los hombres, la fuente de esa violencia originaria deberá encontrar una vía

de tramitación y transformación, constituyendo un mundo institucional con leyes

estructurantes. Pero, como sabemos, Freud señaló al incluir una cita de

Nomre Frazer en Tótem y Tabú:

No acertamos a ver por qué un instinto humano profundamente arraigado habría de


necesitar ser reforzado por una ley. No hay ley para ordenar al hombre que coma y
beba o para prohibirle introducir sus manos en el fuego. Los hombres comen, beben, y
mantienen sus manos lejos del fuego instintivamente, por temor a los castigos
naturales y no legales que se atraerían conduciéndose en contra de su instinto. La ley
no prohíbe sino aquello que los hombres serían capaces de realizar bajo el impulso de
alguno de sus instintos. Lo que la Naturaleza misma prohíbe y castiga no tiene
necesidad de ser prohibido y castigado por la ley. Asimismo podemos admitir sin
vacilaciones que los crímenes prohibidos por una ley son crímenes que muchos
hombres realizarían fácilmente por inclinación natural. Si las malas inclinaciones no
existieran, no habría crímenes, y si no hubiera crímenes, no habría tampoco necesidad
de prohibirlos. De este modo, resulta que en lugar de deducir de la prohibición legal
del incesto la existencia de una aversión natural hacia el mismo, deberíamos más bien
deducir la de un instinto natural que impulsara al incesto, admitiendo asimismo que si
la ley reprueba este instinto, como tantos otros instintos naturales, es porque los
hombres civilizados se han dado cuenta de que su satisfacción habría de ser
perjudicial del el punto de vista de la vida social. (1912, pág. 1826)

De modo que lo que está en juego en el mundo institucional es la prohibición de

lo que los hombres y mujeres, en determinadas circunstancias y bajo

determinadas influencias (externas e internas) son capaces de hacer.

En este sentido Enriquez sostiene que:

Toda institución tiene la vocación de encarnar el bien común. Pero al hacerlo,


favorecerá la manifestación de pulsiones con la condición de que se metaforicen y
67 La traducción es nuestra, no se dispone de traducción al español.
230

metabolicen en deseos socialmente aceptables y valorados, así como el despliegue de


fantasmas y proyecciones imaginarias en tanto «trabajen» en el sentido del proyecto
más o menos ilusorio de la institución, dado que la emergencia de símbolos tiene la
función de unificar la institución y garantizar su poder sobre la conciencia y el
inconsciente de sus miembros. (1989, pág. 85).

El mundo de la institución sería entonces aquel que trabaja, tracciona, tensiona

para que las pulsiones que ponen en marcha aquello que impediría el mundo

común, encuentren una metáfora, un sentido, una transformación, una

tramitación, una sublimación, que las transforme en un bien común, socialmente

permitido y valorado. Este es el fin primordial de las instituciones de la sociedad.

Asimismo, las instituciones, en su dimensión de mundo, tienen, digámoslo así,

dos polos. Un polo racional y funcional, y un polo que no responde a la

funcionalidad ni a la racionalidad.

Como vemos, y desarrollaremos aún más, el mundo de la institución, tal como lo

entendemos, no es un mundo de pura racionalidad, como podrían hacer creer

ciertos enfoques a los que Castoriadis cuestionaba y a los que llamaba

económico-funcionales, de los que deviene la idea de la institución basada en su

funcionalidad.

No cuestionamos la visión funcionalista en la medida en que llama nuestra atención


sobre el hecho evidente, pero capital, que las instituciones cumplen unas funciones
vitales, sin las cuales la existencia de una sociedad es inconcebible. Pero sí la
cuestionamos, en la medida que pretende que la sociedad se reduzca a esto, y que son
perfectamente comprensible a partir de este papel. (Castoriadis, C., La institución
imaginaria de la sociedad, 2010, pág. 185)

Es decir, las instituciones cumplen con una función en la sociedad y son, sin esta

funcionalidad, inconcebibles. Pero no pueden ser explicadas, el mundo de las

instituciones no puede ser explicado ni solo ni totalmente, por su funcionalidad.


231

Estas visiones que conciben a las instituciones en relación solo a las funciones

vitales que la sociedad necesita resolver son las mismas que las miran solo en su

funcionamiento y conciben que una institución es algo así como una máquina que

debe funcionar bien para cumplir su función. Pero ese es un orden de anhelo (en

el mejor de los casos), que si no se pone obtuso, advertirá que en las instituciones

se producen, a la vez que son producidas por, cuestiones de otro orden, que

Castoriadis denominó el orden simbólico y el orden imaginario de las

instituciones.

Reconstruyamos esos dos órdenes en el sentido que Castoriadis les asignó.

Todo lo que se presenta a nosotros, en el mundo histórico-social, está


indisolublemente tejido a lo simbólico. No es que se agote en ello. Los actos reales,
individuales y colectivos —el trabajo, el consumo, la guerra, el amor, el parto— los
innumerables productos materiales sin los cuales ninguna sociedad no puede vivir un
instante, no son (ni siempre ni directamente) símbolos. Pero unos y otros son
imposibles fuera de una red simbólica. (2010, pág. 186)

El orden simbólico de una institución es aquel que asigna significado a unos

significantes, bajo el modelo del lenguaje. Pero en el caso de una institución, esa

asignación de sentido no se alimenta de la infinidad de las palabras, como hace un

individuo ante las palabras, sino que las instituciones para armar su orden

simbólico, toman la materia prima de un registro propio de lo institucional que es

lo que Casotriadis define como el imaginario.

Tomemos algunos pasajes donde esto se explicita.

Nos encontramos primero, está claro, lo simbólico en el lenguaje. Pero lo


encontramos igualmente en otro grado y de otra manera, en las instituciones. Las
instituciones no se reducen a lo simbólico, pero no pueden existir más que en lo
simbólico, son imposibles fuera de un simbólico en segundo grado y constituyen cada
una su red simbólica... Consiste en ligar a símbolos (a significantes) unos significados
(representaciones, órdenes, conminaciones, o incitaciones a hacer o a no hacer, unas
consecuencias), unas significaciones en el sentido lato del término. (Pág. 187)
232

Ese orden simbólico es lo que hace posible que las instituciones no respondan

exclusivamente a una funcionalidad y a una racionalidad porque las cosas tienen

el sentido que el orden simbólico les asigna; que, por otra parte, varía según cada

época histórica y tiene en tal sentido la capacidad de producir cada vez nuevas

significaciones. Es decir, solo en parte el orden simbólico se ata a la

funcionalidad y a la racionalidad, en otra parte, ese orden simbólico se ata al

orden imaginario.

Lo simbólico comporta, casi siempre, un componente racional-real, lo que representa


lo real, o lo que es indispensable para pensarlo, o para actuarlo. Pero este componente
está inextrincablemente tejido con el componente imaginario efectivo, y esto le
plantea tanto a la teoría de la historia como a la política un problema esencial.
(Pág. 205)

Por eso los enfoques funcionalistas del mundo de las instituciones encuentran sus

límites y, a la vez, importantes limitaciones de comprensión respecto de lo que

está en juego en la institución y los elementos constitutivos de su mundo.

Un funcionalista puede considerar como evidente que cuando una sociedad se otorga
a sí misma una institución, se da al mismo tiempo como poseíbles todas las relaciones
simbólicas y racionales que esta institución conlleva o engendra o que, en todo caso,
no podría haber contradicción o incoherencia entre los fines funcionales de la
institución y lo efectos de su funcionamiento real y que cada vez que se plantea una
regla, queda garantizada la coherencia de cada una de sus innumerables
consecuencias con el conjunto de las demás reglas ya existentes y con los fines
consciente u objetivamente perseguidos. Basta enunciar claramente este postulado
para constatar su absurdo; significa que el Espíritu absoluto preside el nacimiento o la
modificación de cada institución que aparece en la historia (el que se lo imagine
presente en la cabeza de aquellos que crean la institución, o escondido en la fuerza de
las cosas, no cambia mucho la cuestión. (Pág. 196)

Lo simbólico tiene una función decisiva en el mundo de las instituciones y

cumple un papel central en la constitución y en la configuración de ese mundo.

Cada institución construye su red simbólica, a la vez que es producida —cada una

de ellas— por el orden simbólico que proviene del nivel socio histórico, de la
233

sociedad y de su tiempo. Así, y solo por esta función del orden simbólico, es que,

para tomar un ejemplo próximo a nuestro campo de estudio, un niño va a ser

investido por el orden simbólico de una institución y de una manera totalmente

distinta por el orden simbólico de otra institución.

Un niño, cuando ingresa al sistema de protección a la infancia, ingresa en un

lugar en el que lo espera un mundo. Un mundo simbólico, es decir significaciones

propias de ese lugar y propias de esa institución que, por supuesto, se constituye

como una red y forma una red simbólica mucho más amplia con otras

instituciones de la sociedad. Pero cuando decimos hay un mundo en las

instituciones, decimos que hay un universo de significados que, según los

entendemos, tienen una ligazón con cierto polo funcional racional de la

institución y a la vez tienen una ligazón con algo de otro orden, que no es ni

racional ni funcional. De inmediato vamos a este punto.

La idea de que el simbolismo es perfectamente neutro, o bien —lo cual viene a ser lo
mismo— totalmente adecuado al funcionamiento de los procesos reales, es
inaceptable y, a decir verdad, no tiene sentido. (Pág. 193)

Solo de esta manera podemos admitir, que las representaciones que tenemos de

los niños en la sociedad no tienen que ver solo con la funcionalidad ni con la

racionalidad. Y precisamente por eso es posible que se produzcan efectos de

institución como los que ha señalado por ejemplo Frigerio, en ese libro al que ya

referimos más de una vez La división de las infancias (2008).68 Esa división, esa

partición entre niños y niños adjetivados —que constituye uno de los enunciados

68 Sugerimos una vez más la lectura completa del texto La división de las infancias. Ensayo sobre la
enigmática pulsión antiarcóntica. Tomamos aquí un párrafo para indicar a qué nos estamos refiriendo en
esta ocasión. «Esbocemos una conclusión: los nuevos cuerpos normativos fundados en la Convención
Internacional sobre los Derechos del Niño, que concierne a los pequeños, no los afecta por igual según se
hallen de un lado u otro de la frontera como niños o minorizados. En lo que respecta a estos últimos, la
reciente producción normativa se inscribe en ideologías desubjetivantes de larga data, propias de un
234

fuertes del trabajo de Frigerio— solo puede ser producida por un orden simbólico

atravesado por un imaginario.

Lo que no significa que esta división de las vidas de los niños no sea al fin y al

cabo funcional a ciertos intereses de la sociedad, pero quiere decir que para

producirla hay que hacer un conjunto de operaciones simbólicas, que no pueden

tener más procedencia que la que se produce en las instituciones. Son las

instituciones las que etiquetan, adjetivan y, por supuesto, es muy evidente que es

en la selección de esos adjetivos donde el lenguaje muestra desplegarse sin

miramientos el orden simbólico de un tiempo.

El orden simbólico de un tiempo, el orden simbólico del mundo institucional

tiene entonces una fuente de creación de orden racional funcional, sin ello la

institución no puede existir en su tiempo; pero como ya dijimos, y ahora vamos a

desarrollar, la otra fuente creadora de orden simbólico, es el imaginario, es el

orden imaginario.

Las determinaciones de lo simbólico que acabamos de describir no agotan su


substancia. Queda un componente esencial, y, para nuestro propósito decisivo: es el
componente imaginario de todo símbolo y de todo simbolismo, a cualquier nivel que
se sitúe. Recordemos el sentido corriente del término imaginario cuando queremos
hablar de algo inventado, ya se trate de un invento absoluto (una historia inventada de
cabo a rabo), o de un desplazamiento, de un desplazamiento de sentido, en el que
unos símbolos ya disponibles están investidos con unas significaciones que las suyas
«normales» o canónicas. (Castoriadis, 2010, pág. 203)

El componente imaginario de la institución, es un componente de invención. Es el

imaginario el que asigna unos significados a unos significantes, ata uno con el

otro. Y en este sentido el orden simbólico y el orden imaginario están

íntimamente ligados.

orden simbólico cuyos sentidos aún perseveran y de cuya carga imaginaria las instituciones de la
protección a la infancia y las prácticas no se han aún desmarcado totalmente». (Pág. 17).
235

Las relaciones profundas y oscuras entre lo simbólico y lo imaginario aparecen


enseguida si se reflexiona en este hecho: lo imaginario debe utilizar lo simbólico, no
solo para expresarse, lo cual es evidente, sino para existir, para pasar de lo virtual a
cualquier otra cosa más. El delirio más elaborado, como el fantasma más secreto y
más vago, están hechos de imágenes, pero esas imágenes están ahí como
representantes de otra cosa, tienen, pues, una función simbólica. Pero también
inversamente, el simbolismo presupone la capacidad imaginaria, ya que presupone la
capacidad de ver en una cosa lo que no es, de verla otra de lo que es. Sin embargo, en
la medida en que lo imaginario vuelve finalmente a la facultad originaria, de plantear
o de darse, bajo el modo de la representación, una cosa y una relación que no son (que
no están dadas en la percepción o que jamás lo han sido), hablaremos de un
imaginario efectivo y de lo simbólico. Es finalmente la capacidad elemental e
irreductible de evocar una imagen. (Pág. 204)

Nosotros no podemos dar continuidad a la totalidad de la hoja de ruta que

Castoriadis elabora respecto de los órdenes simbólicos e imaginarios de las

instituciones y de la sociedad. Dar profundidad a esa hoja de ruta no supone

alejarnos de la elaboración que nos atañe. Como ha quedado claro en las

sucesivas referencias que hemos realizado, hay que remitir, a esa obra maestra, a

nuestro juicio, que es la Institución imaginaria de la sociedad, para encontrar un

desarrollo exhaustivo sobre estas cuestiones.

Diremos que Castoriadis no solo ha hecho una contribución impresionante para

comprender a las instituciones y a la sociedad, sino que ha establecido los

términos en los cuales es posible comprender la relación entre la psique y la

sociedad, entre la psique y las instituciones. Como dijimos, vamos a acotar las

referencias a Catoriadis exclusivamente a los términos en que nos permiten

avanzar en nuestra dirección; pero no dejaremos de referir a esa relación entre

psiquismo individual e institución, fundamentalmente, porque es con los aportes

de Castoriadis que podemos comprender que la relación entre psique e institución

no se reduce solo a una ligazón pulsional. El mundo de las instituciones se

alimenta, por decirlo de algún modo, no solo de los pulsional de los individuos,

sino de esa capacidad impresionante que el individuo humano tiene de imaginar,


236

en el sentido de una imaginación radical, constitutiva del humano, expresada en

buena medida en sus producciones conscientes e inconscientes, y la producción

de sus fantasmas. Entendiendo por fantasma, aquello que no tiene existencia real-

material, pero existe sí en tanto realidad psíquica, y en ese sentido produce efecto

de realidad para el sujeto.

Tomemos primero la idea de una imaginación (individual) radical:

El inconsciente es una de las realizaciones de la imaginación radical y, para nosotros,


psicoanalistas, la más importante sin lugar a dudas. Pero antes de llegar más lejos
sobre la cuestión del inconsciente, querría puntualizar que el inconsciente no es el
único campo en el cual se pone de manifiesto la imaginación radical. Se manifiesta
igualmente en lo consciente, en la vida diurna, en la medida en que esta no es pura
repetición. En la medida en que somos capaces de tener ideas nuevas o de aceptar
ideas nuevas que provienen de los otros esto quiere decir, que hay una capacidad de
surgimiento de nuevas representaciones, aún en el plano consciente... El inconsciente
está pensado, además, como capacidad de emergencia de nueva representaciones,
fuente de creación, como si estuviera abierto, provisto en última instancia de una
dimensión prospectiva... (Castoriadis, 2005, pág. 240)

La imaginación radical entonces, es la capacidad del individuo de crear nuevas

representaciones porque se la imagina, y se las imagina tanto en el plano

consciente de la realidad, como en el inconsciente.

¿Qué ocurre con esto en la sociedad y en el mundo de las instituciones?

Lo sociohistórico es fundamentalmente emergencia de nuevas significaciones


imaginarias sociales. Su institución, la dinámica entre lo instituyente —la
imaginación radical69— y lo instituido —las instituciones ya creadas— es secundaria
con respecto a esa característica esencial de las colectividades humanas, que consiste
en la capacidad de crear nuevas significaciones, nuevos sentidos. La imaginación
radical no existe solamente en el nivel de la psique individual, sino también a nivel
sociohistórico colectivo, con calidad de imaginario radical. (Pág. 251)

Imaginación radical para el individuo que tiene su correlato en el imaginario

radical que es de carácter colectivo. Pero luego continúa Castoriadis con algo que

69 En este caso se refiere no a un orden individual, sino a un orden colectivo.


237

es esencial para nuestro asunto y que si no se dijera restringiría en mucho nuestra

visión sobre el mundo de las instituciones. Se trata de lo siguiente:

¡La sociedad no existe ni se constituye solamente de interdicciones! A pesar del


efecto que podría provocar cierta lectura de Tótem y Tabú en el pensamiento de
algunos psicoanalistas demasiado apurados, y a pesar también de algunas
equivocaciones del mismo Freud, la sociedad no puede ser pensada como resultado de
dos prohibiciones, la del incesto y la del asesinato. La simple prohibición no puede
crear nada; puede, apenas, regular algo. En la creación y la existencia de sociedades,
hay un contenido positivo, casi infinito, no solamente prohibiciones. (Pág. 251)

Esos contenidos infinitos provienen para Castoriadis, en lo individual de la

imaginación radical, y en lo colectivo del imaginario radical.

A partir del desarrollo de las ideas de Castoriadis hacemos una síntesis a partir de

la cual precisamos lo que vamos a considerar por el mundo de las instituciones.

Por supuesto que la idea de mundo institucional abarcaría muchas otras esferas

que no hemos considerado. Buscamos comprender ciertos fenómenos de las

instituciones de la protección a la infancia, y a propósito de esa comprensión

hemos puestos los parámetros que serían condiciones de posibilidad para que

exista un mundo en las instituciones; sin con ello querer describir

exhaustivamente el mundo de las instituciones que, tal como, el mundo en el que

vivimos puede ser comprendido a escalas infinitas.

A los efectos de hacer una síntesis diremos:

El mundo de las instituciones es un mundo reglado, expresado en organizaciones,

que funciona bajo la égida de normas interiorizadas. La confrontación y los

conflictos que ocurren en el mundo de las instituciones corresponden a una

rivalidad admisible y a una lucha reglada, que permiten se lleve adelante el

proyecto colectivo.
238

El hecho de que el mundo de las instituciones sea la búsqueda de lo pacificado o

de lo pacífico no significa que no existan en él reservorios pulsionales y

violencias que son originarias.70 La violencia originaria que dio paso a la

construcción de las sociedades humanas perdura en las instituciones de la

sociedad y son constitutivas de su mundo. Las instituciones ofrecen a los

individuos una tramitación de su mundo pulsional, haciendo de las fuerzas más

primitivas la fuente de creaciones valoradas por la sociedad y que contribuyen al

bien común. Es el trabajo de las pulsiones sobre la institución y el trabajo de la

institución sobre las pulsiones lo que constituye el mundo institucional.

Precisamente en ello, en ese trabajo constante entre pulsiones e instituciones, es

que se encuentra la fuente de la rivalidad, el conflicto, también de los acuerdos, y

hasta de los consensos. Eros y Tánatos se trenzan, se cruzan, se interpelan y

luchan en el mundo de las instituciones.

Por otra parte, una institución es funcional a los intereses y a las necesidades de la

sociedad, no puede existir sino se inscribe en la sociedad, en ese juego de

demanda y satisfacción en la que siempre se inscribe la institución. Solo si tiene

una funcionalidad (real o inventada71) en su tiempo puede existir.

Pero el mundo de las instituciones, así como el mundo subjetivo individual, no se

agota en la funcionalidad. Tenemos necesidad de comer, pero eso no explica la

gastronomía, ni el arte de la cocina. El mundo de las instituciones se compone

70
Estamos trabajando con la idea de origen en el sentido que el psicoanálisis lo aborda. Pero,
conviene hacer notar que la idea de origen a la que remite el psicanálisis no aparece concebida
en el pensamiento de Foucault ni de Deleuze. Recuérdese aquí la mención que hicimos a que
para Foucault no hay más que sedimento tras sedimiento, si lo hubiera dice Deleuze estaría
más allá de lo que se ve y de lo que se habla. (Ver Caítulo IV)
71 Recuérdese aquí el señalamiento de Castoriadis (2010) respecto de las necesidades, planteando
que los hombres también se inventan necesidades, y en este mismo sentido podemos pensar
también a la funcionalidad de las instituciones.
239

tanto de una dimensión funcional y racional como de cosas que no son

funcionales, no responde a esa funcionalidad, sino a otros órdenes de la

institución.

Las instituciones no pueden existir sino en un orden simbólico, en una red de

significado y de significaciones, en las cuales se asigna constantemente

significados a significantes. De modo que cada época histórica tiene un orden

simbólico que la define. No lo mencionamos antes, pero para Castoriadis, cada

orden simbólico se crea sobre los restos de órdenes simbólicos anteriores. Y en

este sentido está próximo a esa imagen de de capas sedimentadas que constituyen

toda arqueología.

Pero respecto al mundo de las instituciones lo que importa es que también ellas

existen como capas sedimentadas de ordenes simbólicos anteriores, y de eso

también se constituye en mundo institucional.

Esa transformación de los órdenes simbólicos, su creación y su constante

transformación, no puede ser explicada más que por el empuje de lo que

Castoriadis llama el orden imaginario. Es el orden imaginario del mundo de las

instituciones quien puede crear nuevas ligazones de significados a significantes y

quien puede, por eso mismo, inventar. Es el trabajo del imaginario el que permite

que se vean cosas que no existen, o ver las mismas cosas de un modo diferente.

1.3. POSICIONES DE MUNDO Y DE INFRAMUNDO

Proponemos que en el mundo de las instituciones, podemos encontrar lo que

denominamos posiciones de mundo y lo que llamamos posiciones de inframundo,

esas posiciones son constitutivas del mundo de las instituciones pero operan en él
240

de modo diferente, con cualidades que les son propias, y hacen en su interacción

un mundo posible o impidiendo que haya mundo en las instituciones.

La noción de posición que vamos a considerar, está muy próxima a la que aludía

Melanie Klein (Envidia y Gratitud, 2001), cuando se refería a las posiciones

depresiva y esquizoparanoide.

Lo que distingue a una posición de un lugar es que una posición siempre puede

perderse y siempre puede recobrarse. Y en esto recordamos la idea de posición

que postuló Klein respecto a las posiciones depresivas y esquizoranoides. Ambas

posiciones fueron postuladas por Klein, no como etapas, mucho menos como

lugares, sino como una conjunto de elementos que definen a la posición depresiva

y elementos que definen a la posición esquizoparanoide (un tipo de relación con

el objeto, una ansiedad predominante y unos mecanismos de defensa

privilegiados), pero que ambas de manera intermitente pueden asumirse por los

sujetos bajo determinadas circunstancias, están ligadas en los comienzos a una

secuencia de aparición en el desarrollo del infans pero en la vida adulta, lo que

fue una fase, se constituye en una posición, siempre factible de ser perdida y de

ser recobrada. Esta es la idea que nos importa subrayar de Klein, mucho más que

las cualidades que adjudica a una y otra posición, nos importa la noción misma de

posición.

Lo que llamamos las posiciones de mundo —en los sujetos y en los colectivos—

a partir de lo que hemos planteado hasta ahora, significa que impera una ley

estructurante, los sujetos y los colectivos dan trámite a un mundo pulsional que

por efecto del trabajo de institución se transforma en un bien común. Las

posiciones de mundo no omiten lo que hay de violencia originaria en los lazos


241

entre los hombres, y el mundo de las instituciones es un mundo de conflicto y

violento dentro de parámetros reglados. Los sujetos y los colectivos en posiciones

de mundo no pueden escapar a un orden simbólico que asigna ciertos significados

a ciertos significantes, a la vez que por acción del orden imaginario, las

posiciones de mundo en las instituciones tienen la capacidad de inventar y de

crear nuevos órdenes simbólicos. Los sujetos en esta posición contribuyen con su

propia imaginación a que haya mundo en las instituciones. Por supuesto que estos

sujetos están ellos mismos ligados a una ley estructurante para la sociedad, e

instituyen en el mundo institucional esa ley todo el tiempo.

Pero existen, según hemos entendido a partir del análisis que hicimos del corpus

de la investigación, en las instituciones de protección a la infancia (y quizás más

allá de ellas, otras instituciones están concernidas), existen lo que denominamos

posiciones de inframundo.

Pero, ¿qué es el inframundo?, ¿en qué sentido hablamos de inframundo para

referirnos a posiciones de los sujetos en las instituciones?

Para los griegos en el origen mismo del mundo estuvo presente el inframundo.

En primerísimo lugar Caos nació; luego Gea de vasto pecho, quienes habitan la
cumbre del elevado Olimpo, y el Tártaro brumoso en lo profundo de la tierra de
anchos caminos, y Eros el más bello entre los inmortales dioses, que relaja los
miembros de todos los dioses, y de todos los hombres daña el corazón en el pecho, y
la prudente voluntad. (Hesíodo, Teogonía. Trabajos y días. 2006, pág. 39).

En los poemas homéricos y en la Teogonía hesiódica, el Tártaro aparece como


la región más profunda del mundo, situada debajo de los propios Infiernos. Hay la
misma distancia entre el Hades (los infiernos) y el Tártaro que entre el cielo y
la tierra. Constituye en una palabra, los cimientos del universo. La leyenda muestra
que las distintas generaciones divinas encerraron allí sucesivamente a sus enemigos.
Urano había recluido en él a los primeros hijos que había tenido de Gea, los cíclopes
Arges, Estéropos y Brontes. Pero Gea, para liberarlos, amotinó a los titanes contra su
padre. Despues de su victoria, Cronos, el más joven de los titanes, liberó a los
cíclopes, pero se apresuró a volver a encerrarlos. Estos no fueron liberados
definitivamente hasta que Zeus los aceptó como aliados en su lucha contra los titanes
y los gigantes. A su vez, los titanes fueron hundidos en el Tártaro por Zeus, ayudado
242

por sus hermanos Hades y Poseidón... El Tártaro sigue siendo un lugar temido para
los olímpicos. Cuando uno de ellos resiste a Zeus, este lo amenaza con encerrarlo en
él, y el rebelde se apresura a obedecer... Poco a poco, el Tártaro fue confundiéndose
con el infierno propiamente dicho en la idea de «mundo subterráneo», situándose
generalmente en él el lugar donde eran atormentados los grandes criminales. En este
sentido, el Tártaro es lo contrario de los Campos Elíseos, morada de los
bienaventurados.

El Tártaro está personificado en la Teogonía de Hesíodo. Constituye uno de los


elementos primordiales del mundo, con Eros, el Caos y Gea (la Tierra). Unido a la
Tierra, Tártaro engendró a varios monstruos: Tifón y Equidna, a los cuales se agrega a
veces el águila de Zeus y Tánato el genio de la muerte. (Grimal, P., Diccionario de
Mitología Griega y Romana1981, Pág. 49)

Para los griegos entonces, el Tártaro, era un lugar de encierro y de castigo, estuvo

presente desde el origen mismo del mundo en tanto cimiento, era la morada de los

malaventurados y quien engendró a Tánato. Era un mundo subterráneo, por eso la

idea de inframundo. Para los griegos el reino de Hades y el Tártaro constituían el

inframundo.

Es inevitable la asociación entre el inframundo de los griegos y el infierno de

Dante. Esa representación dantesca del inframundo que aparece en La Divina

Comedia. Y entendiendo por dantesco no solo lo relativo a la autoría de Dante

sino lo dantesco como: «Dicho de una escena, de una situación que causan

espanto». (RAE, 2010)

Para Dante, el infierno es un lugar de castigo de los pecados. Es impactante la

frase que adjudica a la entrada al infierno: «Todo el que cruce abandone toda

esperanza», frase escita en el arco de la puerta de entrada al infierno previo a

cruzar el río Aqueronte.

En una acepción muy actual, la Real Academia en su vigésimotercera edición,

define el inframundo como: «Conjunto de personas que viven de forma miserable

con respecto a la sociedad a la que pertenecen».


243

De modo que podemos encontrar en la polisemia y en distintas significaciones del

inframundo mucho de lo que permite considerar las posiciones de inframundo en

las instituciones.

Las posiciones de inframundo que se dan a ver en la investigación realizada

pueden considerarse del siguiente modo:

Son las que conciben al mundo de las instituciones como un lugar de encierro y

de castigo. Las que en lugar de interrumpir, como advertía Winnicott, ponen en

marcha una venganza. Es impactante lo que vuelve visible la referencia a La

Divina Comedia y la puerta al infierno porque nos hace pensar que, en las

posiciones de inframundo, lo que ocurre es que no dan lugar a ninguna esperanza.

Otra vez aquí, la referencia a Winnicott es ineludible. Cuando Winnicott decía

que lo que pone en marcha la conducta antisocial de un niño es la esperanza se

refería a que es importante ver lo que el niño porta de esperanza cuando expresa

su tendencia antisocial. Por toda la ilación que hemos hecho en relación a lo

insoportable, ya queda claro que cuando hablamos de tendencia antisocial, no

queremos decir que los niños y adolescentes que llegan a las instituciones de

protección sean delincuentes, y no porta para nosotros, este asunto, ninguna

connotación moral. Pero es fácil admitir que cuando los niños llegan al sistema de

protección, en muchas circunstancias, se ha puesto en marcha una esperanza y las

posiciones inframundo de las instituciones viene a decir: «aquí no hay lugar para

ninguna esperanza».

Por otra parte, el inframundo quedó constituido, desde los comienzos y en la

evolución que se fue dando, como otro reino. Por supuesto, el mundo de los

dioses no era precisamente un mundo vivible por los mortales, ni en el mundo ni


244

el inframundo. Pero, en cualquier caso, había desde los comienzos distintos

reinados. En el caso de las instituciones, del mundo y del inframundo de las

instituciones, tenemos que pensar que se trata de distintas legalidades. Dijimos

que en las posiciones de mundo imperaba el reinado de la ley estructurante. En

las posiciones de inframundo cayó la relación con esa ley estructurante, se

produjo cierta desligazón de esa ley y se puso en marcha otra legalidad.

Las posiciones inframundo no son esas que hacen un trabajo pulsional en la

institución y en las que la institución hace un trabajo sobre las pulsiones, sino que

se constituyen como una descarga pulsional directa sin tramitación en el mundo

de las institución. No hay una permutación entre las pulsiones y fines comunes,

compartidos, valorados y valorables para la vida colectiva, de modo que aparecen

como pura descarga.

El orden simbólico que opera en las posiciones inframundo es aquel que proviene

de lo que Frigerio (2008) denominó imaginario fullero. Un imaginario tramposo

y engañoso que recae y en rigor produce las posiciones de inframundo. No se

trata de la égida del orden imaginario en tanto motor de invención y de creación

del mundo institucional, sino que tiene la misma potencia creadora pero fullera,

tramposa y engañosa de lo que hace mundo en la institución.

Constituidas así, las posiciones inframundo habitan el mundo de las instituciones,

pero el mundo de las instituciones necesita que las posiciones de mundo tengan la

directiva y también las de ganar. Las posiciones inframundo siempre encontrarán

sujetos capaces de encarnarla. Se trata de esos mismos sujetos que dan rienda

suelta a la descarga pulsional, que se desligan de la ley estructurante, que


245

conciben al mundo de las instituciones de protección como lugares de encierro y

de castigo y dejan a los niños sin ninguna esperanza.

A la vez, las posiciones inframundo no dividen las aguas entre adultos y niños y

adolescentes; sería una visión muy romántica de los lazos complejísimos que

ligan a los adultos y a los niños. Solo una idea ingenua de los niños puede renegar

de que bajo determinadas circunstancias los niños y los adolescentes también son

capaces de posiciones de inframundo. El asunto central no es ese, sino cómo lo

que distingue a un niño de un adulto en posición de inframundo, es que desde

tiempos inmemoriales los niños reciben el mundo de los adultos y esperan que

ellos sepan cómo hacer del mundo un mundo vivible.

Figuremos una posición, metafórica si se quiere, para agregar algo más sobre esta

cuestión de las posiciones de inframundo y la particularidad con que esto se da en

las instituciones de protección a la infancia. Representémonos al niño, o por una

cuestión de época corresponda representarnos a un adolescente; es bastante clara

las diferencias que sucintan los niños y los adolescentes en el imaginario de los

adultos, con tanta frecuencia en la actualidad representados, los adolecentes,

como peligrosos.

Representemos a ese adolescente, tal como lo hemos definido como un estar fuera

de ley. Y recordemos que ese estar fuera de ley no es tanto para nosotros por lo

que puede haber de conducta antisocial sino por un estar fuera de ley, producto de

que la función genealógica de filiación de los sujetos fracasó. Representémonos

ahora a un adulto que desde posiciones de inframundo está fuera de la ley (de la

ley estructurante, si es que hace falta reiterarlo).


246

En el último seminario dictado por Jacques Derrida, titulado La bestia y el

soberano, realizado en L’École des hautes études en sciences sociales, en París,

entre 2001 y 2003, hay una referencia que queremos tomar para pensar la

cuestión de estar fuera de la ley en relación a las posiciones de inframundo que

estamos conceptualizando.

Para la representación corriente, a la que nos referimos para empezar, el soberano y la


bestia parecen tener en común que su ser es estar-fuera-de-la-ley. Es como si uno y
otra se situasen, por definición, a distancia o por encima de las leyes, en el no-respeto
de la ley absoluta, de la ley absoluta que ellos establecen o que son, pero que no
tienen por qué representar. El estar-fuera-de-la-ley puede sin duda, por una parte, y es
la figura de la soberanía, adoptar formas de estar por-encima-de-las-leyes y, por
consiguiente, la forma de la Ley misma, del origen de las leyes, del garante de las
leyes, como si la Ley, con L mayúscula, la condición de la ley, estuviese antes, por
encima y por consiguiente fuera de la ley, como si fuese exterior, incuso heterogénea
a la ley; pero el estar fuera-de-la-ley puede también, por otra parte, y es la figura de lo
que con más frecuencia se entiende como animalidad o la bestialidad, el estar-fuera-
de-la-ley puede situar el lugar donde la ley no aparece, o no es representada, o se
viola.

(...) al compartir ese común estar-fuera-de-las-leyes la bestia, el criminal y el


soberano se parecen de una forma turbadora, se requieren y se recuerdan entre sí, el
uno al otro; entre el soberano, el criminal y la bestia, hay una especie de oscura y
fascinante complicidad, incluso una inquietante atracción mutua, una inquietante
familiaridad... Los dos, los tres, el animal, el criminal y el soberano están fuera de la
ley, a distancia o por encima de las leyes; el criminal, la bestia y el soberano se
parecen extrañamente justo cuando parecen situarse en la antípodas uno del otro...

Ese parecido turbador, esa superposición inquietante entre estos dos seres que
están-fuera-de-la-ley o sin leyes o por encima de las leyes que, vistos desde un
determinado ángulo, son la bestia y el soberano, creo que esa cuasi-coincidencia
explica, explica y engendra una especie de fascinación hipnótica o de alucinación
irresistible que nos hace ver, proyectar, percibir como en los rayos X, por debajo de
los rasgos del soberano, el rostro de la bestia; o, inversamente, si prefieren ustedes,
sería como si transparentara, a través de la jeta de la bestia indomable, una figura del
soberano. (Derrida, Seminario La bestia y el soberano, 2010, pág. 36)

Decimos que las posiciones de inframundo suponen un estar fuera de la ley, y las

figuras de la bestia y el soberano son figuras, que propuestas por Derrida, pueden

ser consideradas acá como posiciones posibles de inframundo. En ese caso, en las

posiciones de inframundo que se proponen como soberanas, podemos ver como


247

en esos rayos X propuestos por Derrida, en los rostros de los que podríamos

llamar los soberanos (supuestos representantes de la ley), la jeta de una bestia.

Las posiciones inframundo entonces existen en el mundo de las instituciones,

pero no son constructoras de mundo institucional, sino que trabajan impidiendo

que haya mundo en las instituciones. Se trata, una vez más, de una puja entre las

posiciones de mundo y las posiciones de inframundo que, por otra parte y por eso

usamos la idea de posición, se dan en cierta alternancia entre los sujetos y en los

mismos sujetos. Toda posición puede perderse y puede recobrarse en

determinadas circunstancias y bajo las características de ciertos individuos.

Pero si bien hemos dado hasta acá una argumentación sobre cómo se constituirían

lo que llamamos las posiciones inframundo, para que estas posiciones de

inframundo encuentren una regularidad hace falta comprender otras condiciones

de posibilidad sin las cuales el inframundo no se vuelve regular y no encuentra

siempre y en alternancia sujetos capaces de encarnarlo. Es decir, reiterar la

pregunta simple: ¿qué hace que esto ocurra ante todos los demás?

1.3.1 La banalización del mal


No siempre —pero amenudo— los conceptos están identificados con sus

creadores, en este caso la banalidad del mal lo está a Hannah Arendt.

La idea de una banalidad del mal, Arendt la formula a partir del análisis realizado

al juicio de un teniente coronel de la SS72, Adolf Eichmann, en el año 1961, en

Jerusalén. El informe al que dio lugar el análisis de Arendt se titula Eichmann en

Jerusalén. Un estudio acerca de la banalidad del mal (2003).

72 Organización militar, policial, política, penitenciaria y de seguridad de la Alemania nazi.


248

Como es sabido, la presentación de este informe por Arendt dio lugar a múltiples

discrepancias y controversias, tanto en el mundo académico de la época, como en

la colectividad judía, o en una parte de la comunidad judía que no compartía esta

idea de una banalidad en el mal; y aún hoy perduran opiniones encontradas,

finalmente, ni más ni menos que en otros conceptos; aunque hay que reconocer

que la naturaleza misma del concepto en cuestión, el mal y sus raíces, nos resulta

algo más inquietante; de ahí la precisión con la que solicitamos sea tratado, junto

a un pedido de que el mal no se banalice. Pero es precisamente ahí donde nos

proponemos trabajar, en la construcción o en la destrucción, es decir, la acción y

su viceversa, que iría desde el reconocimiento de fuentes banales en la puesta en

marcha del mal y la banalización del mal en sí mismo.

Por otra parte, la propia Arendt anticipaba en dicho informe, las controversias que

podrían sucintarse:

También comprendo que el subtítulo de la presente obra puede dar lugar a una
auténtica controversia, ya que cuando hablo de la banalidad del mal lo hago
solamente a un nivel estrictamente objetivo, y me limito a señalar un fenómeno que,
en el curso del juicio, resultó evidente. (Pág. 172)

Reconstruyamos entonces, aunque sea parcialmente, el hilo de construcción que

hace Arendt en el caso Eichmann:

En primer lugar —dice Arendt— el juicio no versaba sobre el sufrimiento provocado,


sobre los efectos terroríficos del nazismo sobre el pueblo judío, sino sobre la
actuación de Eichmann. Es decir, el juicio se centra, en Eichmann, en lo que hizo, —
ni siquiera sobre lo que no hizo—, en lo que él actúo.

El tribunal no estaba interesado en aclarar cuestiones como: «¿Cómo pudo


ocurrir?», «¿Por qué ocurrió?», «¿Por qué las víctimas escogidas fueron precisamente
los judíos?», «¿Por qué los victimarios fueron precisamente los alemanes?», «¿Qué
papel tuvieron las restantes naciones en esta tragedia?», «¿Hasta qué punto fueron
también responsables los aliados?», «¿Cómo es posible que los judíos cooperaran, a
través de sus dirigentes, a su propia destrucción?», «¿Por qué los judíos fueron al
matadero como obedientes corderos?». La justicia dio importancia únicamente a aquel
hombre que se encontraba en la cabina de cristal especialmente construida para
249

protegerle, a aquel hombre de estatura media, delgado, de mediana edad, algo calvo,
con dientes irregulares, y corto de vista, que a lo largo del juicio mantuvo la cabeza,
torcido el cuello seco y nervudo, orientada hacia el tribunal (ni una sola vez dirigió la
vista al público), y se esforzó tenazmente en conservar el dominio de sí mismo, lo
cual consiguió casi siempre, pese a que su impasibilidad quedaba alterada por un tic
nervioso de los labios, adquirido posiblemente mucho antes de que se iniciara el
juicio. El objeto del juicio fue la actuación de Eichmann, no los sufrimientos de los
judíos, no el pueblo alemán, ni tampoco el género humano, ni siquiera el
antisemitismo o el racismo. (Pág. 9)

De modo que acá tenemos uno de los puntos que queremos precisar, se trata de

entender a Eichmann. Por supuesto que a los efectos del juicio y de la propia

Arendt, lo que importa es entender a Eichmann para juzgarlo, y para determinar

el grado de su culpabilidad y la pena que le sea correspondiente. Pero nosotros,

tomamos de ese proceso aquello que nos permite entender a Eichmann a

propósito del cuál conviene resaltar, que se trata precisamente de un caso, que

tanto a Arendt, y a partir de ella a todos nosotros, nos permite considerar, discutir

sobre algo de carácter más general, nos permite hablar metafóricamente de otros

Eichmann, y concluir respecto de algo que lo trasciende absolutamente, en este

caso, la naturaleza del mal y sus raíces. De modo que se trata de un verdadero

pensar por caso como lo formulamos en los apartados de método de esta

investigación.

Continúa Arendt:

Muy distinta fue la actitud de Eichmann. En primer lugar, según él, la acusación de
asesinato era injusta: «Ninguna relación tuve con la matanza de judíos. Jamás di
muerte a un judío, ni a persona alguna, judía o no. Jamás he matado a un ser humano.
Jamás di órdenes de matar a un judío o a una persona no judía. Lo niego
rotundamente...»; que tan solo se le podía acusar de «ayudar » a la aniquilación de los
judíos, y de «tolerarla», aniquilación que, según declaró en Jerusalén, fue «uno de los
mayores crímenes cometidos en la historia de la humanidad». (Pág. 18)

A nosotros nos importa resaltar ese «tolerar» y hasta ese «ayudar» respecto a

nuestra comprensión de las instituciones de protección. Es decir, nosotros


250

estamos buscando las condiciones de posibilidad para que algo del inframundo

institucional tenga la expresión que tiene, visible, regular, etc. Y encontramos

ciertas explicaciones que tenemos que pensarlas, esta vez no desde la posición de

inframundo ni de esas posiciones en los sujetos, sino en todos aquellos que

«toleran» y hasta «ayudan».

Eichmann ha sido capaz de participar en el asesinato masivo, en la puesta en

marcha del mal mismo y del mismísimo mal, pero no era de ningún modo ni el

ideólogo, ni el efector decisivo del mal por convicción personal, lo que él hacía

era tolerar y ayudar. Y esta posición es precisamente la que estamos, nosotros,

tratando de comprender, las de todos aquellos que no hacen, pero toleran y hasta

ayudan.

Arendt dice respecto de Heichmann:

Eichmann no era un Yago ni era un Macbeth, y nada pudo estar más lejos de sus
intenciones que «resultar un villano», al decir de Ricardo III. Eichmann carecía de
motivos, salvo aquellos demostrados por su extraordinaria diligencia en orden a su
personal progreso...

No, Eichmann no era estúpido. Únicamente la pura y simple irreflexión —que en


modo alguno podemos equiparar a la estupidez— fue lo que le predispuso a
convertirse en el mayor criminal de su tiempo. (Pág. 172)

Tomemos estas referencias para desarrollar la esencia de lo planteado por Arendt

a lo largo del informe, y remitimos a él para obtener un mayor desarrollo:

Arendt dice que Eichmann fue capaz de cometer (ayudando y tolerando) actos

monstruosos, pero no tenía motivaciones malignas específicas. Los actos eran

monstruosos, pero la raíz subjetiva de los crímenes cometidos carecía de firmes

bases ideológicas, tampoco respondían a una insania ni a ninguna malignidad; no


251

era loco ni monstro; y fue esa ausencia de malignidad lo que la hizo definir la

banalidad del mal.

Lo que tiene de banal el mal cometido por Eichmann no está en lo que hizo sino

en por qué lo hizo. Es en la indagación de por qué lo hizo que encontramos algo

tan desesperante como la banalidad. Detrás de las acciones de ese funcionario que

era Eichmann, no había, dice Arendt, ni un elevado razonamiento, ni odio, ni

intención de crueldad, sus razones eran banales.

Eichmann era un hombre corriente, y según entiende Arendt a lo largo del

exhaustivo estudio que realiza de la vida y de la biografía de Eichmann, en su

vida cotidiana actuaba de forma normal, distinguiendo perfectamente lo que está

bien de lo que está mal. Solo podía decirse que tenía una falta de reflexión en su

capacidad de juzgar, una pura y simple irreflexión y una extraordinaria

diligencia.

En cuanto a los motivos innobles, Eichmann tenía la plena certeza de que él no era lo
que se llama un innerer Schweinehund, es decir, un canalla en lo más profundo de su
corazón; y en cuanto al problema de conciencia, Eichmann recordaba perfectamente
que hubiera llevado un peso en ella en el caso de que no hubiese cumplido las órdenes
recibidas, las órdenes de enviar a la muerte a millones de hombres, mujeres y niños,
con la mayor diligencia y meticulosidad. Evidentemente, resulta difícil creerlo. Seis
psiquiatras habían certificado que Eichmann era un hombre «normal». «Más normal
que yo, tras pasar por el trance de examinarle», se dijo que había exclamado uno de
ellos. Y otro consideró que los rasgos psicológicos de Eichmann, su actitud hacia su
esposa, hijos, padre y madre, hermanos, hermanas y amigos, era «no solo normal, sino
ejemplar». Y, por último, el religioso que le visitó regularmente en la prisión, después
de que el Tribunal Supremo hubiera denegado el último recurso, declaró que
Eichmann era un hombre con «ideas muy positivas». Tras las palabras de los expertos
en mente y alma, estaba el hecho indiscutible de que Eichmann no constituía un caso
de enajenación en el sentido jurídico, ni tampoco de insania moral. (Pág. 21)

Si las raíces eran banales, entonces Arendt busca determinar por qué ese tipo de

actitudes podían encarnarse, y lo que se responde es que individuos como

Eichmann toleran y ayudan porque en esa tendencia a la irreflexión muestran su


252

incapacidad de pensar, y particularmente para pensar desde el punto de vista de la

otra persona.

Cuanto más se le escuchaba, más evidente era que su incapacidad para hablar iba
estrechamente unida a su incapacidad para pensar, particularmente, para pensar desde
el punto de vista de otra persona. No era posible establecer comunicación con él, no
porque mintiera, sino porque estaba rodeado por la más segura de las protecciones
contra las palabras y la presencia de otros, y por ende contra la realidad como tal.
(Pág. 35)

El fuerte aporte de Arendt en todo el caso Eichmann o, mejor dicho, en su

propuesta de una banalidad en el mal, es que dibuja una forma de contribuir con

el mal, que no sería la de una minoría, para decirlo en nuestro lenguaje, aquella

que sería capaz de encarnar posiciones de inframundo en las instituciones, sino

que aplica a otro gran número de individuos que participan por razones banales

ayudando y tolerando.

Es decir, que podríamos hablar, nosotros, para seguir con nuestra línea de trabajo

de unas posiciones Eichmann, que no hacen en forma directa, por razones propias

o por convicciones propias, nada de lo que el inframundo institucional supone,

pero participan activamente en el funcionamiento del engranaje institucional.

Esos individuos causan mal, pero no tienen razones más que banales para su

actuación. Pero el efecto de esas posiciones, y esto es para nosotros en nuestro

contexto muy importante de comprender, por efecto de una serie de individuos

que actúan por razones banales, se termina banalizando el mal. Es decir que nos

hemos corrido de la banalidad del mal a la banalización del mal.

La banalización del mal es una de las condiciones de posibilidad para el

inframundo institucional, esta es una consideración firme que se ha desprendido

de nuestro propio trabajo de dilucidación sobre las instituciones. En este sentido,


253

nos parece injusto acusar a Arendt de banalizar el mal cuando formula su tesis

sobre la banalidad del mal. A nuestro juicio, el mal no se banaliza por considerar

seriamente que pueden haber motivos banales para actuar, sino que nos muestra

una hoja de ruta a través de la cual comprender cómo y bajo qué condiciones el

mal se banaliza.

Resta preguntarse, y esta es una pregunta que no podremos responder, aquí y

ahora, cuál es el imperativo categórico73 de las posiciones Eichmann en las

instituciones de protección a la infancia en la actualidad. Si se recuerda,

Eichmann, en uno de sus alegatos ante el juzgado evoca a Kant, y según Arendt

no de modo incorrecto pero discutible.

Durante el interrogatorio policial, cuando Eichmann declaró repentinamente, y con


gran énfasis, que siempre había vivido en consonancia con los preceptos morales de
Kant, en especial con la definición kantiana del deber, dio un primer indicio de que
tenía la vaga noción de que en aquel asunto había algo más que la simple cuestión del
soldado que cumple órdenes claramente criminales, tanto en su naturaleza como por
la intención con que son dadas. Esta afirmación resultaba simplemente indignante, y
también incomprensible, ya que la filosofía moral de Kant está tan estrechamente
unida a la facultad humana de juzgar que elimina en absoluto la obediencia ciega.
(Pág. 83)

Lo que nos importa considerar a nosotros es que, durante el nazismo, existía un

imperativo categórico, que según se ha señalado, y esta es una particularidad de

los totalitarismos del siglo XX invirtieron el imperativo de «no matarás» en

«matarás». Pero lo que importa en nuestro asunto es que claramente sujetos como

Eichmann respondían a las órdenes del Führer como si fueran imperativos

categóricos. Pero esa situación no existe en la actualidad en las instituciones de

73 «Noción de Kant. Los imperativos categóricos requieren la absoluta incondicionalidad o hay


propiamente más de un imperativo categórico al cual puede llamarse de ese modo, el imperativo que
Kant formula diciendo: “Obra siempre según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se
convierta en una ley universa”. Este imperativo es para Kant el único que puede formularse con plena
independencia de ningún fin ajeno a él, en perfecto acuerdo con la moralidad y no simplemente con la
legalidad». (Diccionario Filosofico. J. Ferrater Mora. 1941)
254

protección, nadie ordena se desproteja y se descuide. ¿De dónde provienen

entonces esas obediencias ciegas?, ¿a qué se obedece ciegamente?

Como es evidente, se abre aquí todo otro panorama que, incluso, podría

modificar, seguro enriquecer, una idea de la banalidad del mal. Lo que nosotros

sostenemos hasta ahora es que hemos concluido que en las instituciones de la

protección a la infancia en la actualidad existen unas condiciones de posibilidad

para que el inframundo encuentre un lugar en las instituciones de protección, y

que una de esas condiciones de posibilidad consiste en que se puede actuar por

motivos banales en relación al mal, y que precisamente por eso, un efecto de eso

es la banalización del mal en el mundo de las instituciones.

1.3.2. La desmentida
Iniciamos una última consideración. Del mismo modo que lo hicimos con la

banalidad del mal, considerada por nosotros más precisamente como la

banalización del mal, podremos a consideración que, para que existan

condiciones de posibilidad para las posiciones inframundo en tanto regularidades,

tiene que existir, o existe de hecho, en las instituciones de protección a la

infancia, una desmentida.

Desmentir es «negar la veracidad de algo que ha sido afirmado antes» (RAE,

2010). Hay un magnífico trabajo realizado por Marcelo Percia en su libro

Inconformidad que se titula de manera muy sugerente para nosotros: Desmentida:

modo de acallar lo insoportable. (2011, Págs. 187-207).

Nosotros hemos conceptualizado la presencia de lo insoportable en las

instituciones de protección a la infancia y, tal como ha quedado claro,

consideramos a lo insoportable en tres instancias: lo insoportable para los niños,


255

en los niños, y la muestra de cómo a algunos niños no se los soporta. Para Percia,

la desmentida es una forma de acallar lo insoportable, y nosotros no podemos

dejar de considerarlo en esas tres inscripciones, de modo que hay modos de

acallar lo insoportable para los niños, modos de acallar lo insoportable en los

niños y modos de acallar que a estos niños no se los soporta.

Tomaremos este último, esta última forma de lo insoportable, la que diría, la que

mostraría, cómo a estos niños no se los soporta. Poner el énfasis en esa forma de

lo insoportable nos permite ubicarnos con mayor precisión en ese cruce que es,

por un lado, lo insoportable y, por otro, lo que hace falta sea desmentido de las

instituciones de protección. Es decir, para ir directamente al punto que nos ocupa,

para que el inframundo exista: ¿hace falta que se desmienta que a estos niños no

se los soporta?; ¿el inframundo de las instituciones es desmentido? Nosotros

vamos a sostener que desmentir el inframundo es una de sus condiciones de

posibilidad.

Consideremos en parte lo planteado por Percia:

La desmentida no se reduce a un mecanismo de defensa, interesa como figura


retórica, como desvío, como modificación de una palabra ya normalizada. Los
términos negación, renegación o desmentida, denegación o abolición, que suelen
emplearse para hacer distinciones clínicas, importan —ahora— como variaciones de
sentido, como formas que intentan neutralizar la presencia de lo insoportable. (Pág.
188)

Sería entonces, la desmentida una forma de neutralizar lo insoportable. Y sigue:

No es lo mismo desmentida que negación o represión. La negación no ve lo ve, no


escucha lo que escucha, no siente lo que siente, no piensa lo que piensa, es una
práctica selectiva de la ausencia. La represión es una artística del disfraz que oculta y
desfigura lo sabido. La desmentida es la defensa que niega afirmando: admite que
vamos a morir para negar que la muerte puede sobrevivir sin aviso. (Pág. 189)
256

Percia supone que lo que hacemos con lo insoportable es ejemplo que hacemos

con la muerte, sabemos que vamos a morir, pero vivimos día a día como si no. Y

esta forma de desmentida bien puede ser considerada como lo insoportable para

los niños. El propio Percia hace mención a esto:

Para seguir viviendo, niños y niñas abusados ponen en juego la desmentida. Dosifican
una intensidad traumática imposible de representar. Necesitan creer que lo que les
está ocurriendo no les ocurre. Si el abusador practica la mentira, la hipocrecía y el
fingimiento para engañar a otro, el abusado, para engañarse a sí mismo, apela a la
abolición de la experiencia («¡Esto no ocurrió!») o a la desmentida («aún cuando sé
que ocurrió, ¡puede ser que algo así haya ocurrido!»). La desmentida es astucia
desesperada de una experiencia que se afirma desconfirmada». (Pág. 189)

Pero otra forma de la desmentida, dice Percia, es la incredulidad. «La

incredulidad —dice— no puedo creer que en un país que produce alimentos,

haya gente que se muere de hambre» (pág. 189). Nosotros podríamos decir, para

referirnos a la incredulidad puesta en marcha en la institución de la protección:

«no puedo creer que en la institución de la protección se desproteja». En este

caso, dice Percia, se trata de un increído, es decir: «algo que ya ocurrido, siendo

admitido, sigue sin ser aceptado». (Pág. 189)

Otra forma de desmentida, sigue Percia, es la consciencia escandalizada.

No es lo mismo la consciencia desgarrada que la consciencia escandalizada.


Mientras la consciencia desgarrada invoca la pregunta que aloja lo insoportable, la
consciencia escandalizada descarga exclamaciones negadoras: ¡qué barbaridad! o
¡Ay, pero qué horror! (Pág. 190)

Incluso esta conciencia escandalizada puede funcionar, tal como la considera

Percia, como oportunidad de goce y de espectáculo:

Para las consciencias escandalizadas, lo traumático (sentimiento de impotencia y


desamparo ante una situación de una intensidad intolerable) puede funcionar como
oportunidad de goce y espectáculo, actuar como punto de atracción, figura de
fascinación, ceremonia y sitio de peregrinación de todas las desdichas y puede
consumirse como teatro de excitaciones exacerbadas. (Pág. 191)
257

El eufemismo, es para Percia, otro modo de desmentida.

El eufemismo es una suavidad del habla, la expresión decorosa de una idea cuya
directa y franca expresión sería dura y ofensiva para los oídos piadosos. El eufemismo
suele ser el habla de la violencia discursiva... El eufemismo es una cobardía de la
palabra que envía a otra en su lugar, para evitar las consecuencias funestas de su
presencia. (Pág. 191)

Y toda esta tesis se ha apoyado en la existencia de un eufemismo.

De modo que, y retomando nuestro hilo, decimos que en las instituciones de

protección a la infancia operan ciertas desmentidas que a veces toman forma de

incredulidades, otras son consciencias escandalizadas, en otros casos se trata de

eufemismos, todas formas que buscan acallar lo insoportable bajo la forma de la

desmentida. Esto explica, es decir, quedan constituidas para nosotros, como otras

condiciones de posibilidad para que el inframundo encuentre su lugar en las

instituciones de protección. Pero decimos algo más.

Desmentir, es también: «decir a alguien que miente, y desvanecer o disimular

algo para que no se conozca» (RAE, 2010) Esta nos resulta una de las formas

más peligrosas de la desmentida. Aquello que está visible, que está ahí, ante todos

los demás, puede perdurar en esas condiciones, en tanto exista un modo de

desmentida que se basa en decir que aquellos que la enuncian mienten, con el fin

de desvanecer, de disimular, de hacer que no se conozca, esto que dimos en

llamar el inframundo de las instituciones.


258

CAPÍTULO IX
259

SINTETIZANDO PARA CONCLUIR

La investigación que hemos llevado a cabo sobre la significativa presencia de las

fugas de niños y adolescentes en las instituciones de protección a la infancia, ha

llegado a una fase que llamaremos de síntesis. Como mencionamos a propósito de

expresiones de Delueze (2014), una tesis, un texto, tiene momentos fuertes y

momentos débiles, a veces dice Delueze, algo genial se encuentra en los

momentos débiles. Resaltaremos aquí nuestros subrayados, nuestras bastardillas,

lo que nos importa recalcar.

Puede entenderse como un modo de concluir, pero solo si tomamos algunos de

los sentidos del concluir, dado que en otros, concluir francamente abruma.

Cuando concluir alude a determinar y resolver sobre lo que se ha tratado, o

inferir, deducir una verdad de otras que se admiten, demuestran o presuponen,

podría entenderse que hemos concluido al menos por el momento. También

diríamos que de algún modo hemos concluido, si por tal cosa se entiende

formular oralmente o por escrito las conclusiones de un proceso. Pero, de ningún

modo podríamos decir lo mismo si se tomara por concluir el ganarle la espada al

contrario por el puño o guarnición, de suerte que no pueda usarla. Y menos aún

si se tratase de: convencer a alguien con la razón, de modo que no tenga qué

responder ni replicar. Ya que deseamos y esperamos que haya respuestas y

réplicas, de hecho posiblemente, nosotros mismos estaríamos en este momento en

condiciones de abrir otras preguntas y por lo tanto salir a buscar nuevas

respuestas. Por eso puede decirse que concluir es tan necesario como ambiguo.
260

Se trata de un tiempo paradójico (y también desconcertante) en el que para

construir un final es preciso volver sobre las huellas que dejamos cuando

construimos un inicio. Y entonces: ¿qué hemos hecho?, ¿de qué se ha tratado esta

tesis?, ¿qué dio a ver?, ¿cuál es su contribución respecto del saber?

Construimos un inicio cuando se volvió evidente que las fugas se constituían en

un analizador de las instituciones destinadas a la protección de niños y

adolescentes. ¿Qué dan a ver y a saber las fugas de las instituciones de

protección? ¿Qué se vuelve visible y enunciable si miramos casos de fugas? ¿Qué

podemos saber de la institución de la protección si pensamos las fugas? ¿Qué

podemos comprender de la relación entre el psiquismo de los sujetos y la

institución de la protección? Esas fueron las preguntas que orientaron toda la

investigación.

Por eso esta investigación no ha dejado como resultado un análisis per se de las

fugas, ni una descripción, ni unas tipologías, ni unas asignaciones de sentido

individual para los sujetos. Han vuelto visible, y nos han permitido enunciar

algunos aspectos que conciernen a las instituciones, y es allí donde entendemos se

ubica su aporte.

Tampoco hemos buscado ni hemos hecho un balance de las instituciones de

protección. Hemos buscando qué da a ver y qué da a saber, un fenómeno por

cierto frecuente, que nos alertó desde los comienzos por su reiteración, por su

insistencia. Así, llegamos a saber que para el período 2005-2008 uno de cada

cuatro niños y adolescentes se fugó y que en algunos servicios de atención a niños

y adolescentes las fugas constituían un hecho cotidiano. Supimos inicialmente, a

través de la comprensión que tantas veces nos dimos a lo largo de toda la


261

elaboración analizando las palabras, que las fugas no dejan de tener en sí mismas

aquello que la palabra porta desde su origen: causan una derrota. Y es así

insoslayable considerar que nos hemos adentrado a las instituciones de protección

por ese lugar de fuga que no deja de mostrar las facetas de una derrota.

Por eso, hace falta prudencia y precisión. Lo que hemos considerado no es todo lo

que puede decirse de las instituciones de protección a la infancia en la actualidad.

Y no lo decimos —esta vez— en un sentido filosófico respecto del saber, en su

condición siempre limitada de decirlo todo. Sino en un sentido práctico. Hemos

decidido mirar a las instituciones de protección allí mismo donde algo de lo que

causa una derrota encuentra su lugar, eso que por efecto de una elaboración

hemos nombrado como los circuitos de desprotección en las instituciones de

protección. Hemos considerado la relevancia de comprender qué hay ahí. ¿De

qué se componen?, ¿qué los hace posibles?

Hemos llegado a constataciones de esa naturaleza a través de la construcción de

un archivo, constituido por un corpus de legajos de niños y adolescentes, que por

efecto de una elaboración se constituyeron en casos. También incluyendo en el

corpus conversaciones con adolescentes que transitaron por instituciones de

protección y con personas que trabajan en estas instituciones.

Una vez construido el corpus, comenzamos a trabajar en la búsqueda de

enunciados y visibilidades, que tal como hemos detallado en los capítulos

destinados a cuestiones de método, resultan de una extracción. Esas extracciones

permitieron identificar ciertas regularidades en el archivo que habíamos

construido. Una regularidad no es ni una banalidad ni una originalidad, es una

regla que no responde a ningún orden universal, sino que es una regla de los
262

propios enunciados y esa regularidad tiene una dispersión en el corpus, ya ahora

transformado en archivo como audiovisual de una formación histórica, que en

este caso es la de nuestra actualidad, respecto del tema del que nos ocupamos.

Así llegamos a constatar lo regular que es, lo que hemos denominado como lo

insoportable en las instituciones de protección y lo regular que es, también, la

presencia de lo que hemos denominado como posiciones de mundo y posiciones

de inframundo en las instituciones.

1.1. LO INSOPORTABLE EN LAS INSTITUCIONES DE PROTECCIÓN

Por supuesto lo insoportable no es lo único que acontece en las instituciones, pero

es aquello que al acontecer desata lo que llamamos los circuitos de desprotección.

Cuando nos referimos a lo insoportable hablamos de una dinámica muy particular

que entendemos se expresa en una secuencia que hemos considerado del siguiente

modo: algo se volvió insoportable para el/los niños, luego algo de lo

insoportable está en el/los niño/s, luego existen en las tramas parentales y en las

tramas institucionales evidencias de que a esos niños y adolescentes no se los

soporta.

Estas tres instancias de los insoportable, aparecen en los casos del corpus de la

investigación de modo regular, es decir se constituyen en una regularidad

observable en el archivo que hemos construido, y precisamente por ello vuelven

visible y enunciable cierta dinámica en juego que hace a los circuitos de

desprotección en las instituciones de protección.


263

El hecho que identifiquemos tres instancias con cualidades definidas para una y

otra respecto de lo insoportable, no significa que dejemos de considerar que, estas

tres instancias se presentan entremezcladas, retroalimentándose una a la otra y es

más evidente constatar este entrecruzamiento que la delimitación clara y tajante

entre unas y otras.

Cuando queremos abordar lo que entendemos sería lo insoportable para el niño

vamos a considerar las siguientes nociones: el (no) sostén, la deprivación, la

crueldad excesiva, abuso sexual e incesto como, al menos, cinco circunstancias

que surgen del material empírico.

No ser sostenido, entendido como algo del orden de lo insoportable,

en tanto ausencia de un sostén, que evite la vivencia de caer para

siempre, fuente de todo miedo al derrumbe, y raíz fundante de las más

severas afectaciones del psiquismo. Hemos visto en estado nacendi

los modos que toma el no ser sostenido, produciendo así el efectivo

derrumbe clínico de la infancia.

Deprivación, fundamentalmente en el sentido de Winnicott, tanto en

la idea de algo que se tuvo y se perdió, como un estiramiento posible

en tanto lo traumático sostenido, y también en las otras

significaciones de la palabra en tanto abstinencia o carencia. La

deprivación produce, está en la raíz y es etiológicamente estructurante

de la conducta antisocial. En este sentido hablamos de lo insoportable

como aquello que hace que el niño recurra al síntoma severo y a la

expresión clara de lo que no le es posible soportar.


264

La crueldad excesiva ¿Por qué hablamos de crueldades excesivas?

¿Toda crueldad no es un exceso? En efecto, pero usamos este modo

de nombrar porque un análisis fino de los términos nos permitió

aproximarnos de un modo particular a lo que dimos en llamar como

tercer elemento insoportable para los niños. Lo que designamos como

crueldad excesiva se distingue de la crueldad propia del amor

primitivo. Se configura como un exceso que proviene del ambiente,

con efecto traumático y encuentra su trama en las relaciones paterno-

filiales, en las relaciones entre grandes y chicos, que dejan ver ciertas

formas del odio hacia los niños.

Abuso sexual e incesto Lo que designamos como insoportable lo

constituye la confusión de lenguas entre adultos y niños y sus

consecuencias patógenas.

La cuestión del incesto no concierne exclusivamente a los avatares de

los lazos entre adultos y niños singulares sino que constituido como

una de las formas del abuso sexual y, a su vez, desbordando

semánticamente la cuestión del abuso, el incesto nombra algo más.

Nos referimos a que el incesto se vuelve insoportable en tanto hace

caer, impide, afecta y altera los procesos de filiación, que en tanto

función genealógica se dan de generación en generación, allí mismo

donde lo que está en juego ya no son solo las relaciones incestuosas

entre niños y genitores como avatar de vidas individuales, sino donde

el incesto viene a dar cuenta del fracaso de una función genealógica

de inscripción y filiación de los sujetos. Se trata pues, de un asunto

mucho más amplio que hay que comprender allí mismo donde no se
265

trata solo de lo insoportable para el sujeto sino de lo que es

insoportable para el lazo social.

En efecto, el incesto es insoportable para la función genealógica

porque es una manera de negar las filiaciones y pone en evidencia las

enormes diferencias entre hombres y mujeres engendradores y

reproductores, y las funciones madre y padre, sin las cuales los niños

viven su encuentro con lo insoportable.

Lo que llamamos lo insoportable en los niños, según el material empírico con el

que hemos trabajado, tiene un núcleo en lo que se denuncia como tendencia

antisocial y en lo que se les adjudica como incapacidad de preocuparse por el

otro.

En el trabajo realizado en esta investigación a través de los legajos devenidos en

casos, se ha vuelto evidente algo que está presente en el pensamiento de

Winnicott y también de Aichhon, pero que tenemos la impresión que requiere ser

considerado de modo particular a los efectos de evitar o alertar sobre equívocos

frecuentes.

Es común que se asigne a las situaciones de deprivación o privación de los niños

que llegan al sistema de protección un conjunto de generalidades sobre las

cuestiones de pobreza, carencia, se suele hablar de vulnerabilidades, etc. Sin

embargo, el estudio de los legajos/casos que hemos realizado, y los estudios

clínicos realizados por Winnicott y Aichhon alertan sobre el riesgo de tales

generalizaciones.
266

Para cada sujeto las cosas tuvieron un principio, existen causas y etiologías

singulares para cada sujeto que explican las conductas antisociales, eso que

nosotros llamamos como la presencia de lo insoportable en el niño.

Según hemos nombrado las cosas, decimos que el niño se vuelve insoportable

cuando no ha adquirido o ha perdido la capacidad de preocuparse por el otro, el

ambiente no ha sobrevivido y el niño ha perdido momentánea o definitivamente

la posibilidad de contribuir y reparar.

Y en lo que concierne a no soportar a los niños, entendemos que esto puede

aprehenderse en los sentimientos inconscientes de venganza social y en los

dispositivos de derivación, como una forma de lo que hemos nombrado como los

circuitos de desprotección

No soportar a los niños significa que allí donde se dispuso la protección y el

cuidado se puso en marcha una venganza. Esa venganza tiene su fuente en

sentimientos inconscientes que corresponden a la sociedad en tanto sentimientos

públicos de venganza social y han encontrado dentro de las instituciones o

institucionalidades destinadas a la protección, no su interrupción, su evitación, su

prohibición, sino un modo particular de ponerla en marcha.

Otras de las formas que ponen en marcha el no soportar a los niños, lo constituye

la derivación. No per se, sino es su insistencia, su reiteración, su recurrencia, lo

que hace pensar que lo que está en juego no es tanto una indicación, un modo de

abordaje, sino la institucionalización de la derivación como uno de los modos de

no soportar.
267

La derivación en esta investigación aparece caso a caso, en muchos casos, como

envío a otro lugar, como desvío, como aquello que está precisamente en la

palabra, en el significado de la palabra y en su origen, pero que su reiteración, su

aparición en cada caso obliga a pensar no en un sentido clínico individual sino su

institucionalización que, según nosotros sostenemos, se corresponde con uno de

los modos que toma el no soportar a los niños. La derivación no como una

indicación que llevaría a un nuevo destino, no abriendo un nuevo cauce, sino más

bien pone en evidencia los modos en que derivar es dejar a la deriva como

institucionalización del no soportar.

1.2. LAS POSICIONES DE MUNDO Y LAS POSICIONES DE


INFRAMUNDO EN LAS INSTITUCIONES

Las consideraciones sobre lo insoportable, y fundamentalmente en su tercera

instancia, es decir, lo que se volvió visible y enunciable respecto de que hay

modos de no soportar a los niños, nos obligó a continuar y avanzar más en la

elaboración a la que dio lugar esta tesis.

Aparecen en el corpus de la investigación una serie de elementos dispersos que

tienen entre sí algo así como una coherencia, son contemporáneos entre sí y están

dispersos, pero nos damos cuenta de que obedecen a cierta configuración común.

Así, los niños y adolescentes en la institución de la protección pueden estar bajo

rejas, pueden ser golpeados, pueden ser mordidos por ratas, pero también pueden

ser sistemáticamente derivados, pueden no ser recibidos, pueden ser

desconocidos, pueden ser maltratados y también tratados mal, en esa magnífica


268

distinción y esa proximidad que se desprende de la compilación que realiza

Gribinski entre ser maltratado y recibir un mal tratamiento (Gribinski, 2014).

No se trata de decir, ni de sostener, que es lo único que podemos ver y que

podemos enunciar de la institución de la protección, es muy importante que esto

sea bien entendido. También podemos ver modos del cuidado, la protección, el

buen trato, el reconocimiento y los buenos tratamientos, pero esta tesis no

consiste en un balance. No se pregunta por cuánto de una y otra cosa, y por ende,

en esa ponderación concluir qué hay más y qué hay menos. Es conocida la

estrategia de mostrar «todo lo bueno» y también la de mostrar «todo lo malo».

Nos ubicamos en un lugar muy lejano de uno y de otro. A nosotros nos importa

comprender cuáles son las condiciones de posibilidad que hacen que en el

corazón mismo de la institución de la protección y del cuidado se erijan, visibles,

ni ocultas, ni secretas, prácticas que hemos nombrado como circuitos de

desprotección. Es extremadamente sorprendente esta presencia y no podemos

evitar la pregunta: ¿qué las hace posibles?

Y la pregunta qué las hace posibles supone preguntarse no solo por cuáles son las

condiciones que hacen que un sujeto, que un puñado de sujetos, incluso que un

número de sujetos indeterminado, sea capáz de poner en marcha prácticas de

desprotección, de descuido, inclusive de humillación, abuso o desprecio, ¿sino

qué hace posible que esto ocurra ante todos los demás? ¿Qué hace posible que

esto tenga una regularidad, una insistencia, una reiteración y que no sea

impedido, interrumpido o evitado?

Con ese fin nos propusimos pensar el mundo de las instituciones, de modo que lo

que llamamos el mundo institucional es un mundo regido por la ley estructurante


269

que permite la existencia de un orden colectivo en su dimensión social, o socio-

histórica, a la vez que producen un mundo, que es el de la institución, en el que

habita tanto la ley estructurante como los resabios de unos comienzos violentos

(del mismo modo que ocurre en el orden social más amplio). El hecho de que el

mundo de las instituciones sea la búsqueda de lo pacificado o de lo pacífico no

significa que no existan en él reservorios pulsionales y violencias que son

originarias. La violencia originaria, que dio paso a la construcción de las

sociedades humanas, perdura en las instituciones de la sociedad y son

constitutivas de su mundo. Las instituciones ofrecen a los individuos una

tramitación de su mundo pulsional, haciendo de las fuerzas más primitivas la

fuente de creaciones valoradas por la sociedad y que contribuyen al bien común.

Es el trabajo de las pulsiones sobre la institución y el trabajo de la institución

sobre las pulsiones lo que construye el mundo institucional.

Proponemos que en el mundo de las instituciones podemos encontrar lo que

denominamos posiciones de mundo y lo que llamamos posiciones de inframundo.

Esas posiciones son constitutivas del mundo de las instituciones pero operan en él

de modo diferente, con cualidades que les son propias y hacen en su interacción

un mundo posible o impidiendo que haya mundo en las instituciones.

Lo que llamamos las posiciones de mundo —en los sujetos y en los colectivos—

significa que impera una ley estructurante, los sujetos y los colectivos dan trámite

a un mundo pulsional que por efecto del trabajo de la institución se transforma en

un bien común. Las posiciones de mundo no omiten lo que hay de violencia

originaria en los lazos entre los hombres. Los sujetos y los colectivos en

posiciones de mundo no pueden escapar a un orden simbólico que asigna ciertos

significados a ciertos significantes a la vez que, por acción del orden imaginario,
270

las posiciones de mundo en las instituciones tienen la capacidad de inventar y de

crear nuevos órdenes simbólicos. Los sujetos en esta posición contribuyen con su

propia imaginación a que haya mundo en las instituciones. Estos sujetos, están

ellos mismos ligados a una ley estructurante para la sociedad e instituyen en el

mundo institucional esa ley todo el tiempo.

Pero existen, según hemos entendido a partir del análisis del corpus de la

investigación, en las instituciones de protección a la infancia (y quizás más allá de

ellas otras instituciones estén concernidas), lo que denominamos posiciones de

inframundo.

Las posiciones inframundo no son esas que hacen un trabajo pulsional en la

institución y en las que la institución hace un trabajo sobre las pulsiones, sino que

se constituyen como una descarga pulsional directa. No hay una permutación

entre las pulsiones y fines comunes, compartidos, valorados y valorables para la

vida colectiva, de modo que aparezcan como pura descarga. En las posiciones de

inframundo cayó la relación con esa ley estructurante, se produjo cierta

desligazón de esa ley y se puso en marcha otra legalidad.

Las posiciones de inframundo que se dan a ver en esta investigación pueden

considerarse del siguiente modo:

Son las que conciben al mundo de las instituciones como un lugar de encierro y

de castigo. Las que en lugar de interrumpir, como advertía Winnicott, ponen en

marcha una venganza. Es impactante lo que volvió visible la referencia que

consideramos a La Divina Comedia y la escritura que aparece en la puerta al

infierno: «Aquí no hay lugar para ninguna esperanza». Porque nos hace pensar
271

que, en las posiciones de inframundo, lo que ocurre es que no dan lugar a ninguna

esperanza.

Las posiciones inframundo existen en el mundo de las instituciones pero no son

constructoras de mundo institucional, en el sentido de un mundo regido por una

ley estructurante, sino que trabajan impidiendo que haya mundo en las

instituciones. Se trata de una puja entre las posiciones de mundo y las posiciones

de inframundo que, por otra parte, y por eso usamos la idea de posición, se dan en

cierta alternancia entre los sujetos y en los mismo sujetos. Lo que caracteriza una

posición es que puede perderse y puede recobrarse bajo determinadas

circunstancias y según las características de ciertos individuos.

Pero para que las posiciones de inframundo encuentren cierta regularidad se

requiere que existan otras condiciones de posibilidad.

1.3 CONICIONES DE POSIBILIDAD PARA QUE EL INFRAMUNDO


INSTITUCIONAL TENGA LUGAR

Hasta aquí hemos dado una argumentación sobre cómo se constituyen lo que

llamamos las posiciones inframundo, pero para que estas posiciones de

inframundo encuentren una regularidad, hace falta comprender otras condiciones

de posibilidad sin las cuales el inframundo no se vuelve regular y no encuentra

siempre y en alternancia sujetos capaces de encarnarlo. Es decir, la pregunta

simple: ¿qué hace que esto ocurra ante todos los demás?

Hemos considerado la presencia de una banalización del mal en las instituciones

de protección, y con seguridad más allá de ellas, en un orden social más amplio.
272

La idea de una banalidad del mal, Hannah Arendt (1961) la formula a partir del

análisis realizado al juicio de un teniente coronel de la SS, 74 Adolf Eichmann, en

el año 1961, en Jerusalén. El informe al que dio lugar el análisis de Arendt se

titula Eichmann en Jerusalén. Un estudio acerca de la banalidad del mal.

En la elaboración teórica que hemos realizado nos hemos corrido desde la

banalidad del mal postulada por Arendt hacia una idea de banalización del mal.

Hemos concluido que en las instituciones de la protección a la infancia en la

actualidad existen unas condiciones de posibilidad para que el inframundo

encuentre un lugar, y una de esas condiciones de posibilidad es la banalización

del mal en el mundo de las instituciones.

Se trata de una consideración firme que se ha desprendido de nuestro propio

trabajo de dilucidación sobre las instituciones. A nuestro juicio, el mal no se

banaliza por considerar seriamente que pueden haber motivos banales para actuar,

sino que nos muestra una hoja de ruta a través de la cual comprender cómo y bajo

qué condiciones el mal se banaliza.

Por último, del mismo modo que lo hicimos con la banalidad del mal,

considerada por nosotros más precisamente como la banalización del mal,

pusimos a consideración que, para que existan condiciones de posibilidad para las

posiciones inframundo en tanto regularidades tiene que existir, o existe de hecho,

en las instituciones de protección a la infancia una desmentida. Nosotros hemos

visto que desmentir el inframundo de las instituciones es una de sus condiciones

de posibilidad.

74 Organización militar, policial, política, penitenciaria y de seguridad de la Alemania nazi.


273

Una forma de la desmentida, siguiendo a Percia (2011), es la incredulidad. La

incredulidad dice: «no puedo creer que en un país que produce alimentos, haya

gente que se muere de hambre». (Pág. 189)

Otra forma de desmentida, es la consciencia escandalizada. «No es lo mismo la

consciencia desgarrada que la consciencia escandalizada. Mientras la consciencia

desgarrada invoca la pregunta que aloja lo insoportable, la consciencia

escandalizada descarga exclamaciones negadoras: ¡qué barbaridad! o ¡Ay, pero

qué horror!». (Pág. 190)

Y una última forma de desmentida la constituye el eufemismo.

El eufemismo es una suavidad del habla, la expresión decorosa de una idea cuya
directa y franca expresión sería dura y ofensiva para los oídos piadosos. El eufemismo
suele ser el habla de la violencia discursiva... El eufemismo es una cobardía de la
palabra que envía a otra en su lugar, para evitar las consecuencias funestas de su
presencia.
(Pág. 191)

Quizás esta tesis se haya apoyado en la constatación de la existencia de un

eufemismo.

Dicho de otro modo en las instituciones de protección a la infancia, operan ciertas

desmentidas que a veces toman forma de incredulidades, otras son consciencias

escandalizadas, en ocasiones se trata de eufemismos, todas formas que buscan

acallar lo insoportable.

De este modo quedan constituidas para nosotros, ciertas condiciones de

posibilidad para que el inframundo encuentre un lugar relevante en las

instituciones, al punto tal de poner en actividad el circuito de la desprotección allí

donde podría esperarse otra cosa.


274

BIBLIOGRAFÍA

Comisión Redactora. (1934). Código del Niño. Montevideo: Archivo General de la


Nación. Uruguay.

Abercrombie, N., Hill, S., & Turner, B. S. (1994). The Penguin Dictionary of Sociology.
Londres: Penguin Books.

Abrojo, E. (2010). www.elabrojo.org.uy. Obtenido de www.elabrojo.org.uy.

Agamben, G. (1996). Mezzi sensa fine. Note sulla política. Torino: Bollati Boringhieri.

Agamben, G. (2008). http://19bienal.fundacionpaiz.org.gt. Obtenido de


http://19bienal.fundacionpaiz.org.gt: http://19bienal.fundacionpaiz.org.gt/wp-
content/uploads/2014/02/agamben-que-es-lo-contemporaneo.pdf.

Agamben, G. (2010). Estado de excepción. Buenos Aires: Adriana Hidalgo Editora.

Aichhorn, A. (2006). Juventud desamparada. Barcelona : Gedisa.

Alberoni, F. (1981). Movimiento e institución. Madrid : Nacional.

Arendt, H. (2003). Eichmann en Jerusalén. Un estudio sobre la banalidad del mal.


Barcelona: Lumen.

Augé, M. (1996). El sentido de los otros. Barcelona: Paidós.

Augé, M. (2012). Futuro. Buenos Aires: Adriana Hidalgo Editora.

Bacigualpi, R. G. (1978). Protección social al menor en el Uruguay 1800-1935.


Montevideo: Universidad de la República.

Bárcia, R. (1981). Diccionario Etimológico de la Lengua Española. Barcelona:


Francisco Seix.

Baudelot, C. (2005). Los efectos de la educación. Buenos Aires: Del estante.

Bion, W. R. (1981). Volviendo a pensar. Buenos Aire: Paidós.

Bleger, J. (1967). Psicoanálisis del encuadre psicoanalítico. En Simbiosis y ambigüedad:


estudio psicoanalítico. Buenos Aires: Paidós.

Bollas, C. (2009). La sombra del objeto. Psicoanálisis de lo sabido no pensado. Buenos


Aires: Amorrortu.

Bollas, C. (2013). La pregunta infinita. Buenos Aires: Amorrortu.

Calderon, P. (2003). Michel Foucault por sí mismo. Obtenido de Videoteca de


Humanidades: www.doclecticos.blogspot.com
275

Castoriadis, C. (2005). Figuras de lo pensable. Buenos Aires: Fondo de Cultura


Económica.

Castoriadis, C. (2010). La institución imaginaria de la sociedad. Buenos Aires:


Tusquets.

Cerletti, A. (2008). Repetición, novedad y sujeto de la educación. Buenos Aires: del


estante.

Cheilier, M. (Compilador). (1992). Psicoánalisis y Educación. Lima: Biblioteca Peruana


de psicoanálisis.

Cortázar, J. (1963). Rayuela. Alfaguara.

Deleuze, G. (2013). Nota del traductor. El Saber. Curso sobre Foucault. Tomo I. Buenos
Aires: Cactus.

Deluze, G. (2013). El Saber. Curso sobre Foucault. Tomo I [1985]. Buenos Aires:
Cactus.

Deluze, G. (2014). El Poder. Curso sobre Foucault. Tomo II. [1985]. Buenos Aires:
Cactus.

Derrida, J. (1997). El Monolinguismo del otro. Buenos Aires: Manantiales.

Derrida, J. (1997). El tiempo de una tesis. Descontrucción e implicaciones conceptuales.


Barcelona: Proyecto.

Derrida, J. (1997). Mal de Archivo, una impresión freudiana (Londres el 5 de junio de


1994). Madrid: Trotta.

Derrida, J. (2010). Seminario La bestia y el soberano. Buenos Aires: Manantial.

Diccionario etimológico. (2001-2014). Obtenido de www.dechile.net.

Diccionario ilustrado VOX. Latino-Español. Español- Latino. (1995). Diccionario


ilustrado VOX. Latino-Español. Español- Latino. España.

Duschatzky, S., & Corea, C. (2002). Chicos en banda. Los caminos de la subjetividad en
el declive de las instituciones. Buenos Aires: Paidós.

Enriquez, E. (1989). El trabajo de muerte en las instituciones. En E. Enriquez, La


institución y las instituciones. Buenos Aires: Paidós.

Enriquez, E. (1990). Da Horda ao Estado. Psicanálise do Vínculo Social. Río de Janeiro:


Jorge Zahar Editor.

Ferenczi, S. (1984). Psicoanálisis Tomo III. El niño mal recibido y el impulso de muerte.
1929. En S. Ferenczi, Obras Completas. Madrid: Espasa-Calpe.

Ferenczi, S. (2012). Confusión de lenguas entre los adultos y el niño. 1932. Obtenido de
www.gruposclínicos.com

Ferrater Mora, J. (1941). Diccionario Filosófico. México: Atlante.


276

Foucault, M. (1969). Conferencia realizada el 22 de febrero de 1969 en la Sociedad


Francesa de Filosofía. ¿Qué es un autor? Francia.

Foucault, M. (1979). La arqueología del saber. Madrid: Siglo Veintiuno.

Foucault, M. (1996). La vida de los hombres infames. Buenos Aires: Altamarina.

Foucault, M. (1998). Las Palabras y las Cosas. Siglo Veintiuno Editores Argentina.

Foucault, M. (2008). Los Anormales. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.

Foulquié, P. (1976). Diccionario de Pedagogía. Barcelona: Oikos-tan.

Frazer, N. (1972). Manslaywers tabooed (Tabúes de los homicidas). En S. Freud, Obras


completas. Tomo V. Citado en Tótem y Tabú. 1912. Madrid: Biblioteca Nueva.

Freud, S. (1972). Análisis fragmentario de una histeria. Caso Dora. 1901 (1905) . En S.
Freud, Obras Completas Tomo III. España: Biblioteca Nueva.

Freud, S. (1972). Historia de una neurosis infantil. Caso del “Hombre de los lobos".
[1914]. En S. Freud, Obras completas. Tomo IV. Madrid: Biblioteca Nueva.

Freud, S. (1972). Tótem y Tabú [1912]. En S. Freud, Obras Completas. Tomo V. Madrid:
Biblioteca Nueva.

Freud, S., & López-Ballesteros y de Torres, L. (Traductores). (1999). El malestar en la


cultura. Barcelona: Alianza Editorial.

Freud, S., & López-Ballesteros y de Torres, L. (Traductores). (2000). Psicología de las


masas y análisis del yo. Barcelona: Alianza Editorial.

Frigerio, G. (2005). En G. Frigerio, Educar: ese acto político. En la cinta de Moebius.


Buenos Aires: Del estante. Serie Educar.

Frigerio, G. (2005). Educar: ese acto político. Buenos Aires: Del estante. Serie Educar.

Frigerio, G. (2007). Educar: (sobre) impresiones estéticas. Buenos Aires: Del estante.
Serie Educar.

Frigerio, G. (2008). La División de las Infancias. Ensayo sobre la enigmática función


antiarcóntica. Buenos Aires: Del estante.

Frigerio, G. (2010). Educar: Saberes alterados. Buenos Aires: Del estante. Serie Educar.

Frigerio, G. (2011). Educar: figuras y efectos de amor. Buenos Aires: Del estante. Serie
Educar.

Frigerio, G. (Setiembre de 2014). Edipo el (mal) querido. Trabajo presentado en el


Seminario Internacional del Doctorado en Educación. Edipo da ver y da a
saber. Entre Ríos, Entre Ríos, Argentina: Universidad Nacional de Entre Ríos.

García Méndez, E. (1995). Legislaciones infanto juveniles en América Latina: modelos y


tendencias. Montevideo.
277

García Molina, J. (2013). Dar (la) palabra. Barcelona: Gedisa.

García, S. (2008). Cambios y continuidades en las políticas de infancia en el Instituto del


Niño y Adolescente del Uruguay. Montevideo: Cuadernos de la ENIA. Trapiche.

Garrone, J. A. (1993). Diccionario Jurídico Abeledo-Perrot . Buenos Aires: Albledo-


Perrot.

Gaulejac, V. (2013). Neurosis de clase. Trayectoria social y conflictos de identidad.


Buenos Aires: Del Nuevo Extremo.

Gilberti, E. (2014). Incesto paterno/filial. Buenos Aires: Noveduc.

Goffman, E. (2012). Estigma. Buenos Aires: Amorrortu.

Golstein, R. (1978). Diccionario de Derecho Penal y Criminología . Buenos Aires:


Astrea.

Gorlero Bacigalupi, R. (1978). Protección social al menor en el Uruguay. 1800-1935.


Montevideo: Universidad de la República.

Green, A. (2007). Jugar con Winnicott. Buenos Aires: Amorrortu.

Green, A. (2014). ¿Por qué las pulsiones de destrucción o de muerte? Buenos Aires:
Amorrortu.

Gribinski, M. (2013). Qu´est-ce qu´une place? Penser/River.

Gribinski, M. (2014). Penser/River N.° 26. (E. D. l’Oliver, Ed.) Penser/River N.° 26.

Grimal, P. (1951). Diccionario de Mitología Griega y Romana. Barcelona, Buenos Aires,


México: Paidós.

Guyot, V., Marincevic, J., & Becerra Beltrán, M. (1996). Los usos de Foucault. Buenos
Aires: El francotirador ediciones.

Herman Melville, P. (1852). The Ambiguities. Harper Brothers.

Hesíodo. (2006). Teogonía. Trabajos y días. Buenos Aires: Losada.

Hounie, A. (2012). Conferencia inaugural. Actividades académicas 2012. Montevideo:


Facultad de Psicología Universidad de la República Uruguay.

http://nopcrea.blogspot.com.ar. (2009). Obtenido de


http://nopcrea.blogspot.com.ar/2009/08/concepto-de-tesis.html

Instituto Interamericano del Niño - OEA. (1972). http://www.iin.oea.org.

Kaës, R., Bleger, J., Enriquez, E., Fornari, F., Fustier, F., Roussillon, R., & Vidal, J.
(1989). La institución y las instituciones. Estudios psicoanalíticos. Buenos Aires:
Paidós.

Kammerer, P. (2000). Adolescents dans la violence. Francia: Gallimard.


278

Kaztman, R., & Filgueira, F. (2001). Panorama de la infancia y la familia en Uruguay.


Montevideo: UCU/IPES-IIN.

Klein, M. (2001). Envidia y Gratitud. En M. Klein, Obras Completas. Tomo III. Buenos
Aires: Editorial Paidós. Obtenido de Melanie Klein. Envidia y gratitud. Obras
completas Tomo 3. Editorial Paidós. Buenos Aires. 2001.

Klein, M., & Riviére, J. (1968). Amor, odio y reparación. Buenos Aires: Ediciones Home
SAE.

Korindfeld, D., & Villa, A. (2012). Juventud, memoria y trasmisión. Pensando junto a
Walter Benjamin. Buenos Aires: Noveduc.

Landsberg, P. T., Günter , L., Margalef, R., Progogine, I., Schatzman, E., & Wagensberg,
J. (1986). Proceso al azar. Metatemas - 12 Libros para pensar la ciencia. Editor
digital: Koothrapali.

Laplanche, J. (Primera edición 2006). El après-coup. Problemáticas VI. Buenos Aires:


Amorrortu.

Laplanche, J., & Pontalis, J. B. (1981). Diccionario de psicanálisis. Barcelona: Labor.

Le Breton, D. (2011). Conductas de riesgo. De los juegos de la muerte a los juegos de


vivir. Buenos Aires: Topia.

Legendre, P. (1996). El inestimable objeto de la transmisión. España: Siglo Veintiuno


Editores.

Legendre, P. (2009). Vues éparses. Entretiens radiophoniques avec Philippe Petit . Mille
et une nuits.

Loureau, R. (1980). El Estado y el inconsciente. Barcelona: Kairós.

Loureau, R. (1989). El Diario de investigación. Materiales para una teoría de la


implicación. Guadalajara: Universidad de Gualadajara.

Loureau, R. (2012). Obtenido de http://catedras.fsoc.uba.ar:


http://catedras.fsoc.uba.ar/ferraros/BD/20iys.pdf

Matza, D. (2014). Delincuencia y deriva. Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores.

Mauco, G. (1969). Psicoanálisis y Educación. Buenos Aires: Carlos Lohlé.

Morás, L. E. (2001). Los hijos del Estado. Montevideo: SERPAJ.

Namer, A. (2003). Espacio institucional y encuentro terapaútico. Montevideo: Trilce.

Nancy, J.-L. (2003). Corpus. Libros Arena.

Nasio, J. (2011). Los más famosos casos de psicosis. Buenos Aires: Paidós.

Naymark, M. S., & Adan Canadas , F. (1946). Diccionario Jurídico FORUM Tomo II.
Buenos Aires: Bibliográfica Argentina.
279

Nebot, J. R. (2004). Clínica Móvil: el socioanálisis y la red. Montevideo: Psicolibros.

Passeron, J.-C., & Revel, J. (2005). Penser par cas. Francia: Enquete.

Pennac, D. (2012). Diario de un cuerpo. Buenos Aires: Mondadori.

Percia, M. (2011). Inconformidad. Arte, política, psicoanálisis. Buenos Aires: La Cabra.

Phillips, A. (1997). Winnicott. Buenos Aires: Lugar Editorial.

PNUD. (1999). Informe de desarrollo humano. Montevideo.

PNUD; UNICEF. (2009). Observatorio de los derechos de la infancia y la adolescencia


en Uruguay 2009. Montevideo: UNICEF.

Pontalis, J.-B. (2005). Ventanas. Buenos Aires: Topia.

Pontalis, J.-B. (2007). Al margen de los días. Buenos Aires: Topia.

RAE. (2005). Diccionario panhispánico de dudas. Obtenido de


http://drae.es/palabras/deprivacion

Rancière, J. (2008). Prólogo. En J. Jacotot, La lengua de la emancipación al libro


Enseñanza universal. Lengua materna. Buenos Aires: Enseñanza Universal.

Real Academia Española DRAE. (2010). Diccionario de la Real Academia Española


DRAE. Obtenido de http://www.rae.es/: http://www.rae.es/

Rodríguez Nebot, J. (1994). Multiplicidad y Subjetividad. Montevideo: Nordan.

Rodríguez Nebot, J. (1995). En la Frontera. Montevideo: Multiplicidades.

Rodríguez Nebot, J. (2004). Clínica Móvil: el socioanálisis y la red. Montevideo:


Psicolibros.

Rodríguez Nebot, J. (2010). Clínica y Subjetividad. Montevideo: Psicolibros.

Roudinesco, E. (2010). La familia en desorden. Buenos Aires: Fondo de Cultura


Económica.

Saussure, F. (1945). Curso de lingüística general. Buenos Aires: Losada.

Segura Munguía, S. (1985). Diccionario Etimológico Latino-Español. Madrid: Anaya.

Skliar, C. (2003). ¿Y si el otro no estuviera ahí? Buenos Aires: Ediciones Marina Vilte.

Sófocles. (Traducción de García Gual). Versos.

Steiner, G. (Segunda edición 2001). Después de Babel. Aspectos del lenguaje y la


traducción. España: Fondo de Cultura Económica.

Subercaseaux, M. (1987). Diccionario de sinónimos, ideas afines, antónimos y


parónimos. Santiago de Chile: Alfa.

Tarde, G. (1906). Las leyes sociales. Barcelona: Sopena.


280

Varela, A. (2008). Paradojas en la infancia. Buenos Aires: Letra Viva.

Viñar, M. (1993). Fracturas de la memoria. Montevideo: Trilce.

Viñar, M. (2002). Psicoanalizar hoy. Montevideo: Trilce.

Viñar, M. (2009). Mundos adolescentes y vértigo civilizatorio. Montevideo: Trilce.

Winnicott, C. (1990 Edición en español). Introducción. En C. Winnicott, R. Shepherd, &


M. Davis, Deprivación y delincuencia. Buenos Aires: Paidós.

Winnicott, C. (2012). La posición depresiva. En C. Winnicott, La naturaleza Humana.


Buenos Aires: Paidós.

Winnicott, D. W. (1947). Nuevas reflexiones sobre los bebés como personas.

Winnicott, D. W. (1990). El desarrollo de la capacidad de preocuparse por el otro [1963].


En D. W. Winnicott, Deprivación y Delincuencia. Buenos Aires: Paidós.

Winnicott, D. W. (1990). La agresión y sus raíces [1939]. En D. W. Winnicott,


Deprivación y delincuencia. Buenos Aires: Paidós.

Winnicott, D. W. (1990). La tendencia antisocial [1956]. En Delincuencia y deprivación.


Argentina: Paidós.

Winnicott, D. W. (2006). Acerca de los niños. Buenos Aires: Paidós.

Winnicott, D. W. (2007). Algunos aspectos psicológicos de la delincuencia juvenil. 1946.


En El niño y el mundo externo. Buenos Aires: Paidós.

Winnicott, D. W. (2009). Exploraciones Psicoanalícas II. [1959]. Buenos Aires: Paidós.

Winnicott, D. W. (2009). Exploraciones Psicoanalíticas I. Buenos Aires: Paidós.

Winnicott, D. W. (2009). Nuevas observaciones sobre la teoría de las relaciones parento-


filiar. En D. W. Winnicott, Exploraciones Psicoanalíticas I. Buenos Aires:
Paidós.

Winnicott, D. W. (2011). Algunas reflexiones sobre el significado de la palabra


Democracia [1950]. En D. W. Winnicott, El hogar nuestro punto de partida.
Buenos Aires: Paidós.

Winnicott, D. W. (2011). La delincuencia juvenil como signo de esperanza [1967]. En El


hogar nuestro punto de partida. Buenos Aires: Paidós.

Winnicott, D. W. (2011). La integración del yo en el desarrollo del niño. [1962]. En D.


W. Winnicott, Los procesos de maduración y el ambiente facilitador. Buenos
Aires: Paidós.

Winnicott, D. W. (2011). La teoría de la relación entre progenitores e infantes [1960]. En


D. W. Winnicott, Los procesos de maduración y el ambiente facilitador. Buenos
Aires: Paidós.

Winnicott, D. W. (2012). La naturaleza humana. Buenos Aires: Paidós.


ANEXOS
II

1. PIEZAS DEL SEDIMENTO

JOHN

Cuando John ingresa a la institución, el asistente social que lo recibe


dice: «Cuando me ve me reconoce». Ya había estado anteriormente.
Esta vez ingresa por una crisis en la que le rompió el auto al padre.
Luego, a los meses, el padre será detenido y procesado por incesto
con la hermana menor, producto de una violación. John transitará
períodos de internación en clínicas psiquiátricas, y finaliza lo escrito,
con la espera de una derivación al área laboral de la institución.

John Silva nació el 14 de setiembre de 1987. Encontramos en su legajo un documento


titulado Historia del Niño en la Institución, que se desprende del Sistema Informático
de Información para la Infancia (SIPI), que muestra los movimientos de entrada y de
salida de los distintos servicios que hizo John.

Allí figura como fecha del primer ingreso al sistema de protección el 1 de setiembre
del 2000 cuando faltaban días para que cumpliera sus 13 años.

Entre esa fecha y el 14 de febrero del 2005 no aparece ningún registro escrito, solo la
planilla que emite el sistema informático la cual indica que, en ese período de casi
cinco años, John transita por siete servicios del sistema, tiene cinco internaciones en
clínica psiquiátrica y dos internaciones en clínicas para el tratamiento de adicciones.
En total, en ese período registra 25 fugas distribuidas en los servicios en los que
estuvo.

14 de febrero

Entrevista de la asistente social con John: «Cuando me ve me reconoce y pregunta si


me acuerdo de él. El año pasado, aproximadamente en el mes de mayo, estuvo
internado en nuestro Centro, mientras atravesaba por el proceso de selección para
ingresar a una clínica de tratamiento de adicciones. Culminó el proceso en forma
exitosa, pero no pudo sostener el tratamiento. Estando internado recibía visita de su
III

padre y de su hermana Mariela de 19 años, quien se encontraba cursando su primer


embarazo.

En relación al motivo de su ingreso, John relata haber roto el auto de su padre,


estando bajo efectos de drogas (se encontraba inhalando nafta). En realidad el joven
hace un relato de todas las situaciones de conflicto vividas junto a su padre, las
cuales siempre aparecen vinculadas a su consumo de distintas drogas, marihuana,
cocaína, pasta base, inhalantes. Declara haber estado en la casa de Rómulo Martínez
(papá de Agustín González), unos días, le robó el celular y dinero, luego huyó, el
padrastro le hizo la denuncia en la seccional correspondiente, con la consiguiente
conducción al juzgado. Es entregado nuevamente al padre, quien se ha mudado de su
antiguo barrio vendiendo la casa (no aportó datos de los motivos de dicha mudanza).
El padre actualmente convive con su hija Mariela, su nieto, en una casa alquilada
próximo a la seccional X (no tiene teléfono hay que citarla a través de la seccional).

En este período John comentó haber estado en contacto con su madre, quien a su vez
convive con su abuela y con su pareja. John muestra una actitud ambivalente en este
sentido, le gustaría irse con su madre pero sabe (él lo dice) que le ocasionaría
problemas ya que no se lleva bien con el padrastro.

Respecto a su relación con su padre, dice no querer regresar con él porque siempre
lo hace descontrolarse (el padre le pone límites con el tema del consumo y
aparentemente lo habría echado de su hogar).

La impresión clínica revela que John se encuentra muy deteriorado, sin poder
manejar el tema del consumo. Sería importante realizar una entrevista con el padre
para evaluar la situación».

7 de marzo

Informe de la asistente social: «Vino el padre de John, no se mantuvo entrevista, yo


no me encontraba en el hogar. El padre canta en los ómnibus, dejó dicho que quiere
venir a animar a los chiquilines».

8 de marzo

Informe psiquiátrico: «Adolescente de 17 años que ingresa por consumo de drogas.


Desde su ingreso ha estado compensado, tranquilo. No crisis ni alteraciones
conductuales. No alteraciones del estado de ánimo. Pensamiento funciona
adecuadamente, cumple las pautas, se relaciona bien. Al no presentar elementos de
agudeza se otorga alta psiquiátrica. Se sugiere consulta con el Dpto de adicciones, de
División Salud para la posibilidad de tratamiento especializado. Medicado Nozinan
25 (X3)».
IV

6 de abril

Nota de la asistente social y del padre: «Por la presente se hace constar que el joven
John Silva, se encuentra de licencia bajo la responsabilidad de su padre, el mismo
deberá comunicarse con este Hogar ante cualquier irregularidad.»

20 de junio

Entrevista de asistente social con John: «Problemas con Mario, esposo de Mirta una
hermana. El padre fue procesado por violación y otros delitos, dice que tiene el
consumo controlado. Estuvo en la casa del abuelo materno, jubilado municipal, la
hermana Mirta vive al lado del abuelo. Dice que estuvo en la puerta de emergencia
del hospital, tenía neumonía»

22 de junio

«El día de la fecha el joven John Silva se queda de licencia a cargo de su madre la
Sra. María Rubio, según voluntad del joven»

23 de junio

Notas de registro diario en el Hogar sin firmas: «Reingresa voluntariamente traído


por Diagnóstico. Queda registrado el celular de la suegra».

26 de julio

Informe en clínica psiquiátrica: «Adolescente de 17 años, que ingresa el 8/7/05,


procedente de Hogar por consumo de sustancias.

Varias internaciones en este servicio.

En la clínica ha evolucionado bien, no presenta elementos de abstinencia física ni


psíquica. No trastorno de conducta.

En suma, no elementos de agudeza que ameriten su permanencia en este centro. Se


otorga alta psiquiátrica. Medicado Nozinan 25 (X3)».

26 de agosto

Informe de Psiquiatra en el Hogar: «Episodios reiterados de heteroagresividad grave,


que surgen espontáneamente sobre humor-afectividad inestable. Deprimido-
angustiado ante mínimas asperezas con pares. Historia de vida de abandono materno
remoto persistiendo actitud de rechazo de esta. El único referente afectivo se
encuentra preso por presunto incesto.

En suma: Ingreso a clínica psiquiátrica.»


V

27 de setiembre

Informe en clínica psiquiátrica: «Joven de 17 años que ingresa el 5/9/05, proveniente


de Hogar por reiteradas crisis de heteroagresividad.

Tiene antecedentes de varias internaciones en este Centro.

En la clínica ha evolucionado bien, han desaparecido sus alteraciones conductuales.


No crisis. Buen estado de ánimo. Se alimenta y duerme bien, no genera conflictos.

Medicado con: Litio 300 (X3), Sertralina 50, Risperidona 1 com 8 y 20 hs, Nozinan
25 (X3)».

17 de octubre

Notas de registro diario en el Hogar sin firmas:

«Su hermana no lo volvió a llamar ni a visitar.

Entrevista con departamento laboral urgente.

El jueves que viene quiere ir a visitar a su padre

Mirta (su hermana) anda a la deriva.

Comunicación con Nilda Ballesteros (no se identifica quien es): ella tiene problemas
económicos, no tiene medios para subsistir, tampoco tiene lugar».

19 de octubre

Notas de registro diario en el Hogar sin firmas:

«Comunicación con su tío, para intentar conseguir datos de Mirta, no se encuentra,


llamar luego de 19:30».

20 de octubre

Notas de registro diario en el Hogar sin firmas:

«Ahora John dice que quiere ubicar a su madrastra para ver si puede ir con ella.

El lunes 24/10 entrevista con Departamento Laboral hora 10».

26 de octubre

Informe del asistente social: «INFORME DE SITUACIÓN DE JOHN SILVA:

Por la presente se eleva informe para dar respuesta a solicitud de Juzgado Ldo 1°
Instancia Familia Especializado.

John Silva es un joven de 18 años, cumplidos recientemente, quien se encuentra


atendido en este Centro.
VI

Proviene de un núcleo familiar compuesto por:

Su padre: Ernesto Silva, 43 años, músico ambulante, actualmente procesado con


prisión.
Su madre: Juana Quique, 43 años, meretriz.
Hermanos: Mirta Silva, de 19 años, en pareja con un hijo de un año.
Juan Silva, de 16 años atendido por otro Hogar de Inau
Elizabeth Quique, 23 años, en pareja.

Los padres de John se separan cuando él tenía dos años. La mamá se va y los chicos
quedan un tiempo a cargo de la abuela paterna en Tacuarembó. Su padre conforma
una nueva pareja y los chicos vuelven a vivir con su padre. El señor Silva fue quien
se hizo cargo de la crianza de John. El vínculo con la madre siempre fue muy
esporádico.

En el comienzo de la adolescencia John comienza con problemas de conducta, que se


manifiestan fundamentalmente a través del consumo de sustancias sicoactivas. Su
consumo generaba muchas veces episodios de heteroagresividad, con peleas y
roturas de cosas, también con robos intrafamiliares y hurtos. Presenta un
policonsumo.

John intenta un tratamiento de consumo, primero en Tacuarembó, no sosteniéndolo.


Ingresa al INAU en agosto del 2003, en el Hogar de Ingreso X pasando luego a otro
Hogar. En esta etapa mantiene siempre vínculo con su padre y hermanos. En agosto
de 2004 se da un traslado a XX (otra clínica de tratamiento de adicciones), no logra
sostener tampoco el tratamiento.

En febrero de este año, tiene el primer ingreso a este Centro. Continúa el consumo y
problemas de conductas asociados. El joven no acepta la internación en ese momento
y se logra instrumentar una licencia con su padre, con tratamiento ambulatorio. En
principio, esa estrategia funciona adecuadamente, John se mantiene alejado del
consumo, trabaja con un amigo del padre en la construcción, no presenta conflictos
vinculares.

En junio, su padre es procesado con prisión por una denuncia de violación que
realiza su hija Mirta. Esto corta la estrategia planteada, además de constituir un
impacto emocional importantísimo para John. Se mantiene un par de semanas, sin
volver al Hogar, viviendo en una pensión con unos conocidos. Vende en los ómnibus
y con eso puede subsistir.

Una discusión con el encargado de la pensión, culmina con el regreso de John al


Hogar. Cursa desde entonces dos internaciones en Clínica Psiquiátrica (había
cursado otra en febrero del corriente) por episodios reiterados de crisis de
heteroagresividad, sobre una situación afectiva de gran inestabilidad. Vale constatar
que el joven logra reflexionar sobre su situación y siempre es internado con su
consentimiento, aceptando ayuda. Con la medicación adecuada John logra
evolucionar bien en la Clínica.

Desde su última alta, regresa al Hogar, hace aproximadamente un mes. Se encuentra


estable, acepta la medicación. Retoma en División Educación un taller de artesanías
en cuero, tiene prevista entrevista con Depto Laboral para pensar posible estrategia
en esa área.

Se intentan algunas estrategias de apoyo familiar que puedan acompañar a John sin
éxito.
VII

- Su madre nunca tuvo un rol de cuidado del joven, en una oportunidad se intentó una
licencia con ella ante la insistencia de John, la cual duró menos de una hora. De
todas formas la señora se mudó recientemente no teniendo datos de ella.

-Su padre en prisión (posiblemente una condena de 8 años)

- Su hermana mayor, no mantiene contacto con el joven hace tiempo y John tiene muy
mal vínculo con su cuñado.

-Su hermana Mirta, se comunica telefónicamente planteando su interés y el de su


pareja de egresar al joven. A pesar de algunas dificultades (como ser el hecho de
haber denunciado la joven a su padre, lo cual coloca a John en un conflicto
importante sobre a quién creer, y cómo vincularse con cada una de las partes) John
se muestra interesado en esa posibilidad. Transcurridas tres semanas no vuelve a
comunicarse. No tenemos datos actuales de su paradero.

-Su hermano se encuentra en otro Hogar pero sobre todo en situación de calle.

-Su familia de Tacuarembó, no acepta hacerse cargo del joven, por problemas
económicos y vinculares.

Esto nos enfrenta a la situación de estar ante un joven de 18 años, que no tiene
referentes familiares, ni personales que lo puedan acompañar en un egreso, ni
tampoco cuenta actualmente con herramientas adecuadas para hacerlo por sí solo.

En suma:

John es un joven de 18 años, recientemente cumplidos, que se encuentra internado en


la institución del el 2003 (con varias interrupciones) por dificultades de conducta,
vinculadas al consumo de sustancias psicoactivas y a su fragilidad emocional,
producto de una situación familiar conflictiva.

Es un joven que con medicación adecuada, logra estabilizarse y proyectarse en forma


positiva. Tiene un buen nivel intelectual, ha finalizado primaria, no continuando sus
estudios por las dificultades anteriormente planteadas, pero con buen potencial. No
cuenta con referentes familiares que puedan apoyarlo, acompañarlo en un proyecto
de egreso autónomo, ya que el único referente estable su padre, está en prisión hace
aproximadamente cinco meses.

Ante esto estamos gestionando la posibilidad de un traslado a un programa de egreso


de una institución en convenio con el INAU».
VIII

JUAN PABLO

Juan Pablo llega con 8 años al sistema de protección, traído por una
tía, quien había estado a cargo de su cuidado desde hace un tiempo.
Nos muestra los modos en que un niño es deprivado de uno de los
pocos vínculos que había logrado construir. Vemos la experiencia de
la crueldad y del abuso, y los modos en que un niño expresa lo que se
le vuelve insoportable. Los intentos fallidos de la trama parental por
cuidar durante un período que se extiende por seis años. Lo escrito
finaliza con la solicitud de que Juan Pablo sea derivado a un centro
para niños más grandes, solicitud que es denegada.

Juan Pablo Menéndez Peña nació el 25 de junio de 1992. Ingresa por primera vez al
Sistema de Protección a la Infancia y la Adolescencia el día 25 de julio de 2000 a sus
ocho años.

2000

25 de julio

Ingresa por primera vez al Sistema de Protección y el mismo día figura «salida no
autorizada» (fuga). No aparece más información.

2003

16 de julio

Traslado del menor: «dificultad de relación menor-adulto/adulto-menor»

Informe del asistente social sobre actuaciones: «En el día de hoy se presenta al
Centro de Ingreso, la Sra. Isabel Castillo con su sobrino Juan Pablo Menéndez Peña
de 12 años de edad, planteando que no puede seguir haciéndose cargo de él y desea
internarlo en el Sistema INAU.

Juan Pablo de 12 años es hijo de la Sra. Elena Peña y del Sr. Fermín Castillo.

La pareja se separa a los pocos meses de vida de Juan Pablo, la Sra. pasa a vivir con
el Sr. Juan Pablo Castillo, quien reconoce al niño y el papá fue detenido. A los seis
meses de edad Juan Pablo pasa a vivir junto a su abuela materna, con su hermana y
otros hermanos menores. Cuando el papá sale de la cárcel, Juan es entregado por su
padre a una ex compañera suya hasta los 9 años aproximadamente (allí el niño
IX

habría sido abusado sexualmente por el hijo de esta señora). Dadas las condiciones
en que se encontraba en esa casa donde no se responsabilizaban de su cuidado y
protección desde la escuela se hace denuncia al Sistema de Protección INAU.
Mientras se le conseguía ubicación Juan Pablo estuvo viviendo un mes
aproximadamente con una de las maestras de la escuela. En ese período, se logra
ubicar a la familia materna, Sra. Isabel Castillo, quien estaba casada con el Sr.
Cristian Díaz y no tenían hijos. Esta pareja resuelve hacerse cargo del niño.

Hace 5 meses el Sr. Díaz fallece y Juan Pablo queda viviendo solo con su tía.

Juan Pablo presentaba algunas dificultades de conducta, por lo que comienza a ser
atendido en División Salud, hasta la fecha con Dra. Murillo (tiene fecha para
atenderse nuevamente el próximo 30/7).

Las dificultades económicas y las condiciones en el manejo del niño, hicieron que la
Sra. Isabel Castillo tome la decisión de no seguir haciéndose cargo de Juan Pablo.
Esto no significa una desvinculación, la Sra. se compromete con el niño a llamarlo,
visitarlo y pasar tiempo con él.

La Sra. Castillo está desbordada por esta situación y frente a la conducta de Juan
Pablo reacciona violentamente, no pudiendo poner límites en forma adecuada.
Reconoce que lo golpea.

Pensamos que habría que seguir trabajando el vínculo de Juan Pablo con su tía, ya
que es el único referente que él tiene.

Su papá, el Sr. Castillo no está en condiciones afectivas y económicas para poder


hacerse cargo de Juan Pablo. No lo llama ni lo visita desde hace varios meses.

En el día de hoy no logramos que la Sra. Castillo revisara su decisión, aparece como
muy rígida y decidida.

Se resuelve así el ingreso al Hogar.

Según la Sra. Castillo, la medicación que el niño toma es Risperidona 1mg. 1


comprimido de mañana y uno de noche, Carbamazepina 200 mg. 1 de mañana y 1 de
noche.

P.D. Está cursando 3° año escolar».

17 de julio 2003

Registro social del asistente social: «Se mantiene instancia de entrevista con el niño,
quien ingresó a este centro el día de ayer.

Dice llamarse Juan Pablo Menéndez Peña y tener 11 años.

Integra un grupo familiar compuesto por el propio Juan Pablo y sus tíos, Isabel
Castillo (30) y Cristian Alejandro Díaz (37). Aunque aclara que su tío falleció el
último 4 de febrero, Juan Pablo lo recuerda con precisión pues él había sido
atropellado por una camioneta el día anterior. El tío estaba muy enfermo “mi tía no
quería ver cómo él se moría. Ahora está en el cielo con Dios”.

Juan Pablo compartía muchas cosas con su tío, tales como trabajo e iglesia.
X

La familia participa de las actividades de la Iglesia Pentecostal, miércoles y sábados


van a una iglesia ubicada en su barrio y los domingos van a otra más grande. Espera
con ansiedad la visita de su tía puesto que esta le prometió traerle una biblia, “todos
los niños de acá van a conocer a Jesús”.

El tío se desempeñaba como clasificador de residuos, salía con un carro tirado por
caballos junto a dos perros. Juan Pablo lo acompañaba ocasionalmente en estas
salidas y lo acompañaba al puesto de la feria. Vendía repuestos de motos, ruedas de
todo tipo y cosas que recolectaba el tío.

La tía por su parte trabaja en una clínica y también lo acompañaba a la feria.

Ante la pregunta, Juan Pablo responde que aún quiere mucho a su tío, y que era con
él con quien pasaba gran parte del día. “Era muy joven y alto”. “Yo también voy a
ser clasificador o mecánico.” “Mi familia vive en un asentamiento.”

Juan Pablo aporta que están haciendo las calles y poniendo el agua. Hay un
merendero, al cual a veces concurría.

Pero Juan Pablo no siempre vivió con sus tíos, el próximo 25 de agosto harían tres
años.

Juan Pablo relata parte de su historia. Es hijo de Elena Cristina Peña y Fermín
Castillo Fernández. Aunque fue reconocido por otra persona.

Su madre lo habría abandonado cuando contaba con 6 meses de vida, “mi abuela me
levantó del cante y me llevó a vivir con ella”.

Juan Pablo estuvo junto a su abuela Juana (“Niní”) hasta los 7 años, momento en
que su padre salió de la cárcel y se lo llevó porque no quería que viviera con la
abuela.

Juan Pablo fue llevado por su padre a una casa junto a personas que no conocía.
“Allí pasé muy mal.” “Me hicieron cualquier cosa.” Juan Pablo se angustia y no
quiere hablar.

Juan Pablo tiene 6 hermanos por parte de padre: Ignacio (14), María Noel (12), Juan
Pablo (11), Federico (8), Alberto (2) y Maicol que falleció.

Juan Pablo pudo referenciar a su maestra lo que estaba sucediendo en esa casa y lo
ayudaron.

Juan Pablo iba a ser ingresado a un hogar de la Iglesia Católica, cuando su tía
Isabel le propuso hacerse cargo de su cuidado.

En estos últimos tres años Juan Pablo no tuvo contacto con su padre. El mismo fue
citado por su tía para discutir sobre la situación del niño, pero el padre no se
presentó.

Juan Pablo tiene muy claro los motivos de ingreso a este centro. “Mi tía me internó
porque me portaba mal, yo no le hacía caso.”

Juan Pablo admite su conducta, aunque también alega que cuando él se portaba bien
en el barrio hay más niñas que hablan mal de él y su tía les cree.

Juan Pablo cursaba 3.° año en el turno matutino. Sus maestras se llaman Miriela y
Fernanda. Expresa que llevaba bien los cursos escolares, pero también tenía
dificultades con sus compañeros. Constantemente lo acusaban de participar de
XI

peleas, pero Juan Pablo alega que él no era quien comenzaba las peleas. No puede
explicar por qué era agredido por sus compañeros. El nunca los insultaba o agredía.

Según sus expresiones, su tía había intentado modificar su conducta de diversas


formas: “mi tía me rezongaba o ponía en penitencia y yo no marchaba”, “me pegaba
y tampoco marchaba”. Fue acompañado por ella a consulta con la Dra. Murillo en
División Salud. Juan Pablo expresa que debe volver a consultar el próximo 30 de
julio.

Hace dos meses le indicó una medicación (carbamazepina y risperidona)

Juan Pablo niega pasar mucho tiempo en la calle con excepción de cuando era
enviado a hacer mandados.

Expresa estar dispuesto a hacer cambios en su comportamiento, comprometiéndose


con su tía a portarse bien, si reincorpora a su familia.»

Informe del asistente social: «Se comunica con este Centro la Sra. Isabel Castillo
citándola para entrevista el martes 22/07/2003. Se le solicita número telefónico
donde poder ubicarla en caso de emergencia, proporcionando el de un vecino a su
domicilio y el de su trabajo (lunes, miércoles y viernes de mañana).»

22 de julio de 2003

«Resumen de internación: Peso 28.400 k., talla 131,5 y su edad 11 años. Talla y peso
bajo. Lúcido y palidez. Sin SFR, bien hidratado y percudido. Algunos estertores
húmedos disminuidos en ambos corpus.

Asd. algo distendido. Sin misconegalias.

BF: Congestiva

Focos sépticos dentarios.

Cursa 3er. año escolar. Toma medicación Carbamazepina 200 mg. Risperidona 1 mg.

Se solicita hemograma con clasificación VDR-HIV.»

Registro de entrevista psicosocial con la psicóloga y el asistente social: «Se presenta


la Sra. Isabel Castillo, de 30 años de edad, E.C. Viuda, se desempeña como
doméstica.

La Sra. es la tía paterna de Juan Pablo.

La madre del niño abandonó el hogar cuando el niño era bebé.

El padre estuvo preso por homicidio. Cuando salió lo dejó en una casa donde además
había otros hijos no de la misma edad de Juan Pablo y dos adolecentes. En ese lugar
estuvo unos meses, hasta que pide ayuda porque no podía más vivir en esa situación,
lo mandaban pedir, lo maltrataban, no estaba en todo el día.

Aparentemente se lo quitan a la abuela “por orgullo”. También recibió abuso por


parte de uno de los adolescentes que vivía en esa casa.

Juan Pablo en un Centro Diurno al que iba intercambiaba bolitas por sexo oral.

También sucedió en la casa de la Sra. con otros vecinos (niños de su edad).


XII

En ese momento la Sra. decide sacarlo del Centro Diurno.

Era atendido con la Dra. Murillo, fue derivado por trastornos de conducta, lo
derivan a División Salud, la Dra. lo deriva a un psicólogo.

Fue atendido por otro psicólogo, estuvo en lista de espera en División Salud, le
dijeron que eso no era para allí.

En mayo lo llevan por la Escuela a una ONG. El Psicólogo Ricardo Puyol lo atendía
en su domicilio particular (el último período del año 2002) por falta de cupo lo
deriva a otro colega donde la Sra. finalmente no consulta.

Luego consulta en la Policlínica.

Tomaba Carbamazepina 200 g. y Risperidona.

Trastornos de conducta: Problemas de agresividad en la escuela, se sentía atacado


por todo en general que los demás le hacían.

Concurría a la Escuela, tercera vez 1.° año. Conflicto con maestra porque él
maltrataba a los niños, ella consigue la derivación y se involucra bastante, la
maestra.

Él aprende rápidamente pero también se olvida.

Se le realizó estudio pedagógico.

Luego fue promovido a 3.° año.

Actualmente en 3.° bajó el nivel en todas las áreas, especialmente en expresión


escrita.

Problemas en sus mentiras. ¿Mitomanía?

Se lo percibe mucho más agresivo.

Problemas graves de límites, hacía como quería, se iba a la calle.

Hace un mes que empezó todo esto, hace 2 meses que empezó a marchar mal en la
escuela.

Hace 5 meses que falleció mi esposo.

Yo sentía que no tenía control sobre él.

Niega que el niño esté afectado por la muerte de su tío.

Mi esposo quería que yo entregara a Juan Pablo y hubo un cierto distanciamiento


entre ellos.

Necesitó tomar una figura masculina.

El esposo de ella falleció por HIV.

Dice que apeló a su hermano que la apoyaría con el niño.

Abuela paterna: Juana Fernández.

Yo no pretendo abandonarlo, le expliqué que yo lo podría visitar.


XIII

Me he sentido sola sin saber cómo hacer, yo fui consciente de que él necesitaba
ayuda.»

En el registro diario del asistente social aparece: «En el día de la fecha, 22 de julio de
2003, se mantiene instancia de entrevista con la Sra. Isabel Castillo (30 años, viuda).
El vínculo en relación al niño es tía paterna, y su responsable por los últimos tres
años.

La señora es hermana del padre biológico de Juan Pablo pero solo por parte de
padre, motivo por el cual casi no tuvo vínculo con el niño durante sus primeros años
de vida.

Juan Pablo y su hermana María Noel fueron criados por su abuela paterna hasta que
este tuvo 7 años, mientras el padre estaba preso por homicidio.

Cuando sale en libertad la señora demandó a su hijo que se hiciera responsable de


los niños.

En opinión de la Sra. Isabel, su hermano se llevó a ambos niños por orgullo, pero
mientras que conservó a la niña consigo, entregó a Juan Pablo al cuidado de una ex
pareja, con quien tenía un hijo. En esa casa aparte del hermano de Juan Pablo de su
misma edad, vivían otros dos adolescentes y un hombre joven concubino de la señora.
Este señor era hijo de quien había sido asesinado por el padre de Juan Pablo.

De esta etapa que duró algunos meses, Juan Pablo relata que vivió en una total falta
de atención y cuidados. Era enviado a la escuela sin abrigo, sin higienizar, además
era exigido que ejerciera la mendicidad para lograr su sustento. Tiempo después
Juan Pablo pudo expresar que uno de esos adolescentes lo obligaba a mantener
relaciones sexuales.

Juan Pablo pudo solicitar ayuda a su maestra, quien lo alojó en su casa y habría
iniciado trámites para su ingreso a un Hogar estable.

La tía enterada de esta situación, se ofreció a acompañarlo, pese a que no mantenía


un vínculo estrecho con Juan Pablo. Su idea era visitarlo seguido, no dejarlo
abandonado en una institución pero la Sra. Isabel expresa que fue entrevistada por
asistente social y psicóloga en el local escolar, quienes la habrían convencido de
hacerse cargo de Juan Pablo en forma permanente. Le habrían ofrecido
acompañarla en el proceso, seguimiento psicológico Juan Pablo así como ayuda
económica. La tía siente que luego “se lavaron las manos” cuando demandó su
apoyo.

Argumenta que nadie le explicó a qué se enfrentaba sobre las dificultades que
podrían surgir. Ella no esperaba que Juan Pablo tuviese tantos problemas de
conducta.

Juan Pablo fue incorporado a la familia que constituían su tía y esposo, Sr. Cristian
Alejandro Díaz (37). Tienen constituido domicilio en el asentamiento. La tía se
desempeña como limpiadora en una clínica y el tío era hurgador y vendía en la feria.

Juan Pablo continuó en la escuela, este año cursaba 3.° grado en el turno matutino.

Cuando comenzó a convivir con sus tíos, cursaba 1.° año por tercera vez. Según su
tía, Juan Pablo presenta problemas de aprendizaje.
XIV

En el año 2001 fue estudiado por la maestra especializada. Juan Pablo pudo pasar de
año, gracias a los esfuerzos del niño y tíos, en cuanta a copiar, repetir, reforzar
conocimientos.

La maestra del año pasado realmente se involucró en el tratamiento, consiguió a


través de una ONG apoyo psicológico para Juan Pablo. La del presente año no tuvo
un buen enganche con el niño. Además tenía que hacerse eco de las quejas de los
otros padres respecto a la conducta de Juan Pablo.

Respecto a los problemas surgidos en la escuela las explicaciones del niño a su tía
era que “todos sus compañeros le hacían algo” por lo que tenía que defenderse. Las
peleas eran continuas.

La tía expresa haber buscado ayuda para el niño. Juan Pablo desde hace dos años es
tendido por la Dra. Murillo, pues pediatra de la policlínica recomendó que fuese
atendido por psiquiatra infantil. Juan Pablo ingería medicación psiquiátrica
(carbamazepina y risperidona) La Dra. Murillo sugirió apoyo psicológico pero el
niño quedó en lista de espera en la División Salud de INAU y luego un administrativo
le dijo a la tía que allí no brindaban terapia psicológica.

El segundo semestre del año 2002 fue atendido por el Ps. Ricardo Puyol de la ONG
quien lo atendía en su domicilio. Este año no pudo seguir por falta de cupo, por lo
que solicitó terapia a través de la Parroquia del Barrio. La misma al día de hoy no
había sido concedida también por falta de cupo.

El tema del abuso sexual del que habría sido objeto Juan Pablo surgió a raíz de un
problema del Centro Diurno al que concurría. Ahí le fue transmitido a la tía que Juan
Pablo cambiaba bolitas por sexo oral a otros niños de su edad.

La Sra. Isabel optó por sacarlo del centro como forma de preservarlo, pues era
señalado como “marica”. Algo parecido habría ocurrido con otros niños vecinos al
domicilio, pero en términos muy confusos.

Respecto a la determinación de internar a Juan Pablo en este centro, la Sra. Isabel


expresa que pese a que siempre estuvieron estos problemas de conducta de Juan
Pablo, los mismos se incrementaron en estos últimos meses y que se ha visto
desbordada. Argumenta que se encuentra sola y que no puede poner límites al
comportamiento de su sobrino.

La señora no puede pensar en que este incremento pueda coincidir con la ausencia
del tío y con que Juan Pablo esté transitando el duelo.

El esposo de la tía falleció hace cinco meses, a consecuencia de estar infectado de


HIV.

La última vez que el señor salió del hospital fue para ver a Juan Pablo y tío y sobrino
pudieron quedar en buenas relaciones.

Pero la tía niega el cariño que Juan Pablo expresó sentir por el tío a esta asistente
social, pues su esposo pese a que lo recibió y lo quería mucho cuando veía que Juan
Pablo no respondía dejó de involucrarse en su educación. Expresa haber tenido
dificultades de pareja pues su esposo quería que Juan Pablo ingresara al Sistema
INAU.

“Yo ahora estoy sola”. En sus ausencias por motivos de trabajo Juan Pablo hacía
cualquier cosa, la enfrentaba. El niño ya no responde a la puesta de límites, hace
todo lo contrario a lo solicitado.
XV

Demandó la colaboración de la abuela del niño Juana Fernández, comentándome lo


sucedido y su determinación de internarlo pero la abuela se mostró indiferente. En su
opinión la señora ha puesto una barrera para no involucrarse con lo sucedido con
sus nietos, su hijo ha intentado dejarle a María Noel (12) nuevamente y esta se negó.

Habló sobre el tema con Juan Pablo, y aunque al principio no quería, habría
aceptado por la promesa de su tía de visitarlo frecuentemente.

No le transmitió que esto fuera algo momentáneo como cree Juan Pablo, sino algo
permanente.

Cuando se la confronta con la situación de que Juan Pablo es nuevamente


abandonado, reivindica el rol que ha ejercido hasta el momento, su incapacidad para
dar respuesta a lo que Juan Pablo necesita. Argumenta que la institución no le ha
ofrecido apoyo no con terapia para el niño.

Por el momento su decisión es firme, trae consigo todos los documentos, elementos
escolares y ropas de Juan Pablo. Solicita horarios flexibles de visita, pues por su
actividad laboral sería más fácil concurrir los días lunes, miércoles y viernes.

Durante la entrevista conjunta entre tía y sobrino. Juan Pablo se mostró muy
angustiado. Ambos se emocionan.

Se le transmitió al niño lo conversado con su tía sobre las visitas y que deberá
permanecer en este centro un tiempo prolongado.

Juan Pablo no pudo expresar nada al respecto, accediendo a que la visita se llevara
a cabo a solas con su tía.

En esta instancia ambos conversan y salen a la calle a paseas y a buscar golosinas.


De regreso de la misma, el niño se mostraba tranquilo y distendido».

La asistente social llama a la Escuela y registra: «La secretaria Marta expresa que la
maestra y alumnos de 3.° año salieron de paseo y que es ella quien puede tener
informes o registros de lo actuado por la escuela en el pasado en la ficha
acumulativa.

La secretaria no conoce muy bien a Juan Pablo, mantuvo mayor vínculo con él en el
verano, dentro del marco de “Verano Solidario”.

Lo percibía como un niño solo, no era acompañado por sus familiares. Un día
concurrió con un ojo amoratado, Juan Pablo contó que el día anterior había sido
atropellado por una camioneta y que había estado hospitalizado 24 horas.

Siempre fue un niño muy difícil, pero se descontroló luego de la muerte de su tío.

Notó una inflexión el día del cumpleaños de Juan Pablo, se mostró descontrolado con
su maestra y compañeros. Fue llevado a la dirección y pudo transmitir a la secretaria
su tristeza por ser este el primer día que pasaba sin su tío y porque nadie lo había
saludado.

Quien estuvo muy involucrada con Juan Pablo era la maestra del año pasado, quien
se radicó en España. Era llevado a consulta psicológica todos los días miércoles por
la propia maestra quien había conseguido a través de una ONG tal apoyo.

La secretaria se compromete a notificar nuestra comunicación a la maestra, para


coordinar de qué forma hacernos de los informes que haya en la ficha de Juan
Pablo.»
XVI

Posteriormente se produce una comunicación con la maestra actual de Juan Pablo,


encontrándose el siguiente registro de la asistente social: «La actual maestra ratifica
las expresiones vertidas por la secretaria en cuanto al comportamiento de Juan
Pablo. El niño en su opinión hacía llamados de atención, demandaba atención
personalizada.

Su tía concurría frecuentemente, pero expresaba estar desbordada por la situación.


Mostraba cierta preocupación, Juan Pablo asistía prolijamente vestido, con todos los
útiles.

Le consta que Juan Pablo luego del horario escolar, pasaba todo el día en la calle,
según manifestaciones del niño porque en su casa se aburría.

Por otro lado la maestra entiende que había una gran diferencia de intereses con sus
compañeros, por lo que tenía dificultades para establecer lazos de amistad, más que
nada por la diferencia de edad».

Agosto de 2003

Informe pedagógico de la maestra (sin fecha precisa): «Ingresa Juan Pablo, recién
empieza a concurrir a la escuela, desde el Hogar (o sea el día anterior a su traslado).

Por ese motivo no ha cambiado de escuela y va a concurrir desde acá hasta fin de
año.

Impresiona como un niño dispuesto, trabaja con algunas dificultades, razona en


forma adecuada ante las situaciones problemáticas, maneja bien en operaciones
básicas. Lectura silábica y su vocabulario es adecuado para un niño de esta edad.

Las conductas son aniñadas para la edad».

Registro psicológico presentado por la psicóloga (sin fecha precisa pero en agosto):

«Edad: 11 años y 1 mes.

Escolaridad: 3er. año de Escuela. Turno Matutino (hasta el momento de su ingreso).

Núcleo familiar: Juan Pablo integraba un grupo familiar constituido por su tía
paterna y su esposo, quien falleció en febrero de 2003.

Antecedentes: Juan Pablo fue criado por su abuela paterna, habiendo sido
abandonado por su madre cuando solo contaba con 8 meses de nacido junto a sus
dos hermanos. Cuando contaba con 6 años y su padre es liberado (cumplía pena por
homicidio) pasa a vivir con la tía a instancias de internación de su padre.

Juan Pablo impresiona como un niño lúcido y vivaz.

Durante las instancias mantenidas manifestó un humor estable, es un niño que logra
establecer contacto espontáneo, se estableció un buen rapport.

El lenguaje verbal es claro y compartible, manejando un vocabulario florido.

El funcionamiento intelectual evidencia un desempeño normal con un ritmo


condicionado por los atravesamientos de su historia de vida: sucesivas pérdidas y
XVII

abandonos de sus referentes afectivos. Posee una atención algo lábil lo que incide
por momentos en su óptimo rendimiento.

La comprensión y el razonamiento aparecen sin perturbaciones.

El pensamiento posee una estructura adecuada con contenidos coherentes y


cohesivos. Juan Pablo logra manifestar claramente su historia de vida de una manera
clara y contundente.

Desde la perspectiva socio-adaptativa, se percibe una buena aceptación y tolerancia


a las pautas globales del centro, con una participación activa y colaborativa.

Juan Pablo ha logrado ser reconocido por su grupo de pares e integrarse en


actividades recreativas.

En relación a su producción gráfica, aparecen elementos algo precarios pero


connotados de elementos autorreferenciales, en los mismos el niño proyectó
masivamente aspectos de su historia más reciente. En tal sentido se logra visualizar
cierta dificultad en poder aceptar su nueva condición de vida, quedando de alguna
manera como “atrapado” en su pasado: aún se vivencia como formando parte de la
familia de su tío con toda la angustia que ello le significa.

Desde la perspectiva dinámico-afectiva, se logra percibir cómo Juan Pablo ha


logrado ir “metabolizando los avatares de su historia de una manera sana y
adaptativa”. En tal sentido se visualizan elementos de un sistema defensivo que opera
en forma eficaz logrando un funcionamiento socialmente aceptable, a pesar de cierto
trasfondo de tristeza. Se visualiza una cierta “adherencia” a su pasado inmediato,
asimismo y teniendo en cuenta todas las dificultades ambientales transitadas Juan
Pablo ha logrado estabilizar sus emociones quedando como un representante
familiar su tía. Se percibe una intensa idealización de la figura masculina, con un
claro desplazamiento de la función paterna en la figura del tío. Asimismo
actualmente comienza a aceptar sus nuevas condiciones de vida lo que incluye de
alguna manera, comenzar a aceptar la muerte del tío como una realidad.

Teniendo en cuenta que la tía no está en condiciones de hacerse cargo de Juan


Pablo, que hemos realizado coordinaciones con la abuela paterna y tampoco ofrece
posibilidades más que de mantener el vínculo con el niño; además de que el padre
nunca ha efectivizado un adecuado cuidado. Es de considerar como única alternativa
la reubicación en un Centro de permanencia.

EN SUMA: Juan Pablo de 11 años y 1 mes, ingresó a este Centro a pocos meses del
fallecimiento de su tío, ambiente en el que logró una cierta estabilidad, luego de vivir
con su abuela materna y haber sido abandonado en una edad temprana por su
madre.

Es un escolar con un buen instrumental interno que le permite un funcionamiento


adaptativo y socialmente aceptable, por lo que sería de buen pronóstico su
reubicación».

4 de agosto de 2003

Constancia de Laboratorio: «detección de anticuerpos anti. HIV: Negativo.»


XVIII

12 de agosto de 2003

Se registra en el «resumen de internación: HIV negativo».

La asistente social registra que la tía de Juan Pablo lo visita en el Centro: «La tía se
presentó en el día de la fecha en el Centro para visitar a su sobrino, trae consigo el
pase escolar solicitado. Cuya situación es: sostener su determinación de que el niño
permanezca internado, no se plantea por el momento que siquiera Juan Pablo vaya a
su casa por el fin de semana. Respecto a las dificultades para ubicar a la abuela y
padre del niño, expresa que desde la internación no ha vuelto a contactarlos,
desconoce su dirección precisa, salvo que es en el Cerro.»

En el registro diario figura: «En informes de guía nos proporcionan el número


telefónico, que corresponde a la Sra. Juana Fernández.

Se la puede ubicar en su domicilio. La abuela expresa estar dispuesta a responder a


nuestra citación. Concurrirá al Centro el próximo jueves 21/8/03, comprometiéndose
a contactar a su hijo para que también lo haga».

21 de agosto de 2003

La asistente social registra la visita de la abuela de Juan Pablo al Centro: «En el día de
la fecha responde a la citación la Sra. Juana Fernández Mesa (48 años, soltera)

La señora comparte su vida junto a su compañero desde hace 15 años y sus dos hijos
menores: Miguel (14) y Leandro (6). La construcción de la vivienda es de material,
consta de cocina, baño y dos dormitorios.

Su vínculo con Juan Pablo es ser su abuela paterna. Del concubinato entre uno de
sus hijos mayores, Sr. Fermín Castillo Fernández (30) y la Sra. Elena Cristina Peña,
nacieron tres hijos: Ignacio (14), María Noel (12) y Juan Pablo (11).

La Sra. Juana expresa que la vida de su nieto Juan Pablo “es muy triste desde que
estaba en el vientre”. Los padres se separaron cuando el embarazo era incipiente
(unos tres o cuatro meses). La Sra. Peña comenzó inmediatamente a vivir con el Sr.
Juan Pablo Menéndez, pero se peleaban constantemente, madre e hijos muchas veces
habrían dormido en la calle porque habían dejado la vivienda del Sr. Menéndez.

Desconoce los motivos porqué el Sr. Menéndez reconoció a Juan Pablo legalmente
como su hijo, pues para ese entonces ya estaba separado definitivamente de la Sra.
Peña.

La madre y sus tres hijos vivieron en un asentamiento. Vecinos del mismo informaron
a la Sra. Juana que la madre los había abandonado. Cuando concurre encuentra a
los tres niños solos y los llevó a su propia casa. Juan Pablo contaba con 8 meses.
Desde entonces no ha vuelto a saber nada respecto a la Sra. Peña.

La Sra. Juana mantenía un vínculo estrecho con sus nietos porque antes habían
vivido en su casa en compañía de su madre. Esta no fue una buena experiencia pues
la Sra. Peña dejaba la casa por varios días, no se ocupaba del cuidado de los tres
hermanos. Cuando la confrontó, la Sra. Peña se habría molestado y dejó la casa
llevándose a sus hijos, fue al asentamiento y sucedió lo ya relatado. Poco después
que la Sra. Juana y su compañero asumen el cuidado de sus tres nietos, su hijo
Fermín comete un homicidio, fue procesado y estuvo privado de libertad por cinco
años.
XIX

Durante esos cinco años cuidó de sus nietos y todo marchaba bien, iban a la escuela,
nace su hijo más pequeño.

Pero cuando su hijo sale de la cárcel tomó la decisión de mandar a Ignacio (14)
junto a su abuelo paterno a la ciudad de Salto. El adolescente frecuentemente escribe
a su abuela y expresa encontrarse bien.

María Noel y Juan Pablo permanecieron junto a su abuela, aunque con algunas
dificultades. La niña deseaba vivir con su padre, y este no daba ninguna respuesta
favorable. María Noel amenazaba con fugarse y la Sra. Juana exigió a su hijo que se
responsabilizara de algo en lo referente a la educación de los niños, como cumplir
sus promesas de visita a su hijo optó por llevarse a ambos hermanos, pero mientras
que María Noel permanece desde hace tres años junto a su padre, Juan Pablo fue
entregado al cuidado de una de las ex parejas paternas.

Juan Pablo pasó a vivir con la Sra. Laura y uno de sus medio-hermanos, Alexander
(11). El niño fue allí con toda su ropa y útiles escolares.

La Sra. Juana desconoce qué pasó durante su permanencia en esta casa, pues perdió
el contacto con Juan Pablo. Fue citada por una asistente social de la escuela, que le
contó que el niño era maltratado y enviado a mendigar. La cuestionaron por haber
entregado a su nieto, pero la señora argumenta que no fue una decisión que hubiese
tomado ella sino el padre de los niños. Abuela y padre fueron citados a una entrevista
conjunta, donde su hijo expresó no sentirse capacitado para encarar el cuidado de
ninguno de sus hijos, y no estar dispuesto a incorporar a su familia a Juan Pablo.

Ella habría estado dispuesta a hacerse cargo, pero seguía insistiendo en que el padre
se comprometiera a ocuparse de algo.

Cuando volvió a saber del caso, Juan Pablo por intermedio de la escuela, había sido
entregado al cuidado de su tía Isabel.

La Sra. Juana explicita que en estos últimos tres años mantuvo poco contacto con sus
nietos deliberadamente, pues no quería interferir con el vínculo de Juan Pablo debía
consolidar con su tía. Recientemente tomó conocimiento a través de la Sra. Isabel de
su determinación a internarlo en dependencias del Sistema de Protección por los
problemas de conducta del niño, se lo comentó a su hijo pero este no se interesó.

El Sr. Fermín actualmente tiene consigo a dos de sus hijos María Noel (12) hermana
de Juan Pablo y a Alexander (11) producto de otra relación de pareja. Ambos tienen
dificultades en la escuela, el niño específicamente pasa el día en la calle y se fuga del
local escolar.

Desconoce el domicilio exacto de su hijo o número de teléfono. Cree que vive de


realizar changas. Lo ve frecuentemente pero porque este la visita. No cree que su hijo
pueda ofrecer una alternativa favorable para Juan Pablo, pues nunca se ha ocupado
responsablemente de ninguno de ellos, “solo sirve para hacerlos”. El fin de semana
previo lo vio y le comentó su propósito de visitar a Juan Pablo pero no quiso
acompañarla. De todas maneras le entregó los datos del centro y se compromete a
transmitirle nuestra urgencia en hablar con él sobre la situación de Juan Pablo.

La Sra. Juana se excusa en no poder hacer una propuesta para egresar a su nieto por
diversos problemas personales “Yo ya pasé mucho con los chiquiline” y todavía le
quedan años por delante para ocuparse de los suyos propios.

Se le sugiere que Juan Pablo pueda pasar algún fin de semana junto a su familia y
expresa estar de acuerdo con la finalidad de que no pierda el contacto con su familia
XX

y no esté solo en la institución. Expresa que su esposo seguramente esté de acuerdo


pues en el pasado aceptó recibir a los tres hermanos en forma permanente. De
concretarse alguna visita por el fin de semana, Juan Pablo compartiría el dormitorio
con sus dos tíos pequeños.

No se pudo profundizar en algunos aspectos de la vida de Juan Pablo, porque la


entrevista se desarrolló en presencia del hijo más pequeño de la señora, Leandro (6).

En la visita entre abuela, nieto, se sucedieron los besos y abrazos. Juan Pablo
comenta que se encuentra muy bien en el Centro y se muestra muy complacido por la
propuesta de su abuela de salir algún fin de semana con ella.»

Encontramos un registro de entrevista con el Equipo Técnico del Centro de Ingreso:

«Chico de 11 años, hace 1 mes no concurre a la escuela (el hogar tiene el pase
escolar). Fue criado por su abuela paterna hasta los 5 años. Padre preso, ya salió.
La mamá de Juan Pablo lo abandonó a los 6 meses. Juan vivió casi 3 años con su tía
paterna, manteniendo un muy buen vínculo con el esposo de esta (el tío falleció en
febrero próximo pasado).

Se menciona una situación confusa, con un chico de connotaciones sexuales (posible


abuso).

El niño consulta con Dra. Murillo, toma medicación, la psiquiatra recomendó


terapia.

Característica de Juan Pablo: compañero, solidario, presentó dificultades en la


escuela por problemas afectivos.

Según relata el equipo técnico, la tía ha buscado elementos para justificar el


desvinculo, lo visita.

El chico ha repetido la escuela por las circunstancias que ha vivido, pero no por
problemas de aprendizaje.»

27 de agosto de 2003

Informe de la maestra del Hogar:

«Edad: 11 años.

Antecedentes: concurría a tercer año escolar, turno matutino.

Situación actual:

El 26/8/03 comenzó a concurrir a otra escuela (turno matutino, Maestra Felicia).

Lenguaje: Presenta una lectura corriente (1. Silábica; 2. Vacilante; 3. Corriente; 4.


Expresiva).

Deberá profundizar en la comprensión de los textos. Se evidencian dificultades


ortográficas. Realiza escritura espontánea con algunos errores de sintaxis.

Matemática: Técnica operatoria.

Es necesario ejercitar divisiones y multiplicaciones por dos cifras. Repasar tablas de


multiplicar.
XXI

Numeración: Progresiones y regresiones numéricas con ayuda.

Aplicación de los conocimientos: Realiza cálculos relacionados con la vida diaria,


conoce sistema monetario.

Nivel de razonamiento medio.

Asignaturas culturales: Se interesa por diversos temas. Concentración y atención


sostenidas.

Socialmente: es desenvuelto.

Genera afectos entre sus pares y con los adultos.

Inquieto y alegre.

Respetuoso con el maestro.

En suma: Niño con posibilidades de lograr un nivel acorde al grado que cursa. Buen
potencial para desarrollar. Sus mayores problemas radican en el área de la
expresión escrita y técnica operatoria (divisiones y multiplicaciones por dos cifras).

Se sintió motivado al asistir a la Escuela.»

En el «resumen de internación» se registra:

«No se pudo realizar coproparasitario porque no hay reactivos en laboratorio y


M.S.P. de paro.»

29 de agosto de 2003

Registro del psicólogo de su entrevista con la tía de Juan Pablo, Juana Fernández.

«La Sra. concurre a visitarlo y a entrevistarse ya que Juan Pablo ha ingresado al


Hogar en esto días.

Sra. relata que hacía tres años que el niño estaba con ella. Ha enviudado hace 6
meses. “Juan Pablo ha presentado problemas de conducta, mentía mucho y se sentía
atacado”. A ella no le obedecía nada —según dice.

La Sra. refiere que en una casa donde Juan Pablo estuvo sufrió de abuso que él se lo
contó, después en el Hogar hubo una situación similar. (La señora expresa su temor
diciendo que “él ahora tiene 11 años pero yo no sé cómo será su adolescencia”).

Le explico que esos temores no tienen razón de ser ya que la forma de asegurarse que
Juan Pablo tendrá un buen desarrollo afectivo será acompañarlo, apoyarlo y
sostenerlo en su crecimiento. Además le señalo a la tía que durante la niñez, muchos
comportamientos de los niños atañen a la curiosidad sexual, que eso es algo natural y
que no indica que el niño está “enfermo” y mucho menos que condiciona su
crecimiento posterior o que puede pensarse que será un “enfermo”. La tía se muestra
dolida por las actitudes del niño diciendo: “a las personas que él tenía más cercanas,
él los hería y no a los que lo abandonaron”.

Le señalo que ella está muy sensible por la muerte de su esposo. Que está
atravesando un duelo igual que Juan Pablo y que por eso se siente tan dolida. Que
XXII

debe comprender que el niño también está sufriendo mucho. La Sra. explica que
habló con el niño por los motivos por los que lo internaba y que ello no implicaba
que se rompiera el vínculo. Concurrió al Hogar de visita aunque está dispuesta a
llevarlo a su casa por 2 días, hace casi dos meses que no va.

Con respecto al padre de Juan, la Sra. señala que no hubo interés de Juan Pablo,
tampoco por vincularse.

Señala que a Juan le cuesta mucho comunicarse y contar lo que le pasa, dice que la
ausencia del padre lo ha marcado mucho. Le explico que sería bueno que nos
reuniéramos para ver cómo resolvemos las cosas y también para conversar sobre los
aspectos de Juan Pablo y de ella que sean importantes manejar.»

24 de setiembre de 2003

Entrevista del psicólogo con Fermín Castillo, padre de Juan Pablo.

«El niño vivió dos años con su padre, del 94 al 96 con su abuela paterna. Después
estuvo viviendo con una ex-compañera del padre. Luego hubo problemas en la
escuela.

Preguntado por qué no intervino antes y lo tuvo con él cuando podía hacerlo señaló
que la tía Isabel no se lo quiso dar. Hay rivalidad entre los adultos (abuela, padre y
tía).

Se le explica al padre que en tanto no se hagan las visitas el niño no podrá irse de
licencia con él o su tía.

Se le señala que la tía Isabel, ha estado presente en la vida de Juan Pablo y que es
una relación a conservar.

Debido a las rivalidades existentes entre adultos y a versiones contradictorias, va a


ser conveniente realizar una reunión donde participen todos los adultos, la tía, el
padre y la abuela. Una vez comenzadas las visitas se evaluarán las mismas
progresivamente y recién después podrán evaluarse las posibilidades de egreso, tal
como lo menciona al Sr. Fermín.»

26 de setiembre de 2003

Registro de psicólogo sobre Juan Pablo: «El niño se ha adaptado a la dinámica del
hogar, respecto a sus pares manifiesta que se siente bien con ellos, asimismo ha
establecido buenos vínculos con los adultos. Es notable en su ánimo que el hogar le
proporciona estabilidad y estímulo. Continúa concurriendo a la escuela sin presentar
dificultades. El niño pregunta sobre cuánto tiempo estará y qué pasará con él (en
referencia a su padre y su tía Isabel). Le explico que tenderemos una reunión con los
adultos de su familia para definir las visitas y que lo importante será que pueda ir
alternadamente a la casa de su padre y a la de su tía. Señala que extraña a su tío
(esposo de Isabel) fallecido y se angustia.

La situación propicia que relate diferentes episodios en la convivencia con él,


demostrándose que existía un buen vínculo entre ambos. Dice que cuando se acuerda
del tío le dan ganas de llorar. Se rescatan los aspectos positivos de la relación con su
tío y hablamos sobre la muerte como algo inevitable, parte de la vida (a los efectos de
XXIII

mitigar los sentimientos de abandono expresados por Juan Pablo respecto a la


muerte del tío)».

3 de octubre de 2003

Registro del psicólogo de la Entrevista familiar: «Para la reunión de hoy estaban


citados: la abuela paterna, el padre de Juan Pablo y su tía Isabel.

Concurren su tía, el papá y su compañera actual con la cual tiene dos hijos. La
abuela se comunicó por teléfono explicando que no podría venir, pero que está
dispuesta a recibir a Juan Pablo en su casa de visita.

El objetivo de esta entrevista es:

1. Aclarar algunos puntos de contradicción entre las versiones adultas de los hechos
de la vida Juan Pablo.

2. “Distribuir” responsabilidades.

3. Reconocer las actitudes positivas de la presencia (de la tía, del padre).

4. Establecer acuerdos para acciones concretas (paseos, visitas, etc.) con vistas a un
egreso futuro.

5. En lo inmediato planificar las visitas con motivo de las fiestas y las vacaciones.

Con respecto a los puntos de contradicción hay cierta tensión al tocar el tema en
síntesis hoy, dentro de la cordialidad del diálogo hay un intercambio mutuo de
reproches entre la tía y el padre. Intervengo señalando que por lo que hablan parece
que no se han relacionado mucho entre ellos. Responden que se conocieron hace
pocos años, diciendo Isabel que conoció a su hermano cuando él estaba preso. El
padre hace un reconocimiento de la actitud de su hermana (que produce un alivio en
la tía) al hacerse cargo de Juan Pablo cuando él no podía.

Señalo que ahora Juan Pablo los necesita a todos, que ya ha vivido varias
separaciones y pérdidas y que es necesario una estabilidad entre ellos y con él, se
muestran comprensivos y de acuerdo.

Con respecto a las acciones concretas, el padre señaló que quisiera egresarlo con él.
Se le explica que debemos trabajar un poco más, que es conveniente que Juan Pablo
comience a concurrir de visita a la casa de ambos (tía y padre) los que serán
evaluados. Ellos están de acuerdo que en un fin de semana, uno de ellos lo retire del
hogar y el otro lo va a buscar a la casa, pasaría con él y lo traería al hogar. Del
mismo modo cuando se trata el tema para las vacaciones y las fiestas.

Luego de estos acuerdos, se integra a Juan Pablo y ellos le explican los acuerdos a
los que hemos llegado, a lo que el niño se muestra contento.

Se acuerda también que las visitas a la casa del padre y de la tía Isabel por parte del
equipo técnico, se realizarán en forma conjunta el mismo día con la Asistente Social.

En los primeros días de diciembre, tendríamos una nueva reunión para evaluar y ya
definir sobre las fiestas y vacaciones.

Les solicito que se mantengan en contacto y cuando él comience a ir de visita, nos


comuniquen cualquier tema que surja y que vean que sea importante».
XXIV

10 de octubre de 2003

Entrevista del psicólogo con la tía Isabel: «La Sra. se encuentra angustiada por la
aparición del padre de Juan Pablo y siente que ahora el niño quiere estar con él (se
siente desplazada).

Durante la entrevista centro la atención en lo importante que ha sido para el niño


que ella estuviera con él y que ahora lo continúe apoyando en esta nueva etapa.

Señalo que el niño la necesita, al igual que necesita a su padre. Surgen aspectos
depresivos relacionados a la muerte de su esposo, ante este vacío el niño ha ocupado
un lugar privilegiado para ella, sin embargo señalo que es tiempo de que se organice
sobre aspectos que hacen a la realidad (Juan Pablo su sobrino que necesita que lo
apoye y ayude, mejorar la relación con su hermano y seguir adelante).

Le señalo que como adultos ella tanto como el padre de Juan Pablo deben evitar que
el niño se sienta presionado o dividió entre ambos, hablando entre ellos y aclarando
pautas siempre con la finalidad de llegar a acuerdos tanto para ellos estar bien como
para que Juan Pablo lo esté».

15 de octubre de 2003

Entrevista del psicólogo con Juan Pablo: «Según relata se encuentra contento con el
hecho de poder ir a la casa del padre y de su tía. Este estado de ánimo es visible en el
Hogar durante la vida cotidiana, se integra a los demás y colabora en tareas.
Preguntado sobre las actividades escolares responde que en la escuela le va bien, en
el hogar realiza las tareas domiciliarias sin presentar mayores dificultades».

El psicólogo registra una visita al hogar del padre y de la tía de Juan Pablo: «Para
esta visita se coordinó con el padre de Juan Pablo, quien concurre al Hogar con
locomoción y nos traslada a la Asistente Social y a mí, a ambos domicilios.

La Sra. compañera del padre mantiene un buen vínculo con Juan y está de acuerdo
con su compañero en que el niño comience a ir a la casa y que posteriormente egrese
con ellos. En la casa de la tía se coordinó con el padre y ella cómo serían las visitas;
también se habló el tema de las fiestas (Juan Pablo pasaría unas fiestas con su padre
y otras con su tía).

El vínculo entre los adultos (hermanos) se vio más natural y espontáneo esta vez, se
comunican con mayor facilidad.

La tía se encuentra anímicamente bien, al padre se lo ve estimulado por el


protagonismo que está asumiendo respecto a su hijo y por el cariño que recibe de
este.

Ya se planifican las visitas para los fines de semana».

El psicólogo registra (sin fecha precisa): «Juan Pablo ha comenzado a visitar a la tía
y a su padre.

Es traído por la tía al hogar, otras veces por el padre, durante la semana se
comunican por teléfono para intercambiar ideas o por alguna sugerencia.

También lo viene a buscar la tía, tenemos algún diálogo donde la Sra. me informa
sobre algunos aspectos relacionados con Juan Pablo.
XXV

La tía me dice que por momentos Juan Pablo trata de conformar a todos (por ejemplo
le pide permiso a ella para hacer actividades con el padre). Le señalo que lo
conveniente será que manejen pautas claras y que cuando esté con ella, ella le
explique que él cuanto esté con el padre le pida a su papá para hacer actividades y
con ella igual.

Le explico que el niño se siente en el medio de ambos y que sería bueno que ambos le
hablaran juntos para evitar que Juan Pablo se haga cargo de las conciliaciones entre
ellos.

También señala que Juan Pablo quiere pedirle al padre para ser reconocido por él,
que se lo preguntó a ella y a ella le pareció bien, diciéndole que sí. Refuerzo esta
respuesta y aprovecho para mostrarle cómo es importante su presencia para Juan
Pablo, ya que en este caso la inquietud surgió en el niño y ella lo apoyó y lo orientó.»

Noviembre de 2003

Registro de la maestra: «Trajo el carné y tiene B en conducta y B en rendimiento.»

Registro del psicólogo: «Juan Pablo me explica que fue reconocido por un Sr.
Menéndez pero que él quiere ser Castillo. Le explico que lo hablaremos con el padre
y lo estimulo para que también se lo plantee. Actualmente se encuentra bien y queda
de planteárselo. En la escuela buena conducta y buen rendimiento, pasaría a 4.°
año».

Diciembre de 2003

Registro de la maestra: «Juan Pablo salió promovido con B. Se va de licencia con su


papá».

2004

6 de febrero de 2004

Registro del psicólogo: «Concurre Sr. Fermín Castillo (padre de Juan Pablo)

Manifiesta que Juan Pablo pasa muy bien con ellos, se integra bien con sus
hermanos. El padre expresa que desea egresar a Juan y también que quiere egresarlo
con él y reconocerlo.

Queda de averiguar el nombre de la escuela más cercana a su casa para pedir el


pase y conseguirle lugar.

Respecto a la madre de Juan Pablo el Sr. no sabe nada de ella, pero dice que desde
que se fue no se interesó más por el niño.

Las visitas a la casa del padre (la licencia) se alternan con visitas a la casa de la tía
Isabel, actualmente Juan Pablo está allá por unos días.

Le explicamos al padre que haremos una visita con la Asistente Social para evaluar y
también para hablar con Juan Pablo».
XXVI

13 de febrero de 2004

Se realiza una nueva visita domiciliaria por parte del psicólogo y la asistente social
del Hogar, quienes informan: «Se concurre al domicilio de Juan Pablo. El Sr. vuelve
a solicitar información acerca de poder reconocer a Juan Pablo.

Relata que la relación entre los hermanos es buena. Señalamos que existe un buen
interés demostrado en el tiempo por parte del padre y la compañera de este. Continúa
concurriendo a visitar a su tía Isabel. Le ha conseguido lugar en la escuela.

Respecto al trámite de reconocimiento del hijo, la asistente social le entrega


información sobre IACI (Grupo que podría tramitar en tiempo breve)».

Marzo de 2004

Registro de la maestra: «Juan Pablo está con su papá y comienza a concurrir a la


escuela de su barrio.

El papá se comprometió a llevarlo y me va a informar bien lo que suceda».

8 de marzo de 2004

Registro del psicólogo: «Concurre el padre de Juan Pablo a levantar carné de


vacunas. Juan Pablo ya fue inscripto en la escuela de la zona. Se encuentra bien».

15 de noviembre de 2004

El informe social aporta en la historia de Juan Pablo en el Servicio. Establece que el


causal de ingreso se debe a «factores de orden económico».

Informe social: «Juan Pablo es un niño de 12 años de edad que se encuentra


actualmente dependiendo de la Unidad, en situación de licencia autorizada en su
domicilio paterno. Su ingreso institucional data del mes de julio de 2003, al Centro
de Ingreso de Varones, en circunstancias en que se encontraba viviendo con su tía
paterna, Sra. Isabel Castillo (31 años, viuda). Según consta en legajos, luego de
finalizado el horario escolar, Juan Pablo pasaba el resto del día “en situación de
calle”, hasta que su tía regresaba del trabajo.

De la historia personal se desprende que proviene de una familia desintegrada,


conformada por la madre: Elena Cristina Peña (31 años), el padre: Fermín Castillo
Fernández (31 años) y los hermanos Ignacio (15 años) y María Noel (13 años).

Los padres se separaron cuando Juan aún no había nacido y la madre (quien cursaba
el embarazo en ese momento) conformó de inmediato nueva pareja con el Sr. Juan
Pablo Menéndez, quien decidió reconocer legalmente al niño. Esta relación habría
sido muy conflictiva, al extremo de que madre e hijos habitualmente “dormían en la
calle”, debido a las reiteradas disputas y discusiones de la pareja.

Posteriormente los tres niños pasaron a integrar el hogar de su abuela paterna


(Juana Fernández, 49 años, soltera) cuando esta se entera que la madre los había
dejado abandonados en un rancho que ocupaban en un asentamiento irregular. En
ese momento Juan contaba con apenas ocho meses de vida.
XXVII

La abuela asume el cuidado de los tres nietos suponiendo que se trataba de algo
transitorio, pero al poco tiempo el padre de los niños comete un homicidio, por lo que
debió cumplir una pena de cinco años de prisión. Cuando el Sr. Castillo recupera la
libertad, decide enviar a Ignacio al domicilio de su abuela materna, en la ciudad de
Salto. María Noel y Juan Pablo permanecieron por un año más junto a su abuela
paterna. Al cabo de ese lapso, y por problemas de relacionamiento surgidos entre el
Sr. Castillo y su madre, Juan Pablo es dejado al cuidado de una expareja paterna
(Sra. Claudia). Según consta en legajos, esta experiencia tuvo un carácter traumático
para el niño, quien era sometido a “maltratos físicos” y “explotado laboralmente”,
obligándosele a mendigar en la calle. Asimismo consta en informes que —durante ese
período— Juan Pablo habría sido víctima de “abuso sexual”.

A raíz de estos episodios, la tía paterna del niño (Isabel Castillo) decide asumir el
cuidado del mismo, integrándolo a su núcleo familiar, conformado por ella y el
esposo (Cristian Alejandro Díaz, 37 años). Desde el inicio de la convivencia, Juan
Pablo presentó algunos “desajustes de conducta” así como “dificultades de
aprendizaje”, razón por la cual se le realizó un estudio en la División Educación del
Organismo, a cargo de la maestra especializada Mariela Milan. Con el apoyo de esta
y de los tíos, Juan Pablo logró aprobar el primer grado escolar (el que cursaba por
tercera vez).

En el mes de febrero de 2003 se produce el fallecimiento del Sr. Cristian Alejandro


Díaz, víctima del SIDA. A partir de este acontecimiento los problemas de conducta en
la escuela y en el hogar se vieron incrementados, provocando el desborde de la Sra.
Isabel, quien se muestra imposibilitada de asumir la situación. Ello desencadena la
internación del niño en dependencias del Sistema de Protección.

Desde su derivación al Hogar (en agosto de 2003) se continuó el abordaje iniciado


en el Centro de Ingreso, promoviéndose el vínculo con su tía paterna, a través de
visitas en la Unidad y al domicilio de esta.

En el mes de setiembre del mismo año se presenta en la Unidad el padre Juan Pablo,
manifestando su interés en recomponer el vínculo con su hijo y solicitando pueda
concurrir a su domicilio, en régimen de salidas autorizadas. Es así que se acuerda
una reunión familiar, con la participación del Sr. Fermín Castillo, su actual
compañera y la Sra. Isabel Castillo. A dicha reunión también fue convocada la
abuela paterna del niño, quien justificó que no podía concurrir.

Al partir de esta instancia se acordó como estrategia que el niño mantendría y


reforzaría el vínculo con sus referentes familiares (padre y tía paterna) a través de la
instrumentación de salidas alternadas, durante los fines de semana, la domicilio de
ambos. Dicha estrategia fue evaluada como exitosa, observándose un cambio
favorable en Juan Pablo, quien manifestó expresamente sentirse muy conforme.

En el mes de diciembre, aprovechando la ocasión de las fiestas tradicionales y ante la


demanda planteada por el niño, se acuerda el otorgamiento de una licencia
prolongada en el domicilio paterno. El objetivo estuvo centrado en evaluar la
convivencia cotidiana en el ámbito familiar, como preparación para un futuro
reingreso. También se acordó que, durante este período, Juan Pablo continuaría
realizando visitas al domicilio de su tía paterna, con quien ratificó su deseo de
mantener el vínculo.

De este proceso se realizó un seguimiento, a través de reuniones, contactos


telefónicos y entrevistas domiciliarias al niño y sus familiares, valorándose el mismo
como positivo.
XXVIII

Recientemente (8 de noviembre) mantuvimos un contacto con la madre, Sra. Elena


Peña, quien hace poco tiempo efectuó un acercamiento con el padre del niño,
manifestando su interés en recomponer la relación con su hijo. Según relata, ha
recibido a Juan Pablo en su domicilio, por breves períodos y en ocasiones puntuales
acordadas con el Sr. Castillo. De las mismas surgió el acuerdo —entre los
involucrados— que el niño continuará conviviendo con su padre, así como la
realización de visitas al domicilio materno.

Por lo expuesto en el presente informe sugerimos habilitar las gestiones para


desinstitucionalizar al niño Juan Pablo Menéndez, dado que no existen fundamentos
de peso que justifiquen su permanencia en el Organismo».

2005

16 de febrero de 2005

Juan Pablo reingresa al Sistema, habiendo cumplido sus trece años.

En el documento de ingreso se registra: «núcleo familiar en riesgo, modo de


presentación: familia o grupo de convivencia, a disposición del Sistema INAU y del
Juzgado. Último centro de estudio: Escuela (2004) Unidad responsable: Hogares».

Marzo de 2005

Registro de la maestra: «Comienza a concurrir a la escuela 2. Repite 4.°año».

Mayo de 2005

Registro de la maestra: «Está trabajando en forma adecuada, presenta algunos


problemas de conducta. Se proyectó una consulta con el psiquiatra».

Agosto de 2005

Registro de la maestra: «Juan Pablo ha mejorado rendimiento y conducta, está muy


bien dentro del grupo».

Octubre de 2005

Registro diario:

«La situación de Juan Pablo no ha variado.

Desde que su padre lo reingresa al Sistema, concurre a la casa de su tía los fines de
semana.

Se observa como positivo que antes la frecuencia era mensual o quincenal y ahora
Juan Pablo concurre todos los fines de semana.»
XXIX

Diciembre de 2005

Registro de la maestra: «Es promovido a 5° año con B».

2006

Marzo de 2006

Registro de la maestra: «Comienza a cursar 5.° año en la Escuela 2».

Registro de la trabajadora social, del mes de marzo sin fecha precisa: «Actividades
Educativas: Juan Pablo cursa quinto año escolar. Una vez por semana participa del
curso dictado por una de las Sexólogas de División Salud.

Actividades Recreativas: Concurrió al comienzo del presente año a clases de teatro,


pero dicha actividad no lo motivó lo suficiente, de manera que abandonó.

Tratamiento médico: Se encuentra actualmente en tratamiento psiquiátrico, es


atendido por el Médico Psiquiatra Martín Cuello de División Salud, quien le recetó
los medicamentos Neurogel y Nidrane.

Situación familiar: Juan Pablo mantiene contacto con su abuela paterna Juana
Fernández Mesa y con su tía Isabel Castillo.

Comparte con ellas encuentros en su domicilio, donde pasa el día y también se queda
de viernes a lunes.

Con su progenitor Fermín también mantiene cierto vínculo (aunque no tan frecuente
como con Juana e Isabel) dado que lo ve cuando va a la casa de su abuela.»

8 de abril

Registro sin firma: «Por la presente Juana Fernández Mesa se hace responsable de la
atención y los cuidados del niños Juan Pablo Menéndez durante el período de
licencia.

Se acuerda que dicha licencia está comprendida desde el día sábado 8».

8 de mayo

Informe de actuaciones de la trabajadora social:

«Me comunico al celular del padre de Juan, Fermín. La persona que me atiende me
informa que ellos no tienen actualmente más contacto con Fermín, de manera que me
sugiere que me comunique a su domicilio.

Llamo al domicilio del padre de Juan y le dejo el mensaje de que se comunique al


Hogar porque en ese momento no estaba en su casa. El objetivo de la comunicación
es solicitarle que se presente en el Centro dado que su hijo quien hace tiempo que no
tiene contacto con él desea verlo».
XXX

Registro de la maestra: «Juan Pablo está concurriendo en forma continuada a la


escuela que ha percibido las dificultades. El rendimiento es aceptable, se supera día
a día».

11 de agosto

Registro de la trabajadora social: «Se presenta el padre de Juan, Fermín de 34 años


de edad. Manifiesta que quiere hacerse cargo de su hijo pero no tiene dónde vivir y
no tiene empleo fijo, hace changas.

Hermanos de Juan:

1. María Noel Castillo, tiene 15 años.

2. Ignacio Fermín Castillo (16 años) Trabaja en la feria.

Abuela: Juana Fernández Mesa.

Compañero: Ricardo Moreira

Tíos: Carlos Márquez y Alejandro Moreira

Acordamos que entregaría papeles de tenencia del terreno y cantidad de materiales


que necesitara para la construcción de la habitación».

Setiembre de 2006

Registro de la maestra: «Ha tenido algunos problemas de conducta que ha superado


con una medicación adecuada.

En cuanto a rendimiento sigue trabajando con dificultades».

Diciembre de 2006

Registro de la maestra: «Es promovido a 6° año con B».

2007

Marzo de 2007

Registro de la maestra: «Juan Pablo comienza a cursar 6.° en la misma escuela,


decidimos que siga ahí porque es su último año escolar y es muy querido en la
escuela».

18 de mayo

Juan Pablo egresa del Hogar bajo régimen de licencia..


XXXI

24 de setiembre

Se encuentra un documento del psicólogo, encargado de la Dirección, relativo a la


solicitud de reubicación de Juan Pablo dentro del Sistema. Desde el Programa de
tiempo completo se informa: «Juan Pablo ingresó al Hogar en setiembre de 2003
proveniente del centro de ingreso.

Tenía entonces 10 años de edad, retomó el ciclo escolar concurriendo a tercer año de
escuela.

Presentó dificultades de aprendizaje así como de adaptación al aula, las que pudo ir
paulatinamente superando.

Durante el año 2004 egresó con su madre, permaneciendo un año con ella, año en
que perdió el año escolar por numerosas faltas, posteriormente, Juan es ingresado al
Sistema INAU por su padrastro ya que no podían con su conducta ni hacerse cargo
de él.

Retoma nuevamente el ciclo escolar, actualmente cursa 6.° año en la misma escuela a
solicitud del equipo docente de allí.

Ha presentado allí, varios trastornos de conducta en estos años, lo que ha motivado


la concurrencia de este equipo a la escuela varias veces.

Concurre de visita a la casa de los abuelos durante algunos fines de semana (padres
de su padre Fermín) hasta que los numerosos problemas de relación con sus primos
más pequeños —se peleaba con ellos— impiden que continúe concurriendo.

Ha mantenido tratamiento psiquiátrico con el Dr. Cuello, quien en estos años, redujo
algunas dosis de medicación, la que posteriormente debió subirse ya que la respuesta
no era favorable.

Actualmente está tomando Nidrane 3 veces por día.

En la interna del Hogar ha presentado numerosos episodios de agresividad y


descontrol que han ido aumentando en intensidad a medida que crece físicamente,
asimismo mantiene permanentes conflictos con los más chicos, así como intensa
rivalidad y actitudes desafiantes hacia las figuras adultas del centro.

Hace unos meses retoma el contacto con su madre y con el compañero de la misma,
concurriendo de visita, posteriormente solicita él mismo su egreso de la institución.

Al ser consultada la mamá estuvo de acuerdo en hacerse cargo de Juan, presionando


ambos por el egreso y solicitándolo la madre por escrito.

Se solicitó el egreso del joven quien comenzó de licencia preegreso con su madre y al
poco tiempo la familia lo expulsó, pasando Juan a vivir con su hermano por unos
días hasta que enterados de la situación que estaba ocurriendo, se lo reintegra de la
licencia del Hogar.

Cabe señalar que desde principio de año y ya desde entonces considerando que el
joven había cumplido un ciclo en el Hogar se planteó a la Dirección del Programa la
necesidad de que el mismo fuera reubicado en un centro acorde a su edad, ya que
cumpliría los 15 años y creíamos conveniente que fuera trasladado antes de
comenzar las clases.

Se estima que no es favorable para él la permanencia en este Hogar.


XXXII

Solicitamos ahora con mayor énfasis se estudie la reubicación a la brevedad del


joven Juan en un centro, donde la convivencia con pares de su edad estimule el
desarrollo de intereses e inquietudes, y le brinde la posibilidad de desplegar un
repertorio conductual que favorezca su crecimiento y desarrollo personal al
otorgarle nuevas experiencias de vida, dado que se desestiman posibilidades de
egreso con sus familiares.»

25 de setiembre

Con firma del Director Encargado del Servicio, se informa: «Adjunto elevo a
Dirección de Programa Hogares solicitud de reubicación del joven Juan Pablo
Menéndez Peña».

28 de setiembre

A continuación, la Directora del Programa de Hogares informa: «Esta dirección si


bien entiende lo informado por el Director no tiene alternativas de derivación
actualmente. Por otro lado, entendemos pertinente evitar traslados por un tema de
edad, sería bueno intentar alternativas creativas que posibiliten, coordinando a nivel
comunitario, estrategias que permitan que Juan Pablo transite por otros escenarios».
XXXIII

MICHAEL

Michael ingresa a sus trece años derivados del juzgado para ingresar
al sistema de protección para el tratamiento de una adicción. Vemos
cómo se responde a esa solicitud respondiendo que el sistema de
protección no dispone de centros que traten consumo problemático
de sustancias en menores de 15 años. Se suceden las fugas, las
permanentes entradas y salidas del sistema de protección. Michael
tiene episodios de desborde que le hacen solicitar una internación
psiquiátrica. Vemos cómo la tendencia antisocial avanza hacia
episodios de delincuencia y el legajo cierra como dando comienzo a
un nuevo circuito de repetición.

Michael Pérez nació el 19 de noviembre de 1991.

17 de febrero de 2005

A sus 13 años:

El Juez de Familia le dirige al INAU el siguiente oficio, firmado por el Actuario: «En
autos caratulados, MICHAEL PÉREZ, se libra a Ud. el presente en cumplimiento del
decreto 2502/2005 de fecha 17 de febrero 2005 a fin de comunicarle que se dispuso
la derivación del adolescente MICHAEL PÉREZ a un Hogar de vuestra institución en
forma urgente para la rehabilitación de su adicción a las drogas».

Desde el Centro de Ingreso del INAU, el psiquiatra se escribe:

«Psiquiatra de niños y adolescentes: 13 años. No recuerda fecha de nacimiento dice


haber cursado hasta cuarto año de primaria (sin terminar). Colabora pero
impresiona como muy defendido. Asume situación de calle “porque le gustó”,
consumo de marihuana y pasta base los últimos meses. Roba para conseguir el
dinero.

Impresiona sin estímulo, a excepción de los prevenientes de la convivencia en calle.


No obstante, parecería todavía a tiempo de un enganche afectivo. Solicita medicación
para dormir. Indicamos: Levomepromazina 25 cada 8 hs 1/4».

22 de febrero 2005

Nota escrita a mano y sin firma:


XXXIV

«Michael Pérez N° de registro 16700. Se da cumplimiento a lo dispuesto por Juzgado


de Familia. Se combina con departamento de adicciones Dra Rieli a las 14 h.»

28 de febrero 2005

El equipo técnico del Centro de Ingreso donde se encuentra Michael le envía al


Juzgado de Familia el siguiente informe, firmado por la psicóloga: «Michael Pérez de
13 años de edad ingresa a nuestro Centro el 22 del corriente, por reintegro de salida
no autorizada. Desde su ingreso se negó a proporcionar datos para ubicar a su
familia, permaneció en una permanente actitud de búsqueda de una puerta para irse.

A pesar de su reticencia se coordinó con la policlínica de Adicciones de nuestro


instituto, y fue entrevistado por la Dra Rieli, quien nos enviará el informe por ella
realizado.

El chico tiene consumo de pasta base, permaneciendo en situación de calle. No hay


en este momento un lugar donde derivar a un chico con estas características que
atienda su problemática de consumo y fugas.

Se reenviará el informe que nos proporcione la Dra Rieli.

Actualmente el joven se encuentra con salida no autorizada de nuestro Centro».

7 de marzo 2005

La Dra. Rieli, psiquiatra, informa: «Michael Pérez, fecha de nacimiento: 19/11/91.

Joven de 13 años y 4 meses que cursó hasta 3.° de escuela, en situación de calle, con
familia desestructurada que relata consumo de marihuana y pasta base. Se presenta
colaborador en la entrevista y relata dificultad para conciliar el sueño. Medicado con
neurolépticos.

Dado el riesgo que dicho joven corre por encontrarse en situación de calle y con
consumo y dado que INAU no cuenta (por el momento) con infraestructura para
jóvenes menores de 15 años con consumo y con dichas características que puedan
rehabilitarse de la situación de adicción, es que sugerimos ingreso a un Hogar de
Inau, que podría ser Hogar Martínez, si es que no existe una solución mejor».

16 de marzo de 2005

El equipo técnico del Centro de Ingreso de INAU, integrado una Licenciada en


Trabajo Social y una Licenciada en Psicología le envía al Juzgado de Familia el
siguiente informe.

«Asunto: situación del Joven Michael Pérez:

Con fecha 28 de febrero de 05 se comunicó a esa Sede la situación del joven a su


ingreso, así como la salida no autorizada realizada de nuestro Centro. El joven tuvo
un nuevo ingreso con fecha 28 de febrero reiterando su fuga el mismo día, sin tener
más información hasta el momento. Recordamos que fue entrevistado por la Dra Rieli
de nuestro Instituto y anexamos informe.»
XXXV

DIRECCIÓN DEL CENTRO:

La Directora Centro de Ingreso informa: «Con nuestro aval, se eleva respuesta a


oficio judicial y copia de informe de la Dra. Rieli, directora del Departamento de
Adicciones de nuestra institución.

Tal como lo plantea la Dra Rieli en su informe, el INAU no cuenta por el momento
con Centros especializados para jóvenes con consumo de sustancias psicoactivas que
sean menores de 15 años. Dada la sugerencia de la psiquiatra, antes de que el joven
protagonizara salida no autorizada, se iniciaron coordinaciones con el Hogar
Martínez, el cual nos informa que no cuenta con infraestructura para trabajar con
perfil de jóvenes con consumo, por lo que no sería posible confirmar allí un lugar
para Michael. De obtenerse mayor información en relación a Michael y a las
coordinaciones iniciadas se comunicará oportunamente a esa sede».

6 de abril 2005

Nota escrita a mano y con firma ilegible:

«Ha tenido un importante consumo. Muy ansioso. Solicitó internación en clínica para
poder aguantarse.

Agitó para motín.

Recibe 18 30 1 comprimido de Nozinan.»

8 de abril 2005

Reporte médico psiquiátrico:

«Nombre: Michael Pérez

Peso: 34500. Talla 1.45

Ingreso: 6 de abril

Antecedentes familiares: desconoce madre, padre y cinco hermanos.

Antecedentes personales: 4.° primaria incompleto, situación de calle desde hace 1


año, consumidor pasta base en gran volumen. Hurto para solventar adicción.
Hepatitis a los cinco años.

Examen: Inquietud durante el interrogatorio. Tatuajes en hombros, brazos y piernas.


Se solicita: consulta odontológica, hemograma, glicemia, orina, VDRL, VIH.»

Mayo 2005 (sin fecha precisa)

Informe de situación presentado por Psicóloga y Lic. en Trabajo social dirigido al


Juzgado: «El joven ingresa por primera vez a nuestro Centro con fecha 17/2/05 y por
disposición del Juzgado de Familia Especializado, quien dispone su internación por
su adicción a las drogas. Michael desde su primer ingreso recurre en forma casi
XXXVI

inmediata a las salidas no autorizadas del Centro, reingresando en tres


oportunidades más en las que se repite la situación.

Es un joven que se encuentra en situación de calle en la que ha permanecido alejado


de sus referentes familiares así como de la educación formal. Impresiona haber
adoptado una modalidad de funcionamiento autónomo en calle sin control adulto y
vinculado a jóvenes en similar situación. Esto se ve agravado por el consumo abusivo
de sustancias psicoactivas, principalmente de pasta base y marihuana y los
trastornos de conducta asociados al mismo que determinaron su internación. Su
último ingreso a nuestro Centro fue con fecha 5/4/05, fugándose el día 8/4/05,
posteriormente y con fecha 16/4/05 se interna en una clínica psiquiátrica.

En nuestro Centro el joven presentó dificultades de convivencia, episodios de


heteroagresividad y en una actitud muy reticente, con un gran monto de ansiedad y
en permanente búsqueda de traspasar los límites del Centro. En las entrevistas que se
intentaron mantener con el joven, se negó a proporcionar datos de su familia así
como a las propuestas de ubicarla. Desde su primer ingreso se coordinó con el
Departamento de Adicciones de nuestro instituto y fue entrevistado por la Doctora
Rieli.»

28 de julio 2005

Oficio del Juzgado dirigido al INAU:

«Sr. Director de INAU:

En autos caratulados: Michael Pérez, Ley 17823 453-306/2005, libra a Ud. el


presente en cumplimiento del decreto N° 2077/2005 en fecha 5/7/2005, a fin de
solicitarle conduzca al adolescente Michael Pérez, de 13 años, internado en vuestro
instituto, para dar audiencia a realizarse ante esta Sede el día 2/8/2005 a la hora
14:30.»

29 de julio 2005

En nota escrita a mano y sin firma se escribe:

«29/7. 14 hs no podemos retenerlo.»

5 de setiembre 2005

Nota escrita a mano por el encargado de Dirección: «En la noche del 5/9/05 Michael
se pelea con otro chico, interviene un educador y le pone límites. A partir de este
episodio se quiere ir y no se lo puede convencer para que se quede. Michael dice que
el educador le pegó, la educadora que estaba en el turno no lo puede confirmar,
ningún otro chico lo confirma».

10 de setiembre 2005

Firamado por el Director: «Memorando N° 315/05


XXXVII

Directora de Centros de Infancia

Para su conocimiento y envío a Juzgado oficio 306/2005, conducción de Michael


Pérez respuesta a oficio:

Comunico a Ud. que Michael Pérez ingresó a nuestro centro el día 29/7/05, ese
mismo día se registró salida no autorizada. Como es de suponer, el Centro de Ingreso
XX pertenece a la División Protección Integral, se trata por lo tanto de un centro de
amparo. Funciona en una casa ubicada en Ruíz casi Algorta, la que linda con
edificios de la zona. Dicha casa no está dotada, de un sistema de seguridad como
para que no se registren salidas no autorizadas. Hacemos lo posible para establecer
un vínculo afectivo que genere pertenencia, pues como amparo que somos no
podemos hacer uso de la fuerza, ni retenerlos contra su voluntad, esto a la luz del
nuevo Código.

En suma el joven no fue conducido porque no se encontraba en ninguna dependencia


del INAU a esa fecha. A su vez dejo constancia que el Oficio N°306/2005 fue recibido
por esta Dirección el día 2/9/2005 tal como lo indican los sellos pertinentes ».

28 de noviembre 2005

Ficha de la División Salud: «Hora: 13:30. Michael Pérez. 14 años.

Consumo de pasta base desde infancia, trastornos graves de conducta.

Episodio de Heteroagresividad. Rompió espejo y realizó corte profundo a un


compañero sin motivo alguno. Reintegrado de fuga hace pocas horas. Se destacan
cicatrices de autolesiones remotas y recientes, examen de pensamiento y humos sin
alteraciones. Minimiza episodio, no muestra remordimiento, no disimula estilo
disocial.

En suma: Trastorno disocial grave, consumo de sustancias.

Akineton 1 como cada 8

Risperidona 1 mg cada 8, Nozinan 1/2 horas 8

DPA 200 y 1 comp. horas 8 y 20

Sugiero encaminarlo a clínica de larga permanencia.»

1 de diciembre 2005

Nota escrita a mano y sin firma: «Michael Pérez.

Núcleo familiar:

Madre: Carla Romero, 41 años, soltera CI XXXXXXX


Padre: José Pedro Pérez. Muy violento, se retiró del hogar por orden del Juez
hace 5 años. Trabaja en la construcción, golpeaba mucho a Michael.
Hermanos: 5. Raúl Pérez, 20 años, preso. Ernesto Pérez 18 años vive en calle.
John Pérez 17 años con medida cautelar en INAU por homicidio.
Viven con la madre: Lorena Pérez, 12 años 4° primaria. Ricardo Pérez, 10 años
escuela doble horario.
XXXVIII

Michael hasta 3.° de escuela. Hace como dos años que está consumiendo pasta base
y en calle.

Accidente a los cuatro años, control con neuropediatra, baja visión.

Pareja de la madre: Carlos Rivera cel.: XXXXXXX.»

23 de diciembre 2005

Nota sin firma: «Entrevisté a la mamá de Michael. Por las fiestas ella tiene dudas de
que vaya a su casa y después se vaya para lo del padre a consumir».

11 de enero 2006

Informe de situación firmado por la psicóloga: «Antecedentes institucionales: es de


destacar que desde el año 2005, el joven Michael comienza las internaciones en
Centros de Inau.

Obviamente al principio no eran largas sus permanencias aquí tampoco, por lo que
dificultaba muchísimo generar un buen vínculo que nos permitiera comenzar a
plantearnos alguna estrategia de abordaje.

Sin embargo en noviembre fue visto por médico psiquiatra quien sugiere clínica de
medio camino. (Cabe destacar que luego de la sugerencia del Dr. estuvo casi un mes
fuera del Centro.)

Hoy por hoy, Michael ya hace más de un mes que está con nosotros y ha hecho uso de
licencia para las fiestas tradicionales. Evaluándose estas como positivas.

Hemos conversado muchísimo con Michael y su mamá, ambos están de acuerdo en la


necesidad de Michael de hacer un tratamiento psiquiátrico e internarse por lo mismo
en una clínica especializada.

Creemos importante dar trámite a lo sugerido por el Dr. ya que tenemos la


aceptación del joven y la demanda de ayuda de la madre. A su vez solicitamos sea en
forma “urgente” por dos razones: 1. el tiempo de Michael es más corto el
institucional y 2. una mayor permanencia en el Centro de Ingreso podría ser
negativa.

Antecedentes familiares: Mamá: Carla Romero, 41 años, soltera, actualmente está


con tratamiento oncológico, igualmente trabaja en una panadería.

Padre: José Pedro Pérez. Hace cinco años que están separados. El Sr. era muy
violento con la Sra y sus hijos y por orden del Juez fue retirado de su hogar. Hoy por
hoy, el Sr. Pérez hace changas en la construcción y es consumidor de pasta base. No
tiene vínculo con sus hijos.

Hermanos: Raúl Pérez, 20 años, preso por rapiña.


Ernesto Pérez 18 años con salida no autorizada de Centro de Privación
de Libertad, está en situación de calle, consumiendo pasta base.
John Pérez 17 años medida cautelar por homicidio.
XXXIX

Viven con la madre: Lorena Pérez, 12 años 4.° primaria. Ricardo Pérez, 10 años 3.°
de escuela.

Michael estuvo en manos de psiquiatra desde pequeño por su trastorno disocial, al


que hace aproximadamente dos años se le sumó el consumo de sustancias psicoactiva
(pasta base).

Se evaluó que el consumo no fue tan importante sino que fue una actitud más
imitativa (padre y hermanos).

En suma: Michael es un joven de 14 años, con un problema de trastorno disocial


importante que se le suma un consumo de sustancias psicoactivas ocasional y un
período de situación de calle de aproximadamente 2 años.

Hoy por hoy, está compensado, permanece en este Hogar, acepta la medicación tiene
el apoyo de su mamá y la expectativa de ir a un lugar de permanencia adecuado a su
conflictiva.

Se solicita ingreso a clínica de medio camino».

21 de febrero 2006

El Director Centro de Ingreso firma el siguiente documento: «MEMORANDO:

ASUNTO: Legajo móvil del joven Michael Pérez.

Elevo a usted Legajo Móvil del joven Michael Pérez, a los efectos de ser enviado al
Centro San Andrés, lugar donde se encuentra el mismo».

14 de marzo 2006

El Comisario, Jefe de la Seccional de la Policía de Montevideo, firma el


siguiente documento: «POLICÍA DE MONTEVIDEO
Sr Director de INAU:

Por medio de la presente y de acuerdo a lo ordenado por el Señor Juez Letrado de


Adolescentes, sírvase recibir en esa al menor Michael Pérez. Uruguayo, soltero de 14
años de edad, fecha de nacimiento no recuerda, el que fuera detenido el día 13 del
corriente por tentativa de hurto.

Adjunto a la presente copia fiel de la Novedad del Sistema de Gestión Policial, donde
se constatan las actuaciones llevadas a cabo por esta dependencia y boleto médico
N° xx.

Enterado al señor Juez de Adolescentes dispuso: ENTREGAR A RESPONSABLES


POR INTERMEDIO DEL INAU. Lo que se cumple.

Saluda a usted atentamente

JEFE DE SECCIONAL

COMISARIO xxxx.»
XL

DAVID

David está entre sus 14 y sus 17 años vinculado al sistema de


protección. Ingresa traído por la madre, diciendo «no puedo con él»,
«me quiso matar». David roba, causa disturbios, los vecinos están
preocupados por él. Vive episodios intensos de violencia, y es dañado
en varias ocasiones. Tiene un consumo importante de drogas. El
padre también consume y se desvinculó de él desde su infancia.
Vemos cómo durante ese período nadie está dispuesto a ofrecerle
cuidado, y vemos así la ausencia de todo sostén. A los 17 años, vuelve
en uno de sus reiterados ingresos a las instituciones de protección y
dice «me aburrí de estar en la calle, estoy amenazado por todos
lados». Se intenta una derivación al área laboral, pero David se
vuelve a ir del sistema por decisión propia.

David Valdez nació el día 23 de julio de 1989. Proviene de una ciudad próxima a
Montevideo. Ingresó por primera vez a uno de los Servicios del Sistema de Protección
(INAU) el día 22 de febrero de 2004, teniendo catorce años.

2004

22 de febrero de 2004

Ingresa al Sistema por «abandono de hogar».

El Comisario, Jefe de la Unidad, firma el Oficio de la Jefatura de Policía, dirigido al


Servicio de Protección al cual ingresa:

«Acorde a lo dispuesto por la Señora Juez Letrado de esta ciudad, cúmpleme


informarle a Usted que siendo las 02:35 del día de la fecha, personal de esta unidad
concurrió a calle Ortiz procediendo a trasladar al menor David Raúl VALDEZ
VARELA, 14 años de edad, carente de cédula de identidad, conjuntamente con su
madre Sra. Ana Laura Varela, de 57 años de edad, mismo domicilio, la cual
manifestó que su hijo es la segunda vez que toma alcohol y se droga con cemento,
siendo imposible su control.
XLI

Dicho menor fue visto en el Hospital local por la Dra. Muniz, quien pidió boleta que
dice: “ES TRAÍDO POR LA POLICÍA, ALIENTO ALCOHOLIZADO Y
TOTALMENTE AGRESIVO, SE COLOCA ESPOSAS Y SE ENVÍA A LA
COMISARÍA. ES IMPOSIBLE COLOCAR SUERO» sigue firma.

Enterada la Dra. López, dispuso de mandato verbal que se daba por enterada y
referente al menor que el INAU se hiciera cargo de su situación.

Acorde a lo dispuesto por la Magistrada actuante, enterada la Psicóloga de guardia


del INAU, la misma solicitó que hora 10:00 el menor fuera derivado, con el
emplazamiento de la madre para la misma hora, con los antecedentes del caso.

Elevándose el presente informe a su despacho a los fines que estime puedan


corresponder.»

28 de febrero de 2004

El Comisario, Jefe de la Unidad de la jefatura de policía por «disposición judicial»


informa a la Directora del Centro de Acogida del Menor: «Elevo a usted el presente,
informando que la Juez Dra. Techera, dispuso que el menor David Raúl VALDEZ
VARELA, oriental, de 14 años de edad, hijo de Ana y David sea entregado en ese acto
a su Madre. Conjuntamente con los antecedentes para que dicha oficina prosiga las
actuaciones.

El menor de referencia, dio intervención a esta Policía, por el siguiente hecho: en el


día de la fecha se recibió llamado al servicio 911. A lo expuesto un Móvil conducido
por un agente policial, a la calle Ortiz desde dicho lugar preceden a la casa del
menor mencionado, conjuntamente con su madre, Sra. Ana Laura Varela, oriental,
divorciada de 56 años de edad, visto el menor en el hospital local, expide boleta
adjunta y dice: Paciente que viene a reconocimiento, sigue ilegible, una vez indagada
la Sra. manifiesta que momentos antes se encontraba en su domicilio, junto a su
nuera Florencia MARQUEZ y entra su hijo David, tomando una cuchilla queriéndola
matar, por lo que solicitó la colaboración de la Policía. Solicitando la madre que él
permanezca en esta hasta que se tranquilice.

Estando el menor en presencia de su madre niega las acusaciones en su contra.»

19 de marzo de 2004

Informe escrito por psicóloga y asistente social dirigido a la Directora del Centro de
Ingreso en el que se encuentra David:

«Las que suscriben, cumplen en informa a usted, respecto a la internación actual del
menor David Valdez Varela de 14 años de edad, quien, a nuestro entender, se
encuentra en situación de riesgo debido a su problemática de adicción, conductas
inapropiadas sumadas a la negligencia familiar.

Cabe señalar que el niño llega en dos oportunidades a nuestro Programa de acogida
por encontrarse drogado y protagonizando hechos de violencia especialmente
dirigido a su madre. En la última de ellas, amenazó con un cuchillo a su cuñada.

Este equipo de trabajo solo pudo realizar un número limitado de entrevistas debido a
la falta de respuesta e interés tanto por parte del menor como de su madre. Lo debió
XLII

insistir mediante VISITAS DOMICILIARIAS no logrando que la Sra. Ana Laura


Varela asuma sus responsabilidades y obligaciones inherentes a la patria potestad.

Sin embargo, se recogió denuncias varias de vecinos preocupados por la situación


del menor, alertando de sus robos, provocaciones y disturbios debido al consumo.
Hacemos especial hincapié en que las técnicas actuantes han agotado todos los
recursos válidos para integrar al menor y familia no solo al tratamiento psicológico y
social sino a los talleres que recientemente comenzaron a implementarse.

Por lo antes expuesto y temiendo a que se ponga en riesgo la integridad física del
menor es que solicitamos a usted autorice elevar el presente informe al juzgado
competente para tomar conocimiento y actúe en consecuencia.

Saludamos atentamente. Adjuntamos actuaciones policiales.»

La Directora escribe: «Pase a juzgado para su conocimiento y resolución.»

Diez días después este informe ingresa a Fiscalía.

30 de marzo de 2004

El fiscal informa al Juez de la siguiente manera: «Atento a lo informado, deberán


citarse al menor y a sus representantes legales, para que comparezcan ante la Sede y
en caso de inasistencia se proceda a su conducción.»

12 de abril de 2004

El Juzgado que recibe la información informa: «Cúmplase con lo dictaminado.»

29 de junio de 2004

Jefatura de Policía: «El menor es trasladado para tratamiento específico.»

2 de julio de 2004

Se fuga.

10 de agosto de 2004

Reingresa al Hogar tras Salida No Autorizada (Fuga) a través del Juzgado y quedando
a disposición del Juez. David es trasladado a otro Centro.

Desde la Jefatura de Policía se presenta un informe firmado por el Sub Comisario,


Encargado de la Seccional, dirigido al Juez Letrado del Instituto Penal y de Menores,
estableciendo:
XLIII

«Para su conocimiento siendo la hora 21:45 del día 9/8/04 se tomó conocimiento en
base del Cuerpo de Radio Patrulla de que en una finca había un menor fugado del
INAU.

Por lo expuesto concurrió al lugar personal en el patrullero, donde se entrevistaron


con Fabiana y Micaela Eirin Varela, quienes les manifestó que allí se encontraba su
hermano el menor David Raúl VALDEZ VARELA, oriental de 15 años, hijo de Ana y
David, fugado del INAU, el cual es conducido, acompañado de la anterior, al
hospital local, quien fue visto por la Dra. Muniz quien expidió boleta médica que
adjunto y dice “VALDEZ, SIN LESIONES EN EL MOMENTO ACTUAL”.

Acto seguido se presentó en esta Fabiana EIRIN, demás datos sobran, expresando
que su hermano hace aproximadamente un mes que se está quedando en su casa, no
habiendo dado cuenta por lástima, pero no resistió más la situación debido a que se
droga, desconociendo dónde la consigue, por lo que no se hace cargo.

Indagando el menor David Raúl VALDEZ, expresó que está con su hermana desde
hace un mes, anteriormente vivió en casa de su madre y con referencia a la falta del
hogar, expresó que tenía problemas con la droga, por lo que concurrió al Centro de
Ingreso de INAU, pidiendo ayuda para rehabilitarse, por lo que lo enviaron a la casa
de la Sra. Mirta Taborda (cuidadora de INAU), donde estuvo dos o tres semanas, que
últimamente no se droga y las veces que lo hizo fue con cemento que le
proporcionaba un amigo.

Se hace constar que con fecha 4/7/04 se presentó en esta Seccional Mirta Adriana
TABORDA PÍRIZ, oriental, divorciada de 49 años, cuidadora del Servicio y que
hacía ocho días se le dio en tutela al menor David VALDEZ VARELA, demás datos
sobran, y en día de la fecha próximo a la hora 09:00 le dio la suma de $20 pesos
uruguayos, no regresando hasta el momento, desconociendo dónde podía estar.

Puesta en conocimiento la Sra. Mirta Taborda, que dicho menor había aparecido, la
misma manifestó que había concurrido al Centro de Ingreso de INAU donde la
enteraron que la situación del mismo había pasado a la órbita judicial, por lo que
ella no se haría cargo.

Consultada la Asistente Social del Servicio de esta ciudad, referente a la situación de


dicho menor, informó que pasó al Juzgado Letrado, teniendo el expediente la
funcionaria Martina, por lo que quedó a la espera de la Orden de Internación.

A los fines que estime conveniente elevo las presentes actuaciones, conduciéndose al
menor y a su hermana a su despacho.»

Desde el juzgado, con la firma de David y del Juez, se plantea:

«Estando en audiencia el Sr. Juez Letrado de 2do. Turno comparece un menor quien
expresa llamarse: DAVID RAÚL VALDEZ VARELA, oriental, de 15 años de edad,
desocupado. PREG. Con quién vive. CONT. Ahora con mi hermana. PREG. Por los
hechos. CONT. Yo antes vivía con mi madre pero ella se enfermó y estuvo internada
como un mes y yo quedé en casa solo. Cuando ella salió estuvimos un tiempo
viviendo juntos y se enfermó otra vez y se fue para la casa de mi hermano. PREG.
Por su padre. CONT. Lo veo pero no vivo con él porque él vive trabajando. PREG.
Por qué pidió internarse en el INAU. CONT. Porque estaba en la calle porque era
cuando mi madre estaba internada y yo estaba en la calle y fui al INAU y me
mandaron a la casa de una señora, era una cuidadora estuve un tiempito pero no me
llevé bien con ella porque ella dijo que yo le faltaba el respeto y no era cierto y me fui
XLIV

para la casa de mi hermana. PREG. Si consume drogas. CONT. Sí, cemento, pero
ahora no. PREG. Con quién se drogaba o quién se lo daba. CONT. Yo solo nomás yo
lo compraba en los almacenes pero es de ese de las bicicletas. PREG. Si alguna vez
usó otra cosa. CONT. No otra cosa no, solo cemento. PREG. Si está dispuesto a
concurrir a un centro para rehabilitarse. CONT. Yo quiero que me dejen con mi
hermana y si tengo que ir a la sicóloga yo voy pero no me gustaría ir a un lugar
internado. PREG. Si puede vivir de nuevo con su madre. CONT. No sé ahora, hace
días que no la veo está en Montevideo en la casa de mi otro hermano pero no sé
dónde es, no sé si puedo estar con ella. PREG. Si está dispuesto a ir al Servicio solo
para rehabilitarse. CONT. No, yo quiero con mi hermana, si me dejan ir con ella yo
hago todo lo posible para dejar todo y voy donde me digan. PREG. Si tiene algo más
que agregar. CONT. No.»

Otro informe del Juzgado, firmado por la hermana de David y el Juez:

«Estando en audiencia el Sr. Juez Letrado de Primera Instancia en lo Penal y de


Menores, comparece una persona citada, a quien se le hace conocer lo establecido en
el Art. 227 del Código del Proceso Penal y expresa llamarse: FABIANA MICAELA
EIRIN VARELA, oriental, soltera, de 26 años de edad, desocupada. PREG. Por las
demás generales de la ley. CONT. Me comprenden por ser hermana de DAVID
VALDEZ. PREG. Por los hechos. CONT. Mi hermano vivía antes con mi madre y ella
estuvo enferma que estuvo un mes internada y él se había quedado medio solo aunque
iba a mi casa a comer, él en realidad había quedado al cuidado de la casa. Él ahí ya
andaba con problemas de droga y entonces empezó a vender las cosas de la casa de
mi madre para drogarse, vendió todo lo de la casa. Cuando mi madre salió no tenía
nada ni donde dormir y se fue para la casa de una amiga; en eso mi hermano se fue
para la casa del padre pero también le robó cosas y el padre no lo quiso más.
Después el mismo fue al Servicio porque no tenía donde quedarse y se internó él solo;
estaba con una cuidadora. PREG. Por el nombre y domicilio de la madre y padre del
menor. CONT. Mi madre es Ana Laura Varela, viven en la calle no la sé y el padre es
David Valdez y vive en otra ciudad, pero no sé más nada. PREG. Si su madre ve al
menor. CONT. Sí, él va a verla a la casa de la amiga, se ven sí. PREG. Qué pasó con
el menor. CONT. Él salió del INAU hace como un mes y desde ahí está en casa pero
el problema es que se sigue drogando, se va de día y viene de madrugada a las 5 de
la mañana y drogado, en casa está bien, no le falta nada, tiene ropa y todo y él vende
todo para drogarse. PREG. Si sabe dónde consigue la droga. CONT. No, no sé nada,
no conozco a nadie, él se va y viene drogado incluso vende las cosas que no son de él
porque mi esposo le prestó una campera y también se la vendió. PREG. Si él estuvo
en algún hogar del INAU. CONT. No, en hogar no, estaba con una cuidadora. PREG.
Si el menor estuvo en tratamiento en algún momento. CONT. Nosotros estuvimos
concurriendo a la sicóloga de Servicio acá pero él no quiso ir más. PREG. Si Ud.
puede hacerse cargo de su hermano. CONT. No, ahora no porque él sigue
drogándose y yo estoy teniendo problemas con mi esposo por eso yo así no puedo.
PREG. Si Ud. habló con su madre para ver si puede tenerlo. CONT. Lo que pasa que
ella pasa más en el Hospital que en la casa y donde vive es de una amiga. Ella en este
momento está internada en el Hospital. PREG. Si hay algún familiar que pueda
hacerse cargo del menor. CONT. No, lo hemos llevado a la casa del padre y
hablamos con él para ver si podía hacerse cargo, dijo que si que podía ir pero al
ratito se le fue y apareció en casa otra vez drogado. PREG. Si estuvieron en el INAU
de la ciudad. CONT. Sí, pero me dijeron que tenía que ir a un centro de
rehabilitación y que ellos no podían que eso lo tenía que decidir el Juez. PREG. Si
tiene algo más que agregar. CONT. No. Quiero que esté en un centro de
rehabilitación que esté bien ahora mi esposo por todo esto no lo quiere más en casa.»
XLV

Nota del Juzgado «En autos: David Valdez. Su situación», explicitándose: «De
acuerdo a lo solicitado se entrevista al menor David Valdez y a su hermana Fabiana
Eirin. Se realizan las mismas en forma individual, agregándose posteriormente
entrevista con el Sr. Víctor Montero compañero de la Sra. Eirin.

Ampliando estas entrevistas se coordina telefónicamente con el Centro de Ingreso de


INAU.

Surge de las entrevistas los factores de riesgo que han rodeado a David:

- ciclo primario s/culminar

- cambios de domicilio

- ausencia de la figura paterna en la vida cotidiana

- enfermedad de su madre

Su hermana ha manifestado que en varias oportunidades, ha llegado a su casa en


horas de la madrugada con abuso en el consumo de sustancias psicoactivas, con mal
estado de higiene.

Como también han salido ella y su compañero a buscarlo en la zona encontrándolo


en las mimas condiciones “tirado” en un campo cercano al cementerio. Agregando
que se le ha dado ropa para su uso y que luego David “vendía”; al igual que objetos
y ropa de su casa, antes lo que se visualizaban conductas infraccionales y se entiende
que David necesita apoyo para revertir el consumo actual para un mejor desarrollo
personal.»

Otro documento con sello del Poder Judicial firmado por el asistente social, pero sin
aclaración de firma, por lo que no se puede saber quién lo firmó:

«Atento a las emergencias de las actuaciones que anteceden, dispónese la internación


del menor David Valdez Varela en dependencias del INAU en carácter de amparo,
oficiándose a dichos efectos en la forma habitual.

Asimismo, cítese a declarar ante la sede a los padres del menor referido,
cometiéndose a la oficina el señalamiento.»

12 de agosto de 2004

Se fuga.

Oficio del Juzgado con esa fecha, con la firma de la madre y del Juez:

«Estando en audiencia el Sr. Juez Letrado de 2do. Turno comparece una persona a
quien se le hace conocer con lo establecido en el Art. 227 del C.P.P. y expresa
llamarse: Ana Laura Varela, oriental, divorciada, de 57 años de edad, pensionista.
PREG. Por las demás generales de la ley. CONT. Me comprenden por ser la madre
del menor David Valdez. PREG. Si su hijo vivía con Ud. CONT. Es mi hijo y vivía
conmigo siempre, vivió conmigo lo que pasa que yo caí internada el 16/5 y estuve
hasta el 26/5 y en esos días él quedó a cargo de la casa. PREG. Si el menor estudia.
CONT. Él dejó la escuela a los pocos días de empezar 6to. año no quiso ir más y
cuando la dejó hacía algunas changuitas, cuando eso se portaba bien. PREG. Si Ud.
XLVI

tiene control sobre su hijo. CONT. Cuando vivíamos juntos yo andaba todo el día
detrás de él porque fue cuando empezó con el problema de la droga; yo tengo otro
hijo que está procesado, yo nunca lo dejé de lado, yo le hablé, le decía que eso le
hacía mal por las drogas pero no me hacía caso. PREG. Si Ud. sabe dónde la
consigue. CONT. No sé, pero en la zona hay por todos lados. PREG. Si Ud. sabe que
el menor pidió amparo en el Servicio porque estaba solo no tenía donde ir. CONT. Sí
pero eso fue cuando yo estaba internada, a casa fue la Asistente Social y todo pero él
no se quería tratar, yo no podía porque estaba internada, cuando salí me había
vendido todo de mi casa. PREG. Si cuando Ud. está internada no puede dejarlo a
cargo de alguna persona mayor. CONT. La hermana le daba comida, él quedaba solo
en casa pero podía ir a la casa de la hermana. PREG. Por el padre del menor.
CONT. Nunca se ocupó de él, yo me separé de él porque tomaba y no quise darles ese
ejemplo a mis hijos. PREG. Si Ud. concurría al INAU cuando se lo decían. CONT. Yo
fui dos veces con él y muchas veces no podía ir porque no tenía plata, yo la única
entrada que tengo es mi pensión y como en el comedor de INDA; yo les expliqué que
yo no podía andar a altas horas de la noche corriendo atrás de él, yo soy enferma no
puedo andar así buscándolo por todos lados. PREG. Por lo informado por el INAU.
CONT. Eso no era cierto, yo dentro de todo me preocupo lo que pasa que no quiere
ir, me decía que fuera yo sola que la loca era yo. Él se pasa drogando, yo así no
puedo, no sé qué hacer, yo le hacía todos los gustos que podía, le compré hasta una
bicicleta, pero yo le dije que no podía comprarle más nada porque él después vende
todo igual por $20 que es lo que sale un porro, yo así no puedo porque de pronto yo
me prohíbo de comprarme un remedio para que él tuviera algo y después vende todo
por la droga, además me enfrenta, yo me hago respetar pero yo algunas veces me da
miedo, parece que me va a levantar la mano cuando quiere que le dé plata y le digo
que no tengo. PREG. Si Ud. trató de llevarlo al médico de Salud Pública para algún
tratamiento. CONT. Nunca quiso ir al médico, estando drogado dos veces la Policía
lo llevó al Hospital porque estaba totalmente drogado pero ahí en Salud Pública no
quisieron ni tocarlo. PREG. Si Ud. buscó otros recursos para la atención del menor
por su adicción. CONT. Sí, en la ciudad donde vivíamos hay un lugar que son
Evangelistas y ayudan a la rehabilitación pero él se escapa y me dijeron que así no
pueden hacer nada por él, ahí podía estar bien pero él no quiso nada. PREG. Si Ud.
sabe que el menor fue internado por esta Sede y si se comunicó con el INAU. CONT.
Sí, yo hablé con el INAU, me dijeron que estaba en hogar XX (con privación de
libertad) incluso pude hablar con él mismo por teléfono, lloró mucho y me pidió que
lo sacara de allí. PREG. Si Ud. tiene contacto con el padre del menor para buscar
una solución. CONT. No, no tenemos contacto, yo nunca le dije nada porque él vive
tomando día y noche, entonces para qué si era una persona que hasta le pegaba a la
madre. Todo esto yo sé que afecta a David y lo que lo puso peor es tema del hermano
que está preso, él como que quiere imitar al hermano, la señora del hermano vive
pegado a mi casa y desde que mi hijo está preso ella lo engaña, sale con otros y eso
David lo pone muy mal, por dos veces la trató de agredir con un cuchillo para
defender al hermano, todo eso lo pone mal. Una vez se fue unos días a vivir con el
padre pero también a él le robó, por eso no va más. PREG. Por la dirección del
padre de menor. CONT. Él es David Valdez y vive en (...) PREG. Si Ud. si el menor es
egresado del Servicio si tiene donde vivir con él. CONT. No, porque donde yo estoy
mi amiga me acepta a mí sola con él no, así que si sale buscaré recursos con la
hermana para ver si lo acepta. Si no se hace cargo el padre, yo donde estoy es de
agregada no sé qué hacer. PREG. Si Ud. se puso en comunicación con el INAU para
plantearles todo esto. CONT. Cuando yo hablé me dijeron que era bueno que yo lo
visitara, que no se sintiera abandonado, así que pienso ir lo antes posible. PREG. Si
tiene algo más que agregar. CONT. Que yo busqué recursos por todos lados pero
casi todo hay que pagar y yo con qué voy a pagar. Pregunté en el Maciel y en el
Pereira Rossell y parece que en todos lados me sacan el cuerpo, no tuve ayuda de
nadie. Yo quiero el bien para él, que se pueda rehabilitar, pero la verdad que yo no
XLVII

puedo tenerlo porque no tengo un lugar para vivir y estoy enferma, el médico me dijo
que mi corazón está en un hilo, los problemas y disgustos me hacen mal, yo traté de
preocuparme todo lo que pude pero él no quiere ayudarse, la hermana lo mismo
hasta tuvo problemas con la pareja por ayudarlo a él.»

17 de agosto de 2004

El Juez firma: «Atento a las emergencias de las actuaciones precedentes, confiérese


vista de las mismas al Ministerio Público, a sus efectos.»

20 de agosto de 2004

La Fiscalía Letrada Departamental ingresa la documentación anterior y le da salida


seis días después. Es el 26 de agosto entonces que egresa el informe dirigido al Juez,
expresando: «Este Ministerio solicita se cite al padre del menor David, en el
domicilio que se menciona a p. 12, bajo apercibimiento de ser conducido.»

27 de agosto de 2004

El Juez Letrado firma: «Cúmplase con lo requerido por el Ministerio Público en el


dictamen que antecede, en los términos que allí se mencionan, cometiéndose en lo
pertinente en la forma de estilo.»

Al día siguiente, la Sra. Actuaria Adjunta redacta: «Se remite al Juez Letrado registro
dispone la circular 79 del 27/9/04.»

2005

Es el 1° de febrero de 2005 cuando se recibe esta documentación, pasando dos días


después al despacho.

Con esta misma fecha se encuentra la carátula del expediente de David del Juzgado
Letrado, que posee el siguiente título «Valdez Varela, David» «Su situación»

En la primera hoja de este expediente aparecen las «personas a notificar y sus


domicilios» de la «parte actora o gestionante» donde aparece el nombre de David y
sus datos personales.

14 de febrero 2005

Nota del Juzgado, firmada por la Actuaria Adjunta Pasante, dirigida a Comisario de la
Seccional de Policía «En autos caratulados: “VALDEZ VARELA, DAVID - SU
SITUACIÓN” y en cumplimiento del decreto N°243/2005 del 3/2/2005, se libra a Ud.
el presente a fin de que se sirva comunicarle al Sr. DAVID VALDEZ que debe
concurrir a la audiencia del día 24 de febrero de 2005 a las 9 horas en esta sede en
forma puntual y con abogado.»
XLVIII

Nota del Juzgado, firmada por la misma Actuaria Adjunta Pasante, dirigida a
Comisario de otra Seccional Policial: «En autos caratulados: “VALDEZ VARELA,
DAVID RAÚL - SU SITUACIÓN” y en cumplimiento del decreto N°243/2005 del
3/2/2005, se libra a Ud. el presente a fin de que se sirva comunicarle a la Sra. Ana
Laura Varela que se asumió competencia en los presentes autos y que debe concurrir
a la audiencia del día 24 de febrero de 2005 a las 9 horas en esta Sede en forma
puntual y con abogado.

Además comunicarle que debe aportar testimonio de partida del menor DAVID
VALDEZ.»

Este documento se encuentra sellado por la Comisaría que la recibe, con fecha 17 de
febrero.

23 de febrero de 2005

Dirigido al Juez y firmado por el Comisario, Jefe de la Seccional: «Reintegro el


presente a su despacho, informando que se comisionó al Agente de Segunda
MARTÍNEZ quien concurrió a la dirección aportada, entrevistándose con la Sra.
Fernanda Núñez, oriental, casada de 42 años de edad, allí domiciliada, quien
manifestó que la causante vivía con ella, pero hace varios meses que se fue para
Montevideo, desconociendo su actual domicilio o paradero».

24 de febrero de 2005

«En la fecha comunicado en forma telefónica en la Seccional Policial, la Agente


informa que fue efectivamente citado el Sr. Valdez.

Asimismo comunicado telefónicamente en la Seccional, el Agente informa que la Sra.


ya no vive más en ese lugar.»

Firmado por la Defensora de Oficio, el padre de David y la Jueza: «En autos:


“VALDEZ VARELA, DAVID RAÚL. VIOLENCIA DOMÉSTICA. LEY 17.514”,
comparece el Sr. David Valdez, asistido por la Dra. Fernández constituyendo
domicilio en Defensoría de Oficio, la Sra. Ana Laura Varela no comparece, siendo la
hora 08:00. Comparece por el Ministerio Fiscal la Dra. Peña.

La denunciante manifiesta que cuando se fue de mi casa tenía como una bolsita de
droga y él salió corriendo. Él hace ocho meses que lo echó de la casa y no sabe cuál
es su situación actualmente, supongo que ahora está con su madre, no lo sé
fehacientemente. Tampoco sé dónde viven.

La Sra. Juez provee: COMETESE UN INFORME SOCIAL EN EL HOGAR DE LA


MADRE DEL MENOR ASÍ COMO EN EL DEL PADRE AL SERVICIO A QUIEN SE
DERIVA LA FAMILIA DE AUTOS A EFECTOS DE SU SEGUIMIENTO.
SOLICITESE ASIMISMO INFORMACIÓN RESPECTO DEL ACTUAL DOMICILIO
DEL MENOR DE AUTOS A DICHA INSTITUCIÓN Y EN SU CASO A LA POLICÍA.
ADVIERTESE AL PADRE DEL MENOR QUE DEBERÁ TENER PRESENTE SUS
DEBERES PROVENIENTES DEL EJERCICIO DE LA PATRIA POTESTAD DE SU
MENOR HIJO. SOLICITASE TESTIMONIO DE PARTIDA.»
XLIX

28 de febrero de 2005

Nota del Juzgado, firmada por la Actuaria Adjunta, al Comisario de Seccional


Policial: «En autos: “VALDEZ VARELA, DAVID. SU SITUACIÓN “Según lo
dispuesto por providencia N°901/2005 de fecha 24/02/05”, se libra el presente a fin
de SOLICITARLE informe sobre le domicilio actual del menor DAVID RAÚL
VALDEZ VARELA, cuyo último domicilio conocido era el de la casa de su hermana
la Sra. Fabiana Micaela Eirin Varela.»

3 de marzo de 2005

Comisario le responde al Juez: «Reintegro el presente a su despacho, informando que


se comisionó al Agente de Segunda RAMOS quien concurrió a la dirección aportada,
entrevistándose allí con la hermana del causante, la Sra. Fabiana EIRIN VARELA
oriental, soltera de 27 años de edad, quien informó que su hermano “DAVID” vive
con su madre la Sra. Ana Laura Varela en calle (...).»

15 de abril de 2005

David reingresa a Centro de Ingreso de INAU con orden del Juzgado

19 de abril de 2005

Se fuga.

5 de mayo de 2005

La Jueza Letrada establece «téngase presente y cúmplase con lo pendiente de fs. 18.»

11 de mayo de 2005

El Inspector Asistente Social: «Se devuelve dando cuenta de que el informe social
debe ser realizado por el INAU según consta en auto 901/2005 de fs. 18.»

2006

7 de febrero de 2006

La Jueza letrada solicita «el informe social al INAU».

2 de marzo de 2006

Oficio del Juzgado dirigido al INAU, firmada por la Juez Letrada y Actuaria Adjunta:
«En autos: “VALDEZ VARELA, DAVID. SU SITUACIÓN LEY 17.514” y de acuerdo
a lo dispuesto por auto n°297/2006 del 7 de febrero de 2006, se libra a Ud. el
L

presente a fin de que sirva remitir a esta Sede el INFORME SOCIAL realizado en el
hogar de la Sra. Ana Laura Varela, y del Sr. David Valdez. Ambos, padres del menor
David Valdez Varela.

Dicho INFORME, fue solicitado en su oportunidad, mediante Oficio N° 346/2005, de


fecha 28 de febrero de 2005».

10 de mayo de 2006

David reingresa al Sistema de Protección por reintegro de S.N.A (Fuga)


estableciéndose como causal de ingreso: «presunción de infracción».

30 de mayo de 2006

Desde la Comisaría se dice:

«De acuerdo al presente Oficio, fue enterada la Dra. Moreno Juez Letrado de
Familia, quien tomó intervención en su oportunidad en que fue internado,
disponiendo la misma el REINTEGRO del menor David Raúl Valdez Varela en
Dependencias del INAU, Hogar Camino de donde se encuentra fugado.

Dicho menor es retirado de la Seccional por personal de INAU (Centro de


Diagnóstico) haciéndose entrega a Juan Matosas, firmando para constancia.»

Oficio Judicial firmado por el Juez Letrado y la Actuaria:

«Se libra a Ud. el presente, a fin de poner en su conocimiento que en el día de la


fecha fue traído a esta Sede el menor DAVID VALDEZ VARELA en averiguaciones
de un hecho delictivo, quedando el mismo en libertad. Dado que el mismo fue
internado en el INAU (Hogar Camino) por esa Sede en Fa. 170.164/04 y
encontrándose fugado desde el mes de Abril de 2005 se pone el mismo a su
disposición para Resolución.»

Ese mismo día es recibido el oficio, informándose:

«El menor de autos pone en conocimiento de la sede que se domicilia en otro barrio
de la ciudad junto a su madre. Se deja constancia que no firma por estar esposado.
Aporta la dirección de la hermana: Sra. Fabiana Eirin.»

Al día siguiente se envía a despacho, «dando cuenta que el menor se retiró en


compañía del Agente de Policía para la Seccional a efectos de enterar a la Juez
competente.»

Esta última, la Juez letrado, solicita información «respecto del menor al INAU».
LI

4 de junio

Con esta misma fecha encontramos un registro destinado a la Directora Encargada del
Servicio de INAU, firmado por la asistente social:

«La que suscribe Asistente Social del INAU, de acuerdo a lo solicitado, cumple en
informar al respecto.

El joven David Valdez Varela y su madre ya NO se domicilian en la dirección


aportada. De acuerdo a las investigaciones realizadas a nivel de comunidad, se pudo
constatar que la Sra. Ana Laura Varela se encuentra viviendo en concubinato con el
Sr. Ángel Denis Duarte Ramos que se desempeña como cuida-coches desde hace
varios años frente al Supermercado TATA. Dicho Señor es promitente comprador de
una vivienda. Debido a que se confirmó que la madre se domicilió allí y que el joven
está junto a ella, se realiza citación de ambos para presentarse al Servicio y se
entrevista al Sr. Duarte Ramos. Este último manifiesta que David había abandonado
el consumo de drogas por un tiempo y había tenido algunos intentos de inserción
laboral (changas, cuida-autos determinados horarios). Sin embargo, su conducta
tuvo altibajos que hacen presumir reincidencia en el consumo.

Estando pendiente una nueva visita domiciliada el día de la fecha, se comunica con el
Servicio, personal de Juzgado Penal de esta ciudad, quien informa que el menor se
encuentra allí, por causa de infracción. Se sugiere institucionalización del joven en
atención a la falta de soporte familiar responsable.»

6 de junio de 2006

El informe de la Asistente Social es recibido por el Poder Judicial y se envía al


despacho.

7 de junio de 2006

Oficio Judicial, firmado por el Juez Letrado y la Actuaria, dirigido al Servicio de


INAU: «En autos: “VALDEZ VARELA, DAVID - SU SITUACIÓN” se libra a Ud. el
presente según lo dispuesto por decreto N°3605/2006 de fecha 7 de junio de 2006 a
efectos de que se proceda a la internación por amparo y para recibir tratamiento del
menor DAVID RAÚL VALDEZ VARELA, hasta decisión posterior, en el lugar que
consideren conveniente para su permanencia.

Asimismo se deja constancia que la primera internación no fue dispuesta por esta
Sede como se menciona en el oficio de fs. 27. sino que fue dispuesta por la Sede Penal
conforma surge de fs. 10».

19 de junio de 2006

David reingresa al Centro de Ingreso «Camino» por consumo de drogas, a través del
Juzgado. La última situación conocida se debe a una nueva salida no autorizada
(fuga). Esta documentación derivada del sistema informático se encuentra firmada por
la madre de David, agregando «no lo recibo, soy la madre».
LII

La Jefatura de Policía, con la firma del Encargado de Seccional Cuarta, Sub


comisario, dirige al Director del Servicio de INAU:

«Objeto: Valdez Varela, David, por orden Judicial se conduce para internación, de
acuerdo a lo dispuesto por Oficio, la Sra. Juez Letrado en el día de la fecha bajo
custodia de esta Seccional se conduce para su internación por amparo y para recibir
tratamiento al menor David Raúl Valdez Varela O/S 16 años.»

2007

9 de abril de 2007

El médico que atiende a David da cuenta de que «no se constatan lesiones en el


examen externo».

Desde el Juzgado Letrado, con la firma del Juez Letrado y la Actuaria Adjunta se
informa al Servicio: «En autos “VALDEZ VARELA, DAVID RAÚL” SU SITUACIÓN
LEY 17.823 se libra a Ud. el presente según lo dispuesto por decreto del día de la
fecha a efectos de que se INTERNE al menor, 17 años de edad y que REMITA los
antecedentes y diagnósticos realizados a dicho menor en las dependencias en las
cuales ha estado internado».

La asistente social del Servicio de INAU en informe dirigido a la Directora del


mismo, con la firma de la Encargada de Dirección del Servicio expresa: «Se dirige a
usted a efectos de poner en su conocimiento la actual situación de calle del
adolescente David de 17 años de edad y solicitar su autorización para dar
internación judicial en forma urgente.

Siendo el día de la fecha, se presenta en esta institución el adolescente mencionado,


manifestando que desde hace días se encuentra en situación de calle. Cabe aclarar
que el mismo, ya había estado vinculado a este servicio en base a la experiencia
piloto del Programa de Acogida. En dicho período el menor estaba a cargo de su
madre pero en varias oportunidades esta lo había expulsado de su casa a causa de
las transgresiones de su hijo. Antecedentes de consumo de drogas, niega consumo
actual de sustancias.

La madre de David actualmente se encuentra en concubinato con un Sr. llamado


Duarte Ramos. La relación de la pareja con el joven es nula dados los serios
conflictos originados y las constantes expulsiones del hogar. Se ha comprobado una
clara negligencia e incumplimiento de las obligaciones inherentes a la patria
potestad de tipo históricas por parte de su madre que ha originado las constantes
permanencias en calle del adolescente.

Cabe señalar que este último en varias oportunidades ha sido institucionalizado en el


Servicio de Protección a la Infancia y la Adolescencia pero de todos los hogares se
ha fugado.

Según informa en este Centro, desde hace algunos días está pernoctando en una
vivienda abandonada. No sabe precisar las calles y numeración de la vivienda.

Por lo antes expuesto, se considera que es de altísimo riesgo la actual situación del
joven, quien se encuentra vulnerado en sus derechos. Si bien en tres meses cumple su
mayoría de edad, no es posible negarle el AMPARO que a la fecha está solicitando
LIII

en esta institución. Acepta ser derivado al Centro de Diagnóstico de la ciudad de


Montevideo y ser derivado a un hogar acorde a su edad y problemática.

Por otro lado, resulta imperante la intervención del juez competente atento a la
situación de negligencia y violación de los derechos del niño y adolescente por parte
de su madre respecto a su hijo David.

Confiando en una adecuada alternativa de solución a la problemática planteada.»

Desde el Juzgado, con la firma de David, el Juez Letrado y el representante de


Ministerio Público: «Estando en audiencia la Sra. Juez del Juzgado Letrado en autos
caratulados: “VALDEZ VARELA, DAVID RAÚL - SU SITUACIÓN” LEY 17.823
comparece el adolescente DAVID VALDEZ.

Abierto el acto bajo la presidencia de la Sra. Juez el mismo arroja los siguientes
resultados:

Se deja constancia que el adolescente concurrió al Juzgado con una funcionaria del
INAU, la cual se retiró del Juzgado, dejando al adolescente.

INTERROGADO EL ADOLESCENTE EXPRESA, tengo diecisiete años, me presento


en el INAU y solicité amparo, estoy en situación de calle hace días. Mi madre es Ana
Laura Varela, hace tiempo que no estoy con ella, hace meses me fui, me echaron. Le
robé a mi madre para comprar porro. Actualmente no consumo drogas. No la vi más
a mi madre, mi padre falleció, no tengo hermanos ni abuelos, ningún familiar. Quiero
internarme, ya estuve internado cinco veces en el INAU. La primera vez que el Juez
me internó, las otras veces fue por robo. En tres meses cumplo dieciocho años. Me
aburrí, no hice nada, me aburrí de la calle, estoy amenazado por todo el mundo. La
droga la consumía en la calle, vine a pedir ayuda, si me pueden ayudar. Yo me
escapé del INAU las veces que me llevaron, ahora es diferente porque yo pido para ir
a internarme.

La defensa solicita la internación dado que el mismo expresa el deseo de


institucionalizarse. Asimismo se solicita oficio al Servicio para que a través del
equipo técnico que funciona en el hogar donde se encuentre el joven remita a la sede
todos los antecedentes, diagnósticos realizados en las diferentes internaciones que ha
tenido el joven.

Cedida la palabra a la Representante del Ministerio Público: solicito como medida


socio-educativa la aplicación del art. 88 del C.N.A. inciso A. internación en algún
establecimiento del INAU con posterior seguimiento del mismo remitiéndose a este
expediente hasta el cumplimiento de la mayoría de edad el 23/7/89, sin perjuicio de lo
que la Sede estime conveniente.

EN ESTE ESTADO LA SRA. JUEZ PROVEE: ATENTO A LAS MANIFESTACIONES


REALIZADAS POR EL ADOLESCENTES. LO DENUNCIADO POR LA SEÑORA
ASISTENTE SOCIAL DEL INAU. LO SOLICITADO POR LA DEFENSA Y DE
CONFORRMIDAD CON EL MINISTERIO PÚBLICO. DISPONESE LA
INTERNACIÓN DEL ADOLESCENTE DE AUTOS EN DEPENDENCIAS DEL
SERVICIO, SIN MÁS TRÁMITE, ASIMISMO DEBERÁ SOLICITARSE AL SERVICIO
QUE SE SIRVA REMITIR LOS ANTECEDENTES Y DIAGNÓSTICOS REALIZADOS
A DAVID RAÚL VALDEZ VARELA EN LAS DEPENDENCIAS DE LAS CUALES HA
ESTADO INTERNADO. REMÍTASE TESTIMONIO DE LAS PRESENTES
ACTUACIONES AL JUZGADO PENAL QUE POR TURNO CORRESPONDA A LOS
LIV

EFECTOS QUE PUDIERAN CORRESPONDER. No siendo para más se labra la


presente acta que firman los comparecientes luego de la Sra. Juez».

10 de abril de 2007

Reingresa al Servicio de INAU: «Núcleo familiar en riesgo, siendo presentado a


través del Juzgado, quedando a disposición del Juez. Es enviado a la División de
Amparo y Convivencia, permaneciendo en el Centro de Ingreso “Camino”».

18 de mayo de 2007

Dirigido a dos Directores del Sistema de Protección INAU, la psicóloga realiza un


informe de situación, firmado por la psicóloga, cuyo asunto es: «Solicitud de traslado
de “Hogar de Permanencia” del joven DAVID VALDEZ».

«El primer contacto que tuvimos con David fue en junio 06 cuando el Juzgado de una
ciudad cercana a Montevideo lo envía para ser internado por razones de amparo en
hogar que corresponda (al día siguiente SNA).

Reingresa en abril del 07.

Madre: Ana Laura Varela

Padre: Se separa de la mamá cuando él era muy pequeño.

Padrastro: el hijo de este, un joven de 22 años casado y con una hija

Este sería el grupo de convivencia, además David tiene 13 hermanos por parte de
madre y padre.

Aparentemente por lo que David plantea él se llevaría bien con todos menos con su
“madre”.

Esto puede ser entendible si leemos el material de la carpeta, ya que desde el Servicio
la mamá no era “bien vista”, solicitando en varias oportunidades sus técnicos de
“Poder Judicial” que interviniera a fin de garantizar los derechos del joven.

La misma se ha mostrado siempre muy reticente, y/o ausente y David a su vez no


demanda su presencia.

David se vincula con su hermana Fabiana (casada, con hijos) la que oficia de
referente positivo y con la única persona que hemos logrado conversar.

David ha estado largos períodos en la “calle” (ha sido parte de los centros de
acogida) y por tanto ha comenzado desde hace varios años un consumo de porro y
P.B. regular pero no complicado, de igual modo estuvo varias veces detenido por la
policía y pasado a Juez, quien dispuso su internación en 5 oportunidades.

Hemos concretado una entrevista en depto. de Adicciones con Psicóloga a fin de


evaluar el grado de compromiso con las sustancias.

David demanda pasar a otro “hogar”, “más tranquilo”, a pesar de no estar


involucrado en nada malo en el centro. Es muy apreciado por adultos y pares. Se
muestra siempre colaborador y maduro en su accionar (y pensamiento)

Quiere construir un “proyecto de vida” que le garantice su independencia.


LV

David debería terminar 6° año escolar y en ese trámite estamos junto con su
documentación la cual también está extraviada.

Tiene ganas de alistarse en la “Marina” ya que le gusta mucho esa profesión, pero
hasta las inscripciones desearía hacer un curso de informática y/o electricidad.

Por lo antes expresado, creemos que se beneficiaría más desde un lugar de


“Permanencia” que desde “Camino”».

22 de mayo de 2007

El Encargado de Dirección del Centro: «Se solicita la derivación de David a un hogar


de permanencia, desde el cual pueda continuar con su proyecto de vida. Se adjunta
informa técnico».

23 de mayo de 2007

Ingresa en la división de tiempo completo.

24 de mayo de 2007

Notas del registro diario en el hogar sin identificación de firma:

«Consumo porro, hace meses S.B. Le roba a su mamá.

Tiene 13 hermanos todos desparramados por ahí.

Vive en su casa la madre, padrastro, hijo de este con esposa y niña.

El padre biológico se separa de la madre cuando él era muy chico.

Se llama a la hermana Fabiana dice que le va a avisar si puede venir el viernes 25/5
a las 16. Queda en confirmar.»

28 de mayo de 2007

«Pasa a Programa Hogares para su consideración y posterior integración a dicho


sistema». Al otro día la misma documentación se traslada a otro proyecto

31 de mayo de 2007

El memorando vuelve a Centro «Camino» para que se tramite o encuentre la


documentación extraviada del adolescente.
LVI

5 de junio de 2007

Encargado de Dirección: «Vuelve con fotocopia de memorando de fecha 16/4/07,


donde consta pedido de documentación de identidad. El joven reingresó al Centro
“Camino” el día 11/04/07.»

8 de junio de 2007

En entrevista con Asistente Social y la madre de David, se informa:

«Madre: Ana Laura Varela, 60 años, soltera, ama de casa, pensión militar del padre:
$1200. Paciente cardíaco

Padre: David Valdez (alcohólico)

Se separan a los cuatro meses de embarazo.

Hermanos: 13.
Fabiana Varela: 29 años, casada, sin hijos
Manuel Varela: coracero, mal vínculo
Mateo E. Varela, 23 años, salió hace dos meses de la cárcel
Fabián: el más chico.
Ella (la madre) medicada: alfrazolam, sertalina, sigoxil, enalofril,
tecuatro 100 mg., carvedil 25.

Hace 3 años empezó con los problemas.

Le encanta trabajar. Dejó la escuela en 6.°.

Mamá con problemas cardíacos y depresivos. Historia de vida con importante


situación de violencia.»

20 de junio de 2007

Registro del libro diario del nuevo hogar en el que está David:

«David Raúl Valdez Varela,


17 años.
Escolaridad: primaria sin completar
Deriva: “Camino”
Otros Centros: dos hogares más
Ingresos: Primera vez: 15 años.
Drogas: todas, dejó de un día para el otro.
“Camino”: permanencia 2 meses y medio.
Familia: Grupo de convivencia:
Madre: Ana Laura Varela, 58 años, ama de casa
Padrastro: Ángel Duarte Ramos, 58 años, trabaja en un puesto de verduras en forma
estable, cuida coches. Esta pareja convive desde que David tenía 4 años.
Padre biológico: David Valdez, está desvinculado porque David estaba consumiendo
cemento, pasta, etc. Hace 7 años que no lo ve.
Consulta con psicólogo: 3° consulta. Próxima consulta: 25/6/07.

Proyecto Actual: Un educador de “Camino” lo orientó a intentar prepararse para la


Armada Nacional, educador Gabriel.
LVII

Actividad Física: Domingo entrenó allí en la pista del Comando. 9 a 11:30.


Saldrá una beca para natación.»

27 de junio de 2007

Registro del libro diario:

«Prepara acreditación escolar. Aprobación.


Se lo orienta a obtener información para ingresar a la Naval y Proyecto Laboral.»

4 de julio de 2007

Registro diario:

«Consiguió el certificado de aptitud física.

Pendiente: credencial, partida de nacimiento y carnet de salud.

Prueba física: mañana 7:30 h.

Tiene medicación por la ansiedad, dice que le hace bien.

Diciembre: 400 m. Nada, hace más de un año que no nada

Licencia: para ir a la casa de la madre.»

13 de julio de 2007

«Estuvo en un hogar de permanencia, se siente bien después de estar casi un mes.


Pasó tres en Camino, la primera semana fue difícil de aceptar, después se adaptó
mucho. Andrés ha sido un gran apoyo para él. Continúa las consultas con el
psicólogo, es un buen espacio para él.

Hermanos (13)

Mateo Varela Eirin, 20 años, es “chorro”. Vive con su compañera y tiene varios
hijos. Hace 6 meses que no lo ve.

Jhonathan, 27 años, vive en Buceo, es policía coracero. Casado, tiene 3 hijos. Hace 3
años que no lo ve. Por el consumo se alejó de él.

Juan Guerra, 30 años, changas, tiene buen vínculo, casado con dos hijos (un varón y
una nena).

Andrea Varela, 23 años, con familia. Fernando, 23 años, no puede tener hijos.
Buenos vínculos.»

Registro de la psicóloga: «David buscó al resto de los hermanos a través de la


computadora. Localizó a dos hermanos:

Manuel Varela: 23 años


LVIII

Fernanda María Eirin: 20 años

Ambos fueron adoptados. Cuando era chica la madre necesitaba trabajar. El


padrastro entregó a Manuel y a Fernanda a una familia a cambio de 1 litro de vino.
Esa familia los crió a ambos y le sacó la patria potestad a la madre.

La mamá está enferma del corazón. Tiene el corazón grande y toma medicación. La
mamá tiene dificultades económicas, tiene una pensión por el fallecimiento del padre
(que se suicidó). El padrastro falleció el año pasado.

El hijo del padrastro, Matías Santiago 20 años, es militar, ingresó hace 6 meses.

Quedamos en que llamaría a Fabiana, su hermana y la madre, está muy nervioso.

Pendiente: situación de convivencia.»

25 de setiembre de 2007

Informe de la psicóloga dirigido a la Directora del Hogar:

«Cúmpleme dirigirme a Ud. para informarle acerca de la situación del joven David
Valdez.

Como Ud. recordará el joven llegó a nuestro centro proveniente del Hogar Camino,
con la finalidad de elaborar un proyecto para su egreso que fuera a corto plazo, dado
que se aproximaba a cumplir la mayoría de edad.

En este sentido se ha trabajado con el joven desde un inicio para evaluar juntos cómo
podía ser dicho proyecto y si existían referentes familiares que pudieran apoyar al
joven en esta situación.

Antes de pasar a comentar el proyecto, quisiera destacar el buen proceso que David
viene realizando en nuestro hogar. Podría decirse que constituye un líder positivo
para los adolescentes, dada su actitud tranquila, su estabilidad emocional y su buena
capacidad para el diálogo, herramienta fundamental para lograr una convivencia
armónica con sus compañeros y con el equipo. Cuando David llegó a nuestro centro
venía con la intención de poder ingresar en la marina. Para esta meta pudo finalizar
con éxito la culminación del ciclo de enseñanza primaria, rindiendo la acreditación
preparando la misma con la maestra del hogar. Finalmente logra culminar el ciclo
de primaria. Asimismo se responsabiliza y se preocupó por obtener la documentación
correspondiente para una futura reinserción laboral, obteniendo el carné de salud y
cédula de identidad. Paralelamente a este camino se fue pensando con el joven la
posibilidad de una inserción a nivel familiar. En este sentido el joven viene
recuperando el vínculo con su familia, en cada uno de los espacios de licencia que
realiza en los fines de semana. En este sentido el propio joven logra ver los avances
de dicho proceso encontrándose en la etapa de recuperación del vínculo. Incluso
David ha planteado que un hermano suyo le ha propuesto construir una pieza para
que viviera con ellos en su terreno. Frente a esta propuesta el adolescente persiste en
realizar un egreso independiente. En realidad David atravesó por el proceso de
selección de postularse para fusilero naval y no logró calificar, a último momento fue
evaluado negativamente por una serie de tatuajes que tenía, planteándose la
posibilidad de realizar un tratamiento para sacarse los mismos lo cual se realizaría a
largo plazo, a través del MSP.
LIX

Actualmente David se encuentra en la búsqueda de trabajo mostrando buena


disposición para obtener el mismo, asimismo concurre en forma semanal al Depto. de
Adicciones donde se encuentra atendido con el Psicólogo. David viene cumpliendo un
proceso de preparación para un egreso independiente donde se destaca su iniciativa
y deseo de procurarse un trabajo, es evaluado positivamente por el equipo y
orientado y sostenido afectivamente en esta etapa.»

18 de octubre de 2007

Informe para derivación al Departamento de Orientación e Inserción Laboral, firmado


por la maestra:

«Grupo familiar de referencia: Desde su ingreso a nuestro establecimiento David


manifestó su deseo de construir una vida independiente a la de su familia biológica
pues afirmaba no tener buen vínculo con ellos. Paulatinamente retoma el contacto
con la mamá y los hermanos yendo a visitarlos los fines de semana.

Trayectoria Educativa y laboral: David culmina educación primaria hacia fines del
mes de junio del presente año a través de un examen de acreditación rendido en la
institución. Sus problemas familiares signaron el marcado desfasaje apreciado a
nivel escolar. Presenta un muy buen desempeño en todas las áreas del conocimiento y
capacidad para incorporar nuevos contenidos. Actualmente se desempeña
laboralmente ayudando a un feriante, trabajo que buscó por sus propios medios.

Proyecto de Vida: Como mencionamos, David expresa su deseo de vida


independiente de su familiar. Por ese motivo en el mes de julio rindió el examen de
admisión para entrar en la Escuela de Especialidades de la Armada con la
expectativa de vivir allá en régimen de internado al tiempo que se formaba, pero no
superó la prueba (acotemos que no había tenido tiempo de prepararla) estando a la
espera de un nuevo llamado.

Vida Cotidiana:

Participa de todas las actividades propuestas desde el Hogar, tiene un buen manejo
de su tiempo libre y aporta al grupo desde su gran calidad humana.

Propuestas y sugerencias: El equipo del Hogar entiende que el joven presenta


condiciones para un muy buen desempeño en el campo laboral, tiene 18 años
cumplidos y necesita elaborar su proyecto de vida independiente a partir del ingreso
en el ámbito laboral.»

10 de diciembre de 2007

Egresa del Sistema por «desvinculación voluntaria». En observaciones se registra: «el


joven manifiesta la voluntad de egresar». Se realiza la autorización del egreso,
firmando la Directora Encargada del Servicio.
LX

ANTONIO

Antonio realiza una enorme cantidad de fugas, prácticamente diarias


durante cierto período. Ingresa por una rapiña que cometió teniendo
15 años. La madre dice no estar dispuesta más a su cuidado. Vemos
cómo se siguen episodios de alto riesgo, con efectivo riesgo de vida.
La trama parental no asume el cuidado de Antonio y pasará hasta su
mayoría de edad, entrando y saliendo de la institución. El caso de
Antonio nos muestra cómo los niños y adolescentes de las
instituciones en ocasiones pueden ser mordidos por ratas y vivir en
condiciones deplorables. Cumpliendo su mayoría de edad Antonio se
desvincula del sistema de protección y cierra su legajo.

Antonio Navarro nació el 6 de junio de 1989 en la ciudad de Montevideo. Ingreso al


sistema de protección el día 1 de marzo de 2004, a sus quince años.

2004

1 de marzo

Ingresa al sistema por rapiña, por orden Judicial.

18 de mayo

El registro dice: «Egresa por desvinculación voluntaria».

8 de julio

Ingresa al sistema por rapiña, por orden Judicial.

11 de agosto

En el registro del sistema informático dice: «ausente».


LXI

2005

12 de noviembre

Reingresa por «solicitud de entrega a responsables» por medio de Centro de Ingreso,


presentado por el Juzgado y estando a disposición del Juez.

El mismo día es egresado del Sistema.

2006

8 de junio

Reingresa por «solicitud de entrega a responsables» por medio de Centro de Ingreso,


presentado por el Juzgado y estando a disposición del Juez.

El mismo día es egresado del Sistema.

18 de setiembre

Reingresa por «solicitud de entrega a responsables» por medio de Centro de Ingreso,


presentado por el Juzgado y estando a disposición del Juez

El mismo día es egresado del Sistema.

28 de setiembre

Reingresa por «solicitud de entrega a responsables» por medio de Centro de Ingreso,


presentado por el Juzgado y estando a disposición del Juez.

El mismo día es egresado del Sistema.

29 de octubre

Antonio reingresa «Solicitud de entrega a responsables».

«Se ingresa por amparo, la madre lo echó de la casa y no tiene otros referentes». Es
presentado a través del juzgado, estando a disposición del Juzgado de Adolescentes.

30 de octubre

Notas del registro diario:

«Antonio, 17 años.

1° ingreso al Sistema voluntariamente (¿ayer domingo?)

Mamá: Eloísa Revelez (40) Venta de ropa económica en ferias.

Papá: falleció hace 11 años


LXII

Hermanos: Miguel Navarro Revelez (19) ayuda a la madre en la feria

Darío Delgado (8) Escuela 3° año.

Escolaridad: hasta 5° año

Tía por parte de madre: Fernanda Revelez.»

31 de octubre

Notas del registro diario firmadas por la asistente social:

«Hace como un mes, que no consume.

Dificultad en manejo de los tiempos.

Limitado.

Pasta base desde los 13 años, sin intento de tratamiento.

Gran ansiedad. En su casa a su vez tomaba diazepam (que le daba la madre).

No terminó escuela. Repitió algunos años.

Le costaba aprender.

Muy demandante.

Tiene hora para adicciones para el 9/11 hora 16.30 con Dra. Murillo.

Intentamos comunicarnos con su madre a casa de un vecino. No atiende.»

2 de noviembre

Se fuga.

3 de noviembre

Reingresa voluntariamente al Centro.

6 de noviembre

Se fuga. Antonio reingresa el mismo día por voluntad propia.

7 de noviembre

Se fuga.
LXIII

8 de noviembre

Reingresa voluntariamente al Centro.

9 de noviembre

Se fuga.

10 de noviembre

Reingresa voluntariamente.

11 de noviembre

Antonio se fuga y retorna el mismo día voluntariamente.

12 de noviembre

Se fuga.

13 de noviembre

Reingresa voluntariamente

15 de noviembre

Se fuga.

16 de noviembre

Reingresa voluntariamente.

21 de noviembre

Se fuga.

22 de noviembre

Reingresa voluntariamente.
LXIV

26 de noviembre

Se fuga.

28 de noviembre

Reingresa voluntariamente.

3 de diciembre

Se fuga.

4 de diciembre

Reingresa voluntariamente.

5 de diciembre

Se fuga y el mismo día es nuevamente atendido en el Centro de Ingreso.

6 de diciembre

Se fuga.

7 de diciembre

Reingresa voluntariamente.

8 de diciembre

Se fuga.

9 de diciembre

Reingresa al Centro y el mismo día vuelve a fugarse.

13 de diciembre

Antonio reingresa voluntariamente.


LXV

14 de diciembre

Notas del registro diario realizado por la asistente social:

Una de las funcionarias del Centro se comunica telefónicamente y «deja mensaje en


casa de un vecino que llame urgente al Hogar».

15 de diciembre

«No llaman. Llamamos a vecinos y confirman que les dieron el mensaje pero que no
van a venir.

Nos comunicamos a la seccional, solicitando citar a la mamá.

Debemos llamar nuevamente el lunes para confirmar si la encontraron para cuándo


la citamos.»

18 de diciembre

Se fuga.

19 de diciembre

Reingresa voluntariamente.

Se encuentra el siguiente registro, sin firma:

«Vivía con su mamá, hasta los 10 años. Ahí pasa a vivir con una tía.

El padre fallece cuando él tenía 9. Lo encuentra él. Era alcohólico. Violento.

Vivió un año con su tía. Luego se va a vivir con 9 años con un vecino (que no se
acuerda el nombre) Mario (el hijo).

El chico Ariel, 8 años (más o menos).

Estuvo 6 meses con libertad asistida. No cumplió la medida.

Dice que él tiene problemas cardíacos como la madre (le dijo la madre).»

Antonio vuelve a fugarse ese mismo día.

2007

23 de enero

Reingresa voluntariamente.

8 de febrero

Registro de entrevista de la asistente social con Antonio:


LXVI

«Quiere terminar la escuela. Hizo hasta 5°.

Acreditar o escuela de adultos.

Hace como dos meses que no consume pasta.

Está medicado pero siente que no es suficiente.

Hay que indicarle tratamiento con psiquiatra

Quiere hacer electricidad.»

9 de febrero

Se fuga.

11 de febrero

Reintegro a través del Juzgado.

Nota firmada por el Médico General de Puerta de Emergencia del Centro de Salud:
«“Información para el Usuario y Familiares”. Diagnóstico: escalpe codo derecho.
Examen físico normal. Herida cortante x2 de 0,5 cm. en pierna derecha».

Este mismo día se vuelve a fugar.

13 de febrero

Reintegro a través del Juzgado.

En una receta médica del Servicio de Salud se registra (sin firma): «No se constata
ninguna lesión que sea clínicamente evidente en él.»

Este mismo día se vuelve a fugar.

15 de febrero

Antonio reingresa voluntariamente al Centro.

16 de febrero

Se fuga.

17 de febrero

Reintegro a través del Juzgado.


LXVII

Aparecen cinco recetas médicas provenientes del Servicio Público de Salud de las
cuales dos corresponden a receta de «ceprodina 500». En las demás se registran:
«Herida profunda en codo», «Se solicita vacuna antitetánica».

19 de febrero

Se fuga.

20 de febrero

Reintegro a través del Juzgado.

Receta médica con esta fecha firmada por el Médico del Servicio Público de Atención
en Salud: «Erosión en ambas piernas. Escalpe de codo derecho de 1 semana de
evolución».

22 de febrero

Se fuga.

23 de febrero

Reintegro a través del Juzgado.

Constancia de atención médica recibida en el Hospital, firmada por un médico:


«Fractura expuesta 5° metacarpiano. Sería conveniente realizar ATB I/V.

Control lunes 26/02/07 hora 8».

La Dirección de Seguridad de la Jefatura de Policía envía nota al Director del Sistema


de Protección INAU, con la fFirma del Subcomisario, Encargado de Comisaría:

«Por medio del presente y por disposición del Sr. Juez de Adolescentes se envía a esa
para su re integración al menor de edad Antonio Javier Navarro Revelez, uruguayo,
soltero, de 17 años de edad, carente de cédula de identidad, en situación de calle
quien fuera ingresado al Hospital por herida de bala según consta en el Formulario.

Es de constar que fue asistido en el Hospital donde por Boleta se dice: FRACTURA
DE 5° METACARPIO POR HERIDA DE BALA CON ORIFICIO SALIDA EN
PALMA. TRAUMATISMO.

Enterado el Magistrado actuante por medio del Oficial Ferreira de la hora 18:30
“PROSEGUIR AVERIGUACIONES EN CASO DE ESTAR NEGADO DEN EL ALTO
PROCEDER CON SU REINTEGRO Y DAR CUENTA PENAL” Disponiendo el
Magistrado “FORENSE PROSEGUIR AVERIGUACIONES Y EN CASO DE SURGIR
NOVEDADES ENTERAR NUEVAMENTE”, por lo que se eleva el presente a sus
efectos.»
LXVIII

26 de febrero de 2007

Antonio es examinado por el Médico Forense.

La madre concurre al Hogar.

Registro escrito a mano firmado por el Encargado de Dirección:

«Se coordinó con Dr. Terra en Galio y pasó por Médico Forense en la mañana de
hoy.

Se comunicó la gravedad de la situación al Director.

Se habló con Hernández de Jurídica.

Se realizó informe detallado para que elevara (memorando)

Juez penal: recibirá informe de Forense y quedó a la espera de las emergencias


probables.

Según cuenta Antonio: lo llevaron por la fuerza de la puerta del Centro de Ingreso de
INAU el día jueves. Lo metieron en 1 camioneta Fiat Fiorino blanca, era 2 personas
adultas (más o menos 30 años), lo encerraron hasta el viernes en 1 sótano, no sabe
lugar. Lo golpearon y le dispararon con arma de fuego en una mano. Supuestamente
Antonio robó $25.000 más dólares de un comercio que está a una cuadra de donde
habitualmente para Antonio. El mismo viernes terminó en el Hospital ingresado el
mismo día le dieron el alta y la Seccional lo llevó para radicar la denuncia. Luego lo
llevaron al Centro de Ingreso y de ahí a “Galio”. La mamá dice que retirará la
denuncia pues le dieron 1 “paliza” al otro hijo y la amenazaron con incendiarle la
casa. Se le quiso brindar asesoramiento legal pero no lo aceptó.»

Memorando firma por el Encargado de Dirección:

«Antonio regresa a este Centro con fecha 29/10/06. Repitió varios años en la escuela,
maneja mal los tiempos, olvida nombres, pero tiene la vivacidad de la calle y buen
manejo del dinero.

La inconstancia en su permanencia en el Centro, no permite abordar con éxito el


tratamiento de su problemática de consumo de sustancias psicoactivas.

El día 22/02/07 estando con S.N.A. (fuga) se presenta en el Centro de Ingreso. Según
refiere el joven antes de regresar al Centro de Ingreso y de la puerta del mismo, una
camioneta Fiat Fiorino blanca se detiene y 2 personas supuestamente de
aproximadamente 30 años lo introducen en la misma. Continúa diciendo que lo
golpean y lo llevan a un sótano de un lugar desconocido, permaneciendo allí hasta el
día siguiente. Ese día 23/02/07 se presentan las mismas personas, lo vuelven a
golpear y con un arma de fuego le disparan en la mano derecha. Le provoca fractura
del 5° metacarpiano, luego de esto lo dejan ahí. Antonio pide ayuda a 1 taxista quien
lo conduce al Hospital. Esa misma noche luego de enyesarlo le dan de alta. A
continuación se hace cargo la seccional policial, el joven radica la denuncia y se le
da parte a Jugado de Adolescentes y a Juzgado Penal. El Magistrado de J. Penal
dispone sea visto por Médico Forense. En la mañana de hoy lunes 26/02/07 se
coordina con el Juez de Adolescentes y es visto por Médico Forense.
LXIX

A su vez la madre de Antonio manifiesta que las mismas personas le propulsaron una
paliza al hermano y la amenazaron con incendiarle la casa, en caso de no retirar la
denuncia.

Pretendemos incidir para orientar y coordinar asesoramiento a la madre, pero la


Señora está decidida a retirar la denuncia.

Se eleva para conocimiento.

Nota: Se envía copia de oficio judicial y diagnóstico del Hospital.»

3 de marzo

Se fuga.

4 de marzo

Reingresa voluntariamente.

5 de marzo

Se fuga.

6 de marzo

Reingresa voluntariamente y vuelve a fugarse el mismo día.

7 de marzo

Reingreso voluntariamente.

9 de marzo

A la hora 12:40 desde el Hogar de Ingreso se registra con la firma del médico del
Hogar:

«Medicina General:

AP: Ant. balazo en 5° dedo mano derecha.

Medicación que recibe: clomotem (1 por día), ciporoc (cada 12 h).

MC: 17 años. Dificultad respiratoria. Paciente se encuentra dormido a nuestra


llegada. En el día de hoy debe concurrir a Cirugía.

Temp: 36° C

Derivado a Policlínica.»
LXX

Antonio se fuga.

10 de marzo

Reingresa y vuelve a fugarse el mismo día.

11 de marzo

Reingresa voluntariamente.

14 de marzo

Se fuga y reingresa voluntariamente el mismo día.

15 de marzo

Se fuga.

19 de marzo

Ingresa nuevamente por voluntad propia.

21 de marzo

Se fuga.

23 de marzo

Registro diario del Hogar:

«Madre: Eloísa Revelez (teléfono de una vecina)

Terminar la escuela.

Taller de carpintería en División Educación.

Porro 6 días sin consumir. Pasta, desde el disparo que no consume.

Conseguir el pase: Citar a su madre que venga entrevista y nos traiga el pase
escolar.

Ir a División Educación por taller y escuela.

Sacar hora para Adicciones, para entrevista.

Documentos: cédula, carné de asistencia, exámenes médicos, carné de salud.

Citamos a su madre para martes 28/3 hora 14. Le pedimos que traiga el pase
escolar.»
LXXI

26 de marzo

Reintegro por voluntad propia.

29 de marzo

Se fuga.

30 de marzo

Reingresa.

9 de abril

Se presenta la madre de Antonio con su hijo menor. De la entrevista realizada con ella
se desprende:

«Vende ropa que le regalan.

Miguel Ángel Navarro (19) vive con la tía.

Papá: falleció

Eloísa Revelez, 44 años.»

18 de mayo

Con la firma de la psicóloga se registra:

«SOLICITUD DE TRASLADO A HOGAR DE PERMANENCIA DEL JOVEN


ANTONIO NAVARRO:

El joven ingresa por primera vez a nuestro Centro el 29/10/06. Ingresa por
“amparo” ya que era una “entrega a responsables” y la madre no lo quiso recibir.
(Igualmente no se quedó con nosotros.)

Durante el mes de Nov. 06 protagoniza S.N.A. día por medio, en el mes de diciembre
comienzan a espaciarse y hacerse cada 3 días aproximadamente y continuó
permaneciendo cada vez más por períodos más prolongados (al momento ya son
nulas las S.N.A.).

Convengamos que estamos frente a un joven con larga data en “situación calle” por
lo cual cualitativamente creemos que el cambio de Antonio es altamente positivo.

Su familia: Está compuesta por madre:


Sra. Eloísa Revelez (46)
Vende ropa en ferias (ropa usada que la gente le da)
Padre: Falleció cuando Antonio tenía 9 años. Era alcohólico y violento.
Hermanos: Miguel A. Navarro (19) ayuda a su madre en la feria
LXXII

Darío Delgado (8) va a la escuela, cursa 3°año.

La mamá nunca se presentó en el Centro voluntariamente. La citamos varias veces


por comisaría.

Se presenta bajo la insistencia de una vecina Sra. Yolanda Hernández con quien nos
comunicamos permanentemente ya que la Sra. es una figura referente muy
importante para Antonio.

A su vez solicitamos tuviera a bien alcanzarnos el pase escolar ya que Antonio debe
concluir 5° y 6° año escolar.

Recién el día 9 de abril de 2007 se presenta la mamá con su hijo menor.

La mamá nos relata que el papá falleció hace 9 años, que no tenía buen vínculo con
él tampoco porque a Antonio solo le gustaba “la calle”.

Comenzó a consumir sust. psicoactivas a los 13 años.

Abandonó la escuela y la madre perdió el control sobre él.

Robó en su casa y en cada casa del barrio, por lo cual está “penado” de no ir más
por allí.

El estar en estas situaciones de extrema vulnerabilidad lo llevó a delinquir y por


tanto a estar atendido dispuesto por el Poder Judicial en el “Programa de libertad
asistida” donde no cumplió la medida y fue derivado a “trabajo comunitario” donde
tampoco cumple la medida pero pasado el tiempo se clausura el expediente
infraccional.

La entrevista con la mamá fue muy escueta y con una marcada desafectivización por
parte de ambos.

La mamá dice que le costaba “aprender” (¿problemas de conducta?) aparenta más


como un nivel descendido por la nula estimulación y el consumo de P. B.

Se consulta a Clínica de Adicciones con Dra. Murillo una vez que él admite el
consumo.

Murillo plantea tratamiento ambulatorio y medicación, continuará con Ps.


Cassanova.

Durante su larga estadía en el Centro su protagonismo, roles, etc. fueron mutando


permanentemente.

Hoy por hoy ha logrado cierta estabilidad que lo sitúa en un lugar favorable para él
y el grupo.

Contenido por el tratamiento a su adicción con la expectativa de estudiar y de armar


un proyecto preegreso para poder continuar en el afuera una vida independiente.

Por todo esto solicitamos se tenga en cuenta para un traslado a “Hogar de


Permanencia”».

Nota escrita por la Directora del Centro de Ingreso al Programa de Tiempo Completo
Hogares:

«Se envía para su conocimiento y con la finalidad de atender la demanda del joven,
en cuanto a pasar a un hogar de permanencia.
LXXIII

Si bien Antonio está a punto de cumplir la mayoría, entendemos debe ser


acompañado un tiempo más a efectos de resolver su inserción sociolaboral.

El núcleo familiar está compuesto por su mamá y uno de sus hermanos de 10 años
que cursa 5.° año escolar. La mamá tiene casa propia y vende ropa en la feria.

La señora concurrió solo una vez a entrevista y a visitar a su hijo. Antonio no vive
con ella desde hace años, ha vivido en casa de una tía y de una vecina. Antes de su
ingreso hacía meses que estaba en situación de calle, vinculado a la infracción y al
consumo abusivo de sustancias psicoactivas. Desde fines de marzo a la fecha Antonio
ha logrado no consumir; desde protagonizar reiteradas salidas acordadas, a la fecha
registra un grado de compromiso que le permite sostener la permanencia. Su
proyecto de vida es claro y sencillo tal cual lo manifiesta, terminar la escuela (5° y
6°), obtener un trabajo y lograr una independencia que incluya un lugar donde vivir
(pensión), habida cuenta que no tiene familia continente, ni referentes a quien
recurrir en el afuera.

Está en tratamiento en la Clínica de Adicciones con la Dra. Murillo y tiene hora con
el Ps. Cassanova para el día 22/5/07.

Está medicado con levomepromazina y Diralparato, medicación cuyo efecto se hizo


notorio pocos días después de iniciado el tratamiento. Tal es así que el trastorno
conductual que se presentaba permanentemente, junto un importante monto de
ansiedad, a la fecha no solo no lo presenta sino que su actitud es positiva, de
compromiso y colaboración con un humor estable.

En suma se trata de un joven con estatura y peso descendidos para la edad, que
contribuye a hacerlo aún más vulnerable; que no posee sostén familiar, que a punto
de cumplir la mayoría hace esfuerzos por cambiar su historia de vida. De todo lo
expuesto surge la necesidad de acompañarlo desde un Hogar de Permanencia, que le
brinde la estabilidad como para concretar su proyecto de vida.»

22 de mayo

Nota: Traslado al Hogar de Permanencia «Manil»

24 de mayo

OFICIO DEL JUZAGADO:

«En Montevideo, a los 24 días del mes de mayo de dos mil siete estando en audiencia
la suscrita Juez Letrado de Familia en autos caratulados “NAVARRO, ANTONIO;
SANTOS, MAURICIO Y OTROS - CNA. LEY 17.823” COMPARECEN: La Dra.
Mirta Sequeira y la Dra. Stefani García como defensoras de oficio de los niños de
autos. La Dra. Margot Miraglia en representación del Ministerio Público y Fiscal y
la Psicóloga del Servicio de Protección a la Infancia y la Adolescencia Melissa
Archondo. No comparece representante legal del Servicio de Protección INAU.

Acto seguido ingresa a Sala Antonio Navarro quien está hace 5 meses y medio en el
hogar por amparo, se presentó voluntariamente, tiene madre pero está en la calle
desde los 6 años actualmente tiene 17 años. Está en el Hogar Manil, fue trasladado
allí el martes desde el Centro de Ingreso porque se supone que ese Hogar es de
tránsito. Manifiesta que en el Centro de Ingreso estaba lleno de ratas, no se podía
LXXIV

vivir, las ratas salían de noche cuando estaba la luz apagada y andaban por el
dormitorio y la cocina por todos lados. Conoce al chico que fue mordido por una rata
pero no recuerda el nombre. Preguntado por la Sede respecto al sótano responde:
“dos por tres bajaba al sótano y había olor a podrido, hay de todo, rata, ratones...
hay cosas tipo muebles, camas, mesas rotas”.

La sicóloga del Servicio responde que en general los chiquilines están dos, tres
meses. Porque generalmente entran por adicción mientras esperan para entrar a
Clínica de Adicciones o a otro lugar de permanencia. El caso de Antonio es que se
cansó de la calle y estuvo en el Centro de Ingreso hasta que se le encontró un lugar
permanente porque está por cumplir los 18 años. En el Centro de Ingreso hay un
enfermero, una sicóloga y un asistente social, nada más. Tienen convenio con una
emergencia móvil por si existen urgencias y se manejan con división salud. Antonio
está atendido en la Clínica de adicciones.

Manifiesta Antonio Navarro que consumió pasta base durante dos años y medio y a
veces fuma porros cuando sale a la calle con el funcionario y ve algún pibe fumando,
fuman a escondidas del funcionario.

No le gusta donde está ahora en el Hogar Manil, porque extraña a sus compañeros.
Las condiciones son un poquito mejores, la comida es peor. Hay cucarachas, ratas no
ha visto, en el Centro de Ingreso estaba lleno de cucarachas pero además había
ratas. Al dormitorio donde él duerme le falta el vidrio. No le gusta para nada. Ahora
está estudiando porque allí va una maestra. Dejó en cuarto de escuela. Tiene que
esperar dos semanas para salir. Los baños están mejor que en el Centro de Ingreso.

Acto seguido ingresa a Sala Mauricio Santos, 17 años de edad. Está en el Servicio de
Ingreso por amparo, se presentó voluntariamente porque era consumidor de pasta
base durante 3 años. Ahora está desde abril. En el Centro de Ingreso la comida no
falta, el problema es que está todo roto. Ha bajado el tema de las ratas porque
fumigaron, salen de noche cuando se acuestan a dormir. Al sótano baja solo cuando
limpian la escalera, ahí hay una mugre bárbara. Cuando él estaba a un compañero lo
mordió una rata de noche cuando estaba durmiendo. Sale de licencia los fines de
semana y va a la casa de la madre. El hogar está limpio porque ellos lo limpian, pero
las condiciones son espantosas, los colchones están mal y cuando no hay duermen en
el piso, no tienen estufa, los cuartos no tiene luz, la electricidad está mal.

Preguntado por su defensa responde, agua caliente para bañarse hay en un solo
baño, en ningún baño hay pileta, la cara se la lavan en el fondo en el baño con una
canilla que está abajo en una pared. No hay puerta en ningún baño, uno solo el de
visitas pero “si va mi madre no la hago ir a ese baño ni loco”. La cocina está
desastrosa. Vivió en la calle desde que su madre se juntó con su actual pareja, duró
dos meses viviendo con él.

Acto seguido reingresa a Sala Antonio Navarro, preguntado por su defensa responde
que estaba en el barrio y robó en “una boca” y después lo agarraron lo metieron en
una camioneta, le empezaron a dar palo, le ataron los brazos y le pegaron un tiro con
un 38 pero tuvo que levantar la denuncia en la Seccional porque le dijeron que si no
mataban a la madre y fue a levantarla con su madre. Se fue a asistir y le pusieron un
yeso, lo tuvo una semana y lo sacó, no vuelve a su casa porque lo quieren lastimar.
Son de un asentamiento. Cuando cumpla 18 años, dentro de 12 días le dijeron en el
Hogar que lo van a cambiar a un hogar de mayores.

Manifiesta su defensa que el Director del Hogar le dijo que habló con el Juzgado
Penal y de Adolescentes pero en este le dijeron que él era víctima.
LXXV

Las defensoras de los adolescentes en el día de ayer estuvieron en ambos Hogares. Se


mantienen deficiencias edilicias, los baños son casi letrinas, sin piletas lo que genera
grandes riesgos de higiene, falta de puerta del baño, en un hogar de adolescentes da
lugar a nuevas vulneraciones y el baño está dentro del dormitorio. La electricidad está
en muy mal estado, las llaves están sueltas. Hay un dormitorio que no tiene luz y son
todos dormitorios sin ventilación, son ciegos y uno no tiene luz artificial. En una parte
del piso un adolescente clavó maderas para evitar que se caigan. En cuanto a la
higiene los adolescentes manifiestan que ellos se encargan de la limpieza, la sicóloga
dice que además hay una funcionaria. Se hizo fumigación y se fueron ese día a otro
Hogar. El estado de higiene de las paredes en sí mismas es pésima, inapropiado, la
humedad es pésima y las paredes están quemadas. Según informa el director que a
causa de unos motines causados por los chicos derivados del Penal de Libertad; los
adolescentes dicen que fue desde el mes de febrero por hechos violentos. Al mismo
tiempo se evidencia la carencia absoluta de actividades: se levantan, miran TV,
comen y hacen la salida recreativa que es una salida muy puntual. Algunos van una
vez por semana a la cancha del Comando del Ejército. Hay una educadora que pide
colaboración a una maestra y la educadora trabaja con los chiquilines.

Por lo expuesto solicitan: 1) INTIMAR AL SISTEMA A QUE EN UN PLAZO DE


30 DÍAS MÁXIMO A QUE CIERRE EL HOGAR DE TRÁNSITO (CENTRO DE
INGRESO) POR EL RIESGO.

2) INTIMACIÓN A LA COLOCACIÓN DEL VIDRIO EN EL HOGAR MANIL.

3) SOLICITA ASIMISMO QUE EN UN PLAZO DE 30 DÍAS SE REMITA INFORME


TÉCNICO DEL ESTADO EDILICIO DE LOS HOGARES DE DIVISIÓN INTEGRAL
DE TIEMPO COMPLETO.

4) UNA VEZ OBTENIDOS LOS INFORMES SOLICITAN QUE SE CITE A


AUDIENCIA A LA DIRECTORA DEL CENTRO DE INGRESO DE DIVISIÓN
PROTECCIÓN INTEGRAL DE TIEMPO COMPLETO Y AL DIRECTOR DEL
DEPARTAMENTO DE INGRESOS. DONDE SE LOS INTERROGARÁ SOBRE LAS
PAUTAS DE MANTENIMIENTO DE LOS HOGARES Y SUPERVISIÓN DE ESE
MANTENIMIENTO, ENTRE OTRAS COSAS.

5) SOLICITAN CITAR A LOS DENUNCIANTES PARA QUE ACLAREN EL


ALCANCE DE LA MEDIDA MENCIONADA EN LA DENUNCIA POR LA QUE SE
TOPEA LA ATENCIÓN A 10 ADOLESCENTES POR HOGAR.

PASEN AL MINISTERIO PÚBLICO.

No siendo para más se labra la presente en el lugar y fecha precedentemente


indicado firmando para constancia los comparecientes luego de la Sra. Juez.»

25 de mayo

Se fuga.

28 de mayo

Antonio reingresa al Centro de Ingreso.

«Informe de actuaciones de “Antonio Javier Navarro Revelez” [firmado por la


asistente social].
LXXVI

Antonio es un joven de 17 años, próximo a la mayoría de edad (fecha de nacimiento


6/6/90) quien ingresa por primera vez a este centro en octubre de 2006. Ingresa por
motivos de amparo, tenía una resolución de “entrega a responsables” pero su madre
se niega a recibirlo.

Antonio se presenta como un adolescente con larga permanencia en calle, consumo


problemático de sustancias psicoactivas (esto lo vincula a situaciones de infracción)
y una situación familiar altamente vulnerable.

En los meses transcurridos desde su primer ingreso, se da un proceso lento y


paulatino de involucramiento con este proyecto.

Entre noviembre y febrero, su permanencia es altamente inestable, con muchas


salidas no acordadas y reintegros (la mayoría de las veces por demanda propia)

A partir de febrero comienza una permanencia más prolongada, pero es recién a


fines de marzo que Antonio se estabiliza, manteniéndose sin SNA hasta su traslado a
un Hogar de Permanencia.

Antonio proviene de un núcleo familiar compuesto por:


Su madre: Eloísa Revelez de 46 años, soltera, vendedora ambulante (ferias, puerta a
puerta, mendicidad)
Su padre: fallecido.
Hermanos: Miguel Navarro, 19 años, vive con una tía.
Darío Delgado, 8 años, cursa 3° de primaria.

Antonio transita una infancia con grandes dificultades. Vive hasta los 10 años
aproximadamente con su madre. Cuando tenía 9 años, fallece su padre, con quien
tenía una relación muy difícil, ya que era una persona alcohólica y violenta. El Sr.
fallece en su casa y es Antonio quien lo encuentra muerto. Desde pequeño salía a la
calle a trabajar con su madre o por su cuenta, en la venta y mendicidad.

Concurre a la escuela pero con grandes dificultades de conducta y aprendizaje,


desertando en 4° año, en el 2001.

A partir de los 10 u 11 años, transita por otros núcleos familiares, viviendo con unos
tíos, amigos, vecinos. Aproximadamente a los 13 años, comienza el consumo
problemático de sustancias sicoactivas (marihuana, cemento, pasta base)

Esto le genera dificultades en los núcleos familiares en los que permanecía, por
involucrarse en robos para consumir. Según lo planteado por su madre (aparte de un
incidente grave que detallaremos más adelante) Antonio habría roto posibilidades de
integración en su barrio, por los sucesivos robos y conflictos de esa etapa.

De todos modos no llega a estar internado en situación de privación de libertad. Sí


tiene dos procesos infraccionales por rapiña, con medidas sustitutivas (los cuales no
cumple en forma completa).

Desde su ingreso Antonio manifiesta ambivalentemente querer dejar la calle, generar


otro proyecto, pero no pudiendo sostenerlo, se va en forma reiterada. SI bien el
consumo es un elemento significativo, parecería tener mayor preponderancia, la gran
labilidad de Antonio con respecto a su humor, estado emocional. Una gran ansiedad
lo llevaba también a algunos problemas de conducta y una demanda masiva y poco
orientada. Su poca permanencia en los primeros meses lleva a impedir que pueda
iniciar su valoración y tratamiento en Dpto. de Prevención de Adicciones.
LXXVII

En febrero de este año, se da un hecho significativo. Antonio relata que el 22/2


encontrándose en las cercanías del Centro de Ingreso, dos hombres lo agarran, lo
suben a una camioneta y se lo llevan. Lo golpean y lo dejan encerrado en un sótano,
hasta el día siguiente en que estas personas vuelven a presentarse y le disparan un
balazo en su mano derecha. Luego lo dejan libre. Antonio pide ayuda a un taxista
quien lo lleva al Hospital. Lo enyesan y esa noche le dan el alta. A partir del
Hospital, se radica denuncia en la Seccional, dándose cuenta a Juzgado de
Adolescente y Juzgado Penal. El 26/2 es visto por médico forense.

El mismo día se presenta su madre en el Hogar, manifestando que las mismas


personas que habían atacado a Antonio, habían golpeado a su hermano mayor y
amenazado quemarles la casa, si no se retiraba la denuncia. Ante esto se informa a la
Institución vía jerárquica, para que se esté al conocimiento y se tomen los recaudos
legales que correspondan. De todos modos Antonio vuelva a irse, quitándose el yeso,
atravesando por un período de gran inestabilidad. No quiere que el tema de su
ataque se continúe “moviendo” ya que conoce los códigos de la calle y no confía en
los mecanismos legales e institucionales, para que puedan protegerlo a él y su
familia.

Finalmente, sobre fines de marzo logra aceptar la permanencia, demandando ayuda


para un proyecto a mediano plazo. Se sabe cercano a la mayoría y plantea querer
terminar la primaria (5° y 6°) e insertarse en un espacio laboral para luego poder
egresar por sus medios. Para ello solicita su traslado a un Hogar de Permanencia.

Acepta y demanda apoyo profesional, con respecto al consumo de drogas e inicia


tratamiento en Depto. de Prevención de Adicciones, con la Dra. Murillo y el Ps.
Cassanova. Recibe apoyo farmacológico, el cual realmente ayuda a Antonio a
estabilizarse y poder interactuar mejor.

Evaluamos posibles proyectos:

- Con respecto a su núcleo familiar: desde que Antonio ingresa a fines de octubre,
intentamos tomar contacto con su madre, la citamos innumerables veces a través de
familiares, vecinos y la seccional de su barrio. Ella no concurre, manifestando a
través de otros, que no va a concurrir. Es de destacar que tampoco ninguno de los
otros referentes (familiares, vecinos) responden a la convocatoria, no llaman, ni
visitan nunca a Antonio.

La mamá finalmente concurre al Hogar en febrero a llevar a Antonio a quitar la


denuncia. Se desentendió totalmente de la gravísima situación por la que atravesó el
joven.

En ese momento podemos tomar contacto con la Sra. Yolanda (vecina de la madre)
quien llama algunas veces y viene a visitar a Antonio en un par de oportunidades. A
través de ella intentamos volver a convocar a la mamá, reiteradas veces. Intentamos
entrevista domiciliaria, pero la Sra. Revelez está prácticamente todo el día fuera de
su casa en la venta, mendicidad, etc.

Finalmente el 9/4 la Sra. concurre a entrevista. Se muestra distante y desafectivizada


con respecto a Antonio (él también) Relata las dificultades de vida, ya mencionadas.
Enfatiza que Antonio no puede de ninguna manera volver al barrio ni ella hacerse
cargo. No vuelve a visitarlo.

Por lo antes expuesto evaluamos que al menos en mediano plazo, es imposible un


egreso de Antonio con su familia, que pueda ofrecer al joven un mínimo de cuidados
y apoyo. Sumado al enclave en el cual vive su madre, el cual es muy riesgoso para
Antonio por los episodios ocurridos.
LXXVIII

- Con respecto a un egreso autónomo, consideramos que a pesar de su edad, Antonio


no está aún en condiciones de sostenerse en el afuera de manera adecuada
(obteniendo un lugar digno donde vivir, consiguiendo un ingreso legal, pudiendo
terminar al menos sus estudios básicos, fortaleciéndose en el control del consumo
problemático)

- Traslado a un programa específico: consideramos lo más pertinente su traslado a


un Hogar de Permanencia, que a mediano plazo pueda acompañar a Antonio en la
construcción del proyecto demandado y elegido por el joven: terminar la primaria,
obtener un trabajo y un espacio para vivir.

Por eso solicitamos su traslado a un Hogar de permanencia, el cual se concreta el


22/5 al Hogar Manil.

En suma:

Se trata de un adolescente de 17 años, próximo a la mayoría de edad, que ingresa a


la institución (en la modalidad de internado) hace 7 meses. Ha transitado los
primeros meses con gran inestabilidad, pero logra paulatinamente generar un
vínculo con este Centro que le permite finalmente hace dos meses aceptar la
permanencia y demandar la construcción de un proyecto de vida alternativo a la vida
en calle.

Su núcleo familiar (su madre) no ha podido desde hace años, contener y cuidar a
Antonio, habiéndose deteriorado el vínculo a un punto tal que Antonio y su madre
hace años que no poseen una relación de convivencia. La Sra. no puede (ni quiere) en
este momento hacerse cargo del joven. Tampoco Antonio demanda eso como su
proyecto actual.

Es un chico que ha transitado por una situación vital de gran vulnerabilidad y que en
este momento hace esfuerzos importantes por plantearse otras alternativas vitales.

Requeriría la posibilidad de apoyo institucional que pueda ofrecerle a mediano plazo


algunas herramientas que le permitan cumplir con esas expectativas.»

30 de mayo

Hogar Manil. Se registra, sin firma:

«Hablamos de su internación desde su llegada al Hogar. Concreta que no se siente


bien, pues quiere tener más salidas solo, para ir al Parque Rodó. Dice tener una
novia: Mariana, 14 años. Comenta que lo de ayer en el gimnasio no fue un robo, que
el placar estaba abierto y él lo estaba “cerrando”. Comenta su actividad de ayer en
el Centro de Tratamiento ambulatorio de Drogas, siete u ocho jóvenes que estaban
con asistente social y psicólogo. Quiere ir solo. Ayer hablaron de qué consumía y
cuánto hacía que no consumía. Le pregunto si consumió en las dos S.N.A., comenta
que sí, pero que solo fue porro. Le cuento a él su situación hoy, lo invito a
permanecer en el hogar para poder hacer un proyecto juntos. Se lo ve inseguro,
ansioso, le ofrezco ir al psiquiatra juntos y acepta.

Quedé que me comunicaba con la Dra. Stefani y le pediría que volviese al hogar.

Pendiente: Contacto con defensoría.»


LXXIX

27 de junio

Registro sin firma: «Antonio prepara la acreditación escolar».

29 de junio

Registro diario sin firma: «Antonio dice sentir temor de trabajar en la zona, de ahí
vemos que lo de XX (ONG con programas laborales) no le interesa. Pendiente lo de
la documentación del carné de salud, dentista, credencial cívica».

11 de julio

Registro diario sin firma: «Antonio está muy inestable».

19 de julio

Ingresa a Clínica Psiquiátrica.

22 de agosto

Informe del Hogar Manil al Juzgado, motivo, firmado por la psicóloga: «Egreso del
joven Antonio Javier Navarro Revelez».

«Por este intermedio nos comunicamos con Ud. para informarle acerca de la
situación del adolescente Antonio Javier Navarro Revelez.

El joven en cuestión ha cumplido un período de tratamiento en clínica de agudos que


comenzara el pasado 19 de julio del presente año en curso. Ese período de
tratamiento fue valorado positivamente por los profesionales que atendieron su caso.
El equipo de trabajo de este centro ha reflexionado acerca de la situación del joven
quien a la fecha ha cumplido su mayoría de edad, acerca de cómo poder orientarlo a
un reintegro comunitario positivo para el adolescente y el entorno social. Teniendo
en cuenta el deseo del joven de construir un egreso independiente, se coordinó con
puerta de entrada del programa de refugios de Ministerio de Desarrollo Social, para
que a través del equipo de refugios y apoyándose en los servicios de red comunitaria
pueda conseguir una reinserción positiva para él. En materia de documentación el
joven está con las posibilidades de atenderse en cualquier centro hospitalario de
salud pública dado que posee la documentación adecuada. Asimismo podrá tramitar
a través de INDA el servicio de comedores. En relación a estas coordinaciones
efectuadas se solicita el egreso del joven del Sistema de Protección a la Infancia y
Adolescencia dado la causal de su mayoría de edad y el deseo del joven de insertarse
en la comunidad a la brevedad.»

You might also like