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ESPIRITUALIDAD CRISTIANA

FRANCISCO CATÃO

INSTITUTO BIBLICO TEOLÓGICO


P. Alfonso de Hato Mota
INDICE
INTRODUCCIÓN
PARTE I FUNDAMENTOS DE LA ESPIRITUALIDAD CRISTIANA: LA VIDA INTERIOR
CAPÍTULO I RAÍCES ANTROPOLÓGICAS DE LA ESPIRITUALIDAD
CAPÍTULO II LA PERSONA DE JESÚS
PARTE II LA EVOLUCIÓN DE LA ESPIRITUALIDAD CRISTIANA EN LA HISTORIA
CAPÍTULO I EN EL UMBRAL DE LA TEOLOGÍA ESPIRITUAL
CAPÍTULO II LA ANTIGÜEDAD CRISTIANA
CAPÍTULO III LA ESPIRITUALIDAD EN EL MUNDO CRISTIANO
CAPÍTULO IV LA FORMULACIÓN ACTUAL DE LA ESPIRITUALIDAD CRISTIANA
PARTE III PERFIL DE LA ESPIRITUALIDAD CRISTIANA
CAPÍTULO I ESTRUCTURA DE LA VIDA CRISTIANA
CAPÍTULO II VIRTUDES: LAS HABILIDADES REQUERIDAS
CAPÍTULO III EL ESPACIO ESPÍRITU INSTITUTO BIBLICO TEOLÓGICO
P. Alfonso de Hato Mota
CAPÍTULO IV EN CAMINO HACIA LA UNIÓN EN EL AMOR
Por Teología Espiritual entendemos el análisis sistemático de la
espiritualidad cristiana.
Es la más joven de las disciplinas teológicas. Introducida en 1931
por Pio XI, con el objetivo de orientar la vida, de los estudiantes
de teología, a la perfecta unión con Dios, por Cristo, en el Espíritu.
La reflexión sobre la vida cristiana es tan antigua como el
cristianismo mismo, pues la teología que se hacía en las primeras
comunidades cristianas era espiritual, y tenía la intención de
iniciar a los recién convertidos en el misterio de Cristo, en base a
la Palabra y el Espíritu, para asegurar su fidelidad a Dios.

INTRODUCCIÓN GENERAL INSTITUTO BIBLICO TEOLÓGICO


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La Teología ha vivido grandes cambios a lo largo de la historia:
1. A principios del segundo milenio dio prioridad a sistematizar la
enseñanza cristiana a partir de la lógica de la filosofía griega.
2. Luego se enfatizó el aspecto dogmático que subraya la
autoridad de las verdades de la fe de la Iglesia, y así atacar
las herejías del momento; al mismo tiempo se definirían las
reglas de comportamiento cristiano a partir de la T. Moral,
ante un mundo que tiende a la secularización.
3. Al comenzar el siglo XIX la TE vuelve a tomar importancia a
partir del surgimiento de diversas corrientes espirituales.

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4. A mediados del siglo XX, en la perspectiva del concilio Vat II,
surgen los movimientos de renovación litúrgica, patrística y
bíblica, los cuales acentuaban la importancia que tiene la vida
humana marcada por la comunión con Dios… lo cual implica
no sólo rectitud moral, sino camino de perfección.
5. Con Juan Pablo II, de frente al tercer milenio, se enfatiza que
la santidad como objetivo central en la vida del cristiano.
De todo esto concluimos que, en los últimos dos siglos, se le ha
dado mucha importancia a la Teología Espiritual.

INTRODUCCIÓN GENERAL INSTITUTO BIBLICO TEOLÓGICO


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Intención de este libro…
La TE trata de la vida en el Espíritu. Esto implica exigencias
teóricas: fundarse objetivamente en los datos de la tradición, y
prácticas: que atañen a la vida concreta del Xtiano y la comunidad.

El proyecto de este libro dividido en tres grandes apartados…


a) Tratar los fundamentos de la espiritualidad cristiana
b) Datos históricos acerca de la espiritualidad cristiana
c) Sistematización de la espiritualidad cristiana

INTRODUCCIÓN GENERAL INSTITUTO BIBLICO TEOLÓGICO


P. Alfonso de Hato Mota
PARTE I: FUNDAMENTOS DE LA
ESPIRITUALIDAD CRISTIANA:
LA VIDA INTERIOR

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Espiritualidad designa todo aquello que la persona busca:
verdad, bondad, belleza… en la tradición judeo-cristiana,
estos valores tienen su origen en Dios y nos orientan a Él.
Y en contraposición con lo espiritual está la búsqueda de
lo material: placer, tener y poder.
Por tanto, el fundamento primero de la espiritualidad es
antropológico: todo ser humano está llamado a una vida
espiritual. Y esta espiritualidad está iluminada por Jesús,
presente en nuestra historia y en la historia de nuestras
comunidades, que se caracteriza por la búsqueda de
fidelidad a la verdad, a la justicia y al amor.

INTRODUCCIÓN INSTITUTO BIBLICO TEOLÓGICO


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CAPITULO I

RAÍCES ANTROPOLÓGICAS DE LA ESPIRITUALIDAD

1. El ser humano, doblemente capaz de Dios


2. El deseo de Dios y la esperanza: el dinamismo de la vida
3. La Sagrada Escritura y el reconocimiento de Dios
4. La filosofía antigua y la espiritualidad
5. La espiritualidad cristiana

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P. Alfonso de Hato Mota
CAPITULO I

RAÍCES ANTROPOLÓGICAS DE LA ESPIRITUALIDAD

El estudio de los fundamentos antropológicos de la espiritualidad,


corresponde a las ciencias psicológicas y sociales de la religión que
buscan describir el fenómeno religioso en las diversas tradiciones, pues
la espiritualidad, como vivencia, está siempre inserta en una cultura.
Así el estudio teológico de la espiritualidad, ha de tener siempre en
consideración las raíces antropológicas que la influyen y la definen.
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La tradición judeocristiana señala que el hombre es creación de
Dios; hecho a imagen y semejanza de Dios.
Pero… ¿Para qué creo Dios al ser humano a su imagen y semejanza?
Para vivir en comunión con él, (su vocación). Vivir esta comunión es
imposible para el ser humano: por ello Dios le confiere la capacidad de
reconocer Su existencia al dotarlo de inteligencia y voluntad, y pone en
su corazón un gran deseo de plenitud y felicidad para que Le busque.
Sin embargo hay una natural resistencia en el hombre, al pretender
satisfacer, por sí mismo, este deseo de felicidad sin límites que le
habita. Esto explica la existencia del mal en el mundo**. Por ello…
Antropológicamente la espiritualidad se construye sobre ese deseo.

1. El ser humano, doblemente capaz de Dios


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Este deseo de Dios es signo claro de que el hombre posee ya la
capacidad para conocerlo y amarlo*, origen de toda espiritualidad.
Y cada ser humano lo experimenta de forma única. De ahí la
importancia de hacer consciente la forma en que este deseo se nos
manifiesta desde lo más profundo, y la forma como nos orienta a la
plenitud en la comunión con Dios… pues Dios nos mueve a Él.
A este deseo que experimentamos se le llama esperanza, y ésta es
la responsable de toda la vida cristiana. Por ello se puede afirmar
que la fe y la esperanza son los pilares de la comunión con Dios y
de la espiritualidad cristiana.

2. El deseo de Dios y la esperanza:


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el dinamismo de la vida P. Alfonso de Hato Mota
Fundada en la fe y en la esperanza, la caridad es, desde ahora, el
principio inmanente de la comunión con Dios como primicia de la
vida eterna. La caridad es la amistad con Dios y entre nosotros.
La SE es registro histórico y cultural de esta relación de amistad
de Dios con su pueblo. Y la TE se enfoca en esta experiencia que
llega a su plenitud en la experiencia humana de Jesús, pues en Él
está la fuente de la espiritualidad cristiana*.
Es la caridad de Cristo, derramada en nuestros corazones por el
Espíritu, la que constituye la raíz de la espiritualidad cristiana.
La espiritualidad bíblico-cristiana es de naturaleza religiosa**
pues se fundamenta en la relación-comunión de amor con Dios.

3. La sagrada escritura y el reconocimiento de Dios


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La espiritualidad es inherente a la cultura, pues está siempre
inserta en un contexto histórico determinado. El judaísmo, luego
de asegurar su identidad basada en su fidelidad a Dios, salía al
encuentro de la cultura de la época para transformarla, pero
también para ser enriquecido y transformado por su entorno.
Así el encuentro del judaísmo con la cultura helénica, origina
una espiritualidad centrada en la sabiduría, heredada luego al
cristianismo bajo la máxima “conócete a ti mismo”, como premisa
de crecimiento… así Jesús llega a afirmar que lo que nace en el
corazón es lo que nos determina como buenos o malos… y en
ese sentido la vida interior adquiere gran relevancia.

4. La filosofía antigua y la espiritualidad


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Al caminar antropológico -y teniendo en cuenta las fuentes bíblica
que encuentran su culmen y centro en Jesús˗, se suman cuatro
ejes determinantes de la espiritualidad cristiana:
1) Nuestra condición de criaturas en cuyo corazón tenemos
inscrito el deseo de Dios.
2) La forma de vivir como pueblo, resultado de nuestra
vocación a la comunión con Dios en Cristo.
3) Nuestra condición existencial: llamados a realizarnos a
partir del corazón, guiados por la inteligencia y la voluntad.
4) Caminar rumbo a la progresiva comunión con Dios.

5. La espiritualidad cristiana
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Estos cuatro ejes están siempre presentes
en la vida de todas las persona.
De ahí que la vida de la humanidad sea un
camino hacia la felicidad y plena realización
de sí misma. Este es el objetivo final de la
creación y de la comunicación de la vida divina.
En este sentido, la espiritualidad es la
vocación concreta de la humanidad por la
cual Dios nos quiere participar Su vida divina,
y en Jesús se nos expresa claramente este
deseo.
Y esto es válido para cualquier cultura y INSTITUTO BIBLICO TEOLÓGICO
espiritualidad de todo tiempo. P. Alfonso de Hato Mota
Resumiendo:
 Los seres humanos, creados a imagen y semejanza de Dios, están
sustentados por el deseo de Dios. Y somos doblemente capaces
de Dios: conocerlo y estar unidos a Él en el amor.
 Nuestra vocación, por tanto, es a la comunión con Dios, en la cual
se sustenta también nuestra plena realización y nuestra felicidad.
 La filosofía griega contribuyó a expresar esta realidad a partir del
propio ser humano.
 La convergencia de la tradición judía y la filosofía griega se
manifiesta plenamente en Jesús, cuya espiritualidad gira en torno
a su intimidad con el Padre y a su amor al prójimo.
Él es la fuente de nuestro camino espiritual. INSTITUTO BIBLICO TEOLÓGICO
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Preguntas para la reflexión:
1. Desde el punto de vista bíblico, ¿cuáles son los principales datos
que nos llevan a establecer los fundamentos antropológicos de la
espiritualidad cristiana?
2. ¿Qué relación existe entre el autoconocimiento y la espiritualidad?
3. Conocidos los fundamentos antropológicos de la espiritualidad
cristiana, ¿cuál es su importancia para la orientación de la acción
de la Iglesia, particularmente en el área de la catequesis y de la
iniciación cristiana?
Realizar un ensayo a partir de la reflexión de estas preguntas.

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CAPITULO II

LA PERSONA DE JESÚS

1. Jesús, centro de la espiritualidad cristiana


2. El encuentro personal con Jesús
3. La vida en el Espíritu de Jesús
4. Exigencias del seguimiento de Jesús en el Espíritu
5. El Reino de Dios
6. La norma suprema de la vida: el amor
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P. Alfonso de Hato Mota
CAPITULO II

LA PERSONA DE JESÚS

El CIC (n.28) señala que las manifestaciones religiosas, “a pesar de


las ambigüedades que pueden entrañar, estas formas de expresión son
tan universales que se puede llamar al hombre un ser religioso”.
Por ello afirmamos que la espiritualidad es inherente al ser humano.
En la tradición cristiana, la espiritualidad tiene su máxima expresión y su
fuente en Jesús.
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Nuestra relación con Dios tiene sentido en Jesús. Por Él, que nos
ha comunicado el Espíritu, tenemos acceso al Padre. Todos los
aspectos de la vida cristiana se viven desde la fe y la esperanza,
y en la comunión de amor que une a Jesús con el Padre.
Por lo tanto, no se puede hablar de espiritualidad si no es a partir
del Espíritu de Jesús. Y esta centralidad de Jesús se proyecta
en todas las formas de espiritualidad.
En la antigüedad, Jesús es considerado como el Ungido de Dios.
La comunidad cristiana tiene como centro a Cristo crucificado
(acto supremo de amor), el cual, en la resurrección es constituido
Señor Todopoderoso y Rey Supremo del universo que atrae a Sí.

1. Jesús, centro de la espiritualidad cristiana


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En la edad media, influidos por el monaquismo oriental, surge
la “oración de Jesús”, que era una nueva forma de cercamiento
a Jesús invocando su nombre y contemplando su humanidad*.
La contemplación de Jesús lleva a un conocimiento tal de Él,
que suscita la divinización del ser humano, lo cual se considera
la primera expresión de espiritualidad cristiana**.
Entendemos por espiritualidad cristiana al desarrollo de la vida
de Dios en nosotros que se da en tres momentos:
 Conversión orientar la vida según el soplo del Espíritu.
 Camino como discipulado y colaboración en Su Misión.
 Comunión participación desde ahora de la vida divina .

1. Jesús, centro de la espiritualidad cristiana


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La espiritualidad cristiana no es una espiritualidad más entre
otras, es la manifestación clara de que en Jesús estamos todos
llamados a salir de nosotros para ir al encuentro de Dios que se
nos ofrece como don*.
En Jesús, Verbo encarnado, Dios se nos manifiesta plenamente.
Por ello, toda espiritualidad tiene como fundamento el encuentro
personal y existencia con Jesucristo.
Jesús toma la iniciativa de venir a cada uno; y por puro amor
nos llama a una intimidad profunda con Él, y nos comunica su
Espíritu para que vivamos la vida divina, de plena comunión el Él.

2. El encuentro personal con Jesús


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Históricamente, la misión de Jesús culminó en un aparente
fracaso, pero no fue así, ¡Jesús resucitó!, y esta verdad se
convirtió en la confesión fundamental del cristianismo.
Esta presencia de Jesús resucitado, es comunión en su mismo
Espíritu*. Por ello, el encuentro con Jesús, es comunión plena
con su Espíritu; esto da pie a la nueva realidad del cristiano:
la comunión con Dios vivo desde ahora y para siempre.
El seguimiento de Jesús implica y significa vida en el Espíritu.
De ahí deducimos que el cristianismo es encuentro personal con
Jesús en virtud del Espíritu.

3. La vida en el Espíritu de Jesús


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En la espiritualidad cristiana Jesús está al centro, por
el hecho de significar, esta espiritualidad, comunión y
encuentro personal y existencial con Cristo.
Encuentro que precisa nuestro libre deseo de
acogerlo. Si el hombre no quiere, Dios no violenta la
voluntad humana. Dios invita, y el hombre decide
abrirse o no a esta invitación.
La teología espiritual, fundada en las exigencias que
brotan de la invitación de Jesús a participar de su
vida, sitúa la espiritualidad cristiana entre el deseo de
Dios y la plena realización del ser humano en Dios.

4. Exigencias del seguimiento de Jesús en el Espíritu


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El Reino está al centro de la predicación de Jesús, es el núcleo
del Evangelio… es el anhelo más grande de Dios.
Por ello, la vida y espiritualidad cristiana se construyen en función
del Reino. Pero ¿qué es el Reino? ¿Cómo entenderlo?
Es una realidad espiritual que no está en oposición con lo
material. Es el mayor principio práctico del que dependen todas
las exigencias del Evangelio. Está presente en nosotros aquí y
ahora como elemento transformador de los horizontes puramente
terrenos para dar paso a las cosas espirituales y eternas.
Se le alcanza por el camino del amor, la humildad y el don de sí.

5. El Reino de Dios
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La espiritualidad cristiana es, pues, la vida en el Reino de Dios*.
En la historia de la espiritualidad, este rasgo central de Jesucristo
y del Reino, no siempre ha estado bien claro.
Ambos aspectos centrales están enraizados en el AMOR: amor
de Jesús que nos conduce a la comunión íntima con Él; y amor
como consecuencia de este encuentro que impulsa a la realidad
del Reino, que no es otra cosa que amor entre nosotros como
norma suprema de la vida espiritual.
Esto lo tuvieron bien claro, desde un principio, los cristianos. Dios
que nos creo por amor, nos juzgará con base en el amor.

6. La norma suprema de la vida: el amor


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El agápê* será en delante, el don más excelente (1cor 13,8.13)
San Juan señala que Dios es agápê (1Jn 4,8); y dice que quien
ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. La frase final: “quien no
ama no conoce a Dios, confiere un valor absoluto al agápê.
El principal desafío de la esp. Xtiana será vivir el mandamiento
del amor (pues siempre hay tensión entre persona y comunidad).
Al estudiar la Trinidad, descubrimos que el agápê es la misma
vida de Dios, comunión perfecta en el amor. Este amor de Dios
se manifiesta desde la creación, y plenamente en Jesús que
establece la Nueva Alianza del amor sellada con su sangre.

6. La norma suprema de la vida: el amor


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LA ESPIRITUALIDAD
CRISTIANA ES
LA ESPIRITUALIDAD
DEL AMOR

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Resumiendo:
 Lo que caracteriza la espiritualidad cristiana es que tiene como
fuente, centro y objetivo fundamental la persona de Jesús.
 Espiritualidad cristiana es la persona o comunidad que vive
inspirada por la única verdad que es Jesús y siguiendo Su camino.
 La vida espiritual cristiana es la vida en el Espíritu de Jesús, que
se traduce en discipulado y seguimiento, animado por el amor en
la tarea fundamental de colaborar, con pasión, en Su Reino.
 La espiritualidad cristiana está en la raíz de toda espiritualidad,
pues la vida espiritual verdadera es la vida en Dios,
guiada por su Palabra: Jesús, animada por su Espíritu
y vivida en el AMOR. INSTITUTO BIBLICO TEOLÓGICO
P. Alfonso de Hato Mota
Preguntas para la reflexión:
1. A partir de lo estudiado, ¿qué significa poner a Jesús como centro
de la espiritualidad cristiana?
2. ¿Por qué podemos afirmar que la espiritualidad cristiana es
universal y que sus principios están presentes en todas las
tradiciones espirituales? Esta visión ¿Cómo puede ayudar a la
Iglesia a tener una mejor práctica pastoral?
3. De manera concreta ¿cómo podemos vivir auténticamente la
espiritualidad cristiana desde la vida familiar y parroquial?
Realiza un ensayo en el que narres lo que significa
Jesús en tu vida, y cómo habrías de vivir
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una auténtica espiritualidad cristiana. P. Alfonso de Hato Mota
PARTE II: LA EVOLUCIÓN DE LA
ESPIRITUALIDAD CRISTIANA EN
LA HISTORIA

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CAPITULO I

EN EL UMBRAL DE LA TEOLOGÍA ESPIRITUAL

1. La historicidad de la fe
2. La historia espiritual cristiana
3. La lectio divinæ

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CAPITULO I

EN EL UMBRAL DE LA TEOLOGÍA ESPIRITUAL

El Espíritu que Jesús nos comunica, enciende en nuestro corazón el


deseo de Dios y nos guía a la verdad plena.
La Teología es el ejercicio de nuestra capacidad de conocimiento y
amor puesta al servicio de la búsqueda de Dios; búsqueda manifiesta
a lo largo de la historia de los cristianos que profundizaron en su fe a
través de las SE (y otros escritos). De ahí la importancia de su estudio*.
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La historia es fundamental para conocer, a profundidad, al ser
humano, que ha buscado explicar aquellos acontecimientos más
importantes de su entorno. Por ello, todo conocimiento parte de la
historia, y ésta se convierte en maestra de la vida.
El cristianismo, antes que una doctrina o pensamiento, es una
forma de vida, un hecho histórico. La historicidad de la fe es, por
ello, el principio metodológico que entiende a la Teología como
una interpretación de los datos de la fe. De aquí nace la disciplina
de la exegesis. De ahí que toda Teología parta de la SE*.
De esto también se deduce que las formas de vivir el seguimiento
de Jesús dependan de los condicionamientos culturales.

1. La historicidad de la fe
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Por otra parte, también las formas de seguimiento de Jesús,
dejan en la historia su huella en monumentos como en textos
que buscan expresar la experiencia de fe personal y comunitaria.
Estos textos, a partir de los cuales se esboza la naturaleza de la
vida espiritual cristiana, han sido elaborados por místicos y
teólogos muy apegados a la tradición teológica de la Iglesia.
En el desarrollo de la tradición espiritual cristiana, es importante
considerar dos aspectos fundamentales: los distintos periodos
de la historia de la espiritualidad cristiana, y la forma de leer los
textos espirituales, desde los tiempos bíblicos.

1. La historicidad de la fe
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Jesucristo trasciende la historia y, por tanto, está presente
en toda ella, ayer, hoy y siempre (Heb 13,8). Él está al
centro de todas las formas de espiritualidad cristiana.
La espiritualidad cristiana no evoluciona por sustitución de lo
antiguo por lo nuevo, sino por el enriquecimiento siempre
creciente de lo antiguo, cuyos valores y formas de vivir
tienden a purificarse sin jamás desaparecer. Y es necesario
considerarla siempre en su contexto histórico.
De ahí que una buena manera de diferenciar las distintas
épocas de la espiritualidad, es tener en cuenta su relación
con la cultura de cada época*.

2. La historia espiritual cristiana


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Es importante no olvidar la centralidad de las SE en la
espiritualidad cristiana, y la manera de acercamiento a ella
a través de la lectio divinæ.
El CV II en la DV reivindica la importancia de la lectura
orante de la Palabra*, pues ésta es expresión de la
multiplicidad de experiencias de Dios vividas por el pueblo
a lo largo de la historia, y que tienen su culmen en Jesús.
La exegesis literaria-histórica no es suficiente para saciar
nuestra sed de Dios, ni para justificar el papel que tiene la
Palabra en el desarrollo de la TE. Su lectura orante es la
mayor expresión de fidelidad a la ella.

3. La lectio divinæ
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Los pasos a seguir en la lectio divinæ:
1. Lectio, lectura consciente y realizada en voz alta, hasta
impregnarse de la Palabra
2. Meditatio, procurando apropiarse de toda su riqueza
3. Oratio, buscando la intimidad con Dios
4. Contemplatio, luego de ver la profundidad de la Palabra,
contemplarla sin poseerla nunca en su verdad plena. Esta
es la coronación de la lectio y lo que da sentido a la TE.
No puede haber auténtico teólogo sin esta experiencia*.

3. La lectio divinæ
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Resumiendo:

 Todo saber humano parte del contacto con realidades sensibles,


de ahí se deduce que la historia es fuente de conocimiento.
 La fe se desarrolla a partir de la historia de la revelación y la
historia cristiana que nos muestra toda su riqueza y profundidad.
 Por ello una de las fuentes principales de la teología espiritual
está en la historia de la espiritualidad cristiana desde su origen
inscrito en el NT hasta los escritos actuales* que son testimonio
de experiencia espiritual. De ahí la importancia de la lectio divinæ.

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Preguntas para la reflexión:

1. Definir brevemente cuáles son los elementos básicos de la


espiritualidad cristiana en las comunidades apostólicas.
2. ¿Cuáles de esos elementos están presentes en su experiencia
espiritual y en la práctica de nuestras comunidades? ¿Cuáles
están ausentes?
3. A partir de lo estudiado, ¿cómo deben leerse los testimonios de
vida cristiana desde una perspectiva de la historia de la
espiritualidad? Tanto de la Biblia, como de los místicos.
Realiza, en una cuartilla, una breve síntesis de este capítulo
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CAPITULO II

LA ANTIGÜEDAD CRISTIANA

1. Las enseñanzas de Jesús


2. La espiritualidad de las primeras comunidades cristianas
3. Las primeras “escuelas” de espiritualidad

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CAPITULO II

LA ANTIGÜEDAD CRISTIANA
No haremos un resumen de la historia de la espiritualidad cristiana,
sólo retomaremos algunos elementos fundamentales en la historia.
Para esto dividiremos la materia en tres grandes secciones según la
postura de la comunidad cristiana ante la cultura y la sociedad: La
antigüedad (c II), el mundo cristiano (c III), y los tiempos actuales (c IV)*.
Antigüedad cristiana es el periodo comprendido a partir de las
enseñanzas de Jesús, hasta el siglo IV en que el cristianismo fue
reconocido como religión oficial del imperio romano**.
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El objetivo de este capítulo es analizar algunos rasgos de la
vida de Jesús y la comunidad apostólica que aparecen en el NT.
Lo primero que observamos es que Jesús se presenta como un
judío común. Elige el camino de la humildad y obediencia a
Dios*. Sus milagros tuvieron una intención pedagógica. Son
signos que están en continuidad con la historia de Israel, y
apuntan al cumplimiento de las promesas mesiánicas. Sin
embargo las multitudes los interpretaron como signo de poder.
Por ello se retira de Galilea, para formar a sus discípulos en otra
perspectiva. De hecho, nunca se atribuyó hecho extraordinario
alguno, siempre hacía referencia al Padre, fuente de todo bien.

1. Las enseñanzas de Jesús


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La experiencia de Dios como Abbá, estará al centro de toda la
espiritualidad cristiana.
La oración es central en la vida de Jesús.
La misericordia-amor y perdón es un rasgo constante en el trato
de Jesús hacia los pecadores y los pobres.
Las bienaventuranzas son fundamentales en el itinerario que
propone Jesús. A través de éstas, invirtió los valores...
Su muerte en la cruz es prueba más extraordinaria de su amor.
Al centro de la fe: El triunfo de Jesús sobre la muerte: ¡Resucitó!

1. Las enseñanzas de Jesús


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Otra de las riquezas del NT es que, además de la centralidad
de la resurrección de Jesús, incorpora la reflexión de los
primeros discípulos, especialmente de Juan y Pablo.
La conversión será un aspecto fundamental que da origen a la
comunidad cristiana. Así, Pablo habla de su experiencia.
El martirio de Esteban será la más clara respuesta de amor*.
El gran crisol de la espiritualidad cristiana será la comunidad.
Pablo, con sus cartas, orientaba la vida cristiana hacia la unidad
en Cristo; mientras que Juan fundamentaba este amor en Dios**.
Las cartas son una parénesis-exhortación a vivir en el amor.

2. La espiritualidad de las primeras comunidades


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La espiritualidad cristiana consiste esencialmente en el
seguimiento de Jesús en el Espíritu. Pero este seguimiento, si bien
es expresión de fidelidad a Jesús y su Espíritu, está determinado por
el contexto cultural; de esto deriva la diversidad de expresiones de
espiritualidad, pero preservando su esencia.
Surgen las 1as escuelas de espiritualidad en respuesta a su tiempo*:
• Clemente (211) Ordenar la vida cristiana en su conjunto a partir de la SE
• Orígenes (220) Promotor de la lectio divinæ
• Tertuliano (222) y Cipriano (258) visión práctica de la vida cristiana
• Diocleciano (305) Dimensión política del cristianismo: unión al Imperio
• Constantino (313) Reconocimiento del cristianismo como religión

3. Las primeras “escuelas” de espiritualidad


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Resumiendo:

 La historia cristiana comienza con Jesús. Los Evangelios


son testimonio de la manera como lo vieron los primeros
cristianos.
 Las primeras comunidades vivieron animadas con la
esperanza de la resurrección y pronto regreso de Jesús.
 La espiritualidad cristiana nace a la par del cristianismo,
el cual se va estructurando a partir de la reflexión que los
apóstoles hacen de Jesús en torno a las primeras
comunidades cristianas.
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Preguntas para la reflexión:
1. ¿Cómo sintetizar las enseñanzas de Jesús contenidas en los
Evangelios?
2. ¿Cuáles son los elementos básicos de la espiritualidad cristiana
en las comunidades apostólicas?
3. A pesar de las dificultades actuales ¿cómo puede renovarse la
Iglesia a la luz de las enseñanzas de Jesús y de la vida de las
comunidades apostólicas?
Señala aquellos elementos de espiritualidad que propone Jesús
en el Evangelio que pudieran servirnos para dar un nuevo
impulso a la espiritualidad de nuestro tiempo.
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CAPITULO III

LA ESPIRITUALIDAD EN EL MUNDO CRISTIANO

1. Génesis del mundo cristiano


2. El monacato
3. La edificación de la cristiandad
4. La Iglesia enfrentada al mundo
5. La espiritualidad en renovación

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CAPITULO III

LA ESPIRITUALIDAD EN EL MUNDO CRISTIANO


Al principio, los cristianos Vivian en un mundo que los desconocía;
fueron rechazados y perseguidos por no someterse al culto imperial.
A principios del siglo IV el mundo occidental comenzó a cristianizarse.
El cristianismo histórico fue cediendo a un mundo globalizado, lejos de
la fe. Hoy el mundo ya no es cristiano, vive una etapa de crucifixión.
La comunidad cristiana nace, crece y se construye siempre marcada
por el entorno cultural.
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La persecución cristiana propició su diseminación por todo el
imperio. Se quería someter a los cristianos al culto imperial.
Dada la tendencia de ese tiempo de vincular las prácticas de la fe
con las estructuras político-culturales de la sociedad, las
comunidades cristianas poco a poco se fueron adaptando a las
estructuras del imperio romano, hasta que Constantino (306-337)
reconoce el cristianismo como religión oficial del imperio*.
Comienza así una nueva generación de paganos bautizados
mundanizados, en contraposición a cristianos que deseaban vivir
en fidelidad al evangelio… esto propicio el deseo de muchos de
apartarse del mundo para no corromperse**. Nace el monacato.

1. La génesis del mundo cristiano


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El monacato* (s IV) busca romper con un mundo Cristiano-pagano
De dos tipos: eremítico (soledad) y cenobítico (en comunidad).
Tuvo gran alcance social, histórico y religioso, de modo que influyó e
inspiró la espiritualidad de los siglos posteriores.
Objetivo: vivir enteramente dedicado a Dios a través de una vida de
pobreza, castidad y dedicación al prójimo. Martirio incruento**.
La vida comunitaria, animada por la oración y el trabajo, busca hacer
realidad el mandato del amor y la alabanza de la Iglesia celestial.
La caridad a los más pobres, ha acompañado desde siempre la
vida monacal. La misión surge hasta el siglo VI. Luego se dará otro
tipo de encomiendas: litúrgicas y culturales en el siglo VIII.

2. El monacato
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P. Alfonso de Hato Mota
San Agustín (+430). Principal exponente de la antigüedad*.
Su gran aporte: El acercamiento espiritual a la Biblia a través de
la lectio divina: lejos de un racionalismo vacío de fe, es posible
conocer y experimentar afectivamente el amor de Dios y la
comunión íntima con Jesús.
Al final de su vida presenció el desmoronamiento de las
instituciones imperiales por la invasión bárbara. Con estos
cambios, la Iglesia comienza a asumir el control de la vida social.
Y los monjes, influenciados por la doctrina de san Agustín, se
vuelcan al mundo paganizado para cristianizarlo.

3. La edificación de la cristiandad
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La antigüedad P. Alfonso de Hato Mota
El medievo fue un tiempo de gran efervescencia mística en la
búsqueda de Dios. Vivir en el mundo inspirados por la eternidad.
San Bernardo (+1153). Defensor de la vida monástica en los
aspectos del trabajo y la vida en común. Profundizó en la unión
mística con Dios a partir de la oración de Jesús.
San Francisco de Asís (+1226). La radicalidad de la pobreza.
Santo Tomás (+1274). Apostolado universitario como dominico.
Hubo grandes místicas y mujeres consagradas al servicio de
los más pobres, como las beguinas, asistidas por dominicos.

3. La edificación de la cristiandad
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El Medievo P. Alfonso de Hato Mota
A partir del siglo XIV se entra en una etapa de delicada transición.
El poder político de Roma fue avanzando significativamente.
En este contexto y en continuidad con la devotio moderna*
comienza un tiempo de búsqueda de reforma espiritual.
Martín Lutero (+1546) Reformador separado de la Iglesia.
Ignacio de Loyola (+1556) Sus ejercicios espirituales, gran aporte.
Teresa de Jesús (+1582) y San Juan de la Cruz (+1591) Fidelidad
a la Iglesia y mística son inseparables.
Francisco de Sales (+1622) Introducción a la vida devota y Juana
de Chantal (+1641) para quien escribe Tratado del amor de Dios**

4. La Iglesia enfrentada al mundo


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P. Alfonso de Hato Mota
En este tiempo se hace mucha reflexión, pero que realmente no
deja un progreso significativo a la TE. Se busca también una
cierta renovación de la vida espiritual en una vuelta al pasado.
Alfonso M de Liguori (+1787) cuestiones morales al margen de la
espiritualidad cristiana y propagación de la devoción a María.
Proppero Guéranger (+1875)
León XIII en su encíclica Aeterni Patris, impulsa la renovación
bíblica fundando la Escuela Bíblica de Jerusalén en 1890.
Se renovó también toda la espiritualidad cristiana partiendo de la
revaloración de la experiencia.

5. La espiritualidad en renovación
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NUEVOS TESTIGOS: don de Dios para el mundo
Santa Teresita (+1897) Vida oculta en la humildad del Carmelo.
Carlos de Foucauld (+1916) Testimonio a partir de una vida de
oración en un ambiente pobre y no cristiano al norte de África.
Muchas familias religiosas se inspiran en él.
Juan XXIII El propulsor de la renovación de la Iglesia
Madre Teresa de Calcuta por su dedicación a los más pobres
Hoy en día es necesaria una espiritualidad de cara a la realidad de
sufrimiento que vive el mundo, una espiritualidad que testimonie el
amor de Jesús y su radical unión con el Padre.

5. La espiritualidad en renovación
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Resumiendo:
 La espiritualidad cristiana nace en Jesucristo en continuidad
con el AT, especialmente la Torá.
 Con el reconocimiento del cristianismo como religión del imperio
romano, surge el monacato en el seno de un mundo que se volvió
cristiano sin dejar de ser mundo
 El despertar de los ideales de emancipación propios de la
modernidad, distanció la espiritualidad cristiana del mundo,
cerrándose en una postura de defensa de la fe. En medio de esto,
nace la riqueza de la espiritualidad moderna.
 En el siglo XIX surge un movimiento restaurador que valora la
experiencia de la vida cotidiana. INSTITUTO BIBLICO TEOLÓGICO
P. Alfonso de Hato Mota
Preguntas para la reflexión:

1. ¿Cuáles son las principales características del monacato?


2. ¿Cómo podemos caracterizar la evolución histórica de la
espiritualidad cristiana en los siglos cristianos de la Edad Media?
3. ¿Qué direcciones indican a la espiritualidad cristiana los cambios
operados en la Iglesia a partir de los movimientos de renovación
de los últimos años?
Haz una línea del tiempo de este capítulo

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P. Alfonso de Hato Mota
CAPITULO IV

FORMULACIÓN ACTUAL DE LA ESPIRITUALIDAD CRISTIANA

1. Doctrina y experiencia: la cuestión del método


2. La experiencia cristiana: base de la espiritualidad
3. La universalidad de la experiencia cristiana
4. Posicionamiento de los cristianos ante el mundo
5. La espiritualidad de la transformación y del diálogo

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P. Alfonso de Hato Mota
CAPITULO IV

FORMULACIÓN ACTUAL DE LA ESPIRITUALIDAD CRISTIANA


La espiritualidad cristiana es misterio de comunión y relación
personal libre y consciente con Dios Trinidad. Se desarrolla en el
seguimiento de Jesús, florece en la práctica del amor, en
docilidad al Espíritu que nos lleva a actuar como Jesús, Maestro y
Señor; en un sí renovado día a día, cada vez más amplio y total.
Las punto medular de este capítulo será el. cómo vivir la
espiritualidad cristiana en los tiempos presentes
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P. Alfonso de Hato Mota
Para tener un punto de referencia claro, será necesario
subrayar los fundamentos de la doctrina cristiana.
Lo primero a señalar es que somos hijos de Dios, lo cual
nos hace participar de la naturaleza divina; los antiguos a esto
le llamaba “deificación”, hoy le decimos “gracia santificante”*.
El actuar humano hacia la cristificación, si bien es una
orientación libre en el cumplimiento de la Ley, está siempre
guiado por el Espíritu, don de Dios recibido en el bautismo.
Este actuar humano tiene una característica esencial: es
relación-comunión de amor personal y experiencial con
Jesús como discípulos, y con el Padre como hijos.

1. Doctrina y experiencia: la cuestión del método


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P. Alfonso de Hato Mota
Es necesario señalar que la fe no es una vivencia puramente
racional, pues participa todo lo afectivo-experiencial del sujeto
en el desarrollo de la gracia.
Cuando se ha separado la fe racional de la experiencia afectiva,
ha originado crisis. NO se puede pretender quitar la afectividad
experiencial en la vida cristiana. Pues esto impide el pleno e
integral desarrollo de la vida cristiana de los bautizados, ya que
el mundo secular está basado en la experiencia humana*.
El C VII revaloró la experiencia, señalando que la relación
personal con Jesús repercute en todo lo que somos, su amor es
algo real y experienciable, que toca toda la existencia…

2. La experiencia cristiana: base de la espiritualidad


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Jesús nos ha salvado por un acto humano de amor
libre y perfecto; y nos santifica por su Espíritu.
La acción humana de Jesús, está al centro de
la espiritualidad cristiana, pues al salvarnos,
Él actúa como verdadero hombre*; por ello
Él es el principio inmediato de esta experiencia
de fe y amor en la que todos estamos llamados
a santificarnos.
No serán, pues, las prácticas cristianas las que
salvan, sino la calidad del amor con el que se
vive la existencia.

3. La universalidad de la experiencia cristiana


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En la universalidad de la salvación todos estamos llamados a
buscar el bien común. El cristianismo es el patrimonio humano
por excelencia. Desafortunadamente, en el proceso de
secularización, las expresiones religiosas van perdiendo su
peso. Habrá que revisarlas y renovarlas.
La Iglesia se siente bien cuando está bien con el mundo, y el
mundo estará bien cuando acoja el Espíritu de Jesús.
La renovación consiste en buscar un nuevo modo de encuentro
de la Iglesia con el mundo a partir de lo que todos anhelamos: el
bien, la verdad, la justicia y el amor. Esta debe tocar a la familia,
la cultura, la economía, la política y la paz (Gaudiun et Spes).

4. Posicionamiento de los cristianos ante el mundo


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P. Alfonso de Hato Mota
En la Iglesia ha habido dos corrientes: una conservadora que
ha estado a la defensiva, y otra renovadora que a partir del
método ver, juzgar y actuar, que pretende que la Iglesia responda
a los profundos interrogantes humanos presentes.
El reto será integrar estas dos tendencias contrarias, sin olvidar lo
que es fundamental en nuestra fe: el principio, el centro y fin de
la historia humana es Jesús, quien murió y resucitó por todos.
Los cristianos tenemos la certeza de que podemos iluminar el
misterio de la persona y responder a los grandes interrogantes de
la humanidad. Pues la espiritualidad cristiana es don de Dios
para el mundo.

4. Posicionamiento de los cristianos ante el mundo


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Los cristianos no tenemos soluciones hechas para los grandes
desafíos humanos. Antes la Iglesia daba la última palabra, hoy
no, hay muchas respuestas en un gran abanico de espiritualidades
que contrastan con la práctica cristiana*.
Curiosamente, este cansancio y desencanto propio de nuestro
tiempo, hace que los hombres busquen caminos de espiritualidad.
Qué necesario es salir al encuentro del hombre para abrazar sus
alegrías y esperanzas, angustias y tristezas. El deseo de Dios
está inscrito en el corazón humano, y en Él se ven colmadas
todas las aspiraciones divinas que tiene mucho qué ver con el
sentido-propósito de vida.

5. La espiritualidad de la transformación y del diálogo


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En un mundo marcado por la angustia, los cristianos tienen la
misión de ser portadores de esperanza. La espiritualidad
cristiana puede tener un efecto significativo para toda la
humanidad, ya que lleva consigo todo aquello a lo que aspira
el corazón humano.
Ya no podemos contentarnos con una teología espiritual
independiente del diálogo con el mundo, debe tocar la vida y
las aspiraciones humanas, iluminar el camino y proporcionar
los elementos indispensables para el discernimiento, y poder
así vivir en el día a día según el Espíritu de Cristo.

5. La espiritualidad de la transformación y del diálogo


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Resumiendo:
 Lo fundamental: cómo formular una espiritualidad cristiana actual
 La vida en el Espíritu brota de la experiencia humana de Jesús.
La experiencia por la que nos salva es un acto humano de amor
universal.
 De la universalidad de la experiencia humana, conjugada con la
universalidad de la salvación, nace la relación de los cristianos
con el mundo.
 La espiritualidad cristiana trasciende las fronteras de la Iglesia y
se alimenta del diálogo con todas las formas espirituales de
búsqueda de Dios. INSTITUTO BIBLICO TEOLÓGICO
P. Alfonso de Hato Mota
Preguntas para la reflexión:
1. ¿De qué manera el Concilio Vat II puede ayudarnos en la
formulación actual de la espiritualidad cristiana?
2. ¿Cómo traducir en la vida concreta el hecho de que la experiencia
básica de la espiritualidad cristiana es la misma experiencia
espiritual de Jesús?
3. ¿Cómo comunicar la espiritualidad cristiana a los hombres y
mujeres de hoy?
Qué propondrías tú para vivir una espiritualidad cristiana más
acordes a los tiempos actuales… que sea verdaderamente
significativa a todos. INSTITUTO BIBLICO TEOLÓGICO
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PARTE III: PERFIL DE LA ESPIRITUALIDAD
CRISTIANA: LA IDENTIDAD

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Dos aspectos a tomar en cuenta al trazar el
perfil de la espiritualidad cristiana:

 Hacer una reflexión sobre la estructura de la


vida espiritual.
 Analizar esta estructura en los diferentes
ámbitos existenciales.

INTRODUCCIÓN INSTITUTO BIBLICO TEOLÓGICO


P. Alfonso de Hato Mota
CAPITULO I

LA ESTRUCTURA DE LA VIDA CRISTIANA

1. Estructura de la actuación cristiana


2. La bienaventuranza
3. Conciencia y libertad
4. La comunidad

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P. Alfonso de Hato Mota
CAPITULO I

ESTRUCTURA DE LA VIDA CRISTIANA


Se refiere a los elementos centrales que sostienen la vida cristiana,
pues la vida cristiana es algo más que prácticas de devoción.
El ser humano, a diferencia de las demás criaturas, posee una
vocación que trasciende la historia, y no se le puede considerar
únicamente por lo que hace, sino por lo que mueve su actuar: el amor
a la manera de Jesús, el modelo de toda acción humana: Él, con su
vida, está en la base inspiracional de la espiritualidad cristiana.
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El actuar humano está regido por dos principios que se integran
entre sí: antropológico y cristológico.
El Catecismo de la Iglesia Católica señala que “la vocación del
ser humano es la vida en el Espíritu, por medio de la cual, la
persona realiza su vocación a través del amor y de la solidaridad
apoyada en los auxilios divinos” (n. 1699).
Santo Tomás señala que el hombre, orientado por su conciencia,
libremente tiende por naturaleza a buscar a Dios como su fin en
la vivencia plena de la bienaventuranza (como experiencia
última) que sólo será efectiva en la vida futura, y la comunidad
a la que pertenece en virtud de compartir el don de Dios.

1. Estructura de la actuación cristiana


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Deriva del hecho de que, como criatura espiritual, el ser
humano creado a imagen de Dios, alcanza su realización final,
no por sus fuerzas, sino al abrazar libremente el fin al que es
llamado: la comunión íntima con Dios Padre, Hijo y Espíritu. Y
esta realización se comienza a vivir, según la enseñanza de
Jesús, ya desde esta vida al vivir en comunión de amor con el
más necesitado, sacramento nítido de Jesús mismo.
El deseo de Dios y su realización final sustenta toda la
espiritualidad cristiana. Y una espiritualidad fundada en las
bienaventuranzas, ha de vivirse en la alegría del encuentro
con el otro y con el Otro, a la manera de la Virgen María.

2. La bienaventuranza
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Dios nos ha creado libres y con una conciencia (voz de Dios)
que nos orienta a lo que es bueno, justo y recto.
La espiritualidad cristiana es radicalmente un acto humano
que se realiza en la libertad y la recta conciencia, que se traduce
en una adhesión plena al sumo Bien que es Dios mismo.
La conciencia se ilumina y forma en la contemplación del
Evangelio que nos lleva al conocimiento amoroso de Jesús.
La voluntad, movida por este amor, se adhiere a las exigencias
del Reino. Y cuanto más unido se está al proyecto de Jesús,
más se madura en la auténtica Libertad.

3. Conciencia y libertad
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Toda actuación humana se integra al propósito al que Dios nos
llama: la comunión de vida: en Dios y en la Iglesia familia de
Dios. Nadie es ni se experimenta pleno en la soledad, porque
somos creados a imagen de Dios: comunidad perfecta de amor.
Si observamos la historia de la salvación, Dios realiza su obra a
través de un pueblo al que le ofrece la salvación, misma que
culmina con la venida del Mesías prometido.
Ya en el NT, este pueblo se universaliza al tomar conciencia los
nuevos lazos que les unen son espirituales… comunidad-familia
cimentada en la libertad y el amor.

4. La comunidad
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Desafortunadamente, a lo largo de la historia nos hemos alejado
de nuestro fundamento espiritual*. No somos un grupo basado en
el poder, ni tampoco podemos atribuir nuestra salvación a las
tradiciones o prácticas de devoción o movimientos. Nuestra
salvación está en Dios que nos llama a vivir en comunión de
amor. Y esta vida de comunión es un don exclusivo de Él cuyo
único mediador es Jesús**. “No llamen a nadie padre…”
Hemos de estas atentos a los ídolos que se nos presentan de
diversas maneras, a veces vestidos de ángeles de luz, pues nos
pueden alejar del único Dios vivo y verdadero. Un solo Maestro:
el Espíritu; un solo Padre: Dios; un solo Guía: Jesús.

4. La comunidad
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El individualismo fomentado por la cultura actual ha propiciado un
grave desequilibrio entre persona y comunidad. Por otra parte, la
libertad de los seres humanos se encuentra muy reducida, y la
voluntad sumamente condicionada. Urge que la Iglesia retome
con bríos su vocación a ser comunidad: don de Dios par todos,
pues en ella encontramos la plena realización y la santidad*.
No hay espiritualidad cristiana sin comunidad, en ella se refleja el
misterio de Dios-comunión. Necesitamos estar atentos a las
tendencias que alejan de este fundamento al centralizar todo en
el singular ser humano, o en las prácticas tradicionales, o en
experiencias masificadoras que nada tienen de comunitarias**.

4. La comunidad
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Resumiendo, tres referencias complementarias:

 La bienaventuranza que orienta todo el actuar humano.


 La libertad que está en la base de la actividad humana.
 La comunidad como respuesta a nuestra vocación al amor al
Otro y a los otros: comunión con Dios vivida en comunidad
eclesial.
Aquí puede estar el secreto de la renovación práctica de la
espiritualidad cristiana, pues la cultura post-moderna nos ha
aislado privándonos de la felicidad que propicia la comunidad; y
mermando nuestra libertad, nos ha alejado de la principal
bienaventuranza: la vida eterna. INSTITUTO BIBLICO TEOLÓGICO
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Preguntas para la reflexión:
1. En tu experiencia, ¿hasta qué punto las espiritualidades cristianas
que conoces, tienen como fundamento la vida comunitaria?
2. ¿En qué aspectos descubres que la cultura moderna ha mermado
la libertad y fomentado el individualismo que impiden la vida de
comunidad en la Iglesia?
3. ¿Qué lugar ocupa la bienaventuranza en la acción pastoral de la
Iglesia hoy en día?
Realiza una propuesta de acción pastoral que integre y fomente
estos tres aspectos: bienaventuranza, libertad y comunidad.

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CAPITULO II

VIRTUDES: LAS “HABILIDADES” REQUERIDAS

1. Las virtudes
2. La sabiduría
3. La relación con Dios
4. La relación con el prójimo
5. La autonomía espiritual
6. A la luz y en la fuerza del Espíritu
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P. Alfonso de Hato Mota
CAPITULO II

VIRTUDES: LAS “HABILIDADES” REQUERIDADS


Podemos hablar de dos tipos de virtudes necesarias para avanzar en
nuestra progresiva configuración con Cristo (en nuestra vocación a la
comunión con Dios):
 Adquiridas en el ejercicio de las virtudes: hábitos-habilidades*
 Dadas por Dios, teologales: fe esperanza y caridad
Estas virtudes coronan nuestros esfuerzos y nos permiten avanzar
humana y libremente hacia el propósito para el que somos llamados:
nuestra felicidad en la comunión plena con Dios.
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P. Alfonso de Hato Mota
Son una capacidad para actuar según lo que la conciencia dicta como
justo y recto. El pecado es lo contrario a la voz de la conciencia.
Con san Agustín (influido por Platón y Aristóteles) se elaboró una lista de
virtudes a las que se llamó cardinales. Prudencia, justicia, fortaleza,
templanza. Se les considera, no sólo adquiridas, sino también infusas.
La distinción entre virtudes adquiridas e infusas es útil para el
análisis de la espiritualidad, pero no favorece separarlas, pues están
orientadas al mismo fin: la bienaventuranza*. Por tanto, han de verse
como habilidades para la relación con Dios y con el prójimo.
Las virtudes teologales nos vinculan con Dios, que nos lleva a actuar,
por la acción del Espíritu, en una dimensión verdadera mística.

1. Las virtudes
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En la espiritualidad cristiana, el rasgo supremo de la actuación
humana radica en la sabiduría, que está en la raíz de la relación
de amistad íntima y total con Dios y con el prójimo. Propicia que
la voluntad de Dios sea grata al corazón.
La sabiduría se asienta en la base de la experiencia cristiana de
docilidad al Espíritu que ilumina la conciencia y fortalece la
voluntad para no actuar conforme a los criterios mundanos, ni
temer a las dificultades; y así dar testimonio como hijos de Dios.
San Pablo en Cor 12,1ss señala la importancia de actuar con
inteligencia, pues la vida cristiana tiene su base en el saber.
Implica a la prudencia y se regula por la caridad.

2. La sabiduría
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En Jesús, Dios viene a nuestro encuentro, y se nos revela
como Padre. Él quiere establecer una relación de amor con
nosotros, y para ello nos capacita a través de su Palabra y de su
Espíritu, para que nos configuremos cada vez más con su Hijo.
Dado que Dios es Misterio, para que podamos acceder a él, nos
capacita a través de las virtudes teologales: acogerlo en la fe,
entregarnos a él en la esperanza, en un clima de comunión y de
amistas en la caridad.
Jesús nos mostró el camino para vivir esta relación con Dios, nos
comunicó la luz verdadera, la fuerza y la vida a través de su
Espíritu para hacer realidad esta comunión de amor.

3. La relación con Dios


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La fe es la vivencia íntima de la adhesión al Misterio. El culto y el
testimonio de vida, despertados por la experiencia de Dios, se
inspira en la fe, y se manifiesta de manera personal y comunitaria
a través de formas que dependen del momento histórico.
La fe es don de Dios que precisa la libre acogida del ser humano,
y sólo se concreta en la vida cuando se recibe.
La fe permite al creyente ensanchar sus horizontes, para ir más
allá de la razón humana.
Dios nos introduce en la fe como hijos en el Hijo, y nos hace
entrar por su luz, aunque al principio de manera imperfecta, en la
comunión en el Espíritu, en la bienaventuranza.

3. La relación con Dios: la fe


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La esperanza nace de la fe, pues la relación con Dios comienza
con la adhesión al Misterio. Dicha relación se completa cuando
este misterio, además de conocido, se convierte en el
fundamento inquebrantable de nuestra vida.
La esperanza nos permite vivir habitualmente anclados en Dios,
buscándolo siempre y confiando en que en Él está la plenitud.
La esperanza no se realiza esperando un bien concreto, el
mayor bien al que debemos aspirar es hacer su voluntad.
La relación con Dios se basa en la esperanza de que Dios en
su misericordia lo hace todo por amor pues somos sus hijos.

3. La relación con Dios: la esperanza


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P. Alfonso de Hato Mota
La auténtica amistad con Dios requiere, antes que nada que lo
reconozcamos en la fe como Dios al aceptarlo como fundamento
de nuestra vida, depositamos en Él nuestra esperanza y nos
afincamos en su amor misericordioso.
Dios es quien toma la iniciativa en esta relación.
La caridad realiza la perfección de la espiritualidad cristiana.
La caridad nos abre al hermano, a la creación y a la eternidad
El amor de caridad no elimina la complejidad de las relaciones,
sino que les confiere un sentido nuevo, convirtiéndolas en
instrumento y expresión de la caridad como amistad con Dios.

3. La relación con Dios: la caridad


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El amor al prójimo es el parámetro verificador del amor a Dios.
Las relaciones humanas han de estar inspiradas en la caridad,
pero reguladas por la justicia. Inconcebible: una caridad sin
justicia, y una justicia que no parta del primado de la caridad.
Solidaridad y justicia se acompañan en la praxis de la caridad.
La justicia nos habilita para buscar el bien del otro movidos por el
amor que nos hace solidarios con nuestros hermanos.
La justicia nos lleva a combatir todo lo que se opone al bien del
otro, pero sin violencia, sino desde el amor de Dios en nosotros.

4. La relación con el prójimo


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El divorcio entre la fe y la vida constituye nuestro gran
desafío. No puede existir una auténtica vida cristiana sin amor a
Dios y al prójimo. La caridad es el camino de nuestra liberación
espiritual, pues el amor nos hace interior y plenamente libres.
Sólo la rectitud y la plenitud del amor puede asegurarnos la
fidelidad a Dios y al prójimo.
La libertad no es un bien absoluto, está en función de la
comunión*. En el camino hacia la libertad necesitamos de la
fortaleza para no desistir ante las dificultades y de la templanza
para no sucumbir ante nuestras humanas inclinaciones.
Necesitamos una constante purificación del corazón-afectividad**.

5. La autonomía espiritual
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P. Alfonso de Hato Mota
La misión del Verbo y del Espíritu es una sola.
La acción del Espíritu se entiende en la línea de causa formal, no
de causa eficiente: el Espíritu no nos hace santos, sino que nos
santifica, nos impulsa al amor que nos une a Dios y al prójimo.
El Espíritu ilumina y conforta, nos mueve a llamar a Dios, Padre.
Es más importante la acción interior del Espíritu que el carisma
mismo. El Espíritu ilumina el camino de seguimiento de Jesús,
nos fortalece para serle fieles. Produce frutos cuando nos
dejamos guiar por Él. Los dones se analizan en relación con las
virtudes, y están en función de la misión y comunión eclesial.

6. A la luz y en la fuerza del Espíritu


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P. Alfonso de Hato Mota
Resumiendo:
 El ser humano, llamado a realizarse progresivamente en el tiempo,
necesita contar con capacidades que le ayuden a realizar su
vocación.
 Las virtudes son esas habilidades fruto del esfuerzo y la disciplina
a la par con el don divino de la gracia que le ayudan a actuar de
cara a la bienaventuranza.
 Todo organismo de las virtudes está presidido por la sabiduría que
resulta de la participación en la vida divina por la acogida de la
palabra en la fe.
 En la relación con los demás, la sabiduría, animada por la caridad
nos lleva a practicar la justicia…. INSTITUTO BIBLICO TEOLÓGICO
P. Alfonso de Hato Mota
Preguntas para la reflexión:
1. ¿Por qué y en qué sentido necesita el ser humano ser
progresivamente habilitado para actuar con vistas a la
bienaventuranza?
2. ¿Qué has aprendido en este texto sobre cómo articular las
virtudes con la libertad? ¿qué importancia tiene esto para la
acogida de la Palabra en la fe y para nuestra plena realización
3. ¿Cuál es el papel del Espíritu en la práctica de la vida cristiana?

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P. Alfonso de Hato Mota
CAPITULO III

EL ESPACIO DEL ESPÍRITU

1. Humanismo y santidad
2. El combate espiritual
3. La Iglesia y el universo sacramental
4. Las manifestaciones de Dios en la Historia
5. La oración

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P. Alfonso de Hato Mota
CAPITULO III

EL ESPACIO ESPÍRITU
El campo que el Espíritu encuentra, desde la libre disposición, para
actuar y manifestarse en la persona y en la comunidad.
Espacio Jesús y espacio Espíritu con complementarios. Veremos
algunos puntos que caracterizan la vida cristiana.
Analizaremos algunas formas cristianas de vivir nuestra vocación a la
bienaventuranza.

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P. Alfonso de Hato Mota
San Pablo señala la oposición entre la carne y el Espíritu, la
carne tiene al pecado, y el Espíritu orienta a la santidad.
La oposición entre carne y espíritu es un aspecto de nuestra
condición histórica causada por el pecado; pero Dios llama a
participar de su vida divina, esto es inherente a la vida del ser
humano.
Por ello el ser humano está siempre en lucha por vencer la carne
y responder a su vocación. Esto implica ascesis, lucha en la que
se integran el esfuerzo libre del hombre y la gracia de Dios.
Ni ascetismo estoico, ni fideísmo ingenuo.

1. Humanismo y santidad
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Se integran tradición bíblica y tradición griega para dar paso a un
humanismo cristiano… presente el deseo humano de felicidad.
Imagen de Dios y vocación a la vida en el Espíritu son las dos
caras del humanismo que hablan de la misma realidad: la lucha
por llegar a ser plenamente lo que está llamado a ser… siguiendo
las huellas de Jesús.
El Espíritu nos libera a través de la lucha ascética para vivir
conforme al Espíritu. Por este objetivo, muchos decidieron dejar
todo para vivir este combate espiritual para vivir la intimidad con
Dios a partir del monacato.

2. El combate espiritual
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La auténtica humanización y la lucha espiritual lejos de aislarnos
de la humanidad, nos hace más humanos porque nos acerca a
los demás… humanidad que camina rumbo a la bienaventuranza.
La Iglesia es signo visible de esta comunión en Dios, sacramento
de salvación y depositaria de la plenitud de Dios. A través de ella,
la humanidad puede alcanzar esa plenitud a la que está llamada.
La espiritualidad cristiana es prevalentemente comunitaria, y no
se puede concebir sin la Iglesia. Lo mismo puede decirse de los
sacramentos; imposible una espiritualidad sin ellos. Los
sacramentos como todas las prácticas devotas son medios, no
fines. Estar atentos al peligro de la idolatría.

3. La Iglesia y el universo sacramental


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P. Alfonso de Hato Mota
Dios es invisible, sólo sus manifestaciones son perceptibles por
los sentidos. La mayor manifestación de Dios en la historia es la
encarnación de Jesús.
Los dones de Dios no son divinos, tratarlos como tales es
idolatría.
Las manifestaciones históricas de Dios son realidades creadas.
La comunidad cristiana es el espacio por excelencia de las
manifestaciones del Espíritu.
Es necesario cultivar la sabiduría cristiana.

4. Las manifestaciones de Dios en la historia


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Después de la Iglesia y las manifestaciones de Dios en la
historia, el lugar más importante del espacio Espíritu es la
oración.

5. La oración
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P. Alfonso de Hato Mota
Resumiendo:
 Hasta hace tiempo, la teología se limitaba a analizar la esencia de
las realidades del cosmos, de la historia y de nuestra propia vida,
abstrayéndose de sus realidades concretas. Hoy cobran importancia
esas circunstancias concretas. Algunos autores usan la metáfora
del espacio para analizar las realidades del mundo, la historia y la
vida, integrando las condiciones efectivas de la existencia.
 Son variados los espacios en que se realiza existencialmente la
espiritualidad cristiana: el carácter humanista de la vida en el
Espíritu, el combate espiritual, el conocimiento experiencial de Dios
y sus manifestaciones en la historia, el universo sacramental y la
oración.
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P. Alfonso de Hato Mota
Preguntas para la reflexión:
1. ¿Cuáles son los grandes temas que tenemos que abordar cuando
queremos tratar las diferentes formas de vivir la espiritualidad
cristiana?
2. ¿Cómo establecer en la vida una continuidad entre las exigencias
del trabajo, de la profesión y del día a día con la práctica
sacramental, teniendo presente la necesaria intimidad con Dios?
3. ¿Cuáles son los grandes desafíos que tienen que enfrentar los
cristianos actualmente en el ámbito de la vida del espíritu?
Realiza una síntesis de este capítulo

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P. Alfonso de Hato Mota
CAPITULO IV

EN CAMINO HACIA LA UNIÓN EN EL AMOR

1. El principio de colaboración
2. El triple aspecto del crecimiento espiritual
3. La madurez cristiana

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P. Alfonso de Hato Mota
CAPITULO IV

EL CAMINO HACIA LA UNIÓN EN EL AMOR


Abordaremos la cuestión del crecimiento de la vida espiritual, tratando
de vincular todo lo visto, con el esquema tradicional de las tres vías.
La vida espiritual es sencilla, se resume en: intimidad y conocimiento de
amor, en la participación de Dios Trinidad. Comienza con el bautismo,
luego se asume libremente a través de una conversión que se prolonga
a lo largo de la vida hasta alcanzar la bienaventuranza.
Veremos el crecimiento espiritual desde un nuevo enfoque: “principio
de colaboración”, esfera de la libertad y la gracia.
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P. Alfonso de Hato Mota
El crecimiento de la vida espiritual, ya no podemos entenderlo como
una sucesión de etapas según enseña el esquema tradicional de las
tres vías (purificativa, iluminativa, unitiva), pues se corre el riesgo de
concebir a Dios como estático, inmóvil, eterno*.
El crecimiento espiritual implica a dos personas que se aman y buscan
entenderse para alcanzar un objetivo-bien común: la bienaventuranza.
El ppio de colaboración es una ley que rige la forma de actuar de Dios.

Dios Gracia
Relación activa Colaboran para alcanzar un bien común
Hombre libertad

1. El principio de colaboración
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P. Alfonso de Hato Mota
Dios precisa de nuestra libre disposición
para realizar su obra de salvación.
La encarnación acontece en un
contexto esponsal, fruto del amor
de Dios que elige a María de quien
preciso su asentimiento FIAT para
ser la madre de su Hijo.
Así, teniendo como fundamento la anunciación, la vida espiritual es
el resultado histórico de muchos actos que se inscriben en nuestra
vida temporal e esa relación personal y comunitaria con Dios que se
hace cada vez más profunda.

1. El principio de colaboración
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P. Alfonso de Hato Mota
Las tres vías acompañan la historia de la espiritualidad desde los
primeros siglos*. Según esta estructura, el crecimiento espiritual
se apoya en dos elementos: ascesis como purificación espiritual
y distanciamiento de las cosas materiales, y autoconocimiento.
Sin embargo, en este nuevo enfoque, “el crecimiento espiritual
consistirá en la profundización de la unión del amor con Dios y
con el prójimo, en el sublime encuentro de dos libertades”
La fórmula monástica pureza de corazón no tiene que ver con
prácticas ascéticas, sino con la pureza de amor. En este sentido,
la santidad tiene qué ver con el AMOR a Dios y al prójimo, más
que con prácticas ascéticas.

2. El triple aspecto del crecimiento espiritual


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P. Alfonso de Hato Mota
En el encuentro de las dos libertades, debe prevalecer la
voluntad de Dios, por incomprensible que parezca. Nuestro
humano conocimiento no alcanza el pensamiento de Dios.
Por ello vino Jesús, para que a través de Él conozcamos al
Padre. También nos capacita para acogerlo en la FE, pues a
través de ésta, nos abre a todos los dones, a la comunión
con la verdad y el amor de Dios… arrancándonos así de
nuestras búsquedas de placeres y vanidades.
Por eso, la purificación de la fe va más allá de la simple
ascesis o autoconocimiento, implica corrección de
costumbres y liberación de apegos a ídolos.

2. El triple aspecto del crecimiento espiritual:


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La purificación por la fe P. Alfonso de Hato Mota
Al acoger a Jesús en nuestra vida, por la fe, podemos acceder a
la bienaventuranza. La fe alimenta esta ESPERANZA. Entonces
se polarizan todos nuestros deseos en la búsqueda de lo más
auténtico y profundo. Así comienza una iluminación fincada en la
certeza de estar un día con Dios en el cielo.
La esperanza nos hace ver claramente lo que es justo y recto,
pues es fuente de irradiación de la vida teologal en nuestra
existencia concreta personal y comunitaria.
No hay vida sin esperanza. Jesús es la luz que vino a iluminar a
la humanidad. No hay vida en el Espíritu sin la luz de Dios que
brilla en la faz de Cristo.

2. El triple aspecto del crecimiento espiritual :


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La comunión con Dios - luz P. Alfonso de Hato Mota
El tercer aspecto es la unión en el amor como anticipación de la
comunión plena con Dios. La colaboración alcanza su plenitud
cuando las dos libertades se dan recíprocamente en el amor.
El amor está en la raíz de la colaboración, y la colaboración se
hace más perfecta cuanto más perfecto es el amor.
Dios toma la iniciativa, nos atrae hacia Él, nos purifica, y nos
ilumina… en la progresión de este proceso Dios vive cada vez
más en nosotros. Al principio nuestra colaboración es más activa,
pues Dios espera nuestra respuesta; pero conforme nos unimos
más a Él, llegamos a pensar como Él y desear lo que Él*.

2. El triple aspecto del crecimiento espiritual :


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Unión en el amor, coronación P. Alfonso de Hato Mota
Se sustituye el término perfección por el madurez espiritual,
cuyo parámetro de medición es el amor al prójimo. En este
sentido un cristiano maduro se caracteriza por su madurez
humana, psicológica y cultural. De ahí que para una auténtica
vivencia de espiritualidad cristiana, no basta la sola práctica
religiosa o una moral de preceptos y obligaciones. Tampoco se
puede alcanzar la madurez cristiana en la soledad, el aislamiento.
Para alcanzar la fidelidad en el amor, son necesarias la fortaleza
y la templanza que nos ayudan a ser audaces y persistentes, al
grado de morir por lo que amamos. Nos ayudan a ser pacientes,
a no desesperar en el camino a veces difícil y hasta rutinario.

3. La madurez cristiana
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P. Alfonso de Hato Mota
La paciencia es clara señal de madurez cristiana; y unida a la fe,
nos da el coraje de vivir el Evangelio con fidelidad en cualquier
circunstancia, y estar preparados para amar por encima de todo,
más allá de nuestras propios egoísmos. Sólo ella nos permite
enfrentar con alegría, en la rutina diaria, los mayores desafíos
que se presentan a quienes buscan verdaderamente a Dios.
La santidad no es más que la plena aceptación de la voluntad
divina, la total colaboración con Dios en nosotros mismos y en la
historia, para que se cumpla su designio universal de salvación.
(San Francisco de Sales)

3. La madurez cristiana
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P. Alfonso de Hato Mota
Resumiendo:
 La tradición espiritual siempre ha buscado entender la forma como
se da el crecimiento espiritual. Lo abordamos partiendo de un
principio básico: la colaboración entre el Creador que quiere que
nos salvemos, y el sí por el que acogemos esta gracia.
 Este camino implica tres facetas inseparables de purificación,
iluminación y unión, que se van dando a lo largo de la vida.
 La actitud básica es el sometimiento paciente y tenaz de vivir el día
a día procurando hacer la voluntad de Dios, a sabiendas que Dios
nos coronará con la bienaventuranza.

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P. Alfonso de Hato Mota
Preguntas para la reflexión:
1. ¿En qué sentido el “sí” de María en la anunciación permite
entender la relación de Dios creador con los seres humanos?
2. ¿Qué parte de este capítulo nos ha iluminado para entender las
etapas del progreso espiritual a partir del principio de
colaboración?
3. ¿Cuál es la piedra de toque de la madurez cristiana, y cuál es su
importancia para realizar la misión de los cristianos en la hitoria?
Realiza un mapa conceptual de este capítulo en el que se
integren las tres etapas (vías) con los aportes del autor.

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