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Clase I

Las lecturas de Stiglitz y Krugman ponen en la mesa la realidad existente de la desigualdad. Para
algunos, como menciona Stiglitz necesaria y justificable por el incremento de la riqueza y en
consecuencia eso genera una ampliación de la pequeña torta que tocaba a los demás (ingreso). Algo
semejante menciona Krugman cuando considera que la riqueza no es producto de la suerte, sino por
la oportunidad adquirida a través del uso del poder, o haber nacido en una familia adecuada. Lo cual
se sustenta en los tres modelos que explicarían el origen de la desigualdad (diferencias productivas
entre unos y otros, la suerte y el poder).
En este sentido, se puede decir que la desigualdad ha sido consecuencia de la una mala redistribución
de la riqueza, o generado las condiciones estructurales para redistribuir una mayor parte del ingreso
(Krugman). Ya que ésta se ha adecuado a las condiciones de quienes se han enriquecido a expensas
de la explotación de los pobres (créditos) y de las deficiencias de las estructuras de gobierno de los
Estados, generando altos niveles de corrupción (Stiglitz) y políticas que benefician y fomentan estas
situaciones y las reglas del mercado.
En definitiva, la desigualdad no es necesaria, ni justificable a los niveles en los que se encuentra en
la actualidad.
Clase II

La Conferencia del ex presidente Mujica explica ese proceso que la economía e ideología
capitalista se extiende a todos los ámbitos de la vida social y del individuo. Por ello, la frase
que me parece interesante y hace confluir las distintas categorías que integran su discurso:
“Es muy fácil decir: “hay que rechazar la inversión directa extranjera”. Sí, por qué,
compañeros, todo esto tiene una trampa […] El capitalismo ha generado una cultura, no solo
un sistema de relaciones económicas. El capitalismo ha generado su propia cultura funcional
[…] Cuando digo cultura me estoy refiriendo a esas decisiones cotidianas que toma una
familia alrededor de una mesa, en un hogar común y corriente. Y allí nos damos cuenta que
tiene mucho más peso la propaganda insistente sobre nuestra inteligencia emotiva”.
Esto pone en evidencia, la fuerza con la cual el capitalismo ha ido insertándose en lo más
íntimo de la vida social. De manera que esta ideología se ha ido fortaleciendo por la
aceptación del modelo de acumulación, poniendo el mercado por encima del Estado
(sociedad) y la apertura de las economías (Cfr. Elías), aún en medio de las constantes crisis,
las cuales parecieran ser una etapa en la presencia de su nueva faceta. Por ello, bien dice
Mujica, que el capitalismo ha generado su propia cultura funcional.
En este sentido, la globalización ha tomado un papel fundamental para lograr el cometido de
apertura económica, apertura de las barreras comerciales y comunicacionales, como la
formación de acuerdos económicos. Lo cual ha ayudado a esa construcción de una cultura de
consumo, capitalista. Y una estructura productiva que dinamiza y condiciona la realidad
social (Maurini). Y, en ello, enfatizaría lo que Mujica menciona constantemente: La
persistencia de la clase social.
Clase III
Los tres conceptos que utiliza Boaventura en su conferencia son: Democracia de baja
intensidad (expresada en la intervención de fondos y organismos internacionales), que
ejercen el totalitarismo por goteo y que cuestionan las soberanías de los países,
especialmente, los latinoamericanos. Asimismo, este tipo de democracia se presenta con
zonas libres de democracia, las cuales se definen por los espacios donde se ejercen prácticas
propias de fascismo. Por ejemplo, el fascismo financiero. Con estos conceptos, Boaventura
hace un excelente análisis de lo que está pasando en América Latina y que es parte de esa
extensión del capitalismo en la vida política y social.
Esta exposición se ve enriquecido con texto de García, “Ciudadanía y democracia en
Bolivia”. En el cual expone su análisis histórico sobre cómo se fue configurando la
ciudadanía en Bolivia. Así, plantea tres momentos históricos importantes que explican la
manera en que se considera la ciudadanía. Así, se tiene la ciudadanía de castas (1825), la
ciudadanía corporativa (1952) y la ciudadanía irresponsable (1986). Cada una de ellas
influenciada y caracterizada por un momento fundamental de la historia.
En sí, se observa que el texto busca justificar que la ciudadanía y, con ello, la democracia no
depende de externalidades, sino de las condiciones históricas y de las decisiones que van
realizando los actores, como sujetos de cambio y transformación de las estructuras políticas,
económicas y sociales. De manera que el Estado o la Constitución no son las que otorgan la
condición de ciudadanía, sino la acción transformadora de los individuos de la sociedad. Así,
el momento que se resalta es cuando la ciudadanía emerge de la insurrección. Y el sindicato
toma su lugar como espacio de acción y de toma de decisiones. Algo que ni el mismo derecho
al voto y ni la delegación de la acción política en otros. Cosa que la democracia liberal
defiende y promueve como lo mejor.
Es esa, pues, la invitación y motivación que Boaventura hace al exhortar e incentivar a la
acción transformadora de la sociedad Latinoamericana desde los agentes, los movimientos y
las luchas sociales.
Clase IV
Muy buenas noches. Me parecen muy pertinentes la conferencia y la lectura de Zaffaroni,
entorno a la prisionización, la seguridad y la violencia. Consdiero que estos son temas muy
actuales, ya que se escucha por todas partes esta realidad y que va desde la familia hasta la
sociedad. Y donde, a mi parecer, Zaffaroni trata de rescatar la condición de persona o ser
humano del preso y que cuestiona la situación en las cuales éste viene a ser parte de la
violencia.
En este sentido, la prisionización es esa privación de la libertad, pero que también enfatiza la
condición desigual del preso, ante ciertas limitaciones psicológicas, que impiden que éste
desarrolle su rol dentro de la carcel. Por otra parte, se resalta que no llegan a la carcel todos
los infractores, sino una minoría de infractores. Ya sea porque no son denunciados o porque
quedan impunes. Esta parte es muy importante por la fragilidad que presenta el sistema penal
o por la investidura o posición que obstruye la aplicación de la ley.
Al parecer, la seguridad es un tema muy importante en el cual todos los países se ven
envueltos. Y es interesante el ejemplo de México, específicamente durante el gobierno de
Calderón y, actualmente, en el de Peña Nieto. El primero como respuesta de dominio sobre
el narcotráfico y, el segundo, ante los escándalos de uso de la fuerza sobre grupos discidentes
o del autoritarismo sobre la sociedad. Al final, sigue siendo la fragilidad del poder judicial y
su manipulación por el ejecutivo y aquellos que lo rodean.
Todo esto, agudiza la inseguridad, pero sobre todo la vivencia de la violencia sistemática. Y
una violencia justificada por la seguridad y el Estado de Derecho. Más aún, forma parte de
la descomposición social ocasionada por la corrupción y con ello la impunidad. De tal
manera, son tres conceptos que interactúan y están presentes en nuestras sociedades.

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