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estética escolar
Luz Ayuso *
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Lic. en Cs. de la Educación, Universidad de Buenos Aires; Investigadora junior, Alternativas Pedagógicas y Prospec-
tiva en América Latina (APPeAL); Becaria de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica. E-mail: luz-
belitoayuso@yahoo.com
PROPUESTA EDUCATIVA / 30
Reseñas de libros
cia la ética, y por añadidura a la po- estetizante la o el “docente de la En “El juicio del gusto”, Gabriel D´
lítica”. Se trata más bien de luchas y institución”. ¿Qué sentidos hemos Dorio preludia, “…los juicios de una
debates históricamente construidos construido junto a cada uno de escuela que nos parecía en ocasiones
de lo que se entiende por bello-feo, quienes habitaron esos espacios?, tan cuestionable en virtud de sus im-
bueno-malo, limpio- sucio, correc- ¿cuáles de ellos nos provocan más perativos morales, pero tan normal
to-incorrecto, civilizado-bárbaro. En fascinación y desafío explorar, sub- en sus exigencias de aseo, higiene y
una misma operación se exaltaban, vertir o soñar? Y es ahí donde Su- pulcritud —tan normal, en fin, que
por un lado, y se condenaban, por sana Di Pietro propone distintas terminamos por considerar buenas
otro, la diversidad de prácticas pro- muecas: serias, perdidas, cómplices, las cosas que según el canon escolar
ducidas en las escuelas. distantes, juguetonas, curiosas, apá- se creyeron, alguna vez, bellas”. Sin
ticas, atrevidas, protestonas, cansa- embargo, construimos rusticidades
Gabriel D´Iorio lanza desde el prólo- das, orgullosas, contentas, pícaras. que nos complacen más que aquello
go “…un ensayo que propone tratar suave y somnoliento; y a veces nos
nuestras memorias afectivas y cogni- También se exploran elementos de atraen más los espacios fríos frente al
tivas —agregaría sensoriales— del la cultura escolar, la cultura material ahogo que nos producen los cálidos;
modo menos complaciente posible, que delinea geometrías de la vida o vemos en el monocromo la posibi-
pero con la convicción ética de que escolar, cuadradas, equidistantes, ar- lidad de lo común en la inconmen-
la crítica debe asumir formas más in- mónicas, equilibradas; pero que las surabilidad de los diversos tonos
teligentes que la simple destrucción posturas y los gestos de quienes las posibles; y buscamos lo mal oliente,
del pasado”. Definitivamente invita a habitan las filetean, arrugan y per- sucio y derrumbado porque esconde
remover nuestras propias memorias sonalizan. Guardapolvos, maletines, marcas de pasados a ocultar. Todo
sobre la escuela —imágenes, olores, bancos, pizarras, tizas, mapamundis, en esa misma ¿máquina? estetizan-
sensaciones, colores—; y mientras cuadernos, útiles. Lápices que afila- te que auspicia músicos, artesanos,
se recorre el texto con la lectura y dos y furiosos escribían “mal”, como economistas, poetas, sindicalistas,
el detenimiento sobre las imágenes, puntiagudos y escondidos produ- biólogos, revolucionarios, artistas,
ineludiblemente estallan los recuer- cían cuentos fantásticos. Y junto a cinéfilos, ambientalistas, médicos,
dos de la infancia del lector. Pero el esas geometrías se componen mo- profesores de escuela secundaria,
efecto no empieza y termina en la nocromos con fuertes y brillantes ciclistas, jardineros, maestros, nove-
mera nostalgia porque las pregun- colores de fondo y pareciera que el listas, cocineros, pedagogos. 121
tas de Pablo Pineau y los contrastes blanco da luz a la composición, o se
en la paleta de colores de Susana Di mezclan en el blanco inmutable mar- ¿Qué significantes, objetos, espacios
Pietro remueven la incómoda pre- cas de volumen con color. El blanco y tiempos significan hoy la cultu-
gunta sobre aquello construido. Allí aparece como punto que condensa ra escolar argentina? ¿Qué estética
es donde las rosas muestran sus es- al observador y al mismo tiempo simboliza, condensa, hegemoniza la
Bibliografía
▪ PINEAU, Pablo, Relatos de escuela. Una compilación de textos breves sobre la experiencia escolar, Barcelona, Paidós, 2005.
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