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significa 'aguilucho negro') y viví una vida normal, hasta que teniendo alrededor
Permanecí como prisionero de los españoles durante tres años, en los que llegué
a ser sirviente personal de Valdivia ocultando mi odio personal por este hombre
que me quitó de mi familia. Como era difícil para los españoles el pronunciar mi
debía acompañarlo siempre a batallas y ejercicios militares. Fue así que aprendí
jinete. Además aprendí las estrategias militares de los españoles que eran
Yo fui testigo de los sufrimientos a los que Valdivia hizo someter a los
violentos hacia mi pueblo que surge mi decepción y rebelión hacia mi amo y sus
guerreros.
Después de aprender sobre táctica y estrategia militar española, me fugué a
caballo y regresé con mi pueblo. Me presenté ante los loncos para que me dejarán
luchar con ellos y me dejaron enseñar las habilidades aprendidas entre los
españoles. Les enseñé a montar el caballo a usar armar y tácticas de ataque que
en mi tierra.
Guacolda y con la espada me dieron muerte. Muerte que sabía que llegaría en
Hoy soy recordado por mi valentía y por mi lucha por la defensa de los derechos
de mi pueblo.
Yo soy Caupolicán
libertad de nuestro territorio. Fuí elegido toqui (jefe militar) de los mapuches,
Después de estas derrotas los jefes se reunieron en un gran Consejo que tenía
por objetivo unificar en un solo mando a las fuerzas mapuche, con la elección de
un toqui. Yo fui elegido por mi gran fortaleza física y valentía. Yo Era de rostro
severo y tuerto desde la niñez. Para que me eligieran tuve que demostrar mi
fuerza y valor ante los caciques, sosteniendo un grueso tronco de árbol sobre
mis hombros durante dos días y dos noches sin desmayarme, aunque hubo otros
por un piquete
hecho de haberme dejado capturar vivo; me arrojó mi hijo a los pies y se marchó,
siendo estériles los ruegos de que volviese por la criatura. La marcha continuó
condenó a morir en la pica, una muerte terrible por empalamiento. Fui subido y
amarrado a una tarima que tenía una punta de madero cortado en forma de pica
en el centro; sabía que moriría pero veía la muerte con soberbia. Alcé el pie
derecho aún con las amarras puestas y di una gran patada al verdugo, que rodó
de la tarima; hecho esto, yo mismo me senté en la pica y, sin dar ninguna muestra
territorio, por vengar a los que caían en manos de los enemigos que llegaron de
tan lejos.
incorporé al ejército a corta edad y luché en Italia, donde alcancé gran destreza
pero yo por encima de todo me proponía establecer un nuevo reino que me diese
«ciento cincuenta y tres hombres y dos clérigos, los ciento y cinco de a caballo
y cuarenta y ocho de a pie», más el millar de indios de servicio, cuyo lento andar
Extremadura a los pies del Huelén, rebautizado como Santa Lucía. Después
fundé la ciudad de Valdivia, el 9 de febrero de 1552, a las orillas del río Valdivia,
continuación del río Calle-Calle. Estas son solo algunas de mis hazañas porque
Nada fue fácil a nuestra expedición porque nosotros creíamos que los indígenas
que les ofrecíamos y tuvimos que intentar someterlos de diferentes maneras las
que fueron poco amables pero no quedaba más remedio ya que veníamos a buscar
también. Recuerdo como si fuera ayer una batalla que me marcó. Apenas
y volvieron a dar carga con la caballería. Los mapuches, además de los lanceros,
tenían hombres armados con mazas, boleadoras y lazos, con los que lograron
desmontar a los jinetes españoles. Les diré que detrás de toda esta estrategia