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Banco Agropecuario

Descripción
Banco Agropecuario (Agrobanco) es una entidad estatal peruana de apoyo
financiero creada en 2001 para desarrollar el sector agropecuario en
Latinoamérica; con énfasis en actividades agrícolas, ganaderas, forestales,
acuícolas y agroindustriales, y la transformación, comercialización y
exportación de productos naturales y sus derivados. Agrobanco diseña y
provee productos y servicios financieros que ayudan a la producción, los
negocios y prácticas agronómicas y ambientales; y productos bancarios, tales
como créditos agropecuarios, forestales y acuícolas, seguros agrícolas y de
desgravamen. En 2018, Agrobanco emitió una solicitud de $450M de soles en
ayuda del gobierno, $250M de los cuales se utilizarán para escindir la cartera
de préstamos incobrables del banco.

Agrobanco no dejará sin créditos a los


buenos agricultores

Se reestructurará la entidad para recuperar préstamos morosos y


pagar acreencias, y seguir financiando, señala MEF

Agricultores. Foto: ANDINA/Difusión

19:03 | Lima, feb. 6.

La ministra de Economía y Finanzas, Claudia Cooper, manifestó hoy que no existe


forma de dejar sin créditos a los buenos agricultores y a los 53,000 hombres del
campo, cuya única fuente de financiamiento la constituye Agrobanco.

“Entonces, vamos a plantear medidas de corto y mediano plazo que nos ayuden a
resolver el problema (de Agrobanco) de raíz”, manifestó, “pues los desembolsos
crediticios de Agrobanco tenderán a desaparecer al irse todo el dinero a
provisiones (por la cartera crediticia deteriorada)”.
De esta manera, informó que activarán una ventana crediticia de bajo costo, sobre
todo para los 53,000 hombres del campo que dependen de la oferta crediticia de
Agrobanco. “A ellos hay que asegurarles el financiamiento en el corto plazo”, dijo.

Se reestructurará financieramente Agrobanco, cobrando los créditos morosos


y pagando a los acreedores con ese dinero que se recupere. “Se priorizará la
cartera de créditos mayorista (medianos y grandes productores con más de cinco
hectáreas)”, dijo.

Para ello, el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) está pensando en


otorgarle a Cofide (el Banco de Desarrollo del Perú) la administración de esta
cartera para que cobre los créditos morosos y se pueda ir poco a poco atendiendo
a los acreedores, con quienes ya se conversó.

“Tenemos entre 900 a 1000 millones de soles de deuda con los acreedores, la cual
hay que honrar, sin implicar recursos adicionales (al fisco)”, dijo hoy en la Comisión
de Agraria del Congreso de la República.

También informó que en el primer trimestre del 2018 prevén emitir una normativa
que garantice y asegure el rol subsidiario del Estado. “Tenemos que llegar a los
agricultores que no tienen acceso al sector financiero privado y si lo tienen, es a un
costo de financiamiento alto”, dijo.

Cooper señaló que se tiene que empezar una estrategia que haga sostenible el
financiamiento al agro y ello pasa por incrementar la productividad en el
agro para reducir su riesgo. “El MEF tiene que trabajar de cerca con el Ministerio
de Agricultura y Riego (Minagri) para definir esa estrategia de financiamiento
sostenible”, dijo.

Asimismo señaló que se tiene que generar un sistema de seguro agrario y de


garantías lo más masivo posible, e insertar al Perú en un sistema de
transformación digital que permita acceder a información más clara y detallada.

Agrobanco organiza seminario de inclusión e integración financiera

Activos y pasivos desenfocados

Cooper señaló que a Agrobanco se le permitió una mayor capacidad de


endeudamiento en el 2007 y empezó a hacerlo en el 2012 a altos costos de
financiamiento. Por ejemplo, Agrobanco se financió a una tasa de interés de casi 8
% a un año, mientras que Cofide lo hizo a 3.16 % a un año

“No hubo un adecuado manejo de pasivos y se captó dinero sin una real
eficiencia”, dijo.

Además, esta situación es un riesgo cuasi soberano porque es el Estado quien en


parte responde por esas acreencias, agregó.
También hubo una mala estrategia de activos (créditos). “Si bien el 82% de
productores son pequeños y el 18 % son grandes, la oferta crediticia de Agrobanco
fue al revés, y se desenfoco el banco”, añadió.

“En el 2012, 2013 y 2014 vimos un excesivo crecimiento del banco y no tenía
capacidad para crecer en colocaciones de esa manera”, señaló.

Así los ingresos y gastos se desenfocaron y hubo pérdidas en el 2016 y 2017,


principalmente porque el portafolio de pasivos (endeudamiento) fue alto y las
provisiones que se hicieron por la cartera activa (créditos) deteriorada generaron
menos ingresos financieros, dijo.

Esta situación, aunada a los algos gastos en planilla, generó una contracción del
financiamiento de Agrobanco porque llegó el momento en el que esta entidad
financiera no conseguía recursos monetarios y por tanto, no tenía dinero para
prestar, señaló.

En el 2016 y 2017 se inyectaron casi 300 millones de soles de aporte de


capital a Agrobanco, recursos que se dirigieron a provisiones (por el portafolio
crediticio deteriorado), indicó.

Asimismo, informó que en febrero del 2017 Agrobanco informó de irregularidades


crediticias al Fondo Nacional de Financiamiento de la Actividad Empresarial
del Estado (Fonafe) y en abril de ese mismo año, se tomó acciones contra los
responsables.
Deudas agrarias: Ejecutivo de acuerdo con ampliar plazo para acogerse a
condonación

Hacia la reestructuración

En enero del 2018, la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS)hizo


llegar un oficio a Agrobanco, que evidenciaba que no estaba aún en condiciones
óptimas, por lo que se dejó sin efecto el aporte de capital de 70 millones de soles
para que se sincere su situación y dirigirse a una reestructuración de la entidad
financiera.

“Estos 70 millones de soles no solucionaban el problema de Agrobanco, pues este


año tendríamos que realizar un aporte adicional por 450 millones para seguir
provisionando los créditos (deteriorados), en vez de ir ese dinero a los
agricultores”, refirió.

Destacó que en el Perú, hay 2 millones 261,000 productores agrarios, de los


cuales 186,000 hombres del campo accedieron a un crédito (8 % del total), 56,000
productores agrarios accedieron a financiamiento vía Agrobanco (2.5 % del total) y
53,000 productores sólo acceden a financiamiento vía Agrobanco.
Incrementan fondos para plan de reactivación del agro a S/ 295 millones

(FIN) MMG

Publicado: 6/2/2018

AGROBANCO: ¿CORRUPCIÓN O INCOMPETENCIA?


Redacción 14 de febrero del 2018 - 2:09 PM

RCR, 14 de febrero 2018.- En las últimas semanas ha salido a la luz información diversa en
torno a la actual situación del Banco Agropecuario (Agrobanco), sintetizada en la posibilidad
de su cierre “como consecuencia de una cartera de crédito irrecuperable, créditos entregados
a agricultores medianos y grandes, en suma, cartera explicada más por corrupción que por
cualquier otro componente o análisis técnico”. Argumentos lejanos a la realidad, como se
verá más adelante.

Agrobanco no debe cerrar


Se ha hablado de deudas que en conjunto sumarían más de S/. 800 millones y que dos grandes
clientes sumaban más de S/. 240 millones, habiendo recibido préstamos a tasas de interés
bajas, además. Se ha extraído esta información del período comprendido entre los años 2012
y 2014. Otra información que no es exacta, por decir lo menos.
Se ha señalado además que, saliéndose de su cauce natural, el banco prestó grandes sumas a
quienes no debía, forzando políticas, procesos, con el afán de sacar provecho y/o beneficiar
a productores no calificados para un crédito. Más de lo mismo.
Básicamente lo señalado en los párrafos precedentes resume los cuestionamientos, y
denuncias, no fundamentadas, a la administración que dirigió Agrobanco en la etapa referida
anteriormente.
Al respecto, está demás decir que, si la gestión de Agrobanco hubiera estado rodeada por la
corrupción, sería mandato de los actuales funcionarios canalizar lo que corresponda con la
finalidad de identificar a los presuntos responsables y que reciban las sanciones que
correspondan.
Calidad de cartera
Revisando la información pública de Agrobanco, para evaluar la calidad de su cartera, en
especial la que corresponde a los grandes préstamos, se observa lo siguiente:
En primer lugar, el deudor más grande, Agrícola Yaurilla, tiene su deuda en dólares, y no en
soles. En esa oportunidad, la administración del banco responsable de la operación exigió,
como condición de una facilidad crediticia otorgada, que se estructure un fideicomiso de
garantías, al menos, para que en caso se produzca un quiebre de pagos, a través de un proceso
sumario como lo permite el fideicomiso, el banco realice o venda las garantías y se cobre la
deuda.
Es decir, con el nivel de garantías reales -y ciertamente los flujos esperados del negocio-
había cómo cobrarse, en un extremo. Sumado a esto, era conocido en el 2016 que la empresa
venía haciendo gestiones para incorporar nuevos accionistas con aportes de capital
sustantivos, lo que conllevaba el pago de sus obligaciones con Agrobanco.
¿Qué fue de esta operación? ¿Qué ha dicho el deudor? ¿Por qué no se pudo pagar, no la deuda
total, sino la parte corriente de ella, dado que se trataba de una operación de mediano plazo?
En esta operación el Banco asume el 100 % del riesgo de crédito. Debemos indicar que siendo
una operación grande, la misma fue auditada, revisada, por todas las instancias competentes
para ello, sin haberse hallado nada irregular.
Con relación a los créditos otorgados a Cultivos Ecológicos del Perú y Sol de Villacurí, ambas
operaciones fueron estructuradas desde COFIDE, vía fideicomiso de flujos financieros y de
garantías, compartiendo riesgo ambas entidades 50% – 50%, con plena autoridad del banco
para ejecutar las garantías sumariamente y cobrar el 100% del capital y los intereses más
gastos asociados. Estas operaciones también fueron, mayoritariamente, préstamos en dólares
americanos. Considerando que el 2015 el tipo de cambio se elevó en más de 14 %, con lo que
la expresión en soles de estas operaciones, más las de todas las otras operaciones en dólares,
aumentó.
En realidad, la cantidad en soles creció por tipo de cambio, aproximadamente en 20%, al
cierre de diciembre de 2015, según los datos oficiales. Pero la cartera en dólares americanos
seguía siendo más o menos la misma, como consecuencia de pagos de obligaciones corrientes
ya realizados antes. Al igual que en el primer caso, estas dos operaciones, como muchas otras
de esta categoría de créditos, fueron auditadas, revisadas, por todas las instancias competentes
para ello, sin haberse hallado nada irregular.
En los años 2016 y 2017 el sol peruano se apreció, con lo cual los montos de deuda en soles,
que antes habían subido, bajaron significativamente.
Análisis de operaciones
En todo ese tiempo, con auditorías externas e internas, ad hoc y de parte, siguiendo planes de
trabajo de control interno, las operaciones grandes fueron analizadas, y la administración
recibió observaciones de los órganos de control, disponiendo que las mismas se atiendan
siguiendo procesos y políticas establecidos. Hasta el año 2016, después de más de cuatro años
y tres meses de gestión, la administración no recibió como cuestionamiento nada estructural,
mucho menos nada asociado a corrupción en las operaciones de crédito.

Las operaciones crediticias, cuya configuración se ha descrito –sería bueno conocer la calidad
y nivel de garantías asociadas a éstos créditos- explican una cartera de 200 millones de soles,
pero otorgada en dólares americanos mayoritariamente-, con una configuración de garantía
sólida para que en caso de quiebre de pagos de la parte corriente, el pago del año, el banco
pudiera activar sus mecanismos de cobranza y cobrarse.
No es posible pensar que no haya habido especial preocupación por parte de la
administración, de contar con todas las seguridades para situaciones extremas –que sólo se
explicarían por un afán de hacer “perro muerto” al banco-, más allá de los flujos de caja,
medio de pago natural de las obligaciones. Se debe recibir una explicación puntual de cada
préstamo, y finalmente de toda la cartera, para entender qué ha pasado. Cada crédito otorgado
debe ser explicado, y no caer en una generalización interesada, a través de listados difundidos
en diversos medios y foros.
En esa línea, una compañía puede tener una deuda importante, la que se compromete a pagar
en el tiempo siguiendo un calendario de pagos establecido por la entidad financiera, en
acuerdo mutuo. Lo que se espera es que se pague es la parte corriente, con el flujo de
campañas anuales agrícolas. Eso es lo que se programa.
Además, es posible que también se haya acordado efectuar “retanqueos” o nuevos créditos
para capital de trabajo, luego de cumplirse con la obligación programada.
Alterar este programa de pagos, unilateralmente, por cualquiera que sea la motivación –
inclusive explicada por una eventual incapacidad de conocer las finanzas corporativas de un
banco, y en especial del Agrobanco; o por decisiones políticas del tipo “no a los grandes”- va
a conducir irremediablemente a un quiebre de pagos.
Si alguien, más grave aún si es una administración bancaria, va a interrumpir un plan de pagos
unilateralmente, debe necesariamente contar con una alternativa financiera, y no
precisamente diciendo que “se prestaron tantos millones de soles” (que no lo fueron, sino
fueron dólares) en un marco de corrupción, y que el banco esta “fregado por la gestión de tal
administración”.
La conclusión: El banco podría estar fregado por “decisiones estratégicas” mal tomadas, de
manera errónea, hoy. No se puede pedir que se pague en el corto plazo, lo que se ha
programado pagar en el mediano plazo. No hay forma sin exponer a la caja de banco y de la
empresa a presiones de flujos no generados.
¿Qué era el Banco Agropecuario el 2016?
Primero: Un banco que había capitalizado utilidades por casi S/. 80 millones, saliendo de una
pérdida acumulada histórica de S/. 19 millones, perteneciente al estado peruano y con grado
de inversión. Y fue notable la gestión de todos los funcionarios y empleados del banco para
que, en un año difícil como el 2015 en todo el sistema financiero nacional, se logre mantener
ese óptimo nivel de riesgo.
Segundo: Un Banco con capacidad de endeudamiento internacional, que recibió préstamos
de importantes entidades financieras extranjeras.
Tercero: Un Banco que había logrado colocar papeles comerciales en el mercado de capitales
del país, por casi 200 millones de soles. Eso y mucho más.
Agrobanco hasta el 2016 era un socio adecuado y buscado por todo el sector agrícola,
ganadero, forestal, etc.. Hermano de muchas comunidades nativas y campesinas, a quienes
apoyaba con crédito efectivo. También aportaba recursos a productores cafetaleros,
cacaoteros, algodoneros, maiceros, con muchas dificultades y contratiempos, por tratarse de
un banco de fomento con un riesgo mayor a la media del sistema financiero. Para muestra un
botón: el impacto del clima en el 2015-2016 en la zona de Villacurí.

Indicadores de desempeño.
Más allá de una cartera de alto riesgo –por el carácter propio de sus clientes- que venía
creciendo por una cartera refinanciada vencida, pero, problema para el cual se contaba con
una estrategia y una estructura sólida de normalización de créditos; los indicadores de
solvencia, liquidez y rentabilidad, eran todos positivos. En particular, el banco contaba con
una ratio de capital global a un nivel del 20 %, el doble del requerido por el regulador.
Además, tenía como política un ratio de cobertura, o provisiones por mala deuda, de 175%
por cada sol en cartera vencida. Liquidez en soles y en dólares por encima de los niveles
requeridos por la SBS, en un contexto prudencial. No obstante que contaba con un amplio
margen para hacer negocios, vía ratio de capital global, el 2015 el banco solicitó a su
accionista un incremento de capital de S/. 150 millones, para reforzar su posición económica
y financiera.
Ese aporte de capital se efectivizó el 2016, con lo cual el capital del Banco bordeó los S/. 500
millones de soles. Una verdadera fortaleza.
Cabe mencionar que en el primer trimestre del 2016, se venía evaluando la emisión de bonos
corporativos por US$ 200 millones en la Bolsa de Valores de Nueva York; y también que
hasta el tercer trimestre de ese año presentó resultados positivos.

Sin embargo, el aporte de capital de julio 2016 fue tomado por la nueva administración como
parte de una gestión para cambiar el enfoque estratégico del Banco, poniendo el foco, según
ellos, más en agricultores de base. Ello era reiterativo, porque si había algo que se trabajó
bien, era la presencia efectiva del Banco en el segmento de pequeños agricultores, a lo largo
y ancho del país.
Ello se evidencia mirando el número de clientes agricultores individuales y en asociatividad,
los cultivos financiados, las localidades donde atendía, para entender que el Banco había
logrado tener una presencia efectiva, ya sea con recursos propios, provenientes de deuda, o
recursos del Fondo Agroperú. Como grandes números, el banco a mayo de 2016 registraba
colocaciones directas por casi S/. 1,700 millones de soles, con un patrimonio de menos de S/.
400 millones.
Se ha dicho que por atender a grandes agricultores el banco había dejado de hacerlo en la
base. En cuatro años desde el 2012 hasta el 2015 el Banco había crecido de 20 mil a casi 80
mil agricultores con créditos. Sumaba a estas cifras otros S/. 400 millones de soles de cartera
gestionada para el fondo Agroperú, con 20,000 productores con crédito.
Reestructuración de pasivos
Desde principios del año 2016 el banco venía trabajando intensamente para reestructurar sus
pasivos, vía créditos con la banca extranjera, mercado de capitales local y emisión de bonos
corporativos. De manera planificada, con la anticipación necesaria. Todos los actores
externos e internos relacionados a estas operaciones de finanzas corporativas estaban
convencidos de las fortalezas del Banco Agropecuario para lograr las metas financieras
propuestas.
Más de cuatro años de trabajo intenso, de un equipo de profesionales peruanos provenientes
de universidades nacionales, con una superlativa capacidad para conocer la dura realidad de
un sector que siempre será percibido como de alto riesgo, con trabajo comprometido para
asegurar los flujos de pagos, en condiciones climáticas adversas.
Necesaria explicación

¿Qué ha pasado con Agrobanco? ¿Corrupción? ¿Incompetencia? Sería bueno conocer las
decisiones que se tomaron desde el año 2016. El Perú agrario se merece una muy buena
explicación. Repetimos: Lucha contra la corrupción con todo, y todas las de la ley. Pero frente
a la mala gestión también debe haber una valoración. No es posible que en términos prácticos
en un año se haya tirado por la borda todo el trabajo de un equipo comprometido con la
realidad agraria peruana.
Se deben más explicaciones. En especial, de las administraciones recientes, más que listados
de créditos a grandes agricultores. Se empezó diciendo S/. 800 millones, hoy ya bajó a menos
de S/. 500 millones.
Finalmente, por ahora, debe indicarse que los créditos mayoristas otorgados lo fueron
siguiendo todos los procesos, procedimientos, políticas de apetito y tolerancia al riesgo. Y
todo ello se refleja en Planes Estratégicos Institucionales y en Planes Operativos Anuales.
Nada sustantivo o estructural se hizo como consecuencia de la brillantez de iluminados, que
pensaron que dirigir al Banco Agropecuario era fácil. Aquellos que estuvieron en la época de
crecimiento del banco, hoy muchos desvinculados por las administraciones recientes, pueden
dar fe de lo contrario. Se trata de un tremendo reto, permanente.
¿Por qué se le hizo daño al banco? Hacia finales del 2016, insólitamente, la propia entidad
saca una nota diciendo que había empezado la purga en el Agrobanco por manejos irregulares.
Nota que ignoraba por completo las reglas de un banco que operaba en el mercado de
capitales. Ciertamente, al día siguiente, el propio banco tuvo que desmentir con una
comunicación oficial dirigida al regulador tamaño despropósito, indicando que no era cierto
lo que se decía y que, además, las finanzas corporativas estaban sólidas. Señal de nuevos y
raleados vientos.

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