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Falacia ad Portman

En un conflicto tan complejo como el palestino – israelí, uno de los mayores


problemas recae sobre los vicios de la información, en múltiples oportunidades este
enfrentamiento que ya de por sí sus características le han transformado en “intratable”, el
elemento mediático siempre le da una sazón aún más fuerte.

No enfocaré los esfuerzos en la propaganda en sí misma, sería enfocar esfuerzos


en un aspecto interminable, bastaría con poner “Pallywood” en el buscador de YouTube y
encontraría fuertes ejemplos de desinformación que es utilizada como parte de las
herramientas de la guerra irregular.

El aspecto que pretendo mostrar es como el uso de ciertos personajes y hechos


que podrían estar asociados o no con el conflicto son utilizados para endosarlos como un
acierto o un argumento suficiente para procurar sumar puntos en apoyos a alguna de las
posiciones. En otras palabras, si lo dice un judío o un israelí debe ser así; lo que se
contempla como una falacia de autoridad y sin duda, esto es lo que ha ocurrido en los
últimos días con respecto a la polémica suscitada con la actriz Natalie Portman.

Ella, quien dio el salto a la fama en 1994 con la película León al lado de Jean
Reno, rechazó recibir el premio Génesis, equivalente a los “Premios Nobel judíos” por su
oposición a la política del gobierno del Primer Ministro Benjamín Netanyahu, lo que le ha
valido para recibir críticas y ovaciones de propios y extraños, entre estos los oportunistas
del movimiento anti israelí “Boicot, Desinversión y Sanciones” conocido por sus siglas en
inglés como BDS.

Ante la afiliación no voluntaria hacia el BDS, Portman salió al paso de las


declaraciones de este movimiento rechazando ser parte del mismo, aunque por supuesto
ya la propaganda de los activistas de dicha agrupación y otras organizaciones pro
palestinas habrían hecho masivo el desplante de Natalie, lo cual están utilizando como un
“argumento válido” contra el Estado de Israel y justifican sus acciones de “resistencia
económica”, con la imagen de la actriz.

Hay que hacer un alto y bajarle los ímpetus al tema, Natalie es actriz no política de
primera línea en representación del Estado de Israel, su posición es clara en cuanto a las
quejas contra el gobierno de Netanyahu, incluyendo las políticas contra la Franja de Gaza,
esto no dista de otros políticos en la academia y en otros espacios de la sociedad israelí,
este disenso contra el liderazgo de turno es común en este país. Lo que Portman hizo, es
más común de lo que se piensa y a decir verdad, aunque lo diga ella, no quiere decir que
todos los judíos piensen así o que tan siquiera ella represente a todos los israelíes,
ciertamente será el reflejo de alguna parte del colectivo que comparta sus pensamientos,
algo que solo en un país con libertades para sus ciudadanos se puede dar.

Aunque sea Natalie Portman la que argumente en este caso contra el gobierno y
sus políticas, esto no da por sentado que todos consideren exactamente lo mismo o que
se esté dando de esta forma.

La situación incómoda se pudo solucionar previamente si los organizadores de la


premiación tuvieran la certeza que ella aceptaría formar parte del evento, si se hubiera
consultado por anticipado y ella rechazaba estar allí, entonces se cambiaba al
homenajeado y asunto arreglado, no se le habría dado tanto espacio en los medios con
una posición ante la cual los detractores de Israel lo tengan entre su lista de eventuales
soportes en argumentos.

La falacia de usar a Portman como una voz legitimada a favor de sus posiciones,
se puede ver en otro tipo de situaciones donde también usan los argumentos de fuerza
para confirmar una creencia, por ejemplo, utilizar al grupo judío ultra religioso “Naturei
Karta” (NK), para llamarles “los verdaderos judíos” que no son sionistas, y que vienen a
tirar abajo a los “falsos judíos, ashkenazíes, no semitas, jázaros y europeos”. Lo gracioso
del argumento expuesto anteriormente es que los NK provienen de Hungría, por lo tanto
también son judíos jázaros.

O el uso de académicos como Shlomo Sand, Ilan Pappe, Arthur Koestler, etc. para
justificar argumentos que han sido rebatidos una y otra vez, pero siguen reapareciendo
como una forma de continuar perpetuando falsos argumentos a favor de posiciones anti
israelíes. En reiteradas oportunidades, el uso de gente como la mencionada
anteriormente, les son útiles para justificar no solamente el odio generalizado contra las
políticas del Estado de Israel, sino para fundamentar la judeofobia y el genocidio dirigido
contra los judíos en cualquier parte del mundo.

La de Natalie Portman se transformará poco a poco en uno de los argumentos


favoritos para atacar al Estado de Israel y todo su contexto en general. A esto
seguramente le sumarán la última frase utilizada por la actriz donde señala que el
“Holocausto no es más trágico que otros genocidios”, ante lo cual ella no está rechazando
lo ocurrido contra los judíos durante la II Guerra Mundial, pero la frase se toma de forma
negativa por cuanto ella considera que otros genocidios también deberían enseñarse.

En honor a la verdad, lo expresado por ella no carece de verdad, todos los


genocidios son igual de terribles, por cuanto su objetivo está en la destrucción total o
parcial de una población, lo que quizás omitió en su comentario, es que fue debido a la
Shoah hay una ley internacional que sanciona el genocidio y además regula entender los
parámetros para entender cuándo se está frente a uno. Aunque de nuevo, el argumento
de la actriz es basado en una idea personal, a su modo, lo cual también sirve para que el
morbo que genera la redacción en la prensa, le añada más polémica de la que realmente
posee.

Además de considerar que Natalie Portman por sí misma no representa los


principios del BDS y la propaganda anti israelí, tampoco considero adecuado la
exagerada crítica contra sus palabras. No hay necesidad de fabricar una enemiga que no
lo es en realidad, pareciera en todo caso que las palabras de la joven estrella de
Hollywood viene en la misma línea del progresismo políticamente correcto, donde no se
pretende bajo ninguna circunstancia ser etiquetada de ningún “establishment”
gubernamental, sino por el contrario, mostrarse como la voz de una resistencia silenciosa
sin banderas ni fronteras claras, lo cual es aprovechado como ya fue mencionado por
quienes sí tienen un activismo bien definido.

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