Professional Documents
Culture Documents
Ella, quien dio el salto a la fama en 1994 con la película León al lado de Jean
Reno, rechazó recibir el premio Génesis, equivalente a los “Premios Nobel judíos” por su
oposición a la política del gobierno del Primer Ministro Benjamín Netanyahu, lo que le ha
valido para recibir críticas y ovaciones de propios y extraños, entre estos los oportunistas
del movimiento anti israelí “Boicot, Desinversión y Sanciones” conocido por sus siglas en
inglés como BDS.
Hay que hacer un alto y bajarle los ímpetus al tema, Natalie es actriz no política de
primera línea en representación del Estado de Israel, su posición es clara en cuanto a las
quejas contra el gobierno de Netanyahu, incluyendo las políticas contra la Franja de Gaza,
esto no dista de otros políticos en la academia y en otros espacios de la sociedad israelí,
este disenso contra el liderazgo de turno es común en este país. Lo que Portman hizo, es
más común de lo que se piensa y a decir verdad, aunque lo diga ella, no quiere decir que
todos los judíos piensen así o que tan siquiera ella represente a todos los israelíes,
ciertamente será el reflejo de alguna parte del colectivo que comparta sus pensamientos,
algo que solo en un país con libertades para sus ciudadanos se puede dar.
Aunque sea Natalie Portman la que argumente en este caso contra el gobierno y
sus políticas, esto no da por sentado que todos consideren exactamente lo mismo o que
se esté dando de esta forma.
La falacia de usar a Portman como una voz legitimada a favor de sus posiciones,
se puede ver en otro tipo de situaciones donde también usan los argumentos de fuerza
para confirmar una creencia, por ejemplo, utilizar al grupo judío ultra religioso “Naturei
Karta” (NK), para llamarles “los verdaderos judíos” que no son sionistas, y que vienen a
tirar abajo a los “falsos judíos, ashkenazíes, no semitas, jázaros y europeos”. Lo gracioso
del argumento expuesto anteriormente es que los NK provienen de Hungría, por lo tanto
también son judíos jázaros.
O el uso de académicos como Shlomo Sand, Ilan Pappe, Arthur Koestler, etc. para
justificar argumentos que han sido rebatidos una y otra vez, pero siguen reapareciendo
como una forma de continuar perpetuando falsos argumentos a favor de posiciones anti
israelíes. En reiteradas oportunidades, el uso de gente como la mencionada
anteriormente, les son útiles para justificar no solamente el odio generalizado contra las
políticas del Estado de Israel, sino para fundamentar la judeofobia y el genocidio dirigido
contra los judíos en cualquier parte del mundo.