Professional Documents
Culture Documents
“1) distinguir el postulado general de que hay una serie de facultades psicológicas de una
versión particular del mismo que denominaré tesis de la modularidad; 2) enumerar
algunas de las propiedades que los sistemas cognitivos modulares pueden exhibir en virtud
de su carácter modular; y 3) considerar si es posible formular una hipótesis plausible acerca
de qué procesos mentales pueden tener un carácter modular… 4) desligar las cuestiones de
las facultades y la modularidad de lo que denominaré la tesis de los Confines
Epistemológicos, o la noción de que existen unas constricciones determinadas de forma
endógena sobre las clases de problemas que los seres humanos pueden resolver y,
consecuentemente, sobre los tipos de fenómenos que podemos conocer.” (20)
“…cuando Chomsky dice que hay un ‘órgano del lenguaje’ determinado genéticamente, lo
que quiere destacar es que hay verdades (acerca de la estructura de las posibles lenguas
maternas) que los seres humanos aprehenden de manera innata. Cuando dice que la mente
del niño se halla ‘intrínsecamente estructurada’, lo que quiere destacar es que hay unos
contenidos proposicionales determinados de modo innato. Cuando dice que la teoría de la
adquisición del lenguaje es la descripción de cómo madura la facultad del lenguaje, lo que
quiere destacar es que la ontogénesis de las capacidades lingüísticas es el despliegue de las
consecuencias deductivas de las creencias innatas en interacción con un corpus de datos
perceptivos.” (27)
“Asumiré sin reservas que los procesos mentales son computacionales en tanto en cuanto
son cognitivos, toda vez que la función característica de los mecanismos cognitivos es la
transformación de representaciones mentales (véase Fodor, 1975). De ahí que cada facultad
cognitiva diferenciada deba dar origen a un patrón característico de esta clase de
transformaciones.” (34).
“Por el momento bastará con señalar que mientras el constructivismo propio de los
asociacionistas computacionales siga inspirándose sobre todo en un sesgo ambientalista,
esta orientación no pasará de ser un intento fallido de reconciliar la psicología de las
facultades con el empirismo” (60).
“el motivo habitual por el que se insiste en la distinción entre arquitectura virtual y
arquitectura física es el de presentar la organización actual de la mente como una de las
diferentes posibilidades que hubieran podido verificarse si el ambiente hubiera dispuesto un
modo alternativo de organizar los elementos computacionales” (61-62)
Después de explicar las cuatro posibles explicaciones sobre las facultades mentales, Fodor
plantea cuatro preguntas que deben plantearse sobre todo sistema cognitivo que él intentará
responder en los siguientes capítulos de sus libro, estas preguntas son:
“1. ¿Es específico para cada dominio o sus operaciones afectan a diferentes dominios de
contenidos? Aquí se plantea la controversia entre la organización cognitiva vertical y la
horizontal, es decir, entre Gall y Platón.
2. ¿Se halla el sistema computacional especificado de modo innato o su estructura se
constituye en virtud de un proceso de aprendizaje?
3. ¿Se halla el sistema computacional ‘ensamblado’ (es decir, es producto de la unión de un
repertorio de subprocesos más elementales) o su arquitectura virtual se proyecta de
forma más o menos directa sobre su soporte neural?
4. ¿Se trata de un sistema compacto (esto es, asociado a sistemas neurales específicos,
localizados y estructurados de manera elaborada) o es ejecutado mediante mecanismos
neurales relativamente equipotenciales?
5. ¿Es computacionalmente autónomo (en el sentido de Gall) o comparte recursos
horizontales (de memoria, atención u otras facultades) con otros sistemas cognitivos?” (62)
Según Fodor, las preguntas que planteó pueden responderse más o menos y además, el
concepto de modularidad que él intenta defender es una cuestión de grado aunque aclara
que para que un sistema cognitivo pueda ser considerado modular tiene que serlo en grado
significativo.
Antes de pasar el siguiente capítulo, Fodor aclara que a él le interesa, además de exponer la
taxonomía general de los sistemas cognitivos y así dilucidar el concepto de modularidad, ir
más allá hacia aquello que subyace a dicha taxonomía: “¿cuál es la razón de ser de los
sistemas modulares? ¿Por qué razón tienden a coincidir todas juntas estas propiedades?”
(63). Otro objetivo aunado a este es el de plantear por lo menos hipotéticamente qué clase
de sistemas cognitivos pueden ser considerados modulares.
En resumen, esto es lo que él tratará de defender en lo que sigue del libro: “los sistemas
cognitivos modulares son específicos de dominio, fijados de modo innato, compactos,
autónomos y no ensamblados. Dado que los sistemas modulares son mecanismos
computacionales privativos de un determinado dominio, son asimismo una especie de
facultades verticales” (63). Estas son las tres grandes propuestas que él desea defender: “a)
El conjunto de procesadores a los que se aplique de modo más convincente la concepción
de la modularidad es coextensivo con un conjunto funcionalmente definible de los sistemas
cognitivos. b) Existen motivos (más o menos a priori) para creer que aquellos sistemas
cognitivos que no pertenezcan a ese subconjunto funcionalmente definido pueden ser no
modulares en aspectos importantes (por ejemplo, pueden hallarse mediados por facultades
horizontales); y por último, c) Haré algunas decepcionadas observaciones en el sentido que
sigue: aunque entre los procesos presuntamente no modulares se hallan algunos de los que
más nos interesan (por ejemplo; el pensamiento y la fijación de creencias), nuestra ciencia
cognitiva no ha avanzado gran cosa en el estudio de estos procesos, lo cual puede deberse
precisamente a su carácter no modular. Es posible que desde la perspectiva de una
estrategia practicable de investigación, los sistemas cognitivos modulares sean los únicos
que puedan llegar a comprenderse” (63-64).
¿Cuál es la función de los sistemas de entrada? “Los sistemas de entrada operan con el fin
de suministrar información a los procesadores centrales; en concreto, sirven de mediadores
entre los productos de los transductores y los mecanismos cognitivo centrales efectuando la
codificación de las representaciones mentales que constituyen el ámbito de operación de
tales mecanismos centrales” (69). Cabe aclarar que los sistemas de entrada no traducen la
información proveniente de los sistemas transductores sino que “derivan representaciones
que suelen interpretarse, también de forma natural, como mensajes que caracterizan la
organización de los objetos en la realidad. Los analizadores de entrada son, por
consiguiente sistemas de inferencia…las inferencias en cuestión tienen como “premisas”
las representaciones transducidas de las configuraciones estimulares proximales, y como
“conclusiones” las representaciones de la naturaleza y la distribución de objetos distales”
(70). En resumen, el sistema de entrada se encarga del análisis perceptivo y de la
identificación de objetos. Es decir, presenta la forma en que están las cosas en el mundo
mediante inferencias a los sistemas centrales.
Fodor agrega que los sistemas de entrada constituyen una categoría que puede ser definida
por criterios funcionales. En primer lugar, los sistemas de entrada constituyen una “clase
natural”:
“El sostener que la categoría funcional, conocida como sistemas de entrada, constituye una
clase natural, equivale a postular una taxonomía excéntrica de los procesos cognitivos…
Porque si nos preguntamos ‘¿cuáles son los mecanismos psicológicos que se supone actúan
con el fin de proporcionar información acerca de los objetos distales del entorno en un
formato adecuado para el procesamiento central?’, la respuesta habrá de ser ‘los sistemas
perceptivos más el lenguaje’” (72).
Cuando explica el papel funcional de los sistemas de entrada, añade el lenguaje y propone
que él está sugiriendo una taxonomía diferente de la tradicional y que esta puede arrojar
muchos resultados positivos:
“La taxonomía tradicional podría describirse como sigue: de un lado, la percepción (la
visión, la audición y demás); de otro, el pensamiento y el lenguaje (los procesos
representacionales). El carácter representacional del lenguaje es evidente por sí solo y no
pongo en duda la importancia teórica del carácter representacional del pensamiento” (72).
En este sentido los mecanismos del lenguaje y los perceptivos son equiparables y ambos
cuentan como sistemas de entrada dadas ciertas semejanzas funcionales:
“Por un lado está el hecho evidente de que los enunciados verbales (esto es, las expresiones
de sentencias u oraciones) son en sí mimos objetos de identificación perceptiva, al igual
que las montañas, las tazas de café y los incendios. Para entender un enunciado verbal es
necesario seguramente asignarle una descripción estructural, operación que forma parte de
la computación de la relación entre un caso y su tipo. Esto es, precisamente, la clase de
función que cabe esperar que desempeñe un sistema de entrada. No obstante, al subrayar la
analogía funcional entre el lenguaje y la percepción voy más allá del simple hecho de que
la comprensión de enunciados verbales sea en sí misma un caso típico de proceso
perceptivo” (72-73).
“Esto es lo que cabe decir, por el momento, sobre la semejanza de funciones entre los
sistemas lingüístico y perceptivo: los dos sirven para extraer información de la realidad y
codificarla en un formato apropiado para que puedan acceder a ella aquellos procesos
centrales responsables de la fijación de creencias” (74).
“los procesos que hemos incluido en la misma categoría presentan en efecto numerosas
propiedades comunes cuya posesión no es consecuencia de su homogeneidad funcional”
(75).
“lo que los sistemas de entrada tienen en común, además de sus semejanzas funcionales,
puede resumirse en una sola frase: los sistemas de entrada son módulos. A fortiori
comparten aquellas propiedades que son características de las facultades verticales. Los
sistemas de entrada son, así espero demostrarlo al menos, aquello en lo que Galla tenía
razón” (75).
La característica de especificidad de domino es definida por Fodor de varias formas que son
mutuamente incluyentes: (1) Dominios estimulares diferenciados (78): cada módulo tiene
un conjunto de información que puede ser considerada como estímulo capaz de activar el
funcionamiento de módulo: “la especificidad de dominio de los analizadores de entrada
…[pone] de manifiesto que tan sólo una clase relativamente restringida de estímulos puede
accionar el botón que los pone en marcha” (79). (2) Dominio de estímulos excéntrico y
computaciones idiosincráticas: el mismo mecanismo incorpora información que le permite
determinar que clase de información cae bajo su dominio (satisfacen sus constricciones) o
que características poseen los estímulos para que formen parte del dominio de las entradas
de análisis perceptivos (dominio estimular: pone como ejemplo el lenguaje y la propuesta
innatista de los universales lingüísticos). El mismo mecanismo incorpora información que
le permite determinar el dominio y la clase de operaciones que puede realizar sobre él (es
decir, computaciones idiosincráticas: sistemas especializados para tareas especializadas):
“Existen con toda probabilidad numerosas clases de dominios estimulares relativamente
excéntricos, es decir, definidos como aquellos cuyo análisis perceptivo requiere
información altamente específica del dominio en cuestión. La organización de la
percepción de oraciones en función de la información sintáctica y fonológica no agota los
posibles ejemplos, ni siquiera ciñéndonos al caso del lenguaje” (82).
Los sistemas de entrada operarán siempre que puedan hacerlo, es decir, son procesos
automáticos que no están bajo el dominio de la consciencia: “El hecho de que los sistemas
de entrada se vean manifiestamente constreñidos a operar siempre que puedan hacerlo es…
ciertamente extraordinario” (84). “el análisis de la entrada sensorial es obligatorio en tanto
en cuanto proporciona la única vía a través de la cual los productos de los transductores
pueden acceder a los procesos centrales; si la información transducida ha de afectar al
pensamiento, en alguna medida, tan sólo podrá hacerlo a través de las computaciones que
los sistemas de entrada efectúan” (85). Los sistemas de entrada son equiparables a los
reflejos que se disparan automáticamente ante los estímulos con los que operan (86). No
sucede lo mismo con el caso del pensamiento que está bajo control del sujeto, es decir, es
un proceso obligatorio bajo el dominio de la consciencia (amplio dominio de las
capacidades representacionales) a diferencia de los procesos perceptuales o de entrada: “los
procesos perceptivos operan según parece, querámoslo o no, sin tomar en consideración los
intereses inmediatos del sujeto” (87).
(3) El accedo desde el procesador central a las representaciones mentales que los
sistemas de entrada computan es sólo limitado.
Hay interniveles de representación de la entrada sensorial, es decir, desde la entrada
sensorial procedente de los transductores hay un conjunto de manipulaciones
computacionales hasta los procesadores centrales. El sujeto no tiene acceso a todos estos
niveles de representación, no tiene acceso principalmente a los niveles ascendentes, es
decir, los de más abajo sino a las computaciones finales y más cercanas al procesador
central (son innacesibles, el acceso se verifica de arriba hacia abajo, “sólo aquellas
secuencias finales del procesamiento de las entradas perceptivas se hallan entera y
libremente a disposición de los procesos cognitivos que dan origen a la determinación
voluntaria del comportamiento manifiesto” 88). “La idea es que tan sólo se almacenan
aquellas representaciones de orden superior, en tanto que las precedentes se descartan tan
pronto como los subsistemas del analizador de entradas extraen de ellas la información
relevante. Dicho en términos más precisos, las representaciones intermedias de la entrada
sensorial se retienen en la memoria, cuando no se descartan, a expensas de un costo
adicional de memoria o atención, siendo esta sobrecarga de acceso interno un rasgo
prototípico de los sistemas modulares”.
El encapsulamiento informativo puede ser entendido de varias formas, una de ellas es que
significa que los sistemas de entrada no se ven afectados por el flujo de información top
down, es decir, de arriba hacia abajo. Los sistemas de entrada operan sin necesidad de la
información de los sistemas centrales, es decir, el flujo de información va de arriba hacia
abajo. De este modo, Fodor rechaza todas las visiones que el denomina del New Look y
sostiene que la información de orden superior no tiene un efecto sobre la información de los
sistemas de entrada excepto en ocasiones en que la percepción es redundante y, por lo
tanto, se requiere información del contexto (“en la medida en que el receptor sepa antes de
analizar es estímulo, bastante acerca de las características del estímulo que va a percibir”,
102). En otro sentido de encapsulamiento, Fodor quiere decir que los sistemas de entradas
son obstinados e insensibles a las creencias del organismo, es decir, de toda la información
que posee el organismo, los sistemas de entrada se limitan a analizar sólo una pequeña
parte, esto provoca que los sistemas de entrada sean rápidos: “los sistemas de entrada sólo
toman en consideración una parte de toda la información que en principio es relevante para
un problema de análisis perceptivo. En consecuencia, la rapidez de los sistemas de entrada
se consigue a cambio de que éstos ignoren buena parte de la información” (104-105).
Los sistemas de entrada son encapsulados y autónomos (no tienen acceso a la información
que poseen otros sistemas). Es decir, no son cognitivamente penetrables. Posteriormente,
Fodor ofrece una serie de argumentos en contra de la idea de que los sistemas de entrada
son penetrables, es decir, se ven influidos por el conocimiento del sujeto o por efectos
contextuales. Fodor habla de los reflejos como claros ejemplos de los procesos de entrada,
automáticos y encapsulados pero aclara que “Los procesos de entrada se diferencian, pues
de los reflejos en el carácter y la complejidad de las operaciones que ejecutan. Sin embargo,
esto sigue siendo compatible con que los reflejos y procesos de entrada sean semejantes en
su encapsulamiento informativo, aspecto este en el que ambos se oponen a los ‘procesos
centrales’ –solución de problemas y demás procesos por el estilo-, uno de cuyos rasgos más
sobresalientes es probablemente la penetrabilidad cognitiva…” (121).
“las categorizaciones que estos sistemas efectúen deberán hallarse determinadas… por
propiedades que los transductores visuales puedan detectar, como por ejemplo, la
forma, el color, el movimiento local y demás. Los sistemas de entrada no se limitan a
codificar propiedades como la forma y el color, pero están constreñidos –en virtud de
su encapsulamiento informativo- a efectuar categorizaciones que puedan inferirse, con
razonable precisión, de propiedades estimulares ‘puramente visuales’… el procesador
del lenguaje se limita a recuperar propiedades del enunciado verbal que puedan
inferirse, con razonable precisión, de sus propiedades acústicas –y, por consiguiente, a
recuperar la forma lingüística, más que la intención metafórica del hablante” (137-138).
“Lo que planteamos es que la arquitectura neural es un aspecto concomitante natural del
encapsulamiento informativo” (140).
“Con todo, existe, al parecer, una estructura neurológica asociada a los sistemas
perceptivo y al lenguaje” (140).
“hemos visto que las propiedades que distinguen a los sistemas de entrada son una
consecuencia más o menos directa de su encapsulamiento informativo. Por el contrario,
los sistemas de entrada no se hallan encapsulados, al menos en sus aspectos esenciales,
y es precisamente por esto por lo que no se les puede considerar modulares” (146).
Fodor utiliza una analogía entre los sistemas centrales y la confirmación de las hipótesis
científicas para tratar de explicar que los sistemas centrales tienen dos características
que los hacen diferentes de los analizadores de entrada, a saber: ISOTROPÍA Y
QUINEANISMO. Estas dos características son propias de la confirmación científica
como de los sistemas centrales: “la confirmación científica es isotrópica en cuanto los
datos importantes para la confirmación de una hipótesis científica puedan tomarse de
cualquier área del universo de verdades empíricas (o… demostrativas) previamente
establecidas” (148). El razonamiento analógico y la resolución de problemas son
buenos ejemplos de procesos cognitivos isotrópicos.
“cuanto más global (cuanto más isotrópico) es un proceso cognitivo, tanto menos se
comprende” (151).
“existen como mínimo, dos familias de sistemas cognitivos, a saber, los módulos (que
son relativamente específicos de un dominio dado y están encapsulados) y los procesos
centrales (que son relativamente neutros con respecto a los dominios cognitivos y,
además, isotrópicos y quineanos)” (156).
“la correspondencia entre la forma y la función sólo existe en los procesos modulares
(concretamente en los sistemas de entrada)” (165).
“el motivo de que no haya una psicología de los procesos cognitivos centrales digna de
confianza es el mismo por el cual no hay una filosofía válida de la confirmación
científica. En ambos casos se hace patente la importancia de los factores globales en la
fijación de creencias, sin que pueda determinarse con certeza cuáles son los efectos de
estos factores…la ciencia cognitiva no ha avanzado un ápice; nos hallamos en el mismo
punto muerto en que estábamos en los tiempos de conductismo más rígido” (177).