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Gracia a Vosotros: Desatando la Verdad de Dios, Un Versículo a la Vez

El Verbo divino
Escritura: Juan 1:1-5
Código: 43-2
John MacArthur

Hoy comenzamos el estudio del Evangelio de Juan y estoy tan contento por hacer esto.
Realmente fue el primer libro que enseñé. Hice algunas series cuando llegué por primera vez
en mil novecientos sesenta y nueve antes de hacerlo e hicimos unos cuantos estudios de
libros que realmente se volvieron hacer a lo largo de los años. Pero este fue el primer libro de
cierta extensión que enseñé originalmente allá por mil novecientos setenta y qué gozo fue en
ese entonces. Y el Señor ha usado inclusive los mensajes de esa serie a lo largo de los años
para que fuera una bendición para otras personas. Pero realmente estoy muy contento de
estar de regreso en el Evangelio de Juan.

Quiero mucho al autor -Juan mismo- que nunca se refiere a sí mismo en su Evangelio. De
hecho, ninguno de los cuatro Evangelios identifican dentro del Evangelio al autor. La historia
de la Iglesia nos dice quién es el autor. Es historia universal regresando a la era apostólica y
entonces sabemos que es Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Y mientras que Juan he mencionado
veinte veces en los otros Evangelios, nunca es mencionado en su Evangelio por nombre. No
obstante, él escoge referirse a sí mismo de otra manera. Él se llama a sí mismo el discípulo
que Jesús amó. Y si tuvieras la opción entre llamarte a ti mismo Juan o llamarte a ti mismo el
discípulo a quién Jesús amó, no es una decisión difícil de tomar.

Siempre está asombrado e impresionado por el hecho de que era tan amado por Cristo. Él es
al que encontramos apoyándose, recostándose -por así decirlo- en el Señor al final de la vida.
Él comienza como el hijo del trueno. Él tiene un hermano, y un hermano mayor, llamado
Jacobo o Santiago. Son llamados Boanerges: los hijos del trueno. Ellos querían llamar al
fuego del cielo para consumiera algunas personas que andaban estaban tratando mal a Jesús
y necesitaban ser templados. Y obviamente, a lo largo de lo años, Juan fue templado de una
manera maravillosa. A tal grado, que es conocido en la historia como el apóstol de amor. Y la

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razón por la que es conocido como el apóstol del amor es porque él hace referencia al amor
ochenta veces en sus escritos. Ochenta veces. Entonces, de manera genuina, él debe ser
identificado como el apóstol del amor.

Y también es una realidad de Juan que él estaba preocupado por la verdad. Él menciona la
verdad veinticinco veces en su Evangelio y veinte veces en sus Epístolas. Entonces, cuarenta
y cinco veces él llama cerca de la verdad, ochenta veces él habla del amor. Pero cien veces
en este Evangelio usa la palabra Creer. Creer. Uniendo esto, él quiere que creamos la verdad
para que podamos entrar en una relación de amor con el Señor. Realmente, esto es amarrar a
Juan con el uso de su vocabulario más conocido.

Juan tuvo un padre llamado Zebedeo. Ellos tuvieron un negocio de pesca en Galilea. El
nombre de su madre es Salomé y, de acuerdo con Juan 19:25, ella pudo haber sido hermana
de María, la madre de nuestro Señor. Lo cual haría que él fuera pariente de Jesús. Un
pequeño grupo allí que se conocían entre sí bien y realmente el matrimonio entre ellos a lo
largo de los años pudo haber llevado ese tipo de relación. Y como dije, él comienza siendo
una persona muy radical y severa y siendo egoísta. Inclusive, vemos a su mamá pidiéndole a
Jesús si él y su hermano podían sentarse a la derecha y a la izquierda de Jesús en el Reino.
Y a lo largo de los años -la obra del Señor en sus corazón- el Espíritu Santo continuó
trabajando en su corazón y unos cuantos años con el amado apóstol Pedro y él se convierte
en el apóstol del amor, el apóstol de la verdad y el apóstol de la fe. Y eso es lo que vamos a
encontrar, conforme lo conocemos en este maravilloso Evangelio.

El Evangelio de Juan, en sí mismo, es identificado por muchos a lo largo de los siglos como el
más santo de los santos, el santísimo en el Nuevo Testamento. Es el lugar más sagrado al
que puedes ir. De hecho, si hay un capítulo más sagrado en la Biblia entera, sería el capítulo
diecisiete de Juan en donde nuestro Señor Jesús ora al padre en esa oración íntima
intratrinitaria. Realmente no hay algo como ese capitulo en ninguna otra parte de las
escrituras. Ese podría ser considerado el propiciatorio del lugar santísimo. Pero Juan con
frecuencia es llamado el lugar santísimo porque en este Evangelio la gloria de nuestro Señor
Jesucristo es desplegada de manera plena. Y eso no era accesible a la gente en el antiguo
pacto: esto es el lugar santísimo. Sin embargo, ahora se ha vuelto accesible a nosotros en el

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nuevo pacto porque el velo ha sido rasgado, el camino está abierto, entramos de nuevo a la
presencia de Dios. Y al entrar al Evangelio de Juan, nosotros como un sacerdote de la
antigüedad en el día de la expiración, tenemos acceso al lugar santísimo para ver la gloria de
Cristo. En este Evangelio, tenemos comunión de la manera más profunda con el Señor Jesús.
Oiremos su corazón palpitando; tocaremos esas cicatrices causadas por la heridas con
Tomás y diremos, ‘Mi Señor y mi Dios’.

Y en algunas maneras, el Evangelio de Juan es lo suficientemente simple como para que un


niño lo entienda. En otras maneras, es sublime como un ángel. Es tanto gentil como un
cordero como valiente como un león; tan profundo como el mar y tan elevado como los cielos.
Sin embargo, sus verdades deben y pueden ser contenidas en un corazón human. Es un
relato impresionante. El mensaje de Juan simplemente es este: El Dios eterno mismo se ha
vuelto humano. Ese es el mansaje de Juan. El creador se ha vuelto parte de su creación -
totalmente Dios y totalmente hombre- ¿y para qué? Para que él pueda salvar a pecadores de
su pecado, la muerte, el juicio y el infierno eterno. Ese es mensaje del Evangelio de Juan, que
el Dios eterno, infinito, trascendente, que todo lo conoce, todo poderoso, que está en todo
lugar, incambiable, eterno, ese Dios verdadero y vivo -quien es al mismo tiempo un Dios y sin
embargo tres personas- se ha vuelto hombre.

En el versículo catorce de Juan 1, la frase establece eso cuando Juan escribe: “El Verbo se
hizo carne. El Verbo fue hecho carne.” El Verbo es un título dado a Jesús. En Mateo capítulo
1, en el nacimiento de Cristo, el ángel dice: “Lo llamarás Emanuel.” Lo cual es, ‘Dios con
nosotros’, porque ese bebé mismo es de hecho Dios con nosotros. En Lucas 1: 32 y 35, él
debía se llamado Hijo del Altísimo. Hijo de Dios porque es ______ en carne humana. Ésta es
la verdad esencial de la fe Cristiana, que Jesús es Dios en carne humana. Dios el eterno,
infinito, trascendente, que todo lo conoce, todo poderoso, que está en todo lugar, el Dios
incambiable eterno ha venido a su creación en forma humana. Esa realidad enorme es el
cimiento de la fe Cristiana.

Hay cuatro Evangelios que cuentan la historia. Tres de ellos, Mateo, Marcos y Lucas, nos dan
la historia terrenal. Tres de ellos ven el nacimiento y la vida y las experiencias y los viajas y el
llamado de Jesús a sus seguidores y la enseñanza y las parábolas y los acontecimientos de

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su vida, incluyendo su arresto y su juicio y su ejecución y sus resurrección y muchas de las
características con las que estamos tan familiarizados en estos llamados Evangelios
sinópticos, porque son la sinopsis de su vida terrenal. Pero Juan no nos da la historia terrenal.
Juan no nos da la perspectiva histórica de la vida de Cristo. Juan nos da la historia celestial.
Él nos da la perspectiva sobre el natural de Cristo. Y en esa manera, Juan es único. De esta
manera, Juan es único. Noventa porciento de lo que está en Juan no está en Mateo, Marcos o
Lucas. Noventa porciento de esto es únicamente algo que encontramos en Juan que declara
bajo la inspiración del Espíritu Santo. No hay nada en el Evangelio de Juan acerca del
nacimiento de Cristo. No hay nada cerca de la primera etapa de la vida de Cristo. No hay
nada cerca del bautismo de Cristo. No hay nada cerca de la tentación de Cristo. No hay nada
cerca de la transfiguración de Cristo. No hay nada cerca de los viajes de Cristo. No hay nada
cerca de la agonía de Cristo en el huerto. No hay cerca de su asunción al cielo porque Juan
no se esta concentrando en la historia de su vida. No hay parábolas. Las parábolas son
historias terrenales. No hay historias terrenales. Este es un libro celestial. Este es una mirada
celestial al Señor Jesucristo. Este es el Evangelio más celestial de todos los Evangelios por
mucho.

El propósito de Juan es convencer al pecador de la persona verdadera de Cristo, la persona


verdadera de Cristo, para que creáis, Juan 20:31, que Jesús es el Cristo, el hijo de Dios. Y
que para que creyendo, tengáis salvación en su nombre. Este es un libro de salvación. Es un
libro evangelístico. Y para que tengas salvación, debes creer en el verdadero Cristo. Escríbalo
en algún lugar. Juan 20:31: “Estas cosas han sido escritas para que creáis.” Y esa es una
palabra que usa cien veces. “Para que creáis que Jesús es el Cristo, el hijo de Dios, y que
para que creyendo tengáis vida, vida eterna en su nombre.” Para tener vida eterna, usted
debe creer en el verdadero Cristo. No en un Cristo falso. No en una representación errónea de
Cristo. No en el Cristo de la intuición human, la filosofía humana y la religión falsa, sino en el
verdadero Cristo.

Por lo tanto, Juan nos da este tesoro inmenso. Veintiún capítulos demostrando en cada
párrafo que Jesús es Dios en carne humana, que él es el Dios verdadero y el hombre
verdadero, totalmente Dios y totalmente hombre. Este es el Cristo que es el verdadero Cristo.
Este es el Cristo en el que debe creerse para que uno sea salvo. Y Juan apoya ese hecho

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acerca de la identidad de Cristo al mostrar sus declaraciones divinas, apoyando esas
declaraciones, al registrar obras divinas -milagros, palabras divinas, títulos divinos y adoración
divina. Y Juan presenta todo esto para demostrar que estamos hablando de una persona
divina. Una persona divina. Y ese es el objetivo de Juan. Juan escribió tres epístolas y al final
del Nuevo Testamento, claro recibió las glorias del Evangelio de Apocalipsis, pero aquí en
este libro él nos da este gran tratado evangelístico, por así decirlo.

Y solo cuando entiende que Cristo es quien es y entiende su persona primero y después su
obra, hay alguna posibilidad que usted pueda ser salvo. Debe creer. Debe creer la verdad. Y
cuando avancemos a lo largo de esto juntos, vamos a encontrar razones que nos lleven a
afirmar lo que ya creemos como Cristianos. Y esto es para equiparnos, armarnos para
declarar la verdad acerca de Jesucristo. Parece como si esto estuviera bajo ataque y siempre
está bajo ataque. La gente quiere hablar acerca de Jesús, pero no quieren definir quién es.

Esta semana vino a la luz cuando Billy Graham se reunión con Mitt Romney en una junta
privada y el siguiente día la organización de Billy Graham quitó al Mormonismo como secta de
su página de Internet. Realmente algo inconcebible. Lo puede ver en la página de Internet. Es
su proclamación, con una declaración, con una afirmación de que no querían meterse en
asuntos teológicos que tuvieran tintes políticos. Y entonces, ¿le damos honor al falso Cristo
del Mormonismo y deshonramos al verdadero Cristo? ¿Cómo puede eso ser? La gente toma
a la ligera la gloria de Cristo, ¿no es cierto? En las maneras más asombros. Qué triste. El
mensaje del Antiguo Testamento, como lo vemos en Isaías 52, es que Jesús es Dios. Él no es
nadie más que Dios. Nada más que Dios. Él no es un hermano espíritu creado de Lucifer y
Adán como dicen los Mormones. Hay muchos otros conceptos aberrantes de un supuesto
Jesucristo.

El Nuevo Testamento, sin embargo, está lleno de evidencia de que él es Dios y no necesito
presentarles todo esto. Ustedes lo saben. Está por todos lados en el Nuevo Testamento.
Filipenses 2 sería un buen lugar donde empezar. Filipenses 2: “El cual, siendo en forma de
Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí
mismo, tomando forma de siervo.” Ustedes conoces ese gran pasaje. Leemos en Hebreos
capítulo 1 que él es la representación exacta de Dios, que Dios le dice: “Oh Dios, tu trono ha

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sido establecido en el cielo,” como lo leemos en Hebreos 1. Y las escrituras están cargadas
de evidencias de que él es Dios. Simplemente si usted toma los títulos dados a Jesús,
también son dados a Dios y puede ver la igual allí. Dios y Jesús son ambos llamados pastor,
ambos llamados juez, ambos son llamados Santo en las escrituras. Ambos son llamados el
primero y el último. Ambos son llamados la luz. Ambos son llamados el Señor del Día de
Reposo. Ambos son llamados salvador. Ambos son llamados el traspasado, en el mismo
versículo en Zacarías 12-10. Ambos son llamados Dios Fuerte. Ambos son llamados Señor de
los Ejércitos. Ambos son llamados alfa y omega. Ambos son llamados Señor de Gloria.
Ambos son llamados redentor, y puedo continuar -títulos que son dados a Jesús que
pertenecen solo a Dios. Nuestro Jesús es descrito como el eterno, omnipresente, omnisciente,
omnipotente, inmutable, incambiable, soberano, todo glorioso y eterno.

Jesús hizo obras que solo Dios puede hacer. Él creó, el resucitó a los muertos. Él venció al
reino de las tinieblas. Él perdonó el pecado. Él recibió adoración en muchas ocasiones a lo
largo de su vida y ministerio. Él declaró que él tenía el derecho de ser adorado después de su
resurrección. En Juan 14 él dice que él es en el nombre en quien toda oración debe ser hecha
para que sea aceptada por Dios y respondida por Dios. Si pides algo en su nombre, él la oye y
lo hace. Él responde a oración como solo Dios lo puede hacer. Él hace obras que solo Dios
puede hacer. Él recibe adoración que solo Dios puede recibir. Él responde a la oración que
solo Dios puede responder y vamos a ver eso conforme avanzamos a lo largo del Evangelio
de Juan y vemos evidencia sobre evidencia sobre evidencia de su deidad. La suma de lo que
Juan nos va mostrar en este evangelio se encuentra allí en el versículo 14: “Y aquel Verbo fue
hecho carné y habitó entre nosotros.” “Y aquel Verbo fue hecho carne y habitó entre
nosotros,” esa es la declaración más concisa en la Biblia acerca de la encarnación. “Aquel
Verbo fue hecho carne y habitó entre nosotros.” El Verbo no es ningún otro que Cristo. Y
explicaré por qué es el término que Juan usa, pero el Verbo, quien es Jesucristo, es Dios
quien se volvió hombre. El infinito se vuelve finito. El eterno entra al tiempo. El invisible se
vuelve visible. El Verbo -él es llamado el Verbo en el versículo 14 y tres veces en el versículo
1- Juan no explica eso. Juan no lo explica. Podrías preguntar, ‘Bueno, por qué es que Juan no
lo explica? ¿No parece un poco raro? ¿Por qué no simplemente dice Jesús? Realmente
simplificaría las cosas’. Él dice el Verbo porque era un término perfecto para usarse para
identificar a Cristo de lado sobrenatural.

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Había un entendimiento filosófico del Verbo -ese es el término griego logos. Los filósofos
hablaban de logos como la realidad que era visible en la creación. Ellos creían en un espíritu
logos, algún tipo de fuente de poder no personal, algún tipo de identidad de energía no
personal. Ellos creían en algún tipo abstracto de principio -de razón la llamaban- o principio de
orden y estructura. Una especia de fuerza no personal que flotaba en el universo. Algún tipo
de entidad no personal de sabiduría, porque ellos entendían que no podías tener la creación
en la cual ellos vivían sin tener una fuente para ella. Pero ellos creían que era impersonal, o
mejor dicho, no personal. E inclusive, la gente común veía el logos -la identificación filosófica
de esta fuerza no personal poderosa en el universo- como la fuerza responsable de la manera
en la que eran las cosas. Y Juan viene y dice: “Permíteme presentarte el hecho del que el
logos no es una fuerza impersonal. El logos es una persona.” El persona es una persona, no
una realidad impersonal, sino un Dios personal que vino al mundo en el hombre Jesús. No
solo un concepto, sino una persona.

Y después, más allá de eso, para el pueblo judío, ellos no necesitaban una explicación porque
la frase, ‘la palabra del Señor’, apareció tantas veces en el Antiguo Testamento. Y la palabra
del Señor simplemente era la revelación de Dios. No podías saber nada acerca de Dios si él
no hubiera hablado. Y esa es la razón por la que Hebreos 1 lo expresa de esta manera.
Hebreos capítulo 1: “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro
tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo.” Así
como el Antiguo Testamento es el Verbo escrito y la revelación de Dios, el Nuevo Testamento
es el relato del Verbo encarnado en la persona de Jesucristo. Entonces, él es el Verbo, ya que
en él Dios habla, y ese concepto fue bien establecido entre los judíos. La palabra del Señor
vino a tal o cual. Lees eso a lo largo del Antiguo Testamento. La palabra del Señor o el Verbo
del Señor con frecuencia vino a los profetas y con frecuencia vino a los padres. Fue la
voluntad de Dios expresada y comunicada a través de la revelación.

Entonces, el Verbo, o la palabra del Señor, es la expresión de Dios al pueblo. No hay una
mayor demostración de eso que Jesucristo. Él es Dios hablándonos. Si quieres oír de Dios
puedes leer el Antiguo Testamento y oirás lo que Dios le habló a los padres y a los profetas
que lo escribieron, pero si quieres la revelación más completa de Dios, vas al Nuevo

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Testamento porque Dios habló de la manera más completa en Cristo. En Cristo. Entonces,
Juan nos está diciendo que Jesús es la encarnación de Dios y, como vemos en Hebreos 1, él
es la representación exacta de la naturaleza de Dios. Dios habla en Cristo de la manera más
clara, más complete y salvadora. Entonces, aquel Verbo fue hecho carne. Fue hecho.
Guinomai.

Aunque Dios es inmutable -Dios es un ser puro, eterno- no está cambiando, desarrollándose,
creciendo. Él es puro, eterno, constante, inmutable, incambiable, es un ser que no cambia de
manera constante, sin embargo, él entra en la creación y se vuelve humano, lo cual es el
proceso de volverse. Y él comienza en un vientre y se vuelve un niño y crece en sabiduría y
estatura y favor con Dios y los hombres. Él, quien es ese ser puro, se vuelve un hombre, se
vuelve carne -eso es lo que eso significa- y habitó entre nosotros. Él no es una visión. Su
humanidad no es una aparición. Su humanidad no es un fantasma como lo podemos señalar.
Algunas personas lo han dicho -los docetístas, esto es un grupo de herejes- que él no tuvo
apariencia humana o alguna aparición de humanidad o alguna ilusión de humanidad. Él, de
hecho, fue hecho carne y habitó entre nosotros. Filipenses 2: “Fue hecho a semejanza de
hombres.” Hebreos 2: 14 dice él participó de carne y sangre. Durante treinta y tres años, “la
plenitud de la Deidad,” Colosenses 2: 9, la plenitud de la Deidad habitó en él corporalmente.
Totalmente Dios y totalmente hombre. No mitad Dios y mitad hombre, sino totalmente Dios y
totalmente hombre. Ese es el mensaje de Juan a lo largo de este libro. Debes estar en lo
correcto acerca de Cristo. Tener el entendimiento correcto acerca de Cristo. Totalmente Dios
y totalmente hombre. Cualquier ataque en contra de su deidad es una herejía. Cualquier
ataque en contra de su humanidad es una herejía.

Ahora, para demostrar que Jesús es totalmente Dios en carne humana, enfatizar el aspecto
de deidad, Juan nos lleva a lo largo de tres verdades muy importantes. Hay tres cosas que
demuestran la deidad de Cristo: su preexistencia con Dios, su coexistencia con Dios y su auto
existencia con Dios. Él es preexistente, coexistente y auto existente. Y no quiero que se
enreden con los términos. Esos no son términos complicados y espero poder presentárselos
de una manera fácil de entender. Este es el mensaje de Juan: en el principio era al Verbo.
Una declaración simple: en el principio. ¿Qué principio? ¿El principio de qué? En el principio
de Génesis 1: 1. Ese es el principio. Es el principio. En el principio. El mismo principio que

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está en Génesis 1: 1. En el principio creó Dios los cielos y la tierra. En ese principio, era el
Verbo. ¿Cuál es la importancia de eso? El Verbo ya estaba existiendo. Esto quiere decir que
el Verbo -quien es ningún otro que el Hijo de Dios, Jesucristo- ya estaba existiendo cuando
Dios creó todo lo que existe.

Ahora, si no eres parte de la creación -si no eres parte del tiempo y el espacio, entonces eres
eterno. Esta es una declaración muy importa. Juan afirma su preexistencia. Él existió antes de
el principio de todo lo que existe. Él ya estaba existiendo. Ese es el tiempo imperfecto del
verbo ser, el verbo _____. El tiempo imperfecto quiere decir continuamente. Él estaba
existiendo continuamente ya cuando el principio comenzó. Él no comenzó con el principio. Él
no es parte de la creación. Él no es un ser creado. Él ya es un ser que estaba existiendo. El
tiempo comenzó con la creación. El tiempo comenzó con el primer día cuando Dios creó, y el
segundo día y el tercer día y -así continuamente el tiempo ha marchado hasta el tiempo en el
que un día terminará y viviremos en la eternidad sin tiempo. Pero desde que el tiempo
comenzó -con el inicio del tiempo fue el inicio de la creación- este ser, el Verbo, existió antes
del tiempo y por lo tanto, está afuera del tiempo, y por lo tanto, es eterno. En el punto en el
que todo comenzó él ya era. Describiendo existencia continua antes de la creación.

La preexistencia del eterno, del que es llamado el Verbo, esto es tan importante y es tan claro.
Esta es la razón por la que Jesús -y lo veremos esto a lo largo del Evangelio de Juan. Toma
un título o usa un título que Dios usa para describir su propia eternalidad. Cuando Moisés
quiso saber cuál era el nombre de Dios, Dios le dijo, ‘Mi nombre es yo soy el que soy. Mi
nombre es el verbo ser. Mi nombre es ser eterno’. Y de manera repetida, en el Evangelio de
Juan, Jesús dice, ‘Yo soy. Yo soy. Yo soy’. El verbo yo soy. El verbo ser. Y él, inclusive, va
tener la valentía, el atrevimiento, de decirle a los judíos: “Antes de que Abraham fuera, yo
soy,” en Juan 8: 58. “Yo soy.” Él solo habla de si mismo en el tiempo presente continuo
porque nunca hubo un momento en que el no existió. Él siempre habla en el tiempo presente
continuo porque nunca hubo un momento en que él no existiera. Esto, entonces, es también
reforzado en el versículo 1: “En el principio, era el Verbo y el Verbo era con Dios.” El Verbo
era con Dios, eso es repetido en el versículo 2: “Este era en el principio con Dios.” Es
interesante que eso se dice dos veces. “El Verbo era con Dios,” versículo 1, y de regreso, en
el principio con Dios. Lo repite dos veces. “En el principio, ere al Verbo; el Verbo era con Dios.

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Este era en el principio con Dios.” Aquí Juan hace un énfasis para que quede claro quién es
Jesús. Ahora, escucha esto, cuando el principio comenzó, él ya existía. Él existía como Dios.
Él está fuera del tiempo. Él existe como el Dios eterno, pero escucha esto, él no solo existe
como el Dios eterno -y lo dice en el versículo 1, el Verbo era Dios- sino que él existió
eternamente con Dios.

Esto es muy, muy importante porque lo que nos dice, no es que solo él es el Dios eterno. Esto
es muy, muy importante porque lo que eso dice, no es solo que él es el Dios eterno, sino que
él es distinto del Dios eterno. Y aquí es donde entendemos que hay un Dios, sin embargo, hay
tres personas y aquí encontramos a dos de ellas. Él es Dios -el Verbo era Dios- pero el Verbo
también era o estaba con Dios. ¿Cómo puede ser Dios y al mismo tiempo con Dios? Solo
puede ser explicado de una manera trinitaria. Ser Dios por naturaleza y, sin embargo, ser una
persona distinta, estar con Dios, ser con Dios. Hay una ilustración hermosa de esta relación
que bien podría ser la intención del escritor de Proverbios. Si escuchas el capítulo 8 de
Proverbios, en donde hay un registro de la creación desde una perspectiva maravillosa.
Proverbios capítulo 8 -este puede ser el testimonio quizás del hijo de Dios quien es Dios y sin
embargo es con Dios. Proverbios 8, versículo 27: “Cuando formaba los cielos, allí estaba yo;
Cuando trazaba el círculo sobre la faz de abismo; Cuando afirmaba los cielos arriba, Cuando
afirmaba las fuentes del abismo; Cuando ponía al mar su estatuto, para que las aguas no
traspasasen su mandamiento; Cuando establecía los fundamentos de la tierra, con él estaba
yo ordenándolo todo, y era su delicia de día en día, teniendo solaz delante de él en todo
tiempo. Me regocijo en la parte habitable de su tierra; Y mis delicias son con los hijos de los
hombres.” ¿Podría ser este el testimonio del que es el Verbo que estaba con Dios cuando
Dios estaba creando? Sabemos, a partir de Génesis 1, que el Espíritu Santo estuvo allí
moviéndose sobre la faz de las aguas y dando forma a la creación. La Trinidad entera está
involucrada en esta obra creadora. Sí, Dios el padre es el creador, claro. Sí, el Espíritu Santo
participa en la creación, por supuesto. El Espíritu Santo es el que se mueve sobre la creación
inanimada y le da vida. Pero escucha de nuevo la explicación de cómo trabajaron juntos a
partir de Hebreos 1. Hebreos capítulo 1 -y simplemente dice esto en el versículo 2: “En estos
postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien
asimismo hizo el universo.” Dios es el creador, pero el agente de la creación que usa es el
Hijo, el Verbo. Entonces, lo que tenemos aquí es un distinción muy importante que responde a

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los abelianístas, a los modalistas, la gente que dice que Dios es solo uno, como lo
pentecostales de unidad de los que hemos hablado.

Hay alrededor de veinticinco millones de ellos que creen que no hay Trinidad, pero solo hay
un Dios y algunas veces él actúa como el padre, algunas veces él actúa como el Hijo y
algunas veces él actúa como el Espíritu. Y no tienen idea de lo que está pasando en el
bautismo cuando tienes al hijo siendo bautizado y al padre diciendo, ‘éste es mi hijo amado en
quien tengo complacencia’, y al Espíritu Santo descendiendo como una paloma. ¿Qué es
eso? Claro que hay muchas otras preguntas que no pueden responder, pero no llegaron a su
herejía mediante la razón. Llegaron allí mediante revelación demoniaca. Jesús es el agente
mediante quien el Padre crea.

En el Antiguo Testamento, Dios, por ejemplo, es el Dios -es el juez de toda la tierra. Sin
embargo, en el Nuevo Testamento, el agente de juicio claramente es Cristo porque a él se le
ha encomendado todo juicio. Ahora, entras a la actividad, a la operación interna de la Trinidad,
ahora estas entrando allí. No es importante para mí entender todo eso, solo hasta el punto
que conocemos las escrituras, lo que nos está diciendo. ¿Podemos hacer eso? Pero el punto
que estoy simplemente presentando o explicando es que mientras que él era Dios, él también
era con Dios como una persona distinta. Como una persona distinta. Entonces, tenemos su
preexistencia.

Juan comienza con el hecho de que, cuando estás hablando acerca de Jesús estás hablando
de un Dios preexistente, eterno, no parte de una creación. Por cierto, en el mormonismo ellos
no solo creen que Jesús es el hermano espíritu creado de Adán y Lucifer, sino que creen que
el Dios de la Biblia es creado por otro Dios. Junto a verdad de preexistencia, viene la segunda
verdad de coexistencia. Ya establecimos eso simplemente al hacer un comentario acerca de
la última frase del versículo 1: “El Verbo era Dios.” El Verbo era Dios. Si él preexistió el tiempo
y el espacio, si él preexistió la creación, si él ya existía antes de que todo lo que fue creado
fuera creado, entonces él no fue creado. Y si él es no creado, él tiene que ser Dios. Todos los
ángeles fueron creados. Todos los ángeles caídos cayeron de una creación en la cual Dios los
hizo santos y se revelaron y se desviaron y cayeron. Toda persona en el universo, toda
personal en el universo es un ser creado, excepto el creador mismo. Esta es una expresión

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poderosa, por cierto. Una expresión muy potente. El Verbo era Dios. Cuatro palabras, theos
an jo logo, literalmente en el griego, ‘Dios era el Verbo.’ Dios era el Verbo. Una expresión
griega poderosa. En Juan 17, Jesús habla en su oración al Padre en el versículo 5, acerca de
la gloria que él tuvo antes de que el mundo comenzara, cuando él era proston theon, al mismo
nivel con Dios. Como lo dije, en Filipenses él dice que él -esto no fue algo a lo cual de aferró.
De despojó de ello por causa de la encarnación. Colosenses 2: 9: “En él habita corporalmente
toda la plenitud de la Deidad.” Él es totalmente deidad. Él es deidad total. Dios era el Verbo,
cuatro palabras en griego. La declaración más clara, más directa de la deidad del Señor
Jesucristo en los cuatro Evangelios. Dios era el Verbo.

Entonces, él es preexistente, está fuera del tiempo y el espacio antes de que cualquier cosa
que fue hecha fuera hecha y él es coexistente, él es Dios totalmente. Estos son elementos
esenciales para la fe salvadora. En tercer lugar, su auto existencia, su auto existencia. Él es
auto existente, esto es obvio, si no, eres creado, entonces exististe afuera de la creación.
Debes ser auto existe. Preexiste, coexistente, auto existente. ¿Cómo establecemos eso?
Versículos 3 y 4: “Todas las cosas por él fueron hechas y sin él nada de lo que ha sido hecho
fue hecho.” Esta es una reiteración esencialmente de lo que leímos en Hebreos, que Dios hizo
todas las cosas a través de él. En él estaba la vida y -nos vamos a detener allí. Esta es la
prueba de su auto existencia. Todo lo que existe llegó a ser a través de él. Esa es una
declaración positiva. Simple, clara, una evidencia evidente, una evidencia clara. Ni siquiera
puedes rebatirla, de que el Señor Jesucristo es de edad eterna. Todo lo que existe él lo hizo.
Todo vino de él. Él no vino de nadie o de nada. Todo vino de él.

Escuchen lo que dice 1 de Corintos 8: 6: “Solo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas
las cosas y nosotros somos para él.” Es lo mismo. Dios es el creador. El Espíritu es un agente
en la creación, pero al final Dios hace toda su creación mediante el Verbo, el Señor
Jesucristo. Esto no niega a Dios como creador; no niega a un papel o una función que el
Espíritu Santo tiene al traer el orden a la creación. Pero dice que el hijo de Dios es el agente
mediante el cual la creación es llevada a cabo. Sabemos a partir del Antiguo Testamento que
Dios es el creador. Puedes leerlo a lo largo de los Salmos. Lea, por ejemplo, el Salmo 102, un
maravilloso testimonio de la identidad de Dios como creador. Lea Isaías 40, Isaías 42, Isaías
45. Hay muchos lugares en el Antiguo Testamento que hablan acerca de Dios como creador,

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por no decir nada acerca de Génesis 1 y 2. Marcos 13: 19 habla de Dios creando. Romanos 1:
25 habla de Dios como el creador.

A lo largo del Nuevo Testamento, se hace referencia a Dios como el creador. Entonces, claro,
es el Señor Jesucristo mediante quien Dios hizo todo lo que él hizo como leemos aquí y en
Hebreos capítulo 1. La confesión positiva es que todas las cosas, por él fueron hecha. La
confesión negativa en el mismo versículo es que sin él nada de lo que ha sido hecho fue
hecho. Esa es la declaración negativa. Tiene la declaración positiva y la negativa. Nada. Ese
es el griego. Literalmente en griego, ‘ni una cosa’. Ni una cosa existe que él no haya hecho. El
creador de todo debe, necesariamente entonces, ser alguien que no fue creado. Si él no es
parte de la creación, entonces él no fue creado, ¿no es cierto? Esto es necesario. Solo el Dios
eterno no fue creado. Los judíos están de acuerdo con esto. Solo el Dios eterno no fue
creado. Si Jesús es el creador de todo lo que es creado, entonces él también no fue creado y
por lo tanto, él es el Dios eterno. Jesús es Dios. No puede escapar su deidad. Sin embargo,
mientras que él es Dios, él es con Dios. Él es Dios, sin embargo, es distinto de Dios. Él es
Dios, sin embargo, él es el medio a través de quien Dios crea, lo cual, de nuevo enfatiza su
distinción. De nuevo, el argumento es simple , debido a que Dios, el Hijo, es el creador de
todo lo que existe, él tienen que estar afuera de la creación y eso implica que él no fue creado.
Él tiene que estar afuera del tiempo y eso sería ser eterno.

Ahora, esto también lleva otra conclusión, una conclusión muy obvia que se afirma al principio
del versículo cuatro. En él estaba la vida. Él no recibió su vida de alguien. Él no recibió vida de
alguien. Nadie le dio vida. En él estaba la vida. Ahora, esto comienza a llevarlo a lugares de
los cuales no puede escapar. Comienza a pensar en Dios siendo eterno y siendo alguien que
está eternamente vivo. No hubo nunca un momento en el que Dios no existiera. Eso es más
de lo que su mente frágil puede recibir o la mía: la eternalidad de Dios. Pero, como una parte
esencial de su eternalidad, como es evidenciada por su creación, estaba la vida. Él estaba
vivo y él la fuente de la vida. Esa es una declaración tan profunda: en él estaba la vida. Y la
palabra usada no es vios porque él no solo está hablando de vida biológica -la cual es una
forma de vida- sino que la palabra es zoe, la cual tiene que ver con vida espiritual, el principio
de vida, la realidad de la vida. Cuando un pequeño bebé llega al mundo, ese bebé tiene vida
biológica y ese es el funcionamiento del cuerpo humano, pero hay otro tipo de vida que existe

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en ese bebe que no puede ser cuantificada, no puede ser encontrada y no puede ser ubicada
y no puede ser ligada al ADN. Esa es vida espiritual. Esa es vida esencial que no es
observable y esa es la vida que viene de Dios. Claro, como en si mismo, los componentes que
crean la vida biológica a todo nivel, desde el animal más simple de una célula al ser más
complejo, al ser humano, inclusive un ser más asombroso y complejo -la esfera sobrenatural
de seres angelicales- Dios tiene el poder para todo ese tipo de vida, incluyendo y abarcando
la realidad de la vida espiritual, y la vida espiritual dura por siempre.

Entonces, en él está la vida biológica y la vida espiritual mediante la cual él puede crear el
mundo físico, el cual morirá y mediante el cual él crea al ser eterno para que nunca muera. En
él está la vida. Cuando está viendo al Señor Jesucristo, está usted viendo al que en si mismo
es vida. Él dijo eso, ‘Yo soy el camino, la verdad’. ¿y qué? ‘La vida’. Él no puede ver a Cristo
de ninguna otra manera. Esa es una declaración inmensa, una declaración inmensa. En él
estaba la vida. Él es la realidad fundamental de todo lo que existe. Es en él que vivimos y
somos y nos movemos, tenemos nuestra existencia. Todo lo que existe, existe porque tiene
vida de él. En él estaba la vida. La gente viene con algún tipo de idea acerca de Jesús,
diciendo que fue un ser creado, y aquí es a done debes llevarlos. Él no es el Jesús de las
sectas; él no es el Jesús de la esfera de la teología de la liberación; él no es el Jesús de
liberalismo; él es el Jesús quien es totalmente Dios, totalmente hombre, quien es el medio por
quien todo existe.

Y no solo él es el medio por quien todo existe, sino que ______ dice que por su poder él
sostiene o sustenta todas las cosas. Él no solo dio vida, sino que él sustenta a la vida. Él no
solo creó, sino que él sustenta la creación por que en él estaba la vida. Y después Juan hace
una maravillosa declaración, ‘Y la vida era la luz de los hombres’. Y mientras que podrás
distinguir entre luz y vida, no lo puedes hacer aquí. Lo que Juan está diciendo es que la vida
es lo mismo que la luz de los hombres. Es la misma frase. La vida era la luz así como el verbo
era Dios. Es la misma construcción griega y Juan está conectando la vida y la luz. El que era
la vida se volvió la luz de los hombres. Esa es la razón por la que él encarno, ¿no es cierto?
Esa es la razón por la que él vino al mundo, para brillar en las tinieblas, para revelar a Dios.
La vida era la luz. Esa es una declaración de igualdad. Esa es una declaración paralela. La
vida y la luz, en este caso, son lo mismo. Lo mismo. La luz es la revelación de la vida. Jesús

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dijo en Juan 8: 12: “Yo soy la luz del mundo.” ¿Verdad? “El que me sigue no andará en
tinieblas.” Juan 8: 12: “Yo soy la luz del mundo.” Veremos eso cuando lleguemos a Juan 8. Es
una declaración asombrosa.

Él es la vida manifiesta y la vida manifiesta es llamada luz, la metáfora de luz en contra de las
tinieblas o lo caído. Jesús es la fuente de vida eterna. Él es la vida divina eterna. Manifiesta en
el mundo como luz brillando en las tinieblas, en la oscuridad. Es impresionante y la luz del
versículo 5 dice: “La luz en las tinieblas resplandece.” El versículo 9 dice: “Aquella luz
verdadera que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. En el mundo estaba y el mundo
por él fue hecho, pero el mundo no le conoció. La luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no lo
comprendieron. Probablemente tienes una lectura allí al margen, en algunas versionas -no sé
porqué no reemplazan esta comprender porque comprender es una palabra antigua en
algunos idiomas. Para nosotros significa entender y eso no es lo que está diciendo el idioma
original. Lo que realmente está diciendo, es que la oscuridad, las tinieblas, no katalambano.
Katalambano es la manera más vívida de explicar que realmente lo que está diciendo es que
vences. Golpeas y vences y dominas. Eso es lo que está diciendo y lo que está diciendo es
que el que es la vida ha venido al mundo y es la luz del mundo y las tinieblas no lo pueden
vencer, no lo pueden abrumar. ¿Ustedes saben eso? La oscuridad no puede vencer la luz. La
luz siempre vence a la oscuridad. Entras a un lugar aislado que está totalmente oscuro, en un
cuarto y -simplemente entras con una vela y la luz va a vencer a la oscuridad.

La vida de Dios, el eterno, la vida eterna Jesús, viene al mundo como luz y él alumbra al
mundo y él continúa alumbrando al mundo. Y observa esto, la oscuridad no lo puede vencer.
Las tinieblas no prevalecieron contra ella. ¿Cuáles son las tinieblas? ¿A qué se está
refiriendo? Bueno, si va a Lucas 22: 53, Jesús venía a la cruz y dijo: “Esta es la hora de la
potestad de las tinieblas.” Esta es la hora del poder de las tinieblas. Aquí es cuando el infierno
va arrojar todo lo que tiene contra mí. Las tinieblas se refieren a satanás, los demonios y todo
el complejo de las tinieblas, de la oscuridad. Este es el reino o la esfera, el dominio de las
tinieblas. De eso está hablando. Las tinieblas demoniacas no pueden vencer la luz. Las
tinieblas ha tratado de hacerlo. Satanás trató de destruir la línea mesiánica muchas veces.
Satanás trató de matar a todos los bebés y atrapar al mesías en la matanza cuando Jesús
solo era un niño. Los demonios estuvieron tras Jesús uno y otra y otra y otra vez. Trataron de

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vencerlo en toda manera posible. Satanás mismo viene a él en la tentación para tratar de que
él se postre, de que él viole la palabra de Dios. Y Satanás hace todo lo que puede en el
huerto, como ustedes saben, para que él fuera en la dirección opuesta al voluntad del Padre y
al sacrificio de la cruz. Y Jesús, a lo largo de sus viajes, se encontró con demonios en donde
quiere que iba, que andaban tras él, atacándolo todo el tiempo podríamos decirlo. Y debido a
que la promesa de Dios de traer un redentor, o más bien, desde la promesa de Dios de que
iba traer un redentor, Satanás ha hecho lo que él ha podido por extinguir la luz, la luz que
ahora ha venido en Cristo. Pero las tinieblas, la oscuridad, todas las tinieblas demoniacas,
todas las fuerzas del infierno, junto con su maldad humana que lo sigue, no puede tener éxito
en extinguir la luz. La luz brilla. La luz todavía brilla.

Esta apertura del Evangelio de Juan es una declaración tan potente de la persona de Cristo y
su impacto en el mundo. Las tinieblas demoniacas no pueden extinguir la luz y la luz está
brillando en el mundo. Esta brillando en el mundo y ha estado brillando en el mundo durante
mucho, mucho tiempo. Ha estado disponible a cualquiera que escuche, a cualquiera que oiga.
Ustedes saben en Romanos capítulo 10 se nos recuerda del hecho que Dios le dice a Israel,
‘Todo el día he estirado mis manos a un pueblo desobediente y obstinado’. Todo el día he
estirado mis manos a un pueblo desobediente. Deberían haber oído y creído. Versículo 18
nos dice en Romanos 10: “Seguro nunca han oído, ¿verdad?” Claro que sí. Su voz ha salido
por toda la tierra y sus palabras hasta los fines del mundo. El mensaje de la luz ha salido a
Israel hasta los fines de la tierra. Las tinieblas no pueden extinguir el mensaje, pero debe
creerlo. Deben creerlo. La fe viene por el oír acerca de Cristo y creer.

Un último versículo, Juan 8: 24, Jesús dijo esto: “Por eso os dije que moriréis en vuestros
pecados; porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis.” No debes morir en
tus pecados, querido amigo que me escuchas. ‘No debes morir en tus pecados e ir al infierno
eterno, pero en vuestros pecados moriréis a menos de que creáis que yo soy. Que soy el que
es descrito aquí en esto primeros cinco versículos de apertura y probado en el resto de este
impresionante Evangelio’. ¿Cree usted que Jesús es Dios en carne humana? Ese es el
cimiento de la fe salvadora. Si usted no cree eso, en sus pecados morirá, sin ser perdonado y
enfrentara el castigo total de esos pecados. Confíe en él y su sacrificio a favor de usted y sus
pecados serán perdonados. El versículo 12 dice, más a todos los que le recibieron, a los que

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creen en su nombre, les dio el derecho, la potestad de ser llamados hijos de Dios. Si usted
cree en su nombre. Su nombre significa quien es él en realidad.

Padre, te damos gracias de nuevo en esta mañana porque hemos podido reunirnos para
adorar, adorarte a ti. Adorarte a ti o Cristo y a ti, Padre, y a ti Espíritu Santo. Levanta nuestras
canciones de alabanza, himnos de alabanza y oraciones de petición, adoración, gratitud. Lo
hemos venido a hacer. Hemos venido a levantar nuestras canciones de alabanza, himnos de
alabanza y oraciones de petición, adoración, de gratitud. Estamos agradecidos porque hemos
sido expuestos al texto impresionante, maravilloso, divino de las sagradas escrituras, que nos
da la verdad más profunda y comprensible en un idioma que, inclusive, un niño podría
entender. La simplicidad de esto, las pocas palabras, la claridad, la brevedad, el poder claro
de su evidencia, estamos conscientes de que estamos abriendo un libro sobrenatural y no
hecho por los esfuerzos de los hombres. Lo que dice es verdad. Lo que dice acerca de
nuestro Señor es verdad acerca de él, que lo creamos con todos nuestros corazones para que
creyendo tengamos vida en su nombre. Padre, te damos gracias por la gracia que se nos ha
extendido a nosotros. Somos indignos. No merecemos ser parte de tu reino. No merecemos
ser llamados tus hijos, tener la potestad, el derecho de ser hijos de Dios. Qué regalo tan
impresionante, asombroso vivir en tu cielo eterno con todas sus glorias y gozo para siempre.
Si esto es lo que le das al que cree en tu Hijo, oro Señor que tú lleves a cabo una obra de
gracia salvadora en los corazones de muchos hoy, que se vuelvan de su pecado y se vuelvan
a la única esperanza en el Señor Jesucristo. Gracias por la verdad clara que nos has dado.
Expresamos nuestro amor y gratitud en su nombre. Amen.

Para más información sobre los mensajes y libros del Pastor John MacArthur y de los
derechos legales de los mismos, puede acceder a la página en gracia.org.

Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org


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