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El campesinado
en la Grecia Antigu,a
Una historia de la igualdad

Julián Gallegp

04-033-173
47 copias

'11.,

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~udeba
140 I jUUANGALLEGO
"Pues está ansioso de trabajo alguien que ve a otro, opu- CAPjTUL03
lento, que se afana en labrar, plantar y d isponer bien la
<'''aS3: el vecino emula al veci no, que tras la riqueza se afa-
LAS PRÁcrlCAS AGRARIAS
na. Buena Eris, ésta, para los mortales. El alfarero cela al
alfarero, y el carpintero al carpintero, el mendigo envidia al
mendigo, y el aedo al aedo."
La conclusión evidente es, que junto con las buenas inten-
ciones que posibilitaban la asociación efectiva de los aldeanos
entre sí, se suscitaban circunstancias, no necesariamente funda-
das en un conflicto, que nos manifiestan los límites mismos de
los lazos de solidaridad entre los campesinos: no los ponían en
cuestión sino que, antes bien, resultaban ser las fro nteras pro- a. Representaciones simbólicas y paisajes rurales
piamente históricas dentro ele las cuales era factible el desarro-
llo de los vínculos de sociabilidad analizados. Pero, además de a configuración de la aldea analizad~1 en el carítu lo anterior
estos elementos, exislÍan otrüs valores normativos estrictos para L s upo ne la existencia de un co njunt o d e costumbres en co-
distinguir al mal vecino del bueno. El trdbajo era uno de ellos y mún articulado en d iversos registros. Tratándose de una comu-
el q ue no hacía s us labores adecuadamente según los dioses lo nidad campesi na debemos considerar entre estos registros a las
habían dispuesto e ra mal visto por sus veci nos, pues podía propias prácticas agrícolas, au nq ue en el contexto específi co
caer en indigencia y rec urrir a la mendicidad como modo d e de las representa ciones simbó licas q ue configu ra ban a la agri-
subsistencia (T&D 311-19)lO3 Según Hesíodo <391-400), en cultura como una seri e de cultos y ritual es agrarios. En efect'O,
estos casos los campesinos no estaban dispuestos a dar nad a y como ha indicado Detienne (1963: 32-51), en los Trabajos y
é l mismo d estaca qu e nada ha b rá de d arl e o prestarle a su días de Hesíodo la ag ri cultura ca mpesina se presenta como
hermano Perses, qu e justamente fo rmaba palte de este grupo una práctica religiosa; y una formulación de Eurípicles (J-Jécubcl
mal visto por los aldeanos.10 4 Es confo rm e a estas pautas que 593·96) va en el mismo sentido al considerar probable que
los aldeanos desarrollaban sus ideas de lo justo y lo injusto, lo "una tie rra estéril, si consig ue una o portunidad fa vorab le ele
equilibrado y lo desmedido. Así, el no ser ni muy ni poco hospita- parte de un dios, produzca perfectamente espiga, y una fértil,
lario, como proponía el poeta, se concretaba según la reputació n s i se ve priva d a de lo q ue le es necesario obtener. cié mal
de quien solicitaba ayuda. Hesíodo nos presenta en estado prácti- fruto". A comienzos del siglo IV, la o posición esbozada en el
co las estrateg ias campesinas de reproducción social en el marco Econón'tico de]e nofo nre entre oficio artesanal y trabajo agríco-
de la aldea, las que, como decía Aristóteles (PoI. 1252b 15-16), la seguirá manifestando una situación siJnilar. "La actividad de l
implicaban la satisfacción de necesidades de un orden m~'is amplio artesano -Dice Vernant 0983: 260)- pertenece a un dominio
que las que se resolvían en el hogar, exigencias de índole social, en el que ya se ejerce en Grecia un pensamiento pos iti vo. La
culnlral y económica que establecían condi<..iones históricas precisas agricultura persis te, por e l contrario, integrada en un sistema
para la perpetuación de los pequeños labradores. d e representación religiosa". 1 Todo es to conlleva una concep-
ción evidente: en tanto que soberanos de la vida, los dioses
103. Cf. Arisl. Riq. 253-56; ve r I-Ianson, 1995: 91-126.
104. Cf. Edwards, 2004, 98-100. 1. E.g. Jen. Econ. v, 20; XXI, 11. er. l:Imbién Tsócrates, VII, 30.
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EL CAMPESINADO EN LA GRECIA ANTIGUA 1143

emn para los griegos los responsables últimos por el crecimien- sociales podemos hallar seme janzas entre las labores de los
to de las plantas. Por ende, los campesinos teruan que disponer campesinos griegos y las de los pequeños productores agrarios
de algún modo sus relaciones con las divinidades. Esto se veri- de otras épocas y regiones. Pero si consideramos la existencia
fica en lo inmediato en cada hogar campesino a partir ele las misma de la actividad agrícola en la Grecia antigua como prác-
propias faenas agrícolas concebidas como un modo de culro, tica religiosa lo que se destaca e ntonces es su singularidad .
pero supone en rigor un imaginario de origen comunitario que
Operar una separación entre un plano económico, material,
era el que organizaba las prácticas individuales,2 aun cuando la
que puede en efeclo ser visto como algo común a diversas
pauta de residencia pudiera dar la impresión de un aislamiento
sociedades campesinas, y uno ideal que sólo actuaría como
entre los labradores debido a la dispersión de las granjas. Abordar,
contexto del primero, aun cuando consideremos a ambos pla-
pues, el problema de la religiosidad rural conlleva partir del
nos indisociables, implica el riesgo de perder ele vista e l pro-
plano en el q ue el fenómeno se muestra. En tanto que repre-
blema de la de limitación de las prácticas específicas del ca m-
sentació n religiosa la agricultura aparecía como un "culto agra-
pesinado griego y la singularidad histórica de su experiencia de
rio" y en un plano imaginario lo que tenía lugar a través de la
lo agrario. 5 El funcionamiento concreto de la unidad doméstica
actividad cotidiana del campesino griego no era primordialmente
agraria resulta , pues, inconcebible fuera de esta singularidad
el trabajo de la tierra, en un estricto sentido secu lar, sino el
específica. En las largas discusiones entre los estudiosos del
adecuado cu mplimiento de una ritualidad ligada esencialmente
mundo campesino en relación con esta cuestión los seguidores
a los dioses. 3 Era en inmanencia a estas prácticas que se
de la línea de pensamiento inaugurada por Chayanov han so-
desarrollaba la actividad de los labriegos de la Grecia antigua.
breva lo rado el rol aU lónomo de la economía campesina , ha-
Esto significa que al acometer la cuestión de los ritos re ligiosos
ciendo de ella una entidad categóricame nte independienre y
ligados a la labranza se desplieguen ante nuestra mirada los
au tosuficiente e n la mayoría ele los planos de la vida económi-
elementos que en la situación histórica constituían a b agricultu-
ra como una práctica específica, conforme a unas represe ntacio- ca, social y cultura l. 6 Por supuesto, esto no significa dejar de
nes simbólicas que la instituían en su peculiaridad. laclo las condiciones "materiales" de la agricultura, la configura-
Un aspecto inhere nte a esta práctica radica obviamente ción de los paisajes agrarios, la o rganizació n de los siste mas
en el cultivo del campo. Los ciclos naturales implican para los agrarios, la tecnología e mpleada, los renc1i mienros, pero sin
labradores distintos quehaceres cotidiJnos que conforman los perder de vista que el componente imaginario era el que otor-
elementos concretos de la práctica . Pero estos ciclos se inscri- gaba sentido concreto a las prácticas agrícolas.
ben de entrada en rituales de carácter religioso, pues "los mo- Entre estas condiciones "materiales" empezaremos por los
mentos de la vida antigua re ligiosa son sim plemente pa ralelos paisajes agrarios cuyo estudio ha permitido en los últimos años
a los de la vida de la naturaleza" (Gemet, 1980, 31), eJe modo
que su institución social como práctica es ante todo imagina-
5. Sobre la impoltancia de las represe nlaciones Silllból ic lS y su relación
ria. 4 En verdad, desde la mirada ge ne rali zadora de las ciencias
con las d emás prá cticas sociales, Sah lins 1988: 203-12 . En cuanto a la
mirada generalizadora aludidél, d. Red fi eld , 1956: 105-42, que se referíél
él la universalidad del testimonio de Hesíodo con respecto a otros casos
2. Cf. Cap. 2, ap. b. De modo general, l3rumfield, 1981; Scarpi, 1989; históricos. Ver Francis, 1945; Walcol, 1970: 12-15.
Isager& Skydsgaard, 1992: 159-98; I3urford. 1993: 108-9, 162-6;; Oaudy , 6. Chayanov, 1974; d. Kerbby, 1971; Th orner, 1971; para visiones
1995; Cole, 1994; Hannestad, 2002. críticas de la perspecl iva cllLIyanoviana: Patnaik, 1979: Vilar, 1980: 265-
3. Ver por ejemplo Vidal-Naquet, 1983: 33-61; Vanbremeersch, 1987. 311 ; Izqu ierdo Martín, 2001: 43-53; para intenlOS de conciliación con el
4. En el senti do que otorga a este concePlo Castoriadis, 19B9; cf. Baczko, marxismo: Tepicht, 1967; Archelti, 1981: 51-66; Ha rriso n, 1977; 1980;
1991, 11-32.
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Torres Adrian, 1984: 21·64; COltés & Cuéllar, 1986.
1441 jUUÁN C AUEGO E L CAMPESINAOO EN LA GRECIA ANllGUA 1145
replantear dive rsos aspectos de la historia rura l griega . De ntro p la ntación de los arbóreos (vid y oli vo), además de l huelto, los
de los va riados factores que conflu ye n en estos a nálisis hay frutales y la cría ele ga nado menor.
tres q ue res ultan esencia les para la inves ti gació n ele las Esta descripción de la gra nja agropastoril griega parecería
prác ticas ag rícolas. En p rime r lu gar, las p ros p eccio nes apu ntalar la idea, que ante riormente cuestionábamos, de un
arq ueológicas de l territorio rural han ve rificad o e n d ive rsas individualismo extremo de la unida d económica fa miliar, lo cual
regio nes , e n es pecia l e n las zo nas colo nia les, un rep:1 rto de se ha re lacionado a su vez con ciertos patrones de reside ncia
la tie rra e n p arcelas geométricamente regulares y de La maño ele los lab r;:¡clo res he lé nicos. Las consu-ucciones que las pros-
re lati vamente s im ila r,7 10 cual se ha consi derado C0 l11 0 un pecciones arqueológicas han hallado en el campo griego han
síntoma de la igualda d existente dentro el e las póleis griegas. sido consideradas una indicación posible de estos patrones. En
En segund o luga r, se ha p ropuesto que la existencia de una este sentido, el problema consiste en saber si los edificios fue-
frag mentación en la te nencia ele l suelo hi zo posible el control ron constru idos para servir como vivieneb s permanentes de los
de dife rentes nichos ecológicos a la vez que u na mejo r dis- agricu ltores en fincas aisladas y dispersas o como almacenes y
posición para enfrentar los riesgos de subsis tencia. 8 En te r- depósitos, hecho q ue implica ría que las casas estuvieran en
cer luga r, se ha form ulado un modelo de granja agropaslo ril ot ro luga r, probableme nte e n asentamientos nucleados. La do-
inte nsiva e n e l que e l c ulti vo d e cereales, vid y o livo se cumenlación disponible no se muestra concluyen le , lo cual ha
articula ría con e l de legu mbres y la crfa d~ ganad o me nor, posihili lado que a part ir de los mismos ejemplos pudiera
busca ndo u na productividad más alta con el fin de hace r esgri mirse tanto una inLerprelación como la otra. 11
frente a una mayor de nsidad de p obiJciónY Todo esto daría EMO es lo que ocurre, por caso, con e l eSlUd io de las pau-
carac terísti cas singu lares a los paisajes agra ri os griegos, o~'­ las de residencia e n e l Ática q ue ha llevado a pos(u lar que los
ga niza dos a partir de lo tes re lati vame nte regulares, m llclJa~ ascnla mienl'OS nucleados serían una caraclerística esencial, con-
veces frag mentados y con e l añadido de terrazas e n te rritorios cediendo la c..xistencia ele ciellas situaciones excepcionales como
escarpados, 10 te rre nos en los que la rotación de los culti vos b del demo de Alene cerca de cabo Su nio donde proliferarían
arables (cerea les y leg umbres) se e ntremezcla ba con la las granjas aisladas [Figura 51. 12 Por el contra rio, justamente a
partir de este caso se ha señalado la inconsisltncia ele la hipó-
tesis del asentamiento nucleado y la relevancia de la residencia
7. Sobre la distri bución de la tierra en el mundo griego y el problt!ma del
igua li ta rismo, cf. Finley, 1985: 58-59; Graham. 1964: 59; Asht! ri, 1971 ; d is persa como forma de habitación en el campo.l:S Las pru ebas
tcpore ,1973: 25; Mart in, 1973: 103; Pecirka , 1973; And reyev. t974: epigriificas y li tera rias referidas sobre todo a Ate nas tam poco
Bu rford, 1977/78: 168-70; 1993: 67-69; Boyd & jamcson, J981 : 327. han sido sos l ~t yaelas ele Jos debates, uno de cuyos ejes ha gira.do
336; Ca l1er, 1981; 1990: 425-30; Saprykin, 1994: 73-94; Hamon , 1995:
J86-89, 194-95. Véase la síntesis e laborada recienlemente po r Mclnl!rney ,
en 1.0rno al senl.ido ele términos como khoríon, oikía y Clgrós,
2004, 22-26.- finca, casa y campo, respectivamente. 14 Últi mamente todas estas
8. Gallant, 1991: 41-45; Osborne, 1985a: 62-63; 1987: 38-40; Garnsey,
1996: 83-84. Véase e.g. Sófocles, Traquinias 32-33; Aristot. PoI. 1330a
9-18. 11. Para un a n:1lisis deta llado y eon abundante bibli ografía sobre estoS
9. Sobre el sistema de labranza mixta intensiva , ver jameson, 1977/78; deb~l les así como sobre las prospecciones arqueológicas del raisaJe flI ral
¡-{alstead, 1981: 327-33; 1987; 1989; Halstead & jones, 1989; Galla lll griego, Ga llego, 2005: 34-41.
1982; 1991, 46-57; Garnsey, 1996, 84-89, 135-37; Hodk inson, 2003; 12. Osborne, 1985a: 17-42, 190-95; 1992; el'. Young, 1956. Véase C!.g.
Ilurford, 1993, 67-77; 1994; Hanson 1995, 50, 91-126; Forsdyke, 2006. Lisias, XII.
Panl crític-ds a este modelo, eL lsager & Skyclsgaa rd, 1992: 108-14; Edwa rds, 13. Lohmann, 1992; er. Langdon & Walrous, 1977; \'Qatrous, 1982; Wickens,
2004, 127-56. 1983.
10. Foxhall, 1996; ver también Provansal , ed., 1990. 14. cr. Roy, 1988; 1996; L'lngdon , 1991. Véase e.g. Dem. LV; Eur. el.
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evidencias han sido revisadas por Jones (2004, 17-47) que lIe,
ga a la conclusión de que en el Ática la norma fue la residencia
en la granja, asociada con un patrón individualista, mayor pro-
du cLividad y producción para e l mercado. 15 A partir de las ins-
\ .. -.... ..~'-.. - cripciones de ventas públicas, raliol'les ce1'llesimanun, arrien-
dos, mojones de de udas, 16 el auto r también discute el sentido
(e.' ~ NI ' /
/
\
\
específico de los términos kbOJ7on y oikía, tierra y edificio, que
i
-.' denotarían una pauta de habitación aislada.
Por otra parte, la presencia ele una torre (pyrgos) que en
ocasiones se ha interpre tado como una evidencia de granja
aislada sólo podría ser considerada e n este senriclo si se tiene
en cuenta la función y la loca lización de la casa, donde la torre
serviría para resguardar las provisiones agrícolas, el equipo de

\ labra nza e incluso la gente. 17 Además de todo esto, la cuestión


de los tipos de asentamiemo se ha enriquecido también gracias
\ \ a la exploración de o tros contextos espaciales y temporales. lB
Muchos ele estos sitios han sido considerados como gra njas ais-
,, \\ \" '\ ladas surgidas a raíz de un crecimie nto demográfico y asociadas
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con un modelo de labranza intensiva que destinaba la producción
a los mercados. Pero también en es[Os casos los malices
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\ (/ ' ?:t,;<§;:: / / 15. Ver también Nevett . 2005: Nagle, 2006: 6S n. 97, 7]-72 Y nn. 112-113.
, ~-~Vi/ ]6. Sobre las rationescel/teslmarum, Lewis , 1973 y la edición comentada
\
\
.
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\.
I/
//
de Lambel1, 1997; cr.Faraguna, 1998. Sobre los arrenebmiemos, 13runcl,
Ro ugemont & Rousset, 1998, co n ejem plos y comenta rios. Para el caso
\ //
• • ateni ense la evidencia es escasa ; el'. Jones, 2004: 27. En cuanto a los
mojones, Finley, 1985, con la nueva introdu cción de MilJeu, 1985 .
\
17. Jameson 199(b: 101-3; jame::son, Hunncls & van Andel 1994: 248; cr.
Morris, 2001; 2005.
Hgura 5. Casas de f ranjas en Palaia Kopraisia en e l ,írea d~ prospec.ción 18. Sobre Melaponto, Adamesleanu, 1973; Carter. 1981; cr. 1990: 408-
arqueológica del d":- Illo de Atene, en el su r del ÁtiC.'I, co n piSOS de lnlla y 12; sobre Melos, Renfrew & Wagstaff, 1982: 246-63; sob re Beocia, 13imliff
paredes par.! la delimitación delle rreno (extraído d,e lohm ~lnn, 1992: ~6 & Snodgrass, 1985: 139-45; 1988: 60-68; sobre Qu ios. L:unbrinoudakis.
[Fig. 211. co n leves cambios introducidos en \'Qhltley, 2001: 379 [Flg. 1986; sobre Tasas, Osborne, 1986; sobre la Argolide, van Andel & Runnels,
14.1ll. 1987, 158-65; j ameson, Runnels & van Andel, 1994: 248·52, 375·94; d.
Acheson, 1997: 171-78; sobre K:uYlsia. Keller & Wallace, 1988; sobre
Delos, Bmnet, ]990a; sobre el nOl1e de Ceos, Cheny, Davis & Mamzourani,
199]: 285-98; sobre Leucas, Dousougli & Morris, 1994; Monis, 2001;
2005; sobre Olí nto , Nevett, 1999, 36-37, 83-85, 95-98, 151-52. Ve r
lambién j ameson, 1990a: 94-95; 13inlliff, ]994; 1997b; Hanson. 1995: 50·
60, 127-78; Y recientemente \x!h illey, 2001: 376-99; Corvis ier, 2004;
Hansen, 2004; BintlifT, 2006a; 2006b.
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interpretativos ya indicados han modelado las visiones de los posean para cada caso. Pero aun así, no se puede dejar de
especialistas. 19 reconocer el peso de las interpretaciones de los autores al orga-
Todas estas cuestiones son importantes porque se relacio- nizar el material analizado. Como vimos, e l caso del Ática se ha
nan con el funcionamiento ele los sistemas agrícolas. Según prestado a diferentes explicaciones; muchos asentamientos eran
Osborne 0987: 68-70; 1996: 59-60), habitar en granjas aisladas los centros cu lturales, sociales y administrativos ele los demos,
supone la explotación de extensiones compactas de terreno qu e eran a menudo aldeas según la acepción general del término.
usando una fuerza de trabajo más variada pero con mayores Pero los demos eran también los disllitos en los cuales las familias
riesgos, mientras que vivir en aldeas nucleadas entraña una tenían sus tierras. Hay indicios de que en los ciemos podían exisli r
frag mentación de las posesio nes en la que el paisaje se trabaja varios núcleos, siendo el principal aqu el do nd e funcionaba el
menos eficazmente, dado que los lotes cercanos reciben más centro de cu lto , el lugar de encuentro, e l mercado; los
atención qu e los lejanos, pero con un rendimiento más parejo a establecimientos de los artesa nos podían estar en otra p~llte, con
lo largo de los años. Pero, una vez más, la evidencia no resulta otras viviendas. 2o Ac;;í pues, en un cuadro general el modelo mixto
conclusiva . Como ha sostenido Gamsey 0996: 137), los patrones es el qu e parece corresponderse mejor con los testimo nios y las
de asentamiento rural penniten entender los modos de utilización diversas interpretaciones abordadas. 21
de la tierra, pero hasta el momento han resultado difíciles de Pero el problema de las pautas de residenc ia e n la Grecia
recobrar. En efecto, los labradores no se dejan ver e n el registro an tigua no resuelve un punto medular: la aldea como ma rco de
arqueológico de las gra njas dispersas. Si bien las prospecciones articulación de las relaciones sociales no ti e ne por qu é signifi-
han ha llado evidencias de edificios dispersos, su función sig ue car que los labradores vivieran necesariamente juntos. Si és te
siendo discutida. Y es poco probable q ue se trate de granjas fue el caso o no, esto no cambia el fu ncio llarniento que la aldea
campesinas ordinarias) las que seguramente no han resistido el tenía como ámbito de la vida campesina. Este ámbito podía
paso del tiempo. En definitiva, e l argumento a favor del tener una existencia material independie nte de los lazos subje-
predominio de la labranza intensiva no depende de g ranj eros ti vos que los aldeanos desplegaban entre sí, o podía carecer de
que residan en sus propieda des más que en asentamientos m a te ri a lidad visible y de p ender entera me n te de las
nucleados cercanos. interconexiones qu e los aldeanos desarrollaban. No obstante,
A n uestro entender el problema no radica en privilegiar un esto no modifica para nada el hecho de que existiera un nivel
modo de poblamiento mral sobre otro, por más que haya ele pertenencia que de un modo u otro permitía identificar a un
ejemplos en los que por una ra Zón u otra un modelo estuviera conjunto socia l, yeso es lo qu e hacía ele ese conjunto una
más extendido que otro. Todo depende ele Jos datos que se unidad hacia adentro y hacia a fu era . Sin qu e fu e ra necesa ri o
que los labradores vivieran en aldeas nucleaclas, las costumbres
compartidas consti tuyen una forma de percibir cómo se orga-
19. Según Osborne , 1987: 53-74, el asentamiento e n aldeas nudeadas ni zaba el sentido de penenencia a una comunidad. En conse-
fue la pauta más extendida en la Grecia conlinental, mientras qu e la
cuencia, aunqu e aceptemos la preponderancia de las granjas
residencia en gra njas aisladas fue el patrón prevaleciente en las islas
egeas. Pero como han mostrado Cherry, Davis & Mantzourani , 1991: aisladas esto no implica qu e los campesinos no comparti eran
327-47, la residencia aislada en la granja no fue el patrón principal en la
pequeña pólís de Coreso en el norte de la isla de Ceos, sino el asenta-
miento l1ucJeado en el centro urbano. Y la misma afirmació n hace el 20. Burford. 1993: 56-62.
propio Osborne en Cheny, Davis & Mantzourani, 1991: 319-25, en su 21. Sobre la coexistencia de distincas pau tas de asentamiento. van Andel
aná lisis ele la evidencia epigráfica proveniente de la p6lis de Caltea, & Runneb, 1987: 164-68; ]ameson 1990a: 93-95 , 103; 1994: 61 n. 33;
también ub icada en Ceas. Isager & Skydsgaard, 1992: 67-82.
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un mismo modo de vida, una cultura similar, una cosmovisión agrícolas, o la configuración d e los paisajes agrarios, o las pautas
semejante sobre el mundo y los dioses, todo lo cual se mani- de reside ncia rural , e l desarrollo de la agricultura en la Grecia
festaba en hábitos sociales y agrícolas concretos. La unidad ele antigua supuso diversos procesos y condiciones que configum-
la comunidad de aldea no venía dada por la residencia nucleada ron la trama compleja de este aspecto vilal de la organización de
sino por los víncu los de pertenencia qu e sus in tegrantes cons- la pólis. A partir del contexto ecológico y medioambiental
truían con respecto a aquello que oficiaba de polo identificatolio, mediterráneo se produjo desde la edad oscura un despegue
esto es, la institución d e una identidad colectiva que corno tal agrícola que se ha atribuido en buena medida a la presencia de
en ningún momento dejaba de ser ele carácter imaginario. una clase de agricultores intensivos. 2' 1 En este se ntido, ya en
Así pues, el análisis de la agricultura griega implica abordar pleno arcaísmo Hesíodo aparece como un ejemplo cabal de esta
tanto los aspectos técnicos "materiales" como las prácticas reli- clase, que viene a indica rnos su impoltancia en la hisrori3 griega
giosas a través ele las cuales los campesinos entraban en comu- así como su identidad constituida en la comunidad aldeana donde
nión con los dioses. Pero en el desarrollo de tales hábitos los la vicia del campesinado tiene lugar. Pero más allá del carácter
labtiegos también establecían una comunión enu'e sí en el marco paradigmático que muchas vec~s se adjudica a la fi gura del
de la aldea. En la Grecia antigua, la aldea (dispersa o nucleacla) labrador hesi6clico,2s su mundo no estuvo al margen del horizonte
se había configurado como un modo tangible de ocupación del co nnictivo ele la era arcaica, situ ació n e n la que el aumento
terrilorio agrario sobre la base de la apropiación privada. Los poblacional se ligaba a las posibilidades de acceso a la tierra y
modelos de d isttibución Je las fincas nlrales parecen abonar la usufructo de la misrna lanto en la vieja Grecia como en las zonas
idea de una fragmentación en la tenencia del suelo fundada e n recientemente colonizadas por los griegos. En este marco, los
parcelas d ivididas y diseminadas, con el complemento d e terri- agricult ores se conslitu yeron en protago nistas de una seri e de
torios comunes como pantanos, baldíos, pastizales, bosques. 22 transformaciones que a partir de la búsqueda de la igualdad y el
Éste era el entorno de la aldea rural en el que la inte ra cción de avance de la labranza familiar intensiva agitaron buena palte del
los caseríos con los campos de labor y de los espacios cultiva- espacio mediterráneo.
dos con los incultos dibujaba un paisa je agrario que resulta in- Entre finales de la edad osc ura y comienzos del a rcaísmo
eludible cuando se trata d e entender las prácticas agrícobs del se habría producido en Grecia lo q ue para varios es tudiosos
campesinado helénico. La morfología del espacio agrario no constituyó e l pasaje de un a economía básicamente gan ~td ero­
implica, sin embargo, una d elimitación plena y acabada d e la pastoril a otra centrada en la labranza inte ns iva. 26 En efecto,
aldea, pues ésta se presentaba ante todo como un conjunto de algunos estudios de los siglos XI-VII I a.c. han hecho hincapié
relaciones sociales. 23

24. El modelo de agricultura imensiva rue inicialmente propuesto p:ua la


b. La conquista de la tierra: roturación y colonización época prehistórica y la edad d el bronce por I-Ialstcad, 1981; 1987; 1989;
1992a; 1992b; ef. Perles, 2001. Fox h:¡lI, 1995 y Palme r, 2001 han se ña-
lado una continu idad entre los sistemas agncolas de época micénica y los
Como se puede vislumbrar a pmtir de las punrualizacio nes de la edad oscura, con I<IS elites 10c<:lles usufructuando ahora de cienos
previas sobre las representacio nes s imbólicas de las prácticas beneficios.
25. Sobre la existencia concreta de Hesíodo, MilIett , 1984: 86, 93; Osborne.
1998a: 173-74; Tandy, 1997: 206; Nelson, 1998: 36~39; Thomas & Conan!,
22. Respecto de la impOltancia de los bosques y los LISOS de la madera , 1999, 149-51; Marsilio, 2000, 21-24.
Rackham, 2001 . 26. Ya Guiraud, 1893: S12~15, había planteado que la labr;mza limitó el
23. Cf. Cap. 2, passim.
7/47
pasloreo.
E L CAMPESINADO EN LA GRECIA A NTIGUA 1153
1521 Ju u AN G ALLEGO
Se a como fu ere, a panir del siglo VIII el proceso de movi-
en que la econo núa de las pequeñas comunidades ele esta época
lización de las propiedades se habría hecho mucho m.:í, s acusado)
estaría basada en una produ cción ganadero-pasloril. 27 Ahora
produciéndose una mayo r apro piació n particularizada de
bien , en un proceso de larga duració n esto supondría esq ue-
terrenos destinados a pasturas o, en todo caso, de tierras marg i-
nláticamente lo siguiente: hasta la caída de los palacios micénicos
nales Ceskbalim) a raíz e1el aume nto poblacio na l me nc io nado
la b ase econó mica sería la agri cultura ; posterio rmente d urante
que hizo extender las ti erras arables sobre territo rios hasta e n-
la edad oscura lo que se desarrollaría sería una econo mÍJ funda-
to nces no util izad os para la ag ri cultura .30 Gui raud (1893: 389-
mentalmente ganadero-pasto ril ; e n to rno al siglo VIII volve ríJ a
406, 635-39) y Hanson 0 995, 27-45) consideran que hacia el
verificarse el desarro llo de la ag ric ultura qu e desplazaría ele su
siglo Vl I, a medida que las posesio nes de los pequ eños granje-
lugar central a la econo mía ga nadero- pastoril y se constituiría
ros se extendieron, las g randes hacie ndas comenzaro n a retro-
fina lmente en la base económica de la p ólls, 2R
ceder - no sin lucha , po r supu est0-, lo cua l sentaría las bases
Un factor impo ltan te de es ta lransformación serí~l el au-
para una mayo r parcelació n de las tierras.
mento poblacio nal a partir del sig lo VI II. Las comunidades grie-
Sin embargo, o lras visio nes han indicado la existe ncia de
gas sufrirían ento nces una agud a lucha por el acceso a la tie rra .
e lementos d e continuidad mate ri al e ntre b é poca micé nica y
En este contexto, Fo raboschi (984) ha suge rido que el eq uili-
la edad oscura. Si bie n es ve rda d que con la caída ele los re inos
brio entre tie rras de pasto reo y de labranza se ha bría q ue brado
micénicos se desarticularía e l s istema I'edistri buti vo cent rado
en favor de estas (¡ILimas. En rea lidad, más q ue una ruptura del
en e l palacio, de todos mod os, habría conti nuidad en estru ctu-
equilibrio se lra taría de un a mu wció n más fundamental. El pas-
ras de meno r escala o e n unidades prod uctivas ubicadas e n un
!Oreo , indica Hanson (1995, 23-178), fue la actividad primor-
nivel inferior res pecto de la econo mía pa l::liina : las cOlllun ida -
d ial de la edad oscura . Pero sufn ría un retroceso sig nifica tivo a
des aldeanas y las econo mías d o mésticas. Algunos au tores han
panir de la ge nerali zació n desde e l siglo VIII de la granja fam i-
plantead o qu e esta continuidad imp licm ía q ue c ie rtos rasgos
liar intensiva e n la mayo ría de las póleis. Este des pegue de los
de la o rganización agl1cola familiar ya estu vier.:m presentes anles
granjeros supuso un a "li beración de la agri cullura". En princi-
de la edad osc ura ,3 1 ¿Qué elatos :Jrqueológicos han pe rmit id o
pio, este proceso se daría e n los márge nes de unas o rga ni za-
soste ner estas visio nes? Ent re o tros, e l hall:.1zgo de pequ eños
ciones en las que predo minaban las grandes pro piedad es cen-
graneros qu e han sido datad os con fec has anl e riores a l siglo
tradas en el pastoreo. Pero éstas comenzarían a retroceder pau-
Vl ll y que demostrarían que ya en esos mo ment os la ag ricullu-
latina y sig nificativamente con res pecto a las pequ eñas pose-
ra oc upaba un lugar impo rtante, a punlo lal q ue se habrí:1n
siones de las granjas familiares,29
desarro llado estrategias para la conselVación de los granos, que
es 10 que la presencia de los peq ue ños grane ros vendrb a ineli-
carnos. 32 Po r o tra parte, el hecho de qu e se tratase de g r.:tneros
27. Véase e.g, Finley, 1978: 71; Hanso n, 1995: 27-33.
de dime nsio nes redu cidas ha ría pensa r en una econo mía agrí-
28. Cf. Cheny, 19!J8, 26-30. co la en peq ueña escala ligacla a la g ranja f:J. l11iliar, es decir, un a
29. Starr, 1977: 156-61 , habla de:! un ca mbio agrícola a partir de un labranza intensiva centrada en e l n(¡c1eo famili ar qu e apuntaría
au me nto d e la prod uctividad , las áreas cultiv¡¡das y la ma no de obrJ. La
fundamentalmente a logmr la subsistencia de l gI1lpo doméstico.
visión de Ha nson sob re una edad oscura pastoril tiene antecede ntes en
Snod gra ss, 1986a: 32-34 ; 1990a: 210-26, y de Po lignac, ] 984: 43-44 ,
que p rop one, corno in dica Morris, 2000: 259. u n pasaje de l pastoreo a la 30. CE. Jardé, 1925: 11 8-22; Murra y, 1983: 46: Foraboschi , 1984.
ag ri cul tura para p lantea r la creación ele un n uevo semi do del espacio , 31. CE. Foxhall, 1995; Palmer, 2001.
do nde se vuelve necesario establecer lJnas front erJ.s defin idas y la pro- 32. Cf. Osb o rne, 1998a: 82.
pi edad de úre as e:!specífí cas de tie rra. Cf. lI odkinson , 1990: 142-45,
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1541 jUUAN GALLEGO EL CAMPESINADO EN LA GRECIA A NrIGUA )155

A pa rtir de esto, Osborne 0998a: 76-77, 81-83, 422) cues- crisis (T&D 37-40,341,404: división del patri monio, deudas,
tiona ciertas apreciaciones de Hansan , pues el cultivo intensi- traspasos de propiedad) que aquejaría al estrato de los peque-
vo ya estaría extendido durante la edad oscura.33 Ahora bien, ños productores y favorecería por ende a los gra ndes pro pieta-
siendo importante, esta puntualización no modifica la pe rcep- rios.37 Como consecuencia se habría producido un cambio fun-
ción de lo que ocurre en la era arcaica cuando se generaliza e l da me nta l en la d istribució n de la tierra que obvia mente
mod elo d e agricultura fa miliar intensiva estud iado p o r Ha nsan, re percutiría en la estructura socioeconóm.ica. Pero otros au to-
que e l propio Osborne considera muy conve niente.34 En efec- res ha n suste ntado una visió n totalmente disli nta, pues consi-
to. a principios de la e ra arca ica e l fun cionamiento d e gra njas deran que Hesíodo manifiesta un retroceso de la aristocracia
como la de Laertes (Ho m. Ocl. XXIV, 205-12) basadas e n una ante e l ava nce de los agricultores autó no mos -poseedores de
explotación intensiva señalaría el comienzo de la extensión de a lgunos de pe ndientes y una yunta de bueyes- que e mpeza-
una clase de labradores preocupada por invertir e n su tie rra y rían a reclamar mayores prerrogalivas en las jJóleis naciemes. 38
pro d uci r impo rtantes incre me n tos e n la produ ctivid ad . Desde El segundo problema rad ica en las causas del cambio que se
entonces esta clase de agriculto res impondría s u modelo al prod uce en la era a rcaica. La postura que ha primado es
conjunto de las ciudades griegas. Sus hábitos y estrategias de "demografista", si cabe la expresión, en algunos casos con visiones
labranza se clifundiñan y o rie ntarJ. n la vida fil fa l de la pólis. En mahusianas, en otros a partir de una línea basada e n las cñticas
este contexto, e l testimonio de Hesíodo (T&D 633-70) sobre la de Boserup (967) a las visiones maltusianas. 3?
labra nza campesina resulta insoslayable para analizar las nue- El caso es que a un c uando pueda señalarse la existencia
vas condiciones agra rias, socia les y políticas, permitiéndo nos de una crisis agra ria, esto habría afeclado principa lmente a los
compre nder las pautas de vida de los gra njeros e ind ucir sus sectores más pobres. Mientras la nto una parte importante de la
posibilidades de e migra r para asen ta rse en nuevas tierras se- población no a ristocrática no se vería seriamente agobiad;1.40
gún los ava ta res de la econo mía doméstica. 35 Muchos gra nje ros habría n sido ca paces de hacer frente :l las
El poema hesiódico ha cI"do pie para la elaboración de
muchos trabajos referidos a la situación del cam pesinado en los
inicios. de l 3tFcaísmo. Si bien pa rece presentar la condición de 37 . WiIl , 1957: 12-24; Dclienne. 1963: 15-27; Austin & Vidal-Naqllcl,
I'o s ¡:ab riegos beocio,s,r d cuadro ge netrai1que se observa podría 1986, 65-68; Fin ley, 1974, 141-4'1, 149-50; Gsch" itze .-, 1987: 73:81 ;
Mo&,é, 1984, 97-99.
aplicarse al conj:Unto de l mundo griego. 36 El prooer problema 38. WilL 1965; Nussbau m, 1960; Murr-ay, 1983: 39, 48. 67: Mil lett, 1984 :
q,lllecabe planteares si Hesíodo refleja una crisis agraria. V::uios 104~: Ha nson, 1995, 91-126.
autores han soste nido q ue el poela muestra síntomas de una 39. Ver C uy, 1954, y, en especia l, Snodgr:.tss. 1986a: 20-23'; 1991: n4-
16: tamhién Sallares, 1-991: 42-293: Whi tley. 1991: 41-43: Tandy, a~917:
23-24, 46-58. MOITis, 1987: 23; c f. 57-167, corrigc Jos di lculos de S n odg r~ss
sobre el crecimiento poblacionaJ. Osbome. ~998a: SIl-lB., !J1l lanlea un
33. ef. ta mbié n Burfo rd , 1993: 75. aumento demogr-.ífico le lllo desde ames dlel si.glo VildJ. Scheidel, 2003:
34. Donl an, 1997, hace hinca pié en qu e a fin ales de la e dad oscura 126-31, cuestio na e l uso de la s tumbas como evidencia demográ fi ca. Cf.
Sllllge- una clase d e gra njeros indep e ndie nt es. Véase lbafl aub, 1997: Golden, 2000. Sobre e l uso de Doserup par.l la Grecia a nligua , Gallanl ,
Mo rris 1996, 28-31; 2000, 161-71. 1982: 11 3-17; 1991: 52-53; Isaser & Skydsg, ..·d , 1992, 109-12: d . SIa .-.-,
35. En los versos mencionados, HesÍQdo cuenta que su padre se lras!adó de 1977: 40-46. Tandy, 1997: 30-34, y Bintliff, 1997b: 22-33, anal izan e l
Cime a Ascra. e ind ica también la posib il idad de huir en caso de deudas uso de los modelos demogrMicos en el estudio de la Greci a ant igua.
impagas, ejem plos ambos de la movilidad de los labradores y r or ende del Véase Gallego, 2007: 140-42.
dina mismo de la unidhd doméslk ¡l. Osborne, 1991: 239-48, anal iza la 40. Segú n Sta.-.-, 1977: 161-67. mienlras algunos granjeros cayeron en cJe-
movilidad de individ uos, tierras y asentamientos en el mundo griego. ~ndenda otros <:01110 Hesíodo pudieron extender sus posesiones. er. Hanson,
36. Cf. O,borne, 1998a, 172-78. 1995, 36-4 1.
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dificultades (escasez re lativa de tierras) a partir del esfuerzo ciudades; la economía agrícola familiar exhibía así su vitalidad
por aumentar la produ ctividad, hecho que, como veremos, su- como forma ele apropiació n particulari zada del espacio. 43
puso cambios con respecto a ciertas constricciones tecnológi- Según lo argumentado los protagonistas principales de este
cas que permitieron poner en labor suelos en las laderas de las impulso prove ndrían ue los grupos sociales ck.:sf3vorecidos. En
colinas, menos fél1iles O que requelÍan más trabajo para su cul- concreto, quienes se iba n de s us comunidades lo hacían con la
tivo. Por otra parte, el uso de crite rios "de mografistas" parece- es peranza de co nseg uir un lote de ti erra e n nueva s
ría tener algún asidero e n los pasajes en que Hesíodo (T&D colectividades, establecidas, como ya vimos, bajo criterios
271; 376-78) aconseja tener un solo hijo, siendo él mismo un igualitarios." Según Hanson (J 995: 39, subrayado del au to r),
ejemplo de los males que la partició n ele la herencia acarrearía: "la colonización de los siglos VIII y VlI no alivió la necesidad
las frecuentes divisiones engendrarían una superpoblación re- del ca mbio agrario local, sino que 11135 bien fue un sínto ma de
lativa que presionaría sobre los recursos disponibles. Pero el qu e tal transforma ción es/aba ya ocu.rriendo en la propia
problema central no fue la falra de tierras sino la monopolizació n Grecia". En tanto que los agriculto res lograron ex pandir sus
por parte del gnlpO aristocrático de los terrenos más producti- estrategias y pautas ele labranza inte nsiva mediante la roturación
vos, no de toda la tierra, pues en pane alguna se llegó en el siglo de telTenos no apropiados por la clase mistocrática, en esa misma
VIII a los límites de la produ cció n agr31i a y el ava nce sobre e l medida los secto res más po bres comenzaron también a buscar
territorio prosiguió e n Grecia uu rd nLe los siglos VlI y VI. 41 una escapatoria para su postrada condición. La colo ni zación de
Una vía de solución de esta situación se produjo con el tierras e n regiones d istantes se l e~ presentó como una fo rma
desarrollo del movimie nto de colo ni zació n de nuevas tie rras. de practicar a su turno e l cullivo intensivo, escapa ndo así de las
Muchos g riegos que habían perdido sus lotes o no tenían acce- exaccio nes aristocrát.icas y de la imposibilidad de realizar las
so a ellos te rm inaron e n la práctica excluidos de sus comunida- nuevas ro turaciones qu e los labradores ~l co m o dados habían
des viéndose forzados a emigrar. Pero los que se marchaban emprendido en zonas incultas o eskbatiaí. Así, ante el acapa-
o btenían a cambio un lo te e n los nuevos ase ntamientos. La ramiemo de tierras por pane de la nobleza, los labrado res produ-
fundación de colonias (apoikíai) implicó la confo rma ció n ele jeron uno de sus logros más irnpo rranl es al desa rro llar nuevos
comunidades agrarias autó nomas que reproducían forma s de métodos de cultivo y establecer un cri te ri o ig ualitario de
organización social similares a las de las metrópolis. Con las perte nencia a la comunidad.
migraciones, la ciudad como modo de articulación de las rela- Esta igualdad agraria no debe tornarse como una equipara-
ciones sociales te rminó difundié ndose por vastas regiones del ció n que hiciera desaparecer las diferencias sociales sino C01110
Mediterráneo. Si bien este éxodo poblacional se debió a la des- una conquista de los agricultores inde pe ndientes que, en un
aparición de una parte de las unidades domésticas empobreci- contexto de aumento po blacional , amp liaron las áreas dedica-
das en las comunidades de o ri gen, O en todo caso al exceso de das al cultivo intensivo, incluso mediante la coloni zación ex
población en muchas de estas unidades, la instalación de los novo, y terminaro n eq uilibrando hacia abajo una situación que
migra ntes en las nuevas colonias significó la reapalición de ta les en los inicios se presentaba dominada po r la a ristocracia. Más
unidades con arreglo a una conocida dinámica de las comunas
campesinas: 42 los miembros sobrantes de las colectividades
43. Para una dinámica CO IllO la señalada en el mundo griego, Asheri ,
oligmarias volvían a establecerse como poseedores en las nuevas
1963; Graham, 1964: 25-68; Snodgmss, 1986a: 15-42; Purce ll , 1990;
Sallares, 1991: 86-92, 202-3; Cawkwell , 1992; Oomínguez Monedero.
41. Po meroy el al., 2001: 97-101 , 124-26; d . Donlan. 1989: 144-45. 1993, 86-89, 97-134: Osborne, 1998", 84-87, 130-58, 235-40: 1998b.
42. ef. Shanin, 1976: 40-57. 44. Cf. Cap. 1, ap. d.
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allá de que ésta continuara siendo poderosa, la presencia de una d esarrollo de la unidad familiar implica cambios e n sus dimen-
clase ele campesinos libres, que constituía la mayoría de la po- siones y en las tierras utilizadas durante su vida. Por ende, si se
blación, poseía una parte importante de la tierra disponible, no toma el conjunto de los hogares en un mo mento d e terminado
era explotada y participaba del gobierno y el ejército, resultó un unos se mostrarán más grandes que otros en ca ntidad ele miem-
suceso realme nte innovador que propendía a la iguald ad. 45 bros así como en el área sembrada. 50 En el movimiento, sin
La roturación de ten'enos hasta entonces no usados para b e mbargo, las diferencias tienden a compensarse, puesto que
aglicultura y la instalación de numerosas colonias significaron b son una función del mo mento del ciclo qu e cada familia está
extensión de las tierras cultivadas y los recursos disponibles atravesando. Por supuesto, esto no implica que haya que des-
para una población que, más allá de haber aum e ntado, se en- cartar la existencia ele diferencias económicas según el tamaño
contró con que durante la edad oscura la clase aristocrática ha- y la riqu eza de la familia.
bía acaparado las mejores tierras, aunque la consolidació n de En d efinitiva , el clespegue d e la agricultura griega no fue
las grand es propiedades tal vez datara de comienzos del arcaís- un simple fenómeno agrícola, ecológico o eco nómico, sino que
mo. 46 Lo que hi zo posible esta e mpresa fu e la actividad constituyó una de las bases que dio sustento a la pólis como
innovadora de la granja familiar a partir de cieno igualitarismo o rganización social. Los propios comienzos de la pó/is se unen,
agrario . Según Hanson 0995: 92-108, 182-83), si bien hubo d i- por así decirlo, con los inicios d e la expansión de las prácticas
ferencias entre los labra dores que prosperaron y los que no a agrícolas ligadas a la granja familiar intensiva, que caracterizará
partir de la propiedad privada, el tale nt o y la suerte, la de limita- la base económica de b uena parte de las ci udades griegas du-
ción de las condiciones d e la produoción aglÍcola durante la histo lÍa rante los siglos VI 11 a IV. L'1 importancia adquirida por los cam-
ele la pólis tuvo su anclaje en un modelo q ue priorizaría la pesinos independientes durante la era aralica ocasionó a la vez
existenda de grAnjas pequeñas e iguales.-i7 transformaciones que no quedaron circunscript3s a meras op-
Ahora bien, este igualitarismo agrario no es e l único ele- cio nes o e lecciones produclivas, pues la viabilidad a largo pla-
mento que explica la actividad de la granja familiar y su zo de las nuevas roturaciones para e l cultivo familiar intensivo
protagonismo en la conq uista, colonización y ro tu ración de b sólo pudo asegurarse a partir de los cambios sociopoHticos y
tierra para la labnmza intensiva. Según Gallant (1991: 11-33),'8 del diseño relativamente ig ualitario adq uifido por las comurü. .
el dinamismo de ,la eco nonúa campesina obedece al ciclo de dades griegas. Afianzada la presencia protagónica de la ciase
vida domésUco y las estrategias productivas orientadas a la de los granjeros autónomos con la conformación de las nuevas
minimizaoión del rjesgo de hambre. 49 El carácter ác1ico del póleis y la reforma de las ya eXIstentes, este renovado ma'rco
político, militar, jurídico e ideológico resultó vital para que el
im p ulso agrario de finales de la edad oscura y coflT1±enzos. deL
45. Cf Fox'hall, 2002, que Oflilica este ,tipo de perspectivas.
46. iPomeroy eta/., 2001: 100. Para 'J'-ancly., J'997: 112-38, la <llistocraCÚI
arcaísmo se constitu yera en un soporte fund'amel'ltall' d"e la sin-
se consolidó debido.d. su temp.l:ana 4nlegJ'aoión a ~os mercados. gulaf experiencia histórica qu e tuvo lugm elílt ta Grecia antigwa.
47. I-Ianson, 1995: 189-94, ve en AristoL Pat. 1266b 28-31, una prueba Si ell incremento demográfico pudo se r uno de lbs, factores
de un an Ligwo Iidea'l lque proponía d lamañGl.m<!lderado de la propiedad!
clinamizadores de 1'a situación arcaica, lo q ue explica el carácter
(rnetría ousfa\ lOf. Nag'le, 2006: 41-45.
48. eL Nagle, 2006: 58-71, que basa su análisis de la Gomposición, e l de ras respuestas adoptadas es b nueva organizach6[1l1 p©líli.€a de
tamaño y las posesiones del hogar en IGallant. Sobre los modelos de la pólis, configurada a paltir de la incorporación de los labradores.
Hanson y GaUa nt, cf. ,Gallego, 200la.
49. eL ]ameson, 1983; Garnsey, 1996: 77-106; Gal1llsey & Morris, 1989.
Sobre riesgo e inceltidumbre en agricultura, 'Halstead & Q'Shea, eds.,
1989, 2-7, 123-26: Ellis, 1993, 82-104. 50. Cf. Chnya nov, 1974: 63-67.
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160 I )uuÁN GALLEGO EL CAMPESINADO EN LA GRECIA ANTIGUA ! 161
junto con la vieja aristocracia terrateniente en un mismo plano Sallares (1991: 333·6]) ha puesto de relieve la capacidad de
de participación institucional. los griegos para producir una selección q ue mejorara la calidad
y productividad de las semillas: "El incremento en el tamaño
de las semillas .. provee evidencia directa de que al menos un
c. Tecnología agrícola y acceso a la tierra componente del re ndimienro eco nó mico, e l único de interés
para los granjeros antiguos, estuvo sujeto a selección" (p. 354).
Este desarrollo de la agricultura s upuso al mismo tiempo Este proceso supuso un avance técnico, lo cual resulta un ele-
cienos cambios técnicos y tecnológicos. Pero una posición muy me nto más que viene a contradecir las visiones p esimistas del
conocida ha aseverado que en la Antigüedad clásica no hubo cambio tecnológico en el mundo antiguo. Se trata por lo gene-
progreso en este sentido, puesto que los inventos no se aplica- ral de mutaciones lenlas; pero cuand o en una determinada re-
ran a la producción ,s l Amou retti (1986: 239-55) ha analizado gión se verifica un ritmo particularrnente rápido de cambios,
el surgimiento de la idea de un bloq ueo de las técnicas e n la
Antigüedad llegando a la conclusión ele que no se corresponde .. esta rapidez -concluye Sallares (1991: 359)- debería
con lo sucedido. La cronología de los sistemas para moler grd.I1os explicarse en términos de difusión del estímu lo que gene-
y ace itunas, en función de la producción de pan y aceite, res- ra que nuevas prácticas ag rícolas se expandan velozmente
pectivamente, dernuestiJ. que se rea lizaron innovaciones q ue se entre los granjeros de la reg ión. Genera lmeme, los granje-
propagaron socialmente, como el mo lino de agua difundido a ros campesinos son veloces para acloptar mod ificac iones
fines de la Antigüedad pero asumido como algo o riginal de l pe- sugeridas en sus usos si se convencen de los benefi cios a
ríodo medieval. Con todo, las bases de esta innovación así como COIto plazo de la innovación. "
el desarrollo de las reflexiones teóricas helenísLicas y su difusión
en la época romana deben buscarse en la Grecia de los siglos VII Por otra patte, la idea del bloqueo tecnológico como o pues.
a IV a.c. La conclusión de Amourerti es e locuente Cl986: 354): to al progreso económico ha e ncontrado eco en ciertos e nfo-
ques marxistas de la esclavitud an tigu a: la nula difusió n social
"Para estos dos productos indispensables -el pan y el aceite- de los inventos se debería a unas condiciones producLivas domi-
la Antigüedad no ha cesado de mejorar sus métodos de nadas por el esclavismo que fo me nlalía una degradación del tra-
fabricación. Lejos de contentarse con los autómatas que bajo así como del productor directo. La suposición básica presente
encantaban a las elites, ella brinda testimonio, aunque e n esta postura es que el mundo grecorro mano fue esencialmen-
discretamente, por medio de sus carpinteros y picapedre- te esclavista y que esto generó un bloqu eo de las técnicas clebido
ros, de una inventiva asomb rosa." al desprecio y el rechazo ele la clase aristocrática hacia elln1 baio, y
a su falta de interés en apHcar cambios técnicos a un sistema pro-
Además de la imponancia de l desarrollo tecnológico para ductivo que sólo aumentaría cuantitaLivamente, mediante la incor-
la mejora productiva, puede su braya rse o tro elemento rele- poración de esclavos en unid ades de producción extensiva. S3
va nte para el avance agrario de la G recia antigua. Se trata de la Así, la esclavitud terminaría significando un freno para el desa-
difusión de las especies vegetales,s2 El detallado examen de rro llo de las fuerzas produ ctivas, lo cual se ex presaría en el
bloqueo tecnológico. La dificultad de este enfo qu e es que juzga
51. Finley, 1984. 200-22; er. White, 1984. 14-48.
52. Amoureui, 1986: 33-49; eL Jardé, 1925: 14-19. 53. CE. Anderson , 1979. 10-22.
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1621 JUUÁN GALLEGO EL CAMPESINADO EN LA GRECIA ANTIG UA / 1 63

el problema de la técnica desde una perspectiva etnoc.éntrica campesinado sería el capacitado para poseer una yunta de
capitalista, pues supone que un aspecto central de los slstemas bueyes [Figura 6J,59 a lgún esclavo y el armamento hoplita, y
económicos radica en si propenden o no al progreso de las según las circunstancias podía producir excedentes para ser
fuerzas productivas, y en especial de la tecnología. 54 y asume vendidos. Pero quienes tenían entre 20 y 40plélbra (e ntre 1,8
además que los campesinos no serían capaces de introducir y 3,6 ha.) podían obtener un rendimiento equivalente al qu e
. 55
mejoras en el proceso pro d ucuvo. se lograba en parcelas más grandes donde se usaba fuerza de
La historia agraria griega no estuvo desprovista de cam- 60
tiro animal. Se trata de un sistema de labranza mb::to basado
bios técnicos. No debe sorprendernos, pues, que éstos hayan e n e l multi- e intercosechado, en el que se debía trabajar la
tenido en los granjeros autónomos a los principales propulsores, tierra a mano muy intensivamente, como Ocurre con los huer-
especialmente si se considera el lugar funda mental qu e ~~upa­ tos, con el consiguiente mayor gasto de energía humana.
ron en la pólis. Esto conlleva analizar el instrume ntalutlh zado El tamaño de los lotes y las posibilidades de acceso a la
según los tipos de cosechas, los suelos y las técnicas de transfor- tierra resultan condiciones cru ciales para el desarrollo y la re-
mación de los granos, así como los sistemas agrícolas que producción de toda unidad campesina. En este contexto , el
organizaban las labores de la producción agraria. 56 Además de problema de la alienabilidad del suelo en la Grecia antigua no
los aspectos técnicos señalados, estos sistemas se encuentran puede soslayarse dado que se halla en el punto de partida de
condicionados por las posibilidades de acceso a la tierra, el tama- la actividad de la granja familiar. Hasta hace algunas décadas las
ño de las propiedades y las estrategias para el mejor aprovecha- investigaciones se habían centrado en saber si el derecho grie-
miento de los recursos, con arreglo a los fines que las unidades go permitía la alienabilidad de las haciendas. Pero la cuestión
de producción se proponen dentro de estas constriccio nes. no puede resolverse desde un enfoque legalista .
En efecto, si consideramos cómo incidían las diferencias La inalienabilidad del suelo fue defendida por va rios auto-
de propiedad y riqueza vemos que és tas marcaba n co~trastes res cuyo interés consistía en determinar s i la totalidad de las
importantes en cuanto a los sistemas agrícolas, las técm~as y I.a tierras o sólo una parte estaba suje ta a es ta regla y, paralela-
tecnología que los labradores utilizaban. 57 Para la Grec!a antI- mente, es tablecer en q ué momento esto dejó ele incidir sobre
gua las evidencias litera rias, arqueológicas y epigráficas dispo- la tenencia del s uelo. Algunos sostuvieron que primitivamente
nibles han llevado a considerm que las gra njas de los labradores
au tosuficientes, que formaban el grueso de las póleis, oscilaban
59. Sobre e l valor de contar con una yunta , Iles. T&D 405 , 436-40; Arist.
entre 40 y 60 plélhra (entre 3,6 y 5,4 ha.).58 Este sector del Ac. 1022-36; cL Aves 581-85, 1500; Aristot. PoI. ]252b ]0-12. La posesión
de bueyes podía tmnsforlllarse en una fuente alternaliva de ingresos en
los momentos en que no er::ln utilizados panl la labranza. En efeclo, Sll
locaci6 n a particulares (místbosls) , pero en especial para los trabajos
54. Cohe n 1986, 30-68, 148-92; cf. Petnlccelli, 2000. . .. públicos, es un hecho bien alestigu~ldo. Sobre la relación entre el L"<l lendado
55. Wood, 1988: 150-62, señala un estancamiento debido a la umdad agrícola y la posibilidad de contar con medios de transporte (bueyes)
doméstica del campesinado libre. para las constlUcciones, Osbom e, 1987: 14-16. Salman, 2001: 199-201,
56. Amouretti, 1986: 79-110¡ cf. White, 1984: 58-72; Isager & Skydsgaard, seña la las muchas opOltunidades de ingresos que el programa de cons~
1992, 44-66. lnlcciones públicas Olorgaba a los granjeros áticos que tuvieran una yunta .
57. Burford. 1993, 75-78. 4 16 Para un análisis detallado, :1 partir de la información epigráfica, Chandezon,
58. Finley. 1985, 58-59; Lewis, 19n 187-99; Andreyev, t974, 1 - ; 2003: 281-84, 399-400. COS<."OUa, 2007: 130-32, ha analizado estas cuestiones
Ilu,ford. 1977nR 168-72; 1993, 67-72; Iloyd & ]ameson, 1981 ; Ober, a partir de la situación de Der<.'Cles en Alise Ac. 10l8~36.
1985: 22-23¡ Gamsey, 1996: 80; Gallant, 1991: 82-87; 1sagerS: skydsga~l rd, 60. Sobre las características de este sistema intensivo en trabajo, véase
1992: 78-79; Osborne, 1992: 24-25; Foxhall, 1992: 156-)8; jameson, ]ameson, 1977178; 1994, 56-57; 2003, 65-69; Ha lSleacl, 1987, 83-85;
1994; Hanson, 1995, 181-201; 1998, 42-43. Krasilnikoff, 2000: 178-79.
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164 [ JULlÁN GALLEGO EL CAMPESINAOO EN LA GRECIA ANTIGUA ¡ 165
todo el suelo era inalienable , ya que al estar en manos de fami-
lias extensas, clanes o colectivos aldeanos no podía dividirse
entre los miembros del grupo parental ni alienarse fuera de
éste. Otros señalaron que las tierras de labor que constituían el
núdeo principal del territorio de la comunidad selÍan inalienables.
Pero en las Zonas no apropiadas por las organizaciones familiares
era posible aislar parcelas que podían alienarse li bremente. Los
bienes territoriales familiares habrían permanecido inalienables
hasta la época clásica, momento en que la pro hibición
desa parecía: las posesiones se sllbdiviclirí~lO perm itiendo el
desarrollo de propiedacles individuales 61 Pero As heri Cl963;
1971) hacía una distinción entre ciudades en que la prohibición
fue regla firme y ciudades en que no, según el carácter más
moderado o más extremo del sistema constitucional. También
hacía hincapié en las diversas situaciones que se generaron en el
mundo colonbj a raíz de los intereses de los poderosos de cada
ciudad: mie ntras que en algu nas se hizo distinción enlre tierras
repartidas a los colonos originarios y a los posteriores, en alfas
comunidades esto fue pasado por alto.
Estas posturas fu eron criticadas por quienes sustentaron
que la tierra fue enajenable en todo ellranscurso de la historia
he lé nica. Finley (1977b; 1984: 241 -63)62 ha clestacado esta
cuestión y sus conclusiones apunta n a sostener la concomitan-
cia entre propiedad pri vada y alienabilidacl del s uelo, más allá
de las prohibiciones legales que pudieran recaer sobre el lote
fam iliar precisamente para preserva rlo ele las enajenaciones
usuales. En el mismo sentido se pronuncia Burford (1977/78:
163-68; 1993: 49-55) que ana liza los problemas de la p ropie-
dad y la alienabilidad en relación directa Con la granja familiar:
aunque las póleis establecieron prohibiciones para favorecer su
consolidación política, la posibil idad de alienar la tierra estuvo
siempre vigen te en la historia griega. Los fundamentos de su
posición son los siguientes: 1) e l sistema de tenencia del suelo
61. Gui raud, 1893: 53-58; Fine, 1951; WiII ]957; Delienne, 1963: 25-26.
62. ce Cassola, 1965. El argumento de la alienabil idad de la tierra a p,lI1ir
de lo que permiten conjeturar la poesía homérica y hesiódica ha si do
bien planteado por Ta ndy, 1997: 128-35.
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1661 jUUÁN GALLEGO
EL CAMPESlNADOEN LA GRECIA ANTIGUA /167

se basaba en la propiedad privada; 2) la propiedad de la tierra d. Estrategias de cultivo y trabajo de los campos
recaía en el titular de la hacienda que decidía sobre los bienes
irunuebles; 3) las formas de traspaso de las posesiones eran di- Las mejoras introducidas en el proceso de la molienda o
versas (donación, endeudamiento, venta, etc.). Ciertamente, toelo en la es tructura de las semillas así Como el tamaño de Jos lotes
esto podía provocar una acumulación de tierras en pocas manos. y las pOSibilidades de un adecuado acceso a la tierra remiten a
Pero esta circulación de tierras debe entenderse también una preocupación básica de todo campesino: la ObtenCión de
dentro del funcionamien to de la economía doméstica. Según 1I~ apropiado rendimiento para hacer frente a las necesidades
Ga llant 0991: 15-112), durante el ciclo vital familiar res ultaba altme,nticias de la familia. La dieta de los antiguos griegos de-
posible la movilidad de los lotes. La formación de un o/kas pendw de la tradicional tríada mediterránea' cere'des 01.
'el 67 . . ' ~ , IVO y
dependía de la herencia que el hombre aportaba; pero la mujer VI. Ide~(¡flca.r estos eI~s últimos en los testimon ios no impli-
podía también llevar una dote en tierras. 63 Si bien las particio- ca demas1ados Inconvementes, Pero individualizar los cereales
nes provocaban una reducción paulatina del patrimonio,64 había eS~~cíficos usados por los griegos resulta un poco más proble-
a la vez un mecanismo compensatorio que permitía a cadJ. hogar ~attco, aunque cabe destacar los trigos recubiertos y en espe-
contar con las tierras necesarias. Por otra parte, a medida que un c.lal la cebada y el trigo ca ndea l. Estas especies no exis ti eron
hogar creCÍa o decrecía según su edad y tamaño aumenl3ba o s~ empre en e l es tado en que las hallamos en la Grecia clásica
disminuía su demanda de tierras según su capacidad laboral y SinO que fueron mejoradas paulalinamente mediante selección
sus necesidades consunuY"dS. Un modo de obtener tierras consistía cruce O aclimatación. 6B Las variedades empleadas fueron mu~
en la adquisición (cf. Hes. T&D 341) o el arriendo de parcelas 65 c~as debido a la incertidumbre y el azar en cllanto a los rendi-
Así, el desarrollo del hogar suponía oscilaciones en la cantidad de m ientos que podían obtenerse. 69 Esto supone diversos cultivos
miembros y en las tierras aprovechables. Por ende, la confoffilación a ~isposidón ele los agricu ltores, uliliZ:1dos según las constricciones
de una uniclad doméstica estaba sometida a factores poblacionales, ~aJo las cuales .debían decidir los tipos de cosechas a realizar,
mientras que el desarrollo elel ciclo estaba condicionado por las Incluyendo vaneclades de crecimiento rápido empleadas Como
posibilidades dinámicas de acceso a la tierra.66 cosechas de recuperación en caso de no haber podido obtener
rendimientos apropiados Con los cultivos centrales durante la
etapa aclecuada.'o
63. Gallant, 1991, 41-45; cf. Asheri, 1963, 14-15; Sehaps, 1979: 78-81 ;
Lane Fox, 1985: 219; Pomeroy, 1997: 53. Foxhall, 2002: 211-12, dice L1 importancia de las legumbres ha sido últimamente
que las hijas recibían como herencia una pa lte igual de bienes muebles; reconsiderada y se ha llegado a plamear si en reaJicJaclla famosa
ta l vez recibieran tierras, COl1tra , Sallares, 1991: 208, 218-19.
64. La dispersión de la herencia ha sido lm tópico en los estudios etnogrfLfkos
de la Grecia moderna: Lévy, 1956; Herzfeld , 1980. Bentley, 1987 evalúa ~7~ Amouretti, 1986; 1988. Sobre los cerea les, lardé, 1925; Foxhull &
positivamente l'a fragmentación en la Europa contemporánea. Las compa- o bes, 1?82; Gallo, 1984: 23-42; Braull, 1995. Sobre la vid y el olivo
raciones con la Grecia antigua siguen esraslíneas. ~;n~Ul:ettl & Bmn, eds., 1993; Brun 2003. Sobre la vid, Salvial, 1986;
65. OS!X-l rne, 1988, asocia el arriendo con los terratenientes ; Ga llant , .395, Hans~>n. 1992a; 1995: 166-78. Sobre diferentes aspectos de la
1991: 41-45, 82-87, asume que los labradores podían arrendar. Cr. Finley, diera campeslOa, Gallo 1983; 1989; Garnsey, 1996: 84-91' 1999' 23.28.
1985,95; ]a01esoo, 1982, 74 o. 35; ' sager & Skydsgaard, 1992: 154-55, Da lby, 1996, 1-129, 2000. ' . ,
188-90; Brunel, Rougemont & Rousset, 1998; Paiaro, 2008. 68. Sallares, 1991: 316-68, con la crírica de Halslead 1991 Cf R
66. cr. Chaya nov, 1974: 47-68. Ver Ga lla nt, 1991: 17-30, que si bien 2000, 3-39. " . . aveo.
acept:l lo dicho por e l pli mero debe considerar otr.as alternativas ya que 69. Amouretti , 1986: 33-49, 282; Kroll, 2000.
para la Grecia antigua no funciona la comuna redistribuidora al modo ruso, 70. Hes. 1&D 485-90, conocía la siembr-.J tardía, y Teof. HPVlIl 4 4. CP
Herencia, dote, venta, arriendo serían mecanismos que permiti rían reunir rv, ll, 4, hablaba de lrigos de pronta maduración. FoxJl'lI1 2003' 216-17
las tielT'"dS necesarias para lograr el equilibriO entre medios y necesidades. destaca su importancia en caso de saqueos. ""
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168 [ JuuÁN GALLEGO
El CAMPESINADO EN LA GRECIA ANTIGUA J 169
tríada no sería más bien un cuartelo?! El cultivo de legumino-
Pero recientemente ha prevalecido la idea eJe una menor
sas tiene varias implicancias, pues se asociaría a una prodl~C­
incidencia de la rotación hienal con barbecho y por ende una
ción agrícola intensiva con mucha atención puesta en el, melo~
mayor importancia asignada a In producción intensiv::t, y se ha
ramiento del terreno, buena provisión de agua, pocos amma~es
hablado incluso de que ya en la Grecia antigua estaría en uso
y elevada utilización de trabajo manual, que además d ~ Vid,
una rotación tliena1. 75 La alternancia de cerea les y legumbres
olivo y árboles frutales combinaba cosechas de cereales y le-
en un mismo terreno para posibilitar su regeneración,76 con
gum bres , con menos tiempo dedicado al barbecho. _ Esta :>.
. orga- menos necesidad de recurrir al barbecho bienal,77 sumado a
nización productiva supone un régimen de labrJ.nza l11lX:O. 1 elD
que ciertas leg umbres selvirían para alimenta r al ganado que a
no todos han estado de acuerdo a este respecto. Jarde (l92~:
su vez abonaría la tierra, junLo con la producción de olivo, vid,
81-90) consideraba que el barbecho era importante y pro poma
frutales y el laboreo de vergeles señ~lian los elementos básicos
que los griegos usaban un sistema de rotación .~ienal ~on"l~~r~
ele la granja familiar intensiva. La alticulación de la labranza con
becho verde o seco, esto es, con o sin planwClon de esp~cles
la cría de ganado me nor muestra a su vez e l valor de l suple-
que pudieran servir como forrajeras o abo.no. ~sí) la t~n.lc1 ad
me nto aportado por los animales en la dieta campesina ,7H ya
productiva se compondría de tierras en cult~v~ , en barbecho '! que se trata de es pecies que no compiten con e l hombre por
en desuso por ser marginales, lo cua l condicionaba los rendi-
el consumo de productos cultivados, aun cuando puedan usar
mientos y volúmenes disponibles ya que para cada año s6lo se
temporalmente una pane del terreno arable consumiendo fo-
sembraba la mitad de las tierras potencialmente arables . I ~ager
rrajes o restos ele cultivos.
y Skydsgaard (1992: 22-24, 49, 108-14) argumentan, lo mIsmo
Por Olra parte, esto último supone un interés por fertiliz.ar
y hallan en las fuentes sustento para la .idea (.Ie ~n r~g~m~n. de
los campos de labor de moclo de posibilitar una regeneración
barbecho bienal. 72 El escaso terre no (\¡spol1lblc y 1,1 10 t.lcló n
del mismo. La documentación es amplia y muest ra la impor-
bienal concurrirían para que los campesinos gri egos jugaran.su
tancia que los antiguos asignaba n al problema, como lo aclvielte
suerte en la cosecha cerealera de invierno.'3 El análisis finaliza
Jenofonte (Econ. XX, 10-11; XVI, 12) al aseverar que nada hay
criticando e l mode lo de labranza mixta e intensiva con.. una
mejor para la agriculLura que el abono (k6pros),79 Cienamente,
advertencia muy válida: no habría un único sistema agf1cola
sino varios diferentes según las condiciones locales. 74
75. Uurford, 1993: ]24 y n. 64; cf. Isager & Skydsgaa rd . 1992: 43; Nagle ,
2006: 71-73-
76. Tcof. IiP VIII , 9, 1; CP IV, 8, 1: el trigo y la cebada empobrecen la
· 1992 esludia h e(hd del bronce tardío pero su propuesla lierr-d; las legumbres la abonan, especia lmente l;,s habas. All1ouretti, 1986:
71. Sarpa k 1" ,< . 1998, 214- 5]-57, destaca la impol1ancia de las legumi nosas y su relación con el
puede servir para la época clásica. ef. Garnsey. 1996: 83-89, .
25' 1999: 12-21; Flint-I-Iamih on, 1999. .._ barbecho. Osborne, 1987: 41; 1995: 32, es cauto en cuanto ;¡ si la rota-
72: Hes. T&D 383-91, 448-51, 458-64. 479-82 ; !<'OMol7la 971; Hom. JI. ción de cultivos Iimiló el barbecho.
X 351' XlII , 703-7; XVIII , 541-49, Ocl. V, 127, XIII , 31:!en. ECOH .. _XVI, 77. Ha lslead, 1987: 81-83, Gamsey, 1996: 135-37, 199R 206-11; Galla""
10. Sobre los datos aportados por Hesíodo reSpec.io del regllnen agllCola, 1991, 52-56; l3urford, 1993, 121-25. ef.]ameson, 1977n8, 128-31 : 1994,
56, I-Ianson , 1995, 63-68, 74-79.
Edwards, 2004: 132-50. .
73. Isage r y Skydsgaard conslruyen su argumento a partIr de Hes. T&~. 78. lJod kinson, 2003, analiza la cría de animales integrada a las estrate-
31-41 g ias de supervivencia de la granja f;¡mi]j~lr jmens¡v~.. el". Oshorne, 1987:
Pero como 1la sena
. - l'a elo Marsilio
, , 2000·. , los versos que' . e l bpoetal
dedICa
. a l"¡nv¡erno (T'Dl "'"
493-563) no contienen nada preCIso so re e 47-52; lIalstcad & Jones, 1989: 47-50; Gallant, 1991 : 121-27: Burford,
ti o de lrabajo que debía hacerse en esa etapa. 1993: 122-24, 144-56. Conlrt/. Skydsgaa rd, 1988. Par,1 babnces de estos
de bates ver Forbes, 1995: Chandczon. 2003: 275-86.
74. < , 1991: 385-86, el barbecho
' Sa llares
P er. Skyd sgaard , 1988: 81 -83 .I'·.r.a
bienal era regular. 79. Cf. Teof. HP VIlI, 6, 3; 7, 7. Véase Alcock. Cheny & Davis, 1994:
16/47 145-57 .
170 I JuuÁN GALLEGO
EL CAMPESINADO EN U. GRECIA ANTIGUA 1171
quienes han sostenido que los labrado res gtiegos dependían de la adecuadamente a los dioses siendo sus propios trabajos (érga)
producción intensiva inctican la importanda de conta r con desechos un modo de ofrendar. La finalidad de estos ritua les era tanto
(animales, humano~ y vegetales) transfo rmables en abono para agradecer a las deidades que presidían las tareas agrarias como
los suelos de manera de recuperar o aumentar su fertilidad. so o btener en todo mo me nto sus favores, asegura ndo así
En conjunto, todas estas condiciones apuntaban a la di- imaginariamente el buen funcionamiento del hogar.
versificació n otorgando la posibilidad d e un aprovechamiento Lo anterior comporta ba rambién determinada forma de or-
más íntegro de los diferentes nichos ecológicos,SI para 10 cual ganización prod uctiva, tal como se observa en el calendari o
tenía suma importa ncia o btene r la ma yo r eficacia mediante qu e bosqueja Os borne 0987: 15; cf. 1985a: 105-7) a partir de
una adecuada orga ni zación del trabajo ag rario conforme a los documentos epigráficos ha llados en el santuario de Demérer y
ciclos naturales . Claro q ue no es la naturaleza en sí lo que eore e n Eleusis (lG lI ', 1672; 1673)84 Dicho calendario permi-
aq uí interesa sino las consecuencias socia les que se derivan te ver que ras actividades agríco las adquirían una mayor inten-
de s us condicio na mie ntos . En efecto, los cul tivadores que sidad a comienzos del inv ierno y del verano aunq ue tendían a
labraban por sí mismos es taban constre ñidos, en cuanto a la distri buirse a lo largo del año. 8s Entre septiembre y octubre se
parte de la vida social que excedía al trabajo, por los tiempos rea lizaba la recolección de uvas y peras. Septiembre era propi-
q ue la producció n les imponía. cio para cortar madera . Poco después, entre octubre y noviem-
Sin em bargo, esta división de la vida social ca mpesina bre, se cavaban los fosos y za njas pa ra la vid. Ya e n pleno
puede res ullar e ngañosa confo rme a la ya visla integ rac ió n novie mbre y hasta entrado diciembre se araba y se sembraban
imaginaria entre las prácti cas agrarias y las religiosas. Así se cereales y legumbres. Entre diciembre y febre ro se cosechaba
pe rcibe, por ejem plo, a partir del aná lisis de los fes ti vales áti- la aceituna y se rea lizaba e l recorte de raíces adventicias y la
cos de De mé te r que nos muestran cómo las acli vidades reli- poda de las vides. Entre febrero y marzo se hacía n las zanjas
giosas se articula ban esencialme nte con el desarrollo del aíi o alrededor de las misrnas. Desde mediados ele feb rero a media-
agrario'"' Y algo similar se aprecia e n Hesíodo (T&D 383-87, dos de abril se hacían los injertos de o li voS. En ma rzo se sem-
414-19,448-51,458-64) qu e bosqueja un calendario que mues- braban lentejas. Poco desp ués se p lan taban los esquejes de
tra el carácte r complementario de b s prác ticas religiosas y las vid. A comienzos ele abril se plantaban garbanzos. De media-
labores agrícolas .83 Los campesinos buscaban así honra r dos de mayo a mediados de julio se realiza ba la cosecha yel
trillado de los granos. En junio, la recolecció n de las lentejas. Y
fma lmente en agosto la cosecha de higos, almendras y garbanzos.
80. Hodkin son, 2003:' 144-59, in vest iga el ab ono animal y la
complementariedad e ntre prflcticas agrícolas y provisión de fOl'l'<lje. Se-
gú n Owens, 1983, en Alenas los desechos er,ln recolectados por kaprol6goi
y luego ve ndidos a los gra njeros. Au ll, 1994; 1999, estudia el uso de 84 . Isager & Skydsgaard, 1992: 160-68, elabo ran un cuadro con las labo-
vertederos con fines agrícolas. ce Amou retti, 1986: 62-63; Osborne , 1987: res i~dicadas en Hesíodo, los sig nos que mostraban al campesino hls
36-37; Sa llares, 1991: 382-B5; Garnsey, 1998: 208-10; BU lford , 1993: est~l~lo nes, los meses actuales, los del :uio álico y el conjunto de feSlivales

122-24, 136-37; Hanson, 1995, 62 , 177. ¡Henlenses. En su análisis los aUlores consideran un sistema basado en el
81. ]ameson, 1977/78: 129; Garnsey, 1996: 83-84. b~rbecho bienal con tres aradas del área a sembrar, y proponen que la
82. Sobre el calendari o ático, Bnllnfield, 1981: 11-53 y passim; ce Casevitz, cna de ga nado se hacía en las montañas mediante la [r<Lnshumancia. cr.
Jones, 2004, 163-64.
1991.
83. Cf. Cap. 2, ap. b. Sobre el cale ndario hesi6dico. \'\fest, 1980: 253; 85. Sobre el conjunto de la s actividades de siembra y recolección, las
Ne!son, 1998: 48-58; Marsilio, 2000: 15-29; Edwards, 2004: 150-56. ef. estnllegias, técnicas y métodos de labranza,ja rdé, 1925: 19-30; Amoureui,
Jones, 2004: 164-66, sobre el conll,Lste e nt re lo urbano y lo rural a p¡lItir 1986, 51-77; Osborne, 1987, 34-44; Ga llan!, 1991: 46-56; Isage r &
Skydsgaard , 1992, 19-43; Burrorc!, 1993, 120-43; 1994, 662-70.
de la modificació n del cal endario agrario tradicionaL
17/47
1721 jUUANGALLEGO EL CM1PESINAOO EN LA GRECIA A NTIGUA )173
La organización del año agrícola que aca bamos de comentar de agua, generalmente mediante inigación. 91 El aprovechamiento
constituye s610 un e je mplo pero que con ciertas variaciones pleno de los recursos au me ntaba la intensidad del traba jo
temporales podemos considerar válido para el conjumo de la campesino, explotando la compatibilidad de las especies en
agricultura griega antigua. cultivos intercalados.92 A esto se añadía la fragmentación en la
Los agricultores esca lonaban las tareas d e forma de utiliza r posesión de la tierra que entrañaba una sede de recaudos además
más efi cazmente los recursos disponibles según el ciclo de del traslado hasta los lotes distantes, pero que a mpliaba las
crecimiento de las p lantas. La producción cereale ra, la más posibilidades de acceder a diferentes nichos ecológicos y contar
significativa, imponía ritmos productivos insoslayables ,HG El con alimenros . Las comparaciones con la Grecia moderna a
granjero d ebía re alizar la siembra entre la última arada 87 y el partir de las investigaciones etnográficas permiten percibir el
inicio de las lluvias invernales, pues si 10 hacía tarde la cosec ha sentido de este patrón disperso de uso de la tie rra: 93 se trata
podía ser escasa (Hes. T&D 392-94). Para que la cosecha fu e ra de una estrategia para minimizar los riesgos de hambre
buena los granos debían madurar a finales de la primavera o derivados de diversos facto res que afectan la consecución de
inicios del ve rano de modo de efectuar la reco lección entre las cosechas adecuadas.
fines de mayo y principios de julio. En caso de eme rgencia se En funció n de obte ne r un incremento productivo podía
podía realizar una siembra en primavera, y se conoce incluso ser importante la incorporación de tierras marginales (eskhaUaf)
una de verano; pero la de invierno fue siempre la más que p ermitían ampliar las zonas cultivab les. El avance sobre
importante .88 El cultivo de las legumbres podía requ e rir estas Zonas obedecería no sólo a la presió n demográfica sino
cuidados similares a los que de mandaban los cereales, aunque tambié n a la pe rspectiva ele una producción rn ~s amplia, a ve-
la cantidad de trabajo para las leguminosas depe ndía de los ces pensando en los mercados. En la historia griega fue varian-
dife rente s tipos emp leados. S ? La intensi ficaci ó n y do a qué se de no minaba eskhatiá, ele moclo que su refere ncia
diversificació n de la producción de la granja familiar no se debe en cada caso ser contextualizada, Una palle ele estas tie-
agotaba en el laboreo de las tierras arables. La vid y el oli vo, si ITas serían zonas de pasturas o lade ras de las colinas, lo cual
bien no implicaban tanto trabajo como los cereales, exigía n implicaba una gran inversión ele trabajo que en este ú hi mo
una cuidadosa preparación. En los viñedos la intensidad labordl caso reque ría la construcció n de terrazas [Figura 7].94 Segú n
era mayor que e n los o livares. A esto se agregaba e l cuidado Foxhall (996), su empleo sería propio de labrado res en pe-
de fruta les y e l hu erto ( kfJpos) que reque ría una pre paración queña escala. El sistema más usado en la An tigüedad sería el de
similar a los cultivos arables,90 con gran provisió n de abono y
91. Ho m. JI. v, 87-92; XXI, 257-62, 346-47; Aristol. Par/es de los Animales
86. CL Foxhall & Forbes, 1982: 68-72; Amouretti , 1991. 668. 14-18; Burfo rd , 1993, 116, 136; 1994 , 667; Hanson, 1995, 60-63.
87. La tercera (Forbes, 1976a) o tal vez la cuarta (Burfo rd , 1994: 665). Gallanl, 1991: 56-57, le atribuye un rol marginal. Véase Krasilnikoff,
88. Teof. HP VII!, 1, 1-4; 2, 8-9; 4, 4-5; CP IV. 11 , 4. Cf. Burfo,·d. 1993, 2002; ef. Briant, 2001; Chatelain, 2001; Knoepfle r. 200l.
128; 1994: 665-66; lsager & Skydsgaard, 1992: 24. Sobre la siembra de 92. Arist. Ac. 995-98; Teof. HP VIII, 2, 9; 3, 5; 5, 1-4; 6. 1; CP 111,6, 1.
verano que seña la Teofra sto , cf. Ga rnsey, 1996: 85, y en especial el Cf. Galiant, 1991, 38-41; Garnsey, 19% 84-85.
reciente aná lisis comparativo de Fo rbes & Fox hall , 2002. 93. MeNali, 1974, 58; cf. Forbes, 1976b; Bentley, 1987.
89. Amouretti, 1986: 283, analiza las variedades de legumbres conocidas 94. I-lanson, 1995: 79-85. analiza la importancia de las termzas y las
por Teofrasto, sus distintos nombres, cualidades agronómicas, requisitos eskhatlaf Sobre las primems, van Andel & Runnels, 1987: 145-51; Osbomc,
de mano de obra y el momento de siembra. 1987: 28-3 1; Brunet, 1990b; de Reparaz, 1990; Ha ekham & Moody, 1992;
90. cr. Burford, 1993, 135-37; Krasilnikoff, 2000; Ca rroli . 2003, 28-30; Lohmann , 1992: 48-56; Isager & Skydsgaard, 1992: 81-82; Burford, 1993:
] o nes, 2004, 29. 109-16. Sobre las eskhaliaí, Krasiln ikoff, 2000: 180-82; ] ameson, 2002.
18/47
174 I, jUUANGALLEGO EL CAMPESINADO EN LA GRECIA ANTIGUA 1175

zanjas y fosos que garantizaba mejores retornos pero con una


constante inversión de trabajo. Esto sólo podía ser afrontado por
propietarios ricos con esclavos qu e o rga nizaban allí sus planta-
ciones de vides, o livos y otros árboles. En cambio, los granjeros
peq ueños construían terrazas porqu e demanda ban menos
mantenimiento e intercalaban allí sus cultivos de cereales y
legumbres con los arbóreos.
El avance de las áreas de labranza sobre lierras marginales
nos conduce a otro aspecto de la o rga ni zación productiva agrí-
cola, pues supone la existencia de terrenos en los que los gran-
jeros obtenían productos silvestres qu e completaban su dieta y
podían resultar vitales e n una s ituació n de crisis o hambreYs
Pero tambié n lo eran en las fases menos comprometidas, po r-
que la explotación de la superficie labrada se hallaba integrada
con la de las zonas no cult ivadas. Esto implica que un desmed i-
d o ava nce de los cultivos sobre las tierras incultas pudiera deri-
e var en consecuencias significativas para el equilibrio de las gr'J njas
9 "
v familiares. 96
¡¡ e
• o Todas estas estrategias buscaban que la producción rinclie-
a.
"y "
~ ~
fa adecuadamente. Po r diversos motivos la apreciació n del re n-
v
'3 "
CT dimien to agríco la ha res ultado proble mática. Uno de los testi-
monios más estudia dos ha sido una inscripción q ue consigna
las primicias (aparkba¡)97 de trigo y cebada que las di ez tribus
de l Álica y algunos territo rios depend ientes debían entregar al
santuario de Eleusis (lG Il 2, 1672, c. 329/28)98 Las cantidades
exig idas eran de 1/ 600 de la cebada producida y ele 1/ 1200
elel trigo (lG 13 ,78, c. 430-415),99 lo cual di o lugar a conjeturas

95. Gallant, I99L 115-21; er. Lane Fox, 1996, 121-36; Jones, 2004, 166-69.
96. Forbes, 1996, analiza esto e n la G recia mo de rna pero pens;:mdo e n
la Antigüedad.
97. Isager & Skydsgaard , 1992: 169-73, analizan el significa do de la
aparkbé.
98. Cf. Brumneld, 1981, 182-91.
99. Sl roud , 1998: 32-37, 109-10, aconseja tener mayor cautela al asociar
ambas inscripcio nes y extmpolar las proporciones exigidas en el siglo V al
IV puesto que en c<lda C~I SO h<ly divergencias en cuanto a la confección y a
los proL1gonistas. Además algunos datos podrían hacer pensa r que entre un
momento y oun pudiemn plDducirse modificaciones en las cOiYespondencias
19/47
1761 jUUANGALLEGO EL CAMPESINADO EN LA GRECIA ANTIGUA 1 177
so bre el total de la producción del Ática. En este contexto, campesina. lO l Teóricamenre, los ciclos agra ri os representarían
Garnsey 0998: 183-213; cf. 1996: 131-51) ha criticado los an- disti ntas fases productivas que podrían analizarse como tiempo
tiguos cálculos de lardé 0925: 31-60) debido a su infravaloración de trabajo necesario y tiempo excedente para la producción
de la superficie total culti vada. 100 En efecto, si se toma como ruraL Pero estos tiempos no son fijos ni se distribuyen de modo
base lo establecido por lardé, que proponía que sólo el 20% unifo rme. El reparto de tareas a partir de la intensificación
de l Ática e ra cultivable y la mitad estaba en barbecho, la pro- agrícola muestra que e l t.iempo necesario puede ampliarse a
ductividad resulta baja. Pero si se modifica la apreciación en expensas del excedente a partir de una aprovech::uniento más
cuanto al área labrada y al uso de la tierra, suponiendo q-ne un inlenso de las fases productivas, puesto que, según ]ameson
35% del total podía cultivarse con la mitad destinada a cereales 0977/78: 129), "se pu e d e dislribuir e l trabajo más
y la otra mitad no necesariamente e n barbecho sino plantada unifo rmemente durante todo el afio, pero al costo del ocio
con legumbres conforme a un siste ma mixto intensivo, en- periódico para las funci ones sociales que el griego va lora".
tonces nuestra perce pció n del re ndimiento de la economía Por otra parte, la existencia de recursos no sólo dependía
rural ateniense varía considerable mente, y por ende nuestras del grado de autoexplotación de las granjas familbres sino ta m-
estimaciones sobre la productividad de la tierra en la Grecia bién de lo que se ha llamado "crisis de tipo anliguo"102 origina-
an ti gua. Pero más allá de que esto pueda servir para darnos das por malas cosechas. Para los aglkuItores significaba una
una idea de la producción lOtal, e l proble ma es q ue sólo caída de los recursos disponibles que podía llevarl os a agotar
tenemos indicios para un año. Además, se debe tomar en sus rese lvas de cosechas y g:lI1ado, desprenderse de bueyes o
c uenta las tierras p lantadas con legumbres, olivos, vides, esclavos si los tenían y, finalmente, endeuda rse, hipotecar las
higueras, otros árboles frut ales, e lc., que conformaban una tierras e incluso perderlas, impu lsando un proceso de aculllula-
apoyatu ra fundament<:ll ele la dieta mediterránea. ciones dife renciales de riqueza y agud izando las desigualdades
El punto cru cial en todo esto es el siguiente: ¿lograban los sociales. Pero esto no tenía que darse como algo necesario,
labradores abastecerse eficazmente durante el año o debía n automático e irreversible. Como han establecido G:1 rnsey 0996:
contentarse, como afirmaba Gernet 0980: 31), con las "nece- 89-91) y Gallant (1991: 94-98), las eSlralegias de minimización
sarias avaricias y obligatorias prodigalidades" que imponían los de l riesgo de hambre tenían una grnn importancia para 18 con-
ciclos productivos? Esto supondría una alternancia entre etapas seIVación de las unidades campesinas. Además de la diversifi·
de abundancia y ca rencia, de ocio y tmbajo, que constituirían las cación productiva el otro ele mento básico era e l almacena-
reglas propias de la economía agraria y regirían la sociabilidad miento que, como seña la n Forbes y Foxhall (1995), aCluaba
como mediador entre la producción y la distribución del pro-
ducto. 103 Los acopios solía n ser pertinentes para hacer fre nte a
indicadas. También es neces.:"1no preguntarse si se controlaba a los labradores un mal año, lo cual tenía al menos dos consecuencias: por un
en función de que no subestimara n el producto obtenido; si es pertinente lado, para que se llegara a una situación extrema debían regis-
COmpaíJr la productividad del Álit--a con la de Lemnos; si real mente 329128
fue un ma l año agrícola como se ha aducido. Según Ober, 1985: 23·24 , los trarse va rios años malos; por e l otro, ~n los años normales las
labriegos subestimaban su producción y 329128 fue un aflO malo en ténn inos fa milias no estaban some tidas a las avaricias y prodigalidades
productivos. Pero Gallant, 199]: 75·112, señala que el rendimiento y la
supelfieie sembrada va riaban año a año según el ciclo de vida familiar y,
en pp. 177·78, analiza las inscripciones. Cf. Osborne, 1987: 46; Sallares, 10 1. cr. Cap. 2, "p. b.
1991: 393·94; Garnsey, 1998: 192. Sobre Lemnos, Imbros y Esdros y la "102. Finley, 1974: 142, ha planteado el problema parJ la AnLigüedad. er.
provisión de granos, Salomon, 1997: 175·88. Cf. Faraguna. 1999. Vil,,,, 1983, 13-42.
100. cr. Gallo, 1984: 62-70, Sallares, 199L 372-89: n UlforJ, 1993, 76-79. 103. er. Amoureui, 1986: 71·73; lhllford, 1993: 117·H~, 141.42.
20/47
1781 JuuÁN GALLEGO EL CAMPESINADO EN LA GREetA Al'\rrIGUA 1179

sobre las que nos interrogábamos anteriormente. Y, por su- vecinos que practican una agricultura que, según se constata
puesto, si no había necesidad imperiosa de conservar todas las de Hesíodo a.1enofonte, jamás aparece como una organización
reservas una parte de lo almacenado podía e ncontrar una sali- profana y positiva del trabajo de la tierra, sino que, como indica
da conveniente a través de los mercados, 104 Así pues, antes de Detienne 0963, 40), "los trabajos que el labrador ejecuta día
perder Sus activos, los labradores se abastecían con 10 acumula- tras día son trabajos inspirados por los di oses. En un principio,
do en los depósitos, además ele hacer uso de un mayor consu- son los u'abajos los que son divinos; y es por su intermedio, por
mo de artículos silvestres. Pero también estaban los vecinos, a su estricto cumplimiento, que el bbrador se beneficia de la
los qu e, como indica abiertamente Hesíodo (J,&D 346-51), lOS misma calidad". Ya lo hemos dicho: es te horizonte no puede
podía recun'irse en caso de necesidad para salvaguardar al ofkos separarse, excepto en términos analíticos, ele la búsqueda, la
de una crisis, con el mandato explícito de asistir de igual modo roturación y la colonización de tierras, ele las mejoras técnicas y
a quienes lo habían socorrido en momentos de dificultad. el aumento de los rendimientos, puesto que en cada momento
Esto último nos conduce otra vez a la configuración de los sistemas que organizan el trabajo ag rícola se presentan para
una identidad compartida que en el mundo agrario griego se los campesinos griegos como un conjunto de prácticas rituales
delineaba en torno al vecindario aldeano. En efecto, la recipro- con un carácter indefectiblemente religioso.
cidad y asistencia mutua entre labradores vecinos sólo podía
acontecer en dicho marco. Por otra parte, si bien es cierto que
consejos de labranza como los de Hesíodo podían instrumentarse
inmediatamente en las unidades domésticas, la posibilidad
misma de aconsejar y transmitir esa experiencia entrañaba la
articuladón de las relaciones sociales rurales a un nivel más
abarcador que el delimitado por el oíkos, nivel que podemos
examinar más plenamente en el plano de la aldea. Ciertamente,
esto supone la existe ncia de un imaginario social que como tal
implica la presencia de una instancia comunitaria, un punto de
reunión, y por ende un nivel de organización que ya excede
los límites de la unidJd familiar campesina. Este hecho aparece
con claridad en el pCJema hesióclico, y en rigor, dado que estamos
analizando una scciedad eminentemente agrícola, debemos
asumir que la aldca conformaba el ámbito básico en el que se
desenvolvía la vida social, económica y cultural de los
agricultores.
Si bien la unidad doméstica resulta un elemento insoslaya-
ble, es la aldea la que aparece implicada cuando buscamos
discernir los rasgos básicos de las prácticas agrarias del campe-
sinado. La aldea es, ante todo, el efecto de las reb ciones entre

104. cr. Cap. 4, ap. c.


105. ef. Jen. Mem. n , 2, 12; Teof., Caro IV. 14.
21/47
CAPÍTULO 4
LA ECONOMÍA AGR.(COLA FAMILIAR
a. Los agricultores griegos: ¿campesinos o granjeros?
a interpretación de la pólis griega como una sociedad de
L labriegos autónomos basados en la organización económi-
ca de la granja familiar se ha consolidado como una alternativa
ante el modelo que veía en el modo de producción esclavista
el fundamento material de la misma. Esto no implica dejar de
lado la posibilidad de comprender deter:ninadas relaciones pro-
ductivas a partir del concepto de esclavismo pero sí limitar su
eficacia explicativa respecto del funcionamiento de las forma-
ciones sociales griegas. 1 Esto nos conduce al asunto cardinal
del aprovisionamiento de la fuerza de trabajo agrícola en el
mundo griego, sobre lo cual]ameson (2003) ha propuesto tres
modelos de uso de la tierra que se corresponderían con tres
tipos de mano de obra: 1) la hacienda basada en la aparcería;
2) la propiedad terrateniente relativamente extensa fundada
en la esclavitud-mercancía; 3) la granja independiente asenta-
da en el trabajo del labrador y su familia pero que podía poseer
algtmos e.sclavos. 2
En un artículo dedicado a la esclavitud agrícola en la Ate-
nas clásica el propio ]ameson (1977/78) había efectuado un
estudio sLstemático de este último modero, proponiendo que
1. Véase la Gítica que para el caso romano ha planteado García Mac Gaw,
2007.
22/47 2. ef. Amouretti, 1986: 199-222; Burford, 1993: 182-222.
182 I JuuÁN GALLEGO ( EL CAMPESINADO EN LA GRECIA ANI'I<'IIA 11 U
los labradores áticos utilizaban regularmente algunos esclavos Pero ffi1,ás allá de estas diferencias interprelallvas lo t¡1I~
que les permllírrInieScargar Ciertas actlv1Clades laborales sOBre puede clecllucirse de lo anterior es que, económica y ¡iOdal-
ell'O'S'YIograr aSl tiempo lffire para atenaer los asunrwpDlmcos mente habJlando, la Atenas clásica se basó en una clase de I~I·
y militares, como ciudadanos y soldados con plenos derechos bradores liibres y autosuficientes, punto hoy en día bastan.te
p~aparticipar en la vida institucional de la ciudad. Este argu- aceptado. lLo destacable es que últimamente esta explicación
mento dedvó en una importante controversia con Wood (1983; há-empezaldo a aplicarse a la mayoría de las ciudades griegas,
cf. 1988: 51-80) para quien la presencia de trabajo esclavo en que serían por ende sOCledades basadas eo llOa c.las.e-de. pe-
la economía doméstica es absolutamerite discutible, lo mi~o queños agricultores autónomos que cultivaban la tierra bajo las
que la importancia aSignada a la esclavitud-mercancía ~la condiciones impuestas por la labranza familiar. 6 Paral€lamente,
actividad de las fincas terratenientes. 3 Según la autora, los agd- muchas de estas comunidades se organizarían a partir de cierto
cultores atenienses podían realizar las tareas productlVas así igualitarisn:lO agrario aun cuando no en todos los casos se veri-
como atender los asuntos políticos y militares por sí mismos, ficara la existencia de una organización política democráticaJ
puesto que el hecho de estar exentos de pagar rentas o tdbu- Ahora bien, una de las cuestiones que ha generado dificul-
tos les permitía contar con el tiempo libre que no dedicaban a tades es la caracterización de la situación social en la que se
proouclr excedentes para otros, tomando compatibles los tr~­ hallaban estos agricultores. De alguna manera la discusión so-
bajos rurales y la palticipación institucional activa. Esta idea de bre este asunto, en especial dentro de la historiografía en len-
que las granjas familiares no necesitarían ni tendrían la posibili- gua inglesa, se ha constituido alrededor del eje delineado por
dad de sumar esclavos no ha sido un enfogue privativo de los términos campesino (peasant) y granjero (fanner) , que
Wood. 4 Pero, al mismo tiem o esta )osición h fuerte- son las nociiones usualmente aplicadas al análisis de los labrieo-os
b

"ñ1eñte discutí a por quienes han postulado que el uso de algu- helénicos. lEsto no es una mera cuestión de nombres sino que
n~lavos en el marco ae las relaciones domésticas ae-pru-- consiste en la definición de la clase social y el tipo de unidad
dbcciÓn podía transformarse en un faclor esencial para el pe- - productiva que se está examinando, lo cual permite delimitar
queno agncultOfiñdependiente. s en buena ~edida el campo de estudio al que nos enfrentamos.
El punto de partida de las controversias ha sido la definición
más corriente esbozada por los estudiosos del campesinado
3. Este debate implicó también a de Ste. Croix, 1981: 120-74, 226-43, que proponen ver al campesino Cpeasant) cOOJO illLpeg.yeño
255-59, 504-9.
4. Cf. Osborne, 19851: 144-45. Ober, 1985: 22-23, descarta el uso de pr~ductor que se basta a sí mismo para su manutención me-
esclavos por los campesinos áticos debido al costo del sustento y señala diante el cultivo de la tierra y la cría de animales, utilizando para
que la pequeña granja de subsiste'- ja era la regla; cf. idem, 1989: 24-27; ellQla mano de obra familiar. Junto a esto, la vida en peg1!tiías
1996: 123-24, 135-39 donde an:: za el problema y da cuenta de las
posturas de ]ameson, de Ste. Cre .( y Wooel. Sallares, 1991: 56, plantea
comunidades rurales y la posesión de una cultura tradicional
"algo similar en cuanlo al costo elel esclavo y su inviabilidad para los específica constituyen dos factores que permiten delimitar más
pequeños labraelore~. Gallant, 1991: 30-33, traza un balance de las acabadamente su situación. Otro elemepto impoltante de esta
posiciones de]amesm y Wood y se sitú,l entre ambas, proponiendo que
en los niveles medios del campesinado la posesión de esclavos se
subordinaba a las delTandas de trabajo del ofkos según la fase del ciclo ele
vida. Cf. Carlsen, 20(2: 120-21 y nn. 22-25. 6. Foxhall, 1992: 155 y n. 1, lo considera una extendida ortodoxia (CJue>
no acepta) que ve a la Atenas clásica como una democracia de c1Lldaua-
5. Varios son los autores a favor de esta posibilidad a los que citaremos a lo
nos-campesi~~s que controlaban casi toda. la tierra, formaban la mayorfu

~
argo del capítulo. Para un balance de la discusión, Hanson, 1992b; cf.
1995: 63-70,129-30, donde afÍ1111a que los granjeros áticos utilizaban regu- del cuerpo C1V1CO y detentaban una cuota lmportante de poder.
7. Cf. Cap. 1, ap. a.
23/47
larmente algunos esclwos.
1BI\. I ]UUAN GALLEGO . ( EL CAMPr~INAOO EN LA GRECIA ANl1GUA 11 H¡;
I:onceptualización radica en el hecho de que los campesinos campesina se publicaron por primera en occidente durante la
suelen sostener a los terratenientes al estado mediante la década' de 1960 (primero en ingles y poco después en otras
en rega regu al' de excedentes. 8 lenguas). Esto podría explicar por qué durante la década ele
La aplicación de esta noción a los cultivadores griegos ha 1970 y hasta mediados de los '80 la noción de campesino fue
sido cuestionada por diversos motivos. En primer lugar, la rela- ampliamente usada como modo de renovar los acercamientos
ción de los agricultores con los mercados y.J.aJ.nt:ensificación.de metodológicos a las sociedades antiguas. Pero a pattir de entonces
la producción teniendo en cuenta no sólo la subsistencia sino y durante la década de 1990 las críticas a dicha noción derivaron
sobre todo el comercio son dos de los argumentos esgrimidos en un uso más amplio del concepto de granjero, lo cual quizás
para sostener que los labradores griegos no serían campesinos. fuera un efecto del abandono del marxismo tras la caíCL'L-d€Ü mundo
E; segundo lugar, estos labriegos no se percibirían a sí mismos s~ialista y el confinamiento de la noción de campesino para
co;;}o formando una clase opuesta a los terratenientes, como explicar sólo la situación de las poblaciones rurales explotadas. 10
o~urriría con los campesinos, sino como una clase que ~lía Finley (1974: 132) optó tempranamente 1201' este con-
estar más cerca de los propietarios ricos ue ele los labrie os cepto señalando que la incorporación del pequeño productor
po res. En tercer ugar, los cultivadores &!:kgos no habrían po- rural como miembro de plenos derechos de la comunidad po-
s~ma ctiliura tradicional específica. En cuarto lugar, la pre- lítica fue un suceso inédito de la Antigüedad clásica. El campe-
sencia de esclavos en las granjas familiares ha sido 01ro de los sino antiguo era propietario efectivo de su tierra y la ciudada-
argumentos esgrimidos para rechazar la aplicación del concepto nía significó para él una protección eficaz contra la imposIción
de ,?mpesmo al caso que nos ocupa. En definitiva, esta iilti.!.n'a deeargas económicas por paJte de la elite dominante. ll En c;:¡m-
nocion comportada una situación de dependencia que im12ediría bio, para de Ste. Croix (1981: 208-26) la extracción de rentas o
su aplicación a bs labradores griegos para quienes la cat~ tributos de los c.arop.esinos..antigll.OS..S..erí<1-p..e.¡iecta mente 12QSi-
", ble porque su análisis tiende a destacar gue de un modo u otro
más pertinente ~éría entonces la de gran·ero. 9
Pero e ell1?leo de la noción de campesino en el estudio éstos se hallaban sometidos a diversas relaciones de explota-
de los agricultores helénicos tiene una importante historia liga- ción. Por ende, los derechos políticos DO habrían sido para los
da en alguna medida a diferentes situaciones políticas contem- campesinos una garantíaP más allá de las diversas condiciones
poráneas así COlJ'''> a los debates intelectuales de cada momento. socioeconómicas (poseedor libre, arrendatario, colono, etc.), lo
Como es sabiclc, los trabajos de Chayanov sobre -la economía que subyacería sería el denominador común de la extracción
8. Cf. Wolf, 1971a: 12, 18-20; Shanin, 1971: 296; 1976: 8; Worsley, 1984. 10. El uso del concepto de campesino por Donlan, 1973, y del de gran-
9. Al optar porla roción de granjero,]ameson, 2003: 45 y n. 3, señalaba jero por el mismo Donlan, 1997, tal vez sea un ejemplo de estos cambios.
que para la de canpesino no existía ningún equivalente griego antiguo y Pero algunos estudiosos han continuado usando "campesino" durante los
que, por ende, debía ser constantemente redefinida al usarla para el '80 y los '90, e.g. Morris, 1987; 1991; 1994; 1996; 2000.
mundo grecorrol11J11o, de modo de poder distinguir con más precisión a 11. Finley, 1974: 132 n. 2, destaca lo excepcional de esta situación en
,,-1,
las poblaciones gregas de las medievales y modernas él las que se aplica contraste con la habitual sujeción del campesino; cf. Shanin, ed., 1971.
esta noción. Cf. BIrford, 1993: 85-87, 172. Mucho más inflexible' es la Ver Finley 1982: 114; 1984: 103-23, 188.
posición de I-Iansm, 1995: 95-108, que toma decidido .partido por la 12. El autor reconoce que en ciertas ocasiones puede ser conveniente
noción de granjen. El auto,r, en efecto, es el más perseverante en el uso utilizar la noción de "economía campesina", que como vimos contiene en
de esta noción pan el análisis de los labradores griegos a los que incluso su definición habitual la idea de explotación. Sin embargo, ele Ste. Croix,
compara COD los a¡ricultores de los Estados Unidos; ver idem, 1995: 1-22; 1981: 213, 225, 285-89, debió también reconocer que la democracia grie-
1996a. ga significó para los campesinos una protección real contra la explotación.
24/47
I /lt I I JI luAN GALLllGO
de ~xccdenles a través de servicios laborales, deudas 1m ues-
. L ELCAMPESINADOENLAGRllcIAANmalt\

inconveniente ara 1L:1.plicación a los 12equeños prodUtlon.'.'l


I IMI
/

toS; rec ulamiento militar, que convertirían al campesinado an- áticos, puesto que dicha re definición remite a la condiclón
IIguo en una clase sometida a los explotadores. \.. específica de estos campesinos a partir de su excepcional
Durante la década de 1970, Garnsey (cf. 1998: 91-150) situación socioeconómica, política y militar. La ciudadanía del
también se ocupó del sampe'Sinado antiguo, y aunque sus labrador ateniense redujo realmente la nece'sidad de intensifi-
investigaciones se centraron en el caso romano la comparación car el trabajo porque limitó la producción de excedentes cLeun
con Atenas le permitió vislumbrar la..situación de "gran excep- modo desconocido por otras sociedaaes campeS111as. Por ende,
ción" (p. 93) de los campesinos áticos. Si bien el autor fluctúa la definición del campesino como un productor sometido a
enue los términos campesino y granjero en realidad termina poderes externos de explotación debe para el ~as.o ateniense
asimílando el último al'primero. El propio Garnsey (1996: 77- (y tal vez para el resto del mundo griego) ser acondicionada,
82; 1999: 23-28) ha retomado la cuestión en trabaíos posterio- pues los agricultores áticos estuvieron exentos del pago de
res, adoptando tam15íe'ñalTí1asaefmlC1ones enerales antes in- rentas e impuestos,
dica as. n e ecto, el campesino se distingue tanto del ranje- La elaboración más rigurosa es la propuesta por Millett
rüeiñj?fesarial como e cu tlva or primitivo, 13 porgue se trata (1984) en su análisis del "mundo de Hesíodo", Además de
de un pequeño productor mral que con un equipamiento sim- dIscutir pertinentemente explicaciones que hacen del poeta
pre~ltrafjaío familiar produce lo necesariO' para su subsist2:n- beocio un aristócrata, el autor señala que la definición de
cia así como lo requerido. por los que detentan ejt poder pO'llti- campesino que brindan Sociólogos y antropólogos se I::ms'a
co y económico. Pero advierte que es una quimera hablar de en casos contemporáneos o relativamente recientes eñ10s
un "campesfuo antiguo típico" 't ~PQr ende debe: analizaEse quéla comunidad campesina aparece como parte de una
la siBgularidad de cada caso . sociedad más amplia y la 12roducción para el mercado tiene
As~) una de las principales contribuciones hechas pOf Finley,. un ~el significativo_ Pero la situadón de los labradores en
Gamsey y deSte. Croix: COlll!sis1Ii6 elilllia: adopción de conceptos la Grecia arcaica y clásica no :se definiría por ,su integración
(mes; corno~ ec.onomía campesrna elaborados en eL eam:· Q;(re en los mercados. En este :sentido., lo que Hesíodo penni!,e
otras ClenClas ~OC1a es aunque redefinidos para: la historial antigua.14' cO-;;prender es 'el funcionamien.to práretioo de una ,aldea
Sfg,uiend'o. <ti Garnsev. Gallant 099'}·· 4-S} también aplicó el 'campesina :a partir de 11.;1n :sl'Stema 100hererrte de valores é
l

concepto de eL01i1omía campesina ar peqhleilio' propietaricu gtiego, \


" instituciones, entte los auanes destacan la autonomía del amos,
1, al que d'efiníasegún tres aspectos inherentes al cam.pesinado: 1) la ibúsqil!l'eda ,de la autarquía y la obligatoriedad ,de il:as
era un sector :fe una sociedad' más amplia. 2) qll~dentaba s.u re1aclonesde reCl roddaa, <que delnntml5anlos vmcL1J~:s
producción hrcia la subsistencia a partir d'er trabaju..c.l.am~, 'concre:tos de in'teficarrwibio que tenían lugm' den.'üro rOle :a
3) cuyos excedentes sustentaban a otros estIratos sociales pero (co~unidad aldeana. 1'5
el campesinado no era un se<et01' monolítico: una fluida línea
. r - La escasa l11elación de los agricult:olies ;2U1il~:gIU\OS Icon lel '11'ler-
separaba al r1<o del pobre y podía ocurrir que, azarosamente,cl
cado señalada por Millett:ha .g.enerado pnG'blemas de intell])Jle-
l;;gar rico deuna generación se hiciese . .obre e a si uiente.
tación y posturas encontradas. 'Como vlmCDs, :q.uJe.nes plu.orizan
ara ood (1983: 8-9; 1988':: 51-63), fa re definición a la que
debe someter,e la categoría ere ca'111pesiho no' ha significado un
15. ,OE. Millett, 1991: 28-39, 45-52, 74-75. Véase también Tandy, 1997: .
13. Cf. Shanin, 1983: 68. 203-27; 2001, .que hace hincapié\eala situación de dependencia en que
14. Ver por ejenplO Cnayanov, 1974;: Galeski, 1977; Shanin, ed., 1971; se encontrarían .campesinos como Hesíodo con respecto a la elite de la
ciudad de Tespias. Ver 'Gallego, 2005: 154-55.
Hhnnln, 1971.
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11111 1 JI lIJAN GALLEGO EL CAMPESINADO EN LA GRECIA ANTIGUA 1 189
l'll'oncepto de granjero señalan la impru:tanGia-Ele-la-f>l:educ- agricultura y el uso inmediato de la fuerza de trabajo familiar.
cl()n orientada al mercado. Analizando la conducta de los 12ro- Pero, a difert;ncia de los campesinos, los granjeros áticos no
<.Iuctores áticos, Ol:5er (1985: 21; cf. 19%: 135-38) ha objetado eran explotados ni dominados por agentes externos ni posefan
~
esta idea puesto que, según su visión, la mayor parte del Atica' una cultura tradicional distintiva; tampoco trazaban una
era labrada por familias campesinas con terrenos de entre 40 y separación clara entre ciudad y campo ni entre pequeños y
60 plétbra, que apuntában a la subsistencia y gue sólo destin;- graTICles propIetanos. Pero en un estudio posterior sobre la
ban una cantidad muy limitada de grano para el mercado de la düClad griega Os borne (1987: 13) habla directamente de "la
ciudad. En este marco, el autor no tendrá inconvenientes en base campesina de la sOcieda,d" Y Sin embargo, el autor ha
usar alternativamente los términos granjero o campesino aun- sostenido posteriormente (1998a: 176), en relación conp'-l.
Hesíodo ,
que sólo incluye al primero en el índice analítico. Una fluctua- que no tiene demasiado sentido clasificar su situación social y
ción similar se percibe en Hodkin~on (2003: 168) c:iu~ rei- cultural con arreglo a categorías modernas como la de campesino
teradamente la palabra granjero, pero cuando se refiere a la porque muchos de sus rasgos definitorios están en él ausentes.
pólis de modo general la define como un mundo agrícola en el De todos modos, la idea de la base campesina de la ciudad
que la incorporación de los campesinos a la ciudadanía de co- griega tuvo adeptos antes de Osborne, como ya hemos visto, y
munidades autogobernadas les dio una posición de cierta fuer- los ha seguido teniendo después de él. Así 19 deja ver Shipley
za política: era un mundo dominado por la ética de la autarquía (2002: 43-44) al hablar de un sistema agrícola campesino-ciuda-
del hogar y ampliamente habitado por ciudadanos-campesinos dano y de la cultura campesino-ciudadana de la p6/is.
que vivían de h la~ranza mixta, en el que la infraestructura del -rntlmamente, Edwards (2004: 1-8, y jJass/m) ha criticado
comercio más c.llá del nivel local estaba relativamente subdesa- la perspectiva de Millett así como la de los que ven en Hesíodo
rrollada. Isager y Skydsgaard (1992: 113-14) también adoptan los síntomas de un empobrecimiento del campesinado Q~ría
un criterio a~biguo aunque por otros motivos: la mayoría de lugar a su subordinación con respecto a una aristocracia que
'1 laSC'íUclaCles estuvo constituida por campesinos, pero hubo casos paralelamente se transformaría en la elite de la pólis en desa-
~I excepclOnales como Atenas o Corinto donde existieron otras rrollo. El autor sostiene ue no habría explotación del ca p.esi-
formas cte ganarse la vida además de la agricultura campesiña. na o nila aldea de Ascra,se balJgría bajo el domjnjo ele la ciu-:
El moaelo canDesmo se aplicaría a las póleis griegas pequeñas qad de Tespias. La autonomía de la primera respecto de la
" de las que poco se sabe pero sería incompatible con el s~gunda implica que sus habitantes no pueden definirse como
conocimiento que se tiene de las ciudades más grandes. 16 campesinos, pues según Edwards sólo hay campesinos cuando
Osborne C985a: 142 y n. 47) acuerda con estas descriQSio- una elite domina y explota a los productores directos, y gene-
:1 nes pero no con los conceptos e indica que los granjeros podían ralmente esto se da a partir de la articulación del campesinado,
d coJ:?ddir con IOi campesinos en cuanto al bajo nivel tecx:ológko, en tanto que parte de una sociedad, con una ciudad cercan~
el lazo entre gnnJa y familia, una economía dependiente Cle--la problerna de Edwards es la definición de campesino adoptada,
que lo lleva a sostener gue la aldea de Ascra supone un mundo
muy pequeño que "permanece no jerarquizado ni regimentado
16. Cf. Cartledge,1993: 132, 134, que critica la posición de estos autore~ por el sistema de la pólis, por la necesidad de entregar un
porque suponen fue Atenas fue totalmente diferente a la mayoría de las ex::..edente a 'un basiletís o a una elite" (p. 166).
ciudades griegas {fl lo referido a la impoltancia económica de la agricultu- l'
1
m y la Iiqueza en tbTas. Caltledge también indica que el término campesino '
Pllede ser útil pan adveltir que se está hablando de un countl)Jnctn, pues 17. Cf. Osborne, 2003: 187, y 1995: 32-33, donde se habla ele una t
la mayoría de los mtiguos griegos vivieron en y del campo. agricultura campesina. '
26/47
liJO I JlIl.IAN GAI.LEGO EL CAMPESINADO EN LA GRECIA ANrIGUA~.)\. '~:,J
. . 'el! ..... f'
Esto último nos reconduce a lo excepcional de la posición
definición reconoce que los campesinos forman parte de un
eJe los bbriegos helénicos con respecto a la generalidad de las
sistema económico más amplio y Ror eso su conducta como
sociedades campesinas. Es evidente que la definición de cam-
productores depende de cómo funcione dicho sistema; otorga
pesino adoptada condiciona la opClon an ~. da autor al
a los campesinos cierta capacidad limitada de superviveñCia
explicar a situación de los pequeños propietarios griegos. En
independiente del sistema más amplio y esto puede a veces
este sentido, estamos de acuerdo en que no es para nada un
ser importante para explicar su conducta económica; señala
inconveniente tener que redefinir las categorías de análisis en
que la producción campesina tiene lugar en un contexto de
función de las condiciones específicas del mundo ~go. La
mercados que no están plenamente formados, lo cual tiene un
propia noción de g~ro también necesitaría ser redef~?ida
impacto importante sobre la autonomía relativa de lo"§' peque-
para su aplicación a la Grecia anti8,2a, pues se trata de un con~
fios productores así como sobre el tipo de decisiones económi-
cepto que ha adquirido una significación precisa en relación
cas que puedan tomar; sirve para distinguir a los campesinos
con la situación de la moderna granja familiar, que se presenta
de las empresarios agrícolas capitalistas que emplean trabajo
más como una unidad empresarial orientada a un mercado ca-
asalariado así como de las familias con granjas comerciales que
pitalista que como una economía doméstica organizada para la
operan en el contexto de mercados plenamente formados;
subsistencia. 18 Por ende, si se toman las definiciones operativas
brinda una perspectiva estratégica a las políticas agrícolas. a
como ideas canó~jcas rí idas arece entonces no haber posi-
menudo interesadas en acelerar la transición de las economías.
bili a es de encuadrar al labriego helénico bajo la categ~de
campesinas a las granjas comerciales familiares, mejorando el
campesino. Pero ya Finley señalaba la alternativa de un cam-
funcionamiento de los mercados,. incrementando el uso de S1.1'-
peSIñaclo no sometido a explotación a raíz de la exce¡¿ciQm.ulQ~ld
ministros comprados y removiendo las restricciones que distin-
histórica que significó su incorporación a la comunidad política
guen a los campesinos de otros actores económicos en et sistema
en un pie de igualdad con los terratenientes.

r
de mercado.
Per~o:..:,~¿jq~u~é:.:s::.:u~c::e.::d.:::e-::s::.i~rr:.::lo::.:d;:if:.:i:.:c;:a::1n:;0~s~e~l:Jp~u.:..n7:"to=d::-e~p-=a-=r=ti:-d-=alcon- Ahora bien, sí sólo se puede hablar de granjeros cuanclÓ>licu
c eptual que han tomado todos los historiadores ha.sta el mo-
economla agrícola familiar se integra plenamente efl11!ln merca-
.meñ175TEn ,electo, tanto para aceptar como para descarta..!. la
do "completamente formado,,2o entonces 1'a Bodón sólo: puede
nOci6ñde campesino el p.unto_de-pattida-ComlÍQJla sido E.t
emplearse en el contexto de tIna eCOflOl!líl'Í~ capi'cansta. E~
definición señaladl al comienzo de este capítulo. Sin embargo,
caso, pues:, es la noción de gratljem· fa que debe redefinfrse
n~vos ,apo!ites metodoló,gicos pueden llev:arnos por otro ca-
parao su utiliz:ación en e1 marco de 1'a GreCIa anUl'gua. Un moao
mino, 'oomo por (e~mpl0 la defillidón estrlctam.ente económi-
de avanzar sobre esta cl'lestfón es' que nos; ad'entremos en el )
Ica que ibri.ñCl.a'Elli5 Cl1'993::3-16, 276-'85).19 S~gún su plañ1eo,
análisis: de: r~L orrgalfllÍización pmd'tlctILv~ y las con~iciones dé lle.- ,.
no~ necesarlO ipmsar :a1 GllllpeSmado <oomó una dase irren~­
producción del hogar cid kufuraci0r gnego, conSIderando el pa- k-"
diablemente 'explotada por los IUerr.aitenientes o <el estado. Su
pel del trabajo esclavo y otras formas de' obtendón de mano ere-
übra p0f'patte d'e la granja familiar, el problema de su autarqufi"
18. Sobre esta1cuestió1, Galeski, i197.'1: !L22; 11977:45-131, 207-66; ]ennett,
1980. 1J ara el fl'1Und0 .ll1t(guo dásico esta cuestión ha sido señalada tanto
por Finley, 1974: [45 (que ,oita a Galeski, C0l118 ¡por WQod, 1983: 8, ,que 20'.. Aquí nos l.mitamos a consignar la visión de Ellis, lo cual no impllC:,1;
que acordemcs con el uso de nociones como. "mercado plenamente for-
lo sigue a Finley. . '" _
19, Cr.la idea desmdlboldel'en Netting, 1'993:passl1n, con 1a Tese,na de mado" o "meJcado imperfecto" que suponen una mirada evolucionista
Martinez-Alier, 1995. marcada por el punto de llegada a la "perfección", esto es, el mercaclo libre
27/47 capitalista. ef. Ellis, 1993: 76, 153-56; Netting, 1993: 155-56, 288-94.
1
I'I~~ 11 ILIANGALLI!GO EL CAMPESINADo EN LA GRECIA ANl'IGUA 11 'Kl
y su 1'<.!lación con los mercados. A partir de este recorrido, Aristóteles para delimitar a los integrantes del oíkos, "de la m1sma
pIanL(;!aremos nuestra mterpretación sobre el problema cam- panera"-(bomoszpyoz..zs) segun Carondas y "del mismo comedero"
pesino y la lógica social de los agricultores helénicos, segjJn Cbomokápous) según Epiménides, coinciden plenamente con la
una perspectiva que hará hincapié en un modelo múltiple q~e descripción de Chayanov (1974: 48) de la noción de familia en
penIlita comprender las diversas situaciones en que dichos pro- la vida del campesino ruso: -
ductores podían hallarse.
"En su intento por establecer cuáles eran los contenidos
de este concepto en la mente del campesino, los estadís-
b. La granja familiar: producción y reproducción ticos del zemstvo ruso ... establecieron que- para el cam-
pesino el concepto de la familia inclUYE; a las personas
La economía doméstica suele definjrs~c.G.lJlCLuna.1111idad que comen siempre de la misma olla o que han comido
de producción y consumo. En la Grecia antigua, el ofkos apare- de la misma olla."
c~ Claramente como una entidad de este tip,0.21 No obstante,
segÚn Finley (1978: 67-68) sus atribuciones Y- fuñC10nes e~n La delimitación aristotélica de las funciones de la~éasa ope-
más amplias que las mencionadas, por lo que la definición bá- ra sobre una fluctuación entre dos términos: ofkos y oiHa, que.
sicaLle1a unidad familiar requiere un mayor desarrollo. El oíkos pueden ser traducidos de la misma manera, y así debe hacerse
era el centro ;l partir del cual se satisfacían no sólo las necesida- con el pasaje de la Política (1252b 9-22) donde aparecen. 24
des matenales, mcluyendo la seguridad, sino también "las nor- Sin embargo, la existencia de estos dos vocablos dio lugar a
ma"Sylos valores éticos, los deberes, obligaciones y responsa- ciertas ambigüedades puesto que no siempre significaban ne!.
biliáades, las relaciones sociales y las relaciones con los dioses. cesariamente lo mismo. ]e12.0fol1te CEcorl. I, 5) ponía de relieve
E~no ela solamente la familia; era todo el personal de la que oikía aludía a la casa en el sentido estricto'de lugar de
casa solarieg;t y sus bienes; de aquí la 'economía' ... , el arte de re~dencia mientras que oíkos denotaba no sólo la casa sino
dinglr un ozkJs, que significaba manejar una granja, no el go- también las propiedades. 25 Pero esta distinción est<:i lejos de
bierno para .mantener la paz en la familia". Con algunas aclara- haber sido plenamente aceptada or los autores gnegos.
ciones que en seguida veremos estéLdefinicióll.-pue.de...aplicª-r- Ari~tóteles es clara muestra de ello, y los testimonios de a gunos
se al conjunto de la historia griega que va del siglo VIII al N. 22 oradores áticos indican que oikía podía connotar no sólo la casa'
Según.A!istóteles (Pol. 1252b 12-4), el oíkos es una "comuni- sino también la familia o la propiedad, de manera que su sentido,
dad coriSrnmai naturalmente para la satisfacción de las necesidades se superpondría con el de ofkos,26 Pero en el contexto de la ley
cotidianas" ClyOS miembros se definen como los que han sido ateniense era usual que oikía sig.uificar.a "casa" y oíkos "propie-
.' criados con Uf, mismo alimen~o. 23 Las dos expresiones usadas por dad" o "familia". La aplicación de la idea de oíkos a la propiedad
~
21. Para un anáisis del funcionanl.iento de esta unidad en el marco de la 24. Cf. Golden, 1990: 80-81, 141-42.
Grecia aotigua,3alIant, 1991: 62-81; cf. Pomeroy, 1997: 17-66; Pattersoo, 25. ]ameson, 2003: 62, propone que en este pasaje oikía atañe a la casa
1998: 43-69. D6de un punto de vista arqueológico, ver Pesando, 1987: (bollSe) y oíkos al hogar (boL/sebold) o la familia (family); cf. Isager &
111-21; Nevett,1999: 36-37, 83-85, 95-98, 151-52. Véase asimismo el Skydsgaard, 1992: 127; Pomeroy, 1994: 214.
fllndamentado ;nálisis realizado recientemente por Mirón Pérez, 2004. 26. Cf. lseo, VI, 18; Isócrates, XIX, 7. MacDowell, 1989: 10-11, analiza
22. Adkins,1963: 33, 41; Millett, 1991: 120-21; Nagle, 2006: 61.
er. esta información y los textos de Aristóteles y]enofonte, Ver Cox, 1998:
2,~. Gnllaot,1991: 11-15; Pomeroy, 1994: 41-45.
er. 130-35.
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I'JtI 11lJLlAN GA,LLEGO EL CAMPESINADO EN LA GRECIA ANI'IC a lA 1111,1 i

!)(.!l'Jn{le establecer una asociación con la palabra kléros, el lote aclarando que "el bueyes el criado (oikétes) del p.Qb.re" ..~l Para
o hnclenda; en cambio, el sentido de familia o génos parece Aristóteles la distinción entre diferentes propietarios se pódrl;
ht!ber sido un desarrollo tardío (siglos Vy IV) aunque desde el establecer a partir de si tenían esclavos o si se servían ele sus
p~nto de vista legal no recibió definición alguna. 27 - bueyes. Esta idea puede resultar útil para entender cómo se
A partir de lo anterior se puede afirmar que el ofkos impli- p<:,rcibía la diferenciación social entre los propietarios de tierra
ca ba la existencia de un génos -que aquí interpretamos en el en la Grecia antigua. Pero es necesario adveltir que Hesíodo
senooo restringido de familia- asentado en un kléros, es decir, (T&D 406) distingüfa entre la muJer casada (gameté) y la adqui-
la propiedad de un lote de tierra. 28 Estas especificaciones re- rida (kteté) a diferenCia aelo que afm11a15a Anstoteles al intel]?ret.:'1r
sultan suficientes para esta51ecer que en la Grecia antigua la a la mujer menclOnada como la mujer dellabradol~"puesto que el
posesión de la tiérra se articulaba con la hacienda familiar. 29 poeta estaríá recomendando a la mujer adguirida para ~pudiera
Bajo estas condiciones,Ja..ecouom1a-G0l:néstiea-fl:lflei0Baga-co.t:nQ u.:cluso ir detrás de los bueyes, es decÜ~ una servidora Que además
"la unidad básica de producción, consumo, J2QS..esión, ?ocializa- de otras tareas realizara también faenas agrarias. 32 Esto supone la
ción, sociabilidad, apoyo moral y ayuda económica mutua", por existencia de trabajo agrícola femenino cuestión sobre la que
citarl~ef1il1ción de Shanin 0983: 55), que recuerda tanto los volveremos.
aspectos materiales señalados habitualmente por los estudio- Por otra parte, si bien el grupo familiar se define de manera
sos de la economía campesina como los aspectos psicológicos laxa a paltir 'de la crianza con el mismo ahmento, elpa:saje de
apuntados por Finley con respecto al ofkos griego. De este Hesíodo comentado por Aristóteles no deja lugar a dudas en
modo, el funcionamiento de los antiguos hogares griegos se cuanto al poder del hombre dentro de la casa. Cieltamente, la
caracterizaría, según Gallant 0991: 13), por la interrelación de fuerza de traba'o de la unidad doméstica rural estaba constituida
cuatro aspectos: corresidencia, parentesco. comensaliclaQ y co- básicamente por la familia, en la que el titular del kléros so la ser
operación económica. simultáneamente padre 'de familia y jefe de la explotación.
En este ccntexto desarrollaban su actividad cotidiana los' la- Respecto de este punto, Vilar 0980: 275) ha criticado la imagen
bradores griegos, con una significativa autononúa en lo relativo a un tanto idílica de la coo eración familiar cam )esina ue ropo-
la gestión del ofkos, en función de lo cual debían hacer frente a neel aná isis de Chayanoy al es.tudiat...estde.nóm~12l!esto
diversas exigeJ.cias,30 siendo una de las principales el balance que ~e trata por lo general de una explotación más o menos
entre producc.ón y mano de obra. En este sentido, había una intensa del grupo tamiliar por parte del jefe de la unidad.
ínea divisoria clara entre los terratenientes y los labradores: Aristóteles (Poi. 1252a 24-1252b 23) recoÍlocía esta situación al
exiStTIrrrlDs-que-c:~ntCtban-correhrnba¡o'Qe otros)!: aquellos.q.ue indicarque el hombre era poLOal.ll¡:al@.'"áfI-el-E\I:Ie-Elel:>ía-¡:e.g~bre

i.
debían trabaja: por sí mismos. Haciendo suya una sentencia de
P'I-emOc[o(T&D40S): "primero un ofkos, una mujer y un buey de
bb'rnríTcr"-;-A1'lsorelescPorrZ5215 10-125 eruatizaba esta distancia
mujeres, hijos y escla.ID.5.,-)Lconcluia..Gitaf.ldo-a-I:;IoJlle.r.Q(Od. IX,
114): "cadauno tiene el mando Ctbemisteúei) sobre los hijos y
las mujeres". En este sentido, el término griego ofkos puede
-
31. Sobre el término oikétes como modo de designar la situación de
27. cr. Biscardi,1982: 96; Cox, 1998: 135-41. esclavitud, Plácido, 1997c; cf. Hanson, 1992b: 222 y n. 25.
28. Sobre la artilulación entre estos factores, Sallares, 1991: 195-202. 32. Cf. 'Vianello de Córdova. 1979: ad loco
29. cr. FoxhalL, 989: 25-32; Burford, 1993: 33-48; Hanson, 1995: 51-55, 33. Chayanov, 1974: 69-95; i9Bl. Para perspectivas sobre la teoría de la
59-60. economía campesina, Kerblay, 1981: 109-19; Thorner, 1981; Schejtman,
~O. Son Interes31tes al respecto las puntualizaciones de Osborne, 1998a: 1980; Archetti, 1981: 13-48; Heynig, 1982; Durrenberger, ed., 1984;
Hl·H3, 87-90. Ellis, 1993: 109-21; Netting, 1993: 295-319.
29/47
1% IJtiLlAN GALLEGO EL CAMPESINADO EN LA GREClA ANTIGUA /197
IINodmse ullaUnoJamilia: el ater amiUas tiene el poder sobre de esta dependencia femenina supondría, pues, una forma
/lÜS os e ¡2.OS.aS-Y- posesiones (bienes muebles e inmuebles) lo laboral ligada a la producción doméstica de la u~idad campes1-
ellal destaca fuertemente el aspecto de autoridad. 34 La unidad ~n embargo, en muchas ocasiones no había criadas y las
doméstica se basaba, entonces, en la potestad del titular del oíkos '- tareas debían ser desarroUadas por la mujer del labrador y sus
que tenía una disposición plena sobre los bienes, la familia y la hi}a5,SílashaJ51a. 3BMTQs Salvajes Ferécrates (fr. 10 [Kock], ap.
parcela. Ciertamente, el ejercicio de este derecho se articulaba Ateneo VI, 26%) evoca esta situación aunque en un tiempo
con la ciudadanía puesto ue la posibiliCIaa de acceder a la primitivo indicando que "las mujeres se debían encargar de
prople d de la tierra estaba OJ~diada.P-QLla.pa1ticipación Qolítica todo el trabajo de la casa (oikía). Eran ellas quienes debían moler
eñia pólis. De este modo, la comunidad aparecía como la pro- el grano (sitía) desde el amanecer; quienes hacían resonar la
pietaria principal o eminente de la cual los ciudadanos tomaban aldea con el mido de sus molinos manuales (milas)", Eurípides
sus prerrogativas privadas sobre la casa y la tierra. 35 nos muestra una situación parecida (Ji,t. 71-79):
Puesto que el objetivo económico que guiaba a las unida-
des campesinas era la búsgueda de la autarquía taato en..la
"Debo compartir contigo voluntariamente las tareas -dice
proQucción como en el consumo,en pos de lograrlo el trabajo
Electra-; aligerando tu trabajo en la medida de mis f'uerzas
delos campos de labor era com lementado con el trabajo
para que lo soportes mejor. Ya tienes bastante con las labores
oméstico de las mujeres en el hogar, que realizaban activida-
del campo (táxotben érga); las de la casa (dÓ17'lOis) debo
des suplementarias importantes pafa la correcta gestión de ~
disponerlas yo. A un trabajador que vuelve del campo le resulta
procIucción mra!. Como ya vimos, Hesíodo (T&D 405-6, 602-3)
agradable encontrar dentro Ctándon) todo bien dispuesto."
indicaba la posibilidad de adquirir una mujer que pudiera ir
detrás de los bueyes, lo cual implica que esta alternativa, si
bien cierta, no fuera la más común, pues para llevar a cabo la A lo_ cual su esposo labrador responde: "Si así te Qarece,
.. '
labranza era necesario, de ser posible, tener un esclavo, aunque marcha. En realidad. la fuente no e.s.táJ.ejos de casa. Yo al ama-
siempre era el p~opio campesino el que debía arar (436-41, necer llevaré los bueyes al campo para sembrar los su~os (speró
458-62). Ciertamente, el poeta sólo se refiere al trabajo de los gyas)".39 Esto nos señala los lugares que el hombre y la mujer
campos por lo cual no encontramos menciones sobre las ocupaban en la granja familiar y lo que se esperaba q~ la
actividades desarrolladas en la casa propiamente dicha. 36 Pero mujer hiciera para suplementar las tareas masculinas en un
_ _.....
'_ ' I
cabe pensar que .a función de estas dependientes estaría junto contexto aOñae la división laboral se basaba en la supuesta
a la mujer campesna en tanto que "ama de casa".37 La existencia fqraleza respectiva del hombre y la mujer pero ante todo en
la~relaciones de autoridad ya indicadas. Sin embargo, en el
marco de la unidad doméstica mral no debe tomarse esto como
34. Finley, 1974: H-17; cf. Garnsey & Saller, 1991: 151-76.
35. Cf. Cap. 1, ap. a. Ver Isager & Skydsgaard, 1992: 120-34; Burford, re~solUfa, pues como se infiere de algunos testimonios ya vistos,
1993: 15-48. Cf. Jarreson, 1990b; Lewis, 1990; Isager, 1992. Sobre Atenas, así como de ejemplos tomados de otras sociedades, resultaba
Finley, 1985: 74-78; Osborne, 1985a: 47-63. Sobre Espalta, Hodkinson,
1986; 2000: 65-112; Casillas, 1997.
36. Véase Hom. o¿ XXIV, 511-12; Arist. Paz 1138-39; Jen. Econ. VII,
35; [Aristot.J Econ . .344a 3-6; Alcifrón, m, 25, 2; 26. Cf. Sallares, 1991: 38. De la copiosa producción sobre la mujer en el ofkos griego, ver
83, y en especial Hock, 1994: 338-41. Mossé, 1990a: 15-39; Plácido, 1994; Demand, 1994: 1-32; Romero Recio,
37. Sobre la esclavtud femenina, Vidal-Naquet, 1983: 241-61; verde 1998. Sobre el papel femenino en la economía campesina, Ellis, 1993:
Slc. Croix, 1981: 9¡-111; Redfield, 1993: 200-4, y en especial Plácido, 171-80; Netting, 1993: 67-70; cf. Dubisch, 1986: 9-16.
1999. En cuanto a laautoridad femenina dentro del o'ikos, según el ejem- 39. Cf. Eur. El. 307-9, sobre la confección de ropa como tarea habitual de
plo alenlense, cf. F)xhall, 1989; Mirón Pérez, 2000a. la mujer campesina.
30/47
EL CAMPESINADO EN LA GRECIA ANTIGUA 1 199

habttu::d que en una familia campesina las mujeres realizaran 10~12ortamientos demográficos según la cual los pobres
no-sóto-lasla5ores estrictamente domésticas sino también s~en tener más hijos que los ricos. Sus conclusiones al respecto
muchas ele las tareas agrarIas a la par de los hombres. 40 subrayan algo fundamental: en las sociedades preindustriales
Otro aspecto fundamental que condicionaba la capaciQgd se complUeban correlaciones positivas entre riqueza y tamaño
de reproducción del campesinado era la alienabilidad del suelo, de la familia y existe incluso una "destrucción biológica de los
que ya hemos analizado.4 1 Cielto es gue el campesjno buscaba pobres". De lo cual se colige que las unidades campesinas ricas
siempre preservar su parcela. Pero, en cieltas ocasiones esto se tienen más integrantes que las pobres. 45 Para la historia antigua
quedaba en un mero anhelo. Aquí nos limitaremos a destacar es~"or~~Últa difícil de cuantiflc8l', de modo que tendremos que
dos situaciones significatlvas adveludas por Hesíodo (T&D 336- contentarnos con "modelos hipotéticos no matemáticos".46
41): en la primera, que toca directamente su situación, señala ""Todas estas clrcunstancias deben ponerse en conexión con
la necesidad de trabajar la tierra en la forma debida antes de la paltíción de la herencia,47 un dato regldar en el mundo grie-
embarcarse en disputas y reyertas sobre posesiones ajenas; en go. Como vimos, I-Iesío~lo (T&D 37-39) dejaba constancia de
la segunda, aconseja hacer adecuadamente sacrificios y esta situación a raíz de una disputa con su hermano por la
libaciones a los dioses para que tengan el corazón y el ánimo herencia recibida: "dividimos el klemsy mucho más te has lle-
favorable "de modo que compres la parcela (one kleron) de vado, indebidamente, halagando a los hasi!eiS devoradores de
otro y no otro la tuya".42 Así, aunque no fuera lo más usual, era dones".48 Por lo cual destacaba la conveniencia de tener un
posible ya en época del poet~dQ1!i!:iLo-c.ede.t:.lill<L12IQ.p-iedad solo hijo pafa mantener el o&os paterno, aunque esto quizá se
a fravés de la compra-venta, siendo el jefe de la unidad quedara al nivel del deseo C376-78}. Si se tenía más de un hijo,
productiva el agente ca12acitado para 31ieruu:...laJlad~El hecho. habitual" entonces era menester dividir fa herencia. Pero
primer punto se asocia a d emas~ con 1os 1'"
ltiglOS por 1a 1lerenCl<,
'a 43 ciertos me€anismos de regulación demográfica podían ser útlkS
una situación bien conocida en el mundo griego que el poema a la BOfa de: decidir a guiénes, a>l,imentar así como el futuro de la
destaca de entrada (27-36) criticando la práctica judicial que en el unidad doméstica. Se sabe que la exposición de niños era algo
ágora permitía7esolver la asignación de...la-pmpiedad de un loE' común en la Antigüedad com0 lo deinuestran los relatos núticos
disputado por dos hermanos. 44 o legendarifDs s0JbJie Moisés, Ed'fpo o Rómulo y Remo. En concre-
Lo anterior nos habla también ,de la posibifidad cierta de to, se ha podido comprobar' que el abandono de infantes era
que el t~.o de las urudactes cam esmas, uCUera am liarse o frecuente elíll el mUJi1do, grecorromano, afectando sobre todo·a
"
'1 re UClrse segun el destino qne les tocar:a é'.D 'suerte. H.'l.tacorre- l~ niñas; más que a los niños, y en este caso el primogénito
l'
lación entre rique2a y tamaño de ilagrarrja ha sido a!ilalizada p.Qr quedaJiía e.xcepruaao. Se h3' hablado a veces de infanticidio, cosa
l

Shanin (1983: 97-101), que seapoyaba en diversos estudios posible; pero- enliÍg0f el: abandono o la exposici6i1htrsigr.lificaban
\1
qu~an cuestionado la imagen 'extendida ,errtve [os ;alla'bistas de la muerte de los infantes sino, formas de abastecerla demanda

40. Sobre el trabajo femenino, Mactoux, 1'994/95, y en especial Mirón 45. Sobre' el lazo- entre riqueza, tamaño de la familia y superficie ele la
Pérez, 2001; lriaJ'te, 2002; para el trabajo 'agrícola femenino, Brock, 1994: granja, Netting, 1993: 12:-15, 263-74; cf. Ellen, 1982: 267-71.
342-44, y sobre todo Scheidel, 1995/96. 46. Finley, 1986b: 18, 95-96;, 103. ef. Gallego, 2001a: 74-75. Ver sin
41. Cf. Cap. 3, ap. c. embargo los esfuenzos; <!l'e Gallant:, 199: 82-92, por cuantificar el la maño
42. Cr. Hanson, 1995: 108. Sobre la venta o rripoteca de la tien:aen caso de las granja:: campesinas.
de Imperiosa necesidad del hogarcampesiHG, \Ga'llant, 1991: 128-29. 47. Lane FO)i, 1985; Cox, 1998:' 6-7, 68-69, 91-92; ]ones, 2004: 53.5~.
13. cr, Cap. 2, ap. c. Contra, Scha)s, 2004: 166-67.
11. cr, Cap. 1, ap. b. 31/47 48. ef. Asheti, 1963: 5-6.,
~I()() I J!lUAN GAL1.EGO ELCAMPESINADOENLAGRECIAANI'I(,IIA I ~~(II
tI~ <.!sdnvos O dependientes, hecho que en ciertas circunstancias Como vimos, los lotes de los campesinos mediD110S (I1lrso/)
pcxlITiUar lugar a transacciones directas entre el jefe de familia y gdego-s-tt::rrfa'Ir'1:;rrtrri-;-6-y-5-;zr-ha. aunque obviamente babra
el interesado en criar a los infantes. 49 Aristófanes (Ae. 731-34; cf. propietanos por encima Y_p.o.Ldehaj.o..d~es.te..glliP..o. 52 Eslos
735-37) pone en boca de un megarense el relato de una situación labradores realizaban sus cultivos basados en la propia m~1110
como ésta que podía llegar a ser habitual entre las clases más de obra familiar con el suplemento de algún dependiente y
pobres de la Grecia antigua: "Míseras hijitas de un desgraciado una yunta de bueyes. Por otra parte, si tomamos..en..cuenta-que
padre, salid aquí a ganar el pan, si lo encontráis en algún sitio, se consideraba integrantes elel omos a los alimentados con la
escuchadme y tened pendiente de mí vuestra panza. ¿Queréis mi~~nidt\:;""es-cla~l~fuiTIihas mas ricas..te.o.k1JlJJ.1a.YooQr
que os venda Cpeprástbai) o pasar un hambre canina?". 50 cantidad de miembros (entre descendientes y dependientes)
Partiendo de Hesíodo, Finley (1974: 146) ha indicado este y tal vez no tuvieran necesidad de abandonar o exP-Q.lle.r.. a
asunto 1Jonierrdo-en-relacíóñ las divisiones de la herencia con alguno de sus hijos.53J)e todos modos, así como la práctica ele
1OS1m:unvementes que ocasiOnaBa al campesinado el exceso la unigenitura podía quedarse en un mero de
de mano de obra familiar con respecto a las tierras disponibles. las regu aciones demográficas de la unjdad p.o.cIian...res.ultaLes-
Poclemos concluir junto con el autor que "las eleyadas-tasas-de tériles, porque dentro del ámbito doméstico, donde la ley de
monalRlath11fanrtl eran útiles; cuando la naturaleza laba se los bajos números no permite la regularidad estadística sino
tecurna al infanticidio y al abandono de.JJiñ.o$!.'.,... Esto nos que el azar se impone,54 las altas tasas de mortalidad podían
reconduce a la ya mencionada destrucción biológlCuieJ.Q.s llevar al fracaso los"'intentos de adecuar el número de miem-
poDre§...~up.o.ut-ciertamente una correspondencia entre ta- bros, el tamaño de las parcelas y la división de la herencia. En
maño de la unidad agraria y número de integrantes de la fami- es;Caso las granjas podían encontrarse sin herederos, además
~
l¡;'-En la Grecia antigua los mecanismos de regulación demo- de haber perdido su propia mano de obra. 55
gráfica G5iñ0~pOslciOnge n1110S y la propuesta de tener '::.n En definitiva, el problema que recorre la serie de
.
solo hijo nos ayudan a pensar cómo una población podía adap- constricciones analizadas, que la granja familiar no podía dejar
~
tarse a los recursos. Pero si no conoce m el de las de contemplar a riesgo de perecer, es que la tierra y sus pro-
1 granjas y-hrs-posibilida es de acceso a la tierra es imp~e ductos qonstituían obviamente una riqueza, pero sobre toelo.
imagIñar-ctsmo y a que se aaecuaba la pQblación, ya g~n como dice Burford (1993: 77):
eS'osfm:tefeB-les-que en rigor determinan las me.clida.5-.~­
1
I taci'oñylcrsLl~iOnes a tomar por parte de 10B-agdcult~s.51
/'1 "... Marcaban la diferencia entre la supervivencia y la muerte
por desnutrición para la mayoría de la l20blación que no
49. Cambiano, 1993: 103-5, destaca que la exposición de niñas debió ser estaba ligada a modos alternativos de ganarse la vida ... La
mayor que la de niños y que por lo general esto no afectaba al primogé- cantidad de tierra que una familia necesitaba y la cantidad
nito. Cf. Engels, 1980; Golden, 1981; 1990: 86-90; Harris, 1982; Patterson,
~ ,
1985; Garnsey, 1996: 101-6; Brulé, 1992. Sobre la exposición. de niños
como fuente de aprovisionamiento de esclavos, Finley, 1982: 167 y n.
'1 1
17; Gallant, 1991: 131-33; Bradley, 1998: 52, 61; Harris 1994: 18-19. 52. Cf. Cap. 3, ap. c.
50. Cf. Coscolla, 2007: 128-29. 53. Aunque como señala Braclley, 1998: 52, refiriéndose al caso romano:
51. El la maño de la unidad y la disponibilidad de tierras son problemas "en todos los niveles de la sociedad, tanto si era debido a la pobr~za
reCLl rrentes en lDs estudios sobre el campesinado y la toma de decisiones como al miedo a sobrecargar un patrimonio con demasiadas herencias. l'!
en runción ele las estrategias de explotación agraria; cf. Rouma$et, 1976: abandono de niños era un hecho que se repetía".
79-100; Barnum & Squire, 1979: 5-13; Barlett, ed., 1980; Stral1ge, 1988: 54. Meillassoux, 1977: 67-74.
H1-100¡ Ellis, 1993: 201-22; Netting, 1993: 146-56. 55. Ver Garnsey & Saller, 1991: 170-73, para el caso romano.
32/47
2021 ]UI.IANGALLlEGO ELCAMPESINAOOENLAGRECIAANIII.IIA 1 ~l()\
ele tierra que podía trabajar, con un poco de ayuda, eran en esto una forma de subempleo crónico pero, como Sl'l1:d¡1
objeto de un cálculo cuidadoso. La conexión entre el número Wood (1988: 61-63), este juicio implica un anacronismo:-"H,!.o
de trabajadores necesarios para una granja de cielto tamaño, quefi-i1portaba para el labrador griego, dice Burford 0993: 77-
las~ñas espeCIfiCas y el coste ere mantenimiento que 78)~no~era la eficiencia sino la efectividad de métodos probados
ell~s podían requerir no escapaban seguramente a la que requerían cielta intensidad de trabajo en función de general'
atención del propietario de tIerras CUlQaQOSo." los efectos deseados -Y'..nbr.ener lIn rendjmiento adecuado.
----------------------- Hesíodo (T&D 405, 436-38) nos-pl:esef.lta-las--exige.ncÜ1S
de mano de obra de la unidad campesina, una familia que en
su caso es capaz de poseer una yunta de bueyes>9'úh robusto
c. Mano de obra doméstica: esclavitud, autarquía varón que pueda seguir a los bueyes -tarea que, como vimos,
y comercio podía ser desempeñada también por una mujer comprada (405-
6,441-47)- aunque el propio campesino es el que debe reali-
Las condiciones consignadas imponían al hogar campesino zar la labranza junto con sus servidores (dmóes) (458-61). Vol-
la necesidad de buscar un equilibrio..entt:e-p.rQducd.ón..y. consu- vemos a hallar referencias a estos servidores en varios pasares
mo. En efecto, dado que la correlación entre riqueza y tamaño relacionados con los distintos tipos de trabajo segll11 el momen-
creTa familia se daba en un contexto en que podían combinarse to del ciclo agrícola,60 y Hesío.do...ta mbj én recomienda incorpo-
diferenciación social y excedente poblacional en relación con las
rar en determinado período del año a un tbés sin hogar, es
tierras disponibles, y puesto que una forma de hacer frente a
esto era tratar de conservar el patrimonio escapando de las divi-

~
¡Pl'~ siones de la herencia, en su intento por subsistir la u~do-
}¡j. ~!méstica debía tr:ltar de armonizar la mano de obra dls120mble
58. Nagle, 2006: 77-84, señala g~abr.adol:es-de-subsjsteo.cia. del
!"
mUDdo griego estaban crónicamente subempleados y ue las ranjas con
1" ,¡;t;J ~ con las necesidades de subsistencia de la familia. Si la pretensión 5 ha. podrían tener una yunta de bueyes pero no esclavC?§. Seavoy, 1
1·1.~ ~.. de Hesíod~ se cnm.plía, y en consecu~~cia la her~ncia ~aterna 18-24, 358166, critica la idea de subempleo aplicada a la ecoñci'iñ'íc'l cam- •
,...nVI'¡~'" no se dividla es eVIdente que las fm111has campesmas -mcluso pesina auflque reconoce que es pOSIble una mtenslhcación del trabajo
III~' 1fT
},~f;p las que podríamos ul~icar en un rang~ social medio conf~l~ne al
' campesino, pero supedita esto a la Il1dolencIa mostrada por los campesi-
nos respecto del trabajo segun los requisitos de consumo. Esto lo acerca a
lO' ~b·M ~ tamaño de sus propledades y sus 111veles de acumulaC1~n de . la posición de Cha anov, 1974: 69-95, que subordinaba la roduc' , y
111 riqueza- tenían que lograr un adecuado balance entre numero por ende el esfuerzo laboral a la satis aCClon e las necesidades consuntivas,
j'll de miembros, re:}uisitos de fuerza de trabajo y consumo. 56 Los pero dentro de un ciclo vital en el que la cantidad de tierra, el tamaño de
la familia y la edad biológica de la misma hacían variar las exigencias de
especialistas soble el campesinado han adveItido una situaclün a trabajo. ef. Cap. 3, ap. b, donde se reseña la aplicación de este modelo
t6mar en cuenta: en caso de que los mecanismos reguladores de por palte de Gallant al análisis de la Grecia antigua.
la ?~blaciÓn resl1ten ineficaces/ y ante la fal~a de .otr~ salida eco- 59. Sobre la mano de obra dependiente en la unidad campesina según se
desprende del poema hesiódico, cf. Nussbaum, 1960. Hesíodo no era un
nOlluca como anendos, mtesa111as o comerCIO, las umdades cam-

1
granjero indigente sino que pertenecía a un sector acomodado capaz de
pesinas deben elton~es dar trabajo a todos sus l111emlJrOS5us-

----
usar cieltú número de trabajadores sometidos: véase, entre otros, Finley,
ca[;'do así "maxinizar el insumo de mano de obra". 57 Se ha visto 1983a: 154; 1984: 143; Tandy, 1997: 211-21; Osborne, 1998a: 172-78;
Pomeroy et al., 2001: 129-32; Edwards, 2004: 84-85: y sobre todo Hanson,
1995: 91-126. En cuanto a la esclavitud en la era arcaica, cf. BerinfWl',
56. Cf. MeillassqUJ, 1977: 54-77. 1982; Rih\l, 1996: 90-101.
57. S.H. Franklin, TieEuropeanpeClsclJ1tly.17Jefil1C1/pbase, Londres, 1969: 60. Hes. T&D 430, 470, 502, 573, 597, 608,766. Hom., OC/. XXIV, 2m~r'\,.
1, 19 (citado por Finley 1974: 147); cf. ElIis, 1993: 208-11; Netting, 10, sobre dmoes en la granja de Laeltes. Sobre el sentido de dm(jos ('11 IIIJ/
1993: 102-22.
33/47 Grecia anaica, Beringer, 1982: 27-28. I
~"l. l"""'} ,." ¡" ··\'r~.,t r/l'l ,~" -J..1\Ao .. ~ ••• lt
I f. ~ I ' ,~ lo I r(l J.
~()/I I JULIAN GALLEGO EL CAMPESINADO EN LA GRECIA ANlllollh t~lI" )
decir, un Jornalero sin propiedad, ya una sirvienta (éritbos) sin' esclavo (doÜlos).64 También Tri~Qrotagonista de la ]la:.:; (~~,
hIjos C602-3j,PoféSTi'ap";:rrre,-la poseslOn de una yunta deBue=-- 80), aparece como un labriego que tiene dos criados (olk61t1I),M
yes ~simtla arrabrador hesiódico al zeugítes ateniense, elque y lo mismo cabe deducir a partir de la relación establcclcJa
posee una yunta, que en la Constitución de Atenas atribuida a entre Crémilo y su ~clay-o_C.a.d.6.tLe.tLRi.queza (26-29, 2S'l,
Aristóteles (VII, 3-4; XIII, 2) es equiparado a un ágroikos y que 510-21, 1105).66 La ocupación agraria de estos esclavos y de-
según la organización censataria de Solón tendría un ingreso anual pendientes es testimoil1ao~["prrrel- 1 i\nsto~Tanclo
de entre doscientos y trescientos medimnos" en a Paz 11 - 8 el corifeo fantasea con Que hace volver al
A comienzos del siglo IV, Anstófanes (As" 243-44) concibe esc1avoaerhuerto porque la lluvia hace imposible trabajarlo. 67
una situación que se relaciona en parte con la que muestra El uso de dependientes también es señalaoo.PQr..Ieclrást.Q (Cal'.
Hesíodo en cuanto a la mano de obra utilizada por las granjas rv, 6) que dice que el rústico Cágroikos2 "hace partícipe a sus
familiares. 61 Praxágora -cuya procedencia rural queda atesti- criados (oikétaO de los asuntos más imQortantes".68 Todos es-
guada cuando afirma haber estado viviendo con su marido en t;S textos ponen de relieve que si su situación así lo permitía el
\ la Pnyx en los tiempos difíciles-62 imagina que los encargados campesino griego trataba de üiIIizar esclavos, servidores o tra-
de cultivar la tierra tras la enorme mutación imp-ulsada p-orel1a bajaaores temporales que se sumaban a la.mano_d~a.fami-
deberían ser los esclavos (eloaloi), lo cual constituy-e lIn<,L¡2fueba liar d.e las u~idades domésticas rurales. 69 ~ partir de esto, cab~JI 1/
degue para los camQesinos el trabajo de los camp-os tendría cons1derar Sl lo que tomamos como una economía campesm,a ~ í
no eS ya una econom1a esclav1sta. En esta dirección parece ir ~
\
w que, de ser posible, dejarse en manos de trabajadores deQen-
dientes (650-51).63 y a similar conclusión conduce la situación Nussbaum (1960: 218-19):
imaginada por Praxágora de una distribución equilibrada-gntre
~cil!dadanos de la tierra y los esclavos Candr.áp.a4a) (591- "La principal conclusión que surge de los propios Trabajos y
93). Aristófanes presenta claramente al ]2rQ1agonista de . días es que la posesión de sirvientes, en especial hombres;
Caballeros C4D.d.1l. Demo de Pnyx, es decir, el pueblo formaba una parte integral e importante de la vida no sólo
ateniense, como un labrador (ágroikos) que posee al menos de los grandes señores sino también de los granjeros.
un par de criados (oiketai) ~que pueoe mc1uso comprar un independientes más pequeños dentro de una sociedad que
era completamente propietaria de esclavos pero aún casi
totalmente no consciente de la esclavitud."70
1. Garlan, 1982: 73-74, traza un cuadro con la cantidad de esclavos que
tenían los labradores áticos según los datos que brinda Aristófanes y con- Un sentido similar es necesario dar a las reflexiones de
cluye que, en promedio, poseerían alrededor de tres. Ver también
Érnest will (1965: 547-49, 555-56), Rara guien la existe~a
Chevitarese, 2000: 111-17, que sigue fundamentalmente el análisis de
arlan sobre Aristófanes" Cf. Mactoux, 1980: 125-77. '
62. Como se sabe, el traslado de los agricultores áticos a la ciudad se 64. Cf. Arist. Avispas 136.
, ~

~ produjo a causa de la estrategia de Pericles (Tuc., II, 16-17). Es interesan-


te comprobar la sorpresa que provoca el discurso de Praxágora en las
65. Cf. Arist, Ac. 243, 259; Avispas 433, 443-47.
66. Ver Gallego, 2005: 128-30.
otras mujeres, por un lado, por ser mujer, pero, por otro, segu.mmente 67. Cf. Arist. Paz 1249; Jen., Mem. II, 3, 3; Econ. VII, 35.
debido a la excepcionalidad de que alguien del pueblo pudiera manejar 68. Cf. Mell, Lab. 56; Dls., 328-31.
el discurso de manera tan desenvuelta. Ehrenberg, 1957: 123, con toda 69. También podía ocurrir que los labradores alquilaran esclavos; c~
I'uzón ha vinculado esta situación a la del labrador que debía sopOltar la Flaceliere, 1993: 7 0 . /
lrrogancia ele la gente de la ciudad. 70. Se trata evidentemente de una situación en la que aún no ha surgido en
G3, Ehrenberg, 1957: 114-21; Humphreys, 1970: 16; Gallant, 1991:
er. el imaginario social la diferencia entre doalos y eleúlberos. cr. RuaOaul1,
Q32, 34/47 2004b: 37-41.
&1 JuuAN GALUEGO EL CAMPESINADO EN LA GRECIA ANfIGUA I 207
rclutiv8l11ente abundante de dependientes en el ofkos descripto ~ción de éstos sería constituir la mano de obra encargada del
pOrHeslOdo pone de mamÍlesto que se trata de un propietario l~oreo de los campos de la granja familiar, yasl lo senala-el-
mediano basado en una finca con mano de obra serviL cuyo, poeta c:r&D 458-60): "Cuando se muestre a los mortales la es-
modelo podría incluso asimilarse a los de]enofonte, Catón o .. tación de la arada, entonces lanzaos conjuntamente tú mismo y
Varrón. Según ambas posturas, las formas esclavistas de los sirvientes (d117,óes) para cultivar la tierra seca o húmeda".
ap;c;-piación del trabajo excedente incluirían también a los la- Los esclavos que se insertaban en el ciclo productivo campesino
bradores acomodados. Una idea similar se desprende de los realizaban las labores a la par del ¡ete ae-l:raniuau'0mnqtre
argumentos de van Wees (2001: 47-515 respecto de la POS1- éste, además de trabajar, se encargaba también de programar y
ciOñele clase de los zeugítai en la Atenas clásica, puesto que la dirigir las actividades productivas. En tanto gue prodL1ctores, la
rigueza que el autor atribuye a estos agricultores haría de ellos
"n2..,granjeros que trabajaban una propiedad sólo suficiente para
m~tener su independencia económica, sino terratenientes que
podían permitirse el lujo de vivir del trabajo de esclavos, traba-
tarea de los esclavos se asimilaba a la de los miembros de la
familia campesina,73 salvo por el hecho de que tal vez se les_ ~
asignaran las tareas más pesadas. y así 10 clej8 ver Hesíodo a lo t~ J...
largo de todo el poema, pues sus consejos se dirigen al ~~
...p
M
jadores, aparceros y tenentes. Ellos eran lo suficientemerrte ri- campesino que debe saber llevar a cabo las t8l'eas en el mo-
cos para contar como miembros de las 'clases ociosas'" (van mento apropiado así como asignar los trabajos necesarios a quie-
" ,. : Wees 2006: 361). Pero en rigor- el uso de fuerza de trabajo nes de él dependen. De este modo, no obstante continuar

l
14(esclava en el marco de relaciones domésticas de producción realizando directamente la labranza de la tierra el ~ueño
nOlmpHca un modo de producción esclavista.7 1 Como dice productor se procuraba una fuerza de trabajo adicional para su
Edwards (2004: L03-6), siguiendo a Meillassoux (1990: 38-42), granja bajo un régimen de dependencia personal.
, , \t& <? no se trata de una sociedad esclavista sino de una sociedad Pero." el esclavo no era el único modo de completar el
~,. doméstica en la que los dependientes se suman a los integran- número de trabajadores de l4-.e.c.QUomía-ca.t:u.pesi na , pues se
1", 1

,.. tes de la familia para producir la subsistencia, aunque también pOdía utilizar otros medios para procurarse brazos que reforzaran
,1-1 1
excedentes vendibles. ) la capacidad laboral. Uno de esos medios podía ser la adopción.
11 I So.. ~ Esto significa que los esclavos incorporados a 13s granjas Cuando no había herederos :x!af.GBes-IB-ftEl01:>GiéH-@Hl-Hf.l_me"ca-
\t
1

V~ campésinas tením-poiltíricióf.l-GGr-nF>lgtal:.1a-G8f.ltiCIaCL2e-n1iem- nismo afropiado para incoqlliLaL:..UJ:1-Cles.ce.1.1diente. Una vez


11 • •
~ bros que conforrraban la fuerza de trabajo familiar. 72 Hab:ía, pues, integradc al grupo familiar, el adoptado pasab8 a ser un miem-
~ ma racionalidadprecisa en las sugerencias de Hesíodo sobre el bro más del mismo con plenos derechos dentro del ámbito
,"
~~tener un solo hip así como sobre el uso de dependientes. La domésticJ según las normas vigentes. UQ testimonio en este
~~- - sentido e~ la ley soIQniaoa.q.uf-.ac.l.tnitía..la-adopGiGm-GGf.l-gl-objeto

t (z1. Cf. Hindess & 1irst, 1979: 113-17 y n~ \1.4-1


72. La existencia d( este tipo de mano de obra como parte dela unidad
de que U1a casa sio here.cle.co.UJ.o_de$8pal:ecie.G.l.74 Pero más
allá de la :uestión de la herencia. elQ1llJ.tQ..Que aguí nos intere,g ,
es que, al añadirse a la economía campesina, el hijo adopti\;.o
campesina griega hl sido sugerida aunque a la pasada por vades autores:
Ehrenberg, 1957: n4; Flaceliere, 1993: 70; Finley, 1977a: 107; Mossé, pasaba a <:ctuar también como parte de la mano de obra doméstica
1980: 84. La histori~grafía reciente ha elaborado argumentos Irás acaba-
dos: véase jamesm, 1977/78; 2003: 60-65; Amouretti. 1986: 215-16;
BlIl'ford, 1993: 20822; Hanson, 1992b; 1995: 63-70. Gallant,1991: 33, 73. Filocoro, FGI'Hist 328 fr. 97 Cap. Macrobio, Satul'nalía 1, lO, 22): los
lwc:c hincapié en la: dificultades que traía a los labradores griegos la com- labradores r sus esclavos compaItían el trabajo y el alimento; cf. Hanson,
pra tll' cscla vos, concidienelo así con Wood 1988: 63; véase Na~le, 2006: 1995: 130. Ver Meillassoux, 1990: 39.
'71·71J¡ Cox, 1998: :90-94, yel balance ele Chevitarese, 2000: ~3-1l7, 35/47 74, Cf. Cap 2, ap. e, sobre adopcipn.
~OB 1 Jt luAN GALlLEGO EL CAMPESINADO EN LA GRECIA ANTIGUA 1 209
completando así los recursos humanos de la granja-f.fHl:llJiar..-Ell.." o ninguna propiedad obtenían p-arte de su subsistencia
rIgor, el adoptado no se diferenciaba de un hijo biológim....)Cllil2Qnía
tral?lijando en las haciendas terratenientes, I?rincipalmente en
por ende una mano de obra plenamente familiar. El esclavo, en
la época de recolección ele las cosechas cuando las exigencias
cambio, si bien se sumaba a la energía laboral familiar y podía a"
de mano de obra aumentaban. 80 Pero, según Hesíodo y
veces asimilarse a una especie de hijo,75 era un factor adquirido
Te<?frasto, también los labradores, sobre todo los que poseían
(o criado) que debido a su carácter extrafamiliar jamás podía
riqueza suficiente, poelían durante esa fase necesitar mano de
obtener las prerrogativas de un hijo, como la paternidad y la
obra adicional que se obtenía mediante el empleo de jornaleros.
propiedad, e incluso podía ser removido de la unidad en caso
Los campesinos Hbres pochan enconu-m 06-as formas de pro-
de necesidad.
curarse brazos adicionales. Se hn propuesto que lo l'hás frecuente
Otro tipo de fuerza de trabajo extrafamiliar que podía re- sería la cooperacióJl entre vecinos mecJiante el préstamo de los
sultar necesario para las unidades domésticas era el trabajador
escfavos que cada uno tllviem, con el compromiso ele hacer lo
temporario. Se ha sugerido que ya desde la época~
propio cuando se requiriera este servicJo.SI Ou':} nllernaUva poelría
aunque no fueran propietarios de tierras, los iMites n6 se ha.11a
ser que las familias campesinas se unIemn ele mnnem tal ue se
ban totalmente excluidos del goce de algún derecho, es decir, lograra una fuerza co ecUva ce tra )ajo mediante la cooperaci6n
estaban integrados al pueblo y por tanto formaban parte de la delos agricultores entre sr, prescindiendo del uso de mano ele
romu111dad junto a los labriegos libres.76 Esto implica la posfui:- obra no familiar. 82 Esta luerza ele trabajo conjunta no significa que
lITlaaCle pensar que dentro de las pequeñas aldeas había entre estemos en presericia de una propiedad comunal, pues dicha
campesinos y jornaleros uná relación más estrecha que la que eñ~l'grrrtITl5oral se utllizaría sucesivamente en cada parcela hasta
generalmente se ha supuesto, más allá de que los primeros completar las tareas agrícolas evitando así el empleo de brace-
buscaran acentuar las diferencias respecto de los segundos. 1'Os.83 Para que esto pudiera implementarse eficazmente eran
Como ya vimos, Hesíodo (T&D 393-400,451-54,646-47) mos-
"1
traba la escasa dlstancia que mediaba entre el que viyía de su
,1
propio trabajo scbre la tierra y el que debía mendigar entre los
80. Ver Garnsey, 1998: 134-48, que se refiere a las haciendas esclavistas
vecinos víveres Q instrumentos de labranza. 77 y el poeta men- romanas e indica que por lo general el trabajo temporal era apOltado por
cionaba asimismo la necesidad de incorporar un tbés a la grañ]a campesinos pobres, es decir, propietarios o arrendatarios de parcelas pe-
11
familiar (602), he:ho que también es atestiguado por Teofrasto queñas. ef. Skydsgaard, 1980. ~
81. Cf. t.~~ssé, 1980: ~4-85. Jones, 2004: 59-66, es escéptico sobre " /
d ~~hablar de los nistbotoí (Cal' IV, 6) 78 Por 10 demás la P-re -
cooperaClon entre veclOos.
"
s~ncia de j.QIDale:ruLen el mundQ OJeal griego es un Ql.mto pro- 82. Iseo, IX, 18: "que labran conjuntamente (sYl1georgOtlntes)"; cf. Arist.
1/
I ~ado desde la ép)ca homérica.79 Estos trabajadores con escasa Riq. 223-25; Hom. 11. XII, 421-23. Para esta posibilidad en el marCO de la
- Grecia antigua, Finley, 1977a: 107, y en especial Osborne, 1985a: 144-
45 Y n. 52; ver Millett, 2000: 29; Chevitarese, 2000: 117-29.
83. Cf. Finley, 1984: 260: "Nada de lo que he dicho hasta aquí excluye la
75. Meillassoux, 19SO: 17; cf. 141, llama a esto una extensión ideológica
del parentesco. posibilid;ld de que hubiera labranza bajo una disciplina comunal, en un
sistema ce campo libre. Uno de los paneles del escudo de Aquiles, real-
76. Murray, 1983: 55.
mente se presta fácilmente a esa interpretación [Ham. JI. XVIII, 541-49).
77. ef. Cap. 2, ap. d sobre los pobres en las aldeas.
Si es así, llay que examinar tres errores que se han hecho al sacar conclu-
78. er. Arist. Avispa, 712; Ric¡. 219; Finley, 1977a: 107. Sobre este tipo
siones ulteriores. Primero, las alternativas no se excluyen entre sí: un
de lrabajo en Greci:, GarIan, 1980; de Ste. Croix, 1981: 179-83; Nenci,
sistema el:! campo libre puede coexistir con cercas y caseríos ... En seglln-
1978; 131scardi, 198~ Burford, 1993': 186-93.
do lugar, el trabajo 'comunal' de la tierra nunca presupone, como cOl'rda-
;'), 110m. TI. XXI, ·41-52; Oel. XI, 489-91; XVIII, 346-61; d Finley,
1')7H: 67-69. tivo necesario, la posesión comunal de la tierra. En tiempos histórlms HU
36/47 encuentn más a menudo lo primero que lo segundo. En tercer Illga/', no
~ 10 1 ]UUAN GALLEGO EL CAMPESINADO EN LA GRECIA ANTIGUA I 211
Imprescindibles las relaciones de buena vecindad, pero según he- los lotes permanecieran ligados a las familias generación tras
mos visto no siempre ocurría así debido a las disputas habituales generación. SI A mi entender, regulaciones éomo las estableci-
entre los labradores dentro de las comunidades aldeanas. 84 das en la Atenas del siglo VI buscarían que los campesinos no
La presencia de dependientes en el ofkos campesino ~i­ transfirieran sus posesiones a los terratenientes y que en caso
zá diera ;~ los labradores helénicos la posibilidad de llevar a de no haber herederos un ápais pudiera testar adoptando a
cabo las prácticas aconsejadas por Hesíodo en cuanto a la .2}'- alguien de modo que la familia continuara al frente de110t¡Hs
ganización de la familia y. en especial a la descendencia 9.,.ue Pero nada de esto indica que la herencia no se dividiera entre
debía dejarse para no tener qJle dividir la herencia. ss En efecto, los hijos en caso de haber más de un heredero. En efecto, la
para una granja familiar cuyas dimensiones giraran en torno a práctica de la partición igualitaria de la herencia entre todos los
las 5 o 6 ha. tener un solo hijo podía significar una fuerza labo- hijos en caso de una sucesión intestada manifiesta que en iñ
ral escasa. Y esto también podía afectar a los que tuvieran ~nos Atenas del siglo IV la herencia se repartía. R9 Asimismo, la indi-
tierras, ya que los campesinos griegos se basaban en l!Q siste- cación de Aristóteles (Poi. 127Gb 5-6) acerca de que en Esparta
ma agrario intensivo en trabajo y en el uso de los recursos
la tierra se repartía entre todos los hijos pone en entredicho las
disponibles. Pero no había garantías sólidas para la propuesta
supuestas normas ancestrales lacedemonias para que la heren-
dé1Ie'S'fudo, ya que los labriegos solían tener más de un hijo.
cia no se dividiera y fuera usufructuada en conjunto por toda la
Dado que en la Grecia antigua solía dividirse la hacienda entre
descendencia. 90 Se ha relacionado esta situación con una ley
todos los herederos, es evidente que tener varios hijos acarrea-
de Epitadeo que habría propuesto abandonar la pauta que re-
ba efectos desfavorables para los agricultores, que al cabo de
gulaba el traspaso de los lotes de padres a hijos permitiendo
varias generaciones podían encontrarse subsistiendo en parce-
testar a favor de cualquiera. 91 Pero una ley no pudo haber cau-
las reducidas en las que ni siquiera llegaban a alimentarse las
t·,. sadó la concentración de las tierras en pocas manos, como creía
familias pequeñas. Como ya vimos, la cuestión que abría el
Oliva (1983: 191-96). En rigor, hay que considerar aquí un pro-
poema era precisamente la división de la herencia paterna entre
Hesíodo y su hermano Perses y la disputa surgida ante el inten- ceso de diferenciación en términos socio económicos y políti-
to de éste de aprq:>iarse de la parte de aquél mediante el favor cos, tanto en lo referido a la desigualdad en el tamaño de las
de los que administraban justicia en la ciudad. El fraccionanyen- posesion::s como en lo que respecta a las disparidades demo-
to de los lotes y ses diversas secuelas eran posibilidades ciertas gráficas. 92 Todo esto testimonia que, más allá de las regulacio-
9..ue a menudo los campesinos no lograban eludir. nes establecidas, las p r:ícr-j ca s se desarrollaban en el sentido de
Según Asheri(1963: 3,5-6), en la época clásica la práctica fa9lltar la división de la herencia entre los hijos._
del heredero úniw había desaparecido del horizon al. 86 Se podría replicar al a rgll mento aquí adoptado señalando
Paralelamente, nlLC las ciu ades crearon legislaciones pIra que la estabiiÍclad elel campesinado en Atenas durante los siglosVI
yV, fenótneno de larga duración que supon enClél

existe un proceso fije de evolución, por el cual el sistema de carupo libre 87. Véase h síntesis ele Hanson, 1995: 189-91.
•1'1
sea siempre la formade organizar el trabajo de labranza m{ts primitiva, y 88. Asheri, 1963: 7-10. Cobetto Ghiggia, 1999: passim .
el ele cercas y caserícs la más moderna". VerWill, 1957: 5-12; Gs:hnitzer, 89. Cf. Iseo, VI, 25; 1, 2; 35; también [Dem.] XLVIII, 19.
1987: 56-57. 90. Cf. Hodkinson, 2000: 65-94.
84. er. Cap. 2, ap. c;ap. d; Osborne, 1985a: 127-53; Gallant, 1591: 155- 91. Plut. AJis V, 3; cr. Asheri, 1961, y sobre todo Casillas, 1997; Fdrnis,
58; Cox, 1998: 194-W2. 2003: 159.
85. Jameson, 1977/)3: 131-32. 92. CaItleege, 1979: 167-68, 307-17, Y en especial !-Ioclkinson, 2000:
f!6. Ce. Cox, ]998: D9-13.
II
37/47 90:"'94.

/
2121 ]UUANGALLcGO EL CAMPESINAOO EN LA GRECIA ANTIGUA 1 213
a la conservación de los lotes sin que se utilizara la partición de el siglo VI -aquellas ligadas a los nombres de Solón, Pisístrato y
h\ herencia. Ciertamente, no hay que desechar qu y los campe- Clístenes- que el campesinado ateniense pudo gozar de una
sInos atenienses llevaran a cabo la sugerencia de Hesíodo en sit~ación favorable. 97
cll.anto a la unigenitura o que pusieran en práctica otros meca- En cualquier caso, las regulaciones establecidas en el siglo
nismos de regulación demográfica si esto fallaba. Esta estabili- VI habrían buscado que los terratenientes no acaparasen los
dad de la clase campesina es reflejada por algunas correlacio- lotes de los pequeños productores mediante compra u adop-
nes numéricas sobre la condición socioeconómica de la pobla- ción, dispositivos que empezarían a dejar de funcionar en el
ción ateniense y por la larga duración de los demos rurales que siglo' IV tornando posible una mayor concentración de la
eran básicamente aldeas campesinas. 93 En cuanto al primer propiedad, tal como se observa a finales de la épocailHasica y a
punto, debe tenerse en cuenta que con una población de ah'~­ l2 largo de la helenística. 98 Nada indica, pues, que entre los
de~r de 25.000 ciudadanos adultos a comienzos del siglo"[V94 campesinos atenienses EL herencia no se dividiera entre los hijos.
-seguramente un poco más antes de la guerra del Peloponeso- Es verdad que el hecho de que existiera una legalidad establecida
unos 2.000 constituían la clase propietaria más rica,95 en ta~nto . en cuanto a la pamelón de la herenCia no implica que necesa-
que hacia la última década del siglo V sólo unos 5.000 ciudada- riamente se cumpliera. 99 Si así acontecía -tan di['undida parece
nos carecerían de tierras. 96 A mi entender, entre estos d~s ex- liaber estado esta práctica-, los campesinos podían organizarse
t;emos nos hallaríamos ante una sociedad cam esma cuyos de modo de contar con la cantidad de tierras adecuada para
miem ros, Sl len po ían tener diferentes grados de riqueza, enqrar los ciclos de la producción agraria sin por ello abando-
vivfun ante todo del ptoplO tra6ajo en sus parcelas. La estabilidad nar la.practlca de la diVisión de la herencia. Pero para que esto
deesle sector fue antes que nada p'roducto de decisiones polí- fuese poslble era necesario o bien que la mujer heredara, como
~ ti~de modo que fue gracias a las medidas adoptadas durante suce,día en Esparta, 100 o blen que reClblera tlerras como dote,
r
97. 'Cf. Gallego, 2005: 94-100, 108-11, 114-32.
93. Cf. Cap. 2, passiJíl. 98. Cf. Gallant, 1991: 185-96; Hanson 1995: 357-403. Sobre la propiedad
~
94. Véase Hansen, 1')81; 1982; 1985; 1991: 90-94; cf. Williams, 1983, y del suelo y la población rural en el mundo helenístico, Alcock, 1993: 33-
en especial Corvisier& Suder, 2000: 37-41. Ver también Osborne, 1992: 92; 1994: 177-78, aduce que en dicho período el desarrollo de las gran-
24, y Foxhall, 1992: 156, que toman un número de ciudadanos similar al des haciendas, el declive demográfico y el retroceso de las granjas cam-
estimado aquí y analzan cómo pudo haber estado distribuida la tierra pesinas fueron procesos íntimamente relacion:ldos. ef. Shipley, 2002.
según el tamaño de lis propiedades. 99. Lane Fax, 1985: 211-14, 219-20; Pntterson, 1998: 70-106. Cf. Finley,
95. Cf. Davies, 19811:; también 1981a: 89-115. Tal vez debamos ampliar 1974: 146; 1984: 118.
~ este número incluyer.do a sectores no tan ricos pero con una capacidad 100. Hornblower, 1985: 278-79, señala las diferencias entre Espalta y Atenas
económica cercana aesta elite. sobre las mujeres como heredems y dice que "la libertad matrimonial
96. Lisias,XXXIV¡ Dimiso, LisiasXXXlI; cf. Strauss, 1986: 78-81; Markle, significaba <;ue el dinero tendía a casarse con el dinero". Los terratenientes
1990: 158-59; ]ames(O, 2003: 66-69, sobre el decreto para restringir la evitarían la leducción del pntrimonio mediante casamientos endogámicos
ciudadanía a los prQ)ietarios de tierras. No se sabe cuál era el mínimo que les pennitirían consolidarlo, conservarlo o acrecentarlo. En cambio, en
de propiedad exigid(, si es que lo había, pero aparentemente apuntaría Atenas la tendencia fue restringida a paltir de la prohibición de traspasar la
a excluir a los tMtm Gomme, 1933: 26-27, descaJtaba el documento propiedad 1=0r fuera de la familia, es decir, a un tercero, que pesaba sobre
pero su cálculo de la )oblación se acercaba al consignado aquí. También la mujer como transmisora de herencia (epikleros). Sobre esto, cf. Gernet,
debe considerarse h mortalidad causada por la guerra y cómo pudo 1921; Asheli, 1963: 16-20; Schaps, 1979: 25-47¡ Lane Fax, 1985: 220-28;
afecta r de modo dife.ente a zeugftai y thétes. Las consecuencias de este Patterson, 1>98: 91-106. Para Atenas, Golden, 1990: 108-12, 119-22; Cox,
hecho son asumidasplenamente por Mossé, 1973; 1978; 1998: 99-101¡ 1998: 94-99; Cobetto Ghiggia, 1999: 214-15. Para Espalta, de Ste. Croix.
vel' Asheri, 1963: 2; Léveque, 1973: 15. Sobre la mortalidad en la 1970; Caltledge, 1981; y sobre todo Hodkinson, 1986; 1989: 80-89; 2000:
Buen'u, cf. Urulé, 19)9 38/47 94-103.
r

EL CAMPESINADO EN LA GRECIA ANfIGUA /215

que es lo que ]pone de relieve Gallant (1991: 41-45) en su comienzos del siglo VI, yes probable que en época de Hesíodo
mc5'tl<!lo de la economía campesina griega antigua haciendo (dT&D 405-6: gynaíka ... ktetén; 602-3) la compra fuera un
Jgualmente hincapié en la importancia de los arrendamientos. ~ mecanismo usado para introducir fuerza de tr~bajo dependiente
Por consiguiente, existirían roe 'mientos' ue neutralizarían en la granja campesina. 103 La esclavitud entrañaba, pues, la
b, ( isminución progresiva de la hacienda familiar ocasionada existencia de un mercado de esclavos.Io 4 En la medida en que
por las particiones de la herencia permitiendo así que los hogares los campesinos recurrieran a dicho mercado esto podía llegar a
tuvieran las tierras necesarias. 101 sigruhcar una reducción de los márgenes de autarquía real de la
De este modo, teniendo en cuenta la norma tradicional ullldad campesina. lOS No obstante, dent(Q_d~cjertos límites, el
que imponía dividir el klems paterno entre los descendientes, comercio no iba necesatiamente en contra de la autarquía. Según
y dado que tener un solo hijo podía implicar una energía labo- Millett (2000: 29), aunque "con diferentes énfasis, todos los
ral insuficiente para un labrador con lin nivel de acumulación cultivadores habrán aspirado a la autosuficiencia (au.tárkeia),
de riquezas suficiente para poseer una yunta de bueyes, la que paradójicamente implicaba la producción de un excedente
incorporación de dependientes o esclavos permitiría al cam~ para ser cambiado por dinero" .106 Lógicamente el comercio no
sinado griego obtener una fuerza de trabajo qJJe complemen- era una práctica fuera de lo común en el mundo agl11rio heJérúco.
taba la mano de obra familiar, pero sin las dificultades de la En la Beocia de Hesíodo o en la Atenas ele Aristóranes esta
división de la herencia, aunque ocasionando erogaciones mo- actividad resultaba habitual pa.ra el campesino, 107 pues ellabraclor
netarias eventuales a la unidad doméstica rural. Los testimonios realizaba tratos con el fin ele veneler excedentes de producción
analizados nos ilustran al respecto y permiten vislumbrar que y comprar a la vez algunos elementos que pudiera necesitar. lOS
las granjas familiares podían organizar la producción en SllS fin- A partir de esos tratos, los campesinos procuraban obtener
cas apelando al trabajo de dm6es, oikétai, doÚloi o andrápoda productos para completar sus medios de subsistencia o dinero
para las distinta~ faenas. 102 ' para comprar esclavos, o tal vez para arrendar tierras, o adquirir
~ Ahora bien, cabe preguntarse qué sucede entonces con el herramientas. Tal es la imagen que se obtiene del cuadro
principio que in:lica que ia economía cam esina se basa en la delineado por Aristófanes (As. 817-19): el campesino que había
energía a ora e la familia, de acuerdo con un criterio de
autarquía que irrplica una correspondencia entre pro¿ucci~ y
consumo dentro de la unidad domés~ca. En efecto, la presencia 103. Sobre Hesíodo y el comercio, Bravo, 1977; 1983; 1984; cf. Mele,
de dependiente~ en el oíkos campesino ponía en entredicho el 1986. Millett, 1984: 86-88, critica a ambos por su visión de Hesíodo
ideal de autarqllía que guiaba la organización laboral de la como aristócrata; ver Call1edge, 1983: 7-12; Moller, 2000: 54, 58-60. Cf.
van Reden, 1995: 182-83, y las cuestiones de método indicadas por
economía familhr, puesto que suponía abastecerse de un factor Davies, 1998: 236-39. Sobre el mercado arcaico de esclavos, Rihll, 1996:
productivo que ?or definición era externo a la unidad familiar. 103-6; Valdés, 2002a.
Por otra parte, e:ta vinculación con-e.L~xterior adquirió bastan- 104. Cf. rinley, 1982: 84-118; Garlan, 1982: 74-92.
105. Hur;Jphreys, 1970: 13-14, opina que en el siglo V el lazo con el
te tempranmnelte una forma mercantil. En efecto, según lo
~ - mercado llevó a un quiebre de la autarquía campesiúa. Pero es probable
que puede ded\cirse del testimonio de Solón (fr. 4, 23-25; fr. que esto constituya una exageración. Cf. ]ameson, 1977/78: 129, que
36,8-10 [West]) !~ ,mercado de esclavos ya estaría.Di.fun4ido a matiza pntdentemente esta alternativa.
106. Ver t:lInbién Burford, 1993: 76.
107. Véase Hes. T&D 618-32, 643-94; Arist. As. 817-21; AvisjJas 170¡
101. Cf. Cap. 3, ap c. Cabo 316-18; Ac. 723-25, 836-41, 909-25.
102. Sobre estos téminos, Finley, 1977a: 104-6; ]ameson, 1971/78: 133- 108. Sobre los límites de este comercio, Schaps, 2004: 163-74, 181-82,
~7¡ Macto\.lx, 1980 11-14.
39/47 198-99.
~I, 1I J I JtiLlAN GALLEGO EL CAMPESINADO EN LA GRECIA ANfIGUA /217
I( h) a la cl.uclad para vender sus uvas podía irse del ágora habiendo una subordinación de los productores directos a los precios
l'omp.wclo harina. Y lo mismo se deduce de una escena de la impuestos por el mercado. IU En este contexto, las expresio-
PClzC1198-1210) en la que se contrapone al fabricante de hoces nes que Aristófanes ponía en boca de DiceópoUs son impor-
con el vendedor de armas, ya que nos muestra una situación tantes en cuanto al significado del ágora comercial para los
que nos lleva a pensar que por lo general los campesinos debían labradores, 112 mostrando que sus valores no se ligaban al mer-
cOí11prar los instrumentos de labranza, en especial los de hie- cado sino a la autosuficiencia en el marco de la aldea, según un
rro. Un comercio que quizás no tuviera lugar en el marco de las precepto claramente expuesto por Hesíodo (T&D 364-65): "no
aldeas rurales, tal como lo señala Osborne (1987: 96) a' partir le preocupa al hombre lo que está en el omos guardado; mejor
de su lectura de la evidencia arqueológica y de los versos de que esté en el omos, pues lo de afuera es dañino~ Esta autar-
Aristófanes, pero que incorporaba al labrador en la medida en quía no suponía una carencia de apoyos externos como lo
que por diversos motivos su presencia en la ciudad se hacía comprobaba con cierto desconsuelo Cnemon, el labrador
más fluida. 109 En este caso, la finalidad de los intercambios misántropo de Menandro (Dis. 713-20), que había creído que
residiría en la satisfacción de las necesidades de consumo y no . podía llegar a ser totalmente autosuficiente (au.tos au./árkes) y
en la búsqueda de una ganancia, puesto que primaría una lógica prescindir de la asistencia ajena. Esta ayuda que ahora Cnemon
centrada en el valor de uso y no en el valor de cambio. Gallant se mostraba presto a recibir y a dar aparecía bajo las pautas de
(1991: 98-101) aduce que los campesinos griegos no moviliza- la reciprocidad Cton ejJikourésonl' aeí) oponiéndose a la lógic;:¡
ban regularmente los excedentes de producción a través del del beneficio (lo kerdaInein). Ciertamente, se trataba ele con-
mercado y que la función de los intercambios comerciales era servar ciertos márgenes de autarquía y no de una autosuficiencia
conseguir valores de uso. 1:'al es el sentido que parece necesario planteada en términos absolutos.
dar a la queja dellabrador Diceópolis (Ae. 32-36): 110 Por otra parte, las plazas de intercambio a las que los cam-
pesinos podían acudir con mayor regularidad -si no se trataba
"Miro hacia el campo (eis ton agrón), enamorado de la del ágora de ciudades como Atenas- eran mercados agrarios,
paz, denostmdo la ciudad Cásty), y añorando mi aldea estacionales o periódicos, que no tenían una existencia autóno-
l' CdénlOs), que jamás me dijo: 'compra (prío) carbón', o vi- ma sino que dependían de la dinámica de la economía rural. 113
nagre, o acere; que ni siquiera conoce lo de 'compra', sino Éste era el mercado al que concurrían los labradores y los arte-
que era ella la que me llevaba todo y lo de 'compra' no sanos de las aldeas, y aunque el agricultor tratara de producir lo
existía." que necesitaba había implementos que se obtenían por medio
La idea de CQmpra que originaba el descontento 'del labra-
dor aristofánico nI vez entrañe una primacía del valor de cam- 111. Cf. Marx, 1959: m, 313-25. Sobre el vínculo entre los campesinos y
bio sobre el valorde uso, ligada a 11na de las peculiaridades del el mercadu, Fitth, 1964; Shanin, 1976: 28-33, 48-49; Bernstein, 1981: 5-
6; Ellis, 1993: 5-11; Netting, 1993: 288-94.
capital comercialen las sociedadesprecapitalistas que implica 112. SobrE la representación cómica del ágora comercial, Wilkins, 2000:
164-75.
113. Este <al'ácter periódico de los días de mercado es testimoniado por
109. Ver Osbome, 1187: 108, 130, sobre la inexistencia ele mercados en Arist. Avispas 169-70: "Sólo deseo salir a vender el burro con alforjas y
las aldeas y la prepmderancia de las estrategias de subsistencia; Wood, todo, que hoyes luna nueva"; también Teof. Caro IV, 15. ef. Finlcy,
1988: 63, 108. ef. Iarris, 2002: 71-80. 1974: 148 Mossé, 1980: 83-84; Osborne, 1987: 95-96; GalJant, 1991:
110. Véase Scbaps,2004: 163-64; también Gallo, 1984: 77; van Reden, 95, 100 Y n. 16. Sobre mercados periódicos en la AntigLiech¡d, de Llllt l~
1'.)98: 187-88; Com~on-Engle, 1999: 367-69; Wilkins, 2000: 1(5-6, 181. de Neeve, 1988.
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r
2181 ]UUAN GALLEGO EL CAMPESINADO EN LA GRECIA ANI'I( jI 'A /21 U
dc Intercambios con los artesanos. Tal era la situación sobre sociabilidad campesina como modo de hacer frente a sltuad,)~
todo en las aldeas o en las ciudades pequeñas, donde si bien nes de riesgo, cOn el compromiso de devolver Jo recibido y
podían existir artesanos especializados en ciertas produccto- estar dispuesto a ayudar cuando otro atravesaba una situación
nes, por lo general "los mismos hombres hacen camas, puer- de necesidad similar. 117
tas, arados y mesas, ya menudo incluso construyen casas, y Ahora bien, las conductas mercantiles o reciprocitarias de
aun están agradecidos si pueden encontrar bastante trabajo los agricultores, ¿suponen aspectos de una misma racionalidad
para mantenerse" Oen. Cir. VIII, 2, 5). Se trata en rigor del o implican por el contrario lógicas sociales divergentes que
sector no campesino de una sociedad campesina. 114 Pero c.aracterizarían a distintas clases? Estas. cuestiones
muchas veces las necesidades que no se satisfacían dentro interpretativas nos reconducen a los debate"s 'Sobre la situa-
del ofkos no se resolvían en el mercado sino a través de ción económica y el lugar social de los labradores autónomos
intercambios recíprocos con los vecinos de la aldea, como lo en la Grecia antigua.
señala Hesíodo (T&D 346-51):115

"El mal vecino (kakos geíton) es una calamidad, el bueno d. Lógica social de los agricultores: un modelo
(agathós), en cambio, una gran ventaja. Tiene en suerte un múltiple
tesoro el que tiene un vecino bueno (esthloü); ni un buey
se pelidería si no fuese malo el vecino_ Mide bien 10 que Para dar una respuesta al problema de la lógica social de
tomas prestado del vecino y devuélvele (apodofmm) bien, los agricultores griegos lo mejor es que analicemos la evidencia
en la misma: medid~, e incluso más si puedes, para que disponible, en especial la que nos permite hacernos una idea
después, si vueLves a tener necesidad, lo, halles seguro." de cómo se consideraba al productor rural que poseía una granja
,'"
basada en el trabajo familiar. Burford (1993: 15, 167-72) ha
"1 As.í, ea cmso de ne~esida:d se recurría a los: aldeanos: que reunido buena parte de las pruebas literarias relativas a este
'01
respondían adecuadamente s<l!biendo que en un fufufl[:l' llaJ sin.¡'<ll-- asunto y su análisis señala un elemento a tener en cuenta. El
'11 déin podía presentarse de modo inverso (siempre que B1llbielia' vocablo griego georgós, que la autora asocia con la noción de
los: lazos· de buena' vecinda:d ya ind'icad<Ds). En este punto pre~ granjero (fanner), presenta sin embargo :sentidos ambiguos y
ciso se percibe qime l'a unidad dOt:Lléstica no dependía s61o, de sí hasta contrapuestos: un a.gricultor que labra su propia tierra; un
misma para la subsistencia, sino> que en ocasiones la: aldea cultivador que trabaja para Gtro. Para Burford, el término
resu1taba esenciaL El dispositivo puesto) en práctica era el de la autou,1:gÓS es el que mejor representa para la Grecia anqgua la
reciprocidad, la obligatoriedad del don en el ámbito> de lla posición del ciudadano en tanto 'que granjero o, si se prefiere,
comunidad campesina. 116 Apelar a parientes, amigos' y vednos granjero ilibre pequeño propietario 'que ¡tr.aba¡ja parr:a ,sí lB.1SlililO
era a;pelar a los lazos de amistad y ayuda mutua propios de La (yeoman !anne1"). En efecto, la amp'llltJudl de .sentidos:de 4a pa-
labra geol'gós 'llega hasta el ·ex¡l:!1ietíl10 ele poder :sirnplelT:len!Ue
sig?-ificar un propietario de un lote, como se 'desprende ele la
114,. Cf. Powell, 1974: 50-51;' Worsley, 1984: 170. delimitación del pueblo agricultor (georgos ho del1lOs) que se
115. Teof. Cal'. IV, 14; X, 13; cf. XXVII, 10; XXX, 10, Y Men. Dis; 456,
50S, 914, 916, 922-23, 928, también hablan del préstamo en el ámlDito,
lee en Aristóteles (Pol. 1319a 6-10); se trata ele los que poseen
t'llml. Ver Nagle, 2006: 35-36.
116. Sobre la recipr0cidad en el ámbito rural griego, Millett, 1984: 1'00~3';
1991: 28-39, 45-52, 74-75; Gallant, 1991: 143-58; Tandy, 1997: 203-27.
41/47 117. Cf. Cap. 2, ,ap. d.
EL CAMPESINADO EN LA GRECIA ANfIGUA /221
d~l'la extensió11l de terreno que puede incluso llegar a ser más del último término al agricultor helénico no deja lugar a dudas
nmpHa bajo determinadas condiciones reguladas legalmente.n s de que estamos ante alguien que vive de su propio trabajo.
Podía asimismo ocurrir que en ocasiones el término se usara Las fuentes literarias nos presentan varios testimonios en los
para referirse a esclavos. 119 que el punto queda explícitamente establ~cido, aun cuando
No obstante estas ambigüedades, Aristófanes aplica el en algunos casos la formulación en torno a la situación del
término georgós para identificar a los labriegos que cultivan autourgós tenga una connotación negativa. Jenofonte (Econ.
la tierra por sí mismos, que a veces podían estar asistidos , V, 4) coloca al autourgós alIado del georgós (que puede ser,
por algún esclavo como vimos a partir de los ejemplos de como ocurre con Iscómaco, un aristócrata terrateniente)
Trigeo en la Paz y de Crémilo en la Riqueza. El comediógrafo porque aquél al igual que éste reúne las mejore§;,csmdiciones
también usa el término ág ro ikos, a veces de modo peyorativo para ser ciudadano y soldado, en especial debido a la fortaleza
conforme al sentido que adquiriría en boca del urbanitas, el física que adquiere gracias al trabajo de los campos con sus
habitante de la ciudad. 120 En la Paz (508, 511, 550-52, 556, propias manos. El esfuerzo del autou1-gÓS en el laboreo de
588, 603, 921) la virtud de este grupo es abiertamente la tierra se topa con permanentes dificultades que sólo
glorificada y se pone de relieve con claridad que esa virtud parecen sobrellevarse de una sola forma: con más de su
se deriva de su dedicación al trabajo. La descripción propio trabajo. En este sentido, el autourgós resulta la imagen
aristofánica (550-59) muestra que eran los pequeños paradigmática de una pobreza con dignidad, una austeridad
propietarios los que, con sus aperos de labranza, realizaban que templa el espíritu de los mejores soldados. Esto mismo
por sí mismos las faenas agrícolas implicadas en el cultivo se desprende con claridad de la caracterización de J enofonte
de la tierra (huertos, viñedos e higueras en este caso).121 cuando aplica el término a los persas, pues resulta evidente
Pero como ya vimos, esto no los excluía del grupo de los que lo que se está reflejando es el imaginario griego respecto'
,.
que debían trabajar con sus manos sino que pertellecían al del autourgós. En boca de Ciro (Cir. VII, 5, 67-68) los que
'1 mismo sector que aquellos que por su condición sólo podían, cultivan la tierra por sí mismos son los que mejor se
según Aristóte:es, contar con el buey para que hlciera las desempeñan en el cuerpo de guardia, porque viven una
veces de criado 122 Pero incluso la posesión de un buey podía vida golpeada por la pobreza y deben luchar con una tierra
en ocasiones resu'ltar un inconveniente para ellabJiego que inclemente, condiciones que son reafin11tldas por un tal
:1 dependía de símismo para la subsistencia. 123 Feraulo (VIII, 3, 37-38) al describir el género ele vida de su
Esta repre,entación permite asociar al georg6s con la padre que ahora él mismo desarrolla:
figura del autoJ,rgósl24 que define en forma menos ambigua
'ti la situación sodal del labriego independiente. La a;:>licación " ... Mi padre nos educó trabajando duramente por sí mismo
(autos el-gazómenos) y alimentándonos; pero cuando lle-
gué a joven, al no tener él fuerzas para mantener el cam-
1\ po, me condujo al campo y me ordenó trabajarlo
118. ef. Dem. XV!lI, 41; XIX, 314; ver Finley, 1985: 258 n.98.
119. ef. Amoureti, 1986: 212, 214, 216. (etgázestbai). Y entonces yo lo sustenté a su vez a él
" l?O. ef. Arist. A(. 371; Cabo 41, 317; Nubes 43, 47, 628 Paz 595, para el resto de su vida, excavando y sembrando por mí
1185; Aves 230; ~s. 279; etc. mismo (autós) un lote de tierra .11Uy pequeño (mikron
121. Ver también Aist. As. 198; Riq. 223, 903; ef. Lisias,:XX, 33; tea, IX, 18.
122. Aristot. PoI. 252b 12; d. Hes. T&D 405; Men. Dis. 32&34. gédion) , que sin embargo no era malo sino el más justo
123. ef. Jameson,1977/78: 132. de todos, dado que semilla que recibía la devolvía honesta
12~. ef. Zoepffel,1988: 2-5. y justamente pero sin mucho rendimiento; aunque a veces
iI
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2221 JULIAN GALLI1GO EL CAMPESINADO EN LA GRECIA ANTICUA I223
debIdo a la fertilidad de las tierras devolvía el doble de ¿Cómo debería interpretarse la lógica social de estos
lo que recibía."J25 autourgoí desde un punto de vista conceptual? ¿Era determi-
nante para su caracterización la capacidad de producir exce-
Eurípides (01'. 918-22; cf. El. 35-38) presenta una elevada '. dentes que pudieran tener como destino el mercado urbano?
imagen del autourgósya que es el único dispuesto a defender la ¿Se debe aplicar la noción de campesino o la de granjero? Los
tierra, es sensato en lo atinerite a la política y practica un género testimonios examinados, si bien destacan el carácter autónomo
de vida in·eprochable. Aristóteles (Retórica 1381a 21-25) también de las granjas familiares a las que se refieren y el valor del
nos brinda una imagen positiva de los autourgoí ubicándolos propio trabajo de sus poseedores, nada dicen acerca de una
entre los que son apreciados por su generosidad, valentía y equi- producción de excedentes vendibles sino que pareeen dar a
dad. Esto sería justamente lo distintivo de los que viven de su entender que tal vez se tratase de una agricultura de subsistencia.
propio trabajo (boí apo toa ergázestbai) y no a expensas de Sin embargo, según hemos visto anteriormente existía la
otros, en especial los que lo hacen a partir de la labranza (boí
posibilidad de que los labradores, más allá de su voluntad, reali-
apogeol'gías) y del trabajo de sus manos. Para Platón (Rep. 565a), zaran intercambios regulares en los mercados. Como ha propuesto
el pueblo (demos) se identifica con los que viven de su propio Thorner (1971: 207):
trabajo (autourgoí), que no poseen mucha propiedad (ou pány
polla kekteménoi) y son políticamente inactivos (aprág11wnes).
"Estamos seguros de ir por mal camino si tratamos: de con-
Pero cuando el pueblo se reúne en asamblea es el sector más
. 126 cebir las economías campesinas como orientadas exclusi-
numeroso y soberano en una democraCla.
vamente a la 'subsistencia' y sospechar capitalismo donde-
En Tucídides (1, 141,3-5) la idea de autourgós aplicada a
quiera que los campesinos muestran evidencias de estar
los peloponesios adquiere una connotación peyorativa. Pero
orientados al 'mercado'. Es mucho más sólido darlo pür
más allá de esta imagen, los aspectos subrayados en este caso
descontado, como un pnflto de partida, que por mucho
resultan coincidentes con las caracterizaciones vistas hasta aquí:
son los que viven del trabajo de sus manos, con una riqueza tiempo las economías campesinas han tenido una doble
moderada y cuya disposición para participar en el ejército yen orientación hacia ambos . De es~a nlanera, p \lI:e de' evitarse'
las operaciones militares.se subordina a la lógica de la econo- una discusión muy estéri~ sobre la natuJialeza ele lms. as[ lla-
mla agraria. Se trata de los que integran las tropas de infantería, madas economías de 's1!.lbsistencia'."
que aportan recursos propios para la guerra (el armamento hoplita)
y que combatencomprometiendo.su propio cuerpo, pero que Es conveniente,. pues, que volvamos ahma a las. explicacio-
no desean :aLejarse mucho. de su territorio y, en consecuencia, nes de los especialistas y nos detengam<Ds: en SllS argumentos.
'1,
I prefieren desarúollar calupañas breves. 127

hacían los preparativos. para la guerra con gra:ndecisióo mientras que sus
Ir
I 125. Me.n. . Lab . .35·39: "Creo que nadie cultiva una tierra más piadosa. aliados actuaban con más parsimonia, ya fuera porque no estaban interesados
Ptles ·Ili:mde !ICD debido de mi1to, buena hiedra, tantas flores; y las demás o porque se hallaban en la recolección de las cosechas. Esta situación de
cosas que ·cu al qu'i era 'esparce -las restituye ,correcta y justamen:e, no más los autow;goí peloponesios tal vez resultara del hecho de tener que
sIno en la misma -medida"; cf. Men. f)1's. 369-70. Polibio, N, 21, 1, dest,¡ca depender- delos recursos de su propia trerra, mientras que lbs atenienses,
e;: 1erl.1entosd e 1;1 C/lUtourgía 'seIil1lej:l1ntes .a ilos señalados por J enofonte. como lo indica Pericles poco, después, disponían de abundantes tierras en
126. Hespecto de1autourg6sy su inserción política en la pólis ateniense, hts islas y en el continente (bajo la forma. de cleliuquías). Cf. Tuc. I, 143,
C~II'tel', 1986: 76-98. 4-5,. con el comentario de Burford, 1993: 258 m 5, y la sugeJ:encia de;:
127. P(\I';I l3urforcl, 1993: 170, la afirrnac1ón debe :ser limitada 'en lo que Strauss" 1986: 52 y 1i1.. 59·,. qhle: ve a los, autourgoí como "granjeros e;:n sus
1'l~llr~cta ti los l:tcedemonios, p¡,¡essegün rotro pasaje {Tulc. nI, ]5,2) éstos propias tien;a:s".
43/47
1"
224 1 JULIÁNGALLEGO
EL CAMPESINADO EN LA GRECIA ANTIGUA I225
Dejando de lado algunos exámenes que analizan a los peglll' Evidentemente, un compendio de los cultivos y los trabajos
ños propietarios antiguos siguiendo los criterios más genemlt'/j Implicados en una granja de producción intensiva, haciendo
esbozados por los estudiosos del campesinado -y que por end,' hincapié no sólo en la tríada mediterránea sino también en el
hacen hincapié en la situación de explotación a la que se hall::11;:ln huerto y los frutales. Es debido a esto que Jameson 0994: 56-
sometidos-, el hecho más notable es la interpretaci6n 58) señalaba que en realidad a partir de este sistema de cultivo
coincidente en cuanto a la existencia de una clase de agricultorl's familiar, con el añadido de algunos esclavos, los granjeros eran
libres no sujeta a la entrega regular de excedentes para !o,'i capaces de producir excedentes más allá de las necesidades
terratenientes o el estado, conclusión establecida en un principio ele subsistencia de la familia, esto es, con el objetivo de vender
para el caso ateniense pero que, como vimos, se ha una parte de la producción en los mercados. Para Manson 0995:
generalizado para la mayoría de las póleis griega de las épocas 47-178) esto fue posible gracias a la ausencia de explotación
arcaica y clásica. En este marco, la relativa austeridad de los ele)os granjeros, su inserción en un complejo sistema de mer-
cultivadores áticos que trabajaban por y para sí mismos ha lleva- cado, su interés en producir excedentes vendibles y la
do a pensar que eran campesinos que dependían de una agticuJ- imp~rtancia dada a la competencia y el dinero en el marco de
tura de subsistencia. No obstante, también se sostuvo que el una producción intensiva que, segun el autor, ya no sería un
bajo nivel tecnológico no autorizaba a considerarlos campesinos organización para la subsistencia sino "un sistema empresarial
sino granjeros porque carecían de una cultura tradicional especí- de agricultura" (sic, p. 400).130 Todos estos aspectos pueden
fica. Pero esta relativa austeridad no debe llevarnos a engaño. interpretarse como factores que en cierto modo impulsaban a
Los testimonios de Aristófanes ya vistos ponen de relieve que el los granjeros a buscar una ganancia, es decir, una lógica de
georgós ático podía combinar diversos cultivos, lo cual supone max1mización de los beneficios, lo cual supone considerar a los
un modo de ir.tensificación de la producción. 128 En la Antología labradores griegos como personificaciones de lo que en abstracto
Palantina (V1[, 321) se describe una conjunción de diferentes cab~!a definir como operadores individuales en el mercado. .
labores agrarias coincidente con esta imagen: 129
Sin embargo, Garnsey (1996: 83-91; 1999: 22-42) y Gall~nt
(1991: 34-59) i~terpretan que la lógica que regía la organización
"Amada lierra, acoge en tu seno al viejo Amintico y re- económica de ia granja familiar intensiva era el resultado de
1
1I
cuerda SU3 muchos esfuerzos por tu propio bien. En ti él estrategias de minimización del riesgo del pequeño productor
puso sienpre firmemente el tallo del olivo y te ¿ecoró con más que de maximización de la ganancia, independientemente
las vides de Baco. Él te hizo abundantemente fructífera en de que a veces el comercio se tornara inevitable para el
granos y cesviando los cauces de agua te hizo ri:a en hor- campesino. Según Garnsey (1996: 92-94), no era el mercado
talizas y fJutas. De modo similar, permanezcan a cambio, sino la ~eciprocidad lo que el labrador tenía en mente en
gentilmen'e, alrededor de su envejecida cabeza y vístete función de los excedentes que pudiera obtener, pues el
a ti misn"1a con flores de primavera.))
intercambio recíproco era complementario del almacena-
miento .dentro de la unidad campesina. Si bien acepta que
128. Las granjas je Laertes (Hom. Od. 1, 188-93; XXIV, 205-12) Y de
130. Su p)stura es la más extrema con respecto a sostener este modelo,
Alcinoo (VII, 112,30) revelan lo mismo, aunque serían fincasaristocráti- lo cual cono ya vimos (cf. supra, ap. a), lo lleva a comparar él los antiguos
caso Cf. Hanson, 995: 47-89.
labradores griegos con los· modernos granjeros estadounidenses,
129. Cf. Cap. 3, af b, sobre la agricultura intensiva. Ver Arist..1c. 995-98; proponiendo interpretar a ambos como pequeños empresarios aLlt(¡nollHlIl
Aves 1058-70. .
que se auoexplotan logrando así una ganancia en los mercados.
1
44/47
~GALlEGO ELCAMPESINADOENLAGREcIAANm;(f" I~t/
algún trato mercantil era ineludible, destaca que para los y militar, podemos postular diferentes circunstancias C]ll<! Sl'
labradores resultaba deseable el intercambio de dones fuera plantean dentro de un espectro móvil, lo mismo que la riqueza
del mercado, con otros de su misma aldea, porque exponerse de la granja familiar y su posible integración en el mercado.
a las vicisitudes del mercado podía socavar la base de subsis-~ En función de esto, sugeriremos aquí un modelo basado
tencia. No obstante, como demuestra Ellis (1993: 90, 279; cf. en el análisis de Shanin (1983: 97-172) del campesinado ruso a
65-145), la aversión al riesgo es una modificación del modelo comi~hzos del siglo:XX, que encuentra diversos apoyos en los
de maximización de la ganancia, cuya lógica consiste en la toma aportes sobre el mundo rural griego que hemos abordado a lo
de decisiones por parte de los individuos con el objetivo de largo de este capítulo. En primer lugar, es posible constatar
maximizar su "bienestar" o "felicidad" personales. diferencias entre hogares más grandes y más pequeñ0s,de acuer-
¿Qué conclusión podemos extraer de estas disímiles inter- do con el tamaño de la propiedad y la cantidad de miembros
pretaciones según lo visto a lo largo de este capítulo? En primer de la familia, que incluía a todos los que comían del mismo
lugar, en el mundo de la pólis griega ninguno de estos modelos alimento. Los cultivadores que podían disponer de algunos es-
püeae considerarse exhaustivo, de modo que resulta ~lJ1a clavos los consideraban parte de la familia, más allá de que a
quimera querer establecer un campesino o un granjero griego veces necesitaran venderlos. 134 En segundo lugar, dichas dife-
típico. 131 Por lo tanto, para la Grecia de los siglos VIII a IV a.e. rencias no tienen que ser pensadas como algo fijo e irreversi-
e~sario pensar en una c!iversiÓad de situaciones gue iría ble sino que podía' existir una movilidad ligada al ya analizado
desde ellabmdor pobre gue producía para la subsistencia, 132 ciclo de vida del hogar: formación con el matrimonio, naci-
realizaba ocasionalmente algún trato mercantil pero prefería miento de los hijos, adultez y partida de éstos, ancianidad y fin
l:.22, intercambio~ recíprocos y se empleaba circunstancialmente de la unidad; a medida que la unidad crece puede incorporar
como jornalero temporario, hasta el agricultor p róspe 1;0 g{¡e más tierras y cuando decrece, a la inversa. Esto no debe
22?eía algunos ~sclavos y podía integrarse en los mercaclos a interpretarse como la inexistencia de diferencias sociales entre
partir de cielta especialización de la roducción. 133 Ahora bien, cultivadores ricos y pobres. Sin embargo, en el marco global
e un polo al otro del espectro lo característico sería la esas diferencias podían tender a compensarse a partir de la
inexistencia de una explotación ha~rysIStemátic:l. lo cual partición de los hogares campesinos más ricos y la extinción o
significó para les labrie os no tener le rod 'r x~ dentes la fusión de los más pobres. De manera que, tanto desde el
re.g;u ares para les miembros de una elite social o política. Sobre punto de vista del ciclo vital como desde la perspectiva del
este punto de plrtida común, derivado del suceso eKcepcio- movimiento socioeconómico, las tendencias centrífugas de la
nal, extendido acasi todo el mundo griego, que había compor- diferenciación y las centrípetas de la nivelación se compensaban
tado la incorponción de los agricultores a la comunidad cívica a través de movimientos opuestos, multidireccionales y cíclicos,
con plenos deredlos para la participación po~ítica, instittlciona;li fases ascendentes y descendentes que llevarían a modificar
esa imagen fija que sólo da cuenta de los extremos del arco
social, es decir, el agricultorpobre que producía para la subsis-
131. Cf. Garnsey,996: 82.
132. Aunque, segúl ]ameson, 1994: 61-62, "para el pobre suorpI'enuemte: tencia y completaba sus ingresos como jornalero y el labrador
no tenemos eYidelcia", citando a Osborne, 1985b: 127. en: R'CDsi:Vmcru,. rico que poseía algunos esclavos y producía excedentes para
199J; FoxhaIl, 199:: 157; Hodkinson,. 2003: 138. los mercados.
133.]ameson, 199': 58: "La impresión que uno recibe:, y Q<D'l,;thorai no'
podemos ir O1uchol1ás allá de impresiones, es de: gmojel'<Ds ,r<cc!11CDc!ad<DS
que apuntan a pro(llcir significativamente n;15"s que: para la-s, ne::esiclades;
de subsistencia de .os familias". 134. Gallant, 1991: 11-12, 30-33, 127-28.
45/47
~I','II I jUl.IANGALLEGO EL CAMPESINADO EN LA GREC.'IA AN 1h ,1 11\ I ~'.'IJ
Bajo estas condiciones, la minimización del riesgo en fun- prosperaran y otros no es algo esperable según las c.UJ'vl't'IH'I:I:I
{'Ión de hacer fre:1te a las necesidades de subsistencia familiar de capacidad y de suerte existentes entre ellos. En deflnlllv:I,
no tiene por qué contráponerse a la maximización de la ganan- podemos utilizar una categoría u otra o incluso proponer CO!l0
cia por medio de la producción y venta de excedentes. 135 En junciones como campesino-granjet~ o granjero-campesino. Con
efecto, según los ciclos ya mencionados los pequeños produc- todo, lo importante es pensar en modelos dinámicos que
tores agrarios podían, por momentos, disponer de más rema- permitan tomar en cuenta la movilidad que las unidades
nentes vendibles o desarrollar una menor inserción en el mer- familiares desarrollaban.
cado utilizando las reservas para hacer frente a los riesgos de Uno de los aspectos importantes para entender estas pau-
hambre. Así, mientras que los hogares más pequeños podían tas de movilidad rural es la noción de autarquía CJ,1,1<;! hemos
adoptar un sistema intensivo de producción para asegurar la abordado a lo largo del capítulo, noción medular para entender
subsistencia, los más grandes podían hacerlo en función de el funcionamiento del omos griego aun cuando actuara más
conseguir una ganancia. Entre una alternativa y la otra habría como un anhelo que como una pauta real. 136 En efecto, si el
toda una gama de posibilidades que permitiría volverse más debate acerca de los patrones de residencia en la Grecia
hacia un comportamiento u otro, según las fases de los ciclos y antigua y sus consiguientes efectos sobre los paisajes agrarios
aquellas circunstancias aleatorias desde el punto de vista de la ha adquirido tanto relieve, ello se debe sin duda a la
economía familiar (mercados, naturaleza, políticas estatales), autonomía manifestada por los hogares rurales griegos en su
porque carecía de control sobre ellas. Esto no implica que de- o propio funcionamiento social, económico, cultural. Podría pa-
bamos definir como granjero al labrador que podía vender y recer evidente entonces que ia residencia aislada fuera más
obtener ganancias y como campesino al que no podía hacerlo, compatible con esta centralidad de la noción de autosufi-
. sino la existencia de estrategias de adaptación y de conductas ciencia que la residencia nucleada. Pero, como vimos, esta
que podían ser adoptadas por un mismo labrador en distintas última pauta no le quitaba autonomía al oíkos sino que
etapas de su vida según cómo se combinaran los diferentes establecía otras condiciones para el desarrollo de su autarquía.
factores analizados. Conforme a la idea de Shanin de Asimismo, las discusiones sobre el despegue de la agricultura
movimientos multidireccionales, existía la posibilidad de que, familiar deben vincularse con el problema de la autarquía,
según las coyunturas agrarias, cieltos hogares fueran prósperos pues en verdad lo que estos debates han permitido afirmar
:1:
" en unas fases del ciclo vital pero se empobrecieran en otras, o es el rol autónomo de las unidades domésticas en la organi-
en el transcurso de las generaciones. Y viceversa, unidades zación de un proceso productivo que, en muchos casos, no
domésticas que en un momento se mostrarían relativamente sólo debía atender las demandas de la propia familia sino
pobres podían transformarse en ricas en otra fase o generación. que tenía que dar respuesta a las necesidades de una pobla-
Esto sería posible porque, como indica Gallant 0991: 4), si ción en crecimiento que excedía las condiciones demográficas
bien había diferencias basadas en el tamaño de la familia y la inherentes a las unidades rurales. Entre los labradores estos
1iqueza del hogar, de todos modos, sólo una fluida línea separaba problemas se presentaban en el marco concreto de la bús-
a los campesinos ricos de los pobres, y porque, como sostiene queda de un balance entre los factores inherentes a la orga-
Hanson (1995: 183), la posibilidad de que unos granjeros nización familiar.
135. ElIis, 1993: 76,. propone una "maximización de ganancia condicio- 136. Varios de los aspectos que se mencionan a continuación r~l11ltl'n no
nal" sujeta a condicionamientos tales como el riesgo y la incettidumbre u sólo a este capítulo sino también al Cap. 3,passim, complemento 11('('('11:1·
otros objetivos del llogar rural. rio de los análisis desarrollados aquí.
46/47
230 I ]ULIAN GALLEGO

En este contexto, una condición ineludible para la repro-


ducción del campesinado helénico era la alienabilidad del suelo, CONCLUSIONES
que podía suscitar cambios en el tamaño de las fincas así como
desequilibrio,s entre producción y consumo, entre fuerza ~e
trabajo disponible y necesidades de subsistencia. En función de
ello, los labradores echaban mano a variadas estrategias de
obtención de tierras, de producción, de almacenamiento y dis-
tribución del producto, e incluso de funcionamiento familiar,
condicionados en sus elecciones por dos cuestiones centrales
para la conformación de la mano de obra: la expulsión de inte-
grantes de la unidad familiar (abandono o exposición de niños,

A'
etc.) y la adquisición de esclavos. Todo esto estuvo a su vez
condicionado por las pautas de residencia rural, puesto que, lo> lar o de este libro hemos planteado de distintas mane-
como hemos visto, los modos de conseguir la autosuficiencia , \ ras l'é!' configuración de ~l!Hal cQocepdót;¡ C8DJp es in a de la
variaban según si los granjeros vivían y producían en granjas iguCllldad qtle dejó sus huelbs. en lar historia de la pólis griega así
aislad~s y compactas o en asentamientos nudeados y trabajando
1
cQ..m0 en 10s; dIstintos niveles de su organización. (1987:
granjas que se organizaban a pa1tir de la fragmentación en la 13, 193) había señalad'(i))aJgo relacionado con esto al p;;poner,
posesión de'! suelo. Así, de una manera u otra, los labradores como'hemos'visto, que el campo y la base campesina fueron los
griegos desarro1aron diversas estrategias adaptativas que les per- d~tenninantes últimos de la vida social de la ciudad griega. Pem,
mitieron prot.:'lgonizar un despegue agrícola y una movilidad social segliÍ1í1 Hanson: (1995: 1-7), la literatura helénica parece haber
I
que terminaron siendo fundamenta.fes paraestablecef,e1 funcio- ignorado la fundamental importancia del campo y sus agentes
¡II
namiento de la pólis sobre determinadas nociones y prácticas ,de humanos. Quizás esto se deba a que los labradores no'desarmlla-
la igualdad. ron: una tradición cultural diferente de la de 10s, 0troS. grupos. que
conformaban la sociedad griega; o tal vez lé!' cultura de la pólis
estaba tan compenetrada C<Dn los valores del campesino-ciudadano
: I
que a la sazón tales valores no aparecían como algo distinto de
los del conjunto. Seg(¡n Wood 0988: 126-72) en la Atenas clásica
la base social cultural campesma sena mVls1ble a causa ele su
~icuidad. Es en este punto donde nuestras precisiones llegan a
cobrar toda su dimensión p1leS sólo tiene sentido propooe¡.1a
u!2icuidad de la cultura campesina si se considera no tanto la
rel-ª-.ción entre campo y ciudad como el rol cumplido por la aldea
en la articulación de las relaciones sociales. La ciudad dio lugar al
desarrollo de visiones que llegaron a contraponerse con los valores
campesinos, En cambio, en las aldeas las tradic1<Dnes' "ancestrales"
pe'm también los nuevos elementos surgidos con la emergencia
d~una civilización polftica tendieron a reforzar hábitos, prácticas
,

, ,

1 I

y ~tumbres plena!11ente agrarias basadas en los patrones de


47/47 la vida campesina. -.
1,
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1 ,

11,1

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