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“(...) ‘la estadía a derecho de las partes, consagrada en el artículo 26 del
Código de Procedimiento Civil, es un principio que rige el derecho procesal
venezolano en general. El mismo se formula, en que practicada la citación
para la contestación de la demanda, o citación inicial, en otros procesos
diferentes al juicio ordinario civil, no habrá necesidad de nueva citación a
las partes para ningún otro acto del juicio, a menos que resulte lo
contrario de alguna disposición especial de la ley, como ocurre -por
ejemplo- en materia de posiciones juradas o de juramento decisorio
(artículos 416 y 423 del Código de Procedimiento Civil).
Consecuencia del principio es, que después de la citación inicial, salvo las
excepciones, no es necesario citar a las partes para que concurran a
ciertos actos, trasladarles copias de las actuaciones para que las
conozcan, ni hacerles saber la ocurrencia de actuaciones procesales del
tribunal o de las partes. Debido al principio de que las partes están a
derecho, las citaciones (órdenes de comparecencia) y las notificaciones
(comunicación de noticia sobre la causa), se hacen innecesarias.
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Juzgado de Primera Instancia de Sustanciación Mediación y Ejecución de
la Circunscripción Judicial del Estado Portuguesa.
La Sala resalta el hecho de que, para el momento en que fue remitido
el expediente, todos los intervinientes se encontraban a derecho y solo
habían transcurrido 24 días calendario desde que el expediente fue
remitido por el Juzgado declinante y recibido por el Tribunal Tercero de
Primera Instancia de Sustanciación Mediación y Ejecución de la
Circunscripción Judicial del Estado Portuguesa, de manera tal que no hubo
una paralización del juicio, aunado a que era una carga de la parte
demandada estar pendiente del momento en que fuese recibido el
expediente y, en consecuencia, verificar el auto que fijaba la oportunidad
para la celebración de la audiencia preliminar, porque las partes estaban
a derecho y particularmente la parte demandada por ser la solicitante del
traslado del expediente al Circuito Judicial Laboral del Estado Portuguesa.
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La Causa:
La parte actora planteó la perención de instancia del recurso de apelación deducido por
la accionada en contra de la sentencia dictada por el Juzgado de Primera Instancia en el
marco de una acción de amparo. Tras determinar la admisibilidad de dicha incidencia, la
Cámara interviniente rechazó por mayoría la caducidad articulada –en razón de
considerar que el dictado del Auto de Integración respectivo y su notificación habían
interrumpido el curso de la perención– e impuso las costas a la accionante vencida,
desestimando sin embargo el pedido de aplicación de sanciones procesales que efectuara
la incidentada.
Resumen Jurisprudencial:
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I “...si bien es cierto la ley nacional 16.986 y Provincial 4915 (Art. 16) determinan que
en las acciones de amparo no pueden deducirse incidentes, ello de modo alguno puede
alcanzar a la caducidad de la instancia, por la finalidad propia que informa al instituto.
Es que siendo la acción de amparo admisible frente a un acto u omisión de autoridad
pública o particular y teniendo como condición de su recepción formal que constituya un
medio idóneo para detener con inmediatez el acto perturbador, no se advierte razón
alguna para que la parte no pueda articular el incidente de perención de instancia, cuya
finalidad específica es evitar la dilación indefinida de los procesos.” (DEL VOTO DE LA
MAYORÍA DRES. ARANDA Y LESCANO)
II “...se advierte que con fecha veinticinco de marzo de dos mil nueve se dictó el auto
de integración del Tribunal, resultando notificado el mismo el día ocho de abril de dos
mil nueve. Estos actos –sin lugar a dudas– resultan impulsores del proceso recursivo ya
que trasluce claramente el cumplimiento de una condición ineludible para hacer avanzar
el proceso de segunda instancia. Siendo ello así, el plazo previsto en el art. 339 inc. 2
del C.P.C. no había transcurrido al momento de la iniciación del incidente (29-7-2009),
por lo que el pedido luce extemporáneo por prematuro. Ello trae aparejado el rechazo
del incidente.” (DEL VOTO DE LA MAYORÍA DRES. ARANDA Y LESCANO)
V Tampoco tienen ese carácter las excusaciones de dos de los Miembros naturales del
Tribunal si, como en el caso, uno de los Jueces continuaba interviniendo y podía dirigir
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el procedimiento. Distinto es el supuesto de una situación similar en primer grado, dado
que se trata de un tribunal unipersonal. Sobre este punto, se ha dicho que el
avocamiento, en cuanto acto tendiente a la integración del tribunal que ha de resolver
las cuestiones litigiosas traídas a su conocimiento, es acto idóneo para interrumpir el
término de caducidad, además de ser una conclusión que conviene al principio de
mantener vivo el proceso (Conf. esta Cámara in re “Cornejo Vda. de Posadas Hilda e y
otros c/Mariana A. Pacciaroni y otros Ordinario” A.I. nº 157 del 20-03-03). (DEL VOTO EN
MINORÍA DR. FERNÁNDEZ)
Fallo:
Córdoba,
18 de febrero de 2010.
Y VISTOS:
Cumplidos los demás trámites del ley, firme y consentido el decreto de autos, queda la
causa en estado de ser resuelta.
Y CONSIDERANDO:
I – Que a fs. 193 con fecha veintinueve de julio de dos mil nueve, el apoderado del
amparista interpone incidente de perención de la instancia recursiva abierta con motivo
de la apelación deducida por la parte demandada contra el decisorio referenciado supra.
Sostiene el incidentista que ha transcurrido con exceso el plazo legal, desde la fecha de
la última petición y/o actuación de las partes y/o del tribunal, tendiente a impulsar el
recurso. Explica que todo lo referente a la cautelar y sus incidencias es cuestión extraña
a la acción recursiva sobre el principal, lo que no fue instado, habiendo transcurrido el
plazo de seis meses sin impulso válido y por ello se ha producido la perención.
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sobre el fondo. Dice que aún prescindiendo de dicho argumento, durante el lapso del
21-4-09 al 15-5-09 el curso de la perención habría estado suspendido toda vez que los
autos se encontraban a fallo para resolver sobre la cautelar, lo que impedía
materialmente a su parte hacer avanzar el trámite de su recurso de apelación sobre el
fondo. Entiende que lo mismo cabe decir del lapso que media entre el 11-06-09 y el 18-
06-09 toda vez que los autos bajaron a primera instancia a fin de la tramitación de la
medida cautelar.
Solicita la imposición de sanciones de acuerdo al tercer párrafo del art. 134 y 83 CPCC.
III – Ingresando en el análisis de los requisitos que este Tribunal debe verificar a efectos
de resolver acerca de la procedencia del incidente, adelantamos opinión diciendo que el
mismo debe ser rechazado conforme las siguientes razones.
En primer término cabe aclarar que, si bien es cierto la ley nacional 16.986 y Provincial
4915 (Art. 16) determinan que en las acciones de amparo no pueden deducirse
incidentes, ello de modo alguno puede alcanzar a la caducidad de la instancia, por la
finalidad propia que informa al instituto. Es que siendo la acción de amparo admisible
frente a un acto u omisión de autoridad pública o particular y teniendo como condición
de su recepción formal que constituya un medio idóneo para detener con inmediatez el
acto perturbador, no se advierte razón alguna para que la parte no pueda articular el
incidente de perención de instancia, cuya finalidad específica es evitar la dilación
indefinida de los procesos. Si la perención constituye un medio anormal de finalizar un
procedimiento, principal o incidental y el art. 17 de la ley 4915 establece la aplicación
supletoria del C. de P.C. para los supuestos no regulados por la ley de amparo, no se
atisba fundamento para declarar inadmisible el incidente promovido. Esto ha sido lo ya
expresado por este Tribunal, con distinta integración, en autos Giovaninni Omar Adelgio
c/Caja de Jubilaciones y Pensiones de Córdoba – Cuerpo de Perención (A.I. nº 263 del
26-07-2000) y también por la Excma. Cámara de Sexta Nominación en lo Civil y
Comercial de esta ciudad en autos Cevallos María Andrea c/EPEC – Amparo (Sent. 19
del 19-2-05).
Sentado tal contexto y analizadas las actuaciones cumplidas en autos se advierte que
con fecha veinticinco de marzo de dos mil nueve se dictó el auto de integración del
Tribunal, resultando notificado el mismo el día ocho de abril de dos mil nueve. Estos acto
–sin lugar a dudas– resultan impulsores del proceso recursivo ya que trasluce claramente
el cumplimiento de una condición ineludible para hacer avanzar el proceso de segunda
instancia. Siendo ello así, el plazo previsto en el art. 339 inc. 2 del C.P.C. no había
transcurrido al momento de la iniciación del incidente (29-7-2009), por lo que el pedido
luce extemporáneo por prematuro. Ello trae aparejado el rechazo del incidente.
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valoración de la conducta de las partes y de sus profesionales, ameritan el rechazo al
pedido de sanciones introducido por la Caja. La interposición de un incidente de
caducidad de la instancia recursiva, no amerita la imposición de la sanción del litigante
malicioso por el sólo hecho de haber resultado ella rechazada. Es decir, no ha sido la
falta de diligencia de las partes a la hora de instar el recurso, ni la actitud dilatoria o
entorpecedora de la actora la que ha motivado que aún no se haya resuelto la apelación
en contra de la sentencia de fondo. Es decir, la conducta de la parte incidentista y su
apoderado no alcanza la entidad suficiente para atribuirles la temeridad o malicia que
exige la nueva normativa procesal. Entiendo que los actos realizados por la parte en la
presente causa son el ejercicio del legítimo derecho de defensa. Por ello y siendo que el
límite de la potestad disciplinaria debe ser utilizado con mucha cautela (E.D. 53-476),
sancionado solo aquello casos graves (E.D. 112-449) corresponde rechazar el pedido de
sanciones de que se trata.
V – Costas: atento el vencimiento de la parte actora, deberá cargar con las costas,
regulándose los honorarios de los letrados de la demandada, en conjunto y proporción
de ley, en la suma de pesos doscientos cuarenta y ocho ($ 248).
Tampoco tienen ese carácter las excusaciones de dos de los Miembros naturales del
Tribunal si, como en el caso, uno de los Jueces continuaba interviniendo y podía dirigir
el procedimiento.
Distinto es el supuesto de una situación similar en primer grado, dado que se trata de
un tribunal unipersonal. Sobre este punto, se ha dicho que el avocamiento, en cuanto
acto tendiente a la integración del tribunal que ha de resolver las cuestiones litigiosas
traídas a su conocimiento, es acto idóneo para interrumpir el término de caducidad,
además de ser una conclusión que conviene al principio de mantener vivo el proceso
(Conf esta Cámara in re “Cornejo Vda. de Posadas Hilda e y otros c/Mariana A. Pacciaroni
y otros Ordinario” A.I. nº 157 del 20-03-03).
Teniendo en claro que el Juez es el director del proceso, resultaba necesario para su
intervención que se avocara a los presentes autos.
Ello porque el acto mencionado tiene por efecto el impulso procesal, porque más que el
avance en sí mismo no constituye una movimiento real, ya que lo que se tiene en cuenta
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a los fines de analizar el efecto interruptivo es la virtualidad del acto. (Conf. Venica
Comentario al art. 340 Tomo III pág. 277; esta Cámara en anterior integración in re
“Toniutti de Copari María Teresa c/Sanatorio Allende y Otros” Auto nº 1120 del 09-11-
03).
Esto así, tengo en cuenta que desde que se elevara la causa a la Cámara (09-12-08 fs.
135) hasta el acuse de caducidad (29-07-09 fs. 193) ha transcurrido con exceso el plazo
de seis meses previsto para la declaración incoada (art. 339 inc. 2º CPC).
La forma como propongo se resuelva la cuestión impide tener por configurada una
situación de sanción por indebida actuación procesal.
Así voto.
SE RESUELVE:
SEGUNDO. Imponer las costas a la parte incidentista a cuyo fin se regulan los
honorarios profesionales de los Dres. M.d.C. y A.A.D., en conjunto y proporción de ley
en la suma de pesos doscientos cuarenta y ocho.
“La idea de abandono del proceso es la razón de ser y el fundamento principal del
instituto de la caducidad”. (278).
“La aplicación de las normas que rigen la caducidad de la instancia no puede
divorciarse del estado y particularidades de cada caso, pues el instituto no tiene un
fin en sí mismo, sino que tiende a sancionar el abandono tácito del proceso en base
a la presunción de desinterés que emana de esa actividad” (278) (CSJN 29/93,
RepED, 28-72, nº 4).
“Las normas sobre la perención deben ser aplicadas con carácter restrictivo, pero
deben sancionar efectivamente la falta de intención manifiesta de continuar el
trámite del proceso, sobre todo en circunstancias en que la parte debía desplegar
su actividad” “(299). (CNcom, Sala A, 12/3/75, REPLL, 1980-1806, nº 22).
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Los actos que interrumpen el plazo de caducidad son todos los actos de impulso
procesal que se consideran punto inicial del cómputo del plazo de caducidad. Son
todos aquellos actos que realizan cualesquiera de las partes, el órgano jurisdiccional
y sus auxiliares, tendientes a promover la marcha del proceso, haciéndolo avanzar,
en sus distintas etapas, hacia su fin que es la sentencia.
Si los actos interruptivos del plazo de caducidad puede ser realizados por las partes,
el órgano jurisdiccional y sus auxiliares, la inactividad procesal debe ser de todos
esos sujetos, pues basta la actuación interruptora o impulsiva de cualquiera de ellos
para que la perención no pueda declarase, salvo que se cumpla un nuevo plazo de
inactividad a partir del último acto interruptivo. (301)
(301) La inactividad procesal que provoca la caducidad de la instancia se exterioriza
en la inejecución de acto alguno, sea por las partes por el órgano jurisdiccional y
sus auxiliares, …….
Señala BOTASSI que la “inactividad de las partes que no sea acompañada por la
de la del juez no puede acarrear la perención y viceversa, la sola inactividad del juez
tampoco es idónea para producirla, “pues si este pudiera producir perención, se
habría puesto en sus manos la terminación arbitraria de los procesos”. La actividad
del juez basta para mantener con vida el juicio, pero su inactividad no basta para
matarlo” (302).
En tal sentido, dice PODETTI que “cuando la inactividad se debe a impedimentos
legales o de hecho, se suspende el plazo de caducidad y cuando existe actividad
útil se interrumpe”.
CAUSALES DE INTERRUPCION (RANEA)
1) interrumpe la perención el escrito por el cual el actor se notifica del auto que hace
saber al juez que va a conocer en la causa. (627) (CNciv, sala C 7/2/64, LL,116-
781.
2) la perención de la instancia no sigue su curso una vez notificado por nota al
rebelde el auto que hace saber la sala que ha de conocer en las actuaciones (628)
CNCom, Sala B, 5/5/61 JA
3) interrumpe la perención la resolución que hace saber el juez que va a conocer en
el juicio. (629) Sala A, 7/2/64 ED 10 – 401, nº 99, CPaz letrada Rosario 21/8/61, juris
19-126.
4) Es acto interruptivo la recusación de un juez y la integración del tribunal (630).
ST Santa Fe, Sala 1 CivCom, 25/9/56, juris, 10 -163.
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