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Los primeros versículos del evangelio de hoy (8,27-30) son la conclusión de la primera
parte del evangelio de Marcos (1,1-8,30) que narra la actividad de Jesús en Galilea y
termina, justamente, con la confesión de Pedro quien, en nombre de los doce, reconoce
a Jesús como el Mesías, título que Marcos había colocado al inicio de su evangelio (cf.
Mc 1,1). Los restantes (8,31-35) abren la segunda parte del evangelio que narra el viaje de
Jesús a Jerusalén.
Al inicio el texto ubica a Jesús y sus discípulos caminando por los pueblos en los
alrededores de Cesarea de Filipo. Esta ciudad se encuentra ubicada en el extremo
norte del Israel bíblico y será el punto de partida del camino de Jesús hacia Jerusalén
acompañado por sus discípulos.
Por el camino Jesús sorprende a sus discípulos con la pregunta: “¿Quién dicen los hombres
que soy yo?”. Importa notar que esta pregunta tiene lugar al final de la actuación de Jesús
en Galilea (predicación, enseñanza, curaciones, exorcismos) y, en cierto modo, busca
Domingo 16 de expresar la recepción que ha tenido la misma entre la gente.
Septiembre de 2018
La respuesta de los discípulos recoge la opinión de la gente expresada ya en Mc 6,14-15:
Domingo vigésimo cuarto Jesús es Juan Bautista resucitado; Elías o alguno de los profetas. Entre estas opiniones se
durante el año destaca la de Elías, quien vendría a preparar la llegada del Mesías; pero lo cierto es que
las mismas, si bien reconocen en Jesús una dimensión profética, no han llegan todavía a
descubrir su carácter mesiánico.
“El Señor protege a
los sencillos Sigue inmediatamente la misma pregunta sobre la identidad de Jesús pero dirigida ahora
” a todos sus discípulos. Quien contesta es Pedro, poniendo de relieve su lugar preeminente
dentro del grupo de los discípulos. La respuesta de Pedro tiene el estilo de una confesión
Sal. 114 de fe (“tú eres el Cristo”) e implica el reconocimiento de Jesús como el ungido y enviado
de Dios para inaugurar el tiempo de salvación.
Este texto nos muestra que los discípulos, representados por Pedro, dan muestras de
Pag.2 haber entendido algo importante y en esto se distinguen del resto de la gente, de los
de afuera. Esta confesión tiene el valor de la aprobación de un ciclo lectivo, de haber
alcanzado satisfactoriamente una etapa prevista. Pero hay que pasar a la siguiente, la
Septiembre del camino hacia Jerusalén.
Mes de la Biblia
Luego de la confesión de Fe de Pedro, Jesús inaugura una etapa nueva de su ministerio
realizando el primer anuncio de su pasión.
La novedad cristológica de esta segunda parte del evangelio es que Jesús se presenta
como un Mesías sufriente, es decir que llevará a cabo su misión a través de la humillación,
del sufrimiento y de la muerte. Esto explica el triple anuncio de su pasión a los discípulos,
que ellos no entienden. La pasión indica un fracaso real aunque no definitivo: el rechazo
por parte de su propio pueblo Israel.
A esta nueva revelación de la identidad de Cristo le sigue en 8,34-38 una segunda llamada
de Jesús al seguimiento que aporta novedades esenciales. En primer lugar incluye a los
discípulos y a la multitud también, por tanto es abierta a todos los que quieran seguirlo.
En segundo término es una llamada a la renuncia a sí mismos como expresión de la
aceptación del camino de la cruz. Vale decir que en un primer momento lo propio del
discípulo es estar con Jesús y predicar a Jesús. A esto hay que sumarle ahora el sufrir y
morir por Jesús. También queda más en claro en este segundo llamado la opción libre
del discípulo pues Jesús no les dirige en primer término el imperativo “sígueme”, sino
una oración en condicional: “Si alguno quiere seguir detrás de mí…” (8,34) que termina,
ahora sí, con el “sígame”. Este cambio de orden sugiere también que la renuncia está en
función del seguimiento, es condición para el mismo. Además, la invitación a la renuncia/
seguimiento está motivada por las consecuencias de la opción que se tome: salvación o
perdición. Se trata, por tanto, de una decisión vital.
¿Qué me dice el Señor en el texto?
Meditación
La vida es un camino, y hoy parece que la regla más difundida para recorrerlo es “todo,
ya y fácil”. La propuesta no deja de ser atractiva y tentadora; pero resiste un análisis
honesto y basado en la experiencia. ¿Es este el camino verdadero para construir un
vínculo afectivo estable y fecundo? ¿Se puede alcanzar algún logro importante a nivel
personal, profesional o deportivo, sin dedicación y sacrificio? Y esto mismo vale para la
Domingo 16 de vida cristiana, que es un camino hacia realización personal sobrenatural y tiene como fin
Septiembre de 2018 o meta la vida eterna.
Domingo vigésimo cuartoLa meditación de este evangelio nos invita a hacernos dos preguntas muy importantes.
durante el año
La primera: ¿quién es Jesús para mí? A esta pregunta tenemos que responder más con
el corazón y la experiencia que con la cabeza y la teología. Y la segunda: ¿Hasta dónde
“El Señor protege a estoy dispuesto a seguirlo? Es decir, ¿estoy dispuesto a renunciar a mí mismo y cargar
los sencillos mi cruz para seguirlo? La respuestas a estas dos preguntas van juntas. Si confieso que
” Jesús es el Hijo de Dios hecho hombre que me amó y se entregó por mí para salvarme,
entonces confiaré en él y lo seguiré por dónde quiera que vaya, aunque sea por el camino
de la cruz.
Sal. 114
Ahora bien, aceptar esto no es nada fácil. Es un momento clave, de seria opción, por
cuanto para seguir siendo discípulo hay que dejarse a sí mismo y a los propios proyectos
de realización y salvación personal. Negarse a sí mismo y tomar la cruz implican estar
Pag.3 dispuesto a perder la vida, pero para salvarla. La cruz aparece como la vida hecha
donación, un perderse a sí mismo por amor a Jesús. Así como el anuncio de la pasión
terminaba haciendo referencia a la resurrección al tercer día; así también el camino de la
Septiembre cruz del discípulo termina con la promesa de la salvación.
Mes de la Biblia
Al recibir este anuncio de la necesidad de pasar por la cruz, nuestra reacción suele ser
como la de Pedro. Es un momento de prueba, como bien señala el Cardenal Martini: “Cada
uno de nosotros, tarde o temprano, debe vivir una prueba análoga, será la prueba sobre
la Iglesia, sobre la comunidad, sobre el pueblo que se nos ha confiado, será la prueba
sobre los acontecimientos tristes y dolorosos que afrontan las personas que amamos.
Son situaciones de las que no podemos salir con el único instrumento de la evolución
progresiva del conocimiento, hay que aceptar la ruptura, la superación, la revelación
del misterio de Dios como totalmente distinto de nuestro modo de pensar. Hasta ese
momento la vida de Pedro procedía bastante tranquila, su estar con Jesús no creaba
ningún problema, pero ahora él experimenta la ruptura, comprende que su amor por
el Maestro debe ser purificado: es la primera gran prueba de su camino y de su apego a
Jesús”.
Al respecto decía el Papa Francisco: “los discípulos tenían miedo y no podían comprender
la idea de ver a Jesús sufriendo en la Cruz. También nosotros tenemos la tentación de
huir de las cruces propias y de las cruces de los demás, de alejarnos del que sufre. Por
eso le pedimos a la Virgen Madre que nos enseñe a estar junto a la cruz del hermano que
sufre. Que aprendamos a ver a Jesús en cada hombre postrado en el camino de la vida;
en cada hermano que tiene hambre o sed, que está desnudo o en la cárcel o enfermo.
Junto a la Madre, en la Cruz, podemos comprender quién es verdaderamente «el más
importante», y qué significa estar junto al Señor y participar de su gloria” (Ángelus del 20
de setiembre de 2015).
Domingo 16 de
Septiembre de 2018 ¿Qué le respondo al Señor que me habla
Oración en el texto?
Domingo vigésimo cuarto
durante el año
Gracias Jesús por tu claridad, por hablar sin rodeos.
Quiero reconocerte como Mesías, sos el único que puede salvarme.
“El Señor protege a
Dame lo necesario para decirte sí y seguirte.
los sencillos Que no busque un seguimiento cómodo y a mi medida.
” Te entrego mi cruz y lo que conlleva.
Sin Tí, no puedo.
Sal. 114 Que juntos, Jesús, podamos cargar la cruz de mis hermanos.
Amén