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TIPOS CULTURALES
INTRODUCCIÓN
“Toda persona debe tener la posibilidad de expresarse, crear y difundir sus obras en la
lengua que desee y en particular en su lengua materna; toda persona tiene derecho a
una educación y una formación de calidad que respeten plenamente su identidad
cultural; toda persona debe tener la posibilidad de participar en la vida cultural que elija
y conformarse a las prácticas de su propia cultura, dentro de los límites que impone el
respeto de los derechos humanos y de las libertades fundamentales” 1.
Por su parte, Franz Boas (1930) incluye todas las manifestaciones de los
hábitos sociales en una comunidad, las reacciones del individuo en la medida
en que se ven afectadas por las costumbres del grupo en que vive y los
productos de las actividades humanas en la medida en que se ven
determinadas por dichas costumbres.
3Valiente (2011), p. 1.
“… me parece que se puede hablar de cultura con una cierta cantidad de condiciones.
En primer lugar, cuando tenemos un conjunto de valores que tienen entre sí un mínimo
de coordinación, subordinación y jerarquía. Se puede hablar de cultura cuando se
cumple una segunda condición, que sería que esos valores se dieran como universales
pero, a la vez, sólo accesibles para algunos. Tercera condición para que pueda hablarse
de cultura: para que los individuos puedan alcanzar esos valores, se requiere una serie
de conductas precisas y reguladas. Y más todavía: esfuerzos y sacrificios. En fin, hay
que poder consagrar la vida entera a esos valores para poder tener acceso a ellos. Por
último, cuarta condición para que pueda hablarse de cultura: que el acceso a esos
valores esté condicionado por procedimientos y técnicas más o menos regulados, que
hayan sido elaborados, convalidados, transmitidos, enseñados, y que también se
asocien a todo un conjunto de nociones, conceptos, teorías, etcétera: a todo un campo
de saber..."
6Valiente (2011), p. 3.
software que indica a las personas lo que tienen que hacer en una variedad de
circunstancias. No obstante, el inconveniente de abordar la cultura como un
programa mental en vez de considerarla dotada de aspectos conductuales,
proviene del hecho que los más acuciantes problemas sociales de nuestro
tiempo no están programados en absoluto. No obstante, aquí está el germen
de las concepciones socio-semióticas o simbólicas de cultura que se pueden
remontan a Leslie White, antropólogo estadounidense formado en la tradición
culturalista de Franz Boas. A pesar que en su libro, La ciencia de la cultura,
afirma en principio que la cultura es: "el nombre de un tipo preciso o clase de
fenómenos, es decir, las cosas y los sucesos que dependen del ejercicio de
una habilidad mental, exclusiva de la especie humana”, en el desarrollo de su
texto abandona la idea de la cultura como símbolos para orientarse hacia una
perspectiva ecológica.
http://www.unne.edu.ar/unnevieja/Web/cyt/cyt2006/02-Humanidades/2006-H-
032.pdf (1)
“La igualdad de oportunidades significa tener libertad real para poder elegir entre
distintas alternativas de vida; tener posibilidad efectiva de éxito escolar para todos los
grupos culturales, preservando la propia identidad y auto-respeto al tiempo que se
progresa sin renunciar a ellos; conseguir mejores condiciones de vida y mayor poder
político como bienes sociales que a su vez posibilitan las oportunidades educativas
a) La raza
Durante los siglos XVII y XVIII, se instaló en Europa esta idea de raza
como tipo, es decir que se utilizaron algunas características físicas como el
color de la piel, la forma de la cabeza o la altura, como criterios para distinguir
poblaciones y tipos. Se clasificaron a las poblaciones acorde a las
características físicas y esto se acompañó con un proceso de valoración. A
ciertos grupos humanos, se le otorgaron valoraciones inferiores y negativas y a
otras valoraciones positivas para justificar su superioridad.
Así como existen científicos que se encargan de distinguir y clasificar las
plantas y animales, otros clasificaron a los seres humanos en tipos diferentes, a
los que llamaron razas. Desde su mirada, los individuos diferentes en
apariencia, pero que entre sí presentaban caracteres físicos uniformes, quedan
incluidos dentro de una raza determinada. Los primeros científicos identificaron
cuatro grandes razas: la blanca (europea), la negra (africana), la roja
(americana) y la amarilla (asiática).
Craig Venter, uno de los principales científicos que ha estado a cargo del
estudio del genoma humano, señala que: “el concepto de raza es social, pero
no científico... Hay una sola raza, la humana”. Añade que: “las diferencias
externas observables corresponden a rasgos relacionados con la adaptación al
medio ambiente controlados por un número pequeñísimo de genes.”
Lo cierto es que, a partir del ADN no se puede separar a las personas
por razas y puede haber más diferencias entre dos personas de “la misma
raza” que entre dos personas “de raza diferente”. De hecho, según los
genetistas, la raza humana es joven y genéticamente uniforme; como ha
pasado tan poco tiempo desde su origen, se puede decir que “los humanos
somos gemelos virtualmente idénticos”.
Es posible que haya razones para criticar algunos de los usos de este
término, sin embargo, ayuda a esclarecer diferencias culturales que son
palpables en el mundo actual y que ha servido como referencia. Por ejemplo,
en los procesos reivindicatorios de los grupos indígenas que necesitan
establecerse, como un grupo, con una identidad definida y con conciencia
política ante la sociedad.
14Sinisi (2000), p. 7.
significa que cuanto más primitivas son las sociedades, más alejadas
del modelo hegemónico de civilización están. De esta manera la
escolarización permitiría que los sectores “más atrasados”, las otras
culturas, sean incluidos en la civilización y el progreso, se uniforma de
esta manera la diversidad cultural existente.
Desde el punto de vista del Relativismo Cultural: El objetivo de esta
postura era eliminar el etnocentrismo que plantea la postura
evolucionista promoviendo el respeto por las culturas. Si bien esta
postura presenta un cuestionamiento a la anterior se encuentra
atrapada en su propio discurso, porque no ha podido resolver de qué
forma se producen los procesos de desigualdad entre las culturas,
permaneciendo, estas últimas, inmodificables ante cualquier tipo de
contacto cultural. En este reconocimiento cultural, la educación, adoptó
la utilización de conceptos tales como deficiencia cultural o diferencia
cultural donde las minorías han quedado atrapadas y segregadas en el
grupo de los deficientes culturales, y dan lugar a conflictos culturales
porque dan origen a dos grupos opuestos. Uno basado en códigos,
lenguajes y representaciones pertenecientes a las minorías y otro
formado por los representantes de la escuela y la cultura dominante.
Desde el punto de vista del modelo del Reproductivismo Cultural:
Este modelo es elaborado por Bourdieu. Su propósito fue analizar a la
escuela dentro de un contexto más global, y desde una mirada ligada a
la cultura, las clases y la dominación. Esta postura reconoce la
existencia de un capital cultural previo que poseen las clases altas y por
el cual las personas provenientes de las mismas obtienen en la escuela
mejores resultados que cualquier otro grupo. De esta manera, los
grupos que tienen un rendimiento más bajo, están asociados a los
grupos de menor capital cultural provenientes de clases medias y bajas.
El planteo de Bourdieu sostiene que es en la escuela el lugar donde
puede legitimarse el capital cultural dominante.
Desde el punto de vista del Multiculturalismo: Surge con el fin de
reconocer que en un mismo territorio pueden existir diferentes culturas.
De esta postura se desprende un importante material teórico que va a
determinar posicionamientos tanto ideológicos como políticos
divergentes, tales como: el multiculturalismo conservador y el
multiculturalismo liberal, entre otros. De acuerdo con las diferentes
posturas el tratamiento de la diversidad en educación será diferente.
Desde el punto de vista del Pluriculturalismo: Esta postura pone el
acento en mantener las identidades de cada cultura, esto significa,
reconocerlas, respetarlas y resguardarlas. Para ello la educación debe
valorar y promover el desarrollo de las distintas culturas con el fin de
mantenerlas.
Desde el punto de vista del Interculturalismo: Esta postura se
interesa por privilegiar la relación entre las culturas. Una propuesta
intercultural debería entonces privilegiar la convivencia de personas
pertenecientes a distintos grupos culturales, étnicos y sociales en la
escuela con el fin de poder intercambiar sus saberes culturales y
enriquecerse mutuamente.
Aun con los fenómenos multiculturales en expansión, las clases dominantes
tratan de imponer un monoculturalismo, que no es más que una nueva perspectiva
del monismo cultural o el asimilacionismo característicos de la Ilustración del siglo
XVIII. Esta modalidad está cargada de buenas intenciones pero también de prejuicios
etnocéntricos. A continuación, se resaltan entonces, los tres últimos aspectos
destacados:
La identidad propia no es algo que se puede elegir, sino algo que se tiene que
negociar socialmente con todos los otros significados e imágenes construidos como
conocimientos que el propio uso de la identidad activan (Hall, 1997). Es decir, uno se
identifica dentro del entorno familiar y cultural, requiere al mismo tiempo diferenciarse
de otros distintos, a partir de procesos de identificación, muchas veces inconscientes.
Pero hacer evidentes estos procesos es parte de la construcción de la
interculturalidad, de reconocer que hay una dialéctica entre la identidad y la alteridad,
la mismidad y la otredad, la pertenencia y la diferencia (Guerrero, 1999a).
Las formas de vivir, los hábitos de las personas y las formas de expresar la
sexualidad humana son infinitamente diversas porque toda persona siente el amor, el
placer y la afectividad de acuerdo con su propio contexto y realidad, sea individual o
social.
Así como no hay una libertad absoluta, tampoco existe una autonomía absoluta:
el ser humano, a lo largo de su existencia, tiene condicionamientos "reductores" de su
autonomía. Puede tener limitaciones físicas que le impidan cierto tipo de actividades;
una historia personal traumática que afecte su proceso decisorio; o la ubicación en un
sitio en el cual la presión social tenga importancia para sus objetivos laborales o
sociales.
Una primera característica es, pues, el hecho de que las personas se presenten
como sujetos y objetos del conocimiento. Así, el conocimiento sexual se referirá al uso
que se hace de esta información para explicar el mundo social circundante. De esta
manera, el conocimiento sexual implica la incorporación de una serie de dimensiones,
presentes en mayor o menor grado en todos los contenidos, de carácter cultural,
social, biológico, psicológico, afectivo y moral.
Sin embargo, sea cual sea la conducta sexual, de tipo coyuntural o permanente,
esta no altera, modifica o transforma la orientación sexual, es decir, no afecta el hecho
de ser y sentirse heterosexual u homosexual, aun cuando las prácticas sexuales
pueden ser total o parcialmente distintas al deseo natural.
La orientación sexual puede expresarse en el amor y el deseo hacia personas
de igual o distinto sexo y en función de ello adquiere diversas denominaciones.
Con el correr de los siglos y con la influencia del cristianismo el rechazo fue en
aumento y alcanzó uno de sus más altos niveles en el 309 D.C cuando el Consejo
Eclesiástico de Elvira (actualmente Granada de España) aprobó 37 leyes canónicas
referidas a la sexualidad. En dichas leyes, que se extendieron por toda Europa y luego
a América, cualquier expresión sexual que no tuviese por fin la procreación fue
considerada un pecado.
Al establecer distinciones sobre las diversas formas en que se llevan a cabo las
relaciones interculturales en la vida cotidiana, Albó (1999) argumenta que el principio
intercultural busca establecer una manera de “relacionarse de manera positiva y
creativa”, un enriquecimiento entre todos sin perder por ello la identidad cultural de los
interlocutores. Esta relación positiva implica un elemento personal y otro social que se
complementan y se exigen mutuamente. Es decir, mientras que los procesos de la
interculturalidad, a nivel personal, se enfocan en la necesidad de construir relaciones
entre iguales, a nivel social se enfocan en la necesidad de transformar las estructuras
de la sociedad y las instituciones que las soportan, haciéndolas sensibles a las
diferencias culturales y a la diversidad de prácticas culturales (educativas, jurídicas, de
medicina y salud, etc.) que están en pleno ejercicio.
Toda sociedad tiene un conjunto de esquemas de género, vale decir, una serie
de normas, prescripciones sociales o estereotipos culturales relacionados con el
género que sirven de base para la formación de una identidad social en relación con
otros miembros de esa sociedad y que, en consecuencia, dan origen a la identidad de
género.
SÍNTESIS
Durante los siglos XVII y XVIII, se instaló en Europa la idea de raza como
tipo, es decir que se utilizaron algunas características físicas como el color de
la piel, la forma de la cabeza o la altura como criterios para distinguir
poblaciones y tipos. Pero el hecho de clasificar a las poblaciones acorde a las
características físicas fue acompañado con un proceso de valoración, es decir,
se les otorgaron a ciertos grupos humanos en algunos casos, valoraciones
inferiores y negativas y, en otros casos, se acompañaron de valoraciones
positivas afirmando la noción de superioridad. Así surge el racismo que
consiste en la desvalorización de una persona o de un conjunto de personas
sobre la base de criterios biológicos y físicos. Por otro lado, así como existe el
racimo, está la xenofobia, esta terminología se utiliza para hacer referencia al
miedo o rechazo que las personas tienen hacia otras que han llegado a su
territorio procedente del exterior y las consideran peligrosas por sus
diferencias.
AUTOEVALUACIÓN
CITAS TEXTUALES