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¿QUÉ ES REALMENTE LA MASA?

mayo 22, 2018


Hace tiempo que quería hablar sobre el concepto de masa, así que
voy a aprovechar dos preguntas que me habéis enviado por e-mail
para escribir dos artículos sobre este concepto que todos damos por
sentado pero que, en realidad, es más complejo de lo que parece.
En el artículo de hoy, respondiendo a una de las preguntas que me
envió Sebastián C., toca hablar sobre qué es en realidad la masa.
¿Quieres decir que la pregunta que vas a responder hoy es “por qué
pesamos”?
No, voz cursiva, eso no tiene ningún misterio: el campo gravitatorio
de nuestro planeta tira de nuestra masa todo el rato, ejerciendo la
fuerza que nos mantiene pegados a la superficie y a la que
llamamos peso (hablé con más detalle del tema en la última entrada).
Pero hoy no quiero hablar de eso, sino del origen de la masa en sí,
esa propiedad de la materia que permite que la gravedad pueda
tirar de nosotros en un primer lugar.
Aaaah, vale, vale. Procede.
Para empezar, desde el punto de vista de Newtoniano (la rama que
describe el movimiento de los objetos macroscópicos), la masa es la
propiedad que determina la resistencia que ofrece un cuerpo a
ser acelerado. Por tanto, se dice que un objeto es muy masivo
cuando tenemos que aplicar mucha fuerza para aumentar su
velocidad, sin importar si parte desde el reposo o si ya se está
moviendo a una velocidad determinada.
Pero, ojo, porque, en nuestro día a día, la resistencia que notamos
cuando intentamos acelerar un objeto no depende sólo de su masa.
En nuestro planeta, la resistencia al movimiento que ofrece un objeto
se ve amplificada por el rozamiento con el aire y el suelo, al estar
bajo la influencia del campo gravitatorio terrestre. Pero, incluso si
nos encontráramos en un vacío absoluto y nos deshiciéramos
de estos factores, flotando en un espacio sin gravedad ni
fricción, el objeto seguiría ofreciendo resistencia a nuestros
empujones. Y eso ocurriría, precisamente, porque la propia masa
del objeto se opone al movimiento.
Aunque un objeto esté en el vacío, ofrecerá resistencia al movimiento
porque tiene masa.
Vale, la masa es la propiedad que determina cuánto cuesta a mover
un cuerpo. Pero, ¿de dónde sale esa propiedad? ¿Qué es lo que
hace que una cosa adquiera masa?
Ese es precisamente el concepto que es más complejo de lo que
parece, voz cursiva.

Todos estamos familiarizados con la famosa ecuación de Albert


Einstein que relaciona la energía con la masa, el
famoso eigualaemecealcuadrado:

Esta fórmula refleja la gran cantidad de energía que hay encerrada


en cualquier objeto que tiene masa, una idea que fue crucial para el
desarrollo de la bomba atómica. Por ejemplo, según esta ecuación, a
mis aproximadamente 95 kilos de masa les corresponden una
energía de 2.000 megatones, unas 40 veces más que la bomba
termonuclear más potente que jamás se ha detonado. Pero no os
preocupéis, que toda esa energía que hay contenida en cualquier
objeto no se puede liberar a menos que reaccione con una cantidad
parecida de antimateria.
Aun así, la fabricación de armas de destrucción masiva no era la
intención inicial de Einstein.
En su artículo original ,”¿Depende la incercia de un objeto de su
contenido energético?“, Einstein escribió su famosa fórmula de la
siguiente manera:

O sea, que Einstein no pretendía reflejar cuánta energía se


puede liberar a partir de la masa de un objeto, sino señalar
que la masa de un sistema es una manifestación de la cantidad
de energía que contiene. Como comenta Franz Wilczek en este
artículo, “Einstein escribió esta fórmula pensando en la física
fundamental, no en fabricar bombas atómicas“.
Para entender a qué se refería Einstein (además de leer esta otra
entrada en la que hablaba de qué es realmente la energía), lo hay
que tener en cuenta es que la energía puede adoptar muchas
formas diferentes (eléctrica, potencial, cinética, térmica, etc). Por
tanto, esta ecuación sugiere que, cuando se suman los distintos tipos
de energía que contiene un objeto y se dividen entre el cuadrado de
la velocidad de la luz, obtenemos una medida de lo que cuesta
acelerarlo… O, lo que es lo mismo, de su masa.
Por tanto, por raro que parezca, la masa de un objeto es
simplemente una propiedad que se manifiesta a partir de la
cantidad de energía que contiene, así que, cuanta más energía
tenga una cosa, más masiva será.
Veamos qué quiere decir esto exactamente con el ejemplo que usan
en este vídeo de PBS Space Time (un canal que recomiendo, por
cierto).
Imaginad que tenemos dos relojes idénticos, pero uno está en
marcha y el otro no, porque se le ha acabado la batería. La diferencia
principal entre los dos es que el reloj que está en marcha tiene
más energía: sus manecillas y sus engranajes se están moviendo,
así que generan energía cinética, pero también producen energía
térmica a través de la fricción que experimenta su mecanismo al
moverse y, además, los electrones de la batería tienen cierta energía
potencial eléctrica.

Como resultado y, por extraño que suene, la ecuación de Einstein


indica que el reloj que está en marcha es más masivo que el que
está parado, porque tiene más energía.
Esta misma lógica se puede aplicar a cualquier otra situación en la
que un objeto tenga más energía que otro igual: un vaso de agua
caliente tiene más masa que otro volumen de agua idéntico, pero
frío, y un móvil cargado tiene más masa que uno que no tiene
batería del mismo modelo. Pero, por supuesto, la masa adicional
que tienen estos sistemas más energéticos es minúscula e
imperceptible en nuestro día a día, porque su energía extra es muy
pequeña y porque, como podéis ver en la fórmula, está dividida por
el cuadrado de la velocidad de la luz, que es una cifra inmensa. Por
tanto, necesitaríamos una báscula increíblemente precisa para notar
estos cambios.
¡Bueno, pero eso da igual, lo que importa es que la masa y la
energía son lo mismo!
Pues no exactamente, voz cursiva. Es verdad que se suele recurrir a
la fórmula de Einstein para explicar que la masa y la energía son dos
caras de la misma moneda, sugiriendo que, de alguna manera, la
masa es algún tipo de sustancia que se puede convertir en energía
(y viceversa), pero estas afirmaciones no tienen en cuenta un
matiz: la masa como tal no existe, porque, como he comentado,
la masa no es más que una propiedad que manifiesta la energía.
Hmmm… Creo que te vas a tener que explicar mejor, porque no te
compro la idea.
Sí, creo que sí. Lo que quiero decir es que, en el fondo, la materia
que nos rodea está compuesta por una mezcla de distintos tipos
de energía que se convierten unos en otros constantemente. Lo
que nosotros interpretamos como masa, esa resistencia que ofrecen
los objetos al movimiento, es sólo una propiedad que emerge a partir
de toda esa energía.
Para ver por qué las cosas están compuestas de energía, volvamos
al ejemplo de los relojes y centrémonos ahora en el que estaba
quieto. Eso sí, antes de que alguien se deje llevar por el esoterismo
de la palabra “energía”, os vuelvo a recomendar que leáis la entrada
sobre la energía que he mencionado antes.
A primera vista, el ejemplo anterior puede haber dado la impresión de
que el reloj que está quieto no posee ningún tipo de energía, porque
es un objeto inerte. Pero nada más lejos de la realidad.
Por un lado, el reloj está a una temperatura determinada y, como la
temperatura no es más que un reflejo de lo rápido que se mueven los
átomos (como expliqué en esta entrada), eso significa que sus
átomos están vibrando a una velocidad concreta y que, por
tanto, tienen energía cinética. Además, los núcleos de los átomos
que componen el reloj están rodeados de electrones, que también
tienen energía cinética, además de energía potencial eléctrica.
A su vez, los protones y los neutrones que forman el núcleo de un
átomo están formados por unas partículas aún más pequeñas
llamadas quarks. El caso de estas partículas fundamentales es
interesante porque su “masa” sólo representa alrededor de un 1% de
la masa total de los protones y neutrones a los que dan lugar. Esto
se debe a que el 99% de la masa restante de un protón o un
neutrón no viene de los propios quarks, sino de su energía
cinética y de la energía que producen las interacciones
nucleares fuertes que los mantienen unidos.

La estructura de los quarks es mucho más compleja, pero esta


representación nos sirve para el artículo de hoy.
Ostras… Pero las partículas fundamentales sí que deben estar
hechas de “algo”, ¿no? Quiero decir, estas cosas sí que deberían
contener algún tipo de masa, distinta a la energía, que las convierta
en algo material.
Pues no, voz cursiva, hasta la “masa” de las partículas
fundamentales es simplemente energía que liberan a través de su
interacción con el famoso campo de Higgs, así que, incluso al nivel
más fundamental, la masa no existe como una propiedad
independiente de las partículas, sino que es una característica
que se manifiesta a partir de su energía.
Y sé que todo esto suena muy raro, pero, como comenta el físico de
partículas Matt von Hippel en su blog:
“Es muy tentador imaginar la masa como una sustancia, como algo
que se conserva, como algo fundamental. Pero, en física, a menudo
tenemos que dejar de lado nuestras intuiciones y este caso no es
una excepción. La masa realmente no es más que energía. Sólo es
energía que vemos desde lo bastante lejos como para no darnos
cuenta.”
Total, que ya sabemos que la masa no es ningún tipo de sustancia
independiente, sino una propiedad que manifiesta la energía que lo
compone todo, así que en el próximo artículo tocará abordar un
tema aún más curioso: por qué la masa aumenta con la
velocidad.

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