You are on page 1of 7

EL LIBRO DEL BUEN AMOR

JUAN RUIZ- ARCIPRESTE DE HITA.


Se cree que nació en Alcalá de Henares, justo cuando el Sistema Medieval sufría
un proceso de transformación político, cultural y religioso (primera mitad del S. XIV).
Compuso su libro desde la cárcel, donde estuvo encerrado durante 13 años por
razones que se desconocen.
La atribución a Juan Ruiz puede ser considerada mítica, al ser concebido como un
nombre común de la época. De ahí, que no se crea la autoría de la obra.
El autor, conocedor de varias lenguas y formas literarias, quiso lograr un mayor
acercamiento con el pueblo. Por esto, en el poema se hacen presentes motivos
lírico populares, enmarcados en un relato autobiográfico.
Todo el poema parece estar ligado a la poesía juglaresca, ya que el autor plantea
las “trovas de carruzas”, a partir de las cuales se concibe a “Carruzo” como el poeta
que recitaba y cantaba “El Libro del Buen Amor” en las plazas del pueblo. Incluso el
Arcipreste resalta en el Prólogo su intención de enseñar a rimar y trovar, y a lo largo
de la obra se evidencian rasgos que favorecen el recitado, como la repetición y
reiteración de hechos.

CARACTERÍSTICAS DEL LIBRO:


La obra carece de paralelo en la Literatura Europea del Occidente. Se sitúa en un
momento de crisis de los ideales de la Edad Media. Una crisis marcada por dos
épocas: una que resalta más lo varonil, la rudeza, a través de los poemas épicos; y
otra que resalta más el elemento femenino, la ternura.
Se desarrolla, además, en una plano irónico y sentimental, y en una época de
choque entre las ideas ascéticas de la Edad Media y las ideas triunfantes del
Renacimiento. Por esto, en la obra se refleja constantemente la oposición entre lo
ascético y lo sensual. Incluso al comienzo, el poeta destaca al hombre como
“pecador” y a lo largo de la obra surgen disquisiciones morales que remarcan lo
pecaminoso y tratan de acercar al hombre al AMOR PURO. El Arcipreste se
constituye como una figura de personalidad contradictoria que gira en torno a ambas
oposiciones. Al final de la obra, se describe el triunfo del amor por sobre el
ascetismo que se refleja mediante signos particularmente religiosos, como cantos y
procesiones en las que participan clérigos y monjes.
El Libro del Buen amor también abre a una nueva concepción de la vida y la
muerte. Anteriormente, aquello que en verdad tenía valor era la vida después de la
muerte, por lo que este momento no era temido por las personas. En cambio, la
nueva concepción plantea el sentimiento trágico que genera el abandono de la vida,
ya no se ve como un camino de liberación sino como una pesadilla que atormenta a
todos los hombres llenos de vitalidad. Este mismo goce vital se refleja en el
Arcipreste de Hita, donde la pesadilla ante la muerte lleva a la repugnancia y a la
negación de la misma.

-UNIDAD: La obra puede ser concebida como una compilación de poemas en torno
a núcleos importantes, que el poeta componía de acuerdo a los intereses de su
clientela. Sin embargo, lo que le da unidad a la obra, es el relato autobiográfico que
enmarca las aventuras amorosos, por lo que el eje argumental es ese ​contenido
amoroso.
Lo característico de la unidad es su matiz personal, se trata de una unidad personal,
a través de la cual, se agrupan los temas tratados. De ahí que el poeta haga uso de
la “representación del yo”, apartando todos aquellos estilos literarios que no le
permiten presentar sus experiencias personales.

-ESTRUCTURA: Los núcleos de las aventuras amorosas se intercalan con


episodios alegóricos (tipos de fábulas representadas por elementos de la
naturaleza). Estos episodios comentan, explican, ilustran aquellas aventuras
amorosas. El rasgo estructural más sobresaliente es la repetición de lances
paralelos: las trece aventuras amorosas, muy semejantes en el planteo e idénticas
en el desenlace, ilustran con sus reiterados fracasos la tesis didáctica.

VERSOS CONTENIDO PARTES

0-70 Introducción que consiste A)- Introducción a las


en un prólogo. novelas amorosas y
autobiográficas.

-71 al 180. -Primer núcleo temático B). 1575 versos o coplas


(narra aventuras que giran en torno a
amorosas). aventuras amorosas,
-181 al 909. -Primer episodio alegórico intercaladas con
(narra la primera pelea episodios alegóricos.
con DON AMOR).
-910 al 1066. -Segundo núcleo
(aventuras amorosas).
-1067 al 1314. -Segundo episodio
alegórico (batalla de DON
CARNAL y DOÑA
CUARESMA). C). Explicaciones
-1315 al 1625. -Tercer núcleo (aventuras didácticas y cantares de
amorosas). carácter religioso.
-1626 al 1728. -Conclusión y apéndice
de poesías.
En la obra se narran trece aventuras amorosas, 9 vividas en la ciudad y 4 en las
sierras. En la ciudad, el poeta envía un mensajero para que lleven a las mujeres
regalos y versos, pero con todas fracasa. En las sierras, en cambio, son las
serranas las que lo pretenden a él. Dos veces logra zafarse de ellas y otras dos
veces cae en ridículo. Ninguna de las 13 aventuras termina bien, aludiendo así al
hecho de que el hombre no puede encontrar felicidad en otras persona, sino en el
amor a Dios.
Puede dividirse en dos partes: una en la que se amolda al Mester de Clerecía y
otra que se amolda al Mester de Juglaría.

¿Es concretamente el ​Collar de la Paloma ​el modelo estructural del El Libro


del Buen Amor? ​Menéndez Pelayo y, particularmente, Américo Castro, remarcan
en sus estudios los rasgos de influencia oriental que se dejan traslucir en el obra del
Arcipreste. Hacen mayor hincapié al parecido estructural entre El Collar de la
Paloma y El libro del Buen Amor, en cuanto a los caracteres formales comunes del
estilo de autobiografía erótica y la alternancia entre prosa y verso. Sin embargo, la
obra de Ibn Hazm se constituye como un tratado didáctico que persigue un asunto
teórico, a través de una unidad aristocrática y delicado psicologismo, donde el autor
no es protagonista sino que utiliza las figuras de conocidos o personajes históricos.
La obra de Juan Ruiz también se influencia de El Libro de las Delicias, donde
protagonista y narrador se funden en un mismo personaje, identificado con el autor.
Esta obra comienza con dedicatorias y evoca la presencia de un interlocutor. El libro
del Buen Amor, también inicia dedicando glosas a la Virgen y evoca la presencia de
un interlocutor sobrenatural: DON AMOR.

-ESTILO: No es cerrado porque no permite detectar inicio, nudo y desenlace. El


estilo es propio del relato autobiográfico, singular de la época. Por esto, muchos
estudiosos trataron de encontrar las razones para este estilo, haciendo hincapié en
las ​magamat, u​ na forma literaria hispanohebrea, en la que el pícaro se encontraba
con un narrador que contaba en primera persona todas sus fechorías, dando así
unidad a la obra, a través de las aventuras y un tono popular, debatiendo temas
morales y eruditos. Sin embargo, este estilo difiere del de El libro del Buen Amor,
por no poseer fábulas ni relatos alegóricos, apartado del contenido amoroso del uso
del yo.
Ante esto, no se puede determinar con exactitud si Juan Ruiz estuvo al tanto de
estas magamat pero, en caso de ser así, la escritura de su obra puede ser
considerada como una actividad de transmisión de la cultura árabe.
Juan Ruiz podría haber elegido la estructura y estilo típico de una novela, que le
permita encuadrar una serie de cuentos. Sin embargo, prefirió la flexibilidad del
relato autobiográfico, típica de las ​magamat hispanohebreas q ​ ue le permitió dar
cuenta de sus experiencias morales y aleccionadoras.
Al incluirse dentro del género de las magamat, se destaca su carácter didáctico.
El mismo Arcipreste, trata, a través de la narración de las aventuras y los actos
fallidos, lograr transmitir la intención didáctica que persigue. El carácter didáctico y
moralizante no solo se refleja en la autobiografía, sino también en las fábulas y los
cuentos.

¿Qué sentido tiene este estilo autobiográfico? Para el lector ingenuo, adquiere
una vital importancia ya que convierte a la narración en más realista y verosímil,
siendo el autor de la obra el protagonista de las aventuras. Para el autor, el sentido
es didáctico ya que le permite hacer uso de la primera persona, que incluso la
clerecía había autorizado para marcar la enseñanza, que le facilita un modo
espontáneo de lograr la eficiencia pedagógica, a través del relato de las
experiencias personales. Incluso algunos llegan a considerar que la obra parodia las
aventuras juveniles de Juan Ruiz, quien decide escribirlas cuando llega a una
avanzada edad.

Juan Ruiz rechaza todo marco que no le permita poner en primer plano sus
experiencias aleccionadoras, ya sean verdaderas o imaginarias. Poner en primera
persona las aventuras siempre fallidas, cuadra con la intención didáctica.

- INTENCIÓN DIDÁCTICA: Existen dos sentidos de interpretación:


● Aquellos estudiosos, entre los que destaca Pelayo, Pidal y Castro, que
conciben a la obra como aleja de la Literatura didáctica, aludiendo a la
variedad de sentidos y de interpretación. Estos establecen al pecado como el
tema clave, entorno del cual gira el sentimiento religioso del poeta. Estos
conciben a la obra como una ​guía para el amor carnal o mal amor, ​a través
del cual se enumeran los medios que el hombre puede utilizar para alejarse
del amor a Dios. Por esto mismo, no se incluye dentro de la Literatura
didáctica sino que se convierte en una parodia que pone fin al didactismo del
medioevo.

● Aquellos que ven en la obra un auténtico sentido moralizante y aleccionador,


a través del cual se trata de guiar al hombre hacia el Buen Amor, es decir, al
amor de Dios. Esto ven a la obra como una ​apología del Buen Amor, q ​ ue
trata de orientar hacia la vida ejemplar, la devoción y buenas obras, sin
considerar una segunda intención escondida. Para argumentar esto, aluden a
las apologías, las fábulas y las disquisiciones didácticas. Establecen como
conclusión que el poeta propone hacer sensible una idea y una enseñanza,
que él mismo plantea desde el Prólogo hasta el Epílogo y que consiste en
orientar a toda persona hacia el buen obrar, permitiéndole salvar su alma de
los pecados. El Arcipreste reflexiona sobre la conducta humana (hombre
esencialmente pecador), predica y es didáctico, logrando un equilibrio entre la
sensualidad y el ejemplo moral. Incluso incluye los casos bíblicos en el
conjunto didáctico.
Esta actitud didáctica y briosa personalidad explican el porqué de su elección
de las magamat, a través de cuya flexibilidad estructural, articula la figura del
protagonista con el maestro y el autor, el cual a veces queda en ridículo para
desaconsejar al público.

Más allá de esto, en el Prólogo, Juan Ruiz plantea la intención que persigue con
su obra, pero inmediatamente abre a la posibilidad de diversas interpretaciones,
haciendo uso de un ejemplo. Así, la disputa entre los Griego y los Romanos, es un
ejemplo concreto que permite insistir en la variedad de sentidos que admite.
El poeta hace uso de fábulas, de influjo oriental, que a veces van acompañadas
de una reflexión de amplia riqueza. Mediante el estilo humorístico y original, Juan
Ruiz se convierte en el primer fabulista en verso de la Literatura Castellana. El
humor en la obra se hace presente a través de la ironía, la paradoja y la parodia. La
ironía ​del título, que no alude necesariamente al Buen Amor y aleja del Loco Amor.
La ​paradoja ​que el poeta hace entre lo pequeño de tamaño y lo grande en valor, al
elogiar a las dueñas chicas, y la contraposición entre el amor y el dinero. Y por
último, la ​parodia ​que se hace presente a lo largo de la obra, pero principalmente
cuando coloca a Trotaconventos en el Paraíso, dando lugar a un matiz burlón sobre
la vieja pecadora que siempre estuvo al servicio del Loco Amor.
También, es característico el uso de ejemplos vitando, típica de la enseñanza
moral que amonesta: “No hagas como el zorro, no hagas como el cuervo”. Así, la
moraleja más frecuente es la que amonesta.

El libro tiene varios sentidos que van desde el goce vital a la renuncia ascética,
es decir, del Loco Amor al Buen Amor. El hombre escoge libremente, puede
quedarse con el sentido literal o buscar el sentido alegórico. De ahí que Juan Ruiz
exponga su intención y luego introduzca la disputa entre los Griego y los Romanos.
A veces, la intención didáctica, trasciende la obra creada, porque al finalizar la
misma, la intención va más allá de la que guiaba al autor al momento de escritura.
El título corrobora la intención. Juan Ruiz lo repite tres veces a lo largo de la
obra: en la primera indica que trata de aspirar a la literatura didáctica, para lo que
pide ayuda a Dios; en la segunda, nombre Buen Amor a la medianera
Trotaconventos, después de haber peleado con esta, tratándose aquí de una burla
al llamar “Buen Amor” al agente del Loco Amor.

PRESENTACIÓN DE PERSONAJES: ofrece una ​singularidad paradójica​, porque


cuánto más importante es el personaje, menos individualizado está. Esto también se
evidencia en el protagonista, quien se introduce en la obra y se presenta como
pecador. Así, cuando una amada pide retrato del Arcipreste, el mismo no es
individual. Lo mismo sucede con la Trotaconventos y las amadas, a las que el poeta
describe como bellas o nobles en general, pero describe con más detalles a ​doña
Endrina y ​doña Garoza. D ​ ichos retratos coinciden con el ​arquetipo de belleza
trazado por don Amor. La ​fealdad femenina ​es reflejada en la figura de la serrana,
en la cual se reúnen todos los rasgos de fealdad femenina imaginables, por lo que
no resulta individual. De esta manera, Juan Ruiz inaugura una nueva concepción de
mujer: como elemento de placer y de compañía. Para esto destaca el hecho de que
el mundo está movido por dos necesidades: placer y aventura. La figura de la mujer
está idealizada, excepto cuando el Arcipreste describe a la serrana de manera muy
vulgar y grosera. De esta manera, se pueden ver diversos grados de idealización y
estimación de la mujer.
Juan Ruiz pone el contraste en la individualización de las figuras en situaciones
que dan lugar a la comparación y a la descripción, que se constituyen como
convenciones de la conducta humana.

● TROTACONVENTOS: (En comparación con la Celestina). Aquella mujer que


está al servicio del Loco Amor y lleva a mujeres al convento para
entretenimiento de los monjes y clérigos. Este personajes es tomado por el
​ ero le imprime un carácter más vivaz, inculcándole
Arcipreste de ​Pamohilus, p
las artes que conducen al Loco Amor. Algo característico de este personaje
es el hecho de que asume distintos oficios que le “abren” las puertas de las
damas y señora, y una vez dentro, trata de engañarlas para llevarlas con ella.
En realidad, a través de esta figura llena de engaños y mentiras, están
implícitas las trampas que realizan los hombres y que le conducen al Loco
Amor.
● DON MELÓN: Es el símbolo de las personas en las que el éxito depende de
la suerte.
● DOÑA ENDRINA: La endrina es una ciruela silvestre cubierta de vello. En la
obra simboliza la delicadeza del honor femenino.
● DON JUEVES:
● DON VIERNES:

Estos nombres cumplen una función didáctica que conducen al lector a la


intención.

DIFERENTES FORMAS DEL AMOR:

❖ Buen Amor: significa amor verdadero, amor de Dios y a Dios, que permite
salvar el alma de las personas. (intención moralizante).
❖ Loco Amor: Deshonesto, amor carnal que lleva al pecado y a la perdición del
alma.

PUNTOS PARA TENER EN CUENTA AL LEER LA OBRA:


➔ Propósitos e intenciones.
➔ Voluntad aleccionadora.
➔ Deseo de entretenimiento.
➔ Advertencia sobre malas interpretaciones.
➔ Concepción de didactismo medieval (única dirección reforzada con el
ejemplo: enseñar el bien con el bien.). La originalidad de Juan Ruiz está en
que enseña a través del mal y los ejemplos aleccionadores.

You might also like