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REGIMEN DE VISITAS

Refiere el artículo 422 del código civil, que, en todo caso, los padres tienen el
derecho a conservar que no estén bajo su patria potestad las relaciones
personales indicadas por las circunstancias; este precepto legal es la base del
derecho de visitas que igualmente es regulado por el código de los niños y
adolescentes, que en su artículo 88 señala que los padres que tienen derecho a
visitar a sus hijos; sobre el particular cabe señalar que el código de los niños y
adolescentes, adolece de un error al pronunciarse sobre este derecho, pues lo
fija para aquellos padres que no ejercen la patria potestad, y ello es cierto en
parte, pues, en efecto los que no gozan del ejercicio de la patria potestad tienen
derecho al régimen de visitas, pero lo que no dicen es que igualmente tienen
este derecho, incluso los padres que ejerciendo patria potestad no gozan de la
tenencia no gozan de la tenencia de sus hijos, verbigracia, el caso de la
separación de convencional o mutuo disenso, en que ambos padres siguen
ejerciendo la potestad, pero solo uno de ellos goza de la tenencia, entonces al
otro progenitor se le establece u régimen de visitas; quizás lo más aconsejable
hubiera sido establecer este régimen a favor del padre o madre que no ejerce la
tenencia de su hijo.
En efecto el padre o madre que no ejerce la tenencia de sus hijos, debe tener
acceso a este, con la finalidad de que el menor sufra lo menos posible con la
separación legal, divorcio, invalidez de matrimonio o separación de hecho de sus
padres, derecho de visitas que implica la relación y comunicación con el hijo, de
manera que ni siquiera la culpa en el divorcio podrá ser una razón suficiente para
negar al conyugue culpable este derecho.
tradicionalmente a este derecho se le ha llamado derecho de visita,
denominación que no es del todo apropiada, pues la necesidad de comunicación
entre el padre y el hijo implica mucho más que la simple visita periódica que
puede hacer el padre al menor. estarían pues incluidos en este derecho, otras
prerrogativas como el derecho a mantener correspondencia con el menor, la
convivencia por lapsos de tiempo, o periodos vacacionales. el derecho de visita
no solo debe contemplarse como un derecho del padre, sino también como un
deber, y consecuentemente como un derecho del menor.
en la práctica este derecho se ve plasmado a través del régimen de visitas,
establecido judicialmente o conciliatoriamente, en el que se fijan las
circunstancias de modo, tiempo y lugar en el cual el padre o madre que no tiene
la tenencia de su hijo pueda comunicarse con él, y así le permita al menor un
desarrollo normal, evitando que crezcan sin la figura paterna o materna, según
sea el caso.
Régimen de visitas según el código de los niños y adolescentes. –
el artículo 88 establece que los padres que no ejerzan la patria potestad tienen
derecho a visitar a sus hijos, para lo cual deberán acreditar con prueba suficiente
el cumplimiento o la imposibilidad del cumplimiento de la obligación alimentaria;
sobre el particular que reiterar lo ya señalado, que también es posible el pedido
de régimen de visitas en el caso del padre que ejerciendo patria potestad no
goza de la tenencia del hijo, y por otro lado, felicitarnos que el legislador se haya
puesto en una situación realista, al hacer el distingo sobre el cumplimiento de la
obligación alimentaria, o la imposibilidad de cumplir con este deber, y que en
ambos casos procedería esta acción. se señala que, si alguno de los padres
hubiera fallecido, se encontrara fuera del lugar de domicilio o se desconociera
su paradero, podrían solicitar el régimen de visitas los parientes hasta el cuarto
grado de consanguinidad (primo hermanos, tíos abuelos, sobrinos nietos).
obsérvese que el régimen de visitas no es un derecho exclusivo de los padres, y
ello nos parece acertado, por cuanto así las circunstancias lo justifican este
régimen puede ser establecido a favor de parientes colaterales hasta el cuarto
grado o segundo de afinidad (cuñados), e incluso a terceros cuando el interés
superior del niño o del adolescente así lo justifique, tal como lo dispone el artículo
90 del código de los niños y adolescentes.
Este régimen puede ser acordado voluntariamente por los padres, y si hay
discordia sobre ello, entonces el padre o madre que haya sido impedido, o
limitado en el ejercicio del derecho de visitar a su hijo, podrá interponer la
demanda correspondiente, acompañando la partida de nacimiento que acredite
su entroncamiento.
El incumplimiento del régimen de visitas establecido judicialmente, dará lugar a
los apremios de ley (multas), y en caso de resistencia, podrá originar la variación
de la tenencia tal como lo dispone el artículo 91 de este cuerpo de leyes.
La tenencia como el régimen de visitas son de tal importancia que incluso ha
llevado a que el tribunal constitucional se pronuncie en atención a que el
impedimento del ejercicio de estos derechos conlleva a la afectación de derechos
fundamentales como el derecho del menor as u integridad moral, psíquica y
física y a su libre desarrollo y bienestar, tal como la prescribe el artículo 2, inciso
1 de la constitución, más aun ejerciendo derechos que acceden el fuero ordinario
de la magistratura de familia, ejemplo de ello, es cuando para solicitar el derecho
de tenencia y régimen de visitas, se recurre a la vía del amparo y hasta el de
habeas corpus.
veamos algunos casos:
a) en el fuero ordinario, entiéndase la magistratura de familia había
determinado un régimen de visitas a favor de la madre de los menores,
sin embargo el padre se oponía e impedía el ejercicio de este derecho, en
esa circunstancia se plantea una acción de habeas corpus y con la
resolución de los jueces termina viéndose el caso ante el tribunal
constitucional que en el expediente 01817-2009 emite resolución
amparando el habeas corpus, expresando entre sus considerados los
siguientes “a pesar en que la vía judicial ordinaria se ha determinado un
régimen de visitas a favor de la demandante (madre), por las particulares
circunstancias que rodean el presente caso, por los derechos cuya
protección se solicita y por los sujetos beneficiarios, el proceso de habeas
corpus resulta ser la vía idónea para resolver la controversia planteada
toda vez que se encuentra en riesgo la libertad personal e integridad
personal de los menores así como su desarrollo armónico e integral. así
mismo por los hechos alegados, este tribunal en virtud del principio iura
novit curia previsto en el artículo VIII del título preliminar del código
procesal constitucional, estima que no solo los derechos a la libertad
individual e integridad personal habría sido supuestamente vulnerados,
sino también los derechos de los menores a tener una familia y no ser
separado de ella y a crecer en un ambiente de afecto y seguridad moral y
material así como el derecho a la efectividad de las resoluciones
judiciales…”. es de observar como el tribunal constitucional recurre no
solo a norma s de la constitución como el artículo 2, inciso 1, el artículo 4,
sino igualmente a normas de la convención de los derechos de los niños
cuando se alude en forma indirecta a que los estados velaran por que el
niño no sea separado de sus adres contra la voluntad de estos. (artículo
9 de la convención). en la resolución recaída en el expediente 04227-2010
el tribunal constitucional se pronuncia por la procedencia del habeas
corpus para hacer valer el ejercicio del derecho del padre para tener a su
hija la misma que estaba retenida por la madre a quien se le había fijado
un régimen de visitas; en efecto se dice “en el presente habeas corpus es
posible apreciar de los actuado que el caso ha desbordado claramente las
posibilidades de actuación de la jurisdicción ordinaria. así es que una
sentencia (habeas corpus) emitida con fecha 2-06-09 no haya podido ser
ejecutada hasta ahora (06-09-11)… por tanto en el presente caso la falta
de ejecución de la sentencia de habeas corpus resulta vulneratoria al
derecho a la tutela procesal efectiva en conexidad con el derecho de la
menor favorecida a crecer en un ambiente de afecto y seguridad moral y
material, debiendo estimarse la pretensión en el presente caso, si la
madre tenía razones para cuestionar la tenencia a favor del padre debía
impugnarla ante el juez de familia en lugar de sustraer a la menor de modo
traumático e impedir el contacto de la misma con su padre ”.
b) corrección moderada. -
tal como ya se ha señalado esta facultad de los padres ha sido derogada
por la ley 30403, en el entendido que esta alusión a la corrección podía
implicar castigo físico o trato humillante al menor, por ello la citada ley,
prohíbe terminantemente el castigo físico y describe cuando estamos ante
una situación de esta naturaleza, y así mismo prohíbe el trato humillante
y de igual forma describe como se traduce esta, y más bien lo que regula
la ley en mención es el derecho al buen trato. nuestra posición sobre la
ley 30403 ya ha sido expuesta a propósito del análisis que hicimos sobre
los deberes de los padres cuando aludimos al tema, “darles buenos
ejemplos de vida y corregirlos moderadamente”.
c) recibir ayuda de ellos atendiendo a su edad y condición y sin perjudicar
su educación. -
este derecho fue consignado en el código civil, con facultad de los padres
de aprovechar de los servicios de sus hijos; sobre el particular creemos
que es acertado el cambio, por cuanto el termino aprovechamiento podría
entenderse como una suerte de utilización, y extremado la nota hasta
explotación, hoy con mayor propiedad, se señala que los hijos pueden
ayudar a sus padres, siempre y cuando ello no implique atentar contra la
salud, o perjudicar el proceso educativo de los menores. este derecho
está en consonacion con el artículo 24 inciso d) del código de los niños y
adolescentes, referido a los deberes de estos, aludiendo al deber de
prestar su colaboración en el hogar, de acuerdo a su edad.
d) usufructo. -
este derecho que implica que los padres hagan suyo los frutos que
generan los bienes de sus hijos no siempre fue bien visto, sino todo lo
contrario, en atención a que aparentemente significaría un
aprovechamiento del padre de sus hijos, sin embargo ello no es así y la
figura se justifica en función del concepto que tenemos de la familia
occidental, cristiana, en la que todos los miembros de una familia deben
colaborar para lograr el bien común de ese núcleo doméstico, y en este
sentido, si los menores tienen bienes, los frutos que generan estos, son
utilizados en primer lugar para atender las necesidades del menor, titular
del bien, y si todavía existe un sobrante, corresponde a los padres en el
entendido que ellos destinaran esos bienes en beneficio del grupo
familiar. este derecho conocido como usufructo legal, es regulado en
nuestra institución no como una contraprestación por la labor de
administración legal que desempeñan los padres sobre los bienes de sus
hijos, como lo hace la legislación chilena, sino como una ayuda entre
familiares para el logro de la satisfacción de las necesidades del grupo
familiar. (Llanos, 2016, pág. 434 al 439)

JURISPRUDENCIA
“El régimen de visitas es aquella figura jurídica que permite la continuidad de las
relaciones personales entre el padre o madre que no ejerza la Patria Potestad y
sus hijos”. Cas. Nª 856-2000-Apurimac, El Peruano, 30-11-2000, p. 6449.
CONCLUSION
el derecho de visita es también un derecho fundamental de comunicación y
relación que tienen los hijos sobre sus padres, por lo que los padres que tienen
al menor bajo su cuidado, tienen también el deber de asegurar el trato de los
hijos con el padre o la madre no conviviente, pues así también lo especifica la
Convención sobre los Derechos del Niño, cuando en su artículo 9.3 establece:
“Los Estados partes respetarán el derecho del niño que esté separado de uno o
de ambos padres a mantener relaciones personales y contacto directo con
ambos padres de modo regular, salvo si ello es contrario al interés superior del
niño”. Dada esta situación, ese derecho de visitas no se le puede quitar ni limitar
a ciertas condiciones como el pago de la obligación alimentaria, el niño también
necesita del afecto paternal de ambos padres, la presencia de ambos padres,
para crecer emocionalmente sano. Justamente, lo que fundamenta este derecho
es que el menor no pierda su trato y afecto con su padre o madre, según quien
ostente la tenencia en caso de separación de hecho, divorcio, nulidad de
matrimonio, separación judicial, etc. Y que mediante este derecho se cumpla con
el deber de solidaridad y afecto familiar. Solamente este derecho permite el
contacto y comunicación permanente entre padres e hijos, permitiendo el
desarrollo afectivo, emocional y físico, así como la consolidación de la relación
paterno-filial, por lo que su otorgamiento debe darse sin condicionamientos
severos.

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