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RECOMENDACIONES PARA EL RECICLAJE Y REUTILIZACIÓN DE

VIRUTA
Ángela Andrea Castro Jiménez
El reciclaje de residuos de metal está extendiéndose desde frentes como la
manipulación en la producción, la recolección y la iniciativa de proveedores para
reutilizar sus productos.
Como conclusión de esta investigación, los profesores resaltan que cada una de las
etapas de maquinado realizado pueden ser optimizadas, incluso si algunas
restricciones tecnológicas no pueden ser superadas. “Por ejemplo, la viruta
producida por todas las operaciones de corte resultó en una reducción de peso del
44.5% de la porción de material en bruto requerido para la manufactura de un solo
macho. Este valor difícilmente puede ser reducido durante el proceso de
manufactura, a menos que se cambiase la geometría del macho (en la etapa de
proyecto) o la geometría de la pieza de trabajo (si es económicamente posible). Es
este contexto, el análisis puede ser extendido a la comparación entre el uso de
piezas sinterizadas near-net-shape con geometrías similares a las del producto
terminado, en vez de barras de aleación WC.
¿Qué hacer?
Todo proceso de maquinado produce viruta. En la búsqueda de procesos cada vez
más amigables con el medio ambiente, pero también en la constante necesidad de
optimizar procesos y ahorrar en costos, son muchas las compañías que intentan
recuperar y reciclar la mayor cantidad de sus residuos de manufactura y, en este
sentido, la medición de cuánta materia prima se desperdicia y se consume —como
en el estudio anterior— es fundamental.
En el caso en el que, como en el estudio presentado, su taller no pueda evitar
disminuir la cantidad de viruta producida, el paso siguiente es pensar: ¿qué hacer
con la que produzco? Aunque una rápida revisión a la literatura existente podría
llevar a la conclusión de que el manejo responsable, el reciclaje y la reutilización de
viruta ya son prácticas reconocidas o incorporadas dentro de los talleres de
maquinado, lo cierto es que, aterrizado a la realidad latinoamericana, botar la viruta
sigue siendo una práctica extendida, aunque la venta de la misma se está
expandiendo entre la industria.
Lo primero que hay que saber es que la viruta procedente de un proceso de
maquinado, al estar mezclada con fluidos de corte, es difícil (más no imposible) de
reciclar. Algunos almacenan estos residuos en un cuarto destinado para tal fin
dentro del mismo taller. Otros cuentan con maquinaría que les permite separar la
viruta del fluido, así como los diferentes tipos de metales (ferrosos y no ferrosos), y
compactar el producto final para venderlo a un tercero que se encarga de su
disposición/reutilización; y otros hacen lo último sin separar la viruta.
Pero, ¿por qué reciclar? Más allá de que es lo “políticamente correcto” y amigable
con el planeta, es una opción que —dependiendo de las cantidades de viruta que
usted produzca— puede significarle ganancias. Hay que tener en cuenta que, según
la Asociación Mundial de Acero (worldsteel) en 2016 el mundo produjo 1,600
toneladas de acero, para 2018 el estimado que la demanda del mismo alcance los
1,648.1 y que, cuando usted compra acero, siempre está comprando acero
reciclado.
Se prevé que la demanda de esta materia prima aumente en países como Egipto,
Brasil, Argentina y México, principalmente proveniente del sector automotriz, y
teniendo en cuenta que es un material no renovable, ese cuarto lleno de
“desperdicios” en su taller, podría ser realmente un nuevo generador de ingresos.
Según worldsteel, toda la viruta resultante de la producción de acero en sí misma,
así como la del procesamiento posterior (conocida como precomsumo o prompt) se
recoge y recicla directamente en el proceso de producción de acero. “El contenido
reciclado de cualquier producto de acero puede variar de 5 a 100%. El acero a base
de viruta o rebaba representa aproximadamente el 25% de la producción mundial
de acero”.
Adicionalmente, el Instituto de Industrias dedicadas al Reciclaje de Metal (ISRI)
destaca que la derrama económica del reciclaje de metal en 2010 fue de más de
USD 64,000 millones solo en Estados Unidos. Ese año, EE.UU. exportó casi USD
30,000 millones en chatarra a más de 150 países, incluyendo materiales ferrosos y
no ferrosos valorados en más de USD 16,000 millones.
El principal mercado final para la viruta de la industria metalmecánica es, también,
el comienzo del ciclo de vida: las plantas de acero. Estas instalaciones usan entre
el 30 y 40% de la rebaba comprada a los talleres, así como la conocida como “home
scrap”, o residuos producidos en el mismo proceso de fabricación de acero. Según
la Sociedad Americana de Fundición, las empresas dedicadas a la fundición
dependen del reciclaje de metales para obtener una fuente de materia prima
sostenible y rentable y, sin el uso de materiales reciclados, el precio de la fundición
aumentaría entre un 20 y 40%.
En la práctica, y según lo referencia el reporte, “Recycling rates of metals”, del
Programa de las Naciones Unidas para el Ambiente (UNEP), la efectividad del
reciclaje depende de tres factores: el primero es el económico, porque el valor neto
del material descartado debe ser lo suficientemente alto para justificar el costo y el
esfuerzo de reciclar; el segundo es el tecnológico, y allí hay preguntarse si la viruta
y su forma final posibilita o dificulta el proceso de reciclaje; y el tercero es el social,
en la medida de si existen localmente campañas que promuevan y estimulen este
reciclaje.
La viruta se puede reciclar, por ejemplo, en fundidoras si su contenido de aceite
sobrante no es demasiado alto. Al buscar vías de reciclaje para la viruta se deben
tomar en cuenta su forma y el tipo de lubricante refrigerante. La viruta larga y grande
absorbe, solamente pocas cantidades de aceites y emulsiones, además de una
capa superficial entre la viruta. La viruta pequeña y corta presenta una capa
superficial, además absorbe muchas veces grandes cantidades de aceites y
emulsiones entre la viruta cuyos contenidos dependen de la viscosidad y la tensión
superficial del lubricante refrigerante.
Los contenidos grandes de aceites o emulsiones entre la viruta llevan en el reciclaje
posterior en el horno de fundición de una fundidora, a considerables fumarolas y
trastornos en el filtro eléctrico, conformando una carga para el ambiente por las
emisiones. El resultado podría ser que la viruta con un contenido demasiado alto de
aceite ya no pudiera reciclarse en ciertas instalaciones. La reducción del contenido
de aceite, especialmente de la viruta corta que a menudo contiene mucho aceite,
es posible a través de una centrífuga. Estas centrífugas se pueden manejar de modo
continuo o discontinuo y logran muy buenos resultados de desengrasado.
Soluciones más simples son las coladeras de goteo entre la máquina y el
contenedor donde se guarda la viruta; sin embargo esta medida tiene resultados
satisfactorios solamente si la viruta es grande. Los aceites o emulsiones de
lubricantes refrigerantes que se recuperaron de la centrífuga de viruta o de la
coladera, deben reciclarse inmediatamente al circuito de enfriamiento; de lo
contrario existe el gran riesgo de una degradación por bacterias, particularmente de
las emulsiones de lubricantes refrigerantes.
El desengrasado de la viruta debería realizarse aún cuando solo fuera por razones
de costos, ya que se pueden recuperar cantidades considerables de aceite
especialmente en la viruta 73 corta. Contenidos menores de aceite en la viruta se
pueden lograr también a través de un cambio a aceites refrigerantes de menor
viscosidad o a emulsiones de lubricantes refrigerantes. Como alternativas pueden
plantearse métodos de metalmecánica que arrancan viruta, combinada con la
lubricación por evaporación o con la tecnología sin lubricación.

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