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Colegio San Luis

Hermanos Maristas
Barranco

5 JESÚS EN EL DESIERTO
Jesús volvió de las orillas del Jordán lleno del Espíritu Santo y se dejó guiar
por el Espíritu a través del desierto, donde fue tentado por el demonio
durante cuarenta días. En todo ese tiempo no comió nada, y al final sintió
hambre. Entonces el diablo le dijo: “Si eres Hijo de Dios, manda a esta
piedra que se convierta en pan”. Jesús le contestó: “Dice la Escritura: El
hombre no vive solamente de pan”.
Lo llevó después el diablo a un lugar más alto, le mostró en un instante
todas las naciones del mundo y le dijo: “Te daré poder sobre estos pueblos,
y sus riquezas serán tuyas, porque me las han entregado a mí y yo las doy a
quien quiero. Si te arrodillas y me adoras, todo será tuyo”. Jesús le replicó:
“La Escritura dice: Adorarás al Señor tu Dios y a Él solo servirás”.
A continuación el diablo lo llevó a Jerusalén y lo puso en la muralla más alta
del templo, diciéndole: “Si tu eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, pues
dice la Escritura: “Dios ordenará a sus Ángeles que te protejan; y también:
Ellos te llevarán en sus manos para que tu pie no tropiecen en ninguna
piedra”. Jesús le replicó: “También dice la Escritura: No tentarás al Señor tu
Dios”.
Al ver el diablo que había agotado todas las formas de tentación, se alejó de
Jesús, a la espera de otra oportunidad. (Lc. 4: 1-13)

Recordemos que tentar y probar tienen un mismo sentido. Nosotros


hablamos de tentación cuando sentimos la presión de nuestros malos
instintos o cuando nos vemos arrastrados al mal por las circunstancias.
Jesús no tenía nuestros malos instintos, pero el Espíritu Santo lo indujo a
probarse a sí mismo en el desierto, sometiéndose a una prueba
durísima: cuarenta días de soledad total y de ayuno.
Nosotros ahora somos como Jesús, que nos hemos aislado de la
bulla y el ruido del mundo cotidiano para meditar y reflexionar sobre lo
que hemos estado haciendo hasta hoy, y lograr encontrarnos con
nosotros mismos, aceptándonos tal y como Dios nos hizo.
Pero nos damos cuenta que la tentación a nuestros malos instintos
seguirán apareciendo, ya que cuando una persona decide acercarse más
a Dios, es cuando el demonio, al no estar contento con ello, decide
alejarnos de Él tentándonos y endulzándonos por el lado que más
flaqueamos, haciendo mas difícil lo que nos habíamos propuesto. Y es
ahí, en esos momentos, en los que más necesitamos recurrir a la oración
pidiéndole a Dios en todo momento que nos haga más fuertes en espíritu
a las tentaciones del demonio, ya que en esos momentos veremos
nuestra capacidad de debilidad y de evitar y esquivar lo malo en nuestra
vida.

28, 30 setiembre y 01 octubre 2017 Retiro de


Confirmación San Luis
Solo recuerda: Lo más grave no es caer sino permanecer en el
suelo.

28, 30 setiembre y 01 octubre 2017 Retiro de


Confirmación San Luis

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