You are on page 1of 25

FACULTADA DE CIENCIAS DELA SALUD

ESCUELA DE PSICOLOGIA

Dicente: Moreno Uceda María

Curso: Entrevista de la Personalidad

Catedrático: Pedro Infante Sanjinés

Ciclo: III

Tema de investigación: Teoría Neo psicoanalítica


BIOGRAFIA:

Carl Gustav Jung

(Kesswill, 1875 - Küssnacht, 1961) Psicólogo y psiquiatra suizo. Estudió


medicina en Basilea, e inició su actividad a principios del presente siglo, en la
clínica de psiquiatría de la Universidad de Zúrich, de la cual fue luego médico
director. Tras haber seguido en París, durante un semestre, los cursos de
psicopatología dados por Pierre Janet en la Salpêtrière (1902), volvió a Zúrich,
trabajó en la clínica de Burghölzli bajo la guía de Eugen Bleuler y llevó a cabo
estudios que le hicieron muy pronto célebre (Diagnostiche Assoziations-Studien,
1904-1906).
En 1905 fue nombrado profesor libre de psiquiatría. Mientras actuaba todavía en
la última clínica citada, de la que había llegado a ser médico-jefe, conoció en
1907 a Sigmund Freud, con el cual inició una fecunda colaboración. Fue redactor
del Jahrbuch für psychoanalytische und psychopathologische Forschungen,
dirigido por Bleuler y Freud, y en 1911 llegó a presidente de la Asociación
Psicoanalítica Internacional, recién fundada.
De 1933 a 1942 fue profesor del Politécnico de Zúrich. Luego dejó la enseñanza
por motivos de salud; la misma causa le llevó en 1946 a renunciar a la cátedra
de Psicología médica de la Universidad de Basilea, que había aceptado en 1944.
En 1943 se le nombró miembro honorario de la Schweizerische Akademie der
Medizinischen Wissenschaften. En 1948 fue creado en Zúrich, por iniciativa de
varias personalidades suizas y de otras naciones, el Instituto C. G. Jung, En 1955
se conmemoró ampliamente el octogésimo aniversario de Jung en todo el
mundo, pero singularmente en Zúrich y Küssnacht (lago de Zúrich), su residencia
habitual. Entre sus obras traducidas a otros idiomas figuran El yo y el
inconsciente, El problema del inconsciente en la psicología moderna, Tipos
psicológicos, Psicología y religión, Psicología y alquimia, Realidad del alma,
Psicología del inconsciente, Psicología y educación, El misterio de la flor de oro
(con R. Wilheim).
TEORIA PSICOANALITICA
INTRODUCION
CONTEXTO HISTÓRICO

Positivismo

Durante la primera mitad del siglo XIX está vigente el positivismo. Compte es un
filósofo del siglo XVIII-XIX que escribe el “Curso de la filosofía positiva”, donde
mantiene que la filosofía tiene que replantearse su situación después de todos
los avances de la época. Esto es debido al análisis kantiano del conocimiento
por el que ha demostrado que el hombre conoce construyendo (recibimos datos
empíricos que quedan organizados dependiendo de nuestro sistema de
recepción), así que toda construcción no es subjetiva pero interviene el sujeto.
Esto lo sostiene Compte. Lo dado, lo puesto, es relativo a mi forma de percibirlo
así que no podemos llegar a un conocimiento absoluto. Todo conocimiento es
relativo y empieza siendo empírico, sin embargo yo llego a construir un modelo
que me permite conocer relaciones entre hechos además de los hechos. Esto es
el conocimiento de las leyes (la ciencia).

Evolucionismo

Los seres vivos proceden de la evolución. Es una teoría de índole biológica.


Darwin escribe en 1889 “el origen de las especies”. El proceso de la evolución
se basa en la aparición de fenómenos o propiedades cada vez más elevadas
(perfeccionamiento). Los procesos más complejos no proceden de fuera de la
cadena (Dios, etc.), sino de ella misma, han emergido. Por tanto la mente
humana procede de una mente animal, es una ESTRUCTURA NATURAL.
Darwin representa la naturalización de la mente, algo totalmente asumido por
Freud.
LA LIBIDO

En los Tres ensayos sobre teoría sexual, Freud introdujo su concepto de libido,
definiéndola, según hemos indicado como sexual. La libido demuestra ser
divisible y en forma de “carga suplementaria libidinal” puede comunicarse a otras
funciones y sectores que en sí nada tienen que ver con la sexualidad. De este
hecho resulta la comparación freudiana de la libido con una corriente divisible
que puede embalsarse, desbordar por colaterales, etc. (Freud, Una teoría sexual).
Por consiguiente, a pesar de definir la libido como sexualidad, Freud no dice que
“todo” sea “sexual”, sino que reconoce la existencia de fuerzas instintivas
especiales, de naturaleza todavía no apreciada, pero a las cuales tuvo que
reconocer la capacidad de recibir “suplementos libidinales”. La imagen
hipotética, base de esta concepción, es el símbolo del “haz de instintos”, en el cual
figura el instinto sexual como instinto parcial. La experiencia ha demostrado la
irrupción del instinto sexual en otros sectores instintivos. La teoría de Freud
resultante de esa concepción, según la cual las fuerzas instintivas de un sistema
neurótico corresponden precisamente a aquellos suplementos libidinales a otras
funciones instintivas (no sexuales), pasó a ser la base de la teoría psicoanalítica
de las neurosis (esto es, de la doctrina de la escuela vienesa). Sin embargo, poco
después Freud tuvo que considerar si al fin y al cabo la libido no coincide con
el interés general. Teng que observar que fue un caso de paranoia esquizofrénica
lo que lo indujo a hacer esa reflexión.
TEORIA DE LA PERSONALIDAD

Jung menciona que dentro de nosotros existe una fuerza psíquica que determina
nuestra personalidad, ella está regida por tres principios el de
los opuestos (establece que todo energía psíquica tiene u contrario),
la equivalencia (señala que la energía psíquica no se pierde, sino que se traslada
de una parte a otra) y la entropía (establece que la energía psíquica tiende al
equilibrio).

Su estructura de la personalidad está compuesta por el Yo, el centro de la


conciencia que percibe, piensa y recuerda; el Inconsciente Personal, guarda lo
que alguna vez fue consciente pero ha sido olvidado o suprimido, como por
ejemplo los complejos (patrón de emoción, recuerdo y percepción en torno a
temas comunes) superados; el Inconsciente Colectivo, guardan las experiencias
de la humanidad que son transmitidas de generación en generación de forma
genética, dentro de ellas están los arquetipos.

Los arquetipos son la persona, es la imagen que uno presenta a los


demás; el ánima y el ánimus, son los aspectos psíquicos femeninos y
masculinos respectivamente; la sombra,es el lado oscuro contiene los instintos
primitivos; el sí mismo, la personalidad entera, íntegra y armónica.

Además en el Yo es determinado por las actitudes y funciones. Las actitudes:


extrovertido, canaliza su energía hacia afuera e introvertido, mueve su energía
hacia adentro. Las funciones: percepción, imitan la experiencia por medio de los
sentidos, no es racional; intuición, es el presentimiento que no surge de un
estímulo externo, no usa la razón; pensamiento, es el juicio consciente de la
veracidad o falsedad de una experiencia, es racional; sentimiento, valora la
experiencia en términos de agrado o desagrado, estimulante o aburrido, usa la
razón. Estas cuatro funciones se mezclan con las dos actitudes para formar la
personalidad, pero solo un par de ellas predomina.

El desarrollo de la personalidad según Jung, inicia en la adolescencia donde se


define a la psique; en la edad adulto, se ha logrado el éxito, la personalidad
afronta cambios, busca la individuación que es la realización de nuestras propias
capacidades, se confronta al inconsciente, se abandonan conductas y valores y
se busca la trascendencia.
INCONCIENTE PERSONAL Y COLECTIVO SEGÚN CARL JUNG

INCONSCIENTE PERSONAL

El inconsciente personal, para Jung, contiene "recuerdos perdidos, ideas


dolorosas que están reprimidas (es decir, olvidadas adrede), percepciones
subliminales [...] y, finalmente, contenidos que aún no están listos para la
consciencia"(SHARP, 1994, pag.106). La estructura básica del inconsciente
personal lo constituye el complejo, que puede considerarse como la red de
pensamientos, sentimientos y actitudes mantenidas por una idea nuclear o
disposición central, pudiendo ser tan poderoso que cuando es activado funciona
fuera del control del ego. No siempre los complejos son algo perjudicial, ya que
hay complejos que puedan realzar la vida y contribuir al mejoramiento de la
humanidad. Jung creía que muchos de los más grandes logros del mundo eran
los productos de complejos que lo consumen todo.

La característica principal del inconsciente personal es que contenidos de éste,


y específicamente los contenidos reprimidos, tienen la cualidad de que pueden
volver a ser conscientes con el reconocimientos, de la persona, de la existencia
de éstos. A estos materiales Jung los llama contenidos personales, por cuanto
sus efectos o su aspecto parcial o su procedencia pueden demostrarse en
nuestro pasado personal. Los contenidos personales serían partes integrantes
de la personalidad, y que frente a su falta, la consciencia respondería con un
sentimiento moral.

EL INCONSCIENTE COLECTIVO.

El inconsciente albergaría, también, todo contenido psíquico de carácter


subliminal, el cual no ha alcanzado los límites de la consciencia. Junto a
contenidos de la experiencia personal que nunca alcanzaron a ser percibidos
pero fueron registrados, el inconsciente poseería dos tipos de procesos que no
serían explicables a través de las adquisiciones personales: los instintos, los
impulsos naturales y los contenidos que constituirían imágenes o adquisiciones
de orden colectivo, predisposiciones compartidas por toda la gente y
manifestado a sí mismo en la conducta, sin tener en cuenta la cultura. Estas
imágenes se propagarían a lo largo del tiempo y e una forma universal, que surge
gracias a una función psíquica natural. El inconsciente, por tanto, no sólo posee
elementos de carácter personal, sino que también posee elementos de carácter
impersonal o colectivos expresados en la forma de categorías heredadas
o arquetipos, predisposiciones innatas que pueden producir realmente imágenes
y conceptos poderosos. Entre los arquetipos importantes encontramos el poder,
los de la relación con los miembros del sexo opuesto, los de creencia en algo
más grande, la guía, la maternidad y la paternidad.
DISCUSION:

Ventajas:

 Jung plantea un modelo que no sólo explica el funcionamiento de la


personalidad, sino que integra variedad de otros fenómenos y ramas de
la ciencia, tales como la antropología, la etnología, la filología, la biología
e incluso la física cuántica.
 La visión de Jung del tratamiento de las enfermedades mentales es
finalista o energética, más que genética - como lo entiende Freud -, ya
que "se basa en la progresión potencial de la energía antes que en las
razones causales o mecanicistas de su regresión" (SHARP, 1994,
pag.132). La idea central es preocuparse del equilibrio de fuerzas actuales
dentro del paciente, más que rastrear en el pasado, para establecer una
renovada progresión de energía basada en un nuevo equilibrio entre el
consciente y el inconsciente.
 Jung plantea constructos nuevos, tales como el de inconsciente colectivo,
arquetipos y complejos, que han abierto nuevos campos a la teorización,
a la especulación e incluso al arte.
 El modelo de estudio del inconsciente y el tratamiento de la neurosis de
Jung ha sido preferentemente usado con los individuos mayores de 40
años, que han experimentado la crisis de la edad media, para los cuales
el enfoque jungiano les permite dar una mayor integración a sus vidas.

Desventajas:

 Sus descubrimientos no son posibles de comprobar en forma científica


ortodoxa, en base a la experimentación. Jung plantea que su modelo está
basado en lo empírico, pero sólo se puede mantener como un conjunto
de deducciones hechas por él de un constructo llamado inconsciente, en
base a la observación de casos clínicos y el estudio de diversas culturas.
PSICOLOGÍA ANALÍTICA
PSICOLOGIA ANALITICA DE CARL
JUNG
INTRODUCION

La psicología analítica, rama derivada del psicoanálisis creada por Carl Gustav
Jung, sigue conteniendo algunas de las más atrevidas propuestas que ha
entregado la psicología al ámbito de las ciencias humanas. Más allá de compartir
los supuestos del psicoanálisis clásico, ya de por sí controvertidos, agrega dentro
de su sistema conceptos tales como el inconsciente colectivo, los arquetipos y
en etapas más tardías de desarrollo, la conceptualización del inconsciente como
entidad psicoidea y, desde allí, la validez de estudio de fenómenos sincronísticos
como la premonición y la telepatía.

Este informe tendrá como eje el concepto de individuación, el cual es


considerado por Jung como el proceso mediante el cual el ser humano puede
lograr ser el mismo, realizándose como individuo. Si bien el concepto de
desarrollo personal aparece también como tema principal en otras tendencias,
especialmente en las existenciales, en el modelo Jungiano adquiere ribetes
particulares al verse circunscrita dentro del paradigma psicodinámico. A
diferencia del enfoque Rogeriano, que implica la existencia de condiciones
ambientales muy positivas para el logro de la realización, o el modelo gestáltico,
que propugna la actualización inmediata de las gestalt emergentes, Jung afirma
que el proceso de desarrollo personal depende fundamentalmente de
características como el valor o la entereza, necesarias para enfrentar un proceso
de desarrollo personal doloroso y lleno de riesgos (psíquicos)

Si bien para el lego parece requerir un acto de fe tremendo creer en la existencia


de un inconsciente colectivo y de arquetipos, basta aceptar un par de premisas
para que las argumentaciones de Jung tomen sentido: en primer lugar, los
acontecimientos psíquicos pueden ser estudiados como hechos, como realidad
que suceden dentro del hipótetico espacio psíquico de una individualidad; este
el argumento básico de la rama filosófica de la fenomenología. Así, ya existiendo
alguien que piense en el arquetipo, este pasa a tomar consistencia como un
hecho "real", por lo menos dentro del ámbito psíquico de esa persona.
Aceptando esto, sigue la duda sobre la validez del concepto de arquetipo en
relación a su existencia en el lenguaje; es en estos momentos donde surge la
duda sobre la mera retórica del discurso del arquetipo y sus posibles efectos
debido a la reestructuración del discurso.
Sobre la consciencia y los complejos

En la psique de los individuos existirían multitud de complejos, los cuales son


definibles como “ciertas constelaciones de elementos psíquicos (ideas,
opiniones, convicciones, etc.) que están agrupadas alrededor de áreas
emocionalmente sensibles” (June, 1973, citado en De Castro, 1995, p.37). El
complejo contiene, de este modo, dos factores: un núcleo y un racimo de
asociaciones que son atraídas por él. El núcleo está conformado por una
experiencia, determinada por el ambiente, y una cierta disposición innata
individual; ambas pueden construir, cuando la disposición innata se confronta
con una situación experiencial que no se puede manejar, un trauma psíquico.
Jung propuso que el núcleo del complejo tiene un tono emocional que está en
directa relación con su cantidad de energía.

Los complejos se comportarían casi como personalidad secundarias, que


pueden perturbar o incluso reemplazar a la consciencia del yo; la creencia de
que nuestros estados psíquicos son de nuestra exclusiva responsabilidad es una
idea bastante reciente:

“hasta no hace mucho, aun la gente sumamente civilizada creía en agentes


psíquicos capaces de influir sobre nuestro entendimiento y nuestro ánimo. Había
magos y brujas, espíritus, demonios, ángeles y hasta dioses que podían provocar
ciertos cambios psicológicos en el hombre "( Jung, 1955, p.29)

La consciencia individual es una configuración psíquica de aparición


relativamente reciente. En las comunidades primitivas, la pérdida de esta es
bastante común, provocando funestas consecuencias sociales; la vida de los
primitivos se ve acechada por multitud de peligros psíquicos a los cuales se les
oponen multitud de procedimientos y leyes para evitar el riesgo de que estos
afecten tanto al individuo como a la sociedad; este proceso se ha ido realizando
a través de la creación de ritos e instituciones.

Como podemos concluir, se puede afirmar que la psique humana estaría


constituida por un conjunto de complejos, de mayor o menor intensidad afectiva.
El yo, dentro de esta perspectiva, constituiría uno más de estos complejos, al
cual le está asignada de forma particular la función de la consciencia, la cual se
identificará con determinados procesos psíquicos particulares. Para este yo, el
resto de los complejos surgirán como entidades "objetivas" que actúan sobre él
y que son sentidas como extrañas; a estas entidades formarían lo que se
denomina el inconsciente.
Símbolos: expresión del inconsciente

Recogiendo lo expresado por De Castro (1995), muchas veces el conocimiento


intelectual se revela insuficiente para entender la psique humana, ya que buena
parte de lo que podemos decir sobre ella son concepciones obtenidas de modo
indirecto a partir de la conducta, a las cuales le suponemos un significado que
puede ser experimentado y descrito simbólicamente.

Si bien para el lego parece requerir un acto de fe tremendo creer en la existencia


de un inconsciente colectivo y de arquetipos, basta aceptar un par de premisas
para que las argumentaciones de Jung tomen sentido: en primer lugar, los
acontecimientos psíquicos pueden ser estudiados como hechos, como realidad
que suceden dentro del hipótetico espacio psíquico de una individualidad; este
el argumento básico de la rama filosófica de la fenomenología. Así, ya existiendo
alguien que piense en el arquetipo, este pasa a tomar consistencia como un
hecho "real", por lo menos dentro del ámbito psíquico de esa persona.
Aceptando esto, sigue la duda sobre la validez del concepto de arquetipo en
relación a su existencia en el lenguaje; es en estos momentos donde surge la
duda sobre la mera retórica del discurso del arquetipo y sus posibles efectos
debido a la reestructuración del discurso. Se puede argumentar que si bien la
expresión de este fenómeno psíquico está mediada por el factor cultural del
lenguaje, es impropio reducir el primero al segundo, lo que constituiría un craso
error lógico: como diría Luhmann, los sistemas sociales basados en la
comunicación y los sistemas psíquicos basados en los pensamientos y afectos
son cerrados y autopoyéticos, lo que no implica que no sea posible transmitir
información desde un sistema a otro. Y, aunque no tenemos la certeza de que
ese sistema psíquico exista, por lo menos existen ciertas particularidades
lingüísticas que dan cuenta de él, tienen ciertos patrones, se repiten a lo largo
del tiempo y, cosa extraña, cuando ciertos principios derivados de sus reglas se
aplican en comunicaciones diádicas, se producen cambios conductuales que son
catalogados como beneficiosos, aún cuando no se expliciten en esta relación los
conceptos teóricos que sustentan el modelo de la psicología analítica.

Con relación al plan de este informe, éste busca ser una introducción a la
psicología analítica, particularmente al tema de la individuación y otros
requeridos para comprender este proceso en plenitud, cuales son el
de inconsciente personal, inconsciente colectivo y arquetipos. Se ha omitido una
alusión expresa al tema del simbolismo; este es un ámbito muy amplio donde
Jung se explaya latamente y del cual se podría hacer con él solo un reporte; de
todos modos, se entregan a lo largo de todo este texto los conceptos necesarios
relacionados con lo simbólico para una adecuada comprensión. Recomendamos
leer al interesado el capítulo 1 del libro "El hombre y sus símbolos" y el capítulo
2 del libro "Símbolos de Transformación" para obtener una idea de lo que Jung
teorizó sobre el simbolismo.
Consideraciones generales sobre psicología analítica:

La metodología de estudio de la psicología analítica y la realidad del


fenómeno psíquico.

El método utilizado por Jung para estudiar la psique humana es el


fenomenológico, entendiendo esto que se considera a los entes psíquicos como
sucesos, acontecimientos que tienen el carácter de hecho, no de juicio.

Desde este punto de vista, cuando Jung se refiere a la existencia 'objetiva' de


ciertos elementos psíquicos, está dando cuenta de la presencia dentro del campo
psíquico del individuo de un 'algo' que no corresponde a su consciencia o
identidad; el que este 'algo' sea un elemento psíquico o un objeto 'real' es un
asunto de interés secundario para el estudio psicológico, ya que como se
explicará más adelante, los contenidos psíquicos del inconscientes suelen ser
proyectados.

Sobre la consciencia y los complejos

En la psique de los individuos existirían multitud de complejos, los cuales son


definibles como “ciertas constelaciones de elementos psíquicos (ideas,
opiniones, convicciones, etc.) que están agrupadas alrededor de áreas
emocionalmente sensibles” (June, 1973, citado en De Castro, 1995, p.37). El
complejo contiene, de este modo, dos factores: un núcleo y un racimo de
asociaciones que son atraídas por él. El núcleo está conformado por una
experiencia, determinada por el ambiente, y una cierta disposición innata
individual; ambas pueden construir, cuando la disposición innata se confronta
con una situación experiencial que no se puede manejar, un trauma psíquico.
Jung propuso que el núcleo del complejo tiene un tono emocional que está en
directa relación con su cantidad de energía.

La consciencia individual es una configuración psíquica de aparición


relativamente reciente. En las comunidades primitivas, la pérdida de esta es
bastante común, provocando funestas consecuencias sociales; la vida de los
primitivos se ve acechada por multitud de peligros psíquicos a los cuales se les
oponen multitud de procedimientos y leyes para evitar el riesgo de que estos
afecten tanto al individuo como a la sociedad; este proceso se ha ido realizando
a través de la creación de ritos e instituciones.

Símbolos: expresión del inconsciente

Recogiendo lo expresado por De Castro (1995), muchas veces el conocimiento


intelectual se revela insuficiente para entender la psique humana, ya que buena
parte de lo que podemos decir sobre ella son concepciones obtenidas de modo
indirecto a partir de la conducta, a las cuales le suponemos un significado que
puede ser experimentado y descrito simbólicamente.
Signo y símbolo

Jung establece la distinción que existiría entre los conceptos de signo y símbolo.
El signo sería aquel objeto que haría referencia a otro de un modo convencional;
así, la relación entre ambos es creada conscientemente, se aprende por
experiencia y es socialmente aceptada. El conocimiento del objeto al cual se
hace referencia es de un tipo delimitado y completo dentro de esa especificidad.

Pensamiento dirigido y no dirigido.

Si bien los símbolos pueden ser producidos por la consciencia, los que presentan
una mayor importancia para la labor terapéutica son los símbolos inconscientes,
cuya expresión estaría asociado a un tipo de pensamiento particular, el
denominado pensamiento no dirigido. Según Jung, existirían dos tipos de
pensamiento, el pensamiento dirigido o lógico y el pensamiento no dirigido,
regido por la fantasía. En el primero, sus elementos constituyentes principales
son las palabras y los conceptos, relacionados de manera lógica; el segundo, en
tanto, estaría constituido por imágenes de naturaleza simbólica.

El pensamiento dirigido, verbal o lógico

El pensamiento dirigido o lógico es aquel utilizado por el individuo para


enfrentarse a la problemática del mundo exterior, o sea, tiene como fin la
adaptación a la realidad y la acción sobre ella. Se caracteriza porque el
razonamiento sigue una dirección determinada, se desarrolla en forma hablada
y las imágenes que se generan representan cosas objetivas y reales, en la
misma sucesión causal que en los eventos exteriores. Este tipo de razonamiento
fatiga y sólo puede utilizarse por breves períodos.

Importancia del conocimiento simbólico

Un prejuicio existente en muchas personas y estudiosos es considerar que la


consciencia, la lógica y sus representaciones lógicas y abstractas representan la
totalidad, o por lo menos lo más importante, de la psique humana. Diversos
estudios refutan este pretendido dominio de la razón y sus representaciones en
la mente, para destacar la importancia de las imágenes dentro del
funcionamiento psíquico, tanto en lo referido a su valor como representación, su
relación con las emociones, como fuente de satisfacción sustitutiva y, por
supuesto, en lo relacionado con la formación de símbolos.
Arquetipos y su relación con el proceso de individuación

Arquetipos

Los arquetipos serían las "formas o imágenes de naturaleza colectiva, que se


dan casi universalmente como constituyentes de los mitos y, al propio tiempo,
como productos individuales autóctonos de origen inconsciente" (Jung, 1955,
p.83). Jung se dio cuenta de su existencia analizando los sueños, las fantasías
y las producciones psicóticas de sus pacientes, en los cuales aparecían temas
que no podían tener una explicación invocando los recuerdos conscientes y
subconscientes de la biografía individual.(Jung, 1964).

El arquetipo constituiría una condensación de innumerables procesos psíquicos


de muchos individuos, constituyendo así una forma típica de determinada
vivencia siempre reiterada. El arquetipo no determina de un modo directo la
experiencia de un sujeto - no constituye una herencia de representaciones -, sino
que establece un patrón formal según el cual se van a ordenar distintos
elementos psíquicos, en función de las particularidades de la personalidad y
experiencia del sujeto, de modo tal que se volverán a producir las mismas o
parecidas ideas en sujetos de índole muy diversa.

La Persona

La persona constituiría el recorte de los contenidos de la psique colectiva,


confeccionado por el yo basándose en una imagen ideal en la cual quisiera
transformarse. La persona excluye todos aquellos contenidos que no le son
completamente acordes, siendo estos reprimidos, negados y descuidados; su
origen se encontraría, en una primera instancia, en los intentos del niño de
manifestar un comportamiento acorde a las expectativas de sus mayores y,
posteriormente, en la formación de la persona propiamente tal como respuesta
a la crisis de identidad en la adolescencia.

La persona "constituye un compromiso entre el individuo y la sociedad, referente


al papel que ha de desempeñar por el hecho de tener un nombre, adquirir un
título o desempeñar un cargo siendo tal o cual personaje" (Jung, 1964, p.101).
De este modo, la formación de un yo, de una identidad, requiere de un cierto
grado de persona, ya que está en un permanente esfuerzo de adaptación frente
a las exigencias del medio externo.
Sombra

La sombra representaría lo que se considera inferior en nuestra personalidad.


La sombra se refiere a lo que comúnmente denominamos nuestro Doble, el Alter
ego, el personaje negro, etc. Es nuestro otro yo, es aquella parte de la
personalidad que ha sido reprimida en nuestro cuidado del yo ideal
comprometido con la persona. Cuando la sombra figura en nuestros sueños y
fantasías, representa el inconsciente personal (De Castro, 1995)

Las tendencias que en la estructura psíquica dan cuenta de lo antisocial por lo


general son suprimidas de la consciencia de manera consciente. Ahora bien,
aquellos contenidos que son reprimidos no son necesariamente antisociales,
pero si pueden ser poco convencionales; la razón por la cual se reprime tampoco
es inequívoca. El mecanismo supresivo constituye una decisión moral
consciente, en tanto que la represión saca de la consciencia los impulsos
desagradables.

Ánima y ánimus

Conceptos generales

El ánima en el hombre y el ánimus, en la mujer, corresponderían a


representaciones que darían cuenta de la disposición opuesta a la dominante a
la consciencia. En el caso del hombre, el ánima representaría lo afectivo, el Eros,
en tanto que en la mujer el ánimus representaría las tareas intelectuales, el
Logos.

Posiblemente, según Jung, tanto el Anima como el Ánimus, son


representaciones psíquicas de genes femeninos y masculinos heredados en
nuestro organismo, a partir de los cuales se producirá por la primacía de unos u
otros la diferenciación embriológica de los sexos , con todo su contenido
potencial psíquico, social y cultural (De Castro, 1995). En el aspecto psicológico-
arquetípico, según Jung, siempre ha existido en mitos la idea de la coexistencia
de lo masculino y femenino dentro del mismo cuerpo.

El ánima

El ánima constituiría la representación simbólica de la vida psíquica inconsciente


como tal; es necesario aclarar que si bien el ánima parece abarcar todo lo que
es inconsciente, ésta es sólo un arquetipo entre otros, que caracteriza un aspecto
particular de éste. De esto da cuenta, por ejemplo, que sea un ente femenino -
lo cual, según Jung, se daría por razones de orden socio-cultural, biológico y
arquetípico.
El ánimus
El Ánimus representa para la mujer, al igual que en el hombre, todo lo que no es
actitud consciente. A diferencia del hombre, en el cual lo inconsciente se
representa como lo femenino particular y excluyente, en la mujer se simboliza en
la multitud indeterminada de lo masculino. Así, toma la figura de los patriarcas,
de la herencia familiar, de la opinión pública llena de frases "razonables" e
irrebatibles.
La Personalidad-maná
Cuando el yo enfrenta a su ánima y logra integrar sus contenidos, éste logra
intuir el secreto orden del cual emanaba la arbitrariedad del ánima; surge aquí el
arquetipo del significado, el cual se representa como una figura de autoridad,
llena de sabiduría. Jung denomina a este ente como Personalidad-maná, el cual
correspondería al ser lleno de ocultas cualidades mágicas, pleno de mágicos
conocimientos y energías. La personalidad-maná es dominante en el
inconsciente colectivo. Es el conocido arquetipo del hombre poderoso en forma
de héroe, de cacique, de mago, de curandero, de santo, dueño de hombres y
espíritus y amigo de Dios. En tanto que el yo se apropia aparentemente del poder
perteneciente al ánima, el yo se convierte directamente en personalidad mama.
El "Si-mismo" o Self
El yo consciente estaría subordinado a un "sí-mismo" o self, que constituye el
centro de la personalidad psíquica total, que sería ilimitada e indefinible, no
susceptible de formulación y sólo simbólicamente expresable. Este "si-mismo"
constituiría la totalidad del hombre, tanto en lo referido a lo consciente como a lo
inconsciente.
Este "si-mismo", en su expresión es comparable a lo que tradicionalmente
conocemos como Dios. Psicológicamente, ocupa la posición anímica más fuerte,
produciendo en el hombre el miedo, la sumisión y la alegría extremos. Jung
utiliza el término "divino" para esta experiencia, la cual se constituiría así en
mística. (De Castro, 1995)
Se expresa en lo redondo; las cualidades de esta divinidad, lo constituyente en
cuanto real, o sea, la forma de contacto con él se representa en el cuatro. La
unión de ambos símbolos en un símbolo de conjunción formará el mándala.
Individuación y procesos involucrados
Según De Castro (1995), el proceso de individuación sería un proceso
espontáneo de maduración psíquica, que el análisis terapéutico, no hace sino
favorecer, pero cuyo principio se encuentra inscrito en el desarrollo humano
mismo. Generalmente es sufrido con mayor intensidad por las personas a raíz
de una crisis espiritual fuerte, o de un análisis terapéutico, o bien ocasionando
por el desencadenamiento de una neurosis.
Para comprender el proceso de individuación tal como lo desarrolla Jung en su
obra, es necesario retomar las consideraciones sobre los resultados de la
inflación yoica producto de la invasión por el inconsciente colectivo. A esta
inflación le acompaña una disolución de la personalidad en sus pares
antagónicos; esto quiere decir que al contener el inconsciente colectivo todas las
virtudes y vicios del hombre, al invadir al yo lo llenan de impulsos tanto positivos
como negativos para el individuo y la sociedad, que mal hará la consciencia
individual en considerarlos propios. Ahora bien, el desarrollo personal involucra
el reconocimiento de la incompatibilidad de los antagonismos expresados
simultáneamente y la lucha del yo por alcanzar lo bueno y reprimir lo malo, lo
que implica distinguir qué de los contenidos psíquicos que afloran a la
consciencia son fruto del propio individuo y cuáles son expresiones del
inconsciente colectivo. Así, "para el desarrollo de la personalidad es condición
imprescindible una estricta diferenciación de la psique colectiva, porque toda
diferenciación defectuosa produciría inmediatamente una fusión de lo individual
con lo colectivo"(Jung, 1964, p.89); sólo en esta diferenciación se puede producir
el progreso ético y espiritual del individuo y la sociedad. A este proceso de
diferenciación que tiene por meta el desarrollo de la personalidad individual lo
denominados individuación y tiene como objetivo la conversión de la
personalidad en el sí-mismo; con esto Jung no se refiere al individualismo como
tradicionalmente se le conoce, sino a la búsqueda de la plenitud de la
peculiaridad de cada cual. Paradójicamente, la separación estricta entre el
inconsciente colectivo y la consciencia se logra sólo con la asimilación de los
contenidos inconscientes a la consciencia, de modo tal que esta última,
permaneciendo íntegra, pueda tomar todos los elementos del inconsciente a su
manera, evitando los riesgos de una posesión o una negación de los contenidos
inconscientes.
Si la consciencia es capaz de asimilar los contenidos del inconsciente colectivo,
este último podrá ejercer su función autorregulatoria, de modo tal que los
impulsos compensatorios con que apremiaba al consciente desaparecen y la
energía puede volver al consciente, el cual ha crecido durante el proceso.
Podemos decir, entonces, que la individuación tiene objetivo la liberación del sí-
mismo de las ataduras con la persona y, por otro, del poder de las imágenes del
inconsciente colectivo. Esto implica el hacer consciente lo más acabadamente
posible la constelación de contenidos inconscientes, y por otro lado, una síntesis
de éstos con la consciencia por un acto de reconocimiento. El conocimiento y
integración a la consciencia de los elementos inconscientes, relativamente
autónomos, no se puede realizar por medio de un descenso directo a los instintos
ni por una sustitución intelectualista de éstos, sino que requiere un método
dialéctico, un verdadero diálogo con las personificaciones del arquetipo (Jung,
1991).
Las etapas del proceso de individuación y los arquetipos.
El proceso de individuación, según Jung, no seguiría una pauta arbitraria ni se
realizaría de cualquier manera. El enfrentamiento del yo consciente con los
contenidos inconscientes o arquetipos se presenta como la interacción con
personalidad actuantes en los sueños y fantasías. El proceso mismo de cambio
se traduce en otra serie de arquetipos, los cuales constituirían los arquetipos de
transformación.
Jung señala que la carrera del héroe en los mitos antiguos, coincide con el
proceso de individuación. En forma simbólica, las hazañas del héroe marcan
etapas de su individuación; la victoria sobre los arquetipos de la sombra, del
anima y el ánimus y de la personalidad “maná”, etc., no constituye una
destrucción, sino una fusión de éstos con el yo.(Jung, 1964).
Los arquetipos personificados en el proceso de individuación
En un primer término, el sujeto debe enfrentarse a su propia imagen, la que
oculta tras la persona, de modo tal que descubre todo aquello que le
desagradable dentro de sí; si la persona puede soportar y asimilar a la sombra,
ha cumplido con el primer paso de trascender el inconsciente personal; esto
implica reconocer la impotencia consciencia frente a las fuerzas de este lado
oscuro y confiar en los efectos compensatorios del inconsciente, de modo tal que
este entregue respuestas en forma de símbolos o imágenes en la fantasía o en
sueños que permitan realizar una integración adecuada de lasombra a la
consciencia.
Ahora bien, al hacerse el yo en parte inconsciente, descubrimos que nuestra
psique está sujeta a la acción de distintos factores de los cuales no somos
dueños. De aquí surge el miedo primitivo al oscurecimiento de la consciencia por
acción de lo inconsciente al cual, según Jung, debe hacerse frente con la
búsqueda de conocimiento de este inconsciente, no de un modo racionalista o
científico, sino mediante una paciente espera y una atenta observación sus
procesos. Estos procesos, como ya se ha señalado, se expresan en imágenes y
en figuras antropomorfas.
Arquetipos de transformación
El proceso de individuación en sí es representado en una serie de símbolos que
constituyen los arquetipos de transformación. Entre los representantes de estos
encontramos el sistema Chankra tántrico, el sistema nervioso místico del yoga
chino y las imágenes del tarot (Jung, 1991). Siguen una secuencia en las cuales
los opuestos se suceden, de manera tal que a la ganancia le sigue la pérdida, a
la claridad la oscuridad. Se inicia la serie simbólica en un callejón sin salida u
otra situación imposible; su meta es una más consciencia más elevada, con la
cual se superaría la situación inicial.
Técnicas terapéuticas que tienen como objetivo el logro de la individuación
Compartiendo el juicio de Castro (1995) y otros autores, el aporte de Jung a la
psicoterapia es más importante en el aspecto conceptual que en el técnico. Jung,
en lo básico, comparte mucho de los aspectos técnicos del psicoanálisis clásico
y casi todo lo relacionado con aspectos prácticos propios de la terapia analítica
está disperso dentro de la casuística presentada en sus libros como
ejemplificación de sus concepciones. De todos modos, es posible señalar como
técnicas propiamente jungianas la amplificación y la imaginación activa, las
cuales se encuentran en subordinación al particular enfoque con el cual realiza
el análisis de los sueños, el cual difiere de la formulación clásica realizada por
Freud.
La amplificación
El método de la amplificación, que normalmente se utiliza dentro del análisis de
los sueños, consiste en comparar las fantasías del paciente con las producciones
míticas pertenecientes al pasado de la humanidad y que se han conservado en
el folklore, la literatura, las leyendas y sobretodo en religiones primitivas o
evolucionadas. Jung se entregaba a una verdadera orgía de evocaciones
culturales, con el fin de descubrir el arquetipo que se expresaba como común
denominador entre los mitos y las fantasías del paciente. Así, al transportar las
fantasías de los pacientes a los grandes escenarios míticos y legendarios, se
lograba tener una visión más amplia de la problemática que el inconsciente
entrega a la consciencia.
La imaginación activa
El método de la imaginación activa consiste en que el paciente, en primer lugar,
creará obras plásticas que representarán los símbolos aparecidos en sus
fantasías y sueños; generalmente, estas toman la forma de mandalas y el trabajo
requerido en crearlas sirve para integrar los elementos inconscientes de los
cuales ellos son representantes.
Además, la imaginación activa da cuenta de los ejercicios de imaginería en los
cuales el paciente debía continuar las experiencias acaecidas en la fantasía o en
sueños e incluso podía enfrentarse a los seres arquetípicos; estos entes se
convertirían en personajes concretos, si bien simbólicos. A este último proceso
se le denomina densificación. Es importante aclarar que Jung propone una
posición activa frente a los personajes arquetípicos y no una postura pasiva de
mera contemplación; el sujeto debe ser capaz de resolver las situaciones
angustiosas que la imaginería le presenta (Jung, 1964).

El análisis de los sueños desde la terapia analítica


Diferencias en el acercamiento a los sueños entre el psicoanálisis y la
psicología analítica
El enfoque de Jung sobre la interpretación de los sueños disiente del que realiza
Freud. El fundador del psicoanálisis consideraba que los sueños constituían una
fachada tras la cual se esconde una realización de deseos inaceptables para la
consciencia; desde un punto de vista técnico, los sueños serían el punto de
partida para permitir la asociación libre, la cual permitiría con el encadenamiento
de ideas al analista descubrir la problemática del paciente.
Jung, con el pasar de los años, consideró que el contenido propio del sueño era
importante por sí mismo y que usarlo sólo como iniciación para las asociaciones
libres era perder una importante fuente de información, ya que habría muchas
otras formas de lograr el encadenamiento de ideas que llevaría al descubrimiento
de los complejos. De esta manera, las asociaciones tendientes a la comprensión
del sueño debían centrarse sólo en la contextualización de los elementos de
éste.
El sueño, fuente de conocimiento primordial del inconsciente
Para Jung, los sueños son la fuente del conocimiento más importante del
inconsciente, ya que en ellos se encontrarían los mismos conflictos y complejos
que son posibles de hallar en los experimentos de asociación, pero los sueños
pueden entregar aspectos más profundos, tanto en lo referente a la causalidad
de los procesos anímicos como a su tendencia. De esta manera, los sueños
representarían autorreproducciones de los procesos inconscientes, es decir,
éstos se proyectan en determinadas imágenes simbólicas que se presentan a la
mente del soñante como 'objetos' o 'personas'. En palabras del propio Jung
(1940, p.73), "el sueño describe la situación interior del que sueña, cuya verdad
y realidad no reconoce la consciencia o sólo reconoce a disgusto".
Además de proveernos información diagnóstica sobre la etiología de los
trastornos, el sueño puede entregar un pronóstico e incluso como debe iniciarse
y aplicarse la terapia; también el sueño puede proveer información sobre la
actitud del paciente frente al terapeuta. Es de vital importancia, entonces, no
perder de vista que los sueños pueden constituir anticipaciones y que su sentido
se puede perder si sólo se les contempla desde una perspectiva causal (Jung,
1940). Los sueños provendrían, entonces, de "una fuente inteligente, dirigida a
fines, y por decirlo así, personal" (Jung, 1955, p.43), que busca compensar las
omisiones y represiones de la consciencia, con el fin de lograr el equilibrio
interior, expresando la capacidad autorregulatoria del inconsciente. Como
podemos percatarnos, esta fuente teleológica de los procesos psíquicos sería el
self.
Aspectos técnicos del análisis de sueño.
El sueño debe enfrentarse sin prejuicios teóricos, de manera que no se limite de
antemano doctrinariamente el sentido de un sueño. Los únicos presupuestos que
admite Jung son la existencia de un sentido del sueño, el que éste es una
expresión específica del inconsciente y la ampliación de consciencia producto de
la interpretación del sueño. (Jung, 1940, 1984)
Más que una técnica, el análisis de los sueños es un intercambio dialéctico entre
dos personas - el analista y el paciente - en el cual es muy importante considerar
la individualidad del sujeto, de manera tal que la interpretación del sueño refleje
su personalidad y no las teorías particulares del terapeuta.
En el principio del tratamiento, los sueños suelen ser bastante claros, pero con
el tiempo se tornan más confusos, debido a que estos alcanzan un nivel de
complejidad mayor y reflejarían, por parto, aspectos más profundos del
inconsciente. Frente a estos sueños no se espera el logro de su comprensión
inmediata sobre la base de una teoría específica sino lograr una adecuada
contextualización, la cual va más allá de la simple acumulación de asociaciones
libres libradas a su suerte. La elección por parte del inconsciente de una imagen
determinada por sobre cualquier otra es de vital importancia y la interpretación
de esta elección es fundamental. Se impone, de este modo, el estricto apego a
la imagen del sueño y la interpretación basada en asociaciones directamente
ligadas a todos los elementos del sueño, omitiéndose todo material que no forme
parte clara y visiblemente de éste (Jung, 1940, 1984).
Además, es importante considerar que el análisis de un sueño aislado tiene poco
valor, ya que generalmente los sueños se presentan en una serie y la
interpretación de ésta permite corregir los errores cometidos en la interpretación
de los sueños individuales; además, la serie de sueños permite reconocer los
motivos y contenidos fundamentales (Jung, 1940)
El proceso de análisis propiamente tal consiste, a muy gruesos rasgos, en el
registro del sueño por el paciente en su casa, el cual luego es analizado y
contextualizado con relación a sus asociaciones con la vida del paciente, al
ambiente en el cual éste se desenvuelve y los procesos conscientes actuales de
sujeto, como a las relaciones que se pudieran establecer con mitos y religiones
del pasado (método de amplificación). (1998). En forma concreta, Jung describe
el procedimiento del siguiente modo:
“Yo procedo del modo siguiente. Divido una página en tres columnas: en la de la
izquierda, registro el sueño, espaciando sus fases sucesivas; en la del medio,
que es algo más ancha, irá el contexto onírico (constituido por la ayuda de las
asociaciones libres, como hemos dicho más arriba); en la derecha, en fin,
figurarán las conclusiones que se pueden obtener del conjunto”.
Referencia Bibliográfica
Astete, E.Canales, T.Gacitúa, M.Ramirez, P.Sánchez, S. (1998) . Sueños, una
perspectiva Jungiana. http://www.apsique.com/wiki/PersJunsu .
De Castro, J. (1995) . Introducción a la psicología de Carl Gustav Jung.
Universidad Católica de Chile : Santiago.
Jung, C.G. (1940) . Realidad del Alma. Losada : Buenos Aires. [Compre este
libro en Paidos]
Jung, C.G. (1995) . Psicología y Religión. Paidós : Buenos Aires. [Compre este
libro en Paidos]
Jung, C.G. (1964) . El yo y el inconsciente. Luis Miracle : Barcelona. [Compre
este libro en Paidos]
Jung, C.G. (1984) . El hombre y sus símbolos. Luis de Caralt : Barcelona.
Jung, C.G. (1991) . Arquetipos e inconsciente colectivo. Paidós : Buenos Aires.
[Compre este libro en Paidos]
Jung, C.G. (1993) . Símbolos de Transformación. Paidós : Barcelona. [Compre
este libro en Paidos]

You might also like