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Violencia Violence
Neurotransmisores Neurotransmitters
Genética Genetics
Lóbulo frontal Frontal lobe
Introducción
las ideologíóas que los sustentan, con un
nivel cada vez mayor de deshumanizacioó n,
La historia escrita del hombre es, masividad y desarrollo teó cnico de los
mayormente, el relato de los hechos instrumentos de destruccioó n. Definida como
guerreros, violentos, de los pueblos que han la partera de la historia, la violencia aparece
predominado en forma sucesiva a lo largo de tambieó n ligada a cambios positivos del
los siglos sobre otros pue- blos. Desde los desarrollo humano: finalizacioó n de la
faraones egipcios a la Alemania nazi o a los monarquíóa como sistema absolutista,
EE. UU. y su “coalicioó n” en Irak, la violencia
ha servido para hacer prevalecer en cada
períóodo histoó rico intereses grupales y
F. Dajas |Revista de Psiquiatría del Uruguay|Volumen 74 Nº 1 Agosto 2010|página 1
abolicioó n de la esclavitud, gene- ralizacioó n del sistema
democraó tico frente al fascismo, etceó tera.
página 2|Volumen 74 Nº 1 Agosto 2010|Revista de Psiquiatría del Uruguay|El cerebro violento. Sobre la psicobiología de la violencia y los comportamientos...
Junto a esta violencia colectiva ha existido ejemplo, personalidades presentan
Trabajos una preponderancia
originales
y existe una violencia individual, impulsiva, psicopaó ticas, aunque estos se de lo violento- agresivo en su
a veces precipitada por situaciones seleccionan entre quienes conducta.
asociadas con emociones como rabia o
miedo. Es claro que hay individuos en cada
sociedad que actuó an violentamente, en
forma agresiva, contra sus conciudadanos y La dimensión experimental,
expresiones de ello nos llegan todos los díóas
genética y neuroquímica
desde los medios. La Organizacioó n Mundial
de la Salud comu- nicoó recientemente datos
de un estudio que muestran una estimacioó n 1. La influencia genética
anual mundial de un milloó n y medio de
personas que mueren por violencia auto Evolutivamente, han
infligida o interpersonal, con un nuó mero no existido y existen conductas
fatal mucho mayor1. agresivas que podemos llamar
La buó squeda de respuesta a esta presencia adap- tativas, en el sentido de
cotidiana de la violencia y los actos que son funcionales a la
agresivos en sus formas individuales o sobrevivencia del individuo, la
colectivas, ha llevado a plantearse si los transmisioó n de sus genes y la
individuos violen- tos y agresivos poseen sobrevida de la especie. Estas
unas caracteríósticas psicobioloó gicas que los son conductas agresivas –
predisponen para su conducta alterada y, en implican la violencia fíósica sobre
una forma maó s geneó rica, si existe en la un oponente– ligadas a la
especie humana una predisposicioó n natural mater- nidad y la defensa de la
a la violencia. críóa, el dominio de las fuentes
En un marco contextual de la violencia alimentarias o del territorio
como un complejo acto humano que las aseguran. No
multicausal, resultado de fuerzas y abarcaremos en este trabajo esta
situaciones familiares, sociales, econoó micas, violencia y agresioó n ligada a
políóticas, neuroloó gicas y psicoloó gicas, en este conductas instin- tivas
artíóculo encararemos un anaó lisis de sus maternales o territoriales.
posibles bases psicobioloó gicas, es decir, el Tomaremos la violencia como
posible marco geneó tico, molecular y/o un comportamiento agresivo
estructural cerebral de las conductas fuera de contexto y de un
agresivas. Como el lector puede imaginar, control inhibitorio, que ha
no aspiramos a proporcionar una respuesta perdido su funcioó n adaptativa
final y acabada a preguntas que subtienden en la comunicacioó n social2. En
la evolucioó n del hombre y solo trataremos otras palabras, una forma
de proporcionar elementos para la desadaptada de conducta
discusioó n, intentando avanzar en una agresiva**.
hipoó tesis holíóstica que permita ordenarla, Los muy numerosos estudios
desde este particular punto de vista*. experimen- tales sobre los
Exploraremos los rasgos propios de la comportamientos agresivos,
psicobiologíóa de la agresioó n y la violencia, realizados en diversas especies,
los cuales pueden ser parte o rasgo comuó n han apuntado a la elucidacioó n
de varios trastornos psiquiaó - tricos de las aó reas cerebrales invo-
(trastornos de personalidad, psicosis), sin lucradas, sus componentes
considerar la constelacioó n psicobioloó gica moleculares y sus posibles
propia de cada uno de ellos, lo que determinantes geneó ticas. Para
trasciende el propoó sito de este trabajo. En senñ alar la importancia del
parte de los artíóculos que se revisaraó se componente geneó tico en la
incluye individuos que nosograó ficamente sin geó nesis de las conductas
ser psicoó ticos o con deó ficit cognitivo, agresivas, N. Popova3 toma el
podríóan ser definidos como portadores de ejemplo de la domesticacioó n de
trastornos psiquiaó tricos, como, por
los animales que pasaron de la vida salvaje a integrar estudios que relacionan
lesiones y/o tumores
el hogar humano y a colaborar en sus tareas. Para ello
cerebrales con alteraciones
fue necesario la eliminacioó n de conductas violentas del comportamiento.
originariamente agresivas hacia el hombre,
posiblemente mediante la seleccioó n y reproduccioó n de
**Aunque el lector comprobará
los individuos maó s doó ciles, proceso realizado por que, ineludiblemente, algunas
nuestros ancestros hace miles de anñ os. Estudios veces tendremos que recurrir a
contemporaó neos rea- lizados con la domesticacioó n de ejemplos de agresividad
lobos salvajes permitieron comprobar los
procedimientos utilizados, ya que, seleccionando y territorial, maternal o
reprodu- ciendo los animales salvajes maó s doó ciles, se individual.
logroó su domesticacioó n3. * Por similares razones no se trata de una revisión
del tema, un objetivo que superaría con creces los
En sentido contrario, numerosos grupos de
límites del presente artículo. Por ejemplo, no se
investigacioó n han obtenido líóneas fenotíópica- incluirá una revisión de las extensas series de
mente agresivas (TNS, NC900 y LAL)4 por el elegir nuestra conducta, lo que nos caracteriza como
cruzamiento de ratones salvajes y humanos.
Trabajos originales domestica- dos, logrando tipos
experimentales agresivos. Estos estudios
han permitido confirmar que la tendencia
hacia los comportamientos agre- sivos es
heredada, involucrando muó ltiples genes,
algunos de ellos en el cromosoma Y. Sin
embargo, la expresioó n del componente
geneó tico en el comportamiento de estas líó-
neas de roedores agresivos depende
tambieó n de factores ambientales que van
* La necesidad de focalizar el desde el entorno maternal al tipo de rival
análisis y, una vez más, los con el que se enfrentan4.
límites del artículo, nos impiden
analizar los cambios producidos Aunque se reconoce la influencia geneó tica
en genes que determinan, por en el comportamiento agresivo, las
ejemplo, el grosor y la mutaciones inducidas no han logrado
estructura de la corteza
cerebral y que, relacionados
generar un patroó n geneó tico especíófico
con el control de la apoptosis, vinculado directamente a las conductas
estén posiblemente agresivas, sino que los genes se expresan,
involucrados en los cambios entre otras formas, a traveó s de una u otra
estructurales corticales que
proteíóna (receptores, recaptadores) en la
veremos más adelante.
cadena metaboó lica de los
neurotransmisores, moduladores uó ltimos
del comportamiento agresivo*.
Por otra parte, es importante destacar que
los estudios geneó ticos y neurobioloó gicos en
animales de experimentacioó n, como la rata,
tienen su valor desde que el genoma huma-
no y el de la rata muestran un 85 a 90% de
homologíóa5. La mayor parte de los
mamíóferos tiene aproximadamente el
mismo nuó mero de nucleoó tidos en sus
genomas –unos 3 millones de pares de
bases– y, aproximadamente, el mismo
nuó mero de genes. Por supuesto que no
sabemos auó n coó mo esas similitudes ge-
noó micas cuantitativas se reflejan en el muy
diferente tamanñ o cerebral, por ejemplo. Ello
se vincula a un fenoó meno uó nico de la
violencia y agresividad humana, que es la
posibilidad de la conciencia del acto
agresivo. A pesar del enorme valor de los
resultados experimentales en animales, este
es un líómite que debemos considerar en
cuanto a su valor explicativo de la
experiencia humana. Es muy importante
destacar a este nivel de nuestro anaó lisis, que
la construccioó n psicobioloó gica que presen-
taremos y la integracioó n de las diferentes
dimensiones, moleculares y estructurales,
no suponen ni un determinismo bioloó gico ni
la peó rdida o debilitamiento de la conciencia,
o sea, en uó ltimo teó rmino, de la libertad para
Se ha logrado a representan un aumento selecciona de entre ellas las
nivel cuantitativo de la agresioó n espontaó neamente agresivas (un 12%) y las
experimental normalmente adaptada de las reproduce, obteniendo conductas agresivas
inducir especies estudiadas, en espontaó neas, desadaptadas, en aparente
comportamientos condiciones extremas, no correspondencia con los comporta- mientos
agresivos representando un cambio humanos violentos. Entre otras cosas,
provocando cualitativo en cuanto a la comprueba el reforzamiento positivo de las
estreó s, generacioó n de conductas conductas (el modelo “ganador”). Sumaó ndose
aislamiento agresivas espontaó neas, fuera de a otras evidencias experimentales, De Boer
social, contexto y contenido, no demuestra asíó que al componente geneó tico
enfrentamientos adaptadas como respuestas se agrega el aprendizaje –por refuerzo posi-
intra e inter especíóficas a estíómulos nocivos tivo– en la determinacioó n de las conductas
especíóficos, o desconocidos. Estas críóticas agresivas. Contribuyendo a la concepcioó n
estíómulos mantienen que al estudiar multifactorial del fenoó meno de la violencia
farmacoloó gicos, especies domesticadas (rata, demuestra que a la carga geneó tica se suman
lesiones ratoó n, etc.), estas, tal cual fue los agentes epigeneó ticos.
cerebrales, ejemplificado previamente, han Como dijimos previamente, la informacioó n
tratamientos modificado geneó ticamente su geneó tica determina la expresioó n de proteíónas
hormonales, etc. potencialidad de generar de neurotransmisores que son los que
Sin embargo, una conductas agresivas finalmente modulan las respuestas agresivas
críótica general desadaptadas. De Boer et al. 2 y pueden ser a su vez modulados por
reciente de toda han planteado un modelo circunstancias ambientales. Tratando de
esta perspectiva alternativo que en los uó ltimos ejemplificar esto desde el punto de vista
de trabajo anñ os estaó revolucionando el experimental, es in- teresante citar los
apunta a que los campo de los modelos estudios realizados en la mosca de la fruta
comportamiento experimentales. De Boer recorre (Drosophila melanogaster) que, maó s allaó de
s agresivos asíó el camino inverso a la domes- la aparente distancia evolu- tiva, constituye
obte- nidos ticacioó n: toma ratas salvajes y un modelo bioloó gico simple
para analizar estas muó ltiples variables*. La Se acepta en general que la en relacioó n con las conductas
mosca de la fruta muestra conductas agre- dotacioó n geneó tica agresivas se ex- presa a traveó s
sivas relacionadas a instancias territoriales, de los neurotransmisores. Todos
alimentarias y sexuales asumidas en general los neurotransmisores sufren
por machos dominantes. La manipulacioó n del cambios durante la expresioó n
genoma de la mosca ha permitido cambiar del comportamiento agresivo9
comportamientos masculinos dominantes, como expresioó n, en la mayoríóa
con gran expresioó n de agresividad, en de los casos, de su
comporta- mientos pasivos sometidos en participacioó n funcional,
efectos media- dos por neurotransmisores. indirecta****. Tambieó n se
Estos resultados se obtuvieron por delecioó n expresan durante
del gen fruitless (FruM), el que se relaciona comportamien- tos particulares
con la expresioó n de la octopamina**. La en localizaciones especíóficas,
supresioó n de FruM por interferencia de RNA como el rol del GABA, en el aó rea
en solo tres neuronas que expresan septal en la agresioó n materna
octopamina logra que machos usualmente de defensa de la críóa10.
dominantes pierdan su rol *** 6, 7. La
Las dificultades para describir
expresioó n de los cambios que provoca la
los efectos de
delecioó n de fruitless depende de la
neurotransmisores como
interaccioó n de las neuronas donde se expresa
directos o indirectos, quedan
este gen con el resto de las neuronas
ejemplificadas por la
cerebrales.
noradrenalina. Aparte de un
Como un ejemplo de lo complejo del neurotransmisor cerebral, la
anaó lisis de las influencias geneó ticas en los nora- drenalina es una hormona
comporta- mientos agresivos, Moffitt, en una y el neurotransmisor del sistema
revisioó n de 20058, describe coó mo la violencia simpaó tico11, 12. Su rol perifeó rico
parece ocurrir en familias. Algunos estudios es clave para la expresioó n del
han mostrado que el 10% de las familias comportamiento agresivo,
estaó involucrado en el 50% de los actos de desde la movilizacioó n de
violencia en una misma comunidad. Sin glucosa a la vasoconstriccioó n y
embargo, aunque ello se podríóa interpretar la respuesta cardíóaca.
como debido a un gran peso de lo geneó tico, Centralmente, la noradrenalina
tambieó n se puede decir que es debido a la focaliza la atencioó n, disminuye
transmisioó n de conductas antisociales en el nivel de dolor, aumenta la
grupos familiares. Moffitt realiza un meta- memoria y por las víóas
anaó lisis de maó s de 100 estudios de mellizos noradreneó rgicas que terminan
homo y heterocigotos, que crecieron en en la amíógdala-corteza
ambientes adoptivos o bioloó gicos diferentes, prefrontal, constituye el primer
una excelente base en la que compara el sistema de alarma que activa la
peso de las variables geneó ticas y respuesta agresiva. Aunque un
ambientales en la generacioó n de la conducta aumento de noradrenalina
violenta. Des- cribe coó mo la causalidad facilita el comportamiento
geneó tica da cuenta del 50% de la agresivo, los experimentos
variabilidad poblacional para conducta farmacoloó gicos y los resultados
antisocial y la violencia asociada a ella, en diferentes especies no son
mientras que los factores ambientales homogeó neos, habieó ndose
parecen responder por praó cticamente el comprobado que no estaó
resto (un 30%), lo que le proporciona una elevada en el sistema nervioso
base para asumir que existe una propensioó n central durante el acto
hereditaria a la violencia. agresivo mismo13. Esto lo
hemos podido comprobar
2. Los neurotransmisores midiendo los niveles de
noradrenalina en líóquido
cefalorraquíódeo en casos de
2. a. La noradrenalina autoagresioó n suicida14. En
suma, aunque la noradrenalina es imprescindible
** Equivalente a la noradre-
para la expresioó n del comportamiento agresivo, nalina, en la mosca.
disparaó ndolo y preparando al organismo para la
tensioó n del enfrentamiento, las evidencias de su
*** La mosca tiene “solo” 80
involucramiento directo no son homo- geó neas, neuronas octopaminérgicas.
incluso en relacioó n con el rol de sus receptores y .
Trabajos originales
**** No se analiza los cambios
2. b. La serotonina
–Vías, metabolismo, sinapsis y receptores
* Para quienes, como el autor, en primera de todos los neurotransmisores
La serotonina es un neurotransmisor evo- instancia duden de la validez de estas durante las conductas agresivas,
lutivamente mantenido desde los peces al hombre, aproximaciones, recomendamos un material lo que sería propio de una
que muestra lo ingenioso y la solidez de los revisión. Nos hemos limitado
donde se la encuentra en varias partes del organismo
experimentos realizados: www.jove.com, a aquellos sobre los cuales dis-
como la sangre o el sistema di- gestivo. En el cerebro, JoVe: studying aggression in Drosophila (fruit ponemos de mayor información
la serotonina forma un sistema muy distribuido con files). Por otra parte, existe más de un 50% de y que las evidencias científicas
neuronas cuyos axones se originan en el rafe y se homología entre el genoma humano y el de la identifican como los principales
distribuyen mosca y el 61% de 289 genes mutados en actores en la modulación de
enfermedades humanas tiene su correlato en los comportamientos violentos.
genes de la mosca. Por ello tampoco se analiza los
cambios hormonales.
luego en aó reas claves de la corteza líómbica Las terminales de la serotonina en sus aó reas
(hipocampo, amíógdala, hipotaó lamo) o senso- blanco son los claó sicos botones sinaó pticos
Trabajos originales rial-cognitiva (frontal, prefrontal, temporal, con vesíóculas, mitocondrias y
parietal) (Figura 1). Dada esta distribucioó n, especializaciones postsinaó pticas (Figura 2
no es de extranñ ar que a la serotonina se la a).
relacione con estados clíónicos que implican
La enzima que comienza la síóntesis de se-
la peó rdida de un tono modulador central
rotonina es la triptofano hidroxilasa (TPH)
como la depresioó n, la ansiedad o la psicosis.
que representa el paso limitante. La seroto-
nina liberada de las vesíóculas en la sinapsis
Figura 1 | Vías serotoninérgicas cerebrales
es recaptada por el recaptador de A, B, C, o 1, 2, etc., en algunos casos)15. Estos
serotonina (5HTR) y en parte metabolizada receptores, excepto el 5HT5, activan segundos
por la mono- aminooxidasa, sobre todo la Trabajos originales
mensajeros como la adenil ciclasa, que a
forma A (MAO A), que da como resultado el traveó s de otras kinasas fosforilan senñ ales
metabolito 5 hidroxi indol aceó tico (5 HIAA). intracelu- lares que finalmente se traslocan
A su vez, en el espacio postsinaó ptico la al nuó cleo y activan genes que aumentan la
serotonina actuó a sobre receptores de los expresioó n de enzimas o factores de
cuales se ha identificado ya 14 tipos crecimiento, generando cambios plaó sticos
diferentes (5HT 1 a 7, con subtipos cerebrales (Figura 2 b).
Figura 2 | Esquema de una sinapsis serotoninérgica
a:: Presinapsis
b:: Postsinapsis
De esta raó pida síóntesis queda clara la di- la síóntesis de serotonina, la 5HTP, la enzima
ficultad de comprender las funciones de la de degradacioó n, la MAO A o por el agonismo
Trabajos originales serotonina de una forma uó nica y global. Los de un tipo de receptores, los 5HT 18.
1A
muó ltiples receptores permiten una El cambio de un solo aminoaó cido en el gen
regulacioó n muy variada y a su vez localizada de la 5HTP modifica las tendencias
y especíófica de diferentes regiones agresivas en animales de experimentacioó n18 y
cerebrales, lo que se complementa con la ratones a los que se ha modificado la
activacioó n de senñ ales expresioó n del receptor
1B
intracelulares particulares para cada receptor. 5HT son maó s agresivos17. En particular, el
El metabolismo y la distribucioó n de la sero- receptor 5HT parece estar particularmente
tonina permiten una regulacioó n muó ltiple y involucrado 1A en la modulacioó n de las
simultaó nea de variadas funciones cerebrales. conductas agresivas17. Estos estudios no son
maó s que una pequenñ a parte de los
–Las proteínas intermediarias del numerosos trabajos que confirman la
metabolis- mo de la serotonina y las influencia decisiva de la modulacioó n de
conductas agresivas proteíónas del metabolismo intermediario
de serotonina en la regulacioó n de las
conductas agresivas, como resultado de
Sobre principios de la deó cada de los cambios del genoma.
ochenta, el grupo de investigacioó n de M.
Asberg en el Instituto Karolinska, en
Estocolmo, estu- diando la psicobiologíóa del 2. c. El caso de la MAO A
suicidio, separoó un grupo de pacientes con A comienzos de la deó cada de los noventa
intento violento de autoeliminacioó n (IAE), se describioó una familia holandesa con una
observando que estos teníóan menores mu- tacioó n en el gen para MAO A cuyos
concentraciones de 5-HIAA en líóquido miembros masculinos mostraban un patroó n
cefalorraquíódeo, proporcionando una fuerte de compor- tamiento criminal, violento e
evidencia para la hipoó tesis de que las impulsivo, por generaciones19. Maó s
conductas violentas cursan con un metabo- recientemente, Caspi et al. demostraron que
lismo reducido de serotonina16. Se demostroó ninñ os maltratados con un genotipo que
luego que individuos encarcelados por agre- resultaba en una mayor expresioó n de MAO A,
siones violentas, por ejemplo, mostraban el desarrollaban menos problemas de
mismo cambio metaboó lico. El uso de violencia antisocial en la adolescencia que
modelos animales en monos macacos o un grupo control19.
rhesus apoya esta asociacioó n entre actividad Meyer Lindenberg et al.20 analizaron las
serotonineó rgica disminuida y agresioó n en diferencias fenotíópicas que ocurren como
animales estudiados en campo abierto9. consecuencia de las variaciones del gen de
Inversamente, estrategias farmacoloó gicas la enzima. El gen de MAO A tiene un alto po-
experimentales que aumentan los niveles de limorfismo que influye marcadamente sobre
serotonina con el uso de precursores, la la eficiencia transcripcional: la enzima tiene
inhi- bicioó n del recaptador o el uso de una alta expresioó n en el caso de 3,5 oó 4
agonistas de alelos
receptores 5HT y 5HT , han logrado (MAO A-H), siendo su expresioó n baja en el
reducir
1A 1B
la agresividad en roedores17. geneó tica de los
Una vez que se comenzoó con el uso de las fenotipos agresivos
teó cnicas biotecnoloó gicas utilizando la su- puede ser mediada por
presioó n de genes (knock out), se ha podido alteraciones de los
demostrar que la serotonina es el mediador genes que codifican
privilegiado de las conductas agresivas en para la enzima de
aó reas cerebrales donde los cambios
geneó ticos inducidos se expresan en las
proteíónas ligadas a su metabolismo. Se ha
demostrado experi- mentalmente que la
caso de 2 oó 3 alelos (MAO A-L). Estudiando en el sistema líómbico y la regioó n amigdalina,
una muestra de voluntarios sanos que solo se diferenciaban por con un aumento de la respuesta durante
la presencia de la forma H o L de la MAO A, se encontroó que estíómulos emocionales (hiper-reactividad
aquellos que poseíóan la variante de baja expresioó n de amíógdala e hipocampo). Esto se
–previamente asociada con riesgo aumenta- do de acompanñ aba de una reactividad dis-
comportamiento violento– mostraban reducciones de volumen minuida de las regiones prefrontales regula-
torias (Figura 3). El valor de este trabajo es trar la correlacioó n inversa entre la actividad
que muestra claramente la influencia geneó - de la enzima y rasgos agresivos 21. Dado que
tica en el tamanñ o y la fisiologíóa de regiones Trabajos originales
la MAO A es la enzima de degradacioó n de
cerebrales involucradas en el control de las la serotonina, un aumento de su actividad
emociones, proporcionando una base para (genotipo MAO A-H) se traduce en menores
la comprensioó n de diferentes reacciones niveles de serotonina, por lo que estos datos
frente a situaciones estresantes o agresivas sobre el genotipo de MAO A coinciden con
del entorno. Justamente, en otro trabajo de los estudios que miden directamente los
imagenologíóa funcional, Alia Klein et al. metabolitos del neurotransmisor (5-HIAA).
pudieron demos-
A1 A2
B1 B2
Diferencias de actividad en el sistema límbico al memorizar recuerdos penosos para individuos con alta y
baja expresión genética de MAO A.
A: Activación de la amígdala (A1) en un grado de intensidad dado por la escala y representado en A2 en toda la población estudiada, mostrando la diferente activación ent
B: Similar que en A, pero en hipocampo. Tomado de Meyer-Lindenberg et al.20.
3. Las áreas cerebrales involucradas proveíóan evidencias del involucramiento de
en los comportamientos agresivos. los loó bulos frontales en los
Trabajos originales Evidencias de la imagenología y los comportamientos agresivos y ni siquiera el
estudios funcionales cerebrales advenimiento de la tomografíóa computada
habíóa permitido mostrar cambios
estructurales.
Visto el peso del componente geneó tico en
las conductas agresivas y el rol que juegan La imagenologíóa estructural y funcional
los principales neurotransmisores, cabe modificoó esta situacioó n identificando aó reas
pregun- tarse si en los individuos con cerebrales prefrontales involucradas en el
comportamientos violentos y agresivos es comportamiento violento. En una reciente
posible identificar aó reas cerebrales con revisioó n se realizoó un meta-anaó lisis de 43
estructura y funcionamiento diferentes a la trabajos de imagenologíóa que incluíóan 789
media poblacional. Ello hoy es posible dado individuos considerados antisociales o
que la resonancia magneó tica nuclear (NMR) psico- paó ticos con un claro componente
y los estudios funcionales con emisioó n de agresivo22. El estudio aporta evidencias
positrones (PET) han demostrado que es firmes de la disminucioó n estructural y
posible identificar –con una razonable base funcional cortical, especíóficamente
de seguridad– aó reas cerebrales determi- prefrontal, en los individuos estudiados. Los
nadas para funciones psicoloó gicas o cambios se observan en la regioó n
cognitivas. Antes del advenimiento de la orbitofrontal (OFC), dorsolateral pre-
moderna ima- genologíóa, solo los estudios frontal (DLPFC) y cingular anterior (ACC)
neuropsicoloó gicos del loó bulo prefrontal (Figura 4).
Área orbito
frontal (12,11)
Tomado de Yang y Raine22
página 30|Volumen 74 Nº 1 Agosto 2010|Revista de Psiquiatría del Uruguay|El cerebro violento. Sobre la psicobiología de la violencia y los comportamientos...
Otros estudios confirman estos impulsos y, sin el cerebro anterior, Esto quedoó demostrado por
Trabajos originales
resultados, agregando que la regioó n el hombre es, predominantemente, los tests reali- zados a JP, un
prefrontal dorsal parece estar involucrada un individuo asocial.” individuo que nacioó con age-
en la expresioó n de la agresioó n fíósica y las nesia prefrontal y que fue
regiones orbitales en la desinhibicioó n exhaustivamente estudiado.
motora que la acompanñ a23. Estudios con
PET han revelado, asimismo, el deó ficit del
control inhibitorio del impulso agresivo 24, 25 “Carece de los mecanismos
o la violencia antisocial26. esenciales para el desarrollo
normal y la diferenciación de
Por lo tanto, numerosos estudios confirman
la importancia de una disminucioó n de la es- las funciones del ego. Este
tructura y funcioó n de las regiones déficit se manifiesta en sus
prefrontales anterolaterales y ajustes sociales por el fracaso
orbitofrontales del cerebro humano en los en aprender, tanto positiva
comportamientos agresivos o en individuos como negativamente, de sus
considerados como antisociales y experiencias sociales.
psicopaó ticos con un marcado componente No aparece como peligroso o
agresivo. antisocial, es, más
probablemente, asocial. Es la
caparazón de un ser humano
3.1. El lóbulo prefrontal capaz de manifestaciones
Al loó bulo prefrontal se atribuyen superficiales de desenvoltura,
funciones que nos caracterizan como simples modales sociales de
humanos, como son el pensamiento creativo, alerta y de fluidez verbal.”
la planificacioó n de acciones, la toma de
decisiones, la expresioó n artíóstica y aspectos
claves del procesamiento emocional, la Estos conceptos han sido
memoria, el lenguaje y el com- portamiento confirmados en grandes series
motor26. Los antropoó logos no dudan en de individuos leucotomizados o
identificar al loó bulo frontal como un aó rea lesionados prefrontales y
clave en el proceso de aumento del tamanñ o aportan a nuestra aproximacioó n
cerebral que multiplica por maó s de tres el al tema dos conceptos importan-
cerebro de los primitivos primates, tes: por un lado, el rol esencial
pareciendo el loó bulo prefrontal de la corteza prefrontal en el
desarrollarse desproporcionadamente en comportamiento social y por
relacioó n con el resto de las zonas corticales27, otro, la demostracioó n de que
28
. Existe amplio consenso en que no es solo aunque la violencia y la
un cambio volumeó - trico lo que separa a las agresioó n se correlacionan con
líóneas evolutivas que terminan en el Homo la disminucioó n de la funcioó n
sapiens, sino un complejo proceso poligeó nico prefrontal, la peó rdida de esta,
que dio como resultado un enorme por síó misma, no la genera*,
crecimiento de los procesos asociativos sino que para ello es necesaria
posibilitados por el extraordinario la alteracioó n de circuitos que
desarrollo del conexionado y las tienen en el loó bulo prefrontal un
particularidades neu- ronales prefrontales 29, nuó cleo de relevo importante,
30
. Es el resultado de este proceso el que nos pero incluyen otras aó reas
hace humanos. Nos parece pertinente en cerebrales. Otros componentes
este anaó lisis tomar un concepto formulado fun- damentales de la
por Halstead –y citado por Ackerly en regulacioó n de las conductas
195031. agresivas en el cerebro son las
aó reas líómbicas y subcorticales
basales (ganglios basales, nuó cleo
“Se postula que particularmente en el accumbens, substancia nigra,
cerebro anterior residen las posibilidades de etc.).
desarrollo y elaboración de conceptos
sociales y antiso- ciales, actitudes e
Cambios en aó reas del sistema líómbico como la La amíógdala es, ademaó s, el gran integrador
amíógdala y el hipocampo (junto a aó reas tem- porales) de las senñ ales de estreó s y se ha demostrado
han sido detectados frecuentemente en las conductas que cuando este uó ltimo es prolongado o
agresivas32, 33. Amíógdala e hipocampo son cruciales par-
en la reactividad frente a contextos nuevos en
funcioó n de la biografíóa del individuo. Por ejemplo, la
reac- tividad amigdalina es mucho mayor frente a
rostros agresivos en individuos con conducta
antisocial violenta. Se puede entender que una
reactividad anormal frente a claves del entorno es un
antecedente natural de un comportamiento
desadaptado. * Diferente situación serían, por
ejemplo, las lesiones tumorales
frontales.
ticularmente intenso, interfiere con el funcio- da e integradora de muó ltiples nuó cleos en la
namiento normal prefrontal, alterando, por funcioó n. Esto significa que la funcioó n no se
Trabajos originales ejemplo, los procesos cognitivos34. El estreó s encuentra en uno u otro nuó cleo de las aó reas
originado en situaciones que son percibidas del cerebro involucradas, sino que viene
como no controlables es particularmente dada por la circulacioó n de la activacioó n
importante en la alteracioó n de la funcioó n simultaó nea en el conjunto.
prefrontal34. Las catecolaminas juegan un En este modelo, las aó reas corticales, parti-
rol primordial en este proceso y se activan cularmente las zonas prefrontales, tendríóan
senñ ales intracelulares (diferentes kinasas) un rol regulatorio “descendente”
que producen cambios plaó sticos prefronta- modulando la expresioó n de las conductas
les, como crecimiento dendríótico, que llegan motoras a tra- veó s de conexiones recíóprocas
a alterar la funcioó n modulatoria prefrontal con los ganglios basales –n. accumbens o
* Aspectos del funcionamiento en forma permanente. Este proceso iniciado substancia nigra, por ejemplo– o el sistema
global del modelo están y mantenido por el estreó s puede acelerarse
tomados de Siever9. líómbico. A su vez, el “complejo líómbico-
o incrementarse a partir de alteraciones amigdalino” (amíógdala, accumbens,
en la expresioó n de proteíónas de receptores hipocampo) procesaríóa la integra- cioó n de la
** Así como la integración de noradreneó rgicos en la amíógdala, de origen informacioó n sensorial del ambiente y su
las respuestas hormonales a geneó tico. Por otro lado, los niveles elevados tono afectivo, generando la reactividad
través del hipotálamo, que, como
dijimos antes, no se integran al de noradrenalina en amíógdala provocados ascendente y activadora prefrontal. La reac-
modelo en el momento actual. por el estreó s son claves en los procesos de tividad amigdalina es a su vez modulada por
consolidacioó n de memoria y en alteraciones la informacioó n y las aferencias del
plaó sticas permanentes de la reactividad hipocampo que aportan la memoria del
propia amigdalina35. Este contexto permite individuo y por las aferencias de los ganglios
explicar coó mo un estreó s psicosocial croó nico basales (Accumbens,
infantil y/o adolescente, por ejemplo, puede S. Nigra) que proporcionan el contexto motor
generar cambios plaó sticos receptoriales y la expectativa de recompensa o beneficios
permanentes del mismo sentido y en las de las respuestas motoras (A, Figura 5)**.
mismas estructu- ras que generan la
predisposicioó n geneó tica a la violencia y que
ambas circunstancias se pueden potenciar La disfuncioó n prefrontal de los individuos
recíóprocamente. con conducta antisocial o psicopaó tica y ten-
dencias agresivas resultaríóa en una falla de
la inhibicioó n regulatoria de la activacioó n
4. Un modelo de la participación cerebral líómbica-amigdalina y abriríóa la posibilidad
en los comportamientos agresivos y la de respuestas motoras desinhibidas e
violencia impulsivas, sin adecuacioó n al contexto. Las
alteraciones en el metabolismo intermediario
de la serotonina seríóan la expresioó n de esta
Finalizaremos esta visioó n sobre la falla modulatoria. Circunstancias sociales
psicobiologíóa de las conductas agresivas prolongadas de gran estreó s psicofíósico, en
tratando de agrupar las evidencias etapas críóticas del desa- rrollo del sistema
resenñ adas en un modelo de las conexiones y nervioso como la infancia o la adolescencia,
actividades corticales cerebrales en el al sobrecargar las aferencias líómbico-
comportamiento agresivo que incluya las amigdalinas al sistema prefrontal- cortical,
deficiencias observadas. Las estructuras favoreceríóan la formacioó n de los cambios
proporcionan un campo de accioó n para los plaó sticos adaptativos que dejaríóan al
factores epigeneó ticos. Es una propuesta ten- sistema con maó s labilidad para respuestas
tativa, para ordenar y fomentar la discusioó n motoras desadaptadas. Geneó tica y/o
del tema y esperamos sea sujeto epigeneó - ticamente se generaríóa un contexto
raó pidamente a cambios y sugerencias*. cortical prefrontal “violento”, tal como lo
Es un modelo multiceó ntrico, con algunas hemos descrito previamente, que daríóa una
estructuras jeraó rquicas o de funcionamiento mayor labilidad y un menor “nivel de
“descendente”, otras de activacioó n “ascendente” disparo” de las conductas violentas (B,
y un espacio asociativo basal y de conexioó n, Figura 5).
que dan al conjunto una naturaleza distribui-
página 32|Volumen 74 Nº 1 Agosto 2010|Revista de Psiquiatría del Uruguay|El cerebro violento. Sobre la psicobiología de la violencia y los comportamientos...
Figura 5. Estructuras límbicas implicadas y modelo del conexionado de las estructuras
Trabajos originales
Estructuras límbicas implicadas en el comportamiento agresivo (fig. superior) y modelo del conexionado de las estructuras prefrontales y límbicas en las conductas agresivas. A, normal; B, ce