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En Chile hay un problema muy frecuente que ocurre con los bienes
hereditarios, sobretodo cuando ha quedado un inmueble en la herencia.
Es frecuente que sea uno de varios herederos el que se queda viviendo
en una casa que corresponde a todos. Es frecuente también que esta
situación se prolongue por varios años, incluso décadas. Generalmente,
los herederos por ignorancia, o por no querer incurrir en los altos costos
que significa recurrir al juicio de partición, que es un procedimiento que
se tramita ante un juez árbitro, nombrado por las partes o por el juez en
subsidio, simplemente dejan pasar esta situación claramente injusta.
La norma del artículo 655 del Código de Procedimiento Civil está inserta
dentro del Título IX del Libro III del Código de Procedimiento Civil,
intitulado “De los juicios sobre partición de bienes”, es decir, es una
norma diseñada en principio para que sea conocida y aplicada por un
juez árbitro dentro de un procedimiento particional, pero no por la
justicia ordinaria. Esto sería en principio, pero como se ve en el artículo
653 del mismo código, es posible que sea la justicia ordinaria la que
conozca de la acción del artículo 655 CPC. Dice el artículo 653 inciso
primero CPC: “Mientras no se haya constituido el juicio divisorio o
cuando falte el árbitro que debe entender en él, corresponderá a la
justicia ordinaria decretar la forma en que han de administrarse pro
indiviso los bienes comunes y nombrar a los administradores, si no se
ponen de acuerdo en ello los interesados.”
De esta manera no habría obstáculo para que la justicia ordinaria, no
existiendo juicio particional, habiendo caducado el compromiso o el
nombramiento del árbitro (que dura como máximo dos años) conozca de
la acción del artículo 655 CPC y ordene al comunero que cese en el goce
gratuito de la cosa común, en este caso, de un inmueble. Así, la única
forma que tendría este comunero de seguir gozando de la cosa común
sería que lo hiciera a título oneroso, obligándose a pagar a los otros
comuneros un canon o renta por usar del inmueble en proporción a los
derechos que cada uno de los demás comuneros tengan en el bien
común. La única forma de exonerarse el comunero usuario exclusivo del
inmueble común sería que tuviera un título que le habilite para hacer
uso de su inmueble y que sea distinto a su condición de copropietario
del mismo. Dicho título podría ser un usufructo, un derecho de
habitación, e incluso un contrato de comodato.
Una vez declarado el cese del goce gratuito de la cosa común viene el
problema de determinar el monto que debe pagar el comunero a los
otros comuneros por el uso del inmueble. Soy de la idea de que esto se
ventile en forma separada, y que dicha solicitud sea presentada como
subsidiaria de la de cese del goce gratuito para el caso que sea acogida
ésta, o que se reserve su discusión para la etapa de cumplimiento del
fallo. Sobre este punto me gustaría detenerme un poco, pues, siendo el
canon o renta por el uso de este inmueble un fruto civil de la cosa, en
este caso, del inmueble, no hay óbice para pedir la reserva de acción del
artículo 173 del CPC, por cuanto esta se refiere a la devolución de frutos
o a la indemnización de perjuicios.
Otro problema que surge con esto es que sucede con aquellas rentas
que no se percibieron antes de que el tribunal declarara el cese del goce
gratuito. La jurisprudencia, que es bastante poca, ha sido vacilante. En
algunos fallos han ordenado el pago retroactivo y en otros lo han
dispuesto sólo a contar de la fecha de la declaración del cese del goce
gratuito. Distinta ha sido la solución que se ha dado cuando el comunero
que detentaba el goce de la cosa en forma exclusiva lo ha dado en
arrendamiento a un tercero y no ha distribuido a los otros comuneros las
rentas percibidas. A este respecto se le ha aplicado la norma del artículo
1338 regla tercera del Código Civil que señala: “Los herederos tendrán
derecho a todos los frutos y accesiones de la masa hereditaria indivisa, a
prorrata de sus cuotas; deducidos, empero, los frutos y accesiones
pertenecientes a los asignatarios de especies. Aplicando esta norma los
tribunales han condenado al comunero que tenía entregado en
arrendamiento el inmueble a pagar retroactivamente los montos que
corresponden a las rentas percibidas por dicha razón.
Otro problema que surge en cuanto a la acción del artículo 655 del
Código de Procedimiento Civil es que sucede si el inmueble es o ha sido
la residencia principal de a familia y el que hace uso del inmueble es el
cónyuge sobreviviente del causante. ¿Se puede intentar esta acción en
su contra? ¿O se le aplica la regla del artículo 1337 número 10 del C.
Civil, que consiste en el derecho de adjudicación preferente? En el
primer caso, el cónyuge sobreviviente tendría que pagar a los otros
herederos por el uso del inmueble y en el segundo caso no. La duda que
surge es si la regla 10ª del artículo 1337 se aplica inmediatamente, de
pleno derecho o sólo dentro de un procedimiento particional, pues la
norma en comento señala al principio: “Con todo, el cónyuge
sobreviviente tendrá derecho a que su cuota hereditaria se entere con
preferencia mediante la adjudicación en favor suyo de la propiedad del
inmueble en que resida[…]”
La jurisprudencia de la Corte Suprema ha fallado que la norma del
artículo 1337 número 10 del C. Civil se aplica de pleno derecho, por lo
que al cónyuge sobreviviente que ocupa un inmueble hereditario no se
le puede obligar a que pague a los otros herederos o comuneros por el
uso que de dicho inmueble hace, o lo que es lo mismo, que cese en el
goce gratuito del mismo (Corte Suprema, causa rol 3652-2010)