Revista Argentina de Clínica Psicológica

ISSN: 0327-6716
racp@aigle.org.ar
Fundación Aiglé
Argentina

Morales, Susana; Echávarri, Orietta; Barros, Jorge; Zuloaga, Fabiola; Taylor, Tracy
Percepción del propio riesgo suicida: estudio cualitativo con pacientes hospitalizados por
intento o ideación suicida
Revista Argentina de Clínica Psicológica, vol. XXV, núm. 3, noviembre, 2016, pp. 245-258
Fundación Aiglé
Buenos Aires, Argentina

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Revista Argentina de Clínica Psicológica
2016, Vol. XXV, N°3, 245-258 245

percepción del propio riesgo suicida:

estudio cualitativo con pacientes
hospitalizados por intento o ideación
suicida
self-perception of suicide risk:
qualitative study of inpatients admitted for
suicide ideation or attempt
Susana Morales,
Orietta Echávarri,
Jorge Barros,
Fabiola Zuloaga y Tracy Taylor*

Resumen
Se realizó un estudio cualitativo con el objetivo de construir un modelo conceptual de la expe-
riencia relacionada con la propia conducta suicida. Para esto se realizaron 20 entrevistas a pacien-
tes hospitalizados por intento o por ideación suicida, las que se analizaron utilizando la técnica de
la Teoría Fundamentada. En los resultados se destaca la percepción del propio riesgo suicida como
un proceso, con eventos de largo plazo, del último año y un evento desencadenante. Además,
identifican factores protectores, enfatizando los vínculos de calidad. La entrevista se constituyó
en una intervención en sí misma durante la crisis, lo que permite aportar para la elaboración de
la crisis suicida. Los hallazgos permitieron realizar una reflexión e hipótesis para guiar nuevos
estudios cuantitativos.
Palabras clave: Intento suicida, ideación suicida, intención suicida, factores protectores y de
riesgo suicida.

Abstract
To build a conceptual model to understand how patients perceived their suicide risk, a qualita-
tive study was conducted. A clinical sample consisting of 20 patients, who were admitted to a ps-
ychiatric unit for suicide ideation or a suicide attempt, were interviewed. Interviews were analyzed
through Grounded Theory Technique. The results highlight the individual perception of the own
suicide risk as a process linking last year events to a more recent triggering event. Protective fac-
tors emphasizing quality bonds were also identified. The interview was perceived by the patients,
as an intervention by itself in a moment of crisis, allowing them to elaborate on the psychological
underpinnings of the suicide ideation. These findings might help to develop new hypothesis of
suicide behavior, as well as guidance for quantitative studies.
Key words: Suicide attempt, suicide ideation, suicide intent, protecting and risk suicidal fac-
tors.
Recibido: 05-07-13 | Aceptado: 10-08-14

* Susana Morales, Orietta Echávarri, Jorge Barros, Fabiola Zuloaga

y Tracy Taylor, Departamento de Psiquiatría, Escuela de Medicina,
Pontificia Universidad Católica de Chile, Las Condes, Santiago, Chile
E-Mail:sus.mosi@gmail.com; sumorales@med.puc.cl.
REVISTA ARGENTINA DE CLÍNICA PSICOLÓGICA XXV p.p. 245–258
© 2016 Fundación AIGLÉ.

Agradecimientos: La elaboración de este manuscrito contó con financiamiento otorgado por el Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico FONDECYT N°
11121390. Este estudio recibió apoyo del Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC) del Ministerio de Economía, Fomento y Turismo, a través de la Iniciativa Cientí-
fica Milenio. Proyecto IS130005. Cuenta con el patrocinio del Departamento de Psiquiatría, Facultad de Medicina de la Pontificia Universidad Católica de Chile

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Introducción
La conducta suicida se ha transformado en un
tema de salud pública a nivel mundial. El incremen-
to de las tasas de suicidio ha puesto en evidencia
la necesidad de revisar los mecanismos de preven-
ción, detección y tratamiento de este problema. En
la actualidad se investigan y se desarrollan nuevos
abordajes, no obstante, el problema continúa pre-
sentando un aumento crítico. La Organización Mun-
dial de la Salud señala que un promedio de casi
3.000 personas se suicidan cada día en el mundo y
por cada persona que logra suicidarse, unas 20 ya
lo han intentado, produciéndose un espiral de trau-
matización y sufrimiento a nivel individual, familiar
y social (OMS, 2007). Se estima, además, que alre-
dedor de unos 30 millones de personas estarían en
riesgo de atentar contra su propia vida. Estas tasas
muestran que aproximadamente una persona mue-
re cada 40 segundos, lo que ubica al suicidio con-
sumado entre las trece primeras causas de muerte
en la población mundial total, entre las tres prime-
ras causas de muerte en adolescentes entre 10 y 24
años de edad, y entre las cuatro primeras causas
de muerte en personas entre 15 y 44 años de edad
(OMS, 2009).
Chile registra una tasa del 11 por cada 100.000
habitantes, presentándose un alarmante aumento
del suicidio consumado y de los intentos de suicidio
a nivel nacional. Esto queda ilustrado en el Informe
Mundial de la Salud realizado por la Organización
para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE)
del año 2015. Éste señala que Chile se encuentra en
segundo lugar en las tasas de crecimiento del sui-
cidio entre los años 1995-2009, con un 54,9% de
crecimiento (sigue a Corea, que ha aumentado en
un 153,6 % en esos 15 años). Se muestra además,
que en nuestro país mueren unas 1.800 personas al
año por suicidio (cinco cada día). Los analistas rela-
cionan este problema con la baja calidad de vida, el
consumo de alcohol y los estados depresivos que
sufre nuestra población (OCDE, 2011). El Ministerio
de Salud Chileno (MINSAL) informa, adicionalmen-
te, que la muerte de adolescentes por causas como
el homicidio y el suicidio ha tenido un alarmante
aumento en los últimos años en nuestro país, repre-
sentando este tipo de muertes un 60% del total de
muertes en adolescentes. El suicidio es una de las
importantes causas externas de muerte para este
grupo, en particular para jóvenes de 15 a 19 años,
que tuvo en 2008 una tasa de 7,7 por 100.000 y se
espera que llegue a 12 por 100.000 en el año 2020.
Por esto, MINSAL se ha propuesto disminuir estas
tasas en un 15% durante la década 2011-2020 (MIN-
SAL, 2011).
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Aun cuando existe conciencia a nivel mundial y
nacional de la relevancia del problema, los criterios
para prevenir esta conducta son todavía insuficien-
tes (Tingley, 2013). Resulta, por lo tanto, imprescin-
dible investigar este fenómeno desde distintas pers-
pectivas, de modo de poder desarrollar mecanismos
más precisos para detectar, prevenir e intervenir en
la conducta suicida. La investigación en este campo
suele estar basada en autopsias psicológicas y estu-
dios de prevalencia. Consideramos que una manera
complementaria de estudiar la conducta suicida es
explorando el punto de vista de los propios pacien-
tes en riesgo. Con este abordaje podemos indagar
la perspectiva de quienes han pensado o intentado
suicidarse, accediendo a la experiencia subjetiva de
cada sujeto en riesgo. Esta aproximación permite
generar nuevas hipótesis que guíen futuras investi-
gaciones empíricas orientadas a detectar y prevenir
este multidimensional problema de salud pública.
Siguiendo el propósito de una comprensión
cualitativa, llevamos a cabo un estudio basado en
entrevistas en profundidad a pacientes hospitaliza-
dos por intento o por ideación suicida, siendo ellos
mismos quienes revelaron información acerca de
lo que consideran que incrementa y disminuye su
riesgo. Coincidiendo con los autores Baader (2009)
y Hjelmeland y Knizek (2010), nos parece que la en-
trevista al paciente permite, a través del vínculo y la
conversación, el entendimiento de su vivencia y de
los indicadores de protección y de riesgo. Lindner
(2006), también considera esta forma de investigar
como un aporte, señalando que entrevistar a los pa-
cientes permite abrirnos a la comprensión de ellos
en forma creativa, para entenderlos en su propia
individualidad (Morales, Echavarri, Barros, Fisch-
man, Zuloaga et al., 2015; Taylor, Morales, Zuloaga,
Echávarri, y Barros, 2012) y, al mismo tiempo, inte-
grar estos hallazgos a la generalidad. Es así como
a través del análisis de las entrevistas fue posible
construir un modelo conceptual de la experiencia re-
lacionada con la conducta suicida, desde la perspec-
tiva de pacientes que presentaron ideación suicida
o que realizaron un intento suicida. El método utili-
zado se basó en la técnica de la Teoría Fundamen-
tada (Flick, 2006; Glaser y Strauss, 1967; Strauss y
Corbin, 1990; Taylor y Bogdan, 1987).
Método
Se diseñó un estudio cualitativo para investigar
la conducta suicida, indagando la experiencia de los
pacientes durante la hospitalización respecto de su
riesgo suicida. Se utilizó una entrevista en profun-
didad, orientada a la indagación de la experiencia,
según la metodología de la Teoría Fundamentada.
Ésta consiste en un sistema inductivo para desa-
 percepción del propio riesgo suicida: estudio cualitativo con pacientes hospitalizados por intento o ideación suicida
rrollar modelos teóricos y utiliza procedimientos
diseñados para determinar un conjunto integrado
de conceptos, que entregue una explicación teórica
detallada de fenómenos sociales.
En esta entrevista se formularon preguntas en la
medida que surgían los contenidos entregados por
los pacientes, con lo que se desarrolló un guión. En
forma paralela se fueron realizando los análisis, de
manera progresiva en la medida en que avanzaba
el proceso de recolección de información, en pasos
sucesivos de abstracción. Para estos análisis, se
extrajeron los conceptos obtenidos de las verbaliza-
ciones de los entrevistados, por medio de codifica-
ciones abiertas, axiales y selectivas, en un proceso
de fragmentación y articulación de contenidos. Para
evitar sesgos en los análisis, se empleó la técnica
de triangulación por pares de investigadores (Flick,
2006; Glaser y Strauss, 1967; Strauss y Corbin,
1990; Taylor y Bogdan, 1987).
El método utilizado permitió el acceso a la ex-
periencia subjetiva de los pacientes, a partir de los
contenidos que ellos mismos fueron planteando.
Esta mirada subjetiva y particular de las personas
en riesgo, puede aportar elementos que enriquez-
can la comprensión y orienten en el planteamiento
de futuras investigaciones.
Este estudio forma parte de una investigación
más amplia que cuenta con la aprobación de los co-
mités de ética correspondientes a las instituciones
involucradas.
Participantes
Para la selección de los participantes se realizó
un muestreo intencionado donde se incluyeron 20
pacientes hospitalizados durante el año 2010, por
intento o ideación suicida. La muestra estuvo con-
formada por 11 hombres y 9 mujeres, entre 17 y 60
años de edad. No hubo participantes mayores de 60
años debido a que, durante el período del estudio,
no fueron hospitalizadas personas de esa edad por
riesgo suicida.
Se consideraron los siguientes criterios de inclu-
sión: presentar diagnóstico de trastorno del estado
de ánimo, encontrarse en condiciones cognitivas
para participar en una entrevista y consentir infor-
madamente su participación. La selección del tras-
torno del ánimo como diagnóstico principal tuvo
el propósito de indagar el problema en uno de los
trastornos de mayor prevalencia en relación con la
conducta suicida (OMS, 2011).
Fueron excluidos otros trastornos psiquiátricos,
como los trastornos por dependencia a sustancias,
trastornos alimentarios, trastornos psicóticos y
trastornos cognitivos. Si bien es conocida la aso-
ciación entre estas patologías y el riesgo suicida, la
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decisión de excluir estos trastornos se fundamentó
en los siguientes argumentos: En el caso de los pa-
cientes que están en un proceso de desintoxicación,
o con trastorno alimentario grave, ellos presentan
sintomatología y requerimientos de tratamiento in-
trahospitalario, en que el riesgo suicida queda en
segundo plano, se observa, y monitoriza, de acuer-
do a la evolución de cada caso. Por lo tanto, en ese
momento no es el tema central para el paciente. En
el caso de los pacientes con trastornos psicóticos,
usualmente el riesgo suicida está asociado a ideas
delirantes, por lo que en ese período agudo, el foco
es la sintomatología psicótica y el paciente no está
en condiciones de juicio de realidad para participar
en una entrevista. De esta manera, excluir estos ca-
sos permitió controlar la variable diagnóstico psi-
quiátrico. Si bien esto acota la aplicabilidad de los
resultados a los pacientes con trastornos del ánimo,
estos pacientes estaban en condiciones de observar
su experiencia.
El diagnóstico de Trastorno del ánimo fue reali-
zado por cada psiquiatra tratante a cargo del caso
en la hospitalización y confirmado en las reuniones
clínicas del equipo de atención multidisciplinario,
compuesto por psiquiatras, psicólogas, terapeu-
tas ocupacionales y enfermeras. Este diagnóstico
se realizó según los criterios del Eje I de Manual
Diagnóstico de Trastornos Psiquiátricos (DSM IV R)
(López-Ibor). En cuanto al diagnóstico del Trastorno
de Personalidad, presente en muchos de los casos,
se considera que es una evaluación a diferir y, solo
en algunos casos fue confirmado durante la hospi-
talización. Esto se fundamenta en que los pacientes
hospitalizados se encuentran en un momento de
crisis o descompensación de su cuadro clínico, por
lo que realizar el diagnóstico de trastorno de la per-
sonalidad, en ese momento, es poco confiable. Por
esto, con frecuencia el diagnóstico de la personali-
dad se realiza posteriormente al alta del paciente,
de acuerdo a su evolución y funcionamiento más
habitual. Considerando esto, se presentan los diag-
nósticos de personalidad en aquellos casos en que
sí fue posible realizar este diagnóstico o se mencio-
nan los rasgos sobresalientes.
No fue llevado un registro de las personas que
habiendo ingresado por intento o por ideación sui-
cida, quedaron fuera, ya sea porque cumplieron con
criterios de exclusión, o porque se negaron a partici-
par en la investigación.
De esta muestra conformada por 20 personas,
trece realizaron un intento de suicidio, doce de ellos
con una ingesta de fármacos y siete pensaron en
suicidarse sin llegar a intentarlo. Todos los pacien-
tes fueron diagnosticados con Trastorno Depresivo
Mayor, según el DSM IV-R, tres de ellos con Diag-
nóstico de Trastorno de Personalidad (Límite y por
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Tabla 1. Descripción de los pacientes evaluados

* Trastorno Depresivo Mayor según Manual Diagnóstico de Trastornos Mentales DSM-IVR

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 percepción del propio riesgo suicida: estudio cualitativo con pacientes hospitalizados por intento o ideación suicida
Dependencia), ocho con mención de sus rasgos
sobresalientes de Personalidad, siendo en nueve
de ellos diferido el diagnóstico del Eje II del DSM IV
- R. Este tamaño muestral permitió alcanzar la sa-
turación teórica (Glaser y Strauss, 1967), momento
en que se dejó de encontrar información adicional
que permitiera aportar nuevas propiedades a los
conceptos obtenidos. El detalle de las característi-
cas de la muestra se presenta en la Tabla 1, donde
los pacientes fueron ordenados de mayor a menor
gravedad, según las características del intento y la
intencionalidad suicida, medidas con La Escala de
Riesgo Rescate de Weisman y Worden (1972) y con
la Escala de Intención Suicida de Pierce (1977). Am-
bos instrumentos se describen más adelante.
Instrumentos
Para indagar acerca de los significados que los
pacientes otorgaron a su intento o ideación suicida,
se realizó una entrevista clínica semi-estructurada
diseñada por el equipo investigador, con la colabo-
ración de los profesionales tratantes del servicio de
hospitalización. Inicialmente se elaboró un guión de
entrevista, con una estructura flexible, que permi-
tió incorporar nuevas preguntas que surgían de los
contenidos entregados por los entrevistados. Estas
entrevistas fueron realizadas por tres psicólogas in-
vestigadoras (SM, FZ y OE). (Ver Anexo 1. Guión de
entrevista).
En la entrevista semi estructurada, se exploró la
perspectiva del paciente en relación a los siguien-
tes aspectos: a) Cómo se explica, en retrospectiva,
la situación que lo trajo a la hospitalización; b) Qué
antecedentes de su historia pudieron haberlo afec-
tado para llegar a esta situación; c) Qué cambios
experimentó durante la hospitalización; d) Qué con-
sidera que lo pone en riesgo; e) Qué considera que
lo protege; f) Proyección hacia el futuro.
De acuerdo a los protocolos del servicio de hos-
pitalización, en la evaluación clínica inicial de los
pacientes que ingresan por un intento de suicidio
se utilizan dos escalas complementarias: 1) Escala
de Riesgo Rescate (Weisman y Worden, 1972) que
mide, desde una perspectiva médica, dos variables:
a) El riesgo corrido en cuanto a las circunstancias
observables en el intento suicida; b) El rescate, que
evalúa las circunstancias en que fue encontrada la
persona después del intento suicida. Ambas varia-
bles se conjugan para valorar la letalidad del inten-
to suicida; 2) Escala de Intención Suicida (Pierce,
1977), que arroja un puntaje general y, desde una
perspectiva médica, mide tres variables: a) Las cir-
cunstancias del intento suicida; b) una calificación
de la letalidad del intento asignada por el paciente
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y c) el nivel de riesgo de muerte evaluado médica-
mente.
Según esta evaluación clínica, resulta evidente
que los pacientes con riesgo suicida son un grupo
heterogéneo y es posible distinguir al menos tres
grupos: 1) Pacientes que se hospitalizan por un in-
tento de suicidio con clara intención de morir; 2)
Pacientes que se hospitalizan por un intento de sui-
cidio con intención ambivalente de morir y, 3) pa-
cientes que se hospitalizan por presentar ideación
suicida de alto riesgo. Esta clasificación nos permi-
tió realizar algunas comparaciones entre los casos
entrevistados.
Procedimiento de recolección de la información
A los pacientes que cumplían con los criterios de
inclusión, se les invitó a participar del estudio y se
les pidió su Consentimiento Informado. Para aque-
llos pacientes que ingresaron por un intento de sui-
cidio y que aceptaron participar, se complementó la
evaluación clínica con las escalas recién menciona-
das -Escala de Riesgo Rescate (Weisman y Worden,
1972) y Escala de Intención Suicida (Pierce, 1977)-,
lo que permitió distinguir aquellos casos cuyo inten-
to tenía una clara intención de morir de aquellos que
mostraron una intención ambivalente. Estos últimos
son pacientes que utilizan métodos menos letales y
se arrepienten o presentan conductas que facilitan
su rescate. Al mismo tiempo se identificaron los ca-
sos que ingresaron por ideación suicida activa, sin
haber llegado al intento. Durante la primera sema-
na de estadía en el servicio de hospitalización los
pacientes fueron invitados a participar en el estu-
dio, se les informó en qué consistía y sus derechos
como paciente. Luego de ello, quienes otorgaron su
consentimiento, fueron entrevistados en una de las
salas de atención del Servicio de Hospitalización
Psiquiátrica. Las entrevistas fueron video–grabadas
y posteriormente transcritas.
Procedimiento de análisis de la información
El análisis de la información cualitativa fue rea-
lizado progresivamente, en un sistema generativo
para obtener un modelo basado en los contenidos
del discurso de los participantes. Cada etapa del
proceso: la codificación abierta, axial y selectiva, se
realizó utilizando la técnica de la Teoría Fundamen-
tada propuesta en el año 1967 por los autores Gla-
ser y Strauss y luego complementada por Strauss y
Corbin, (1998); Taylor y Bogdan, (1987) y por Flick,
(2006).
Se realizó una primera fase de codificación abier-
ta de las entrevistas transcritas, codificadas línea a
línea, en grupos de tres personas investigadoras,
con el propósito de minimizar los sesgos individua-
les. El equipo de investigadoras estuvo compuesto
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por tres psicólogas, quienes realizan una labor asis-
tencial e investigadora. Luego prosiguió un ordena-
miento de los conceptos obtenidos, organizándolos
en categorías basadas en las propiedades y dimen-
siones de estos. En una etapa final de los análisis,
se abstrajeron los fenómenos centrales y sus inte-
rrelaciones, descubriendo particularidades en cada
grupo.
Resultados
Los resultados del análisis cualitativo del con-
tenido de las entrevistas de los pacientes se pre-
sentan en dos partes. La primera parte contiene los
resultados descriptivos de las diferentes categorías
en que se agruparon los conceptos referidos por los
pacientes, los que se organizaron en relación con
los siguientes tópicos: a) Qué perciben que los pone
en riesgo suicida; b) Qué perciben que los protege
del suicidio; c) Qué esperaban conseguir con su in-
tento de suicidio; d) Experiencia y cambios duran-
te la hospitalización; e) Proyección hacia el futuro.
En la segunda parte se muestran los resultados del
análisis de relaciones entre los conceptos, donde se
observaron ciertas particularidades en el proceso
desencadenante de la conducta suicida en cada gru-
po estudiado: a) intento de suicidio con intención
ambivalente de morir, b) intento de suicidio con cla-
ra intención de morir, c) ideación suicida sin intento.
I. Resultados Descriptivos a) Qué perciben que
los pone en riesgo suicida. Las personas entrevista-
das muestran una visión de su riesgo suicida como
un proceso, “que se viene arrastrando hace tiem-
po”. En este proceso ellos distinguen a.1) factores
de riesgo de largo plazo, que hemos denominado
“predisponentes”; a.2) factores del último año, que
hemos denominado “precipitantes” y a.3) un factor
que desencadena la conducta suicida, que hemos
denominado “desencadenante”.
a.1 Los pacientes reconocen predisponentes
que, mirados en retrospectiva, se relacionarían con
su vulnerabilidad actual. La mayoría destaca facto-
res familiares en el pasado y características de su
personalidad desde la infancia. También mencionan
situaciones laborales, académicas, interpersonales
y de salud en el pasado, que los afectaron.
a.1.1 En relación a los factores de la historia fami-
liar, la mayor parte de los entrevistados describen
separaciones tempranas vividas en forma dolorosa
y dificultades en el vínculo con alguno de los padres,
como haber sido maltratados o abandonados en la
infancia. También relatan haber tenido alguno de
sus padres con problemas psiquiátricos y familiares
con intentos de suicidio y con suicidio consumado.
“…Mis padres se separaron cuando tenía ocho
años…yo mantuve por muchos años la ilusión de ir
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a vivir con mi mamá, lo que nunca sucedió…” (XVI,
32).
a.1.2 Dentro de las características de su persona-
lidad en la infancia, los pacientes a menudo descri-
ben haber sido niños con dificultades en la interre-
lación con los demás, con estilos de personalidad
solitarios, con sentimientos de aislamiento y de ser
diferentes de los otros. Mayoritariamente recuerdan
que cuando eran niños tuvieron problemas de mal
carácter y dificultades para enfrentar la frustración.
“…Fui una niña demasiado sensible, horrible-
mente sensible, siempre he sido temerosa. Las co-
sas que eran normales para los otros, a mí me afec-
taban mucho…” (VIII, 36).
a.1.3 Situaciones laborales, académicas, inter-
personales y de salud ocurridas en el pasado y que
los pacientes relacionan con su conducta de riego
actual.
“…La frustración de no poder cumplir con mis
deberes…, el sentimiento de incapacidad de sacar
adelante mi carrera y de estar defraudando a mis pa-
dres…” (X, 14, 16).
a.1.4 Refieren, además, tener pensamientos sui-
cidas desde pequeños y haber intentado suicidarse
anteriormente.
“…Intenté la primera vez a los 7, 8 años. Intenté
ahorcarme y fui a pedir ayuda. Mi papá me pegó an-
tes de soltarme… (XVIII, 64). Pienso que mi papá me
pegó de desesperación, no de malo...” (XVIII, 68).
a.2 Algunas situaciones ocurridas en el último
año fueron consideradas precipitantes del riesgo
actual. Estas se relacionan con dificultades interper-
sonales, laborales y académicas. También señalan
problemas de salud y un caso refiere el suicidio del
padre como precipitante del último año.
a.2.1 Las dificultades interpersonales se refieren
a las relaciones familiares y de pareja.
“…El viernes (anterior) mi hijo llegó un poco pa-
sado a trago… y me dijo tú has hecho puras tonteras
en tu vida…” (VI, 42).
a.2.2 Las dificultades académicas y laborales se
asocian con exceso de trabajo o estudio, problemas
económicos, despido del trabajo y fallar en la uni-
versidad.
“…Tuve además, problemas en el trabajo Me avi-
saron que no iba a continuar, en un período en que
yo me encontraba muy solo, luego de un cáncer, de-
presión y problemas familiares…” (VIII, 34, 38).
a.2.3 Los problemas de salud y el suicidio del
padre como precipitantes en el último año de la con-
ducta suicida. “…De donde parte todo en el fondo…
ya el 17 de mayo del año pasado mi viejo se suicidó,
se disparó en la cabeza, todos vimos todo, lo encon-
tramos en mi casa. Y de ahí, eso me ha complica-
 percepción del propio riesgo suicida: estudio cualitativo con pacientes hospitalizados por intento o ideación suicida
do….soy el único hombre, el menor… Mi papá era mi
imagen a seguir, un modelo...” (VII, 7).
a.3 Todos los pacientes identifican un desenca-
denante, que es como la “gota que rebalsa el vaso”
y detona la conducta suicida. Esta situación desen-
cadenante se refiere fundamentalmente a un quie-
bre vincular con una persona cercana, principalmen-
te una pareja. En otros casos es un quiebre laboral
o académico.
“…Me dijeron que no podía ir a un cumpleaños
porque iba a ir mi ex pololo. Eso me afirmó la idea
que le importaba poco a las personas. Pensé en que
no era necesario alargar más el elástico de esto que
venía pasando hace mucho tiempo…” (II, 24).
Hemos descrito los predisponentes, precipitan-
tes y desencadenantes que forman parte de la tra-
yectoria temporal del riesgo suicida. Junto a esto,
los pacientes también se refieren a factores perma-
nentes de su contexto -presentes en el pasado y en
la actualidad- que los ponen en situación de vulne-
rabilidad. Ellos relacionan su riesgo con relaciones
familiares difíciles, en las que hay cercanía en algu-
nos aspectos y a la vez, mucha distancia. Respecto
de sus rasgos personales, reconocen en sí mismos
la característica de no pedir ayuda, sentirse solos
habitualmente y considerarse a sí mismos diferen-
tes de los demás y con una alta intensidad emocio-
nal que han tenido desde niños. En el plano laboral
y académico, señalan que suelen sentirse en riesgo
cuando tienen problemas en el trabajo, o fracaso en
los estudios.
“… No saber salir de mis estados angustiosos…”
(V, 74).
b. Qué perciben que los protege del suicidio.
Además de referirse a aquello que incrementa su
vulnerabilidad al suicidio, los pacientes entrevista-
dos dan cuenta de aquello que los gratifica, hace
sentir bien y aleja de este riesgo. Estos factores
protectores se refieren principalmente a situaciones
vinculares, recreativas y de alivio emocional. Para
ellos es importante no sentirse solos, estar con se-
res queridos, con la pareja, con los amigos y sentir-
se valorados. También los gratifica divertirse escu-
chando música, leyendo, navegando por internet o
jugando en el computador, hacer deporte, trabajar y
tomar alcohol. Algunos pacientes señalan que el re-
conocimiento laboral los gratifica y protege y otros
se sienten aliviados al desahogarse llorando y pen-
sar en algo grato en momentos difíciles. También re-
fieren como factor protector la ausencia de aquello
que los entristece o angustia.
“…No estar sola, no físicamente sino esa de
adentro; ser valorada, hacer cosas como coser y
bordar…” (XVII, 106).
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c. Qué esperaban conseguir con su intento de
suicidio. La mayoría de los pacientes estaba en
conocimiento del riesgo que corría cuando realizó
su intento suicida. Con respecto a la intención que
tenían, cinco de las personas con intentos suicidas
sintieron una combinación de querer morir y querer
demandar atención de sus seres queridos. Los otros
ocho pacientes que ingresaron por intento de sui-
cidio expresaron una clara y determinada intención
de morir.
“…Que me durmiera y… pero lo consideraba
como una apuesta 50 y 50, si corría el riesgo y ese
otro 50 me iban a prestar la atención si sobrevivía,
que no supiera más de nada, y un poco que él se
diera cuenta, mi marido, de lo que yo era capaz de
hacer…” (IV, 18).
d. Experiencia y cambios durante la hospitaliza-
ción
Durante la entrevista los pacientes manifestaron
su reacción emocional y lo que opinan acerca de ha-
ber pensado o intentado suicidarse, así como tam-
bién los cambios que perciben en sí mismos y en sus
seres queridos mientras están hospitalizados.
d.1. En cuanto a la reacción emocional y lo que
opinan acerca de haber pensado o intentado suici-
darse, se observa que la mayoría de ellos, mirando
en retrospectiva, se sienten avergonzados por ha-
ber intentado suicidarse y se arrepienten de haber-
lo hecho. Uno de los motivos principales de este
arrepentimiento se relaciona con las consecuencias
para sus seres queridos y por las reacciones de pre-
ocupación que observaron de parte de sus familia-
res y personas cercanas. Una paciente refiere sentir
frustración porque no le resultó el atentado contra
su vida, pero a la vez siente esperanza de que las
cosas puedan cambiar y piensa que si sobrevivió es
para algo. Los que pensaron en suicidarse y fueron
hospitalizados por ideación suicida, refieren que
ahora se dan cuenta que no era la solución y uno de
ellos indica que quiere salir para reparar las cosas
que hizo mal y que lo llevaron a pensar en el suici-
dio.
“…Me imagino lo angustiante que pudo ser para
mi hija encontrarme… cómo pude hacerle esto…”
(XVIII, 10).
d.2 En cuanto a los cambios que perciben en sí
mismos y en sus seres queridos, los entrevistados
perciben cambios favorables. Se sienten con me-
jor ánimo, con disposición a cambiar y a no volver
a intentar suicidarse. Relacionan sus propios cam-
bios con una mayor tranquilidad y alejamiento de
los problemas, lo que les permite mirarlos con otra
perspectiva. Refieren sentir una mayor comprensión
y aceptación por parte de sus seres queridos, lo que
los lleva a sentirse más apoyados y con esperanza.
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3 NOVIEMBRE 2016 DE CLÍNICA PSICOLÓGICA
252 susana morales, orietta echávarri, jorge barros, fabiola zuloaga y tracy taylor
Algunos entrevistados indican que sus familiares, si
bien los están apoyando, no han hablado con ellos
acerca de lo ocurrido. Otros, que se sienten más ali-
viados y tranquilos, temen que al volver a sus vidas
vuelvan a sentirse vulnerables.
“…Me siento mucho más firme y seguro de mí
mismo, de las personas que me rodean, como que
me han demostrado ya su lealtad, su cariño, su apo-
yo, entonces al menos en este minuto no descon-
fío… por otro lado, me siento frágil, frágil, en cual-
quier momento podría romperme…” (XV, 38).
e. Proyección hacia el futuro. Los pacientes refie-
ren diferentes motivos para vivir y expectativas para
el futuro.
e.1 En relación a los motivos para vivir, todos
destacan compartir con los seres queridos. Este
motivo sería la principal razón por la cual ellos no
volverían a pensar en el suicidio o no volverían a in-
tentarlo. En algunos casos, el hecho de haber sobre-
vivido a un grave intento de suicidio, conecta con un
nuevo sentido de estar vivo y con la esperanza de
tener una vida diferente.
e.2 Los entrevistados expresan expectativas de
cambios personales y ambientales. En lo personal
esperan cambiar de actitud, superarse a sí mismos,
esforzarse, ser más demostrativos, ser capaces de
pedir y aceptar ayuda, hablar de los problemas,
entender lo que les ocurre y poder vivir como vaya
saliendo. Por otro lado, quieren cambios como ca-
sarse, tener (o adoptar) hijos, salir de vacaciones,
estudiar, otro trabajo, solucionar problemas econó-
micos, tener buena salud y trabajar menos. Otros
pacientes señalaron deseos imposibles de realizar,
como felicidad constante, cambiar todo y controlar
la materia. Al respecto, es posible observar que si
los deseos y expectativas de cambio son realistas
constituyen factores protectores que motivan a vi-
vir. Por el contrario, si las expectativas son imposi-
bles, la frustración será inevitable y podrían promo-
ver a un mayor riesgo.
“...Ver qué me tiene preparada la vida, no creo
que sean puras desilusiones…” (XVI, 64).
II. Resultados relacionales acerca del proceso
desencadenante de la conducta suicida
Analizando cómo los pacientes describen los
momentos previos a la conducta suicida, se distin-
gue la presencia de ciertos afectos y significados
que son compartidos y otros que diferencian a los
tres grupos estudiados. A continuación se muestran
los diferentes procesos que desencadenan la con-
ducta según la perspectiva de los pacientes de este
estudio:
a)Pacientes con intento de suicidio con intención
ambivalente de morir
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Vol. XXV 3 NOVIEMBRE 2016 DE CLÍNICA PSICOLÓGICA
El relato de la historia de estos pacientes da
cuenta de una serie de dificultades interpersonales
recurrentes a lo largo de su vida. Refieren intentos o
autoagresiones previas, que según su propia com-
prensión, debilitaron su funcionamiento y los pusie-
ron en situación de vulnerabilidad. Reconocen en sí
mismos grandes dificultades para tolerar y regular
los distintos estados emocionales y se dan cuenta
de la marcada impulsividad que los caracteriza.
Las situaciones desencadenantes del intento
suicida se relacionan con un quiebre en la relación
de pareja, por ejemplo: enterarse de una infidelidad
después de una ruptura de pareja, que le pidieran
la separación, que el esposo no atendiera un llama-
do telefónico, no haber sido aceptada por la pareja
luego de ruptura o haber sido abandonada por el
esposo. En los relatos de los pacientes se observa
que a raíz de estas situaciones, afloraron afectos an-
gustiosos, que fueron sumamente dolorosos y que
les resultaron intolerables, desencadenándose una
sobre ingesta de fármacos. Estos intentos suicidas,
fueron en presencia de personas en la casa, o con
personas con quienes podías ponerse fácilmente
en contacto. En otros casos fueron seguidos de lla-
mados telefónicos, mensajes de texto y/o correos
electrónicos. Además, utilizaron métodos objeti-
vamente no letales. Estas circunstancias en torno
a la conducta suicida facilitaron que los pacientes
recibieran ayuda oportuna, fueran hospitalizados y
permanecieran con vida.
Considerando lo anterior, y según la mirada re-
trospectiva de los pacientes, se puede apreciar que,
en el caso de estos intentos suicidas, se presentan
dos propósitos en forma simultánea: Por un lado la
intención de morir y por otro, una demanda de cui-
dado. En otras palabras, ellos querían ser acogidos,
escuchados, comprendidos o marcar un punto de
quiebre que cambiara las cosas, y al mismo tiempo,
se arriesgaban a morir y así aliviarse del sufrimiento.
b) Pacientes con intento de suicidio con clara in-
tención de morir
La historia de estas personas es referida retros-
pectivamente con eventos que marcaron sus vidas y
a menudo refieren la existencia de intentos de suici-
dio en parientes. Relatan que su niñez habría estado
marcada por separaciones tempranas de personas
importantes, como la madre, el padre, y la muerte
de los abuelos. Ellos realizan además, una descrip-
ción de sí mismos caracterizada por un estilo soli-
tario, de sentirse diferentes, no pertenecientes a su
grupo y de aislamiento con respecto a los otros. Los
entrevistados destacan también haber tenido una
marcada timidez desde pequeños y una pronuncia-
da sensibilidad en su infancia. En ocasiones algunos
de ellos señalan intentos suicidas y depresiones
previas, que fueron solucionadas con tratamientos
 percepción del propio riesgo suicida: estudio cualitativo con pacientes hospitalizados por intento o ideación suicida
Figura 1. Análisis de relaciones entre conceptos
psiquiátricos y psicológicos, que dieron resultados
en esos momentos.
En cuanto a los eventos precipitantes que fueron
contribuyendo al momento de la crisis, se observan
dificultades en las relaciones interpersonales, en
los estudios y en el trabajo, junto con problemas de
salud en algunos de los pacientes. El evento desen-
cadenante, que es claramente reconocido y descrito
por las personas entrevistadas, se refiere a un quie-
bre vincular, o de naturaleza académica o laboral,
frente al cual se presenta un afecto de tipo depresi-
vo, que ocurre junto con una confirmación subjetiva
y categórica de un significado también de tipo de-
presivo acuñado a lo largo del tiempo. Este signifi-
cado, que se confirma de manera radical y absoluta,
es del tipo “no sirvo”,” no importo”, “no hay salida”,
“nada para adelante”, “no hay solución”. Esta con-
firmación subjetiva y categórica los lleva a tener la
certeza que ‘no queda más alternativa que morir’.
Luego de este proceso, realizan un intento sui-
cida que se caracteriza por una clara intención de
morir. Estos intentos son de mayor riesgo tanto sub-
jetivo como objetivo. Los métodos utilizados son en
su mayoría ingesta de fármacos, ingesta de alcohol,
intento de ahorcamiento y dispararse. Estos pacien-
tes sobrevivieron y fueron hospitalizados debido a
un rescate inesperado por parte de los familiares.
En síntesis, en el caso de los ocho intentos suicidas
con clara intención de morir se observa que, luego
de una confirmación subjetiva, drástica y categóri-
ca de un significado depresivo, acuñado a lo largo
de la vida, experimentaron que no les quedaba más
opción que la muerte, intentado suicidarse con la
expectativa de morir.
Vol. XXV
253
c) Pacientes con ideación suicida
Aquellos pacientes que tuvieron pensamientos
suicidas y fueron hospitalizados antes de cometer
un intento, presentan procesos similares a los dos
grupos anteriores previos al momento de crisis. Es
decir, algunos de ellos se vieron desbordados por
un afecto insoportable y otros confirmaron signifi-
cados depresivos, acuñados durante la historia de
su vida. La diferencia observada en sus relatos, y en
la ficha de ingreso, es que al momento de pensar
en morir, algún familiar o persona cercana detectó
el estado crítico y decidió hospitalizar al paciente.
Nos parece que si estos pacientes llegaron a ser
hospitalizados antes de cometer el intento suicida,
esto se relaciona con que hubo una persona cercana
que percibió las señales de riesgo y tomó medidas
oportunas para su protección. Probablemente estos
pacientes también fueron más claros en comunicar
lo que les estaba ocurriendo y el riesgo en que se
encontraban.
En la figura 1 se pueden observar las relaciones
entre conceptos en términos del proceso en el que
se desarrolla la ideación y el intento suicida.
Discusión
Efectivamente, entrevistar a los propios pacien-
tes acerca de su conducta suicida constituyó una va-
liosa fuente de información para enriquecer la com-
prensión de esta conducta. Ellos fueron capaces de
observar su situación y aportar su visión respecto
de aquello que los pone en riesgo y aquello que los
protege. También fue posible explorar con ellos las
circunstancias en torno a su conducta suicida actual
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254 susana morales, orietta echávarri, jorge barros, fabiola zuloaga y tracy taylor
y a su experiencia durante la hospitalización. Esta
entrevista se desarrolló a partir de los contenidos
planteados por los mismos pacientes y se consti-
tuyó en una intervención en sí misma ya que per-
mitió a los entrevistados reflexionar, en un espacio
protegido, y construir una comprensión del proceso
vivido. Ellos fueron clarificando lo que los fue vul-
nerando a través del tiempo y llevando a su estado
de crisis.
Los veinte pacientes entrevistados manifiestan
la visión de su riesgo suicida como un proceso que
se viene arrastrando hace tiempo, incluso algunos
mencionan haber tenido pensamientos suicidas
desde la niñez. Ellos identifican eventos que ocu-
rrieron durante su vida, que denominamos “pre-
disponentes”; otros eventos ocurridos en el último
año, que denominamos “precipitantes”, y un evento
“desencadenante” del intento o de la ideación sui-
cida actual. Estos acontecimientos tuvieron lugar en
cierto contexto personal que incluye características
del funcionamiento del paciente, de su familia y de
su entorno social.
A partir de estos relatos fue posible apreciar que
una particular configuración de situaciones, en la
historia y en el presente, fue lo que condujo a inten-
tar suicidarse o a pensar en hacerlo. Tal como seña-
la la literatura, los factores de riesgo se presentan
en una combinación de predisposición genética y
adquirida, tanto de factores individuales y ambien-
tales, que son activados por un evento desenca-
denante. Cada factor de riesgo aislado provee una
comprensión limitada de por qué emerge la conduc-
ta suicida, ya que los efectos de cada factor no son
independientes (Dour, Cha y Nock, 2011).
Dentro de los factores predisponentes que los
pacientes fueron señalando se destacan alteracio-
nes en el vínculo con alguno o ambos padres, como
separaciones tempranas, maltrato o abandono, pa-
dres con problemas psiquiátricos, con intentos de
suicidio y suicidio consumado. Los factores precipi-
tantes del último año que los pacientes identifica-
ron como situaciones que fueron acrecentando su
riesgo, se refieren principalmente a conflictos inter-
personales. Entre estos destacan el distanciamiento
de seres queridos, problemas de pareja, rupturas de
relación y discusiones con personas cercanas. Tam-
bién se observaron problemas académicos, como
fracasos en los estudios de la universidad y dificul-
tades laborales, como cambios laborales desfavora-
bles o despidos. En relación al desencadenante que
precipitó la conducta suicida actual, lo más frecuen-
temente observado es un quiebre en una relación
significativa, principalmente de pareja.
Como podemos analizar, tanto en los factores
predisponentes, precipitantes y desencadenantes,
lo más frecuentemente referido son dificultades
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importantes en los vínculos cercanos, en la infan-
cia con los padres y, en la adultez, principalmente
con la pareja. La relevancia de los vínculos cercanos
vuelve a aparecer cuando indagamos sobre sus fac-
tores de riesgo y protectores actuales. Claramente,
las alteraciones en los vínculos afectivos y en la co-
municación son considerados factores de riesgo.
Factores de otro tipo, como características de la per-
sonalidad, o dificultades laborales y académicas,
en nuestro estudio, aparecen en menos casos. Sin
embargo, sería necesario contrastar en futuros es-
tudios cómo se distribuyen proporcionalmente es-
tos distintos tipos de factores de riesgo en muestras
grandes.
Basándonos en nuestros entrevistados pode-
mos plantear la hipótesis de que en el proceso in-
mediatamente previo a un intento suicida siempre
será posible identificar un evento desencadenante,
y que éste, con mayor probabilidad, estará referido
a un quiebre en una relación significativa. En cuanto
al evento desencadenante (quiebre en una relación
significativa), el mismo produce una angustia intole-
rable y, en algunos casos además, un afecto intenso
de tipo depresivo.
En relación a lo anterior se observa una diferen-
cia en el proceso desencadenante de la conducta
suicida actual, entre aquellos casos de intentos sui-
cidas con intención ambivalente de morir y aquellos
casos con clara intención de morir. En el primer gru-
po, tras un quiebre vincular, se produjo un afecto
intolerable que desencadenó una ingesta farmaco-
lógica con la intención simultánea de demandar cui-
dado y de morir, aliviando así el sufrimiento. Por su
parte, los pacientes del grupo con clara intención de
morir, tras el evento desencadenante, experimenta-
ron una reacción emocional intolerable, a la que se
agrega una confirmación categórica de un significa-
do depresivo que se venía acuñando en el tiempo.
Este significado es del tipo “no sirvo”,” no importo”,
“no hay salida”, “nada para adelante”, “no hay so-
lución”. Frente a esta confirmación drástica (desde
su perspectiva y en retrospectiva) sienten que no
les queda más opción que morir y realizan el intento
suicida. Como podemos observar, en este grupo se
combina la presencia de un afecto con un significa-
do particular. Otros autores también se han referi-
do a la interacción entre emoción-cognición como
factor asociado al intento suicida. Específicamente
la interacción entre una mayor reactividad emocio-
nal y una menor habilidad para resolver problemas
interpersonales. También se ha propuesto que las
personas eligen suicidarse como una manera de
terminar con un afecto intolerable porque ellos no
podrían generar soluciones más adaptativas (Dour,
Cha y Nock, 2011). Al respecto, nuestros resultados
apuntan a que el proceso desencadenante de un in-
 percepción del propio riesgo suicida: estudio cualitativo con pacientes hospitalizados por intento o ideación suicida
tento suicida es diferente entre aquellos casos con
clara intención de morir y aquellos con intención
ambivalente de morir. Más específicamente, las
diferencias estarían a nivel de un significado sub-
jetivo particular, que se confirma a raíz del evento
desencadenante, que además tendría determinadas
características, ya que se trata de un significado de
contenido depresivo, que se experimenta de mane-
ra categórica o absoluta. Resultaría interesante ve-
rificar en qué medida estas características, y distin-
ción, en el proceso desencadenante de la conducta
suicida, se confirma en futuros estudios con mayor
cantidad y diversidad de casos.
El grupo sin intento de suicidio actual y que fue
hospitalizado por presentar ideación suicida de alto
riesgo, presentó un proceso desencadenante simi-
lar a los otros dos grupos, con la diferencia de que
en este grupo hubo alguien cercano (familiar o tra-
tante) que pesquisó el riesgo y tomó medidas opor-
tunas. Habitualmente se propone una gradiente de
gravedad desde la ideación hacia el intento de sui-
cidio de mayor severidad (Gómez, 2008). Nuestros
hallazgos permiten plantear la hipótesis de que el
grupo con ideación suicida no presenta menor ries-
go, sino más bien, consideramos que el hecho de
no haber intentado suicidarse se relaciona con la
intervención de un tercero. Complementariamente,
es posible pensar que estos pacientes fueron más
claros en comunicar lo que les estaba ocurriendo y
el riesgo en que se encontraban, todo lo cual es ne-
cesario contrastar en futuras investigaciones.
Además de la vulnerabilidad asociada a los dé-
ficits o alteraciones en los vínculos cercanos, los
entrevistados se refieren a características de su per-
sonalidad. En relación a su infancia destacan haber
sido niños con problemas interpersonales y haber-
se sentido diferentes y solitarios. Como caracterís-
ticas de riesgo actuales señalan, no saber manejar
las emociones, reaccionar impulsivamente frente a
situaciones dolorosas, sentirse incapaces de lidiar
con los problemas y no pedir ayuda. La impulsividad
y los sentimientos de soledad, aislamiento, incom-
petencia y desesperanza son factores de riesgo co-
nocidos y se ven confirmados en las experiencias de
los participantes de nuestro estudio, por lo que la
agudización de estos sentimientos puede conside-
rarse como una señal de alarma (Beck, Steer, Beck
y Newman, 1993; Espinosa, Blum y Romero, 2009;
García de Jalón y Peralta, 2002; OMS, 2011; Wojnar,
Ilgen, Czyz, Strobbe, Klimkiewicz y Andrzej, 2009.
Los factores de riesgo relacionados con la per-
sonalidad y las habilidades individuales han sido
el foco central planteado por las principales pro-
puestas de intervención psicoterapéutica (Lazarus y
Folkman, 1984). Esto se comprende porque efecti-
vamente confieren mayor riesgo y por la alta asocia-
Vol. XXV
255
ción entre riesgo suicida y trastorno de personalidad
(Clarkin, Yeomans y Kernberg 2006; Linehan, 1993a,
1993b. Sin embargo, los resultados de nuestro estu-
dio -no solo respecto a los factores de riesgo, sino
también considerando los factores protectores y la
experiencia en la hospitalización-, resaltan la impor-
tancia de intervenir a nivel de las relaciones inter-
personales más significativas.
Dentro de los factores protectores los entrevista-
dos destacan los vínculos de calidad, donde se sien-
tan acogidos, comprendidos, y donde puedan pedir
y recibir ayuda. Contar con la posibilidad de com-
partir con los seres queridos, hablar de los proble-
mas y comprender lo que les ocurre, los aleja de los
pensamientos suicidas. (Bearman y Moody, 2004;
Kissane y Mc Laren, 2006). En el relato de la expe-
riencia durante la hospitalización los pacientes re-
fieren lo importante que fue para ellos darse cuenta
del impacto de su conducta en sus seres queridos.
Esto los llevó, por un lado, a sentir arrepentimiento
y deseos de reparación, y por otro lado, a sentirse
comprendidos y apoyados por los familiares. Es así
como la intervención familiar parece fundamental y
no sólo por parte del paciente, sino también porque
la familia en su conjunto se encuentra en crisis. Con
la familia resulta importante favorecer y contener
la expresión de lo que significó el acto suicida para
cada uno de los miembros. Asimismo, el paciente
puede tener la oportunidad de percibir la importan-
cia que él tiene para los otros miembros de su fami-
lia. Estos cambios favorables y aspectos protecto-
res, se entrelazan con otros aspectos que emergen
como claves en la recuperación. Estos son: sentir
esperanza de que las cosas puedan cambiar, encon-
trar un nuevo sentido a la vida y descartar el suici-
dio como solución o salida de los problemas. Por lo
tanto las intervenciones psicoterapéuticas debieran
fomentar también cambios en esta dirección.
También los entrevistados dan cuenta de ac-
tividades que buscan para encontrar alivio y que
resultan riesgosas, como consumir alcohol u otras
sustancias y pasar excesivo tiempo jugando en el
computador. En la intervención es importante pres-
tar atención y monitorear estas y otras conductas de
riesgo, que pueden llevarlos a un mayor aislamien-
to, incomunicación y sentimientos de incompeten-
cia.
Durante la hospitalización, y especialmente en
el grupo con clara intención de morir, fue posible
observar el impacto de sobrevivir a un intento sui-
cida. Esta experiencia los impulsó a una reflexión
acerca del sentido de haber quedado vivos y fre-
cuentemente los conectó con una nueva esperanza
y posibilidad de tener una vida diferente. De hecho,
los pacientes reportan deseos y proyectos a futuro,
lo que constituye un factor protector -en la medida
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256 susana morales, orietta echávarri, jorge barros, fabiola zuloaga y tracy taylor
que sean realistas-. Esta experiencia podría ser una
hipótesis explicativa de lo que se ha denominado
“efecto catártico”, que consiste en una importante y
abrupta remisión de la suicidalidad después de ha-
ber realizado un intento de suicidio grave (Jallade,
Sarfati y Hardy-Bayle, 2005). En nuestra experiencia
este efecto es transitorio, por lo que este período
de crisis es altamente sensible al cambio y, en con-
secuencia, una oportunidad clave para el equipo
tratante de realizar intervenciones oportunas y efi-
caces.
Cabe mencionar que, en términos del diagnós-
tico del cuadro clínico, la muestra incluyó solo pa-
cientes con trastorno del ánimo, hospitalizados por
ideación o intento suicida, y entre 17 y 60 años. No
se incluyeron aquellos casos que rechazaron dar su
consentimiento para participar en el estudio, que
estaban molestos con el hecho de estar hospitaliza-
dos, o que no se encontraban con una suficiente es-
tabilización emocional como para ser entrevistados.
Por esto, y por tratarse de un estudio cualitativo, es
necesario investigar con muestras más grandes y
que abarquen un espectro más amplio de pacientes
para contrastar los resultados y evaluar cuán gene-
ralizable es lo relatado por nuestros entrevistados.
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La elaboración de este manuscrito contó con financiamiento otorgado por el Fondo Nacional de Desarrollo
Científico y Tecnológico FONDECYT N° 11121390. Este estudio recibió apoyo del Fondo de Innovación para la
Competitividad (FIC) del Ministerio de Economía, Fomento y Turismo, a través de la Iniciativa Científica Milenio.
Proyecto IS130005. Cuenta con el patrocinio del Departamento de Psiquiatría, Facultad de Medicina de la
Pontificia Universidad Católica de Chile

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